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SEMIOSIS Y ARQUITECTURA

Article · December 2018

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Miguel P. Hernandez Diaz


Universidad de Las Palmas - Universidad de La Laguna
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SEMIOSIS Y ARQUITECTURA
Miguel Pedro Hernández
Graduado en Lengua y Literatura por ULPGC
miguelphd@gmail.com
LP de GC a 27 de febrero de 2018

Resumen

La semiosis es el proceso dinámico de producción de signos, y debe entenderse como un pro-


ceso de sustitución de imágenes, que almacenamos en el cerebro, por signos.

El pensamiento y la verbalización de los pensamientos en los procesos de conocimiento y de


comprensión mutua, ¿son procesos separados, o nos enfrentamos aquí con un proceso único de
lenguaje-pensamiento? (A. SCHAFF, Lenguaje y conocimiento, Méjico, Grijalbo, 1967, pp. 178-9. Cit.
Deaño, Alfredo. Filosofía, lenguaje y comunicación.)

Para Schaff, la unión entre lenguaje y pensamiento es tan íntima que se deben concebir como
dos partes de un proceso único.

Palabras clave

Lenguaje, semiótica, semiosis, diálogoesfera, arquitectura.

Contenido

Lo interesante de este sistema complejo es que se retroalimenta: la información que genera el


proceso semiótico circula en la diálogoesfera, y en sentido inverso, sugeridas por dicha
información, nuevas imágenes son generadas por los sujetos, que se incorporan a su vez al
proceso semiótico, generando nuevos signos, en un proceso sin fin. 1 Esta idea no coincide
exactamente con la idea de semiosis ilimitada de Pierce, puesto que Pierce plantea un proceso
semiótico en el que un signo da nacimiento a un nuevo signo (considera Pierce las imágenes y
representaciones mentales como auténticos signos). Para nosotros, las imágenes mentales
carecen de capacidad signíca, dado su naturaleza biológica, estas aparecen de forma
involuntaria, caótica y múltiple, difusa, y no como un todo delimitado que podamos usar, como
una cosa física, que construimos (el ser humano construye) efectivamente para sustituir este
caótico universo de imágenes y representaciones mentales.

En cuanto al lenguaje verbal, el objeto de la lingüística incluiría la parte de la semiosis que


queda en íntima relación con el acto del habla. La parte de la semiosis en contacto con los
procesos cognitivos, como actos de naturaleza biológica, quedarían como objeto de estudio de
la psicolingüística y/o neurolingüística. El estudio interdisciplinario de las citadas ciencias
conformaría la disciplina incipiente que denominamos lingüística cognitiva.

1Esta idea no coincide con la idea de semiosis ilimitada de Pierce, puesto que Pierce plantea un proceso semiótico
en el que los signos dan nacimiento a nuevos signos, del modo que considera las imágenes y representaciones
mentales como auténticos signos. Para nosotros, las imágenes mentales carecen de capacidad signíca, dada su
naturaleza biológica, estas aparecen de forma involuntaria, caótica y múltiple, y no como un todo, como una cosa
física, cosa que construimos efectivamente para sustituir este caótico universo de imágenes y representaciones
mentales.

1
Una característica fundamental del lenguaje es su carácter diálógico. La existencia del diálogo
en el lenguaje implica necesariamente el carácter dinámico del sistema. Podemos definir la
actividad de hablar, en tanto realidad y totalidad concreta, como diálogo, actividad dialógica. El
diálogo se convierte así en el motor del lenguaje cobrando una importancia esencial.
Si bien la idea del dinamismo del lenguaje aparece en la obra de Humboldt y Coseriu, para
hablar del lenguaje como proceso dialógico, son de obligada referencia los textos de Batjín.
Para Batjín la lengua sólo existiría en la comunicación dialógica que se da entre los hablantes.
Aunque el planteamiento de Batjín se centraba en el lenguaje, él mismo apuntaba en sus
escritos la posibilidad de entender nociones como la de dialogismo de una forma más amplia y
no sólo aplicable a fenómenos lingüísticos.

En conclusión, recordemos que en un análisis amplio de relaciones dialógicas éstas son posibles
también entre otros fenómenos interpretables, si estos fenómenos se expresan mediante
alguna clase de material sígnico […]” (BAJTÍN [1963] 2003: 269).

La vida es dialógica por su naturaleza. Vivir significa participar en un diálogo: significa


interrogar, oír, responder, estar de acuerdo, etc. El hombre participa en este diálogo todo y con
toda su vida: con ojos, con labios, manos, alma, espíritu, con todo el cuerpo, con sus actos. El
hombre se entrega todo a la palabra, y esta palabra forma parte de la tela dialógica de la vida
humana, del simposio universal. Las imágenes cosificadas, objetuales, son profundamente
inadecuadas tanto para la vida como para la palabra. El modelo cosificado del mundo se está
sustituyendo por el modelo dialógico. Cada pensamiento y cada vida llegan a formar parte de
un diálogo inconcluso. También es impermisible la cosificación de la palabra: su naturaleza
también es dialógica (BAJTÍN [1979] 1999: 324).

Hacemos nuestra esta idea de Batjín del dialogismo extendido a otros lenguajes que se
expresan mediante alguna clase de material sígnico para descubrir la manera en que se
expresa este proceso dialógico en la arquitectura, como “lenguaje” o sistema semiótico.
Entre los sujetos de la actividad arquitectónica, ya sea entre el arquitecto y usuarios o entre los
propios usuarios cuando éstos se convierten en los diseñadores y constructores de las
viviendas (autoconstrucción) se establece un proceso dialógico que se expresa en el texto
arquitectónico resultante. Aún en el caso de usuarios que adquieren su vivienda con
posterioridad, esto es, sin haber participado en el proceso comunicativo del diseño y
construcción del edificio, el diálogo se establece en el modo que el usuario habita la vivienda,
tanto si este habitar resulta fluido y cómodo, como si resulta fallido (se empiezan a suceder por
ejemplo modificaciones imprevistas en el habitar por causa de una distribución que no resulta
funcional) pues en este caso estaríamos en lo que denominamos diálogo crítico o discusión.

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