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ÍNDICE
1. REFLEXIONES INICIALES 2
2. HACIA UNA DEFINICIÓN DEL CONCEPTO “COMPETENCIA LECTORA” 3
3. COMPETENCIA LECTOLITERARIA Y COMPETENCIA LITERARIA 5
4. LA COMPETENCIA LITERARIA. APROXIMACIÓN GENERAL 7
5. ¿QUÉ ELEMENTOS INTEGRAN LA COMPETENCIA LITERARIA? 14
5.1. Saberes específicos propios de la competencia literaria que se integran en el
intertexto lectoliterario.
6. LA COMPETENCIA PARA LA PRODUCCIÓN DE TEXTOS LITERARIOS Y LA COMPETENCIA
LITERARIA Y LECTOLITERARIA 20
7. ALGUNA REFLEXIONES FINALES SOBRE LA LECTURA DE MENSAJES LITERARIOS 25
BIBLIOGRAFÍA 31
1. REFLEXIONES INICIALES.
Solemos identificar, tal vez algo a la ligera, leer con la lectura de mensajes literarios.
Cuando afirmamos que “hoy en día los jóvenes no leen o leen muy poco”, lo que en
realidad queremos decir es que no leen “literatura”, que no les gusta demasiado la
literatura, que no suelen leer textos literarios en sus ratos de ocio. Esta identificación
de conceptos (leer / leer textos literarios) es responsable de algunas inexactitudes y de
no pocas afirmaciones imprecisas que esconden la situación real ante la lectura y, lo
que es más importante, las posibles actuaciones didácticas de los maestros en el aula.
Es importante que los maestros sean conscientes de la realidad que plantea la
afirmación que hemos hecho. Enseñar a leer implica necesariamente que nuestro
alumnado desarrolle las destrezas necesarias para hacer de la lectura una actividad
práctica. La competencia lectora, cuyo desarrollo suficiente es uno de los objetivos
irrenunciables de la escuela, debería comprender la posibilidad de utilizar la lectura
para solucionar o dar respuesta a los problemas, las inquietudes, las necesidades que
se nos planteen en la vida real.
Sería, pues, conveniente empezar a hablar de competencia lectora como una
capacidad general, relacionada con las opciones y posibilidades de actuar en diferentes
situaciones pragmáticas; y de competencia lectoliteraria como la capacidad para leer
con eficacia textos de intención estética o literarios. Cuando enseñamos a leer a
nuestro alumnado iniciamos el proceso de desarrollo y el asentamiento progresivo de
las destrezas lectoras o de la competencia lectora; para ello trabajaremos con
mensajes variados de diferente tipología y de intenciones o finalidades también
diferentes. De ese modo deberemos cuidar que en el aula se lean mensajes de todo
tipo, complejidad y amplitud, trabajando siempre desde la perspectiva de enriquecer y
asentar la competencia lectora. Por otra parte, hemos de procurar también asentar las
bases de lo que hemos llamado la competencia lectoliteraria, lo que implica la
necesidad de incluir en las actividades de aprendizaje lector mensajes de intención
literaria con el fin de enriquecer y asentar la competencia lectoliteraria.
Tema 1. La competencia literaria 3 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
[…] enseñar literatura es difícil porque el discurso literario exige una competencia
específica para su descodificación, ya que usa un lenguaje especial, con capacidad
connotativa y autonomía semántica. La realización de la literatura como acto de
comunicación, se produce gracias a ese lenguaje especial, el lenguaje literario que tiene
muchos puntos de coincidencia con el lenguaje estándar, pero que a diferencia de él […]
tiene una función propia y exclusiva, que es una función propia y exclusiva, la poética […]
ya que el emisor emplea el código para atraer la atención del receptor sobre la forma del
mensaje; pero el código que usa el emisor es ciertamente “extraño” pues está lleno de
artificios, convenciones y violencias lingüísticas (Cerrillo 2016:27-28)
Leer es una actividad comunicativa cuyo sujeto, el sujeto activo por excelencia, es el
receptor. Ya hemos visto en otras ocasiones que la participación del lector en la
comunicación escrita implica un acto volitivo y una actividad de compromiso que en
buena medida viene determinada por la finalidad lectora, por la necesidad de
reconocer / encontrar determinada información en un mensaje escrito.
El proceso de lectura viene determinado por el “diálogo” lector / texto, es
decir, por el intercambio de elementos de información que podemos considerar
organizados en dos grandes bloques o conjuntos: el del lector y el del texto.
Tema 1. La competencia literaria 4 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Define los siguientes conceptos con tus palabras y relaciónalos con el proceso
de enseñanza-aprendizaje en la clase de lengua y literatura:
Lectura Literatura Paraliteratura
Historia de la Literatura Teoría de la Literatura
Competencia lectora Competencia literaria
Animación lectora Fomento de la lectura
Educación Literaria LIJ
Pozuelo Yvancos, en Teoría del lenguaje literario (1988), se ocupa del concepto
que nos interesa. Para él existen dos grandes corrientes que de alguna forma pueden
considerarse complementarias; lo podemos comprobar en el cuadro que sigue, según
el cual las teorías sobre la “competencia literaria” pueden reducirse a dos:
Tanto para Bierwisch como para Van Dijk, la competencia literaria no es innata, sino adquirida; puede
aprenderse.
Tema 1. La competencia literaria 9 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
1
Es decir, ese conjunto de caracteres que hace que un mensaje pueda ser considerado como literario y otro no (el concepto se lo
tomamos prestado a Jakobson).
Tema 1. La competencia literaria 10 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
ampliación de esa competencia literaria que estamos analizando, pues forma parte
significativa del proceso de aproximación de los aprendices y neolectores a los textos
literarios en las etapas iniciales. El álbum ilustrado, con más o menos texto, la
ilustración ocasional más o menos abundante, el cómic y sus variantes, forman parte
de ese entramado comunicativo de intención estética y, lo que es más importante,
significan un instrumento muy importante en el proceso de configuración y
asentamiento de la competencia literaria. No es pues una “concesión” gratuita
incorporar este tipo de manifestaciones y su utilización como instrumento de
enseñanza al aula con la intención expresa de ayudar en el proceso de asentamiento
de la competencia literaria de nuestro alumnado. Leer un cómic, aproximarse a una
historia a través de mensajes de carácter mixto (texto / imagen), o aprender a leer y
seguir leyendo álbumes ilustrados, no es una actividad menor ni que debamos casi que
ocultar en el aula.
Pero además de estas manifestaciones anteriores a la consideración de la
literatura como esencialmente constituida por textos escritos, existe también,
evidentemente, una literatura oral, de carácter esencialmente tradicional, que se
incorpora a la cultura popular de manera directa y que no solo tiene los caracteres
propios de lo literario, sino que debe considerarse como la manifestación más directa y
genuina de las formas de la comunicación de sentido literario primitivo en el seno de
las sociedades iniciales, que las definen y determinan de manera directa. Las relaciones
de estas manifestaciones literarias con la literatura de autor, o canónica, son
indiscutibles y constituyen una de las fuentes directas para su utilización en el aula más
significativas en el proceso de formación y asentamiento de la competencia literaria.
De ahí que resulte de enorme utilidad aproximar a los futuros maestros a estas formas
literarias. Conocer algunas de las bases que determinan las formas más directas de la
literatura oral de corte tradicional significa dotar a los maestros de un material
especialmente útil en el aula en la configuración de los fundamentos de esos saberes
específicos que son el fundamento de su competencia literaria. Una de las
manifestaciones más directas de este acervo cultural de primer orden lo constituyen
los cuentos tradicionales.
Las líneas fronterizas entre literatura oral popular y tradicional y literatura
canónica son y han sido siempre tan amplias y generosas como ambiguas. Sobre esta
Tema 1. La competencia literaria 11 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
2
Puede verse la bibliografía que acompaña a este tema.
3
Nos referimos a versiones cinematográficas expresas de obras literarias.
4
En los casos de influencias menos directas: adaptaciones libres de textos literarios, o utilización de determinados personajes en la
escritura cinematográfica de historias nuevas diferentes de aquellas de las que proceden los personajes.
Tema 1. La competencia literaria 12 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Comunicación (TIC), que significan una opción diferente de la penetración social de los
textos multimedia con implicaciones mucho más directas y complejas que influyen
también de manera directa en la conformación de la competencia literaria. En efecto, a
las opciones de acceder a los textos multimedia de películas, series, etc. que hasta su
aparición ofrecían el cine y la televisión, se añade ahora un horizonte prácticamente
infinito de posibilidades de acceder a versiones orales, escritas o multimedia de textos
de intención literaria o más o menos relacionados con ámbitos literarios (personajes,
historias, espacios, etc.) a través de los nuevos soportes electrónicos y los nuevos
instrumentos de acceso a esos materiales.
Pero ya no solamente es el hecho de que la literatura haya proporcionado
historias o personajes al cine, la televisión u otros soportes electrónicos; es que el cine,
la televisión y las TIC generan personajes, espacios, situaciones que se convierten en
referentes culturales de los hablantes y que, de ese modo, se integran en ese conjunto
de saberes que configuran la competencia literaria y condicionan la lectura de textos
(escritos, audiovisuales o multimediales) y la creación de otros nuevos textos. Se trata,
pues, de una retroalimentación constante que ejerce una influencia de doble
dirección: en el proceso de escritura y de lectura de nuevos mensajes de intención
literaria y en la aparición de estos nuevos referentes textuales en mensajes multimedia
difundidos en soportes electrónicos.
Atendiendo a este planteamiento, a la hora de analizar la competencia literaria
deberemos tomar en consideración cuántas opciones tenemos en el momento actual
de acceder a las formas de comunicación de propuestas textuales (sea cual sea su
soporte o su modelo expresivo) de finalidad literaria o estético-literaria. De este modo,
deberemos ser conscientes de que, al plantearnos desde una perspectiva didáctica la
literatura y su aprendizaje, nos enfrentamos a una consideración de “lo literario” en la
que hemos de superar el viejo modelo de escritura estetizante (la literatura es una
manera “hermosa” o “complicada” de escribir), para ubicarnos en un horizonte mucho
más complejo y plural.
Para comprender adecuadamente el alcance de la afirmación que venimos
haciendo, será útil acercarnos, aunque sea de manera muy superficial, a los textos
oficiales que vienen determinando el perfil de la enseñanza de la literatura durante los
últimos decenios en España.
Tema 1. La competencia literaria 13 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Si hacemos un repaso, por elemental que este sea, de los principios que
fundamentan los estudios literarios en las etapas obligatorias en las últimas
regulaciones legales nos encontraríamos con tres elementos clave que determinan los
objetivos esenciales de la tarea educativa en los documentos del primer nivel de
concreción curricular:
a) Un objetivo irrenunciable es enseñar a leer eficazmente textos de intención
estética; o lo que es lo mismo, conseguir un lector competente de textos de intención
literaria.
b) Reconocer y valorar los elementos culturales que definen las producciones
literarias propias y de nuestro entorno y su influencia en la configuración de la
sociedad en que se sustentan.
c) Desarrollar las potencialidades creativas del alumnado a través de este modo
específico de comunicación; asentar los valores que nos permiten integrarnos de
manera activa en la sociedad y desarrollar la capacidad crítica y reguladora del
alumnado.
Si pensamos un poco, nos daremos cuenta de que son precisamente estos
elementos los que determinan las líneas básicas en las que se asienta la competencia
literaria, es decir, el fundamento de los saberes que harán posible que el alumnado se
convierta de manera progresiva en un lector / usuario eficaz de textos literarios como
instrumento de comunicación y de aprendizaje.
Sin embargo, si nos acercásemos a realidad didáctica de las aulas o a los
desarrollos editoriales de las tareas relacionadas con la enseñanza de la literatura, nos
encontraríamos con opciones de trabajo bastante alejadas de los planteamientos
generales que acabamos de señalar. Parecería que hay una ruptura, una sima, entre lo
que se demanda en la teoría y lo que se practica en la realidad del aula5. Bastaría echar
una ojeada, como ejemplo elemental de lo que afirmamos, a las actividades que
suelen plantearse en torno a la lectura de textos literarios, como las llamadas “fichas
de lectura”, para comprender cómo convertimos la lectura literaria en una penosa
actividad académica, sin sentido didáctico alguno, definida en una serie de acciones
ajenas al hecho de leer y comprender mensajes literarios, absolutamente alejadas de
5
Cualquier generalización encierra ciertos niveles de injusticia. Hay profesionales que trabajan desde posicionamientos didácticos
diferentes a los que mencionamos, pero este hecho no aminora la profunda contradicción de la realidad mayoritaria a la que
pretendemos hacer referencia.
Tema 1. La competencia literaria 14 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Sabemos que intentar una aproximación sistemática a los “saberes específicos” que se
integran en la competencia literaria resulta un empeño tan complejo como difícil de
abordar. En una aproximación simplificadora podríamos afirmar que los elementos que
se integran en la competencia literaria se pueden agrupar en dos grandes bloques:
a) La competencia comunicativa con todos los elementos que la integran,
desde la competencia lingüística hasta la competencia pragmática, tanto de la lengua
oral como de la lengua escrita.
b) El conjunto de saberes específicos que configuran la literariedad, es decir
los usos comunicativos propios de los mensajes de intención literaria.
Tema 1. La competencia literaria 16 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
6
En el sentido que Fernando Lázaro Carreter proponía al afirmar que cuando una madre cuenta un cuento o recita una nana a un
niño, no solo le entretiene o divierte, sino que intenta hacer de él un “individuo de la tribu”.
Tema 1. La competencia literaria 17 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
alcanza unos valores de significación determinados por dicho contexto. Una lectura
contextualizada podría asegurar, ciertamente, una interpretación ajustada a dichos
parámetros que es muy interesante. Sería esta la lectura del especialista o del experto
que intenta determinar con precisión el entramado contextual que condicionó la
actividad creadora de su autor y su posible significado en el momento de escribirse.
Pero este modelo de lectura parece ignorar o despreciar que la configuración
significativa de un mensaje literario, especialmente el mensaje literario de calidad,
representa también una opción comunicativa, diferente tal vez, pero no menos
significativa, en el contexto de la recepción y en función del intertexto lecto-literario
del lector en cada momento de lectura.
Las posiciones de la teoría de la recepción definen con claridad que el
significado de un texto literario se define por una parte en el marco de referencia de
significado marcado por el propio mensaje recibido aquí y ahora; y por otra, la
incidencia específica del lector y de su intertexto como elemento clave en la
construcción del significado. No obstante, atendiendo a los requerimientos de los
curricula y a la necesidad de enriquecer progresivamente los saberes que definen una
competencia literaria suficiente, entendemos que podrán atenderse en las aulas de
manera progresiva y selectiva estos elementos relacionados con el contexto en el que
se producen los textos literarios que se van a leer, pero sin cerrar la puerta a una
lectura “actual” y actualizada9 de las producciones literarias, lo que resultaría
objetivamente absurdo.
Con estas palabras solo queremos dejar constancia de que, en el proceso de
ampliación y enriquecimiento de la competencia literaria, tiene un espacio posible este
tipo de saberes a los que podría accederse de manera progresiva y selectiva a lo largo
de las etapas superiores de la enseñanza obligatoria. No pretendemos afirmar, y
queremos que este extremo quede perfectamente definido, que la historia literaria sea
el objetivo central de los estudios literarios. Conocer cuatro datos sobre la biografía de
un autor y el contexto en el que produjo su obra no aporta, en general, elementos
significativos suficientes para los neolectores de textos literarios.
9
No nos referimos a versiones actualizadas, abreviadas o edulcoradas de los textos canónicos de la literatura clásica, sino a la
lectura desde el saber del receptor actual; lectura que explica y justifica, nunca lo olvidemos, la permanencia en el tiempo de las
obras más significativas de la literatura.
Tema 1. La competencia literaria 19 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Podríamos incluir, pues, en este apartado el estudio de la historia literaria como
objetivo propio de los saberes escolares. Relacionada directamente con lo que
acabamos de comentar, es evidente que la historia de la literatura entendida en el
sentido predominante en los estudios actuales de la filología no añade elementos
especialmente interesantes a la “lectura actual” a la que estamos refiriéndonos.
Relegar los estudios de literatura a su aproximación histórica es, como la experiencia
demuestra de manera nítida, absolutamente insuficiente y escasamente operativa a la
hora de formar nuevos lectores. La posibilidad de incluir en la competencia literaria
aquellos saberes relacionados con la historia de la literatura deberá contemplarse
como un objetivo ancilar y de interés relativo en la etapa educativa que nos ocupa.
COMPETENCIA COMUNICATIVA
6. LA COMPETENCIA PARA LA PRODUCCIÓN DE TEXTOS LITERARIOS Y LA COMPETENCIA LITERARIA Y
LECTOLITERARIA.
reiterada, no solo se pretende que repita un modelo narrativo, sino que se busca el
afianzamiento del uso de dicho modelo en la capacidad narrativa del alumnado que, al
recrear la historia, irá reconociendo progresivamente las fases de la narración y sus
elementos; lo cual quiere decir que con estas actividades, además de favorecer el
desarrollo de su competencia comunicativa oral, se irán reafirmando modelos
comunicativos de carácter narrativo que enriquecen de manera constante y progresiva
la competencia literaria del alumnado.
No es infrecuente que se proponga, con intención semejante, que los
aprendices continúen una narración cuya lectura y consideración se han desarrollado
previamente en el aula. Este tipo de actividad implica, cuando menos, dos actuaciones
formativas de indudable interés didáctico:
a) la comprobación de un adecuado nivel de comprensión de la historia que se
le ha planteado y que deberá continuar (reconocimiento de la propia
historia, de los personajes y sus formas de actuar, de pensar o de sentir,
etc.)
b) la capacidad para reconocer las partes que se integran en un modelo
literario determinado (el que se desprende del texto leído y analizado que
se pretende continuar), en lo que se refiere a las pautas narrativas y a los
usos concretos de la lengua en el texto original, generalmente de carácter
literario (aunque podría ser un texto de distinta tipología).
Pero para que estas actuaciones resulten realmente eficaces el profesorado
deberá asegurar11 que se producen todos los instrumentos funcionales que hemos
marcado. La propuesta “sin más requerimientos” de continuar una historia, no es en sí
misma una actividad eficaz; resulta imprescindible garantizar que se cumplen los
requerimientos de lectura, comprensión, determinación de los instrumentos que
definen la composición modelo, etc.
También son frecuentes las actividades relacionadas con la “recreación”
dramatizada de historias de carácter generalmente narrativo, como lo son las de
generación de situaciones de la vida que implican actuaciones relacionadas
11
Lamentablemente, es muy frecuente que la propuesta de actuación se realice sin más requerimiento, “suponiendo” que los
instrumentos de formación se dan en los lectores y que por inercia los tienen en cuenta en actuación de continuidad del texto.
Otras veces se justifica la actividad afirmando el estímulo a la creatividad del alumnado al dar rienda suelta a su “imaginación” en
la propuesta de continuidad, sin tomar en consideración de manera expresa los fundamentos del interés didáctico de dicha
práctica.
Tema 1. La competencia literaria 22 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
muerte, felicidad / dolor, etc.) junto a la posibilidad de repetir modelos rítmicos que
puedan identificar.
Los usos específicos de la lengua literaria ya se han visto en cursos anteriores
(ver Tema 4 de la asignatura de 1.º) y a esos contenidos nos remitimos ahora, pero tal
vez resulte conveniente ofrecer algunas reflexiones generales que nos permitan
replantearnos ciertos aspectos sobre ese uso específico de la lengua.
1) En realidad la especificidad del uso de la lengua en la comunicación literaria
se plantea como un pacto tácito entre emisor y receptor para intervenir
mancomunadamente en un proceso de comunicación “desinteresado”, en el que no se
transmite una información que se pueda evaluar desde una perspectiva de uso o de
actuación mediata. La finalidad de lectura que se pretende no va más allá del acto
propio de la lectura (y de los beneficios que esta pueda conllevar, claro está, desde el
punto de vista afectivo o cognitivo). Los sujetos que intervienen en la comunicación
literaria acuden a la misma empujados por razones de carácter no específicamente
comunicativo directo o expreso, sino con la voluntad de adentrarse por una actividad
de “creación” de espacios o mundos ficticios (sin excepciones, incluso en los casos de
literatura muy “realista”) desde los que contemplar, analizar, comprender, vituperar y
compartir modelos de actuación de seres humanos verosímiles o creíbles. Es esta
perspectiva creadora lo que aproxima la literatura a la creación artística y lo que
convierte a la actividad literaria en una actividad “no práctica” o desinteresada,
fundamentada en la experimentación íntima del acto creador. La lectura de un texto
literario debería considerarse siempre desde este pacto tácito: no es “lo que dice o
quiere decir el autor en este texto” la esencia de la lectura literaria, sino “lo que yo soy
capaz de comprender en el mensaje que me ha propuesto el autor”.
2) El diálogo receptor / texto se convierte en el instrumento necesario para
“recrear” un referente de carácter ficcional (incluso en el caso de literatura de carácter
radicalmente realista), pues la literatura genera siempre un referente de ficción solo
recuperable mediante la acción del receptor y de su propio y específico intertexto en
cada acto individual de lectura. Esa es la razón por la que en tantas ocasiones se ha
dicho que las lecturas repetidas de un mismo texto proporcionan lecturas diferentes:
cada lector levanta una lectura propia y distinta de cada texto que lee y en cada
Tema 1. La competencia literaria 24 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
ocasión que lo lee; por eso se puede decir que un texto admite tantas lecturas como
lectores / lecturas tenga.
3) La culminación comunicativa y creadora de un mensaje literario se produce
solo tras la lectura o durante la lectura. Se trata de un acto de comunicación iniciado
por el emisor / autor en un contexto comunicativo específico y distinto del que rodea
al receptor y al que se refleja en el propio texto. Una novela en una estantería no
existe como acto de comunicación; es solo una potencialidad. La finalidad creativa
total de la literatura se cumple plenamente en el acto de “recreación” que realiza el
receptor a partir de los referentes del propio mensaje. Esta actividad “recreadora” se
explica, pues, de una manera diferente a la lectura de un texto de carácter
esencialmente informativo, cuya finalidad se centra en la identificación, valoración y
aceptación o rechazo de una información concreta, que puede interesar en cuanto tal
información al posible lector en el momento en que se produce la lectura.
Este hecho, el componente ficcional de la referencia (aquello de lo que se
habla), y la consiguiente actividad “recreadora” del lector como agente comprometido,
es lo que convierte al mensaje literario en un mensaje de caracteres específicos. La
línea medular que define el hecho literario tanto desde la perspectiva de la escritura
como desde la de la lectura es la necesidad de reconstruir un referente ficcional a
partir de la información que proporciona el propio mensaje (sin la aquiescencia directa
del emisor que ya no puede intervenir en el proceso y con el único soporte explícito
del propio mensaje que se convierte en un sistema de significaciones cerrado en sí
mismo -función poética del lenguaje-) y de la capacidad del lector para convertir esos
elementos lingüísticos en referentes necesarios del proceso de recuperación y
re-construcción de la realidad ficticia conformada por el emisor. El uso específico de la
lengua literaria se fundamenta, precisamente, en este hecho, de manera que cualquier
licencia o recurso deberá plantearse como un intento de estimular o remover el
intertexto del lector para conseguir la necesaria vigilia a la hora de reconstruir de
manera eficaz y significativa ese mundo ficcional en el que se ubica el texto de
intención estética.
Desde ese punto de vista, desarrollar la competencia literaria se relacionará
directamente:
Tema 1. La competencia literaria 25 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
Leer textos literarios es una actividad cuyo proceso no es diferente del proceso
lector que hemos descrito durante el curso pasado. Tanto la planificación de la lectura,
incluyendo las actividades prelectoras, como las distintas fases del proceso, se repiten
en la lectura de textos de intención literaria. Los procesos de descodificación, desde la
gráfica hasta los más complejos relacionados con los modelos discursivos, los usos
connotativos del lenguaje, etc., se producen desde parámetros semejantes; sigue
siendo la inferencia el motor esencial del proceso lector, y las fases de identificación /
reconocimiento de la información, su evaluación y su incorporación a las redes de
conocimiento que posee el receptor, mantienen su presencia y se producen de forma
semejante. Pero de todo esto hablaremos largo y tendido en el Tema 2.
La diferencia entre la lectura de intención informativa y la lectura de mensajes
de intención literaria radica en la actuación del intertexto lectoliterario12 c omo
mecanismo de descodificación, inferencia, reconocimiento y valoración de la
información y su transformación en contenido suficiente para construir el mundo de
ficción que se dibuja en los mensajes de intención literaria. La lectura literaria
demanda un intertexto de lector, dependiente directamente de la competencia
literaria, que permita al lector conducirse con eficacia en el manejo de mensajes
construidos desde la perspectiva de la literatura. Es el intertexto lectoliterario,
integrado en el intertexto lector y configurado desde la competencia literaria el que
dota al lector de los instrumentos necesarios para intervenir activamente y de manera
comprometida en el proceso de lectura de mensajes de intención literaria. El
conjunto de saberes que se han descrito como propios de la competencia literaria
configuran las opciones de actuación eficaz del intertexto lectoliterario y dotan al
lector de los instrumentos necesarios para una lectura de esas características. El
intertexto lectoliterario es el instrumento de acción que determina la competencia
lectoliteraria. Es decir: podríamos afirmar que un lector competente de mensajes
literarios es aquel cuya competencia lectora le permite poner en funcionamiento un
intertexto lectoliterario suficiente para dar cuenta de las especificidades del mensaje
que desea leer. Cuanto más rico o significativo resulte este intertexto, tanta más
12
Lo llamaremos así a partir del concepto “intertexto lector” de Mendoza con el que podríamos identificarlo directamente, con el
añadido referido a los saberes de todo tipo relacionados con la competencia literaria. Si proponemos el nombre diferenciado es
por razones puramente docentes, pues creemos que de este modo se identifica mejor su concepto y su función.
Tema 1. La competencia literaria 27 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
garantía tendremos de que el lector será capaz de realizar una lectura eficaz y
suficiente de los textos de intención literaria que lea.
La finalidad de la actuación didáctica del maestro en el terreno de la literatura
se centrará, pues, en el asentamiento y enriquecimiento constante de la competencia
literaria del alumnado c omo instrumento necesario para asentar y enriquecer de
manera progresiva su intertexto lectoliterario. Pero conviene recordar que ya se ha
dicho en muchas ocasiones que la lectura en general (no solo hemos de leer y enseñar
a leer mensajes literarios) es un instrumento de especial eficacia en el proceso de
asentamiento y ampliación de la competencia literaria, de manera que trabajar la
lectura de manera adecuada y constante será un instrumento de especial utilidad para
la consecución de ese objetivo final.
La finalidad esencial de la lectura de textos de intención estética debería
centrarse en la recuperación de ese universo ficcional a partir de la información
reconocida y valorada del texto y en función de los saberes (competencia literaria /
intertexto lectoliterario) que el lector es capaz de proyectar sobre dicha información,
dotándola de valor significativo. De este modo deberemos insistir en que la
construcción final de los significados de un texto literario dependerá tanto de la
información proporcionada por el emisor en el texto, como de la posibilidad de
generar significados adecuados por parte del receptor a partir de su propio intertexto
lectoliterario.
Por esa razón preguntar “qué quiere decirnos” o “qué nos dice el autor” en
este texto (literario) es atender solo a una de las opciones del proceso de creación
propio de los mensajes literarios. Importa también y de manera especialmente
significativa lo que el lector es capaz de “recrear” proyectando sobre la información
que proporciona el mensaje los saberes que se integran en su competencia
lectoliteraria, que se manifestará a través de la actuación del intertexto lectoliterario
en el desarrollo del proceso lector.
ue la
Si tenemos en cuenta estos elementos, no parecería acertado afirmar q
literatura está constituida por mensajes especialmente construidos, embellecidos por
un “uso estetizante” de la lengua. En realidad, tal afirmación es una simplificación
empobrecedora que convierte la “retórica literaria” en un mero artificio, en un flatus
vocis sin sentido trascendente. La verdadera función significativa de los usos
Tema 1. La competencia literaria 28 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
en el tiempo y de mucha dedicación. Esta larga tarea puede ser en buena parte
compensada por actividades de prelectura, de dinamización de la propia lectura, de
determinación de aspectos lectores, etc. diseñadas por el profesorado para conseguir
objetivos didácticos específicos, pero esta tarea de mediación exige una planificación
secuenciada equilibrada y muy pensada que no se puede improvisar en una clase. La
clave no está en “hacer esto, con este texto” porque “funciona muy bien”, sino en
definir lo que se quiere que el alumnado aprenda en cada actividad de lectura que se
programe.
Si nos planteamos por qué a un lector puede llegar a entusiasmarle un género
determinado hasta el extremo de que prácticamente solo lea textos de ese género,
podríamos concluir que por efecto de la lectura constante o insistente se ha ido
produciendo de manera progresiva una acumulación de saberes específicos
relacionados con ese género y con ese modelo literario que convierte al lector en un
interlocutor competente y altamente eficaz, lo que le permite lecturas mucho más
ricas y creativas de ese tipo de textos: el placer se centra precisamente en los niveles
de eficacia lectora que se pueden conseguir, en la capacidad de recrear de manera
eficaz y satisfactoria esos mundos literarios en los que se ha ido “especializando”. Por
el contrario, un lector poco formado, un lector cuyo intertexto lectoliterario le permita
una lectura apenas eficaz en la que haya un equilibrio inestable entre el esfuerzo
realizado y la eficacia conseguida, no encontrará satisfacción en la lectura y por lo
tanto propenderá a abandonar la lectura y a sustituir tal actividad por otras más
rentables, eficaces y satisfactorias. Es en este contexto en el que la mediación didáctica
del profesorado puede intervenir de manera decisiva para favorecer el proceso de
formación de una competencia literaria suficiente o eficaz.
Por otra parte, leer literatura es, ciertamente, un instrumento de
enriquecimiento personal y cognitivo, pues nos permite adentrarnos en espacios
nuevos, reconocer comportamientos humanos y valorarlos críticamente, aprender
pautas de conducta, empatizar con los otros, compartir sensaciones y sentimientos… y
mil cosas más. Pero convendría plantearse cuál es la finalidad real de la comunicación
literaria e insistir en la necesidad de asegurar una competencia suficiente que permita
la lectura eficaz de textos literarios.
Tema 1. La competencia literaria 30 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
13
Puedes encontrar el episodio en este enlace, por si te interesa:
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cerv/05819441000514951869079/p0000003.htm#I_12
Tema 1. La competencia literaria 31 Didáctica Lectura y Escritura 4DLE20
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