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EJERCICO: Expón un mito clásico o contemporáneo y describe las características por las cuales

lo consideramos como tal.


“EL JUICIO DE OSIRIS”, Mitología egipcia
El mito del juicio de Osiris se basaba en los acontecimientos que le ocurrían a un difunto tras su
fallecimiento, es decir, este mito era utilizado para explicar los obstáculos con los que las personas
se tenían que enfrentar en la vida del más allá.
Pues el mito cuenta que cuando una persona fallecía, Anubis guiaba su espíritu hasta el
inframundo egipcio, la Duat, para luego ser juzgado por Osiris (Dios de los muertos y la
Resurrección). Por un lado, el corazón que simbolizaba la conciencia propia era colocado en un
platillo de la balanza; y por el otro lado, la pluma de Maat que simbolizaba la Verdad y la Justicia
era colocada en el otro platillo de la balanza. Entonces, 42 dioses juzgaban la conducta y los
errores cometidos en su vida pasada. Finalmente, el Dios Osiris tomaba la última decisión. En el
caso de que el corazón pesase más que la pluma de Maat, la persona podía vivir eternamente en
el paraíso. Por el contrario, si el corazón pesaba menos que la pluma de Maat, la persona no
merecía tener inmortalidad, de modo que su corazón era devorado por Ammyt.
Este mito no iba a ser una excepción, por eso, acondicionaba al comportamiento del pueblo
sumiso para que llevase una vida buena, sin faltas morales; por esta razón, los más débiles siempre
debían obedecer las órdenes de sus superiores, ya que todos querían ser juzgados positivamente
en el juicio de Osiris.
Actualmente, el juicio de Osiris es considerado como un mito clásico de la mitología egipcia
porque narra unos hechos sobrenaturales y está protagonizada por dioses divinos del antiguo
Egipto. Normalmente, los mitos se caracterizan por la aparición de dioses a los que se le han
atribuido cualidades sobrenaturales, con el fin de poder explicar una realidad desconocida, en este
caso, que es lo que hay después de la muerte.
“EL MAL DE OJO”, Mito actual cotidiano
En la actualidad, otro de los mitos más comunes que escuchamos día a día es el del mal de ojo.
Pues esta creencia popular de carácter supersticioso existe desde hace miles de años, y a lo largo
de toda la historia de la humanidad, se ha extendido por muchas civilizaciones. Se suele decir que
hay personas capaces de provocar con su mirada desgracias desafortunadas, dolores físicos,
enfermedades… incluso la muerte en casos extremos. Normalmente, esto ocurre cuando una
persona envidia, odia o siente admiración por la persona afectada. No obstante, también se puede
dar el caso en el que esto suceda de manera involuntaria si la persona posee energías negativas o
tiene una mirada fuerte.
Esta superstición del mal de ojo, ya existía desde hace mucho tiempo, pues incluso el filosofó
griego Plutarco planteaba que el ojo humano era capaz de desprender rayos invisibles de energía
y también mostraba a los ojos azules como la principal amenaza.
Los niños pequeños también se pueden ver afectados por el mal de ojo, ya que son seres
indefensos y llenos de energía positiva. De ahí el dicho de las madres, tías, abuelas… para
proteger a los niños del mal de ojo. Algunos de los síntomas que presentan los niños son falta de
apetito, llanto continuo sin motivo alguno, desinterés general...

En consecuencia, al gran número de personas que creen en este mito, se han creado amuletos y
talismanes con poderes extraordinarios para evitar la maldición del mal de ojo, proteger al ser que
los posee de las malas energías y atraer a la buena suerte. De manera que, las personas emisoras
del mal de ojo centran su atención en esos objetos llamativos (amuletos y talibanes), en lugar de
centrarla en la persona débil de espíritu.

Por un lado, existen amuletos que se usan para evitar el mal de ojo, como el Nazar (Ojo turco), el
Ojo de Tigre, El Hamsa (Mano de Fátima), collares con piedras de azabache, pulseras rojas de
siete nudos … Por otro lado, se realizan ciertas acciones supersticiosas para proteger a los niños
de las miradas negativas, como colocar un lazo grande de color rojo en el centro del carricoche
del bebé.

Además de todas estas falsas creencias, también existe la posibilidad de comprobar si una persona
ha sido ojeada con fines malintencionados. El proceso consiste en mojar un dedo con aceite de
oliva y dejar caer las gotas sobre un recipiente con agua, simultáneamente, se ha de rezar una
oración sanadora. Finalmente, si las gotas de aceite no se han esparcido sobre la superficie del
agua significa que la persona tiene mal de ojo.

En conclusión, el mal de ojo es un mito muy extendido entre nuestros antepasados y nuestra
sociedad actual. Es un mito contemporáneo, ya que se le han atribuido cualidades al ser humano
que no tiene, pues el ser humano no es capaz de echar maldiciones con su mirada. También se le
han atribuido cualidades a los amuletos capaces de proteger del mal de ojo, pues un simple objeto
no posee poderes extraordinarios ni mucho menos mágicos. Pero lo más inquietante es que en
pleno silgo XXI, aún hay muchas personas que creen e incluso expanden este mito.

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