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Introducción Taller Poder en Blanco

A medida que crecemos en nuestra vida de alianza la Mater va entrando


cada vez más profundamente en nuestro corazón. El vínculo que tenemos con
ella mantiene su fuego, incluso esa pasión crece. Por eso no es raro que en ese
caminar experimentes que la Mater te invita a dar un paso más; el Poder en
Blanco.
A lo largo de la historia de salvación, y por lo tanto, a lo largo de la historia
de Schoenstatt hubo personas que se entregaron especialmente al Señor,
dejando su vida en sus manos. Esas personas, no solo vivieron su vida en
plenitud, sino que muchos de ellos fueron gestores de cambios en sus vidas y
en la vida de las personas que los rodean.
Vivir en Poder en Blanco no significa recorrer un camino de cruces y
sufrimientos, nada más lejano a eso. Vivir el camino del Poder en Blanco es vivir
escuchando en cada paso que das la voz de la Mater y del Señor que solo
quieren llevarte a la plenitud y la felicidad. Pero para eso necesitan de tu Sí.
Dios no hace nada sin vos, y libremente te invita a que seas protagonista de
esta aventura. Depende de vos.
A continuación encontraras varias meditaciones que te quieren acompañar
en esta aventura, quieren ser un apoyo y una ayuda para que puedas descubrir
cuál es el querer de Dios para vos. Le agradezco el P. Juan José Riba que
desarrollo parte de ellas, las cuales fueron complementadas con el libreo “Si
Padre, nuestra entrega filial a Dios” del P. Rafael Fernández. Te propongo que
vayas haciendo las meditaciones una a una, en un espacio de tranquilidad.
Leelas con calma, reflexioná, rezá. Al final de cada una de ellas vas a encontrar
un ejercicio para hacer. No te apures, tenes todo el tiempo del mundo para
recorrer este camino. Tal vez te ayude en el proceso ir hablando con tu asesor
espiritual.
Rezo para que puedas recorrer este camino con alegría y audacia.
Cualquier cosa no dejes de escribirme; (tomasdelloca@yahoo.com)

P. Tommy Dell'Oca
1ª Meditación: ¿Qué es el Poder en Blanco?
El PK dice: «El Poder en Blanco es la entrega total a Dios y la conformidad
con la voluntad divina.»

2ª meditación: ¿Cómo surgió el Poder en Blanco en la Familia


de Schoenstatt?
Con la expresión «Poder en Blanco» el Padre Kentenich quiso expresar una
gran corriente de vida y de gracias que se dio en el tiempo inmediatamente
anterior a la 2ª guerra mundial.

3ª meditación: Jesús, encarnación del Poder en Blanco


Jesús es el ejemplo más perfecto de Poder en Blanco. El centro de su vida
ha sido siempre la entrega total a la voluntad del Padre. Tratar de vivir nuestra
propia vida según el Poder en Blanco va de la mano de crecer en vínculo
personal con Jesús.

4ª meditación: María, modelo vivo del Poder en Blanco


María no es sólo aquella a quien le entregamos nuestro Poder en Blanco, sino
también nuestro ejemplo para vivir el mismo. Ella nos puede enseñar a vivirlo ya
que aprendió a lo largo de su vida junto a Jesús.

5ª meditación: El Poder en Blanco, un camino hacia la


verdadera plenitud
El Poder en Blanco quiere regalarnos un camino hacia la plenitud personal.
Nada mejor que confiar nuestra vida en las manos de María y del Señor
sabiendo que no pueden estar en mejores manos.

6ª meditación: Los presupuestos para el Poder en Blanco


Te invitamos a meditar acerca de ciertos presupuestos para que tu
Poder en Blanco sea fecundo.

7ª meditación: El Poder en Blanco y tu vida


El Poder en Blanco quiere aterrizarse y hacerse bien concreto en tu vida.
Por eso en esta meditación quiero invitarte a que contemples toda tu vida a la
luz del Poder en Blanco; tu pasado, tu presente y tu futuro.

8ª meditación: Las pequeñas virtudes, desafios del Poder en


Blanco
El Padre Kentenich dijo una vez: «¡Quién vive el Poder en Blanco en las
pequeñas cosas, lo podrá vivir también en las grandes!»

9ª meditación: El apostolado, un termómetro del Poder en


Blanco
No podemos meditar sobre la entrega a Dios y a la Mater en el Poder
en Blanco sin meditar acerca de nuestra entrega a los demás.
Es así donde se hace concreta y real.

.
10ª meditación: La vida de oración en el Poder en Blanco
El Poder en Blanco te quiere invitar a que crezcas también en tu vida de
oración. El Padre Kentenich decía que quienes sellaban su Poder en
Blanco estaban llamados a vivir la «contemplación».

11ª meditación: ¿Cómo vivió Abraham su Poder en Blanco?


El Padre Kentenich solía repetir que nuestra espiritualidad surge de la vida
de la Iglesia como una respuesta a las necesidades de nuestro tiempo.
Desde el comienzo de la historia Dios se relaciona con el hombre,
dialoga con él, sella alianza.

12ª meditación: ¿Cómo vivió san Pablo su Poder en Blanco?


La historia del apóstol Pablo es una de las más fascinantes de la Iglesia primitiva, y
nos muestra cómo la gracia de Dios no permaneció estéril en el corazón de un hombre.
Estas empezando un nuevo camino. En algún momento de tu historia de
Alianza de Amor experimentaste que la Mater te invitó a profundizar un poco más
esté vinculo que tienen. Empezas a dar los pasos que tal vez te lleven a sellar tu
Poder en Blanco.
El PK dice: «El Poder en Blanco es la entrega total a Dios y la conformidad
con la voluntad divina.»
Él apunta a una entrega total a Dios y a la MTA. No sólo una entrega pálida,
mediocre, mezquina, que pone límites al actuar de Dios en mi vida. No es una
entrega que le da espacios a ellos en algunos puntos de la vida y en otros no.
Es además la conformidad con la voluntad divina. Yo tengo una voluntad libre,
el regalo más grande que Dios me dio. Él, a través del Poder en Blanco, me invita a
devolverle este don, a hacer que mi voluntad libremente se conforme o tome la
forma de su plan de amor, de sabiduría y de poder que tiene para con mi vida.En ese
sentido el Poder en Blanco te impulsa a entregar libremente tu voluntad para
cumplir con alegría los deseos de Dios, nuestro Padre, y de la Mater. Eso no
significa que a partir de este momento Dios te va a mandar cruces y sufrimientos
en tu vida, esa es una visión errada del Poder en Blanco porque en el fondo es una
visión errada de Dios. ¿quién es Dios para vos? ¿ una persona misericordiosa o
alguien que solamente juzga si hiciste o no hiciste algo? Dios simplemente escribe
trazos en tu vida. Está en uno aceptarlos y vivirlos como parte del plan de amor de
Dios.
Para sellar tu Poder en Blanco necesitas una imagen correcta de Dios. No
te olvides que Dios es un Padre lleno de amor y misericordia, que nos ama a cada
uno de nosotros con un amor personal.
¿Qué supone el Poder en Blanco?
Que depositamos toda nuestra confianza en esa persona a la que le damos
nuestro Poder en Blanco. Esa persona nunca abusara de nuestra confianza o
exigirnos algo que supere nuestras propias fuerzas. Esta entrega total de
confianza a Dios solo se puede entender si está basada en el amor. El amor
verdadero abre nuestro corazón hacia el otro.
¿Qué actitud requiere el Poder en Blanco?
En primer lugar requiere la actitud de filial frente a Dios. Ya lo decíamos
anteriormente. Dios en Padre, y por lo tanto estoy llamado a ser su Hijo. Eso te
regalará la verdadera libertad, te permitirá no quedarte atado al pecado, a los
egoismos
Con el Poder en Blanco queremos realizar dentro de la Juventud Masculina
el gran anhelo que el Padre Fundador formulara claramente en una carta desde el
Carmelo de Coblenza: «No queremos pertenecer a aquellos que ciertamente en la
oración saben hablar mucho de la entrega total, pero que utilizan todos los medios
para volver a poner el carro en su lugar, cuando Dios comienza a tomar en serio
nuestra oración y hacer con nosotros lo que Él quiere. Esto vale en especial cuando
nos introduce en la escuela del sufrimiento.» (Carta del 28/10/1941)

Para meditar
¿Cómo definirías Poder en Blanco con tus propias palabras?
¿ cuándo en la última semana intentaste cumplir la voluntad de Dios para
tu vida? ¿Lo pensaste en algún momento?

Si conoces a alguien que haya sellado su Poder en Blanco pedile que


comparta con vos su experiencia personal
Hölderlin, un gran poeta alemán, afirmaba: «Nacimientos deciden». Con
otras palabras podríamos decir, si queres saber qué es una cosa, debes
preguntarte por sus raíces, cómo nació.
Con la expresión «Poder en Blanco» el Padre Kentenich quiso expresar una
gran corriente de vida y de gracias que se dio en el tiempo inmediatamente anterior
a la 2ª guerra mundial.
Te ubico históricamente: Después de que Hitler tomara el poder en 1933,
comenzó a preparar primero de manera escondida y luego abiertamente al pueblo
alemán para la guerra. La propaganda nazi empezó a difundir la imagen de un
hombre heroico, disciplinado, lleno de virtudes naturales que tenía como destino
ser el conductor del mundo. Este hombre pertenecía a una raza privilegiada, la raza
aria. Todo esto fue llevando a una concepción más y más totalitaria de la vida que
traía como consecuencia la anulación de todas las posibles fuerzas que
obstaculizaban la realización de este sueño del Führer. Así fue como, comenzando
por los sindicalistas, los gitanos, los comunistas, los judíos, hasta llegar a protes-
tantes y católicos, Hitler va imponiendo su reinado del terror y de la prepotencia.
El 25 de mayo de 1939 los nazis incautan el Colegio Mayor de los Pallottinos
y lo transforman en un centro de formación. Incluso en el Santuario Original se
escuchan las arengas y provocaciones.
¿Cómo reacciona la Familia de Schoenstatt frente a esto? Se da cuenta que
«ha llegado la hora de tu amor» (HP, 589ss). Ya no basta simplemente el Capital de
Gracias cotidiano. ¡No! La Providencia a través de las circunstancias históricas
llamaba a una entrega total de la propia vida, al heroísmo de la Alianza de Amor.
Frente a la aceleración de la historia correspondía una aceleración de la gracia que
llamaba a crecer más en el camino a la santidad. En otras palabras había que darle
a María el «Poder en Blanco» sobre la propia vida, los edificios, el lugar con el
Santuario, las personas, sobre todo lo que constituía Schoenstatt hasta ese
momento.
Todo esto va acompañado de un símbolo: la coronación de la MTA. Con esto
los schoenstattianos querían expresar su pequeñez frente a los grandes peligros
que se abatían sobre ellos y su total confianza en el poder de omnipotencia
suplicante que tenía la Mater. Ellos sabían y confiaban su Poder en Blanco a esa
Reina del Santuario que tenía poder para librarlos.
Esto se concretará el 18 de octubre de 1939. Para esa circunstancia el
Padre, que estaba en Suiza, escribirá unas palabras de ocasión, conocida
posteriormente como la «2ª Acta de Fundación».
A continuación te transcribo las partes más importantes de la
misma:«...Podemos constatar como una gracia especial el hecho que la Familia, en
su totalidad, haya madurado en tal grado y penetrado tan profundamente en el
espíritu de su Acta de Fundación, que esté resuelta a entregar a la Madre Tres
Veces Admirable de Schoenstatt no sólo los bienes espirituales y terrenales que
posee, sino también la propia vida, totalmente y para siempre al servicio de su
Obra. Para nosotros significa una felicidad inmensa y un estímulo extraordinario
saber que todos los que se encuentran reunidos con nosotros, en nuestro pequeño
Santuario, han entregado a la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt el
Poder en Blanco sobre sí mismos y sus vidas.
Con este Poder en Blanco repetimos, a nuestro modo, el «Sí» y el «He aquí a
tu sierva» que la Sma. Virgen pronunció en la Anunciación. Con ello se declara
totalmente dispuesta a aceptar ciegamente todos los reveses del destino, que
estuvieran comprometidos en su maternidad, según la voluntad o la permisión
divina. Nunca se echó atrás en su Poder en Blanco: aun cuando el deseo de Dios la
hiciera huir de los que querían asesinar a su Niño, dejándola sin hogar, aun cuando
la hiciera caminar como fugitiva por sendas desiertas hacia tierras lejanas, de
costumbres distintas, diferentes mentalidades y diversa religión; aun cuando la
haya mantenido en la soledad de Nazaret, o la hiciera acompañar al Señor en sus
andanzas apostólicas; aun cuando la puso al pie de la cruz junto al Hombre-Dios
agonizante. ¡Estuvo de pie! Siempre permaneció fiel a su Poder en Blanco... Su vida
entera la inmoló al servicio del Señor que la eligió como Madre, Esposa y
Cooperadora...»

Con ese espíritu Schoenstatt caminó a través de los años del nacional-
socialismo. Schoenstatt es «hijo de la guerra», afirmaba el Padre Kentenich. El
arma para vencer el espíritu destructor y deshumanizante de la guerra fue el Poder
en Blanco.
Quisiera agregarte algo al final. La expresión «Poder en Blanco» la saca el Padre
del mundo jurídico: dar un Poder en Blanco a una persona significa que ella puede
disponer de mis bienes, de mis cosas. También utilizaba otra expresión «Cheque en
Blanco»: Yo extiendo un cheque en blanco y que el otro ponga la cifra que a él le
parezca conveniente.
Eso mismo queremos hacer nosotros frente a Dios, nuestro Padre: como hijos
ponemos nuestra firma en una hoja en blanco y dejamos que Él escriba lo que quiera
en ella.
Por eso el Padre Kentenich puede decir: La expresión «Poder en Blanco»
«caracteriza certeramente de una manera sensible todo el problema y su
esclarecimiento. Despierta la impresión: yo le doy a Dios un cheque en blanco,
pongo mi firma en la parte inferior. Sobre el papel en blanco puede escribir Él lo que
quiera. En todas las circunstancias, en todo mi futuro puede hacer Él conmigo,
puede disponer de mí, como Él quiera... Que la expresión Poder en Blanco, así como
Capital de Gracias, haya sido sacada del mundo económico corresponde, en un
tiempo marcadamente económico, a la ley de la segura adaptación pastoral.»

Para meditar

-¿Cuáles son las guerras que a vos te toca enfrentar en tu vida diaria?
-Te recomiendo que leas la 2da Acta de fundación (ver anexo 1). Subraya las
partes que más te llamen la atención
Jesús es el ejemplo más perfecto de Poder en Blanco. El centro de su vida ha
sido siempre la entrega total a la voluntad del Padre. Tratar de vivir nuestra propia
vida según el Poder en Blanco va de la mano de crecer en vínculo personal con
Jesús.
Veamos algunos puntos de su vida:

1. Jesús vivió movido por la entrega total a sumisión:

Llama la atención en la vida de Cristo, la consecuencia con la cual él asume su


misión. El es plenamente consciente de que debe llevar a cabo una tarea y que nada
hay que le pueda impedir cumplirla. Desde el momento en que se pierde en el templo
( Lc 2: 41- 50), le dice a su madre que él debe estar en las cosas de su Padre. Esa
entrega total a su misión la vivirá incluso en la cruz por fidelidad a la tarea que le
encomendó el Padre. Sus últimas palabras son “Todo está consumado”. Cristo ya
ha cumplido su misión y por eso puede entregar su espíritu en paz. Cristo sabe de
dónde viene y a dónde va; sabe a qué ha venido al mundo y qué es lo que debe
realizar. Debe llevar a cabo una tarea y no hay nada que le pueda impedir cumplirla,
aunque ello incluya rechazo o incomprensión.

2. Jesús depende enteramente del padre:

Detrás de todos sus actos está su profundo amor y su dependencia filial


frente al Padre. Su vida es un eterno girar en torno al Padre: él procede del Padre y
retorna hacia el Padre. Hay una íntima dependencia y unión al padre. La conciencia
de misión de Cristo brota de su relación al Padre. “En verdad os digo, el Hijo no
puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; lo que él hace, lo
hace también el Hijo” (Jn 7: 16); “El que me ha enviado está conmigo: no me ha
dejado solo porque yo hago siempre lo que a él le agrada” (Jn 8: 29)

Es un instrumento perfecto y dócil en manos del padre, para el cual lo único


que cuenta, aunque le cueste sangre, es cumplir filialmente su voluntad: “Mi
alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4:
34) Jesús muestra una actitud de total confianza y de máxima corresponsabilidad
y compromiso. Sabe que todo está en manos del Padre pero sabe también que la
acción del Padre busca pasar a través de la suya. No le basta con conocer la meta y
caminar hacia ella. Se trata de conocer y esperar la hora que para cada paso tiene
señalada el Padre, interpretando los signos de su Providencia.

3. Jesús está permanentemente unido al Padre por la oración:

A pesar de su intensa labor, el Señor siempre se deja tiempo para rezar. El


reza y enseña a rezar a sus discípulos. A lo largo de todo el evangelio siempre se
nos muestra a Jesús orando: oración solitaria, oración en comunidad con José y
María, oración en la Sinagoga, etc.
4. Jesús Buen Pastor:

Jesús mira como Hijo hacia el Padre y, por otra parte, mira como Buen
Pastor a sus ovejas. Abarca dos dimensiones: Por una parte, su dependencia filial
de Dios Padre, y, por otra, se entrega a los suyos como instrumento y reflejo del
padre. En él está presente y actúa el Padre.
Como Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, nos regala a cada uno de nosotros
su vida, no da vida. Porque él ha venido para que los suyos tengan vida y la tengan en
abundancia. Es fuente de vida para los suyos. Dar vida significa dar amor, dar
plenitud, dar alegría. Cristo se hace alimento para darnos vida. Como Buen Pastor
busca a la oveja perdida, mostrando así su cuidado personal por cada uno de
nosotros. En él se refleja el amor incondicional y misericordioso del Padre

5. Jesús nos pide que demos fruto:

El Señor incorpora a sus discípulos en su misión y de esa manera nos


incorpora a nosotros. Si ha encendido una luz es para que ésta ilumine a todos los
de la casa. Ellos deben brillar por sus buenas obras. Para ellos les ha dado una vida
“abundante”. Sus talentos deben dar fruto. Para ello nos educa con paciencia. Su
amor es paciente. Ama con predilección a los débiles ofreciéndoles su corazón. Lo
único que les pide en pago es amor.

Al mismo tiempo apela a lo mejor de nosotros. El Señor es consecuente y


radical: “el que no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12: 30). Cristo unía la bondad
de su corazón con la exigencia. Su amor no era blando. El confiaba en los suyos, por
eso también les exigía.

Jesús nos enseña a vivir la entrega en el espíritu del Poder en Blanco por sus
actitud frente al Padre, por su entrega, por su amor, por sus palabras y toda su
vida. Vivió su Poder en Blanco y nos invita a vivir el nuestro.

Para meditar:

Lee de corrido uno de los cuatro evangelios. Esa en la mejor manera de


conocer a Jesús y poder comprender su vida. ¿qué rasgos de su vida te llaman
la atención? ¿qué actitud suya quisieras incorporar en tu vida?
Te recomiendo también de ser posible que te des unos momentos para hacer
Adoración al Santísimo. Mirar a Jesús cara a cara.
María no es sólo aquella a quien le entregamos nuestro Poder en Blanco, sino
también nuestro ejemplo para vivir el mismo. Ella nos puede enseñar a vivirlo ya que
aprendió a lo largo de su vida junto a Jesús.
El Poder en Blanco de María comenzó históricamente el día de la Anunciación.
Ese día pasó lo siguiente:
«En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: ¡Alégrate, llena de gracia el Señor
está contigo! Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué
podía significar ese saludo. Pero el ángel le dijo: No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús; él será
grande y se lo llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin. María
dijo al ángel: ¿Cómo puede ser eso si yo no tengo relaciones con ningún hombre? El
ángel le respondió: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo de su vejez, y la que era considerada
estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.
María dijo entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has
dicho. Y el ángel se alejó.» Lc 1, 26-38

La escena de la Anunciación tiene para él varios momentos.


En primer lugar el gran anhelo de la Mater por la Redención. Ella, a través de su
oración que personifica al pueblo elegido, más aún, a toda la humanidad. Su anhelo
abre el cielo. Nunca nadie antes ni después pudo conmover tanto con su oración al
Dios vivo como para que enviase a su Hijo.
De acá podemos sacar como consecuencia que sin anhelos profundos no
podemos avanzar en el camino de la santidad. El Padre Kentenich formuló esto
diciendo: «La medida del anhelo es la medida de la realización». Sin aspiraciones, sin
ideales altos, es muy difícil que lleguemos a ser alguien en la vida. De la nada no sale
nada, del todo puede salir todo. Subir al montecito de un ratón a nadie le despierta
grandes anhelos; escalar el Aconcagua, eso despierta todas nuestras fuerzas.
También para el Poder en Blanco deberíamos tener ese anhelo que nos impulsa
hacia las alturas.
Pero Dios busca una respuesta, pide el sí humano a la encarnación de su Hijo. Él
no quiere actuar solo en la redención sino que la llama a cooperar. María da ese Sí y,
con ello, se alumbra el mundo. El No de Eva es superado por el Sí de María. Con esto
comienza un nuevo tiempo: Cristo se hace uno de nosotros. Dios pide que María le
entregue libremente su voluntad de ser Madre de Jesús, y ella consiente
plenamente. Sus palabras son expresión precisa de su Poder en Blanco: «Yo soy la
servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.» (Lc 1,38)
Y ese Sí resuena a través de la historia en todos aquellos que aceptan la
voluntad de Dios en su vida. En este nuestro tiempo, Schoenstatt quiere renovar
ese Sí de María, quiere que el Dios de la bondad y la misericordia descubra, como
hace 2000 años, personas que como María están dispuestas a darle su Sí para
este tiempo.
En otro texto, de la segunda Acta de Fundación, el Padre Kentenich continúa
comentando el Poder en Blanco de nuestra Madre diciendo:

“Con este Poder en Blanco repetimos, a nuestro modo, el «Sí» y el «He aquí la
Sierva del Señor» que la Sma. Virgen pronunció en la Anunciación. Con ello se
declara totalmente dispuesta a aceptar ciegamente todos los reveses del destino,
que estuvieran comprendidos en su maternidad, según la voluntad o la permisión
divina. Nunca se echó atrás en su Poder en Blanco: aun cuando el deseo de Dios le
hiciera huir de los que querían asesinar a su Niño, dejándola sin hogar, aun cuando
la hiciera caminar como fugitiva por sendas desiertas hacia tierras lejanas, de
costumbres distintas, diferentes mentalidades y diversa religión; aun cuando la
haya mantenido en la soledad de Nazaret, o la hiciera acompañar al Señor en sus
andanzas apostólicas; aun cuando la puso al pie de la cruz junto al Hombre-Dios
agonizante. ¡Estuvo de pie! Siempre permaneció fiel a su Poder en Blanco.
Permaneció al pie de la cruz aunque su corazón fue atravesado por una espada. Su
vida entera la inmoló al servicio del Señor que la eligió como Madre, Esposa y
Cooperadora. Esta es la razón por la cual se desvanece en ella todo interés propio.
Sólo una idea la domina: el Redentor del mundo y su Obra.»

De una manera muy rápida se nos muestra las diversas escenas en la vida de la
Mater y se quiere subrayar solamente una cosa: su Sí fue de una vez para siempre.
Su fidelidad fue jurada una vez para siempre, y no hubo nada que pudo torcerla y
buscar otro rumbo. Ahí estuvo aun cuando no entendía totalmente el camino de la
Providencia. Permaneció fiel a esa palabra que había dado al ángel en una tarde en
Nazaret. María había descubierto la razón de su vida y por ella se entregó
totalmente. Ella nos quiere ayudar a que nosotros también podamos descubrir el
gran plan de Dios con nuestra vida y que seamos fiel a él en el espíritu del Poder en
Blanco.

Para meditar:

Leé la vida de María en la Biblia, en especial en los evangelios de san Lucas


(cap. 1 y 2) y de san Juan (cap. 2 y 19), y Hechos de los Apóstoles (cap. 1).
El Poder en Blanco quiere regalarnos un camino hacia la plenitud personal. Nada
mejor que confiar nuestra vida en las manos de María y del Señor sabiendo que no
pueden estar en mejores manos.
A través del Poder en Blanco se nos regala una gran paz interior, nos hacemos
libres, perdemos el miedo a tomar decisiones y así vivimos de manera audaz. Como
resultado de todo esto nuestra vida se hace fecunda.

Paz interior: la entrega del Poder en Blanco nos libera de la angustia de la


vida que normalmente vive el hombre de hoy. Estamos inmersos en medio de
presionas familiares, laborales, económicas, personales. Ellas nos sacan tiempo,
energías, nos roban la tranquilidad. Muchas veces traen consigo stress y
depresiones haciendo mucho más pesada la carga. El peligro de esto es que nos
vamos cargando y terminamos explotando, lo cual trae repercusiones no solo para
nosotros sino también para los que nos rodean.
El Poder en Blanco nos invita a liberarnos de estas cargas y dejarlas en manos
del Señor. Eso no significa que nosotros no tengamos nada que hacer. Confiamos en
Dios y dejamos las cosas en sus manos, y al mismo tiempo, hacemos lo que está en
nuestras manos hacer. Como decíamos anteriormente, no solo rezamos para que
nos curemos de una enfermedad, sino que también vamos al médico.
Confiar en Dios nos libera de la angustia, permanecemos en paz porque
sabemos que Dios camina junto a nosotros.
Libertad: Nuestra vida es un camino hacia la libertad plena, es una lucha por la
verdadera libertad. Nuestro corazón está inquieto hasta que no hayamos llegado a
la libertad de los hijos de Dios.
¿qué es la libertad?
Una primera respuesta rápida que escuchamos es: «es hacer lo que a uno le dé
la gana». Sin embargo si sigo solamente mis ganas me puedo quedar vacío y hasta
tener problemas. Hoy tengo ganas de comerme 10 hamburguesas y...me las como.
A la noche no puedo estar quieto del dolor de estómago que tengo. ¡Seguí mis ganas
sencillamente y ejercité en ella mi «libertad»!
Una segunda respuesta es estar libre de todos los tabúes y leyes, sean estas
religiosas, sociales, económicas, morales, etc. No existen los límites. Las cosas no
se aplican para mí. … sin leyes la sociedad no se sostiene y la convivencia se hace
imposible. Imaginate lo que sería vivir sin leyes de tránsito!!! Lamentablemente
muchos jóvenes viven como si los límites no existieran.
Hay otros que afirman que sencillamente no hay libertad y que estamos
absolutamente condicionados por nuestra herencia genética, por la sociedad, los
padres y maestros, los políticos, etc. No creen sencillamente en el misterio del
hombre: lo han reducido a una computadora altamente compleja, pero programada
para reaccionar a ciertos impulsos.
Se trata de vislumbrar la verdadera libertad, no la que viene de abajo, sino la
que, viniendo de arriba, ordena y plenifica la de abajo.
Para entenderla debés partir reconociendo que Dios te dio una voluntad libre.
Ella es en primer lugar un don que nos hace semejantes a Aquel que es libre por
excelencia. Dios no nos creó como un árbol que sigue inflexiblemente las leyes de la
naturaleza, o un animal que depende exclusivamente de sus instintos. No, Dios nos
regaló un alma espiritual dotada de una voluntad libre para escoger el bien y
rechazar el mal.
Ahora bien: «Dios desea que le devolvamos esta libertad con una decisión libre.
Él quiere que le entreguemos este don totalmente hasta las últimas
ramificaciones.»
Nuestra voluntad libre está debilitada, herida por el pecado original. San Pablo
dice: «Y ni siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que
aborrezco... En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el
realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero» (Rom 7,
15.19). A través del Poder en Blanco le entrego a Dios esa libertad enfermiza que
me hace pensar sólo en mí mismo, en mis cosas, y me esclaviza; y escojo la libertad
de los hijos de Dios.
Quiero hacer míos los grandes planes de libertad y liberación que Dios pensó
para mi vida. A veces mis planes de vida son estrechos, mezquinos, miopes. A
través del Poder en Blanco dejo que la Mater reine a sus anchas en mi vida y me
ejercite en esa libertad que tuvieron los grandes de la Iglesia. Si me dejo liberar
interiormente y lucho por la verdadera libertad, podré liberar a otros.
Escuchemos de nuevo al Padre Kentenich: «Quien hace el Poder en Blanco como
corresponde, se entrega por completo al requerimiento, a los deseos y a la
voluntad del Padre Eterno. No quiere reservar para sí nada de su voluntad noble y
libre. En lo sucesivo forjará su vida y estará dispuesto a sufrir en ella con total
sumisión y conformidad a la voluntad divina. Son sólo muy pocos los que pueden
rezar con el Señor desde el fondo del corazón las palabras del Padre Nuestro:
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo».
Dios me pide no sólo esa voluntad enfermiza, sino toda mi voluntad. A veces uno
puede tener hermosas ideas, santas intensiones, grandes convicciones, mas no
son las que Dios quiere para mí. Puede ser que yo quiera casarme y haya visto lo
hermoso del matrimonio con mi novia, pero por muchos signos en mi vida me doy
cuenta que la voluntad de Dios va hacia otro lado: me llama a una vida consagrada. O
a lo mejor quiero servirle a Él haciendo este u otro trabajo y sin embargo Dios me
pide otra cosa. Todo esto nos lleva a experimentar lo que significa entregarle «toda»
la voluntad, «toda» mi libertad al Dios vivo para que Él cumpla en mi vida su voluntad.

Audacia y fortaleza: nos cuesta tomar decisiones, comprometernos con


las cosas. Muchas veces no sabemos que hacer. Si sabemos que Dios está con
nosotros, se nos hace más fácil dar los pasos. Vuelvo a decírtelo, no se trata
simplemente dar pasos sin pensar. Cuando uno busca la voluntad de Dios y la
encuentra, sabé y tiene la fuerza y la audacia para dar los pasos necesarios; por
mas que el camino presente dificultades y desafíos.

Fecundidad: si vivo mi vida según la voluntad de Dios, eso será fecundo para
mí y para los que em rodean. Jesús nos invita a que demos frutos, como
meditamos en la 3ra meditación. Vivir en plenitud es vivir en fecundidad

Para meditar
¿Cuáles son las cosas que te sacan la paz en tu vida?
¿Sos verdaderamente libre? ¿qué te saca la libertad?
A lo largo de estas meditaciones hemos ido profundizando acerca lo que
significa el Poder en Blanco, como se dio en la historia de Schoenstatt. En la última
meditación reflexionamos acerca de los regalos que el Poder en Blanco para tu vida.
Ahora te invitamos a meditar acerca de ciertos presupuestos para que tu Poder en
Blanco sea fecundo. Obviamente, como siempre decimos al referirnos a las cosas
de Dios, no se trata que uno tenga una vida perfecta, ni que cada uno de estos
puntos los tenga totalmente integrados en mí, sin embargo es bueno que le demos
una vuelta.

Es bueno para sellar el Poder en Blanco:


· Tener una buena imagen de Dios
· Estar convencido de que la ley fundamental del mundo es el amor
· Creer que Dios nos quiere como cooperadores en su plan de amor
· Estar convencido que Dios puede sacar un bien del mal

Tener una buena imagen de Dios: si sellar Poder en Blanco significa una entrega
a Dios y a la Mater, es bueno que mi relación con ellos sea verdadera y profunda. Esa
entrega solo es posible si realmente creo que Dios es un Dios de amor, que es
Padre, que se preocupa por mí, que me quiere y que quiere lo mejor para mi vida.
Dios es el primer interesado de que mi vida sea plena.

Si Dios es para mí un ser lejano, alguien que no tiene nada que ver conmigo ni mi
vida, si le tengo miedo o desconfianza, difícil será que me entregue. Otras veces
creemos que lo único que le importa a Dios es si cumplí o no cumplí con lo que me
pide, creyendo que su amor hacia mí va a depender exclusivamente de esto.

Una de las razones por la cual podemos sentirnos así es por alguna experiencia
o vivencia que tuvimos. En momentos de grandes cruces, como puede ser la
enfermedad o muerte de un ser querido, se hace muy difícil experimentar el amor de
Dios. O si tuvimos una mala experiencia de paternidad, no nos va a ser tan fácil
entender que Dios es Padre. Cada una de estas vivencias nos condicionan
psicológicamente, por eso es fundamental entender que a pesar de eso, estas
vivencias no te determinan como persona. Es importante para ello tratar de sanar
estás malas experiencias. Seguramente en tu propia vida hay muchísimas vivencias
en las que podes descubrir en amor que Dios te tiene.

Estar convencido de que la ley fundamental del mundo es el amor: Toda personas
que experimenta en su vida el amor vive de otra manera. Es difícil poder dar pasos
de crecimiento si no nos sabemos amados por alguien. San Pablo continuamente
experimentaba en su vida el amor de Dios, “me amó a mí”. El amor de Dios no es un
amor general, sino que es personal. Ama a cada uno tal y como es. El P. Kentenich
decía que los santos llegaron a ser santos cuando supieron y se sintieron amados
por Dios.
Es fácil aceptar esta idea, pero cuesta muchas veces aterrizarla en la vida de
todos los días. No es suficiente revisar la propia vida de manera intelectual, sino
que esta verdad tiene que calar hasta lo más profundo de nuestro ser.
Creer que Dios nos quiere como cooperadores en su plan de amor: Para muchas
personas Dios creó el mundo y después se desentendió de él. Incluso, ya trazo el
camino de la vida de cada uno de nosotros y ya están todas las cartas echadas, no
podemos hacer, decidir o elegir absolutamente nada de nada. Creemos que si
hacemos las cosas bien como él nos dice nos va a premiar y nos salvaremos. De lo
contrario, si hacemos las cosas mal, nos condenamos.
Dios nos crea por amor, a su imagen y semejanza. Dios nos crea como personas
libres, y en esa libertad cada uno de nosotros puede decidir si acepta y coopera en
el plan de Dios para su vida o no, si lo rechaza. Si abrimos nuestro corazón y
dejamos que Dios actúe, nos transformamos en colaboradores de Dios. Uno tiene
la capacidad y la potestad para decidir, para actuar. La vida de cada uno de
nosotros está en nuestras manos, por lo tanto somos responsables de ella.
Estar convencido que Dios puede sacar un bien del mal: Uno de los grandes mierdos
que podemos tener frente a Dios es creer que el nos puede mandar desgracias. Si
yo le doy un Poder en Blanco, seguramente me va a mandar cruces y sufrimientos
para probarme. En el fondo, esto nos muestra esa mala imagen de Dios que
tenemos. Creemos que todo el mal que existe en el mundo es causado por Dios. El
libro del Génesis nos dice que cuando Dios creo el mundo vio que todo era bueno.
Lamentablemente el hombre usa mal su libertad y así entra en el mundo el mal. Así
llegan los egoísmos, las individualidades, la mentira.
La pregunta que nos da vueltas en la cabeza: Si Dios existe y es bueno… por qué
pasa lo que pasa. Una vez más la respuesta a esa es la libertad del hombre. Cada
uno de nosotros está invitado a que el mundo sea diferente. Todos podemos hacer
nuestro aporta para ello. Quien no es autor y gestor del bien, deja que el mal se
haga presente.

Para meditar:
¿Qué huellas positivas y negativas de Dios encontras en tu vida? ¿has
elaborado espiritualmente las negativas? (te lo recomiendo, hablalo con tu
asesor espiritual)
¿Dónde experimentas en tu vida el amor de Dios? ¿Sos vos testimonio de ese
amor para los demás?
¿En qué aspectos de tu vida estás cooperando con Dios?
¿Pudiste sacar de alguna experiencia de dolor algún crecimiento?

Te recomiendo que leas la 1ra carta de San Juan


El Poder en Blanco quiere aterrizarse y hacerse bien concreto en tu vida. Por
eso en esta meditación quiero invitarte a que contemples toda tu vida a la luz del
Poder en Blanco; tu pasado, tu presente y tu futuro.
Una mirada al pasado: uno de los aspectos más importantes del cultivo de
nuestra vida espiritual es la posibilidad de elaborar nuestra propia historia de vida.
De esta manera podemos elaborar nuestro pasado y descubrir las huellas de Dios
en ella. Al descubrirlas se nos hace más fácil entrar en dialogo con él en nuestro
presente. Dios nos habla a través de nuestra historia, de sus momentos de alegría,
de sus momentos de tristeza, de los éxitos y de los aparentes fracasos. La
invitación es sobre todo a reconciliarte con Dios por los momentos más dolorosos.
En primer lugar busca recordar los momentos de alegría. Nos resulta más fácil
centrarnos en lo doloroso y difícil y por eso pueden perderse muchos momentos y
experiencia de profundo amor. La actitud negativa nos aleja de Dios, de los demás,
de nosotros mismos. Es una invitación a agradecer por los regalos de amor que
recibimos día a día. Que no caigan en el olvido ninguno de estos regalos.
Con respecto a las cosas negativas de nuestro pasado es bueno también
mirarlas de frente. Si simplemente tratamos de evitarlas o hacer como si no
hubieses existido nos seguirán condicionando y afectando. El Poder en Blanco
quiere ayudarte a digerir esas experiencias, transformarlas, llenarlas de luz. Eso
no significara que las heridas desaparezcan, sino que las integramos como parte de
nuestro caminar.
El peligro de no hacerlo es que continuamente tapemos las cosas, o nos
escapemos de ellas. Nos llenamos de trabajo, queremos olvidar los problemas a
través del alcohol, preferimos salir todo el tiempo de joda, vivir el Hakuna Matata.
Lo primero que tenemos que hacer el Enfrentar los problemas. Ser sinceros
con nosotros mismos, dejar de escaparse, reconocer que hay algo de nuestro
pasado que nos afecta, que nos duele. En la medida en que nos apoyamos en Dios, el
enfrentar los problemas será más fácil. Eso también me va a dar la fuerza de pedir
ayuda en caso de necesitarla. Hablar siempre hace bien, este es el segundo paso.
No se trata de ventilar por todos lados nuestros problemas o heridas, sino poder
descargarse con alguien de nuestra confianza.
Pedir ayuda y hablar con alguien nos ayuda a dar el tercer paso. Objetivarse. La
distancia, darle aire a los temas, tomar un poco de distancia, nos permite darnos
cuenta que muchas veces las cosas no son tan complejas como nos imaginamos.
Los dos últimos pasos requieren el salto de fe, se trata de asumir nuestra
pequeñez y confiar en Dios. La debilidad es parte de la vida, las cruces son parte de
nuestra vida. El dolor es parte de la vida, de la de todos. Hay cosas que están en
nuestras manos y hay otras que escapan totalmente nuestras posibilidades y
capacidades. La reconciliación con el pasado es reconciliación con nosotros
mismos, con quienes somos, con nuestras luces y sombras. En todos estos
puntos pueden ayudarte una buena confesión y acompañamiento espiritual.
Una mirada al presente: no nos sirve de nada quedarnos simplemente pegados
en el pasado. Tenemos que poner nuestra energía en el presente. El Poder en
Blanco quiere invitarte a reencender tu presente, a vivir el día a día con plenitud. Se
puede vivir la entrega a Dios en la fidelidad de las pequeñas cosas de la vida diaria.
En esas cuesta mucho más ser fiel cuando nos dejamos ganar por la rutina. El P.
Kentenich siempre invitaba a hacer lo ordinario de manera extraordinaria. Llenar de
amor cada una de las cosas que tenemos que hacer. Es bueno revisarnos todos los
días en estos puntos, antes de irte a dormir date unos minutos para hacerlo. De
esta manera también nos será más fácil encarar las cruces del día a día.
Darse espacios para Dios todos los días nos prepara espiritualmente para
enfretar las cosas que vendrán por delante, sobre todo las situaciones
imprevistas. También es una invitación para aceptarte a vos mismo, a tu realidad.
Cultivar tus talentos, abrazar las debilidades, en definitiva apostar por un sano
cultivo de la autoestima y del amor a uno mismo. Si Dios te ama, por qué no amarte
a vos mismo.

Finalmente llenar de Dios tu presente te ayuda a no quedarte enganchado a


cosas que no te harán crecer. Muchas veces tener relaciones personales que te
perjudican, o estás muy pegado a bienes materiales, o un estilo de vida, etc. Hay
que luchar contra las debilidades del carácter, contra las cosas que te sacan la
verdadera libertad. Todo ello se lo entregamos a Dios en el Poder en Blanco.

Dale un sí a tu vida, a tu trabajo, a tu estudio. Dale un sí a tus padres, a cada uno


de tus hermanos, a tu novia, a tus amigos. Dale un sí a los demás en un apostolado
concreto. Date un sí a vos mismo, y así se lo estarás dando a Dios.

Una mirada hacia el futuro: A todos nos preocupa nuestro futuro personal, el
futuro de nuestro país, de nuestros amigos, etc. Incluso muchas veces le tenemos
temor a ese futuro. Nos gustaría conocerlo de antemano, y sobre todo controlarlo.

¿Cuál es la respuesta que nos ofrece el Poder en Blanco con respecto a todo
esto? El Padre nos dice: «El Poder en Blanco es una forma concreta de la
conformidad con la voluntad divina que se aventura hacia el futuro». En el fondo el
Poder en Blanco quiere educarnos hacia una disposición libre frente a nuestro futu-
ro. ¡Cuántas veces la vida nos sorprende con cosas que no estaban en nuestro
planes! P. ej. me va mal en un examen para el que había estudiado mucho, o me
corta mi novia, mis padres se pelean y están a punto de separarse, me enfermo
gravemente, etc. ¿Qué hacer?

¡Señor, aquí tienes mi Poder en Blanco!

Que el Poder en Blanco mire hacia el futuro no significa que frente a él nos
ejercitamos unilateralmente en tener una actitud pasiva, de aceptación total
frente a los acontecimientos. ¡No! Si estoy muy enfermo no sólo debo rezar, sino
también llamar al médico. No queremos caer en un «sobrenaturalismo pasivista»,
esto es, en esperar de Dios todo y no hacer absolutamente nada. En ese sentido el
espíritu de Poder en Blanco quiere vivir en plenitud mirando al futuro con esa
máxima de Schoenstatt: «Nada sin ti, nada sin nosotros».
Para meditar:

Pasado:
Enumera algunos de los regalos que Dios te hizo en tu vida, en tu persona, en las
personas que te rodean. Agradece por ellos.
Elige alguna de las situaciones dolorosas de tu vida y recorre los pasos
propuestos en la meditación: enfretalo, hablalo, objetívate, asumilo, dejalo en
manos de Dios

Presente:
Antes de irte a dormir decídale un par de minutos a tu día para descubrir los
regalos de Dios en ese día. ¿Qué puedo hacer diferente el día de mañana? Elegí un
propósito concreto para hacer extraordinario lo ordinario.

Futuro:
¿le tengo miedo a algo de mi futuro con respecto a mi familia, a mi novia, a mi
trabajo o estudio, a mi mismo? ¿En qué me afecta? Dejalo en manos de la Mater.

Consejo: si queres poder ir a compartir con tu asesor espiritual todo lo que


meditaste.
«Hace dos meses que estoy así: depresivo, irritable, intolerante. Exac-
tamente desde que me bocharon en el examen de Matemática, porque me impide
cursar este año varias materias debido a la correlatividad. ¡Había estudiado tanto!
Y, aunque se lo entrego a la Mater, no encuentro consuelo. El 2 sigue estando en mi
libreta.»
«Con mi padre no hablo más. Pensamos distinto, es de otra generación.
Además el otro día me peleé fuerte con él, porque no me dejó usar el auto para salir
con mis amigos a bailar. Definitivamente tengo que irme de casa.»
Estas y otras anécdotas que vos mismo podes agregar, nos muestran la
vida diaria. Una espiritualidad que no da respuesta a la vida diaria, en el fondo no
sirve para nada; encima es peligrosa, pues no nos ayuda a resolver con Dios los
problemas cotidianos, sino que nos lleva a evadirlos.
El Padre Kentenich dijo una vez: «¡Quién vive el Poder en Blanco en las
pequeñas cosas, lo podrá vivir también en las grandes!»
En ese sentido la vida diaria es el gran campo de entrenamiento. Allí Dios me
ejercita para vivir el Poder en Blanco, para practicar una alegría heroica frente a las
tristezas, una fortaleza vigorosa frente a los obstáculos, un sacrificio oblativo por
los demás, etc.
En mi vida cotidiana y concreta puedo vivir heroicamente el mundo de lo que
el P. Kentenich, en la Santidad de la Vida Diaria, llama las «pequeñas virtudes». Te
preguntarás qué son y para qué sirven.
Por lo pronto se denominan pequeñas virtudes, «porque apenas se estiman y
aprecian a los ojos del mundo». El Padre Kentenich nos aclara: « Las pequeñas
virtudes poseen una gran importancia ya que deben considerarse como virtudes
sociales, seguras, ordinarias y razonables. Decimos que son sociales porque son el
alma de la vida en sociedad, que sin ellas quedaría desconcertada. Seguras porque
no procuran mucha honra y estimación, y así no pueden ser ocasión de soberbia.
Las llamamos ordinarias porque son abundantísimas en la vida de cada día las
ocasiones para practicarlas. Debemos llamarlas también muy razonables porque
todos sabemos por experiencia que por su falta hacemos sufrir a otros y otros nos
hacen sufrir a nosotros». En este contexto es bueno recordar que muchas veces
encontramos personas que son capaces de consumirse enteramente por un amigo
lejano, pero no saben aunque más no sea atender mínimamente a los que viven con
ellas en su casa. Hacer caridad a la distancia es fácil; ahora bien, sólo en la cercanía
la caridad muestra su autenticidad.
¿Cuáles son las pequeñas virtudes? San Francisco de Sales las describía
así: «Las pequeñas virtudes son muchas. Voy a enumerarlas brevemente: indul-
gencia con las faltas de los demás y prontitud para perdonarlas, aun cuando no
haya derecho a pedir semejantes miramientos; cierto disimulo que parece no ver
ciertas deficiencias notables; disimulo que como ves es lo opuesto de aquella triste
perspicacia que tienen algunos para ver defectos ocultos; cierta compasión que
hace suyos los afectos de los infortunados y afligidos, y una alegría que comparte
las alegrías de los que son felices, para acrecentarlas; cierta flexibilidad de
espíritu, que sabe ver, sin repugnancia, lo que hay de razonable y cierto en las
opiniones de un compañero o compañera, aunque no lo haya comprendido al
momento y que sabe pagar, sin envidia, el tributo de reconocer que las ideas de
otros son más acertadas; cierta solicitud para prevenir las necesidades de los
demás, para evitarles las molestias de sentirlas y el sonrojo de pedir ayuda;
la bondad del corazón que en todo momento hace lo más posible para ser útil y
agradable a los demás, y aunque sólo pueda hacer poco su deseo sería hacer mucho
más; una finura atenta, que sabe escuchar a los pesados sin dar muestras de
displicencia, e instruye a los ignorantes sin que ellos lo adviertan sensiblemente;
cierta cortesía, que al cumplir con los deberes del decoro no lo hace con la falsa
amabilidad del mundo, sino con sincera y cristiana cordialidad».

En la fuerza del Poder en Blanco queremos vivir estas pequeñas virtudes, no con
mediocridad, sino con heroísmo. Nos mueve la magnanimidad, no la obligación, la
entrega generosa, no la reserva mezquina, el vigor audaz, no el lamento quejumbro-
so.
Resumiendo: en la vida diaria y concreta se forja el Poder en Blanco.

El Poder en Blanco me regala:


ver con ojos de fe mi vida diaria;
descubrir el sentido de las cosas que humanamente vistas no lo tienen;
tener ese vigor fuerte y sencillo para asumir la cotidianidad con sus rasgos de
rutina, poco incentivo, etc.

La vida diaria, por su parte, le regala al Poder en Blanco un «sano realismo» y lo


estimula para que viva heroicamente el mundo de las pequeñas virtudes.

Para meditar
Elegí para el próximo tiempo una de las pequeñas virtudes que te cueste y
busca vivirla. Te recomiendo que todas las noches revises si la viviste o no.
No podemos meditar sobre la entrega a Dios y a la Mater en el Poder en Blanco sin
meditar acerca de nuestra entrega a los demás. Es así donde se hace concreta y real. La
Mater te escogió a través de la Alianza, te amó y cobijó en su santuario. Ella comenzó a
modelar tu corazón y ahora te pide que se lo abras total y heroicamente. Y, ¿para qué todo
esto? Porque te quiere utilizar como su instrumento.
«Misus sum», «he sido enviado», solía repetir el Padre Kentenich. Él se sabía utilizado
continuamente por la Mater, para llevar Schoenstatt a todos lados. Y no lo detuvo ni la
incomprensión de los profesores y alumnos en la etapa fundacional, ni la amenaza de los
nazis en el campo de concentración, ni el exilio que sufrió por amor a la Iglesia en Milwaukee.
Una frase hizo historia: «Schoenstatt es instrumento predilecto en manos de María».
Esta frase fue la bandera que movilizó al Padre Kentenich y los primeros congregantes.
Ellos se dieron cuenta que la luz que habían recibido en el Santuario no era para esconderla
bajo un cajón, sino para ponerla encima de la mesa para que ilumine a todos. Se sentían
profundamente instrumentos en manos de la Mater. No les interesaba el qué dirá la gente,
ni les asustaban las dificultades. No; sabían que ellos eran esa generación a la que le
tocaba llevar Schoenstatt al mundo entero.
El apostolado no siempre mueve las fibras de nuestro corazón. Hay veces que
preferimos quedarnos en la comodidad de nuestra casa. Otras veces creemos que ya pasó
mi tiempo de apostolado, ya hice muchas cosas. Si bien esto puede ser cierto, ya hiciste
mucho, el tiempo del apostolado no acaba. Ser apostol es una invitación para todos y para
toda la vida. Más aún para quienes entregan su corazón a la Mater.
En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el papa Francisco señala un par de
tentaciones que nos pueden afectar a la hora de encarar el apostolado:
Hay una gran preocupación por los espacios personales de autonomía y de distensión.
No tengo tiempo y por lo tanto no me comprometo con nada. No quiero que me saquen mi
tiempo libre.
El relativismo, muchos viven como si Dios no existiera. Lo poco que hago lo hago por
hacerlo. No encuentro a Dios detrás de las cosas. El problema es el de las actividades mal
vividas.
Buscar el propio éxito o reconocimiento y no el servicio y el bien de los otros. El
inmediatismo con el que se quieren alcanzar las cosas hacen que no toleremos los
aparentes fracasos, las criticas, menos aún, la cruz.
El pesimismo, todo esta mal, las cosas no van a cambiar. Los males del mundo son
excusa para quedarse de brazos cruzados. Hay personas que continuamente se quejan de
todo y por todo.
La envidia y el celo entre las personas. No hay verdadero encuentro entre las personas,
no podemos trabajar con otros. Hay divisiones, egoísmos, hablamos mal de los demás,
deseamos imponer nuestras propias ideas.
Poca paciencia con los jóvenes. A los adultos les cuesta entenderlos. Los jóvenes
tienen que evitar la tentación de cortarse solos.
Si hacés el Poder en Blanco tenés que saber que de ahora en más la MTA te va a utilizar
de manera predilecta para llevar su mensaje y persona al medio del mundo.
Por pura gracia hemos sido rescatados. El amor de María no pasó en vano por

Para meditar:

-¿Estás realizando algún apostolado en este momento? ¿Cuál? ¿qué es lo que


ese apostolado te regala y qué es lo que vos regalas en él?
-¿Se presente en tu vida apostólica alguna de las tentaciones señaladas por
el Papa Francisco, o alguna otra tentación?
La oración es un diálogo íntimo, confidente con Dios y la Mater. Ahora bien, este
diálogo puede no ser pleno, inmaduro. Puede pasar que mis intereses, mis
problemas, estén tan en primer plano, que no escuche realmente a Dios, que haga
oídos sordos a algo difícil que me quiera pedir, que mi decisión por emprender el
camino de la santidad esté viciada por la mezquindad personal, que escuche más
los ruidos pequeños o ensordecedores que hay en mi alma y no su voz.
El Poder en Blanco te quiere invitar a que crezcas también en tu vida de
oración. El Padre Kentenich decía que quienes sellaban su Poder en Blanco estaban
llamados a vivir la «contemplación». ¿Qué entiende él por contemplación? «Se trata
de contemplar al Dios de la vida, a la Mater como ellos actúan en mi vida.»
Para ello necesito desarrollar en mí la interpretación simbólica de la vida. Un
paisaje bello es mucho más que un poco de tierra, agua almacenada en un lago
natural y árboles de diversos tamaños y colores. No, es un espacio del cual yo
participo, me serena interiormente, me alegra y me hace percibir en el fondo que
Alguien creó esto para mí en este momento, que Alguien me puso en este lugar
para alabarlo.
Un teléfono no es sólo un aparato con teclas, un auricular y un micrófono, para
facilitar nuestra comunicación. No, es símbolo de la inmensa inventiva que Dios
puso en la cabeza y las manos del hombre: cada vez que suena me comunico con
amigos, parientes, seres queridos, clientes, compañeros, que me necesitan y a los
cuales yo preciso. Una canilla de agua es mucho más que un caño, quizás finamente
labrado, por el cual sale un líquido que los hombres llaman agua. No, ella en su
simplicidad nos recuerda al Dios vivo, fuente que no se consume nunca, que mana
continuamente en el Santuario, y que refresca nuestras vidas y nos lava
interiormente.
El lápiz con el que escribo no es simplemente un trozo de madera con una mina
de grafito que apoyada sobre una superficie traza signos para comunicarme con
otros. No, me recuerda que Dios ya ha escrito con su mano mi vida, y que quiere
seguir escribiéndola de ahora en más. La puerta que se abrió en mi trabajo, no fue
simplemente para ganar más plata. No, es un signo personal del amor que Dios me
tiene.
Todas las cosas que me pasan pueden ser interpretadas simbólicamente,
iluminadas desde la fe. El Poder en Blanco quiere desarrollar al máximo esta dimen-
sión más contemplativa de mi vida. De esta manera toda mi vida se puede hacer
oración y encuentro cotidiano con el Dios vivo, que de tantos modos me habla, y
tantos «pequeños profetas» me envía.La dimensión contemplativa de la vida no
significa que uno tenga que ser pasivo frente a la vida. No, al contrario, cuando veo
al Señor actuar, eso me impulsa a coactuar con Él, a cambiar el mundo con Él, a
trabajar con todas mis fuerzas allí donde Él está trabajando. Es la actitud del hijo
mayor, que viendo trabajar a su padre o a su madre les ayuda poniendo lo mejor de
su parte.

Para lograr esto tenés que cultivar buenos ratos de contemplación. No


deberían ser menos de 15 minutos. Es bueno que busques un lugar tranquilo de tu
casa; o, si estás cerca del Santuario, aprovechálo; o elegí horas más tranquilas –
pero preferentemente no muy tarde a la noche, cuando ya estés demasiado
cansado para establecer un buen diálogo.
Comenzá poniéndote en presencia del Dios vivo, o de la MTA. Imagináte que
estás en el Santuario y la contemplás cara a cara. Dejá que lentamente el silencio
llene tu alma. Ahora podés empezar a preguntarte a vos y a ella:

-¿Dónde me encontré hoy con vos Mater?


-¿Qué me dijiste?
-¿Te contesté?

Al final renová tu Alianza de Amor y tu intención de seguir preparándote al Poder


en Blanco.

Para meditar

Hacer una oración contemplativa de por lo menos 15 minutos. Al principio te


parecerá más difícil, pero poco a poco iras ganado práctica y te resultara
más simple y más profunda
El Padre Kentenich solía repetir que nuestra espiritualidad surge de la vida de la
Iglesia como una respuesta a las necesidades de nuestro tiempo. Desde el
comienzo de la historia Dios se relaciona con el hombre, dialoga con él, sella alianza.
Desde el comienzo de la historia hubo hombres y mujeres que dieron su sí a la
invitación del Señor. En estas dos últimas meditaciones te invitamos a conocer la
vida de dos de ellos; Abraham y San Pablo.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Tiene el Poder en Blanco una raíz bíblica? ¿Hay
alguien que lo vivió de una manera ejemplar?
Para contestar esta pregunta queremos adentrarnos en esta meditación en la
figura de Abraham, el primer patriarca del pueblo elegido.
Leemos en la Sagrada Escritura: «El Señor dijo a Abrám: Deja tu tierra natal y la
casa de tu padre y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación,
engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y
maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra.
Abrám partió, así como el Señor se lo había ordenado.» (Gen 12, 1-4)
Abraham es llamado. Debe dejar su tierra, sus posesiones, amigos, segu-
ridades y lanzarse hacia lo desconocido, hacia esa aventura a la cual Dios le invita.
Desde el vamos Abraham el da el Poder en Blanco a su Dios: Tú me has llamado, tú
me tiene que conducir, no me importa cómo. ¡Aquí estoy, adelante! En el fondo, él
intuye que sólo aquel que se lanza radicalmente a la aventura con Dios puede
vivenciarlo plenamente y experimentar sus dones y regalos. El mediocre, el
timorato, no puede vivir el misterio del Poder en Blanco, porque para ello se
necesita un corazón generoso, un espíritu dispuesto, una confianza victoriosa en
las promesas y la misericordia infinita de Dios.
Así es como llega Abraham al país que Dios previó para él y su descendencia
(Gen 12, 6). Lo recorre y sabe que le pertenecerá, por lo que construye altares
(Gen 12, 7). Yahvé renueva la promesa que le hiciera al comienzo de su
peregrinación (Gen 13, 14-18).
Pero el espíritu del Poder en Blanco no ha llegado aún a su cumbre, sino que debe
forjarse en una prueba mayor: la descendencia. En un momento se queja
amargamente Abraham ante Dios, ya que sól.o su esclavo va a heredarlo (Gen 15,
2). Yahvé lo consuela y le asegura que no será él, sino un hijo de sus entrañas el cual
le sucederá (Gen 15, 4). El tiempo no había llegado todavía. Abraham confía y
espera.
Muchas veces Dios nos educa a vivir el Poder en Blanco, haciéndonos tener una
gran paciencia, en la que se acrisola la confianza y la fe.
En ese ínterin flaquea la fe de Abraham, y, a instancias de su mujer, concibe un
hijo con su esclava egipcia Agar: Ismael. Pero éste no es el descendiente
prometido.
Poco tiempo después concibe Sarai, su esposa, y da a luz a su hijo Isaac.
Abraham no sólo será padre de él, sino de muchos pueblos. Su fe, su fidelidad al
Poder en Blanco dado, le regala esta gran gracia de su hijo, esta gran promesa
cumplida.Pero aún no llegó a su fin esta historia: falta escalar la última cumbre del
Poder en Blanco: el sacrificio de Isaac.
Leamos en la Biblia: «Después de estos acontecimientos, Dios puso a prueba a
Abraham. ¡Abraham! le dijo. Él respondió: ¡Aquí estoy! Entonces Dios le siguió
diciendo: Toma a tu hijo único, al que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moría, y
ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré
A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos
de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto se
dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día, alzando los ojos, divisó
el lugar desde lejos. Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su
hijo Isaac. Él, por su parte, tomó en sus manos el fuego y el cuchillo y siguieron
caminando los dos juntos. Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: ¡Padre!
Él respondió: Sí, hijo mío. Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero, ¿dónde
está el cordero para el holocausto? Dios proveerá el cordero para el holocausto,
respondió Abraham.
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar,
dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego
extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo
llamó desde el cielo: ¡Abraham, Abraham! ¡Aquí estoy!, respondió él. Y el Ángel le
dijo: No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que
temes a Dios, pues no me has negado ni siquiera a tu hijo único.» Gen 22, 1-12

¿Cuál es el sentido de esta prueba, que a nuestros ojos es tan dura? Dios
«tenía» que cerciorarse que el corazón de Abraham le seguía perteneciendo
totalmente, y que los dones que le había regalado, en cumplimiento de la promesa,
no lo habían alejado de Él, la fuente de todo. Con otras palabras: Dios quería
verificar con esta prueba que Abraham seguía viviendo en el espíritu del Poder en
Blanco.
Ya el relato nos anticipa la respuesta de Abraham. A la pregunta del pequeño
Isaac sobre dónde está el cordero del sacrificio, Abraham sólo contestará: «Dios
proveerá, hijo.» Todo lo que él había recibido, lo tiene que devolver libremente en las
manos del Señor.
Sólo así podrá ser bendecido por Dios definitivamente con las palabras: «Juro
por mí mismo, oráculo del Señor, porque has obrado de esa manera y no me has
negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia
como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.» Gen 22, 16-
17

Para meditar

Leer la historia de Abraham en el Génesis, meditándola de la siguiente


manera:
¿Qué hizo Dios?
¿Cómo respondió Abraham?
¿Cómo vivió su Poder en Blanco en esa circunstancia concreta?
Motivación:
La historia del apóstol Pablo es una de las más fascinantes de la Iglesia
primitiva, y nos muestra cómo la gracia de Dios no permaneció estéril en el corazón
de un hombre.
La primera noticia que tenemos de Pablo es en la escena del apedreamiento de
Esteban. Ahí cuentan los Hechos de los Apóstoles: «Los testigos se quitaron los
mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo» (Hech 7, 58). Saulo todavía no era
Pablo, ni mucho menos san Pablo; si bien no apedrea a Esteban, con su actitud
acepta y confirma este cruel hecho. Todavía está lleno de un celo fanático por la re-
ligión de sus mayores; y se da cuenta que esta nueva secta, surgida de la muerte de
ese profeta loco llamado Jesús de Nazaret y promovida por hombres sencillos,
pescadores incultos, entrañaba un gran peligro para las creencias profundas de su
pueblo, convicciones que habían soportado el asedio de persas, babilonios y
romanos a lo largo de la historia del pueblo elegido. No, no podía ser que esta locura
surgida del judaísmo siguiera captando más y más gente. Había que detenerla, si
era necesario a sangre y fuego. Saulo todavía no se había encontrado cara a cara
con Jesús resucitado.
Así fue como, pidiendo cartas al Sumo Sacerdote para apresar a todos los
seguidores del «camino» (así se llamaba en esos tiempos al cristianismo primitivo),
se encamina apresuradamente hacia Damasco.
En el camino sucede algo que cambiará para siempre la vida de Saulo.
Escuchemos el relato:
«Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo
lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le
decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él preguntó: ¿Quién eres tú, Señor? Yo
soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. Ahora levántate y entra en la
ciudad, allí te dirán lo que debes hacer. Los que lo acompañaban quedaron sin
palabra, porque oían la voz, pero no veían nada. Saulo se levantó del suelo y, aunque
tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.» Hech 9, 3-8
Saulo es volteado del caballo: tiene que empezar una vida radicalmente nueva.
En la pregunta de Pablo a Jesús no sólo está el desconocimiento sobre su persona,
sino que algo más profundo se abre paso: ¿Qué quieres que haga, Señor? Saulo
intuye que se ha encontrado con alguien más grande que él, que lo alcanzó y espera
algo de él.
El relato continúa diciendo: «Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado
Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: ¡Ananías! Él respondió: ¡Aquí estoy! El
Señor le dijo: ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de
Tarso. Él está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que
entraba y le imponía las manos para devolverle la vista... Ananías fue a la casa, le
impuso las manos y le dijo: Saulo, hermano mío, el Señor Jesús – el mismo que se te
apareció en el camino – me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del
Espíritu Santo. En ese momento cayeron de sus ojos unas especies de escamas y
recobró la vista. Se levantó y fue bautizado.» Hech 9, 10-18
Saulo tiene que aprender a vivir el Poder en Blanco en circunstancias muy
dolorosas. Ciego, tiene que aprender a dejarse conducir por sus acompañantes.
Luego esperar hasta ser curado y bautizado por un discípulo del Señor. No nos
olvidemos: en el camino del Poder en Blanco, siempre Dios nos envía algunos
Ananías, que nos acompañan y nos regalan una Buena Nueva.
Luego de su conversión, Pablo se retirará al desierto de Arabia, a estar en
intimidad con Dios (cfr. Gal 1, 18). Él sabía de sus antepasados, que el Dios de
Israel era un Dios del desierto. Allí, en la soledad, había amado y modelado al pueblo
elegido. Allí Saulo se va transformando lentamente en Pablo. Allí aprenderá a
dejarse conducir, a orar de una manera nueva, a amar entrañablemente a ese
Jesús que lo había alcanzado una tarde camino a Damasco.
Allí su oración se va forjando en el espíritu del Poder en Blanco: no será más el
instrumento de destrucción del sumo sacerdote, sino un instrumento de redención
de Cristo. Allí su voluntad se irá forjando para asumir las cruces e incomprensiones
que sufrirá a lo largo de su vida. Allí su corazón se dejará atrapar para siempre en
las redes de la ternura de Jesús.
Cuando está listo – ¡al cabo de tres años! – sube a Jerusalén y se presenta a los
discípulos, lo que produce un gran revuelo, porque no pueden creer que aquel que
los perseguía hoy proclama valientemente a Jesucristo resucitado (cfr. Gal 1, 22).
Con su valeroso testimonio en la sinagoga (cfr. Hech 9, 28) les mostrará que no es
más Saulo, sino Pablo.
De ahí en más empieza la carrera apostólica de este gigante, dejándose
conducir por el Espíritu Santo. Él se dejará marcar por el Espíritu los tiempos y los
lugares a dónde tiene que ir, por dónde pasará, dónde predicará la Buena Nueva de
Jesús (cfr. Hech 13, 21.44). Su vida hacia adelante es como una inmensa hoja en
blanco que Cristo irá llenando a través de los años. Ya no vive para sí mismo, sino
que vive para Cristo: ya no le importan cruces o alegrías, sino que Cristo sea todo
en todos (cfr. Gal 2, 20).
Y estos años de aventuras apostólicas dejan sus cicatrices en él. En la segunda
carta a los Corintios escribe: «Con frecuencia estuve al borde de la muerte, cinco
veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes. Tres veces fue
flagelado, una vez fue apedreado, tres veces naufragué y pasé un día y una noche en
medio del mar» (2 Cor 11, 23-25). Pero estas heridas no son las del cobarde que
huyó de la batalla, sino las del que luchó hasta el final, de aquel que cuando dio su sí
al Poder en Blanco no lo retiró nunca más. Son las cicatrices del amor por alguien,
Jesús de Nazaret, y por su pueblo, la Iglesia primitiva.Ahora bien, no tenemos que
caer en el error de ver a Pablo como un superhombre, que no tuvo las debilidades
propias de todos los seres humanos y, por eso, puede ser un modelo para admirar
pero nunca para imitar. No, él mismo nos confiesa: «Y para que la grandeza de las
revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de
Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me
respondió: Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad. Más bien, me
gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resplandezca en mí el poder de
Cristo. Por eso me complazco en mi debilidad, en los oprobios, en las privaciones,
en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Cor 12, 7-10). La gracia del Poder en
Blanco no nos quita nuestras debilidades, sino que nos da la fuerza para
sobrellevarlas y a través de ellas madurar hacia el hombre nuevo, pleno y libre.
Su vivencia del Poder en Blanco no será la de un tonto grave, ni la de un timorato
que se deja conducir sumisamente por los hombres. No, con su «picardía»
provocará una gran discusión entre los judíos que lo querían condenar.
Escuchemos: «Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los
fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos,
y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los
muertos. Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y
saduceos y la asamblea se dividió» (Hech 23, 6-7).
.También se enfrentará a los judíos que no quieren entender el mensaje de
Jesús, decidiéndose a trabajar por los paganos y gentiles (cfr. Hech 13, 46).
Frente a los atenienses, se apoyará en una visita ocasional al altar del dios
desconocido para hablarles de Jesús de Nazaret, el Dios escondido desde todos
los siglos y ahora revelado a este tiempo (cfr. Hech 17, 16ss).
Todo lo utiliza para hablar de su Dios y Señor, para llevar a todos a la misma
experiencia que él tiene.
Si bien los últimos días de Pablo permanecen en el misterio – la última noticia de
los Hechos de los Apóstoles lo sitúan en Roma – desde sus comienzos la Iglesia
cree que fue martirizado junto a Pedro en la gran persecución de los cristianos en el
año 54.
Lo que sí podemos afirmar es que él vivió hasta el fin su Poder en Blanco, y que
corrió hasta la meta para recibir la corona de victoria.

Para meditar

Leer algún capítulo de la historia de San Pablo en los Hechos de los


Apóstoles y meditarlo:
¿Qué pasó?
¿Cuál fue la respuesta de Pablo al actuar de Dios?
¿Cómo vivió su Poder en Blanco?

¿Qué me dice la persona de San Pablo?


1. En los mismos momentos que nos hemos alejado del bullicio del día y de la
intranquilidad y nerviosidad de los tiempos actuales, para una celebración íntima,
estamos espiritualmente unidos con toda la Familia en nuestro pequeño Santuario.
Sacerdotes, religiosos y laicos, adultos, jóvenes y niños, mujeres y hombres, niñas
y jóvenes se encuentran en múltiple variedad en torno a la Madre Tres Veces
Admirable de Schoenstatt. Del país y del extranjero, de la tierra y de la eternidad,
todos se han reunido aquí. Con cordial agradecimiento, profundo afecto y ardiente
expectación se dirigen a su rincón predilecto. Estamos en medio de ellos.

2. Nuestros pensamientos y nuestros sentimientos vuelan nuevamente


hacia el pasado. Viejos recuerdos de acontecimientos y vivencias colmadas de
gracias se despiertan en nosotros. ¡Cómo quisiéramos que ellos nos mostraran las
futuras tareas de nuestra Familia!. Todos nos damos cuenta de que estamos ante
una catástrofe mundial y ante un cambio radical de los tiempos, y una y otra vez se
nos plantea nuevamente la pregunta: ¿será éste el tiempo para el cual la Divina
Providencia ha forjado el arca de nuestra Familia? ¿O deberá crecer y volverse más
devastador aún el diluvio? Así se encuentran en nuestros corazones el pasado, el
presente y el futuro; intenso agradecimiento, secreto anhelo y alegre esperanza.

3. Y mientras más nos compenetramos de este ambiente, con santo


recogimiento y serenidad, todo lo que nos rodea, con mayor fuerza, nos habla, nos
indica, nos anuncia algo: la imagen y el altar, los bancos, las ventanas, las piedras y
la lápida recordatoria, condecoraciones, tumba de los héroes, plaza e Iglesia de
peregrinos, antigua y nueva Casa de Ejercicios, el
Seminario Mayor y el Hogar de Peregrinos, todo nos habla de las maravillas que ha
obrado desde acá la gracia divina y la omnipotencia suplicante de la Santísima
Virgen, durante estos 25 años, en toda la Familia, en nosotros y en círculos más
amplios.

4. Pero todo también nos hace esperar, sin embargo, aun mayores
misericordias divinas en el futuro, bajo la condición que sepamos ser testigos,
intérpretes, e imitadores de la sabiduría divina que se manifiesta en el acontecer
del mundo.

5. Una mirada escudriñadora a través de los 25 años transcurridos nos


hace repetir con profunda devoción las palabras del Salmista: "¡Alabaré
eternamente las misericordias del Señor!". Todo lo grande y valioso que hemos
recibido durante este tiempo, en este santo lugar, está íntimamente ligado con la
Madre, Señora y Reina de Schoenstatt. Simplemente Ella es el don que la
sabiduría, bondad y omnipotencia divina ha querido regalar, de un modo especial, el
18 de octubre de 1914 a nuestra Familia y, por su intermedio, nuevamente al
mundo entero.
6. Lo que se ha realizado desde acá es obra suya.
7. Es Ella la que por su intercesión ha encendido en nuestras filas esfuerzo
heroico por la santidad y vida heroica de santidad.

8. A Ella le debemos una fina sensibilidad para la pureza y virginidad, un


sentido especial para desarrollar una paternidad o maternidad noble y creadora, y
el impulso hacia un profundo amor a Dios y a los hombres.
9. Ella nos hizo el don de la estructura monumental de nuestro sistema
ascético y pedagógico que se adecua con fina sensibilidad al carácter propio
querido por Dios, del individuo y de la comunidad. Ella es la que nos ha hecho hallar
nuestro ideal personal y nuestro ideal de comunidad.
10. Ella ha creado las distintas ramas de nuestra Familia, según las
exigencias del tiempo, y por su intercesión les ha alcanzado y conservado
vocaciones numerosas y capaces.

11. Ella ha cuidado que encontrásemos el valor de tender siempre de nuevo


las manos hacia las estrellas, a pesar de nuestras continuas faltas.

12. Todas las casas que pudimos construir y adquirir en el país y en el


extranjero le pertenecen a Ella.

13. Ella cuidó que todos los problemas de la época los comprendiéramos
como tareas de los tiempos y, como tales, los acometiéramos con valentía.

14. Ella nos hizo ver la gran ley de construcción de nuestra Familia, según la
cual nosotros, como hijos de la guerra, sólo podremos crecer y prosperar en la
lucha y en la batalla, en las pruebas y en las persecuciones.

15. A Ella le debemos la inmensa gracia de que aquellos peñascos destinados


a exterminarnos, llegaran a ser los poderosos peldaños que nos llevaron de modo
seguro a Dios, y que nos introdujeron en el mundo de nuestra misión y de nuestra
tarea.

16. Sin Ella no hubiésemos podido conservar un sano equilibrio y la mirada


serena ante las profundas divergencias existentes en el campo católico y no
hubiésemos podido seguir así con tranquilidad y firmeza nuestro camino.
17. Ella nos educó y nos formó como Familia e individualmente, tal cual
somos hoy; Ella nos conquistó y aseguró el puesto que hoy ocupamos en la Iglesia.
18. De este modo se han verificado las palabras de Vicente Pallotti: “Ella es
la gran misionera". Ella ha obrado milagros. Verdaderamente ha demostrado ser la
Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt: admirablemente poderosa,
admirablemente bondadosa y admirablemente fiel: Madre de Dios, Madre del
Redentor y Madre de los redimidos. Lo que se pidió y esperó en el Acta de Fundación
se ha realizado exactamente: la Santísima Virgen ha establecido aquí su trono de
gracias de modo especial, y desde acá ha manifestado en muchas formas su gloria
al mundo entero. En virtud del derecho de conquista ha llegado a ser nuestra Reina
y Madre.

19. La fuerza avasalladora de su amor, de su bondad y cuidado por nosotros,


nos hizo fácil que por libre elección, y libre voluntad nuestra, la entronizáramos
siempre de nuevo, como Reina de nuestra Familia y de nuestros corazones. Por
consiguiente, Ella ordena y dispone sobre el mundo de Schoenstatt con soberana
libertad, no sólo en virtud del derecho de conquista, sino también en virtud de
nuestro derecho de elección.

20. Este acto de libre elección lo efectuó la Familia, por primera vez, en el
Acta de Fundación. Se atrevió a hacerlo porque se creía elegida, de un modo
especial, por la Sma. Virgen, según los planes de la Divina Providencia.
. La Familia eligió a nuestra Señora de modo especialísimo como Madre, Reina e
Intercesora. Y la sublime Madre de Nuestro Señor hizo de esta pequeña Familia su
creación y tarea predilecta. Es así como el Acta de Fundación entraña un acto y
elección y de entrega libre y mutua.
21. Cada una de las consagraciones, personales o comunitarias, que se han
efectuado en el transcurso de estos 25 años, puede ser considerada como unida
de modo misterioso a aquella Acta de Fundación, y, por lo tanto, como una
renovación y repetición de ese acto de elección y de entrega libre y mutua.
22. Así es comprensible que nos hayamos acostumbrado a considerar la
consagración a la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt como una
declaración eterna -nacida de nuestra libre elección y libre voluntad- de nuestra
especial relación a Ella como sus hijos y sus vasallos. De igual modo,
simultáneamente, como una declaración eterna -nacida de nuestra libre elección y
libre voluntad- de su relación especial hacia nosotros de Madre y de Reina.

23. Sólo Dios sabe con cuánta frecuencia han sido hechas estas
consagraciones desde el año 1914. Sólo El sabe con cuánta intimidad, calor y
espíritu de entrega total las hizo cada persona.

24. Podemos constatar como una gracia especial el hecho que la Familia
para su jubileo, en su totalidad, haya madurado en tal grado y penetrado tan
profundamente en el espíritu de su Contrato de Fundación y de su Consagración,
que esté resuelta a entregar a la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, no
sólo los bienes espirituales y terrenales que posee, no sólo todas las facultades del
alma y del cuerpo, sino también la propia vida, totalmente y para siempre al servicio
de su Obra. Para nosotros significa una felicidad inmensa y un estímulo
extraordinario saber que todos los que se encuentran reunidos con nosotros, en
nuestro pequeño Santuario, han entregado a la Madres Tres Veces Admirable de
Schoenstatt el Poder en Blanco total sobre sí mismos y sobre sus vidas.
Esta es la misma gracia que otrora hiciera exclamar a Max Brunner con
entusiasmo juvenil: "Ave Imperatrix, morituri te salutant". ¡Salve Emperatriz, los
que están dispuestos a morir por ti te saludan!. Sabemos con qué seriedad tomó
este ofrecimiento la Santísima Virgen.

26. También sabemos que con este ofrecimiento no hemos alcanzado el


mayor grado de nuestra entrega. Como en todo, José Engling es también en este
caso nuestro modelo y guía. Conocemos su consagración que dice:

27. "Querida madrecita, Madres Tres Veces Admirable, nuevamente me


ofrezco a ti como víctima. A ti te ofrezco todo lo que soy y poseo, mi cuerpo y mi
alma, con todas sus facultades, todos mis bienes, mi libertad y mi voluntad. Quiero
pertenecerte enteramente. Soy tuyo. Dispón de mí y de lo mío como quieras. Pero,
si es compatible con tus planes, quiero ser víctima por las tareas que has impuesto
a nuestra Familia (1). Humildemente tu indigno siervo. José Engling" (3 de Junio de
1918).

28. ¿Será necesario que yo llame la atención sobre estas palabras: "Pero si
es compatible con tus planes, quiero ser víctima por las tareas que has impuesto a
nuestra Familia", que contienen y significan más de lo que actualmente nuestra
Familia expresa por "Poder en Blanco" y "Acto de Vida"?
29. Con este Poder en Blanco repetimos, a nuestro modo, el "Sí" y el "He aquí
la sierva del Señor" que la Santísima Virgen pronunció en la Anunciación. Con ello se
declara totalmente dispuesta a aceptar ciegamente todos los reveses del destino,
que estuvieran comprendidos en su maternidad, según la voluntad o la permisión
divina. Nunca echó pié atrás en su Poder en Blanco: aún cuando el deseo de Dios la
hiciera huir de los que querían asesinar a su Niño, dejándola sin hogar; aún cuando
la hiciera caminar como fugitiva por sendas desiertas hacia tierras lejanas, de
costumbres distintas, diferentes mentalidades y diversa religión; aún cuando la
haya

30. ¡Héroe es aquél que consagra su vida a algo grande!. Nuestra Familia
reunida ofrece este valioso don divino (el Poder en Blanco) a la Santísima Virgen
para que se cumplan los planes de la Redención del mundo. No podríamos pensar en
una obra más grande que la Redención.

31. La bondad y la sabiduría divina nos ha dado el extraordinario don de la


voluntad libre. Dios desea que le devolvamos esta libertad con una decisión libre. El
quiere que le entreguemos este don totalmente, hasta sus últimas ramificaciones.
Quien hace el Poder en Blanco como corresponde, se entrega por completo al
requerimiento, a los deseos y a la voluntad del Padre Eterno. No quiere reservar
para sí nada de su voluntad noble y libre. En lo sucesivo formará su vida y estará
dispuesto a sufrir en ella con total sumisión y conformidad a la voluntad divina.

32. Cuán rara es esta entrega total a la Divina Providencia y a la Sabiduría


Eterna, puede deducirse del hecho de que hoy día innumerables personas
substraen totalmente su voluntad a la del Creador y Padre del Universo, y que
también entre aquellos que desean servirle, sólo pocos están dispuestos a
renunciar totalmente a su enfermiza voluntad propia.

33. Son sólo muy pocos los que pueden rezar con el Señor, desde el fondo de
su corazón, las palabras del Padre Nuestro: "Hágase Tu voluntad en la tierra como
en el cielo".

34. Son sólo muy pocos los que, en cada situación de la vida, pueden repetir:
"Dios lo quiere: así sea". "Nada sucede por casualidad, todo viene de su bondad".
"Dios es Padre, Dios es bueno; bueno es todo lo que El hace".

35. Son sólo muy pocos los que pueden rezar con Nicolás de Flüe: "¡Señor mío
y Dios mío! ¡Aparta de mí todo lo que me separe de Ti! ¡Señor mío y Dios mío! ¡Dame
todo lo que me lleve a Ti! ¡Señor mío y Dios mío! ¡Tómame y concédeme ser
eternamente tuyo!".

36. Con profundo respeto y gratitud nos inclinamos ante la misericordia y


bondad de Dios, que nos escogió para pertenecer a esos pocos predilectos de su
corazón y de su sabiduría. También le debemos este don a nuestra amada Madre
Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
37. ¿Y si Dios tomara en serio nuestro ofrecimiento?. Recordemos
entonces que el Poder en Blanco ya está contenido en el Acta de Fundación y en
nuestra consagración, y que ambos representan una entrega y una elección
mutua. Si hemos puesto nuestra vida a entera disposición de la Santísima Virgen,
Ella, de modo similar, también se da totalmente a nosotros: su brazo poderoso, el
brazo de su omnipotencia suplicante, el Niño en sus brazos, la lengua de fuego
sobre su cabeza, en su oído el "Ave", en sus labios el Magníficat, y la espada de siete
filos en el corazón. De este modo no estamos solos. Desde lo más profundo del
alma podemos cantar y rezar esas palabras: "Puede rugir la tormenta, silbar el
viento, caer los rayos... soy como aquel niño que piensa: padre y madre son los
timoneros". La palabra mágica que "obró milagros" durante la guerra del 14 y que
hasta ahora siempre nos ha acompañado, cobra, desde este momento, un sentido
más profundo y un contenido más pleno. Se trata de aquella divisa: ¡Mater habebit
curam!, ¡La Madre cuidará!.

El gran anhelo que expresó el Obispo de Tréveris al inaugurar la Casa de


Ejercicios, tiene y tendrá que realizarse. Dijo:

38. "Termino con el pensamiento que vino a mi mente cuando me hallaba de


rodillas en la Capilla de gracias. Considero como un verdadero presagio divino el
hecho que la bendición de esta casa tenga lugar el día de la Asunción de la
Santísima Virgen, la mayor festividad mariana del año litúrgico. Al leer las palabras
inscritas en torno a la imagen: Servus Mariae nunquam peribit!. Un siervo de María
nunca perecerá!, tuve la convicción: el Movimiento Apostólico que nace desde aquí,
tampoco perecerá. La Santísima Virgen bendecirá su labor".

39. De este modo, estando todos espiritualmente unidos, estrechamos


nuestras filas y repetimos con profunda humildad, íntimo afecto y vigorosa
voluntad de compromiso, dos frases que han llegado a ser históricas. Una de ellas:
¡Nuestra vida por nuestra Reina!. La otra: ¡Muramos por nuestra Reina!.

40. La primera nos transporta al lejano pasado en la historia de Castilla.

La Reina Isabel combatía en aquel entonces en la gran guerra de 10 años


contra los moros, empedernidos enemigos del cristianismo, a quienes costaba
mucho hacer retroceder. Finalmente se habían atrincherado en la última fortaleza
que les quedaba. No podían soportar la idea de tener que rendirse ante el dominio
de una mujer. Uno de ellos tuvo la osadía de burlarse abiertamente de Isabel. Esto
indignó en tal forma a los nobles caballeros y vasallos de la Reina y encendió hasta
tal punto su valor, que se arrojaron a la batalla con el grito de: "¡Nuestra vida por
nuestra Reina!". En corto tiempo había caído la fortaleza. Esta debe ser en el futuro
nuestra consigna: ¡Nuestra vida por nuestra Reina!.

41. La segunda frase nos remonta al tiempo en que la Reina María Teresa se
encontraba apremiada por poderosos enemigos. Se dirigió a la capital de Hungría
con el fin de entusiasmar e inflamar para la guerra a los nobles y a los dirigentes del
pueblo. A su petición de ayuda resonó un coro de voces lleno de entusiasmo con el
grito: "¡Muramos por nuestra Reina!".
Del mismo modo, también nosotros estamos dispuestos a sobrellevar
cruces y sacrificios por la Santísima Virgen, y, si fuese necesario, también a dar la
vida por ella.
42. Como prueba y expresión de esta actitud, y como recuerdo perenne de
todo cuanto ha obrado nuestra Madre y Reina en Schoenstatt, nuestras
Hermanas Marianas obsequian una corona, en nombre de toda la Familia, a la
Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt el 18 de octubre.
43. Así penetramos en una época que podría denominarse el último eslabón
de un desarrollo que duró cuatro siglos, como una falange férreamente unida en un
mismo espíritu sobrenatural, apertrechada con una sólida armadura espiritual y
dispuesta para el combate, plena de esperanza y anhelo de poder ayudar a la Sma.
Virgen en una época de derrumbe, a realizar aquella gran idea: "A la sombra del
Santuario...".

44. Con razón concebimos el Poder en Blanco, hecho oficial y


comunitariamente, como una renovación recíproca del Contrato de Fundación.

45. Nada ha variado en las ideas, conceptos y finalidades del año 1914.
Nada, absolutamente nada se ha perdido en el transcurso de este cuarto de siglo.
Todo lo que se ha desarrollado en la Familia durante estos años se puede reducir,
hasta en sus detalles, a aquel Documento de Fundación.

46. Y, sin embargo, existe una gran diferencia entre aquel entonces y hoy
día. Todas las así llamadas "ideas propias" contenidas en el Acta de Fundación -que
ha llegado a ser la fuente de nuestro misterio de Schoenstatt- han resistido entre
tanto la prueba de fuego en una ardua lucha teórica y práctica. Por eso ahora
nuestra actitud es más profunda, nuestra entrega y nuestro compromiso más
vigoroso y radical, nuestra fe y confianza mayor y más firme, más lúcida nuestra
comprensión del contenido y alcance de la Alianza y de la misión de la Familia. En el
año 1914 se reunió un puñado de jóvenes inexpertos. Hoy día se hallan junto al altar
una multitud de hombres y mujeres maduros y curtidos en la lucha de la vida; entre
ellos, también, aquellos que se ofrendaron por la Obra de Schoenstatt y que ahora
continúan desde la eternidad la tarea predilecta de su vida, no sólo por su ejemplo,
sino también por su poderosa intercesión.

47. No ha sido en balde que la bondad y sabiduría de Dios haya producido este
cambio de circunstancias.

48. Con aquel número de personas y la mentalidad de entonces, no


estaríamos hoy a la altura de nuestra tarea actual, ya que la época que se acerca
como un huracán es demasiado revuelta, tremenda, cruel y contraria a Dios. Por la
situación crítica, el desvalimiento y desconcierto general son demasiado grandes y
la oportunidad para cristianizar al mundo, enormemente difícil y llena de peligros.
49. ¿Qué será, por consiguiente, lo que la Providencia espera de la Familia,
así preparada, en el futuro próximo?. Según nuestra costumbre podemos ver la
respuesta en las circunstancias actuales. Pero también hay otro camino fácil que
nos llevará al mismo fin: preguntarnos por las ideas y estructuras de Schoenstatt
que hasta ahora fueron más ardientemente controvertidas en los círculos
católicos. Partimos del pensamiento de que Dios lo ha permitido para llamar
nuestra atención sobre lo que El desea que acentuemos y realicemos con mayor
eficacia. Quien ha crecido con nuestra Familia sabe que la lucha principal fue por las
así llamadas "ideas propias", o sea, por la conciencia instrumental y la conciencia de
misión, por el contrato recíproco y la vinculación local, y, finalmente, por el Capital
de Gracias de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
50. De allí resulta un triple imperativo para nuestra Familia en la etapa
actual:
1) Cuidar con gran dedicación la conciencia de misión divina y la conciencia de
instrumento. 2) Conservar inquebrantablemente firme su marcado carácter
mariano. 3) Colocar nuevamente en primer término las Contribuciones al Capital de
Gracias de nuestra Madre Tres Veces Admirable.
51. Son las tres mismas columnas fundamentales que caracterizaron la vida
santa de nuestro José Engling, y por las cuales también nosotros nos hemos
orientado y comprometido por el Poder en Blanco.

52. Cuidar con gran dedicación la conciencia de misión divina y la conciencia


de instrumento.
53. Cuán necesario es acentuar la conciencia sobrenatural de misión y de
instrumento, lo saben todos aquellos que conocen más de cerca el plan de
redención y la situación del tiempo actual.

54. Siempre ha sido una ley evidente que sólo aquellas personas y
comunidades a quienes Dios ha dado una vocación y misión especial, puedan
intervenir decisivamente en el Reino de Dios. Prueba de esto son no sólo los
sacerdotes y profetas del Antiguo Testamento, sino también Nuestro Señor
Jesucristo, los Apóstoles, la interpretación de la Iglesia y el sentir popular
católico.

55. El Señor se retira a orar y luego envía a quien El quiere. Tiene especial
interés en grabar en la mente de los suyos: "No me habéis elegido vosotros a mí,
sino que Yo os elegí a vosotros". Y en la oración sacerdotal da testimonio al Padre
Celestial que ha preservado del mundo a los suyos, a aquellos que El le ha
encomendado.

56. Los Apóstoles, y a su cabeza el Apóstol de los gentiles, insisten en el


hecho que ellos son enviados de Dios y de Jesucristo.
57. La Iglesia se ciñe teórica y prácticamente a la laye de que nadie puede
ser escogido y enviado si antes no es llamado, como Aarón.
58. Y el sentir popular católico ha reservado la palabra "misión" y "vocación"
particularmente a aquellas personas y comunidades que poseen esta marcada
misión divina.

59. Las circunstancias actuales nos recuerdan una ley que Donoso Cortez
dedujo de la historia mundial y de la historia de la Iglesia, según la cual existen
épocas en las cuales la Iglesia es oprimida en toda la línea. A pesar de luchar con
todas sus fuerzas no puede levantarse de las catacumbas. Es sólo una vez que ha
comprendido profundamente y reconocido existencialmente las limitaciones de la
naturaleza humana, cuando se presenta de pronto el Dios eterno en el pináculo del
templo de los tiempos, sopla la trompeta y, sólo entonces, caen los muros de
Jericó. Aquél que en tales tiempos no posee la inconmovible convicción de estar
investido de una misión divina especial y, por lo tanto, de contar con fuerzas divinas,
está condenado de antemano a la infecundidad, al desánimo y a la inactividad y, por
ende, al fracaso final. Solamente el que estuviere provisto de una confianza
inquebrantable en esta fuerza y misión divina, podrá aventurarse sobre el agitado y
tempestuoso océano de la vida.
60. Nos admiramos hoy día que la juventud fundadora de hace 25 años
hubiese estado compenetrada tan profundamente por la conciencia instrumental y
de misión. Con razón nos preguntamos cuáles fueron las causas de esta actitud.
Las conocemos. Muchos de nosotros habríamos tenido entonces grandes
dificultades. Comprendemos mejor la demostración que afianzó más aún esta
conciencia de misión divina, dada a partir de 1919, al final de la guerra mundial,
después de cinco años de existencia y de fecundidad de la Familia. La hemos oído y
repetido innumerables veces, y comprende las ideas ya conocidas: pequeñez de los
instrumentos, magnitud de las dificultades y magnitud del éxito. Lo que hemos
luchado y alcanzado desde 1919, confirma de un modo extraordinario estos
argumentos y con ellos, nuestra conciencia de misión y la conciencia de
instrumento. Por eso, podemos dar gracias de corazón a todos aquellos de los
cuales la Divina Providencia se ha servido para procurarnos dificultades. Sin ellos
no estaríamos hoy día tan firmes en nuestra fe alegre y victoriosa, en nuestra
esperanza y caridad, mientras que tantas cosas se derrumban y un gran
desaliento paraliza vastos círculos.

61. Nuestro deber consiste ahora en profundizar la fe en la misión mediante


la oración y el estudio de la historia de la Familia y de nuestra época.

62. Cuanto más y más eficazmente lo hagamos, mayor y más abundantes


serán los frutos que podamos cosechar. La íntima convicción de nuestra
dependencia del Dios vivo crece en nosotros. La desconfianza en nuestras propias
fuerzas y en los medios puramente humanos se vuelve más grande. El cobijamiento
y el sentimiento de hogar, de paz y de seguridad en Dios, nos dan solidez y eficacia
en la acción. Esta confianza en la victoria de las fuerzas divinas, en la Familia y por la
Familia, se hará inquebrantable, hasta poder decir con profunda convicción: "Si
Dios está con nosotros, ¿quién podrá estar contra nosotros?", "¡Todo lo puedo en
Aquél que me conforta!". Experimentamos la verdad de aquellas palabras de san
Agustín: "Aquél que ama la faz del Omnipotente, no teme la faz de los poderosos de
este mundo". Y si Dios exigiere nuestra vida y la disolución transitoria de la Familia,
veríamos en ello la ocasión más perfecta para demostrar nuestra fe en el carácter
sobrenatural de la Familia. Entonces nos asemejaríamos al Señor que por su
palabra y por su ejemplo confirmó la gran ley de edificación del Reino de Dios:
"Cuando sea elevado en la Cruz, atraeré todo hacia mi"... "Es necesario que la
semilla sea enterrada y muera para que dé mucho fruto".
63. Quien está profundamente captado y compenetrado por la entrega en el
sentido del Poder en Blanco, vive enteramente de esta fe en la misión divina y de
esta conciencia de ser instrumento de Dios. Sería un contrasentido consagrar
todas las facultades del cuerpo y del alma, todos los bienes espirituales y
terrenales, y hasta su vida entera, a una obra que no promete ningún beneficio
terrenal, si esta fe no estuviese en el trasfondo como poderoso respaldo. Para
compenetrarnos bien de esto, estudiemos en sus detalles la vida de nuestro José
Engling, dejándola obrar en nosotros. Sin este elemento sobrenatural, su vida y su
obra sería simplemente incomprensible e impensable.

64. Conservar inquebrantablemente firme su marcado carácter mariano.


65. El carácter marcadamente mariano de nuestra Familia nace de su
historia. Responde a la ley divina de orden, gobierno y perfeccionamiento del mundo
y al condicionamiento sensible de nuestra naturaleza humana.
66. Dios, en su sabiduría y respeto por las criaturas, gobierna al mundo a
través de causas segundas. El tiene a bien participar a las cosas y a las personas
sus propiedades, derechos y poderes. Desea, al mismo tiempo, que hagamos
objeto a éstos del amor y afecto que a El pertenecen. Y que, a través de ellos, le
devolvamos ese amor y afecto. Así nace un gran organismo de vinculaciones.

El Dios infinitamente bondadoso creó en la Santísima Virgen un ser a quien


hizo participar sobre abundantemente de sus propias cualidades. El quiere y
desea, por consiguiente, que nos sirvamos de María como de un santo vínculo al
cual nos unamos íntimamente, para ser elevados, junto con Ella, hasta su propio
corazón.
67. No siendo nuestra naturaleza puramente espiritual, sino sensible,
expresa sus ansias de eternidad en un profundo anhelo de encontrar seres que
representen a Dios. El Padre Dios, infinitamente sabio e infinitamente bondadoso,
se hace cargo plenamente de esta necesidad de nuestra naturaleza. Nos envió su
Hijo Unigénito, en el cual tenemos su rostro paternal vuelto hacia nosotros. Nos
dio la variedad de los santos. También ellos tienen, a su manera, esa misma misión.
Igual papel desempeña la persona de la Santísima Virgen. Dios la creó, se podría
decir, en un "éxtasis", por eso es de un modo relativamente perfecto como un
espejo de las perfecciones divinas. Quien la contempla y se entrega a Ella, se
acerca a Dios de manera extraordinariamente profunda, es cautivado por su
grandeza y se siente elevado hacia su corazón de un modo sencillo y eficaz.

María es para nosotros portadora oficial de Cristo Hombre y Dios. Ella nos lo
trae y es su sierva. Aquel que la encuentra, ha hallado la vida y recibe la gracia del
Señor.
68. Esta posición objetiva que tiene la Santísima Virgen en el plan divino, se
manifiesta en forma extraordinariamente clara en la historia de nuestra Familia. La
"bendita entre todas las mujeres" es a quien la Familia debe su origen. Y Ella es
también, al mismo tiempo, parte de su misión e ilustra en forma gráfica todo su
método de trabajo.

69. Todo lo que ha llegado a ser nuestra Familia tiene su origen en su


mediación y en su ejemplo. Por esta razón nos gusta llamarla nuestra Fundadora,
nuestra Señora, nuestra Reina. Y todos nuestros anhelos y esfuerzos están
dirigidos a sabernos interiormente dependientes de Ella.

70. Nuestro Poder en Blanco está destinado a formar en nosotros esa


relación de dependencia y de afecto hacia la Madre Tres Veces Admirable en forma
intensa y duradera. Nos dejamos guiar en esto por aquel pensamiento expresado
por san Isidoro: Ut sim servus filii, appeto servitutem genitricis: para ser siervo del
Hijo, procuro ser siervo de la Madre. Pío X expresó el mismo pensamiento en forma
clásica: "Nadie mejor que María para unir los hombres con Cristo. Sí, en efecto,
según la doctrina del divino Maestro, ésta es la vida eterna: conocerte a Ti, único
Dios verdadero y al que enviaste, Jesucristo (Jn. 17,3); como llegamos por María al
conocimiento vital de Jesucristo, por Ella también nos es más fácil adquirir la vida,
de la cual Cristo es principio y fuente". Y en otra parte expresa: "¿Quién no reconoce
que no hay camino más seguro ni más fácil que María, por donde los hombres
pueden llegar hasta Jesucristo y obtener por El la perfecta adopción de hijos que
los hace santos y sin mancha a los ojos de Dios?" (Encíclica "Ad diem illum", 2 de
febrero de 1904).
71. Con cuánta claridad vio y con qué certeza habló el Papa de la Eucaristía,
se puede comprobar por la vida interior de José Engling. José se denominaba a sí
mismo y vivía como "Mancipatus Mariae", siervo de María, y fue a partir de este
hecho que se desarrolló en él un amor tan profundo al Señor. Podemos, también,
aducir como una prueba para la misma ley, los últimos 25 años transcurridos de la
historia de nuestra Familia. Por estar tan profunda y orgánicamente unida a la
Santísima Virgen, la Familia ha permanecido siempre receptiva y abierta para lo
divino y se ha esforzado con éxito por una gran intimidad con Cristo y por un amor
filial a Dios Padre. Por otra parte, si ha podido conservar constantemente una
justa medida respecto a la orientación litúrgica y una vigorosa profundidad, se lo
debe igualmente a su vinculación y actitud mariana.

72. Conviene que tengamos muy presente esta perspectiva general. Si el


amor a María en el pasado nos ha colmado de tantos bienes, ¡cuánto más
podremos esperar ahora que la Familia entera se ha entregado a Ella con plena
conciencia, profundamente y para siempre en el sentido del Poder en Blanco!

73. Pero no nos damos por satisfechos en guiarnos siempre por la Sma.
Virgen como modelo e intercesora. Según el plan de Dios, Ella puede y debe ser
también fin parcial orgánico de nuestra labor apostólica.

74. Esto corresponde al espíritu del Acta de Fundación y a toda la historia de


nuestra Familia. Su prueba clásica es, de nuevo, como siempre, nuestro José
Engling.

75. Corresponde al deseo del Señor, que vino a nosotros por el camino de su
Madre y que nos ofrece, por esta razón, ese mismo camino para llegar a El y al
Padre.

76. Corresponde al propio anhelo de nuestro corazón, pues de lo que abunda


en el corazón habla la boca, y lo que se ha experimentado y vivido en sí mismo, se
desea comunicar a otros.
77. Corresponde además al hecho de que el hombre moderno se deja captar
extraordinariamente por lo sensible. Suponiendo que posea todavía algo de espíritu
sobrenatural, tiene una receptibilidad especial para la instrucción religiosa hecha
en forma gráfica. Dios le sale al encuentro presentando ante sus ojos las grandes
verdades del cristianismo encarnadas sensiblemente, en forma clásica, en la
imagen de la Sma. Virgen.

78. Corresponde también al desvalimiento y desorientación en la pastoral


actual. Innumerables medios de captación religioso-moral del alma humana, hasta
ahora probados en su eficacia, se han hecho hoy día imposible o no dan resultado.
Por eso es que el apóstol clarividente y sobrenatural se vuelve, con más razón aún,
hacia la Santísima Virgen para mostrársela al pueblo y dársela como la gran
misionera. Según los designios del Señor, "Ella es la gran misionera que obrará
milagros" (Vicente Pallotti). ¡No, Ella ya ha obrado milagros!. Donde fallan otros
medios es María quien obra maravillas. María es la llena de gracia y Dios ha formado
el alma humana tan profundamente receptiva a su influencia que el sentido religioso
del cristiano tendría que estar completamente apagado si se cerrase totalmente a
Ella.
79. Que su influencia pastoral sea, asimismo, sumamente fecunda para
triunfar sobre los errores que se presentan periódicamente, lo prueba la
experiencia de la Iglesia. Por eso confiesa y canta: Omnes hac- reses tu sola
interemisti in universo mundo!, ¡Tú sola venciste todas las herejías del mundo!

80. Nuestro Poder en Blanco encierra una proclamación renovada, alegre,


clara e irrevocable de este apostolado de la veneración a María. Nosotros nos
entregamos enteramente a la Madre Tres Veces Admirable de Shoenstatt y a su
obra. Esto no sólo debe encendernos en amor por su Obra, sino también debe
movernos a encender en amplios círculos un cálido entusiasmo por Ella. Como se ha
de proceder en particular, depende de las circunstancias. La mayoría de entre
nosotros tiene, por lo demás, larga experiencia en la propagación de un amor
sincero y profundo a la Madre Tres Veces Admirable. Por eso no necesitan
orientaciones especiales. Sólo nombraremos un punto. En los últimos tiempos
puede revestir cierta importancia juntarnos, tanto nosotros como aquellos que
nos han sido confiados, alrededor del altar de la MTA, en nuestros propios hogares
o en una capillita de la MTA en la cercanía y también regalar medallas o imágenes
suyas a los que están en peligro, a los soldados, a los refugiados, enfermos y
necesitados y colocarlas desapercibidamente en los refugios antiaéreos. El
corazón maternal de María nos ofrece mayor protección que cualquier otro lugar.
Por lo demás, vale la antigua ley: Cuando hay verdadero amor no existen dificultades
en hallar medios y caminos para ganar siempre más personas que se entreguen y
sirvan a la Madre Tres Veces Admirable.

81. Nuestra preocupación por propagar la devoción mariana podremos


designarla adecuadamente como un fin parcial orgánico de la misión de nuestra
familia. Con esto expresamos que la vinculación mariana siempre la consideramos y
la utilizamos como un camino orgánico y no como fin último de nuestras
aspiraciones. Esta vinculación es para nosotros un medio extraordinariamente
valioso y probado para estampar nuevamente en el mundo la faz de Cristo. Esa fue
desde un principio nuestra voluntad claramente definida. Durante la guerra mundial
la expresamos en las dos conocidas oraciones que después han pasado a ser bien
común de la Familia:
82. Madre Tres Veces Admirable,
enséñanos a combatir como luchadores tuyos, y que, a pesar de la multitud de
poderosos enemigos, extendamos tu amor, para que el mundo por Ti renovado,
glorifique a tu Hijo Jesús.
83. Madre, con tu Hijo Divino, desciende a los caminos de nuestra patria
para que, siguiendo vuestras huellas, encuentre la paz verdadera y estable. Patria,
sólo te salvarás unida en amor a María y a su Hijo.
84. Si tomamos en serio, en el espíritu del Poder en Blanco, el servicio
apostólico a la MTA y nos entregamos con toda el alma a propagarlo, esperamos
ser dignos de apresurar los tiempos en que la Iglesia pueda cantar: Omnes
haereses -etiam anthropologicas- tu sola interemisti in universo mundo, también
has triunfado sobre las herejías antropológicas de estos tiempos y has implantado
el nuevo orden cristiano de la sociedad. Que ésta sea, a la vez, nuestra
contribución práctica para aclarar la cuestión de la mediación universal de María.
85. ¡Dónde está aquella alma profundamente religiosa que no se entusiasma
por esta doble y tan alta finalidad y que no empeñe en ello todas sus fuerzas!
¡Quisiera la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt escoger y utilizar muchos
hijos y miembros de la Familia para esta magna empresa!
86. Sin embargo, con esto no está totalmente iluminado el carácter
mariano de nuestra Familia. Cuando pensamos y decimos: "Madre Tres Veces
Admirable de Schoenstatt", Ella no se nos presenta tan sólo como origen de
nuestra Familia y fin parcial de su misión, sino también como método pastoral y
pedagógico.
87. Desde este punto de vista María es para nosotros, en su plenitud
personal, el punto de convergencia clásico de lo natural con la sobrenatural. Ella es
la maravillosa enarnación de la unión armónica entre naturaleza y gracia, y, por lo
tanto, representante y garantía de una ascética y pedagogía orgánica.

88. Por haberla colocado en este sitio en nuestro pensar, querer y proceder,
hemos permanecido en estrecho contacto, no solamente con Dios, sino con los
hombres y con la vida, y hemos sabido orientarnos con una seguridad serena y
sencilla a través de las corrientes extremistas, tanto dentro como fuera de la
Iglesia.

89. Nuestro Poder en Blanco encierra en sí una renovada y consciente


afirmación del pensar orgánico. Nos obliga no sólo a una entrega sin reservas a la
Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, sino también a su Obra. Y a la Obra
de Schoenstatt pertenece como fundamento esencial la doctrina del organismo.
Por lo demás, una devoción mariana esclarecida y profunda, impulsa ya, por sí
misma, a pensar y actuar orgánicamente.

90. Junto con el Poder en Blanco aceptamos de nuevo y más profundamente


la grave y difícil tarea de ayudar a salvar una cantidad de elementos de importancia
vital que hoy están amenazados en el organismo del pensamiento y de la vida
cristiana. Nos referimos ante todo, a la polaridad entre personalidad y comunidad,
entre libertad ordenada y obediencia libre. Pensamos en la sana valentía cristiana y
en una poderosa autonomía; en un desinteresado y heroico espíritu de servicio, en
el espíritu de Inmaculada y el amor por la verdad; en la lucha por la paz y el amor a
Dios. En una palabra, en el nuevo tipo de hombre, el santo moderno de la vida diaria,
como es evidente que Dios lo pide de nosotros por las circunstancias actuales y
nos lo presenta como ejemplo en la vida de José Engling.

91. Colocar nuevamente en primer término las Contribuciones al Capital de


Gracias de nuestra Madre Tres Veces Admirable.

92. Todo lo que hemos explicado hasta aquí sobre la fe en nuestra misión
divina y el sello mariano de nuestra Familia, encuentra su expresión concreta y su
coronación en las Contribuciones al Capital de Gracias de la Madre Tres Veces
Admirable.

93. Es natural, por lo tanto, que esta idea haya sido de las más
controvertidas en la lucha de los últimos años. Lo que nos ha permitido comprobar
ampliamente su fundamento dogmático, su alcance psicológico y su utilidad
pedagógica. El resultado ha sido una adhesión más consciente y un convencimiento
aún más entusiasta por esta idea que ha dado tanto resultado.
as aspiraciones de José Engling y que siempre deberán tener el plan divino.
94. Ha estado presente, desde los inicios en la historia de nuestra Familia,
en cada uno de nuestros nuevos Santuario y en toda labor schoenstattiana
fructífera. En el transcurso de los años ha llegado a ser expresión de la entrega
total a la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt y a su Obra, de una eficaz y
esclarecida asociación de la actividad divina y la actividad humana, de la fe en la
misión sobrenatural y de una actitud profundamente mariana. Con ello, ha llegado a
ser también medida para la fidelidad y disponibilidad eficaz de cada miembro de la
familia.
95. Por el Poder en Blanco le devolvemos a las Contribuciones al Capital de
Gracias de la Madre Tres Veces Admirable, en la Familia y en nuestra propia vida,
aquella importancia que tuvieron en la lucha y las aspiraciones de José Engling y que
siempre deberán tener el plan divino.
96. ¡Gracias a Dios! Así nos sentimos, por de pronto, en la tierra firme de
nuestra tradición y nos dirigimos hacia el porvenir incierto que se avecina
fortalecidos con nuevo vigor por una de las fuerzas esenciales en el organismo de
vida de nuestra Familia. Por eso nos alegramos, ya que así reconocemos y
confirmamos aquella ley que dice: "Omne regnum iisdem mediis contietur quibus
conditum est", es decir, el florecimiento de un reino depende de la fidelidad a las
fuerzas fundamentales que lo forjaron en sus comienzos. La existencia de nuestra
Familia se la debemos a las Contribuciones al Capital de Gracias de la Madre Tres
Veces Admirable. Por esta razón debemos mantenerlas inconmoviblemente en
todo tiempo, y, sobre todo cuando debemos afrontar la prueba de fuego. Con las
Contribuciones al Capital de Gracias surge a decae la Familia y su Fecundidad.

97. A eso se añade el hecho de que viene un tiempo en que las


Contribuciones al Capital de Gracias de la Madres Tres Veces Admirables pueden
ser, no sólo el apostolado mariano más importante y eficaz, sino el único que
podemos ejercer. Para comprender esto, recordemos que las Contribuciones no
son ni más ni menos que una lucha auténtica, sería y eficaz por nuestra santidad al
servicio del apostolado mariano. Lo que escribe Lucía Cristina (2) sobre
determinadas circunstancias en la vida de los sacerdotes, podría aplicarse a
nosotros. Ella dice: "Cuando el sacerdote no puede hacer nada más, todavía le
queda una cosa: ser un santo. Muchos corazones engañados y espíritus
extraviados permanecerán cerrados ante las palabras, pero no se cerrarán ante
una santidad manifiesta".
98. Finalmente recordamos que la situación en que se encuentra nuestro
pueblo nos exige en toda la línea, perentoriamente lo que según el Evangelio se
denominan Consejos evangélicos y, según la ascética, espíritu de los votos. Es
decir, el desprendimiento magnánimo de los bienes materiales, la pureza moral y la
obediencia fiel basada en Dios. Si tomamos más en serio que hasta ahora las
Contribuciones al Capital de Gracias en el sentido del Poder en Blanco, no nos
costará conformar más profundamente nuestra vida práctica según el espíritu de
los votos y cultivar este espíritu con mayor ardor y consecuencia. De este modo las
Contribuciones al Capital de Gracias nos ayudan a que las exigencias de la época se
hagan fecundas para nuestra tarea de santificación y para nuestra Obra de
Schoenstatt.

99. ¡Quiera nuestra Madre Tres Veces Admirable conseguir en este


aniversario a todos sus hijos la verdadera comprensión del valor de las
Contribuciones al Capital de Gracias, del carácter mariano de nuestra familia y de
su misión divina!
100. Hemos llegado al final de nuestra celebración y consagración. ¿Tendrá
algún día en nuestra historia un significado especial? Todos tenemos hoy la
impresión de haber asistido a una segunda fundación. Los fundamentos han
permanecido idénticos a los de 1914; solamente que están más firmes y más
inconmovibles que entonces. El poder en Blanco es la línea de demarcación entre
dos épocas de nuestra historia. Marca el final de un cuarto de siglo de gracias, de
trabajo y de desarrollo fecundo y desea ser la alborada de otro desarrollo mucho
mayor y mucho más profundo. El pasado ha estado palpablemente "bajo la
protección de María". Por ellos agradecemos de todo corazón y manifestamos a
todo el mundo, profundamente emocionados y con sencilla humildad: ¡ Nos cum
Prole pia, benedixit Virgo María! ¡Con Cristo su Hijo nos ha bendecido la Virgen
María! Pero también añadimos, al mismo tiempo, la petición llena de confianza: Nos
cum Prole pia benedicat Virgo María! ¡Con Cristo su Hijo nos bendiga la Virgen
María!.

101. ¿Acaso el futuro seguirá siendo, según nuestros anhelos,


verdaderamente custodiado y fecundo, "bajo la protección de María"? "Se me figura
que Nuestra Señora, en estos momentos, en la antigua Capilla de san Miguel -de
manera parecida como en 1914- nos dirige estas palabras por boca del santo
Arcángel: No se preocupen por la realización de su deseo: Ego diligentes me dijo.
Amo a los que me aman" (3). Este amor debe y quiere expresarse en una más
intensa y humilde conciencia de misión y de victoriosidad, en un incansable empeño
por realizar en nosotros el mercado carácter mariano de nuestra Familia, en
esclarecidas Y eficaces contribuciones al Capital de Gracias. Esa es nuestra
tarea.

102. Todo lo demás lo dejamos en manos de nuestra amada Madre Tres


Veces Admirable de Schoenstatt. Con las palabras "Mater habebit curam", la
Madre cuidará en los labios y en el corazón, avanzamos alegres hacia el tiempo
futuro.
103. No faltarán dificultades. Estamos preparados para ello. Confiamos que
con la gracia divina podremos vencerlas como en los 25 años pasados.

104. Durante la Guerra Civil en España, los bolcheviques habían puesto sus
miras en el Santuario Mariano Nacional de Zaragoza. Para lograr sus propósitos
pintaron un avión con los colores nacionales. Desde una altura de sólo 10 metros
sobre la iglesia de peregrinos, lanzaron tres bombas. La primera pesaba 50 Kg.,
cayó en las cercanías de la iglesia sin estallar. La segunda fue a dar sobre la torre,
pero la bomba se partió en dos pedazos. La tercera alcanzó su objetivo, el coro,
pero tampoco explotó. Peritos que examinaron más tarde las bombas no se
explicaban el hecho: la mecha estaba quemada, el aparato en perfectas
condiciones, 32 Kg. de pólvora y no hubo explosión. Esto es un milagro.

105. ¿Que dificultades concretas nos esperan en el porvenir? No lo


sabemos. ¿Serán semejantes a las de Zaragoza? ¿Serán distintas? Confiados
creemos y esperamos que la Santísima Virgen, que en 1914 erigió aquí de manera
especial su trono, para repartir sus tesoros y obrar milagros de gracia (4), según
los planes de la Divina Providencia, no nos ha de abandonar mientras nosotros no la
abandonemos a Ella y luchemos con valentía y constancia por cumplir la triple tarea
que hemos señalado más arriba.
106. En 1918 le levantamos a Ella un monumento y pusimos una placa
conmemorativa en agradecimiento por los favores recibidos durante la guerra
mundial. Si nos hace pasar victoriosos a través de los nuevos peligros y, a pesar de
todos los obstáculos, nos da la ocasión de cumplir con nuestra misión, le
ofreceremos un nuevo memorial que pregonará su poder y su bondad a todas las
generaciones. ¿Habrá de ser la construcción de una iglesia de Peregrinos, o la
erección de un gran monumento para la MTA? ¿O deberá ser otra cosa?

107. Sea lo que sea lo que elijamos, en último término, sólo ha de ser un
símbolo de la gran catedral mariana, que nuestra Familia edificará en el mundo, y de
la cual cada uno de nosotros debe ser y permanecer una piedra viva.

108. Todos los habitantes de Zaragoza al oír del milagroso suceso, fueron en
romería al altar de gracias y lo cubrieron de flores. Todas las tardes se reunían allí
en oración de desagravio y de acción de gracias. Autoridades eclesiásticas y
civiles, profesores universitarios y el General de la plaza, todos salían por la calles
de Zaragoza jubilosos y llenos de entusiasmo, alabando incesantemente a la Virgen
del Pilar. En una de esas ocasiones el General se abrió caminó entre la
muchedumbre hasta la imagen milagrosa, la besó con profunda reverencia y
exclamó en tono parco y militar, dirigiéndose a la multitud: ¡"Desde hoy día queda
nombrada la Virgen del Pilar, Comandante General de mis tropas!" En seguida le
colocó la condecoración mayor que puede ostentar un jefe de tropas. La alegría del
pueblo fue de nunca acabar. 109. ¿Acaso este hecho histórico se repetirá algún día
un Schoenstatt al terminar la catástrofe mundial? ¿Acaso al final de los próximos
25 años podrá empeñarse la Familia por la canonización de un segundo José
Engling? ¡Dios lo quiera!

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