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Proceso de Desamortización y Cambios Agrarios
Proceso de Desamortización y Cambios Agrarios
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTO Y MECANISMO DEL PROCESO DESAMORTIZADOR
-Desamortización y desvinculación.
2.1. Concepto: paso de la propiedad institucional a la individual
2.2. Mecanismo: nacionalización y venta (subasta generalmente)
3. OBJETIVOS
3.1. Fiscales
3.2. Políticos
3.3. Económicos
3.4. Sociales
4. CRONOLOGÍA DE LA DESAMORTIZACIÓN
4.1. Godoy (1798-1808)
4.2. José I (1808-1813)
4.3. Cortes de Cádiz (1810)
4.4. Trienio liberal (1820-23)
4.5. Mendizábal (1836-1840)
4.6. Madoz (1855)
5. RESULTADOS
5.1. Sectores beneficiados
5.2. Sectores perjudicados
5.3. Resultados políticos
5.4. Económicos
5.5. Sociales
5.6. Culturales
6. CAMBIOS AGRARIOS
1.-INTRODUCCIÓN
Los procesos desamortizadores llevados a cabo por los gobiernos liberales del
siglo XIX tienen por objetivo nacionalizar las tierras en manos de una serie de
instituciones (iglesia, ayuntamientos, órdenes militares..) para, posteriormente, ser
puestas a la venta mediante pública subasta y abordar así el problema económico
provocado por la mala situación de la agricultura y por las distintas guerras que
ocurrieron durante el siglo XIX español.
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Todo el mundo piensa en el nombre de Mendizábal cuando se alude a la
desamortización. Pero el fenómeno es anterior y posterior a él. Las desamortizaciones
que se realizaron durante el reinado de Isabel II tienen un claro antecedente en
otras llevadas a cabo durante el reinado de Carlos III, Carlos IV y de José I
Bonaparte, motivadas por la necesidad de recaudar fondos en una época de luchas y
guerras continuas.
CONCEPTO
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- La nobleza, gracias a la institución del mayorazgo, había constituido
un patrimonio de bienes rústicos y urbanos sustraídos al libre
comercio; merced a aquella institución, no podían enajenar sus bienes
ni propiedades ni tampoco dividirlos, sino que debían ser transmitidas
íntegramente al primogénito.
- La Iglesia, por su parte, era propietaria de grandes extensiones de
tierra como consecuencia de las numerosas donaciones de que era
objeto desde hacía siglos. De esta forma la tierra quedaba
inmovilizada y convertida en tierra de “manos muertas”.
- Los municipios eran propietarios de tierras que tenían su origen en
concesiones reales durante la Reconquista. Solían consistir en bosques
o terrenos áridos cuya utilización adoptó dos formas: tierras de
“aprovechamiento común” por parte de la colectividad (pastos para el
ganado, obtención de leña y madera) y tierras de “propios” que eran
arrendadas a particulares que las cultivaban. Como resultado, la
cantidad de tierra a la que podían acceder como propietario, había ido
disminuyendo y encareciéndose.
MECANISMO
3- OBJETIVOS
Fiscales:
El objetivo principal de todas las medidas
desamortizadoras del siglo XIX va a ser recaudar fondos
para solucionar los problemas de la Hacienda Pública, bien
para hacer frente a los gastos ocasionados por la guerra
(Godoy y Mendizábal) o para hacer inversiones públicas
(Madoz y el ferrocarril).
Políticos:
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Se trataba de crear una masa de propietarios que ligara sus intereses al
liberalismo. Ello se va a conseguir muy parcialmente, pues la gran mayoría del
campesinado no contaba con los recursos económicos para afrontar las compras de
tierra, y además a cambio se enturbiarían las relaciones con la Iglesia católica.
Económicos:
Se pensaba que modernizando la
estructura de la propiedad se producirían
grandes transformaciones agrarias, con lo
que se facilitaría el desarrollo económico y la
revolución industrial. Este objetivo no se
consiguió porque la propiedad se concentró en
manos de la minoría con recursos para poder
adquirirla.
Sociales:
Se creía que un proceso desamortizador era la ocasión ideal para reformar la
estructura de la propiedad, fomentando la mediana propiedad. Pero de nuevo hemos
de repetir que la gran mayoría del campesinado fue incapaz de adquirir las tierras en
subasta, y que la propiedad siguió concentrándose, ahora en manos de la burguesía
agraria.
4- CRONOLOGÍA DE LA DESAMORTIZACIÓN
La desamortización no es un acto aislado, sino un proceso histórico que va a
abarcar gran parte del siglo XIX. Hay que constatar que las medidas legislativas
desamortizadoras coinciden con gobiernos progresistas, que se caracterizan por sus
reformas económicas (Cortes de Cádiz, Trienio Liberal, Mendizábal o Madoz).
Desde el reinado de Carlos III ya se planteaba la necesidad de llevar a cabo una
desamortización aunque solo desde un punto de vista teórico, cuando los ilustrados
criticaban la amortización de bines raíces y le achacaban el ser la principal causa del
atraso agrario. Los reformistas ilustrados del siglo XVIII, preocupados por obtener
el máximo rendimiento de la tierra y los recursos naturales, fuente para ellos de la
riqueza y fortaleza del Estado, habían insinuado la necesidad de cambiar el sistema
señorial de propiedad de la tierra.
Este proceso se llevó a cabo en varias fases, que vienen a coincidir, como ya
se ha indicado, con períodos de gobierno progresista: Las desamortizaciones que se
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realizaron durante el reinado de Isabel II tienen un claro antecedente en otras
llevadas a cabo durante el reinado de Carlos III, Carlos IV y de José I Bonaparte,
motivadas por la necesidad de recaudar fondos en una época de luchas y guerras
continuas.
* Trienio Liberal (1820-1823) no tuvo efectos por el retorno del absolutismo. Fue
tras la muerte de Fernando VII, cuando la Revolución Liberal
Burguesa se afianza, y es cuando se acometen las desamortizaciones
más importantes:
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Ante la mala situación de Hacienda, calificada por entonces de espantosa,
Mendizábal juzgó que había que recurrir a nuevas
fuentes de financiación y estas no eran otras que
los bienes del clero regular. De esta forma
quedaron en manos del Estado y se subastaron no
solamente tierras sino casas, monasterios y
conventos, con todos sus enseres. Al año
siguiente (1837) otra ley amplió la acción al sacar
a la venta los bienes del clero secular (los de las
catedrales e Iglesias en general).
Tres fueron los objetivos que Mendizábal pretendía alcanzar:
Objetivo financiero: buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado y obtener
recursos para costear la guerra contra los carlistas.
Objetivo político: atraer a simpatizantes a la causa liberal creando un sector de
propietarios adeptos a la causa porque los compradores ligarían su suerte a la victoria
del bando liberal en la guerra carlista. También recordar la defensa del carlismo por
un sector importante del clero regular.
Objetico social aunque dudosamente admisible, crear una clase media de campesinos
propietarios.
* Desamortización de Madoz (1855). Consistió en la venta forzosa, aunque con
indemnización, de la totalidad de los bienes pertenecientes a los municipios, Estado y
otras instituciones. Afectaba al clero secular y a los bienes municipales. La venta de
dichos bienes se destinaría a amortizar la deuda del Estado y a financiar obras
públicas. También conocida como “desamortización General” porque se trataba ahora
no ya solo de los bienes de la Iglesia, sino de todos los amortizados, es decir, de los
pertenecientes a municipios, así como los propios y baldíos de dichos municipios.
La venta de los bienes eclesiásticos suscitó una nueva ruptura de
relaciones con la Iglesia, que se habían visto retomadas con el
Concordato de 1851. La desamortización de los bienes municipales,
de donde provenían los recursos de los ayuntamientos y de los
campesinos más pobres, encontró una fuerte oposición no sólo de los
moderados, sino también de algunos diputados progresistas. Los
municipios se ven muy perjudicados,
ya que descienden los recursos
financieros locales. Esto provoca una disminución de los
servicios públicos y una quiebra de la organización rural
española.
Esta ley regirá durante toda la segunda mitad
del siglo XIX, suponiendo un total de 11.300 millones de
reales, en su mayoría obtenidos antes de 1875.
El destino de la recaudación eran la Hacienda y
la construcción del ferrocarril.
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Tampoco en esta ocasión aparece como una preocupación por parte de los progresistas
el acceso a la tierra de los desposeídos. Los bienes desamortizados pasarían a
propiedad de aquellos que más pudieran pagar.
Al igual que en la anterior, se utilizó el procedimiento de subasta pública para su venta
aunque se introdujeron algunas mejoras en cuanto a la forma de pago pues ahora esta
debía ser enterante en metálico y en un plazo de quince años con un descuento del 5%
sobre los plazos adelantados mientras que en la anterior, se admitían títulos de deuda
consolidada por todo su valor nominal
5- CONSECUENCIAS
La desamortización produjo una radical transformación de la regulación de la
propiedad.
Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz afectaron a un 20% del suelo
español, lo que da idea de su alcance. Para hacernos una idea cuantitativa, el valor de
los bienes desamortizados y vendidos desde 1836 fue aproximadamente de 3.000
millones de pesetas, cuando los presupuestos generales del Estado en 1860
ascendieron a sólo 600 millones de pesetas. A finales del siglo XIX estaba consolidada
la propiedad privada e individual en España.
SOCIALES: Los beneficiados fueron la nobleza,
que adquirió tierras y que consiguió transformar las
suyas de carácter institucional a individual, y la
burguesía comercial y agraria que adquirió gran parte de
las tierras en venta.
Los perjudicados fueron la Iglesia, que perdió su
principal base económica, los
ayuntamientos y los pequeños
campesinos, ya que con la
desaparición de los bienes de
propios y comunes, perdieron una
de las bases de su sustento.
Socialmente aumentó el
protagonismo de la burguesía y,
sobre todo, apareció una nueva clase social, los
jornaleros, que en zonas muy latifundistas, iban a ser una fuente de problemas
durante todo el siglo XIX y parte del XX.
6- CAMBIOS AGRARIOS
CONCLUSIÓN
En definitiva, la desamortización no cumplió las grandes esperanzas de
realizar una profunda reforma agraria, ni condujo a la industrialización. Pero la
desamortización fue inseparable de las dificultades de consolidación de un Estado
liberal amenazado por los partidarios del Antiguo Régimen y con unos ingresos fiscales
absolutamente insuficientes para hacer frente a los gastos.
Además, no se aprovechó la ocasión para crear una clase media agraria que
hubiera podido ser un factor de equilibrio en la nueva sociedad. Al no consolidarse
ésta, falló igualmente la posibilidad de que surgiera un sector ahorrativo, capaz de
estimular la demanda del mercado y de impulsar las inversiones en el propio campo y
en otros sectores económicos.
La desamortización se convirtió, pues, en una frustrada reforma agraria que
hizo más mísera la condición del campesino, creando una oligarquía agraria llamada a
ejercer por largo tiempo el poder político y económico en España.