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Detrás de la carne

Por: Nicolás Martínez Sánchez


Algo común en la mayoría de los almuerzos es la carne; sea de vaca, cerdo,
cordero o cualquier otro animal; en los almuerzos nunca falta la carne. A pesar de
ser una comida prácticamente fundamental, el consumo de esta tiene -detrás de
su sabor y demás- consecuencias perjudiciales y dañinas para la salud de los
humanos y para el medio ambiente. Es preferible una dieta vegana, por el hecho
que la carne es una “bomba de tiempo”.
La primera consecuencia de salud es el riesgo de tener cáncer. En octubre de
2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe donde
explicaba que la carne roja era "probablemente carcinogénica para los seres
humanos”. Lo cual hace referencia a que que dentro del procesamiento de la
carne, hay células cancerígenas que luego consumen las personas y que permiten
su reproducción.
La diverticulitis es una condición que se relaciona con el consumo de carne. Esta
condición produce inflamación en uno o más de los sacos que recubren el colon;
puede conducir a una serie de complicaciones graves, incluyendo abscesos,
perforación del colon y peritonitis. Un estudio publicado en 2017 en la revista Gut
explicó que comer grandes cantidades de carne roja puede aumentar la
probabilidad de desarrollar diverticulitis. Explicaban que el alto consumo de carne
aumenta en un 58% el riesgo de desarrollar diverticulitis.

La carne no solo afecta al humano, también al medio ambiente. El sector


ganadero contribuye al total de emisiones humanas de gases de efecto
invernadero (GEI)”, de acuerdo con la información de La Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las emisiones de la
ganadería representan el 14,5% del total de las emisiones. La ganadería industrial
es también responsable de estas emisiones debido al crecimiento exponencial de
estas explotaciones intensivas en las últimas décadas. Entre más animales y más
ganadería, más emisiones. Contrastándola, La ganadería por sí sola emite tantos
gases de efecto invernadero como todo el transporte mundial.
Otra afectación ambiental tiene que ver con el suelo. La FAO explica que la
ganadería utiliza hoy en día el 30% de la superficie terrestre del planeta, que en su
mayor parte son pastizales, pero que ocupan el 33% de toda la superficie
cultivable, destinada a producir forraje. La tala de bosques para crear pastos es
una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica,
donde el 70% de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han
destinado a pastizales. Cerca del 70% de las tierras de pastoreo en las zonas
áridas están degradadas, a causa del exceso de pastoreo, la compactación de la
tierra y la erosión causadas por el ganado, y lo mismo sucede con 20% de los
pastizales de rebaños.
Sin embargo, el consumo de carne, visto desde otra óptica, tiene beneficios. El
consumo de proteína animal favorece el estado de la piel, del pelo y de las uñas.
La carne aporta todos los sustratos que necesita el cuerpo para estar saludable:
aminoácidos, hierro, zinc, fósforo, grasas y las vitaminas del grupo B, necesarias
para estructurar y reforzar el funcionamiento del ADN y regular el gasto de
energía.
El consumo de carne es un debate que todavía tiene tela donde cortar.
Dependiendo de la óptima o visión por donde se mire, la carne será negativa o
positiva. Sin embargo, desde la visión de la salud y el medio ambiente, la carne es
más perjudicial que favorable. Por salud y por conciencia ambiental, una
alimentación vegana es mejor que el consumo de carne.

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