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Cuadernillo V Carta A Una Hermana
Cuadernillo V Carta A Una Hermana
ACERCA DE
LA EVOLUCION
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Hermana:
Me prestó los dos folletos que hoy le devuelvo, preocupada por la parte de
verdad que puedan contener.
I.-
Estupendo.
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incongruencia, créame Hermana, consterna, pues no sirve más que para
revelarnos el estado mental, propio de una última decadencia.
II-
4
III-
IV:-
V.-
Quisiera ver esos fósiles intermedios. El naturalista Mac Donall, cuando nos
dio un excelente cursillo sobre el evolucionismo, me dijo que “las
reconstrucciones de fósiles son muy dudosas. Encuentran un trozo de
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occipital carcomido y sobre esa base diseñan todo un cráneo” . Nos mostró
además, como la estructura interna de la célula y los gérmenes resistían a
toda interpretación evolucionista. Otro, un antropólogo me aseguró: “Hay
mucha deshonestidad en el asunto de los antropoides, los repliegues del
cráneo del hombre de Neanderthal son los mismos que los de un señor que en
este momento se esta paseando por una de las avenidas de Londres”.
VI. –
6
VII. –
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VIII. –
La idea preconcebida hubo que demostrarla a toda costa, pues logra una de
las expresiones más exactas del espíritu moderno. Este hombre se encuentra
muy holgado cuando piensa que desciende del mono. Por eso, no habiendo
conformidad con esa mentalidad con lo real, es necesario conformar de
cualquier manera la realidad con dicha idea de la mente humana.
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IX. –
X. –
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Bueno, Hermana, terminamos ya porque la respuesta está resultando mas
larga que los insignificantes, bajísimos folletos que la ha suscitado.
Con todo queda por explicar un último sentido, el más profundo, del cual ellos
o mejor dicho, esas teorías, son síntoma: La formación de una nueva era
mítica, esta vez, postcristiana. El Evolucionismo presenta netamente los
caracteres propios de los mitos. Pero esto es largo de explicarlo, tanto más
cuanto que la mente moderna esta muy ajena a semejantes conceptos. Tan
ajena y sin embargo tan infectada, de hecho, por el mito.
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otros no les importa lo más mínimo. Está en vano haciendo el papel deslucido
de trotar detrás de ellos, de recoger las migajas que caen de sus opíparas
mesas de materialistas, de sonreírles, para que ellos lo ignoren olímpicamente,
como el magnate que desprecia al perrillo que se nutre con sus sobras.
Es lo que esta haciendo el P. Gastaldi. Pero que sepa, al menos, que nosotros
para el ateo de hoy no somos problema y no tiene el menor interés de “perder
el tiempo” en dialogar con un sacerdote; sobre todo si éste va a repetir, como
un eco, las teorías que ellos conciben mejor por ser los autores de las mismas.
La única novedad que van a recibir de ese teólogo acomodaticio y ecléctico
consiste en un apéndice (1) ridículo, pegado de cualquier manera al sistema
que les es propio; cada vez mas reducido, dicho apéndice, a un último rincón y
un ultimo acomodo, ante la progresiva insolencia de la estulticia de ellos, los
ateos.
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Amicales
Simones
Ediciones
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