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Las empresas entonces de esta forman consolidan su producciones prevalente en el mercado y amplían su
clientela, sin embargo a veces estas estrategias solo se hacen con fines de captación de clientela cuando los
productos o servicios no reúnen ni la calidad, eficiencia y sobre todo seguridad que se induce, por lo cual
resultan damnificadas.
De esta manera se abre las puertas a un nuevo daño con su consíguete reparación.
3.2 La confianza como superación de la incertidumbre y evitación de riesgos en el ámbito de los
contratos: La confianza determina bajo qué condiciones un consumidor realizará el intercambio económico con
la empresa, precisamente porque la confianza crea expectativas y garantiza el cumplimiento de las obligaciones,
convirtiéndose en fuente de seguridad.
En este sentido, la marca o el nombre comercial de un producto o servicio de una empresa garantiza que este
sea confiable y que el consumidor no sufra daño alguno.
• Las conductas empresariales y la confianza de los consumidores: Las decisiones empresariales se forman
en base a la confiabilidad generada y su expectativa de cumplimiento por la masa de consumidores.
Entonces esas decisiones y conductas que contraen las empresas son las que generan o no confianza en los
consumidores al momento de decidir que producto o servicio contratar.
• La empresa y la ética hacia el consumidor: La ética en los negocios es tenido en cuenta como elemento de
la confianza.
El posicionamiento ético se vincula con la reputación en el mercado de una empresa. estos factores activan e
integran la confianza, y marcan una diferencia para las elecciones de los consumidores.
La imagen de una empresa, se une a un nombre o una marca comercial, cuya finalidad esencial es distinguir al
empresario sobre sus competidores.
La dinámica actual de la economía hace que las empresas apelen a estas estrategias de consolidación de
mercado, mostrando una imagen solida y ética.
La publicidad es una herramienta esencial en este proceso y sirve como elemento de persuasión estimulo a los
potenciales clientes o a permanecer siendo leales a una misma marca o firma. Pero en esta etapa de
hipercompetitividad la publicidad suele traspasar los limites que marca la ética, acudiendo al engaño, y
apaleando a herramientas y técnicas subliminales que manipulan al consumidor modelando sus hábitos con la
finalidad de lograr la colocación del objeto publicitario.
2.5 El valor económico de la confianza y la importancia como activo de la empresa , la contrapartidas para el
consumidor: La confianza tiene un valor económico importante. El valor de la confianza como derecho
económico se conecta con la imagen (que posiciona el producto o servicio), la que forma un elemento integrante
de la empresa de alto valor económico.
La confianza es entonces un elemento economico-juridico productivo, que se acumula como cualquier otro
capital. Representa para las empresas uno de los activos más valiosos que tienen, que en muchos casos va mas
allá de los otros activos.
La confianza constituye entonces un recurso económico para reducir la necesidad de información y ahorrar los
costes que esta implica para el consumidor.
Es posible que la empresa se abuse de esta confianza mediante comportamientos oportunistas.
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Cuando resulta quebrada la confiabilidad que el usuario aposto en una empresa o en una marca, el derecho
privado debe hacer funcionar los mecanismos de anticipación, fundamentalmente a través de la revisión de los
contratos de adhesión y de la reparación del daño.
Buena fe implica proteger la confianza generada para el consumidor en cuanto a la eficiencia y seguridad del
producto o servicio adquirido, que constituyen la legítima y razonable expectativa del contratante débil,
conforme lo que las partes verosímilmente entendieron o pudieron entender obrando con cuidado y previsión.
Eficiencia en cuanto a que estos deben adecuarse a las razonable expectativas que de estos se esperan.
Seguridad, en cuanto debe preservar la esfera personal y patrimonial del contratante que implica la adopción de
deberes adicionales de protección para garantizar la seguridad económica y extraeconómica del individuo.
En oro sentido, existen disposiciones que sirven a la protección de la confianza, así por ejemplo el derecho a la
información y a la publicidad que no debe contener información maliciosa.
Las razonables expectativas generadas por la confianza, constituyen entonces fuente autónoma de obligaciones
tanto en el plano extracontractual, precontractual, contractual y pos contractual, cuyo quebramiento determina
por si , la reparación del daño causado.
•Daño moral autónomo por la mera incorporación de clausulas abusivas en los contratos de adhesión y
especialmente en lo de consumo
Una práctica abusiva, como es la de incorporar clausulas abusivas, implica un quebramiento en si mismo del
factor confianza, que es el elemento central del nuevo modelo de contrato.
El consumidor contrata y lo hace en función de esa confianza y lealtad, y de introducirse clausulas abusivas en
los contratos, esta deje de ser el fiel reflejo de aquella confianza que lo indujo a contratar.
Cuando un consumidor comprueba que el contrato contiene una clausula abusiva, se siente defraudado y
afectado en sus sentimientos, y se vulnera la confianza depositada generando un daño moral autónomo.
La mera inclusión de clausulas abusivas en un contrato de adhesión genera un daño moral autónomo,
independientemente del daño moral causado por el incumplimiento contractual que se deriva del contenido de la
clausula abusiva, pues a raves de este obrar abusivo y desleal se rompe con la relación de confianza.
El contrato de adhesión, cuya finalidad es la de facilitar la actividad económica el de reducir los costos de
negociación, se convierte en fuente de lucro desproporcionado, causando daños no solo a los consumidores,
sino al merado al sistema en sí mismo.
La mera incorporación de clausulas abusivas en un contrato de adhesión constituye un obrar desleal y abusivo
que determina la reparación del daño moral en forma autónoma y objetiva por violar la confianza como valor de
la relación contractual.
•El Estado y la función de control frente a consumidores y usuarios: Es función del estado ejercer el poder
de policía.
Cuando un consumidor o usuario confía en una empresa, lo hace con la confianza de que el estado monitoria y
controla lo que ocurre en el mercado y que las empresas cumplen con todos los requisito que impone la ley,
desde la forma de manufactura un producto hasta su comercialización adecuada, etc.
El consumidor, que no tiene la información necesaria sobre el modus operandi de las empresas, ni capacidad de
análisis de la misma, supone que le estado le permite operar y que además controla su funcionamiento.
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El estado, como ejecutor del poder de policía, debe ser garante de la seguridad del sistema, situándose en una
posición de aval frente a los consumidores, quienes confían en estos dispositivos de seguridad atributos
constitucionalmente al estado.
El control del sistema económico es entonces generador de confianza y ello legitima la responsabilidad del
estado, que se conexa con esa posición de garantía derivado de su régimen jurídico constitucional.( La realidad
cotidiana nos demuestra que las funciones a cargo del estado es deficiente y en un gran número de casos
omitido.)
La confianza entonces otorga efecto especiales a determinadas situaciones economica-juridicas, habiendo nacer
a quien siguiera determinada apariencia obligaciones especificas, conforme las expectativas creadas que causen
daños y deban ser reparados.
El estado también debe ser responsable por la causalidad por omisión e el cumplimiento de sus obligaciones
especificas.
El estado y las empresas son legitimados pasivos solidarios por la reparación del daño, conforme a los
establecido en la ley de defensa al consumidor.
El CCYC establece principio generales:
ARTÍCULO 9º.-Principio de buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena fe.
ARTÍCULO 10.-Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una
obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los
derechos. Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites
impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva
y, si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización.
ARTÍCULO 11.-Abuso de posición dominante. Lo dispuesto en los artículos 9º y 10 se aplica cuando se abuse
de una posición dominante en el mercado, sin perjuicio de las disposiciones específicas contempladas en leyes
especiales.
ARTÍCULO 1097.-Trato digno. Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a los
consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios generales que
surgen de los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que
coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.
ARTÍCULO 1098.-Trato equitativo y no discriminatorio. Los proveedores deben dar a los consumidores un
trato equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas contrarias a la garantía
constitucional de igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los consumidores
El estado debe controlar que se cumpla todo lo expuesto en los artículos antes mencionados.
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