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Contenido
12. Se cierra una puerta y se abre otra - Las venturas del Libro Grande
son nulas; Bill y Lois sin hogar; Hank bebe otra vez. No obstante, alguna
publicidad motiva solicitudes de información y un préstamo de 1,000
dólares conserva a flote a A.A.
pág. 107
15. Una casa propia - Los Wilson encuentran Stepping Stones; Bill hace
la decisión de una carrera final y conforme crece A.A., se ofrece para
ayudar, en lo militar, durante la Segunda Guerra Mundial. pág. 137
17. En el camino - Bill y Lois viajan por todo E.U.A., visitando cientos de
Grupos y miembros de A.A., incluyendo reclusos; una reunión familiar en
Navidad.pág. 151
21. "No para gobernar sino para servir" - El Plan de la Conferencia de Bill
se expone de manera general en el folleto "El Tercer Legado" y es
respaldado con sus presentaciones personales; la Primera conferencia
de Servicios Generales. pág. 181
22. La mayoría de edad - Bill escribe "Los Doce Pasos y Las Doce
Tradiciones" y, en 1955, da libertad a la Fraternidad en la madurez;
principales pérdidas personales; correspondencia con un recluso
condenado a muerte. pág. 185
23. "Cualquier cosa que ayuda a los alcohólicos . . . " - Bill experimenta
con el LSD; pero finalmente lo deja, cuando la controversia se agita
dentro de A.A.
pág. 195
24. Una segunda jornada - Hace contacto con Wall Street y explora
nuevos campos: la especulación financiera; investigación de la
conversión de energía; la correspondencia de Jung; terapia de niacina y
más controversia dentro de A.A.
Pág. 200
Desde su ventana, Bill podía ver el Monte Eolo que se eleva sobre el
pueblo. Bill decía: "Uno de mis primeros recuerdos es la de mirar hacia
arriba, ver la enorme y misteriosa montaña, y preguntarme si algún día
escalaría tan alto". Denominado así por el dios del viento de la mitología
griega, el Monte Eolo se conoce por las ráfagas que azotan su cumbre y
aúllan sobre las excavaciones dejadas por la ahora desaparecida
industria marmolera de East Dorset.
Bill fue niño precoz; cuando era muy pequeño, su padre le dio un gran
diccionario ilustrado para que lo mirara, y preguntaba de qué eran las
imágenes; entre otras cosas, aprendió cómo se veía un puente voladizo.
Cuando su madre lo llevó en tren a la Ciudad de Nueva York, por la ruta
que se extiende a lo largo del río Hudson con sus diversos puentes, de
pie en el asiento, gritó en voz alta: "Mira mamá, hay un puente voladizo"
y los otros pasajeros se asombraron del niñito.
En una carta más, Bill comunicó que estaba usando pantalones para
niños de 11 años. "Supongo que no me reconocerán cuando regresen",
añadió. "¿Cuándo vienen? Estoy de vacaciones de la escuela hasta el 1º
de abril. Me alegraría verlas". Esta estaba firmada: "De Willie".
Comparada con East Dorset, Rutland era una metrópoli, y Bill encontró
amenazadora su nueva escuela. "Recuerdo muy bien cómo me sentí
abrumado por el gran número de niños que me rodeaban y cómo
comencé a desarrollar una gran timidez", dijo. "A causa de ésta y de mi
torpeza, empecé a trabajar tiempo extra para ser jugador de béisbol. En
los deportes . . . alternaba entre sentirme competitivo en extremo y
entusiasmo por el éxito, y profundamente desanimado y tímido por la
derrota". Una derrota le era dolorosa en particular si consistía en haber
sido vencido por algún condiscípulo más pequeño. Bill (que llegaría a
medir 1.85 m.) ya era alto para su edad, como lo indican los "pantalones
de un niño de 11 años". Recordaba que su timidez y torpeza le
impidieron tener amigos íntimos cuando era niño.
Bill sí tuvo un amigo íntimo, que lo fue durante toda su vida. Mark Whalon
era nueve años mayor que Bill y recordaba exactamente haber oído los
gritos de Emily la mañana en que nació Bill. (Luego aparece como "mi
amigo el cartero" en las cartas y recuerdos de Bill, ya que, en East
Dorset, era el que llevaba la correspondencia a los pueblos).
El joven Bill trabajó dura en la escuela para sobresalir en los deportes,
en un intento para superar su "timidez y torpeza".
¿Te acuerdas del Sr. Parent?, el papá de la niñita que se llamaba Lillie y
que solía venir a jugar con Dorothy. Bueno, la cantera cerró, el padre de
Lillie fue a trabajar a West Rutland y se iba por el crucero del tren. Tenía
el gorro puesto tapándole las orejas, no oyó que venía el tren y lo mató.
Fue algo muy malo.
Hubo una razón para que Emily tuviera ausencias prolongadas. "Sin que
lo supiéramos Dorothy y yo, se estaba desarrollando una desavenencia
entre mis padres. También recuerdo que mi madre estaba teniendo lo
que decía eran crisis nerviosas, que algunas veces hacían que
necesitara irse durante largos períodos a la playa y en una ocasión a un
sanatorio.
Entonces, fue cuando mamá nos dijo que papá se había ido para
siempre. Hasta hoy, me estremezco cada vez que recuerdo la escena,
sentado en la hierba, frente al lago; fue una experiencia de agonía para
alguien que aparentemente tenía una sensibilidad emocional como la
mía. No obstante, escondí la herida y nunca hablé al respecto con nadie,
ni con mi hermana".
Emily se llevó a Bill y Dorothy con sus propios padres, Gardener Fayette
Griffith y Ella Griffith, en East Dorset. Ella también permaneció ahí
durante algún tiempo, recuperándose de una enfermedad no
identificada y completando los arreglos para el divorcio.
Para el joven Bill, el divorcio debe haber sido doloroso más allá de lo
imaginable. Había sido separado de un padre al que adoraba, en una
época difícil en la vida de un jovencito, como lo es el comienzo de la
adolescencia.
Los Griffith "eran capaces de tener un gran amor por los suyos y
ciertamente éste (fue) un factor en la relación de mi abuelo conmigo,
pero en cierto modo no eran muy populares".
"Mi abuelo adquirió el hábito de contarme todo lo que creía que eran
proyectos imposibles", recordó Bill. "Un día, me dijo: 'Will' - así me
llamaba -, 'he estado leyendo un libro sobre Australia y dice que los
nativos de ahí tienen una cosa que llaman búmerang, que es una arma
que lanzan y, si falla el blanco, se vuelve y regresa al que la lanzó, y Will',
dijo en son de gran reto, 'este libro dice que nadie, más que un
australiano, puede hacer y lanzar un búmerang'.
Me engallé cuando dijo que nadie más que un australiano podía hacerlo y
puedo recordar cómo grité: 'Bien, ¡yo seré el primer hombre blanco que
lance un búmerang!'. En esa ocasión supongo que tendría 11 ó 12 años".
Bill reflexionó, después, que para la mayor parte de los niños aquello
podría haber durado unos días o cuando más unas semanas; "pero el
mío era un impulso poderoso que se conservó durante seis meses y no
hice otra cosa durante todo ese tiempo más que trabajar en esos
infernales búmerangs haciendo cortes con una navaja. Aserré la
cabecera de la cama para obtener exactamente la pieza correcta de
madera y, durante la noche, la labré en el viejo taller de trabajo, a la luz
de una linterna".
Por último, llegó el día en que Bill hizo un búmerang que funcionó. Le dio
la vuelta al atrio de la iglesia cercana a su casa y, al regresar, casi
golpeo en la cabeza a Fayette.
El abuelo de Bill retó a que aprendiera a tocar el violín, así que lo hizo; lo
primero fue reconstruir uno viejo, que encontró en el desván y que había
pertenecido a su tío Clarence. El solo aprendió a tocar, colocando un
diagrama en la parte externa del encordado del violín y tocándolo hasta
que surgían las notas correctas, por lo que anunció su intención de
llegar a ser director de la orquesta de la escuela. Ocupó muchas horas
escuchando la victrola, al cabo de las cuales regresaba a su práctica del
violín, olvidando lo demás.
En el período en que los hermanos Wright probaron por primera vez sus
ideas de máquinas que volaran, más pesadas que el aire, Bill construyó
un planeador. "Como muchos otros de sus proyectos, no funcionó
exactamente", dijo su hermana Dorothy. Bill le había dado el dudoso
privilegio de pilotear la nave saltando del techo de una construcción;
afortunadamente, cayó a plomo sobre un montón de heno.
"También hizo muchas cosas útiles", refirió Dorothy. "Todos los años
hacía miel de maple en el patio trasero, utilizando una gran olla de
hierro". Recordó la tenacidad con la que hacía el trabajo. "No importaba
si estaba oscuro o tenía que conseguir más madera, el caldo estaba en
proceso y no se despegaba. De esa manera fue formando Bill".
¿Era sólo terco? Dorothy no lo cree. "Persistente es una palabra mejor",
opinó. "La gente que es terca tiene propensión a ser desagradable y no
recuerdo que Bill lo haya sido nunca".
Bill también hizo arcos y flechas, un bote para hielo, "canguros" (un
canguro consiste en una barra larga, con un pie montado en una barra
corta), skies y trineos. Su abuelo insistió en que aprendiera el trabajo del
campo y se pasó muchas tardes sudando en los trigales, sacando el
forraje, ordeñando las vacas.
Para él, empezó mal. "La primera vez que me presenté en el campo,
alguien sacó un elevado", recordó Bill. "Coloqué en alto mis manos y no
pude coger la pelota, que me golpeó en la cabeza. Me tumbó de espaldas
e inmediatamente me rodeó un conjunto de muchachos preocupados;
pero, en el momento en que vieron que no estaba lastimado, se
empezaron a reír de mi torpeza y recuerdo el terrible ataque de ira que
me llegó. Salté y sacudí el puño diciendo: '¡Ya verán! Seré el capitán de
su equipo de béisbol', y se volvieron a reír. Esto inició un terrorífico
impulso de mi parte para sobresalir en béisbol, una lucha desesperada
por ser el Número Uno".
Los años de Bill en Burr and Burton fueron felices y con éxitos. Popular
entre sus condiscípulos, fue elegido presidente de la clase superior; fue
fullback del equipo de football y se convirtió en el mejor pateador; fue
primer violín en la orquesta; su historial académico fue bueno y estaba
probando que podía ser el Número Uno en todo aquello que intentaba.
Ahora la vida de Bill tenía todo . . . excepto romance. "En esta coyuntura,
a pesar de mi cara desagradable y mi figura desgarbada, una de las
muchachas del Seminario mostró interés en mí", recordó. "Desde que
llegué, habían tardado mucho en hacerlo y sentí una terrible inferioridad
en lo referente a las muchachas, pero ahora llegó la hija del ministro y
me encontré de pronto en un amor extático".
"El director de la escuela llegó y con cara muy seria anunció que Bertha,
la hija del ministro, mi amada, había muerto súbita y repentinamente la
noche anterior. Sencillamente fue un cataclismo de un dolor tan intenso,
como sólo lo había sentido dos o tres veces. Provocó lo que
antiguamente se llamaba una crisis nerviosa, que ahora me doy cuenta
significa una tremenda depresión".
Una semana después, el Journal informó los detalles: "La tarde del
viernes se efectuó el funeral de la Srita. Bertha Bamford en la Iglesia
Episcopal Zion. Los restos se colocaron en la cámara funeraria en el
Cementerio Center. La ceremonia fue particularmente impresionante, a
causa de la asistencia masiva y la marcha al cementerio de más de 70
estudiantes del Seminario Burr and Burton. Cargaron la caja el Director
James Brooks y W. H. Shaw de la Facultad del Seminario, William Wilson
y Roger Perkins de la clase superior, de la cual fue miembro la Srita.
Bamford, Clifford Wilson y John Jackson".
¿Qué había causado el cambio de Bill, de alguien con altos logros a una
depresión sin esperanza? Tal como lo vio Bill, el problema principal fue
que ya no podía ser el Número Uno. "No podía ser alguien en lo absoluto,
no podía ganar, porque el adversario era la muerta; así que mi vida,
pensé, había terminado en aquel instante".
Capítulo Dos
"No sé cómo pude llegar al fin del verano siguiente", dijo Bill refiriéndose
al período posterior a la muerte de Bertha. "Me consumía en una
completa apatía, entrando con frecuencia en la angustia, en la reflexión
compulsiva, todo respecto a la muerte de la hija del ministro".
Lois fue la mayor de seis hermanos; dijo que su infancia fue tan feliz que
le repugnaba crecer. "Mamá y papá se amaban entre sí de verdad y
mostraban su afecto abiertamente uno al otro y a nosotros, sus hijos",
escribió. "Nos enseñaron a jamás tener miedo de hablar de nuestro
amor, a no ir a la cama si estamos enojados con alguien, a siempre hacer
la paz en nuestros corazones antes de cerrar los ojos por la noche y
nunca avergonzarnos de decir, 'Lo siento, me equivoqué' ".
Tres generaciones de las familias Wilson Griffith posan para este retrato
familiar.
Con todo, una carta que escribió a su madre poco después de que llegó,
pinta una imagen totalmente diferente: "Aquí hay cuatro fraternidades,
he cenado con todas varias veces y he tenido 'ofertas' para unirme a tres
de ellas lo cual es todo un honor para un novato; no obstante supongo
que, si uno se va a unir a una fraternidad, podría ser bueno esperar un
año para observar a los que pertenecen al grupo". Pocos meses
después tocó una vez más el asunto de la fraternidad: "Parece que no
puedo evitar ser popular. Volví a recibir invitaciones de todas las
fraternidades, pero pienso que posponerlo es una buena política, ya que
a pesar de todo lo que se puede hacer para prevenirlo, las fraternidades
pueden ejercer influencias en el asunto militar, y manteniéndose fuera
de ellas creo que uno puede atenerse más a sus propios méritos. Tal
como están las cosas ahora, aquí soy popular con los hombres de las
fraternidades más fuertes y si me uno a cualquiera, pierdo mi influencia
con el resto; así que 'permanezco con la Cámara de los Comunes".
Otra carta, escrita también esa primavera, indica que Bill se estaba
sintiendo mejor y tenía su mente puesta en otras cosas. Quería un
automóvil:
"Durante un par de días más, nada volví a oír acerca de autos. Una
mañana, vino del jardín y expresó: 'Mejor lo mandamos y obtenemos uno
de esos, ¿no crees? Quizá podamos conseguir la agencia y supongo que
yo podría vender esas cosas. Todavía no he visto algo que no pueda
vender'.
Normalmente, sabes que soy casi tan excitable como una tortuga
empantanada. Me aflige pensar que no tengas en mí la suficiente
confianza en mi juicio para permitirme hacer lo que a Jamie Beebe,
Clifford Copping, Francis Money, David Cochran, Lyman Burnham les
han permitido hacer sus padres, al no abrigar graves temores respecto a
su seguridad.
Una vez más, los autos han llegado definitivamente y pronto serán tan
comunes como los caballos.
Lois, que había anhelado estar con Bill cada uno de los minutos que
estuvo con Norman, tenía su respuesta. "Justo cuando Norman se subió
en el tren para Montreal, Bill apareció", escribió. "Caminamos juntos de
regreso al lago, pero de alguna manera parecía que nuestros dedos se
rozaban con frecuencia".
Bill fue un joven dotado de una manera poco común, aunque con
frecuencia era supercrítico de sí mismo. Poseía un talento natural para
ser líder, lo que se le reconoció finalmente en el programa militar en
Norwich.
"En las tropas me habían designado cabo o sargento", dijo Bill, "y luego
se descubrió que tenía talento para instruir a la gente. Es bastante
curioso que aunque yo fuera torpe, tenía talento para adiestrar a la
gente. Poseía una voz y un modo que obligaba a una obediencia
voluntaria, de tal manera que llamó la atención del comandante". Su
virtud para ser líder, le serviría mucho en su deber activo en el Ejército y
supuso que de igual modo le serviría cuando, después de dejar el
servicio militar, se encontrara "a la cabeza de grandes empresas", las
que "manejaría con extrema seguridad".
Como un joven oficial, Bill esperaba que hubiera honor y gloria, temió el
peligro . . . y tomó su primer trago.
Por lo que contó, Bill bebió en exceso desde el principio; nunca pasó por
alguna etapa de moderación ni ningún período de beber socialmente. El
sistema de prevención interna de Bill le debe haber dicho que su manera
de beber no era común, porque "le ponía el tapón" cuando venía Lois a
visitarlo y era invitada a reunirse con los amigos de Bill; pero no la dejó
del todo, ya que sin el licor, una vez más se sentía inferior.
Capítulo Tres
En tanto que Bill estaba completando sus planes para ir a trabajar, había
contestado un anuncio ciego del Times de Nueva York; para su asombro,
recibió en respuesta una invitación del mismo Thomas Edison, en la que
se la solicitaba que fuera a los laboratorios de Edison en East Orange,
New Jersey, a una prueba de aptitudes para un trabajo. ¡Una
oportunidad venida del cielo, Edison era uno de los héroes de Bill!
Aunque el inventor era muy anciano y sus mayores logros habían
quedado tras de él, todavía estaba activo.
Fue una prueba difícil que contenía 286 preguntas; Bill recordó que "en
una pregunta, querían que supiéramos cuál era el diámetro de la luna; en
la siguiente cuáles eran los tonos de un instrumento de cuerda; en la que
seguía, en dónde hacen el mayor número de zapatos; en la otra, qué
clase de madera utilizan para las duelas de los barriles de aceite, y así
se cubría la variedad. La idea evidente era darse cuenta de si eras
observador de lo que leías y de las cosas de la vida en general.
En esos momentos pude verlo muy bien. Había sido uno de mis héroes
cuando aspiraba a ser ingeniero eléctrico y recuerdo cómo uno de los
que habían sido sus alumnos, que era de la nobleza japonesa, había ido a
hacerle una visita y cuando un ayudante llegó con una barra de platino,
que sería ruinosamente cara si la aplanaban porque así la echarían a
perder; el anciano explotó en un torrente de maldiciones: "Esto va a ser
aplanado ¡y tú lo harás!. Haz como te digo, ¿entiendes?, mostrándole
que era un viejo autoritario".
Este no fue el único uso que dio Bill a su ingenio. La prohibición era un
nuevo hecho de la vida. La 18ª. Enmienda a la Constitución se había
convertido en ley, en enero de 1920.
Bill se dio cuenta de que gran cantidad de gente hacía mucho dinero
comprando y vendiendo acciones sobre la base de muy poca
información, y otros perdían mucho mediante ignorancia similar. Decidió
que para una inversión prudente, se necesitaba una información más
completa acerca de las fábricas y de las administraciones que
representaban las acciones.
Una idea poco común en los veinte tuvo por resultado que Bill se
convirtiera en uno de los primeros analistas de valores. Hoy, sería
inconcebible comprar acciones de una compañía sin saber algo acerca
de su administración, mercados y perspectivas de negocios. Las firmas
de agentes de acciones, los bancos y las compañías privadas tienen
grandes departamentos para estudiar las compañías e industrias; los
investigadores de hoy tienen acceso a las computadoras y a los bancos
de almacenamiento de datos. De hecho, Bill fue uno de los primeros en
darse cuenta de que los inversionistas debían fijarse en el valor real que
está detrás de las acciones; tal como lo consideró: "Tuve la sensata idea
yanqui de que es mejor mirar los dientes del caballo antes de
comprarlo".
¿Cómo se sintió Bill en ese tiempo respecto a la bebida? "No podía darle
importancia, excepto de vez en cuando al suceder un episodio
humillante", recordó.
Al principio, el trabajo agotador casi mató a Bill, pero cerca de diez días
después, estuvo en condición e incluso fue capaz de ocupar algunas
horas en estudiar sus Manuales de Moody, después de haber terminado
la jornada de trabajo.
Bill ayudó a producir sus propias "aberturas". Tenía habilidad para ver y
escuchar, para reunir ideas, posibilidades, teorías y hechos de toda
fuente disponible. Podía digerir y sintetizar esa información y luego
presentarla en una forma lógica y sintética que casi cualquiera podía
entender. "Este viaje me dio el tiempo y el material para satisfacer lo que
para mí es el mejor pasatiempo del mundo: la construcción de teorías.
Nada parece darme tanto placer cómo desarrollar una teoría a partir de
un conjunto de hechos, y después comprobar que está justificada". Si
unos cuantos hechos señalaban la existencia de un principio o una ley,
Bill los pondría a prueba para ver si funcionaban en otros casos y, así,
tenían una aplicación general. Siempre estaba consolidando lo que
trabajaba, mientras que dejaba a un lado las teorías que no probaban ser
ciertas o que presentaban peligros conocidos.
Recibieron sus 75 dólares por el trabajo del mes con los Goldfoot y se
marcharon. Habían trabajado tan bien en el campo que, de hecho, los
Goldfoot, que se habían mostrado tan escépticos cuando llegaron los
Wilson, les escribieron al año siguiente para pedirles que regresaran,
¡con un aumento!.
Era junio de 1926 y Bill estaba en el umbral de lo que prometía ser uno de
los períodos más emocionantes de su vida. Sus informes financieros a
Shaw estaban teniendo un éxito enorme y se le dio un puesto en la firma,
una cuenta de gastos y una línea de crédito de 20,000 dólares para
comprar acciones. Describió esto así:
Capítulo Cuatro
"Conocí a Bill Wilson en J.K. Rice Jr. and Co., 120 Broadway, Ciudad de
Nueva York, una firma de agentes de acciones que se especializaba en
situaciones especulativas. Mi trabajo era negociar por teléfono durante
los Fabulosos Años Veinte, cuando Coolidge era presidente y Wall Street
era el lugar para hacerse rico rápidamente.
En Cuba, se les dio una cálida recepción y trato como gente importante.
Se puso a su disposición un coche, un chofer y una lancha de motor; en
la Habana se hospedaron en el Hotel Sevilla, que aparentemente estaba
fuera de su alcance, a juzgar por la carta que Bill escribió a Frank Shaw,
en la que le prometía que "se iban a cambiar a otro lugar que fuera más
razonable y que de ahora en adelante responderá igualmente bien a
nuestro propósito". De acuerdo con Lois, nunca dejaron el Sevilla.
Lois dijo de ese viaje: "Para mí fueron unos días frustrantes, a causa de
la manera de beber de Bill. Cierta vez, para impedir que bajara al bar,
tiré uno de sus zapatos por la ventana, pero esto no sirvió. Cayó en un
tejado cercano y Bill simplemente llamó al portero para que lo regresara.
En naca de tiempo, estaba en el bar usando ambos zapatos".
En 1928, Bill fue una estrella ante sus socios de Wall Street. "Por
supuesto, en aquellos días bebía por razones paranoides; lo hacía para
soñar con más poder, con dominio. Para mí, el dinero nunca fue símbolo
de seguridad, sino de prestigio y poder". Soñaba con el día en que se
sentaría en prestigiosos consejos de directores. "Sabes, mis héroes
eran J. P. Morgan y el First National Bank".
Como dijo Lois: "A finales de 1927, estaba tan deprimido por su propio
comportamiento que decía: 'Ahora estoy a mitad del camino al infierno y
sigo a todo vapor'. Entonces firmó a mi favor 'todos los derechos, títulos
e intereses' de sus cuentas con sus agentes de acciones, Baylis and
Company, y Tobey and Kirk . . . noche tras noche, llegaba a casa a
primeras horas de la madrugada y estaba ya tan borracho que se caía
justo al pasar la puerta de entrada o tenía que ayudarlo a acostarse".
Ebby era hijo de padres ricos, pero los negocios de la familia fracasaron
en 1922. Durante un tiempo vendió seguros y trabajó para una casa de
inversiones; también lo ayudó su hermano, el alcalde de Albany. La
forma de beber de Ebby lo fue convirtiendo gradualmente en un
problema local en esa ciudad.
De aquella vez en que se reunió con Bill, Ebby recordó: "estaba haciendo
amistad en Albany con un puñado de pilotos que hacían vuelos desde el
aeropuerto de ese lugar, y se llamaban a sí mismos Sociedad de Pilotos.
Bill y yo asistimos a una fiesta en casa de uno de ellos y Bill se iba al día
siguiente a Vermont y pensé que por qué tenía que tomar ese ferrocarril
tan lento para llegar. ¿Por qué no alquilar un aeroplano? Así que hice un
trato con uno de los muchachos, un tal Ted Burke, para que nos llevara
al día siguiente". También recordó Ebby que, después de dejar a Bill en
el hotel, "me fui y bebí toda la noche, para estar seguro de que haría el
viaje".
Hicimos un círculo alrededor del campo, pero mientras tanto, los tres
habíamos estado bebiendo de una botella. De cualquier manera
acabamos en una pradera llena de baches; la delegación cargó hacia
adelante y lo apropiado era que Ebby y yo hiciéramos algo. Sin saber
cómo, nos deslizamos fuera de la cabina del piloto, caímos en tierra y
permanecimos ahí, inmóviles. Ese fue el episodio que hizo historia del
primer aeroplano que bajó en Manchester, Vermont".
Esta historia, con todo lo jocosa que pueda parecer, realmente causó a
Bill un gran remordimiento. Se recordó deambulando por East Dorset al
día siguiente, en el esfuerzo por comprender una juega lamentable.
Visitó a Mark Whalon y también mandó una carta a la señora Orvis
ofreciéndole disculpas. Ebby tomó el tren nocturno de regreso a Albany.
A pesar del remordimiento que sintió Bill por el incidente, éste no hizo
que fuera indeseable en Manchester; regresó ahí con Lois ese año, para
jugar golf en el exclusivo y distinguido Club Ekwanok. En ese alocado
verano de los Fabulosos Años Veinte, Bill se dedicó a jugar golf con su
determinación característica de destacar. Además, "El golf permitía
beber todos los días y todas las noches", dijo; "era divertido caminar por
el campo de golf exclusivo que tanto admiraba de muchacho, luciendo la
distinguida tez bronceada que suelen tener los caballeros acomodados.
El banquero local observaba con divertido escepticismo como ingresaba
y retiraba con rapidez grandes cantidades de dinero en su caja".
Parecía que Bill iba a tener una recuperación rápida. "Me sentí como
Napoleón, al regresar de Elba", dijo, "¡ninguna Santa Elena para mí!"
Pronto encontraron un alojamiento mucho mejor en Glen Eagles, una
cara casa de apartamentos nueva que daba sobre el Río San Lorenzo. Se
divirtieron mucho en Montreal, jugando golf y cenando en la Casa del
Club. En el otoño, Johnson lo despidió y como siempre, su Waterloo fue
la bebida.
Si pierdo mi amor y mi fe, ¿qué haría? Tal como lo veo ahora, no hay
nada más que vacío, altercados, reproches y egoísmo, cada uno de
nosotros intentando obtener del otro tanto como sea posible para olvidar
nuestros ideales perdidos.
Por su parte, Bill escribió a Lois "miles de cartas. Me escribía una y otra
vez, diciéndome que nunca volvería a beber".
Bill entró ahora en una fase de beber sin esperanza, que se complicó con
la Depresión, pero aunque hubiera sido una época de prosperidad, es
dudoso que hubiera ganado los suficiente para vivir. Lois encontró un
trabajo en Macy'', con sueldo de 19 dólares a la semana más una
pequeña comisión sobre lo que vendiera, y eso llegó a ser su sustento.
Bill se sentaba en alguna casa de agentes de acciones durante el día,
intentando dar la apariencia de estar trabajando.
Esa fue la vida de Bill durante 1931, hasta el verano de 1932. Estaba
empezando a mostrar signos de deterioro mental; cuando la gente
intentaba razonar con él durante una borrachera prolongada, se volvía
violento y hablaba cosas incoherentes que los asustaba. "Empecé a
comprender lo que eran las crudas reales y algunas veces llegué al
borde del delirio". Se acostaba en la cama y bebía mientras Lois estaba
trabajando. "Ahora, el demonio estaba avanzando hacia la posesión
plena", expresó.
Bill estaba por completo loco de alegría ante esta oportunidad de hacer
un regreso. Los nuevos socios, impresionados por sus ideas, le
asignaron una participación generosa, pero en su contrato pusieron una
estipulación importante: Si Bill empezaba a beber de nuevo, no sólo se
anularía el trato, sino que también perdería sus intereses en la empresa.
"Firmé el acuerdo y exhalé un tremendo suspiro de alivio", recordó Bill.
Confiado, como estaba, en la ruta de la recuperación financiera, se lanzó
con decisión al trabajo.
Durante los "dos o tres meses" siguientes, las cosas fueron bien. Para su
asombro, tenía poca necesidad de beber; de hecho, sentía una ausencia
completa de la tentación. Pronto se corrió la voz y empezó a mejorar su
reputación en Wall Street, lo cual le condujo a otra oportunidad: una
asignación para investigar un nuevo proceso fotográfico en los
laboratorios Pathé en Bound Broook, New Jersey.
Acompañado por varios ingenieros, Bill llegó a Bound Brook para hacer
la investigación. Después de cenar, los ingenieros empezaron a jugar
póquer e invitaron a Bill a que se les uniera, pero él nunca había tenido
interés alguno en las cartas, por lo que se rehusó. De algún lado
apareció una jarra de un brandy de manzana llamado "relámpago de
Jersey". Con rapidez y facilidad, Bill se rehusó una vez más.
Estuvo borracho durante tres días. Pronto corrió hasta Wall Street la voz
de la debacle y esto fue el fin de su contrato . . . y de su "regreso".
"Un día, en la esquina de Wall Street con Broad me tropecé con Clint F.,
un negociante independiente con el que tenía alguna amistad. Clint me
dijo que estaba trabajando para un individuo que era perfectamente
maravilloso, Joe Hirshhorn, el cual a pesar de la época, todavía tenia
dinero y lo estaba ganando rápidamente. Pronto conocí a Joe y en líneas
generales le describí algunas de mis ideas.
Joe había llegado a Wall Street por el camino difícil, empezando como un
negociante en acciones de poca importancia cuando la gente se situaba
en Broad Street y negociaba en el mercado libre. Subsecuentemente, su
gran perspicacia le había llevado a tener contactos importantes y
además, tenía una extraña aptitud para negociar.
Ahora, era una época más animada del mercado que comenzaba a
recuperarse, y cuando Bill se sintió más amistoso al estar en la nómina,
me invitó a comer y hablar de la forma que tomarían las cosas por venir.
Naturalmente, gravitábamos hacia el bien conocido bar de los
caballeros, Eberlin's, mientras Bill decía cuando íbamos: 'Clint, un poco
de jerez dulce aclarará nuestra visión'. Todavía usaba ese mismo
sombrero triste color café y no variaba su posición mientras
aclarábamos nuestra visión. Paso el medio día, y un hecho destacado
que recuerdo, después de un breve sermón sobre economía [fue] es su
predicción de las grandes cosas que íbamos a hacer por nuestro amigo
Joe, ¡porque este hombre puede llegar a ser un Rothschild, Clint'. El
hecho de que ese hombre hiciera exactamente eso en los siguientes
años, poco tuvo que ver con la clase de nuestras intenciones en la
cantina Eberlin's.
Nunca supe con exactitud qué trabajo hacía Bill en nuestra oficina, pero
viajaba mucho, según creo, para investigar las propiedades en las que
Joe tenía grandes intereses financieros. Por mi parte, en 1933
permanecí comparativamente sobrio, llevando un vivir arduo con poco
dinero para la bebida.
Bill tenía la facultad de seguir adelante con su trabajo sin revelar que
algunas veces estaba bastante borracho. Nunca se tambaleaba, aunque
en ocasiones lo vi moverse un poco de un lado a otro como si le pegara
una ráfaga de viento.
Joe Hirshhorn recordó con gran aprecio tanto a Bill como a Clint. A éste
lo describió como "un muchacho listo y un hombre excelente" y no
recordaba que hubiera tenido un problema de bebida. Bill era otra cosa.
"Era terrible, era un alcohólico, pero me agradaba. Era uno de los más
brillantes analistas de acciones en Wall Street; había muchos analistas
por ahí, pero no sabían qué diablos estaban haciendo. Bill era un hombre
muy meticuloso y yo lo admiraba y me agradaba, era brillante y le ayudé.
Sabes, solía emborracharse horriblemente enfrente de [nuestra oficina
en] el 50 de Broad, y un par de los muchachos y yo íbamos y lo traíamos.
Yo tenía una oficina grande, lo poníamos en el sofá y dejábamos que se
secara".
Dijo Hirshhorn que Bill había quedado por los suelos con otros por causa
de su manera de beber, ya que hacía promesas a mucha gente, y luego,
después de algunos días, se emborrachaba otra vez. "Podía caerse en la
calle o en el vestíbulo de un edificio. Los avergonzaba muchos".
Hirshhorn manifestó que en 1933 probablemente era uno de los pocos
en Wall Street que todavía tenía algo que ver con Bill, pero los tratos que
hacía con él le producían utilidades: "Me dio un informe sobre ciertas
acciones que subieron de 20 a aproximadamente 200 y poco de
dólares", afirmó Hirshhorn.
Este fue el período más oscuro de su vida juntos. "A veces robaba dinero
de los escasos fondos de mi esposa, cuando me invadían el terror y la
locura de la mañana. Una vez más vacilaba alocadamente ante una
ventana abierta o del gabinete de las medicinas en el cual había veneno,
acusándome de mi debilidad de carácter. Hubo viajes rápidos de ida y
vuelta al campo, conforme mi esposa y yo buscábamos el escape.
Luego, vino la noche en que la tortura física y mental fue tan infernal, que
temía tirarme por la ventana, con todo y marco . . . Llegó un doctor y me
dio un sedante fuerte . . . La gente temía por mi cordura, y yo también".
Hubo veces en que Bill permanecía sin beber o hacía otros intentos
determinados para dejar de beber. Una vez, Lois obtuvo de Macy's un
permiso de ausentarse durante tres meses y pasaron el verano en
Vermont, en la granja del Dr. Leonard Strong y su esposa, que era la
hermana de Bill. Este trabajó arduamente en el campo todo el verano,
pero tan pronto como regresaron a Brooklyn, volvió a beber. El y Lois
tuvieron largas discusiones al respecto; él estaba haciendo un esfuerzo
desesperado para dejar la bebida.
Leonard fue quien finalmente hizo los arreglos para la admisión de Bill en
el Hospital Charles B. Towns en Central Park.
Capítulo Cinco
No sólo fue la poco común teoría del doctor la que impresionó a Bill, sino
también su evidente amor a la gente, su manera especial de interesarse.
"Durante su vida, el doctor iba a hablar con 50,000 casos, pero ninguno
de ellos era un caso, todos eran seres humanos. Cada uno de ellos era
algo muy especial e instantáneamente lo percibí. Tenía una manera de
hacerme sentir que mi recuperación significaba todo para él, que le
importaba mucho. Este hombre no era un gran doctor en Medicina, sino
un muy gran ser humano".
El Hospital Towns, en la ciudad de Nueva York, fue el escenario del
despertar espiritual de Bill y sus posteriores intentos de que los
borrachos dejaran de beber.
Towns en 1934.
No está claro cuánto tiempo permaneció Bill sin beber; él creía que
fueron de dos a cuatro meses, pero Lois aseguraba que fue "alrededor
de un mes". El pensó posteriormente que estaba nublado su recuerdo de
esa época, por la devastadora desilusión que le llegó cuando volvió a
beber. su regreso a la bebida también fue una gran decepción para
Silkworth, ya que había respondido tan bien al tratamiento.
Los Wilson fueron de nuevo al campo, pero la segunda vez no fue, ni con
mucho, tan buena como la primera. Lois, al faltarle el valor para pedir un
segundo permiso en Macy's, dejó su trabajo en 1934 con objeto de llevar
a Bill.
Una noche caliente del verano, Lois llegó a verme y después habló con el
doctor. En el piso de abajo, empezó a hacerle las preguntas que las
esposas de los alcohólicos se plantean con el tiempo: '¿Qué tan malo es
esto? ¿Por qué no puede detenerse? ¿Qué le ha sucedido a la tremenda
fuerza de voluntad que tuvo alguna vez? ¿Hacia dónde, sí, doctor, hacia
dónde nos encaminamos?' Y por último: '¿Qué se puede hacer ahora? 3
¿A donde vamos a partir de aquí?'.
Bill iba a tener una última y gran batalla contra la bebida, que sería una
batalla sangrienta, pulverizante. Empezó el Día del Armisticio.
"El miedo se iba volviendo más intenso y no me tenía que esforzar mucho
para resistir. Empecé a hablar a la gente acerca del alcoholismo y,
cuando me ofrecían un trago, les daba la información como defensa y
también como una justificación de mi conducta anterior. La confianza iba
aumentando.
Después del fracaso del Día del Armisticio, Bill se metió sin esperanza ni
ánimo en una especie de borrachera continua, sin fondo; ya no hacía
ningún intento de salir de la casa, excepto para responder sus
existencias; se pasaba el tiempo escribiendo cartas insultantes o
sarcásticas a personas importantes cuyas políticas desaprobaba. Los
políticos eran sus blancos favoritos, en particular el Presidente
Roosevelt.
Ebby estaba en Nueva York y había oído sobre la última dificultad de Bill.
¿Podría ir a Brooklyn para verlo?
Posteriormente, Bill dijo que muy bien Ebby podría haberlo golpeado en
la cara con un estropajo mojado. "Tengo religión" era la última cosa que
le interesaba a Bill, aunque algunos años antes había hecho un intento
de estudiar Ciencia Cristiana, como ayuda para fortalecer su fuerza de
voluntad.
Lo que Ebby contó a Bill esa noche fue una historia dramática, casi
increíble.
Dos de los visitantes de Ebby, Shep y Cebra, alguna vez habían bebido
mucho con Ebby; pero ahora, "dijeron que habían ido corriendo al Grupo
Oxford y oído ahí algunas cosas muy sensatas, basadas en la vida de
Cristo, de los tiempos bíblicos", expresó Ebby. "Realmente era un
movimiento más espiritual que religioso; escuché lo que tenían que
decirme y me impresioné mucho, ya que era lo que me habían enseñado
cuando era niño y que internamente creía, pero que había dejado a un
lado".
Rowland, afirmó Ebby, había tenido una adoctrinación completa (en las
enseñanzas del Grupo Oxford). "De éstas me transmitió todo lo que
pudo. Se sentaba y trataba de que elimináramos cualquier pensamiento
del mundo material y elimináramos cualquier pensamiento del mundo
material y viéramos si podíamos encontrar el mejor plan para nuestras
vidas para ese día y siguiéramos cualquier guía que nos llegara".
Bill escuchó atentamente cuando Ebby habló del cambio que había
llegado a su vida. Como lo recordó Bill, Ebby subrayó especialmente la
idea de que había estado sin esperanza. "Me dijo cómo se había vuelto
honesto acerca de sí mismo y de sus defectos, cómo había estado
haciendo restituciones en dónde era debido, como había intentado
practicar un dar que se caracterizaba por no exigir nada en pago para
uno mismo", manifestó Bill. "Luego, corriendo mucho riesgo, tocó el
tema de la oración y de Dios; dijo francamente que esperaba que me
desanimara ante esos conceptos". Pero Ebby prosiguió diciendo que
cuando había intentado la oración, incluso experimentalmente, el
resultado era inmediato: No sólo había sido liberado de su deseo de
beber - algo muy diferente de estar en el tren de la sequedad - había
encontrado la paz mental y una felicidad de una clase que desde hacía
años no experimentaba.
El único hecho que no podía negar - y al que no podía escapar - era que
Ebby estaba sobrio, mientras que él, Bill, estaba borracho.
"El día en que Bill Wilson llamó en la Misión del Calvario, Spoons Costello
estaba en la cocina y más o menos era el responsable, ya que yo estuve
fuera toda la tarde. Esa tarde vino dos o tres veces, preguntándome por
Ebby T. Spoons, me habló acerca de él cuando llegué aproximadamente
a la hora de la cena, que era a las 5:00 p.m. cada día; me dijo que un
hombre alto, usando un traje caro , muy borracho y acompañado de un
desamparado, llegaba y cada vez hacía tanto ruido que Spoons no le
permitió entrar. En esa época Spoons era nuestro cocinero".
Continuó Billy:
Hubo himnos y oraciones. Tex, el líder, nos exhortó; sólo Jesús puede
salvar, afirmó; algunos hombres se levantaron y dieron testimonio.
Insensible como estaba, sentí interés y emoción. Luego vino la llamada;
los penitentes empezaron a caminar hacia el barandal. Impelido
incontrolablemente, también caminé, arrastrando a Alec conmigo. Ebby
me alcanzó a tomar por el faldón del saco, pero era demasiado tarde.
Después de eso, nunca pude recordar qué dije; sólo sé que fue con
serenidad y la gente pareció prestarme atención. Después, Ebby, que
había estado asustado mortalmente, me dijo con alivio que lo había
hecho bien y que había entregado mi vida a Dios".
Pero Bill todavía no estaba listo del todo y bebió durante otros dos o tres
días. Sin embargo, ir a la misión había sido más que un impulso de
borracho y meditó sobre la experiencia. En la atmósfera cargada del
salón de reuniones, había estado consciente de profundas sensaciones;
pero, una vez más, peleó contra esos sentimientos, apartándolos
rápidamente, ya que iban contra la razón y la educación, aunque la razón
también le dijo que su enfermedad lo había dejado tan impotente como
una víctima del cáncer. Si tuviera cáncer y en la recuperación estuviera
incluido rezar a medio día con otros sufrientes en una plaza pública, ¿no
lo haría? ¿Cuál era la diferencia respecto al alcoholismo? También era
una especie de cáncer. Era cierto que estaba destruyendo su mente y su
cuerpo . . . y su alma, si es que había algo así. No hay mucha diferencia,
admitió silenciosamente Bill. Finalmente empezó a ver con claridad su
alcoholismo, como una condición de impotencia y sin esperanza.
Luego, visto con los ojos de la mente, estaba ahí una montaña y yo
estaba de pie en su cumbre, en donde soplaba un gran viento, que no era
de aire, sino de espíritu; con una fuerza grande y pura, soplaba a través
de mí. Entonces llegó el pensamiento resplandeciente: 'Eres un hombre
libre'. No sé en absoluto cuánto tiempo permanecí en este estado; pero,
por último, la luz y el éxtasis descendieron gradualmente y de nuevo vi la
pared de mi cuarto. Al estar más calmado, me embargó una gran paz,
acompañada de una sensación difícil de describir. Llegué a estar
gradualmente consciente de una Presencia que parecía un verdadero
mar de espíritu vivo. Reposé en las playas de un mundo nuevo. 'Esto',
pensé, 'debe ser la gran realidad, el Dios de los predicadores'.
Capítulo Seis
Ebby, que llegó a verlo al tercer día, no estaba del todo preparado para
la descripción de Bill sobre lo que le había sucedido; él no había visto
luces brillantes ni estado de pie en la cumbre de una montaña, pero llevó
a Bill un libro que le ofreció una clarificación más amplia. Era "Las
variedades de la Experiencia Religiosa", de William James; Ebby no la
había leído, pero se lo habían recomendado los miembros del Grupo
Oxford.
Bill dijo que empezó a leerlo, al momento que Ebby se fue, y era difícil
seguirlo. James, un profesor de Harvard y padre fundador de la
psicología estadounidense, había hecho un análisis detallado de un
amplio número de experiencias religiosas de conversión. El material
había sido desarrollado, en primer lugar, para la serie de Conferencias
de Gifford, en Edimburgo, en 1901 y 1902. "Tenía una percepción del
tipo más agudo, acompañada de una comprensión humanitaria",
recordó Bill. El objetivo de James era mostrar que estas experiencias de
conversión tenían validez y valor.
Después de que Bill fue dado de alta del Towns el 18 de diciembre, Lois y
él empezaron a asistir a las reuniones del Grupo Oxford, en la casa del
Calvario, anexa a la Iglesia Episcopal del Calvario. El rector, el Dr.
Shoemaker, era una figura destacada del Grupo Oxford. Con el tiempo,
Bill llegaría a considerar a este hombre como uno de sus amigos
personales más íntimos.
Las cosas empezaron bien para los Wilson. En las reuniones del Grupo
Oxford encontraron la clase de entusiasmo y amistad que Bill describió
como "maná del cielo". (Lois y él, probablemente, estaban
experimentando lo que muchos de los alcohólicos enfermos de hoy y sus
esposas, cuando llegan a Alcohólicos Anónimos por primera vez: calor,
auxilio y una sensación de que por fin "salieron del frío"). Les impresionó
e inspiró el éxito del Grupo Oxford para ayudar a que la gente cambiara
sus vidas. "En la tribuna y fuera de ella, hombres y mujeres, viejos y
jóvenes, narraban cómo se habían transformando sus vidas", recordó
Bill.
No era extraño que mis amigos del Grupo Oxford pensaran que mejor
debería olvidarme de los borrachos, pero todavía tenía mucha seguridad
y no hice caso de su consejo. Mi ímpetu era como el de una máquina
impulsada por dos motores, consistente en una parte de espiritualidad
genuina y otra de mi viejo deseo de ser el hombre Número Uno. La
actitud que adopté no funcionó bien del todo y, después de seis meses,
nadie seguía sin beber y créanme que lo intenté con veintenas de ellos.
Se despejaban durante un tiempo y luego fracasaban de una manera
lamentable. Naturalmente, los del Grupo Oxford perdieron el entusiasmo
respecto a mi actitud de enderezar borrachos".
Bill tenía mucho que aprender. Aunque Fred B. llegó a ser un buen
amigo, siguió emborrachándose con alternativas, durante 11 años, hasta
que finalmente llegó a estar sobrio en el programa de A.A.
Durante los cinco meses primeros de 1935, Bill encontró una tras de otra
frustración semejante. En años posteriores, iba a explicar el origen del
fracaso debido al método que utilizaba, ya que durante ese período, dijo,
estaba predicando a los borrachos. También creía todavía que un
alcohólico requería de una experiencia espiritual espectacular, similar a
la suya, para poder recuperarse y difícilmente podía ser humilde
respecto a la cruzada en la que estaba; no obstante que estaba
consciente que trabajar con otros le daba un tremendo empuje, no se
daba cuenta que en realidad necesitaba al alcohólico enfermo.
Pero incluso, antes de que Bill abordara el tren del oeste hacia Akron, el
grupo rival de la pelea de procuración, encabezado por un hombre
llamado Nils Florman, había reclutado un apoyo considerable entre los
accionistas de la N.R.M. y estaba intentando convencer a los indecisos
administradores de la compañía, a que se le unieran.
Pero el grupo de Florman ejecutó ahora una maniobra que cogió fuera
de guardia al equipo de Beer. Al aliarse con la administración, reunieron
sus recursos para sumar casi el 60 por ciento de los votos, de los que
algunos, claramente, habían sido acciones recién asignadas al grupo de
Bill; ¿por qué habían cambiado sus procuraciones algunos accionistas?
Fue una situación muy desagradable.
Ahora empezó la crisis personal que iba a poner en movimiento una serie
de eventos que cambiaron la vida de Bill. A un lado del vestíbulo había un
bar y Bill se sintió atraído por él. ¿Debía tomarse uno o dos ginger ales y
quizá conseguir una amistad? ¿Qué daño podía haber en eso?
Para casi cualquier otro individuo, ninguno, pero para Bill Wilson, el
alcohólico, la idea estaba cargada de peligro. Era un engaño igual al que
lo había conducido a beber el Día del Armisticio. Por primera vez en
meses, Bill tuvo la sensación de estar en dificultades, que lo llenó de
pánico.
Con esta elección, Bill logró lo que le gustaba llamar una "chuza". Le
pidió ayuda para que lo pusiera en contacto con un borracho con el cual
hablar y Tunks nunca vaciló o se detuvo cuando oyó la extraña petición
de Bill, nunca se preguntó si era prudente darle a un extraño los
nombres de diez personas que podían ayudar directamente a "un
borracho".
Puede parecer extraño que una mujer sola, con tres hijos adolescentes,
invitara de una manera tan rápida a un extraño a su hogar; pero entre los
miembros del Grupo Oxford, había un fuerte lazo de confianza.
Cuando llegó Bill, llamó por teléfono al hombre que tenía en mente; su
nombre, Robert Smith, médico de profesión; era un alcohólico y estaba
en una situación desesperada. Después de conversar un poco por
teléfono con Anne, la esposa del Dr. Smith, fue evidente que tenía que
demorarse la ayuda. Era la víspera del Día de las Madres y el hombre
recién había llegado a su casa, llevando una maceta con una planta para
su esposa. Después, también "plantado" é, pronto quedó inconsciente,
así que la reunión entre los dos hombres se acordó para la tarde
siguiente, del Día de las Madres, en la casa de entrada de la mansión
Seiberling.
El Dr. Bob, que tenía 55 años en la época de esa reunión, era un poco
más de 15 años mayor que Bill. También era nativo de Vermont, de St.
Johnsbury, aproximadamente a 120 Km. al norte de East Dorset. Como
hijo único de un juez prominente, creció con comodidades, pero irritado
por la disciplina estricta de sus primero años.
Poco después de abrir su oficina, el Dr. Bob empezó a beber otra vez y
finalmente estuvo en tantas dificultades, que su padre mandó a otro
docto, desde St. Johnsbury a Akron, para llevarlo a casa. Varios meses
de descanso y recuperación en Vermont, capacitaron a Bob para
regresar a Akron y a su práctica de la Medicina. Después de un
"relampagueante" noviazgo de 17 años, se casó con Anne Ripley en
1915, cuando Bob tenía 36 años. Compraron una casa y en 1918 nació su
primer hijo, Bob. La otra hija, Sue, fue adoptada. 1
En contraste con esa forma de vida, los miembros del Grupo Oxford eran
atractivos para el Dr. Bob debido a su aparente "equilibrio, salud y
felicidad. Hablaban con gran libertad sin avergonzarse, lo que yo nunca
podría hacer", escribió, "y parecían muy tranquilos, aparentando tener
mucha salud . . . Yo estaba intimidado e incómodo la mayor parte del
tiempo, mi salud estaba en el límite y era desgraciado por completo".
Dijo que le dio al programa de ellos mucho tiempo y estudio, pero de
todas maneras se emborrachaba todas las noches.
Acompañados por Bob, su hijo de 17 años, los Smith llegaron a las cinco
de la tarde a la casa de entrada de Stan Hywet. Bob anunció de
inmediato que sólo permanecería brevemente.
¿Qué fue lo que hizo que el Dr. Bob se quedara hasta las once de la
noche en lugar de salir huyendo como planeaba? Para empezar,
rápidamente se dio cuenta de que este Bill Wilson sabía de qué estaba
hablando. El Dr. Bob había leído mucho cerca del alcoholismo y había
escuchado las opiniones de compañeros de profesión que habían
tratado a alcohólicos, pero Bill era la primera persona con la que
hablaba, que sabía por experiencia lo que era el alcoholismo. "En otras
palabras, hablaba mi idioma", afirmó Bob; "sabía todas las respuestas y
ciertamente no era porque las hubiera sacado de sus lecturas".
Aunque, por último, los alcohólicos se separaron del Grupo Oxford, ese
movimiento influenció profundamente a la Fraternidad.
No sólo fue la experiencia personal lo que Bill compartió ese día. Una
parte vital de su mensaje fue el punto de vista médico del Dr. Silkworth,
que éste le había explicado y le había insistido que lo presentara a los
"conversos" en perspectiva. (Fue irónico que Bob, un médico, debiera
aprender acerca del alcoholismo como una enfermedad, de Bill que era
un agente de valores. sin embargo, la capacitación médica del Dr. Bob
puede haberle ayudado a captar lo que entonces era un concepto
radical).
Mientras que Gammeter era "rudo, grande y muy mal hablado", también
lo había influido mucho el cambio espiritual que había visto realizarse en
Henrietta, por lo que estaba dispuesto a ayudar a los amigos de ésta.
Las reuniones del Grupo Oxford, a las que asistió Bill, se pudieron
efectuar en diferentes lugares de Akron, pero la importante era la sesión
del miércoles en la noche, en la casa de T. Henry Williams, en Palisades
Drive 676. Estaba ubicada a poca distancia y se podía ir a pie desde el
club de campo y la casa de Henrietta.
Su hija Dorothy recordó cuando era muy joven e iba con él en un tranvía:
"Vivíamos en North Hill en lo alto de la colina y las cantinas estaban en la
parte baja de ella en los barrios bajos; los borrachos se subían en el
tranvía durante una parte de la cuesta arriba y si armaban desorden, [el
conductor] los detenía y los echaba fuera. Mi padre movía la cabeza en
señal de desaprobación ya que esto le daba mucha pena y decía que
siempre lo perturbaba porque se preguntaba, '¿y sus pobres familias?'.
En particular le desconcertaba que bebieran; él nunca bebió, pero le
preocupaba. Así, a lo largo de los años, estuve segura de que pensaba
en algo, que pudiera ayudar a esta gente".
La mayor parte de las cartas de Bill a Lois durante ese verano se referían
a la pelea de la procuración y, hasta el final de esa estación, estuvo
optimista respecto a las probabilidades de ganarla.
Con esta rutina de leer y meditar, además de la ayuda de Bill, el Dr. Bob
no estaba bebiendo. En algún momento durante la última semana de
mayo, cuando había estado sin beber alrededor de dos semanas,
anunció su intención de ir a la convención anual de la Asociación Médica
Estadounidense, a la que había asistido con regularidad durante 20
años, que se efectuaba en la primera semana de junio en Atlantic City,
Anne, que recordó las convenciones previas, se puso decididamente a
que fuera, pero Bill apoyó la idea, ya que razonó que los alcohólicos
recuperados tenían que aprender a vivir sobrios en un mundo de
bebedores.
El Dr. Bob no dijo una palabra más esa mañana. Estaba temblando
miserablemente cuando se vistió. Bill y Anne lo llevaron al hospital y,
justo antes de bajarse del coche, Bill le dio "una bola boba" 3 y una sola
botella de cerveza, para frenar los temblores. El Dr. Bob salió del coche
y entró al hospital; Bill y Anne se fueron a la casa a esperar.
Cuando llegó a casa esa noche, su aspecto había cambiado. Estaba feliz,
y al igual que Bill, finalmente era un hombre libre. Era el 10 de junio de
1935, que ahora se respeta como la fecha en que en realidad empezó
A.A. La botella de cerveza que le dio Bill esa mañana fue su último trago.
Después de tantos meses de perseguir a los borrachos, por fin Bill había
ayudado a recuperarse a uno.
Capítulo Ocho
El joven Bob Smith, que cumplió 17 años justo cinco días antes del último
trago de su padre, recuerda a Bill como a un maravilloso huésped de su
casa durante ese verano de 1935.
Bill y el Dr. Bob tuvieron largas y continuas discusiones. "Se quedaban
hasta las dos o tres, todas las noches, y bebían mucho café" recordó el
joven Bob. "Estaban intentando desarrollar una presentación que tuviera
sentido para los alcohólicos que estuvieran 'en la cama' y que no fuera
complicada".
Ellos todavía estaban viviendo con los Smith cuando Lois llegó a Akron
para pasar sus vacaciones. Este fue su primer contacto con los Smith y
con la comunidad de Akron. Dijo: "Amé a Annie y Bob desde el momento
en que los vi; eran tan cálidos, tan finos, tan buenos. Bob era un
vermontiano alto y larguirucho como Bill y, al igual que él, anhelaba ser
útil a los demás. En otros aspectos eran muy diferentes".
A finales de junio, el Dr. Bob llamó al hospital de la ciudad de Akron;
explicó a la enfermera, que estaba en la sala de recepción, que un
hombre de Nueva York acababa de encontrar una cura para el
alcoholismo. La enfermera, que aparentemente no se había enterado de
la recuperación reciente del propio Dr. Bob, le preguntó porqué no la
intentaba en él mismo. cuando el Dr. Bob le explicó que ya la había
intentado y que ello incluía trabajar con otros alcohólicos, ella se mostró
más comprensiva. Dijo que precisamente conocía al hombre y que en
ese mismo momento estaba en el hospital con delirium tremens. Más o
menos en un día estaría lo suficientemente seco para hablar con él.
Bill y el Dr. Bob estaban a punto de conocer a Bill D., un hombre de poca
estatura, robusto y bien parecido, que tenía una cautivante habla lenta,
unos modales agradables, sociales y una cabeza con abundante cabello
ondulado, que se volvería blanco en sus últimos años. Cuando llamaron
por teléfono, esta alarma agradable y social acababa de golpear d os
enfermeras y estaba en la cama en el City Hospital.
Pronto se presentó el alcohólico Número Cuatro, que fue Ernie G.; sólo
tenía 30 años y a los ojos de sus padrinos era "casi demasiado joven". Lo
visitaron los tres hombres; sin perder el tiempo, Bill y el Dr. Bob llevaron
a Bill D. a que se involucrara en el trabajo.
Ernie permaneció sin beber durante un año y entonces inició una recaída
que duró siete meses (su historia, "La Recaída de Siete Meses", apareció
en la primera edición del Libro Grande). Aunque tuvo dificultades con su
manera de beber durante toda la vida, su abstinencia inicial desempeñó
su parte en aquellos tiempos. En 1941 se casó con Sue la hija del Dr.
Bob, según se rumoró, contra los deseos de su padre (posteriormente se
divorciaron).
Pero de la misma manera había marcados contrastes entre los dos. Roy
Y., un veterano de Texas y posteriormente en Florida, los describió de
esta manera: "Ambos decían que simplemente 'no podían' ser miembros
de A.A. El Dr. Bob iba a sus juntas en King School, se escurría hacia la
parte de atrás y nadie sabía que estaba ahí. Si Bill llegaba a la misma
junta, se aseguraba de tropezar con una silla; le encantaba ser el centro
de atracción".
En tanto que Bill pudo no haber hecho en realidad algo tan rudimentario,
verdaderamente es cierto que llamaba la atención de los demás; nunca
fue un espectador durante mucho rato, la gente se daba cuenta de su
presencia. Estaba impresionado por los logros y a la vez impresionaba a
la gente; con el tiempo, su círculo de conocidos y amigos incluiría a
gente distinguida de muchas áreas. Admitió que era un "motor", una
cualidad totalmente ajena a su socio.
Bill empujaba, el Dr. Bob estaba dispuesto a esperar. El estilo de Bill era
buscar activamente apoyo para sus ideas, en tanto que el Dr. Bob
esperaba hasta que el apoyo para una propuesta se desarrollara por su
propio ímpetu. También hay algunos indicios de que el Dr. Bob era un
padrino más eficaz; no se puede negar que, en los primeros años, A.A.
creció con mayor rapidez en Akron que en Nueva York, y hubo quienes
atribuyeron este éxito al fuerte liderato del Dr. Bob.
Pero poco había en los antecedentes de Bill que indicara que fuera la
persona adecuada para dirigir la compañía. su pasado tiene que haber
preocupado a Kuhlke que, por tanto, tuvo pocas razones para favorecer
a Wilson sobre Florman.
Capítulo Nueve
Por supuesto, el hospital era el Towns y ahí Bill encontró a Hank P., un
pelirrojo lleno de energía, cuya manera de beber le había costado un
puesto ejecutivo en una de las principales compañías petroleras. Un
promotor incansable, Hank fue el primero de los borrachos con los que
Bill trabajó en Nueva York, que permaneció sin beber durante un buen
tiempo. (Hank es "El Incrédulo" de la primera edición del Libro Grande).
Pero Bill y el Dr. Bob eran capaces de formar íntimos amigos con
cualquier clase de personas; el enlace común era el alcoholismo y la
propia gran gratitud por su sobriedad. Fue evidente que Bill reconoció
esto cuando escribió para la Fraternidad: "Somos gente que en
circunstancias normales no nos mezclaríamos. Pero existe entre
nosotros un compañerismo, una amistad y una comprensión
indescriptiblemente maravillosa. Somos como los pasajeros de una gran
embarcación recién saldados de un naufragio, cuando la camaradería,
la democracia y la alegría prevalecen en el barco desde las bodegas
hasta la mesa del capitán; pero, a diferencia del sentir de los pasajeros
del barco, nuestra alegría por haber escapado del desastre no decrece
al ir cada cual por su lado. La sensación de haber participado en un
peligro común es uno de los poderosos elementos que nos unen".
Ahora, siguiendo la guía establecida por sus amigos de Akron, Bill y Lois
convirtieron su propio domicilio en un albergue similar. Estos también
tenían una teoría de que los alcohólicos sentían que no eran amados y,
por tanto, ellos, los Wilson, los amarían en la sobriedad. Bill y Lois
ocuparon el apartamento del segundo piso, que había sido remodelado
por el Dr. Burnham para su esposa cuando estuvo enferma; el resto de la
casa, lo pusieron a disposición de los alcohólicos que "se estaban
recuperando".
"Todos nosotros vivimos en Clinton Street sin pagar renta, con alimentos
gratuitos, todo de balde, y Lois estaba haciendo todo el trabajo. Durante
el día se iba a trabajar en una tienda de departamento y cocinaba para
nosotros y nos proporcionaba todo el dinero que había en la casa
entera".
Bill C. fue "huésped" de los Wilson durante casi un año. Era abogado y
jugador profesional de Bridge; o sea, durante el día un respetable
abogado y un jugador durante la noche. Debido a su programación
diurna y nocturna, rara vez lo veían los Wilson.
Bill y Lois habían permitido que algunos de los hombres vivieran con
ellos tanto tiempo como un año; aparentemente dejaron la práctica
cuando se dieron cuenta de que era de muy poca ayuda para que, en
realidad, los hombres permanecieran sin beber. Con frecuencia, Bill era
demasiado optimista respecto al trabajo que estaba haciendo. De la
ingenuidad de Bill en este primero y quizás segundo año de su
sobriedad, apuntó Russ: "Con una hora de plática intentaba que la gente
dejara de tomar. Los llevaba a un cuarto, discutía con ellos, les exponía
sus teorías y salía radiante diciendo: 'Ahí hay un hombre que nunca
volverá a tomar otro trago, te lo apuesto'.
Lois no se quejaba por la carga de trabajo que había caído sobre ella.
(Posteriormente explicaría su enorme capacidad para el trabajo arduo
diciendo que su padre había sido un "verdadero conductor de
esclavos"). Pero, su actitud hacia la nueva vida de Bill, de cierta manera
era más ambivalente, como indica su descripción:
"Los meses siguientes fueron una época feliz para Bill. Tenía la
compañía de sus amigos alcohólicos, la inspiración espiritual del Grupo
Oxford y la satisfacción de ser útil a aquellos con los que trabajaba".
Pero, íbamos con regularidad a las reuniones del Grupo Oxford, adonde
lo acompañaba por su propio bien, porque eso era lo que debía hacer
una devota esposa, no porque yo necesitara las reuniones.
Los impulsos de poder de Bill no eran nada para la sutil seguridad que
tenía en mí misma . . . Incluso, después del despertar espiritual de Bill,
no se me ocurrió que yo necesitara cambiar . . .
Lois y Bill fueron a las reuniones del Grupo Oxford, desde finales de 1934
hasta 1937 aproximadamente. También fueron a un buen número de
"fiestas caseras" del Grupo Oxford durante esos años; a partir de 1935.
Hank Fitz se les unía con frecuencia.
Cerca del final de 1935, a los alcohólicos que vivían en la Misión del
Calvario se les dieron instrucciones de que no asistieran a las juntas de
Clinton Street. "Esto no sólo nos lastimó, sino que nos sentimos
decepcionados del liderato del grupo", recordó Lois.
Lois describió las "fiestas caseras" de fin de semana del Grupo Oxford a
las que asistieron como: "una mezcla de convención y retiro.
Bill asistió por primera vez a una de esas fiestas caseras en Richmond,
Virginia, en diciembre de 1935; al siguiente año Lois y él fueron a otras,
en Stockbrige, Massachusetts, Los Poconos de Pennsylvania y en West
Point, Nueva York. conocieron a Frank Buchman, el fundador del Grupo
Oxford, pero nunca llegaron a intimar con él. Cuando, posteriormente, se
le preguntó a Bill si había conocido a Buchman, sólo contestó "nos
saludamos de mano".
Hubo varias razones para que Bill saliera del Grupo Oxford en 1937:
tenía una convicción creciente de que los alcohólicos necesitaban
trabajar con los de su propia clase, un punto de vista que continuó
teniendo durante el resto de su vida. el mismo había recibido la ayuda de
los servicios de un "pequeño grupo íntimo" del Grupo Oxford, un
concepto que estaban a punto de abandonar. En Akron, en donde el Dr.
Bob y los demás permanecieron en el Grupo Oxford hasta 1939, la
intimidad del pequeño grupo continuó en el hogar de T. Henry Williams.
Debido a que, con frecuencia, las razones de Bill eran mal interpretadas,
posteriormente escribió cartas y artículos para indicar la escisión. Una
de sus declaraciones más extensas de la situación la hizo en una carta
fechada el 30 de octubre de 1940 a un miembro de Richmond, Virginia:
Por ejemplo:
4.- Se descubrió que había que dejar todas las formas de coerción, tanto
las directas como las indirectas. Encontramos que, con frecuencia,
resultaba en críticas la "comprobación" en manos de aficionados y que
eso llevaba al resentimiento, que probablemente es el problema más
serio que molesta al alcohólico común.
6.- Nos dimos cuenta de que se tenía que poner mucho más énfasis en la
práctica real de los principios de tolerancia y amor del que tenían en el
G.O., principalmente en la tolerancia. Teníamos que volvernos mucho
más inclusivos y, si fuera posible, nunca exclusivos. Nunca podemos
decir a nadie (ni insinuar) que debe estar de acuerdo con nuestra
fórmula o será excomulgado. El ateo puede levantarse en una junta de
A.A. negando a Dios; aunque, relatando cómo ha sido ayudado de otra
manera; la experiencia nos dice que más tarde cambiará de modo de
pensar, pero nadie le dice que tiene que hacerlo.
"Yo estaba, o me sentía, muy cerca de Bill Wilson en los días anteriores a
que se iniciara Alcohólicos Anónimos. Herb Wallace, un compañero de
equipo íntimo mío, ocupó mucho tiempo con Bill, hizo que estudiara un
curso de oratoria en el Downtown Athletic Club, pero creo que el propio
'grupo' rechazó a Bill cuando procedió de acuerdo a su guía para crear
un grupo especial para los A.A. En esa época , si estabas asociado con
el 'grupo', tu guía parecía ser de un valor dudoso, a menos que le diera el
visto bueno Sam Shoemaker, Frankie Buchman o uno de los
representantes acreditados.
Fue su aguda pobreza (Bill había persuadido a Lois para que dejara su
trabajo en Loeser's, desde marzo) la que casi persuadió a Bill de que
aceptara un empleo como terapista de alcoholismo pagado. La oferta
vino de Charlie Towns, el propietario del hospital en donde Bill se había
recuperado y también en el que había encontrado algunos de sus
prospectos más promisorios.
Bill pensó que la oferta estaba verificada por la guía celestial: Cuando
iba a casa en el metro, le llegó la cita bíblica "El trabajador merece su
salario". al llegar a casa iba convencido de que su destino divino era
convertirse en un terapeuta pagado.
Los del grupo escucharon con caras impasibles, mientras Bill les
contaba la oferta de Towns. Luego tomó la palabra un miembro:
"Sabemos los problemas que tienes, Bill . . . nos preocupa mucho y con
frecuencia nos hemos preguntado qué podríamos hacer al respecto,
pero creo que hablo por todos los que estamos aquí cuando digo que lo
que tú nos propones ahora nos incomoda . . . ¿No te das cuenta . . . que
tú nunca puedes convertirte en profesional? A pesar de lo generoso que
Charlie ha sido con nosotros, ¿no ves que no podemos atar esto a su
hospital ni a ninguna otra cosa? . . . Esto es un asunto de vida o muerte,
Bill, y no arreglará nada sino lo mejor . . . ¿No has dicho con frecuencia
aquí, en estas juntas, que algunas veces lo bueno es enemigo de lo
mejor? Bueno, esto es un caso evidente de ello . . .
Bill, no puedes hacernos esto", añadió. "¿No ves que los demás pronto
nos desanimaríamos si tú, nuestro líder, recibieras dinero por pasar
nuestro magnífico mensaje, mientras que los demás haríamos lo mismo
sin paga? . . . ¿Por qué tendríamos que hacerlo gratis si a ti se te paga?
En poco tiempo nos emborracharíamos".
Bill puede haber sido el impulso y el que miraba por sí mismo - cuando
menos, públicamente deploraba con frecuencia estas características
suyas - pero también tuvo una notable capacidad para aceptar las
críticas y, además, estaba aprendiendo a aceptar consejo; algunos de
estos consejos fueron en realidad su propia enseñanza que le
regresaban.
En ese año hubo muchas desilusiones, como la recaída de Ebby. En
1936, éste había regresado a Albany y había encontrado un trabajo en la
Ford Motor Company, en un pequeño pueblo de las cercanías.
"Permanecí con la compañía Ford hasta finales de abril de 1937, fui en
un viaje a Nueva York y me caí del vagón de la sequedad", recordó Ebby.
"Eso fue aproximadamente dos años y siete meses de estar sin beber y
trabajando con el Grupo Oxford. Regresé a Albany y se inició el viejo
carrusel; estuve bebiendo mucho y de una manera continua durante
largo tiempo".
Capítulo Diez
Al Dr. Bob le gustó la idea del libro, pero tuvo dudas acerca de los
misioneros y los hospitales; sentía que la gente a sueldo podría dañar el
espíritu del movimiento. A su manera, estaba reiterando la respuesta de
los alcohólicos de Clinton Street, a la proposición de Bill respecto a
trabajar en el Hospital Towns como un terapeuta a sueldo. Pero, como
Bill continuaba presionando, finalmente sugirió que presentaran las
proposiciones a los demás miembros de Akron. A pesar de sus propias
dudas, respaldó a Bill por completo, "en especial acerca de la necesidad
del libro", manifestó Bill.
Pero, aparentemente, los ríos tenían otras cosas que hacer con su
dinero. Bill fue incapaz de colectar una sola moneda; incluso, con la
ayuda de los superpromotores del grupo, no encontraron a nadie que se
interesara en invertir en el proyecto. Ayudar a un puñado de borracho
sin nombre se había convertido en una pasión para Bill y el Dr. Bob, pero
como una idea para colectar fondos, no tuvo éxito. Durante un tiempo,
Bill estuvo muy amargado por "la tacañería y la miopía" de los ricos, que
se rehusaron a apoyar la causa.
En años posteriores Bill fue criticado por quienes vieron sus primeros
esquemas de colectar dinero como signo de su egotismo y la ambición
de autoservirse. Bill mismo se preocupaba constantemente respecto a
sus propios motivos y, con frecuencia, describió sus planes como
"grandiosos", pero tenía inclinación a censurarse a sí mismo y el hecho
fue que estaba haciendo un esfuerzo determinado para ampliar el
trabajo y el ámbito de acción de la fraternidad. Pueden haber tenido
razón los ultraconservadores que se opusieron a su plan de colectar
fondos, pero fueron ellos los que aceptaron el enorme reto de llevar el
mensaje a Denver, Seattle y Houston, para no hablar de ciudades más
remotas como Melbourne o Estocolmo. Bill tuvo muy presente en su
mente esta tarea y su inquietud fue compartida por el Dr. Bob
(Resolvieron practicar, con una anticipación de 28 años, la Declaración
de la Responsabilidad, adoptada en 1965 por La Convención
Internacional; "Yo soy responsable. Cuando cualquiera en donde quiera,
extienda su mano pidiendo ayuda, quiero que la mano de A.A. esté ahí, y
por eso: Yo soy responsable").
Su obra con los alcohólicos parece ser muy eficaz y creo que amerita su
interés y posiblemente el de la fundación Rockefeller.
Apareció mucho su cortesía en verlo y lamento no poder estar
presente".
Sin embargo, la reunión terminó con lo que Bill consideró era una nota
favorable: Frank Amos se ofreció a hacer una investigación de la
diminuta Fraternidad, para explorar la posibilidad de establecer en
Akron un hospital para los alcohólicos y ver al Dr. Bob y considerar sus
necesidades.
Capítulo Once
De los planes que habían discutido Bill y el Dr. Bob en 1937, el más
realista fue la proposición de publicar un libro referente al programa.
Incluso, para muchos de los que se opusieron a los hospitales y los
misioneros a sueldo, el libro tenía sentido, aunque el plan había sido
aprobado sólo por una escasa mayoría. Al exponer en una forma clara el
programa de recuperación, un libro podía prevenir la distorsión del
mensaje; podía ser enviado o llevado a los alcohólicos de ciudades
distantes; podía ayudar a dar publicidad al movimiento entre los no
alcohólicos y hasta incluso podía dar a ganar dinero, el cual podía ser
utilizado para establecer una oficina que manejara solicitudes,
publicidad, etc.
En 1937, el Dr. Silworth llamaba con frecuencia a Bill para decirle que
tenía un prospecto; Fitz M. fue el primero y Hank P. el segundo. Hank
estaba lleno de ideas y ahora Bill se había asociado con él en una de sus
muchas aventuras de negocios. Esta consistía en un plan para organizar
a los expendedores de gasolina del norte de New Jersey para formar una
organización cooperativa de compras. Tenía un nombre: Honor Dealers
(Distribuidores Honrados), una dirección: 17 William Street, Newark y
una secretaria: Ruth Hock.
Más tarde llegó Bill y la primera impresión de Ruth fue de una cordial
tranquilidad. vio a una persona de decisiones lentas y deliberadas y,
según supuso, sin mucho interés real en el negocio de las estaciones de
servicio.
Ese día más tarde, cuando Bill tuvo un visitante, Ruth escuchó
fragmentos de una extraña conversación: "el sufrimiento del borracho" .
. . "la esposa que sufre" . . . "la borrachera es una enfermedad". Cuando
poco después oyó que Bill y Hank se reían a carcajadas, pensó que más
bien eran crueles; pero la paga era buena y la agradaban ambos, así que
decidió quedarse.
Ruth Hock probó ser un regalo caído del cielo para el pequeño grupo, ya
que fue una trabajadora incansable y leal; permanecería con ellos
durante cinco años. Según creyó Ruth, Bill y Hank pudieron llegar a algo
con el negocio de la estación de servicio, si hubieran desplegado tanta
energía, reflexión y entusiasmo, como lo hicieron para ayudar a los
borrachos. Pronto se dio cuenta que el negocio de Honor Dealers en
realidad era un medio para un fin y que "ese fin era ayudar a un puñado
de borrachos sin nombre". Se dio cuenta que "cada vez le interesaba
más cada nuevo rostro que llegaba con el problema alcohólico y que se
preocupaba mucho de que ellos tuvieran éxito".
No pasó mucho tiempo para que Bill y Hank tuvieran dificultades para
pagar, tanto el salario de Ruth como la renta de la oficina, Ruth siguió ahí
sin ninguna paga durante algún tiempo, pero el dueño, que no había sido
alcanzado por el contagio de su trabajo, finalmente los forzó a salirse y
se cambiaron a una oficina más pequeña, también en Newwark, más de
acuerdo con sus posibilidades. Hasta 1939, la oficina central principal
de Bill estuvo en Newark.
Ahora sucedió una cosa emocionante. Por medio de Frank Amos, Bill fue
puesto en contacto con Eugene Exman, el editor religioso de Harper y
Brothers. Exman leyó los dos capítulos, pulsó la capacidad de Bill para
completar el libro y luego le ofreció publicarlo, dándole 1,500 dólares a
cuenta de los derechos de autor.
Hank intervino ahora. Este era el que Bill describía como "uno de los más
formidables motores" que hubiera conocido y lo convenció que debían
dejar a un lado a los depositarios y vender las acciones de su propia
compañía para también vender el libro ellos mismos. A Bill le molestó ir
contra los depositarios, pero le gustó la idea de publicar su propio libro.
Cuando regresó a Harper a ver a Exman,, "ante mi total asombro estuvo
de acuerdo, todo lo contrario a su propio interés, en que una sociedad
como la nuestra debía controlar y publicar su propia literatura. Más aún,
sintió que era posible hacer esto con éxito", recordó posteriormente Bill.
Por último, la desaprobación de los depositarios no pudo impedir que Bill
y Hank emprendieran con ánimo su nueva empresa.
Hank fue capaz de hablar con la mayor parte de los miembros de Nueva
York para que aprobaran el plan de publicar por sí mismos. El Dr. Bob
también estuvo de acuerdo con la idea, pero tenía tantas dudas que al
principio no se los dijo a los demás akronitas. Bill y Hank se acercaron
entonces a Edward Blackwell, presidente de la Cornwall Press en
Cornwall, Nueva York. Les explicó que el costo de impresión de un libro
de tamaño común sólo era alrededor del diez por ciento de su precio de
venta y eso los animó más aún; podían permitirse pagar tanto como un
dólar por libro para su distribución y todavía tener grandes utilidades.
Hank elaboró un proyecto para una nueva compañía que vendería 600
acciones a 25 dólares a la par. Una tercera parte se vendería a los
miembros por dinero en efectivo y las otras dos terceras partes se
dividirían entre Hank y Bill por su trabajo. Los derechos de autor
acostumbrados se asignarían a la Alcoholic Fundation, un gesto cuya
intención era apaciguar a los depositarios. Hank apoyó su plan con
diagramas que mostraban cálculos de las utilidades sobre la venta de
100,000, 500,000 e incluso 1,000,000 de libros, recordó Bill.
Este, que no pensaba de una manera tan optimista, esperaba que los
ingresos del libro capacitarían a él y a otros pocos a convertirse en
trabajadores de tiempo completo para la Fraternidad y a establecer una
oficina central general.
Mientras que Bill recibió de Akron "nada, excepto el más cálido apoyo",
de los miembros de Nueva York, obtuvo lo que recordó como "un
verdadero mazazo". Posiblemente, los miembros de Akron estaban
fuertemente en armonía con las ideas espirituales del Dr. Bob, mientras
que en el grupo de Nueva York se encontraban miembros que eran
agnósticos o escépticos. Otra razón posible fue la enorme influencia y el
carácter del Dr. Bob; su apoyo al libro virtualmente garantizaba que la
mayor parte de los miembros de Akron también lo apoyarían.
Debería tener fuerza y ser completa; como aseguró Bill: "No debe haber
una sola excusa que sirva al alcohólico racionalizador para evadirse
rápidamente". Bill estaba a punto de escribir el famoso capítulo quinto,
"Cómo Funciona".
Bill dijo que escribió los Doce Pasos mientras estaba acostado en la
cama, en el 182 de Clinton Street, lápiz en mano y con un block de hojas
amarillas a rayas en su rodilla. Dijo Lois que los escribió en la cama, no
porque realmente estuviera enfermo, aunque no se sentía bien, y si
podía acostarse, lo hacía: "Estaba en la cama, y aunque ese era el mejor
lugar para pensar".
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestros defectos.
Como Bill lo recordó, esa noche tuvo dos visitantes tardíos: su intimo
amigo Horace C. 3 y con él un "recién llegado, seco escasamente
durante tres meses". Los dos pusieron algunas objeciones: al empleo
frecuente de la palabra Dios y al pedir de rodillas que fuéramos
liberados de nuestros defectos.
Ruth Hock refirió que Bill apareció un día en la oficina con los pasos
prácticamente completos; pero, cuando le mostró el manuscrito a los
miembros locales, hubo acaloradas discusiones y muchas otras
sugerencias. Jimmy B. se opuso a las fuertes referencias a Dios, tanto
en los Pasos como en el resto de los primeros capítulos; Hank quería
suavizarlos, pero Fitz insistió en que el libro debía expresar las doctrinas
cristianas y utilizar términos y expresiones bíblicas. Ruth recordó: "Fitz
estaba porque Dios estuviera en todo, tú (Bill) en el término medio y
Hank por muy poco; y yo, intentando reflejar la reacción de la no
alcohólica, por muy poco. El resultado de esto fue la frase 'Dios tal como
lo entendimos', que no creo que haya tenido muchas reacciones
negativas en ningún lado". Bill recordó estos cambios como
"concesiones a aquéllos de poca o ninguna fe" y los llamó "la gran
contribución de nuestros ateos y agnósticos. Había ampliado la puerta
para entrar de manera que todo el que sufra pueda pasar por ella, sin
importar su fe o su falta de fe".
Bill escribió cuando menos diez de los capítulos iniciales del libro; hay
alguna razón para creer que "A los Patrones", pudo haberlo escrito
Hank, pero no hay duda acerca de quién es el autor de "A las Esposas",
ya que sobre este capítulo declaró Lois: "No estuve tanto rabiosa como
lastimada; todavía no sé porqué lo escribió Bill, nunca me metí a
averiguarlo, el porqué insistió en escribirlo. Le pregunté: '¿Quieres que
yo lo escriba?' Y respondió que no, que pensaba que debía quedar en el
mismo estilo que el resto del libro".
Cada semana Bill leía lo que había escrito, a los que se reunían en su
casa, el martes por la noche. Mientras que él estaba trabajando de esta
manera, los miembros de Nueva York y Akron presentaban sus historias
personales. Jim S., un periodista de Akron, entrevistó a los miembros de
esa área y después les ayudó a escribir sus historias. Los miembros de
Nueva York las escribieron ellos mismos, siendo editadas por Bill y Hank,
algunas veces ante las objeciones de sus autores. Además de las
historias de Bill y el Dr. Bob, finalmente el libro contuvo 16 historias de
Akron y 12 de Nueva York.
Bill siempre dijo que se consideraron más de 100 títulos para el libro y el
que apreció en las copias de multilite fue "Alcohólicos Anónimos". Hay
alguna disputa acerca de quien fue el que pensó primero este título; la
mayor parte creyeron que fue Joe W., un escritor de la revista New
Yorker, que sólo permaneció sin beber "entrando y saliendo", eso fue lo
que recordó Bill, y creía que el nombre hizo su primera aparición en las
discusiones en octubre de 1938. El primer empleo documentado del
nombre que está en los archivos de A.A., es una carta de Bill a Willard
Richardson, fechada el 15 de julio de 1938, en una invitación a los Sres.
Richardson, Chipman y Scott de la fundación Rockefeller para venir a
alguna de las juntas de Clinton Street. Bill escribió: "Ciertamente, en el
caso de ustedes, caballeros, renunciaremos con agrado a la manera de
beber exagerada que nos ha calificado para ser miembros de
Alcohólicos Anónimos. Pensamos en ustedes como en uno de nosotros,
ya que no hay miembros honorarios". Ahí, el nombre se utiliza de una
manera que parece indicar que Richarson ya estaba familiarizado con él.
De acuerdo con una carta del Dr. Richardson del Johns Hopkins,
fechada el 18 de julio de 1938, en esa época Bill estaba empleando
"Alcohólicos Anónimos", tanto como título de trabajo para el libro, como
nombre para la Fraternidad.
La edición final del libro fue hecha por Tom Uzzell, miembro de la
facultad de la Universidad de Nueva York. Uzzell recortó el libro en una
tercera parte (algunos dicen que la mitad: de 800 a 400 páginas) y lo
afinó durante el proceso. Fue muy firme al declarar que "Alcohólicos
Anónimos" era el título correcto; describía a la Fraternidad y era
agradable de leer. El Dr. Howard, un psiquiatra de Montclair, New
Jersey, hizo una contribución vitalmente importante: sugirió que había
demasiados "tú tienes que". Bill dijo que la "idea del psiquiatra fue
eliminar todas las formas de coerción, de poner a nuestra Fraternidad
sobre una base de 'nosotros deberíamos' en lugar de 'tú tienes que' ".
Con todos los capítulos completos y editados, Bill y Hank regresaron con
Edward Blackwell de la Cornwall Press y dijeron que estaban listos para
que empezara la impresión. Pero había un problema: casi estaban en
quiebra; sin embargo, todavía creían que el artículo del Reader's Digest
podría hacer que el libro tuviera un éxito abundante.
Ruth Hock recordó otra razón diferente para el tamaño del libro. Pensó
que se produjo teniendo en mente al miembro nuevo o en prospecto. "La
idea, tal como la entiendo, fue que para empezar, todo el que leyera este
libro iba a estar tembloroso y nervioso, y no querría una letra chica en
páginas delgadas. Creyeron que un alcohólico las manejaría mejor [las
páginas gruesas]".
Capítulo Doce
Entonces Morgan R., el miembro que recién había dejado de beber y que
había guiado el libro a través del Comité Católico sobre Publicaciones,
tuvo una idea espléndida. Antes de aterrizar en una época mala, Morgan
había sido publicista de éxito. "Conozco muy bien a Gabriel Heatter y
estoy seguro que nos dará una mano", declaró Morgan.
Heatter: "El hombre que está a mi lado tiene una de las experiencias más
emocionantes y dramáticas que conozco. No voy a decirles su nombre y,
cuando escuchen lo que les tiene que decir, creo que comprenderán por
qué; pero después de comprobar los hechos, el Comité de Escuchas de
"Nosotros la Gente", decidió concederle el tiempo, porque sienten que si
a una persona se la ayuda por escuchar su historia, entonces 'Nosotros
la Gente' habrá hecho un verdadero servicio. Muy bien señor".
Poco después de ese incidente, Marty asistió por primera vez a una junta
de A.A.:
Para mí esa primera noche fue evidente que [Bill] era un líder. El grupo
con el que estaba y Bill se sentaron (algunos otros se fueron arriba a sus
aposentos) y le hicimos preguntas. Por entonces había leído el libro
alrededor de 20 veces. Yo sabía de memoria hasta la más mínima parte y
tenía mil preguntas. Recuerdo a Bill mirándome y riéndose mientras
decía: 'Sabes, hoy es martes por la noche, ira Marty, no puedes hacerlo
todo para el jueves'. La segunda cosa que más me encontró fue que me
dijo: 'Hay algo que debemos tener mucho cuidado en evitar' (creo que el
Dr. Tiebout puede haberle hablado . . . sobre quién era yo y demás), 'los
resentimientos. ¿Cómo manejas tus resentimientos?' Yo me defendí:
'¿Resentimientos? Nunca he tenido un resentimiento en mi vida'.
Bill pregunto: ¿Qué haces, cómo te sientes cuando alguien te hace algo
que crees injusto o que te daña? ¿O hace algo que está muy equivocado
con respecto a tu punto de vista, que directamente se aplica a ti?'.
Uno sólo puede preguntarse - e imaginar - lo que pasó por sus corazones
conforme abandonaron el último vestigio de seguridad y "normalidad".
Arduo como tiene que haber sido, quizá esta especie de "vivir por ahí",
en forma ambulante, fue más fácil a los Wilson de lo que pudiera haber
sido para otra pareja. Siempre, desde los primeros días de su
matrimonio y en su vida en el camino como "vagabundos" de Wall
Street", habían estado movilizándose por algún lado. Excepto en los
años oscuros en que Bill bebió más, su estilo de vida siempre había
incluido muchos amigos y gran cantidad de visitas en ambos sentidos,
siendo tanto huéspedes como invitados. Los Wilson tenían una clase de
energía y vitalidad que habrían agotado emocionalmente y físicamente a
otra pareja menos gregaria. A juzgar por los apuntes en los diarios de
Lois, Bill y ella eran casi infatigables. La privacía fue una experiencia que
con frecuencia anhelaban, pero rara vez recibían.
Lois lo llamaba "vivir por ahí". Con una notable excepción, parece haber
tolerado sus dos años de existencia como gitanos con su paciencia,
buen humor y extraordinaria capacidad para encontrar lo positivo que le
eran usuales.
"Bill decidió que mejor fuéramos para establecer algunas cosas acerca
de la fundación y ver a Leonard (Dr. Strong) acerca de mi cadera, que no
estaba muy bien. Chrys, Tom K. y su esposa nos llevaron y después
vinieron por nosotros Bert T. y Henry K., para llevarnos a la junta en casa
de los P., en la cual, cuando llegamos ya habían decidido abonar dinero
suficiente para que viviéramos un año".
Bill y Lois, cuyo único ingreso habían sido los 30 dólares de la Fundación
Rockefeller, ahora tenían el "Fondo de mejoras para el hogar de Bill y
Lois", por voto, en la casa de Hank y Kathleen. Lois recordó que les
dieron 20 dólares adicionales al mes, que era lo justo para pagar el
almacenaje de sus muebles.
En Bog Hollow, en Monsey, Nueva York, Bill y Lois se quedaron con Bob
y Mag V., en una vieja casa de campo que era como un laberinto. tenía
una enorme habitación en el segundo piso del ala "siberiana" de la casa.
Eran tan frías, que se le llamaba Siberia de Arriba y a la habitación que
estaba debajo de ella, Siberia de Abajo. Varios kilómetros al este de
Monsey está el Hospital Estatal de Rockland y ahí, en el hospital, Bob V.
inició juntas para los alcohólicos que estaban internados. El Dr. Russell
E. Blaisdell, entonces jefe del hospital, se encontraba tan contento que
"pocos meses después permitió que autobuses realmente repletos de
alcohólicos bajo su cuidado, fueran a las juntas de A.A. que entonces se
habían establecido en South Orange, New Jersey y en la Ciudad de
Nueva York". Los egresados del Estatal de Rockland se hospedaban con
frecuencia en Siberia de Arriba y de Abajo, después que se fueron los
Wilson.
Cada vez que hablaba Bill, tenía un enfoque diferente. No había ningún
mensaje preformulado y, aparentemente, sus pláticas variaban tanto en
longitud como en el asunto que trataba.
En una junta, habló de Helen W., una de las primeras miembros mujeres,
cuyo reciente suicidio estaba causando ansiedad y profundos presagios
en todos los miembros de Nueva York. En esa junta, Bill incitó a los
miembros para que no permitieran que su fe fuera destruida por la
tragedia.
Durante todo este tiempo, en que Bill y Lois no tenían nada propio, ¡él
estuvo profundamente preocupado por la situación económica del Dr.
Bob! En 1939, mandó una carta a la fundación Guggernheim,
preguntando respecto a una subvención, no para e?l mismo, sino para
su amigo. A describir el gran servicio desempeñado por el Dr. Bob,
escribió: "Durante más de cuatro años, sin corar a los sufrientes, sin
fanfarrias y casi sin fondos, el Dr. Smith ha efectuado su trabajo entre
los alcohólicos . . . A causa de la gran cantiad de su trabajo alcohólico
voluntairo, el doctor no ha sido capaz de reconstruir su práctica
quirúrgica . . .
Es cierto que Bill era un genio en las empresas en las que se invertían las
emociones e, igualmente puede ser cierto que era menos que
competente en las que no le interesaban. (En verdad esto se aplicó a Bill
como conversador: si el asunto le interesaba era un parlachín, y un
escucha, ardiente y atento; si no, 'Se estiraba, decía 'Jo, jum', se daba
palmaadas en las rodillas, se levantaba y se iba lentamente", recor?do
uno que durante mucho tiempo trabajó con él en la Oficina de Servicios
Genrales de Nueva York).
Este era un asunto muy molesto, ya que había dos principios, parecían
estar en dirección opuesta uno del otro. Por un lado existía la necesidad
de conservar a los A.As. no profesionales, sin sueldos, con el trabajo
hecho por el amor al mismo, el principio de la Fraternidad cimentado en
sólida roca y la ra?zon por la que en primer lugar funcionaba. Por el otro
lado, estaba la necesidad de los cofundadores de un ingreso en tanto
trabjaban para la Fraternidad, que desesperadamente necesitaban de su
atención de tiempo completo. La reconcilación satisfactoria de estas dos
fuerzas parentemetne irreconnciliables, llega?ria hasta varios años
después, en el contenido elaborado con todo ciuidado, de la Octava
Tradición.
Las ventas del Libro Grande, un primer paso en esa dirección, fue la
señal distintiva de la época, en el verano de 1939. Inlcuso no mostraron
resultados unos pcoso buenos juicios emitidos en publicaciones.
El del Times de Nueva York, del 25 de junio, informó en parte: "Para que
este título no haga surgir risas en algún lector, permítame afirmar que la
tesis general de 'Alcohólicos Anónimos' está basad psicológicamente
ocn mayuor firmeza que cualquier otro tratado sobre el ausnto, que me
haya encontrado".
En las palabras de Bill, Charlie towns, que había sido su apoyo leal y
acreedor de confianza, había estado "removienod cielos y tierra para
obtener publicidad para nosotros y tuvo éxito". Le había contado la
histoira de A.A. a Morris Markey, un escritor, quien se la llevó a fulton
Oursler, en esa época editor de la revista Liberty, un semanario nacional
popular. (Oursler llegó a ser conocido posteriormente como autor de
libros religiosos Best-sellers, el ma?s famoso de los cuales es "La
historia más grande que se haya contado"). Oursler aceptó un artículo
de Markery titiulado "Los Alcohólicos y Dios" (el título le causó a Bill
algún recelo).
Por favor déjanos saber qué podemos hacer para ayudar ahí.
Bill y Hank creían entonces que un borracho tenía que estar en un fondo
absoluto física, espiritual y econonómicamente para poder "captar" el
programa. Ruth Hock recordó cuando Bill le preguntó a un prospecto:
"¿Todavía tienes trabajo?" O a Hank diciendo: "¿Todavía estás casado?
¿Viven en tu casa tu esposa y tus hijos?". Y entonces decían: "Bueno, no
creemos que podamos hacer algo por ti; no podemos ayudarte". Pero
como lo indica claramente la carta Bill a Earl T., en tanto que el recién
llegado tenía que ser "prácticamente un borracho de la alcnatarilla, no
tenía que estar tan abajo como para haber perdido por completo la
esperanza; tenía que querer dejar de beber. Bill y Hank buscaban
prospectos que todavía tuvieran una chispa de vida, y aún más
importante, la esperanza quemándole en algún lugar dentro de él.
"Por favor creeme cuando digo que esta carta no está escrita con la
menor intención de discutir. Sólo deseo desarrollar algunos
pensamientos que he tenido.
He estado pensando en lo de combianr la oficina del libro con la de la
fundación. Me pregunto si, en tanto que sea económicamente posible, no
debemos conservar separadas las dos.
¿Cuáles son mis razones para conservar aquí la oficina del libro? ¿Por
qué una oficina de la fundación?
Entonces, una vez más, si la venta del libro aumetna a quinientos o a mil
mensuales, sobre esto puede hacerse una buena promoción. De nuevo
tu departamentoe de promoción será obstaculizado por el mismo hecho
de que mucha gente presione con sus ideas. Cierto, todas las ideas de
promoción de las ventas deben revisarse con los depositarios de la
fundación, pero deben nacer de una fuente.
El texto es: "Si es que vamos a vivir, debemos hacerlo libres de ira".
Capítulo Trece
En 1940, John D. rochefellet dio una cena para Alcohólicos Anónimos.
Aunque éste había permanecido detrás del telón, estaba siguiendo el
progreso de A.A. con real interés.
"Al observar las caras de los invitados, era evidente que habíamos
captado su inter?res y comprensión. La gran influencia y la gran riqueza
pronto estarían a nuestra disposición. La fatiga y la preocupación iban a
ser cosa del pasado . . .
Una vez más, A.A. no recibió ningún millón y una vez más se
desvanecieron las esperanzas de Bill, de expansión.
Pero Hank resistió todas las ?suplicas para regresar su tercera parte
(200 acciones), de la Works Publishing a la fundación. "Un
día,completamente en bancarrota y muy tembloroso, se presentó en la
oficina de Vesey Street", refirió Bill. "Hizo notar que la mayor parte del
mobiliario de nuestra oficina todavía le pertenecía, en particular el
enorme escritorio y el ostentoso sillón".
Eso le dio a Bill una idea. Le propuso que la fundación le compraría los
muebles en 200 dóalres, si Hank endosaba sus acciones de Work
Publishing. Después de insistir algunas veces, por útimo Hank consintió
y firmó los papeles necearios.
El hijo de Hank dijo que éste sintió que se le había tratado injustamente y
que pensó que Bill había hecho un trato con la fundación, que lo excluía
de cualqueir futura participación en las utilidades del libro. Lo que nubla
todo el asunto es el hecho de que, al beber, Hank habái puesto un muro
entre él y muchos de los miembros, que finalmetne apoyaron los
derechos de autor para Bill.
Sin ebmargo, otras fuentes indicaron que Bill viajó poco en esa época. El
diario de Lois de 1940 muestra que, con excepción de un viaje a
Washington y Baltimore en abril, permaneció dentro del área Nueva
York-New Jersey.
Del diario de Lois, el 11 de junio de 1940: "Solía ser una caballeriza, así
que está ubicado atrás respecto a la línea de la calle y se entra por un
pasillo cubierto que tiene una perta a la calle. Llegó a ser el Club de
Ilustradores, a?si que es muy atractivo. En el piso de abajo hay un gran
salón, con chimenea y sus paredes revestidas de pino nudoso, y la
cocina. En el de arriba hay otro salón grande con tragaluces, y dos
dormitorios pequeños y dos baños. La renta es de 75 dólares al mes, que
con el gas, la luz y los extras es probable que llegue a 100 dólres".
Bueno, eran las diez de la noche y le dije: 'Ah, no, ¡otro ma?s no! Bueno,
házlo pasar'. Así fue que escuché un subir doloroso por las escaleras y
me dije: 'éste realmente viene mal'. finalmente se paró en la puerta de mi
pequeño dormitorio un personaje lisiado, con un abriog que le tapaba
todo el cuerpo, recargado en un bastón. Se dobló el cuello y entonce svi
lo que era un clérigo.
Hank que murió en Pennigton, Nueva Jersey en 1954, tuvo poca relaicón
con A.A. durante varios años. El regresó al programa después por poco
tiempo, y se volvió a casar con Kathleen. Después de un par de fracasos
matrimoniales. Lois atribuye su muerte a la bebida y manifestó el
desacuerdo con Bill, lo cual impedía su regreso a la comunidad.
Capítulo Catorce
El juez Curtis Bok, propietario y editor del Saturday Evening Post, había
oído acerca de Alcohólicos Anónimos por medio de dos amigos de
Filadelfia, los Dres. A. Wiese Hammer y C. Dudley Saul, quien sólo
expresaban alabanzas.
Observamos que debíamos tener ayuda, así que abordamos a cada una
de las mujeres de A.A. y esposas de A.As., que pudiera usar una
máquina de escribir. El piso superior del club de la Calle 24 se convirtió
en una oficina central de emergencia. durante varios días, Ruth y las
voluntarias inentaron contestar la cada vez más creciente marea de
correo; casi se vieron tentadas a utilizar formatos para las respuestas,
pero la experiencia había mostrado que esto no serviría en lo absoluto.
Había que mandar una cálidad contestación a cada prospecto y su
familia".
Ahora vemos con claridad que los resultdos inmedietos no son tan
importantes; hay quienes empiezan a trabajar con otros y tienen un éxito
inmeiato; es probable que se envanezcan. Aquellos que no tenemos
tanto éxito al principio nos deprimimos. Como un hecho, el trabajador
con éxito difiere del que no lo tiene sólo en que han tenido más uerte con
sus prospectos; simplemente se topan con casos que están dispuestos y
son capaces de parar de inmediato. Si se le dieran los mismos casos a la
persona en apariencia sin éxito, hubiera obtenido casi los mismos
resultados. En otras palabras, tienes que trabajar con muchos casos
antes de que la ley de las probabilidades empiecen a hacerse valer.
"Ha habido un número de recaídos este verano, entre los A.As. que han
estado secos dos o tres años. Naturalmente, estos episodios han
causado mucha precupación a las familias invlucradas, que encuentran
que revive la vieja pesadilla. Con todo, no conozco ningún caso en el
que, en cierto sentido, se haya dejado de obtener algún beneficio. Estos
acontecimientos simplemente sirven para hacrenos notar a todos
nosotros que nadie está en realidad curado del alcoholismo. Sólo
tenemos una tragua, día a día, como resultado de nuestro bienestar
espiritual; nada es más seguro que esa nuestra liberaicón, que puede
ser perpetuada si la trabajamos así. En el caso de estos miembros más
viejos que tienen recaídas, el efecto es recordarles estas eternas
verdades de la enfermedad alcohólica. Invariablemente, la recaída nos
patea escaleras arriba y no hacia abajo. Estoy convencido de que lo
encontrarás así con Bern; sólo ha estado recibiendo un poco de
instrucción de la manera difícil".
Sin embargo, esa adulación tuvo su precio. Fue casi inevitable que
también hubiera algunos detractores y Bill los tuvo. Dijo Bob H., uno de
los primeros A.As. y posteriormente Gerente General de la Oficina de
Servicios Generales: "Creo que esto se redujo al hecho de que
simplemente eran envidiados. El era quien estaba obteniendo toda la
fama, por así decirlo, y ellos no".
Quizá lo más amargo de todo fue la pelea que Clarence S., fundador de
A.A. en Cleveland, tuvo con Bill. Poco después de que Hank había sido
persuadido a reununicar a su participación en las acciones de Works
Publishing, a cambio de 200 dólares en pago por el mobilidario de la
oficina - el cual había pretendido que le pertenecía, fue a Ohio,
ostensiblemente a "presentar su caso", a los miembros de ahí. El libro
"Bill W." describe lo que suceidó en Cleveland:
Los rumores eran que Bill se estaba volviendo rico - con la ayuda de la
gente de Rockefeller - llevándose todas las utilidades del libro.
Esta increíble, pero más que débil fantasí,a nos impactó mucho, tanto al
Dr. Bob como a mí. Aofrtunadamente, sucedió que llevaba conmigo una
auditoría certificada de todos nuestros asuntos desde el principio. Esta
mostraba que, aunque al Dr. Bob se la había asignado parte de los
derechos de autor, nunca había recibido nada porque su dinero se había
necesitado para el trabajo de la oficina de A.A.; todavía vivía de la
asignaicón de 30 dóalres a la semana de la cena de Rockefeller. Al igual
que el Dr. Bob, yo recibía 30 dólares semanales de los invitados a la
cena y, a partir del artículo del Post, emepcé a sacar 25 dólares a la
semana de la compañía editora, lo que parecía justificado por las ventas
del libro. Mi ingreso total er ade 55 dólares semanels. La fundación
misma todavía no tenía prácitcamente ningún balance de dinero en
efectivo; las contribuicones de los grupos que llegaban se gastaban con
prontitud en la oficina, con objeto de seguir hacia delante ahí.
"Hubo una vez en que salí de una ciudad del Medio Oeste que ambos
conocemos bien, con una sensación de vacío, inuitlidad y congoja; pero
lo mío era algo que no tenía porqué tenerlo. Fue la clase de experiencia
que nunca esperé conocer en mi vida: una situación imposible de la que
sabía que tenía que sobrevivir solo. en retrospectiva, veo que fue la
primera gran prueba de los principios espirituales en este nuevo viejo
mundo, el gran campo de pruebas de Dios; me encontré necesitándolo
como lo estaba en muchas maneras. Me alegro de decir que encontré
extendida Su mano cuando llegué a estar lo suficientemente dispuesto a
poner la mía en ella".
Ruth Hock opinó: "De las historias de Bill, ésta es la más exagerada por
aquello de: montñas de correspondencia. Aunqeu en cierta manera si lo
fue, porque comparativamente hablandon, era algo fantásitico y, por
psupeusto, no fue una cosa que durara excesivamente. En realidad
nunca se detuvo, pero supongo [que hubo] tanto como 50 cartas diarias
duratne un tiempo, y eso ya era mucho". En 1984, la Oficiana de
Servicios Generales estaba recibienod alrededor de 500 peizas de
correo al día: cartas, pedidos de literatura y otras clases de
comunicación.
Aunque Bill y Lois todavía vivián en la Casa Club de la Calle 24, habían
sido diligentes respecto a buscar un hogar permanente, como se lo
habían prometido entre sí cuando, un año antes, Lois rompió en lágrimas
de nostalgia por el hogar que no tenía.
Había por hacer en la csa una enorme cantidad de trabajo: techos que
pintarse, suelos que pulir y teñir. Lois aceptó este nuevo reto con placer:
"La pared alrededor de las seis puertas de dos hojas que daban a la
terraza se veía desnuda e inconclusa, así que pinté rayas simulando
cortinas, tanto arriba de las puertas como a los lados de ellas, resultaron
realmente efectivas. Como las ventanas de la casa enmarcaban paisajes
del adorable exterior, no quise obstruir la vista con gruesas cortinas
colgantes. Algunos remanentes y telas con algún defecto, que compré
en las baratas, fueron suficientes para hacer las cenefas y las delgadas
cortinas decorativas enrollables hacia arriba. Quitando laboriosamente
las tachuelas de una antigua silla victoriana, supe cómo retapizarla. Para
muchos otros muebles, hice carpetas. En la cocina, coloqué con cuidado
cuadros de linóleo en un interesante diseño.
. . . Un día . . . Bill temió que no hubiera suficiente agua para los que nos
acompañarían el fin de semana y encendió la bomba 'sólo por un
momento'. Pero, ineperadamente, los amigos nos invitaron a salir esa
noche y nos olvidamos pro completo de la bomba.
Helen, la medio hermand e Bill, que vivió con los Wilson durante algún
tiempo, habló acerca de cómo Bill resolvió el proglema de lograr echar a
andar la caldera por la mañana:
"Esa csa la calentaba una caldera que estaba bajo un gran registro a
mitad del piso. Bueno, en aquellos días, era de carbón y tenías que ir
abajo ypalearlo. Por la mañana hacía frío y alguien tendría que bajar
para abrir la puera, así como el registro y lo que fuera, de manera que
hubiera el calor. Eso era demasiado, así que él compró un reloj
despertador. ¿Recuerdas las viejas cosas de Rube Goldberg? bueno,
montó un reloj despertador, alguna cuerda y un gran bloque de cemento
que enganchó a la puerta de la caldera; al sonar el reloj despertador
movía la cuerda, que hacía algo y el gran bloque caía y se abría la puerta
de la caldera. Esto era grandioso, excepto que, por supuesto, teníamos
polvo de carbón - al haber cabón, vas a tener plvo de carbón - y éste se
metía en el reloh impidiendo su funcionamiento.
Así que Bill limpiaba el reloh. Mi cuarto [estaba] en el piso de abajo, Bill y
Lois estaban arriba. El hizo una perforación justo al lado de mi cama,
subió el despertador y lo ponía en la hora, de manera que en la mañana
alrededor de las seis, sonaba el despertarod, yo lo apagaba y jalaba la
maldita cuerda para que sucediran todas estas cosas, se abría la puerta
de la caldera y tend?riamos calór. cuando me quedaba en la ciudad,
vamos, todo mundo se helaba hasta los huesos".
La csa era una gran diferencia. Por primera vez, desde la fundación de
A.A., Bill y Lois fueeron capaces de tener alguna medida de privacía en
sus vidas, separadas de la vida de la Fraternidad.
Durante los días de las reuniones del Grupo Oxford, los Wilson había
iniciado la práctica de tener un "tiempo de silencio", cada mañana.
Ahora, que podían esperar despertarse en el mismo lugar cada mañana,
fortalecieron la práctica. Lois describió estos tiempos de silencio:
Como Bill predijo una vez, un solo ejemplar del Libro Grande o un solo
miembro entusiasta era todo lo que realmente se requería para iniciar un
grupo. En Noviembre de 1941, en la víspera de Pearl Harbor, A.A. tenía
200 grupos y 6,000 miembros, más de lo que Bill hubiera llegado a
vislumbrar. Se pasaría la meyor parte de los años siguentes, 1941-44, en
el camino, en los grupos de otras poblaciones, llegando a conocer a los
miembros, poniéndose a disposición de los individuos, hablanod,
escuchando, consolando, compartiendo y, sobre todo, dando de él
mismo para desarrollar este ser, esta personificaicón de su visión
convincente.
Viajó (por lo general Lois iba con él) principalmente por tren, pero
ocasionalmente por avión o coche, de una ciudad a la siguiente, algunas
veces quedándose durante la noche y en otras, dos noches durante cada
parada. A dondequiera que iba era el centro de atracción. Los
alcohólicos en recuperación lo recibián como un mesías; literalmetne les
había salvado la vida y no podían llegar a estar más cerca de él, física y
emocionalmente; se agrupoaban a su alrededor dondequiera que iba. El
Dr. John L. Norris, conoció a Bill durante uno de estos primeros viajes de
1940. El Dr., "Dr. Jack", que luego sirvió a Alcohólicos Anónimos durante
27 añois como depositario, habló acerca de este fenómeno:
"Para mí, una de las cosas asombrosas acerca de Bill fue la cantidad de
devoción y adoración real que eestaba obteniendo en casi cualquier
lugar al que fuera. Era asombroso ver cómo un ser humano pudiera ser
el centro de recepción de la clase de devoción que é tenía de mucha
gente, y conservar algún tipo de humildad personal".
O había una esposa que llamaba: 'Durante tres meses Joe no ha traído a
casa su cheque de pago. La compañía de gas lo va a cortar, los niños
necesitan zapatos, no se ha pagado la cuenta del lechero. ¿No puede
hacer algo?' bueno, llamábamos a Joe y le guradábamos el sueldo y
conseguíamos algún dinero para la familia, y Joe ser portaría bine
durante un tiempo; y después de tres o cuatro meses, cuando llegaran a
estar económicamente en buenas condicones, volvería a las andadas.
Era el orador destacado en todas las juntas a las que asistía, y el asunto
principal del que hablaba casi siemrpe fue su propia y dramática
historia: sus antecedentes en Vermont, Lois, la Primera Guerra Mundial,
los Fabulosos Años Veinte en Wall Street, su sufrimeinto de alcohólico,
su extraordinaria experiencia en el Towns, la visión que siguió en el
despertar de su experiencia espiritual y la fundaicón de A.A. Narraría
algunas variantes de ésta - pronto se le conocería como "la historia para
irse a dormir" - y además, luego hablaba de cualquier cosa que pudiera
estar en su mente: en años posteriores, las tradiciones, la conferencia
de Servicios Generales y el cambio de la proporción de depositarios. Sus
pláticas podían prolongarse hasta dos horas, pero nunca pareció
cansarse de narrar su historia y nadie vio a nadie irse mientras Bill
estaba hablando. Sus pla?ticas siemrpe eran extemporáneas; por lo
tanto, en los detalles su historia era ligeramente diferente cada vez, así
como en aquello que deseaba subrayar. Pero siempre estaba construída
alrededor de un tema principal y siempre contenía la clase especial del
humor irónico, reprobador de sí mismo, de Bill. Por ejemplo, siempre se
refería a la enorme, intensa y m?sitica experiencia espiritual que cambió
su vida como un "hot flash". * Lo hacía con tanta frecuencia que otros
A.As. empezaron a utilizar el mismo término, sin llegar a darse cuenta
que Bill estaba "desinflando" deliberadamente su propia experiencia (y
su propio ego) al describirla de esa manera.
Tom P., un amigo de toda la vida, describió la primera vez que oyó hablar
a Bill. El año fue 1941, el local una junta den Greenwich, Connecticut.
"Estaba hablando acerca de él mismo, estaba contando su historia para
irse a dormir, una variedad de ella; no recuerdo los detalles. Realmente
yo estaba loco mentalmente, pero mis institntos funcionaban bien y en
realidad él me galvanizó. Era auténtico y sincero; pero tú sabes que hay
tontos sinceros, el mundo está lleno de ellos. Pero este tipo estaba bien
equilibrado en el asunto espiritual; él fue la primera rajadura en mi
coraza y la autenticidad formó una buena parte de ello: El estaba sano y
era auténtico".
El Dr. Jack Norris, quien también escuchó a Bill a principios del decenio
de los 1940, describió esta ocasión: "Fue una junta en Rochester, en el
salón de baile más grande de la ciudad. El lugar estaba lleno; por
supuesto, todos lo adoraban: 'debo a este hombre mi vida y mi felicidad'.
Se podían sentir los tonos emocionales de esa reunión.
Se pasó la mayor parte del tiempo hablando acerca de [lo que llegaría a
ser] la Segunda tradición: Dios como la autoridad fundamental; 'nuestros
líderes sólo son fieles servidores'; esto debe haber sido en el 43 ó 44.
Para decir cómo le llegaban las ideas, describió a Lois en la tienda de
departamentos, y cómo los habían desahuciado en Brooklyn y estaba
viviendo en [un] cuarto pequeño y deslucido, arriba de la Casa Club de la
Calle 24. Tal como la capté, fue una imagen deprimente. Se había escrito
el Libro Grande y Bill quería aparecer como su autor, ya que pensaba
que con los derechos de autor recuperaría las fortunas familiares, y Lois
tendría la posibilidad de dejar el trabajo. Para un hombre que en
aquellos tiempos lo mante?nia su esposa - bueno, para un yanqui de
Vermont - era una desgracia. Le ofreció trabajo el Coronel Towns, que
les hubiera dado dinero, y Bill dijo: 'Yo quería estas cosas, y los grupos
no las querían. Los grupos tenían razón y yo estaba equivocado".
Esto fue en la época en que nosotros, como un mundo, habíamos estado
sufriendo de una clase totalmente diferente de liderato. La imagen que
me llegó fue de qué clase de mundo tandiferente podría ser éste si Hitler
- y Stalin y Mussolini - hubiera sido esta clase de persona. Estaba
impresionado, realmente me llegó hasta el fondo.
Cuando tuvo lugar esa plática, los Estados Unidos estaban en guerra
con Alemania, Italia y Japón. Bill estaba profundamente peocupado con
el curso de la guerra; tenía mapas en la pared de su oficina y a diario
marcaba con chinchetas los frentes de guerra.
Ya que Bill había sido criado en la tradición del servicio militar y había
servido con honor durante la Primera Guerra Mundial, no fue ninguna
sorpresa que ahora se intentara enlistar, aunque tuviera 46 años cuando
los Estados Unidos entraron a esta guerra. En marzo de 1942, había
recibido una recomendación para el Servicio de Abastecimiento, de un
Coronel Donoven en Washington y tuvo una entrevista con el general
brigadier a cargo, como el Comisario de Guerra del Almacén de Armas
de Guerra de Filadelfia, que le ofreció aceptarlo como capitán.
De cualquier manera, ese mismo mes tuvo un examen físico del Ejército
y fue rechazado, según escribió a un amigo, "a causa de las úlceras". Al
haber hecho otros dos intentos sin éxito para unirse al servicio, hizo
notar, no sin alguna amargura, que su experiencia de la Primera Guerra
Mundial no parecía contar mucho. En una carta al Padre Dowling
fechada el 25 de mayo de 1942, es evidente su frustración: "Todavía
estoy luchando para ingresar en el Ejército, y sigo sin suerte. Quizá se
supone que después de todo soy un misionero. Me gustaría saberlo". (El
énfasis es de Bill).
Los A.As. que sirvieron en las fuerzas armadas (en 1944 sumaban
alrededor de 300)probaron que podían permanecer sobrios, incluso bajo
la tensión adicional de la vida militar y sin sus juntas regulares.
Capítulo Dieciséis
A causa de que Bill fue una persona muy sensitiva en este mundo, no es
sorprendente que se creyeta capaz de captar energía de tro. Creyó que
él mismo tenía más capacidad psiquica; para él los asuntos espiritistas
no eran un mero juego de salón. No está aclarado cuándo empezó a
interesarse en los fenómenos extrasensoriales; el campo fue algo en lo
que el Dr. Bob y Anne Smith estaban profundamente involucrados. sin
que se sepa si Bill llegó a interesarse mediante ellos, hay referencias a
sesiones espiritistas y otros sucesos psíquicos, que Bill escribió a Lois
durante ese primer verano de Akron con los Smith, en 1935.
Poco después, vio otra entidad y anunció que su apellido era Shew, un
almacenista en el Nantucket de cien años antes. Shaw me agradeció que
intentara ayudar al noruego (al que ) él y sus amigos habían estado
intentado despertr y que se pusiera en camino. Luego Shaw explicó que
por lo general él se encontraba a varios cientos de amigos de los viejos
tiempos en Nantucket que les gustaría regresar ahí tal como él había
hecho. ¿Me gustaría conocer unos pocos?.
"La tabla ouija empezó a moverse presaguiando. Lo que siguió fue más o
menos la experiencia acostumbreda - fue una extraña miscelánea de
Aristóteles, San Francisco, diversos arcángeles con nombre extraños,
amigos difuntos - algunos en el purgatorio y otros que la estaban
pasando ¡'muy bien, gracias!' Había unos malignos y perjudiciales de
todas las descripciones, hablando de vicios que estaban muy lejos de mi
comprensión, incluso como anteriores alcohólicos. Entonces, las
entidades aparentemetne virtuosas intervendrían con mensajes de
consuelo, información, consejo y, algunas veces, sólo puras
insensateces".
Otra de sus experiencias "fantasmales" fue narrada por Tom P., amigo y
vecino: "Una noche fuimos a casa de mis tíos y vinieron Bill, Lois y unos
dos más. Alguien dijo: '¿Tienen una mesa?' Así que arrastraron esta
mesa y ella dijo: 'Oh, este mesa ha estado expuerta al sol y su color se ha
desvanecido; hemos intentado llevarla a redecorar y nunca lo hemos
hecho'. Así que nos sentamos y estuvimos dando golpes en la mesa; no
sé si esta levitó o no lo hizo, pero empezó a deletrear mensajes con
dificultad. Se elevaba y se dejaba caer dando un golpe; un golpe era 'a',
dos 'b' y tres 'c'. Llevaba mucho tiempo, pero en esa forma daba
mensajes; así que la mesa se utilizaba primeramente para dejarnos
estupefactos por levitar pero, también, y de una manera más
fundamental, por dar golpecitos para estos mensajes. Luego nos
sentamos a su alrededor, apagamos las luces y pusimos las manos con
las palmas hacia abajo, y dio golpecitos de una manera interminable;
decíamos: "Bueno, nos encontrará en otra sesión', y todos nos fuimos a
casa.
Al día siguiente, Marian llamó y dijo: 'Ha sucedido una cosa muy extraña.
Anoche nos fuimos a la cama y, cuando nos levantamos esta mañana,
encontramos la mesa redecorada; todo el color había sido restaurado y
el acabado es perfecto'. Así que todos regresamos a ver la mesa
redecorada y tuvimos que aceptar su palabra de que ella no lo habái
hecho".
"Yo era un problema para esta gente a causa de que era un ateo y éste
es, por definición, un materialista. Quiero decir que no se puede ser un
ateo a menos que se sea un materialista y, por definición, un materialista
es alguien que no cree en otros mundos. Ahora bien, esta gente, Bill y el
Dr. Bob, creían vigorosa y agresivamente; estaban trabajando con el
espiritismo y no era sólo un pasatiempo, se relacionaba a Alcohólicos
Anónimos, ya que el gran problema en A.A. es que, para un materialista,
es difícil "comprar" el programa y me fue muy difícil captarlo. No me
podía entrar en la cabeza que hubiera algún Dios, ya que Dios era un ser
sobrenatural y no existen seres sobrenaturales y, todo mundo lo sabe.
Así que la cosa no está en lo absoluto separada de A.A.; es muy seria
para todos".
A Sheen mismo, Bill le escribió: "Sé que su sentido del humor se elevará
con ocasión de decirle que, con cada día que pasa, me siento más como
un católico y ¡razono más como un protestante!". (El énfasis es de Bill).
Uno de los problemas que preocuparon a Bill fue la relación de A.A. con
la comunidad en general y con la comunidad profesional en particular.
Las profesiones que más coincidían en parte con la esfera de los
intereses de A.A., fueron por supuesto la medicina y la religión. Bill sintió
que era imprudente que A.A. como una fraternidad tuviera una alianza
con cualquier ade las denomianciones religiosas, sentía que la utilidad
de A.A. era de carácter mundial y que contenía principios espirituales
que los miembros de cualquiera y de todas las religiones podían aceptar,
incluidas las religiones orientales. (Como Lois dijo, Bill nunca tuvo
ninguna idea pequeña).
Hubo otras razones para que Bill mismo se rehusara a afiliarse con algún
sistema religioso formal; una de estas fue el rechazo personal a una
autoridad "hecha por el hombre2. Ago de esta resistencia,
probablemente se puede remontar a sus antecedentes de Nueva
Inglaterra. (La mitología popular estadounidense considera que no hay
un norteamericano de mentalidad tan independiente como un yanqui de
Vermont).
En una carta de 1948 a Clem L., se lee en parte: "lo que todavía me
molesta de todas las religiones organizadas, es su pretensión de cuán
terriblemente correctas son todas ellas. Cada una parece creer que
tiene la tubería correcta: sin lodo en su agua espiritual. Para asegurar
conversos o castigar a los incrédulos, las grandes religiones han violado
todas las leyes conocidas del hombre y de Dios; justo ahora, los hingúes
y los mahometanos están en ello. 2 Es muy evidente que la infalibilidad
parece ser mucho más importante que la espiritualidad. La hisotira de
las relligiones occidentales no es mejor; los judíos cricificaron a Cirsto y,
desde entonces, los cristianos han crucificado a los judíos . . . y entre
ellos mismos. Tan luego como nuestros antecesores habían puesto el pie
en la Roca de Plymouth, llevaron a Roger Williams y Anne Hutchinson
dentro de los bosques de Nueva Inglaterra àra que murieran. Con
seguridad, las tristezas del Príncipe de la Paz, desde Su crucificción,
desafían toda descripción. La causa radicarl; disputas sobre la doctrina,
choque de infalibilidades, ¿por qué más están peleando?
Capítulo Diecisiete
"Mar., 2 de nov. de 1943, llegamos a Los Angeles a las 11:45 a.m. El Dr.
Forest H. y Bill S. nos recibiron en la estación y nos llevaron al Town
House, en donde tenmos una "suite" maravillosa, con dormitorio, sala,
cocina, un pequeño comedor y bajo. Dos de las esposas llenaron la
despensa y colocaron flores, almorzando con los dos hombres y
nosotros. Después del almuerzo, llegaron en torrente los reporteros y
los fotógrafos. Bill tuvo que discutir con ellos para impedir que nuestros
nombres y fotofrafías aparecieran en los periódicos. Esa noche Doc H. y
su esposa Merle, Bill y Agnes S. y el Sr. y la Sra. Montjoy, vicepresidente
de la organización del hotal, nos llevaron a cenar a uno de los
comedores privados.
Vier. 5 de nov.: Bill S. pasó por nosotros a las 10:00 a.m. y nos
encontramos con Bud F. en los Estudios Universal, en Hollywood. Luego
conocimos a otro A.A., que nos consiguió un guía y todos fuimos y vimos
en donde se están haciendo las películas. Almorazamos ahí y vimos a
cierto núemro de estrellas. Después fuimos a Warner Bros., donde vimos
a Bette Davis, Claude Rains y algunos otros "sets". a la hora en que
regresamos al hotel ya no fue posible que nos cambiáramos, pero ahí
había una orquídea para mí; nos reunimos con los H., los S., Mort y
Francis J., y Elinor y Frank R. para ir a la junta en la que Frank S.
presentó a Mort J. y éste a su vez a Bill, que habló sobre A.A. durante
dos horas. Acudieron 800. Los R. vinieron al hotel con nosotros y
tomamos café y sandwiches.
Mier. 10 de nov.: algunos de los 'más viejos' llegaron para almorzar con
Bill y conmigo, pero yo me quedé en cama dándome frotaciones con
aceite de gaulteria en mis doloridos músculos, sin mucho efecto.
Después a las 5:00 p.m., Bill se fue en coche con H. y S. a Long Beach,
en donde asisiteron unas 400 personas. No regresó hasta la 1:30 a.m.
El 19 de noviembre, por tercera vez Vill dio una pla?tica de dos horas en
una reunión masiva en Hollywood.
Bill y Lois pasaron la Navidad y el Año Nuevo con la madre de Bill en San
Diego, en donde ella vivía en el Hotel Sandford. De su estilo de vida, Lois
dijo: "Parece terriblemetne patético que mamá viva de esa manera, pero
le debe gustar, porque siempre lo ha hecho y podría ser diferente si no lo
quisiera". La Dra. Emily era la propietaria de tres casas de
departamentos en San Diego y las administraba. Aunque Lois no explicó
que quiso decir por "terriblemente patético", la implicación es que la
madre de Bill, incluso aunque podía permitirse vivir con mayor
comodidad, no lo escogía. (Esta referencia confirma el apodo de Bill
para su madre, a la que algunas veces se refería como "Hetty Green",
quien fue la mujer más rica de Wall Street en el cambio de siglo y se hizo
famosa por su tacañería; a pesar de todo el dinero que ganó, siemrpe
usó el mismo vestido negro y lle?vo su almuerzo en una bolsa de papel
de estraza).
De los 13 años que estuviron casados, los Strobel pasaron muy buena
parte de ellos viajando. Durante una estancia en Viena, la Dra. Emily
estudió bajo la direcicón de Alfred Adler, un excolega de freud. Cuando
los Strobel se establecieron permanentemente en San Diego, abrieron
consultorios adyacentes; él era el consultor para los casos médicos y
quirúrgicos y ella para los que requerían osteopatía; pero, dijo Lois,
"Resultó que ella no tenía muchos pacientes y su esposo tenía la mayor
parte". Entonces la Dra. Emily empezó a dar conferencias y practicar
profesionalmente en la Escuela Alderiana de Psicoanálisis. 1 El marido
de la Dra. Emily murió en 1936.
Lois sentía que las relaicones de Bill con su madre no eran del todo lo
que podrían haber sido: "Bill sentía como si su madre lo hubiera
abandonado cuando se fue a Boston para ir a la escuela. Casi la odió
durante mucho tiempo, hasta que 'llegó a conocerla' ". Lois creía que fue
ella, Lois, la que juntó a Bill y a su madre, "pero siempre hubo algo, una
tirantez en sus relaicones, algo faltaba".
El Día de Año Nuevo, los Wilson viajaron rumbo al sur hacia Trabuco, en
el desierto de California. Trabuco era una universidad que había sido
fundada por un filósofo inglés llamado Gerarld Heard, que Dave D., un
miembro de California, estaba ansioso por que la conocieran.
En el viaje hacia el este, de regreso a casa, los Wilson también fueron
testigos de la Tradición de A.A. (entonces sólo una costumbre) del
anonimato, como la practicaban los grupos locales. Por ejemplo, en
Little Rock, Arkansas, el grupo líder aseguró su anonimato al hablar a las
1,200 personas que se reunieron , detrás de una cortina cerrada. En
Nueva Orleans, en una cena para 60 miembros, el coordinador llegó
"ligeramente iluminado", como delicadamente lo calificó Lois.
Capítulo Dieciocho
Los tres meses del viaje de los Wilson a los grupos, habían sido de una
elevación del ánimo tal para Bill y un triunfo tal, en términos de la
Fraternidad, que lo que sucedió a raíz de su regreso tuvo que llegar
como una sorpresa total, una caída inexplicable. Apenas habían
regresado a casa, cuando Bill se sumergió en una depresión tan negra,
que su efecto en él fue más debilitante que una agresión física.
Nell Wing, secretaria de Bill desde 1950 hasta que murió, dijo: "Muchas
veces llegaba a la oficina y se sentaba delante de mí ante el escritorio y
ponía la cabeza entre las manos y realmente no era capaz de
comunicarse, sino sólo casi de llorar. Solía hablar acerca de ello,
llanándose de frustración". Herb M. gerente general de la O.S.G. durante
muchos años, hizo eco del recuerdode Nell: "Había veces en que esas
horribles depresiones seguían y seguían, durante días y días. Entonces
era muy difícil ponerse en contacto con él, a pesar que lo intentaba y
cooperaba si le hacías una pregunta, pero hacer el intento de sentarse a
planear con él en ese tiempo era inútil. Se le caía toda la cara; se veía
triste, triste, muy triste".
Lois estaba tan desconcertada como Bill, tan confundida como todos los
demás. A causa de que la condición de élo estaba más allá de las
posibilidades de ella, ésta recuerda que no era muy comprensiva. "Para
mí era terriblemente difícil entenderlo; en realidad no era muy
comprensiva, o exactamente no sabía como serlo qué otra cosa hacer".
Temperamentalmente, Lois era tan diferente de Bill, que es fácil
comprender su desconcierto; ella podía estar perturbada o aturdida
acerca de una persona, suceso o circunstancia específica, pero
aparentemetne sin causa, la depresión de larga duración le era tan
extraña como el alcoholismo.
Muchas veces, tenía que voncerme para hacer siquiera esto, pero había
aprendido que el castigo por dejarlo por completo - sólo mirar a la pared
- era mucho peor. Así que caminaría los 400 metros, y luego seguiría,
quizá 800 más; luego otros 800 y quizá otros tantos más".
Sobre todo, Bill creía que sus depresiones se perpetuaban por su propio
fracaso para trbajar los Pasos de A.A. 2 Así, la ya dolorosa depresión se
profundizaba por este añadido sentido de culpa. Escribió: "Solía estar
dominado por la cupla acerca de esto. Me preguntaba, considerando
todas las ventajas que tenía, ¿debía encontrarme sujeto a esta clase de
cosas? En otros tiempos, me culpaba por mi inacapacidad para
practicar el programa en ciertas áreas de mi vida; éstas y muchas otras
razones para degradarme a mí mismo, ha?cian constantemente su
aparición".
Tiebout estaba intentando analizar, pero aquí Bill tenía algunas ideas
nuevas acerca de la espiritualidad y quizá había algo después de la vida,
u otra vida y, tuviera ra?zón o no la tuviera, el tipo estaba buscando todo
el tiempo cómo llevaría esto a los miembros de A.A."
El Dr. Jack Norris afirmó: "No se puede separar una depresión orgánica
de una psicologica". Añadió: "En la emoción del éxito, él ha?cia subir
una tremenda cantidad de energía, de manera que ya se tiene en ella un
elemento orgánico, epro no creo que lo orgánico sea todo, sino que creo
que es parte de ello. Es un asunto de energía; si obtengo muchas
palmaditas en la espalda y todo va bien, me siento maravillosamente,
tengo una tremenda cantidad de energía; pero, cuando no están ahí las
palmadas en la espalda, cuando tengo que retirarme como un ser
humano normal, ¿qué sucede?".
Capítulo Diecinueve
Ruth Hock se había ido; se fue en 1942 para volverse a casar, ahora con
un miembro de la Fraternidad, y se cambió a Ohio. Fue reemplazada por
Bobbie B., que había sido bailarina y era miembro de A.A. Hubo en la
oficina más ayudantes a sueldo; con frecuencia se llevaban traductores
para manejar las solicitudes de ayuda del extranjero.
Al empezar Bill su tarea, fue evidente que algunas de las Tradiciones yas
estaban identificadas. Eso las hacía verdaderas tradiciones, puerto que
ya se acostumbraba su práctica dentro de la Fraternidad.
Decir que Bill fue el único autor de las Tradiciones es a la vez cierto y
falso. Ciertamente no fue el único autor de las experiencias de las que
evolucionaron, pero fue la persona que interpretó y eligió el significado
de estas experiencias. Los significados, tal como los derivó Bill,
subsecuentemente llegaron a ser la médula de las Tradiciones.
La ruptura de anonimato, por Rollie H., provocó que Bill examinara sus
porpios sentimientos y, en el proceso de hacerlo, se dio cuenta de la
mayor importancia del principio del anonimato. Respecto a la propia
respuesta de Bill a la "transgresión" de Rollie, que fue buscar publicidad
para sí mosmo, Bill concluyó que el propósito más profundo del
anoniamto era: "Realmente evitar que aquellos tontos egos nuestros
corrieran frenéticamente tras del dinero y la fama pública a expensas de
A.A.".
Pronto, Bill se dio cuenta que la luz de las candilejas - algo que
anhelaban vehemente la mayor parte de los miembros de A.A.
incluyéndose él mismo . era una experiencia para la que la mayoría era
poco tolerante. Perder el intento de lograr la luz de las cindilejas podía
ser tan desastroso como ganarla.
"Por supuesto, para los individuos que están fuera de A.A., esto les
parece una magnífica publicidad, pero para 99 de cada 100 A.As., es una
señal de peligro. La mayor parte de nosotros, de una manera profunda,
se da cuenta que una repetición suficiente de esas sacudidas podría
alaterar todo el carácter de nuestra Sociedad; llegaríamos a ser un
ejemplo más de exagerada propaganda personal. Invitaríamos a todo
promotor de A.A. - y los hay muchos - a utilizar el nombre de A.A. en su
propio beneficio y, más seriamente, lo permitiríamos a todos aquellos
que eligen romper el anonimato a nivel público, para que se contrataran
otras áreas de trabajo y arrastraran tras de sí el apoyo implicito de A.A.
junto con ellos.
"[En] este asunto en particular, confieso gran parte de culpa mía. Hace
algunos años, no nos dimos cuenta del valor protector del anonimato
para el movimiento de A.A. como un todo. Cuando Marty rompió el suyo
con propósitos educaciones, yo consentí en ello. A la luz de los sucesos
posteriores eso ha probado ser un erro. En neustro folleto de las
Tradiciones, encontrarás que reconozco ese error".
Al igual que otros hombres y mujeres, los A.As. miramos ocn profunda
aprehensión la vasta lucha por el poder que nos rodea, una lucha que en
miles de formas invade todos los niveles, desagarrando a la sociedad.
Creo que los A.As. somos afortunados de estar agudamente conscientes
de que esas fuerzas nunca deben estar rigiendo entre nosotros, por
miedo a que perezcamos juntos.
Bill mismo se dio cuenta que podía cosechar más recompensas por
rehusar este honor singular, que las que hubiera otorgado el mismo
honor, si lo hubiera aceptado. Por lo tanto, pidió a aquellos que se
enteraron de la oferta de Yale que no hablaran al respecto; como lo
manifestó: "No quiero capitalizar sobre la humidadl". Lois dijo: "Bill sintió
con fuerza que, ante todo, no debía colocarse de ninguna manera como
superior a otros alcohólicos; así,para subrayarlo, aprovechaba cualquier
oportunidad razonable, para exagerar sus propios defectos. Era un
egoísta tramendo, pero lo reconocía y creía que el triunfo de su vida era
la victoria sobre sí mismo y su volverse verdaderamente humilde".
La Tercera Tradición dice: "El único requisoto para ser miembro de A.A.
es querer dejar de beber". El método de prueba y error produjo todas las
Tradiciones; intentos fallidos de imponer otros requisitos refuerzan ésta.
Por ejejmplo, el mismo Dr. Bob había expresaso su inquietud acerca de
admitir mujeres en A.a. como miembros, cuando se presentaron las
primeras.
Inmediatametne Bill se dio cuenta que había cometido un error. "Así que
preguntó a aquellos que objetaban, si esta?rian de aucerdo en que los
negos tuvieran derecho a Alcohócliso Anónimos, igual que cualquier
otro ser humano", continuó Bobbie. "Hubo completo acuerdo sobtre el
principio básico. Así que, más o menos, se decidió que los negros serían
invitados a asistir a juntas aibertas o cerradas, como visitantes".
No sabíamos qué hacer con este tipo. Me reuní con algunos de los
miembros más antiguos y hablamos con el hombre; pero acerca de él,
¿qué podríamos hacer?.
"Ahora", inquirió Bill, "¿dijiste que era un borracho?" "Claro que sí",
respondió Barry. "No hay duda al respecto, ciertamente es un
borracho". "Bueno, es todo lo que podemos pedirle", concretó Bill. Al
prospecto se le invitó a asistir a las juntas y, auqnue protno desapareció,
su presencia creó un precedente para la Tercera Tradición.
'Sí, dije, 'eso es absolutamente todo lo que hay, no hay nada más'.
Por útlimo, vio que yo no estaba intentando cambiar sus puntos de vista
religiosos, que quería que en su propia religión encontrara la gracia que
ayudaría a su recuperaicón. A partir de ahí nos llevamos muy bien . . .
Años después, a este rudo cliente irlandés le gustaba decir: 'Mi padrino
me vendió una idea y esa era la sobriedad. En aqeul entonce,s no podía
compara nada más' ".
Muy parecido sucedía en la oficina. Bob H., gerente general desde 1968
hasta 1974, recordó que la característica persistió en los últimos años
de Bill: "Si ibas a la oficina y nunca lo habías visto en tu vida - nunca
había oído de ti - eras sólo alguien que andaba por ahí dando un paseo; si
tenía algo en su mente, lo oirías. Te sentabas ahí durante una o dos
horas, mientras él hacía un discurso al respecto".
"Bill estaba escribiendo las Tradiciones. Las escribió y las pulió; él las
escribió y yo las mecanografié. Un día él no podía encontrarlas y ¿qué
hice con ellas? No las tenía. Dije; 'Yo no las tengo, Bill'.
"Nuestra hisotira prueba que la alguna vez idealista mayoría de ese día
estaba seriamente equivocada. si no hubiera habido entradas para las
Oficinas Generales y nada por derecho de autor para el Dr. Bob y para
mí, A.A. hubiera emprendido un curso muy diferente y es probable que
hasta desastroso. El Dr. Bob y la hermana Ignacia no hubiera podido
atender a aquellos 5,000 borrachos en el Hospital de Akron, que fue el
pionero. Yo hubiera tenido que dejar el trabajo de tiempo completo hace
15 años. No podrían haber Doce Tradiciones ni ninguna Conferencia de
Servicios Generales. Paralizadas econonómicamente, las Oficinas
Centrales no hubieran podido derramar alrededor del mundo el mensaje
de A.A.; en realidad, pod?rian haberse venido abajo por completo. Al
faltar la atenicón cercana, nuestras relaciones públicas ciertamente
hubieran sido un enredo. El anonimato a nivel público, nuestra mayuor
protección en sí misma, se hubiera evaporado. En consecuencia, se
podría haber perdido nuestra unidad".
Bill tuvo que decir esto referente a los "misionesros a sueldo" y de por
qué no los quería: "Ahora, es un hhecho indudalbve que en los asuntos
espirituales el preofesionalismo, con demasiada frecuencia, ha limitado
la extensión de la comprensión real y de la aplicaicón práctica. El mundo
moderno tiene poco tiempo para los emisarios de Dios a sueldo, a pesar
de un profundo anhelo por el Creador Eterno".
Bill, más que nadie, mereció que se le pagara por el servicio único que
prestó a la Fraternidad. Los derechos de autor del libro, que recibía, no
eran en pago por el trabajo de Duodécimo Paso, sino por servicios
especiales; de esta manera, el dinero le dejó tiempo libre para hacer el
trabajo de Paso Doce que hizo de una manera incesante. La Octava
Tradción tambie?n hihzo aceptable la compensación adecuada, en los
años futuros, de otros trabajadores especiales. A.a. se iba convirtiendo
en una institución, al igual que en una editora de supropia literatura.
Aunque los "Doce puntos para asegurar nuestro futuro", vase de las
Tradiciones, ya se habían publicado ahora, todavía no habían sido
aceptados por los miembors. De acurdo con la Segunda Tradición, Bill
todavía tneía que "vendérselos" a los "distritos electorales" y ahora se
puso en camino para hacerlo. Durante los tres últimos años del decenio,
1947-1950, toda?via enfrentándose a su depresión, salió a los grupos,
"vendiendo" las Tradiciones, ya fuera que su auditorio qusiera o no
quisiera escucharlo y algunas veces no querían. Bill recordaba: "Recibí
cartas como esta: 'Bill, nos encantaría que vinieras y hablaras.
Cuéntanos en dónde escondías tus botellas y acerca de esa experiencia
espiritual tuya del hot-flash; pero , por favor, no nos hables más acerca
de esas malditas Tradiciones' ".
Esta fue sólo una de las diversas circunstancias en que Bill se encontró
"nutriendo a la fuerza", la independencia de la autonomía a los miembros
de A.A. Durante esos años que estuvo de viaje, también habló de sus
ideas para una estructura de A.A. de representantes electos; líderes que
fueran "servidores de confianza", era el más afectuoso deseo de Bill
para Alcohólicos Anónimos. En los años por venir, Bill se iba a encontrar
en la curiosa posición de persuadir a la Fraternidad a tomar en sus
manos, tanto a ella misma como a su bienestar. Se pasaría los años
siguientes intentando que la Fraternidad quedara libre de sus ataduras,
contra los deseos de las mismas personas a quienes estaba tratando de
liberar hasta de él mismo.
Capítulo Veinte
Bill sabía que para que sobrevivieran las oficinas centrales y el consejo
de depositarios, necesitarían el apoyo moral y económico de los grupos.
Sus sugerencias al Dr. Bob fueron: (1) que a los grupos se les diera
pleno control de sus propios asuntos y: (2) que estuvieran oficialmente
ligados al consejo y a las oficinas centrales mediante lo que Bill llamó
una conferenica de servicios generales. Los miembors de la conferencia
incluirían representantes, delegados electos de los grupos mismos.
Bill había visto a su padre sólo alrededor de una docena de veces desde
1906 y, por lo general, había sido por iniciativa de Bill (aunque Gilman
había ido a New Bedford, cuando Bill y Lois estaba recién casados, para
"ver qué clase de muchaca había escogido su hijo"). No obstante, en
apariencia Bill no sentía resentimientos contra su padre; por el
contrario, como un adulto, le expresó gratitud, un gesto característico
de Bill.
Lois creía que cuando Bill y Dorothy eran niños, "Sólo ocasionalmente",
Gilman había mandado dinero para mantenerlos, lo que causaba alguna
amargura a la Dra. Emily; pero, añadió Lois: "Creo que gradualmente Bill
empezó a sentir pena por su padre; encontraron que tenían algo en
común, pero no tenían suficientes antecedentes de compañía para que
realmetne fueran verdaderos amigos".
Dos días después, Bill y Lois llegaron a Vancouver, en donde Bill habló
de las Tradiciones ante una reunión de aproximadamente 1,000
personas.
A donde quiera que fueron, los recibieron con regalos, muchos de ellos
de belleza y valor (un camafeo, un platito de plata con una larga
inscripción, un juego de café Royal Crown Derby, un par de juegos
grabados de pluma y lapicero, una salser ade plata, un pergamino
iluminado de los Pasos) y flore para Lois (por lo general orquídeas).
Estban a la mano los reporteros y, con frecuencia, los fotógrafos.
Al final de este viaje, que duró tres meses completos, Bill estuvo
convencido, sin tener duda alguna de que los grupos también querían
una conferencia de servicios genrales.
Nada podría darme más alivio personal que retirarme de la situaicón por
completo, y ahora. Podría sólo consolarme con la tentadora disculpa de
que Dios lo hará, de que tú y yo no tendremos ya esa representación y,
de aquí en adelante, ninguna responsabilidad en este asunto. Es
imperativo abandonar esa disposición enfermiza; alejarse de la
responsabilidad definida pude significar fallarle a Alcohólicos Anónimos.
Ahora hay alguna ra?zon para pensar que todos los depositarios no
alcohólicos y cuando menos uno de los alcohólicos, están
desesperadamente cansados de esa altamente inflamable insensatez
que ha caracterizado la esencia de la fundación en estos ya muchos
meses críticos. No tengo duda alguna de que nuestros amigos están
consternados y heridos conforme ven todo el curso de nuestro asunto,
quizá de neustro destijno, desviado por borrachos en bvorracheras
continuas, tanto húmedas como secas.
Pronto llegó a estar claro que Cleveland se podría utilizar como sede sin
levantr protestas en ninvuna otra parte del país, ya que era un gran
centro de A.a. y sólo estaba a 55 kilómetros de Akron, de manera que el
Dr. Bob, ahora en las últimas etapas de su enfermedad, fuera capaz de
presentarse. En 1947, experimentó su primera operación y en 1948 se le
diagnosticó que tenía cáncer mortal.
Las emociones de Bill deben haber sido virtualmente una montaña rusa.
Todavía estaba viendo a un psiquiatra, que ahora era un doctor llamado
Frances Weekes. Lo veía una vez a la semana, los viernes, y los sábados
a Monseñor Sheen para la intrucción católica. De la ayuda que el
psiquiatra le estaba dando, escribió a un amigo:
"Su tesis es que mi posición en A.a. ha llegado a ser muy inconsistente
con mis necesidades como individuo. con lo altamente satisfactorio que
es vivir la vida de uno para los demás, esto no puede más que ser
desastroso si se hace como aquellos otros piensan que se debe vivir.
Para mejor o peor, uno tiene que escoger su propia vida. El grado hasta
el que el movimiento de A.A. y los individuos que están en él, determinan
mis elecciones, es realmente asombroso. No desarrollan todas sus
posibilidades las cosas que son primarias para mí, incluso para el bien
de A.A.; de contínuo soy desviado a actividades secundarias e, incluso,
inútiles por A.As. cuyas demandas a ellos les parecen primarias, pero
que en realidad no lo son, y a?si tenemos a la persona del Sr. Anónimo
en conflicto con Bill Wilson. Para mí, éestoes más que una especulación
iteresante, es buen sentido común".
La gente sentía en Bill una fortaleza y una calidad más larga que la vida;
era a él a quien recurrían - familia, amigos, A.As. - para auxilio
emocional, físico y espiritual. No sólo estaba siempre dispuesto y era
incapaz de rehusarlos, sino que se salía de sus hábitos para ofrecer su
ayuda a toda clase de gente: uno que fue depositario no alcohólico y que
había caído en tiempos difíciles; Mark Whalon, su amigo de la infancia en
East Dorset, que estaba enfermo y necesitaba apoyo; Sue, la hija del Dr.
Bob, que estaba teniendo problemas emocionales. Durante los últimos
años de la vida de Gilman, Bill le mandó cheques con regularidad. Invitó
a vivir en Stepping Stones a su medio hermana Helen; se aseguró que su
hermana Dorothy tuviera ayuda (la lle?vo con el Dr. Tiebout) cuando, a
mitad de la vida, tuvo una crisis emocional. Conser?vo una vigilancia
constante sobre su madre que estaba en San Diego y en sus últimos
años, insistió en que se fuera a vivir al Este y, por supuesto, ahí estaba
Ebby.
El coportameitno de Bill hacia Ebby - inlcuso dada su naturaleza
generosa y su deuda de gratitud con el hombre al que llamaba su
padrino - fue más allá de la comprensión de muchos de sus amigos.
Sencillamente Bill no podía hacer lo suficiente por Ebby; esto, dado el
hecho de que Ebby, después de que el dinero de su familia se ha?bia
terminado, ?solo podía hacer muy poco por sí mismo, significó que Bill
se encargó por él de las principales responsabilidades, hasta que murió
- sobrio - en 1966.
Además de todo esto, Bill sostuvo una cadena sin fin de correspondencia
con docenas de escritores de cartas que se comunicaban semanalmente
con él, pidiéndole su asesoramiento y consejo en toda clase de
problemas: alcoholismo, depresión, esquizofrenia, cólera, fe, ninguna fe,
problemas de todos los días.
Pero Bill no había contado con los sentimietnos de los miembros, que no
veían la necesidad de esa separación ni de la vinculación. La mayor
parte de ellos querían que Bill, su líder, continuara guándolos. En
disputas entre el padre y el hijo,por lo general es éste quien desea la
independencai y el padre el que queire retenerlo; pero, aquí, la verdad er
lo oputesto. A.A. estaba creciendo y ahora era realmente internacional,
ya que había tanto grupos como solitarios en el Reino Unido, Europa
Occidental y en todo el mundo y, mientras más cre?cia Alcohólicos
Anónimos, en cierto sentido más se agarraba a los pantalones de Bill.
"Pidió una plena discusión de las Tradiciones, pero no hubo nadie que
opinara", informó un miembro. "Después, al no haber comentarios,
sugirió que de?biamos adoptarlas oficialmetne para A.A., mediante una
votación, poniéndonos de pie. Todos nos levantamos en la pletórica sala.
Bill Wilson expresó: 'Estas Tradiciones se adoptan ahora como parte de
nuestra doctrina de A.A.' ". El apoyo a las Tradiciones fue unánime,
debido a que su sentido fue bien comprendido y ampliamente aceptado.
"Siento una gran emoción al mirar un vasto océano de caras como éste,
con una sensaicón de que quizá hace cierto número de años hice una
pequeña cosa que jugó una parte infinitamente pequeña para hacer
psobile esta reunión . . .
Hay dos o tres cosas que relampaguean en mi mente sobre las cuales
sería conveniente hacer un poco de énfasis. Una es la sencillez de
nuestro programa; no lo desquiciemos con conceptos freudianos y
cosas que son interesantes para la mente científica, pero tienen poco
que ver con nuetro trabajo real en A.A. Nuestros Doce Pasos, reducidos
hasta lo último, se resuelven ellos mismos en las palabras 'amor' y
'servicio'.
Capítulo Veintiuno
Bill había desarrollado un formato para sus pláticas al que por lo general
se apegaba, ya fuera hablando en grupos de A.A. o a no A.As. Se
remontaba al mismo principio narrando la ahora familiar "historia para
irse a la cama": su propia manera de beber, su "hot flash", su
recuperación y cómo nació y creció A.A. Sus pláticas del Tercer Legado
combinaban este formato con su nuevo asunto, el plan de la conferencia
y cómo había previsto que funcionaría y, algunas veces, hablaba durante
dos horas.
"Fue en una noche helada de enero o febrero, pero creo que hubiera
caminado los 40 kms. hasta Detroit, para escuchar a Bill Wilson.
Esperaba que fuera una persona deslumbradora, de aproximadamente
diez pies de alto y que expresaba verdades [tan] profundas que todos
nosotros tendríamos una experiencia espiritual, justo en ese momento.
Me desilusioné de que llegara al estrado dando zancadas y se hundiera
en un sillón de una manera más bien poco ceremoniosa. Había esperado
que su plática fuera de una oratoria deslumbrante, que nos hubiera
dejado envueltos en llas. Su voz era lenta y nasal, y aparentemente tenía
catarro. Era más humano de lo que yo quería que fuera.
Hubo una lógica perfecta en todo lo que expresó, aunque recurdo haber
sentido que Bill estaba excesivamente inquieto acerca del fututo de A.A.
Como muchos miembros, yo tenía por descontado nuestro éxito y en
realidad no veía la necesidad de una conferencia de servicios generales,
pero estaba dispuesto a aceptar la idea, sencillamente porque Bill
Wilson afirmó que era algo bueno".
Chuck C., de Los Angeles, recuerda que los miembros de ahí no estaban
más interesados en el Tercer Legado, "de lo que estaban en que
aprendiera a hablar un cerdo". Para ellos, sólo era organización y eso,
¿qué tenía que ver con permanecer sobrio?
Capítulo Veintidós
Aunque el dinero nunca fue una motivación para ninguno de los trabajos
de A.A. de Bill, no dejaba de tener su lado prácitco. En una carta de
1952, perfiló sus planes para su futuro inmediato:
El reportero del Saturday Evening Post, Jack Alexander, también fue uno
de los amigos a los que Bill mandó el material. De los ensayos de las
Doce Tradiciones, Alexander tuvo esto que decir:
"El único defecto serio (a mi parecer) es que has tratado con demasiada
brevedad a la vieja Sociedad Washingtoniana, que la mayor parte de la
gente nunca ha oído mencionar. 2
Justo ahora, estoy haciendo una serie similar de los Doce Pasos. El
lanzamiento y el tono de ellos es en cierta forma diferente; quizá esto se
deba a que el trabajo de las Tradiciones fue más de la naturaleza de un
informe objetivo, mientras que el de los Pasos es definitivamente
subjetivo".
Del materila que Bill remitió seis meses después, Jack Alexander
escribió:
Para la segunda edición Bill se desvivió por incluir una historia personal
que clarametne había sido omitida en la primera: la de Bill D., "El
Alcohólico Anónimo Número Tres" ("el hombre en la cama"), que nunca
había presentado su historia para la primera edición. Como el mismo Bill
D. observó, en ese tiempo nose había interesado en el proyecto del libro.
Bill fue uno de aquellos conservadores, que Bill Wilson consideró tan
vitales para la Fraternidad; fueron los miembro sque no se embarcarían
en nuevas aventuras y siempre protegerían a la Fraternidad de los
planes temerarios, nuevos y a veces dañinos, que otros miembros
ideaban para A.a. Bill D. no compartí la visión de Bill Wilson del futuro de
A.A.; no apoyó la idea de la Conferencia de Servicios Generales, aunque
actuó conscientemetne cuando los miembros de su área lo eligieron
como su primer delegado. En 1952, cuando la salud de Bill D. estaba
fallando, Bill Wilson lo persuadió para registrar su historia.
Publicada en 1955, a tiempo para la Convención de St. Louis, la segunda
edición fue proyectada para mostrar la variedad más amplia de los
miembros. a mucha gente se le pidió que escribiera o registrara sus
historias para la posible ninclusión en esta edición; posteriormente,
éstas fueron donadas a los archivos. Bill fue responsable de obtener él
mismo muchas de las historias e iba a los grupos con el propósito
expreso de grabar la experiencia de borrachera y recuperaicón de éste
o aquél veterano; después, estas historias fueron cuidadosamente
seleccionadas. Además de la ayuda editorial de Ed B., Bill contó con la
asistencia de Nell Wing, su secretaria no alcohólica. La mayor parte del
trabajo, al igual que en los otros dos libros, nació del mismo Bill.
Las cartas volaron de acá para allá entre la Columbia Británica y Nueva
York, conforme Bill intentaba encontrar una solución a sus miles de
problemas; en una conyuntura, había investigado la posibilidad de llevar
a Gilman y Christine de regreso a Vermont para permanecer ahí hasta el
final de sus vidas; pero, debido a que ese cambio les costaría, la pequña
pensín que tenían, el plan se abandonó. Sin embargo, los A.As. de
Canadá fueron de un gran apoyo para Bill, tanto rpáctico como moral, ya
que a larga distancia trataron de estar al cuidado de su padre y
madrastra. En 1953, fueron de visita a Bedford Hills; pero, para
entonces, el endurecimiento de las arterias había daádo el habla y la
memoria de Gilman.
para sorpresa de todos, incluida ella misma, resultó ser una paciente
modelo. Se le dijo que no hiciera nada durante un año y fue
escrupulosamente obediente, a pesar de la desacostumbrada
inactividad a la que ffue forzada.
"G. B. Wilson, edad 84 años: Gilman Barrow Wilson nació en East Dorset,
Vermont. Heredó de su padre vastas canteras de mármol a una
temprana edad y se hizo cargo de la administración, poco después de
graduarse en el Albany College, N. Y. Estas canteras las abrió su abuelo
y fueron las primeras que funcionaron en Estados Unidos. El primer gran
trabajo del Sr. Wilson fue extraer mármol para el Monumento
Conmemorativo de los Soldados y Marinos, que todavía se encuentra
sobre Riverside Drive, en la Ciudad de Nueva York. Aproximadamente,
en esta e?poca también sacó cientos de escalones y barandales de
mármol, que todavía están embelleciendo casas palaciegas en Nueva
York y Filadelfia.
Dos años después, Bill tuvo otra pérdida improtante, al morir su buen
amigo Mark Whalon, en 1956; Bill estaba claramente inconsolable. De
una carta que escribió a un mutuo amigo, poco después de regresar del
funeral de MarK.
Por esa éñoca, bill recibió una carta de Ceryl Chessman. El muy
conocido Chessman, era un convicto por asesinato, que pasó 12 años
esperando la muerte en San Quintín; lo largo de ese período se debió,
primariamente, a su asombrosa habilidad para conseguir prórrogas a su
ejecución. Su caso llegó a ser conocido internacionalmente después de
la publicación de su autobiografía, "Celda 2455, esperando la Muerte".
Jack Alexander le había sugerido a Chessman que escribiera a Bill,
porque Alexander sentía que "hay un claro parecido entre la mente del
psicópata criminar y la del alcohólico. Ambos son grandiosos,
resentidos, desafiantes y odian a la autoridad; ambos se destruyen
inconscientemetne a sí mismos, al intentar destruir a otros". Alexander
se preguntaba si los criminales también podrían "recuperarse",
mediante una rendición similar a la experimentada por los A.As.
Chessman escribió a Bill que "me di cuenta que había sido nada más que
cínicamente astuto, agresivamente destructivo y a veces un violento
tonto". Decidió que podía hacer algo al respecto, además de sentir pena
por sí mismo: "Podía narrar mi historia y abogar, no por mi causa
personal, sino por la de la sociedad y la de aquéllos que - en mi opinión,
innecesariamente - son detestables criminales destinados a la
perdición". Al referirse a su libro, que pronto se iba a publicar, expresó:
"Tengo muchas esperanzas de que hará una muy útil contribución al
problema social más irritante".
Este no fue la única celebridad extravagante cuya vida tuvo una breve
intersección con la de Bill; otros fueron atraídos por la amplitud de su
personalidad, por su capacidad para dar respuesta a muchos tipos
diferentes de gente y la generosidad que le permitía identificarse con
ella.
Capítulo Veintitrés
La teoría original de los dos psquiatras de por qué podría funcionar para
su particular propósito, fue rápidamente abandona cuando vieron lo que
estaba sucediendo. Esta es la forma en que Humphry Osmond describe
tanto la teoría como la experiencia real:
Con esa actitud, Bill emprendió una investigación más amplia de los usos
posibles del LSD para tratar a los alcohólicos. Nell Wing recuerda la
secuencia de los acontecimientos: "Había alcohólicos en los hospitales,
con los que A.A. podía ponerse en contacto y ayudar sólo alrededor de
un cinco por cineto. Los doctores empezaron a darles una dosis de LSD,
con el propósito de romper la resistencia y tuvieron aproximadamente
un 15 por ciento de recuperaciones. Esto fue una cosa científica".
Nell continúa la historia: "De cualquier manera, bill quería ver qué cosa
era; estaba intrigado por el trabajo de Osmond y Hoffer estaban
haciendo con los alcohólicos en Saskatoon y pensó: "Cualquie cosa que
ayude a los alcohólicos es buena y no debe ser descartada. Deberían
explorarse técnicas que ayudarían a algunos muchachos o muchachas a
recuperarse y que no lo harían mediante A.A. o cualquier otro camino.
Dio su pleno entusiasmo [a] lo que otras personas estaban haciendo a lo
largo de esa línea; esa es la razón por la que lo tomó él mismo. tuvo una
experiencia [que] fue por completo espiritual, [como] su experiencia
espiritual inicial".
Lois misma tuvo que decir esto acerca de la experiencia: "Bill me dio
algo de él y en realidad no pude notar ninguna diferencia. No sé. Miré
hacia abajo y vi que las cosas eran ás claras, pero no había ninguna más
verde; se supone que hace mayor tu percepción, pero siempre he sido
una obervadora de cualquier forma de naturaleza y mirá a las cosas
cuidadosamente".
St. Ouis fue un paso principal hacia mi propia retirada, [pero] entiendo
que el símbolo paterno siempre estará amarrado a mí. Por lo tanto, el
problema no es cómo liberarme de la paternidad, sino cómo desempañar
apropiadamente la paternidad madura.
Capítulo Veinticuatro
Durante el final del decenio de los 1960, las actividades de A.A. de Bill,
llegaron a ser más limitadas de lo que habían llegado a ser en cualquier
tiempo, durante los 20 años previos, de manera que estuvo libre para
perseguir una diversidad de intereses.
A principios de los 1960 fue cuando Bill vilvió a estar en contacto con
Hirshhorn, el brillante financiero que le había dado empleo a principios
de los 1930, cuando nadie más lo haría. Ahora más rico que nunca,
Hirshhorn también había llegado a ser famoso por su colección de arte y
había donado un museo, el Hirshhorn, ahora parte del Instituto
Smithsoniano.
Robert Thomsen, autor del libro "Bill W.", narra cómo los dos
reestablecieron el contacto, una tarde cuando Bill y Lois iban de prisa a
tomar un avión. En el Aeropuerto de La Guardia, bill y Hirshhorn
chocaron literalmente uno contra el otr. No se habían puesto los ojos
encima durante 30 años e intercambiaorn saludos de agrado y emotivos.
entonces Joe le preguntó a Bill qué había sido de él, a lo que un poco
sorprendido Bill respondió que creía que todo el munod lo sabía: Había
llegado a ser el Borracho Número Uno de Estados Unidos. De la
respuesta de Hirshhorn se deduce que no tenía idea acerca de qué
estaba hablando Bill.
Uno de los proyectos que bill había planeado para su "jubilación", fue
ocuparse de una tarea sin terminar: el reconocimiento de la deuda de
A.A. con la incontable gewnte que sentía eran los responsables de su
creación. Encabezando la lista estaba Carl Jung, el psicoanalista que
había dirigido a Rowland H. y subsecuentemente a Bill mismo - vía Ebby -
en una direcicón espiritual.
Estas son las razones por las que no pude dar a Rowland H. una
explicación plena y suficiente, pero me estoy arriesgando con usted en
atención a su muy decente y honesta carta, concluyo que ha adquirido
su putode vista acerca de las engañosas sandeces que uno escucha, por
lo general, acerca del alcoholismo.
Bill se volvió loco de alegría con la carta de Jung. No sólo era fina y
estaba llena de significado, sino que contestaba en sentido afirmativo
una pregunta que muchos A.As. reflexivos, empezando por él mismo, se
ha?bian hecho con frecuencia: ¿No era el uso excesivo del alcohol, en sí
mismo, una forma pervertida de la búsqueda por alguna medida de
iluminaicón o de conciencia superior? El énfais en los Pasos por un
contacto espiritual estaba confirmado aquí como el más apropiado - en
realidad el único apropaido - remedio para la borrachera, por uno de los
grandes psicoanalistas del mundo.
"Su observación de que entre los motivos para beber, con frecuencia,
está incluida una búsqueda de los valores espirituales, captó nuestro
especial interés. Estoy seguro de que previa reflexión, mcuhso
miembros podrían dar testimonio de que en ellos esto ha sido cierto, a
pesar del hecho de que asiduamente bebieron para olvidar, por
grandiosidad y por otros motivos indeseables. Algunas veces parece
poco afortunado que el alcohol, al beberse con exceso, reslte ser un
deformador de la conciencia, al igual que un veneno adictivo.
Hace años, algunos leíamos con gran beneficio para nosotros su libro
titulado "El Hombre Moderno en Busca de un Alma". En efecto, usted
hacía la observación de que la mayor parte de las personas que han
llegado a los 40 y no han adquirido ninguna fe ni conclusión respecto a
quiénes fueron a dónde estuvieron, o hacia dónde iban a continaucón en
el cosmos, estarían propensas a eencontrar dificultades enuróticas en
aumento y que esto sería probable que sucediera, independientement a
si sus aspiraciones de la juventud por unión sexual, seguridad y tener un
lugar satisfactorio en la sociedad, hubieran sido satisfechas o no lo
hubieran sido. En resumen, no podían continuar volando a ciegas hacia
ningún destino en lo absoluto, en un universo en apariencia con poco
propósito o significado. tampoco podía salvarlas del dilema en que se
encontraban ninguna cantidad de resolución, especulación filosófica o
acondicionamiento religioso superficial. En tanto que les faltara algún
despertar espiritual directo y, por tanto, concientización, simplemente
su conflicto tenía que aumentar.
También murió en 1961 la Dr. Emily. durante los cinco años últimos de su
vida, fallando sus facultades tanto físicas como mentales, bill la
persuadió de que se fuera a vivir al Este. Estaba en una clínica de reposo
en Dobbs Ferry, Nueva York, cuando murió el 15 de mayor, a los 91 años.
Después de su meurte, Bill observó que ella, una verdadera excéntirca,
no conservaba ningún libro, "sólo memorándums desparramados y de
escritura ilegible, incompletos".
"Parece que las condiciones de esta vida han impedido que pasemos
juntos mucho tiempo, desantendiendo en cierta forma irónica nuestros
lazos físicos que de?bian habernos ligado con una compañía más íntima,
pero son mi esperanza y mi creencia más entrañables que en nuestra
futura existencia, estos lazos terrenales de carne y sangre, se
fortalecerán y extenderán para incluir lazos más íntimos de nuestas
naturalezas mental y espiritual, mediante una mejor comprensión de la
Verdad iluminadora. Estoy en espera de ese tiempo".
Los doctores creyeron que estaban teniendo algún éxito al tratar a los
alcohóliicos que no pudieran permanecer sobrios, dándoles niacina, que
es la vitamina B-3. Sentían que cuando la administraban como parte del
proceso de desintoxicación, la vitamina desminuía los efectos de la
supresión del alcohol. También sentían que habían tenido un éxito
adicional con los esquizofrénicos que no respondían a los métodos
psicoterapéuticos tradicionales; en otras palabras, que eran
inaccesibles a cualqueir clase de "cura hablada". 3
Con gran aleg?ría de su parte, bill creyó que Osmond y Hoffer había
descubiero la "naturaleza exacta" de la alergía a la que se refería el Dr.
Silkworth; Bill siempre había sostenido que éste, cuando se refería a una
"alergia del cuerpo", sabía que la condición no era estrictamente
hablando de una alergia, sino que sencillamente utilizó la palabra por
carecer de una más específica. Bill describió la posición del Dr.
Silkworth como sigue:
"El Dr. Silkworth fue quien me indujo la idea de que el alcohlismo tenía un
componenete físico, algo a lo que llamó 'alergia'. Sabía que no era el
verdadero nombre, pero lo empleaba para expresar su intuición de que
algo estaba mal físicamente en la mayor parte de nosotros, qui?za un
factor causativo y con seguridad algo que abravaba la condición
alcohólica".
Cuando Bill era sensible a una idea nueva, no había nada que lo
detuviera. En otras situacione, esta capacidad apra sumergirse
totalmente en lo que él creía, había sido una fuerza y una posesión
valiosa; su entusiasmo era infeccioso.
No está bien claro cuándo se enteró Bill de que tenía efisema en 1961,
solicitó de la Conferencia de Servicios Generales, que hiciera una
previsión para Lois, en caso de que su muerte precediera a la de ella. se
hizo esto sin demora. También durante 1961 y una vez más, a solicitud
de Bill, se hizo otra previsión para Ebby, de manera que recibiera con
regularidad un cheque mensual el resto de su vida. Ebby recibió 200
dólares al mes hasta su muerte en 1966.
El pago de sus drechos de autor fue el único ingreso de Bill. Los recibía
del Libro Grande; de "Alcohólicos Anónimos llega a la Mayoría de Edad",
del "Doce Pasos y Doce Tradiciones" y de "La Forma de vida de A.A."
("Tal como lo ve Bill"). De acuerdo a un convenio efectuado en 1963
entre Bill y la A.A. World Services, se le permitó legar sus derechos de
autor a Lois, a la que, a su vez, se le permitió legar los suyos a sus
beneficiarios aprobados, como parte de su herencia; siendo la previsón
principal que el 80 por cineto tneía que ir a beneficiarios que habían
cumplido 40 años, en el moemtno del acuerdo de 1963; a la meurta de
estos beneficiarios, sus derechos de autor regresarían a Alcohólicos
Anónimos. A solicitud de él mismo, Bill no recibió ningún derecho de
autor de ninguna de las ediciones extrajeras de sus libros (ni se incluyó
en su herencia).
El trabajo en A.A. de bill todavía estaba sin terminar; hubo un acorde
final que sintió que tenía que ser tocado y no descansaría hasta que el
útlimo acorde se hubiera resuelto con armonía. El asunto de la
proporción de os depositarios no era algo muy complicado, pero fue el
último ejercicio de la voluntad de Bill contra la oposición conservadora,
en ocasiones reaccionaria, de los depositarios.
El Dr. Jack expresó que Bill no estaba más arriba de la manera de actuar
de un "viejo sangrante" cuando se encontraba frustrado. La reacción de
Bill al ver derrotado su plan, por primera vez, fue decir: "¿Estará bien
que conserve todavía una oficina en el cuartel general?".
Así temrinó la larga lucha de Bill para dar a los depositarios alcohólicos
el control de la mayoría en el Consejo de Servicios Generales. El informe
del consejo a la conferencia de 1967, resumió las actividades del último
año, afirmando: "En la reunión trimestral de abil de 1966, el consejo votó
de una manera unánime para aceptar las Recomendaciones de la
conferencia. Algunas de ellas fueron:
Pam B., de Red Bank, New Jersey, se encontró casualmente con Bill e
unas vaciones en el Caribe, durante le invierno de 1968. También estaba
intentando dejar de fuamar y cuando una tarde se encontró con Bill en la
playa, hicieron un pacto mutuo de que ninguno de ellos se fumaría un
solo cigarrillo hasta que se reunieran de nuevo al día siugiente. Todos
los días se reunían en la playa y todos los días se refrenaban de fumar
hasta que volvían a reunirse. Sin embargo, la hora señalada para su cita
cada día era más temprano.
Con frecuencia, Nell Wing iba a trabajar a Bedford Hills. Por ?si misma
era capaz de despachar una gran parte de la correspondencia; por
ahora, podía muy bien anticparse a lo que Bill diría y era capaz de
escribirlo; incluso podía imitar su letra y su estilo.
Ahora, Bill padecía dolores de toda índole, al igual que estaba inseguro
mentalmente, pero tenía muchas ganas de asistir en julio a la
Convención Internacional en Miami Beach. En mayo de ese año, fue a
internarse al Instituto del Corazón de Miami, el director era el Dr. Ed B.,
compañero y querido amigo de A.A., y un dedicado médico. Bill había
pasado también una semana con un doctor en vitaminas y dieta en la
parte norte del Estado de Nueva York.
Y después iba a hablar en la gran reunión del viernes por la noche. Tenía
el corazón puesto en esto y Ed, que lo admiraba mucho y era muy íntimo
de él, afirmó que podía solucionarlo". Físicamente le era imposible a Bill
hablar el viernes, pero no estaba dispuesto a rendirse.
La cabina del avión era tan pequeña que hubo que quitar una parte para
que cupieran los pies de Bill. Dijo Nell: "Lo tuvimos reposando en una
camilla sobre los respaldos reclinados de varios asientos, usando su
siempre presente máscara de oxígeno. el Dr. Ed me colocó a mí cerca de
sus pies, él a mitad del cuerpo y Lois en la cabeza". Nell, que había oído
a Billaconsejar a un número incontable de personas, utilizó ahora sus
propias palabras para consolarlo. "Manténte firme", le animaba y Bill
apretaba su mano en respuesta. Lois le susurraba suavemente,
agrarrándole la otra mano y hablando. Durante el vuelo a Miami, Bill
permaneció consicnete y de buen ánimo; describió a sus padres, a sus
aubelos y a Mark Whalon, ya que todos se presentaron ante él en la
cabina de avión.
Palabras Finales
"Señor, haz de mí, conducto de Tu paz, - para que allí a donde haya odio,
pueda llevar amor; - para que a donde haya el mal, pueda llevar el
espíritu del perdón; - para que adonde haya discordia, pueda llevar
armonía; - para que adonde haya error, pueda llevar la verdad; - para
que a donde haya la duda, pueda llevar la fe; - para que donde haya el
desconsuelo, pueda llevar la esperanza; - para que adonde haya
tinieblas, pueda llevar la luz; - para que adonde haya tristeza, pueda
llevar alegría. Señor, concédeme que yo pueda consolar y no ser
consolado; - comprender, y no ser comprendido; - amar, y no ser amado.
Porque para encontrarse hay que olvidarse de sí mismo. Perdonando
seremos perdonados. Al morir, es cuando despertamos a la vida Eterna.
Amén".
Hay una piedra al pie de la tumba que se lee: "Vermont, 2D LT BRY C66
ARTy CAC, Primera Guerra Mundial. 26 de nov. 1895-24 ene. 1971".
Fechas Importantes
1937 - Bill y los alcohólicos de Nueva York se separan del Grupo Oxford.
1943 - Bill y Lois hacen el primer viaje a los grupos a través de E.U.A.