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DURKHEIM

CRIMINOLOGIA CRITICA
La criminología crítica surge como una nueva teoría de la desviación que otorga a la
criminalización connotaciones sociales y comunitarias, más que patológicas: el delito no
es fruto de la pertenencia a los estratos sociales más bajos pues se contemplan los
problemas estructurales de la sociedad y se resaltan otros factores hasta ahora no
considerados. Es por ello por lo que partimos de sus principales precursores para
centrarnos en el movimiento mismo, recurriendo a diversos autores para desarrollar sus
propuestas y objetos de estudio.
En la década de los años sesenta comienza a tener importancia un movimiento dentro de
la criminología que cada vez recibe más apoyo, aunque no termina de consolidarse,
debido, en parte, a su radicalismo. Lo cierto es que esa nueva orientación pone de
manifiesto que la criminología no es una ciencia pacifica; aunque con otros
presupuestos, hay ahora un enfrentamiento a la criminología tradicional, algo así como
sucediera con el finalismo que presento nuevas directrices frente al sistema clásico del
Derecho penal. Sin embargo, hemos de apresurarnos a decir que la criminóloga siempre
ha sido critica, aunque el movimiento de los últimos anos tenga sus peculiaridades.
La criminología crítica, siguiendo la orientación de Marx y Durkheim, toma en
consideración no solo las motivaciones de la conducta individual del desviado
delincuente, sino también y no menos, las estructuras del poder y de los intereses que
crean y mantienen las leyes y las normas que, a su vez, no son en gran parte la causa
eficiente de la conducta desviada y delictiva. Los criminólogos críticos consideran los
condicionamientos globales del poder y de los intereses como las fuentes de donde
preceden las desviaciones, pero sin ignorar, por otra parte, las motivaciones de los
individuos que llegan a cabo las acciones delictivas, muchas veces autenticas y
voluntarias. Por lo tanto, al investigar la conducta delictiva, se deben combinar, en
continua dialéctica, las conductas las estructuras, los procesos y las culturas.
CORRIENTE ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA
El Funcionalismo es una corriente de pensamiento cuyo origen es europeo y cuyo
desarrollo tuvo lugar principalmente en los EE.UU. Su hipótesis fundamental puede
resumirse en el siguiente enunciado: Las actividades parciales de los elementos
contribuyen a la actividad total del sistema del que forman parte.
A los comienzos del funcionalismo suele asociarse, en forma implícita, el nombre de
Emile Durkheim.
El funcionalismo estructuralista es una construcción teórica que ve a la sociedad como
un sistema complejo, cuyas partes trabajan juntas para promover la armonía social. Se
entiende como el estudio de una sociedad conocida como estructura o sistema social.1
Este enfoque ve a la sociedad desde una orientación de nivel macro, que es un enfoque
amplio en las estructuras sociales que conforman la sociedad en su conjunto y considera
que la sociedad evoluciona al igual que los organismos.
La actitud metodológica de Durkheim partía de una exigencia de objetividad, expresada
en el tratamiento de los hechos sociales como cosas, no en el sentido de cosificarlos sino
de observarlos desde afuera. Durkheim consideraba que una comprensión de los
fenómenos sólo podía derivar de su tratamiento objetivo. A tal fin, el sociólogo debe
investigar en primer lugar la causa del fenómeno y en segundo lugar su función, pero
Durkheim aclaraba muy bien que hacer ver para qué es útil un hecho no es explicar
cómo ha nacido ni cómo es lo que es, con lo que formulaba una acertada crítica
anticipada al futuro funcionalismo. Durkheim nunca separó sus inquietudes teóricas de
sus intenciones reformadoras respecto de la sociedad, para atender las cuales
propugnaba un diagnóstico que discrimine lo normal y lo patológico en los fenómenos
sociales, vale decir, que permita al sociólogo reconocer los males sociales y decir cómo
sanarlos.
Émile Durkheim estaba preocupado con la cuestión de cómo ciertas sociedades
mantienen la estabilidad interna y sobreviven en el tiempo. Propuso que tales
sociedades tienden a segmentarse, con partes equivalentes que se mantienen unidas por
valores compartidos, símbolos comunes o, como sostenía su sobrino Marcel Mauss,
sistemas de intercambios. Durkheim utiliza el término solidaridad mecánica para
referirse a este tipo de bonos sociales, basados en los sentimientos comunes y valores
morales compartidos, que son fuertes entre los miembros de las sociedades industriales.
En las sociedades modernas, complejas, los miembros realizan tareas muy diferentes, lo
que conlleva a una fuerte interdependencia. Basándose en la metáfora ya mencionada de
un organismo en el que muchas partes funcionan juntas para sostener el conjunto,
Durkheim sostiene que las sociedades complejas se mantienen unidos por solidaridad
orgánica, es decir, "lazos sociales, basados en la especialización y la interdependencia,
los que somos fuertes entre los miembros de las sociedades industriales
QUE ES TEORIA DE LA ANOMIA
La anomia es un concepto de la tradición teórica de la Sociología que significa la
ausencia de normas, la tendencia transgresora de las reglas, tanto a nivel colectivo,
cuando una crisis severa de la estructura social rompe las normas existentes y unas
nuevas normas aún no se consolidan, o también a nivel individual cuando las normas no
se cumplen de manera permanente. El concepto fue originalmente introducido por uno
de los padres fundadores de la Sociología, el francés Emilio Durkheim en el arsenal
conceptual de esta disciplina.
El trabajo investigativo sobre anomia ha vinculado este concepto con los de delito y
criminalidad. De alguna manera el entendimiento de la conducta delictual y el
comportamiento criminal han estado vinculados en la literatura sociológica al concepto
de anomia. Diversas escuelas del pensamiento sociológico y en diversas épocas han
utilizado el concepto de anomia para explicar la conducta que se aparta de las normas
sociales y jurídicas.
Anomia significa ausencia de normas. Este término de origen griego fue utilizado por
los teólogos medievales para referirse a aquellos que obraban sin Dios ni ley. La
inclusión del término anomia dentro de las ciencias sociales, como es conocido, se le
atribuye a Durkheim, elaborado por este en 1893 y particularmente en su estudio sobre
el suicidio. La anomia es, pues, en nuestras sociedades modernas, un factor regular y
específico de suicidios; una de sus fuentes. Identificaba al sistema social anómico por
una quiebra relativa del orden normativo, una falta de regulación moral sobre las
tendencias y pasiones humanas. Hizo evidente que las sociedades anómicas se
caracterizaran por una elevada tasa de conductas desviadas y de comportamientos
autodestructivos, incluyendo el suicidio. Es una patología no del sistema instrumental,
sino del sistema normativo colectivo.
Es interesante relacionar este concepto de Anomia en Durkheim, con su concepto de
Crimen o Criminalidad, porque este autor clásico al considerarlo como “normal” podía
prestarse a confusiones, entre una cierta mirada de relajación moral o cinismo. Pero no
es así. Establece que el crimen o delito se asemeja al dolor, el hombre siempre lo sufre.
Por tanto, el delito es natural al hombre como lo es también el dolor. La normalidad del
delito es como la normalidad de cualquier situación que padecen los seres humanos, a
pesar de que el delito está indicando un “desarreglo social”, una “enfermedad social”.
Entonces, el crimen o el delito son normales por su presencia en todas las sociedades,
así como el dolor se presenta en todos los hombres, estos son síntomas de enfermedad,
del hombre o en su caso de una sociedad. La normalidad del delito o del crimen es para
Durkheim un hecho social “normal” sólo en el sentido expuesto.
La otra mención del concepto de Anomia lo hace Durkheim en su obra El Suicidio,
como ya se indicaba, y al respecto señala: El Suicidio Anómico (así denomina
Durkheim a un tipo de suicidio en su tipología de esta conducta) depende
exclusivamente del poder regulador de la sociedad.
Este tipo de suicidio surge en épocas de crisis, es decir, en periodos en que el orden
colectivo sufre perturbaciones. La persecución de un fin inaccesible condena a un
perpetuo estado de descontento, pues es difícil no sentir, a la larga, la inutilidad de una
persecución sin término. Por esto la tasa de suicidios se eleva en épocas de prosperidad
económica; sin embargo, también los desastres financieros, que arrojan a los individuos
por debajo del nivel social que hasta ese momento ocupaban, producen idéntico
fenómeno.
Además de la anomia económica existe la anomia doméstica, que surge en el estado de
viudez, hay un trastorno de familia, cuya influencia sufre el sobreviviente. También
hace referencia al suicidio, producto del divorcio. En el suicidio anómico se mezcla la
ira y la decepción, dándole un aspecto psicológico particular de cansancio y
exasperación, frente a la falta de mecanismos sociales reguladores capaces de poner un
horizonte a las ambiciones del hombre
CONTEXTUALIZAR A LA SOCIEDAD FRANCESA DE ESE SIGLO Y
SOCIEDAD NORTEAMERICANA DE ESE SIGLO
FRANCESA
Así, hacia finales del siglo XIX, y desde sus primeras intervenciones en el debate
entonces existente sobre la cuestión criminal, Durkheim ha establecido un postulado
que, de diferentes maneras y según distintos criterios, el mainstream de la sociología
francesa no ha cesado de sostener: contra las máximas del sentido común que sueña con
un mundo libre de crímenes y de castigos, el delito constituye una función social
imprescindible para la reproducción de un orden cualquiera. En cuanto a las acciones y
prácticas criminales y sus actores no parece haber en Durkheim una teoría acabada y
consistente al respecto. Su posición sobre este punto va desde su consideración del
delincuente como una personalidad patológica en La división del trabajo social a la
(auto)crítica de estos supuestos en Las reglas del método sociológico. En ese texto
canónico afirma que, si se le observa correctamente, y a pesar de las ideas corrientes, “el
criminal ya no aparece como radicalmente insociable o como un elemento parasitario,
un cuerpo extraño e inasimilable dentro de la sociedad; es un agente regular de la vida
social”
NORTEAMERICANA
La diferencia entre la concepción durkheimiana y la de los sociólogos norteamericanos,
encabezados por Merton, podemos sintetizarla en estas palabras del texto de Orrú: “El
concepto de anomia de Durkheim y el que se ha encontrado en la sociología
norteamericana contemporánea difiere exactamente de la siguiente manera crucial: para
Durkeim ANOMIA se refiere a los objetivos culturales concebidos inadecuadamente
por las sociedades industriales, mientras que para los sociólogos americanos, ANOMIA
se refiere a la insuficiencia de los medios para lograr los objetivos culturalmente
autorizados por la sociedad”.
A finales de los 20, los sociólogos americanos habían revisado el pensamiento de
Durkheim y habían modificado su previa evaluación negativa del realismo social de
Durkheim para favorecer una interpretación más selectiva y positiva de sus escritos”.
Pero para aclarar antecedentes sobre el recorrido del concepto en su “viaje a
Norteamérica.
BIOGRAFIA DE AUTOR
Émile Durkheim (Épinal, 1858 - París, 1917) Sociólogo, pedagogo y antropólogo
francés, uno de los pioneros en el desarrollo de la moderna sociología. Sus trabajos son
actualmente catalogados como imprescindibles en diversos dominios de las ciencias
sociales y las humanidades. Las investigaciones de Durkheim, consideradas fundadoras
de la disciplina sociológica, han resultado de notable importancia también en la
antropología, la pedagogía, la psicología social y la lingüística.
Hijo de un rabino, destacó pronto como estudiante, lo que le permitiría acceder en 1879
a la Escuela Normal Superior de París, por la que se licenció en filosofía en 1882.
Terminados sus estudios en la Normal, inició su carrera docente en diversas ciudades
francesas. Durante el curso 1885-1886 se trasladó a Alemania, donde conoció los
métodos de la psicología experimental de Wilhelm Wundt.
Desde Alemania envió a diversas revistas francesas algunos artículos sobre filosofía y
ciencias positivas; gracias a estas colaboraciones fue nombrado profesor encargado de
la asignatura de ciencia social y pedagogía de la Universidad de Burdeos (1887). En
1896 se le otorgó la cátedra de filosofía social y fundó la revista L'année sociologique.
En 1902 fue nombrado profesor de la cátedra de ciencias de la educación de la
Universidad de París, donde ejercería la docencia hasta su fallecimiento.
En el ámbito de sus investigaciones, Durkheim pasó de un interés inicial por la
pedagogía a una mayor amplitud de miras que lo llevó al campo de la sociología, por
aquel entonces en sus comienzos tras la primera formulación positivista de Augusto
Comte. El primer trabajo importante de Émile Durkheim fue su tesis doctoral, Sobre la
división del trabajo social (1893). Tras examinar la excesiva especialización y
deshumanización del trabajo, tendencia en progresión ascendente desde la Revolución
Industrial, Durkheim subrayaba en este estudio los graves riesgos que tal evolución
suponía para el bienestar y el interés común de la sociedad.
Dos años después publicó su obra fundamental, Las reglas del método
sociológico (1895), que constituye un verdadero breviario de sociología; en ella acotó
Durkheim el campo de la nueva ciencia y propuso la metodología que había de seguir.
El objeto de estudio de la sociología no puede ser una suma de individuos (pues en la
misma configuración del individuo intervienen fuerzas sociales que operan sobre él),
sino el fenómeno o hecho social, una de cuyas principales características es
precisamente la coerción que ejerce sobre el individuo.
APORTE DE AUTORES
Cuatro ejes resultan imprescindibles para dar cuenta de la posición y los aportes de
Durkheim en torno a la cuestión criminal:
1) su postulado de la sociedad como un conjunto estructurado de creencias y
sentimientos colectivos.
2) su concepción del derecho penal como expresión de lo más concentrado de esas
representaciones y sentimientos.
3) su definición del crimen como: a) una ruptura del lazo de solidaridad mecánica, y b)
un fenómeno social normal.
4) su comprensión del castigo penal como una reacción colectiva pasional que procura
la reconstitución del lazo de solidaridad vulnerado.
Junto a las obras ya reseñadas cabe citar Filosofía y sociología (1899) y una serie de
estudios, de entre los cuales los más importantes son Crimen y salud social (1895), La
prohibición del incesto y sus orígenes (1896), Sobre la definición de los fenómenos
religiosos (1879-1898), Las representaciones colectivas y las representaciones
individuales (1898), Determinación del hecho moral (1907) y Juicios de realidad y
juicios de valor (1911).
Publicó además numerosos artículos, singularmente en Revue de métaphysique et de
morale, Revue philosophique y L'année sociologique: entre ellos cabe destacar Sobre el
totemismo (1902), Algunas formas primitivas de clasificación (1903) y La organización
matrimonial de las sociedades australianas (1903). En la Rivista italiana di
sociologia aparecieron El suicidio considerado en el aspecto sociológico (1897) y La
sociología y su dominio científico (1900).

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