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SISTEMA FILOSÓFICO DE

LA MODERNIDAD
En el siglo XVII comienza la filosofía moderna con Descartes. Se inicia así el racionalismo
que se caracteriza por ser una filosofía que proclama primacía de la razón como fuente del
conocimiento. Esta corriente filosófica se contrapone a la filosofía empirista, que sostiene
que el conocimiento se basa en la experiencia y no en la racionalidad humana. Ahora bien,
salvando las diferencias entre ambas corrientes filosóficas, cabe destacar que el
racionalismo y el empirismo poseen un punto de partida común. En la modernidad, la
filosofía se interroga por las fuentes del conocimiento. La pregunta filosófica por
excelencia es, pues, una pregunta de carácter epistemológico. En este sentido, el
racionalismo sostiene que el origen del conocimiento verdadero se encuentra en la
racionalidad humana. El entendimiento posee en sí mismo los conocimientos verdaderos.
El empirismo, en cambio, afirma que todos nuestros conocimientos proceden de los
sentidos.
En la modernidad se produce, asimismo, un “giro subjetivista” que consiste en dividir la
realidad entre un “sujeto” que conoce en su mente “objetos” a través de ideas. La ontología
se divide en sujetos que conocen y objetos conocidos y se abandona la actitud realista
predominante en la época clásica y medieval. El realismo es una actitud hacia la realidad
por la que se afirma la existencia de las cosas que pueblan el mundo. En el realismo lo
importante son las cosas y sus atributos. En la modernidad, antes de preguntarnos qué son
las cosas del mundo exterior a la mente, los filósofos se interrogan cómo es posible el
conocimiento. En este sentido, los filósofos modernos sostienen que el escenario donde se
produce el acto cognitivo es la mente de los sujetos, porque en ellas se encuentran las ideas.
Los modernos, pues, se concentran en los contenidos de la mente como modo de acercarse,
posteriormente, a la realidad misma. A esta actitud se la ha denominado “idealismo”. Los
filósofos racionalistas y empiristas de la modernidad son idealistas porque dan más
importancia al modo de acercarnos a la realidad, mediante las ideas, que a la realidad
exterior misma. Los modernos se preguntan cómo es posible adquirir conocimiento antes
de preguntarse qué es la realidad.
El racionalismo es el primer gran movimiento de la modernidad y René Descartes el
primero de sus representantes que se va a enfrentar activamente al escepticismo presente en
su contexto de herencia pirrónica. Los primeros filósofos racionalistas, Descartes, Spinoza,
Leibniz y Malebranche, afirman que el entendimiento humano posee conocimientos
verdaderos de forma innata y que mediante la abstracción y la deducción podríamos
alcanzar los principios últimos de la racionalidad. Los racionalistas defienden la idea de que
estos conocimientos, que permiten que el mundo sea inteligible, han sido puestos en las
mentes de los humanos por el principio y fundamento último de la inteligibilidad. Por otro
lado, el empirismo, el segundo gran movimiento de la modernidad, mantiene que el origen
y el valor de los conocimientos dependen de la experiencia sensible. Al usar el término de
empirismo nos referimos al empirismo británico del siglo XVIII, caracterizado por
constituir una respuesta histórica al racionalismo del siglo XVII. Los empiristas niegan la
existencia de conocimientos innatos y afirman que todo nuestro conocimiento procede de la
experiencia. Esta corriente se inicia con J. Locke, se radicaliza con Berkeley y culmina con
D. Hume. Conviene señalar que estos autores están influenciados por la Ilustración y sus
ideales.
También existen puntos comunes a las corrientes filosóficas modernas del empirismo y
racionalismo.
En primer lugar, en la modernidad, una de las temáticas filosóficas generales más
importantes es la temática epistemológica. El centro de la teoría del conocimiento es la
“idea”. Es decir, para los filósofos modernos el conocimiento es un conocimiento de ideas.
Las ideas son representaciones (o copias) en la mente de la realidad.
En segundo lugar, los filósofos modernos se preguntan por el origen del conocimiento, es
decir, por el origen de las ideas. Los racionalistas piensan que las ideas verdaderas y que
pueden ser justificadas nacen con el sujeto y se encuentran en la conciencia o en el intelecto
humano. El empirismo, en cambio, estudia el origen de las ideas. Los empiristas consideran
que la conciencia o la mente está vacía. La mente adquiere conocimientos porque se va
llenando de contendidos empíricos o de datos sensibles.
En tercer lugar, racionalistas y empiristas comparten la creencia de que el modo más rápido
de conocer es mediante la intuición. Ahora bien, los racionalistas hablan de una intuición
intelectual por la que la mente capta la verdad sobre las ideas de modo racional y abstracto.
Los empiristas, en cambio, sostienen que para conocer es necesario tener intuiciones de tipo
senso-perceptuales. Sin percepciones sobre la experiencia la mente está vacía y no hay
posibilidad de hablar del conocimiento. En síntesis, los racionalistas y los empiristas
comparten estos puntos comunes. Y sus notables diferencias quedan marcadas porque la
primera corriente defiende que la razón es autónoma y puede conocer por sí misma las
verdades –contenidas de forma innata por el intelecto–, mientras que el empirismo hace
depender a la mente o conciencia del sujeto de los datos de los sentidos.

Opino que, de todos los temas tratados hasta ahora, me gusta más esta parte de la

filosofía. En esta parte de la filosofía el pensamiento empieza a ser más independiente

del de los anteriores filósofos, ya no se trata de que, si el destino se trata de algo

espiritual o algo material, sino que habla que el responsable de este es el hombre

mismo. También la razón juega un papel importante en la modernidad, y creo que es

curioso ver como la religión se convirtió en algo privado de cada quien.

*La información puesta aquí fue sacada de: http://www.juntadeandalucia.es/

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