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Competencia profesional
La competencia profesional ha sido definida como la conducta real del individuo durante el
ejercicio de su profesión, o sea que la competencia está directamente relacionada con las
características y las funciones que cumple un profesionista en la sociedad.
Un profesional puede acreditar el ser competente, pero ante una situación real no demostrar el saber
hacer y el buen juicio, por lo que no responde al nivel profesional de calidad exigible en aquella
situación.
Kane define la competencia profesional como “el grado de utilización de los conocimientos, las
habilidades y el buen juicio asociados a la profesión, en todas las situaciones que se pueden
confrontar en el ejercicio de la práctica profesional”. En esta definición que es una de las más
dinámicas y completas se encuentra una dimensión que es fundamental: la capacidad de un
profesional de utilizar su buen juicio o sea de razonar para tomar decisiones.
Competencia clínica
La competencia clínica se considera como la parte esencial de la formación profesional del médico
tanto a nivel de pregrado como de postgrado, ya que es básica para una atención médica de calidad
e integral.
*Movilización:
Movimiento que se realiza sobre una misma superficie implicando cambios de posición o de
situación, por ejemplo: girarse en la cama.
Pueden ser de dos tipos:
1. Activas: son aquellas que puede realizar el paciente por sí mismo, bajo la supervisión de un
profesional sanitario. En ella se mueven tanto articulaciones como grupos musculares o zonas
corporales. Para su realización pueden emplearse distintos dispositivos, tales como pesas, poleas,
etc.
2. Pasivas: en este caso las movilizaciones son realizadas por el profesional en los distintos
segmentos corporales. Se aplican en pacientes que no pueden realizar esfuerzo.
Transferencia: movimiento que se realizan de una superficie a otra. Se considera que conlleva más
riesgo en su ejecución ya que implica un cambio de plano y de superficie de apoyo y porque existe
un momento en el que paciente y profesional se encuentran sin apoyo lo que puede dar lugar a una
lesión más grave como es la caída accidental del paciente al suelo; de ahí la importancia de una
adecuada adaptación del medio en que éstas tienen lugar.
Lesiones musculo-esqueléticas:
La movilización y transferencia de personas con movilidad reducida o con cualquier otro trastorno
del movimiento, son actividades que están muy presentes en el sector hospitalario, geriátrico,
centros de día… y que suponen una carga física considerable para el fisioterapeuta que en el caso de
no estar entrenado para ello pueden provocarle importantes lesiones musculo-esqueléticas
Éstas son un conjunto de lesiones inflamatorias o degenerativas de músculos, tendones, ligamentos,
nervios y articulaciones que se localizan principalmente en cuello, hombros, codos, muñecas,
manos y columna vertebral siendo los diagnósticos más comunes las tendinitis, tenosinovitis,
síndrome del túnel carpiano, mialgias, contracturas, artrosis y, sobre todo, las raquialgias.
Es el dolor de espalda por consiguiente, el principal trastorno por el que se ve afectado el personal
sanitario; a menudo tiene su origen en la realización de levantamientos incorrectos, cargas
excesivas, adopción de posturas inadecuadas tanto al realizar las movilizaciones como al
desempeñar tareas estáticas, tratándose, por tanto, de una acumulación de micro-traumatismos que
han pasado desapercibidos y a los que conviene darles toda la importancia que merece por sus
implicaciones en la salud del profesional.
La movilización y transferencia no deberían ser una actividad agotadora, ni una fuente de riesgos y
lesiones para el fisioterapeuta ni el paciente.
Para conseguir estos objetivos es necesario tener en consideración una serie de principios básicos:
1. Adaptar el medio.
Si en el entorno de trabajo se realizan los cambios necesarios que hagan posible determinados
desplazamientos, transferencias y movilizaciones se estará mejorando la situación global del
paciente, ya que podrá desplazarse y desenvolverse con autonomía. Del mismo modo, se mejora la
situación del fisioterapeuta que podrá manejar al paciente y realizar los distintos cuidados y
movilizaciones empleando el mínimo esfuerzo posible, reduciendo así la probabilidad de lesionarse
o dañar al paciente.
3. Orientar al paciente.
Una de las complicaciones asociadas a la inmovilidad es la desorientación, los motivos son muy
variados y una parte de ellos podemos evitarlos mediante tres medidas:
Comenzar cualquier manejo del paciente pidiéndole que mire o girándole la cabeza, en la
dirección en la que se le va girar o desplazar. El motivo es muy sencillo, siempre que nos
movemos la cabeza nos indica la dirección en la que lo hacemos, acompañando al resto del
cuerpo y guiándole cuando se cambia el sentido, la dirección, o el plano en el que tiene
lugar el movimiento.
Emplear términos concretos y comunes a ambas personas, y no usar palabras que pueden
resultar abstractas como derecha, izquierda si la lateralidad no está bien definida…que
pueden resultar más difíciles de entender. Las referencias concretas más adecuadas son
aquellas que se encuentran en la habitación, por ejemplo: gire hacia la puerta, mire a la
ventana, etc.
Movilizar al paciente de forma que se desplace sobre una superficie de apoyo, ya que estos
movimientos aportarán al paciente información sensorial y por tanto le ayudarán en la
orientación espacial.
-Hará posible realizar el trabajo cuando no hay más que una persona disponible, ya que no siempre
se cuenta con dos o más profesionales.
- La información mediada será más clara para el paciente cuando proviene de una sola persona.
-Cuando hay dos o más fisioterapeutas existe una mayor dificultad para concentrase sólo en el
paciente, ya que en muchas ocasiones y de forma inconsciente las conversaciones se desvían de la
actividad que se está realizando.
6. Hablar poco.
La información principal debe ser táctil. La información hablada que se le dé al paciente tiene que
ser escueta, breve, y sobre todo, paralela y simultánea a la ejecución del movimiento.
Existen determinadas zonas del cuerpo que son especialmente sensibles al dolor y que, por tanto,
hay que evitar movilizar desde ellas en ningún caso, como, por ejemplo: el cuello, cintura, caderas y
hombros, ya que estas zonas son las que permiten la movilidad corporal. Es recomendable movilizar
desde cabeza, tronco, brazos, piernas y pelvis, ya que son zonas más resistentes y menos sensibles
al dolor.
Siempre que sea posible hay que empezar con movilizaciones pasivas de las diferentes
articulaciones como: hombros, codos, muñecas, rodillas, tobillos… lo que nos ayudará a mejorar o
mantener las capacidades funcionales del paciente y al mismo tiempo servirá de calentamiento para
las posteriores movilizaciones que vayamos a realizar.
Se procede a dividir el cuerpo del paciente en tres segmentos: tronco, pelvis y miembros
inferiores y se van a movilizar cada uno por separado.
El fisioterapeuta se coloca del lado de la cama hacia el cual va a trasladar al paciente, a la
altura del segmento que va a mover en ese momento y manteniendo siempre una postura
dinámica.
Para movilizar el tronco el fisioterapeuta pasa sus brazos por debajo de las axilas del
paciente para sujetarle por la espalda
A continuación, el fisioterapeuta desliza el tronco del paciente hacia sí mismo, hasta
desplazarle la distancia deseada
Para movilizar los otros segmentos se seguirán los mismos pasos; en el caso de la pelvis las
presas irán debajo de los glúteos y en el caso de los miembros inferiores las presas serán
con un brazo debajo de las rodillas y el otro a nivel de los gemelos.
Movilización de pelvis.
Movilización MMII
Esta movilización se puede realizar con el paciente en decúbito supino, aunque lo ideal es
hacerlo en decúbito lateral, ya que la técnica es más sencilla y supone menos esfuerzo para
el fisioterapeuta.
El fisioterapeuta se coloca en el lateral hacia el que se va sentar al paciente manteniendo
una postura dinámica y coloca al paciente en decúbito lateral
Después pasa uno de sus brazos por debajo de la nuca del paciente para sujetarle a la altura
de la escápula y con el otro brazo le sujeta los miembros inferiores a la altura de las rodillas
mientras el paciente coloca el brazo libre sobre el hombro del fisioterapeuta.
Finalmente eleva y rota el cuerpo del paciente en un sólo movimiento hasta que quede
sentado al borde de la cama
Es una movilización habitual, ya que los pacientes sentados tienden a deslizarse sobre la
silla quedando en una postura inadecuada
El fisioterapeuta primero flexiona las rodillas del paciente y le deja los pies a la misma
altura (pies paralelos)
Después se coloca por detrás del paciente (en posición de dar un paso) y le cruza los brazos
e introduce sus brazos por debajo de las axilas del paciente hasta sujetarle con las manos a
la altura de los codos.
Posición desde el lateral y vista de frente
Finalmente inclina al paciente hacia delante y después tira de él hacia atrás, hasta dejarle en
la posición adecuada
e) Colocar al paciente en el borde de la silla
Movilización imprescindible para realizar una transferencia, por ejemplo: de sedestación a
bipedestación, de la silla a la cama, etc.
El fisioterapeuta primero debe alinear correctamente el cuerpo del paciente.
Después se coloca por delante y sujetándole con un brazo por la espalda y con el otro por
debajo de la rodilla del lado contrario, inclina al paciente hacia un lado y mueve hacia
adelante la pierna contralateral
Posteriormente le inclina hacia el otro lado y repite lo mismo alternativamente hasta que el
paciente quede al borde de la silla.
Es importante recordar que después de cada una de estas movilizaciones y una vez colocado
el paciente, es preciso tomar las precauciones necesarias; como realizar cambios posturales
cada cierta frecuencia, colocar almohadas o hacer cualquier otra modificación para prevenir
complicaciones como las úlceras por presión.
Posturas:
Existen diversas posiciones características que se emplean en diversas situaciones patológicas o
para efectuar ciertas exploraciones y prácticas terapéuticas o quirúrgicas.
Al colocar a la persona en una posición determinada, deben comprobarse los siguientes puntos:
Cualquiera que sea la posición de la persona, tiene que vigilarse la alineación del cuerpo,
asegurando que las distintas partes del mismo mantengan una correcta relación. En la persona que
está inconsciente o con trastornos motores, deben mantenerse los miembros en flexión a fin de
prevenir contracturas musculares.
Siempre debe observarse la respuesta de la persona a la postura en que es colocada, modificándola
lo que sea preciso para asegurar los puntos mencionados, bien sea regulando los planos de la cama o
con la ayuda suplementaria de almohadas o férulas.
Cuando una persona adopte de forma espontánea una postura antiálgica, tiene que intentarse
respetar dicha posición, a no ser que pueda provocar o favorecer complicaciones.
Toda persona imposibilitada que esté encamada durante un tiempo prolongado debe ser cambiada
de posición con frecuencia, a fin de prevenir complicaciones tales como úlceras de decúbito.
Conviene variar su posición cada 2-3 horas, durante las 24 horas, siguiendo una pauta concreta, por
ejemplo: decúbito supino o posición de Fowler, decúbito lateral izquierdo, decúbito prono, decúbito
lateral derecho, etc.
Cuando en una exploración o técnica asistencial deba recurrirse a una posición que para la persona
resulte incómoda o vergonzosa, explíquese la necesidad de la misma y asegúrese la intimidad por
medio de biombos y cortinas.
Cuando se modifique la posición de una persona con sondas o tubuladoras, se debe controlar que no
se salgan, obstruyan o acoden en la maniobra.
Posición de decúbito
Decúbito es toda posición del cuerpo en estado de reposo sobre un plano horizontal. Según sea la
parte de cuerpo en contacto con la superficie, se diferencian distintos decúbitos.
Consideraciones de enfermería:
Es la posición que espontáneamente tiene a adoptar la persona en la cama y la más utilizada para
exploraciones, maniobras e intervenciones quirúrgicas en la superficie anterior del cuerpo, como las
abdominotorácicas y algunas de los miembros inferiores.
Permite una adecuada expansión pulmonar y facilita la alineación de los distintos segmentos
corporales.
Cuando una persona imposibilitada ha de permanecer mucho tiempo en decúbito supino, conviene
colocar un soporte en los pies, de modo que se mantengan apoyados y se evite su caída (pie péndulo
equino). También debe evitarse que se mantengan las piernas cruzadas, para impedir la presión
sobre vasos sanguíneos y nervios.
Consideraciones de enfermería:
Consideraciones de enfermería:
Si la persona tiene que permanecer mucho tiempo en decúbito lateral, es conveniente colocar una
almohada entre las piernas para evitar la compresión de nervios y vasos sanguíneos.
Posición de Fowler
Se trata de una posición dorsal en un plano inclinado de tal modo que la espalda forme un ángulo de
unos 45 grados con la horizontal. Se obtiene al elevar unos 40-50 cm la cabecera de la cama. Las
extremidades inferiores pueden mantenerse flexionadas en mayor o menor ángulo o mantenerse
extendidas. En ocasiones se habla de posición de Fowler baja (semi – Fowler) o elevada, en función
del ángulo que adopte la espalda.
Consideraciones de enfermería:
Se emplea para practicar numerosas técnicas.
Proporciona mayor comodidad a personas que presentan problemas cardíacos o respiratorios.
Favorece el drenaje después de operaciones abdominales.
Posición genupectoral
La persona se coloca abajo, apoyándose sobre las rodillas y el pecho, con la cabeza ladeada y los
muslos perpendiculares a la cama.
Consideraciones de enfermería:
Esta posición se utiliza para efectuar exploraciones y procedimientos rectales.
Posición ginecológica o de litotomía
Es una posición de decúbito supino con las piernas flexionadas sobres los muslos y los muslos en
abducción y flexión sobre la pelvis. Puede efectuarse en una camilla especial que cuente con
dispositivos para mantener las piernas elevadas, apoyando las pantorrillas o los pies en soportes o
estribos.
Consideraciones de enfermería:
Esta posición se emplea para exploraciones ginecológicas, partos, cirugía rectal, etc.
Esta posición se emplea para evitar la aspiración de sangre o secreciones, así como en operaciones
de las vías respiratorias.
Posición de Sims
Es una posición de decúbito lateral izquierdo con el brazo y la pierna de este lado extendida y la
extremidad inferior derecha flexionada a nivel de la cadera y la rodilla. El brazo izquierdo puede
colocarse bajo la cabeza o mantenerse extendido junto al tronco, de tal modo que el peso del cuerpo
descanse sobre el tórax.
Consideraciones de enfermería:
Se emplea para exploraciones vaginal y rectal (manuales y endoscópicas), y para poner enemas.
Se recomienda como posición de seguridad en caso de accidente con pérdida de conocimiento y
riesgo de vómitos.
Posición de Trendelenburg
Es una posición de decúbito dorsal sobre un plano inclinado de tal modo que la pelvis quede más
alta que la cabeza y los muslos más altos que la pelvis.
Consideraciones de enfermería:
Se usa en cirugía para efectuar operaciones en abdomen inferior y pelvis, y en algunas
intervenciones de los miembros inferiores. Se sitúa a la persona en una mesa inclinada a 45 grados,
con la cabeza hacia abajo y las piernas colgando, apoyadas sobre un sector regulable.
Consideraciones de enfermería:
Esta posición se emplea en cirugía para intervenciones de cuello, cara y cráneo, a fin de disminuir el
riego sanguíneo y evitar el estancamiento de sangre en la zona operatoria.
Se usa en intervenciones abdominales para modificar la situación de las vísceras y exponer mejor el
campo operatorio.
Material médico/quirúrgico
El instrumental médico es un conjunto de aparatos, máquinas y herramientas necesarias para
realizar una intervención determinada. Están diseñados para proporcionar al personal sanitario una
ayuda a la hora de realizar una maniobra básica y están fabricados con materiales de alta calidad
como el acero inoxidable o incluso titanio, para hacerlos resistentes a la corrosión, esterilización y a
las soluciones de limpieza utilizadas. Es importante que cada instrumental sea usado y apropiado en
peso y características al propósito para el que están diseñados.
Bisturís:
Los bisturís son un instrumental médico, perteneciente al grupo de corte y disección, usados
principalmente para cortar, separar o extirpar tejidos.
Tijeras de cirugía:
La tijera de cirugía es un instrumental fabricado en acero inoxidable de muy alta calidad, utilizadas
para realizar cortes en los materiales utilizados en una atención médica, así como para dar cortes de
precisión en los tejidos del cuerpo humano en una cirugía.
Espéculos:
Se denomina Espéculo a un instrumento utilizado para realizar exámenes o procedimientos
diagnósticos y terapéuticos, de cavidades corporales manteniendo abiertos sus orificios de entrada.
En medicina es uno de los instrumentos más antiguos, ya que era usado por los griegos, los romanos
y los árabes, y es el precedente de la instrumentación diagnóstica endoscópica.
Abrebocas:
El abrebocas es un instrumental médico que se usa en cirugía odontológica, y que situado a la altura
de los molares impiden el cierre bucal de forma espontánea e involuntaria.
Podología:
El instrumental para podología ayuda al profesional sanitario en la labor de realizar la pedicura,
tanto para fines estéticos como para tratamiento de problemas del pie.
Martillos:
El martillo es un instrumental médico, consistente en un mazo de percusión con una cabeza de
goma que se utiliza para golpear sobre tendones, músculos y nervios, con el fin de comprobar la
activación de un reflejo. Como la respuesta refleja es involuntaria, este método da una información
objetiva sobre el funcionamiento neurológico del paciente.
Diapasones médicos:
El diapasón médico es un instrumento en forma de horquilla que vibra al ser percutidas sus ramas y
produce un sonido de frecuencia pura.
Contenedores y recipientes:
Dentro del instrumental médico, es necesario el uso de bandejas bateas y contenedores o cajas, tanto
para los cuerpos extraídos como para el instrumental utilizado.
Conclusión
En este trabajo se hace una revisión de los aspectos conceptuales de la movilización, competencia y
diversas posturas de los pacientes al igual de los diversos materiales quirúrgicos que se
implementan para poder prestar un servicio de cuidado para el paciente.