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22/6/2020 ZUMBIDOS EN LOS OÍDOS

Ese zumbido después del baile...


Federico Miyara

Más de una vez te ha ocurrido, y cada vez con más frecuencia. Después de divertirte a lo loco en la discoteca
con tus amigas y amigos (y quizás con esa persona tan especial...), vuelves a casa y, ya en el silencio de la
madrugada, percibes con claridad un zumbido. Las primeras veces llegaste a pensar que era un ruido de afuera,
algún motor o aparato electrónico, pero después descubriste que no: está en tus propios oídos; a veces en uno, a
veces en el otro, otras veces en los dos. Por suerte después se te pasa... hasta que vuelves a la discoteca.

Ese zumbido, que suele ser como un silbido agudo y penetrante, se llama acúfeno o, también, tinnitus. Es el
resultado de una lesión o un maltrato de las delicadas células del oído interno. Estas células (llamadas células
pilosas porque tienen unas terminaciones en forma de pelos) actúan como minúsculos micrófonos, produciendo
pequeñas descargas eléctricas cada vez que son sacudidas por las vibraciones sonoras. Esas descargas eléctricas
van hacia el cerebro y producen la sensación sonora.

Si el sonido es muy intenso, la sacudida es demasiado enérgica y las células se resienten, llegando inclusive a
lesionarse. El resultado es doble: por un lado, las células pierden sensibilidad al sonido; y por el otro, continúan
emitiendo descargas eléctricas aun sin la presencia de un sonido real. El resultado es similar a si se escuchara un
auténtico sonido.

Si la lesión es leve, podrá recuperarse, pero demora un tiempo. Pero si antes de que la célula logre recuperarse
del todo vuelve a ser maltratada, la recuperación no será total. Es el comienzo de la hipoacusia, es decir, la
pérdida de audición. Al principio esta pérdida es casi imperceptible, porque la mayoría de los sonidos todavía se
escuchan en forma normal. Pero habrá algunos sonidos que ya no se escuchan tan bien. Lamentablemente, la
hipoacusia se va profundizando y cuando uno se da cuenta, ya es demasiado tarde.

En realidad se dan cuenta primero los demás, ya que uno empieza a pedir que le repitan las palabras: "¿Estás
sordo?" empiezan a preguntar, hasta que uno mismo se pregunta si no será cierto...

Otras veces la hipoacusia se descubre cuando te hacen los exámenes de salud para entrar en un trabajo, o para
ingresar a la universidad. Aunque no lo creas, la proporción de jóvenes cuya hipoacusia se descubre durante
estos exámenes médicos es muy grande.

De cualquier forma, es muy duro chocar contra esa realidad, ya que la hipoacusia es irreversible. Esto significa
que lo que se pierde ya no se vuelve a recuperar. Ya nunca más se escucharán los pájaros a la distancia; tampoco
el sonido de una brisa suave. En ocasiones alguien anunciará que está lloviendo porque oye el ruido de las gotas
de agua golpear el suelo o el techo, y uno en cambio tendrá que mirar por la ventana para convencerse. Pero lo
peor, sin duda, son las dificultades para mantener una conversación. Uno se sentirá socialmente aislado, dado
que las demás personas preferirán conversar con alguien que escucha normalmente y no con quien necesita que
le repitan dos o tres veces para comprender lo que oyen. Inclusive se reducen las posibilidades laborales, ya que
en muchos trabajos no aceptan personas con esta discapacidad.

¿Cuál es la solución a este problema? Ningún joven quiere dejar de salir a divertirse, pero tampoco nadie que
conozca el problema querrá dejar que su oído se deteriore. Una solución inmediata es usar protectores auditivos
de los que se usan en la industria, o de los que venden en la farmacia o en las casas de deportes para la práctica
de natación o buceo. Son pequeños y casi invisibles detrás del cabello, y con la baja iluminación que suele haber
en las discotecas o salones de baile no se notarán.

Una solución mejor es crear la conciencia de que no es necesario un sonido ensordecedor para divertirse. Si para
una diversión sana, que no ponga en peligro el oído, es necesario usar protectores, hay algo que anda mal.

https://www.fceia.unr.edu.ar/acustica/biblio/acufeno.htm 1/2
22/6/2020 ZUMBIDOS EN LOS OÍDOS

¿No te has fijado lo difícil que es mantener una conversación en una discoteca? El ruido es tan ensordecedor que
hay que gritar cerca del oído de las otras personas para hablar con ellas. No sólo se aumenta el riesgo de
hipoacusia, ya que al ruido ambiente se le suma el grito, sino que, además, hay que esforzar mucho la voz. Es
desgastante, y por eso la comunicación se mantiene al mínimo. Cuando alguien quiere realmente conversar, sale
afuera, a la calle. Pero como tiene los oídos embotados, sigue hablando a los gritos, lo cual crea un problema
para los vecinos que intentan dormir.

¿No te has preguntado por qué, si la mayoría de las personas normales les desagrada un sonido tan alto (aunque
por razones sociales prefieran disimularlo), el volumen está tan alto en las discotecas?

Hay dos razones. La primera es que cuando el sonido es muy intenso el propio oído empieza a distorsionar, y
entonces ya no hay necesidad de que el equipo de sonido sea de gran calidad. En una palabra, como el propio
oído distorsiona, se puede "perdonar" la distorsión de un equipo de sonido barato.

La segunda razón es que cuanto más alto sea el volumen, mayor es el consumo, y esto les conviene a los dueños
de las discotecas porque venden más bebidas y comestibles. La gente se mueve más, transpira más, gasta
energía... y entonces necesita alimentarse y calmar la sed.

Así de simple.

Como de costumbre, una cuestión de mercado. Igual que el cigarrillo, el ruido genera ganancias.

¿Que hacer, entonces?

Primero, difundir entre los jóvenes estos hechos, es decir, crear conciencia. Segundo, presionar entre varios a los
disc-jockeys para que bajen el volumen. Si va un solo "loco" a reclamar, seguramente no le harán caso, pero si
toda la noche la gente se queja, al tiempo entenderán el mensaje. Tercero, hacer saber por carta o por correo
electrónico al dueño que no te resulta agradable ir a su discoteca porque el ruido te hace daño, y que elegirás otra
menos ruidosa y con mejor calidad de sonido.

Glosario

acúfeno: sonido percibido dentro del propio oído


células pilosas: diminutas células del oído interno que
convierten el sonido en impulsos
eléctricos
hipoacusia: disminución de la capacidad auditiva
protector auditivo: pequeño tapón que se introduce en el
orificio de la oreja para protegerse de
sonidos muy intensos
sordera: hipoacusia profunda
tinnitus: nombre médico del acúfeno

https://www.fceia.unr.edu.ar/acustica/biblio/acufeno.htm 2/2

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