Recensión sobre la transmisión de la Revelación Divina (Capítulo II de la
Constitución Dogmática Dei Verbum) Habiendo Dios en su infinito amor revelado los misterios de su voluntad, dispuso en su benignidad que estos se transmita a todos los hombres de generación en generación para que así todos se salven, tanto judíos como no judíos, por esto mismo Cristo, en quien se completa esta revelación y con quien el Padre lleva a término el plan de salvación, mando a sus Apóstoles a anunciar a todos los confines de la tierra, la buena nueva del Reino de Dios, la buena noticia, el kerigma. De su misma boca Jesucristo, completo lo anunciado por los profetas a todo el pueblo de Israel y a las naciones que han de venir a él, siendo así él mismo la fuente de toda salvación y la ordenación de toda costumbre. De esta manera la palabra hecha vida es trasmitida fielmente por los Apóstoles quienes llevan adelante la evangelización legando de manera oral lo que habían visto, escuchado y vivido con su maestro y señor, quienes bajo el influjo del Espíritu Santo, portaron este tesoro y también lo escribieron. Más adelante para poder conservar el Evangelio, los Apóstoles dejaron a cargo a los Obispos, para que puedan ejercer su mismo magisterio, por tanto esta tradición es fuente, alimento y guía para la iglesia peregrina. La Sagrada Tradición, es por tanto la inspiración del mismo Dios por medio de su Santo Espíritu a los Apóstoles de la fe, quienes por medio de amonestaciones y orales y también escritas comunican al pueblo de Dios los mandatos y preceptos que deben seguir permaneciendo hasta la venida de Cristo y que son la verdad divina que debe llegar a todos los hombres por medio de la iglesia inspirada por el Espíritu Santo como fuente de sabiduría, que da a los cristianos el poder comprender, entender y transmitir la buena noticia. Por la tradición conoce la iglesia el canon, es decir las sagradas escrituras que han sido inspiradas y trasmitidas por el Espíritu Santo a los Apóstoles para que vayan y anuncien la salvación a todos, y también por medio de las enseñanzas de los santos padres, que testifican estas enseñanzas a la iglesia orante viva de esta transmisión. Esta tradición que la que hablamos en ningún momento es contradictoria o entra en conflicto con la Sagrada Escritura, al contrario están íntimamente unidas ya que tienen la misma fuente: Dios, quien por medio de su revelación y el envío que ha hecho Jesucristo a sus Apóstoles, llevan el anuncio de la salvación a todo y en todos los tiempos.