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Considerar la administración como un tema de estudio no fue prioridad en la

antigüedad, a pesar de que existieron obras que requirieron de una buena práctica
administrativa y gerencial en general. La acción de gerenciar abarca muchos
campos y es por ello que la administración moderna afianza sus principios en
todas las ciencias aplicables. Sus inicios se remontan a principios del siglo XX,
debido al notable auge económico, competitividad y necesidad de innovación.

Sin lugar a duda la filosofía formó parte fundamental del desarrollo de la


administración, contando con importantes aportes de algunos filósofos, citados por
Chiavenato (2005), uno de ellos Sócrates, quien definió a la administración como
una “habilidad personal separada del conocimiento técnico y de la experiencia”.
Por otra parte, Aristóteles encontró clasificar en tres grupos las formas de
administración, siendo ellas la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia. Y
finalmente, René Descartes que como autor del libro “El método Cartesiano”
influyó notablemente en la administración, ya que en él definió cuatro principios
que describen su método filosófico.

Los principios definidos por Descartes fueron base fundamental para la


formulación de las teorías clásica y neoclásica, el primero de estos principios es
cuestionar todo y no aceptarlo como verdadero hasta que no haya evidencias
notables, el segundo; dividir los problemas en cuantas partes sea posibles para
solucionar cada uno por separado, en tercer lugar, ordenar nuestros pensamientos
para dar solución a los problemas más notables y sencillos para posteriormente
resolver los que demuestren mayor dificultad y por último realizar un recuento
general, a fin de verificar que nada haya sido omitido.

Continuando con las contribuciones para la administración se encuentra


también la comunidad eclesiástica que aportó en concepto y ejemplo a la
formulación de las teorías organizativas, dado a que desde sus inicios la iglesia se
manejó bajo un modelo organizativo jerárquico. Por su parte, la influencia militar
en las teorías organizativas se generó una vez que surgió la necesidad de delegar
responsabilidad a niveles inferiores de la milicia debido al crecimiento de
operaciones militares, esta organización contribuyó con el principio de dirección, a
lo que se refiere esto es, que cada persona debe conocer y comprender cuáles
son sus deberes y qué es lo que se espera de él/ella.

Un evento que fue impulsor del desarrollo e investigación de formas eficaces


de administración fue la revolución industrial, este crecimiento acelerado de la
economía y por ende, de los procesos de producción tuvo lugar en el siglo XIX y
trajo consigo una serie de avances que fueron desde la mecanización de
diferentes actividades hasta la aceleración del transporte y de las comunicaciones,
estos eventos ocurrieron desde 1780 hasta 1860, año desde el cual se dio inicio a
la segunda revolución industrial que se vio marcada por tres importantes
acontecimientos; el primero de ellos, la sustitución del hierro por el acero, luego el
mejoramiento del Dínamo y por último, la invención del motor de combustión
interna.

Todo el avance económico y tecnológico repercutió también de forma negativa


en las organizaciones existentes, debido a que no estaban preparadas para
manejar el nivel de producción ni la cantidad de recurso humano necesario, hubo
que promulgar leyes que protegieran los intereses de los empleados y concentrar
personal capacitado para la consolidación de la administración pública. Con el
desarrollo de la administración nacieron también diferentes teorías ajustadas a la
realidad social y económica de cada época, siendo la primera de ellas la teoría
clásica, desarrollada a principios del siglo XX, el europeo Henri Fayol el cual hizo
énfasis en partir del todo organizacional y de su estructura, con el fin de lograr
eficiencia laboral mediante la aplicación de este principio. (Chiavenato, 2005)

Simultáneamente, Frederick Taylor, citado por Chiavenato (2005); inició la


escuela de la administración científica con el objetivo de aumentar la eficiencia de
las empresas con la racionalización del trabajo del obrero, es decir, incrementando
la productividad poniendo especial atención a las tareas, la propuesta de Taylor
fue generar eficiencia a través de estudio de los tiempos y movimientos y es en
este punto en donde nace la idea de generar un sistema de incentivos por trabajo
diferencial. Taylor citado por Chiavenato (2005) define a la administración como
una ciencia basada en reglas, leyes y principios bien definidos. Exponiendo esto,
es notorio que Taylor le da prioridad a la ejecución antes que a la dirección,
contrario a la propuesta hecha por Fayol.

Luego de haber centrado su atención en la ejecución de las actividades, Taylor


observó que era necesario complementar sus consideraciones anteriores con una
estructura general de la empresa, que diera coherencia a la aplicación de sus
principios. Finalmente, aseguró que la administración científica era una evolución
más allá de ser solo una teoría y la definió, además como una combinación de
"ciencia en lugar de empirismo; armonía en vez de discordia; cooperación en vez
de individualismo; rendimiento máximo en lugar de producción reducida. En fin,
desarrollo de cada hombre para alcanzar mayor eficiencia y prosperidad".
(Chiavenato, 2005).

Por otra parte, es necesario conocer los principios más importantes según los
cuales Taylor sustentó su teoría, el primero de ellos fue la planeación, cambiar la
improvisación por métodos basados en procedimientos científicos, posterior a
este, la preparación, este trata de seleccionar científicamente a los trabajadores
de acuerdo a sus aptitudes y entrenarlos para producir más, por otra parte, el
principio de control se refiere a cerciorarse de que se está ejecutando el trabajo de
acuerdo a las normas establecidas y por último, el principio de ejecución que se
refiere a asignar responsabilidades para que los trabajos fueren realizados con
disciplina.

En cuanto a los aspectos negativos, está en primer lugar la poca atención al


elemento humano, y la mecanización excesiva de las actividades, se desechó la
posibilidad de que las personas influyeran significativamente en los procesos, se
trabajó bajo la premisa de que los empleados "son, en esencia, instrumentos
pasivos, capaces de ejecutar el trabajo y recibir órdenes, pero carecen de
iniciativa y no ejercen influencia significativa” por Chiavenato (2005). Fue esta
concepción de la organización como un sistema mecánico lo que desencadenó la
mayor deshumanización del trabajo industrial.

Por otra parte, la falta de conciencia y la imposibilidad de analizar las


actividades desarrolladas por cada operario, fue tildada más adelante, de violación
a la dignidad humana, se demostró también en investigaciones posteriores que el
aumento en la especialización de determinada actividad no era causa directa del
aumento en la eficiencia de ejecución. Para finalizar, este enfoque de la
administración se basó en el mando y el control, presuponiendo que solo había
una manera de ejecutar cada tarea y manteniéndose siempre bajo un sistema de
administración cerrado.

La teoría clásica, como ya fue mencionado centró su atención en la estructura


que debe tener una organización para lograr la eficiencia, a diferencia de la teoría
de la administración científica que se centró en las tareas. A groso modo, Henri
Fayol, citado por Chiavenato (2005) autor de esta teoría, planteó los principios
necesarios para lograr el éxito de la organización, se describen continuación:
división del trabajo, autoridad y responsabilidad, disciplina, unidad de mando,
subordinación, remuneración del personal, centralización, equidad, estabilidad del
personal, iniciativa, espíritu de equipo.

Por otra parte, Fayol define también el concepto de administración como la


acción de planear, organizar, dirigir, coordinar y controlar, lo más importante de
todo es que no centra la responsabilidad de administrar en la cúpula de la
empresa, sino que se distribuye en todos sus niveles jerárquicos, es decir, cada
quien, en su respectiva área debe desarrollar funciones administrativas básicas.
La teoría clásica ayudó a reparar el caos desatado por la revolución industrial,
pero mantuvo como influencia las concepciones de organizaciones como la militar
y la eclesiástica, es decir, formas rígidas y jerarquizadas para administrar.

Es importante referir, que, a pesar de las críticas hacia la teoría clásica, es este
el enfoque más usado por los administradores novatos, debido a su visión simple y
ordenada, pues aporta seguridad y confianza a la hora de realizar el trabajo
cotidiano. Sin embargo, en un mundo de cambio e inestabilidad no es la mejor
elección, por su inflexibilidad; aun así, es precisa para entender las bases de la
administración moderna.

Posteriormente, se da un giro en el concepto de la teoría de la administración y


el énfasis dado anteriormente a la tarea y a la estructura organizacional, es ahora
dado a las personas que trabajan en las organizaciones. Nace así, gracias al
desarrollo de algunas ciencias sociales, especialmente la psicología y en particular
la psicología del trabajo, el enfoque humanista, que como su nombre lo dice, da
prioridad a la preocupación sobre las personas y grupos sociales. La teoría
clásica, no significaba la suficiente eficiencia productiva ni la armonía en el centro
de trabajo, lo que conllevó a un aumento de interés en ayudar a los gerentes a
manejar con mejor eficacia los recursos humanos de sus organizaciones.

Surgió en aquel tiempo una transición del clasicismo al humanismo, gracias al


trabajo de diferentes autores, que, pese a que seguían defendiendo los principios
clásicos, iniciaron trabajos de revisión, crítica y reformularon las bases de la teoría
administrativa. Entre los que destacan, Hugo Münsterberg, quien introdujo la
aplicación de la psicología a las organizaciones; Mary Parker Follet quien rechazó
cualquier fórmula universal y por el contrario sugirió la ley de la situación, Chester
Bernard consideró necesaria la cooperación entre las personas para superar las
limitaciones individuales. (Chiavenato, 2005)

Todas contribuciones importantes, pero es Elton Mayo quien realmente da


paso a la fundación de la escuela con su interés en los efectos psicológicos que
podían provocar las condiciones físicas del trabajo en relación con la
productividad. Dewey y Lewin se reconocen como contribuyentes en esta
concepción. Fueron realizados por Mayo, una serie de estudios que con el tiempo
se conocieron como “los estudios de Hawthorne” o “el efecto de Hawthorne”, en
donde se investigaron aspectos como la relación entre la cantidad de iluminación
en el centro de trabajo y la productividad de los obreros.
Poco antes, Mayo había ya realizado un estudio, con el que concluyó que los
empleados trabajarían con mayor empeño si la gerencia se preocupaba por su
bienestar y que la disposición a producir está determinada por la integración social
del grupo de trabajo. Un punto interesante que vale la pena nombrar, es que, para
la teoría de las relaciones humanas, el factor económico no es determinante en el
rendimiento del trabajador, según esta teoría, por el contrario, lo que motiva al
empleado es la necesidad de reconocimiento, aceptación social y participación en
las actividades de los grupos sociales.

Orientada la perspectiva hacia el desarrollo del papel del administrador, se


realizaron diferentes estudios sobre liderazgo y surgen diferentes estilos, como el
autocrático que sólo hace énfasis en el líder; el democrático, que centra su
atención tanto en el líder como en los subordinados y, por último, el estilo liberal
que sólo fija vista en los subordinados. Estos experimentos, dieron paso a otro
punto importantísimo en la teoría humanista, la comunicación, trascendental para
la relación interpersonal, así como para la explicación y el entendimiento de los
subalternos con respecto a los administradores.

Finalizando los años 1950, esta teoría entró en decadencia y surgieron


innumerables críticas, entre las que se pueden mencionar: oposición cerrada a la
teoría clásica, enfoque inadecuado de los problemas de las relaciones
empresariales, concepción ingenua y romántica del operario, limitaciones del
campo experimental, parcialidad en las conclusiones, énfasis en los grupos
informales y enfoque manipulador de las relaciones humanas. De cualquier modo,
los aportes del humanismo trascendieron hasta nuestros días y forman parte de
los marcos regulatorios que protegen a los trabajadores en las diferentes
organizaciones.

En búsqueda de la organización ideal, para el año 1940, en rechazo a la teoría


clásica por su mecanicidad y a la teoría de las relaciones humanas por su
romanticismo ingenuo, motivados por la necesidad de un enfoque más amplio y
completo, por la carencia de un modelo organizacional racional y el creciente
tamaño y complejidad de las empresas, algunos estudiosos buscaron en las obras
del economista y sociólogo Max Weber, la inspiración necesaria para dar paso a
una nueva teoría que respondiera a la problemática organizacional, es así, como
emerge la teoría de la burocracia en la administración.

La administración burocrática está centrada, principalmente, en la división de


las organizaciones en jerarquías, así como en el establecimiento de fuertes líneas
de autoridad y control. Max Weber, apuntó a que las organizaciones debían
desarrollar procedimientos con un alto nivel de detalle en todas las actividades de
rutina y es que de eso se trata precisamente la burocracia, es la adecuación de los
recursos con base a los objetivos, con el único propósito de garantizar la máxima
eficiencia posible.

En el proceso de desarrollo de la burocracia Weber, citado por Chiavenato


(2005), identifica tres factores, el progreso de la economía monetaria en donde se
expresa que la moneda racionaliza las transacciones económicas; el crecimiento
cuantitativo y cualitativo de las tareas administrativas, pues solo un modelo
burocrático es capaz de soportar la complejidad y el tamaño de dichas actividades
y finalmente, la superioridad técnica del modelo burocrático, lo que sirvió como
una fuerza para imponer su prevalencia en el tiempo por encima de cualquier otra
organización.

Para el avance burocrático, Max Weber, identificó algunas normas básicas


fundamentales, entre las cuales destacan: Los cargos constituyen el núcleo
principal del cuadro administrativo burocrático; existe un sistema de carrera
administrativa; funcionarios organizados por jerarquía de mando; los niveles de
autoridad están determinados por el trabajo o la función desarrollada; el trabajo se
realiza sobre procedimientos y normas establecidas; entre otras.

Además, Weber, plantea algunas ideas fundamentales características de la


burocracia, como el carácter legal de normas y reglamentos elaborados de forma
detallada y racional, es decir, esta teoría tiene legislación propia; el trabajador
cumplirá sus tareas, decisiones y cuestiones administrativas de forma impersonal;
jerarquía de la autoridad, hace referencia a que el sujeto con mando posee una
serie de funciones, derechos y obligaciones, es decir, tiene poder a razón de su
cargo; profesionalización y racionalidad, lo que indica que, cada individuo será
seleccionado por su grado de preparación y especialización en la materia; así
como máxima división del trabajo, entre otras.

En la actualidad, esta teoría de la administración sigue siendo una fuente


constante de controversia e insatisfacción. Los inconvenientes yacen en el
exagerado apego al reglamento, exceso de formalismo, resistencia al cambio,
conformidad en cuento a rutinas y procedimientos, dificultad con respecto a la
atención al público. Es oportuno mencionar, que el mismo Weber, consideraba a la
burocracia como una jaula de hierro, que encarcelaría a la humanidad en su
maquinización y fría búsqueda de la eficacia, creando así una sociedad incapaz de
la reflexión moral.

Pretendiendo equilibrar los recursos de la empresa, prestando atención tanto a


la estructura como al recurso humano, en respuesta a factores como el
extremismo opuesto existente entre la teoría clásica y de relaciones humanas en
donde muchos aspectos quedaban ignorados, al final de la década de 1950, se
establece una nueva teoría de la administración, desde la división de la
administración burocrática y una cierta aproximación a la administración de las
relaciones humanas, la cual llevó por nombre teoría estructuralista.

El estructuralismo engloba de cierta forma, componentes de la teoría


burocrática como por ejemplo la estratificación social (clases y jerarquías), así
como elementos de la teoría de relaciones humanas como las funciones de sus
integrantes, sexo, edad, posición social, a fin de conocer de alguna manera como
operan, si cambian, se adaptan, o si, por el contrario, arruinan las organizaciones
sociales. Los estudios de esta teoría se centran en puntos como: los objetivos de
la organización, definiendo los mismos y analizándolos; tipificación de las
organizaciones; las relaciones sociales entre los individuos quienes determinan la
estructura; la relación entre la organización y el medio ambiente social, ya que el
administrador debe entender los fenómenos dentro y fuera de la estructura y
finalmente los conflictos.

Las organizaciones pasaron por un proceso de desarrollo a lo largo de cuatro


etapas, la primera, etapa de la naturaleza, que es la inicial, en la que los factores
naturales constituían la base única de subsistencia de la humanidad; la segunda,
la etapa del trabajo, que condiciona las formas de organización de la sociedad; la
tercera, la etapa del capital, en donde el mismo, predomina por encima de la
naturaleza y el trabajo, transformándose en uno de los factores básicos de la vida
social; y, por último, la etapa de la organización, en donde todas las anteriores se
someten a esta.

Para los estructuralistas, la sociedad moderna e industrializada es una


sociedad de organizaciones de las cuales el hombre depende para nacer, crecer,
vivir y morir y para triunfar en ellas debe poseer algunas características en su
personalidad, como flexibilidad frente a los constantes cambios que pueden
ocurrir; tolerancia hacia frustraciones, para evitar de esta forma algún desgaste
emocional; y uno de las más importantes, deseo permanente de realización.

La gran invención en esta nueva teoría es que hace análisis buscando armonía
tanto en los factores internos como en los factores externos, las teorías anteriores,
sólo se enfocaban en un único aspecto de estos dos y al momento de adaptarse a
cierta situación al tener una estructura tan extremista, se encontraban con una
fuerte resistencia. (Estaba tratando de complementar acá pero no se me ocurre
mas )

Chiavenato, I., Chavez, D. C. L. F. L., & Serrano, E. L. M. (2005). Introducción A

La Teoría General De La Administración (Spanish Edition) (Séptima

edición). McGraw-Hill Companies.

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