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1.

– INTRODUCCIÓN

El plomo es un elemento químico que no interviene en ningún proceso metabólico esencial en las reacciones
bioquímicas de los seres vivos. Su presencia en la superficie terrestre no es muy importante. Aunque presente en la
composición de unos 200 minerales, sólo en tres de ellos se encuentra en suficiente cantidad como para formar
depósitos.

Sus especiales propiedades físicas han contribuido a que sea empleado en numerosos procesos industriales y
actividades humanas. En consecuencia, hoy en día se encuentra más extendido y en cantidades mayores de lo que
sería su distribución natural.

Otra característica del plomo, conocida ya desde la antigüedad, es su propiedad como agente tóxico. En efecto, el
plomo es uno de los metales más tóxicos que se conocen, produciendo en los humanos una enfermedad denominada
saturnismo, cuya incidencia.hoy en día, conocida su toxicidad y tomadas las medidas oportunas, se ha reducido
notablemente.

La intoxicación por plomo en especie animales se denomina plumbismo. La exposición a este metal se debe a las
emisiones de desperdicios de minas de plomo, contaminación industrial, plomos de pesca, pinturas y tintes que se
vierten a las aguas y al procedente de las emisiones de los automóviles.

Pero en las aves, la intoxicación aguda por plomo es provocada básicamente por la ingestión de perdigones que
quedan diseminados en las áreas naturales donde se han realizado actividades cinegéticas. Aunque parezca que el
número de perdigones utilizados no es numeroso, tras una temporada de caza la cantidad acumulada puede alcanzar
varias toneladas.

Ya en el siglo pasado se conocía el problema del plumbismo en las aves acuáticas (Grinell, 1894), considerándose
como una importante causa de mortalidad. Es un hecho reconocido en más de 26 países que el origen de esta
intoxicación se encuentra en el aparentemente inofensivo perdigón de plomo, que queda depositado en el lecho de
las zonas húmedas tras las tiradas de caza.

La amenaza y el peligro potencial que supone la ingestión de plomo, especialmente en zonas húmedas, no se limita
a las aves acuáticas; su incidencia en la cadena trófica y en el ecosistema tiene amplias y graves consecuencias.
Como ejemplo podemos mencionar que se han detectado casos de envenenamiento secundario en rapaces y aves
carroñeras.

Las aves acuáticas, y principalmente las anátidas, gansos y cisnes, debido a sus hábitos alimenticios, son uno de los
grupos faunísticos más afectados (Friend, 1987). No obstante, la intoxicación puede producirse en cualquier ave o
grupo de aves que tengan posibilidad de ingerir perdigones o bien cualquier otro objeto pequeño de este metal,
como por ejemplo plomos de pesca o restos de pintura con plomo.

Cuando inadvertidamente ingieren los perdigones depositados en las áreas donde habitan, al ser confundidos con
partículas de arenas y gravas que ingieren (gastrolitos) para ayudar a la trituración del alimento, éstos pasan a la
molleja, donde son retenidos permaneciendo algunos días o semanas (lo más habitual es entre 18 a 21 días). El
problema se agrava en aquellas zonas donde, por su origen sedimentarlo, la disponibilidad de arenas de cierto
grosor es escasa, existiendo entonces una mayor tasa de ingestión.

Poco a poco, los perdigones de la molleja, debido a las condiciones ácidas (pH 2,5) y al propio efecto mecánico del
estómago muscular, se van deshaciendo y disolviendo. Las sales formadas son absorbidas a nivel del tracto
gastrointestinal, pasando al torrente sanguíneo y acumulándose en el hígado y en otros órganos, donde en
concentraciones altas pueden llevar al animal a la muerte. La mayoría de las víctimas se producen a las dos o tres
semanas de la ingestión de un reducido número de perdigones. Dichas sales de plomo son muy tóxicas, interfiriendo
en la actuación de enzimas y reacciones bioquímicas vitales para el organismo.

En función básicamente de la especie animal afectada, la intoxicación puede manifestarse de diferentes maneras,
pero siempre predominan los daños neurológicos, digestivos y renales, y los efectos sobre el sistema circulatorio (el
plomo inactiva uno de los enzimas de la síntesis del grupo hemo, esencial para la formación de la hemoglobina en
los eritrocitos).

Por su carácter de tóxico inespecífico, una vez en el sistema circulatorio se distribuye en tejidos blandos (riñón e
hígado principalmente), afectando a la mayoría de los procesos fisiológicos, sistema nervioso y muscular. Todo ello
hace que la detección de la enfermedad sea difícil, pasando en ocasiones desapercibida o atribuyéndose a otras
causas ajenas a la ingestión de plomo.

Las aves afectadas presentan una notable debilidad, lo que no les permite volar o mantenerse erguidas, y una
abundante diarrea verde que suele impregnar de este color las plumas de alrededor de la cloaca. Por otro lado, a
causa de los problemas digestivos y neuromusculares que impiden la búsqueda de alimento, las aves pierden peso,
pudiendo morir de inanición o víctimas de una infección oportunista (el plomo provoca inmunodepresión). También
la debilidad extrema facilita muchas veces su captura por predadores naturales o por cazadores humanos (Friend,
1987; Degernes et al., 1990).

Por lo tanto debemos concluir que la incidencia del plumbismo en las poblaciones de aves silvestres suele
infravalorarse, debido tanto a que las aves afectadas son mucho más vulnerables a la caza o predaci6n, como a que
muestran preferencia por permanecer ocultas entre la vegetación. Cabe destacar también que es una mortalidad
claramente innecesaria y supone un peligro latente para la integridad de los ecosistemas.

En el presente trabajo se pretende evaluar la prevalencia de la intoxicación de las aves acuáticas por plomo debida a
la ingestión de los perdigones empleados en la caza. Nuestro país reúne una serie de condiciones que permiten
pensar en la existencia de un grave problema de plumbismo, hecho ya comprobado en un reciente estudio llevado a
cabo en el Parque Natural del Delta de 1,Ebre (Guitart et al., 1992a; 1994). En efecto, la presencia de un cada vez
más reducido número de zonas húmedas, la enorme cantidad de aves acuáticas europeas que invernan en nuestro
territorio junto con el desarrollo de una tradicional e intensa actividad cinegética en las mismas (no debemos olvidar
que es el tercer país con mayor número de licencias de caza de toda Europa) suponen una alto riesgo para la
aparición de esta enfermedad en las poblaciones de aves (Oberhuber y Arévalo, 1991).

Para determinar el grado de intoxicación por plomo se procedió a estudiar cuatro importantes zonas húmedas de la
Península: el Parque Natural del Delta de 1,Ebre, el Parque Natural de l'Albufera de Valencia, El Parque Nacional
de las Tablas de Daimiel y el Parque Nacional de Doñana. También se incluyen, dada su relevancia, datos obtenidos
de los Parajes Natural de El Fondo y las Salinas de Santa Pola en Alacant, donde se han constatado varios casos
graves de intoxicación, especialmente en flamencos.

El estudio se realiza desde tres enfoques o aproximaciones diferentes. Primera, determinar la concentración de la
principal fuente de intoxicación, los perdigones de plomo, en los sedimentos de las mencionadas zonas húmedas
ibéricas. Segunda, conocer la frecuencia con que se encuentran perdigones en la molleja de las aves acuáticas.
Finalmente, la determinación de los niveles de plomo en los órganos de las aves, concretamente en hígado, que es el
tejido de elección para este tipo de análisis.

En definitiva nos encontraremos en condiciones de evaluar la densidad de perdigones en los sedimentos de nuestras
zonas húmedas y el consiguiente impacto del plumbismo en las poblaciones de aves acuáticas y sus predadores,
permitiendo la comparación con los detectados en otros países.

Por último, cabe mencionar, el carácter de inédito del presente estudio, siendo la primera ocasión en que se ofrecen
de modo global resultados sobre esta problemática, tras haberse detectado ya numerosos casos de aves intoxicadas
en algunos humedales como el Delta de 1’Ebre, y algunos episodios aislados en el El Fondo o las marismas de
Doñana.

1.1. - EL PLOMO: CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES

1.1.1. - HISTORIA

El plomo es un metal de unas características únicas, que le hacen ser muy apreciado, cuando no insustituible, para
ciertas aplicaciones. Se puede afirmar que la historia de la Humanidad está bastante ligada al descubrimiento y
desarrollo de las aplicaciones de este metal.

Los alquimistas asociaron el plomo con Saturno, y lo representaron con el mismo símbolo que este planeta: una
guadaña; recordemos que el gran sueño de los alquimistas (la "Gran Obra") era la transmutación de metales
"innobles" y corrientes, entre ellos el plomo, en un metal "noble" como es el oro. El actual símbolo químico del
plomo, Pb, deriva del nombre latino "plumbum".

Su utilidad es conocida desde la antigüedad; la civilización egipcia ya lo utilizaba, alrededor de los años 5.000-
7.000 a. J.C., para vitrificar vasos. Durante la época romana se empleaba para las conducciones de agua y
fabricación de numerosos objetos, y en la Edad Media en la construcción de edificios. Pero fue a partir de finales
del siglo XIX, gracias al descubrimiento de sus propiedades, cuando se extendió su uso en las industrias.

Desde hace varios siglos también son conocidas sus propiedades como metal tóxico. Ya en el siglo II d. J.C., el
médico y poeta griego Nicandro describió algunos efectos adversos de la exposición al carbonato de plomo
(Landrigan, 1990; Miller et al.,1990). El padre de la moderna medicina laboral, Bernardino Ramazzini (16631714),
en su obra "De Morbis Articum Diatriba" (1713), ya describe la enfermedad profesional de los pintores que fabrican
o emplean pinturas con plomo (Landrigan, 1990).

Y sin necesidad de ir demasiado lejos, un médico catalán, Vicente Mitjavila y Fisonell (1759-1805), publicó en
Barcelona en 1791 un libro pionero en muchos aspectos con un título bastante sugerente: "De los Daños que Causan
al Cuerpo Humano las Preparaciones del Plomo, ya Administradas como Medicina, ya Mezcladas
Fraudulentamente con los Alimentos de Primera Necesidad", donde además de repasar algunas observaciones
anteriores sobre los efectos del plomo -algunas de ellas todavía perfectamente vigentes y con recomendaciones muy
acertadas-, podemos leer en el prólogo la siguiente frase, que transcribimos directamente: "Que trastorna, y
desarregla la máquina animal la baba,, que introduce en la sangre el perro rabioso con su mordedura: que es casi
siempre mortal la ponzoña de la vivora: que se hallan en el reino vegetal algunas plantas de cuyo benéfico uso es
prudencia abstenerse: que, finalmente, el arsénico es un tósigo cruel, y muy pernicioso á la salud de los hombres;
discurro que habrá pocas gentes, que no lo hayan oído decir; pero que el uso interno de las preparaciones del plomo
sea un veneno tan funesto, como voy á probar en este discurso, es de parecer que será nuevo para algunos. "Resulta
bastante curioso constatar que, con pequeños cambios, lo mismo sé puede aplicar hoy en día al peligro que
representa el plomo para las aves, que muchos ni conocían ni sospechaban.

1.1.2. - CARACTERÍSTICAS FISICOQUIMICAS

El plomo (Pb) tiene un peso atómico de 207,2 y está situado en la parte baja de la Tabla Periódica de los elementos,
con el número atómico 82. Como metal presenta un bajo punto de fusión, tiene una alta densidad (d420 = 11,34). y
una excelente maleabilidad, es muy resistente a la corrosión y forma con facilidad aleaciones (Babor e Ibarz, 1970;
Winship, 1989; Manahan, 1989). Se puede de c ir que prácticamente todas las sales de plomo inorgánicas son
bastante insolubles, con la excepción de las de nitrato y cloruro (Babor e Ibarz, 1970; World Health Organization,
1989), que por otra parte son las sales de plomo más tóxicas. El plomo también forma compuestos orgánicos
estables, siendo el más conocido de ellos sin lugar a dudas el tetraetilo de plomo (Pb (C2H5)4) , utilizado como
antidetonante en combustibles.

1.1.3. - UTILIZACIÓN DEL PLOMO

Además de este uso como antidetonante, el plomo o sus compuestos se han utilizado o se utilizan en (Gisbert
Calabuig, 1985; Winship, 1989; Cohen y Roe, 1991) : municiones de armas, principalmente perdigones; como
plomos de pesca; en las llamadas "plomadas" en la construcción; en algunas pinturas, como el plomo blanco, el
amarillo cromado de plomo y el plomo rojo o minio; como acetato de plomo en ciertos colorantes para el cabello;
como protector externo de otros metales; en la construcción como aislante de ruidos y vibraciones; como protector
en lugares donde se usan rayos-X; en trabajos de impresión; en juguetes de plomo; en la fabricación y transporte de
ácido sulfúrico; en fusibles eléctricos; en tuberías de conducción de agua; en soldaduras; en acumuladores
eléctricos; en pesticidas; etc. Sólo añadir que ocupa el quinto puesto en la lista de producción industrial mundial de
metales, por detrás del hierro, cobre, aluminio y zinc (Manahan, 1989).

1.1.4. - ASPECTOS MEDIOAMBIENTALES

El plomo no es un metal muy abundante en la corteza terrestre. Es en la galena (sulfuro de plomo, PbS) el principal
mineral donde se encuentra, aunque también está en forma de carbonato (cerusita) , de sulfato (anglesita) o de
fosfato (piromorfita) . En 1985, la producción minera mundial era de 3,5 millones de toneladas de plomo; la antigua
Unión Soviética ocupaba el primer lugar, con una producción de 580.000 Tn, seguida por Australia (497.000 Tn),
los Estados Unidos (424.400 Tn) y Canadá (284.600 Tn); España ocupaba el decimosegundo lugar, con una
producción de 86.900 Tn (Gran Enciclopedia Larousse, 1989).

Aunque no es un metal abundante en la corteza terrestre, se le considera como un agente contaminante común y
muy peligroso (Ramade, 1979; World Health Organization, 1989; Winship, 1989). Las principales fuentes de plomo
al medio ambiente derivan de desechos de minas, fundiciones e industrias (Body et al., 1988; 1991), plantas de
reciclado de baterías (Shanshin et al., 1993), así como su utilización en combustibles (gasolinas con plomo). Debido
a su amplia utilización y duración en la biosfera, todos los seres vivos están en mayor o menor grado expuestos a
este contaminante (Ramade, 1979; World Health Organization, 1989). Se ha calculado a partir de esqueletos
humanos conservados en museos, que la exposición actual de este metal es 100 veces superior a la de épocas
preindustriales (Grandjean, 1988). Del mismo modo, analizando la nieve o hielo de las zonas polares se han
obtenido similares conclusiones (Wolff, 1990; Görlach y Boutron, 1992), aunque con bastantes discrepancias en
relación a la magnitud del aumento.

Los animales salvajes -y entre ellos las aves (Chupp y Dalke, 1964; Jenkins, 1975; Munoz et al., 1976; Henrys et
al., 1991) - no escapan a este problema, aunque debido a que sus hábitats suelen estar alejados de las principales
fuentes emisoras de plomo, son poco frecuentes las exposiciones agudas. Una notable excepción, la constituyen las
aves acuáticas y las rapaces, que pueden sufrir -y de hecho sufren frecuentemente- intoxicaciones por plomo de tipo
agudo, muchas veces de consecuencias fatales.

1.1.5. - TOXICIDAD

El plomo es un tóxico para todos los animales y de hecho para cualquier ser vivo (Humphreys, 1990) . Su toxicidad
varía en función de la forma de plomo que se trate, de la vía de entrada y de la especie animal; con tan sólo unos
pocos miligramos de plomo por kilogramo de peso vivo es suficiente para producir efectos clínicos e incluso la
muerte (World Health Organization, 1989; Humpreys, 1990) . En lo referente al plomo orgánico en las aves,
Hudson et al. (1984) determinan como dosis letal 50 oral aguda (LD50) de tetraetilo de plomo en Ánade Real Anas
platyrhynchos, un valor de 107 mg/kg.

1.1.6. - PATOGENIA

Posee una marcada afinidad por los grupos tiol (-SH) de proteínas y enzimas, interfiriendo en multitud de vías
metabólicas, en especial en la síntesis del grupo hemo (de la hemoglobina, mioglobina, citocromo y catalasas) . Los
enzimas necesarios para la síntesis del grupo hemo están distribuidos en diferentes tejidos, y es probable que cada
célula sintetice grupos hemo para suplir sus necesidades. El plomo interfiere la biosíntesis del grupo hemo en
distintos pasos enzimáticos, pero especialmente a nivel de la δ aminolevulínico deshidratasa (δ -ALA-DH), el
enzima encargado de catalizar la conversión del ácido δ -aminolevulínico (δ -ALA) en porfobilinógeno, y de la
ferroquelatasa, el enzima que cataliza la reacción para convertir la protoporfirina IX (PP-IX) a grupo hemo. Los dos
enzimas contienen grupos tiol esenciales para su función (por formar puentes de azufre). Como consecuencia de
esta acción del plomo, se acumula PP-IX y hierro no hemo en los glóbulos rojos, y δ -ALA en el plasma y la orina.

A pesar de que los sistemas hematopoyéticos de algunas especies animales son altamente sensibles al plomo, en
muchos casos, los principales síntomas clínicos son de tipo neurológico (o neuromuscular) , digestivo y renal
(Winship, 1989; Humphreys, 1990) . Las secuelas de las intoxicaciones graves suelen ser permanentes, cuando no
mortales, especialmente cuando afectan al sistema nervioso de los animales en período de crecimiento.

1.1.7. - TOXICOCINÉTICA

En cuanto a la toxicocinética, de entrada se puede decir que el plomo inorgánico se absorbe mal a partir del tracto
gastrointestinal. La absorción oscila entre el 1, 1 y el 10%,, aunque los animales jóvenes pueden absorber mayores
cantidades. Tras la absorción, se distribuye inicialmente en tejidos blandos, hígado y riñón principalmente
(Humphreys, 1990, Winship, 1989) ; casi todo el plomo circulante se asocia a los eritrocitos, siendo mínima la
cantidad que se encuentra en el plasma. Con el tiempo se redistribuye, depositándose en huesos, dientes y cabellos.
En situaciones normales, sin una exposición aguda reciente anormal, el 84,5% para mujeres y el 91,61 para
hombres de la carga corporal del metal se halla en los huesos (Saltzman et al., 1990). El plomo en los huesos se
deposita en forma de fosfato terciario de plomo, y de este modo no contribuye a la toxicidad; además, se moviliza
de forma parecida al calcio e incluso, le influye los mismos factores como nivel de fosfatos, vitamina D, hormona
paratiroidea, etc. (Humphreys, 1990). En humanos la vida media (tiempo necesario para que la concentración inicial
se reduzca a la mitad) del plomo en la sangre es de 1 a 2 meses, mientras que en los huesos es de 20 a 30 años. De
hecho, y en ausencia de una exposición anormal, los niveles en tejidos blandos se mantienen relativamente estables
a lo largo de la vida, mientras que los de los huesos van aumentando lentamente con la edad (Saltzman et al., 1990).

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