Está en la página 1de 4

CROWDFUNDING: INNOVACIÓN FINANCIERA Y ¿VÍA DE FINANCIAMIENTO

ALTERNATIVO?

Cuando se innova, tienes que estar preparado


para que la gente te diga que estás loco.

Larry Ellison

En este ensayo se dará a conocer el crowdfunding, que es una nueva forma de financiación, basada
en la web 2.0 y que se puede ver como una alternativa a los modos de financiación tradicionales; el
objetivo principal de este trabajo es conocer la viabilidad del crowdfunding como medio de
financiación alternativo a las formas tradicionales, para esto es necesario primero conocer qué es el
crowdfunding, dónde se originó y en qué año, qué modelos existen de crowdfunding. Además
sabiendo que en el crowdfunding se reúnen “factores económicos, sociales y tecnológicos que
reflejan los profundos cambios experimentados por las economías modernas para tratar de
responder a los retos de un mercado de la financiación que atraviesa una grave y profunda crisis y
una sociedad que cuestiona los pilares sobre los que se venía sosteniendo el sistema de producción,
creación y distribución tradicionales.” (Rodríguez, 2013), esto permite plantear el segundo objetivo
que es saber que tan necesario podría ser la intervención del estado para regular esta financiación,
para evitar que se cuestione este medio de financiamiento como se da con los modos tradicionales,
para ello abordaremos este objetivo desde la óptica de la escuela institucionalista.

Para comenzar, se puede definir el crowdfunding como “un método que se basa en compartir la
financiación de un proyecto entre todas las personas que deseen apoyarlo. Es decir, en dejar en
manos de un colectivo las labores que habitualmente realiza una persona o una entidad.
Crowdfunding es un llamamiento abierto para ayudar a recaudar fondos para poner en marcha un
proyecto, artículo, película, iniciativa, etc...” (Villalta, F. ; Almazán M. ; Andrades V., 2013). Ya
sabiendo esto, es necesario conocer cómo se originó; “la expansión de Internet fue un factor
fundamental que permitió, a finales del siglo XX, desarrollar los primeros proyectos basados en
“crowdfunding”-el término no existía aún-. Uno de los más antiguos de los que se tiene constancia
sucede en 1997, cuando el grupo británico Marillion consiguió financiar su gira por EEUU con las
donaciones que obtuvo tras hacer una campaña por Internet. Durante los siguientes años surgieron
en Internet otras iniciativas que solicitaban colaboración económica para desarrollar proyectos o
ideas: eran las primeras formas de crowdfunding en el sentido moderno. Sin embargo, hasta el año
2008 no se acuñó la palabra como tal. Jeff Howe junto con Mark Robinson fueron los primeros en
utilizar el término crowdfunding, en el artículo titulado “The Rise of Crowdfunding” (2008). La
palabra surge de la unión de los vocablos ingleses: crowd, que significa multitud y funding, que
significa financiación. El origen del crowdfunding lo vemos en 2009, con el nacimiento en EEUU
de la primera plataforma web dedicada al crowdfunding, cuando el término se consolida y difunde
definitivamente. A partir de ese momento comienzan a surgir, progresivamente, diferentes
plataformas dedicadas a desarrollar proyectos de todo tipo mediante las distintas formas de
crowdfunding.” (Anónimo, 2015)
En la actualidad, “dependiendo del tipo de recompensa que los participantes reciben a cambio de su
colaboración en el proyecto, existen cinco modelos de crowdfunding:

 De donaciones: Quienes realizan aportaciones no esperan beneficios a cambio


 De recompensas: Quienes hacen aportaciones recibirán una recompensa por su
contribución.
 De acciones: Quienes reciben participaciones de ella.
 De préstamos o crowdlending: Se trata de una financiación en masa, a través de préstamos
de una empresa a cambio de un tipo de interés por el dinero prestado.
 De royalties: Cuando se invierte en un determinado proyecto o empresa y se espera obtener
una parte, aunque sea simbólica, de los beneficios.” (Finance, 2015)

Además, “Todas las modalidades de crowdfunding responden a una estructura relacional básica
común que implica la participación mínima de tres sujetos: el promotor del proyecto, los aportantes
al proyecto y el gestor de la plataforma. En cada tipo de crowdfunding, la naturaleza jurídica de la
relación responderá a la finalidad, las motivaciones y el carácter de la transacción. Asimismo, la
posición del gestor de la plataforma puede adoptar diversos perfiles en función de su grado de
implicación en las relaciones entre los promotores y los aportantes y las funciones asumidas. En
primer lugar, el promotor del proyecto es la persona física o jurídica que solicita financiación para
poner en marcha su iniciativa cultural, artística, científica o empresarial. Para ello emplea la
plataforma de crowdfunding como escenario de presentación de su proyecto para atraer el interés de
posibles aportantes con una adecuada identificación de los riesgos y del potencial de su iniciativa.
En segundo lugar, los aportantes son los usuarios interesados en apoyar el proyecto del promotor
con ideas, fondos o recursos de diverso tipo. La base sociológica del crowdfunding se inclina hacia
la cooperación preferente de personas físicas como aportantes, si bien nada impide en la estructura y
la operativa de la plataforma ni en el concepto mismo de la financiación en masa que los aportantes
pudieran ser personas jurídicas. La filosofía de “la fuerza de lo pequeño” y el potencial de “la
multitud” alejaría, en principio, estas estructuras de la intervención de grandes compañías que, de
hecho, desde una perspectiva práctica, dispondrían de otras vías propias más adecuadas para
participar e invertir en proyectos, pero técnicamente no hay obstáculos estructurales ni operativos
insalvables. Desde el punto de vista de la relación subyacente, según la modalidad de
crowdfunding, los aportantes serán donantes, prestamistas, compradores o destinatarios del servicio.
En tercer lugar, la figura del gestor de la plataforma de crowdfunding es la más compleja y
multifacética. El gestor de la plataforma puede adoptar perfiles muy diversos que en sus extremos
responden a dos posiciones bien alejadas. De un lado, el gestor de la plataforma puede actuar
simplemente como un prestador de servicios cuya función principal es crear un entorno cerrado de
interacción electrónica y proporcionar a los usuarios registrados el acceso a los servicios y las
aplicaciones básicas que precisan los promotores para publicar sus proyectos, lanzar la campaña de
financiación, y hacer un seguimiento del estado de la misma, y que facilitan a los aportantes realizar
sus contribuciones, interactuar con los promotores y, en su caso, utilizar cualquier otra
funcionalidad prevista (emisión de opiniones, participación, toma de decisiones, seguimiento, etc.).
De otro lado, sin embargo, el gestor de la plataforma puede adoptar una posición más activa, al
encargarse de la captación de los fondos, gestionar las aportaciones o tramitar los préstamos
garantizando su devolución. En estos casos, los gestores parecen imitar las funciones de los
intermediarios financieros, lo que hace que se activen todas las alarmas regulatorias y de
supervisión.” (Heras, 2013)

Para finalizar, y tomando en cuenta que en ocasiones los gestores del crowdfunding tratan de
realizar las funciones de los intermediarios financieros, es preciso saber (desde la óptica de la
escuela institucionalista) que tan necesaria es la intervención del Estado, par esto se dará una
definición de la escuela institucionalista y como está constituida, “el institucionalismo considera a
las instituciones como reglas de funcionamiento de la sociedad. Los institucionalistas describen las
instituciones como acción de gobierno en los campos organizacionales. Las instituciones son
consideradas como recursos de los agentes y actores racionales para obtener el logro de sus
objetivos. Para esta escuela, la cooperación se sostiene a través de mecanismos iterativos en los que
la amenaza de replicación junto con la facilitación de flujos de información y mecanismos de
monitoreo detienen los peligros. Las instituciones son puntos focales para la cooperación, proveen
tareas de monitoreo e información, que entregan ganancias distribucionales. Los institucionalistas
analizan el conflicto, el poder y la política en el cambio institucional. En el institucionalismo existe
una separación entre las esferas pública y privada, entre lo administrativo y lo político. Commons
(1950) considera que las instituciones existentes en un tiempo determinado representan soluciones
imperfectas y pragmáticas a los conflictos pasados. La creación y mantenimiento de las
instituciones pone en peligro el equilibrio y la estabilidad del sistema. En situaciones de equilibrio
múltiple, las instituciones ejercitan un grado considerable de agencia e independencia. Para los
teóricos institucionalistas, las instituciones son diseñadas para entregar en forma absoluta aunque en
condiciones subóptimas, ganancias bajo condiciones de anarquía. La teoría institucional analiza la
divergencia de las capacidades de poder de los Estados sobre las instituciones. La teoría
institucional sugiere que la creación de nuevas instituciones que son capaces de eliminar los costos
que surgen si una parte toma ventaja de la vulnerabilidad de la otra, es la más efectiva estrategia
para cosechar relaciones de confianza entre partes en conflicto. Los Estados crean las instituciones a
fin de solucionar problemas de acción colectiva, reducir costos de transacción, disminuir incentivos
de corrupción, facilitar flujos informacionales, anticipar las sombras del futuro transparentando los
retornos, y distribuyendo las capacidades en forma más equitativa.” (Hernández, 2008) Con base en
esto, se puede decir que desde la perspectiva de la escuela institucionalista si sería necesaria la
intervención del Estado para regular esta forma de financiación, pero no usando los medios de
regulación ya establecidos, porque estos pueden tener falencias o vulnerabilidades, lo que implicaría
crear una institución que se dedique a regular esta o que en vez de crearla las instituciones ya
establecidas se transformen de tal manera de que se eviten estas falencias.

A modo de conclusión, se puede decir que el crowdfunding a pesar de ser un método de


financiación muy resiente ha sido muy bien recibido, y puede seguir creciendo y expandiéndose por
el mundo, siendo una vía de financiación alternativa a lo tradicional, sin embargo, considero
necesario que el Estado intervenga cuando este se realice como préstamo y se requiera un pago con
intereses (según el modelo) para evitar que estos vallan a ser muy altos (que el prestamista se
exceda con el prestatario en los intereses).
Bibliografía

Anónimo. (02 de 06 de 2015). sociosinventores. Obtenido de https://www.sociosinversores.com/El-


origen-del-crowdfunding

Finance, V. (21 de 05 de 2015). Microdinero. Obtenido de https://www.vivus.es/blog/economia-de-


hoy/crowdfunding-que-es-como-funciona/

Heras, T. R. (2013). El crowdfunding: una forma de financiación colectiva, colaborativa y


participativa de proyectos. pensar en derecho NRO. 3, 113 - 115. Obtenido de
http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/3/revista-pensar-en-
derecho3.pdf#page=99

Hernández, J. G. (2008). IIESCA. Obtenido de Perspectivas del Institucionalismo y


Neoinstitucionalismo:

https://www.uv.mx/iiesca/files/2012/12/perspectivas2008-1.pdf

Rodríguez, T. (2013). El crowdfunding: una forma de financiación colectiva, colaborativa y


participativa de proyectos. Revista pensar en derecho, 103. Obtenido de El crowdfunding: una
forma de: http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/3/revista-pensar-en-
derecho3.pdf#page=99

Villalta, F. ; Almazán M. ; Andrades V. (07 de 2013). Nuevas formas de financiación:


Crowdfunding. En J. P. Rufi, Industrias Audiovisuales, produccion y consumo en el siglo XXI (pág.
72). Bulevar Louis Pasteur: Grupo de investigación Eumed.net (SEJ 309), Universidad de Málaga
(España) . Obtenido de libros gratis: http://www.eumed.net/libros-
gratis/2013a/1297/1297.pdf#page=69

También podría gustarte