DOMINGO 24 DURANTE EL AÑO - 13 DE SEPTIEMBRE 2020 -Nº 2540 -CICLO A
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LA IGLESIA, COMUNIDAD DE AMOR Y DE PERDÓN
Este Domingo, escucharemos tres pasajes
de la Sagrada Escritura: Uno, escrito por
un gran experto del conocimiento de la
sabiduría de los israelitas, es el libro del
Eclesiástico. Otro, brotado de los mismos
labios de Cristo, la hermosa parábola del
perdón y el comentario de San Pablo para
la comunidad cristiana.
Primera lectura: Eclesiástico 27, 33 - 28,
9. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te
perdonarán los pecados cuando lo pidas.
El Sabio Ben Sirac recuerda al ser humano
que se cuide de venganzas para que no vaya a sufrir la
venganza divina; que no vaya irritarse contra otros, para que
Dios no se irrite con él y deje de escucharlo; por el contrario
que perdone para ser perdonado, que sea compasivo para
ser objeto de compasión divina; que el recuerdo de la Alianza
le lleve a huir del rencor y del odio; a buscar la compasión.
El Sabio Ben Sirac descubre que la venganza debe ser
superada; Dios es un Dios de paciencia como lo muestra la
historia de la Alianza. Si Dios nos ha amado gratuitamente,
¿cómo podemos negarnos a ofrecer siempre perdón? El
recuerdo de la muerte, no es para dar miedo sino para no
olvidar que nuestra vida es limitada.
Segunda Lectura: Romanos 14, 7-9: El Apóstol trata el
problema de los “débiles” o creyentes atados a prédicas
de menor importancia, quizá de origen judío; y los “fuertes”
aquellos que se habían librado de antiguos prescripciones. Para
san Pablo el amor de Cristo puede dar lugar a discordias en
temas secundarios. En las adversidades debemos pertenecer
PREGUNTAS ¿Cómo actuo con quien me ofende?//Cuando ofendo ¿pido perdón con sinceridad?//El perdón cristiano
DE REFLEXIÓN es efectivo cuando el ofensor pide perdón y se convierte ¿Así entiendo el perdonar setenta veces siete?
RITOS INICIALES
M. Agradeciendo a Dios, Padre misericordioso, dispuesto
siempre a perdonarnos, nos reunimos para celebrar esta
Santa Eucaristía, Memorial del Sacrificio Redentor de Cristo.
1. CANTO DE ENTRADA “Hoy llegamos a tu casa” (VSJ. ; ER.106)
Hoy llegamos a tu casa peregrinos por la vida,
la esperanza de encontrarnos nos anima
y nos da alegría la fe en Cristo nos alienta,
nos congrega y nos motiva a edificar sendas de paz
y a cimentar tu Reino de amor.
Despiértate, anímate,
no te quedes en lo temporal levántate,
atrévete y únete al pueblo mostrándole amor.
Hoy llegamos con gran gozo
y sentimos tu presencia tu promesa se hace cierta,
si es que en ti estamos reunidos
tu Palabra es la que nutre,
la que une y nos empuja a construir fraternidad
y compartir lo que tú nos das.
completamente a Cristo y vivir como
discípulos de Cristo: “Sea que vivamos o
muramos, del Señor somos”
Evangelio: Mateo 18, 21-35: No te digo
que le perdones hasta siete veces, sino
hasta setenta veces siete
En el pasaje evangélico Cristo nos está
ofreciendo los perfiles de la comunidad
cristiana -estamos todavía en el capítulo
18 de San Mateo- y es allí donde uno de
los perfiles que caracterizará a los que
se congregan como seguidores de Cristo en la Iglesia,
es precisamente el perdón. Pero el perdón no es una
debilidad, es fuerza en Dios.
El perdón supone en el otro, arrepentimiento, conversión, un
cambio de conducta, y cuando el hombre ha cambiado busca
arrepentido al Señor; el Señor usa entonces: la misericordia, el
perdón, el abrazo de paz. Sin duda, el apóstol Pedro sabía que
era preciso perdonar al hermano: pero ¿cuáles son los límites
de ese perdón? Él pensaba que estaba en el espíritu de Jesús,
proponiendo siete veces. La respuesta de Jesús es clara: “Yo
no te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete”
(18.22). San Pedro al plantear el perdón como un problema de
número de veces, mostraba que era legítimo no perdonar, es
decir, sentirse superior a su deudor para poder negarse a olvidar;
precisamente eso es lo que niega la parábola. La diferencia entre
la deuda del empleado hacia el Rey y la del compañero hacia
este empleado muestra la diferencia entre la posición del hombre
ante Dios y ante los demás hombres. NO hay comparación entre
lo que “debemos” a Dios y lo que debemos a los demás.
2. SALUDO
C. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
C. Que el amor de Dios Padre, la misericordia de Jesucristo,
nuestro Señor y la comunión del Espíritu Santo, estén con
todos ustedes. Y con tu espíritu.
3. ACTO PENITENCIAL
C. En un momento de silencio, reconozcamos nuestros
pecados y pidámosle a Jesús nos ayude a acoger su
mandato y a pedir perdón a Dios Padre por no poner en
práctica su mandamiento del Amor. (Silencio breve).
C. Tú que das Mandamientos a tu pueblo como señales
de vida y no de muerte: Señor, ten piedad.
C. Tú que pones como distintivos la justicia, la misericordia
y la caridad, para que te demos culto: Cristo, ten piedad.
C. Tú que nos enseñas a vivir el mandamiento de amor y
perdonar de corazón: Señor, ten piedad.
C. Dios, todopoderoso, tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén
4. GLORIA “Gloria (Misa del Lago” (VSJ. 474; ER. 710)
5. ORACIÓN COLECTA
C. Oremos (Silencio). Míranos, Dios nuestro, creador
y Señor del universo, y concédenos servirte de todo
corazón, para experimentar los efectos de tu amor. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
6. PRIMERA LECTURA
M. El Autor sagrado reflexiona acerca del perdón y la
necesidad que tenemos de ser perdonados. Nos indica
que la medida que cada quien use con los demás es la
misma que Dios usará.
Lectura del libro del Eclesiástico 27, 30 – 28, 7
El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son
patrimonio del pecador.
El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor,
que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando
ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre
mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que
el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre
semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados!
Él, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará
sus pecados? Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en
la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos;
acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu
prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto
la ofensa.
Palabra de Dios/Te alabamos, Señor.
9. EVANGELIO
M. En este Evangelio las palabras de Jesús
a Pedro y la parábola que sigue, resume el
mensaje del Señor sobre el perdón mutuo. Más
aún, nos muestra el perdón como esencial de la
misericordia divina.
Aleluia.
«Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros, como Yo los he
amado», dice el Señor.
Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Mateo 18, 21-35
Se adelantó Pedro y dijo a Jesús: «Señor,
¿cuántas veces tendré que perdonar a mi
hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete
veces?» Jesús le respondió: «No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey
que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que
debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el
rey mandó que fuera vendido junto con su mujer,
7. SALMO RESPONSORIAL  102, 1-4. 9-12
R.  El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.R.
No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
8. SEGUNDA LECTURA
M. El Apóstol nos recuerda nuestra pertenencia al Señor:
“ya vivamos ya muramos, somos del Señor”.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma  14, 7-9
Hermanos:
Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere
para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos,
morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte,
pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la
vida para ser Señor de los vivos y de los muertos.
Palabra de Dios. / Te alabamos, Señor.
sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Dame
un plazo y te pagaré todo”. El rey se compadeció,
lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus
compañeros que le debía cien denarios y,
tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo:
“Págame lo que me debes”. El otro se arrojó a
sus pies y le suplicó: “Dame un plazo y te pagaré
la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner
en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había
sucedido, se apenaron mucho y fueron a
contarlo a su señor. Éste lo mandó llamar y le
dijo: “¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la
deuda. ¿No debías también tú tener compasión
de tu compañero, como yo me compadecía de ti?”
E indignado, el rey lo entregó en manos de los
verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial
con ustedes, si no perdonan de corazón a sus
hermanos».
Palabra del Señor. / Gloria a Ti, Señor, Jesús.
10. HOMILÍA/SILENCIO
11. PROFESIÓN DE FE
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo,
nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció
bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto
y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está
sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la
comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
12. ORACIÓN UNIVERSAL
C. El perdón que Dios nos ofrece constantemente,
nos permite presentarle nuestras plegarias llenas
de confianza. A cada petición respondemos: Danos
Señor un corazón nuevo.
Por nuestra Iglesia: que Dios todopoderoso
perdone sus debilidades, refuerce su fe,
acompañe su misión y expanda su testimonio
por toda la tierra. Oremos.
Por la paz en nuestro país: que cesen las
ambiciones de poder, los medios ilícitos de
acumular riquezas, y el amor y la reconciliación
crezcan en el corazón de todos los que vivimos
en esta patria. Oremos.
Por los enfermos y por quienes no tienen sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
trabajo: que en sus dificultades sientan el auxilio
de Dios y encuentren nuestra ayuda y nuestra
comprensión. Oremos.
Por el progreso de las naciones: que a nadie
le falte el pan, la casa, el trabajo, la salud, la
educación y todo lo necesario para llevar una
vida con dignidad de hijos de Dios. Oremos
(Otras peticiones presentando a Dios los requerimientos
actuales del país y del mundo) 17. BENDICIÓN
C. Padre bueno y misericordioso: todo sufrimiento de tus
hijos llega hasta Ti. Danos tu ayuda para ser artífices de
perdón y reconciliación en medio de una humanidad que
acude, a la violencia para resolver los problemas. Te lo
pedimos por Jesucristo, tu Hijo .Amén.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
13. CANTO DE LAS OFRENDAS. “Te ofrezco el blanco Pan”
(VSJ 149; E.R. 1516)
Te ofrezco el blanco pan a Ti, Señor,
y en él yo te doy mi pobre corazón,
conviértelo en tu Cuerpo Redentor, oh Dios,
por tu cruz y por mi salvación.
¿Por qué no cree el hombre en Ti,
si Tú le das calor? Si hiciste
el cielo, el mar y el sol
tan sólo por su amor.
Yo creo en Ti, Señor, creo en Ti, Señor.
14. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
C. Escucha nuestras súplicas, Señor, y recibe con
bondad la ofrenda de tu pueblo, para que los dones
presentados en honor de tu nombre sirvan para la
salvación de todos Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
15. CANTO DE COMUNIÓN “Cristo te necesita para amar”
(VSJ 196; E.R. 2307)
Cristo te necesita para amar, para amar,
Cristo te necesita para amar.
No te importen las razas ni el color de la piel,
ama a todos como hermanos,
y haz el bien
Al que sufre y al triste dale amor, dale amor,
al humilde y al pobre dale amor.
Al que vive a tu lado, dale amor, dale amor,
al que viene de lejos, dale amor.
Al que habla otra lengua, dale amor, dale amor,
al que piensa distinto, dale amor.
16. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
C. Te rogamos, Dios nuestro, que el don celestial
que hemos recibido impregne nuestra alma y nuestro
cuerpo, para que nuestras obras no respondan a
impulsos puramente humanos sino a la acción de este
RITO DE CONCLUSIÓN
M. Con la bendición de Dios retomemos nuestras
actividades de cada día y pongamos en práctica la
lección de amor, de perdón y de reconciliación que
nos ha dado hoy el Señor Jesucristo.
C. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo
(†) y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los
acompañe siempre. Amén.
18. CANTO FINAL: “María, tú que velas junto a mí” (VSJ
256; E.R. 2733)
María, tú que velas junto a mí
y ves el fuego de mi inquietud,
María, Madre, enséñame a vivir
con ritmo alegre de juventud. (2-4)
Ven, Señora, a nuestra soledad,
ven a nuestro corazón,
a tantas esperanzas que se han muerto,
a nuestro caminar sin ilusión.
Ven y danos la alegría
que nace de la fe y del amor.
El gozo de las almas que confían
en medio del esfuerzo y el dolor.
 “PERDONA HASTA SETENTA VECES SIETE”

L a lectura del Evangelio de este domingo, nos

muestra a un Dios apasionado de amor por su
Pueblo; un Padre que nos ofrece su gracia, de manera
gratuita, para mostrarnos, de esa manera, su gran Amor
que tiene por todos.
Nuestra relación con Dios, ¿es la misma con nuestro
prójimo? Interiorizando la lectura encontramos que la
actitud humana, es muy diferente de la de Dios. Mientras
Él perdona, y da la plenitud de su gracia de Padre y “No
nos trata según nuestros pecados” (Salmo), nosotros
actuamos, muchas veces, como el siervo de la parábola;
en lugar de imitar la compasión que Dios nos tiene, y ser
también nosotros compasivos con los que nos rodean,...
hacemos todo lo contrario: llenos de ira y enojo decimos:
“Págame lo que me debes”.
Del sentido de la gratuidad del don de Dios es de donde
nace el perdón. El amor dispone al ser humano al perdón.
Es lo que la lectura del Evangelio nos enseña: ser
discípulos que viven la experiencia del perdón y la gracia
de Dios. Por eso, lo que brota del corazón del discípulo
no será agresión, sino donación, perdón y compresión:
“hasta setenta veces siete” (=siempre).

LA IGLESIA NOS EXHORTA:

¡El perdón! Cristo nos ha enseñado a perdonar. Muchas veces y de varios modos Él ha hablado
de perdón. Cuando Pedro le preguntó cuántas veces habría de perdonar a su prójimo, “¿hasta
siete veces?”. Jesús contestó que debía perdonar “hasta setenta veces siete” (Mt 18, 21 s.). En la
práctica, esto quiere decir siempre: efectivamente, el número «setenta” por “siete” es simbólico,
y significa, más que una cantidad determinada, una cantidad incalculable, infinita. Cristo nos ha
enseñado con la palabra del Evangelio y, sobre todo, con el propio ejemplo, que este espacio se
abre no sólo ante el otro hombre sino, a la vez, ante Dios mismo. El Padre, que es Dios de perdón y
de misericordia, desea actuar precisamente en este espacio del perdón humano, desea perdonar a
aquellos que son capaces de perdonar recíprocamente, a los que tratan de poner en práctica estas
palabras: “Perdónanos... como nosotros perdonamos”.
(San Juan Pablo II, Audiencia General, octubre 1981)
Visítanos en:

Dios nos habla cada día: Del 14 al 20 de Septiembre 2020.

Liturgia de las Horas: IV Semana.
Lunes: Fiesta, Exaltación de la Santa Cruz: Nm 21,4b-9; Sal 77,1-2.34-38; Flp 2,6-11; Jn 3,13-17
Martes: Nuestra Señora de los Dolores: 1Co 12,12-14.27-31a; Sal 99,2-5; Lc 7,11-17
Miércoles: 1Co 12,31 – 13,13; Sal 32,2-5.12.22; Lc 7,31-35
Jueves: 1Co 15,1-11; Sal 117,1-2.16-17.28; Lc 7,36-50
Viernes: 1Co 15,12-20; Sal 16,1.6-7.8b.15; Lc 8,1-3
Sábado: 1Co 15,35-38.42-49; Sal 55,10-14; Lc 8,4-15
Domingo 25 Durante el Año: Is 55,6-9; Sal 144,2-3.8-9.17-18; Flp 1,20b-26; Mt 19,30 – 20,16
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