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1/ Todos los Canon excepto el Petrolero (tiene sus propias normas por
Departamentos).
ÍNDICE DE DISTRIBUCIÓN
Según el marco legal señalado anteriormente, los recursos del Canon se
asignan mediante índices de distribución, para cuya construcción se ha
utilizado información proveniente de las siguientes fuentes oficiales:
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI):
Proyecciones de la población estimada a nivel departamental,
provincial y distrital.
Indicador de pobreza vinculado a necesidades básicas
insatisfechas y déficit de infraestructura según departamentos, provincias
y distritos.
Ministerio de Energía y Minas (MINEM):
Listado de empresas concesionarias de generación de energía
eléctrica que utilicen el recurso hídrico.
Centrales de generación de energía hidroeléctrica, niveles de
producción y su ubicación a nivel distrital, provincial y departamental.
Utilidad bruta y/o ventas netas desagregada por actividades en el
caso de empresas que realizan diversas actividades de las que se derivan
más de un Canon proveniente de un monto de impuesto a la Renta único.
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT):
Montos de Impuesto a la Renta pagados por las empresas que
explotan el recurso natural.
Nota: Para todos los Canon excepto el Petrolero (tiene sus propias
normas por Departamentos).
TRANSFERENCIAS POR CANON
Los recursos provenientes del Canon que se generan por recursos
provenientes del Impuesto a la Renta, se transfieren a los Gobiernos
Regionales y Locales hasta en doce (12) cuotas mensuales consecutivas
durante el período comprendido entre junio y mayo del año siguiente.
Por otro lado, los recursos del Canon Pesquero provenientes de los Derechos
de Pesca se determinan semestralmente y se pagan en una sola cuota.
Situación similar se presenta en el Canon Forestal. En el caso del Canon
Gasífero, los índices de distribución se calculan anualmente, pero los montos
son determinados y pagados mensualmente por PERUPETRO S.A.
UTILIZACIÓN DEL CANON
Minerales
Metálicos No-Metálicos
Con Cotización Concentrado o
N:A.
Internacional Equivalente
Componente
Sin Cotización Minero = Componente
Internacional Concentrado o Minero
equivalente
Venta:
Todo acto a cualquier título, que conlleve la transmisión de propiedad del
concentrado o equivalente o componente minero, independientemente de
la denominación que le den las partes y las condiciones pactadas entre
ellas
Base de Referencia: a - b
b (diversos conceptos no
a (valor bruto de venta) -
asociados al proceso productivo)
Determinación:
Rangos de 1%,
BR correspondiente
BR de todas sus 2% y 3% en
a minerales con
concesiones función a valor del
cotización
mineras en concentrado o
internacional
explotación equivalente
BR correspondiente 1% sobre el
a minerales sin
componente
cotización
minero
internacional
2/ T/C de referencia correspondiente al ejercicio 2009 es de S/ 3.084 para los que lleven su contabilidad en
moneda nacional, de acuerdo a lo dispuesto por la Resolución Ministerial N° 039-2009-EF/15 del
20.01.2009
REGALÍA DEL = Regalía calculada acumulada hasta dicho mes -
MES Regalía calculada acumulada hasta el mes anterior
Minerales sin Cotización Internacional
Cada mes:
Suma la BR de dicho mes, correspondiente a minerales sin cotización
internacional, de todas sus concesiones mineras en explotación,
Aplica a dicho valor (suma de BR) el porcentaje de 1%
Introducción:
Sin embargo, la norma antes mencionada fue modificada por la Ley Nº 29785,
Ley del Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios en el
2011, establece en su artículo 2 que: “Es el derecho de los pueblos indígenas u
originarios a ser consultados de forma previa sobre las medidas legislativas o
administrativas que afecten directamente sus derechos colectivos, sobre su
existencia física, identidad cultural, calidad de vida o desarrollo”. Se evidencia,
entonces, que la concesión no implica la afectación a los derechos antes
mencionados puesto que no autoriza la realización de actividad minera, sino
otorga un derecho de exclusividad para la futura explotación. En este sentido,
el reglamento exime la necesidad de consulta previa para el otorgamiento de
títulos de concesión. Esto afectaría directamente a los pueblos indígenas y
originarios y atentaría contra el espíritu de los principios y reglas establecidos
en el Convenio 169 de la OIT.
Capítulo 1:
En este sentido, se evidencia que el dispositivo legal ideado por la OIT para
asegurar los derechos fundamentales de los pueblos indígenas fue la consulta
previa, libre e informada, reglamentada en su artículo 6:
Capítulo 2
En este punto cabe recalcar que el Reglamento, con su falta de claridad, está
brindando a los terceros concesionarios un margen amplio de discreción a la
hora de aplicar el derecho a la consulta previa de los pueblos indígenas. Lo
anterior, con el evidente objetivo de que la inversión sea viable; asimismo, se
evidencia la intención de “restringir los posibles efectos de este derecho lo más
posible, e impedir cualquier variación de la decisión estatal de otorgar un
derecho” (Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos 2012: 44). En adición al problema respecto a la
falta de definición de la etapa en la que se debe llevar a cabo la consulta, a
continuación, se desarrollarán los motivos por los cuales la consulta previa
debería realizarse de forma obligatoria durante el trámite de solicitud del título
de concesión.
En tercer lugar, cabe resaltar que, si bien el artículo 122 del TUO prevé la
publicidad de la solicitud del título de concesión – por treinta días se publicarán
avisos en los diarios ‘El Peruano’ y en otro de la capital de la provincia donde se
ubique el área en cuestión – con el fin de prevenir cualquier inconveniente
respecto a la titularidad e informar a la población que podría verse
potencialmente afectada por el otorgamiento de la concesión, la mencionada
medida no es realmente eficiente. Lo anterior por cuanto el objetivo de
informar a la población potencialmente afectada es difícil de cumplir cuando la
publicidad se realiza en un lenguaje y medio no accesibles al integro de los
ciudadanos peruanos, especialmente teniendo en cuenta que, como se ha
señalado anteriormente, muchas de las áreas solicitadas para concesión se
ubican en territorio de comunidades indígenas u originarias.
En relación al punto anterior, es necesario indicar asimismo que Gustavo
Suárez de Freitas, coordinador del Programa de Conservación de Bosques para
la Mitigación del Cambio Climático, explica que el enfoque de las comunidades
originarias e indígenas se basa en una visión territorial “que incluye a la vez a
la gente, al ambiente y a los recursos en una sola visión” (Fowks 2014). En
este sentido, es comprensible que existan malentendidos entre esta perspectiva
territorial de los pueblos indígenas con la “visión sectorial” del Estado en el que
se realiza una división de derechos reales – de concesión y de propiedad del
suelo – sobre un mismo predio (Fowks 2014). Esto podría, a su vez traducirse
en desconocimiento acerca de la importancia de revisar las publicaciones de las
solicitudes de concesión. Lo anterior, aunado a la poca accesibilidad que
diversas comunidades tienen a los medios usados por el estado para publicitar
las solicitudes, evidencia también la insuficiencia de la medida de publicidad
prevista por el artículo 122 del TUO de la LGM.
En cuarto lugar, el no considerar a las comunidades locales como una parte que
tiene participación legítima en el proceso de concesión estaría, en última
instancia, afectando el eficiente desarrollo de las actividades extractivas y la
disposición de que potenciales capitales extranjeros sean invertidos en nuestro
país. El Estado peruano históricamente, y más aún a partir de la Constitución
de 1993 y el gobierno de Alberto Fujimori, se ha ubicado en una postura de
fomento a las industrias extractivas y, en especial, de énfasis a los proyectos
de inversión extranjera. En este sentido, es relevante que el Estado considere
que no tomar en cuenta a los pueblos nativos y originarios no sólo vulnera el
espíritu de lo establecido en el Convenio 169 de la OIT, sino que podría
traducirse en dificultades en el ámbito económico.
Por todos los motivos antes expuestos, se evidencia que la legislación vigente
no protege y garantiza de manera suficiente el derecho a la consulta previa de
los pueblos indígenas y originarios. Por ello, queda claro que la inclusión de la
consulta previa como requisito a la obtención del derecho de concesión se
presenta como una medida idónea y necesaria: la medida es constitucional
pues busca proteger un derecho fundamental y, además, es la única posible
para garantizar lo establecido en el Convenio 169 de la OIT. De igual manera,
al realizar una ponderación con el núcleo de los derechos involucrados –
derecho a las libertades de empresa, trabajo, comercio e industria (artículo 59)
y derecho de los pueblos nativos y comunidades a la propiedad de la tierra
(artículo 88) – queda claro que los derechos fundamentales de las comunidades
indígenas deben tener prioridad en un caso como este.
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Por otro lado, se evidencia que el núcleo del derecho a la libertad de empresa,
trabajo, comercio e industria no podría verse afectado irreparablemente por la
medida de inclusión de consulta previa como requisito a la concesión. Lo
anterior, por cuanto la consulta previa no conlleva una negación del título de
concesión, sino que tiene como objetivo brindar información necesaria a los
pueblos indígenas y buscar el compromiso de los terceros que solicitan este
derecho con las comunidades que se verían potencialmente afectadas. De esta
manera, si bien el proceso de adquisición del título de concesión se prolongaría,
esto quiere decir que el otorgamiento del título no se daría de forma eventual.
Entonces, si bien la adquisición del derecho real tendría que pasar por el filtro
del proceso de consulta previa, las desventajas claramente son superadas por
las ventajas: finalmente el objetivo es llevar a cabo la actividad extractiva
salvaguardando los derechos de los pueblos indígenas y originarios.
De igual manera, Bregalio, Ocampo y Olivera indican que este tercer supuesto,
referido específicamente al caso de las concesiones, se puede desprender
también de la jurisprudencia internacional (2012: 59). De este modo, en la
sentencia del Caso Pueblo Saramaka vs. República de Surinam, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos reguló la obligatoriedad del
“consentimiento en los casos de ejecución de planes de inversión o de
desarrollo o de concesiones de explotación de gran escala” (Bregalio, Ocampo y
Olivera 2012: 59). Lo anterior, se evidencia en los siguientes fundamentos
extraídos de la sentencia:
Conclusión