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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
P.F.G ESTUDIOS JURIDICOS

Derechos Humanos - Devenir e


Implantación en el Mundo

Unidad Curricular: Derechos Humanos y modelos de desarrollo

Estudiante
Lisbeth Castro:
Cédula N° V-14.662.124
Profesor: Xiomara Ruiz

Barinas, mayo del año 2021


El surgimiento de los derechos humanos
Los derechos humanos dentro de la tradición liberal
Los derechos humanos, como hoy se conocen, son el resultado de un
desarrollo histórico que tiene su más antiguo antecedente en la filosofía de los
estoicos, fundada por Zenón de Citio hacia el siglo III a. de C., ésta concede por
primera vez al ser humano, en tanto ser racional y partícipe de la racionalidad del
universo, una serie de derechos llamados naturales, por pertenecerles al hombre
por su sola condición de tal. Posteriormente el cristianismo profundizará en el
concepto de derecho natural, insertándolo en una teología creacionista, que
entiende a los hombres como hijos de Dios, creados a su imagen y, en
consecuencia, iguales entre sí.
No obstante, esta igualdad no se reflejó en los ordenamientos político-
jurídicos de los Estados cristianos medievales, que mantuvieron un régimen de
derechos estamental y jerarquizado. Es en la edad moderna que la doctrina del
derecho natural tiende a desprenderse de la teología y a proponer en términos
racionales un modelo de limitación del poder de los monarcas absolutos; en esta
línea destacan John Locke y Hugo Grocio, la obra de éste último se presenta
como elemento básico del tránsito del iusnaturalismo medieval al iusnaturalismo
moderno, que habría de influir fuertemente en la Ilustración europea en cuanto
identifica el derecho natural con el orden racional de la conciencia humana. Ya en
la ilustración se alcanza la concreción de los derechos naturales a partir de la
noción de dignidad humana, que Rousseau coloca a la base del pacto social y es
el fundamento de la moral kantiana.
Es necesario resaltar que la filosofía del derecho natural desarrollada en los
siglos XVII y XVIII, o doctrina racionalista de los derechos naturales, se caracterizó
por una actitud individualista que hace prevalecer el interés por los derechos
subjetivos. Esto implica un novedoso cambio de perspectiva respecto de la
relación obligacional, en el sentido que paso a exponer. Tener derechos subjetivos
supone la existencia de un otro que tiene la obligación correlativa a mi derecho,
tengo la facultad de exigir a ese otro que satisfaga mi derecho. Obviamente, esta
es la forma de ver las cosas desde el punto de vista del portador del derecho,
porque siempre está presente el punto de vista del obligado, como la otra cara de
la moneda.
El contenido de los Derechos Humanos y el rol del Estado en su
reconocimiento y satisfacción.
El contenido de los derechos humanos ha ido determinándose en sucesivas
etapas históricas. T. H. Marshall afirma, en su escrito Ciudadanía y Clase Social,
que “sin violentar demasiado la precisión histórica” podemos asignar un siglo al
periodo formativo de cada clase de derechos: “los derechos civiles, al siglo XVIII;
los políticos, al siglo XIX; y los sociales, al siglo XX”, recomienda tratar dichos
periodos con cierta elasticidad, puesto que “hay cierto solapamiento evidente
sobre todo entre los dos últimos”. La clasificación más usada hoy en día se
distingue:
 Derechos de primera generación: los derechos civiles y políticos,
 Derechos de segunda generación: derechos económicos, sociales y
culturales.
 Tercera generación: los derechos de los pueblos o de solidaridad,

La mencionada clasificación “surge de la paulatina toma de conciencia que


se da en los pueblos del mundo subdesarrollado acerca de la necesidad de un
cambio en su situación y en su participación en las relaciones políticas y
económicas internacionales, a fin de disponer de los medios que les permitan
garantizar plenamente la vigencia de las otras dos generaciones”. Además del
contenido de los Derechos Humanos es necesario determinar quién es el obligado
a su satisfacción. La respuesta tendrá relación con el tipo de derecho de que se
trate, porque derechos como la libertad de pensamiento, de expresión y de
asociación, van a exigir de los otros y, sobre todo, del Estado que se abstengan de
impedir que piense, me exprese, y me asocie libremente.
El énfasis esta puesto en este caso en la abstención y no en la acción, y
corresponde a la lógica de los derechos- libertades. El derecho al trabajo, o a la
seguridad social, en cambio, requerirán una acción positiva en vez de una
abstención, el Estado para garantizarme este derecho deberá tomar medidas que
se traduzcan en que yo tenga como ganarme la vida. El destinatario de mi
demanda es, preferentemente, el Estado. Nos encontramos ante la lógica de los
derechos-créditos. Parece ser que, trátese de derechos libertades o derechos
créditos, el destinatario de mi exigencia de derechos humanos es primeramente el
Estado, sea porque requiero de él fundamentalmente una abstención o una
acción, dirigidas ambas a garantizarme el ejercicio de mi derecho.
La dimensión del Estado irá en proporción al tipo de derechos que está
abocado a resguardar. Si se estima que éste tiene por función primordial velar
porque los particulares realicen sus actividades libres de toda intromisión o del
máximo de intromisiones posibles, estaremos ante un Estado que resguarda sólo
los derechos-libertades y es, por tanto, un Estado mínimo; en cambio, si el Estado
está abocado a la satisfacción de derechos- créditos, deberá implementar políticas
sociales y económicas afines con este objetivo, en este contexto la actividad del
Estado y su intervención en asuntos particulares aumentará y estaremos ante lo
que se denomina Estado máximo.
De este modo, el contenido de los Derechos Humanos determina el modo en
que debe conducirse el destinatario de los mismos, esto es el Estado. La
complementariedad de ambas clases de derechos, responde en la época actual a
un intento por ir aflojando las posiciones extremas, sobre todo llevado a cabo por
un organismo con una finalidad integradora como es Naciones Unidas, que los ha
reunido, no sin cierta tirantez, en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de
diciembre de 1948, y han cobrado obligatoriedad a través de dos pactos: el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, adoptados por la misma asamblea el 16 de
diciembre de 1966.
En Venezuela en su carta magna de 1999, amplía el catálogo de derechos
consagrados en la Constitución de 1961, incorporando una serie de atributos
jurídicos presentes en instrumentos internacionales modernos. Asimismo,
establece una serie de principios imprescindibles para el pleno goce de estos
derechos. Obviamente, muchos de ellos deben ser desarrollados por medio de
leyes que aclaren los modos y procedimientos para su ejercicio; sin embargo,
cabe destacar que aunque esta reglamentación no se haga, todos y cada uno de
los derechos consagrados deben ser respetados por todas las autoridades.
Principios Fundamentales
Artículo 2. Preferencia por los Derechos Humanos. Toda ley aprobada en
Venezuela, así como cualquier actuación por parte de los diferentes organismos
del Estado, debe ser respetuosa y acorde con los principios establecidos en las
normas internacionales de protección a los derechos humanos.
Artículos 3 y 152. Finalidad del Estado. La principal finalidad del Estado,
tanto en sus relaciones con la comunidad internacional como con sus ciudadanos
y ciudadanas, es defender a la persona humana y construir una sociedad justa y
amante de la paz, y respetuosa de los derechos humanos.
Artículo 19. Principios fundamentales de los Derechos Humanos. La
responsabilidad por el respeto y garantía de los derechos humanos es
exclusivamente del Estado, quien los debe garantizar a todas las personas por
igual, sin establecer ningún tipo de condiciones para ello. Los derechos humanos
son tan importantes que, una vez que han sido consagrados en las leyes, no
pueden ser eliminados ni desmejorados posteriormente. Todos los derechos
humanos son igualmente importantes e interdependientes.
Artículo 20. Derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad. Todas las
personas son iguales ante la Ley. Sin embargo, tienen el derecho de ser y de
comportarse de acuerdo con su personalidad, siempre y cuando respeten los
derechos de las demás personas.
Artículo 21. Igualdad ante la ley. Principio de Equidad. Todas las personas
deben recibir igual tratamiento, sin que se puedan establecer discriminaciones de
ningún tipo sobre la base de diferencias de raza, sexo, credo o condición social,
entre otras. No obstante, en nuestro país hay grupos y/o personas que son
discriminados, marginados o que están en desventaja frente a las demás personas
por determinadas circunstancias, como algunos pueblos indígenas o las personas
ancianas sin familias, por ejemplo.
En estos casos, las leyes sí pueden establecer un tratamiento especial, a fin
de lograr la igualdad entre todos. Artículo 22. Amplitud de los derechos humanos.
Los derechos humanos no son únicamente los mencionados en la Constitución o
en leyes internacionales. Puede haber otros que, aunque no aparecen en el texto
constitucional, se los considera derechos igualmente importantes.
Artículos 23 y 154. Constitucionalidad de los tratados relativos a los derechos
humanos. Las normas establecidas en los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados por Venezuela tienen jerarquía constitucional y prevalecen en
el orden interno en caso de favorecer a un determinado derecho previsto en la
Constitución. Estos tratados deben ser aprobados por la Asamblea Nacional y
ratificados por la Presidencia de la República.
Artículo 24. Irretroactividad legal. Ninguna ley podrá ser aplicada a una
situación o hecho que haya ocurrido con anterioridad a su vigencia, a menos que
sea para imponer una sanción menor.
Artículos 236 Ord. 7°, 337, 338 y 339 Estados de excepción y suspensión de
garantías. Las garantías referidas a los derechos a la vida, prohibición de
incomunicación y de tortura, el derecho al debido proceso y el derecho a la
información y demás derechos humanos intangibles, no podrán ser suspendidas
por el Estado en ningún caso. Sin embargo, la Presidencia de la República podrá
declarar estados de excepción y limitar garantías constitucionales en caso de
crisis políticas, conflictos sociales o económicos, o desastres naturales que
pongan en peligro a la Nación o a la ciudadanía. Esta suspensión de garantías se
hará cumpliendo con las exigencias, principios y garantías establecidas en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
Artículos 25, 30, 140 y 285 ordinal 5°. Responsabilidad de los funcionarios.
Todo funcionario o funcionaria pública que dé la orden o realice actos que violen
los Derechos Humanos responderá por ello, y deberá sufrir la sanción
correspondiente, imponiéndosele alguna de las penas establecidas en el Código
Penal, una medida disciplinaria dentro del organismo al que pertenece, u
obligándole a pagar cierta cantidad de dinero como forma de indemnizar a quien
resultara afectado o afectada. Le corresponde al Ministerio Público intentar las
acciones para lograr cualquiera de las sanciones antes mencionadas. En todo
caso, el Estado está obligado a cumplir cuando la sanción sea el pago de una
cantidad de dinero, debiendo para ello aprobar leyes y recursos económicos para
hacer efectivas las sanciones. Toda orden dictada o emitida por alguna autoridad
que implique incurrir en violación a cualquiera de los derechos humanos no tiene
valor legal, es decir, es nula. Por lo tanto, nadie puede excusarse alegando que su
comportamiento se debió al cumplimiento de una orden superior.
Artículos 29, 261 y 271. Normas para la investigación y sanción de los delitos
contra los Derechos Humanos. Cuando ocurran delitos contra los Derechos
Humanos, el Estado está obligado a investigarlos a través de tribunales ordinarios
(no militares), por medio de procedimientos públicos, orales y breves, que
respeten el derecho a la defensa. Los responsables deben ser sancionados sin
que puedan ser beneficiados en ningún momento con el indulto o la amnistía.
Nadie puede alegar que la investigación no es legal porque ha pasado mucho
tiempo (ha prescrito), como ocurre con otro tipo de delitos.
Artículo 31. Derecho de recurrir a instancias internacionales para el amparo
de los derechos humanos. Toda persona tiene el derecho de acudir ante tribunales
y demás organismos internacionales de protección a los derechos humanos,
debiendo el Estado cumplir obligatoriamente las decisiones y recomendaciones
emanadas de esos organismos.
Derechos de Nacionalidad Artículo 35. Prohibición de privar de su
nacionalidad a las personas venezolanas por nacimiento. Toda persona que haya
nacido en Venezuela o sea venezolana por nacimiento, no puede ser privada de
su nacionalidad. Si se trata de una persona naturalizada venezolana, su
nacionalidad sí puede ser anulada o revocada, pero solamente mediante una
sentencia dictada por un tribunal.
Los derechos humanos entre globalización y multiculturalismo
Los Derechos Humanos deben enfrentarse hoy a dos tendencias
contrapuestas: la de la globalización, con su marcado carácter económico, y la del
multiculturalismo, con su marcado carácter identidatario, cada una de las cuales
intenta atraerlos hacia su esfera de poder, en consecuencia, estos fenómenos
afectan a la noción y a la aplicación de los derechos. En efecto, a la
mundialización de la economía está siendo utilizada por algunos agentes
económicos, en particular las grandes empresas multinacionales para eludir
normas estatales en materia tributaria, de derechos de los trabajadores, de
protección del medio ambiente, etcétera. El poder económico capitalista desborda
el ámbito de la economía e invade la vida cultural. A través de la producción y
difusión de la cultura de masas tiene lugar una suerte de colonización, de
dominación cultural, de imposición de un modo de vida imperante en el mundo
entero. De ahí que la globalización vaya acompañada de una singular forma de
"asimilacionismo".

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