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Facultad de Economía
Curso:
Desarrollo Económico 2
Presentado por:
Docente:
5 Año – Sección D
Arequipa – Perú
2021
El enfoque del desarrollo humano cuestiona el que exista una relación directa entre el
aumento del ingreso y la ampliación de las operaciones que se ofrecen a las personas. No
basta con analizar la cantidad, sino que lo más importante es tener en cuenta la calidad de ese
crecimiento. Por eso, no es que muestre desinterés por el crecimiento económico, sino que
enfatiza la necesidad de que ese crecimiento debe evaluarse en función de que consiga o no
que las personas humanas puedan realizarse cada vez mejor. Así, le preocupa que se
establezcan relaciones positivas entre el crecimiento económico y las opciones de las
personas.
El IDH nació en 1990 por la preocupación de cómo medir el desarrollo humano. El Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en un informe de 1990 declara que lo ideal sería incluir
muchas variables pero que el exceso de indicadores podría dar una imagen confusa y ser motivo de
desvío para los diseñadores de políticas públicas sugiriendo la medición del desarrollo humano
centrándose en tres elementos básicos de la vida humana.
El índice de desarrollo humano es un índice compuesto que toma en cuenta elementos básicos, dos de
los cuales aluden a la formación de capacidades (longevidad y nivel de conocimientos) y un tercero
(nivel de vida aceptable) que es una medida vinculada con el bienestar material y las capacidades de
consumo familiar. Para construir este Índice, se tiene en cuenta tres elementos: el nivel de salud,
representado por la esperanza de vida al nacer, el nivel de instrucción, representado por la tasa de
alfabetización de adultos y el promedio de año de escolarización y finalmente el ingreso, representado
por el PIB por habitantes, tras una doble transformación que tiene en cuenta la diferencia del poder
adquisitivo existente entre un país y otro. (PIB/PPA).
Para el primer elemento nivel de salud, se tomó en consideración el indicador de la esperanza de vida.
Se tomó esto en cuenta pues ya de por sí, la esperanza de vivir es muy importante y este dato lleva
consigo una estrecha relación con la salud y la nutrición, entre otros indicadores.
El tercer componente se refiere al manejo de los recursos para llevar un nivel de vida digno, según el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es quizás el más difícil de medir en
forma sencilla por que necesita datos sobre el acceso a la tierra, el crédito, el ingreso y otros recursos.
El ingreso se forma a partir de las cifras reales de PBI ajustadas al poder adquisitivo pues son las
cifras que proporcionan mejores aproximaciones del poder de compra y de lograr un mejor control
sobre los recursos necesarios para alcanzar un nivel de vida adecuado.
Se centra en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: la capacidad de tener una vida larga y
saludable, que se mide por la esperanza de vida al nacer; la capacidad de adquirir conocimientos, que
se mide por los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolaridad; y la capacidad de
lograr un nivel de vida digno, que se mide por el ingreso nacional bruto per cápita. Para medir el
desarrollo humano de un modo más completo, el Informe sobre Desarrollo Humano presenta, además,
otros cuatro índices compuestos. El IDH ajustado por la desigualdad descuenta el IDH en función de
la magnitud de la desigualdad. El Índice de Desarrollo de Género compara los valores del IDH para
mujeres y hombres. El Índice de Desigualdad de Género hace hincapié en el empoderamiento de las
mujeres. El Índice de Pobreza Multidimensional mide las dimensiones de la pobreza no referidas a los
ingresos.
El IDH es una medida no ponderada que clasifica a los países o regiones a través de una escala que
va de 0 a 1 y permite considerar tres niveles de Desarrollo Humano:
ALTO..............................+ de 0,800
BAJO.............................. - de 0,500
En el año 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo incorpora el cálculo del IDH
en sus informes anuales, era frecuente medir el desarrollo de un país o región de acuerdo a su
Producto Bruto Interno, el que relacionado con la cantidad de habitantes permitía obtener el PBI/per
cápita, sinónimo del ingreso de sus habitantes, sin embargo, el PNUD considera que este indicador
resulta, en muchos casos, una muy deficiente medición del grado de bienestar de los habitantes de un
país o región, dado que resume solo un aspecto del bienestar de la gente como lo es el ingreso.
El Índice de desarrollo humano nos da información sobre las metas y logros socioeconómicos, más de
lo que nos permitía obtener el ingreso por habitantes, sin embargo aun así no refleja todas las
dimensiones de las oportunidades del ser humano, al revisar las posibilidades de acceso a estos tres
criterios esenciales como son salud, educación e ingreso, este último criterio nos permite ver el acceso
a los mercados que tienen las sociedades , así tenemos una visión más amplia en cuanto a desarrollo
de la población.
Entre el 2007 y el 2020, los presupuestos de los Gobiernos regionales y municipales aumentaron 3.3
veces. Por otro lado, el déficit fiscal promedio en esta etapa fue de 1.3 % del PBI. El crecimiento
también estuvo acompañado de una inflación promedio de solo 2.3 %. Asimismo, entre el 2005 y el
2019, el modelo actual generó cerca de cuatro millones de puestos de trabajo, de los cuales 2.4
millones fueron formales. Otros resultados positivos fueron que las exportaciones tradicionales y no
tradicionales se multiplicaron por más de 12 veces, y que la variación del dólar entre el 2005 y el 2020
fue de solo 6 %.
Un hito importante a mencionar es que las Reservas Internacionales Netas a diciembre del 2020
sumaron más de 76 000 millones de dólares, cerca del 40 % del producto bruto interno (PBI) y 1.8
veces las exportaciones anuales, y que la deuda pública antes de la pandemia registró un sano 27 % (a
la fecha, con 35 % del PBI sigue siendo baja).
En cuanto a mejoras sociales podemos considerar algunas de ellas, muy importantes
Desde el 2015, las inversiones privadas en infraestructura pública han caído un 75 % con una
reducción del 95 % de inversiones adjudicadas. Por otro lado, el gasto en Obra Pública ha disminuido
más de 20 %.
La presión tributaria en el modelo actual aún es baja y solo aporta el 15 % del PBI. Además, la
participación de los empleos informales es demasiado alta: solo se redujo de 80 % a 71 % en 17 años.
Por último, la mayoría de las empresas en el país permanecen como micros y pequeñas (MIPYME),
con restricciones al crédito por la informalidad y no logran desarrollarse. Los 2.2 millones de
mipymes formales representan más del 99 % del total de negocios formales, danto trabajo al 60% de
la PEA y mayoritariamente enfocadas (88%) a Comercio y Servicios.
El país se ha visto gravemente afectado por la pandemia del COVID-19. Una cuarentena estricta y
prolongada llevó a un descenso del PBI de 11.1 % en el 2020. El empleo cayó en promedio un 20%
entre abril y diciembre. En este contexto, el gobierno desarrolló un programa global de compensación
económica y asistencia con el fin de proteger a la población vulnerable y apoyar a las empresas, el
mismo que incluye transferencias en efectivo, postergación del pago de impuestos y garantías
crediticias para el sector privado. Este programa habría movilizado recursos por un valor equivalente
al 20% del PIB. A pesar de este esfuerzo, la desaceleración de la actividad económica y el desempleo
habrían producido un incremento de alrededor de seis puntos porcentuales en la pobreza monetaria,
empujando a casi dos millones de personas a esta condición, llevando la tasa de pobreza a alrededor
de 27% en 2020.
El déficit público aumentará a 8,9 por ciento en 2020, desde el 1,6% del año previo. Los ingresos
cayeron drásticamente debido a la fuerte contracción de la actividad económica. Además, el
componente fiscal del paquete (gastos en salud, transferencias sociales, subsidios de nómina, entre
otros), estimado en 7 por ciento del PIB, elevó los gastos. Con ello, la deuda pública cerró el año en
35 por ciento del PIB, por encima del límite legal del 30 por ciento.
Por el lado de las cuentas externas, se registró una abrupta caída de los volúmenes de exportación e
importación. A pesar de ello, la cuenta corriente de la balanza de pagos mostró un signo positivo en
2020, debido a la mejora de los términos de intercambio, especialmente en la segunda mitad de año.
Considerando la profundidad de la recesión en el 2020, para el 2021 se espera un fuerte rebote, lo cual
presupone una ejecución más rápida de la inversión pública y mejores condiciones internacionales a
raíz de la implementación de una vacuna contra el COVID-19. En el plano doméstico, la prevalencia
de algunas restricciones, la aversión al riesgo y la incertidumbre ralentizarían la recuperación del
gasto privado. En este contexto, a pesar de un fuerte rebote, el PIB se mantendría por debajo del nivel
pre-pandemia.
En adelante, se espera que la economía se estabilice a tasas cercanas a las registradas en el período
anterior a la crisis. El desafío para la economía peruana radica en acelerar el crecimiento del PBI,
promover una prosperidad compartida y brindar a sus ciudadanos protección contra los remezones, ya
sea de índole generalizada o individual. Para ello, será necesario potenciar la efectividad del Estado en
la prestación de servicios públicos y en la calidad regulatoria, generar planes de protección, así como
proveer una mejor infraestructura de conectividad y formular políticas para reducir las rigideces en los
mercados de factores y productos.
En las dos últimas décadas, se ha incrementado el interés por explorar el papel que las
instituciones tienen en los procesos de desarrollo. Este esfuerzo se ha traducido en la
generación de un gran número de indicadores de calidad institucional, elaborados por
organismos multilaterales, agencias calificadoras de riesgos, instituciones académicas y
organizaciones no gubernamentales.
● En primer lugar, buena parte de los indicadores disponibles son subjetivos, es decir
están basados en valoraciones extraídas de encuestas realizadas a los agentes
económicos. No siempre está clara, sin embargo, la representación muestral, lo que
debilita la significatividad estadística de los indicadores.(Arndt y Oman, 2006).
● En segundo lugar, la selección de indicadores está cargada de implícitos valorativos
que no siempre se reconocen. Por ejemplo, con frecuencia se asocia la calidad
institucional con la flexibilidad y la libertad con la que operan los mercados.
● En tercer lugar, los indicadores institucionales no siempre distinguen lo que es una
institución de lo que es el resultado de esa institución.
● En cuarto lugar, en el caso de los indicadores compuestos, no siempre se fundamenta
adecuadamente el método que se utiliza para agregar los distintos
componentes.(Pande y Udry, 2006).
● Por último, no siempre es posible contar con datos de suficiente calidad como para
confiar en las mediciones, especialmente si se opera con una muestra internacional
amplia y para un periodo dilatado de tiempo. La calidad de la información de base
suele ser sumamente heterogénea entre países, lo que dificulta las comparaciones
internacionales.
Entre las muchas cosas que nuestras sociedades modernas demandan de sus gobernantes están las que
se resumen en la igualdad de oportunidades. No obstante, a poco que pensemos sobre ello, nos
daremos cuenta de que, en su sentido literal, la misma no es difícil si no imposible de alcanzar. El
conocimiento se encuentra inevitablemente disperso, lo mismo que los talentos, las capacidades y los
recursos. Somos diferentes y es muy probable que obtengamos resultados diferentes, pero eso no
quiere decir que no sea importante tener las oportunidades para mejorar nuestra situación, incluso
aunque no todos podamos tener las mismas.
Para el proceso de incrementar la habilidad de las instituciones tiene que hacer un uso efectivo de los
recursos financieros y humanos disponibles el desarrollo institucional es la creación o reforzamiento
de las capacidades organizacionales para generar asignar y usar los recursos humanos y financieros
para la obtención de objetivos privados o públicos de desarrollo.
Es considerado como un conjunto de procesos endógenos y autónomos por el cual las instituciones
evoluciona y muere la secuencia volitiva histórica se relaciona con el nacionalismo las políticas
públicas y el desarrollo institucional sin que se sustente en la dicotomía sociedad y estado.
El primer enfoque del desarrollo destaca la importancia de los aspectos humanos del
desarrollo. Este primer enfoque ‘humanista’ sostiene que uno de los aspectos fundamentales
del desarrollo era la satisfacción de las necesidades básicas de los individuos; es decir,
erradicar la pobreza, extender la educación y asegurar una nutrición y unos niveles sanitarios
adecuados.
El progreso social se define como la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades
humanas básicas de sus ciudadanos, establecer los pilares que permitan a los ciudadanos y las
comunidades mejorar y mantener la calidad de sus vidas y crear las condiciones para que
todas las personas alcancen su máximo potencial.
Para que esa relación sea positiva, es necesario que se configure como un “triángulo
virtuoso”, en el que el avance de cada uno de sus vértices repercuta en los demás e impulse un
proceso de perfeccionamiento y expansión continuo.
Por supuesto, ese interés en las instituciones y la calidad de las mismas no se reduce a sus
implicaciones económicas. Las instituciones son la clave para la convivencia, la cohesión y la
paz social, así como para el desarrollo de las personas y las sociedades. Sin un buen marco
institucional, se agravan los problemas de cualquier comunidad y se hace más difícil dar con
soluciones para los mismos.
Uno de los elementos institucionales con gran impacto sobre la actividad económica y
empresarial es la seguridad jurídica, entendiendo ésta como la existencia de leyes claras,
estables y transparentes, cuyo cumplimiento esté garantizado por el sistema judicial. Es más,
la seguridad jurídica es para muchos autores una de las instituciones más relevantes para el
progreso y la prosperidad (Dam, 2006).
5. CONCLUSIONES
a. No se debe colocar intereses personales o de un grupo social para afectar el interés
común. En pocas palabras, se debe ejecutar programas de desarrollo para satisfacer
necesidades de toda la sociedad.El impacto a favor de la sociedad tiene que ser mayor
al costo social del modelo de desarrollo a aplicar. Se debe volver participativa la
ejecución de los modelos de desarrollo. Ningún actor social debe quedar en el olvido
cuando se trabaja en desarrollo económico.
b. El desarrollo es un proceso integral que implica modificar un buen número de
variables que afectan no sólo la acumulación y asignación de recursos en la vida
económica, sino también las relaciones sociales y las características demográficas de
las poblaciones. No es posible distinguir entre variables causa y variables efecto, ya
que el desarrollo se presenta como un proceso de causación acumulativa en el que la
dinámica de unos indicadores retroalimenta a otros y estos, a su vez, favorecen el
cambio de los primeros.
c. Los indicadores de calidad a lo largo de diagnosticar el desempeño de la calidad
institucional han ido mejorando su efectividad pero depende mucho de ir a la mano
con un correcto desarrollo económico.