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UNIDAD No.

NTRODUCCIÓN A LOS PROBLEMAS PSICOSOCIALES


DOMINICANOS

Por el Dr. Tirso Mejía-Ricart G.

Santo Domingo, D.N.


17 de septiembre de 2020
LA CONDUCTA SOCIAL DE LOS DOMINICANOS

Resulta difícil, cuando no imposible, la tarea de tratar de caracterizar en la


actualidad la conducta social típica del pueblo dominicano, particularmente la
que tiene que ver con la conducta desviada y sus problemas sociales, por
motivos semejantes a los que han tenido los intentos en otras latitudes, sobre
todo si se tienen en cuenta los estereotipos y prejuicios existentes, así como la
gran diversidad social y cultural que es característica de pueblos pequeños y
comunidades insulares con altos niveles de emigración e inmigración como el
nuestro.

No cabe duda de que el componente cultural es el más importante de los


factores determinantes de la conducta social, y para ello tenemos que hurgar
en los elementos de nuestra accidentada y por veces tormentosa historia, para
percibir cómo los eventos políticos, económicos y sociales de nuestro pasado,
han dejado sus huellas en el cuerpo social de la nación y, probablemente, han
inducido ciertas peculiaridades de su conducta, teniendo en cuenta siempre la
necesidad de distinguir aquellos que son específicas de nuestro pueblo, de los
que responden más bien a manifestaciones culturales en todo el ámbito del
Mar Caribe, o bien del Caribe Hispánico Insular; pero también deslindando los
rasgos más bien regionales, de sectores sociales específicos o de núcleos
étnicos de implantación más o menos importante en el país.

En realidad, muchos de los rasgos de personalidad que se atribuyen a los


dominicanos, incluso por nosotros mismos, son compartidos con los pueblos
vecinos del mar Caribe, particularmente de Cuba, Puerto Rico, Venezuela,
Panamá, y en nuestro caso, Haití.

La larga lucha de más de tres siglos por su territorio y la violenta pública


ancestral, de origen tanto foráneo como propio, la inestabilidad de sus
instituciones y la pobreza generalizada, largos períodos de regímenes de
fuerza, de relativo aislamiento y cuando no de virtual anarquía, así como de la
mezcla y tolerancia étnica, social v cultural parecen haber influido en algunas
manifestaciones de la ''personalidad básica" de los caribeños y
particularmente de los dominicanos.

Entre los rasgos comunes que se le atribuyen a los dominicanos, podemos


señalar la extroversión y los deseos de compartir sus propias experiencias y
sentimientos, con frecuencias es “confianzudo” por su tendencia a invadir la
privacidad de sus interlocutores; esta siempre dispuesto a los juegos de azar
así como a celebraciones de todos los géneros, la influencia de la familia
extendida en la conducta social, los sentimientos de solidaridad e identidad –
mas local que nacional-, actitudes de aceptación y servicios a extraños,
vinculada quizás a sentimientos e inferioridad y dependencia; cierto fatalismo, o
“locus de control externo·, muchas veces vinculados al pesimismo; y al fácil
apego a creencias mágicas, de base o no religiosa, aunque sin mucho respeto
alas jerarquitas clericales.

Otros rasgos que se asocian a la personalidad básica de los dominicanos son


su apego a las expectativas del presente, con cierta indiferencias a las
vivencias el pasado y al futuro, su orientación “ dionisiaca” es decir, hada la
búsqueda del placer y la diversión, más que hada el autocontrol, la sabiduría
y a la propia libertad; la relación con los demás de tipo colateral hacia los
compañeros, por encima de las de tipo vertical hada las viejas y nuevas
generaciones, o la meramente individualista; una relativa tolerancia hacia la
corrupción pública, y la suspicacia hacia a todo lo nuevo o desconocido.

En el orden sociopolítico se manifiesta una aceptación del autoritarismo y el


caudillismo; la tendencia a evadir responsabilidades, al conformismo y el
desarrollo de una "cultura de la pobreza", que implica la adaptabilidad a
condiciones de vida con grandes precariedades materiales.

Dentro de esa cultura se rinde culto al machismo, que lo hace proclive a la


violencia física y moral del hombre y la aceptación de ésta por la mujer; aunque
se trata de rasgos que están cambiando rápidamente en la medida en que la
mujer se incorpora al mundo del trabajo y alcanza niveles superiores de
educación, , pues la mujer ocupa ya el 45% de la fuerza de trabajo y el 63% de
la matricula universitaria, lo que le confiere mayor libertad y un creciente papel
en las decisiones del hogar.

Este proceso no se produce sin traumas, los cuales se manifiestan en el


aumento dramático de las denuncias de agresiones intrafamiliares y los
asesinatos de mujeres, acompañadas casos del suicidios de sus agresores.
Pero al mismo tiempo, los dominicanos parecen tener en general mayor
capacidad de adaptación a nuevas circunstancias y de integración social que
otros pueblos del Continente.

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