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TÍTULO LEUCEMIA

Hueso: Tejido óseo rígido, formado por colágeno, minerales, células adiposas y
hematopoyéticas.

Composición Química

25% de agua

45% de minerales como fosfato y carbonato de calcio

30% de materia orgánica, principalmente colágeno y otras proteínas.

Huesos largos:

Son huesos donde su longitud prevalece sobre el ancho y grosor, tienen 2


extremos denominados epífisis y un cuerpo cilíndrico denominado diáfisis.

El ejemplo de estos estaría en el húmero, radio, cúbito, fémur, tibia y peroné.


La diáfisis o cuerpo del hueso está conformado por un tejido óseo muy denso y
compacto, muy resistente, con un núcleo hueco denominado cavidad medular,
esta cavidad contiene médula ósea amarilla, compuesta por adipocitos y su
función es servir como reservorio energético.

Las epífisis están compuestas por un tejido óseo muy poroso denominado
hueso esponjoso, el cual alberga un tipo de células madres llamadas células
hematopoyéticas, su función es producir los elementos formes de nuestra
sangre, (eritrocitos, leucocitos y trombocitos).

Hematopoyesis

Es el proceso el cual crean a los glóbulos. La teoría monofilética en la


hematopoyesis, que se valida extensamente, sugiere que todas las células
hematopoyéticas estén generadas en base de las células madres pluripotente,
que hacen las unipotentia y distinguen en las células del precursor antes de
continuar formar a los glóbulos maduros.
¿Qué es un eritrocito y su función?

Tipo de glóbulo sanguíneo (célula de la sangre) que se produce en la médula


ósea y se encuentra en la sangre. Los eritrocitos contienen una proteína
llamada hemoglobina, que transporta oxígeno desde los pulmones a todas las
partes del cuerpo.

El eritrocito en reposo tiene la forma de una esfera desinflada, frecuentemente


descrita como un “disco bicóncavo”. Tiene un diámetro que oscila entre 7 y 8
µm, un volumen promedio de 91 fl y una superficie de casi 135 µm2
Hemoglobina

La hemoglobina es una proteína que se halla en los glóbulos rojos, que transporta
oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo y dióxido de carbono desde los órganos y
tejidos hasta los pulmones.

Leucocitos

Los leucocitos son parte del sistema inmunitario del cuerpo y ayudan a
combatir infecciones y otras enfermedades. Los tipos de leucocitos son los
granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), los monocitos y los linfocitos
(células T y células B).
Trombocitos

Trozo diminuto de célula en forma de disco que se encuentra en la sangre y el


bazo. Los trombocitos son fragmentos de células muy grandes de la médula
ósea que se llaman megacariocitos. Ayudan a producir coágulos sanguíneos
para hacer más lento el sangrado o frenarlo y para facilitar la cicatrización de
las heridas.

La sangre

La sangre es un tejido líquido que recorre el organismo, a través de los vasos


sanguíneos, transportando células y todos los elementos necesarios para
realizar sus funciones vitales. La cantidad de sangre está en relación con la
edad, el peso, sexo y altura.
• Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos constituyen en la mujer
4.800.000, y en el varón, de aproximadamente 5.400.000 hematíes
por mm³ (o microlitro).

• El conteo normal de leucocitos está dentro de un rango de 4.500 y


10.500 células por mm³ (o microlitro) de sangre

• Las plaquetas (trombocitos), Su valor cuantitativo normal se encuentra


entre 150.000 y 450.000 plaquetas por mm³

• Los niveles normales de hemoglobina están entre los 11 y 16 g/dl de


sangre, y esta cantidad es proporcional a la cantidad y calidad de
hematíes (masa eritrocitaria).

F= 11-14 g/dl M= 12- 16 g/dl

Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y extraídos de la
sangre por el bazo, el hígado y la médula ósea, donde la hemoglobina se
degrada en bilirrubina y el hierro es reciclado para formar nueva hemoglobina.

Hemolisis

Se denomina hemólisis al proceso que se genera cuando los glóbulos rojos se


desintegran y la hemoglobina que contenían es liberada en el plasma de la
sangre.
Principales enfermedades Hematológicas

ANEMIAS ¿Qué es la anemia y por qué se produce? Como hemos visto, los
glóbulos rojos necesitan hemoglobina, proteína rica en hierro, para transportar
el oxígeno por todo el cuerpo. Si la concentración de hemoglobina cae por
debajo de lo normal, sufrimos anemia

LINFOMAS ¿Qué es un linfoma? Por el sistema linfático circula la linfa, líquido


que lleva nutrientes, desechos y leucocitos del sistema linfoide por el cuerpo.
Cuando los linfocitos se multiplican de modo anómalo o no mueren cuando
deberían, los ganglios u otros órganos linfáticos pueden sufrir un linfoma.

MIELOMA MÚLTIPLE ¿Qué es el mieloma múltiple? Es otro tipo de tumor del


sistema linfático. Consiste en una proliferación de las células plasmáticas,
encargadas de producir los anticuerpos que defienden al organismo de
infecciones y sustancias extrañas. Las células plasmáticas se hallan en
pequeña cantidad en la médula ósea, por lo que si su número aumenta en
exceso invaden ésta y destruyen el tejido alrededor, produciendo agujeros en
los huesos que se llaman lesiones osteolíticas.

PÚRPURA TROMBOPÉNICA IDIOPÁTICA

• Aparece cuando baja el número de plaquetas, destruidas por anticuerpos


fabricados por el propio organismo, que las considera extrañas.

• Afecta a adultos, sobre todo mujeres, y niños.

SÍNDROMES MIELODISPLÁSICOS

• Son fruto de un mal funcionamiento de la médula, que produce menos


glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas de lo normal.

• Son de lenta evolución y frecuentes en personas mayores

LEUCEMIA

La leucemia es el cáncer de los tejidos de la sangre, incluida la médula ósea.


Existen muchos tipos, como la leucemia linfoblástica aguda, la leucemia
mieloide aguda y la leucemia linfocítica crónica.

Muchos pacientes con tipos de leucemia de desarrollo lento no tienen


síntomas. Los tipos de leucemia de desarrollo rápido pueden presentar
síntomas como fatiga, pérdida de peso, infecciones frecuentes, y sangrado o
aparición de hematomas con facilidad.

El tratamiento varía considerablemente. Para las leucemias de desarrollo lento,


el tratamiento consiste en controles médicos. Para las leucemias agresivas, el
tratamiento incluye quimioterapia, seguida de radioterapia y trasplante de
células madre, en algunos casos.

CLASES DE LEUCEMIA

Distinguimos dos tipos de leucemia:

Leucemias agudas. De instauración rápida, suelen dar síntomas de forma


precoz y exigen tratamiento urgente.
Leucemias crónicas. De instauración gradual, dan pocos o ningún síntoma al
inicio, y a menudo se diagnostican de modo casual durante algún control
analítico. En ocasiones se tardan en tratar, lo que puede agudizar la
enfermedad.

También se puede clasificar las leucemias según las células sanguíneas a las
que afecten:
• Leucemias mieloides. Afectan a todas las células de la sangre excepto los
linfocitos; pueden ser crónicas o agudas.

• Leucemias linfoides. Afectan a los linfocitos de la sangre; pueden también ser


crónicas o agudas.

MEDIDAS DE DIAGNOSTICO

Ante un paciente en el que se sospecha una leucemia, hay que realizar una
serie de pruebas para intentar llegar al diagnóstico definitivo. Hay que confirmar
el diagnóstico de la leucemia e identificar el subtipo (según los diferentes tipos
y características de las células afectadas).

Por otra parte, hay que determinar la fase o grado de afectación de la


enfermedad. Y por supuesto, valorar otros problemas de salud que puedan ser
importantes antes de proponer una terapia.

El médico indicará, en base a los síntomas y la sospecha de patología, las


pruebas más adecuadas para realizar en cada caso. No todos los pacientes
van a requerir hacérselas todas.

Como en cualquier problema de salud, una historia clínica que indique los
signos y síntomas de la persona, junto con una analítica general de sangre es
lo primero y esencial.

ANÁLISIS DE SANGRE

Ante una sospecha de enfermedad hematológica, hay que hacer una analítica
sanguínea completa con hemograma (que permite ver los valores de los
distintos tipos de células), y lo que se llama “frotis de la sangre periférica” (cuyo
estudio al microscopio permite identificar las posibles anomalías de las células).
Cuando existen células inmaduras (blastos) se sospecha la existencia de
leucemia aguda.

Generalmente en la analítica sanguínea también se valorarán los niveles de


otras sustancias que existen en sangre. Estas pruebas son necesarias también
para ver el estado básico de salud de la persona y valorar otras enfermedades
o problemas posibles: funcionamiento renal y hepático, alteraciones de
coagulación, etc. del paciente.

ANÁLISIS DE LA MÉDULA ÓSEA

Si existe sospecha de que el paciente padezca una enfermedad de tipo


hematológico, como las leucemias, es importante obtener una muestra de
médula ósea. Ésta, como su nombre indica, es una parte de tejido del interior
de los huesos donde se van a originar las células de la sangre, por lo que es
importan-te estudiarla, por si existen alteraciones.

Para ello se realiza la punción de médula ósea, que consiste en pinchar con
una aguja (existen de diferente calibre según sea necesario solo un aspirado
de células o si se precisa una biopsia del tejido) en el interior de un hueso. Lo
más habitual es realizarlo en la cresta iliaca, que es la zona posterior de uno de
los huesos que forman la cadera. Generalmente, se realiza con anestesia local
o sedación.

ANÁLISIS DEL LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO

En caso de sospechar que pueda haber afectación cerebral o del sistema


nervioso central por una leucemia, es necesario analizar el líquido
cefalorraquídeo. Éste es un líquido que baña la superficie del cerebro y
meninges, así como la médula espinal (que pasa por el interior de la columna
vertebral) protegiendo a los nervios que van desde el cerebro a otras zonas de
nuestro cuerpo).

Para realizarlo, es preciso realizar una punción lumbar. Ésta consiste en


pinchar con una aguja larga y flexible el espacio que hay entre dos vértebras de
la zona lumbar (en la espalda) para conseguir una muestra de este líquido
(LCR) para analizarlo. Se suele hacer con anestesia local.
ESTUDIOS CITOLÓGICOS, GENÉTICOS Y MOLECULARES

No solo es importante ver el número y tipo de células afectadas, sino también si


existen alteraciones de su forma o función. Para esto, los especialistas del
Servicio de hematología realizan estudios cada vez más complejos
(Inmunohistoquímica, FISH, PCR…), que identifican posibles alteraciones o
“características específicas” (cromosómicas, genéticas, moleculares…) de
estas células. Esto sirve para nombrar y clasificar los subtipos de leucemias; y
además permite identificar en muchos casos, factores pronósticos y posibles
tratamientos más específicos para algunas de las leucemias.

OTRAS PRUEBAS PARA DETECTAR LA LEUCEMIA

Las leucemias son enfermedades que no provocan bultos o “tumores”. Es por


esto que no se usa para su clasificación el sistema habitual de los cánceres
sólidos (TNM), y por esto no es preciso realizar de forma protocolaria las
pruebas de estadiaje o extensión de la misma forma que con este tipo de
tumores.

Aunque según los casos las células sanguíneas pueden infiltrar algunos tejidos
u órganos (cerebro, bazo o ganglios linfáticos, por ejemplo).

También ocurre en ocasiones, debido a la proliferación de células en el interior


de la médula ósea, que se ven afectados algunos huesos de forma importante.

Y lo esencial en las leucemias son los estudios citológicos, pero es importante


también realizar otra serie de pruebas, según cada paciente, para valorar la
posible repercusión de las alteraciones sanguíneas en otros órganos.

Algunas otras pruebas que a veces se realizan son:

TAC, ESCÁNER O TC (TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA)

El escáner es un aparato de rayos X, que realiza radiografías del paciente


desde varios ángulos. Estas imágenes son combinadas y procesadas en un
ordenador para dar lugar a radiografías en las que se visualizan de forma muy
precisa todos los órganos.

Se trata de una prueba indolora, que se realiza en 20-30 minutos, tiempo en el


que es necesario que el paciente permanezca inmóvil sobre la camilla del
escáner.

GAMMAGRAFÍA ÓSEA

Es una prueba utilizada para valorar la existencia o no de alteraciones óseas,


es decir la afectación del hueso por células tumorales, o en este caso por el
aumento de proliferaración de las células madre que producen los blastos.
Consiste en la inyección intravenosa de una sustancia radioactiva (isótopo) que
se fija en el hueso. Las zonas de hueso que tienen más actividad captan más
cantidad de isótopos y se visualizan como zonas más oscuras.

TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES (PET)

Es una técnica muy novedosa, capaz de detectar lesiones no visibles por otros
medios. Consiste en introducir un isótopo con glucosa (tipo de azúcar) que es
captado con mayor avidez por las células tumorales que por las células
normales, por lo que la actividad celular excesiva de origen leucémico aparece
como zonas más marcadas.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Leucemias agudas Signos y síntomas

La médula ósea, ocupada por las células malignas o blastos, es incapaz de


producir correctamente las células normales de la sangre, y esto se traduce en:

• Anemia: por falta de producción de glóbulos rojos. El síntoma más


característico es cansancio y palidez. Puede producir dolores de cabeza,
mareos, zumbido de oídos, dolor torácico u opresión en el pecho.
• Plaquetopenia o trombopenia: por disminución de la producción de plaquetas
o trombocitos. El síntoma más típico es el sangrado: hemorragias nasales, de
encías, hematomas y puntos rojos en la piel.

• Disminución de las defensas: son frecuentes las infecciones y aparece fiebre


elevada, llagas en la boca o úlceras. Cuando los blastos invaden otros tejidos,
pueden aparecer otros síntomas:

• Crecimiento de los ganglios linfáticos;

• Inflamación de las encías;

• Dolor abdominal por crecimiento de hígado o bazo;

• Dolor de cabeza, mareos, vómitos, visión doble, convulsiones, al afectar al


cerebro;

• Inflamación de testículos

Otros síntomas inespecíficos son:

• Dolor de huesos o articulaciones;

• Sudoración por la noche, pérdida de apetito y de peso.

Leucemias crónicas

Las más frecuentes son la leucemia mieloide crónica (LMC) y la leucemia


linfática crónica (LLC).

Se extiende lentamente, por lo que a menudo se descubre por casualidad en


análisis realizados por otro motivo. Otras veces se detecta porque la persona
se siente cansada, está pálida o tiene molestias en el abdomen (debidas a que
el bazo aumenta de tamaño).

Síntomas.

Los síntomas varían en función del tipo de leucemia ante el que nos
encontremos. Estos son los más comunes:
Leucemia mieloide aguda: Cansancio, pérdida de apetito y de peso, fiebre y
sudores nocturnos.

Leucemia mieloide crónica: Debilidad, sudoración profusa sin razón aparente y,


al igual que en el caso anterior, fiebre y pérdida de apetito y de peso.

Leucemia linfocítica aguda: Sensación de mareo o aturdimiento, debilidad y


cansancio, dificultades respiratorias, infecciones recurrentes, formación de
moratones fácilmente, fiebre y sangrado frecuente o grave en nariz y encías.

Leucemia linfocítica aguda: Además de algunas de las manifestaciones ya


descritas, como la debilidad, el cansancio, la pérdida de peso, la fiebre o los
sudores nocturnos, este tipo de leucemia provoca el agrandamiento de los
ganglios linfáticos y dolor o sensación de hinchazón estomacal.

Otros síntomas generales son dolor en los huesos, como resultado de la


multiplicación de las células leucémicas en el sistema óseo, o la aparición de
anemia, cuyas características son palidez, cansancio y poca tolerancia al
ejercicio, fruto de la disminución de glóbulos rojos. A consecuencia de la
enfermedad también se produce una bajada en el número de glóbulos blancos
(leucocitos), situación que repercute en las defensas del enfermo frente a las
infecciones.

TRATAMIENTO

El tratamiento es complejo, y varía según:

• El tipo de leucemia;

• La gravedad de la enfermedad;

• Tratamientos previos recibidos;

• La edad, síntomas y salud del paciente.

El tratamiento básico es la quimioterapia, que exige ingresar al enfermo, ya que


es muy fuerte y requiere cuidado hospitalario.

Antes de administrarla, hay que insertar un catéter central para acceder con
facilidad a la sangre sin pinchar al paciente.
La quimioterapia de las leucemias agudas se administra en lo que llamamos
ciclos, que duran 3-7 días seguidos y se repiten cada 4-5 semanas, con un
pequeño descanso entre cada uno. Cada ciclo combina dos o tres fármacos
intravenosos.

El primer ciclo se llama inducción.

El tratamiento destruye toda la médula leucémica y a la vez elimina también la


poca médula normal que queda. Esto genera una aplasia (ausencia total de
células sanguíneas) que dura 2-3 semanas. Pasado ese tiempo la médula debe
recuperarse de los efectos de la quimioterapia y repoblar la sangre con
leucocitos, glóbulos rojos y plaquetas normales. Si es así, se obtiene la
remisión: la leucemia que queda es invisible y se ha recuperado lo suficiente la
médula normal para mantener un correcto recuento de células.

La remisión no significa curación, pues aún quedan células leucémicas en el


organismo que hay que ir eliminando con los sucesivos ciclos, llamados
consolidación e intensificación.

En general, el paciente debe pasar un total de 3-5 de estos ciclos, con una
combinación de fármacos distinta en cada caso. Entre ciclo y ciclo hay un
período de recuperación de unos días, que el paciente pasa en casa.

Algunos órganos como el cerebro exigen tratamiento especial. La quimioterapia


intravenosa no atraviesa las meninges. Para que las células malignas no se
“resguarden” tras ellas, debe administrarse con punción lumbar una dosis
preventiva en el líquido cefalorraquídeo.

Si la medula espinal ya ha sido afectada, hay que repetir estas punciones.


Otras veces es necesario combinar la quimioterapia con radioterapia, que
puede dirigirse a la parte específica del cuerpo donde se acumulan las células
malignas: testículos, bazo, cráneo.

Algunos tipos de leucemia aguda permiten un tratamiento especial, como la


LAM-3 o promielocítica, que responde al tratamiento con un derivado de la
vitamina A y necesita muy poca quimioterapia. Estas fases de tratamiento
duran unos 6 meses en total, período en el que el paciente no debe trabajar.
La leucemia mieloide crónica (LMC)

Al ser una leucemia crónica se puede convivir con ella bastante bien. No
obstante, siempre se debe controlar la producción excesiva de leucocitos. Esta
dolencia se cura en un 75% de los casos con la aplicación de las siguientes
medidas:

• Imatinib: este medicamento ataca sólo a las células con el cromosoma


Philadelphia. Se administra por vía oral y se tolera muy bien. Baja los
leucocitos a niveles normales en 3-6 semanas, y elimina poco a poco las
células patológicas. Tras 6-12 meses de tratamiento, el estado de la médula se
normaliza. Lleva poco tiempo utilizándose, por lo que se desconoce si es capaz
de curar por completo la enfermedad. Es un fármaco caro, que el sistema
sanitario subvenciona en su mayor parte.

• Hidroxiurea: se administra por vía oral en cápsulas. Reduce la cifra de


leucocitos y permite controlar su producción. Se puede tomar mucho tiempo de
forma continuada y tiene pocos efectos secundarios.

• Trasplante de médula ósea: el único tratamiento curativo hasta la aparición


del Imatinib. Sólo se realiza en personas de hasta 60 años y si se dispone de
donante.

La leucemia linfática crónica (LLC)

Es la más benigna de todas las leucemias y en muchos casos puede que no se


trate.

En tal caso se vigila con análisis periódicos, pues existe la posibilidad de que
empeore con el tiempo. Si hay demasiados linfocitos, el bazo o los ganglios
crecen en exceso o se produce anemia o trombopenia, se debe iniciar el
tratamiento con alguna de estas opciones:

• Clorambucilo: se da en pastillas, de forma intermitente y compaginándolo con


control de los recuentos. Disminuye la cifra de linfocitos y permite controlar la
enfermedad, pero no es curativo.
• Fludarabina: se administra por vía intravenosa u oral en los casos más
agresivos o en personas jóvenes, con objeto de revertir totalmente la
enfermedad. Se puede combinar con otros fármacos para lograr mayor efecto.

• Trasplante de médula ósea: poco habitual, aunque es una opción curativa en


pacientes jóvenes si se dispone de donante.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA

– Alteración del sistema inmunológico

Límite de visitantes y aislamiento protector.

Control de higiene general. Lavado de manos.

Evitar vacunas.

Vigilar signos en caso de infección (temperatura)

Evitar el contacto con personas enfermas o infectadas (como gripe).

– Alteración del sistema digestivo

Nutrición: hay que proporcionar una alta ingesta de agua, alimentos con fibra y
se puede dar un masaje para favorecer movimientos intestinales.

Vigilancia de vómitos y peso a diario.

Aseo bucal.

– Alteración del sistema músculo-esquelético

Proporcionar masaje.
Administrar analgésicos en casos necesarios.

Colocar medios físicos e inmovilizar el miembro que se encuentre con dolor.

Mantener en reposo pero favorecer a la vez periodos de actividades y


descanso.

– Alteración del sistema circulatorio

Cambiar de posición para facilitar la circulación.

Evitar tener cerca objetos puntiagudos.

No administrar anticoagulantes.

Evitar punciones innecesarias.

Control de líquidos: favorecer la hidratación, valorar estado de hidratación y


administrar líquidos en caso de baja hidratación.

– Alteración de la imagen corporal

Favorecer el uso de pelucas gorros o pañuelos.

Explicar que el tratamiento tiene cambios transitorios y que son reversibles.

Actividades recreativas.

MENSAJE

Estudia el caso y prepárate, informar al paciente sobre la evolución de la


enfermedad y cuidar aspecto físico, evita estados de angustia o depresión.

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