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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia

Author(s): José Carlos Fernández Corte


Source: Materiali e discussioni per l'analisi dei testi classici , 1995, No. 34 (1995), pp. 69-
93
Published by: Fabrizio Serra Editore

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José Carlos Fernândez Corte

El doble nacimiento de Lalage y Lesbia

I.

M. G. Bonanno, en un brillante articulo1 acerca del nombre de


Lalage y situado en Horacio Ο das 1, 22 establece su origen a
partir del nombre comun λαλάγημα, presente en AP 6, 220, 15,
en un poema perteneciente a Dioscórides. La forma es un ha-
pax, cuyo significado, "ruido", en este contexto esta aplicado
metonimicamente con el significado de "tambor" para aludir al
productor del mismo, un tambor. Se trata de una metonimia del
producto por el productor.
Por otro lado es hecho reconocido desde siempre por los co-
mentaristas que la segunda mención del nombre de Lalage por
Horacio en en mismo poema en los w. 23-24:

dulce ridentem Lalagen amabo


dulce loquentem

se remonta a Catulo 51, poema a su vez considerado «traduc-


ción» de Safo, cuyas expresiones άδυ φωνείσας y γελαίσας
Ιμέροεν fueon adaptadas por Horacio con mas précision que el
ùnico dulce ridentem que aparece en Catulo.
El hecho de que el eco sâfico-catuliano de w. 23-24 haya sido
notado desde siempre por los comentaristas, sin que haya ocu-
rrido lo mismo con la alusión al texto de Dioscórides de v. 10,
nos induce a preguntarnos por las diferentes estructuras alusi-
vas individualizadas que subyacen a cada uno de los dos usos
poéticos del nombre propio. Pues, en nuestra opinion, el naci-
miento de Lalage no es ùnico, corno piensa Bonanno, sino do-
ble, lo que déjà secuelas interpretativas de las que ella no fue
pienamente consciente.
Pasemos a estudiar de cerca los dos contextos en que aparece
Lalage.

1 . M. G. Bonanno, La nascita di Lalage, in L'allusione necessaria, Roma 1990, pp.


233-239.

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namque me silva lupus in Sabina, 9


dum meam canto Lalagen et ultra
terminum curis vagor expeditis
fugit inermem,
quale portentum neque militaris 13
Daunias latis alit aesculetis,
nec Iubae tellus générât, leonum
arida nutrix.
pone me, pigris ubi nulla campis 17
arbor aestiva recreatur aura,
quod latus mundi nebulae malusque
Iuppiter urget,
pone sub curru nimium propinqui 21
solis in terra domibus negata:
dulce ridentem Lalagen amabo
dulce loquentem.

Empecemos por la estructura de la alusión sâfico-catuliana. Bo


nanno formula asi las cosas: «Lalage non è che un nome per
doppiamente 'parlante': sul piano non solo dei significati, gra-
zie alla sicura etimologia (cf. λαλαγέω), ma anche dei significan
ti, in virtù della chiara onomatopeia. La duplice e motivata fun
zione si esplica nel celebre finale Lalagen... dulce loquentem
dove il poeta chiude in bellezza, recuperando il saffico άδυ
φωνείσας, ed "attualizzando le potenzialità etimologiche de
Pantroponimo mediante il simbolismo fonetico delle liqu
de"»2. Se deberia distinguir bien entre lo que es el plano de la
lengua, de las lenguas griega y latina, y lo que es el plano del
texto, de los textos poéticos de Dioscórides, Horacio, Catulo y
Safo. En el plano de la lengua Lalage puede ser doblement
parlante porque se trata de un nombre derivado de λαλαγέω e
cuanto al significado y de una onomatopeya en cuanto al sign
ficante. En cambio en el plano del texto, donde funciona la al
sividad, Lalage procede en un caso de λαλάγημα, mecanismo d
derivación con apocope, motivado pero invisible, y en el otro s
le hace equivaler a dulce loquentem, explicito mecanismo d
figura etimologica, pero cuya capacidad alusiva a un texto
Safo y otro de Catulo depende no del conocimiento del griego

2. M. G. Bonanno, op. cit. p. 233-4. La ultima cita es de A. Traina, Orazio


C attillo, in Poeti latini (e neolatini). Note e saggi filologia, voi. I, Bologna 19862,
262.

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sino de la cultura literaria del lector. Si nos ponemos en el punto


de vista de Horacio y de su texto, en dulce ridentem esta alu-
diendo a Catulo y en dulce loquentem ha traducido a Safo sir-
viéndose del esquema sintâctico acunado anteriormente por
Catulo. Siguiendo la terminologia de Genette3, denominamos a
dulce ridentem a la vez helenismo y catulema: helenismo, por
usar un esquema sintâctico calcado del griego, y catulema por
ser una frase perteneciente a Catulo. Por su parte dulce loquen-
tem puede ser considerado catulismo (por ser una imitación ho-
raciana de una frase de Catulo, mas exactamente de un molde
sintâctico) a la vez que helenismo (pues traduce άδυ φωνείσας),
amen de una figura que Uamaré figura etimologica de traduc-
ción ο aloglótica para distinguirla de las figuras etimológicas
habituales, que son endoglóticas4. La figura etimologica alogló-
tica consiste en explicar en la lengua de llegada el significado de
un nombre propio procedente de otra lengua, que esta formado
a partir de un nombre comun de dicha lengua. Segun esto el
nombre propio griego sufre en la lengua de llegada una especie
de expansion etimologica que, corno siempre, funciona corno
motivación del mismo.
Colocados en el punto de vista del autor del texto, safismo,

3. G. Genette, Palimpsestes, Madrid 1989, pp. 90-100. El termino catulema no me


parece feliz, pero no he encontrado otro para designar la referencia de un texto a
idèntico segmento textual de otro autor. Se trata de una figura de repetición no
textual, sino intertextual, que quiere ser percibida corno tal y que lleva un nombre
relacionado con el autor del texto primitivo.
4. A. Traina, Allusività catulliana (Due note al c. 64), in Poeti latini (e neolatini),
cit., p. 137, llama hibridismo paretimológico a una interpretatio plautina corno
quod ego, See le drus, scelus ex te audio. Otro ejemplo, esta vez latino-cèltico, corre-
sponde a Boius est, Boiam tent. Deberiamos distinguir entre casos corno el de LaL·-
gen, dulce loquentem en que se explica el significado sin otro tipo de figura (por
mas que luego las liquidas dulce loquentem intenten remotivar la explicación a nivel
de significante, corno observa Traina) de los casos aportados por Traina en que el
significante es decisivo pues a partir de él se forja una etimologia ficticia de efectos
cómicos gracias a la paronomasia. Paronomasia y paraetimologia. Frente a estos la
figura etimològica propiamente dicha actua en el interior de una lengua (es endogló-
tica, designación que prefiero a intralingüistica, de la misma manera que aloglótica -
siguiendo las amables sugerencias de mis colegas helenistas V. Bécares y J. Méndez
- sera preferida a interlinguistica) y subraya la coincidencia de significado y signifi-
cante porque actuan mecanismos fono-morfológicos corno la derivación. No hay
hibridismo ni paraetimologia (porque el parentesco es real, de la langue, no del
discurso), sino verdadera paronomasia (que es cuando al parentesco de significantes
corresponde uno de significados en la langue).

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catulismo y catulema son figuras de imitación, lo que i


que solamente pueden ser percibidas corno taies en la m
que se conozca el discurso poètico previo a Horacio y
tuido por los textos de Catulo y Safo. En cambio, para
figura etimologica que hemos Uamado aloglótica sólo ha
disponer de los suficientes conocimientos del griego,
permiten relacionar Lalage con λαλαγέω y captar la gr
dulce loquentem. En otras palabras, el conocedor de s
catulismo y catulema se mueve en el plano del discu
automaticamente presupone un conocimiento del pla
lengua y, por tanto, de la figura etimologica aloglótica.
rre lo mismo en la situación inversa: se puede conocer
y no conocer esa aplicación concreta de la misma que es
curso poètico de Catulo y Safo.
Las figuras etimológicas aloglóticas pertenecen a la
Ademâs, cuando se da el caso de que se realicen a través
reutilización del discurso poètico, incorporando los c
de Safo y de Catulo, la figura no adquiere otras dimens
pero si otras funciones. No cambia de estatuto estructu
plano retòrico, pero si de estatuto funcional en el camp
vo. Ahora el lector tiene tras si el contexto entero const
por dos poemas, uno griego y otro latino, sus relacione
procas y la aportación que Horacio debe hacer a dicha r
releyéndola e inscribiéndola en su propio discurso.
Pasemos a la estrofa central del poema. Pasquali po
existencia de un epigrama helenistico con el nombre de
fuente comun a Horacio y Aristeneto5, Prescott6 senal
mejanza entre los varios poemas de la Antologia en que
cerdote Uamado Atis ponia en fuga a un león mediante
del tambor y la situación descrita por Horacio; Jossera
contró en los dos poemas "des singuliers rapprochem
consistentes fundamentalmente en que Atis, considerad
en el poema tiene mucho que ver con el integer et p
primer verso de Horacio hasta el punto de que la alusió
darse corno segura.
Sin embargo, Bonanno8 se asombra con razón de que

5. M. G. Bonanno, op. cit. p. 234.


6. M. G. Bonanno, op. cit. p. 235.
7. M. G. Bonanno, op. cit. p. 235.
8. M. G. Bonanno, op. cit. p. 236.

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luntaria sugerencia de Prescott de no caer en "misdirected inge-


nuity by noting λαλάγημα of AP VI 220, 15 in connection with
the name of Horace's heroine" no haya encontrado seguidores
ni en Josserand ni incluso en Nisbet-Hubbard. En consecuen-
cia, y sin ninguna duda, ella postula que el hapax alejandrino
λαλάγημα, situado al final del hexâmetro de AP 6, 220, 15,

λαλάγημα
τούτο το Οηρί φυγής αίτιον αντίθεμαι

y utilizado metonimicamente por el poeta en lugar del regulär


τύμπανον ha inspirado al poeta, ya impregnado de précédentes
sugerencias para nombrar a la protagonista de su poema9.
Deberiamos hacer algunas precisiones adicionales. Si obser-
vamos de cerca el epigrama de Dioscórides (el nùmero 16 de los
atribuidos a este poeta en la edición de D. L. Page, Epigramma-
ta Graeca, Oxford 1975) notaremos enseguida que en él se esta-
blece una antitesis entre el terror del hombre ante la fiera y el de
la fiera ante el hombre que causa el ruido del tambor. La antite-
sis se manifiesta sobre todo por la presencia ο ausencia de ruido,
que se conviene asi en el vehiculo que la realza. El terror del
gaio es innombrable (ούδ' ονομαστον) y lo deja sin voz
(άναυδος), mientras que el τύμπανον emite por dos veces un
sonido βαρύ, el ruido es Uamado ψόφον, y el gaio, antes tan
silencioso, cuando la fiera huye έκ δ' έβόησεν, produce un cla-
mor. Esta ausencia/presencia del ruido marca la inversion de las
alternativas en el poema: el vencedor està acompanado del rui-
do, es el que profiere ο emite el ruido. En este contexto es don-
de aparece el termino λαλάγημα.
Corno muy bien ha senalado Bonanno λαλάγημα es hapax
derivado de λαλαγέω y propiamente significa voz, es la voz del
tambor. Por lo tanto lo que le ofrenda el gaio a la diosa es el
tambor, no su voz, donde debemos leer una metonimia del
efecto por la causa ο el producto por el productor. De haber
traducido literalmente, Horacio hubiera empleado el termino
vox: cf., en un contexto similar al de Dioscórides, Catulo 63, 21
ubi cymbalum sonat vox, ubi tympana reboant = "donde se oye
el sonido de los platillos , donde resuenan los tambores". Qui-
zâs la imagen que se produce en el termino griego en el plano

9. M. G. Bonanno, op. cit. p. 237.

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del sentido, asi corno el raro derivado (que λαλάγημα


para nosotros no significa que lo fuera para Horacio,
termino bastante novedoso) estimularon la creatividad
nusino que continuò la operación de sustituir el produ
el producto y no buscò en latin un termino equivalen
do' ο 'ruido', corno seria vox, en el plano del significa
que encontre eufònico el sustituto griego del ruido y
cribió en latin en su parte significante. Con esta senc
ción el sonido que era metonimia de 'tambor', a cos
ligera operación fonètica de apocope, se transform
muy distinto. El ruido se limita y conserva en el sign
pero en el significado se produce un cambio de clase m
ca, el paso del comun al propio y del inanimado al ani
verbo se ha hecho carne (si se nos permite esta licencia
semejanza fònica se afirma la diferencia del ruido conv
nombre de mujer. Lalage conserva la memoria alus
permite recapturar su etimologia poètica, el contexto
procede, y es a la vez una cosa completamente distint
cosas: la alusión es aqui metaforica, porque Lalage es a
de lo que estaba contenido en el ètimo del nombre,
ruido, sino el ruido del nombre de la amada, que dich
alta produce los mismos efectos que el ruido en vir
dulce sonido. Ahora el milagro no lo ha hecho el re
tambor sino el nombre de la amada del poeta.
Corno recapitulación teòrica de los dos diferentes fe
alusivos acontecidos en los dos pasajes donde apar
deberiamos recordar una conocida formulación de G. B
acerca de los mecanismos respectivos de la comparació
metafora, y de las diferencias entre metafora y alusi
determinados tipos de relación intertextual en los que
miento de su existencia es indiferente para el estableci
una figura en la lengua de llegada. Por ejemplo nuestr
etimologica aloglótica, a pesar del hecho de que el s
sus términos ha conseguilo aludir y traer a colación e
del discurso poètico de que procede, no por elio cam
estructura retorica.
Por el contrario, cuando la alusión reviste la estructura de la
metafora y no de la comparación y se establece entre un texto
presente, Lalage, y otro ausente, λαλάγημα, no basta el conoci-

10. G. B. Conte, The Rhetoric of Imitation , Ithaca and London 1986, pp. 56 ss.

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miento de la lengua griega, (que ligaba la Lalage de Horacio a


λαλαγέω), sino que ademâs hace falta incorporar el intertexto
poètico de Dioscórides, los concretos versos 15 y 16 citados por
Bonanno, para apreciar el carâcter metaforico del texto de Ho-
racio. Sólo podremos captar la desviación metaforica que supo-
ne Lalage frente a su ètimo λαλάγημα si antes somos conscientes
de su carâcter alusivo11. Pero para elio no basta con conocer la
fuente: Prescott y Josserand vieron ambos términos, y sin em-
bargo no supieron establecer entre ellos una relación de figura,
ni, por tanto, captar el carâcter alusivo de Lalage al pasaje de
λαλάγημα. En consecuencia, creo que resultan claras las diferen-
cias de estructura alusiva entre las estrofas central y final de
Horacio. Mientras que la existencia de figura conviene en con-
dición necesaria (aunque no suficiente) el conocimiento previo
del texto de Dioscórides, por lo que la figura necesita de la
alusión para producirse, respecto a los versos finales del poema
no podemos decir lo mismo. Alii la figura, que Uamamos alo-
glótica, se produce entre un nombre del texto y su expansion
etimologica, de manera que cualquier lector de Horacio cono-
cedor del griego la captarla. Ademâs de esto, el sintagma que
expande la etimologia de Lalage, dulce loquentemy resulta haber
sido usado ya por un poeta latino que seguia a una poétisa grie-
ga. Esta segunda parte de la cuestión, el hecho de que un sintag-
ma horaciano suponga una reutilización de construcciones en
boga en la lengua poètica latina, en rigor no esta contenida en la
figura etimologica aloglótica. Por lo tanto aqui la figura, asimi-
lable en un cierto sentido a la comparación, es independiente
del carâcter alusivo de uno de los términos que la realiza, dulce
loquentem. Estariamos, volviendo a Conte, ante dos clases de
alusión, la refractiva y la integrativa12. Mientras que la figura
retorica que corresponde a la integrativa es la metàfora, la co-
rrespondiente a la refractiva es el simil. En efecto, mientras en
los casos del simil, la alusión refractiva y nuestra figura etimolò-
gica aloglótica + safismo y catulismo los dos términos se yuxta-

11. G. B. Conte, op. cit. p. 56, sobre la diferencia de mecanismos entre la metafora
y la alusión. Ambas tienen un uerbum proprium y un sustituto, pero la metafora
exhibe el sustituto y oculta el uerbum propnum, mientras que la alusión opera
desde el propio y deja oculto el sustituto. «In thè first case, thè sensé émerges from
thè transformations of a déviation into an identification; in thè second, that identifi-
cation must be preceded by thè "création" of thè dérivation, by its discovery».
12. Conte, op. cit. pp. 66-69.

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ponen cada uno con su sentido propio, en el caso de la a


integrativa, de carâcter metaforico, (Lalage que
λαλάγημα) un termino se enriquece gracias al otro, al
oculto.
Sin embargo una cosa es el mayor voltaje poètico de
sión integrativa con respecto a la ref ractiva y otra es su gr
perceptibilidad, cuestión a la que va ligada, me parece,
funcionalidad. Dicho en términos un tanto rudos, <de q
sirve la belleza de la metafora de Lalage frente a su
λαλάγημα si sus posibilidades de ser notada por los lect
tân en razón inversa a su dificultad? Vamos a echar una breve
ojeada a lo largo de la poesia latina para considerar otros fenó-
menos similares a los que observamos en λαλάγημα/ Lalage,
esto es, la relación etimologica entre términos de dos lenguas
distintas (que Uamamos aloglótica), casi coïncidentes en el pia-
no del significante (de ahi la paronomasia), coincidencia que
provoca una cierta relación metaforica entre ambos (pues el sig-
nificado del segundo se enriquece con el del primero). Parono-
masia aloglótica de carâcter metaforico, uno de cuyos términos,
no lo olvidemos, es un nombre propio de mujer. La finalidad de
nuestro anâlisis réside en inscribir el caso de Lalage en una red
de casos parecidos dentro de la lirica latina (catuliàna y horacia-
na) que nos permita conocer mejor no tanto su estructura alusi-
va corno sus capacidades perceptivas. Sólo asi podremos cali-
brar la contribución que esta primera motivación de Lalage en
λαλάγημα puede hacer a la interpretación del poema. Pues Bo-
nanno, su descubridora moderna, se limita a corroborar desde
ella la interpretación de Traina, sin concederle, en este plano,
una importancia decisiva.
Catulo, en su poema 2, Passer deliciae meaepuellae, se refiere
a uno de Meleagro (A.P. 7, 195 = EG (Page), Meleager XII) que
comienza Άκρίς, έμών άπάτημα πόθων13. ^Cuâles son las mar-
cas de la imitación, corno la refleja objetivamente en su poema?
A nivel tècnico, ambos comienzan en vocativo, con el nombre
del dedicatario, circunstancia nada probatoria, que comparten

13. Cf. O. Hezel, Catull und das griechische Epigrammy Stuttgart 1932, p. 3; M.
Citroni, Funzione comunicativa occasionale e modalità di atteggiamenti espressivi
nella poesia di Catullo, «Stud. Itti. Filol. Class.» 50-51, 1978-79, p. 94-95; J. D.
Bishop, Catullus 2 and its hellenistic antécédents, «Class. Philol.» 61, 1966, pp.
158-67 acerca de los antécédentes helenisticos del poema.

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muchisimos otros poemas latinos y griegos, pero que se concre-


ta progresivamente si anadimos que ambos dedicatarios son
animales pequenos (un saltamontes y un gorrión), que los dos
consuelan la pasión ο el ardor del enamorado έμών άπάτημα
πόθων = solaciolum mei doloris> y que, finalmente, tras estas
similitudes temâticas globales y microtextuales, un sello viene a
marcar la identidad indiscutible del contexto imi t ado: el nom-
bre del saltamontes es en griego άκρίς que proporciona en latin
una idèntica secuencia fonica, aunque diferente significado: et
acris solet inaiare morsus. Mejor dicho, aunque acris no signifi-
que lo mismo que su homófono griego, si pretende ser su equi-
valente a nivel alusivo, esa nueva dimension poètica que esta-
mos explorando.
Corno conclusion valedera para Horacio, podriamos decir
que a la poesia latina no le era desconocido el procedimiento de
sustituir contenidos de epigramas griegos por otros tematica-
mente emparentados, contenidos tanto macro- corno microtex-
tuales, cifrando esta operación poètica en la conservación de la
misma secuencia fonica - la misma sustancia del significante en
ambos idiomas - con una sustancia del significado diferente. El
juego alusivo permite enriquecer el contenido nuevo, mostrân-
donos el virtuosismo del poeta, que, tras las nuevas forma y
contenido, permite que se transparenten un elemento idèntico ο
casi, el formai, y otro notablemente diverso. En Catulo la se-
mejanza de significantes se hace patente a través de la diferencia
de significados que denen los términos, cada uno en su lengua,
pero la operación también puede ocurrir en el interior de una
misma lengua aprovechando términos homófonos14. En todo
caso la posibilidad de identidad fonica entre términos de len-
guas diversas y pertenecientes a clases morfológicas diversas es
lo que asemeja el procedimiento alusivo de Catulo al de Ho-
racio.
Daremos un paso mas addante cuando observemos en Hora-
cio un magnifico ejemplo de las posibilidades poéticas que po-
sée el nombre propio griego. Acontece en la célèbre oda a Py-
rrha, I 5. Commager ha puesto de manifiesto còrno en este
poema la imagen del mar tormentoso se equipara a la mujer en

14. Cf. A. Traina, Allusività catulliana cit., pp. 137-138, n. 4, a propòsito de


BoiuSy aunque la lengua de partida sea el cèltico.
15. S. Commager, The Odes of Horace, New Haven & London, 1962, p. 66.

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Semónides y corno el amor es tradicionalmente cali


γλυκύπικρος, agridulce. Sobre este esqueleto de imager
cionales se apoya la oposición de imageries de claridad
dad, que se desarrolla al apurar el significado del n
Pyrrha. Pyrrha, cuyo nombre sugiere una muchacha
rojizo16, equivale primero aflavam...comam> mas tard
brillo resplandeciente, nites, para, en otro lugar, ser
corno auream, *dorada\ A Commager le interesa dem
lo consigue - que la imagen no es en Horacio mero ado
mètodo de pensamiento y soporte del desarrollo de to
ma. Por eso ve corno se disponen en poderoso con
colores la imagen del mar agitado por la brisa cambian
bierto de negros nubarrones y esta del oro y del r
brillante en el que ha desembocado el desarrollo del se
Pyrrha. Y senala que Horacio subraya la oposición d
mente cuando en idèntica posición del verso aparecen
y aurae (11). Nosotros diriamos que la paronomasia,
midad ο casi identidad de dos términos en lo que r
significante, que sin embargo difieren en el significa
en ese mensaje singular que es cada poema que Horacio
do aproximar en el plano poètico, dandole una cierta j
ción ο motivación, lo que en el plano de la lengua es u
coincidencia fonica entre aura y aurea.
iQué obtenemos de este trabajo en la oda a Pirra par
argumentación de 1, 22? Que la relación entre aura
semejante a las rfcns/άκρίς, en cuanto que la mera pr
de dos significantes facilita que se busqué entre ellos
ción imaginativa en el plano del discurso poètico qu
puesto la linguistica desmiente. Se trata de apurar al m
semejanzas de sonido para procurar buscarles, solamen
àmbito restringido del discurso poètico, pero no e
lengua en generai, semejanzas de sentido. Adernas, los
de Lalage y de Pyrrha utilizan la etimologia de un nom
pio a partir de un nombre comun griego, por mas qu

16. R. G. M. Nisbet-M. Hubbard, Λ Commentary on Horace Odes, B


ford 1990 (=1970), p. 75 comenta a propòsito deflavam: «Here thè wo
to suggest Pyrrha's own name. According to Hyginus, Achilles at Scyr
Pyrrha 'quoniam capillis flavis fuit et Graece ruf um πυρρόν dicitur'
Véase también el anâlisis que hace G. Pétrone, Nomen/ omen: poetica e
nomi (Phuto, Seneca, Petronio), «MD» 20, 1989, p. 62, del tratamiento
en Seneca, donde el termino aparece relacionado con fervor.

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rencias también se ofrezcan a la vista : en la oda a Pirra el juego


entero de las imâgenes y también su final repercusión en la pro-
ximidad de los significantes (aura/aurae) se desarrolla en el pia-
no textual de manera explicita y sostenida; en Horacio 1, 22
necesitamos de la intertextualidad, del conocimiento del texto
griego anterior, para exprimir las capacidades alusivas conteni-
das en LaUge. Elio nos descubre otra diferencia aun mas pro-
funda: el nombre propio griego Pyrrha expérimenta una expli-
cación etimologica (aurea) en el plano del significado, corno
dulce loquenterrty para, por su mediación, llegar a la paronoma-
sia con aura, en tanto que la relación entre el comun (λαλάγημα)
y el propio (Lalage) no utiliza mediadores en la lengua de Uega-
da, supone un proceso metaforico aun mas fuerte que el de Py-
rrha laurea al darse en el piano textual y no en el de la lengua y
conserva el parecido entre significantes.
Si razonamos en términos de Retòrica, un código para la pro-
ducción y critica de textos vigente en la època de Horacio, en-
contramos que las très parejas de términos que hemos aproxi-
mado, rfcns/άκρίς, Lalage/ λαλάγημα y aura laurea, pueden ser
descritos corno paronomasias, dos de las cuales son intertextua-
les y se realizan aloglóticamente, mientras que la tercera es tex-
tual y endoglótica. Ademâs, esta ùltima tiene en su base una
figura etimologica aloglótica porque aurea es la traducción al
latin de Pyrrha, basada en la etimologia que la aproxima a
πυρρός17. Después de este gran rodeo parecemos encontrarnos
en el mismo sitio, en la distinción de Conte entre alusiones inte-
grativas y refractivas. Sin embargo antes utilizâbamos esta dis-
tinción teorica para caracterizar las diferencias entre Lalage I

1 7. Quizâs hiciera falta, para completar este panorama de paronomasias, un nuevo


ejemplo horaciano que mostrara còrno el poeta realiza también paronomasias inter-
textuales endoglóticas, esto es, casos donde un texto horaciano aludiera a otro lati-
no en una relación de paronomasia. Podemos aportar très casos. El primero perte-
nece a Catulo 9, 9 collum /...os oculosque suaviabor freme a oscula, Odas 1, 36. El
segundo confronta Catulo 4: Rhodumque nobilem I Propontida trucemve Ponti-
cum sinumi ubi iste posi phaselus anteafuit I cornata stiva..., que es un claro antece-
dente de Odas 1,14: quamvis Pontica pinus I silvae filia nobilis, donde Pontica pinus
recoge la locución de Catulo casi exactamente y ademâs abrevia su idea: es h pinus
del Ponticus sinus. El tercero compara los contextos de Cat. 11, temptare simul
parati y Horacio Odas 1, 35, amia /ferre iugum pariter dolosi. El procedimiento
consiste en fundir el simul parati de Catulo en el horaciano pariter que combina el
significado de simul y el significante de parati.

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80 José Carlos Fernandez Corte

λαλάγημα por un lado y Lalage, dulce loquentem p


mientras que ahora la alusión integrativa (que - no lo o
- se enriquecia en el plano del significado gracias a la se
de significantes) ha sido aproximada a otras paronomas
cianas - estas textuales - en las que se daba pareja integ
de significado y significante, y a otro fenomeno alusiv
tulo (άκρίς / acris) en el que la paronomasia alusiva sólo
en el plano del significante. Podriamos pensar que esta
ronomasia no integrativa18, no metaforica, al no encerr
misma un gran trabajo poètico, quizâs esté en función
cosa.

Observémosla de cerca. Viene corno remate de varias c


dencias, en distintos pianos (tematico global, epigrama
malitos relacionados con el amor, de estructura com
nal, comienzo en vocativo; tematico microtextual, trad
casi literal de un verso) de los poemas de Catulo y M
actuando corno una especie de rubrica que contribuye
inequivocamente dichas coincidencias mediante un vist
cedimiento. Diriamos que actua corno refuerzo de las r
intertextuales en los distintos pianos estructurales sum
identidad de significante a una casi identidad de sig
corno los de έμών απάτη μα πόθων = soUciolum mei d
ro no es una identidad cualquiera: la paronomasia catu
realidad remite a un incipit de otro poema, que es alg
lente a citar su titulo.
Ocurre en resumen, corno en el caso de Horacio 1
relación con Catulo 1119, que determinadas figuras alu
rno esta paronomasia, aunque en si mismas no cont

1 8. Asi corno las très citadas en nota anterior, que acentuan el parecido
del significante, pero menos (o casi nada) en el del significado.
19. Asi, si repasamos el pasaje entero de Odas 1, 35: at volgus infidum
retro I penura cedit, diffugiunt cadis I cumfaece siccatis amici /ferre iu
dolosi. I serves iturum Caesarem in ultimos I orbis Britannos et iuvenum
examen Eois timendum I partibus Oceanoque rubro nos encontrarem
criticos y editores (Borzsak, Teubner 1984 ad loc.) han reconocido un
una deuda con el poema de Catulo en la estrofa siguiente a aquella en
paronomasia intertextual. Para nosotros esta estrofa desempena una fu
tatoria al indicar, con su impregnación textual de catulismos, el hecho
ción, mientras que la parte importante de esta ha transcurrido en la estr
Sólo cuando hemos leido una estrofa que recuerda sin dudarlo a Cat
damos cuenta de que los amigos panter dolosi de la anterior son Furi

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 81

gran valor poètico, sin embargo funcionalmente son de gran


importancia porque, rodeadas de otros rasgos alusivos, contri-
buyen a realizar una saturación textual de un texto por su hipo-
texto, con las consecuencias que de esta aproximación inespera-
da se derivan. Si queremos decirlo de otra manera, estas paro-
nomasias contribuyen, junto a otros rasgos de imitación, a au-
mentar la perceptibilidad de la función mimètica del poema.
Por elio cabe que nos planteemos si en el caso de λαλάγημα /
Lalage, una paronomasia integrativa y metafòrica, pero dificil-
mente perceptible precisamente por la intensidad del trabajo
poètico que en ella se cumple, no podriamos buscar una cone-
xión con otros rasgos miméticos que tuviera corno objetivo ha-
cer visible, y, por tanto funcional, la conexión con el texto de
Dioscórides. Pues no olvidemos una pregunta fundamental:
jHasta qué punto un lector de Horacio capto la alusión a Dios-
córides en la misma medida que la refenda a Safo y Catulo?
Hasta ahora la experiencia lectora e interpretativa ha mostra-
do lo dificil que resulta descubrirla, por lo que se debe observar
mas de cerca el poema para cerciorarnos de si la dificil parono-
masia metaforica contenida en la primera aparición del nombre
de Lalagey alusiva al texto de Dioscórides, se ve acompanada de
algun rasgo que en el texto de Horacio reenvie al intertexto en
cuestión. Pues otras paronomasias alusivas (en Catulo y en Ho-
racio) nos han acostumbrado a esperar un texto en el que la
figura emerge sobre un fondo de otros mimetismos, cuya fun-
ción es indicarnos el camino que Ueva al hipotexto. Tienen fun-
ción ostentatoria y saturan el texto de rasgos textuales que lo
asimilan mas facilmente a su modelo.
Asi que tras el conocido

namque me silva lupus in Sabina,


dum meam canto Lalagen et ultra
terminum curis vagor expeditis
fugit inermem

sigue

quale portentum neque militaris


Daunias latis alit aesculetis,
nec Iubae tellus generai, leonum
arida nutrix.

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82 José Carlos Fernândez Corte

Hasta ahora el poeta que cantaba a Lalage y hacia h


lobo ha sido puesto en relación con el gaio que al son d
bor hace huir al león. Pero esto desde una perspectiva
tes ο influencias, no desde una propiamente textua
ùnica marca textual que confirmaria el por los restantes
tos no demasiado probante parecido seria Lalage Ι λαλ
Pero escrutando el texto, notaremos que la estrofa ter
compara implicitamente a los portentos que suceden e
trofa cuarta, lo que supone clasificar ο calificar lo ocu
Horacio bajo el gènero portentum (aunque sea para sup
En realidad en la cuarta hay dos marcadores genéri
tent um γ le on um, términos que remiten a la inters
dos clases de textos, la de los milagros y la de los l
milagros de leones - que constituyen los puntos de ref
con que tiene que compararse, aunque sea para mostrar
perioridad portentosa, el texto de Horacio. Sólo cua
dos palabras pertenecientes al texto son captadas en su
sion intertextual corno rasgos genéricos puede ser rea
figura y el carâcter metafòrico de Lalage, el nombre de
da, frente a λαλάγημα, el ruido metonimico del tambo
prema modificación, por tanto, la de carâcter metafòr
se cumple cuando el texto que sigue en Horacio a la est
que aparece el nombre de Lalage ha realizado por comp
papel alusivo. Corno veiamos que ocurria en Catulo y M
y entre Odas 1, 35 y Catulo 11.
No se puede afirmar entonces que Horacio dejó q
λαλάγημα y Lalage ο la semejanza de situación (lob
fueran los vehiculos de la alusión en la estrofa tercera
poema, sino que, a su manera elusiva y humoristica,
dejó en la estrofa cuarta pistas que remitieran a Dio
por lo que resulta que su perceptibilidad es mayor de
suponia. Si de ahi pasamos por fin a comparar funcion
(esto es, còrno cumplen su función alusiva, no corno s
poema las alusiones) reaparecen grandes diferencias. En
de LaUge dulce loquentem se limita a remitirnos a

20. Bonanno ha apuntado, op. cit. pp. 236-237 que integer et purus
lobo= león habian sido y a notados por Josserand, sin que por elio se est
vinculo entre Lalage/ 'Λαλάγημα precisamente por ese desconocimiento
culturale allusivo». Mas aun, Prescott rechazaba explicitamente cualqu
(Cf. n. 8).

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 83

unos textos concretos a la clase a la que pertenecen - la clase de


textos que nombran a amadas de poetas -, mientras que en el
primero la clase (milagros de leones) nos remite a un texto con-
creto (el de Dioscórides) sin el cual no seria entendido el trabajo
horaciano, el nombre de la amada corno metafora del ruido del
tambor. Por lo tanto, aceptando que mas de un lector lograra
Uevar su atención a los milagros de leones, sus capacidades des-
cifratorias no debian detenerse en el gènero, en la clase, corno es
el caso de la doble alusión sâfico-catuliana, sino que debian
avanzar mas alla, hasta el texto concreto, al λαλάγημα, del que
Horacio era desviación. Sólo entonces cumplirian la totalidad
del trabajo alusivo tanto portentum y leonum en su función
ostentarla corno rasgos genéricos, cuanto, sobre todo, la meta-
fora de Lalage.

IL

Traina ha ofrecido la intepretación fundamental del poema, aun


sin tener en cuenta la estructura alusiva de Lalage /λαλάγημα,
porque ha contrapuesto denotación y connotación y ha incor-
porado la primera denotación (dum meam canto Lalagen) a la
segunda aparición del termino dulce ridentem Lalagen amabo
en calidad de connotación, basândose en que la repetición (dul-
ce /dulce) y la referencia a la poesia anterior y a la tradición son
vehiculos de significación poètica mas importantes que su de-
claración explicita (amabo)21. No se olvide que Traina ha re-
suelto una vieja discusión (<cual de los dos tópicos, el del poeta
ο el del enamorado?) incorporando y englobando en uno de los
términos de la misma al otro: al fin y al cabo toda poesia, ade-
mas de referirse a cualquier otro tema, tiene los medios de ex-
presar (metalingiiisticamente) "soy poesia". De este modo
cuando Bonanno hace su descubrimiento de la alusividad con-
tenida en Lalage Ι λαλάγημα no puede hacer otra cosa sino con-
firmar lo ya avanzado: Lalage dulce loquentem (una voz, una
voz que habla agradablemente, una voz que hace milagros, la
voz de la poesia que invoca el nombre de la amada, el nombre
de la amada hace milagros, todo eso estaba ya en la interpreta-

21. A. Traina, Orazio e Catullo cit., p. 263.

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84 José Carlos Fernândez Corte

ción de Traina) recibe, a lo sumo, una etiologia22 que


diversamente, su origen: la voz sigue siendo poesia, s
niendo de la poesia (de Dioscórides) y, en otro piano, en
a voz, a secuencia de silabas, procede de un nombre
ruido, aunque en cuanto a amada es Horacio el respon
su creación.
Aparentemente el enriquecimiento de las capacidades alusi-
vas del poema hecho por Bonanno no ha redundado en un enri-
quecimiento parejo de sus posibilidades interpretativas, puesto
que su interpretación se limita a confirmar y robustecer la de
Traina, que, después de todo, se apoyaba fuertemente en la po-
tencialidad alusiva de un final que entroncaba con Catulo y
Safo.
Pues, si bien se mira, la orientación interpretativa establecida
por Traina no de ja de tener una profunda razón de ser en la
estructura alusiva del poema. Una razón de ser mas justificada
que la nueva conexión λαλάγημα / Lalage. Interesa resenar que
en posición tan significativa corno son los versos de las dos pri-
meras estrofas y los de la ultima, el poema se deja impregnar
repetidas veces por poemas de Catulo". La parte dominada alu-
sivamente por el texto de Dioscórides, centrai, està corno disi-
mulada entre diâfanas alusiones a Catulo 1 1 y 51, lo que no deja
de incitar a reflexion. Si los contratos de imitación tienen alguna
efectividad y eficacia deben ocupar los incipit24 de los poemas,
mientras que la imitación, para ser significativa, debe ser, corno

22. Bonanno, op. cit. p. 239. «A ben sentire, la canora 'doppia eco' di poesia
d'amore saffico-catulliana è per giunta rafforzata dalla sonora eco dioscoridea in
senso propriamente 'eziologico'».
23. C. W. Mendell, CatulUn echoes in thè Odes ofHoratius, «Class. Philol.» 30,
1935, pp. 289-301; J. Ferguson, Catullus and Horatius, «Amer. Journ. PhiloU 77,
1956, pp. 1-18; Traina, Orazio e Catullo cit., p. 258 para los ecos de Catulo 11 en
Horacio 1, 22 y pp. 269-270 para las relaciones de Catulo y Horacio. Un balance
muy completo de lo que sabemos hoy en dia sobre las relaciones entre Catulo y
Horacio en el ambito de la Historia Literaria lo establece A. Traglia, Catullo e i
poeti nuovi visti da Orazio, in Letterature comparate, Problemi e metodo. Studi in
onore di Ettore Paratore, Bologna 1981, vol. Il, pp. 467-486. Un anâlisis sistematico
de la imitación horaciana de Catulo 1 1 en Horacio Ο das 2, 6, tan relacionado con
este poema, puede verse en J. C. Fernândez Corte, Una imitación de Catulo por
Horacio: Catulo 11 y Horacio Odas II 6, «Latomus» 52, 1993, pp. 596-611.
24. Para contratos de imitación cf. G. Genette, Palimpsestos cit., p. 157 ss.; para
esta cuestión y los incipit es muy util G. Β. Conte, op. cit. passim, y mi articulo
antes citado.

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 85

exigia Genette25, "masiva y declarada". Sin embargo, en el poe-


ma que nos ocupa no se da una imitación masiva de ningun
poeta, si bien predomina Catulo, y, desde luego, en los casos en
que se déclara, las alusiones a Catulo (y a Safo) son mas fuertes
que a cualquier otro. Razón tenia Genette al rechazar la herme-
néutica hipertextual26, un lujo que los estudiosos de las literatu-
ras clâsicas no podemos permitirnos: nuestro texto es uno de
esos que remite a todos los del mundo, desde Catulo a Virgilio,
Safo y los elegiacos27. Y en ese contexto la Uamada a Dioscóri-
des, corno creemos haber demostrado, es de las menos eviden-
tes. La consecuencia interpretativa de todo esto sanciona la li-
nea alusiva mas visible, que, insisto, convoca argumentos de
bastante peso en su apoyo, mas aun de los que podia aportar
Traina: este es el primer poema en sâficos de Horacio que cons-
ta de 6 estrofas corno el de Catulo, aparece en una zona de la
colección horaciana impregnada de referencias a Catulo (poe-
mas 20, 21) . Hasta tal punto elio es asi que incluso el poeta ha
querido indicarlo mediante un procedimiento tan sutil corno
evidente: el caso de integer2*. Es el primero - y el ùnico - en

25. Genette, Palimpsestos cit., p. 19.


26. Genette, op. cit. p. 19: "Tal actitud nos Uevana a incluir la totalidad de la
literatura universal en el campo de la hipertextualidad, lo que haria imposible su
estudio; pero, sobre todo, tal actitud da un crédito, y otorga un papel, para mi poco
soportable, a la actividad hermenéutica del lector - ο del archilector. Enemistado
desde hace tiempo ... con la hermenéutica textual, no voy a casarme a estas alturas
con la hermenéutica hipertextual*.
27. Una breve selección de la abundante bibliografia sobre Horacio 1 22, sus tuen-
tes e interpretación debe empezar por los los comentarios de F. Plessis-P. Lejay,
Oeuvres d'Horace, Paris 1911 (reimpresión de 1965), pp. 45-47; A. Kiessling-R.
Heinze (Nachwort von E. Burck), Q. Horatius Flaccus Oden und Epoden, Dublin/
Zürich 196612, pp. 100-103; R. G. M. Nisbet-M. Hubbard, A Commentary on
Horace Odes Book I, Oxford 1990 (=1970^, pp. 261-273, y H. P. Syndikus, Die
Lynk des Horaz, Darmstadt 1972, pp. 225-232. Después, en una selección mas
personal, remitimos a R. Reitzenstein, Philologische Kleinigkeiten: zu Horaz und
Catull, «Hermes» 57, 1922, pp. 357-365; E. Fraenkel, Horace, Oxford 1957, pp.
184-188; S. Commager, The Odes of Horace, New Haven and London, 1962, pp.
130 ss.; F. Cupaiuolo, Contnbuto all'interpretazione di Orazio lirico: l'Ode 1 22, in
Studi in Onore di Wittono De Falco, Napoli 1971, pp. 395-407; I. Roca Melià,
Comentario Filològico a L· Oda horaciana I, 22, «Helmantica» 34, 1983, pp. 553-
574, y A. Traina, Orazio e Catullo cit., pp. 272-274.
28. Apunto un detalle a propòsito de la presencia de Catulo en Horacio I 22 que
se ha sustraido a la atención de todos los comentaristas y cazadores de ecos de
Catulo en Horacio que conozco, incluso a los completos C. W. Mendell, Catullan

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86 José Carlos Fernândez Corte

aludir a los dos sâficos de Catulo, el 11 y el 51, realiza


especie de sintesis de ambos y rechazando la invecti
Lesbia (precisamente en lugar de la invectiva aparece e
del nacimiento de Lalage). Por lo tanto si el principio y
ademâs del metro y el tema, son sâfico-catulianos, no
tranar la importancia interpretativa visible que todos
pectos tienen.
Sin embargo, urge evaluar las implicaciones herme
del descubrimiento de Bonanno, cosa que ella mism
capaz de realizar al limitarse a reforzar la brillante ex
Traina. En nuestra opinion elio es debido a que no valo
cientemente el hecho de que cada una de las alusiones
las etimologias de los nombres propios no sólo existen
mente en el texto, sino que ademâs forman parte de un
gia textual en la que deben confrontarse con la explicac
nativa. En términos concretos, tras la estructura de la
aparecen sus distintas funciones, segun las cuales un
desde los textos a un gènero, y otra desde los rasgos ge
un texto singular. En la economia del texto, a las dife
estructura y de funciones alusivas debe sumarse su fre

ecboes in the Odes of Horatius, «Class. Philol.» 30, 1935, pp. 289-301,
son, Catullus and Horatius, «Amer. Journ. Philol.» 77, 1956, pp. 1-18. S
integer, el incipit absoluto del poema 1, 22. Traina, op. cit. p. 258 nota 1
do que integer vitae es un ennianismo sintâctico, retomado por Virgilio
zado en Horacio, pero no repara en que integer trae resonancias ma
Hay, en efecto, una zona del libro primero de las Odas, 1, 20, 21, 22, d
nan los poemas de Catulo 13, 34, 11 y 51. Catulo 34 es un himno a D
imitación por Horacio Odas 1, 21, analizada por Ferguson, op. cit. n
que el verso tercero de Catulo puella e etpueri integri, con el doble integ
trisilabo, prefijo negativo de la raiz, muta cum liquida, se ha convertid
en intonsum, trisilabo, prefijo negativo y evidente aliteración, mientr
segundo verso pasa a tenerae, casi un anagrama de integrae. Los dos
Horacio 1, 21, 1-2 evocan, cada uno a su manera a integri, pero lo m
que la palabra permanece latente, aludida pero no presente donde se
para emerger precisamente donde ya no se la esperaba, al comienzo
Integer vitae. El lector sólo captara la alusión a Catulo caso de que h
poema anterior y mantenga en la memoria el contexto que aqui precisa
Asi que la alusión sólo sera perceptible desde el poema anterior, lo que
complejidad muy del gusto de Horacio: se deben considerar dos poem
para que la intertextualidad produzca pienamente sus efectos. O, de otr
hipotexto convocado por un poema prolonga su presencia, corno una
hasta el comienzo del poema siguiente. <Cual puede ser su finalida
anunciar que 1, 22 también tratara de Catulo.

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 87

su posición, lo que asegura su perceptibilidad, y su diafana ads-


cripción a una tradición genèrica dominada por las figuras de
Catulo y Safo, représentantes de la poesia eròtica. Pero, por
otro lado, la finura del trabajo realizado en Lalage /λαλάγημα es
de tal calibre que no puede pasarse por alto. La sintesis tendra
en cuenta ambos factores y los inscribirâ en la estètica horaciana
global, en la ironia y dificultad del poeta y en el juego entre lo
oculto y lo manifiesto, lo reservado y lo vulgär.
Llegamos asi a nuestra interpretación, que, en linea con Trai-
na, esta basada solidamente en la estructura alusiva mas eviden-
te, la que remite a Catulo y Safo. Pero, a su vez, en linea con
Traina que descubrìa en Catulo una retorcida alusión polèmica
a Argo , no quiere descuidar interpretativamente el descubri-
miento de Bonanno. La primera motivación de Lalage se pro-
duce mediante la alusión al pasaje de Dioscórides que le agrega-
ria, por comparación con el contexto originario, un carâcter
metaforico. No siendo demostrable que el lector conociera a
Dioscórides, Horacio se arriesgaba a que su fino trabajo poètico
pasara inadvertido, corno lo hizo, en efecto, entre los investiga-
dores, hasta el articulo de Bonanno.
El segundo nacimiento de Lalage aparece motivado en el pla-
no morfofonético para cualquiera que supiera griego, recibien-
do luego una motivación poètica a nivel de significado (άδυ
φωνείσας), lo que significa inscribirlo en la tradición poètica de
Catulo y Safo.
En principio esas gracias poéticas parecen inferiores a las de
la primera aparición. Por eso, las sucesivas llamadas a Catulo y
Safo pretenden adornar el nombre de Lalage con la legitimidad
de la tradición poètica, pretenden motivar el bautismo por me-
dios diferentes a los que hemos estudiado en el primer caso.
Hecho el invento de Lalage, una amada que sale del trabajo
poètico horaciano sobre un texto en si mismo no especialmente
mémorable, el venusino Uama en su ayuda, corno auctores, co-
rno garantes de su trabajo precisamente a Catulo y Safo. Hora-
cio utiliza un catulismo que es, al propio riempo, safismo omiti-
do por Catulo, para completar su figura etimologica aloglótica
sobre el nombre de Lalage con el fin de que el lector reconozca
que entendió el mecanismo de Catulo 51 con respecto a Safo.

29. Cf. A. Traina, Allusività catulliana cit., pp. 143-145.

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88 José Carlos Fernândez Corte

Este mecanismo, en nuestra opinion, es el bautismo d


por Catulo. En el articulo ya citado afirma G. Pétron
nombre de Lesbia aparece en Catulo, por motivación eti
gica, conectado con los significados simbólicos asoci
isla de Lesbos30. Ahora bien, el poeta era consciente al el
nombre de que su opción etimologica tenia efectos clasi
res dado que el nombre de Lesbia remitia al mundo de l
griega y significaba, efectivamente, un modo de vida31
para los lectores contemporâneos ese tipo de nombres r
a "femmes galantes amadas de los poetas"32 vino mas t
puede considerarse corno una consecuencia no del todo
vista, pero si en todo caso independiente de la voluntad
autores, los cuales no podian adivinar el éxito de su c
Lo cierto es, entonces, que en un momento determinad
bres corno Lesbia y similares pasaron a remitir a texto
determinada clase con el resto de las convenciones litera
elio connota, cumpliéndose el ciclo que, a partir de la e
gia, termina ofreciendo una motivación literaria del no
Sin embargo, ademâs de estas dos rationes del nom
Lesbia, los planteamientos de Pétrone nos sugieren otra
xiones. La primera arranca del hecho de que los poemas
nos constituyen un corpus en el que el nombre de Lesb
ce en numerosas ocasiones, por lo que acota, designa, cl
construye poco a poco, secuencialmente, un personale l
que se va cargando de numerosas caracteristicas y term
adquirir autonomia, solidez y peso34. En una cierta med

30. G. Pétrone, art. cit. p. 36. «Lesbia non suggerisce sensazioni vaghe, m
da, etimologicamente, all'isola di Lesbo ed ai significati simbolici ad essa
Para una etimologia complementaria de esta véase la nota 35.
31. G. Pétrone, art. cit. p. 35. «...il nome della Lesbia catulliana o q
Delia tibulliana già per i contemporanei doveva permettere la loro colloc
le femmes galantes oggetto dell'amore di un poeta. In questi casi il no
classificare, illumina retrospettivamente le intenzioni dell'artista che lo h
to... dai nomi delle donne della poesia latina si può quasi risalire ad un pr
di poesia e ad una convenzione: chi nomina in tal modo l'amata fa già
infatti il rapporto con la poesia greca e allude ad una certa pratica di vit
32. Ct. nota antenor.

33. Pétrone, art. cit. p. 36. Los nombres propios presentan una doble explicació
de su génesis, segun se dé en ellos «una motivazione (come ad esempio quella lette-
raria) ο una descrizione (quale nasceva dall'etimologia)*.
34. No es nuestra intención tocar la copiosa bibliografia catuliana sobre la ident
dad real de Lesbia. Nos referiremos solamente al ultimo tratamiento de T. P. Wise-

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El dome nacimiento de Lalage y Lesbia 89

personaje, de nombre inventado, nos invita a que lo compare-


mos con su nombre y comentemos su mayor ο menor adapta-
ción al mismo. Nombre, situación y personaje permiten el jue-
go, con enriquecimiento reciproco, asi en la lirica corno en la
comedia. Por eso intervienen aqui, ademâs de los mecanismos
de nominación comentados por Pétrone, los derivados del con-
texto en que se emplean los nombres. De hecho la primera apa-
rición de Lesbia en el corpus catuliano se da en el poema 5,
VivamuSy mea Lesbia, atque amemus (^Quién puede dudar de
que el poeta no ordenó esta parte de sus poemas?). Si en efecto
partimos alii de una vaga definición etimològica «Lesbos, amor,
molicie» a medida que leemos el poema los términos van adqui-
riendo perfiles claros por el contexto en que se utilizan. Lesbia
se ha refuncionalizado a partir de la situación en que se encuen-
tra. Terminada la lectura, Lesbia es el prototipo de vita otiosa>
amorosa, opuesta al mos maiorum. La motivación etimològica
ha dado paso a una literaria que surge del contexto. A partir de
aqui el personaje Ueva una vida independiente, las apariciones
de su nombre no son tan frecuentes corno otros términos susti-
tutivos (corno puelL·, mea puella etc.), hasta que nos encontra-
mos con el poema 51, un nuevo estadio en los azares del perso-
naje y su nombre35.
Catulo imito un poema de Safo y quizâs se lo mando a una
mujer real, su amada de carne y hueso. En su imitación él se

man, Catullus and bis world, A reappraisalf Cambridge 1985, pp. 130-182, que,
aunque no representa la vision «ortodoxa» permite una excelente perspectiva sobre
la misma. En relación con la aparición del nombre en los poemas y con la evolución
del personaje literario, una breve y personal selección podria estar integrada por los
trabajos de Ch. P. Segai, The Order of Catullus, Poems 2-11, «Latomus» 27, 1968,
pp. 305-321; D. O. Ross, Style and Tradition in Catullus, Cambridge, Mass., 1969,
pp. 80-95; T. P. Wiseman, Catullan Questions, Leicester 1969, pp. 42-60; Κ.
Quinn, CatulluSy An Interpretation, London 1972, pp. 54-130; P. Fedeli, Introdu-
zione a Catullo, Bari 1990, pp. 40-68, etc.
35. Μ. Β. Skinner, Catullus Passer. The Arrangement oj the Book of folymetrtc
Poems, Salem, New Hampshire, 1981 p. 99 n. 37: «Luigi Alfonsi, "Lesbia". «Amer.
Jour. Phil.» 71, 1950, pp. 59-66, rightly observes that the primary significance of
the appellation Lesbia is «women of Lesbos»; a reader meeting the name for the
first time would not necessary think automatically of the Greek poetess. Poem 51 is
therefore indispensable for establishing the connection between Catullus's mistress
and Sappho, and between the poet and his literary model». Esta nota confirma que
la denominación de Lesbia en el corpus catuliano responde a mas de una razón y
necesita observarse desde una perspectiva secuencial y cambiante en la que, desde
luego, el poema 51 desempena un papel fundamental.

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90 José Carlos Fernândez Corte

coloca, en tanto que persona poètica, frente a una muje


la cual, corno homenaje literario a la poétisa de Les
poema estaba traduciendo, Catulo denomina Lesbia
independientemente de que el destinatario pueda ser re
da considerarse idèntico al narratario del poema, Catu
bién reconoce que la amada aludida y creada en el poem
de mas de la propia tradición literaria que de la realida
na. Catulo nombra a un personaje literario segun el èt
autor de la composición que le esta sirviendo de mo
crear ese personaje. Hay a un tiempo sinécdoque y me
sinécdoque porque la lesbia por antonomasia es Safo y
mia del producto por designar con el ètnico del autor
naje creado. Lesbia remite a sus ancestros literarios
idèntico nombre que su padre. Son las reglas de nomi
Roma. Lesbia es la hija literaria de la lesbia36. La relaci
logica resulta ahora bastante menos vaga que en el po
primera aparición del personaje. Y dada la posición
en la colección, permite ya que cotejemos el nombr
con su etimologia sino con un personaje hecho y de
guiendo el orden de su colección, Catulo partió de un
lo motivò mediante una vaga asociación etimologica co

36. De los très problemas que podriamos plantear con respecto a


saber, 1) <Qué relación exacta mantiene con el poema de Safo, ? 2) { Fo
él la estrofa del otiumì 3) <Qué relación mantiene con otros poemas a
en sâficos corno en otros métros ?<Supone el comienzo de la relación
iCabe extraer de él las razones del nombre de Lesbia dado por Catulo
no haremos siquiera un esbozo de los dos primeros porque somos consc
amplitud, remitiéndonos a los mas usuales comentarios de Catulo para
fia sobre la cuestión. A la relación bibliografica que aparece en Κ. Quin
The Poems, London 1970, p. 246, sólo anadiriamos el articulo de Jachm
und Catull, «Rhein. Mus.» 107, 1964, pp. 1-33, ademâs de E. Malcovati,
di Saffo nella letteratura latina, «Athenaeum» 44, 1966, pp. 3-31, y
Sunt qui Sappho malint. Note sulla σύγκρισις di Saffo e Alceo neW ant
24, 1972, pp. 208-215. Un tratamiento reciente de la cuestión lo encon
J. Edwards, Greek into Latin. A note on Catullus & Sappho, «Latom
pp. 599 ss. En cuanto a la tercera serie de problemas, la que hace relació
de Lesbia, nos apoyaremos basicamente en K. Quinn, Catullus, An In
London 1972, pp. 56-60, el cual, a su vez, se manifiesta amplio deudor
dei feeler avanzada por Wilkinson en las discusiones que siguieron a la
de J. Bay et, Catulle: la Grèce et Rome, in Vinfluence grecque sur la po
Catulle à Ovide, Entretiens de la Fondation Hardt, II, Vandoeuvres-G
pp. 47 ss. Cf. asimismo E. A. Fredricksmeier, The Beginning and The
llus' longus amor, «Symbolae Osloenses» 58, 1983, pp. 63-88.

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 91

y Grecia, fué afinândolo progresivamente corno personaje lite-


rario y termino remotivândolo etimologicamente con todas las
galas del representante prototipico de la poesia erotica, y arrai-
gândolo solidamente en la tradición por medio de su poema
5137.
Quizâs en Horacio se den los mismos très movimientos que
veiamos en Catulo con respecto a Lesbia: en el primero Lalage
es una etimologia, procede de un ruido, de λαλάγημα, en su
parte significante, corno Lesbia procedia (vagamente) de Les-
bos, pero, inmediatamente, el nuevo contexto, a pesar de la se-
mejanza con el anterior (milagro, ruido, animai) funda un per-
sonaje totalmente distinto, el nombre de la amada no se confun-
de en absoluto con su génesis, tiene entidad propia a partir del
nuevo contexto. Si la poesia ofrece al aludir a sus origenes un
principio de motivación, los origenes no lo son todo. De esa
forma Lesbia y Lalage se desarrollan corno personajes en el
nuevo contexto, si bien el de Catulo se refiere a todo un corpus
mientras que en Horacio abarca el breve espacio de este poema.
Lo cierto es que, una vez que los dos poetas han puesto en
circulación un nuevo personaje amoroso, con entidad indepen-
diente de su génesis (y aqui insisto en que Dioscórides sólo le da
a Horacio el significante y el contexto, pero que la transmuta-
ción fundamental en personaje amoroso objeto de canto la ha

37. M. B. Skinner, Catullus' Passer. The Arrangement of thè Book of Polymet-


nc Poems cit., ofrece en sus pp. 84-92 una excelente discusión del poema 51, con
amplia bibliografìa, a la que remitimos corno complemento de la nota. Su propòsito
consiste en demostrar que p. 51 constituye el epilogo de la colección de poemas
polimétricos publicada por Catulo, por lo que intenta ver en él las caracteristicas de
lo que llama épilogue -poems, al tiempo que rechaza «thè generai assumption that
poema 51 was sent to Lesbia as a real déclaration of passion» p. 86. Aunque a mi la
hipótesis avanzada por Quinn, op. cit. pp. 57-59, siguiendo a Friedrich (Cf. Skin-
ner, n. 32, pp. 97-98) continua pareciéndome plausible, no resulta indispensable
para mi argumentación, en tanto que para la de Skinner si lo es, porque ella no
puede admitir que la estrofa del otium fuera anadida mas tarde, al pensar en la
colección, a una precedente declaración de amor que sólo contendila las très prime-
ras. Skinner sostiene (p. 88) que la consideración de este poema corno epilogo su-
brayaria la importancia del ciclo de poemas dirigido a Lesbia en el libellus, seria una
especie de homenaje a su modelo literario, identificaria a su personaje tanto con el
destinatario de Safo corno con la propia poétisa, y finalmente Safo y Lesbia, com-
partirìan los atrìbutos de la musa: ninguna de estas interpretaciones es seriamente
incompatible con nuestra teoria, que insiste, sobre todo, en considerar a 51 corno la
fundamentación de un nombre de un personaje poètico en una tradición literaria
determinada.

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92 José Carlos Fernandez Corte

realizado él en su poesia) se ven en la necesidad de legi


en la tradición literaria. Catulo se remonta a Safo, uti
parte de un poema de Safo, bautiza a su criatura litera
famosa con el nombre de su ancestro mas conocido e in
hâbilmente su criatura en su colección de poemas que,
que ya conocemos suficientemente al personaje por si
lo adorna con los laureles de sus antepasados, tan impo
en Roma, asi en la vida corno en la literatura.
Por su parte Horacio capto el mecanismo de nomin
Catulo y, si no nombró, si dio el significado del nomb
amada en términos de tradición literaria. Si Safo, ante
su ètnico al nombre de la amada de Catulo en el mome
bautismo literario, ahora presta uno de sus versos, om
Catulo, para legitimar el nacimiento literario de la
otro poeta, de la Lalage de Horacio. El sutil venusino u
final del poema para reperir dulce, dulce las agradable
del nombre de su amada (La-la-), alegre por el nacim
un ser literario y capaz de aludir al momento del o
miento.
En Catulo es la composición entera y el personaje cre
ella el que Uevarâ en el nombre (Lesbia) la cifra de su o
Horacio el nombre procede del nombre metonimico de
del tambor λαλάγημα, tornado en su cara significante.
fora era tan dificil de percibir sin el mecanismo alusi
fâcil era el juego de Lesbia y Safo en Catulo. Temien
primer origen de Lalage no fuera advertido por defec
canismos alusivos echó mano de todas las galas de u
ción literaria evidente para los mas, acumulando mime
confirmando expectativas. Por si todo lector de griego
piera ya el significado Tarlanchina' de un nombre par
mimetismos que amontona en la parte final de su poem
corno marcadores genéricos de los poemas imitados. Sa
porciona la equivalencia poètica ostensible del nombre
ge, su contenido, mientras que Catulo le da el gène
poema, la idea de nombrar a la amada por la tradición
en que se inscribe. En esta ùltima hipótesis Catulo se m
sincero y veraz, corno quiere el estereotipo que compa
bos poetas, mientras que Horacio es falaz y artificioso
Lalage no viene en realidad de Catulo y Safo, la brillan
ción de los poetas eróticos por antonomasia, sino de un
poeta helenistico. No obstante el venusino no le rec

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El doble nacimiento de Lalage y Lesbia 93

tensiblemente ninguna deuda, bien fuera porque en realidad so-


lo le dio el nombre de un ruido y él fue el verdadero padrino de
su amada, bien porque prefiriera refugiarse en la tradición poè-
tica canonica, bien - suprema ironia - porque dejara para unos
pocos el descubrimiento del verdadero significado del nombre,
que se sentirian complacidos al descubrirlo porque, a la vez,
descubrian su superioridad sobre el profanum vulgus, sólo
atento a Catulo y a Safo38.

Universidad de Salamanca

38. Quizâs esta prâctica literaria horaciana tuviera un correlato ideològico preciso
en una prâctica social romana: los inventos, las cosas nuevas, necesitan de la auctori-
tas de las antiguas para echar a andar. Pero con mucha frecuencia los poetas enmas-
caraban la novedad de su obra poniéndola bajo la protección de autoridades que en
realidad influian en ellas mucho menos de lo que los propios poetas (quizâs irònica-
mente) decian. La idea ha sido expuesta por Pöschl en Vinfluence grecque sur h
poésie htine de Catulle à Ovide cit., pp. 89-90 «Man muss sich darüber klar sein,
dass sich die Römer auf Vorbilder berufen wollen. Welche Bedeutung der Begriff
der auctoritas im juristischen, politischen und moralischen Denken der Römer hat-
te, ist bekannte, und zwar pflegte man such auch dann auf die Autorität eines Vor-
bildes zu berufen, wenn man sehr gut auch auf Grund eigener Überlegung hätte
handeln und enscheiden können. Dieses römische Vorbilddenken hat auch in der
lateinischen Literatur seine Spuren hinterlassen. Auch beim Dichten möchten sich
die Römer auf Vorbilder berufen können, und das müssen natürlich griechische
Vorbilder sein. Erst durch die Berufung auf diese Vorbilder erhält ihr Dichten
gleichsam seine Legitimation. Und wenn man keine Vorbilder hat, so erfindet man
sie eben... /Der wahre dichterische Gehalt aber, das eigentlich Schöpferische, das in
diesen Gedichten liegt, wird durch die Verbeugung vor dem Vorbild eher verhüllt
als verdeutlicht».

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