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SOLIDARIDAD

La solidaridad se puede definir de muchas formas. Una de ellas es mediante los actos que
una persona realiza en beneficio de otra sin esperar nada a cambio. En este sentido, está
muy ligada con otros valores como el altruismo y el compañerismo.

Por eso a grandes rasgos podemos decir que la solidaridad se basa en ayudar y servir a
los demás.

REFLEXIONES
Ponte en el lugar del otro
Un acto de solidaridad poco común es el de comprender a los demás. Al darles apoyo y
escucharlos sin juzgar fomentamos un gran valor en nuestra vida diaria.
Apoya a quien te necesite
Ser solidario no es cuestión de volverse un superhéroe. Pero si ves que una persona
necesita de tu ayuda hay que apoyarle. Recuerda ser siempre amable.
Ponte a disposición de los demás
Si notas que una compañera del trabajo tiene problemas con su computador y a ti se te da
muy bien el tema tecnológico ofrécele asesoría en soporte técnico.
Promover la solidaridad en el hogar.
Nos dice Begoña Ibarrola que solemos ser más amables con la gente de fuera, y tal vez eso
no sea positivo para la convivencia en el hogar.
Entender que la familia es un equipo, promover conversaciones en las que nos
interesemos por cómo están los demás, fomentar que todos contribuyan con sus tareas a
la buena marcha del hogar e incluso promover que tengamos detalles con los demás
“de casa” es una forma interesante de construir la solidaridad en familia.
Fomentar la cooperación y no la competitividad
Si entendemos que somos parte de una comunidad y que juntos sumamos y debemos
contribuir a un bien común, es importante sustituir las comparaciones y la competitividad
de los miembros del grupo (sea este un grupo de amigos, una clase o la familia) por la
cooperación. Fomentar juegos de equipo, evitar comparaciones, invitar a que todos se
ayuden para llegar a un objetivo común en lugar de establecer objetivos individuales
pueden ser algunas pistas para el buen camino.

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