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RESPONSABILIDAD EN EL DERECHO DEL CONSUMO

1. RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS CONCESIONARIAS DE PEAJE. POR LOURDES


PARMIGIANI

1.1. Introducción
El tema relativo a la responsabilidad derivada por daños a quienes transitan las
rutas concesionadas en nuestro país ha sido objeto de acalorados debates
doctrinarios y jurisprudenciales en los últimos años.
Nuestra máxima corte nacional no permaneció ajena a esa discusión; muy por el
contrario, ha marcado una paradigmática evolución en su pensamiento y su
doctrina - d esde los casos " Colavita " y " Bertinat " del año 2000, luego el
caso " Ferreyra " en 2006, para finalmente zanjar su postura en el célebre, y
conocido por todos, fallo " Bianchi " (año 2006) - .
El punto neurálgico en torno al cual se centró todo el debate tuvo que ver con el
encuadre o la naturaleza jurídica de la relación que une al usuario de una ruta o
camino concesionado con el concesionario vial, dando lugar este extremo a
múltiples interpretaciones.
Así, para una parte de la doctrina la relación entre el usuario y la empresa
concesionaria de peaje es de naturaleza extracontractual, regida por normas del
derecho administrativo, sosteniéndose que la responsabilidad de la empresa
concesionaria no excluye la que eventualmente pueda pesar sobre otros
legitimados pasivos de modo concurrente como , por ejemplo, el
Estado, como dueño del camino o por incumplimiento de las obligaciones de poder
de policía; o la de ciertos terceros, como el propietario de un animal suelto en la
ruta.
Otro sector doctrinario, por su parte, argumenta que la relación que existe entre
la empresa concesionaria de peaje y el usuario es de naturaleza contractual y
alcanzada por normas de derecho privado. En este sentido, la empresa
concesionaria debe garantizar al usuario condiciones adecuadas para la
circulación en la ruta, y como tal debe asumir una obligación de seguridad,
debiendo asegurar que la persona podrá culminar su viaje en condiciones de
indemnidad. El peaje es un precio y el automovilista, al pagarlo, celebra un
contrato con la empresa concesionaria. Va de suyo que la responsabilidad
de estaúltima por daños sufridos por el usuario es en todos los casos de
naturaleza contractual, cualquiera sea el carácter que se asigne a esta noción:
ya como concepto limitado estrictamente al incumplimiento contractual,
ya como expresión que engloba con razonable amplitud todo supuesto de
incumplimiento de obligaciones preexistentes, cualquiera sea su fuente (1) .
Finalmente encontramos la tercera postura, la más moderna y que fue
consagrada por nuestro más alto cuerpo a través del
caso " Bianchi " . Esta corriente establece que entre el concesionario y el usuario
existe una relación de consumo , que torna aplica las normas de la ley 24.240 de
Defensa del Consumidor, con las modificaciones de la ley 26.361 . Es
innegable que estamos ante una óptica superadora, ya que traspasa el umbral
del " contrato de consumo "para comenzar a hablar, en términos
mucho más amplios, de la existencia de una " relación de consumo " entre los
sujetos que venimos refiriendo. Y éste ha sido el lineamiento general que han
seguido los tribunales de nuestro país luego de aquel célebre decisorio.
Ahora bien, encuadrar esta cuestión " dentro del paraguas de la ley 24.240 y
normativa concordante es claramente beneficioso para el usuario, pues amén de
consagrar específicamente una obligación de seguridad muy estricta ( art. 5 ° , ley
24.240 ), que para muchos es siempre de resultado, potencia los deberes de
información (arts. 6 °, 25, 28 y concs., ley 24.240 ), afianza el deber de control del
Estado de los servicios públicos, conduce a aplicar el principio in dubio pro
consumidor (arts. 3 °, 19, 25, 36, 37 y concs.) Y conlleva a la aplicación del art.
40 de la ley 24.240 (toley 24.999 ) en caso de prestación de servicios riesgosos o
defectuosos. Concebida de tal modo la cuestión, el plazo de prescripción no puede
ser otro que el de tres años que fija la ley 24.240 para todas las acciones
emergentes de ella " (2) .
Otro de los debates que se ha suscitado, y aún persiste, en el seno de la
jurisprudencia y la doctrina nacional y que no podemos dejar de mencionar
en este exordio, es el relativo a la extensión del deber de seguridad que pesa en
cabeza de las empresas concesionarias. Mucho se ha debatido sobre si encuadra
dentro del terreno de la responsabilidad objetiva (asumiendo el deber de seguridad
del art. 5 °, LDC el contenido de una obligación de resultado - p ostura de Zaffaroni
en fallo " Bianchi " - ) o subjetiva, criterio Whatfinalmente ha enarbolado nuestra
Corte Suprema nacional, y lineamiento ha continuado el Tribunal Superior de
Justicia de la provincia de Córdoba, en fallos del tenor de " Hernández, Emilio
Carlos c. Red Vial Centro SA " (año 2001), " Bellón, Abel Enrique y otros c.
Caminos de las Sierras y otro " (año 2007) y " Bustamante, Claudio César c.
Caminos de las Sierras SA " (año 2008). En este último decisorio el Tribunal
Superior de Justicia de Córdoba, con agudo criterio, ha fijado posición, reafirmando
la doctrina que ya había sentado en " Hernández " : "el deber a cargo de la
concesionaria, aun cuando fuera calificable como de seguridad, requiera la
presencia de un factor de atribución subjetivo al revestir el carácter de obligación
de medios y no de resultado. No se comparte que sobre el concesionario pesa un
deber genérico de garantía y seguridad que genere automáticamente su
responsabilidad por la existencia de animales sueltos, sin posibilidad alguna de
recurrir a la indagación de los aspectos subjetivos, lo que limitaría las posibles
causas de exoneración a la alegación y prueba del hecho de un tercero por
el cual no deba responder, la culpa de la víctima o el casus , comoúnicas
circunstancias con virtualidad de fracturar el nexo causal. No parece posible
calificar al deber de custodia y seguridad de las concesionarias viales como ' de
resultado ' " .
RESPONSABILIDAD DE LAS OBRAS SOCIALES Y EMPRESAS DE MEDICINA PREPAGA. POR
LUCÍA LÓPEZ COQUET

6.1. Introducción
Las obras sociales son organizaciones de la seguridad social, financiadas
mediante el aporte y la contribución obligatoria de trabajadores y empleador -
r espectivamente - , sujetas a contralor estatal e integradas al Sistema Nacional
del Seguro de Salud, cuyos fines son la prestación de servicios de salud y sociales
a los beneficiarios, quienes tienen la opción de elegir afiliarse a la entidad que les
ha de prestar servicios.
Las entidades de medicina prepaga, por su parte, son aquellas que , actuando
en el ámbito privado y sin estar sujetas de manera directa al contralor estatal,
asumen el riesgo económico y la obligación asistencial de prestar los servicios de
cobertura médico - asistencial, conforme a un Plan de Salud que ofrecen para la
protección, recuperación y rehabilitación de la salud de los
individuos que voluntariamente las contratan, y que , como contraprestación, se
obliga al pago de una cuota periódica.
Más allá de sus matices, variantes y diferencias, tienen una característica en
común: ofrecen atención médica de distinta y calidad a sus afiliados o adherentes,
a cambio de una contraprestación pecuniaria periódica permanente (cuota, aporte,
canon o contribución).
En Principio, responden frente a SUS Afiliados y adherentes POR EL
ADECUADO sin Cumplimiento de las Prestaciones de Salud a Las Que se de han
Comprometido ya las Que Estós Tienen derecho. Ello comprende no sólo los
supuestos de no prestación del mismo, sino también de deficiente realización del
mismo servicio, por causas imputables a los profesionales médicos intervinientes
oa los nosocomios en los que se despliega la referida actividad.
La radical diferencia respecto a la responsabilidad que pueda emerger
es que dicha prestación del servicio de salud puede ser efectuada a través de
sistemas abiertos o cerrados. Son abiertos aquellos en los cuales el afiliado o
adherente puede elegir con total libertad el galeno o sanatorio. Son
cerrados cuando solo pueden recibir asistencia médica de galenos que son
dependientes de la obra social o que integran una lista de prestadores que la
prestadora ha contratado.
Se trata, en todos los casos, de responsabilidad directa por el hecho de terceros
introducidos por el deudor de la prestación de salud para cumplir con las
obligaciones legales o convencionales que pesan con relación al afiliado o
adherente.
En La INMENSA Mayoría de los Casos Estamos frente una Supuestos de
responsabilidad por incumplimiento obligacional o contractual, Que - m ás allá de
algunos adj matices y Variantes SEGÚN los Casos - ESTÁN Atrapados por reglas
Similares a las de los Hospitales Y Centros asistenciales.
Por lo general, son también aplicables las disposiciones de la Ley de Defensa
del Consumidor cuando se configura una relación de consumo entre el proveedor
profesional, prestador del servicio de medicina, y el consumidor o usuario.
La responsabilidad de las obras sociales y demás empresas de medicina
prepaga se configura sin desmedro de la que también pueda pesar sobre el
efectivo prestador del servicio de salud frente al paciente. Se trata de
responsabilidades concurrentes o indistintas, por lo que el damnificado puede
accionar por todo contra cualquiera de ellos, o contra algunos o contra todos. Ello,
por cierto, sin perjuicio de las acciones de regreso que puedan corresponder.

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