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Perú y México son dos de los más importantes centros de esclavitud negra
en el período colonial del Nuevo Mundo (Bowser 1997: 11). Sin embargo,
estos países son raras veces incluidos en los estudios sobre las tradiciones
musicales negras en América Latina. La razón de esta omisión es doble: 1)
La población negra en estas naciones casi desapareció después de la aboli-
ción de la esclavitud en el siglo XIX, y 2) Las raíces culturales de estos países
son más dependientes de la contribución de su población indígena que de
los pocos sobrevivientes de las culturas esclavas. En contraste, la presencia
negra en Estados Unidos, los países Caribeños y Brasil es cultural y demo-
gráficamente mucho más significante.
En Perú, los esclavos negros arribaron entre 1524 y 1528 con las primeras
expediciones de la armada española de conquista. Francisco Pizarro mismo
en 1529 obtuvo un permiso oficial para traer consigo a uno de sus viajes a
Perú dos esclavos para su servicio personal. (Bowser 1977: 21-22). Después
de ese tiempo, el número de esclavos introducidos al Perú creció convir-
tiéndose en una población considerable. Para la mitad del siglo XVIII, casi
la mitad de la población de Lima era negra (Estenssoro 1988: 161), y en
comparación con otros países, Perú estaba entre las colonias con mayor
cantidad de esclavos negros en el Nuevo Mundo (Uya 1989: 161).
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216 Música negra e identidad en el Perú
¿Podría considerarse el sector negro en el Perú como una unidad étnica den-
tro de la sociedad nacional en general? Un grupo étnico ha sido considerado
como un grupo social específico que existe dentro de un sistema social más
amplio, unificado por rasgos comunes como la raza, nacionalidad o cultura
(Morris 1975: 253). El tipo ideal de un grupo étnico, de acuerdo con Fredrik
Barth (1976:11), consiste en una comunidad que debe: 1) auto-reproducirse
biológicamente, 2) compartir valores en común, 3) comunicarse e interac-
tuar, y 4) tener una identidad – es decir, deben identificarse como un grupo
y el resto de la sociedad debe percibirlos como tales.3 De hecho, los negros
en el Perú no constituyen un grupo étnico como se ha definido conceptual-
mente en líneas arriba. Uno de los principales problemas para abordar la
cuestión de la identidad negra en Perú es que, como ha concluido el histo-
riador Flores Galindo, los negros aparecen como una “masa indiferenciada”
en vez de como una clase social o grupo étnico (Flores Galindo, 1984: 128).
La cultura negra, según Flores Galindo, no exhibe características claras (Flo-
res Galindo, 1984: 137).
3 Fredrik Barth, sin embargo, cita esta definición ideal de un grupo étnico de manera crí-
tica, reconociendo que, si bien es útil para muchos antropólogos, a veces impide que el
analista comprenda el papel y el lugar del grupo étnico dentro de las sociedades y cultu-
ras humanas (Barth, 1976:11-12).
218 Música negra e identidad en el Perú
no tenían más de 40 esclavos cada una (Bowser 1977: 136-137). Esta es una
de las razones más fuertes por las que los esclavos rurales peruanos no en-
contraron las condiciones para preservar sus culturas y expresiones musica-
les originales. En el presente siglo también, las ciudades costeras con fuertes
poblaciones negras no han mantenido intercambios culturales entre sí.
Otro factor es que los esclavos vinieron al Perú de diferentes orígenes tri-
bales. Algunos fueron traídos de la región del Caribe (estando ya los negros
criollos adaptados a la cultura española), y otros llamados bozales vinieron
directamente de África. Grupos como los Terranovos, Lucumíes, Mandin-
gas, Aubundes, Carabalíes, Cangaes, Chalas, Huarochiries, Congos y Miran-
ga se citan en varias fuentes coloniales y republicanas. No todos estos tér-
minos fueron derivados de lenguas tribales africanas; algunos eran términos
locales (Fuentes 1925: 81). Estos orígenes heterogéneos también impidieron
el surgimiento cultural de una identidad negra común.
Los lazos étnicos de los negros en el Perú han tendido a desaparecer debido
a procesos de disociación y criollización, pero algunos símbolos de contribu-
ciones negras a la cultura nacional todavía son reconocidos como tales por
la cultura dominante. Hoy, además de la presencia negra mencionada en el
ámbito de la religión y los deportes, la música y la danza aparecen como los
principales marcadores de identidad de una entidad étnica en dificultades.
La persistencia de tales supervivencias de la cultura negra en el Perú, y el
peligro de su desaparición, explican en parte por qué a finales de los años 50
se produjo un proceso de recolección, resurgimiento y reconstrucción de la
música negra.
Raúl R.Romero 221
Durante los siglos XVI y XVII la música y los bailes fueron fuertemente in-
fluenciados por las raíces africanas, especialmente con la llegada continua
de los esclavos bozales. El siglo XVIII marca el comienzo de la creolización
de la música negra (Romero 1939). Con la integración de los negros en la
sociedad criolla dominante, las expresiones culturales y musicales criollas
comenzaron a ser aceptadas y adoptadas. Durante el siglo XIX, después de
la abolición de la esclavitud, los negros intensificaron este proceso.
4 Véase, por ejemplo, el libro de Cabildos, 5 de mayo de 1946 (Lima: Consejo Provincial
de Lima, Vol. X, 343).
5 Véase Mercurio Peruano, 16 de junio de 1791.
222 Música negra e identidad en el Perú
A principios del siglo XX, los rasgos africanos de la mayoría de los géneros
musicales criollos negros eran difíciles de distinguir, si es que estaban aun
presentes y solo unas pocas expresiones ceremoniales relacionadas con, pero
no original de los sectores negros persistieron en las zonas rurales como en la
representación teatral de los “Doce Pares de Francia” en Aucallama (Matos
Mar 1974), el “Hatajo de Negritos” en Chincha (Tompkins 1981; Vásquez
1982) y la forma narrativa de la décima. En las zonas urbanas, los géneros de
canciones asociados con los negros comenzaron un lento proceso de desa-
parición. A mediados del siglo XX, solo unos cuantos fueron recordados por
unos pocos especialistas, y el repertorio se redujo a un mínimo. Mientras que
las melodías principales eran más fácilmente recordadas por algunos ejecu-
tantes, las coreografías de la mayoría de ellas fueron olvidadas por completo.
Antes del movimiento de revivir y reconstruir el repertorio “afroperuano”, que
comenzó a finales de los años cincuenta, se pudo concluir que, en términos
de forma y estructura musical, el repertorio musical negro contemporáneo
en el Perú se basaba más en lo hispano europeo que sobre las estructuras
y formas musicales africanas (Romero 1942: 122; Tompkins 1981: 111), y
que su práctica y su actuación, aunque en su mayoría por los negros, no
era reservada exclusivamente para ellos, ya que muchas de sus expresiones
también habían sido adoptadas por criollos blancos y mestizos – otra señal
de integración negra en la sociedad nacional.6 La mayoría de las así conside-
6 En los pueblos negros rurales, por ejemplo, las formas narrativas como la décima, o sus de-
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Renacimiento y reconstrucción
rivaciones regionales como el cumanana o el socabón, que suelen asociarse con los negros,
también son realizadas por criollos o mestizos blancos (Santa Cruz 1982: 17- 18).
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Sin embargo, este proceso de revitalización no fue abrupto. Las primeras gra-
baciones de música afroperuana producidas por Nicomedes Santa Cruz, publi-
cadas a finales de los años cincuenta, incluían el vals criollo entre sus géneros
destacados. Mucho más tarde, en 1971, Victoria Santa Cruz incluyó en un LP
seis valses criollos (de un total de diez ejemplos). Así, el proceso de aislamiento
de un repertorio negro alcanzó su punto máximo durante los años setenta, poco
después de lo cual el movimiento de revitalización se desvaneció y el mercan-
tilismo se convirtió en la principal fuerza detrás de los resultados afroperuanos.
Uno de los elementos africanos más importantes traídos al Perú por los bo-
zales, según Nicomedes, es una figura coreográfica en la que los bailarines
tocan sus pelvis simulando un encuentro sexual, un movimiento llamado
umbigada en Brasil, y vacunao en Cuba (la existencia de esta figura, ha sido
mencionada en la citada edición del Mercurio Peruano en el siglo XVIII).
Basado en esta cita, Nicomedes elaboró una teoría muy personal, basada
8 De hecho, una forma llamada ondú ha sido mencionada por autores peruanos como
Ricardo Palma, José Gálvez y Manuel A. Segura. Solamente Manuel A. Fuentes menciona
la existencia de un floreado londú en el siglo XIX (Tompkins, 1981: 292).
9 La zamacueca también fue nombrada de diversas maneras, incluyendo toromata, maici-
to, moza-mala y zanguaraña (ver Romero 1939).
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gra per se, pero hay suficientes fuentes que confirman que el género era el
favorito para los negros, y generalmente se identificaba con ellos. Los viaje-
ros como Wilkes (1839), Radriguet (1847), Wiever (1877), Botinilau (1850),
Pradier (7897), Bresson (7872), y Zapiola (1872) mencionaron la zamacueca
vinculada con los artistas negros (Romero, 1939).
10 Para una definición, descripción musical e historia de cada género (así como una dis-
cografía), el lector debe consultar la disertación de Tompkins sobre el tema, hasta el
momento la mejor y más completa encuesta sobre la cultura musical negra en el Perú
(Tompkins, 1981).
228 Música negra e identidad en el Perú
concluyó en 1962, cuando tomó una beca del gobierno francés para estu-
diar teatro y coreografía en Francia.11
Santa Cruz dijo que este movimiento comenzó como resultado del impacto
de las compañías extranjeras de danza negra que se presentaron en Lima
11 Como se indica en las notas del programa del recital “Victoria Santa Cruz: Adiós al Perú”,
Lima, Teatro Municipal, 11 de octubre de 1982.
12 Este y todos los datos relativos a los puntos de vista y declaraciones de Victoria Santa Cruz
sobre el movimiento afroperuano se obtuvieron durante una entrevista personal con ella
en Lima, el 10 de agosto de 1991.
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durante esos primeros años. Convencida de que se podría hacer algo similar
en el Perú, sus principales objetivos eran difundir las contribuciones negras
entre el público en general y contribuir a la aparición de una identidad cul-
tural negra. La discriminación racial y la hostilidad hacia los negros también
motivaron la lucha por la revalorización de las contribuciones negras a la
sociedad peruana, que rara vez fueron reconocidas por la cultura oficial y
dominante: “¡Antes de buscar a los culpables, teníamos que descubrir quié-
nes éramos!” Victoria ha declarado. En una de sus piezas teatrales, introdujo
divinidades africanas como Shangó, para que los negros peruanos más jóve-
nes pudieran conocer su herencia africana.
13 Véase Mercurio Peruano, 16 de junio de 1791, y el dibujo 142 del obispo Martínez Com-
pañón (obra de finales del siglo XVIII).
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entre los sectores más pobres y más empobrecidos de las clases sociales pe-
ruanas y no eran aceptados como iguales. Reconocieron que los negros eran
explotados y marginales.15 A pesar de esto, los negros han mantenido una re-
sistencia cultural y creatividad artística, especialmente en el ámbito de la mú-
sica. El manifiesto mencionó a los exponentes más importantes de la cultura
negra en el Perú, destacando las aportaciones de Nicomedes y Victoria Santa
Cruz y la influencia negra en la cocina criolla, el deporte y la vida comunitaria
de algunos barrios de Lima. Los objetivos del grupo son 1) promover la unión
entre los negros, 2) defender sus derechos, 3) luchar por la igualdad y la digni-
dad, y 4) desarrollar y motivar la creatividad artística de los negros.
15 Una parte del manifiesto dice: “La mayoría de nosotros somos parte de los sectores em-
pobrecidos y oprimidos del pueblo peruano, además estamos sometidos a un trato social-
mente negativo” (Movimiento Negro Francisco Congo, 1986:2).
16 Entrevista con Guillermo Nuñez, miembro del movimiento negro Francisco Congo, en
Lima, diciembre de 1991.
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pero otros factores apenas fueron mencionados. Los negros peruanos evitan
hablar de la condición de los negros como grupo étnico, lo que confirma
su opción de asimilación en la cultura oficial a través del mestizaje y / o
integración cultural. Solo los negros asociados con el renacimiento o con
grupos artísticos específicos parecen conscientes de sus orígenes étnicos.
Conclusiones
¿Por qué el proceso terminó de tal manera? Una hipótesis es que el movi-
miento no abordó los problemas sociales y políticos de los negros peruanos
como un todo, centrándose solo en el aspecto artístico. Los negros peruanos
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Una faceta importante en esta cuestión es que los negros peruanos que se
consideran miembros de la sociedad criolla podrían usar este marcador de
identidad en el futuro, no ser diferenciados de otros sectores, sino aceptados
por la sociedad peruana dominante, como aparentemente desean. Como
se dijo anteriormente, los negros y los criollos blancos han formado histó-
ricamente un grupo opuesto a los indios y mestizos. Incluso como esclavos
de los conquistadores españoles, los negros desde la época colonial han
sentido la necesidad de integrarse en la sociedad criolla blanca dominante.
El intento de separar la música negra como un repertorio independiente (un
corpus afroperuano) podría haber sido un reflejo de su deseo de ser amplia-
mente aceptado en los grupos dominantes de la sociedad peruana.18
En ese sentido, se podría decir que nuevos grupos como Francisco Congo, en
la lucha contra la discriminación, estaban en realidad luchando por su reco-
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