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“P ero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.1
La venida del Esposo presentada en esta parábola no es la venida de
Cristo a la tierra, sino a las bodas. Las bodas son un evento que ocurre antes
de la venida del Señor Se expresa en el Evangelio de Lucas así: “Estén ceñi-
dos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes
a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando
llegue y llame, le abran en seguida”.2
“Regresaré”
En una visión dada a la Srta. Harmon, en 1845, donde Cristo pasaba del
primero al segundo departamento del santuario celestial, encontramos estas
palabras: “‘Aguardad aquí; voy a mi Padre para recibir el reino; mantened
vuestras vestiduras inmaculadas, y dentro de poco volveré de las bodas y os
Mateo 25:10.
1
obra de borrar los pecados confesados en el santuario; y que del mismo modo
Cristo, nuestro sumo sacerdote, cerró la puerta del departamento exterior del
templo celestial, y abrió el departamento en el cual se vio el “arca de su pacto”.4
La iglesia de Filadelfia
Se menciona luego a la iglesia de Filadelfia, el sexto estado de la iglesia
evangélica. Esta iglesia representa la gente que había salido bajo la proclama-
ción de los mensajes primero y segundo de Apocalipsis 13. A esta iglesia, el
Señor le dice: “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que nin-
guno tome tu corona”.6 Además, se le dirigen las siguientes palabras: “Esto
dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nin-
guno cierra, y cierra y ninguno abre; yo conozco tus obras; he aquí, he puesto
delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque
tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”.7
Apocalipsis 11:19.
4
Apocalipsis 3:3.
5
Apocalipsis 3:11.
6
Apocalipsis 3:7, 8.
7
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1 Corintios 16:9.
8
10
Colosenses 4:2, 3.
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a “su palabra” y “nombre”, la palabra del Señor para ellos era que él pondría
delante de ellos una puerta abierta que ningún hombre podía cerrar.
11
Advent Herald, 11 de dic. de 1844.
12
Circleville, Ohio, Religious Telescope, 1844.
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13
Sra. E. G. de White, en Advent Review, 20 de nov. de 1883.
Informe del Pastor Himes en Maine, en el Morning Watch, ciudad de Nueva York, 6
14
de junio de 1845.
Capítulo 14 – La Puerta Cerrada | 189
15
El Conflicto de los Siglos, pp. 482, 484.
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Harmon sobre el tema en ese momento, “en lugar de que las visiones los
llevaran a adoptar esta idea, más bien corregían a aquellos que todavía se
aferraban a ella”.16
La Srta. Harmon hizo una segunda visita a Paris, Maine, en el verano
de 1845. Con respecto a esta visita, citaré a la Sra. Truesdail, que vivía en ese
entonces en Paris. Ella dice:
“Durante la visita de la Srta. Harmon a Paris, Maine, en el verano
de 1845, le dije los detalles respecto de una querida amiga mía cuyo
padre le había impedido asistir a nuestras reuniones, y consecuen-
temente no había rechazado la luz [por no haberla conocido]. Ella
contestó sonriendo: ‘Dios nunca me mostró que no hay salvación para
tales personas. Son solo aquellos a quienes se les presentó la luz de la
verdad y la rechazaron a sabiendas’.”17
También habla con respecto a una tercera visita de la Srta. Harmon a
Paris, en 1846:
No hay contradicción
Como hay algunos que son muy celosos en tratar de demostrar que la
Sra. White una vez enseñó la teoría de que “no hay más misericordia para
los pecadores”, pero que ahora enseña lo contrario, presentaré testimonios de
quienes conocieron su obra de 1845, respecto de sus labores por la conversión
de los pecadores. La siguiente declaración es de Ira Abbey, de Brookfield,
Condado de Madison, Estado de Nueva York:
16
Carta de J. N. Andrews, setiembre de 1874.
17
Carta de la Sra. Truesdail, del 17 de agosto de 1875.
18
Carta de la Sra. Truesdail del 27 de ene. de 1891.
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Carta de Ira Abbey, marzo de 1885, citado en la Review and Herald, 7 de abril de
19
1885.
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Testimonio de 21 testigos
En conexión con esto damos un testimonio firmado en 1888, por 21 per-
sonas, cada una de las cuales estaba en el movimiento del advenimiento en el
año 1844, y conocían el surgimiento del mensaje del tercer ángel. Todos esta-
ban en el mensaje antes de 1851, la mayoría de ellos habían estado conectados
con los adventistas del séptimo día casi desde el surgimiento del mensaje:
“Nosotros, los abajo firmantes, habiendo estado bien familiari-
zados con el movimiento del advenimiento en 1844 con el paso del
tiempo, habiendo abrazado la verdad del mensaje del tercer ángel ya
en 1850, por este medio alegremente suscribimos nuestros nombres
a la siguiente declaración respecto de la doctrina de la puerta
cerrada sostenida por creyentes en el mensaje del tercer ángel desde
el tiempo de su surgimiento hasta la última fecha mencionada, y de
allí en adelante.
“Ellos creían, en armonía con Apocalipsis 3:7, 8 y otros pasajes, que al
fin de los 2.300 días de Daniel 8:14, Cristo cerró su obra en el primer
departamento del santuario celestial, y cambió su ministerio al lugar
santísimo, y entró en la obra de juicio, cambiando su relación en este
aspecto del plan de salvación. Aquí había una puerta abierta y una
puerta cerrada.
“Ellos creían que aquellos que habían tenido luz clara sobre el mensaje
del tercer ángel, y se habían tornado contra él, oponiéndose a él amar-
gamente, eran rechazados por Dios. Pero ellos no creían que los que
no habían tenido la luz o aquellos que no habían llegado a los años
de responsabilidad antes de 1844, si buscaban a Dios con corazón
honesto, serían rechazados.
“Aunque ellos creían con Guillermo Miller y la gran masa de adven-
tistas inmediatamente después de pasado el tiempo, que la obra de Dios
por el mundo estaba terminada, y que el Señor vendría muy pronto,
después que la luz sobre el santuario y el tercer mensaje explicaron su
chasco, ellos no creyeron que la misericordia había terminado, salvo
para aquellos que habían rechazado la luz”.
Firmado, “J. B. Sweet, South Saginaw, Michigan; Samuel Martin,
Westbridge, N. H.; Ira Abbey, North Brookfield, N. Y., Sra. R. B.
Abbey, North Brookfield, N. Y., Sra. Diana Abbey, North Brookfield,
N. Y.; Sra. L. B. Abbey, North Brookfield, N. Y.; Heman S. Guerney,
Memphis, Michigan: Ann E. Guerney, Memphis, Michigan;
William Gifford, Memphis, Michigan; Sra. Mary S. Chase, Battle
Creek, Michigan; S. M. Howland, Battle Creek, Michigan; Sra. F.
H. Lunt, Battle Creek, Michigan; Sr. Melora A. Ashley, Battle
Creek, Michigan; Sra. Caroline A. Dodge, Battle Creek, Michigan;
Sra. Sarah B. Whipple, Battle Creek, Michigan; Sra. Uriah Smith,
Battle Creek, Michigan; Sra. Paulina R. Heligass, Moline, Kan.;
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ella buscaba en los pecadores un ‘empeño del alma en favor de los pecadores,
pero no podía encontrarlo”. Pero ¿quién podría encontrar un empeño del
alma en favor de los pecadores mirando a los pecadores? Pero, preguntamos,
¿qué en cuanto a las personas mencionadas en el testimonio arriba, que sim-
plemente usaban influencias humanas y mesmerismo para ganar conversos, y
lo llamaban la obra del Espíritu de Dios? ¿Están estos adversarios, tan ansio-
sos de mostrar que la Sra. White enseñaba la teoría extrema de “la puerta
cerrada”, dispuestos a admitir que estos predicadores de reavivamiento eran
personas santas, y que ganaban conversos genuinos?
Es evidente a toda mente honesta que la clase de personas que se men-
cionan en esta conexión eran los que profesaban estar empeñados en las almas,
cuando en verdad habían rechazado la luz y la verdad, y estaban usando el
mesmerismo para ganar conversos. Tales personas no podían tener “empeño
del alma” en favor de los pecadores cuando ellos mismos estaban sujetos a
condenación; porque “el tiempo de su [su propia] salvación había pasado”.
De la visión de la Sra. White del 24 de marzo de 1849, algunas per-
sonas han tratado de extraer la conclusión de que enseñaba que ya no había
misericordia para los pecadores; pero ya hemos mostrado que en 1845, en
Paris, Maine, ella enseñó que había misericordia para todos los que no habían
rechazado la luz y la verdad a sabiendas y con entendimiento. En una visión
que recibió en el mismo lugar en 1846, se le mostró que el Señor tenía un
“pueblo en las iglesias que no habían rechazado la verdad”. A esas personas
que pensaban en forma diferente, se les dio una reprensión, diciendo que los
ángeles de Dios todavía trabajarían por ellos, y cuando terminaran su obra,
quienes los denunciaban quedarían afuera.
Otra vez, en abril de 1848, el pastor White y su esposa estaban traba-
jando en Rocky Hill, Connecticut, por la conversión de pecadores. Todo lo
cual es para probar que la visión del 24 de marzo de 1849, armoniza con la
que fue dada en Paris, Maine, en 1846, y con el curso seguido por estos sier-
vos de Dios en abril de 1848.
sitó esto en el banco de nieve, y aquí está, la bolsa de dinero que faltaba, y
marcado sobre ella $1.000”.
Como se puede esperar, ese reavivamiento colapsó repentinamente. El
Sr. Patch y su prometida, después de conocer cuál era el carácter del que
conducía el reavivamiento, tomaron su posición en favor de la verdad, y se
unieron a los adventistas del séptimo día, en cuya iglesia permanecieron como
miembros dignos hasta el día de su muerte.
Esta visión, como se ve claramente, fue dada en interés y benefi-
cio especial de los no convertidos, y resultó en la conversión de pecado-
res, aunque su acción inmediata cayó sobre aquellos que eran pecadores y
rechazaron al Señor por causa de su hipocresía. Ellos “contra Jehová pre-
varicaron”, profesando tener un gran empeño por los pecadores, pero solo
engendraron “hijos extraños”.
declaración hecha en Notas biográficas, pp. 142, 144, aunque da los detalles adicionales
mencionados aquí.
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