Está en la página 1de 20

SMILEY YOONGI

Noviembre 2015

Los ojos de Jimin estudiaban fijamente el cuerpo frente a él; una


muchacha había sido brutalmente asesinada la noche anterior en su
departamento y no parecían haber rastros del asesino. Sus ojos vagaron
por la habitación tratando de encontrar alguna pista que le permitiera dar
un paso a la investigación, pero no había nada fuera de lo "normal" en el
asesinato. Los demás oficiales se paseaban sacando fotografías y
rodeando el lugar con cinta amarilla, estudiando el cuerpo mientras éste
era envuelto en una bolsa de plástico. El espejo estaba roto y un cuchillo
se hallaba al costado de la chica, tomado anteriormente en su mano.

Lo primero que supuso Jimin era que la chica había tratado de pelear con
su agresor y éste golpeó con el espejo, o ella. El problema era que no
había indicios de que la puerta hubiese sido forzada al igual que las
ventanas. De hecho, todo apuntaba a que el asesinato había ocurrido
dentro del departamento directamente.

Sin embargo los vecinos habían asegurado no ver absolutamente a nadie


entrar al departamento de la joven chica. Era una universitaria que no
tenía pareja, tampoco muchos amigos y según decían, pasaba mucho
tiempo en internet.

— Lleven la evidencia a la comisaría. — Ordenó Jimin. — Iré a revisar el


resto de la casa.

Avanzó poniéndose unos guantes de látex, dejando estampar la tela sobre


sus manos provocando un agradable chasquido. Entró con cuidado al
cuarto de la chica que era bastante sencillo y ordinario. La cama estaba
perfectamente tendida y la ventana cerrada al igual que las cortinas, todo
lucia normal.

Jimin avanzó hasta el ordenador de la chica y lo prendió. Facebook y otra


página estaban abiertas, una que tenía en el enlace una vela negra que
llamó rápidamente la atención del oficial. Presionó sobre el enlace,
abriendo los ojos perplejos al ver que se trataba de una página de rituales.

"Ritual para invocar a Smiley Yoongi"

El oficial bajó para leer superficialmente lo que decía, pero realmente no


hubo nada que tuviera que ver con la investigación. Velas, cuchillos,
sangre y espejo... y un objeto intimo personal.

Rodó sus ojos ante lo patético que sonó aquello y se alejó de la


computadora después de revisar también la red social de la chica, pero no
había absolutamente nada fuera de lo normal o relacionado con su
reciente muerte.

Regresó al área donde la chica fue asesinada. Observó unas velas


apagadas no muy lejos del sofá y el ritual no tardó en llegar a su cabeza.
¿Realmente la chica había intentado hacer eso?

— Revisaré las cámaras para ver si alguien entró al edificio o por la calle de
la ventana. — Hablo Jimin. — No cabe duda que el asesinato ocurrió aquí
dentro, debemos ver cómo sucedió.

Un oficial acompaño a Jimin hasta el departamento del encargado del


edificio. El hombre por fortuna accedió rápidamente ya que no quería
problemas con la ley. Permitió que los oficiales revisaran las cámaras.

— De acuerdo, llegó a su casa a las siete con dieciocho minutos. — Jimin lo


anotó en una libreta al ver a la chica entrar al edificio. — ¿Puede adelantar
las cámaras por favor?

Las escenas pasaron más rápido. Otros inquilinos llegaron cerca de las
ocho de la noche y otros a las nueve, que fueron los últimos. La cámara
siguió corriendo hasta que dieron las doce y media de la noche y la señal
se perdió por completo, dejando la imagen en negro.

Jimin alzó una ceja y entrecerró sus ojos, viendo como los minutos seguían
corriendo, pero la pantalla se encontraba sin responder. Las líneas de
colores poco a poco volvieron a aparecer hasta dar nuevamente la imagen
del pasillo a la una con nueve minutos.
— Perdimos señal entre las doce y media y una nueve. En ese tiempo el
atacante debió haber entrado, después no se muestra nada más.
Llegamos nosotros. — Jimin observo al otro oficial. — ¿Cómo está la
cámara de la calle?

— Igual falló a las doce y media hasta la una nueve. — Contestó.

— Hubo un apagón. — Intervino el hombre encargado del edificio


entrando a la conversación — Realicé una llamada y me dijeron que fue
una falla y que no tardaría en llegar nuevamente.

— Eso significa que deberíamos revisar las cámaras de la calle para


confirmarlo. — Jimin se reincorporó. — De acuerdo, muchas gracias.

Salieron del lugar y se pusieron en marcha a la comisaría. Mientras el


cuerpo de la chica era revisado, a Jimin le tocaría hablar con los testigos
para ver exactamente qué fue lo que sucedió. Debían testificar a mano,
era una situación bastante delicada.

Parecía ser el crimen perfecto. No habían cabellos, no habían huella, nada


que diera un nombre, una identidad. Realmente alguien muy enfermo
debió haber estado preparando esto por meses para lograr su cometido.

Llegaron a la comisaria poco después. Jimin entró a la pequeña oficina,


viendo a la mujer sentada y con un rostro decaído. Jimin no podía
culparla.

— Señora Lizbrook. — Jimin avanzó hacia ella. — Soy el oficial Park, seré
yo quien le pedirá que testifique a mano.

— De acuerdo. — La mujer asintió cansada.

— Necesito que me diga absolutamente todo, sin saltar nada. ¿De


acuerdo?

— De acuerdo.

— Bien, la escucho. La mujer tomó un gran suspiro y se acomodó en la


silla.
— Marine era una buena chica, todos los jueves llegaba a las siete y media
al departamento aproximadamente. Ayer me la crucé mientras
entrábamos, vive enfrente de mí, le desee buenas noches. — La mujer
mordió su labio para no llorar. — Ella entró a su departamento y yo al mío.
Todo transcurrió tranquilo.

— ¿Qué más? — Jimin seguía tomando notas.

— A eso de las doce y media hubo un apagón en el edificio. — Prosiguió la


mujer. — Yo no me asusté, pero unos quince minutos después escuche
unos gritos. Creí que mi cabeza me estaba jugando malas pasadas, pero
los escuchaba muy claros. — Hizo una pequeña pausa, Jimin la observaba
fijamente. — Salí pero en ese entonces ya habían cesado. Aproveché para
tocar la puerta de Marina. La vi llegar ese día con unas velas, así que le
quise preguntar su podía darme unas.

Velas...

— ¿Sabe por qué quería la señorita Marina unas velas? – Preguntó Jimin.

— Realmente no. — Confesó la mujer. — Nunca antes la había visto


compara unas, ella tendrás sus razones.

Jimin unió un poco sus cejas y siguió anotando, esperando que la mujer
prosiguiera.

— Toqué su puerta repetidas veces pero nunca me abrió. — La señora


Lizbrook palideció un poco. — En eso recordé los gritos y comencé a
llamar a su puerta desesperadamente, pero ella no abría. Trate de
tranquilizarme pensando en que quizás estaba dormida, la luz volvió poco
después así que eso me tranquilizó. Jimin asintió nuevamente.

— A las siete me desperté para irme a trabajar, pero me di cuenta que la


basura de Marina seguía ahí. Se me hizo extraño ya que ella siempre la va
a tirar a las seis cuarenta y cinco, siempre se llevaba la mía. — La mujer
soltó algunas lágrimas. — Toqué a su puerta pero no contesto. Me
preocupé y ahí fue cuando los llame...

— ¿Cree que los gritos que escuchó eran de Marina? — Preguntó Jimin.
— Ahora que veo esto, sí. Estoy segura que era ella. — Prosiguió la mujer.
— Debió ser unos quince minutos después del apagón. Finalizaron poco
antes de que volvieran las luces.

Bien, esto dejaba al asesino con unos veinte minutos para cometer el acto.
En veinte minutos entró de alguna forma, se deslizó en la oscuridad, la
encontró, la mató y se fue sin dejar rastro. En veinte minutos, ¿Quién
podría hacer eso? — Gracias señora Lizbrook, y lamento tener que
hacerla pasar por esto. — Se excusó Jimin.

Al salir supo que esto cada vez era más confuso. Sabía que la chica había
intentado invocar a un tipo de espíritu maligno y que esa misma noche la
habían asesinado. Una extraña y escalofriante coincidencia.

Solo quedaba esperar a las pruebas para ver su encontraban algo que les
resultara útil...

— ¿Nada? — Nada. Ni un pequeño rastro.

— ¿Absolutamente nada? — Marina se apuñaló sola.

Jimin frotó el tronco de su nariz sin poder creerlo. El forense había dejado
muy en claro que la muerte había sido por apuñalamiento intensivo. La
fuerza que ejercía el desgarrar esos músculos no era posible para alguien
que se los hiciera a sí mismo. ¿Qué tan desquiciado debería estar para
apuñalarse con esa fuerza?

Además hubo gritos. ¿Por qué apuñalarse tantas veces en lugar de


clavarse una vez el cuchillo en el corazón? ¿O darse un balazo? ¿Pastillas?
¿Lanzarse? Si la chica hubiera querido suicidarse, francamente apuñalarse
repetidas veces no resultaba coherente. No a vista de Jimin.

— Jefe, debería descansar.

— No lo haré. — Jimin arrastró su voz

— Lleva una semana en este caso sin descansar. No tenemos pruebas no


hay absolutamente nada que nos permita justificar que esto sea un
asesinato. A ojos del juez esto será un suicidio o caso incompleto.
Jimin se tapó la cara sintiendo la frustración apoderarse de él

— Debe descansar. Regrese mañana, nosotros nos encargaremos mientras


tanto. Por favor.

Jimin alzó la vista y sonrió apenas, apretando fuertemente sus labios.


Soltó un suspiro de cansancio y cogió su saco y cosas para retirarse.

— Gracias.

— No hay de qué jefe.

Jimin peino su cabello hacia atrás y salió de la comisaría, tomando el


transporte público hasta llegar a su casa. Era una fachada bastante
pequeña colocada junto a un parque y una calle. No era fenomenal, pero
no se quejaba. Dos personas podían caber perfectamente ahí, era
agradable, hogareño y un poco espaciado. Jimin no era de tener tantos
muebles.

Ingresó a su casa en silencio, depositando sus llaves en la entrada y


sentándose pesadamente en el sofá, soltando un jadeo ronco de alivio.

Pese a estar en casa su mente no dejaba de vagar en este caso.


Simplemente se negaba a dejar un caso así, en todos sus años de
experiencia nunca lo había permitido. Aquel extraño ritual rondaba en su
cabeza, azotándolo sin piedad, insistiendo en su memoria como si fuera
algún tipo de pista o advertencia.

Para Jimin era imposible, pero el pensamiento allí estaba.

¿Y si realmente un fantasma había asesinado a la chica? Solo había una


forma de comprobarlo...

Jimin observó su teléfono con cierto temor, tomándolo con inseguridad


mientras lo desbloqueaba y entraba a internet. Su corazón latió con fuerza
mientras sus dedos se desplazaban por las palabras de su teclado.

"Ritual para invocar a Smiley Yoongi"

Rayos, en serio no podía creer que estuviera haciendo esto. Pero allí
estaba. Ingresó a la misma página que Marina, esta vez observando
detenidamente el ritual, leyéndolo atentamente para extraer el máximo
de información posible.

Materiales para invocar a Smiley Yoongi;

Tres velas blancas

Un espejo

Un cuchillo

Un objeto íntimo de la persona

Las velas es necesario ponerlas frente al espejo. Tomar el cuchillo y abrirse


la palma de la mano, tomar el objeto importante y repetir el nombre
"Smiley Yoongi" tres veces frente al espejo mientras se sostiene.

Debe ser a las doce y media de la noche exacto o si no, no funcionará.

Advertencia: Smiley Yoongi es un asesino despiadado. Si no le gusta la


persona que lo ha invocado, la asesinará abruptamente enterrándole
muchas veces el cuchillo con el que lo invocó. En caso de que su víctima si
le guste, puede retirarse y dejarla tranquila, aunque no es completamente
seguro y otros efectos pueden aparecer con el tiempo.

Jimin se encontraba frío, y no exactamente porque la invocación le


causara terror, sino la forma tan exacta en la que se relacionaba la
advertencia con el asesinato de la chica.

Pero... ¡Era imposible! Smiley Yoongi no odia ser real, ¡Era un fantasma de
internet! ¿Quién creería eso? Quizás la chica al ver que no funcionó se
suicidó en un intento desesperado de volverlo real. Aquello si sonaba
coherente.

¿Pero y si no?

Jimin observó el reloj en la mesa que marcaba las doce con seis minutos.
¿Debería intentarlo? Era una locura... Pero necesitaba respuestas. Las
quería, se las exigía.
— Debo estar loco...— Se susurró a sí mismo.

Avanzó a la cocina y abrió los compartimientos hasta sacar sus velas.


Cogió tres velas blancas que por chistosas razones poseía. Lo cerró y se dio
la vuelta para coger un cuchillo de cocina en la encimera. Su corazón
bombeó con más fuerza pero eso no le impidió que siguiera adelante.
Tenía el tiempo encima, o era hoy o era nunca.

Llevó las cosas a su cuarto que era el lugar donde se sentía más seguro y
además, había un espejo de cuerpo completo. No era realmente la mejor
idea, pero si Jimin haría una locura así, al menos que valiera la pena.

Agarró unos cerillos y un collar que su madre le había regalado cuando se


graduó de la universidad. Era lo único que guardaba de ella desde su
muerte y sin duda era un regalo y objeto muy importante para él.

12:26 am. Mierda, debía darse prisa.

Cerró la puerta del cuarto y se dirigió rápidamente a las velas para


prenderlas. Dejo los cerillos en la encimera y fue a apagar las luces del
cuarto. Avanzó nuevamente al espejo y rápidamente tomo el cuchillo,
abriendo su palma en un quejido de dolor.

Respiró hondo cuando aplastó el collar contra su herida, provocando una


molesta sensación de ardor por toda la zona. Dejó el cuchillo en el suelo y
vio su reloj de noche; justo dieron las doce y media.

Jimin se observó a través del reflejo y soltó un gran suspiro.

— Smiley Yoongi, Smiley Yoongi... — Hizo una pequeña pausa. — Smiley


Yoongi...

Esperó en silencio sin despegar la vista de su reflejo. Apretó el collar con


más fuerza contra su mano esperando algún movimiento, pero nada
parecía llegar.

El eterno minuto se transcurrió en silencio absoluto.

— Esto es una tontería. — Jimin se regañó a si mismo por haber creído


algo como eso. — La chica se suicidó, eso diremos.
Se alejó un poco del espejo para ir a prender las luces pero una ráfaga de
viento desconocido apagó las velas en un segundo. Jimin soltó un chillido
de terror al quedar en la oscuridad total repentinamente.

Sintió su respiración agitada y se preparó para correr a prender la luz


cuando las velas se volvieron a prender una por una.

Los ojos de Jimin se abrieron con horror y comenzó a temblar en


descontrol al ver que su reflejo no aparecía en el espejo, pero una silueta
completamente negra se encontraba del otro lado completamente
intacta.

Quiso gritar, pero estaba tan asustado que el grito se atoro en su


garganta. Unas feroces lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas
mientras temblaba en descontrol en su lugar, viendo con un terror
enloquecedor la figura frente a él.

Por una mierda... Era real... Smiley Yoongi era real...

La silueta se movió un poco hasta que salió del espejo y finalmente la luz
de la vela lo iluminó. Jimin se quedó estático en su lugar, apretando con
tanta fuerza el collar contra su mano que había abierto más su herida.
Pero no sentía dolor, sus ojos estaban enormemente abiertos, analizando
con temor la tétrica figura frente a él.

Era un hombre, su edad era difícil de definir, pero no lucia viejo. Tenía el
rostro cubierto por una máscara blanca con una enorme sonrisa dibujada
en ella. Unas hebras negras asomaban, negras como su vestimenta
cubriendo esa piel blanca... Casi gris.

El chico llevó sus manos a la máscara para retirarla, dejando a la vista un


rostro sin ojos. Unos labios pálidos salieron a la luz, finos como si nariz y
quijada. Jimin estaba mudo.

— Me invocaste. — Llamó con voz gruesa el... fantasma. Jimin se


estremeció. — ¿Por qué?
— Y-yo... — Él no sabía que contestar, JODER, HABÍA UN PUTO FANTASMA
EN SU CUARTO, ¡¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBERÍA CONTESTAR?! — N-no lo
sé. N-nunca creí que...

El chico se acercó a él, permitiendo ver a Jimin con mayor detalle los
huecos donde deberían estar sus ojos.

— Es extraño. — Comento el fantasma jugando con el cuchillo, Jimin no


supo en qué momento lo había agarrado. — Los que me invocan tienden a
ser chicas adolescentes y uno que otro joven. No adultos, menos hombres.

Jimin parpadeo repetidas veces.

— No me malinterpretes. — El fantasma rio. — Que no tenga ojos no


significa que no te pueda ver.

Jimin tragó duro. No supo en qué momento terminó chocando con su


puerta.

— ¿Tienes miedo? — Siguió preguntando el fantasma. — ¿Acaso no leíste


la advertencia? Podría matarte.

— C-creo que si t-te desagradara, y-ya me habrías m-matado. — Balbuceó


Jimin.

El otro chico sonrió.

— Respuesta inteligente. — Contestó. — No me desagradas, me das


curiosidad. ¿Por qué un adulto querría invocarme? ¿Buscabas acaso algo
de adrenalina?

— No. — Jimin sintió relajarse un poco. — Yo... Bueno, estaba en internet,


vi el ritual y no creí que fuera real... yo... yo solo quería...

— Quisiste confirmar tus sospechas. — Se adelantó el otro — Una acción


arriesgada sin duda alguna, pero no estúpida. Creo que me agradas.

Jimin parpadeo nuevamente confundido. Despego su espalda de la puerta


para acercarse a Yoongi, comenzando a rodearlo para analizarlo más a
detalle. El otro solamente movía su cabeza para seguirlo.
— Es increíble... — Susurró Jimin. — R-Realmente es fascinante. Estás
muerto, pero luces tan real.

— Soy un espíritu, no un alma descansando en paz. — Habló secamente


Yoongi — Y soy real, lo suficiente para poder asesinarte aquí mismo.

Jimin se detuvo frente a Yoongi, viendo fijamente sus cuencas vacías.

— Lo siento. — Se excusó el oficial. No quería hacer enojar al personaje


frente a él. — No pretendía ofenderte, estoy impresionado.

— ¿En serio? — El chico esbozó una burlona sonrisa. — Hace unos


segundos estabas casi orinándote encima y ahora, ¿Estas sorprendido?

— Bueno, no es como si me topara con un fantasma en mi cuarto todos


los días. — Confesó Jimin tímidamente. — Prácticamente acabas de
mandar mis creencias a la mierda al igual que lo escéptico que era.

Siguió dando vueltas alrededor de Yoongi hasta que finalmente se detuvo.

— Increíble... — Susurró nuevamente con ojos brillantes. — ¿Puedo...?


¿Crees que pueda tocarte?

Yoongi ladeó un poco su cabeza mostrándose confundido. ¿Qué rayos le


pasaba a este humano? ¡Debería estar gritando y suplicando por su vida!
Bah... Estúpido.

— Adelante. — Yoongi extendió su brazo.

Jimin acercó tímidamente la yema de sus dedos hasta el pálido brazo.


Posó suavemente las yemas, sintiendo la helada piel del muerto debajo de
su tacto. Su piel se erizó.

— Estás helado. — Murmulló.

— Estoy muerto, por si no te diste cuenta. — Contesto el otro.

— ¿Tú también me sientes frío? — Preguntó Jimin tocando un poco más


— Te siento cálido. — Yoongi lo observó fijamente. — Todos los vivos son
cálidos, es normal. Se ve que no ves muchas películas de horror, no están
tan alejadas de la realidad.

— No realmente, pero esto sin duda es mejor. — Jimin sonrió un poco.

— Me gusta matar gente para sentir la calidez de su sangre. — Confesó


repentinamente el fantasma clavando duramente la mirada sobre él. Es
altamente placentero sentir aquella calidez, y aquel brebaje, ¡Oh,
delicioso!

Jimin alejó sus dedos del brazo de Yoongi, pero el fantasma lo había vuelto
a agarrar. Apretó con fuerza su muñeca, provocando que Jimin se tensara.

— Quiero sentirme cálido. — Apretó más. — Si te corto la garganta y me


baño en la sangre que salga, ¿Cuánto crees que me tardaría?

— No lo hagas, por favor. — Imploró Jimin.

— ¿Por qué? — Yoongi sonrió mientras lo apuntaba con su cuchillo.

— Quiero vivir.

— Todos queremos vivir, y mírame a mí.

— Q-quizás podrías encontrar o-otra víctima. — Tartamudeó Jimin


tratando de zafarse. — ¿M-muchas te invocan, cierto?

— Demasiadas, pero solo aparezco a ciertas personas. — Yoongi volvió a


sonreír. — Pero estoy muy entretenido contigo... tu calidez... es tan
agradable...

El fantasma tiró con más fuerza de él hasta que sus pechos chocaron.
Jimin sintió sus mejillas tornarse rojas y su respiración acelerarse a gran
velocidad. Observó el oscuro vacío de los ojos contrarios, sintiendo
aquellas frías manos deslizarse hasta tomarlo de los antebrazos.

— Eres muy hermoso... — El fantasma sonrió nuevamente. — Sería un


verdadero desperdicio matarte.
Jimin jadeo un poco cuando sintió a Yoongi inclinarse sobre él y dar una
lamida a su cuello. Se estremeció y sintió un escalofrío recorrerlo al sentir
aquel helado toque contra su tibia piel.

— Delicioso... — Murmuró el fantasma con voz ronca. — ¡Quiero más!


¡Quiero más! ¡Dame más!

Llevo sus manos a la camisa del humano, arrancando la tela en un seco


movimiento y observando la piel salir a la luz. Jimin chilló un poco pero el
otro ya se había apoderado de él, comenzó a lamer su piel como si fuese
alguna especie de manjar.

— A-ah... — Un suave jadeo se escapó de los labios del oficial. — ¡N-no


hagas eso! ¡Espera, detente!

— Cállate. — Yoongi se levantó para quedar a su altura y lo tomó del


cuello. — Escúchame bien, tú fuiste quien me invoco, tomaste un riesgo al
traerme acá. Hazte cargo de las consecuencias.

Jimin se mantuvo en silencio.

— ¿Sabes que hago con mis victimas que no mato y me agradan? —


Yoongi tiró de él casi hasta que sus alientos chocaron — ¿Lo sabes?

— ¿Qué haces...? — Pregunto Jimin temblando ante su cercanía.

Yoongi sonrió tomándolo de la barbilla.

— Me las follo duramente. — Ronroneó esbozando una enfermiza sonrisa.

— Jimin fue tirado a la cama, sintiendo aquellos helados labios chocando


duramente contra los suyos. Ahogó un jadeo y arqueo su espalda cuando
Yoongi sin pedir permiso introdujo su lengua para buscar el contacto. El
frío y el calor chocaron, y aunque Jimin batalló un poco por separarlo, no
podía negar que besaba bastante bien. Sintió las manos del contrarío
comenzar a tocarlo con desesperación, ansioso de despojarlo de su
molesta ropa.

— E-espera... — Jadeó Jimin entre aquel apasionado y helado beso.


— Serás follado por mí, veras que no encontraras nadie mejor. — Habló
arrogante el otro. — Solo déjame hacer el trabajo y verás cómo te
encontraras gimiendo descontroladamente debajo de mi cuerpo. ¿O
prefieres que te mate? Maldita sea... ¿Cómo aquellas palabras podían
ponerlo tanto? Más viniendo de un asesino muerto... Es decir... de un
asesino... muerto...

¿Podría considerarse aquello necrofilia?

¡Bah!

— Por favor — Suplicó Jimin. — Si tomarme hará que no me mates...


Entonces hazlo...

Yoongi volvió a sonreír y unió nuevamente sus labios, sintiendo el morbo


de sus lenguas enredándose y los ruidosos chasquidos que soltaban entre
ellos. Yoongi estaba perfectamente colocado a horcajas sobre Jimin,
quitándole apresuradamente su camisa y dirigiendo sus manos a los
pantalones, sintiendo un gran bulto que comenzaba a formarse.

— Mis labios están fríos... — Susurró Yoongi sonriendo en el beso — Voy a


calentarlos un poco. Jimin arqueó un poco su ceja. Yoongi se separó un
poco del chico en la cama quien chilló agudo. Tomó el duro miembro
entre sus heladas manos, engulléndolo todo de una sola para sentir su
calidez.

— ¡Oh, mierda! — Jadeo Jimin al sentir lo helado apoderarse de su duro


miembro. — Ah... Yoongi...

Yoongi comenzó a succionar provocando sonidos húmedos con su boca.


Escupió un poco sobre la sensible glande del humano, repartiendo besos
por la extensión y llenándose con el cálido deleite de tomarlo en su boca.
Sentir la carne caliente sobre su lengua chocando con su paladar. Era
exquisito, el ardor del deseo humano era lo más placentero y caliente que
un muerto podía probar.

Ya deseaba hundirse en él y sentir esa calidez rodeando todo su miembro


deliciosamente.
Jimin se retorcía de él, anonadado del placer que le estaba provocando
aquel enfermo personaje. Sí, un asesino se la estaba mamando, y se sentía
jodidamente bien.

El chico de hebras negras se separó de la gruesa erección de Jimin,


tomando una honda respiración y esbozando una sonrisa.

— Delicioso. Me encantas. — Yoongi se relamió sus labios. — Pero yo


también estoy frio... helado...

— Déjame encargarme. — Jimin esbozó una sucia sonrisa y ahora él


tumbó al chico muerto en su cama. — ¿Dónde tienes fríos? Podré
calentarte...

Yoongi le sonrió también perversamente, uniendo sus labios en un beso


cargado de saliva mientras Jimin se encargaba de ir retirando la ropa del
otro. Sus traviesas manos se desliaron por el pantalón de la muerte,
abriendo sus ojos repentinamente al percatarse que estaba duro.

— Estás... excitado. — Jimin se separó sorprendido — ¿Cómo?

— ¿Si no tengo ojos entonces cómo te puedo ver? — Contestó el otro


Jimin sonrió nuevamente comprendiendo aquel mensaje. Sacó la gran
erección del chico, relamiéndose los labios con deseo al ver las venas bien
marcadas y el glande completamente rojizo, suplicando un poco de
atención. Jimin se inclinó para dar la primera lamida pero la mano de
Yoongi lo detuvo.

— No. — Contesto el otro. — Así no Jimin alzó una ceja mostrándose


confundido. Yoongi se puso de rodillas en la cama, estirando bien su
espalda para alzarse aún más. Jimin se sentó en la cama acercándose a la
erección de Yoongi nuevamente. Sintió los fríos dedos del chico enredarse
en su cabellera mientras lo empujaba para que engullera todo en su boca.

— Oh... — El chico de hebras negras soltó un gemido ronco, raspando


deliciosamente contra su garganta. — Bien... ah...

Jimin había comenzado a mover su cabeza de adelante hacía atrás en un


suave vaivén que Yoongi luego se encargó de acelerar. Jimin dejó de
moverse, sintiendo las caderas de Yoongi moverse y pujar para entrar más
profundo en su boca sin piedad alguna. Las lágrimas escurrían de sus ojos
al igual que las arcadas al sentirlo ir muy profundo, chocado contra su
garganta dando estocadas duras hasta que sintió su cavidad bucal ser
llenada.

— Trágalo. — Ordenó Yoongi deteniendo su movimiento de caderas.

Jimin comprendió entonces qué estaba en su boca. Respiró hondo y tragó


cerrando sus ojos con desagrado, aunque al final no fue tan terrible como
creyó. Abrió nuevamente sus ojos viendo el duro miembro de Yoongi
calmarse considerablemente.

— Mierda. — Se quejó. — Bien, parece que tendremos que esperar un


poco. En cuatro.

— ¿Qué? — Jimin abrió sus ojos.

Yoongi fue quien lo empujo y con una fuerza inhumana logró colocarlo en
la posición. Jimin mordió sus labios al sentir sus nalgas ser separadas y el
tibio aliento chocando contra su entrada. Se aferró a las sabanas y arqueo
la espalda en un azote placer al sentir la fría y húmeda lengua de Yoongi
moviéndose contra su ano.

— Oh dios... — Jadeó. — ¡Oh dios, sí! ¿Era necesario repetir que estaba
literalmente siendo follado por un muerto?

La lengua había empujado hacia adentro, abriendo el ano para introducir


la lengua y lamer con insistencia. Metió y sacó su lengua, aferrándose a las
caderas del humano mientras se deleitaba con su estrecha calidez.

Jimin se sintió tocar el infierno del placer. Escucho que Yoongi succiono
algo que no pudo identificar, pero apenas sintió dos dedos entrando en él,
soltó un grito de placer y se dejó caer rendido en la cama. Yoongi empujo
sus dedos, rozando la zona del ano y buscando con sus dígitos una zona
con un pequeño bulto.

Coloco sus dedos como cuchara y mordió sus labios con placer, sintiendo
la saliva deslizándose por la comisura de sus labios al apetitoso ano de
Jimin tragándose sus dedos. Siguió rozando sobre aquel bulto que lo sintió
hincharse cada vez más.
— ¡NGH! — Jimin golpeo la cama y mordió las sabanas, enloquecido por
aquel contacto que había provocado que su pene chocara contra su
vientre derramando más gotas de pre-semen. — ¡AH, AHÍ! ¡YOONGI AHÍ!

Yoongi siguió estimulando la suave zona, enterrando sus dedos, más


profundo y metiéndolos y sacándolos cada vez con más rapidez. Beso la
espalda del contrario, escuchando sus altos gemidos y lloriqueos llenar la
habitación, Jimin empujaba sus caderas hacia atrás buscando un mayor
contacto, deseaba que esos dedos fueran reemplazados por el duro y
grueso miembro de Yoongi, sintiendo sus venas rozar contra las paredes
de su entrada y el glande chocando su fondo. Quería que lo jodiera
duramente, hasta el fondo.

Siguió moviéndose desesperado, gritando incoherencias placenteras


mientras morbosos escenarios azotaban su mente. Su mórbida mente
trabajaba, perdido en distintas posiciones para joder, besar, masturbar y
mamar. Se estaba volviendo loco, los dígitos de Yoongi habían aumentado
a cuatro, haciéndolo enloquecer de placer.

Yoongi los metía y sacaba quizás en menos de un segundo, golpeando


frenéticamente, deseoso de ver a Jimin correrse para él. El hombre apenas
pudo aguantar a eso, liberando un gemido agudo y contrayendo todos sus
músculos mientras sentía a su semilla ser liberada. Gritó, tuvo el orgasmo
más potente que había tenido jamás, jadeaba en las sabanas, sintiendo su
miembro palpitar. Tuvo que masturbarse un poco para seguir liberando lo
que quedaba, sintiendo una ola de relajación llenarlo por completo.

Los dedos de Yoongi salieron de él y lo tomó para darle vuelta. Sus labios
volvieron a encontrarse, Jimin enredando sus piernas en la cadera del
mayor mientras lo besaba con furia, desbordando de placer. El maldito era
un mago con esos dedos, un genio usando la lengua también.

— Quiero tu pene dentro de mí. — Rogó Jimin. — Por favor... te quiero


dentro de mí.

— Oh, me encantaría joderte precioso. No tienes una idea de cuánto. —


Yoongi quitó su cabello de su frente. — ¿Eso quieres?

Jimin asintió con un brillo en sus ojos.


Yoongi sonrió, esbozando una sonrisa tan grande que a Jimin le heló la
sangre. Ahogó un grito de dolor y se aferró a la espalda de Yoongi cuando
inesperadamente lo sintió entrar en él. El glande del asesino abriéndose
paso entre las paredes de su entrada provocando un ardor placentero que
le hizo gemir después, agudo, muy agudo.

— ¡Oh...! — Jadeó enterrando sus uñas en su espalda. — M-muévete. El


otro sonrió y obedeció a aquella petición tan desesperada. Empujo hasta
el fondo, hasta que sus testículos chocaron con la entrada igualmente. Allí
comenzó a entrar y a salir un poco, empujando duro al tocar fondo y
concentrándose en besar los pezones de Jimin. Aquellos rosados y duros
pezones esperando para ser mordisqueados por él y deleitarse con su
calidez y sabor.

Deslizó sus manos debajo de la espalda de Jimin para tomar el control del
movimiento, pegando duro mientras mordía y dejaba marcas en todo el
cuerpo del humano. El otro gritó, arqueándose y moviéndose en
descontrol por la cama debido al placer. Su punto más sensible era rozado
por aquella gran erección mandándolo al límite del placer rápidamente.

Las embestidas se volvieron más rápidas, más rápidas y más rápidas.


Yoongi había tenido que alzar las piernas de Jimin, colocándolo de costado
para entrar y salir tan rápido que la cama rechinó con lujuria, sintiendo sus
mantas ser manchadas nuevamente por aquel blanco semen que expulso
Jimin enloquecido de placer.

Llegaron juntos al enfermo orgasmo, aferrándose y enterrándose más


profundo al sentirse como nunca antes creyeron sentir a nadie. Jimin
jadeó ronco debajo de él, ojos cerrados y ceño fruncido mientras
respiraba por la boca.

Yoongi se inclinó para lamer su cuello, provocando que Jimin abriera sus
ojos.

— Ahora que lo pienso... No me dijiste tu nombre... — Yoongi lo observó.


— ¿Cómo te llamas?

— Jimin. — Contestó el otro jadeante. — P-park Jimin.


— Te queda bien. — El fantasma sonrió. — Es la primera vez que me
quedaré con el nombre de mi víctima, esto es emocionante.

— ¿La primera vez? — Susurró Jimin. — ¿Por qué?

— Porque no tiendo a regresar nunca más. Es aburrido volver con la


víctima dos veces. — Yoongi sobo su mejilla. — Aunque teniéndote a ti...
Creo que nunca me cansaría de visitarte.

— Quieres decir que... ¿Vendrás a verme? — Jimin abrió sus ojos


emocionado y asustado.

— Lo haré, y no necesitare tu permiso. — Yoongi sonrió con malicia. —


Pondré aparecer en cualquier momento.

Jimin tuvo un escalofrío, sintiendo su mirada perderse nuevamente en una


expresión de deseo.

— Oh, te gusta. — Yoongi mordió sus labios. — Te gusta ser jodido por
asesinos psicópatas de internet.

¿Eso lo convertía en un enfermo depravado?

Quizás.

— Me entregaré a ti mientras dejes de meterte en mis casos. — Advirtió


Jimin.

— ¿Tus casos? — Yoongi alzó una ceja. — Espera... ¿Eres policía?

— ¿No viste mi uniforme?

— Estaba más interesado en otras cosas que en tu uniforme. — Habló


secamente el otro. — Pero espera... estudiaste medicina... eres policía... y
acabas de follar conmigo. ¿Eso no va un poco contra tus principios?

— ¿No va en contra de los tuyos tampoco? — Contraatacó Jimin.

— No sabía lo que eras. — Se defendió Yoongi.


— Bien, ahora lo sabes. — Jimin sonrió arrogante. — Ahora promételo.
Mientras no interfieras con mi trabajo podré ser tuyo tantas veces desees.

— Hecho. — Yoongi esbozó una sonrisa. — ¿Tienes idea en lo que te has


metido? Eres tan estúpido...

— Quizás lo soy.

— Y un completo loco.

— Eso también.

Yoongi soltó una risa, lamiendo los labios de Jimin haciéndolo estremecer.
Y sí, quizás Jimin estaba loco, quizás era un completo desquiciado al haber
convertido a un asesino fantasmal en su amante íntimo. Jimin no danzaría
con la muerte, se acostaría con ella probando distintas posiciones
mientras de arrebataba la vida a través de sus besos.

¿Pero era su culpa acaso que el infierno fuera helado y placentero como la
muerte?

Y todo por aquel estúpido caso en el que decidió meterse...

BloodyParkDrog

También podría gustarte