Está en la página 1de 94

1

Jakembó Editores
Consejo Editorial: Cristino Bogado, Carlos Bazzano, Alexis Álvarez, Edgar
Cazal, María Eugenia Ayala y Montserrat Álvarez

2009
© Paulo Leminski
© Jakembó Editores
Primera edición noviembre 2009
Volumen III de la «Colección Poesía Brasileña»,

Colección editada gracias al apoyo de la Embajada de Brasil en Paraguay

Arte de tapa: Monxi


sobre un dibujo de Lemisnki, tapa de primera edición de Catatau
solapa: poema visual de Leminski
está en Kamiquase, dossier de Pop Box, revista virtual de São Paulo dirigida
por el poeta Elson Fróes.

ISBN 978-99953-910-0-3

Traducción al español de Ergo sum Paulus Lemisnki perro loko


Douglas Diegues de Caprichos & Relaxos (Caprixos& Relachos)
Apéndice: Carlos Riccardo & Reynaldo Jiménez
de Revista Tsé Tsé © dossier Leminski num 6, 1998, buenos aires
Fragmento de Catatau por Roberto Echevarren

Brasil 353 y 25 de Mayo


Piso 1 Depto D Edificio Dora I
Asunción – Paraguay
Fone: 0981-288124
Site: www.jakembo.com

Mail: jakembo@gmail.com

2
Ergo sum Paulus Leminski

Paulo Leminski

Traducción: Douglas Diegues et alia

Jakembó Editores

3
4
Perro Loko

5
de cómo
el polaco jan korneziowsky
se puso la persona/fantasia
de Joseph Conrad
y se convirtió en lord jim/ childe harold

6
de como
o polaco jan korneziowsky
botou a persona/fantasia
de joseph conrad
e virou lord jim/childe harold
um dia

7
cualquer dia de esos quero ser
um gran poeta ingles
del siglo pasado
decir
oh cielo oh mar o clan oh destino
luchar en la índia en 1866
y desaparecer en un naufragio clandestino

8
um dia desses quero ser
um grande poeta inglês
do século passado
e dizer
ó céu ó mar ó clã ó destino
lutar na índia em 1866
e sumir num naufrágio clandestino

9
contranarciso

en mi
veo yo el otro
y otro
y otro
en fin decenas
trenes pasando
vagones llenos de gente
centenas

el otro
que hay em mi
sos vos
vos
y vos

asi como
yo estoy en vos
yo estoy en él
en nosotros
y solo cuando
estamos em nosotros
estamos em paz
aun estando solos

10
11
el p
em el pequeño &
se esconde
yo sé por q

solo no sé
donde ni e

12
o p que
no pequeno &
se esconde
eu sei por q
só não sei
onde nem e

13
mismo
en la edad
de volverme
yo mismo

aun
confundo
felicidad
con este
nerviosismo

14
mesmo
na idade
de virar
eu mesmo

ainda
confundo
felicidade
com este
nervosismo

15
el soneto la crónica el acróstico
el miedo del olvido
el vício de encontrar todo optimo
y estos dias
largos dias como años
sí, pratico todos
los gêneros provincianos

16
o soneto a crônica o acróstico
o medo do esquecimento
o vício de achar tudo ótimo
e esses dias
longos dias feito anos
sim pratico todos
os gêneros provincianos

17
que me importa
mediodia y doce
el tempo que toque
em esos relojes

materia de tic tac


para mi ahora
son quatro menos quince
o dos y veintiuno

decinueve y deciocho
no
que once y media
solo mi corazón

18
que me importa
meio-dia e doze
o tempo que toque
nesses relógios

matéria de tictac
pra mim agora
é quinze pras quatro
ou duas e vinte e um

dezenove e dezoito
não
que onze e trinta
só meu coração

19
cuatro dias sin verte
y no mudaste nada

falta azúcar em la limonada

me perdi de mi amada

he nadado nadado nadado y todavia no he llegado

siempre el mismo poeta de bosta


perdiendo su tiempo com la humanidad

20
quatro dias sem te ver
e não mudaste nada

falta açúcar na limonada

me perdi da minha namorada

nadei nadei e não dei em nada

sempre o mesmo poeta de bosta


perdendo tempo com a humanidade

21
las flores
son mismo
unas ingratas

la gente las coge


despúes ellas se mueren
sin más ni menos
como si entre nosotros
jamás hubiera
habido vênus

(De Caprichos & Relaxos, Ed. Brasiliense; São Paulo; 1985;


traducidos al español salvaje por Douglas Diegues)

22
as flores
são mesmo
umas ingratas

a gente as colhe
depois elas morrem
sem mais nem menos
como se entre nós
nunca tivesse
havido vênus

23
espaciotiemponave para alice

frag
mentos
del naufrágio
de la vida

tirados
en la playa
de una tierra desconocida
por eso
apretarnos
tanto
juntarnos
tanto

juntos enfrentar
la noche
de los espacios interestrelares

24
25
dos locos en el barrio

uno pasa los dias


chutando postes para ver si prenden

el otro las noches


borrando palabras
contra um papel vacio

todo barrio tiene um loco


que todo el barrio trata bién
aun falta um poco
más para que lo sea también

26
27
mi corazón de polaco volvió

corazón que mi abuelo


trajo de lejos pa mi
um corazón esmagado
um corazón pisoteado
um corazón de poeta

28
29
Para libertad y lucha

entierrenme con los trotskistas


en la cueva comum de los idealistas
en donde están aquellos
que el poder no ha corrompido

entierrenme com mi korazón


a la vera del rio
en donde el hueso herido
há tocado la piedra de la pasión

30
31
nada fue
cuál lo soñado
pero fue bienvenido
como si todo
fuera lindo

32
33
Hoy el circo está em la ciudad
Todos me han llamado al celu
Hoy todo me parece uma pereza
estos días de inflar hamburguesa
Entre um triunfo y um waterloo

34
35
dia
dáme
la sabiduria de caetano
nunca leer diários
la lokura de glauber
tener siempre unca cabeza cortada por demás
la fúria de décio
nunca hacer versitos normales

36
37
tanta maravilla
maravillaría durar
aqui en este lugar
donde nada dura
donde nada pára
para ser ventura

[De polonaises]

38
39
el pauloleminski
es um perro loko
que debe ser muerto
a palo a piedra
a fuego a pistola
si no es bién capaz
el hijodeputa
hacer llover
sobre nuestra fiestichola

40
41
en la lucha de clases
todas las armas son buenas
piedras
noches
poemas

Nota del traductor


Este poema breve fue escrito originalmente em español por
Leminski

42
CATATAU (Fragmento)

Los antiguos abrían bueyes para ver un futuro en estructura de


tripa: ejércitos huyendo, granizo, ríos desbordados, gente
sangrando, espadas fuera de la vaina, cosechas, ciudades
quemadas. Más recientemente, corte algunos trozos para que
me admitieran en los círculos más próximos a las intimidades
de la vida. La ciencia llegó allí, se paró: fueron necesarios
cuchillos. Ya disequé un montón: la lama cortó por donde la
cabeza debía comprender, dividí los menudos para estar
contento. Adelanto que no hay bicho que yo entienda. Cuanto
más grande el ojo, más denso se vuelve, el oso hormiguero se
hormigueriza del todo: queriendo captar su verdad en un abrir
y cerrar de ojos y en un cambiar de lente, pescar en el aire. Pero
quizá no valga la pena. Ninguno vale un cuadrado, un círculo,
un cero. ¿Y a mí que me importa? De aquí a lo infinitamente
grande o a lo infinitamente chico la distancia es la misma, tanto
da, poco importa. Canta la máquina-pájaro, pasta la máquina-
tapir: caza la máquina-bicho. No soy máquina, no soy bicho,
soy René Descartes, por la gracia de Dios. Al enterarme de esto
me vuelvo entero. Fui yo el que fabricó esta selva: salgan de ella
puentes, fuentes y mejoras, periplos de indios bravos o alde-
huelas de Baviera. ¡Expendo Pensamientos y extiendo la
Extensión! Pretendo una Extensión pura, sin la escoria de
vuestros corazones, sin el menstruo de esos monstruos, sin las

43
heces de esas reses, sin la brutalidad de esas tesis, sin la bosta
de esas bestias. ¡Abajo las metamorfosis de esos bichos,
camaleones robando el color de la piedra!

Polvos en seco: en el huevo, ¿quién encontró primero al otro, un


ala parecida a un gajo o un tirón en busca de agasajo? No saben
qué hacer de sí mismos, los insectos toman la forma de la hoja:
¿Y la forma? ¡Cosas de la vida! ¡Venid a mí, geometrías, figuras
perfectas, Platón, abre el corral de arquetipos y prototipos;
Formas geométricas, embestid con vuestras aristas únicas,
ángulos imposibles, filos invisibles a simple vista, contra lo
bestial de estas bestias, sus barbillas barbudas, cuerpos
retorcidos, picos difíciles de explicar, cifras embarazadas de
mutaciones, ojos de rodaja de cebolla! ¡Venid, círculos contra
los osos hormigueros, cuadrados en lugar de tucanes, losanges
en vez de tatús, bienvenidos! ¡Mi ingenio contra esos ingenios!
¡La sed que se suma a la fe que hambrea! Me falta realidad.

Ahí cabalga la pereza más parecida a mí, pero no vence a la


arcilla humana, que sabe decir no. Desde los años más verdes,
me tentaron el eclipse y la economía de los esquemas. Eximio,
con la mayor habilidad para manejar ausencias, busqué apoyo
en los últimos reductos del cero. Fue la época en que más
prestigié el silencio, el ayuno y el no. La geometría. El casi no
pensar. El cuadrado es casi nada. Un círculo prácticamente
falta, traza una línea al borde del ocio: pensar un problema de
geometría es desviar de un vuelo sin decir pío. Para el
geómetra, el ser se reduce a la mínima nada. ¿Quién soy yo
para alterarlo? Esa araña geometriza sus caprichos en la Idea de

44
esa tela: enmarañada la fábrica de líneas y está esperando que le
caiga a ciegas un bicho: ahí trabaja, ahí cela, ahí descansa. Anda
por el aire, se sustenta del éter, obra a partir de la nada: no
vacila, no duda, no erra. Organiza el vacío por delante, palpa,
papa y palpita, resplandece en la nada donde se engasta y se
agarra de la alhaja en que pena, desierto de rectas donde la
geometría no corre riesgos pero es cagada. Esa desolación del
verde en este desierto atiborrado se está nutriendo de mis
hechos de armas y pensamientos. ¿Sabes con quién estás
hablando? Cultivé mi ser, me hice de a poco: me constituí.

Las letras me alimentaron desde la infancia, mamé en los


compendios y me abrevé en las nociones de las naciones.
Consulté índices y comparé episodios. Desaté el nudo de las
actas, manoseé manuales y saqueé tomos. Ojo nocturno y
diurno, empalmé las letras formando calles: tropecé en las
comas, caí en el abismo de las reticencias, yací en las cárceles de
los paréntesis, hice rodar las piedras de molino de las
mayúsculas, adelgacé el nudo gordiano de los signos de
interrogación, el florete de las exclamaciones me traspasó,
encallecí la mano hidalga pasando páginas. Por descifrar
enigmas fui un Edipo: por hacer rodar cogitaciones un Sísifo:
por multiplicar hojas en el aire un otoño. Entré en guerras y en
tolderías: asiduo en el atrio de las basílicas, crucé mares, me
encaramé al palo de los navíos, sobre el mármol de los palacios
y la cabeza de las cobras. Me quedo con Parménides, fluyo con
Heráclito, trasciendo con Platón, disfruto con Epicuro, me privo
estoicamente, dudo con Pirro y creo en Tertuliano, porque es
más absurdo. Linterna en mano golpeé a la puerta de los

45
volúmenes, mendigándoles un sentido. Y en la noche oscura de
las bibliotecas me iluminaba el cielo la luz de los asteriscos.
Maté uno a uno los bichos de la Biblia. Me dixit magister quod
ipsi magistri dixerunt: Thyphus degli Odassi, Whilem Van der
Overthuisen, Bassano di Alione, Ercole Bolognetti, Constantin
Huyghens, Bernardino Balde, Cosmas Indicopleustes, Roberto
Grosseteste et ceteri. Estoy en el latín como esos bichos en casa
de fieras, golpeo la cabeza contra las paredes, camino de muro a
muro, sumando millas. Diviso. Me senté a la mesa de los
notables, acompañé a varones insignes, así soy yo, nacido y
hecho. Un hombre hecho de armas y de pensamientos. Mis
virtudes, coartadas, inmunidades y potencias: la náutica, la
cinegética, la haliéutica, la poliorcética, la patrística, la didas-
calia, el pancracio, la exégesis, la heurística, la ascesis, la óptica,
la cábala, la bucólica, la casuística, la propedéutica, fábulas,
apoteosis, partenogénesis, exorcismos, soliloquios, panaceas,
metempsicosis, jeroglíficos, palimpsestos, incunables, labe-
rintos, bestiarios y fenómenos. Me curvé con ceremonia ante
reyes y damas. La piedra de los templos me hirió en la rodilla
derecha, horas mías en el oro de relojes perfectos. Me incliné
sobre libros a ver pasar ríos de palabras. Todos los ramos del
saber me cautivaron, Sebastián flechado por las dudas de los
autores. Navegué con fortuna entre la higiene y el bautismo,
entre el catecismo y el escepticismo, la idolatría y la icono-
clastia, el eclecticismo y el fanatismo, el pelagianismo y el
quietismo, el heroísmo y el egoísmo, la apatía y el nerviosismo
y emergí incólume frente al sol naciente de la buena doctrina,
entre el precipicio y su borde. Sin haber renunciado aún a los
brincos en que la infancia consume sus días, me di al florete, lo

46
juegos de espada me absorbieron del todo. Extenué a maestros
duchos en tal arte. Mi pensamiento afilaba láminas día y noche,
trabajaba posturas y estocadas, desgarrado en una maraña de
espadines, un florete recogió las flores del aire. Habité
aposentos diversos del palacio de la espada. El primer florete
esgrimido exhibe el peso de todas las confusiones, el onus de
un huevo, estertores de bicho y una lógica que adivinan cinco
dedos. En los florilegios de las posturas de las primeras
prácticas, Vuestra Merced es bueno. La espada se da, la mano
florece naturalmente en florete, primavera a flor de piel. Pero
de repente el florete vira y te muerde la mano. Nada más
incierto; Vuestra Merced se pierde en un laberinto de
oposiciones, tajos, punzadas, deposiciones, puntos y formas. A
partir de ahí lo menos que puede suceder es que uno se dé
vuelta y arroje lejos el florete: se abre un abismo entre la mano y
la espada. Sin embargo hay que mantenerse firme. Muchos se
echan atrás, pocos perseveran. Vencido este lance comienza la
verdadera práctica. Es la segunda morada del palacio: muchos
trabajos, poco consuelo. Pero entonces el florete ya es un
instrumento. Largo, se prolonga. Un día, lejos de la espada, la
mano se contorsiona al comprender y toca la primera punta del
filo, la Lógica. Vuestra Merced ya es de la casa, admitido a la
cuarta morada. La conversación con el estilete ya es sin
reservas. Lo característico de esta morada es el menguado
pensar: una geometría de mínimo discurso. La mano sostiene la
espada como si fuera un huevo, dedos tan flojos que no lo
quiebren y tan firmes que no caiga. De que Vuestra Merced y la
espada contemplan el mismo destino, usted se entera: entero
está ahora. Aquí se multiplican los corredores, ¿quod vitae

47
sectabor iter? Al no pensar en mi persona elegí mal: di en
pensar que yo era una espada sin entender que precisaba de
ella. Las luces del entendimiento parpadeaban. Pero el remedio
para mis males no estaba lejos. Redacté el tratado de estima en
que expuse los resultados de mi industria. Pero al escribir, dejé
de entenderme a mí mismo en aquella artimaña. Entonces, ya
que me encontraba en edad del servicio militar, puse mi espada
al servicio de los príncipes gemelos, y de los Heeren XIX (1) de
la Compañía de las Indias. Pero arrojé los floretes para empuñar
la pluma. Porfían discretos: si la flor o la pluma nos autorizan
mejor a las eternidades de la memoria. Hoy ya no florecen en
mi mano. Hice números con el cuerpo y fue esgrima, números
con las cosas y fue ciencia, números con el verbo y fue poesía.
Anclé la cabeza llena de humo en el mar de este mundo de
humos donde moriré de tanto mirar. ¿Jugar duele? Aunque los
charlatanes se batan acalorados, hoy en día ya no existe la
guerra, que así mal llamo a esas prestaciones de mercenarios
cuya bravura se compra por diez centavos y vale diez centavos.
Ni a ese conjunto cada vez más mayor de gente que, venciendo
combates más por el número que por el denuedo o los altos
compromisos, llamaré guerrero. ¿Acaso ese concurso de caño-
nazos no borró el dibujo de los blasones, insignias y divisas en
un báratro de estrépitos donde se confunden las personas, las
cualidades y los estados? Me alegra recordar un caso digno de
ser recordado para que la pluma y la tinta lo libren de los azares
de la memoria en un sitio más seguro: en una carta. Buen
combate combatí en Hungría, en los tumultos de la sucesión del
Palatinado. Un cuerpo de hidalgos, todos del mayor mérito y
más alto nacimiento, topó con nosotros al comienzo de una

48
planicie magiar. Por nuestra parte, CCCXIII, todos de pro.
Mediríamos nuestras armas, estipulado el uso sólo de blancas.
Ahí se hicieron primores de proezas. Mucho escribí desde
entonces, y si por mucha pluma naciese un pájaro ya hace
tiempo habría volado de mi mano derecha. Si las letras del
escrito marchitan las flores vivas del pensamiento, el alfabeto
lapida los estertores de las aristas de los sentidos: el arte gráfico
cristaliza el manuscrito en arquitectura de signos, pensamiento
en superficie mensurable, raciocinio ponderado, muriendo
gradualmente desde los esplendores agónicos del pensar vivo
hasta las obras completas. Máquinas he visto increíbles: espejo
ustator, la eolipila de Athanasius Kircher. La luz de los cirios y
candelas es captada por un cono e incide en un círculo de vidrio
con diseños a manera de zodíaco mientras el haz despliega una
imagen sobre una pared blanca: el Padre Athanasius acciona
una rueda para dar vida al movimiento, las almas agitan sus
brazos frenéticos entre las llamas del infierno o los elegidos
giran en torno al Padre – la linterna mágica introduce las
sombras de la caverna platónica. ¿Qué decir del artefacto de un
llamado Pascal, cuya sola mención es maravilla y pasmo de las
gentes? A pedido de la Academia de Ciencias manejé una y otra
vez el laberinto de piezas y menudencias que apretadas con los
dedos calculan con todos los rigores del escrutinio: experimenté
su eficacia un día entero y no se equivocó ni siquiera una vez.
¡Tiempos bizarros éstos en que una máquina poco mayor que
una caja de música ejerce las operaciones del entendimiento
humano! El reloj de Lanfranco Fontana es uno de los logros
máximos de los intelectos de esta época que construye qui-
meras: no contento con mostrar y dar las horas, acusa el

49
movimiento de los planetas y adivina eclipses. Lidié con la
obstinación de la aguja magnética que persigue el meridiano
hacia el Norte. Otras cosas callo, de las variadas que temo un
día nos cerquen, para no alarmar al mundo. Considerando este
cuerpo como una máquina, Leonardo, aquél ingenio tan agudo
y artífice sutilísimo, ¿no compuso acaso un autómata
semoviente a la manera de los humanos? Vendrá el día en que
se erijan altares a un dios-máquina: Dios, la máquina de una
sola pieza. Estos monstruos hacen cualquier cosa con las
máquinas de que hablo: ¿cuál es el propósito de estas retorcidas
arquitecturas? ¿Provocar pasmo maravilla, o risa? El perdido
busca a una persona perdida años atrás; ¿va a encontrarla?
¿Cómo era el nombre de aquel río del que decían horrores
acerca de la amnesia que producía a la hora en que se bebía su
agua? No me acuerdo ¿de veras? ¡Qué bien, mamá, mira, soy
huérfano! Lo que desaparece no se enmohece. Dejo atrás un ser
perfecto al desafiar de frente estos bichos: repto. No cambio mis
engendros por ningún oro del mundo: los dejo en un letargo
analgésico raramente interrumpido por accesos de furia
asesina. Saltan desde las columnas de Hércules a las colinas de
miércoles, ¡sólo por encontrar dónde nacen las espirales! Aquí
ningún procedimiento es despreciable. En Venecia, cuando, les
da por vengarse por bien o por mal, ¡facecias! La china amuralla
la aldea. Coreas ciertas del ritmo interfuturo traen a flor de ojos
el temor de una tregua. Pero surjo y me corrijo: supero el
sacudimiento bautismal. Tengo el sueño leve, leve, el único
sueño que tengo. Me libra y me alivia y me lleva en medio de la
mejor hora de la fiesta, juego en curso y ludo en carrera, una
viruela de colores pesa y levita, herida leve, apuesta ágil. El

50
campeón del usucapión venció el huso de los abismos por
cansancio y por abuso de cismas. ¡Mala señal cuando la cabeza
piensa y el dueño no quiere! ¿Quién se mide conmigo? ¡Qué no
intervenga quien no fue llamado a meterse! Un ojo solo basta a
quien ve tanto. ¿Quién me va a agujerear? Estas zonas pro-
ducen el calor que acaba en el interior de las ballenas. ¿Es canto
de cigarras o de sirenas? Me sacan del hueco de este día de
sombras que me acosan con lágrimas en los ojos y cera en los
oídos. El cuerpo se arquea de dolor, olor, sonido y luz, me
debato en una penumbra de perfume, a punto de abarcar el
conjunto en una conferencia única se ruega a los internos
interesarse por lo encontrado. Es propio del alimento corporal
que al alimentar pierda el sabor que deja en la boca pero los
frutos de esta tierra son la castaña de cajú, la pasionaria y los
ananás, no pasan por la glotis, carcomen la úvula y se pegan a
la garganta. De saporibus et de coloribus en mi imaginación…
Las cosas se deslizan, se transforman sin salir de su lugar: el
peso, riguroso con los otros, complaciente con los suyos,
permitiéndose a sí mismo liviandades de todos los quilates. El
pesadísimo pedazo caló toda su pesada tara y tarea en el peaje
de un no ¡aún más leve que el aire, más que él, oro levísimo!
Ningún lugar contiene el peso de todo, físico, mecánico, porque
ninguna variedad se podría introducir allí: desgaste continuo
hasta un colapso que precipitaría el orbe quién sabe dónde. Ese
lugar existe, no puedo adelantar nada más sobre lo que me
lleva la delantera en gravidez.

Está tan pesado que no lo puedo levantar, hágase más leve,


leve, más, que lo voy llevando. El calor y los mosquitos rumian

51
el pensamiento. La mierda del suelo se filtra por la flor de los
perfumes del aire, fragancia flagrante. Mi pensar se pudre entre
mameyes, cajas de azúcar y flores de borraja, mudanzas
rapidísimas, absurdos instantáneos, lapsos relapsos, trepi-
daciones relámpago, más breve, monstruo, su excelencia
recientísima, tan reciente que es casi presente y sin serlo irá más
allá, porque va yendo con más ímpetu, pupilo en la pupila de
los ojos de su ministro. La cabeza duerme en un teorema
comiendo ananás, despierta con la boca llena de hormigas.
Cuando el asombro ya es comienzo de eternidad receta una
hierba, recita y resucita un fantasma para atormentar la
duración que le es debida. El pensamiento se extravía en la
órbita de esa canícula cancelada por un cáncer. ¡Aquí la
sustancia humana nada pensante, pesando lo que tiende de
pensil! Ahí en al torre Marcfravf, Goethuisen, Usselincx,
Barleus, Post, Grauswinkel, Japikse, Rovlox, Eckhout (2)
coleccionan y correlacionan en vitrinas de vidrio los bichos y las
flores de este mundo. Pero ¿no advierten que deberían pinchar
al Brasil entero con un alfiler bajo el vidrio? Puedo engañarme,
lo que nadie puede es engañarse en mi lugar. Se reúne el
Consejo Secreto de Maritius: los negros conspiran, avanzan
quilomberos, atacan a las ges, invierten brasileros, cae el precio
del azúcar, ¿o qué? ¿La ge? ¿La equis? No. Discuten especies y
especimenes de flora y fauna, maneras locales de decir,
posiciones de astros. Dos pesos entran por un ojo: el cero
absoluto y la inmaculada concepción – dos medidas salen por el
otro: movimiento continuo y destino. La unidad de medida
será, en lo que respecta a las ponderaciones, la ceniza que
resulta de la quema de tres gajos grandes del árbol bungue –

52
encontrado en Ceilán una vez en la vida y otra en la muerte –
recogidos en el día del trigésimo aniversario de la precipitación
de sus semillas. En cuanto al criterio adulto, esperemos defi-
nirlo según los inescrutables designios de una asamblea de
sabios en permanente inminencia de hacerlo. En lo que se
refiere a la extensión, tómese por unidad la distancia que separa
a los implicados en la santísima trinidad. El tiempo será
dividido por las pautas entre un latido del corazón y el ataque
de un arquero persa de veintiocho años, veterano de todas las
batallas aún por venir, recogido por sorpresa por una mano en
masa de mandioca rallada que nunca faltó al encuentro con su
de repente, cayendo en peso sobre el pelo invariablemente
dotada de la velocidad que tiene para ir desde la segunda
ventana del palacio de Mauricio hasta la corola del tulipán de
tres lunas, la primer pluma que cae de la cauda del ave
ualcatúa, que algunos entretanto sostienen que no pasa de una
leyenda no piadosa de las islas Macarias, motivo de escarnio en
todos los archipiélagos circunvecinos. Una parasanga son tres
mil palmos, cada palmo veinte dedos, cada dedo seis uñas, cada
una una ceja levantada frente a un cilio, cada ceja dos pelos de
cilicio, cada silencio un ostensorio: una paranga. Más detalles
en la portería. Discute y argumenta Bizancio, ¡enemigo en
puerta! ¿Cuántos ángeles en la punta de una aguja? ¿Quién
metió la linterna en el culo del acomodador? ¿Cuántos insectos
en una cacerola? ¿Cuántas flechas en tu cuerpo? Están
comentando en los circumpélagos, fluctúa a lo largo del curso
del flujo. El recurso es volver corriendo, la conversación
recomienza y se atrasa, ¡mis condescendencias a título de
condolencias! La velocidad de la lógica supera el límite del

53
lenguaje, ¿detrás del lenguaje y enfrente de qué? Todo es igual
al eco ¡sólo falta equiparar! Puedo ser inútil si me vendo claro,
pero entiendo, y entendiendo me vuelvo entendedor de
semicorcheas y de colmenas plenas. Quién da qué hablar, ¿no
da para hacer lo mismo? En un primer relajamiento se algebriza
de arriba abajo. Seguidamente sucede sin conformidad. Árboles
acuáticos, viveros soleados, un aura mínima, cosas deli-
cuescentes o momentáneas, números y leyes de uno y otro día.
El jazz pone en peligro el destino del clan. Como yo soy, así
queda, en piedra. Quien lo hizo, en otro lugar adelanta audi-
ciones. Sucede conforme o adrede. Insiste, siempre. Se preserva
de lo real en una turris ebúrnea: lo real va llegando, está por
llegar ¡es lo que adviene! Vrijburg se defiende: ¡defiéndanse,
vrijburgueses, el cerco aprieta, ajusta de cerca, alerta, alarde,
alarma, atalaya! Todo tiro es susto, todo humo espanto, todo
cuidado – poco caso. Se ve entre los negros de los quilombos, en
las naves de carcamanes, en la cara de estos bichos: basiliscos
brasileros queman la caña, entre las llamas desfilan los
pendones. Caerás, torre de Vrijburg, con gran ruina. Paseo entre
cobras y escorpiones mi calcañar de Aquino, caminar de
Aquiles. Y de esa torre de Babel, orgullo de Marcgravf y Spix,
no quedará piedra sobre piedra, vendrá el matorral sobre la
piedra y la piedra a la espera de una tregua se pudre y se
vuelve hiedra la piedra que era… La confusión de las lenguas
no deja margen para que el río de las dudas bañe de oro y de
verde las esperanzas de los planes de todos nosotros: las tablas
de eclipses del Marcgravft no están de acuerdo con las de
Grauswinkel; Japikse piensa que es macaco el ahí que Rovlox
dice fruto de los coitos rabiosos de Toupinambaoults y de osos

54
hormigueros; Grauswinkel, perito en las mañas de los cuerpos
celestes, en las manchas del sol y otras rarezas uránicas es un
lunático; Spix, cabeza de selva, donde un aiurupara está posado
en cada embuayaembo, una aiurucuruca, un aiurucurau, una
aiurucatinga, un papagayo, una cigüeña, una tuitirica, un arará,
un araracá, una araracá, un araracauga, una ararauna; ¡en cada
gajo del catálogo de caapomonga, caetimay, taioia, ibabiraba,
ibiraobi! ¿Vivero? ¡Eso está muerto del todo! Por ellos, los
árboles ya nacían con el nombre en latín sobre la corteza, los
animales con el nombre en la frente según la moda que lanzó la
bestia del apocalipsis con una décima periódica por diadema,
cada hombre ya nacía con un epitafio escrito en el pecho, los
frutos brotarían con el recetario de sus propiedades, virtudes y
contraindicaciones. Éste es emético, este diurético, éste es anti-
séptico, laxante, dispéptico, astringente, esto es letal. Abaris
cantó el viaje de apolo al país de los hiperbóreos, mientras el
dios lo contemplaba bajo el tirocinio de su vaticinio y la flecha
en la cual volaba. El reloj de sol en este caso es cera que se
derrite, rechaza la honra de marcar las horas, la mierda de la
pereza nos entierra en arena movediza… Hasta aquí,
Marcgravf; sed ego contra: Grauswinkel, Rovlox, spix, vuestro
reino no es de este mundo, vuestra patria no es Germania ni
Bavaria. ¡Tu reino es el reino animal, rey: el león; tu reino es el
reino vegetal, reina: la rosa; tu reino es el reino mineral, rey: el
oro! Desbarranca la torre con su corona de sextantes y
astrolabios hasta el último burgo de casas. Da para seguir pero
nadie que leas hace lo que dice. De la multitud de pueblos se
levanta un prolongado gemido confirmando lo que decían
acerca del sueño del rey sus jefes. Por aquí no pasó, si cayera,

55
no pasaría más allá del suelo. ¡Con cuántos palos se fabrican las
canoas atlánticas! Si su navegar casase con la mujer al acaso, el
descanso criaría raíces remontando la más alta antigüedad
como un autóctono pero las lenguas estilingües dieron ejemplos
y mantuvieron las tablillas auténticas. ¿Qué adivino? El mayor
ampo del astro del zodíaco de Antyczewsky…Enfréntalo con
naturalidad. La naturaleza no permite que el genio de la lluvia
se equivoque, moja a grandes y chicos, a secos y a mojados,
moja lo exacto y lo impreciso y, si de duda mucho, hasta esta
misma cuestión. Sí, ahorita, una garúa orinada. En un universo
impreciso es preciso ser inexacto, decir siempre casi antes de lo
dicho: “casi murió” por “lo entierran hoy”; “casi llueve” por
“après moi, le dèluge”, “casi del todo” para decir que se la
metió entera. Miríadas de sones persiguen torbellinos de
heliotropos por dentro de los cruzamientos de las cosas: respiro
en esa luz un aire detenido, respiro y habiendo respirado en la
rueda de ese giro paso y reparo. Cuando ya nos hayamos ido,
¿el cáncer de Brasilia engullirá todo o el núcleo de orden de la
geometría de esas jaulas prevalecerá? Troya caerá, cayó
Vrijburg. Lo real lleno de caries va llegando. Jamás se vio cosa
igual: ningún fraude lo frustra. ¡Nada obsta el proyecto de la
primera materia, ninguna carrera lo impide ni hay barrera que
lo detenga! La vida se vuelve la vía. Los monstruos adulteran
las vías a fuerza de tachaduras. Los bichos se burlan de los
sabios: montan una pieza más perfecta que el laboratorio de la
torre de cuyas efemérides es la réplica en efigie. Todo lo que el
macaco tiene que hacer es legitimar los duplicados: la retentiva
de un papagayo perpetúa todos los recorridos de un tatú que
examina raíces en las convexidades de la tierra, la lengua del

56
oso hormiguero absorbe hormigas que observan atentas todas
las fases de la operación. La cobra escruta la recurva de las
lupas. ¿Cómo llegué a pensar en esto? ¡Esta arquitectura no se
justifica! La penumbra de la pereza pesa peñascos en los
platillos de balanza de mi entendimiento, dormir con el rumor
del azúcar que hincha los tallos de las cañas, despertar con el
sostenido cascabeleo de las cobras. Lamparones de haces
explotan entre las frutas, racimos de insectos y hernia. Cada
marca cada vez más cerca se acerca a mi infarto, el peso
impulsa cada óbice. La araña lleva de aquí para allá el tiempo
que me tomó lograr el tenor de semejantes teoremas. Doy por
perdido aquél instante, piedra preciosa del tesoro de las
cronologías. Al fumar, la boca se llena de tierra, y la cabeza de
un agua quieta. Ni una sombra de duda se refleja en el punto en
blanco de mi mirabilis fundamentum que no sea indicio de la
irrupción de nuevas realidades. ¿Qué signos abrieron las
cortinas que separaban mis métodos de las tentaciones de los
dioses de estos parajes? Para probarlos en esa piedra de toque,
mi pensamiento-de-choque golpea esa piedra, y el eco es ecua-
ción, mismidad y cotejo. Retrata, devuelve, y confiere: carniza
de Narciso. ¿Sabe Fas lo que pensé? Sé sé. ¿Vas intentar lo que
no consigo? Sigo. ¿Garanto y no niego? Eco. Como resulta
patente, no se pude confiar siquiera en este subproducto de las
ausencias.

(1) Nassau era del signo de Géminis. Los Heeren XIX eran la asamblea
suprema de la Compañia de las Indias Occidentales.
(2) Sabios y artistas que viajaron al Brasil con Nassau. La Torre era una mezcla
de museo y de observatorio astronómico, donde Marcgravf describió el
primer eclipse solar visto en el B

57
Os antigos abriam bois para ver futuro em estrutura de tripa exércitos
em fuga, granizo, rios na cheia, gente sangrando, espadas fora das
bainhas, colheitas, cidades Incendiadas. Mais recente, separei em
pedaços para me admitirem nos círculos mais chegados às intimidades
da vida. Ciência é isso, chegou ali, parou: facas foram precisas. Já
dissequei muito: a lâmina cortou —onde a cabeça devia entender, dividi
em miúdos para me dar por satisfeito. Adianto que não há bicho que eu
entenda. Maior o ôlho, mais denso fica, o tamanduá se tamanduiza
com tôda a fôrça: querendo captar sua verdade num piscar de ôlho e
num cambiar de lente, apanhá-lo na primeira. Talvez, porém, não vale
a pena. Nenhum vale um quadrado, um círculo, um zero. E a mim que
me interessa? Daqui ao infinitamente grande ou ao infinitamente
pequeno, a distância é a mesma, tanto faz, pouco me importuna. Ali
canta a máquina-pássaro, ali pasta a máquina-anta: ali caga a
máquina-bicho. Não sou máquina, não sou bicho, eu sou René
Descartes, com a graça de Deus. Ao inteirar-me disso, estarei inteiro,
Fui eu que fiz êsse mato: saiam dêle, pontes, fontes e melhoramentos,
périplos bugres e povoados batavos. Eu expendo Pensamentos e eu
extendo a Extensão Pretendo a Extensão pura, sem a escória de vossos
corações, sem o mêstruo desses monstros, sem as fezes dessas reses,
sem a besteira dessas teses, sem as bostas dessas bêstas. Abaixo as
metamorfoses dêsses bichos, - camaleões roubando a côr da pedra
Polvos no sêco: no ôvo quem deu antes no outro, uma asa na linha do
galho ou um pulo em busca de agasalho? Não sabem o que fazer de si,
insetos pegam a forma da fôlha; mimeses. E a forma? Coisas da vida
Vinde a mim, geometrias, figuras perfeitas, - Platão, abri o curral de
arquétipos e protótipos; Formas geométricas, investi com vossas
arestas únicas, ângulos impossíveis, fios invisíveis a ôlho nu, contra a
besteira dessas bêstas, seus queixos barbados, corpos retorcidos, bicos
embaraçosos de explicar, chifres atrapalhados por mutações, olhos em
rodela de cebola! Vinde círculos contra tamanduás, quadrados por
tucanos, losangos ver tatus, benvindos! Meu engenho contra êsses

58
engenhosl A sêde que some fede que fome! Falta-me realidade. Lá
cavalga preguiça quem se parece mais comigo, mais não pôde a argila
humana. Apenas alguém que sabe dizer não. Desde verdes anos,
tentaram-me o eclipse e a economia dos esquemas. Exímio dos mais
hábeis nos manejos de ausências, busquei apoio nos Últimos redutos
do zero. Foi a época que eu mais prestigiei o silêncio, o jejum e o não.
A geometria. Quase não pensar; Quadrado é quase nada. Um círculo
pràticamente falta, traçar uma linha beira o ócio: pensar um problema
de geometria é desviar dum vôo sem dar um nulo pio. Quando
geômetra, ser se reduz ao que há de mais nada. Quem sou eu para
mudá-Io? Essa aranha geometrifica seus caprichos na Idéia dessa teia:
emaranha a máquina de linhas e está esperando que lhe caia às cegas
um bicho dentro: a trabalha, a ceia, a folga. Caminha no ar, sustenta-
se a éter, obra de nada: não vacila, não duvida, não erra. Organiza o
vazio avante, apalpa, papa e palpita, resplandecente no nada onde se
engasta e agarra-se pela alfaia em que pena, deserto de retas onde a
geometria não corre riscos mas se caga. Esta desolação do verde neste
deserto cheio está se prevalecendo de meus feitos de armas e
pensamentos. Você sabe com quem está falando? Cultivei meu ser, fiz-
me pouco a pouco: constitui-me. Lêtras me nutriram desde a infância,
mamei nos compêndios e me abeberei das noções das nações.
Compulsei índices e consultei episódios. Desatei o nó das atas,
manuseei manuais e vasculhei tomos. Olho noturno e diurno,
palmilhei as lêtras em estradas: tropecei nas vírgulas, caí no abismo
das reticências, jazi nos cárceres dos parênteses, rolei a mó das
maiúsculas, emagreci o nó órdio das interrogações, o florete das
exclamações me transpassou, enchi de calos a mão fidalga torcendo
páginas. Em decifrar enigmas, fui Edipo; enrolar cogitações, Sísifo; em
multiplicar fôlhas pelo ar, outono. Frequentei guerras e arraiais;
assíduo no adro das basílicas, cruzei mares, pisei o pau dos navios, o
mármore dos paços e a cabeça das cobras. - Estou com Parmênides,
fluo com Heráclito, transcendo com Platão, gozo com Epicuro, privo-
me estòicamente, duvido com Pirro e creio em Tertuliano, porque é
mais absurdo. Lanterna à mão, bati à porta dos volumes mendigando-

59
Ihes o senso. E na noite escura das bibliotecas iluminava-me o céu a
luz dos asteriscos. Matei um a um os bichos da bíblia. Me dixit
magister quod ipsi magistri dixerunt: Thyphus dégli Odassi, Whilem
Van der Overthuisen, Bassano di Alione, Ercole Bolognetti,
Constantin Huyghens, Bernardino Baldi, Cosmas I ndicopleustes,
Robert Grosseteste et ceteri. Estou em lati m como êsses bichos na casa
de feras, bato a cabeça nas paredes, caminho de muro a muro somando
milhas. Diviso. Sentei-me à mesa dos notáveis, particularizei a
companhia de varões insígnes, isso tal eu mesmo nato e feito. Um
homem feito de armas e pensamentos. Minhas virtudes, alíbis,
umanidades e potências: a náutica, a cinegética, a haliêutica, a
poliorcética, a patrística, a didascália, o pancrácio, a exegese, a
heurística, a ascese, a ótica, a cabala, a bucólica, a casuística, a
propedêutica, fábulas, apoteoses, partenogêneses, exorcismos,
solilóquios, panacéias, metem psicoses, hieroglifos, palimpsestos,
incunábulos, labirintos, bestiários e fenômenos. Cerimônias me
curvaram ante reis e damas. A pedra dos templos feriu-me o joelho
direito. Horas minhas no ouro de relógios perfeitos. Debrucei-me sôbre
livros a ver passar rios de palavras. Todos os ramos do saber humano
me enforcaram, sebastião flechado pelas dúvidas dos autores. Naveguei
com sucesso entre a higiene e o batismo, entre o catecismo e o
ceticismo, a idolatria e a iconoclastia, ecletismo e o fanatismo, o
pelagianismo e o quietismo, entre o heroismo e o egoismo, entre a
apatia e o nervosismo e sa incólume para o sol nascente da doutrina
boa, entre a aba e o abismo. Mal emerso dos brincos em que consome
puerícia seus dias, dei-me ao florete, os exercícios da espada
absorviam- me inteiros. Mestres suguei escolados na arte. Meu
pensamento laborava lâminas dia e noite, posturas e maneios,
desgarrado numa selva de estoques, florete colhendo as flôres do ar.
Habitei os diversos aposentos das moradas do palácio da espada. O
primeiro florete que te cai na mão exibe o peso de tôdas as confusões, o
ônus de um ÔVO, estertores de bicho e uma lógica que cinco dedos
advinham. Nos florilégios de posturas das primeiras práticas, Vossa
Mercê é bom. A espada se dá, sua mão floresce naturalmente em

60
florete, primavera à flor da pele. Todavia de repente o florete vira e te
morde na mão. Não há mais acerto; Vossmercê não se acha mais
naquele labirinto de posições, talhos, estocadas, altabaixos, pontos e
formas. Passa-se a onde o menos que acontece é o dar-se meiavolta e
lançar de si o florete: abre-se um abismo entre a mão e a espada. Agora
convém firmeza. Muitos desandam, poucos perseveram. Vencido êste
lanço, a prática verdadeira começa. É a segunda morada do palácio:
muitos trabalhos, pouca consolação. A( o florete já é instrumento.
Longo dura. Um dia, longe da espada, a mão se contorce no seu
entender e pega a primeira ponta do fio, a Lógica. Vosmecê já é de
casa, acesso à quarta morada. A conversação com o estilete é sem
reservas. O próprio desta morada é o minguado pensar: uma
geometria, o mínimo de discurso. Tem a mão a espada como a um ôvo,
os dedos tão frouxos que o não quebrem e tão firmes que não caia. De
que o mesmo destino contempla vomecê e a espada - você se inteira:
inteiro está agora. Aqui se multiplicam corredores, quod vitae sectabor
iter? No concernente à minha pessoa, escolhi errado: dei em pensar
que eu era espada e desvairar em não precisar dela. As luzes do
entendimento bruxuleavam. Não estava longe a medicina dos meus
males. Compus o papel de esgrima em que meti a palavreado o
resultante de minha indústria passada. O texto escrito, não mais me
entendi naquela artimanha. Em idade de mil ícia pus então minha
espada a serviço de príncipes, - êste gêmeos e os Heeren XIX da
Companhia das Índias. Larguei de floretes para pegar na pena, e
porfiam discretos se a flor ou a pluma nos autorizam mais às
eternidades da memória. Hoje, já não florescem em minha mão. Meti
números no corpo e era esgrima, números nas coisas e era ciência,
números no verbo e era poesia. Ancorei a cabeça cheia de fumaça no
mar deste mundo de fumos onde morrerei de tanto olhar. Julgar dói?
Arapongas batam ferros no calor, no presente, já não há mais guerra,
que assim não chamo a esses préstimos de mercenários cuja bravura se
compra a dez tostões e dez tostões vale. Nem a essa cópia cada vez
maior de gente que vencendo combates mais pelo número que pelo
denodo ou altos cometimentos - chamarei guerreiro. Êsse. concurso

61
todo de bombardas por ventura não borrou as linhas dos brasões,
insígnias e divisas, num báratro de estrépitos onde se embaralham
pessoas, qualidades e estados? Folgo em lembrar um caso digno de
porvir que convém a pena e a tinta arrebatem-no dos azares da
memória para a carta, sítio mais seguro. Bom combate combati na
Hungria, indo aos tumultos da sucessão do Palatinado. Um corpo de
fidalgos, todos do maior mérito e nascimento, topou conosco no abrir
da planície magiar. De nossa parte, CCCXIII, tudo de pró.
Mediríamos armas estipulando o uso tão só de brancas. Primores de
proezas se fizeram aí. Muito tenho escrito desde então, e se por muita
pena se virasse pássaro já há muito teria voado embora minha mão
direita. As letras do escrito murchando as flores vivas do pensar, o
alfabeto lapida os estertores das arestas dos sentidos: a arte qráfica
cristaliza o manuscrito em arquitetura de signos, pensamento em
superfície mensurável, raciocínio ponderável, assim morrendo em
degraus, dos esplendores agônicos do pensar vivo até as obras
completas. Máquinas vi incríveis: o espêlho ustator, a eolipila de
Athanasius Kircher. A luz de círios e candeias um cone capta a incidir
num círculo de vidro com desenhos à maneira de zodíaco, o feixe de luz
desenrolando a imagem por sobre uma parede branca: Padre
Athanasius aciona a roda para dar vida ao movimento, almas agitam
braços frenéticos entre as chamas do inferno ou os eleitos giram em
torno do Pai, - lanterna mágina a coar sombras na caverna platônica.
Que dizer da engenhoca daquele tal de Pascal, cuja só menção é
maravilha e pasmo das gentes? A pedido da Academia de Ciências,
submeti submeti o labirinto de peças e miuçalhas que dedilhadas
calculam, a todos os rigores do escrutínio: experimentei-lhe a eficácia
todo um dia e não se enganou uma só vez. Bizarros tempos êstes em
que uma fábrica pouco maior que caixinha de música faz o ofício do
entendimento humano! O relógio de Lanfranco Fontana está entre os
dédalos máximos os intelectos dessa era quimerizando puderam
arquitetar: não contente em mostrar e soar as horas, acusa o
movimento dos planêtas e adivinha eclipses. Lidei com a obstinação da
agulha magnética contra o Norte, perseguindo um meridiano. Outras

62
calo para não alarmar o mundo das várias que temo um dia nos
cerquem. Máquina considerado este corpo, aquele engenho tão agudo
quanto artífice sutilíssimo não compôs um autômato semovente à
maneira de humano? Dia virá em que se ponham altares a um deus-
máquina, - Deus, a máquina de uma só peça. Estas bêstas fazem
qualquer coisa das máquinas de que fala: qual a finalidade destas
arquiteturas tortas? Provocar-me pasmo, maravilha ou riso? Perdido
procura a pessoa perdida anos atrás, sê-Io-ás? Como era mesmo o
nome daquele rio de quem diziam horrores da amnésia que dava na
hora da senha, bebida sua água? Não brinca ... Mesmo? Que bom,
mamãe, olha qui, estou órfão! Quem vai embora, não embolora. Para
trás, deixo um ser perfeito no desafio da cara dêsses bichos: repto. Não
interpresto meus monstros por nenhum ouro dêste mundo: coloco-os
numa letargia analgésica raramente interrompida por acessos de fúria
assassina. Se manifrustram das colunas de Hércules às colinas de
Miércoles, só procurar bem nos ortos dos espiridiões! Aqui não tem
meios de repugnância. A Veneza, Quando lhe dá na vendeta, por bem
ou por mal - fazeja. A China mura a aldeia. Coréias certas no ritmo
interfuturo, trazendo aos olhos o temor da treva. Surjo e já me corrijo:
supero o frêmito batismal. Tenho o sono leve, leve o único sonho que
tenho. Me livra e me alivia e me leva no meio da melhor hora da festa,
jôgo em curso e ludo na carreira, uma varíola de côres pesa e levita,
ferimento leve, pondo maneiro. O campeão do usucapião venceu o uso
de abismos pelo cansaço e pelo abuso de cismas. Mau sinal quando él
cabeça pensa o que o dono não quer! Alquém para se medir comigo?
Não se mexa quem não foi chamado a que se meta! Um ôlho só lhe
basta ao que vê tanto. Qual daqui furar-mo-ia? Estas zonas fazem o
calor que acaba no interior das baleias. Isso é canto de cigarras ou de
sirenas? Me tiram do fico dêste dia sombras que me combatem
lágrimas nos olhos e cera nos ouvidos. O corpo me arca com dor, odor,
som e lume, me debatendo sob uma penumbra de perfume, a ponto de
os abarcar numa só conferência. Roga-se aos internos interessar-se
pelo achado. Próprio do alimento corporal é, em alimentando, ir-se-Ihe
o sabor da bôca mas os frutos desta terra são caju, maracujá e ananás,

63
não passam pelo gôto, carcomem a úvula e engatam no gargomilo. De
saporibus et de coloribus em minha imaginação ... As coisas rolam,
transformam-se sem sair do lugar: o pêso, rigoroso com os outr0S,
complacente com os seus, a si se permitindo leviandades de todos os
quilates. O pesadíssimo pedaço calcou toda sua pesada tara e tarefa no
pedágio de um não só mais leve que o ar, mais que isso, ouro
levíssimo! Lugar nenhum contém o pêso de tudo, físico, mecânico,
porque nenhuma variedade se poderia introduzir ali: contínuo
desgaste até o colapso que desemprobocaria o orbe sabe lá onde. Êsse
lugar existe, nada mais posso adiantar sôbre o que me leva a dianteira
em gravidez. Está tão pesado que eu não o posso levar, fique mais leve,
leve, mais, que eu vou levando. Calor e mosquitos me ruminam o
pensamento. A merda do chão é que é filtrada pela flor dos perfumes.
no ar, fragrância de flagrante. Meu pensar apodrece entre mamões,
caixas de açúcar e flôres de ipê, mudanças rapidíssimas, absurdos
instantâneos, lapsos relapsos, trepidações relâmpago monstro, mais
rente à sua excelência recentíssima, tão recente que é quase presente e,
sempre não o sendo, irá além, porque vai indo com mais ímpeto,
pupilos na puela dos olhos do seu ministro. A cabeça dorme num
teorema comendo abacaxi, acordo a bôca cheia de formiqas. Quando a
assombração já é comêço de eternidade, receita uma erva, - recita e
ressuscita um fantasma a atormentar a duração que lhe é devida. O
pensamento se éxtravia na órbita dessa canlcula cancelada por um
câncer. Aqui a substância humana nada pensante, pesando sei lá o que
de pênsil! Lá na tôrre, Marcgravf, Goethuisen, Usselincx, Barleus,
Post, Grauswinkel, Japikse, Rovlox, Eckhout, colecionam e corra-
lecionam as vitrines de vidro dos bichos e flôres dêste mundo. Mas não
advertem que deviam pôr o Brasil inteiro num alfinete sob o vidro?
Posso me enganar, o que ninguém pode é se enganar por mim. Reúne-
se o Conselho Secreto de Mauritius: conspiram negros, avançam
quilombolas, atacam gês, investem brasílicos, cai o preço do açúcar, ou
o quê? O gê? O xis? Não. Discutem espécies e espécimes da flora e
fauna, jeitos avanhãem de dizer, posições de astros. Dois pesos entram
por um ôlho: zero absoluto e imaculada conceição, - duas medidas

64
saem pelo outro: moto contínuo e destino. A base para as medidas será.
no que respeita às ponderações, a cinza que resulta da queima de três
galhos principais da árvore bungue, - encontrada no Ceilão uma vez
na vida e outra na morte, - colhidos no dia do trigésimo aniversário da
precipitação de sua semente. Quanto ao critério de principal,
esperemo-lo definir-se nos imperscrutáveis desígnos de uma assem-
bléia de sábios em permanente iminência de fazê-Io. No que se refere à
extensão, tomem por unidade a distância que separa os envolvidos na
santíssima trindade. O tempo será dividido pelas pausas entre o baque
no coração e o ataque de um arqueiro persa de vinteoito anos, veterano
de tôdas as batalhas ainda por vir, apanhado de surpresa por uma mão
em massa que nunca faltou ao encontro com seu improviso, caindo em
pêso no seu pêlo, invariàvelmente dotada da velocidade que tem para
ir, da segunda janela do palácio de Maurício até a corola da tulipa de
três luas, a primeira pena que cai da cauda da ave qualcatua, que
alguns no entanto sustentam não passar de uma lenda impiedosa das
ilhas Macárias, motivo de zombaria em todos os arquipélagos
circumvizinhos. Uma parassanga são três mil palmos, cada palmo-
vinte dedos,-cada dedo - seis unhas, cada uma - um cílio em pé perante
o impecilho, cada cílio - dois pelos de cilício, cada silêncio - um
ustensálio: uma paranga. Maiores detalhes na portaria. Discute e
argumenta, Bizâncio, inimigo às portas! Quantos anjos na ponta de
uma agulha? Quem pôs a luz no cu do vagalume? Quantos insetos
numa caçarola? Quantas flechas no teu corpo? Estão comentando nos
circumpélagos, flactua em todo o curso do fluxo. O recurso é voltar
correndo, a conversa volta e se atrasa, minhas condescendências a
título de condolências! A velocidade da lógica ultrapassa o limite da
linguagem, atrás da linguagem, na frente de quê? Tem tudo que ser
igual ao eco ... só falta equar! Posso ser útil se me vendo claro mas
entendo e entendendo me fazendo de meu entendedor de meias
colcheias e colmeias cheias. Quem dá o que falar, não dá para fazer o
mesmo? Num primeiro afrouxo, algebra-se de cima abaixo.
Seguidamente sucede desconforme. Árvores aquáticas, viveiros
ensolarados, uma mínima aura, coisas fluxas e de pouco momento,

65
números e leis dos dias. Jaz perigando o destino do clã. Como eu sou,
assim ficando, em pedra está. Do tal que o fêz, alhures adiante
audiendos. Sucede conforme o adrede. Insista sempre. Preserva-se do
real numa turris eburnea: o real vem aí, o real está para chegar, eis o
advento! Vrijburg defende-se, se defendam, vrijburgueses, o cêrco
aperta, acerta perto, alerta, alarde, alarme, atalaia! Todo tiro é susto,
todo fumo - espanto, todo cuidado - poucoceaso. Vem nos negros dos
quilombos, nas naus dos carcamanos, na cara dêsses bichos: basiliscos
brasílicos queimam a cana, entre as chamas passando pendões. Cairás,
tôrre de Vrijburg, . de grande ruína. Passeio entre cobras e escorpiões
meu calcanhar de Aquino, caminhar de Aquiles. E essa tôrre da Babei
do orgulho de Marcgravf e Spix, pedra sôbre pedra não ficará, o mato
virá sôbre a pedra e a pedra à espera da treva fica pôdre e vira hera a
pedra que era... A confusão das línguas não deixa margem para o rio
das dúvidas banhar a ouro e verde as esperanças dos planos de todos
nós: as tábuas de eclipses de Marcgravf não entram em acôrdo com as
de Grauswinke.l; Japikse pensa que é macaco o aí que Rovlox diz fruto
dos coitos danados de toupinambaoults e tamanduás; Grauswinkel,
perito nas manhas dos corpos celestes, nas manchas do sol e outras
raridades urânicas é um lunático; Spix, cabeça de selva, onde uma
aiurupara está pousada em cada embuayembo. uma aiurucuruca, um
aiurucurau, uma aiurucatinga, um tuim, uma tuipara, uma tuitirica,
uma arara, uma araracá. uma araracã, um araracanga, uma araraúna,
em cada galho do catálogo de caapomonga, caetimay,i taioia, ibabiraba,
ibiraobi! Viveiro? Isso está tudo morto! Por êles, as árvores já nasciam
com o nome em latim na casca, os animais com o nome na testa dentro
da moda que a bêsta do apocalipse lançou com uma dízima peri6dica
por diadema, cada homem já nascia escrito em peito o epitáfio, os
frutos .brotariam com o receituário de suas propriedades. virtudes e
contraindicações. Êsse é emétiol, esse é diurético. esse é antisséptico,
laxante, dispéptico, adstrir}gente, isso é letal... Abaris cantou a viagem
de Apoio ao país dos hiperb6reos, o deus lhe contemplando com o
tirocínio de vaticínio e flecha na qual voava. O relógio do sol aqui é
cera derretendo rejeitando a honra de marcar as horas, o estêrco do

66
preguiça nos soterra na areia movediça ... Até aqui, Marcgravf; sed
ego contra: Grauswinkel, Rovlox, Spix, vosso reino não é dêste
mundo, vossa patrla não é Germânia em Bavaria. Teu reino é o reino
animal, rei - o leão; teu reino é o reino vegetal, rainha - a rosa; teu
reino é o reino mineral, rei - o ouro! Despenca a tôrre com sua coroa de
sextantes e astrolábios até o último bmgo de casas. Era parél continuar
mas a ninguém liz fazer o que diz. Da multidão de povos- um longo
gemido se levanta confirmando o que diziam do sonho do rei - seus
chefes. Por aqui não passou, se cair do chão não passa. Com quantos
paus se fazem as canoas atlânticas! Se o seu léu casasse com a dona à
toa. o descaso criava raízes remontando à mais alta antiguidade como
um autóctone mas as línguas estilingues distribuiram exemplos e
mantiveram as tábuas autênticas. Coisa é sucesso? Maior lampo do
astro no zodíaco de Antyczewsky... Encare com naturalidade. A
natura não deixa o gênio da chuva errar, molha grande e pequenos,
secos e molhados, molha o exato e o impreciso e, se duvidar muito, até
êste ponto. Agorinha mesmo, um xiximirim. Num universo impreciso,
é preciso ser inexato, dizer sempre quase antes do dito: "quase
morreu!; para "enterra hoje"; "quase chove" para "apres moi, le
deluge"; "quase tudo" para dizer que entrou inteiro. Miríades de sóis
perseguem turbilhões de heliotrópios entrando a dentro dos
cruzamentos das coisas: respiro nessa luz um ar parado, respiro e
tendo respirado na roda dêsse giro, passo e reparo. Quando formos
embora, o câncer de Brasília engolirá tudo ou o núcleo de ordem da
geometria dessas jaulas prevalecerá aqui? Tróia cairá, caiu Vrijburg.
O real cheio de cáries vem aí. Coisa igual nunca se viu: nenhuma
fraude o frustra. Nada obsta o projeto da primeira matéria, nenhuma
carreira o barra nem tem barreira que o carreguei A vida daqui vira a
via. Monstros adulteram as vias a poder de rasuras. Os bichos
zombam dos sábios: montam uma peça mais perfeita que o laboratório
da tôrre de cujas efemérides é a réplica em efígie. Tudo que o macaco
tem a fazer é legitimar as duplicatas: a retentiva de um papagaio grava
todos os percursos de um tatu examinando raízes nos convexos da
terra, a I íngua do tamanduá absorve formigas que observam. atentas

67
tôdas as fases da operação. A cobra perscruta a calota das lupas. Para
que eu fui pensar nisso? Logo essa arquitetura que não se justifica! A
penumbra da preguiça pesa penedos nos pratos da balançado meu
entendimento, dormir ao ru (do do açúcar inchando nos caules das
canas, acordar aos chocalhos de cobra sustenidos. Lampejos de fachos
por entre as frutas explodem cachos de inseto e hérnia. Cada marca vez
mais perto do parto do meu enfarte, o pêso impulsiona o caso do óbice.
A aranha leva daqui ali o tempo que levei para conseguir o teor de
semelhantes teoremas. Dou por perdido aquêle instante, pedra preciosa
no tesouro das cronologias. De fumar a bôca se enche de terra e a
cabeça de uma água quieta. Nenhuma sombra de dúvida se retrata no
ponto em branco de meu mirabilis fundamentum que não seja indício
da irrupção de novas realidades. Que signos abriram as cortinas que
separavam meus métodos das tentações dos deuses destas paragens?
Para prová-los nessa pedra-de-toque, meu pensamento-de-choque bate
nessa pedra - e o eco é equação, mesmice e repeteco. Reflete, devolve e
confere: carniça de Narciso. Sabe o que eu pensei? Sei. Vai tentar o
que eu não consigo. Sigo. Garanto e não nego? Eco. Como está
patente, não se pode mais confiar nem neste subproduto das ausências.

68
OTROS POEMAS

69
haga cualquier cosa
pero por el amor de dios
o de nosotros dos
sea

70
faca qualquer coisa
mas pelo amor de deus
ou de nos dois
seja

71
una carta una brasa a través
Por dentro del texto
nube llena de mí lluvia mía
cruza el desierto por mí
la montaña camino un mar entre los dos
una sílaba un sollozo
un sí un ay ! señales diciéndonos
cuando no estamos más

72
urna carta urna brasa através
por dentro do texto
nuvem cheia da mina
chuva cruza o deserto por mim
a montanha caminha o mar entre os dois
U|na sílaba um soluco ^ sim um nao um ai Slr|a¡s dizendo nos
nao estamos mais

73
esta vez no habrá nieve como en petrogrado aquel día
el cielo va a estar limpio y el sol brillando
vos durmienndo y yo soñando
ni sacos ni cosacos como en petrogrado aquel día
apenas vos desnuda y yo como nací
yo durmiendo y vos soñando
no van a haber más mul-titudes como en petrogrado aquel día
silencio nuestros dos murmullos azules
yo y vos durmiendo y soñando
nunca va a haber un día como en petrogrado aquel día
nada como un día yendo tras de otro [legando
vos y yo soñando y durmiendo

74
o velhio león e natália em coyoacán

desta vez nao va¡ ter nevé como em


petrogrado aquele día o céu vai estar limpo e o sol brilhando
vocé dormindo e eu sonhando
nem cosacos nem cossacos como em
petrogrado aquele día apenas vocé nua e eu como nasci eu dormindo e
vocé sonhando
nao vai mais ter multidóes gritando como
em petrogrado aquele día silencio nos dois murmurios azuis eu e vocé
dormindo e sonhando
nunca mais vai ter um dia como em
petrogrado aquele dia
nada como um dia indo atrás do outro
vindo
vocé e eu sonhando e dormindo

75
no fuese eso
y era menos
no fuese tanto
y era casi

76
nao fosse isso
e era meno
nao fosse tanto
e era quase

77
señorita lluvia
me concede la honra
de esta contradanza
y vamos a salir
por esos campos
al son de esta lluvia
que cae sobre el teclado

78
senhorita chuva me concede a honra
desta contradanza
e vamos sair por esses campos
ao som desta chuva
que caí sobre o teclado

79
aquí
en esta piedra
alguien se sentó
mirando el mar
el mar
no paró
para ser mirado
fue mar
para todo cuanto es lado

80
aquí
nesta pedra
alguém sentou olhando o mar
o mar nao parou pra ser olhado
foi mar
pra tudo quanto é lado

81
tengo andado débil
levanto la mano
es una mano de mono
tengo andado solo
recordando que soy polvo
tengo andado tanto
diablo queriendo ser santo
tengo andado lleno
el vaso por el medio
tengo andado sin padre
yo no creo en caminos
pero que los hay
hay

82
tenho andado fraco
levanto a mao
é urna ndo de macaco
tenho andado so lembrando que sou po
tenho andado tanto diabo querendo ser santo
tenho andado cheio o copo pelo meio
tenho andado sem pai
yo no creo en caminos pero que los hay
hay

83
tanta maravilla
maravilla durar
aquí en este lugar
donde nada dura
donde nada para
para ser ventura

84
tanta maravilha
maravilha durar
aqui neste lugar
onde nada dura
onde nada para
para ser ventura

85
te paras
para ver
lo que te espera
sólo una nube
te separa
de las estrellas

86
voce para
a fim de ver
o que te espera
so urna nuvem
te separa
das estrelas

87
las hojas en la sandalia
el otoño
también quiere andar

verde el árbol caído


al amarillo vira
la última vez en la
vida

88
folhas na sandalia
o outono
quer andar

verde a árvore caída


vira amarelo
a última vez na vida

89
un salto de sapo
jamás abolirá
el viejo
pozo

la estrella cadente
me cayó aún caliente
en la la mano

90
MALLARMÉ BASHÓ
um salto de sapo
jamáis abolirá
o velho poco
pozo

a estrela cadente
me caiu aínda quente
na palma da máo

91
92
ÍNDICE

Perro Loko………………………………………………………….5
Traducido por Douglas Diegues

Catatauo……………………………………………………………43
Traducido por Roberto Echevarren

Otros poemas………………………………………………………69
Traducido por Carlos Riccardo

93
Se terminó de imprimir
en el día del perro
25 de octubre del 2009
en los talleres de
QR Ediciones
Tte. Fariña 332
Asunción-Paraguay

94

También podría gustarte