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TEORÍA GENERAL DEL EMPLEO, EL INTERÉS Y EL DINERO 

La Teoría general del empleo, el interés y el dinero se considera la obra más destacada del
economista británico John Maynard Keynes.
En gran medida, creó la terminología de la moderna macroeconomía. Se publicó en febrero
de 1936, en una época marcada por la Gran Depresión (1929-1932). El libro desencadenó
una revolución en el pensamiento económico, comúnmente denominada la "Revolución
Keynesiana", en la forma en la que los economistas pensaban en el fenómeno económico, y
especialmente en la consideración de la viabilidad y conveniencia de la gestión del sector
público del nivel agregado de la demanda en la economía.
En resumen, la "Teoría general" de Keynes argumenta que el nivel de empleo en la economía
moderna estaba determinado por tres factores: la propensión marginal a consumir (el
porcentaje de cualquier incremento en la renta que la gente destina para gastos en bienes y
servicios), la eficiencia marginal del capital (dependiente de los incrementos en las tasas de
retorno) y la tasa de interés. El argumento clave en el pensamiento keynesiano es que ante
una economía debilitada por la baja demanda (como por ejemplo, en una depresión), donde
hay un problema desencadenante (dificultad en conseguir una economía que crezca
vigorosamente), el gobierno (más genéricamente: el sector público) puede incrementar la
demanda agregada incrementando sus gastos (aunque incurra en déficit público), sin que el
sector público incremente la tasa de interés lo suficiente como para minar la eficacia de esta
política.
Keynes previó en su "Teoría general" que su libro probablemente iba a liderar una revolución
en la forma que los empresarios pensarían sobre los temas de interés público. El pensamiento
keynesiano (los intentos del gobierno intentando influir en la demanda a través de
los impuestos, el gasto público, y la política monetaria) fue muy influyente en la época de la
postguerra tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la estanflación de la década de
1970 hizo que el enfoque intervencionista keynesiano perdiera su atracción en los círculos
políticos y de los teóricos económicos. En la mayoría de las economías, se comenzó a creer
que el manejo keynesiano de la demanda era complejo, y que acarreaba sutiles daños en la
economía, como deteriorar los beneficios de un presupuesto público equilibrado, así como
favorecer la inflación. Hasta cierto punto, la teoría keynesiana sufrió debido a su propio éxito
en la postguerra, durante la que terminó con largos periodos de paro y pérdida de producción.
De todas maneras, el keynesianismo todavía existe en la forma de la denominada Nueva
Economía Keynesiana, que intenta combinar la economía neoclásica con algunas
conclusiones de la política keynesiana.

En la Teoría general el problema fundamental que Keynes detecta en la economía


de mercado es lo que él llama el déficit de demanda efectiva. No todo el producto de
la actividad económica puede venderse sin más. La llamada propensión a consumir
es deficitaria, de manera creciente, a medida que aumenta el ingreso. Paulatinamente
se abre una brecha entre lo que potencialmente se podría producir, si se materializara
esa demanda, pero eso no sucede porque está bloqueada por el desempleo rampante.
Es un círculo vicioso que sólo un estado intervencionista puede romper.
 
 
Keynes postula que la manera más rápida de hacer crecer la demanda efectiva es
incrementando la inversión. El Estado puede jugar un papel importante a través del
gasto público, que permite darle empleo a millones de personas para crear
infraestructura, o para otros proyectos. Se rompe entonces el circulo vicioso; es más,
se detona un círculo virtuoso. El empleo adicional, producto de la inversión estatal,
se transforma en mayor demanda de productos y servicios, que hay que cubrir
aumentando la inversión privada y empleando más personal. Esa segunda ola de
inversión induce una tercera ola, una cuarta, etc., cada vez de menor magnitud, pero
cuya suma total equivale a una inversión varias veces mayor que la del detonador
inicial. Es decir, el efecto de la inversión final se acrecienta. Es lo que Keynes llama
el “multiplicador” económico.
 
Analizar la inversión pública y privada requiere además reflexionar sobre el efecto
del resto de las variables económicas. En particular, la tasa de interés juega un papel
muy importante para posibilitar nuevas inversiones, y a través del multiplicador,
más empleo. La relación entre la inversión y la tasa de interés es inversa: a menores
tasas de interés más crédito se puede transformar en inversión. En situaciones de
crisis, sin embargo, el contexto económico afecta negativamente los planes de los
inversionistas. El Estado, otra vez, puede tranquilizar a los mercados y si la tasa de
interés desciende suficientemente, eso puede producir la inversión necesaria para
reactivar la economía.
 
la obra consiste en un bocadillo (la introducción en el libro I) y en un postre al final
(las notas en el libro VI).
 
Los platos principales son los libros II, III y IV, dedicados a los conceptos teóricos,
a la propensión a consumir y a la inversión, respectivamente. El libro V es un
complemento, para poner a salvo a la teoría de explicaciones simplistas que ven en
el desempleo un producto de altos salarios o del nivel de precios.

https://www.slideserve.com/may/la-teor-a-general-de-jmk

https://www.slideshare.net/paulahidalgof/john-maynard-keynes-16582202/4

https://www.mindomo.com/es/mindmap/pensamiento-keynesiano-
f47d5dff58584a45b7a29d61ce77a826

Sinopsis de ENSAYOS DE PERSUASION


La obra Ensayos de persuasión, que pronto adquirió forma e identidad propias, se
consideró como una reunión de escritos dirigidos a una audiencia popular; además,
contribuiría a otorgar a Keynes la notoriedad entre el público general que ya
poseía entre los economistas. John Maynard Keynes (1883-1946), economista
británico, tuvo una influencia decisiva entre los teóricos, analistas y políticos de
gran parte del siglo XX. Asimismo, su papel resultó decisivo durante la Segunda
Guerra Mundial y sobre la inmediata posguerra.

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