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Las Politicas Publicas Municipales Sobre
Las Politicas Publicas Municipales Sobre
UM-UNLu-UNLaM
maurolpr@hotmail.com.ar
RESUMEN
1
las prácticas agrícola-ganaderas y al comercio, y como consecuencia de ello, a los
ingresos que le interesaban tanto a la sala capitular (entre otras cosas, para el
sostenimiento de los gastos municipales, de las obras públicas y de las distintas
celebraciones cívico-religiosas de la Ciudad) como a la Real Hacienda (fines
recaudatorios, en el marco de una economía fundamentalmente mercantilista). A su vez,
se considera que, tratándose de una sociedad de Antiguo Régimen, eran normales las
atribuciones e intromisiones de carácter religioso, principalmente por parte de
representantes de la Iglesia Católica, ya que las mismas, diversas oraciones y rogativas
funcionaron como forma de buscarle una solución a las dificultades mencionadas. En
cuanto al recorte cronológico elegido, el mismo recorre el período colonial (para poder
apreciar cambios y continuidades), en el espacio político y geográfico seleccionado
(jurisdicción del ayuntamiento santafesino), comenzando en 1584, con la primera
intervención sobre los ataques de las langostas, y finalizando en 1808, tras la última
resolución del cabildo colonial sobre los efectos negativos de las inundaciones.
Introducción
En la mayoría de los casos leídos y analizados para este trabajo, las fuentes
bibliográficas pertenecen a variados puntos geográficos de Hispanoamérica durante
ciertos recortes cronológicos. La idea de este breve repaso historiográfico es la de extraer
algunos conceptos, categorías analíticas e hipótesis previas para aplicarlos en el análisis
de los documentos elegidos para este caso.
2
los intereses de esta investigación, como la importancia de productos como el maíz para
el consumo interno y los mercados locales y regionales, las consecuencias sociales de la
carestía, el desarrollo de períodos de abundancia y escasez estacionales, la incidencia de
aquellos sobre los precios agrícolas, el lugar ocupado por la inflación especulativa, el
concepto de crisis agropecuaria, el estallido de conflictos sociopolíticos por culpa de las
sequías y todo lo que éstas conllevaban, entre otras cuestiones (Florescano, 2007: 1-5).
Por su parte, Virginia García Acosta se ocupó de profundizar sobre las sequías en la
historia de México, en base al análisis de distintas fuentes primarias, con el objetivo
central de realizar un ensayo en el cual se exponen tanto las sequías acontecidas entre
los siglos XVI-XIX, su localización, alcance geográfico, y sus consecuencias
socioeconómicas. Entre otros elementos, destacó la relevancia de la influencia de la
deforestación en el desarrollo de períodos de secas, sostuvo que los mismos no siempre
eran prolongados, que había relación entre estos, los suministros y los precios, teniendo
efectos negativos desde el punto de vista económico, incluyendo especulación,
desempleo, inflación, levantamientos populares por la carestía y los abusos,
enfermedades y epidemias, etc. Por otro lado, desarrolló dos conceptos clave para ser
utilizados en esta ponencia: el de auxilio divino y el de acciones de las autoridades, los
cuales son profundizados más adelante. Asimismo, resaltó la importancia, entre las
políticas coloniales, del almacenamiento, las exenciones impositivas, los experimentos
agrícolas, las obras públicas y los ajustes de los valores monetarios (siguiendo una lógico
del ‘‘precio justo’’) (García Acosta, 1993: 2-14).
Enfocándose más en las políticas municipales (las cuales fueron muy tenidas en cuenta
para este escrito), la Dra. Blanca Jiménez Cisneros problematizó el suministro y desalojo
del agua en la Ciudad de México tomando prácticamente toda su historia. En lo que toca a
la colonia, remarcó la carencia presupuestaria, la compleja burocracia colonial, y el
manejo discrecional del agua, entre los principales problemas estructurales, mientras que
entre las regulaciones concejiles destacó la construcción de canales de drenaje,
exponiendo ejemplos concretos, sus objetivos y resultados (Jiménez Cisneros, 2011: 3-5).
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de agua e inundaciones con la economía agrícola-ganadera, siempre pensando en la
importancia de la humedad para este tipo de prácticas productivas (Suriano y Ferpozzi,
1993: 23).
Ahora bien, a la hora de analizar las diversas problemáticas de este tipo que tuvieron
lugar en Santa Fe colonial, es preciso tener en cuenta algunas características
estructurales y productivas. En primer término, tener presente que se trató de una
población no muy grande ni concentrada durante buena parte de aquella época: según los
datos expuestos por Nidia Areces, hacia 1621 solo contaba con 810 habitantes, más 266
indios de servicios y un número variado de negros y miembros de otras castas; mientras
que en 1675 fueron registrados 1.300 santafesinos, la mayoría de los cuales, según las
descripciones, se encontraban dedicados a la ‘‘tierra, vaquerías y trajines’’. Recién para
finales del siglo XVIII se puede percibir un gran crecimiento demográfico y urbano, ya que
para ese entonces se estimaba un total de entre 11.292 y 12.630 personas, de las cuales
cerca de 4.000 vivían en la ciudad, lo cual por otra parte nos deja la conclusión de que
seguía siendo una sociedad fundamentalmente rural (Areces, 2000: 168).
Justamente, lo que me propongo hacer en este trabajo, es apreciar cómo las catástrofes
señaladas afectaron a esa economía, y cómo las autoridades locales trataron de
resolverlas, siguiendo la postura de que el cabildo colonial fue, además de una
corporación en donde se representaban y entraban en tensión los intereses de las élites
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locales, una institución política con múltiples atribuciones, las cuales iban desde la
administración de justicia ‘‘en primera instancia’’ hasta la organización de las principales
celebraciones públicas y religiosas, pasando por funciones como las vinculadas al
aprovisionamiento de servicios fundamentales (como la carne, el trigo y sus derivados,
etc.), y las obras públicas, entre otras cuestiones (Fradkin y Garavaglia, 2009: 154).
A simple vista, se puede afirmar que los asuntos tratados por el ayuntamiento
santafesino en relación a desastres naturales fueron variados, y que a su vez aquellos
‘‘constituyen detonadores de situaciones sociales, económicas y políticas críticas’’ (García
Acosta, 1993: 8). Simultáneamente, vale la pena destacar que las regulaciones
municipales se concentraron primordialmente en tres áreas de conflictos: los generados
por las sequías, las inundaciones y las plagas de langostas, en ese orden de importancia,
como puede apreciarse a continuación:
10.38%
25.47%
64.15%
Fuentes: AGPSF, ACSF, Tomos I Primera Serie, III ‘‘A’’, III ‘‘B’’, IV, V, VI, VII, VIII, Carpeta Nº 14
‘‘A’’ 73, X ‘‘A’’, X ‘‘B’’, XI, XII ‘‘A’’, XIII ‘‘A’’, XIII ‘‘B’’, XIV ‘‘A’’, XIV ‘‘B’’, XV ‘‘A’’, XV ‘‘B’’, XVI ‘‘A’’,
Varios Documentos 1634-1816, XVI ‘‘B’’, Expedientes Civiles, XVII ‘‘A’’ y XVII ‘‘B’’.
‘‘…como un extenso lapso de tiempo durante el cual las precipitaciones que generalmente ocurren
en una determinada región, son nulas o escasas; pero esta definición debe considerar otra serie de
variables como magnitud, duración, extensión, frecuencia y, sobre todo, las características del área
geográfica afectada. Para estas épocas en que la medición era prácticamente inexistente, no
5
podemos calcular precipitaciones ni valores mínimos; hemos de conformarnos con la información
mayoritariamente cualitativa que ofrecen las fuentes disponibles’’ (García Acosta, 1993: 6).
Las inundaciones, que tuvieron lugar durante distintos momentos a lo largo del extenso
período analizado, deben ser entendidas como un evento hidrológico extremo con
impactos económico-sociales (Scarpati y Capriolo, 2013: 38), y como una construcción
social e histórica, teniendo en cuenta la relevancia del agua para la sociedad rural y la
producción tanto agraria como pecuaria (Brailovsky, 2011: 16-17). Y las plagas,
generalmente, acompañaban a las sequías y también tenían consecuencias sociales y
productivas adversas (Santos Gareis, Do Nascimento, Moreira y Da Silva, 1997: 16).
Ahora bien, para problematizar el tema, intenté hacer una diferenciación de las distintas
materias abordadas por la sala capitular en torno a los tres ejes problemáticos principales,
como puede apreciarse en los siguientes datos.
0
84 92 00 08 16 24 32 40 48 56 64 72 80 88 96 04 12 20 28 36 44 52 60 68 76 84 92 00 08
15 15 16 16 16 16 16 16 16 16 16 16 16 16 16 17 17 17 17 17 17 17 17 17 17 17 17 18 18
Fuentes: AGPSF, ACSF, Tomos I Primera Serie, III ‘‘A’’, III ‘‘B’’, IV, V, VI, VII, VIII, Carpeta Nº 14
‘‘A’’ 73, X ‘‘A’’, X ‘‘B’’, XI, XII ‘‘A’’, XIII ‘‘A’’, XIII ‘‘B’’, XIV ‘‘A’’, XIV ‘‘B’’, XV ‘‘A’’, XV ‘‘B’’, XVI ‘‘A’’,
Varios Documentos 1634-1816, XVI ‘‘B’’, Expedientes Civiles, XVII ‘‘A’’ y XVII ‘‘B’’.
6
Gráfico Nº 3: Intervenciones sobre las plagas de langostas (1584-1785)
8
7
6 Destrucción de
langostas
5 Precios
4 Celebraciones religiosas
Quejas
3
2
1
0
Fuentes: AGPSF, ACSF, Tomos I Primera Serie, III ‘‘A’’, III ‘‘B’’, IV, V, VI, VII, VIII, Carpeta Nº 14
‘‘A’’ 73, X ‘‘A’’, X ‘‘B’’, XI, XII ‘‘A’’, XIII ‘‘A’’, XIII ‘‘B’’, XIV ‘‘A’’, XIV ‘‘B’’, XV ‘‘A’’, XV ‘‘B’’, XVI ‘‘A’’,
Varios Documentos 1634-1816, XVI ‘‘B’’, Expedientes Civiles, XVII ‘‘A’’ y XVII ‘‘B’’.
En lo tocante a las plagas, hay que aclarar que, durante todos los años analizados,
solamente se registraron las encabezadas por langostas, las cuales generalmente
dañaban los campos de cultivo, y como consecuencia, cuestiones como el abasto de
bienes de consumo como el trigo, el maíz y los panificados, además de generar
modificaciones en sus precios y ciertas intervenciones municipales. Sería válida la
afirmación de que el cuerpo de alcaldes y regidores no siempre atacó el problema de la
misma manera, y hay algunos ejemplos que sirven para sostenerla: el 22 de octubre de
1584, se resolvió ordenarle al procurador general que procediera con la destrucción de las
langostas, las cuales habían provocado una ‘‘invasión’’ (AGPSF, ACSF, Tomo I Primera
Serie, fols. 82-83b); el 3 de enero de 1652 se decidió permitir los envíos de alimentos
desde el Paraguay, el mismo día que se dieron nuevos precios para el pan, el trigo, el
vino y el vinagre, debido a la esterilidad de las cosechas (AGPSF, ACSF, Tomo III ‘‘A’’,
fols. 230-232b). En este último caso, sería aplicable la idea desarrollada por Florescano,
quien sostuvo la relación entre el carácter estacional de los lapsos de abundancia y de
escasez con las variaciones en los precios (Florescano, 2007: 1). Evaluando resoluciones
de otro tipo, se podría utilizar la definición de auxilio divino, como cuando días más tarde
se hizo una justificación de las fiestas anuales en honor a Nuestra Señora de las
Mercedes por ‘‘haber librado a la ciudad de las langostas’’ (AGPSF, ACSF, Tomo III ‘‘B’’,
fols. 237-240b), pensando en que durante la época colonial:
‘‘Era frecuente que, ante estas situaciones de emergencia, la población recurriera al auxilio divino.
Desde la época prehispánica y aún en algunas sociedades actuales, la asociación directa de los
desastres naturales con la divinidad es una constante…En la época colonial, y todavía durante la
primera mitad del siglo XIX, la sociedad civil organizaba largas y nutridas procesiones religiosas
invocando a un determinado protector…, para pedir que cesaran las calamidades’’ (García Acosta,
1993: 10).
Esto sería más coincidente aún con las mediaciones del cabildo sobre los períodos de
falta de aguas, como puede notarse fácilmente (Gráfico Nº 4). Sobre un total de 68
7
resoluciones vinculadas a los efectos de las sequías, 52 tuvieron que ver con la práctica
de celebraciones de tipo religioso, de las cuales no faltan ejemplos ilustrativos. El 7 de
enero de 1658 se optó por ordenar la realización de una rogativa para contrarrestar la
sequía (AGPSF, ACSF, Tomo III ‘‘B’’, fols. 542-544b); el 7 de julio se tomó la decisión de
hacer lo mismo, esta vez especificándose que la misma sería en honor a San Jerónimo,
Santo Patrono de la Ciudad (AGPSF, ACSF, Tomo VI, fols. 384-384b); el 30 de julio de
1715 se decidió efectuar un novenario en la Iglesia Parroquial en honor al mismo, para
pedirle por la sequía (AGPSF, ACSF, Tomo VII, fols. 374-374b); el 13 de enero de
dispuso oficiar una novena en la Iglesia Matriz en honor al Patrono, el cual consistiría en
misas cantadas para suplicar lluvias ‘‘para las sementeras’’ (AGPSF, ACSF, Tomo X ‘‘B’’,
fols. 412-413b); el 3 de julio de 1749 se explicó que los gastos correspondientes al
novenario de rogaciones serían cubiertos con dinero del ramo de propios del municipio
(AGPSF, ACSF, Tomo XII ‘‘A’’, fols. 70-73b); el 24 de diciembre de 1751 se tuvo que
recurrir a las limosnas para costear una petición religiosa de esa clase (AGPSF, ACSF,
Tomo XII ‘‘A’’, fols. 159-160b); mientras que el sancionado el 3 de octubre de 1774 sería
sostenido por autoridades y vecinos en conjunto (AGPSF, ACSF, Tomo XIV ‘‘B’’, fols. 333-
334b).
8
Gráfico Nº 4: Las intervenciones sobre las sequías (1654-1804)
60
50
Precios
40 Celebraciones religiosas
Prohibiciones y reglamen-
aciones
30 Impuestos
Importaciones
Abasto de alimentos
20
10
Fuentes: AGPSF, ACSF, Tomos I Primera Serie, III ‘‘A’’, III ‘‘B’’, IV, V, VI, VII, VIII, Carpeta Nº 14
‘‘A’’ 73, X ‘‘A’’, X ‘‘B’’, XI, XII ‘‘A’’, XIII ‘‘A’’, XIII ‘‘B’’, XIV ‘‘A’’, XIV ‘‘B’’, XV ‘‘A’’, XV ‘‘B’’, XVI ‘‘A’’,
Varios Documentos 1634-1816, XVI ‘‘B’’, Expedientes Civiles, XVII ‘‘A’’ y XVII ‘‘B’’.
Pasando al tema de las inundaciones, en primer lugar, se puede ver que las
resoluciones de los cabildantes y funcionarios fueron en un sentido distinto a las
anteriormente explicadas:
9
Gráfico Nº 5: Las intervenciones sobre las inundaciones (1648-1808)
16
14
12
Reparaciones
10 Retiradas y traslados
Celebraciones religiosas
8 Quejas
Permisos especiales
6
Fuentes: AGPSF, ACSF, Tomos I Primera Serie, III ‘‘A’’, III ‘‘B’’, IV, V, VI, VII, VIII, Carpeta Nº 14
‘‘A’’ 73, X ‘‘A’’, X ‘‘B’’, XI, XII ‘‘A’’, XIII ‘‘A’’, XIII ‘‘B’’, XIV ‘‘A’’, XIV ‘‘B’’, XV ‘‘A’’, XV ‘‘B’’, XVI ‘‘A’’,
Varios Documentos 1634-1816, XVI ‘‘B’’, Expedientes Civiles, XVII ‘‘A’’ y XVII ‘‘B’’.
Más allá de los permisos especiales, las quejas presentadas ante el ayuntamiento, las
celebraciones religiosas (muy similares a las que se efectuaban en caso de sequías) y las
retiradas y traslados (de poblaciones, tanto urbanas como rurales, y de ganados, para
evitar pérdidas mayores), me gustaría hacer hincapié en las obras públicas que tuvieron
lugar durante la época estudiada.
‘‘El Alcalde Segundo informa que la zanja se reparó el año pasado y se halla al final de la calle
que baja al río desde el Cabildo, se ha arruinado por la creciente y las aguas llovedizas que allí
desaguan. Hace saber que con los hombres que el Sargento Mayor dejó libre en las dos campañas
que este año hizo el vecindario, se trajeron los palos para la estantería necesaria. Solicita la
ejecución de dicha obra y el reparo de la otra calle principal del puerto. Como los presos no serán
suficientes el cuerpo dispone que los vecinos pongan los peones necesarios y que los que entren
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con carretas contribuyan con el acarreo de los materiales para el terraplén. Debido a la carencia de
propios para reparar y componer calles, cárcel y demás obras públicas, se resuelve que los botes
del trajín del Paraná, traigan 6 piedras por viaje, condición que se suplicará al Gobernador de las
Armas la imponga en cada licencia. Juan de Zarza se encargará de verificar dicho cumplimiento’’
(AGPSF, ACSF, Tomo XIV ‘‘A’’, fols. 248-248b).
De esta última regulación concejil se desprenden varios puntos a tener en cuenta: a) las
funciones del alcalde de segundo voto; b) las consecuencias de las crecidas; c) la
utilización de distintos tipos de trabajadores (milicianos, presidiarios, peones asalariados,
indígenas de las reducciones, etc.); d) la inversión de materiales por parte del cabildo; e)
el pedido de recursos a los comerciantes por falta de dinero público.
Conclusiones
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El municipio y los vecinos (en casos de necesidad) se hicieron cargo de costear
los gastos que representaban las celebraciones cristianas.
Mayormente se encontraba al Santo Patrono (San Jerónimo) como principal
representante de la lucha contra estas afecciones, aunque también parecen
santos específicos, como la Virgen encargada de repeler a las langostas.
Se puede percibir la relación entre la carestía y los aumentos de precios en bienes
de consumo como los cereales, sus derivaciones y la carne.
También hubo políticas que implicaron ajustes de precios, restricciones
comerciales, administración de licencias, organización de prácticas pecuarias,
revisión y conteo de existencias agrarias, entre otras regulaciones.
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(Coord.). Historia y desastres en América Latina, Red de Estudios Sociales en Prevención
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