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Noviembre 2015
Lo primero que supuso Jimin era que la chica había tratado de pelear con
su agresor y éste golpeó con el espejo, o ella. El problema era que no
había indicios de que la puerta hubiese sido forzada al igual que las
ventanas. De hecho, todo apuntaba a que el asesinato había ocurrido
dentro del departamento directamente.
— Revisaré las cámaras para ver si alguien entró al edificio o por la calle de
la ventana. — Hablo Jimin. — No cabe duda que el asesinato ocurrió aquí
dentro, debemos ver cómo sucedió.
Las escenas pasaron más rápido. Otros inquilinos llegaron cerca de las
ocho de la noche y otros a las nueve, que fueron los últimos. La cámara
siguió corriendo hasta que dieron las doce y media de la noche y la señal
se perdió por completo, dejando la imagen en negro.
Jimin alzó una ceja y entrecerró sus ojos, viendo como los minutos seguían
corriendo, pero la pantalla se encontraba sin responder. Las líneas de
colores poco a poco volvieron a aparecer hasta dar nuevamente la imagen
del pasillo a la una con nueve minutos.
— Perdimos señal entre las doce y media y una nueve. En ese tiempo el
atacante debió haber entrado, después no se muestra nada más.
Llegamos nosotros. — Jimin observo al otro oficial. — ¿Cómo está la
cámara de la calle?
— Señora Lizbrook. — Jimin avanzó hacia ella. — Soy el oficial Park, seré
yo quien le pedirá que testifique a mano.
— De acuerdo.
Velas...
— ¿Sabe por qué quería la señorita Marina unas velas? – Preguntó Jimin.
Jimin unió un poco sus cejas y siguió anotando, esperando que la mujer
prosiguiera.
— ¿Cree que los gritos que escuchó eran de Marina? — Preguntó Jimin.
— Ahora que veo esto, sí. Estoy segura que era ella. — Prosiguió la mujer.
— Debió ser unos quince minutos después del apagón. Finalizaron poco
antes de que volvieran las luces.
Bien, esto dejaba al asesino con unos veinte minutos para cometer el acto.
En veinte minutos entró de alguna forma, se deslizó en la oscuridad, la
encontró, la mató y se fue sin dejar rastro. En veinte minutos, ¿Quién
podría hacer eso? — Gracias señora Lizbrook, y lamento tener que
hacerla pasar por esto. — Se excusó Jimin.
Al salir supo que esto cada vez era más confuso. Sabía que la chica había
intentado invocar a un tipo de espíritu maligno y que esa misma noche la
habían asesinado. Una extraña y escalofriante coincidencia.
Solo quedaba esperar a las pruebas para ver su encontraban algo que les
resultara útil...
Jimin frotó el tronco de su nariz sin poder creerlo. El forense había dejado
muy en claro que la muerte había sido por apuñalamiento intensivo. La
fuerza que ejercía el desgarrar esos músculos no era posible para alguien
que se los hiciera a sí mismo. ¿Qué tan desquiciado debería estar para
apuñalarse con esa fuerza?
— Gracias.
Rayos, en serio no podía creer que estuviera haciendo esto. Pero allí
estaba. Ingresó a la misma página que Marina, esta vez observando
detenidamente el ritual, leyéndolo atentamente para extraer el máximo
de información posible.
Un espejo
Un cuchillo
Pero... ¡Era imposible! Smiley Yoongi no odia ser real, ¡Era un fantasma de
internet! ¿Quién creería eso? Quizás la chica al ver que no funcionó se
suicidó en un intento desesperado de volverlo real. Aquello si sonaba
coherente.
¿Pero y si no?
Jimin observó el reloj en la mesa que marcaba las doce con seis minutos.
¿Debería intentarlo? Era una locura... Pero necesitaba respuestas. Las
quería, se las exigía.
— Debo estar loco...— Se susurró a sí mismo.
Llevó las cosas a su cuarto que era el lugar donde se sentía más seguro y
además, había un espejo de cuerpo completo. No era realmente la mejor
idea, pero si Jimin haría una locura así, al menos que valiera la pena.
La silueta se movió un poco hasta que salió del espejo y finalmente la luz
de la vela lo iluminó. Jimin se quedó estático en su lugar, apretando con
tanta fuerza el collar contra su mano que había abierto más su herida.
Pero no sentía dolor, sus ojos estaban enormemente abiertos, analizando
con temor la tétrica figura frente a él.
Era un hombre, su edad era difícil de definir, pero no lucia viejo. Tenía el
rostro cubierto por una máscara blanca con una enorme sonrisa dibujada
en ella. Unas hebras negras asomaban, negras como su vestimenta
cubriendo esa piel blanca... Casi gris.
El chico se acercó a él, permitiendo ver a Jimin con mayor detalle los
huecos donde deberían estar sus ojos.
Jimin alejó sus dedos del brazo de Yoongi, pero el fantasma lo había vuelto
a agarrar. Apretó con fuerza su muñeca, provocando que Jimin se tensara.
— Quiero vivir.
El fantasma tiró con más fuerza de él hasta que sus pechos chocaron.
Jimin sintió sus mejillas tornarse rojas y su respiración acelerarse a gran
velocidad. Observó el oscuro vacío de los ojos contrarios, sintiendo
aquellas frías manos deslizarse hasta tomarlo de los antebrazos.
¡Bah!
Yoongi fue quien lo empujo y con una fuerza inhumana logró colocarlo en
la posición. Jimin mordió sus labios al sentir sus nalgas ser separadas y el
tibio aliento chocando contra su entrada. Se aferró a las sabanas y arqueo
la espalda en un azote placer al sentir la fría y húmeda lengua de Yoongi
moviéndose contra su ano.
— Oh dios... — Jadeó. — ¡Oh dios, sí! ¿Era necesario repetir que estaba
literalmente siendo follado por un muerto?
Jimin se sintió tocar el infierno del placer. Escucho que Yoongi succiono
algo que no pudo identificar, pero apenas sintió dos dedos entrando en él,
soltó un grito de placer y se dejó caer rendido en la cama. Yoongi empujo
sus dedos, rozando la zona del ano y buscando con sus dígitos una zona
con un pequeño bulto.
Coloco sus dedos como cuchara y mordió sus labios con placer, sintiendo
la saliva deslizándose por la comisura de sus labios al apetitoso ano de
Jimin tragándose sus dedos. Siguió rozando sobre aquel bulto que lo sintió
hincharse cada vez más.
— ¡NGH! — Jimin golpeo la cama y mordió las sabanas, enloquecido por
aquel contacto que había provocado que su pene chocara contra su
vientre derramando más gotas de pre-semen. — ¡AH, AHÍ! ¡YOONGI AHÍ!
Los dedos de Yoongi salieron de él y lo tomó para darle vuelta. Sus labios
volvieron a encontrarse, Jimin enredando sus piernas en la cadera del
mayor mientras lo besaba con furia, desbordando de placer. El maldito era
un mago con esos dedos, un genio usando la lengua también.
Deslizó sus manos debajo de la espalda de Jimin para tomar el control del
movimiento, pegando duro mientras mordía y dejaba marcas en todo el
cuerpo del humano. El otro gritó, arqueándose y moviéndose en
descontrol por la cama debido al placer. Su punto más sensible era rozado
por aquella gran erección mandándolo al límite del placer rápidamente.
Yoongi se inclinó para lamer su cuello, provocando que Jimin abriera sus
ojos.
— Oh, te gusta. — Yoongi mordió sus labios. — Te gusta ser jodido por
asesinos psicópatas de internet.
Quizás.
— Quizás lo soy.
— Y un completo loco.
— Eso también.
Yoongi soltó una risa, lamiendo los labios de Jimin haciéndolo estremecer.
Y sí, quizás Jimin estaba loco, quizás era un completo desquiciado al haber
convertido a un asesino fantasmal en su amante íntimo. Jimin no danzaría
con la muerte, se acostaría con ella probando distintas posiciones
mientras de arrebataba la vida a través de sus besos.
¿Pero era su culpa acaso que el infierno fuera helado y placentero como la
muerte?
BloodyParkDrog