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LINEAMIENTOS GENERALES PROGRÁMATICOS

DE GOBIERNO AL BICENTENARIO DE NUESTRA


REPÚBLICA
_________________________________________________________________

Por Israel Lira


Secretario de la Sociedad Peruana de Filosofía

MMXXI
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INDICE

Introducción: objetivos fundamentales de la política estatal


sustentada en un nacionalismo peruanista
1. Soberanía política
2. Independencia económica
3. Justicia social

1. Economía
Problemáticas
1.1. Informalidad
1.2. Corrupción
1.3. Deficiente ejecución de gasto público
Propuestas
1.4. Necesidad de la planificación estratégica de la economía nacional
1.5. Necesidad de una política firme de lucha anti-corrupción
1.6. Necesidad de una gestión eficiente de recursos públicos

2. Educación
Problemáticas
2.1. Brecha de infraestructura educativa
2.2. Deficiente formación de docentes
2.3. Baja calidad de textos escolares
2.4. Total abandono de la educación rural
2.5. Deficiente gestión en la alimentación escolar
Propuestas
2.6. Acelerar el cierre de la brecha en infraestructura educativa
2.7. Fortalecer los Programas de Formación y Capacitación Docente
2.8. Modernizar, totalmente, la Educación Rural
2.9. Mejorar la Adquisición de Textos y Materiales Educativos
Complementarios
2.10. Establecer un proceso de licenciamiento para colegios públicos y
privados
2.11. Reformar el Programa Nacional de Alimentación Escolar.

3. Salud y Seguridad Social


Problemáticas
3.1. Brecha de infraestructura sanitaria
3.2. Brecha de equipamiento sanitario
Propuestas
3.3. Acelerar el cierre de la brecha en infraestructura sanitaria

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3.4. Acelerar el cierre de la brecha en equipamiento sanitario

4. Justicia y Sistema Penitenciario


Problemáticas
4.1. Corrupción
4.2. Hacinamiento
4.3. Brecha de infraestructura penitenciaria
Propuestas
4.4. Trabajo por compensación para reos
4.5. Reapertura del CEPA (Colonia Penal Agrícola)
4.6. Restablecimiento de la Guardia Civil

5. Agricultura
Problemáticas y Propuestas
5.1. Seguridad Hídrica
5.2. Seguridad Alimentaria

6. Industria
Problemáticas
6.1. Debilidad del proceso de diversificación productiva
6.2. Ausencia de una política industrial clara
6.3. Dependencia extractivista
Propuestas
6.4. Acelerar la puesta en funcionamiento de parques industriales
6.5. Reformar el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico
(CEPLAN)
6.6. Modernizar, totalmente, nuestra infraestructura portuaria
6.7. Establecer un proceso de ferroviarización del país
6.8. Fortalecer el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN)
6.9. Fortalecer el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Tecnológica (CONCYTEC) para dar paso a una cartera ministerial
integrada

7. Defensa
Problemáticas
7.1. La Obsolescencia del Equipamiento Militar
7.2. Falta de Fortalecimiento de las Capacidades de Defensa de la Nación
7.3. Ralentización de las Contrataciones y Adquisiciones del Sector
Defensa (Vía la Agencia de Compras de las FFAA)
Propuestas

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7.4. Acelerar la elaboración del nuevo Libro Blanco de la Defensa
Nacional
7.5. Modernizar, totalmente, el inventario militar y finiquitar compras
históricas
7.6. Fortalecer, ejecutar y ampliar los lineamientos para optimizar las
políticas en recursos humanos de las FFAA

8. Ciencia y Tecnología
Problemáticas y Propuestas
8.1. Inversión pública en I+D
8.2. Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología.

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Introducción: objetivos fundamentales de la política estatal
sustentada en un nacionalismo peruanista

1. Soberanía política: Que la nación peruana alcance el grado de potencia


emergente y de actor relevante geopolíticamente en el concurso de
naciones, con la libre determinación en la dirección de sus destinos y sin
ninguna injerencia por parte de potencias extranjeras tanto en su política
interna como externa.

2. Independencia económica: Que la nación peruana alcance la plena


industrialización y modernización que le permita a su vez mantener un
total equilibrio entre el gasto y el ingreso público, financiando así todo
proyecto gubernamental con las arcas del Estado Nacional, relegando de
forma paulatina los mecanismos de endeudamiento internacional al ser
lesivos en el mediano y largo plazo a los intereses nacionales.

3. Justicia social: Que en la nación peruana exista tanto una justa


distribución de la riqueza como una justa distribución de bienes culturales.

3.1. Justa distribución de la riqueza, la garantía de que todos los


miembros de la sociedad deben participar en el bienestar, así como en la
creación, multiplicación y conservación de la riqueza.

3.2. Justa distribución de bienes culturales, la garantía de que todos los


miembros de la sociedad deben tener condiciones de acceso a la
educación, el arte y la cultura sin los cuales no puede haber ningún tipo de
desarrollo.

1. Economía
«El Perú es un país sumamente rico en gente, historia, cultura, tradiciones,
lugares turísticos, recursos naturales y emprendimientos. Es una gran nación.
Sin embargo, aunque ha tenido momentos de importante crecimiento
económico en los últimos años, está aún lejos del desarrollo económico»
(Urbina, 13.02.2021).

Esta es la sentencia inequívoca del renombrado economista peruano


Dante Urbina, que se refrenda bajo la afirmación de que, a pesar de que el
Perú ha gozado de un crecimiento económico en los últimos 20 años, esto
no se ha reflejado a su vez en un desarrollo económico, es decir, hay un
desfase o disrupción entre crecimiento y desarrollo tan fuerte que esto es

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lo que separa a los enfoques de izquierda y derecha en la política peruana,
al respecto:

«Este malestar se ha manifestado en épocas electorales con un mensaje


sumamente claro y continuamente desoído: gran parte de la población
(especialmente de regiones pobres, sobre todo al sur del país) siente que el
modelo económico que tenemos no les beneficia... Y así es como llegamos al
Bicentenario, con un país lleno de polarizaciones: derecha e izquierda, Lima y
provincias, el sur y el resto del país, los del voto y los del “anti-voto”» (Urbina,
13.02.2021).

Enfoques (de izquierda y derecha) que a medida que esta disrupción vuelve
a hacerse más notoria cada cierto tiempo y conforme a la evolución de la
economía peruana, contribuye a una escalada de polarización política cuyo
reflejo estamos presenciando hoy en día (y que en su momento también la
vimos en las elecciones del 2006 y del 2011), y en ese mismo sentido Dante
Urbina señala:

«La polarización ha llevado a que muchos, por evitar un extremo, hayan caído
en el otro. Algunos defienden de forma dogmática el presente modelo
económico, sin concesiones ni matices, con tal de evitar lo que llaman “debacle
comunista”. Otros defienden de forma totalitaria un cambio radical, sin
mayores análisis ni sustentos, con tal de salir de lo que llaman “modelo
neoliberal”. Entre estos extremos no hay diálogo, no hay puentes, solo
enfrentamiento» (13.02.2021).

Visto esto consideramos que la problemática está claramente identificada


y con ello su posible solución: ¿Cuál es la problemática neurálgica? El
desfase entre crecimiento y desarrollo. ¿Cuál es la solución? Terminar de
forma definitiva con dicha disrupción. Ahora la pregunta es: ¿Cómo?
Vayamos por partes, primero: ¿Qué entendemos por crecimiento? ¿Acaso
el crecimiento y el desarrollo no van siempre de la mano? Y si no es así,
entonces ¿Qué entendemos por desarrollo? Bueno, dado que los hechos
fácticos nos reafirman que hay un desfase entre estas dos categorías, ello
nos refrenda a su vez que no siempre van de la mano (aunque esto sea lo
esperado), y de que por ende estamos tratando con conceptos distintos.

Por crecimiento económico entendemos el aumento cuantitativo (es


decir a la variación porcentual positiva del valor de mercado de todos los
bienes y servicios finales producidos en una economía determinada) que
se refleja en el PBI (Producto Bruto Interno, que mide el ingreso total
de todas las personas en la economía y el gasto total en los bienes y
servicios producidos en la economía), mientras que por desarrollo

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económico diremos que es el real aumento cualitativo de las
condiciones de vida y el bienestar social.

Con estas definiciones queda claro porque no es conveniente confundir


crecimiento con desarrollo o considerar que un contexto de crecimiento
va a generar necesariamente, y en todos los casos, uno de desarrollo. Los
economistas son conscientes de ello, solo los que aún se encierran en un
fetichismo del PBI sin comprender sus limitaciones, en palabras del premio
nobel de economía Joseph E. Stiglitz, son los que continúan bajo una
visión equívoca, y consideramos que los gobiernos de turno peruanos, en
política económica, han tenido y mantenido esta visión errónea. Un
informe de la comisión Stiglitz para enfrentar la crisis económica de 2008
para Francia, precisó en esa línea, lo siguiente:

«Las políticas deberían estar orientadas al incremento del bienestar social, no


del PIB»

Bien, en el Perú, desde 1990, las políticas han estado orientadas


precisamente a eso (lo que queda aún más claro con la revisión de las
Notas Informativas del MEF), al incremento del PBI y no al bienestar
social (el cual se ha tenido por sobreentendido y no como una cuestión
cuyo tratamiento es independiente), por ello es por lo que tenemos ese
desfase anteriormente señalado. Y antes de que se nos malentienda, aquí
nadie está negando la importancia del PBI, al contrario, se reafirma su
trascendencia como una buena medida del bienestar de una economía, sin
embargo, se reconoce que tiene limitaciones que no permiten reflejar otros
valores sociales que son importantes para medir ese bienestar, en ese
sentido David Jolly para el New York Times (15.09.2009) comentando los
alcances del Informe Stiglitz precisaría lo siguiente:
«…la brecha entre lo que dicen los números y lo que están experimentando
realmente las personas. Observan que, a lo largo del curso de las décadas
recientes, el PIB estaba aumentando en la mayor parte del mundo, incluso
cuando la mediana del ingreso disponible, el ingreso de la persona
representativa estaba disminuyendo en muchos países, lo que significa que
una gran parte de las ganancias del crecimiento económico acababa en manos
de los ricos, a costa del resto» (D. Jolly en Gregory Mankiw, 2012: 506-507).

En el Perú el crecimiento económico, por esa disrupción, ha devenido en


el bienestar económico de unos pocos ricos, de ese 1% de asalariados
peruanos que perciben el 23.7% del ingreso nacional (Gestión, 10.03.2021)
conforme a las estadísticas de la World Inequality Database. Y esto no se
refleja en el PBI, de nuevo, porque:

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«…el PIB tampoco nos dice nada acerca de la distribución del ingreso. Una
sociedad en la cual 100 personas tienen ingresos anuales de $ 50,000 tiene un
PIB de $ 5 millones y tiene obviamente un PIB por persona de $ 50,000.
También lo tiene una sociedad en la cual 10 personas ganan $ 500,000 y 90
sufren por no tener nada. Pocas personas verían esas dos situaciones y las
llamarían equivalentes» (Gregory Mankiw, 2012: 506-507).

La pregunta ahora es: ¿Cómo aumentas el nivel de vida y el bienestar social


de una población si tienes recursos del crecimiento económico? Si hay
crecimiento económico se entiende que habrá una mayor recaudación
tributaria y el Estado podrá financiar así inversiones públicas para mejorar
la infraestructura y los servicios que brinda, en ello, la salud, la educación,
la justicia, etc. En ese sentido:

«Si el PIB de un país incrementa se convierte en un referente para analizar el


aumento de la producción nacional, y en consecuencia el aumento de las
recaudaciones del impuesto a la renta» (Ronquillo & Ronquillo,2017:35).

Sin la modernización de la estructura estatal de servicios públicos, solo se


perpetúa una cadena de desigualdad, porque la salud (buenos profesionales
médicos), la educación (buenos maestros e instituciones educativas) y el
acceso a la justicia (buenos servicios de defensa jurídica, es decir, buenos
abogados), de buena calidad, solo quedará para los que pueden costear el
servicio en el sistema privado, mientras que en el Estado, en el sistema
público, se continuará brindando el mismo servicio, más barato, pero de
baja calidad, cuando la idea es que sea el mismo servicio, con una calidad
estandarizada y a un precio genérico razonable, para generar ese contexto
de igualdad de oportunidades en donde no importen las condiciones
preexistentes (si se nació en una familia rica o en una familia pobre) de un
ciudadano en su carrera profesional y en su vida económica, sino tan solo
las que si dependen únicamente de su esfuerzo y mérito personal.

De lo expuesto se puede colegir que, si hay crecimiento económico, se


entiende que debería de haber una mayor recaudación tributaria para así
modernizar el Estado, sin embargo, en el Perú, precisamente esto último
(la modernización) es lo que no se ha dado, y si se ha intentado ha sido de
una forma plenamente deficiente hasta el tiempo presente ¿Por qué?
Porque se han tenido y se tienen tres obstáculos:

1.1. La informalidad (donde hay una evasión tributaria pura, y en donde


también es un factor por considerar las trabas burocráticas para pasar de
la informalidad a la formalidad);

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1.2. La corrupción (por la desviación de fondos públicos que vienen de
la recaudación tributaria) y;

1.3. Una deficiente ejecución del gasto público (derroches en bienes


de infraestructura pública que no tienen otra finalidad que la de sustentar
gasto ya que no aportan ningún beneficio social p.ej. Lima: estatuas de
Guerrero y Gareca en el distrito de San Miguel; Arequipa: Se construyó un
monumento a la muela en honor a la salud bucal; Chivay: Monumento a
la ojota; Huayre, Junín: Monumento a la súper maca, etc).

Todo esto se reduce a (1.4) una falta de planificación económica


(orientada a un aumento de la recaudación tributaria, destrabando tanto
los obstáculos para que el sector informal se regularice, y para que el
régimen tributario sea mucho más flexible con los pequeños
contribuyentes y firme con el gran empresariado, recordando las deudas
millonarias de este último sector a la SUNAT); a (1.5) una falta de una
política firme de lucha anticorrupción (que se expresa en resultados
paupérrimos en los índices de percepción de la corrupción, en donde al
2019, el Congreso de la República con 76%, el Poder Judicial con 47% y
los partidos políticos con 31% concentraban los mayores porcentajes de
desconfianza pública conforme a Proética, por considerarlas las más
corruptas); y (1.6) una falta de gestión eficiente de recursos (para evitar
la inejecución del gasto público menor al 25%, obras sin utilidad social y
aumento del gasto por periodos pre-electorales solo con fines proselitistas,
así como para garantizar la modernización del Estado respecto de
infraestructura pública estratégica: salud, educación y justicia).

Por todo lo expuesto, y en nuestro humilde parecer, son estas algunas de


las razones (y unos alcances generales respecto de medidas correctivas)
por las cuales en el Perú ha habido y hay hasta el día de hoy, crecimiento
sin desarrollo, y hasta que esta fractura o disrupción entre estas categorías
que deberían ir de la mano, no se corrija, seguiremos siendo testigos de
polarizaciones políticas sustentadas, con justicia, en este desfase.

2. Educación

2.1. De acuerdo con el Plan Nacional de Infraestructura del MINEDU


(2017), hay una brecha de infraestructura educativa que asciende a S/.
100,499 millones y que según estimaciones se verá corregida al 60% en el
2025, y al 100% entre el 2030 a 2035, sin embargo, el Estado solo ha
asignado S/ 4 mil millones para dicho propósito en el año 2020, con al

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menos 27400 instituciones educativas a punto de colapsar, siendo en la
Amazonia peruana en donde esta situación es más alarmante;

2.2. Conforme al CADE Educación (2017), otra de las principales


problemáticas de la educación en el Perú se constituye en la deficiente
formación de los docentes, que a su vez impacta en el proceso educativo
de los alumnos. Sin embargo, el Estado ha mostrado tímidos avances en
lo que atañe a la revaloración de la profesión docente, y en lo que respecta
a la mejora salarial (Andina, 04.11.2020), a lo que se aúna una
comprensible actitud hostil del SUTEP en llegar a una solución integral a
este respecto que beneficie a ambas partes y que en cierta forma impide la
implementación plena de políticas meritocráticas en la educación, como
p.e la evaluación docente (reiniciada en abril de 2020 luego de dos
postergaciones por presión del SUTEP).

2.3. La baja calidad de los textos escolares. Desde el año 2013 se


identificó, en las escuelas públicas de todo el Perú, libros con datos errados
y problemas de coherencia (Panorama, 15.10.2017);

2.4. Hay cerca de 1.3 millones de peruanos que conforman la población


de alumnos de escuelas rurales y que se encuentran prácticamente en el
más desvergonzado abandono, en lo que respecta a precarias
condiciones de aprendizaje, infraestructura y conectividad (Perú 21,
23.10.2020);

2.5. El Programa Nacional de Alimentación Escolar – Qali Warma, desde


su fundación en el 2012, tiene un historial constante de intoxicaciones
por desayunos escolares (El Comercio,18.07.2018).

Estas son algunas de las más apremiantes problemáticas inherentes a


nuestro sector educativo en un aspecto estructural, y que devienen, como
consecuencia de las deficiencias estructurales, en deficiencias de resultado
educativo como lo son:

a. Analfabetismo: Si bien la tasa de analfabetismo se ha reducido de


7.1% a 5.9% en los últimos 5 años, aún hay 1 millón 369 mil 295 personas
que no saben leer ni escribir (MINEDU, 08.09.2018).

b. Precariedad en Niveles de Comprensión Lectora y Matemáticas:


En el 2018 se realizó la prueba PISA (Programa para la Evaluación
Internacional de Estudiantes), del 14 de agosto al 30 de septiembre, en

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donde el Perú ocupo el lugar 64 (de los 79 participantes en las tres áreas
de Ciencias, Habilidad Lectora y Matemáticas), a diferencia del año 2012,
en donde ocuparía el último lugar de entre los 65 participantes, asimismo,
en el 2015, si bien el Perú dejo el último lugar de entre los 69 participantes,
ocupó el puesto 63 en Ciencia, 62 en Lenguaje y 61 en Matemática.

c. Inequidad educativa: 6 de cada 10 jóvenes no acceden a educación


superior (MINEDU, 31.01.2019), debido a diversos factores, como la
demanda laboral, pero se tiene que el principal sería el relativo a las
desigualdades socioeconómicas, lo que impacta en el crecimiento de la
población de jóvenes que ni estudian ni trabajan, que ya se estima en cerca
de 2 millones al cierre del año pasado (Gestión, 07.07.2020).

d. Falta de calidad educativa: A la fecha ha culminado la primera etapa


del proceso de licenciamiento de universidades a nivel nacional dando
como resultado 92 universidades y 2 escuelas de posgrado licenciadas y 50
casas de estudios con licenciamiento denegado (Andina, 13.01.2021).
Ahora lo que toca es que se lleve a cabo un proceso de licenciamiento para
la educación básica regular, tanto a colegios públicos como privados.

Identificadas las deficiencias tanto a nivel estructural como de resultados,


la pregunta ahora es: ¿Qué hacer? Para responder esa pregunta y plantear
algunas medidas al respecto, es preciso responder a otra pregunta: ¿Cuál
es el origen de estas problemáticas? Esta respuesta, ya la daban
personalidades en cierto sentido antagónicas, como Mariátegui en sus 7
ensayos (en el aspecto teorético) y el General Odría durante la Junta Militar
de 1948 (en el aspecto pragmático). En torno a Mariátegui lo siguiente:

«Tres influencias se suceden en el proceso de la instrucción en la República;


la influencia o, mejor, la herencia española, la influencia francesa y la
influencia norteamericana… La historia de la instrucción pública en el Perú
se divide así en los tres períodos que se señalan estas tres influencias… En el
proceso de la instrucción pública, como en otros aspectos de nuestra vida, se
constata la superposición de elementos extranjeros combinados,
insuficientemente aclimatados. El problema está en las raíces mismas de este
Perú hijo de la conquista. No somos un pueblo que asimila las ideas y los
hombres de otras naciones, impregnándolas de su sentimiento y su ambiente,
y que de esta suerte enriquece, sin deformarlo, su espíritu nacional…El
sentimiento y el interés de las cuatro quintas partes de la población no juegan
casi ningún rol en la formación de la nacionalidad y de sus instituciones…La
educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional» (64º
Edición, 1996:105-106).

Por el lado de la Junta Militar:


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«En 1949 el presupuesto destinado a la Educación, comparativamente con
gobiernos posteriores y anteriores fue uno de los más altos…El presupuesto
del sector Educación se elevó de S/. 143´422,584 en 1948 a S/. 466´050,919
en 1955 y el gobierno dio el decreto ley del 3 de diciembre de 1948 creando
el Fondo de Educación Nacional que entre los años 1948-1955 ascendió a un
total de S/. 139´367,628.35 dinero que se invirtió en: a) Grandes Unidades
Escolares en Lima y Provincias…b) Se edificaron los colegios militares
Francisco Bolognesi de Arequipa y Leoncio Prado del Callao; c) Las escuelas
normales de Varones de La Cantuta; d) Los colegios nacionales Dos de Mayo
del Callao, La Unión en Dos de Mayo, Leoncio Prado de Huánuco…etc.; e)
Los institutos industriales Hermilio Valdizán en Huánuco y los agropecuarios
de Jaén y Huánuco. De esta manera se procuró atender a las graves
necesidades de infraestructura, la cual, en conjunto, sobrepasó los ingresos
del Fondo de Educación» (Martiniere, 1994:101-102).

Es decir que, la educación en el Perú nunca ha gozado de un espíritu nacional,


y siempre ha estado caracterizada por una falta de inversión eficiente (que solo se
ha visto atendida en etapas puntuales de nuestra historia como la
denotada), siendo que, identificada la génesis de las problemáticas, origen
neurálgico de las deficiencias estructurales y de resultado, se tiene pues
que, la solución definitiva es obvia: (i) Hay que imprimir a la educación
peruana ese necesario e imperativo espíritu nacionalista de la mano
de una (ii) fuerte inversión pública y de su eficaz ejecución. Puesto
que «una baja inversión en educación está a su vez asociada, con bajas tasas de
crecimiento…» (Labaqui, 2003:159). Sin dejar de lado otras estrategias de
inversión como las asociaciones público-privadas y las obras por
impuestos.

(i) Educación Peruana orientada al Patriotismo: Ello implica la


recuperación autónoma de los cursos de Historia del Perú, Historia
Universal, Geografía, Economía y de Educación Cívica. Ya que sin
perjuicio que el Currículo Nacional de la Educación Básica 2016
contempla las áreas de Ciencias Sociales y de Desarrollo Personal,
Ciudadanía y Cívica (a su vez como partes del área de Personal Social),
estas no se encuentran desglosadas, acortando con ello las horas de
enseñanza. Es decir, actualmente estos cursos mencionados (Historia del
Perú, Educación Cívica, etc.) no existen como tales, como cursos
específicos y particularizados, sino como temáticas integradas de forma
genérica en el área de personal social. Aunado a ello, se hace imperativa la
inclusión del curso de Filosofía. Lo que nos lleva a la necesaria revisión y
reformulación del Currículo Nacional de la Educación Básica y de sus
Programas Curriculares de Educación Inicial, Primaria y Secundaria.

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(ii) Elevación del presupuesto público del sector educación y
gestión eficiente de su ejecución: Recientemente, en diciembre del
2020, se aprobó la Ley No. 31097 que modifica el artículo 16 de la
Constitución Política del Perú para efectos de impulsar al sector educación
en lo que atañe a financiamiento, disponiendo que, como mínimo, el
Estado asigne el 6% del PBI a dicho sector. Teniendo eso en cuenta, ahora
nos enfrentamos ante otro problema, la falta de ejecución de este
presupuesto por una deficiente gestión pública.

Por citar un ejemplo, de acuerdo con el portal de Consulta Amigable del


MEF y al Instituto Peruano de Economía, al 26 de noviembre de 2020, el
gasto público en educación ascendía a S/ 23,235 millones, monto que
equivale al 71.1% del presupuesto institucional modificado (PIM) 2020
para el sector (S/ 33,460 millones). No obstante, el panorama cambia al
considerar el avance de la inversión pública. A la misma fecha, solo se
había ejecutado el 34.2% de los S/ 7,378 millones destinados ese año para
inversión pública en educación. Así, de los cinco sectores con mayor
presupuesto para inversión (transporte, educación, saneamiento,
agropecuario y salud), educación presentaba el menor avance. Es decir, se
debe buscar una mayor eficiencia con los recursos actuales, elevando el
nivel de ejecución y redirigiendo el gasto a aspectos prioritarios.

En ese sentido, señalados los dos vértices generales de una nueva reforma
educativa peruana, que deberá estar orientada al incremento de la calidad
y la equidad educativa, por la brevedad de la presente, se proponen seis
medidas específicas derivadas como:

2.6. Acelerar el cierre de la brecha en infraestructura educativa: Con


el fortalecimiento del PRONIED, y mediante proyectos a cargo de
Asociaciones Publico Privadas (APP) y a través de Obras por Impuestos
(OxI).

2.7. Fortalecer los Programas de Formación y Capacitación


Docente: Para la revalorización de la carrera docente, con la subsecuente
mejora en los procesos de evaluación, y del progresivo incremento de la
remuneración a los docentes para la reducción de la brecha salarial.

2.8. Modernizar, totalmente, la Educación Rural: A través de una


reorganización que reconozca un tratamiento diferenciado respecto de la
escuela urbana, en el sentido que las necesidades y requerimientos de la
escuela rural son distintas en torno a p.e una infraestructura adecuada a la

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zona (con mayor razón si hay presencia de lluvias intensas como en
Áncash) y una asistencia flexible del alumnado por las grandes distancias
entre las escuelas y las comunidades.

2.9.Mejorar la Adquisición de Textos y Materiales Educativos


Complementarios: Generando espacios de retroalimentación y órganos
de consulta que involucren más a los centros educativos, ya que conforme
a la Ley General de Educación, las Instituciones Educativas también
tienen como función la de diversificar y complementar el currículo básico,
realizar acciones tutoriales y sobre todo la de seleccionar los libros de texto
y materiales educativos, buscando así asegurar la máxima calidad de las
adquisiciones.

2.10. Establecer un proceso de licenciamiento para colegios


públicos y privados: De la misma forma que se efectuó con las
universidades y conforme a unas condiciones básicas de calidad.

2.11. Reformar el Programa Nacional de Alimentación Escolar: A


través de una reorganización administrativa, para garantizar la propia
eficiencia del programa y la eficacia en los procesos de compra (una mayor
exhaustividad en la selección de los proveedores del servicio alimentario
que afiance a su vez la calidad de los productos ofrecidos).

3. Salud

Uno de los sectores más golpeados. Esto nos tocó en una situación
complicada, debido a que a pesar de las reformas iniciadas desde el 2013
con el objetivo de reconocer que la salud es un derecho y que el Estado
debe garantizar su protección (Velásquez, Suarez, Nepo-Linares, 2016), el
sector salud a enero del 2020 mostraba indicativos desalentadores, lo que
nos lleva a inferir que las reformas iniciadas están incompletas o no han
generado el efecto deseado. ¿Es necesario que lleguemos a una situación
de crisis para que recién tomemos cartas en el asunto? Se recordará en esto
el anuncio del expresidente Vizcarra de habilitar el complejo habitacional
de la Villa Panamericana para que cumpla la función de un Hospital para
tratamiento de pacientes con Covid-19, y que configuró un mero paliativo,
que tuvo mucho de improvisación y poco de planificación, es preciso por
ello que alentemos más la planificación gubernamental para evitar
situaciones de sería improvisación.

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Esta situación desalentadora se verifica con el documento técnico que
emitió el MINSA el jueves 23 de enero del año pasado, mediante
Resolución Suprema 025-2020/MINSA, en referencia al informe de
Indicadores de Brechas de Infraestructura y Equipamiento del Sector
Salud, que mereció un reporte especial por parte de la Sociedad de
Comercio Exterior del Perú – Comexperú. En dicho reporte, se hace
énfasis en el análisis del estado de la infraestructura y equipamiento de los
centros de salud y hospitales. Al respecto, se tuvo que, en los
establecimientos del Minsa, EsSalud, las sanidades de las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional del Perú, los indicadores muestran que el sector de
sanidad pública se encuentra en un estado crítico, y que hacia 2023 no se
tiene proyectado una mejora notable, al menos en la dimensión de
infraestructura y equipamiento.

Antes de continuar con la reseña del reporte, precisamos definir un


concepto técnico que es usado a lo largo del mismo, el de capacidad
instalada. La capacidad instalada hace referencia a: «…la disponibilidad de
infraestructura necesaria para producir determinados bienes o servicios»
(Mejia Cañas, 2013). Para el caso del presente, el uso del concepto hace
alusión a la disponibilidad de infraestructura necesaria para brindar el
servicio de salud pública. Si la capacidad instalada es inadecuada ergo no
hay disponibilidad de infraestructura necesaria para que el servicio pueda
ser brindado de forma óptima.

Visto lo expuesto se tiene que, en lo que respecta a la situación de los


establecimientos de salud (EE.SS) actuales, el reporte menciona que, de
los EE.SS de primer nivel de atención (puestos de salud, postas de salud,
centros de salud y centros médicos de categorías I-1, I-2, I-3 e I-4) a enero
de 2020 se tenía que el 77.8% (6,785 de 8,723) presentaba una capacidad
instalada inadecuada, lo que implica: infraestructura precaria,
equipamiento obsoleto, inoperativo o insuficiente. Por otro lado, en torno
a EsSalud se identificó que el 84% de sus establecimientos (242) se
encuentran en la misma condición, con énfasis en las redes de Junín, La
Libertad y Piura en donde hay una mayor cantidad de centros asistenciales
inadecuados.

La situación de los hospitales, que viene de muchos problemas de varios


lustros no es mejor, o usando el dicho del reporte, seriamente
preocupante, en tanto que de los 243 que existen a nivel nacional, el 51%
tiene capacidad instalada inadecuada:

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«Estos establecimientos son responsables de satisfacer las necesidades de
salud de la población mediante atención integral ambulatoria y hospitalaria
con servicios especializados, y la brecha no permite que las prestaciones se
realicen en condiciones óptimas. Entre los departamentos con brechas
mayores al 60% encontramos a Áncash (83.3%), Lima (76.1%), Tumbes
(66.7%), Ucayali (66.7%), Apurímac (66.7%), Ayacucho (60%) y Puno (60%).
En el caso de EsSalud, se tienen 73 centros hospitalarios en esta situación».

A todo lo mencionado se aúna la situación de los institutos especializados


(p.e Instituto Nacional Cardiovascular, Instituto Nacional de Salud del
Niño, etc.) en donde se tiene que el 60% de estos, no cuentan con
infraestructura y equipamiento acorde con los estándares sectoriales
establecidos, siendo por ello que su capacidad de brindar servicios se
encuentra limitado.

Otra mención cabe hacer respecto de los laboratorios del Instituto


Nacional de Salud (INS), el reporte señala que este organismo público
ejecutor del Minsa y encargado de la investigación de los problemas
prioritarios de salud y de desarrollo tecnológico, está en una situación
paupérrima e inaceptable, en tanto que, de los 41 laboratorios, 29 poseen
capacidad instalada inadecuada, es decir, el 95.1%. Asimismo, 95.8% de
los laboratorios regionales no cuentan con condiciones óptimas en cuanto
a infraestructura y equipamiento especializado para brindar sus servicios.

Por otro lado, a nivel nacional nos hacen falta 281 establecimientos de
salud del primer nivel de atención:

«es decir, un 20.7%, para llegar a un óptimo de 1,355. De la misma manera,


en el caso de los hospitales, aún se requieren 172 para contar con la cantidad
óptima estimada de 303 (56.2% más). Para cerrar estas brechas, el referido
documento señala que se harán esfuerzos progresivos, según el planeamiento
de inversiones de las diferentes instancias y niveles de Gobierno. Pero
preocupa que el Minsa no proyecte una reducción de la brecha de
establecimientos de atención primaria a 2023, a pesar de la evidencia para
fortalecer este nivel y, por el contrario, sí se prevé la construcción de más
hospitales. A raíz de este panorama, queda claro que la infraestructura y el
equipamiento del sector salud están en condiciones precarias. La
consecuencia directa de esto la pagan los pacientes, quienes no pueden
acceder a una atención de calidad y en otros casos acaba en muertes».

El Dengue y el Covid-19 son la imperativa llamada a que los peruanos


tomemos conciencia, a que tenemos que construir un mejor Estado, que
realice una inmediata modernización de nuestro sistema de sanidad
pública y seguridad social. Que resuelva de forma definitiva estas brechas
en infraestructura y equipamiento denotadas, siendo esta una de las
16
grandes modernizaciones que el proceso de reconstitución de nuestra
república tendría como objetivo neurálgico.

4. Justicia y Sistema Penitenciario

«Debido a los casos de hampones que son liberados por la Fiscalía por riesgo
al contagio de COVID-19, el ministro del Interior, Gastón Rodríguez, indicó
que existe una propuesta para volver a poner en funcionamiento cárceles
como El Frontón y San Jorge para internar a dichas personas» (La República,
10.07.2020).

Situaciones como la descrita, son las que refrendan el hecho que es ya


urgente e imperativa una reforma de nuestro sistema penitenciario. Esto
no es algo nuevo, y al contrario cíclico al interior de las políticas de Estado
que con cada gobierno pasan a ser relegadas y solo retornan a la palestra
cuando los parches comienzan a fallar, y las goteras son demasiadas. De
lo que obra en nuestro conocimiento, ya existe desde el 2012 un
documento del Ministerio de Justicia (MINJUS, 13.04.2012), en donde se
establecen 10 medidas para la Reforma de nuestro Sistema Penitenciario,
de las cuales resaltamos las siguientes:

4.1. La Lucha contra la Corrupción: El Inpe presenta un serio problema


de corrupción, que tiene dentro de sus principales causas al hacinamiento,
la falta de personal, al clima laboral negativo y adverso, así como a los
bajos sueldos de su personal. A estas causas endógenas, se aúnan causas
exógenas, como pueden serlo la llamada corrupción por contaminación,
es decir, la convivencia del personal con la delincuencia que genera a su
vez situaciones de proclividad a la corrupción, tanto por intimidación
como por tentativa.

4.2. Reducción del Hacinamiento: A la fecha del informe del MINJUS


bajo comentario, se tenían cifras realmente alarmantes, con más de 56 mil
internos en 68 penales, cuya capacidad de albergue es de sólo 28,250
plazas, lo que implica una sobrepoblación del 100%, a lo que se aúna que
dicha cifra aumenta en una cifra de mil presos mensualmente.

4.3. Mejora del Sistema de Seguridad en los Penales: La presencia de


una enorme brecha en cuanto a recursos que el Estado ha invertido en los
establecimientos penitenciarios en materia de seguridad, lo que se plasma
en que los penales se encuentren en condiciones de seguridad deficientes,
sin arcos de control en las puertas de entrada, por lo que pueden ingresar
armas, drogas y otros objetos prohibidos. A esto se aúnan deficiencias en

17
el trabajo operativo por falta de recursos idóneos, p.e la falta de armas y la
obsolescencia de las que ya se tienen; la falta de vehículos para operaciones
regulares como traslado de internos, lo que dificulta esta labor y lo que ha
ocasionado que en varias oportunidades se haya tenido que utilizar taxis
para dicha tarea, lo que es a todas luces irregular y fomenta las situaciones
de escape de internos.

4.4. Mejora del Sistema de Salud en los Centros Penitenciarios: La


salud en los centros penitenciarios es crítica, son focos infecciosos donde
enfermedades como la tuberculosis ataca al 30% de la población y se
convierte en foco de afectación a la salud pública, pues no menos de 50
mil personas acuden cada semana (tomar en cuenta que el Informe del
MINJUS es del 2012), lo que puede producir contagios en cadena, a ello
se aúnan otras enfermedades como el SIDA.

4.5. Mejora del tratamiento penitenciario: Existe un (01) psicólogo por


cada 387 internos, (01) medico por cada 885, (01) asistente social por cada
442 y (01) abogado por cada 885 internos. Sumado a que no ha existido
una política efectiva de reinserción laboral.

4.6. Mejora del personal del INPE: El personal del INPE está sujeto a
un régimen laboral no adecuado a la labor penitenciaria, que genera la
desmotivación y sueldos muy bajos. No existe una línea de carrera y menos
meritocrácia (un funcionario que hoy es un Director de un penal, puede
realizar mañana labores de seguridad).

4.7. Acciones de Previsión y Reducción del Delito: La situación de


hacinamiento es explosiva, en tanto que la mayor incidencia delictiva en
nuestro país se centra en tres delitos: robo agravado (35%), tráfico ilícito
de drogas (25%) y delitos contra la libertad sexual (20%), siendo que el
desafío se encuentra en enfocar estrategias de acción efectivas contra ellos,
revisando a su vez, en qué casos se pueden postular acuerdo reparatorios
(victimas-agresores) para pacificar nuestra sociedad y evitar su
criminalización.

Independientemente de las acciones que hoy 2021 se hayan tomado para


solucionar estos problemas que grafica el informe del MINJUS (y de lo
que se muestra en la noticia que inicia la presente, y que parece avisarnos
que no se ha hecho mucho), es claro que lineamientos para la reforma ya
existen, lo único que falta es, como siempre, voluntad política.

18
Por nuestro lado, nosotros aunamos a los 7 puntos mencionados (que
deberán ser actualizados al contexto presente), una propuesta de trabajo
por compensación (remunerado y no remunerado de acuerdo con el
caso), para construcción de obras públicas (Hospitales, Carreteras, Bases
Militares, Colegios, etc) y costos de indemnización a víctimas, para efectos
de que los reos retribuyan con su trabajo la deuda social generada.

Asimismo, podría tenerse en cuenta también dentro de estas reformas, la


reapertura del CEPA (Colonia Penal Agrícola) e institucionalizarlo como
un programa de trabajo agrícola dentro del sistema penitenciario para reos
de alta peligrosidad y que tengan problemas de disciplina, ya que inclusive
las áreas que servían para dichos propósitos después de su desactivación
aún son propiedad del Instituto Nacional Penitenciario.

En ese sentido, y sin perjuicio de lo mencionado, nosotros consideramos


que el INPE (al igual que p.e el Serenazgo) ya no cumple de forma idónea
su labor institucional debido a los altos índices de corrupción y falta de
preparación en sus filas, por lo que ello empalma con nuestra propuesta
de que todas las labores de seguridad ciudadana, policía municipal y de
administración penitenciaria, se encuentren a cargo de la Guardia Civil
(GC) en diferentes ramas de especialidad, siendo el restablecimiento de
la GC, otra propuesta en esa línea, y en torno a esto último, como se
recordará, por Ley No. 24949 del 06 de noviembre de 1988, en el primer
gobierno de Alan García Pérez, la organización y funciones de las fuerzas
policiales: Guardia Civil, Policía de Investigaciones y Guardia Republicana
fueron asumidas por la Policía Nacional del Perú. No son pocos los que
vieron en ello, como ven hoy, la principal causa del actual estado de
indisciplina, desorganización y corrupción al interior de la Policía,
unificación que lejos de fortalecer a la institución ha ido mermando su
mística y fortaleza organizacional.

5. Agricultura

5.1 Seguridad Hídrica

«El Foro Económico Mundial en su informe anual sobre riesgos globales


(2012), entendidos estos como eventos que, de ocurrir, pueden causar serios
daños a países y sectores industriales, posicionó el 2015 a la crisis del agua
como el riesgo de mayor preocupación (…) para el 2016 el riesgo de mayor
significancia será la incapacidad de adaptarnos y mitigar el cambio climático,

19
las armas de destrucción masiva ocuparán el segundo lugar, la crisis por el
agua el tercero (…)» (Martínez-Austria, 2017:30-43).

Precisamente en torno a esto último, no es novedad que en el Perú, los


gobiernos de turno tengan una tarea pendiente que se viene arrastrando
desde hace ya varios lustros en relación a la sobreexplotación de recursos hídricos
debido a una constante presión demográfica, que es la principal amenaza a la
seguridad hídrica, entendiendo a esta última: «…como la capacidad de una
población para salvaguardar un acceso sostenible a cantidades adecuadas
de agua de calidad aceptable para sostener los medios de vida, el bienestar
humano y el desarrollo socioeconómico, para asegurar la protección
contra enfermedades y desastres relacionados con el agua, y para preservar
los ecosistemas en un clima de paz y estabilidad política» (UNESCO,
2003). De igual forma puede entenderse como «la provisión confiable de
agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción
de bienes y servicios y los medios de subsistencia, junto con un nivel
aceptable de riesgos relacionados con el agua» (Sadoff, C, Muller, M.,
2010:14).

Para alcanzar una provisión confiable de agua que permita, de acuerdo al


marco teórico brindado, contar con la disponibilidad de agua tanto para
uso humano, mantenimiento de ecosistemas y la previsibilidad frente a
desastres relacionados con el factor agua, son necesarias políticas hídricas
sustentadas en una gestión integrada y/o sostenible de recursos hídricos,
máxime si de acuerdo a la Política de Estado sobre los Recursos Hídricos
(2012), el Estado Peruano reconoce su naturaleza de derecho
fundamental:

«(…) cuidar el agua como patrimonio de la Nación y como derecho


fundamental de la persona humana al acceso al agua potable, imprescindible
para la vida y el desarrollo humano de las actuales y futuras generaciones. Se
debe usar el agua en armonía con el bien común, como un recurso natural
renovable y vulnerable, e integrando valores sociales, culturales, económicos,
políticos y ambientales» (Acuerdo Nacional, 2012).

Sin embargo, lo que nos dice el estado de la cuestión, de acuerdo a un


estudio efectuado por la geógrafa Tania Burstein-Roda (2018) y que es
base para la presente, es que a pesar de estas disposiciones, y de que
inclusive el Perú está suscrito a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) de las Naciones Unidas (2015), cuyo ODS seis es el de garantizar
la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para
todos, y de que la Ley No. 30588 que reconoce el derecho al acceso al agua
como un derecho constitucional, en donde se expone que:
20
«el Estado reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma
progresiva y universal al agua potable. El Estado garantiza este derecho
priorizando el consumo humano sobre otros usos».

A pesar de todo ello, la realidad dista mucho del correlato normativo, en


un país que se caracteriza, de acuerdo con Burstein-Roda (2018), por la
escasez de agua y altos índices de contaminación debido a la limitada
accesibilidad y administración por la alta ineficiencia en la gestión de este
recurso a pesar de contar con una extraordinaria oferta hídrica.

Lo mencionado se refrenda cuando recordamos la crisis en Lambayeque


de Marzo de 2020, por desabastecimiento de agua para consumo humano
por la insuficiente reserva de agua del Reservorio Tinajones,
encontrándose esta solo al 5% del volumen total de los 320 millones de
metros cúbicos de capacidad de almacenaje. Esto es una clara prueba de
la falta de una gestión integrada de los recursos hídricos, en tanto que en
lugar de asegurar de forma integral dicho recurso para todas las actividades
de uso humano, ya sea consumo de la población, saneamiento y
producción, solo se ha concentrado para esto último, es decir, para
agricultura e industria, por lo que estamos en un estrés hídrico que es
insostenible, lo que va muy acorde con la visión neoliberal de progreso, en
donde lo económico (caracterizado por el bien particular de las empresas
y la justicia individual de los empresarios) está en desequilibrio frente al
bien común y la justicia social de la población.

Esta situación, cotejándola con las estadísticas y datos al respecto, nos da


un panorama de acción inmediata, es decir que, si no hacemos algo pronto,
vamos a tener problemas a nivel nacional y por lo siguiente:

«… la costa desértica del Perú concentra al 70 % de la población y sólo cuenta


con 2 % de disponibilidad hídrica. Lima, la ciudad capital de alrededor de diez
millones de habitantes es la segunda ciudad más grande del mundo ubicada
en un desierto (la primera es El Cairo). La vertiente oriental, donde se ubica
la cuenca amazónica, concentra el 97,4 % del recurso hídrico pero la
población es poca, en su mayoría rural, con asentamientos dispersos por lo
general.

A este problema de distribución demográfica, se suma la distribución del uso


del agua. (…), el 80 % del recurso es utilizado en las actividades agrarias que
se desarrollan sobre todo en la costa, lo que genera un grave problema de
estrés hídrico, exacerbado por la selección de cultivos de agroexportación
como el arroz en la costa norte o el espárrago en la costa central y sur que
requieren de grandes cantidades de agua» (Burstein-Roda, 2018).

21
El Perú tiene el marco normativo, y la potencialidad hídrica, sin embargo,
como todo al final, siempre se reduce a un tema de voluntad política y
gestión pública. Tal vez por ello las dictaduras y los gobiernos militares
siguen gozando de gran popularidad entre los peruanos, porque siempre
las grandes obras de infraestructura –al menos en nuestro país, realidad no
muy alejada de nuestros países vecinos– se han dado en dictaduras
militares, cabe recordar que la que fue considerada en su momento como
la planta con mayor capacidad para potabilizar agua en el mundo, la
Atarjea, fue obra del gobierno del general Manuel Odría, e inaugurada por
el Ministro de Fomento y Obras Públicas, Coronel del Ejército Peruano
Roberto Dianderas, el 23 de julio de 1956.

5.2. Seguridad Alimentaria

5.2.1. Lucha contra el Neolatifundismo

«Reconocer nuestra pertenencia ideológica a una tradición revolucionaria de


la que forma parte la corriente socialista ¿Hace de nuestra Revolución una
revolución marxista? De ninguna manera. Para nosotros, las contribuciones
teóricas no constituyen ni dogmas ni anatemas. Las ponderamos con
madurez, con independencia, sin prejuicios…. Por eso, refiriéndome a
nuestra Revolución en julio de 1969 declaré en un centro universitario que
quienes gobernamos el Perú no somos marxistas, pero estamos haciendo una
Revolución. Y eso es lo que importa…» — Juan Velasco Alvarado

Fragmento del Mensaje a la Nación del 03 de octubre de 1973 en virtud


de la conmemoración de la Revolución Peruana. Revolución que hasta
nuestros días tiene posturas encontradas, pero que sin dudas sentó
las bases del Perú moderno, en ello, el fin del gamonalismo como
remanente de un Perú feudal.

Aunaríamos a ello el latifundismo, pero esta amenaza con retornar


bajo la forma de neolatifundismo, en una creciente gran propiedad
agraria que se está concentrando cada vez más en pocas manos y en
grupos de poder económico específicos, por citar un ejemplo concreto, a
la fecha el grupo GLORIA concentra alrededor de 90 mil hectáreas, eso
no ha existido en toda la historia del Perú. Casagrande, que era el ejemplo
de latifundio, tenía 30 mil hectáreas antes de la Reforma Agraria, comenta
Fernando Eguren, investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales.

Pero: ¿Qué de malo hay en que el sector privado compre legalmente


áreas para la inversión? Eguren comenta:
22
«la nueva acumulación de tierras en pocas manos no desplaza a nadie porque
se da sobre áreas que eran desérticas, sin cultivos. Además, la sociedad
peruana se ha ido despolitizando y buena parte del “ideario neoliberal” se ha
convertido en sentido común. Además, si vas al norte y ves los latifundios
recuerdas que eran desiertos, y ahora los ves verdes, son vergeles, es
impactante, entonces piensas que es el modelo a seguir y que no hay que
tocarlo».

Así el problema no es la inversión privada per se, sino que el


problema reside en que, a la fecha, no hay un límite legal para la
posesión de tierras de acuerdo al artículo 3 de la Ley No. 26505 (Ley de
Tierras del Fujimorato) que menciona lo siguiente:

«Las garantías previstas en los Artículos 70º y 88º de la Constitución Política


significa que por ningún motivo se podrá imponer limitaciones o
restricciones a la propiedad de las tierras distintas a las establecidas en el texto
de la presente Ley».

Este crecimiento exponencial en la concentración de tierras de no


contraponerse a una legislación equitativa que tenga como idea prioritaria
el bien común, a nuestro parecer, puede traer como consecuencia lo
siguiente:

a) Amenazas a la seguridad alimentaria, por el decrecimiento de tierras


disponibles para la agricultura familiar (pequeña y mediana).

b) Precarización de los trabajadores agrícolas, ya que la recién


derogada Ley de Promoción del Sector Agrario (que el disuelto congreso
pretendía extender su duración por 10 años más), sin perjuicio de los
cambios introducidos, seguía manteniendo condiciones consideradas
leoninas para los trabajadores agrarios y que en muchos casos la normativa
no se cumplía por parte de los empleadores, al respecto, Paulina
Velásquez, secretaria general del sindicato de Agrícola Chapi, mencionaba:

«si bien tenemos seguro y estamos en planilla, más de 200 mil trabajadores de
los fundos no recibimos CTS, vacaciones ni gratificaciones. En Chapi
ganamos 36 soles y 30 céntimos diario, y nuestras formas de trabajo son
abusivas, las empresas hasta cuestionan y controlan si vamos al baño».

c) Incremento del poder político y económico de las grandes


empresas agroindustriales, y del control sobre otros recursos como el
agua, en tanto que a la fecha, las obras de irrigación (Chavimochic, Olmos
o Chinecas) han estado diseñadas para terminar en grandes unidades

23
productivas, lo que genera el encarecimiento del acceso al agua para las
unidades agropecuarias más pequeñas, ya que estas grandes obras de
infraestructura terminan en un canal madre, siendo que los canales
secundarios y los canales finales que llegan a las chacras, son
infraestructuras que corren a cuenta del inversionista que adquiere la tierra.

5.2.2. Reformas Agrarias Estratégicas

Es en dicho contexto anteriormente mencionado que, ahora más que


nunca se hace presente el legado de Velasco y va tomando forma la idea
de una Segunda Reforma Agraria, que gracias a la primera, que fue en extremo
radical (ni siquiera en Cuba hubo una reforma tan profunda como se dio
en el Perú en 1969), solo constaría de modernizaciones puntuales
(Programas estatales de promoción del Sector Agrario y reformas
legislativas) y reestructuraciones administrativas (Ministerio de
Agricultura y Riego, Sunafil) para brindar una mayor tutela laboral a
los trabajadores agrarios (cuyo principal reclamo fue la derogatoria,
precisamente, de la Ley de Promoción del Sector Agrario, por considerarla
lesiva a sus derechos laborales a costa del crecimiento económico del
empresariado agroexportador que se ha beneficiado durante más de 20
años con millonarias exoneraciones tributarias), un mayor impulso al
agro y para combatir cualquier amenaza a la seguridad alimentaria.

No piense el lector –ya que es necesario precisarlo por la polarización que


este tema aún genera hoy en la sociedad peruana– que por la carga
cognitiva de la palabra Reforma Agraria, y en el escenario hipotético de
unas grandes transformaciones en el sector agrario –en el corto y mediano
plazo– que le den el impulso final para su sostenibilidad integral, esta va a
ser una emulación de la efectuada por Velasco, nada más erróneo. Como
decimos, gracias a que la primera –para bien o para mal– fue tan radical,
ya no se necesitan cambios profundos, se nos ahorró grandemente el
camino, sino simplemente diversos ajustes neurálgicos de carácter técnico
dentro del marco de una Economía de Mercado. Respecto de esto último
tenemos las experiencias de reformas agrarias en los países del Este
Asiático que hoy son grandes potencias económicas. Al respecto:

«La aplicación de una Reforma Agraria y el consiguiente desarrollo del campo.


Todos los países del Este Asiático (excepto Hong-Kong y Singapur que no
tienen sector agrario pues son ciudades-estados, y Filipinas, que no ha
emprendido cambios en el agro, de ahí sus problemas actuales) aplicaron una
Reforma Agraria y después una política de incentivos y precios justos al
productor que hicieron que este sector se desarrollara. La política de

24
incentivos contempló básicamente financiamiento para los cultivos,
construcción de infraestructura agraria y precios justos para los productores.
Países como Japón, Corea del Sur, y Taiwán fueron, y aun lo son, bastante
proteccionistas de su sector agrícola. Todavía hoy en día no permiten la
importación de productos agrícolas que compitan directamente con algunos
productos en que ellos quieren ser autosuficientes, como el arroz. En todo
caso en estos países, la base de la organización en el campo, y a través de la
cual se canalizó y coordinó el apoyo del Estado, fueron las cooperativas
agrarias, organizadas por los propios campesinos» (Aquino Rodríguez,
1996:93).

La modernización de la agricultura es una de las siete grandes


modernizaciones (Educación, Salud, Justicia, Industria, Defensa, Ciencia
y Tecnología) que el Estado peruano debe de realizar para garantizar un
crecimiento económico (el mero reflejo macroeconómico en el PBI) de
dicho sector pero con desarrollo económico, es decir, con un real aumento
de la calidad de vida y el bienestar de las familias peruanas sobre las cuales
gira su economía en torno al sector agrario, y el beneficio colectivo que
esto aporte a la seguridad alimentaria. Ya que lo mínimo que se
esperaba del empresariado agroexportador es que, ante los
beneficios otorgados por el Estado, este compense el mismo con
condiciones laborales dignas para sus trabajadores. Lo cual, por los
acontecimientos que se vieron en torno a ello, no fue así.

Por otro lado: ¡No puede ser posible que siendo el país de donde la
papa es oriunda –el regalo del Perú y de nuestros ancestros al
mundo–, importemos papa para el consumo local! En 15 años, desde
el 2004 al 2018, la importación de papa pasó de 150 toneladas a 56,900
toneladas (agraria.pe, 30.05.2019) ¡Inaudito! Y ello es porque a
nuestros empresarios no les da la regalada gana de procesar la papa
para que esté lista para el consumo, es decir, pelada y cortada.

Esto es una prueba directa de que el mercado a veces necesita de un


empujón definitivo para suplir áreas estratégicas de la economía nacional,
y eso señores se llama planificación e intervención del Estado (idea que a
los libertarios les fastidia y de la cual debemos desembarazarnos de que
esto ocurre solo en regímenes de izquierda, podríamos citar diversos
ejemplos de cómo el crecimiento y desarrollo económico de varias
naciones que ahora son potencias, se debe precisamente a que son
economías de mercado pero guiadas por un Plan, como por ejemplo,
Japón. El mercado por sí solo no se autorregula).

25
Es la labor del Estado, la de un sano impulso estatal y a eso se le conoce
como Principio de Subsidiariedad del Estado, principio que en nuestra
Constitución está lisiado, porque solo por ley expresa el Estado puede
realizar actividad empresarial, directa o indirecta, pero el principio de
subsidiariedad implica más cosas que la mera actividad empresarial del
Estado, también implica la asistencia para la promoción de actividades y
esto último no está consagrado constitucionalmente:

«El principio de la subsidiariedad otorga prioridad a la autoayuda frente a la


asistencia del Estado; por otro lado, implica también que las entidades
superiores ayuden a las entidades inferiores para que estas últimas puedan
cumplir sus funciones» (Resico, 2010: 131).

La importancia de que algo este o no en la Constitución, radica en que,


ningún régimen de tutela de derechos es realmente efectivo si
carece de garantías constitucionales. Es decir, un:

«…dispositivo meramente declarativo, dado que no existe con claridad un


vínculo entre este derecho y una garantía constitucional que tienda a su
defensa» (González y Montelongo, 1999:310).

No existe como tal un derecho de auxilio estatal ante fallas del


mercado (la inestabilidad de ciclos económicos, la distribución desigual
de la renta, sectores productivos desatendidos, etc) y externalidades
como las pandemias, desastres naturales, etc. Se infiere que es un
propósito teleológico del Estado, pero como hemos visto, sin garantías
constitucionales no hay tutela efectiva de derechos. Asimismo, la
asistencia es parte fundamental del principio de subsidiariedad del
Estado, y que es importante en una Economía Social de Mercado, y
contemplada de igual forma en su desarrollo teórico.

Como colofón, unas cuantas ideas para la reflexión: tenemos el mismo


modelo económico que Alemania, la Economía Social de Mercado,
consagrada en el artículo 58 de nuestra Constitución. La pregunta es: ¿Por
qué entonces el Perú no es una potencia emergente?

Ello se debe a que los alemanes supieron algo desde el principio, libertad
económica sin justicia social, crecimiento económico sin desarrollo
económico, solo significa el recrudecimiento de las brechas sociales y la
desigualdad. Esto precisamente es lo que está perdido en nuestra
Constitución, obliterado adrede, el principio de justicia social.

26
Una auténtica Economía Social de Mercado implica la conjunción de
libertad económica con justicia social. Ese es otro de los puntos
principales que se debería exigir en las actuales condiciones sociales y
materiales del Perú, como primera fase o etapa hacia ese gran salto
adelante a otras formas más avanzadas de régimen económico, hacía un
modelo nacional de economía, no importado, sino que fluya de nuestra propia
realidad peruana.

6. Industria

La lista de países más industrializados del mundo es ampliamente


conocida, desde Estados Unidos, Japón, Alemania, India, Corea del Sur,
Rusia, Reino Unido, Francia e Italia, hasta China. Asimismo, actualmente
hay otra lista de países considerados recientemente industrializados (NIC,
Newly Industrialized Country), y en la que figuran algunas naciones de
Latinoamérica como Brasil, México y Argentina. Solo para darnos una idea
en términos generales sin pretender ser limitativos ni mucho menos
taxativos. Ahora la pregunta es: ¿Dónde está el Perú? Pues la respuesta es
más que obvia, ni figura. Ni como país semiindustrial o en vías de
industrializarse siquiera, y eso a pesar de que contamos con industria, sin
embargo y como veremos, cuando se habla de países industrializados
por lo general se tiene no solo una identidad entre industrialización y
nivel de desarrollo (correspondencia contingente claro está), sino
también entre industrialización y una economía basada en el
conocimiento (investigación, desarrollo e innovación tecnológica,
I+D+i) y orientada por ello a la generación de valor agregado (valor
económico adicional que obtienen las mercancías durante el proceso
productivo p.e. una batería de litio como producto final tiene un mayor
valor agregado que el litio por sí solo como materia prima).

Así tenemos que nuestro marco económico es un modelo primario exportador


concentrado en materia primas, y esta es la razón principal por la que el Perú es
un país no-industrializado, porque no genera valor agregado, y su exigua
industria es netamente transformativa de materias primas (minerales
metálicos, hierro en acero, petróleo y derivados, caliza en cemento,
recursos hídricos en energía, producción de tejidos de algodón, lana y fibra
sintética, caña de azúcar y derivados, carne y derivados, leche y derivados,
aceite y derivados, vegetales, trigo y derivados, pescado y derivados, y
bebidas tanto gaseosas como alcohólicas, y como anécdota, una
desapercibida producción de radioisótopos de cobalto en lo que

27
corresponde a lo nuclear). Simplemente con esto ninguna nación ha
logrado ser una potencia emergente, sino tan solo una nación periférica
subordinada a la prosperidad de otras naciones.

La segunda gran pregunta es: ¿Por qué el Perú no se ha industrializado si


ha tenido diversas oportunidades para hacerlo producto de varios auges
económicos? O lo que es lo mismo: ¿Por qué el Perú a pesar de contar
con un crecimiento económico continuó reflejado en su PBI esto no se ha
concretado ni por asomo en un proceso de industrialización? Son
conocidos los auges efímeros en los que se ha sustentado la riqueza
económica peruana, en ello, el boom del salitre, del guano, del caucho, de
la harina de pescado, y de los minerales (o boom de los precios por mayor
demanda de minerales). Esto se debe principalmente, no solo al eterno
flagelo de la corrupción, sino a que nuestro Estado, salvo excepciones
históricas, nunca ha sido un buen planificador y muchos menos,
promotor y orientador estratégico de la productividad nacional
augurando su diversificación. Al respecto, Carlos Aquino, experto en
economías asiáticas, precisa:

«No es posible industrializarse solo con la exportación de materias primas…


No ha habido ningún país del mundo que haya logrado industrializarse sin
apoyo del Gobierno… El privado, más allá de su iniciativa y esfuerzo, no te
va a desarrollar la gran política de industrialización o diversificación… En
todos los países donde ha habido una revolución industrial el Estado ha
trabajado de manera conjunta con el sector privado…» (Aquino, 01.10.2016).

Sin embargo: ¿Cuál ha sido por lo general la política del Estado Peruano
en los últimos 20 años a este respecto? Consideramos que las declaraciones
del exministro de la Producción Bruno Giuffra durante el gobierno de
Pedro Pablo Kuczynski, refleja y resume bien esa política orientada más a
una des-planificación, des-orientación y de mero control normativo que
ha tenido el Estado (producto de los des-gobiernos de turno), por lo que
queda claro porque no hemos despegado como nación hasta el día de hoy,
por una falta de voluntad política:

«la diversificación productiva la hacen los empresarios….la empresa privada


es la que escoge y ve sus oportunidades para embarcarse en nuevas líneas de
producción….No soy amigo del dirigismo, ni mucho menos. Nosotros nos
debemos limitar a un rol normativo y dejar que las cosas sucedan lo mejor
posible» (RPP, 01.10.2016).

Es decir, en pocas palabras, que el barco vaya a la deriva y si nos perdemos


ya ahí recién despertamos al capitán. Es increíble hasta qué grado el ideario

28
ultraliberal puede llegar a volver tan estúpidos a algunos de llevarlos a
sostener tales afirmaciones que no son más que un sesgo cognitivo
manifiesto contra toda forma de intervención del Estado, cuando es claro
que lo que se necesita no es ni un estatismo exacerbado ni una sobreprotección de
la libertad económica, sino una participación equilibrada del Estado en los
sectores estratégicos que son de su particular responsabilidad por ser
claves para la economía nacional.

Es precisamente por esta falta de planificación estatal, que se han perdido


todos estos auges económicos. Es por esta razón neurálgica que, contextos
de prosperidad y bonanza, es decir, de crecimiento económico, hayan ido
y venido sin desarrollo económico:

«Las fórmulas neoliberales aplicadas en el Perú como en América Latina y el


Caribe para combatir la pobreza y la desigualdad social, basado en el goteo de
la prosperidad de la mano invisible del mercado, han fracasado» (Porlles,
2005:42-51).

Esta deficiencia estructural es la que ha derivado en deficiencias de resultados,


como los siguientes:

a) Debilidad del proceso de diversificación productiva: Si bien


contamos con el Plan Nacional de Diversificación Productiva (2014) este
prácticamente se encuentra en el más vergonzante abandono, porque no
hemos visto ningún resultado tangible al respecto, ya que seguimos
exportando los mismos productos de siempre:
«En 1970, exportábamos básicamente minerales, productos agropecuarios,
petróleo y sus derivados, harina de pescado y productos pesqueros y
manufactura ligera. Actualmente, exportamos principalmente los mismos
productos. Los datos muestran que otros países que partieron con
condiciones similares, como Corea del Sur, han ido exportando cada vez
productos más complejos, especializados y diversos» (PNDP, 2014: 14).

b) Ausencia de una política industrial clara: El mercado por sí solo,


nunca te va a definir que industrias estratégicas necesitas impulsar, esto
siempre ha de ser una política estatal. Por ejemplo, una industria
alimentaria que se necesita impulsar es la industria de la papa (agraria.pe,
06.12.2018) y como líneas arribas comentábamos: ¡No puede ser posible
que siendo el país de donde la papa es oriunda –el regalo del Perú y
de nuestros ancestros al mundo–, importemos papa para el
consumo local! En 15 años, desde el 2004 al 2018, la importación de
papa pasó de 150 toneladas a 56,900 toneladas (agraria.pe, 30.05.2019)

29
¡Inaudito! Y ello es porque a nuestros empresarios no les da la
regalada gana de procesar la papa para que esté lista para el
consumo, es decir, pelada y cortada, aumentando así su valor
agregado para poder competir en los mercados.

c) Dependencia extractivista: Lo que ha devenido en la construcción de


una ideología de subordinación, en el sentido que, no se concibe la riqueza
del país fuera de los ámbitos de la explotación de materias primas,
principalmente, de la minería.

Ante estas deficiencias de resultado, primero hay que solucionar la


deficiencia estructural, para proponer soluciones mediatas, y esto va por
dejar de lado el ideario de subordinación de la productividad
únicamente basada en materias primas, y permutar a un (i) ideario
de insubordinación estratégica de diversificación productiva basado
en investigación, desarrollo e innovación tecnológica para la
generación de valor agregado, todo ello de la mano de un (ii) firme
y eficaz impulso estatal.

(i) Un ideario de insubordinación estratégica: Lo que implica mejorar


el actual Plan Nacional de Diversificación Productiva, y actualizarlo al
contexto presente. Así como definir las industrias que necesitan de mayor
atención por ser claves para el desarrollo nacional y en las cuales habrá que
incursionar en el caso de ser inexistentes, es decir, donde el Estado tiene
que poner mayor énfasis en su impulso con el apoyo del sector privado.
Las asociaciones público-privadas serán fundamentales para este proceso.

(ii) Un firme y eficaz impulso estatal: Políticas estatales destinadas a la


planificación, orientación y promoción del desarrollo industrial, como p.e
políticas de beneficio tributario (incentivos a las empresas que incursionen en
sectores industriales (existentes o nuevos) en el país y que tengan
vinculación con investigación, desarrollo e innovación tecnológica);
sofisticación y perfeccionamiento de la tramitología (actualmente el número de
trámites para instalar una empresa industrial en Perú asciende a 74,
mientras que en Finlandia solo se requiere 4 pasos y en Estados Unidos 3,
eso establece la diferencia entre países más competitivos y menos
competitivos; la competitividad guarda relación con cuanta ventaja se tiene
para aumentar el nivel de riqueza en un largo plazo y de manera sostenida);
políticas de infraestructura industrial (existen 19 parques industriales, pero
ninguno opera todavía de acuerdo al Produce, 12.06.2019).

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En función a todo lo expuesto, y dada la brevedad de la presente,
brindamos algunas medidas para viabilizar un proceso definitivo de
industrialización en el Perú:

1. Acelerar la puesta en funcionamiento de parques industriales: Con


el fortalecimiento de Proinversión y del Sistema Nacional de Parques
Industriales, a través de la formación de conglomerados y clústeres,
priorizando asimismo la infraestructura de transporte y logística. De igual
manera promover la creación de nuevos parques industriales adicionales a
los que ya se tiene prevista su operatividad en el mediano plazo.

2. Reformar el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico


(CEPLAN): A pesar de contar con el Sistema Nacional de Planeamiento
Estratégico y el Sistema Nacional de Inversión Pública, la planificación a
nivel estatal es meramente discursiva, no hay planificación real en el
aspecto pragmático. Es necesario una reorganización administrativa del
CEPLAN, para darle un peso fundamental en la organización estatal, un
órgano de primer nivel encargado de consensuar toda la planificación del
país, generar una coordinación desconcentrada entre todos los niveles de
gobierno y por ende de la compatibilidad de planes sectoriales con un plan
de desarrollo nacional:

«El mayor defecto de los planes, como señalado, es que no llevan en cuenta
lo previsto en el escalón de planeamiento superior ni en los que están a su
lado y que serán afectados. ¿Pero cómo podrían los planes sectoriales
nacionales o los regionales llevar en cuenta el escalón nacional de
planeamiento si este, en realidad, no existe? En efecto, sin disminuir la
importancia ni la validad del esfuerzo desarrollado a duras penas por el
pequeño y relegado CEPLAN, debe reconocerse que se ha quedado en el
diagnóstico, en las generalidades conceptuales y en la generación de
metodologías de planeamiento estratégico. Sus productos son serios y
correctos, pero, francamente, lo que propone el Plan Bicentenario puede
aplicarse a prácticamente cualquier país del mundo. En el mejor de los
casos se trata de buenos propósitos. No es un plan pues no dice
concretamente cómo se lograrán esos propósitos ni ordena las
acciones necesarias por prioridades claras. El plan de desarrollo
nacional aún está esperando ser hecho» (Dourojeanni, 11.01.2016).

3. Modernizar, totalmente, nuestra infraestructura portuaria:


Nuestra infraestructura portuaria es solo de carácter comercial. El paso de un
puerto comercial (estiba, desestiba, carga, descarga, transbordo y
almacenamiento de mercancías de cualquier tipo, así como transporte de
materias primas) a un puerto industrial (infraestructura óptima para el
transporte de productos manufacturados de alto valor agregado) es una

31
tarea de crucial importancia para el salto de un modelo primario
sustentado en la exportación de materias primas a un modelo de
generación de valor agregado.

4. Establecer un proceso de ferroviarización del país: Actualmente el


Perú no tiene competitividad ferroviaria (Red ferroviaria inconexa; no
responde a las necesidades del país, sino a una logística enfocada
únicamente al transporte de carga de minerales; no cuenta con sistemas de
información –TICs–que faciliten el seguimiento y monitoreo de la ruta o
trazo de la carga, es decir, sistemas inteligentes en tiempo real, MTC,
2019). En general, en el ámbito del transporte, «la brecha de
infraestructura en ese sector (ferrocarriles, carreteras, aeropuertos y
puertos) asciende a US$ 57,499 millones para el período 2016-2025. En
comparación al resto de sectores, es la brecha más grande por cerrar» (IPE,
2018). La ferroviarización ha sido central en los procesos de
industrialización en tanto coadyuvan a la logística de transporte industrial.
Contamos actualmente con un Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario
(2016), lo único que falta es hacerlo efectivo y mejorarlo.

5. Fortalecer el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN):


Contamos con el mayor depósito de uranio en Macusani (Puno), cuyas
aplicaciones de generación de valor agregado son diversas, ya que el uranio
se utiliza para la construcción de estabilizadores para aviones, satélites
artificiales y veleros, así como combustible para reactores nucleares.
Asimismo, hay una alta demanda de radioisótopos de cobalto para
medicina nuclear en el país, pero el IPEN no cuenta con la capacidad
operativa para atenderla. El Informe de Gestión de 2018 del IPEN
consideramos es claro en los objetivos estratégicos a lograrse: I.
Desarrollar investigación en ciencia y tecnología nuclear. II. Transferir
tecnología a los sectores productivos y de servicios. III. Promover el uso
seguro de las radiaciones ionizantes en el país. IV. Incrementar la
producción de radioisótopos en beneficio de la salud.

6. Fortalecer el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e


Innovación Tecnológica (CONCYTEC) para dar paso a una cartera
ministerial integrada: En el 2017 se realizó el Primer Censo Nacional de
Investigación y Desarrollo (I+D) elaborado por el CONCYTEC, dando
como resultados que, el Perú solo gasta el 0.08% del Producto Bruto
Interno en investigación y desarrollo, lo que revela un nivel de atraso
increíble respecto de otros países de la región, y lo cual se torna en abismal
diferencia respecto de las potencias. En ese marco, se recomienda que la

32
inversión pública en I+D ascienda a un 2% del PBI, cifra que está dentro
del promedio de los países miembros de la OCDE (2.36%), y con
incrementos progresivos en función a los avances emergentes. Asimismo,
se aboga por la imperativa necesidad de establecer un Ministerio que
fusione el Instituto Peruano del Deporte, el Ministerio de Cultura, el
Ministerio de Educación y el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación Tecnológica, en una sola entidad estatal, bajo el nombre de
Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología,
coadyuvando así a la máxima coordinación de esfuerzos conjuntos
para sentar las bases de una comunidad y una economía nacionales
del conocimiento.

7. Defensa

A nivel de Iberoamérica, las principales potencias militares de la región


son Brasil, Colombia, México, Argentina y Chile. El Perú, de acuerdo con
el top 10 de las potencias militares de la región, se encontraría en el cuarto
lugar conforme al ranking de poderío militar efectuado el año pasado por
Global Firepower (RT, 24.02.2020). Sin embargo, hay que precisar que las
variables tomadas en cuenta para la elaboración de la lista bajo comentario
fueron: el presupuesto que cada nación tiene en defensa, los miembros en
actividad, el número total de aeronaves, el número de tanques, y la fuerza
naval total. Es decir, variables netamente cuantitativas, ya que para nadie
es novedad que, si tornásemos estas variables en cualitativas, es decir, nivel
de eficiencia de ejecución del presupuesto de defensa, nivel de preparación
del personal en actividad, calidad de las aeronaves, tanques y fuerza naval,
pues, los resultados dejarían mucho que desear, y es que la modernización
de nuestras fuerzas armadas aún es una tarea pendiente, y hasta el día de
hoy lo único que se hace es tratar de renovar el material bélico existente
(por falta de voluntad política para comprar armamento nuevo), es decir,
p.ej. en lo que al Ejército respecta, tornar la chatarra soviética que tenemos
en algo medianamente funcional (T-55 repotenciados), lo que no es otra
cosa que una pareidolia jocosa de modernización.

Cada nación en la región tiene sus propias directrices para la defensa


nacional, y en lo que en los países de América Latina se ha llamado el
«Libro Blanco». Documento vértice y neurálgico que se actualiza
conforme a las necesidades apremiantes y cambiantes y que brinda por ello
la visión integral del sector defensa, así como también sirve como
documento de seguimiento de avances en modernización y reformas
implementadas. Tal es su grado de importancia, en el sentido que, plasma

33
la metodología de planificación de este sector, es decir, el norte estratégico
a seguir para la defensa nacional sin el cual no se puede tener una
orientación clara y menos políticas estatales concisas y eficientes.

Por irnos a ejemplos concretos, la hermana nación de Chile actualmente


(al menos de la información que se colige y que es de acceso público)
trabaja con la cuarta versión de su libro blanco (Libro de la Defensa
Nacional de Chile) y que señala para efectos ilustrativos lo siguiente:
«El documento que ponemos a disposición de la comunidad nacional e
internacional se estructura en torno a ocho partes: • El Estado de Chile • El
contexto político y estratégico internacional • La Política de Defensa
Nacional • La Política Militar • Los recursos financieros de la Defensa •
Probidad, transparencia y control • Las capacidades de la Defensa Nacional
y • Aportes de la defensa al desarrollo» (Ministerio de Defensa Nacional de
Chile, 2017:13)

En el caso del Perú aún estamos en proceso de actualización del primer


libro blanco de 2005 que fuera emitido durante el gobierno de Alejandro
Toledo y cuando era Ministro del Interior Roberto Chiabra León, por lo
que se expone en la Resolución Ministerial No. 0262-2020-DE/SG de
fecha 11.03.2020 del grupo de trabajo para la elaboración de un nuevo
Libro Blanco. Es decir, en pleno 2021 nuestro sector defensa sigue
guiándose por lineamientos de hace 16 años, lo cual es, desde todas
las aristas, inaceptable, siendo este el punto basal del cual se derivan
todas las problemáticas que atañen al sector defensa y de las cuales
resaltamos algunas como:

a) La Obsolescencia del Equipamiento Militar: La última gran


modernización de nuestro arsenal militar se llevó a cabo durante el
Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado en la década de 1970,
reemplazando p.ej. el lote de 51 tanques M4A3 Sherman que se había
recibido de los Estados Unidos en la década de 1940, por los T-55 de la
Unión Soviética, que, en su momento, colocaron al Ejercito del Perú en la
vanguardia regional en lo que a blindados se refiere (Infodefensa,
30.06.2018). A la fecha continuamos prácticamente con el mismo arsenal
de aquellos tiempos, lo que ha hecho que nuestro parque de blindados, de
nuevo, este completamente obsoleto y que el CEMABLIN (Centro de
Mantenimiento de Blindados) se encargue de recuperar a duras penas un
material que ya debería desecharse.

b) Falta de Fortalecimiento de las Capacidades de Defensa de la


Nación: La obsolescencia del equipamiento militar trae como necesaria
34
consecuencia la diminución de las capacidades disuasivas de nuestras
fuerzas armadas y dificulta el cumplimiento de objetivos ligados a la
seguridad y la defensa de la nación.

c) Ralentización de las Contrataciones y Adquisiciones del Sector


Defensa (Vía la Agencia de Compras de las FFAA): A lo que se aúna,
el descarte de compras consideradas de imperativo histórico, como las
frustradas negociaciones con la empresa rusa Rosoboronexport, en la
compra de tanques T-90S (Infodefensa, 05.06.2014).

En función a todo lo expuesto, y dada la brevedad de la presente,


brindamos algunas medidas para viabilizar un proceso definitivo de
modernización del sector defensa del Perú:

1. Acelerar la elaboración del nuevo Libro Blanco de la Defensa


Nacional: Para contar con una línea estratégica del sector defensa
actualizada a las nuevas exigencias nacionales.

El año pasado se conformó un grupo de trabajo sectorial para la


formulación del proyecto de nuevo Libro Blanco de la Defensa Nacional,
suponemos que sus actividades se vieron paralizadas por la declaratoria de
emergencia nacional y la posterior cuarentena, ya que no se desprenden
mayores avances de la información que obra en el portal del Estado, por
lo que es preciso efectuar el correspondiente seguimiento y finiquitar en el
corto plazo sus objetivos.

2. Modernizar, totalmente, el inventario militar y finiquitar compras


históricas: Dentro de estas compras históricas, están las de renovar por
completo nuestro parque de blindados, y en ello, finiquitar de una vez por
todas, la compra de tanques T-90S, y otras adquisiciones históricas en la
Fuerza Aérea y la Marina de Guerra.

3. Fortalecer, ejecutar y ampliar los lineamientos para optimizar las


políticas en recursos humanos de las FFAA: El año pasado, y mediante
Resolución Ministerial No. 0006-2020-DE/VRD, se aprobaron los
lineamientos para optimizar las políticas de recursos humanos, materiales
y presupuestales del Sector Defensa, y dentro de sus puntos más
resaltantes se precisan algunos como: garantizar el otorgamiento de los
beneficios, de acuerdo a ley, para el personal militar y civil con
discapacidad ocasionados por actos del servicio; asegurar que el personal
militar, particularmente el personal del servicio militar voluntario, reciba

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la dotación de alimentación, uniformes, materiales y equipos de manera
oportuna en la cantidad y calidad necesaria; implementar un programa de
reinserción laboral para el personal militar que pasará a la situación de
retiro; optimizar los procesos de calificación de los Veteranos de Guerra,
Defensores de la Patria, Excombatientes, Defensores de la Democracia, y
otros que la ley lo determine, con el fin de asegurar su debido
reconocimiento y otorgamiento de beneficios; crear un sistema funcional
integrado de salud para el personal militar en situación de actividad y retiro
y derecho habientes, priorizando la atención del personal combatiente
potenciando la capacidad operativa para la defensa en cumplimiento de la
Política Pública, etc.

Es preciso hacer efectivo estos lineamientos, así como ampliarlos para


mejorar las condiciones de la familia militar, y eso también incluye a los
licenciados de todas las ramas de las FFAA.

8. Ciencia y Tecnología

En el Perú lo que más nos hace falta es un nacionalismo científico de la mano de


un firme impulso estatal (políticas públicas orientadas a la investigación y el
desarrollo, siendo esta la receta de muchas naciones en la historia, y que
ahora son potencias científicas en la arena internacional) y es que si nos
vamos a los datos objetivos nuestra realidad es preocupante.

En el 2017 se realizó el Primer Censo Nacional de Investigación y


Desarrollo (I+D) elaborado por el Consejo Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC), en convenio con el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y que fuera
presentado en la sede de la Universidad del Pacífico. Dando como
resultados que, el Perú solo gasta el 0.08% del Producto Bruto Interno en
investigación y desarrollo, lo que revela un nivel de atraso increíble
respecto de otros países de la región. Asimismo, el estudio señaló que el
Perú solo cuenta con 1 investigador por cada 5000 personas respecto de
la población económicamente activa, lo cual denota otro atraso:

«Aquí el Perú se encuentra rezagado en comparación con los pares de la


región. Por ejemplo, el número de investigadores por cada mil de la PEA en
Brasil y en América Latina y el Caribe es más de 11 veces y más de 6 veces
comparado con Perú».

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Solo para darnos una idea en términos comparativos, Japón destina 66.3%
a desarrollo tecnológico y 20.8 % a investigación aplicada. Estados Unidos
62 % a desarrollo tecnológico y 19% a investigación aplicada.

Estos datos prueban de forma inequívoca que existe una «estrecha relación
entre la productividad de un país y el nivel de inversión que han
desarrollado en ciencia, tecnología e innovación». Al respecto, la en ese
entonces presidenta del Concytec Anmary Salazar precisó:

«El camino para alcanzar el progreso y bienestar de los peruanos es convertir


al Perú en una economía del conocimiento. Ese debe ser nuestro principal reto
como país y es el propósito por el que cada día nos esforzamos en
CONCYTEC».

Finalmente, agregamos a todo lo mencionado que, para materializar estos


objetivos nacionales, somos firmes en abogar por la imperativa necesidad
de establecer un Ministerio que fusione el Instituto Peruano del Deporte,
el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación y el Consejo Nacional
de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica, en una sola entidad
estatal, bajo el nombre de Ministerio de Educación, Cultura,
Deportes, Ciencia y Tecnología. Esto no es nada nuevo en el ámbito
de políticas estatales, precisamente el Japón efectuó aquella re-
estructuración, y su Ministerio tiene precisamente aquel nombre, conocido
en japonés como Monkashō y al que le debe el país su estatus de vanguardia
en I+D. En tanto es innegable la relación entre todas estas aristas del
desarrollo de la persona humana de las cuales el científico y tecnológico es
la cumbre de una formación temprana, educativa y cultural que conjugado
con una vida sana pueden desembocar en ciudadanos que aporten con su
conocimiento al desarrollo científico y tecnológico de la nación y de todo
el género humano. Quien quiera mejorar el mundo, primero deberá
mejorar su nación.

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