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“Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es poder de Dios para la salud de todo el que cree,

del judío primero, pero también del griego, porque en él se revela la justicia de Dios, pasando de
una fe a otra fe, según está escrito: El justo vive de la fe.” (Romanos 1: 16-17.)
“Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma
barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo
tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a
remar juntos, todos necesitados de confortarnos
mutuamente. En esta barca, estamos todos. No
podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino
únicamente juntos porque nadie se salva solo”

Hemos meditado la primera carta a San Pedro En el ya nos exhorta La vida cristiana
moral En la coherencia de la fe a pesar de las pruebas y las tribulaciones Percusiones 
En su segunda carta crítica a los falsos maestros Pedro explica que Dios ha retrasado
su segunda venida para que más hombres Tengan la oportunidad de rechazar el mal y
alcancen la salvación 

Celebramos hoy con alegría la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Ellos son los
dos pilares sobre los cuales el Señor construyó su Iglesia y a quienes confió la fe. Su propia fe
había sido probada, cuando Pedro negó a Jesús y Pablo perseguía al Nazareno en la persona de
sus discípulos. Después, con su fe fortalecida, dedicaron toda su vida a difundir el evangelio.
Aprendamos de ellos cómo permitir a Jesús que tome posesión de nosotros y vivamos para él y
para su Iglesia, dispuestos a luchar por esa misma fe. Unidos a nuestros hermanos pescadores,
damos gracias hoy al Señor por darnos estos grandes apóstoles. Cantamos…

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