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TERRITORIO

La noción de territorio, un concepto actualmente recuperado en las ciencias


sociales y determinante en la construcción de política pública, no se limita únicamente a
la dimensión geográfica o al espacio, sino que incluye otras dimensiones como la
económica, social, ambiental y organizativa. Esta ampliación del concepto de territorio
tiene mucho que ver con la crítica a una visión tradicional de corte geográfico y más tarde
economicista que solo consideraba los recursos naturales y su valorización. La utilización
de la categoría “construcción social del territorio" tiene más relevancia entonces para la
necesaria inclusión de los actores sociales en la concepción del territorio, pues de las
estrategias de aquellos y de su grado de organización va a depender mucho la
construcción de un territorio, su identificación, y su valorización. Cuando se habla de
construcción social del territorio, según Luciano Martínez (CLACSO), habría que
comprender la dimensión “relacional” de actores que despliegan estrategias específicas
de acuerdo a intereses vinculados con su ubicación en el campo social en términos de
Bourdieu (Martínez 2009). En este sentido el consenso actual sobre la dinámica territorial
como un proceso de construcción social requiere de un análisis de las diferentes
"prácticas" y estrategias desplegadas por los actores y grupos sociales, en un específico
campo social, mirando además de los factores económicos y geográficos que delimitan
ese campo las iniciativas individuales y cooperativas que impulsan los productores,
basadas en determinadas relaciones sociales y prácticas culturales que están “enraizadas”
(como sentido práctico) y que han permitido construir históricamente una micro sociedad
con especificidades que es preciso conocer para poder implementar políticas públicas
adecuadas (Martínez 2009). Concomitante a esto, Martínez llama entonces la atención
sobre la necesidad de conceptualizar el "capital social" como una variable más (pero
importante) que incide en la construcción social del territorio: la disponibilidad de redes,
la inversión social en esas redes, la presencia de relaciones de solidaridad, reciprocidad y
cooperación al interior de ellas, la existencia de vínculos sociales hacia dentro y hacia
afuera de las comunidades que constituyen en cierta forma “activos sociales” medulares
que pueden movilizar los sujetos sociales en un campo social determinado y la
transfomación de sus territorios. En el proceso de construcción social del territorio, hay
múltiples actores, variadas prácticas, estrategias y varios tipos de capitales apropiados por
los grupos sociales para ejercer dominación política o resistencia y conflicto. Esto
implica también abrir los espacios para que los actores puedan manifestar y participar
activamente en la misma construcción del territorio, facilitar el despliegue activo del
“habitus” (disposiciones corporales) y no encasillarlo únicamente en la lógica del
mercado (Martinez 2009).
Por demás a esta concepción sociológica, se suma la antropología contemporánea,
donde el territorio “pasa del mundo de las cosas al de los objetos y, rebelde al objetivo de
las cámaras y a la cartografía, se recluye en el intrincado ‘mapa’ del lenguaje y de los
símbolos”. Insiste la antropología contemporánea en que el territorio, al contrario del
espacio físico, tiene una significación cultural, e implicaciones a nivel social (Auge
1993). No existe un territorio en sí, sólo existe un territorio para alguien que puede ser un
actor social, tanto individual como colectivo, que lo influye desde la planeación y el
ordenamiento territorial, hasta el decoro del hogar o el acceso a los recursos”
La territorialidad en este sentido, “es la producción práctica o discursiva de
territorio a través de la economía, la religión, la lúdica, la estética, los procesos políticos,
etc” (Capel 2016).
De otro lado, la interpretación del territorio en sus diferentes escalas de análisis y
sus variadas dimensiones complejizan su comprensión si no se tiene en cuenta los
múltiples factores y actores sociales que en él intervienen. Ya no podemos pensar
espacios (como territorios) aislados, sino más bien en espacios conectados (en red) con
otros que van convirtiendo al escenario mundial, producto del avance tecnológico, de los
pactos y asociaciones entre los estados (países), entre muchos de otros factores que
inciden directa o indirectamente en la configuración de la nueva manera y forma de ver el
mundo. En la actualidad, se debe pensar el concepto de territorio como señala el
geógrafo Milton Santos (1996) como un "producto social", como el resultado de la
creación e interacción de los actores sociales que habitan en él. Ya no podemos hablar de
territorios "desconectados ", "estáticos" y "neutros"; sino más bien debemos reflexionar
sobre su conectividad, interconexión con otros territorios – más allá de las distancias – en
constante renovación e intercambio de información.
Por esta vía para comprender la relación entre el territorio y la globalización, y
particularmente como aterriza en nuestros contextos latinoamericanos y locales, es
necesario: "...desarrollar una mirada peculiar, específica, de un fenómeno plural,
multidimensional y polivalente, tal y como es el caso de la globalización. En términos
generales podría afirmarse que el interés específico de esta aproximación es el entender
las relaciones entre el todo (globalización) y las partes (territorio), siguiendo las
reflexiones de varios investigadores entre ellos el antropólogo Nestor García Canclini
(2006), Renato Ortiz y Manuel Castells.
Según Castells (1992), la globalización es un proceso que trasforma el territorio,
lo cual hace que se lo interprete de diferentes maneras, desde lo "local" a lo "global" y
viceversa. Es por eso que, desde esta perspectiva se complejiza la noción de territorio
como un concepto sumamente inestable, cambiante, dinámico, problemático y conflictivo
en donde confluyen todas las relaciones sociales que en él se establecen. Se nos plantea
como algo que para muchos es desconocido, pero a la vez es un desafío y una llamada
para revisarlo y tener en cuenta las múltiples miradas, de manera flexible y conjunta1.
Por esta similar ruta, Renato Ortiz (1996), especialmente complejiza esa noción
del territorio desde lo que refiere a la relación entre lo local, lo nacional y lo global.
Como señala Ortiz, “al hablar de “local”, “nacional” y “global”, establece un
ordenamiento entre niveles espaciales diferenciados, lo que señala diversas formas de
pensar estas relaciones: a) como unidades autónomas y antitéticas, lo cual nos lleva al
dualismo “nacional/local”, “global/ nacional” o “global/ local”, presuponiendo que hay
límites claros que los separan; b) razonando en términos de inclusión, lo “global”
incluiría lo “nacional” y este lo “local”, lo cual si bien evita el dualismo anterior,
presupone otras consecuencias problemáticas, como que lo local y nacional están
enteramente incluidos en lo global, y que en tanto subconjuntos, estas serían entidades
autónomas, lo cual es impensable en el marco de los procesos reales de globalización; y
c) la tercera opción, avalada por Ortiz, es la idea de “transversalidad” que implica
“considerar al espacio como un conjunto de planos atravesados por procesos sociales
1
Frente a los procesos desterritorializadores de la globalización surgen también resistencias culturales, en lo que Castells (citado por
Martín-Barbero), desde los nuevos movimientos sociales (también desde la perspectiva de Arturo Escobar como ecologías-políticas
del lugar), advierte una lucha de las gentes por devolver sentido a la vida resistiendo desde las culturas regionales y el barrio. Se trata
de una mezcla de lucha por una vida digna y la lucha por la identidad, la descentralización y la autogestión, en tanto proceso de
reterritorialización, de recuperación y resignificación del territorio como espacio vital desde la perspectiva política y cultural.
diferenciados” (Ortiz, 1996). Esta concepción tiene múltiples consecuencias en nuestra
forma de pensar el espacio, el territorio y los procesos sociales, por ejemplo implica
romper con la idea tradicional de que a cada “lugar” le corresponde una “cultura”, es
decir, una lengua, una cosmología, unas costumbres, dentro de las fronteras de un
territorio; “Admitir que el espacio en el cual circulan las personas está atravesado por
fuerzas diversas significa rever esta perspectiva. En este caso, local, nacional y mundial
deben ser vistos en su atravesamiento. El lugar sería entonces el entrecruzamiento de
diferentes líneas de fuerza en el contexto de una situación determinada” (Ortiz, 1996:).
De este modo, el aporte que realiza Ortiz en este sentido resulta de sumo interés para
pensar la complejidad del territorio en el mundo actual y romper con algunas visiones
cristalizadas, duales y antitéticas, entre estos tres planos o escalas de análisis.

En síntesis, y según varios de los autores en mención, Bárbara Altschuler, destaca


que las perspectivas contemporáneas aportan al menos tres dimensiones fundamentales e
interrelacionadas para pensar el territorio: por un lado, una relación estrecha y necesaria
entre territorio y poder -concibiendo al poder mayormente de un modo relacional, ya que
está presente en todas las relaciones sociales-, por la cual, para que exista territorio tiene
que haber un ejercicio del poder por parte de personas o grupos. En segundo lugar, la idea
de territorio ya no evoca “normalmente” como hasta hace un tiempo al “territorio
nacional” y por consiguiente, al Estado- nación únicamente como gestor del mismo. Los
nuevos enfoques y teorías, se proponen deconstruir o desnaturalizar a la nación –pero
también a las regiones- en tanto construcción histórico-social y asimismo, al territorio
como algo fijo o inmutable, dando lugar a concepciones flexibles y cambiantes de los
territorios y sus formas históricas. De este modo existen no sólo territorios exclusivos
(para cada cultura u orden jurídico-político), yuxtapuestos y continuos, sino también
territorios superpuestos, discontinuos y en red, atravesados por diversas fuerzas y
relaciones de poder (Altschuler, 2013).
Ejemplo: Matriz analítico-conceptual del territorio y sus correlatos regionales

TERRITORIAL
ISMOS/
TERRITORIAL ACTORES
IDAD ORIGEN DE LA SOCIALES
(OBJETIVOS- TERRITORIALI TERRITORI
ESCALAS PRÁCTICAS- TERRIT ZACION ALES
TERRITORIALI
TERRITOR ACTITUD- ORIO (PROCESO DE (DESU
ZACION TIPO
IALES VALORES DE TIPO CONSTRUCCIO CONSTRU
LA N Y CCION Y
CONSTRUCCI APROPIACION) APROPIAC
ON- ION)
APROPIACIO
N)
Cuerpo Territorialidad Por su Geopolítica Estado y
Familia Funcional poder: (Político- gobiernos
Dominación
Barrio- (Sosa)/ administrativa,
(económico-
Centro Empresas
Comunidad Regionalismo Político-electoral,
político)
Periferia privadas
Contractual Político-militar)
Ciudad Semiperif
(Preciado) Hegemónica
Autoridades
eria Geoeconómica
Desde arriba
Intermunicip religiosas
Territorialidad (Inversiones,
(Porto-
al (Wallerst
Significativo compra de
Goncalves) Sectores
(subestatal o ein,
(Sosa)/ tierras, despojos,
populares
subprovincia Quijano)
Regionalismo infraestructuras,
l) Por su Resistencia-
Comunitario Organizacio
origen: Geosocial Apropiación
(Preciado) nes de la
Subnacional (cultural-
(organización
Rural sociedad
Subcontinen
social, ciudadana, simbólica)
Urbano civil
tal
civil)
Periurban Contrahegemónic
Movimiento
Inter o a-alternativa
Desde abajo
Industrial
(Porto-
(Sosa)
Goncalves)

Por su
dinámica
económic Doble vía
a: (abajo-arriba y
continental Geocultural s sociales
arriba-abajo, con
(Nogué y Asociativ (religiosa,
transformación
Vicente) a Pivotal educativa,
del Estado)
Virtual ideológica,
científica)
(Boisier)
Geoecológica
REGIONALIS ACTORES
ESCALAS ORIGEN DE LA
MOS/ REGION REGIONALIZA SOCIALES
REGIONAL REGIONALIZA
REGIONALID TIPO CION TIPO REGIONAL
ES CION
AD ES

Fuente: Díaz-Muñoz, Guillermo; Guzmán, Jorge A. elaboración propia de los autores en


base a Nogué y Vicente (2001), Preciado (2003), Boisier (1994), Sosa (2012) y Porto-
Goncalves (2008)
Bibliografía Consultada y Citada:

Altschuler, B. (2013). "Territorio y desarrollo: aportes de la geografía y otras disciplinas


para repensarlos". Theomai 27-28 Año 2013.
Augé, Marc, (1993) “Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la
sobremodernidad”. Barcelona: Editorial Gedisa.
Bourdieu, P. 2001. El capital social: apuntes provisionales. Zona Abierta, 94/95:83-87.
Capel, H. (2016) "Las Ciencias Sociales y el Estudio del Territorio". Barcelona:
Universidad de Barcelona.

Castells, Manuel, (1996), La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Vol.1,


La Sociedad Red, Alianza Editorial, Madrid, pp.590.

Díaz-Muñoz, Guillermo; Guzmán, Jorge A. ¿Qué es el territorio? Aproximaciones


teórico conceptuales y metodológicas.
Escobar, Arturo: “El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: ¿globalización o
postdesarrollo?”, en LANDER, Edgardo (Comp.) La colonialidad del saber:
eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. CLACSO, Buenos
Aires, 2000.

García-Canclini, Néstor (2006) Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la


interculturalidad. Barcelona: Ed. Gedisa.

Gonzalez, Alejandro Roberto (2011) Nuevas percepciones del territorio, Espacio social y
el Tiempo. Un estudio desde los conceptos tradicionales (o clásicos) hasta su concepción
en el siglo XXI.

Martínez, L. (2009) - "La Dimensión Social Del Territorio" en


https://periodistarural.wordpress.com/2009/09/07/la-dimension-social-del-territorio/

--- Apuntes para pensar el territorio desde una dimensión social.


http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93823702003
Ortiz, Renato (1996) Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporáneo. Buenos
Aires: Universidad Nacional de Quilmes.
Santos, Milton. (2000). La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción,
Barcelona: Editorial Ariel Geografía.

Sassen, Saskia (2004) “Ciudad global”, en: Navia, Patricio y Marc Zimmerman, Marc
(comps.) Las Ciudades latinoamericanas en el nuevo (des)orden mundial. México: Siglo
XXI.

UNESCO, Documentos Internacionales sobre Cultura y Desarrollo.


http://www.oei.es/cultura/

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