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DE LA
COMPAÑIA DE JESUS
EN LA
HISTORIA
DE LA
C0MPA8IA DE JESUS
EN LA
TO M O II
1696— 1773
Q U IT O
E D IT O R IA L E C U A T O R IA N A
P L A Z A D E S A N F R A N C I S C O . 41
1943
NIHIL OBSTAT
IOSEPH LE GOUHIR S . I.
IMPRIMI POTEST
BENIGNUS CH1RIBOGA S . I.
Praep. V icepr. A equat.
PUEDE IMPRIMIRSE
Quito, a 5 de Julio de 1939.
VICTOR M. CA RRILLO MOSCOSO
V icario General.
ES P R O P IE D A D
INDICE GENERAL
LIBRO PRIMERO
LIBRO SEGUNDO
C A P IT U L O X IV . L o s m i n i s t e r i o s e s p i r i t u a l e s ................................ .. 296-311
las Misiones dei Marañón; el limo. Sr. González Suárez y la obra mi
sionera de la Compañía, 538.
LIBRO C U A R T O
APENDICES
APENDICE A . Usos y costumbres de la Provincia de Quito.......... 679
,, B. Expediente sobre los presuntos tesoros ocultos en
los subterráneos del Colegio de la Compañía de
Jesüs en Quito....................................................................... 716
,, C . Provinciales de la Provincia de Quito....................... 721
,, D. Superiores y Visitadores de las Misiones del M a-
rañón........................................................................................ 722
E. Catalogus generalis Provinciae Quitensis ab anno
1696.......................................................................................... 723
INDICES
Indice an alítico ........................., .................................................................... 751
Indice generai................................................ 765
LIBRO PRIMERO
La Provincia de Quito h asta 1738
CA PITU LO PRIM ERO
E ST A D O D E LA P R O V IN C IA A R A IZ DE LA D IV ISIO N
V ELASCO , Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compartia de Jesós en el
mismo Reino. 1 6 9 7 -1 7 0 4 .—A STRAIN , Historia de la Compañía de Jesós en la Asistencia de España, V II,
1. 2 . c . 6 . —ARCH IVO S . J .
(1) Las cartas de los Padres Generales venían de Roma escritas en lengua castellana, no sólo
las del P . Tirso, sino también las de los demás. Esto explica algunas de las incorrecciones que
en ellas se notan.
- 7 —
(1) Por la falta de medios de comunicación, el P . General aprovechaba para escribir todas
las ocasiones que se le ofrecían de navios que venían a Am érica. Llegaban todas las cartas en un
mismo paquete, pero cada cual con la fecha en que había sido escrita, con la particularidad de
que no escribía sino en las tres primeras planas de cada pliego dejando la cuarta en blanco para
el nombre de aquel a quien iba dirigida, y si no bastaban las tres planas para agotar la materia
se debía dar principio a otro pliego. En esta misma fecha de 21 de Febrero de 1699, mandaba
que se practicase lo mismo cuando se le escribía a él.
(2) A rchivo S. J .
9
(1) Archivo S .J .
— IO —
f i ) «Sumo consensu nec eue, nec fuisse, neque unquam (ore ad mentem Societati«, ut dim i««i
hujutmodi impediantur quominu« officia vel beneficia coneequi possint».
— II —
3.— Hemos dicho en otra parte cómo se había suscitado una gra
ve duda sobre si la hacienda de Alangasí era de propiedad del cole
gio de San Luis o del Colegio Máximo de Quito, en cuyo nombre se
había hecho la escritura de compra. No teniendo a mano el P. Visi
tador Diego Francisco Altamirano los documentos necesarios, no qui
so en 1696 resolver la cuestión, sino que la remitió al P. General,
mandando entretanto que administrase dicha hacienda solamente el
Hermano Coadjutor Pedro Muñoz, u otro en su nombre. Este Her
mano había de recibir la hacienda con inventario prolijo,entero y muy
completo, y los productos de la hacienda no se debían gastar ni en
provecho del Colegio Máximo, ni del Seminario, sino en mejorar la
hacienda.
Lo mismo se había de hacer con los réditos al 5% de los 9.000
pesos, que había dado el Seminario para la compra de la hacienda.
Si, después de todo esto, viniese a sobrar algo, mandaba el P. Visita
dor que se guardase en caja de dos llaves, de las cuales la una tendrá
el Rector del Colegio Máximo y la otra el Rector del Seminario.
La respuesta deseada tardó tres años en llegar. El 7 de Febrero
de 1699 escribía el P. General estas palabras al P. Calderón: «So
bre la cuestión de si la hacienda llamada de Alangasí, que según las
escrituras suenan, se compró en nombre y cabeza del colegio de
Quito, se puede aplicar al Colegio Máximo o a la Provincia, o a los
gastos comunes del Provincial y envío de Procuradores a Roma:
Cuando V . R . estando en Madrid pretendió que yo diese licencia
para que con esta hacienda se fundasen en el colegio las cátedras
de Cánones y Leyes, me acuerdo haber propuesto a V. R. la razón
porque no se podía hacer esta fundación de cátedras con esta ha
cienda, por no ser propia del colegio de Quito, sino del Seminario
de San Luis. Y porque veo que por haber muerto ya los Padres
Benito Carvajal, Rector del colegio y Diego de Urefia, Rector del
Seminario, por cuyas manos pasó todo el contrato de la compra de
esta hacienda, faltan ahí las noticias necesarias, y por esta causa
los papeles que aquí vienen discurren al aire, pondré aquí todo lo
que consta de la carta del P. Diego de Ureña del 19 de Febrero de
1691, para que por falta de conocimiento no se pretenda allá con
el tiempo, lo que no se puede hacer sin faltar a toda justicia. Cons
ta de dicha carta, que aunque las escrituras por ciertos motivos se
hicieron en nombre del colegio y no del Seminario, la hacienda se
compró para el Seminario y no para el colegio. Consta lo segundo,
que esta hacienda se compró con dinero propio del Seminario, sin
que el colegio pusiese un real para la compra. Consta lo tercero,
que para comprar esta hacienda de Alangasí para el Seminario, se
vendió otra hacienda o estancia [Saguanche] que era propia del Se-
— 12 —
(1) Archivo S. J.
— 13 —
L O S C O L E G IO S D E R IO B A M B A , P A S T O Y G U A Y A Q U IL
----------%---------------
( I ) Ordinariamente no te compraba ninguna hacienda para una nueva fundación, tino que
,e recibía como donación gratuita de lot que pretendían la fundación del nuevo colegio. Pero
como todat etat hacienda! estaban por lo común cargadat de censot, venía a ter verdad lo que el
P . General decía que lot Nuettrot venían a ter adminittradoret de aquello! que la t vendían. T ra
bajaban por ellot hasta redimir lot centos, ti es que a esto te llegaba alguna vez.
- 1 9 -
c i) Lo» consultores ordinario» eran cuatro, y los extraordinario» do» o también tres, y todo»
ellos nombrados inmediatamente por el P . General.
(2) A rchivo S .J .
20 —
( I ) S i ei que unos pocos bienes no entren en mano muerta, era razón suficiente para que el
Fiscal afirmase que se podía poner una condición imposible a la fundación del colegio, parece que
le hubieran debido hacer más fuerza las razones que trafa el Cabildo secular de Ocafía para al
canzarla: « . . .En todo aquel contorno, decía, hay población numerosa de españoles, mestizos, in
dios. mulatos y negros que viven en la mayor ignorancia de la religión cristiana, porque no hay
quien los enseñe; tampoco los hijos de los españoles pueden ir a los estudios mayores porque no
hay quien les enseñe los primeros rudimentos». Y el S r . Obispo añadía por su parte otras aún más
poderosas: «Por falta de operarios, todos los párrocos tienen parroquias sumamente extensas, por lo
que no pueden atender debidamente a sus feligreses. H ay poco clero, y éste poco instruido. . Entre
ellos todos, sólo hay dos o tres que saben lo suficiente para desempeñar el cargo de párrocos. . . .
No tiene por donde echar el obispo para cumplir con su obligación; sólo podrá afligirse y llorar
por no poder remediar tan grande lástima. Todo esto puede remediar V . M . con grande facilidad
sólo queriendo. Que como rey y señor natural V . M . está obligado a poner el remedio conveniente
y más efiicaz para remedio de las almas, y el que hallo es que se f u n d e .... un colegio de la
Compañía de Jesús». A rch iv o S. J .
— 26 —
(1) Contraer semejante obligación estaba enteramente fuera de las atribuciones del P . Pro
curador general.
(2) Era éste el P . Guillermo Daubenton de nuestra Compañía.
27 -
(1) Por estas últimas palabras no prohibe adquirir nuevas haciendas, sino qne el colegio se
ha de conformar con lo que se disponga en lo futuro sobre la adquisición de haciendas por parte
de las Ordenes religiosas. De hecho no se dio disposición nueva sobre este particular.
— 29 —
te. Más de una vez, en el curso de esta Historia tendremos que vol
ver a hablar de la grave penuria en que vivfa este colegio, sobre todo
desde el incendio de 1707, que redujo a pavesas la casa y la iglesia.
Casi todos nuestros bienes perecieron en este desastre, como consta
de una carta escrita, trece años más tarde, en 1720, por el que era
Rector del colegio al tiempo del incendio, P. Fernando Ruiz. (1)
A i? de Diciembre de 1709, el P. General escribía condoliéndose
con los Nuestros: «Se me avisa del lastimoso incendio del nuevo cole
gio e iglesia de Guayaquil recién principiado. Es muy sensible la pérdi
da, muy estimable el beneficio que Dios nos hizo preservando del co
mún incendio la casa del fundador,para que pudiesen retirándose a ella
nuestros sujetos, atender al consuelo de aquella afligida república, a
la que es muy de agradecer que en sus pérdidas haya quedado con
alientos para ayudarnos al reparo de las nuestras». (2)
(1) Archivo S. J ,
(2) Archivo S. J.
CAPITU LO TE R C E R O
LA U N IV E R S ID A D D E SA N G R E G O R IO Y E L S E M IN A R IO D E SA N L U IS
nera, que casi los más días del año concurrían a los teatros [aulas] los
principales republicanos [ciudadanos], Cabildos y gremios de la ciu
dad, pervirtiéndose los estados y ocupaciones públicas con los convi
tes [invitaciones], que no podían excusar.. .sirviéndoles de molestia
notable y atrasos a las asistencias de su propia obligación y estado,
como varias veces se lo tenían representado a su Señoría. Oída esta
representación, «acordaron unánimes y conformes que de aquí en
adelante cada una de las Religiones sustente cuatro conclusiones pú
blicas cada año y no más, y la Religión de San Francisco, por su co
legio de San Buenaventura un Acto de conclusiones en cada a ñ o ;...
y que en los colegios de San Fernando y San Luis y sus Reales Uni
versidades, se tengan seis conclusiones públicas en cada uno, de las
materias y facultades que en ellos se inscribieren y enseñaren, susten
tándolas los estudiantes que por más aprobados se eligieren por los
Maestros y Catedráticos y por los colegiales más antiguos; y se prohi
be que los Regulares puedan convidar a seglares en los teatros de di
chas conclusiones, para que se evite la pública molestia que ocasionan
a la República».
En la misma reunión, haciendo un poco de Sacristán Mayor en
virtud del Real Patronato, propuso el Sr. Presidente «que era digno
de reparo el notable consumo de la cera que se gastaba en las festivi
dades del culto divino al paso de las calamidades y contratiempos y
el subido precio que tenía, con la falta de la cera, debiéndose enten
der que subiría con exceso o total indigencia con la detención de los
galeones; y siendo la mayor y más debida atención excusar gastos su-
pérfluos y profanidades que corrompen el ánimo y devoción interior,
sería bien reformar este exceso, como también el de aparatos profa
nos que ha introducido la vanidad, valiéndose de alhajas preciosas
con que se componen las iglesias, pidiéndolas prestadas a los vecinos
que sirve de molestia y enfado con el detrimento que corren de me
noscabarlas, y el daño que resulta a las mismas iglesias en su material
arquitectura, artesones y comizas, que se quebrantan y deshacen sus
dorados con las clavazones y excesivo número de luces que introducen;
y que todo lo cual considerado por sus Paternidades, sería puesto en
razón y pública utilidad extinguir este abuso, reduciéndole a una
decencia que más parezca atenta devoción al culto que ruidosa pro
fanidad del sig lo .. .Sus Paternidades acordaron uniformemente que
se reduzcan las fiestas principales de los Patronos de las Religiones
en cada una a cien velas de a libra, y a doce hachas de cera, que se
pongan repartidas en el altar mayor y cuerpo principal de la iglesia,
y no en otra parte; y que las colgaduras y alhajas que se pusieren,
sean las que tuviere cada Religión para la decencia de su iglesia, sin
valerse de las ajenas, ni pedirlas prestadas a los vecinos. Y en las
demás fiestas que se celebrasen de Cofradías, Hermandades y Santos
particulares, se pongan cincuenta velas de a libra y seis hachas sola
mente, compuestas en la misma fo rm a ...Y que en la concurrencia
de las fiestas de dichos Patronos,hayan de asistir las Comunidades de
dichas Religiones, y en las demás particulares sólo seis Religiosos de
cada una de e lla s.. .Y porque también se ha introducido que en los
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(I) Archivo S .J .
- 3 6 -
L O S M IS IO N E R O S D E P R O V IN C IA S E X T R A N J E R A S
l i ) A rchivo J.
(2 ) Hasta aquí siempre se había pagado el viaje de vuelta del Procurador que había ido a
España; su principal dependencia era buscar misioneros que trabajasen en servicio del rey y en la
conversión de los indios.
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(1) A r c h iv o S . J .
(2) Q uería el Fiscal que la ley del R eal Patronato que regía para todos los curatos de cléri
gos o de Religiosos, se aplicase también a los misioneros de la Compañía de Jesús. Pero cualquiera
entiende cuán horrible y bochornoso hubiera sido para un Superior de la Compañía que en con
ciencia se tuviera por obligado a remover a un misionero de alguna parte a otra, por causas secre
tísimas tal vez, aunque no fuesen pecaminosas, tener que manifestarlas, a un seglar, al vicepatrono,
y esperar su consentimiento.
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LA C O N G R E G A C IO N P R O V IN C IA L D E I 705
(1) Este decreto trata de las falsas denunciaciones y de sus penas y castigos. Esta falte,
triste consecuencia del espíritu de nacionalidad, era uno de los peligros de la-Provincia.
Esta circular da a entender que el espíritu de la Provincia era
excelente; si hubiese habido relajación o faltas graves, la Congrega
ción las hubiera notado y hubiera puesto el conveniente remedio.
Según la costumbre, esta Congregación presentó cinco postula
dos al P. General. La respuesta la envió de Roma el P. Tamburini
el 20 de Marzo de 1711 casi a los seis años, de suerte qne apenas si
llegaría a tiempo, para que los pudiese considerar la segunda Con
gregación Provincial que debía convocarse para Setiembre de aquel
mismo año.
En el primer postulado se pedía licencia para dejar el curato de
los Colorados. El P. General negó esta licencia.
Al segundo en que la Provincia solicitaba que de España se en
viase una buena expedición de misioneros, dió Nuestro Padre la
respuesta acostumbrada, que se haría lo posible.
El tercero proponía que se mudase en las costumbres lo que de
tiempos anteriores estaba establecido sobre el modo de hacer
los viajes y acerca del avío que en estos debía haber. Respondió el
P. General que tratase este punto y lo determinase el. P. Visitador
Francisco Sierra, pero que para su acertada resolución llamase a
consulta, no sólo a los consultores ordinarios y extraordinarios, sino
también a los Procuradores de las casas y principalmente a muchos
de aquellos que hubiesen tenido que hacer largos viajes y que supie
sen por experiencia lo mucho que se sufre en ellos. Oído el parecer
de todos, el P. Visitador resuelva cuales deben ser los gastos que la
caridad y la pobreza piden en estos casos, y dé cuenta de todo al
P. General.
En el cuarto, pedía la Congregación que se tratase en Roma la
causa de Beatificación de la Venerable Mariana de Jesús. Es muy
probable que el autor de este postulado fuese el P. Jacinto Morán de
Butrón, que acababa de escribir la vida de la Beata Mariana y tomó
parte en la Congregación.
La respuesta fué que se formase una asociación o junta de caba
lleros en Quito y en Lima, y que éstos nombrasen algún procurador
para agenciar en Roma la causa de Beatificación. Esto mismo, aña
de el P. General apoyaremos nosotros, y nos será más fácil reco
mendarlo. No sabemos que se hiciera algo en este sentido, en Quito
y mucho menos en Lima.
Por fin el quinto proponía la conveniencia de volver la portería
de nuestro colegio de Quito al lugar que antes ocupaba, en vez de
la que el P. Altamirano había mandado abrir, como vimos, al pretil
de la iglesia. El P. General remitió el asunto al parecer del P. Pro
vincial y de sus consultores. (1)1
(1) «Respons» ad postulata Congregationis Provincialis primae Quitensis, anno 1705 habitae;
A d primum quo petitur facultas dimittendi paroeciam seu Misionem Coloratorum, etc. Responde
tur; nullatenus esse dimittendam; ut alias ad hoc ipsum postulatum responsum fuit per litteras nos
tras datas 24 Novembris 1708.
A d secundum quo petitur aliquot Operariorum expeditio, quo res christiana promoveri pos
sit in Missione M ainarum, etc. Respondetur; Quum multae sint in societate Missiones, quae non
— 52 —
f i ) Los Superiores de las casas en tiempo del P . Juan de Tobar fueron los siguientes: P . S e
bastián Luis de Cepeda, Rector del Colegio Máximo de Quito; P . Florencio Santos, R ector de
Latacunga; P . Pedro de la R ú a, Rector de Riobamba; P . Juan Lorenzo Lucero, Rector de Po-
payán. No hemos podido encontrar los nombres de los demás Superiores.
— 54
(1) Como vimos en el capítulo veintiuno del libro cuarto del tomo anterior, la Doctrina de
Archidona se había dejado en 1673, por bien de paz y para evitar disgustos y pleitos con el Obis
po de Quito que la quería para sus clérigos. Cuando éstos se convencieron que no se sacaban de
ella los pingües beneficios que habían esperado, trataron de dejarla y el Obispo la ofreció a la
Compañía, permutándola con la de los Colorados. L a Doctrina de Archidona era de gran interés
para nuestras Misiones, por ser paso necesario para el Marañón por la vía del Ñapo, que era la
más practicable. Anos adelante, el P. General más exactamente informado del estado de la cues
tión aprobó la permuta.
- 5 6 -
EL P A D R E V IS IT A D O R F R A N C IS C O S I E R R A
de 1709, y decía así: «Pasar a admitir esta fundación con tan débi
les fundamentos,como de presente tiene, no conviene de ningún mo
do, pues nos han enseñado repetidas experiencias que los deseos de
tener la Compañía hace prometer a los pueblos montes de oro, y en
lo g rán d o la se entibian en contribuir con lo que antes prometieron, y
quedan las fundaciones imperfectas, las Comunidades cortas y la ob
serv an cia regular descaecida por el corto número de sujetos. Lo que
debe hacerse para ayudar de nüestra parte, es imponer en buenas
lin cas los 14.000 pesos que para esa fundación dejó el Sr. Francisco
Rodríguez, y lo demás que resultare de aquella herencia, señalando
sujeto de celo e inteligencia que administre este caudal, hasta que
de principal y de réditos haya cuarenta mil pesos, y entonces se nos
podrá avisar y tratar de esta fundación».
En Guayaquil encontró a la reducida Comunidad de cuatro Pa
dres y tres Hermanos Coadjutores bien atareados con las ocupacio
nes ordinarios de clases y de ministerios y con el trabajo de la reedi
ficación de la iglesia destruida totalmente por el incendio de 1707.
No fué a visitar el colegio de Panamá, adonde casi ningún Provincial
iba, ni tampoco el de Popayán por la mucha distancia y los pésimos
caminos, pero mandó a este último colegio al P. Florencio Santos,
para que lo visitase en su nombre. Nos queda todavía el informe que
este Padre dió de su visita, y de él sacamos las noticias siguientes
acerca del estado de este colegio, cuyo actual Rector era el célebre
misionero del Marañón, P. Juan Loreuzo Lucero.
Sobre el estado general del colegio el, P. Santos escribe este
párrafo:
«Los sujetos del colegio están bien tratados en vestuario y sus
tento, viven con paz y observancia. Hay mucha aplicación a los mi
nisterios de confesonario y pùlpito, así dentro como fuera de casa. A
los enfermos y moribundos que llaman, se les acude a todas horas,
siu que tenga alguno mal expediente. La escuela de gramáticos está
bieo asistida y con crédito. Los vecinos todos de la ciudad muestran
gran aprecio y hablan bien y con'estima de todos los sujetos, así de
su proceder y talentos, como de su aplicación a nuestros ministerios,
ya que miran en todo el bien de la república y aprovechamiento de
las almas. En la asistencia de los moribundos se procede con caridad
y sumo desin terés, amoldándose a nuestras Constituciones. En las
festividades, jubileos y cuaresmas, es grande el concurso a nuestra
iglesia y a nuestros sermones. En las Cabezas eclesiástica y seglar,
no hay queja ni sentimiento, y si alguno mal fundado hubo en días
pasados, ya queda olvidado».
El informe secreto dice así «Los Padres Juan Agustín García, Ma
nuel Galiano,y José Alvarez proceden religiosamente con celo y edifi
cación; sólo el P. Galiano se muestra algo parcial con el Rector, más
no en cosa muy sobresaliente. El P. Rector parece haber tratado
bien a los sujetos en lo temporal, háse singularizado en algunas
acciones con ei P. Galiano y el Hermano Yáñez Lucero, ocasionan
do en los otros algún sentimiento, aunque parece haberlo reprimido
la paciencia de los sujetos. Ha tenido el P. Rector los descuidos
- 62
pesos; hay que pagar 915 de interés por un capital de 18.300 pesos.
Se ha principiado la construcción del colegio.
En el Seminario de Sao Luis hay 1 Padre, 2 Escolares y I Her
mano Coadjutor. La renta anual es de 1.440 pesos por las becas de
18 Seminaristas; 500 pesos por los bequistas Reales. Los otros cole
giales en el número de más de 80 pagan su propia pensión de 80 pe
sos anuales.
En las Misiones del Marañón hay 13 Sacerdotes que se sostienen
con la limosna del rey que sube 1.175 pesos; a lo que se añade las li
mosnas de otras personas piadosas y del colegio de Quito.
En Archidona hay 2 Sacerdotes. El rey da para los dos 345 pe
sos; lo demás lo suple el colegio de Quito.
La Provincia tiene de renta anual 9.167 pesos; de estos hay que
quitar 2.952 pesos de censos por un capital de 59,040 pesos; de deu
da tiene 44.466; le deben 3.695 pesos. No tiene lo suficiente para los
gastos comunes.
Hemos querido poner aquí este relato del estado de la Provincia,
para que se conozca la organización de los colegios en la antigua Pro
vincia de Quito, la distribución ordinaria de los sujetos, sus ocupacio
nes literarias y el cuidado que tenía la Compañía de la formación li
teraria de la juventud, sin tener obligación alguna de su parte en
cuanto a la enseñanza secundaria. Finalmente, puede verse cómo la
renta de los colegios llegaba escasamente a proporcionar lo necesario
para poder pasar decentemente la vida, siendo preciso en más de un
caso contraer deudas o pedir limosna. Recuérdese que el gasto anual
ordinario de cada Religioso de la Compañía se computaba de 230 a
240 pesos anuales. Con estos datos cualquier ánimo desapasionado se
convencerá que en 1711, ni los Jesuítas eran ricos, ni gozaban sus ca
sas de cuantiosas riquezas, a no ser en la fantasía de algunos historia
dores. ¿Aumentaron notablemente después? Lo veremos en lo suce
sivo. J
(1 ) Lo« consultores ordinarios eran los P P . Pedro Venegas, Rector del colegio Máximo, Bartolo
mé de A ráuz, Sebastián Luis A bad de Cepeda y el P . Socio Miguel de Salazar; los consultores
extraordinarios eran los P P . Pedro de la R úa, Francisco Coloma y Juan Lorenzo Lucero, (pero
éste último había muerto ya en 1714). £1 P . Luis de Alderete era Viceprovincial, cuando apareció
el pasquín.
— 68 —
sase la vista por ellos; a que sentido mi corazón del caso, respondí
que semejantes papeles infamatorios no se podían ver, por estar prohi
bidos por todo derecho; que sentía nuestra deshonra, y que lo que
había de hacer era dar parte luego al Superior. E inmediatamente yo
en persona, pasé a ver al P. Rector, Bartolomé de Aráuz, a quien
referí lo sucedido; quien respondió que ya lo sabía con gran sentimien
to suyo, sin que yo tuviese ni aun la curiosidad de ver los dichos pa
peles. Con este mismo Padre [Caicedo] sucedió en ese tiempo y cir
cunstancias, que habiendo aplaudido yo públicamente la urbanidad y
cortesía del P. Januario Garofalo en haber dado por escrito desde
Latacunga el parabién del sacerdocio al dicho P. Caicedo y otros sus
condiscípulos, me dijo el dicho Caicedo haber propalado el P. Pedro
Velasco estas razones contra mí. Ya se va declarando, por causa que
en tales papeles, según dicen, ensalzaban al P. Garofalo con quien
había sido la oposición sobre el nombramiento de Procurador en la
Congregación Provincial, de que yo no hice aprecio sino desprecio.
Digo lo segundo, que habiendo pasado por Quito para La Paz el
Obispo de Popayán, D. Fr. Mateo de Villafañe, a quien debí, siendo
Rector de Popayán, especial cariño al tiempo de la partida de Quito
para Guayaquil, uno de nuestra Compañía, que fué ciertamente o el
P. Velasco, o el P. Narváez, o el P. Alderete, con quienes única
mente comunicó su Illma., pero sin saber quién determinadamente de
él en individuo, fuese por el fin bueno o malo que no alcanzo, le di
jo cómo yo había sido el autor de la deshonra de los Españoles. Esta
noticia tuve de un lugar nombrado Guaranda, por donde pasaba su
lima., quien la comunicó a un hermano mío, D. Javier Morán y a
otro mi cuñado, quien se hallaba de Corregidor de dicho lugar, para
que luego me la participasen, como lo hizo mi hermano,remitiéndome
una carta que yo he guardado y- ahora pongo en manos de Vuestra
Paternidad Reverenda, en la primera vía el original y en las otras dos
traslados. Atónito yo de tanta maldad, fui con.ella a los Padres Luis
Abad y Nicolás de Aráuz, Provincial presente, para consultar lo que
en tal caso debía o podía hacer. El primero me respondió sacase la
cara y me defendiese, el segundo que lo dejase a Dios y callase; E l
miraría por mi inocencia. Seguí este parecer, callando, disimulando y
sufriendo por amor de Dios innumerables pesadumbres que en el resto
de año y medio recibí del P. Luis de Alderete y de su Ministro, P.’Pe-
dro de Campos, con todo género de mortificaciones sin hacerme ja
más cargo de esta materia, hasta que al presente tiempo, por orden
de V. P. R., de cuya prudencia daré a Dios por eternidades las gra
cias, me veo necesitado a responder lo que llevo dicho, no tanto por
mí, pues sacrifiqué a Dios mi silencio y mi apreciación, cuanto por mi
Provincia en lo que por parte se pueda haber maculado, sin que el
P. Luis de Alderete, ni otro ninguno, interno o externo, pueda dar el
más leve fundamento o sospecha prudencial para justificar el delito
que se me imputa. Y juro a Dios Nuestro Señor por esta señal de la
cruz, que todo lo digo por ésta, a V, P. R. es verdad, añadiendo que
no me admita Dios en su Reino, si he dispuesto, dictado, visto o leído
- 70-
(I) Archivo S. J.
— 7i —
(1) Archivo S. J.
- 7 3 -
que protestan que no la conocen. Y dado caso que esto mismo sea
vicio ya antiguo, y por eso difícil de remediar, ¿cómo podrá esto dejar
de ser el más vivo dolor de quien está obligado a procurar el remedio?
¿Y qué disculpa habrá para los Superiores, que conociendo ser éste el
origen de tantos males, no sólo no se aplican a remediarlo, sino que
lo fomentan acaso con su ejemplo? Encargo a V. R. por la sangre de
Jesucristo, que se aplique con cuanto esfuerzo sea posible a deste
rrar un afecto tan pernicioso, que viste del color de su pasión, así las
virtudes de los que aborrece, como los vicios de los que ama, que re
presenta pecadores a los santos, y tiene por santos a los delincuen
tes. Tenga V. R. delante de los ojos y ármese de las verdades que
contiene aquella preciosa carta de mi antecesor, el P. Goswino Nickel
de buena memoria, en que verá definido y reprendido a la letra todo
cuanto al presente se experimenta en esa Provincial.
En la misma carta apunta otros defectos y faltas, cuya enmien
da urge con no menor eficacia. Son éstas el descuido en la guarda del
silencio, juntándose a hablar hasta cuatro en un aposento, a pesar de
la regla que prohibe entrar sin licencia en cuarto ajeno, la poca
aplicación de los Hermanos Escolares no sólo al estudio,sino a la ora
ción, exámenes y en general a las cosas espirituales. Todo esto ar
guye descuido y flojedad en la formación de nuestros jóvenes. Enca
recidamente recomienda el P. General a los Superiores poner el
conveniente remedio a estas faltas. A los que tienen una conducta libre
y poco ajustada a las exigencias de la perfección religiosa, se les debe
cuidar con especial solicitud, y no bastando esto, imponerles saluda
bles penitencias, agravándolas,si es menester,hasta que el culpable se
enmiende, o declare él mismo que no es a propósito para la Compa -
ñía. «En esto se ganará más, que no en que perseveren con tan poco
aprecio de la vocación, que a cualquier novedad sean tentados y de
jen la Compañía, después de haber ésta gastado en criar a un díscolo
lo que pudiera haber empleado en un buen ministro del Evangelio».
Como se ve, en esta carta no se disimulan los defectos y defi
ciencias de la Provincia. Por lo mismo no podemos fiar plenamente
de ella para formar un juicio exacto de las faltas que se cometieron
en la Provincia y sobre todo en el colegio de Quito, durante el gene
ralato del P. Tamburini.
Ahora bien, a dos capítulos se pueden reducir estas, formación
defectuosa de los jóvenes y falta de unión entre los Nuestros. De lo
primero procedía el que algunos se mostrasen bastante flojos en el
cumplimiento de sus obligaciones religiosas y de sus tareas escolares.
E l otro defecto más grave tenía su origen en la mutua aversión que
se tenían los españoles y los nacidos en América, con notable detri
mento de la caridad.
Cierto estas faltas eran dignas de consideración y bastan para justi
ficar plenamente el santo celo del P. General en procurar tan de ve
ras su enmienda. En efecto, mientras no se extirpasen era imposible
que floreciese el espíritu religioso en nuestras casas. Convenimos de
grado en que el estado de la Provincia, aquellos años, no podía lla
marse próspero, que por falta de selección habían entrado algunos in-
— 75
( I ) L a lista era como signe: cH arán la profesión de cuatro votos, los P P . M artin de M iran
da, Andrés de Cobos, Juan Agustín G arcía, Pedro G alíndez, advirtiendo no haber venido el exa
men a d g radu m del P . Juan Agustín G arcía, ni el segundo examen concedido al P . Pedro G a
líndez; y así estos dos harán la profesión, si le favorece al primero su examen, y al otro su segundo
examen; y si no, se formarán Coadjutores espirituales. H arán también la profesión los P P . Juan de
Oviedo, Pedro de Campos, Juan Coloma, Esteban Ferriol, Bartolomé Bustinza y los P P . José Po
lo, Felipe Monteros y Francisco Santos, si a estos tres les favorece el examen, lo que aquí no consta.
S e formarán Coadjutores espirituales; los P P . Francisco Javier de León, Diego Manosaivas, Pedro
Montalvo, Juan de Ledea, Antonio de Santa Cruz, Salvador Briones, Domingo Pérez y Jerónimo
M era; y los Hermanos Coadjutores, M anuel V illarreal, M iguel Vizos, Pedro del Carpio, Bernardo
Ferrer, M anuel Carrasco, Pedro Sanz, José Calderón, Nicolás Zambrano, Basilio Fernández y Pas
cual Fuentes».
— 77 —
(í) González Suárez, Historia General de la República del Ecuador, IV, 434.
— 79 —
P. Rector, eran estas pequeñas y poco productivas, así por mala ca
lidad de terreno como por la escasez de regadío y la íalta de brazos
que las cultivasen. No se podían atender y trabajar como hubiera sido
menester, de suerte que, como se expresaba un Procurador, más se
ordenaban al provecho de los mayordomos e indios, que al alivio de
la pobreza del Noviciado. En vista de esto,proponía uno de los Rec
tores venderlas haciendas de Callo y Quichicoto, a fin de redimir con
el producto de la venta parte de la deuda.
En Riobamba no andaban las cosas mejor. La hacienda de Cu-
nambay fué embargada y estuvo a punto de ser ejecutada, por no ha
ber podido pagar el censo y los intereses caídos de varios años. La
hacienda de Sicalpa fué igualmente embargada y no pudo desenre
darse hasta 1718.
Sin duda el limo. González Suárez no hizo cuenta de estas ha
ciendas, cuando asentó en forma absoluta: «Los bienes raíces de los
Jesuítas, sus haciendas, eran sin disputa las mejores de todas estas
comarcas, por la calidad de los terrenos y por lo bien cuidado y admi
nistrado de ellas; a cada uno le sobraban indígenas para el laboreo de
los campos en las tierras íríasx (1) Las generalizaciones con visos de
tesis son siempre peligrosas en Historia.
La situación económica del colegio de Ibarra,aunque no era tan ma
la como la de los colegios anteriores, tampoco podía llamarse desaho
gada. En 1717 el Corregidor de Ibarra D. Francisco de Sosa influyó
en el ánimo del Maestro D. Salvador de la Cruz, para que cediese a
la Compañía su hacienda denominada de Santiago en el río Mira, a
fin de juntarla con otras que él tenía intención de dar a la Compa
ñía. Conseguido su objeto,se hizo una escritura según la cualD. Fran
cisco de Sosa se comprometía a entregar dentro del plazo de un año
la hacienda de Santiago al colegio de Ibarra juntamente con las suyas.
Terminado el plazo, D. Francisco de Sosa, vencido por las importu
nidades de los deudos de D. Salvador de la Cruz, aunque ninguno era
heredero forzoso, pretendió introducir una nueva condición en el an
terior contrato de donación, que consistía en imponer un censo de
12.000 pesos con un interés de $% sobre la hacienda de Santiago pa
ra que éste se pagase anualmente a los parientes de D. Salvador de
Santa Cruz, que había muerto algún tiempo antes. El P. Provincial
Nicolás de Aráuz no quiso admitir esta nueva condición y el P. Ge
neral consultado mandó rescindir el contrato. D. Francisco de Sosa
se quedó con las haciendas propias y además con la de Santiago do
nada por el Maestro D. Salvador de Santa Cruz a la Compañía. Pa
sados siete años, se llegó a un arreglo y la hacienda de Santiago pasó
a ser propiedad de la Compañía. Esta hacienda se aplicó a la Provin
cia y servía principalmente para pagar el viaje de los misioneros que
venían de Europa a trabajar en provecho de nuestra tierra.1
(1) o. í ., V, 248.
8o —
Por lo que acabamos de decir.se ve que de todas las casas que for
maban la antigua Provincia de Quito, a principios del siglo XVIII,
sólo el colegio de Quito y el de Cuenca gozaban de una relativa
abundancia. Este último habfa recibido la herencia del Maestro D.
Fernando del Castillo que se decía montar a 57.500 pesos. El P. Ge-
ueral le dió el título de fundador con derecho a todas las gracias y
sufragios anejos a él.
CAPITU LO SEPTIM O
(1) Lo» demás Superiores eran estos: Rector del Colegio Máximo, P . Luis de Alderete; de La-
tacunga, P . Bartolomé Bustinza; de Panamá, P . Ignacio Hormaegui; de Popayán, P . Esteban de
Riofrio; de Cuenca, P . Juan de Narváez; de Ibarra, P . Juan Bautista M ágica; de G uayaquil,
P. Gregorio de Bobadilla; de Riobamba, P . José Polo; de San Luis, P . Pedro Campos. Los con
sultores ordinarios eran: el Rector del colegio Máximo, el Rector del Seminario, el P . Bartolomé
de A ráuz y el Socio del P . V isitador, que fué el P . M iguel de Salazar.
82 —
(1 ) H e aquí el texto original de esas letras patentes: «M ichael Angelus Taraburinus, Praeposi
tus Generalis Societatis Jesu: Omnibus et singulis in quorum manibus Litterae nostrae pervenerint,
salutem in Domino sempiternam. Cum Illustris Dominus Capitaneus Raphael Sanchez Pabon, Qui-
tensis civitatis incola, Hispanus, insigni devotionis zelo incensus ac divini honoris promovendi studio
ductus, collegium unum nostrae Societatis pro juventutis plebisque christianae institutione ac infor
matione in civitate quitensi fundari desideret; pro cujus fundatione, donatione et dote quadraginta
pesorum m illia hispanicae monetae Societati donatione inter vivos perfecta et irrevocabili jam tra
diderit, prout constat ex instrumentis rogatis ac stipulatis in civitate Sancti Francisci Quitensi sub
die decimo octavo Septembris anni millesimi septingentesimi decimi noni, per manus domini Emma-
nuelis de Cevallos et Velasco, publici Regiae Majestatis Catholicae et proviuciae scribae ad Nos
transmissis. Nos igitur eodem desiderio impulsi supradicti domini Raphaelis pietati propensaeque erga
nostram Societatem voluntati respondere exoptantes, Donationem, assignationem et dotem dictorum
quadraginta millium pesorum, tum nostro, tum nostrorum succesorum nomine, omni meliore modo
quo possumus, cum gratiarum actione, acceptamus et praedicto collegio Quitensi nostrae Societatis
juxta ejusdem Constitutiones et morem perpetuo applicamus, concedimus et appropriamus; eumdem-
que illustrem Dominum Raphaelem Sanchez Pabon in fundatorem dicti collegii cum omnibus prae-
rrogativis, juribus et privilegiis fundatoribus collegiorum nostrorum ex nostris Constitutionibus dari
solitis, recipimus et admittimus, cum omnibus pactis et conditionibus in dictis instrumentis contentis.
In quorum fidem praesentes nostra manu subscriptas Litteras et nostri officii sigillo munitas dedimus.
Romae, die vigesima quinta Januarii anni millesimi septingentesimi vigesimi secundi. M ichael
Angelus Tamburinus».
83 -
(1) Archivo S. J .
- 84 -
(1) A r c h iv o S . J .
(2) Por esto« ario» la Mesa Capitular debía a la Compañía más de 60.000 pesos.
- 8 5 -
(1) El no haber tenido cl P . General conocimiento de que su caris se hubiese lefdo en nues
tras casas, no arguye forzosamente que esta lectura se hubiera omitido intencionalmente. L a carta,
en que se le avisaba el haberse leído ya se perdió quizás como otras tantas de este tiempo. Decimos
esto con tanto mayor fundamento, cuanto que los Provinciales de aquellos afios fueron todos de
mucha observancia, como los Padres Luis de Andrade, Sebastiám Luis A bad de Cepeda, Nicolás
de A ráuz y sobre todo el P . Visitador Francisco Sierra. Todos ellos hubieran sin duda mandado
leer cualquier documento que viniese del P , General,
87 -
sus defectos usando siempre de los medios de rigor, tienen y aun con
imprudencia muestran una suma desconfianza de los súbditos, les
niegan aquellos religiosos alivios de recreaciones y salidas de casa
que son precisas para el racional desahogo del espíritu, y para que
despejada la cabeza, pueda aplicarse a los libros y ministerios en que
deben emplearse, (i) ¿Y cómo podrán estar unidos con el Superior
unos súbditos que en él nunca experimentan muestras de un pa
terno amor, y en quien encuentran siempre un severo juez o fiscal
de sus acciones?
De este modo de tratarlos nace, como la experiencia muestra,
un tedio habitual de la vida religiosa, un descontento que hace
molesta y desapacible la observancia y el yugo de la obediencia,
mucho más cuando no ignoran los súbditos, que miradas en sí nues
tras reglas, es dulcísimo y suave, y sólo intolerable por el peso, que
abusando de su autoridad, le añaden los Superiores. De aquí nace
finalmente la felicidad y deseo de sacudirlo con dejar la Compañía,
ofreciéndose y aun solicitando las penitencias y reclusiones, y te
niendo por suaves estas mortificaciones, por librarse de una vez de
una perpétua violencia.
Para remediar en los Superiores este modo de gobierno tan con
trario a las obligaciones que les imponen sus reglas, no es mi in
tención prescribirles nuevos medios, pues en ellas están tan expresa
y abundantemente señalados, y expresado también aquel orden de
corrección: in ckaritate et dulcedine qui peccant sunt admonendi,
la cual se ha de agotar hasta que o la dureza o pertinacia del súbdi
to obligue a usar de los medios de rigor. Acuérdense que, aun en la
fórmula brevísima de su Instituto que al Pontífice Paulo III presentó
nuestro Padre San Ignacio, no olvidó como cosa necesaria para la
conservación de esta Religión, el advertir al Superior que in praela
tione sua benignitatis ac mansuetudinis charitatisque Christi, Pe
tri Paulique formae semper sit memor; insinuándoles aquella fo r
ma fa cti gregis ex animo. Y sin duda que, si las ovejas no conocen
al pastor sino es por el golpe del cayado, aunque ellas sean ovejas en
la masedumbre, no le cobrarán amor, antes huirán de él, disipándose
el rebaño. Acuérdense para usar la suave urbanidad en el trato de
sus súbditos, que no gobiernan esclavos, a quienes puso en sujeción
la desgraciada suerte de su nacimiento, sino a hijos de Ignacio, aun
por ese solo título muy respetables, y que abrazaron por elección la
obediencia, haciendo a Dios sacrificio de su voluntad. Con este mo
do de tratar se conquista más fácil y eficazmente la voluntad de los
súbditos, y si tal vez la necesidad obliga al Superior a usar de alguna
aspereza, se recibe con facilidad, como de una mano de la que ha
experimentado la benignidad, y que está hecha a no escasearla, an
tes a buscarle el alivio cuando conviene.
(1 ) No estará de más tener en cuenta !o que dijimos acerca del detecto de exagerar y abultar
las faltas en las informaciones al P . General, cuando los nacidos en América escribían sobre suje
tos españoles y viceversa. Recorriendo las cartas dei P . Tamburini, en que se d a ñ a conocer los
casos concretos de las faltas escandalosas mencionadas más arriba, como fugas, recurso a tribunales
civiles, etc. no hemos encontrado entre todos una media docena.
88 —
con visitar por dos veces los colegios situados en el actual territorio
de la República, se alargó hasta Panamá, a pesar de las dificultades
e incomodidades que aquel viaje presentaba entonces. Más aún,
acometió lo que ninguno de sus predecesores ni ningún Provincial se
habla atrevido a hacer, esto es la visita personal de las Misiones del
Marañón. Con sus dos Socios, el P. Miguel de Salazar y el Herma
no Coadjutor Miguel de Santa Cruz, púsose en camino y fué dándose
cuenta por sí mismo de las grandísimas dificultades que tenían que
experimentar a diario nuestros misioneros para llevar adelante su
heroica labor de evangelización. No se puede fácilmente decir de
cuánto consuelo y aliento fué para nuestros Padres la presencia del
P. Visitador en sus apartadas reducciones. A su tiempo volveremos
a hablar de esta visita.
Mientras el P. Meaurio se hallaba entre nosotros, la Provincia
recibió el oportuno refuerzo de catorce misioneros, los cuales llega
ron a Quito el 26 de Enero de 1722. Había entre ellos espaQoles y
extranjeros, y venía por Superior de todos, el que después fué insig
ne misionero del Marañón, el P. Bernardo Zurmühlen, alemán. Es
to se debió a que el segundo Procurador nombrado en la Congrega
ción de 1719, P. Matías Laso, que debía venir al frente de la expedi
ción había, fallecido en el mar durante su viaje a España.
A principios de Octubre -de 1723, el P. Ignacio de Meaurio dió
por terminada la visita de la Provincia de Quito, y por la vía de Pa
namá y Cartagena regresó a su Provincia del Nuevo Reino de Gra
nada. Dejó nombrado por Viceprovincial al P. Nicolás de Aráuz,
hasta que llegase el nombramiento de los nuevos Superiores, que se
esperaba de un momento a otro con la venida del Procurador a Ro
ma, P. Juan Bautista Mugica.
Antes de su partida, el P. Visitador dió licencia para comprar
un terreno de ocho cuadras en Santa Prisca. En la información se
daba por motivo de la compra que el colegio seminario necesitaba
de un tejar por la continua necesidad de tejas y ladrillos; «¡además
desde mucho tiempo atrás los Superiores deseaban para el buen
régimen del colegio una casa de recreo, donde pudieran con toda
honestidad y decencia recrearse los colegiales, sin andar vagueando
por los arrabales, con grave cuidado y aun remordimiento de con
ciencia eo los Padres que los acompañan, y este lugar es muy a pro
pósito para este fin».
No podemos callar un insigne favor que por entonces hicieron a
nuestra iglesia de Quito las monjas del Convento de Santa Clara de
esta misma ciudad. Dice así el documento: «La Abadesa y Definido
ras del monasterio de Santa Clara decimos que tenemos celebrado
un contrato con el M. R . P. Ignacio Meaurio, Visitador y Vice
provincial de la Compañía de Jesús, para que por la cantidad de
100 pesos que tenemos recibidos, pueda mandar sacar el dicho
R. P . Visitador de nuestra hacienda de Tolóntag y mina de pie
dra blanca que hay en ella toda la piedra que fuese necesaria para el
altar mayor que se ha de hacer en la iglesia de la Compañía, grada
del altar con sus barandas y dos tribunas a los lados, sacándola y con-
— 91 —
(1) H e aquí la descripción que de ella hace el orfebre Juan Muñoz, el 9 de Junio de 1724:
«Juan Muñoz thassador de las Reales Joyas de Cám ara de la reyna n ra . Señora y contraste en
esta Corte, sertifico e visto y thassado: Una Custodia grande de oro y plata compuesta de un
pie ochabado, banquillo y bassa de plata dorada, y el Sol todo de oro excepto una nube de pla
ta que tiene a la parte de arriba con el espíritu santo en medio de plata, y en el remate de la
bassa. Un cordero asimismo de plata con el libro de los siete sellos, el Sol se compone de básta
gos, ojas esmaltadas de berde transparente, razimos y espigas, b i.il y arazeli, y cruz por remate, el
pie tiene ocho piezas de oro cada cuatro yguales de ojas, y en medio de las quatro una rossa en
cada una de nueve diamantes y diez esmeraldas, y la bassa esta guarnezida con diferentes piezas
de oro de dichas joyas, y las benas de las ojas esmaltadas de berde con diamantes, y todo lo di
cho esta guamezido con dos mili trezientos y beinte y siete diamantes, rossas y delegados jondos,
y con duzientas y ocho esmeraldas, el diamante mayor rossa en el pecho d éla paloma de ocho
granos febles de area, uno enzima de dos granos y quarto, dos debajo de a dos granos, beinte y
tres rossas en la orla del biril de a tres granos y quatro, unos con otros zinquenta y ocho delga
dos en la orla de adentro de a grano y medio, otros seis delgados en la cruz de a dos granos, y
tres quartos, otro delgade en la tarjeta del Cordero de dos granos, y los restantes de varios tama
ños; una esmeralda cuadrada medio de la pieza del pie de doze quilates febles de orea, tres
ochabadas medios de las piezas correspondientes de diez y seis quilates y tercio cada una, una con
otras quatro puntas medios de las otras quatro piezas del pie de a diez granos, una ochabada
medio de la bassa de seis quilates, otras dos ochabadas en dos piezas de dicha bassa de a zinco
quilates, dos quadradas medios de dos piezas de los lados de a ocho granos, otras tres quebradas
de a seis granos, otra quadrada en dicha bassa a la parte de arriba de onze granos, dos cuadra
das prolongadas a los lados de a diez granos, una medio de la cruz de doze granos y dos terzios,
bcynte y tres en el biril de a dos granos y medio, unas con otras, y las restantes de varios tama
ños. V ale todo lo dicho con el oro plata echura de la engastería y echura de la plata y dora
do de ella beynte y tres mili ducados de plata, que es todo su valo r. M adrid y Junio a 9 de
1724 Juan Muñoz.
Pesa el oro de una custodia que se compone de un S o l, de bástagos, razimos y espigas y
diferentes piezas de oro que estan en el pie y en la bassa, catorce marcos y tres ochabas. Pesa to
da la plata de dicha custodia que es el pie bassa espíritu santo, Cordero y nube, quinze mardos y
<]uatro onzas.
En el Contraste, M adrid y M a y o 20 de 1724. Juan M uñoz». Archivo S. J .
— 94 —
escogió al P. José Nieto Polo. Por fia el mismo Provincial con sus
consultores a mayoría de votos debían nombrar el Superior de las
Misiones.
La irregularidad y escasez de los correos entre Europa y Améri
ca, agravada por las guerras y la piratería, que tan rudos golpes
asestaron en el siglo X V III al poderío marítimo de España, hacían
muy difíciles la comunicación entre las Provincias americanas y el
gobierno central de la Compañía. Por este motivo el P. General se
veía obligado a permitir que los Provinciales de América, con el pa
recer de sus consultores, hiciesen algunas modificaciones indispensa
bles en los nombramientos que venían de Roma para los cargos de
gobierno. Porque ocurrió más de una vez que, al llegar el nombra
miento a su destino, el sujeto sobre quien recaía había pasado a
mejor vida. Sucedía también que el lapso de varios años que habían
tal vez transcurrido entre el envío de informes al P. General y la
llegada del nombramiento hecho por éste, de tal suerte habían va
riado las circunstancias, que tal cual de estos nombramientos resul
tase notablemente inoportuno.
Pero ya se entiende que estos casos eran raros, y en consecuen
cia los Padres Generales no cesaron de repetir que la facultad de
mudar los nombramientos venidos de Roma, no se había de usar
sino con extremada parsimonia, y alguna ocasión la restringieron al
caso de haber muerto el elegido, cuando llegaba la patente. Pero
hubo en los Provinciales de América una cierta tendencia a proce
der con más libertad, de la que de hecho les concedía el P. General
para hacer mudanzas en las listas de Superiores que venían de Ro
ma. Con relativa frecuencia vemos que el P. General se queja de
que se ha extralimitado el Provincial en sus atribuciones de mudar
Superiores.
Tal sucedió con los nombramientos que llegaron a Quito en
1724. Al P. Provincial y a sus consultores les pareció hacer los si
guientes cambios en la lista que copiamos más arriba: Rector del
colegio Máximo, P. José Gutiérrez; de Panamá, P. José de Bus-
tinza; de Popayán, P. Leonardo Deubler; de Ibarra, P. Pedro
Egas; de Cuenca, P. José de Narváez; de Guayaquil, P. Pedro de
Arcentales; de Pasto P. Ignacio Hormaegui. A los tres a quienes el
P. General mandaba avisar previamente de algunas faltas que te
nían que enmendar, se les privó sencillamente de su cargo.
Como se ve, no fueron pequeñas las alteraciones y mudanzas in
troducidas en la lista de nombramientos hechos por el P. General.
No es,pues, extraño que al contestar éste a las cartas del P. Mágica
de 29 de Octubre de 1724 ÿ de 18 de Febrero de 1725 le dijese:
«Quedo enterado de la forma en que se ha dispuesto la ejecución
del nuevo gobierno, y aunque parecen graves los motivos que asis
tieron a V. R. y a la consulta, siempre se me hace demasiada la al
teración que ahora, como en otras ocasiones se hace de lo que va
dispuesto en este oficio».
En la misma carta añadía el P. Tamburini: «No puedo aprobar
por ser contra lo que yo tenía prevenido en carta al P. Meaurio
— 9f i
de 7 de Febrero de 1723, que los cuarenta mil pesos para la funda
ción del colegio de Loja se hayan embebido en el Colegio Máximo y
la Provincia, porque debiendo ejecutarse sin más dilaciones dicha
fundación, ya se ve lo que se dificulta por esta vía el recobro del
capital, cuando éste se necesite, principalmente para la construcción
del colegio o para empleo más independiente de poder mayor, y aun
en la cobranza de los réditos hay peligro que no sea corriente.
Y así digo y mando sobre que cargo a V. R. su conciencia, que
por causa de la disposición de aquella suma no se retarde un instan
te la fundación de Loja, aunque sea necesario que la Provincia y el
colegio tomen otro censo igual para reponer el capital y réditos por
entero. Y aun en caso en que por otros motivos justos no se pueda
proceder a la fundación, digo lo mismo, y de la misma forma para
siempre y cuando pueda y deba ejecutarse. Añado más, y esto con
precepto de santa obediencia, que desde luego vayan reponiendo la
Provincia y el colegio en arca de toda seguridad, seis mil pesos, ca
da un año, además de los réditos íntegros que correspondan hasta
haber entregado así por partes toda la suma. (1) Y si por esta vía
que parece más suave, no se allanaren, sea como llevo dicho, toman
do algún censo para satisfacer en un todo desde luego». (2)
Ya dijimos cómo una de las tristes consecuencias del espíritu de
nacionalismo eran las falsas delaciones con que los de un partido
causaban a los del contrario. Estas delaciones procedían muchas
veces de seglares, pero no faltaron algunos de los nuestros que co
metieron este crimen abominable. No se vieron libres de esta cala
midad el P. Mugica y otros religiosos de la Compañía. Como mues
tra de estas falsas acusaciones pondremos aqní la que se lanzó contra
el P. Guillermo Détrez insigne misionero del Maraflón y que había
tenido hasta 1724 el cargo de Superior de las Misiones. Se le acusa
ba de haber vendido 565 indios a varios soldados de la Misión, cargo
tan odioso como absurdo, ya que no existía ninguna guarnición de
soldados en las reducciones del Marañón. Quien quiera que esté
medianamente al tanto de la Historia de aquellas Misiones, com
prenderá que hubiera bastado un atropello de esta clase para que al
punto se remontasen los indios y aun quizás quitasen la vida al mi
sionero. Todas las persecuciones que hubieron de padecer nuestro
Padres en el Marañón tuvieron por causa, el haber tomado ellos la
defensa de los indios contra la rapacidad de los encomenderos y
soldados de las poblaciones españolas, que trataban de esclavizarlos.
Durante el gobierno del P. Mágica, los habitantes de Cali
presentaron por medio del P. Florencio Santos, Rector de Popayán
una petición formal de colegio. Decían tener ya preparados 50.000
pesos para la futura fundación, 20.000 que había dejado un Sr. D.
( Î ) Esta no era de 40.000 peso» »ino de 20.000. E l donante era el D¿an de Quito, D .
Fauito de la Cueva, quien los habla dejado en testamento para la (undación de un colegio de
Loja, su ciudad natal.
(2) A rchivo S .J .
— 97
Juan Rodiíguez para este fin y otros 30.000 que se habían juntado
de donaciones hechas por varios particulares. Como el P. General
no se fiaba mucho de tales promesas y ofrecimientos, mandó al
P. Mágica que averiguase lo que había de verdad en el dicho de los
de Cali, y viese al mismo tiempo, si las condiciones de la tierra
eran tales que la Compañía pudiese ejercitar en ella con fruto todos
sus ministerios. Esta última condición se verificaba de lleno; pues
era toda aquella cuenca del río Cauca un campo inmenso abierto a
la actividad apostólica d éla Compañía; había además fundadas es
peranzas de que se pudiesen hacer de allí varias excursiones a las
provincias del Oeste, o sea al vastísimo territorio del Chocó casi pri
vado de todo cultivo espiritual.
Pero desgraciadamente faltaron los fondos prometidos para la
fundación. El Sr. Obispo había dispuesto de los 20.000 pesos de
D. Juan Rodríguez para otro fin, fundándose en una cláusula del codi
alo que dejaba el testador, de que, si la Compañía no hacía la funda
ción del colegio dentro de cierto espacio de tiempo, esta suma se
aplicase a otra obra pía. Los treinta mil pesos que se decían listos y
preparados, lo eran tan sólo en la buena voluntad de algunos amigos
nuestros. Quedó, pues, frustrado por entonces este proyecto de
fundación.
El P. Mágica tiene el raro privilegio entre los Provinciales de
Quito de haber coaseguido que se escribiesen las “ Anuas” o relacio
nes anuales de lo que se hacía en la Provincia. Por ellas sabemos
que ésta contaba en 1725, ciento treinta y cuatro Religiosos. Res
pecto de los ministerios espirituales que ejercitaban los Nuestros,
laméntase amargamente el autor de las “ Anuas” de 1724 y 1725 que,
desde los principios, ha sido muy poco lo que se ha escrito sobre las
acciones y hechos dignos de memoria, y sobre las obras de celo que
se han emprendido por la gloria de Dios en la Provincia, atribuyen
do este pecado contra la Historia, o a la mucha humildad que oculta
lo que hace, o también a la desidia y descuido de los que las debe
rían escribir. Poco es, sin embargo, lo que él mismo refiere, si se
prescinde de las generalidades que ocurren en todas partes, donde la
Compañía tiene alguna casa o colegio.
Habiendo hablado de los colegios ya establecidos y de los dos
que se pretende fundar, esto es del de Cali al Norte y del de Loja al
Sur, pasa a referir el fruto copioso de conversiones que se ha reco
gido en todas partes por medio de las misiones volantes, especial
mente en Quito con ocasión de una peste que hizo ¡numerables víc
timas. Fué tan grande la afluencia de penitentes, que hubo que
suspender por algún tiempo las clases del colegio y de la Universidad,
para que todos los sacerdotes se dedicasen a oír confesiones de sanos
y de enfermos. Por término medio cada Padre solía oír durante el
tiempo que duró el contagio, de 30 a 40 confesiones diarias de en
fermos.
Como en otras ocasiones la clase indígena fué la que más sufrió
de la epidemia, a la que se juntó el hambre de que muchos mu
rieron, sin tener otra enfermedad. Para remedio de tanta desgracia,
- 9 8 -
( I ) L a carta era de 2 de Agosto de 1727 y decía así: «H arán la profesión los P P . Nico
lás Schindler, Pablo Maroni, Francisco Javier Zephyris, Miguel de Manosalvas, Francisco
Campuz, Luis de A ndrade; Coadjutor espiritual el P . Ignacio M ichael; Coadjutores temporales,
los Hermanos Miguel Césaro y Custodio Domínguez. Todos estos con la condición ordinaria
de siempre, que el Provincial y consultores no tuvieran graves razones para diferir el grado».
En años anteriores el P . General había enviado otras listas. En 1722 debían hacer la profe
sión los P P . Antonio Cevallos, Andrés Suárez, José Chávez, José de Eslava, M anuel de Rojas,
José Montesinos, Miguel M edina, Marcos Escorza, Francisco Torrijano y Manuel M ariaca; la
incorporación, los P P . Cristóbal Pesantes, Sebastián V iteri, Pedro Javier Valdivieso y Cristóbal
Moscoso, con los Hermanos Coadjutores Isidro Garcés, M anuel de la Cerda, Diego Suárez, Anto
nio López, M anuel Ignacio Castillo y Alberto Espinosa E l año de 1726 se concedió la profesión
a los P P . Femando M aría Conosciutti, José Saldaña. Vicente de Rojas, Francisco A guirre, Leo
nardo Deubler, Francisco Reen, Pedro Gastner, Jerónimo de Herce, José M aría M augeri, José
A lbelda, Femando Espinosa, Tomás Nieto Polo del A guila, Juan Bautista Julián y tam
bién al P . José Correa con tal que saliese bien en la repetición del 'examen á d g ra d u m .
Mandó que se difiriese el grado a cinco Padres y dos Hermanos Coadjutores, pues lo concedió
a los Hermanos, Nicolás Rigati, M anuel Fajardo, H ilario A drián, Antonio R uiz, Domingo Mo
rón y Juan Espinosa.
100 —
t i ) Los seminaristas que iban a servir en la Catedral perdían generalmente toda la m añana,
y no pocos aprovechaban esta oportunidad para ir a vaguear por las calles.
— 104 —
(1 ) S e llegó a saber este paso dado por el Obispo de Quito por medio del mismo Arzobispo
de Lim a. En carta escrita desde esta ciudad, el P . Antonio G arriga decía al P . Juan Bautista
M ugica: «E l mismo día que llegó este chasqu i [correo] de Quito me dijo el S r. Arzobispo
que le escribía el Obispo de Quito que Su Santidad había despachado un Breve a instancia del
S r. Cardenal Belluga y a solicitud de la Compañía, en que mandaba que los colegiales
de los colegios seminarios de las iglesias no se ocupasen en servir dichas iglesias, por no
perder tiempo, sino en letras y estudios, y así pedía dicho S r. Obispo a su Excia. lim a, que in
fluyese y cooperase con los demás Sres. Obispos en orden de suplicar a S u Santidad dé dicho
Breve». A rchivo. S .J .
— ios —
(1) Desde Noviembre venía preparándole e l golpe, para lo cual lot autores del motín habían
introducido clandestinamente algunas armas.
— 107 —
(1) No consta quién fuese el autor del papel que aconsejaba a los amotinados que continua
sen en su rebeldía después de haber convenido en la composición, y sido perdonados por el
Rector. Pero se puede presumir que fué alguna persona de autoridad, de quien pudiesen prometer
se el auxilio y apoyo necesario.
(2) A r c h iv o S . J .
— io8 —
(1) A r c h iv o 5. J .
( ! ) E ! S r. D. Simón de la Ribera era español, lo mismo que el P . Rector.
— no
5.— Los disturbios del año de 1725 fueron, a Dios gracias, una
tormenta pasajera, y en el tiempo sucesivo el colegio seminario de
San Luis siguió formando hombres eminentes y ciudadanos íntegros,
que merecieron bien de la Iglesia y de la Patria. Oigamos lo que
cuenta el P. Juan de Velasco del influjo que en su tiempo ejercía el
colegio en la sociedad de Quito y aun en la de toda la América espa
ñola. «Salieron en todos tiempos, dice, de la numerosa juventud de
aquellas aulas, hombres eminentes en todas facultades para ocupar los
empleos públicos de las primeras Dignidades y honores. Sería por
una parte imposible y muy molesto por otra el hacer alguna relación
de ellos. Baste decir lo que he visto yo mismo en estos últimos tiem
pos, esto es a un Sr. Aráuz, arzobispo de Santa Fe, a un Sr. Figue-
redo, arzobispo de Guatemala, a un Sr. Polo, obispode Quito, hijos
del colegio de San Luis y graduados en la Universidad Gregoriana,
a un Sr. Argandoña, obispó de Tucumán, graduado en la misma Uni
versidad, a un Sr. Sánchez, Presidente de la Real Audiencia de Quito,
a un Sr. Flores, Presidente de la Real Audiencia de Charcas y a un
Sr. Navarro, oidor de diversas Audiencias Reales, todos hijos del mis
mo colegio. Los hombres grandes en letras que no alcanzaron tan
alto grado de honores, podrían contarse a centenares en todos tiem
pos».
Si el colegio de San Luis fué benemérito en alto grado de las
ciencias al tiempo de la Colonia, no lo fué menos de la virtud cristia
na. Distinguiéronse en este punto muchos de sus alumnos, especial
mente los que se alistaron en diversas Ordenes sagradas. Los muchos
que entrarou en la Compañía de Jesús, fueron el crédito y honor de
ella, porque la ilustraron no sólo con el brillo de su talento, sino,
lo que es más de apreciar todavía, con el ejemplo de su vida. Debe
mos lamentar que por un inexplicable descuido, que puede decirse
fué endémico en la Provincia de Quito, la memoria de los hechos glo
riosos y edificantes de la mayor parte de sus hijos ha quedado sepul
tada en perpetuo olvido.
Ya que hablamos del colegio de San Luis, diremos también algo
de la Universidad de San Gregorio, Madre fecunda de esclarecidos y
virtuosos ciudadanos. Las cátedras que en ella se regentaban eran,
desde un principio, a más de dos de Latinidad, una o dos de Filoso
fi) Archivo S .J .
fía, una de Teología moral y dos de Teología eclesiástica; las de Cá
nones y Derecho no se añadieron sino entrado ya el siglo XVIII.
Fueron célebres sobre todas las de Filosofía, por la particular emula
ción con que se desempeñaban los más hábiles sujetos. Se leyeron
desde el primero hasta el último, cuando menos sesenta y cinco cur
sos de Filosofía en el espacio de ciento setenta y ocho años, sucedién-
dose sin interrupción cada tres años, fuera de otros intercalares o
intermedios, cuando lo pedía la concurrencia de los discípulos. Desde
el año 1589 en que dió principio el primer curso hasta el de 1623
en que se erigió la Universidad, mediaron treinta y dos años en que
se leyeron a lo menos diez cursos. No es posible ahora saber quienes
fueron los Maestros en aquellos primeros años. Desde 1623 hasta el
de 1685, mediaron sesenta y cuatro años en que se leyeron a lo me
nos veintiséis cursos. Sólo tenemos la nómina de los diez últimos
maestros de esta era, que fueron los PP. Pedro de Alcocer, riobam-
beño, Ramón Moneada, lojano, Hernando de Alcocer, riobambeño,
Diego de Ureña, lojano, Baltasar Pinto, quiteño, Diego Abad de Ce
peda, cuencano, Domingo Aguinaga, de Popayán, Isidro Gallegos,
quiteño, Sebastián Abad de Cepeda, cuencano, Nicolás de Aráuz,
quiteño.
Duró la tercera y última época ochenta y dos años, en los cuales
se leyeron veintinueve cursos en. el siguiente orden: el P. Sebastián
Mestanza, guayaquileño, en 1685; salió de la Compañía al principio
del tercer año, y desde ese día dictó la Metafísica el P. Florencio
Santos, joven quiteño de excepcionales prendas. En 1688, fué lector
el P. José Gutiérrez, español; en 1691, el P. Nicolás de la Puente,
quiteño; en 1694, el P. José Delgado, panameño; en 1697, el P. Luis
de Alderete, .español; en 1700, el P. Nicolás Cisneros, ¡barreño; en
1703, el P. Jacinto Morán de Butrón, guayaquileño; en 1706, el
P. Juan Bautista Múgica, sardo; en 1709, el P. Andrés Cobo de F i
gueroa, de Popayán; en 1711, el P. José Polo del Aguila, asimismo de
Popayán; en 1714, el P. Pedro Campos, español; en 1717, el P. Es
teban Ferriol, panameño; en 1720, el P. Marcos de Escorza, quite
ño; en 1723, el P. José Eslava, español; en 1726, el P. Fernando Es
pinosa, cuencano; el 1729, el P. Luis de Andrade, cuencano; en 1732
el P, Jerónimo de Herce, español, el cual acabado el segundo año fué
señalado Rector de Cuenca, y en su lugar leyó la metafísica el P. Mi
guel de Manosalvas, de Ibarra; en 1734, el P. José Baca, de Cali; en
1737t el P. Pedro Rubio, español; en 1740, el P. José Milanesio, es
pañol. Leyó por enfermedad del señalado para este curso, que era el
P. Juan Antonio Giraldo, panameño. En 1743, leyó el P. Jacinto Se
rrano, riobambeño; en 1745, el P. Marcos de la Vega, natural de
Trujillo; 1747, el P. Joaquín Alvarez, español; en 1750, el P. Pedro
Garrido, lojano; en 1753, el P. Francisco Javier Aguilar, español; en
1756, el P. Juan Bautista de Aguirre, guayaquileño; 1759, el P. Juan
Hospital, español; en 1762, el P. Pedro Muñoz, riobambeño. Este
leyó por haberse excusado el P. Joaquín de Ayllón, ambateño. El
P. Francisco Rodríguez, español, que principia el curso de 1765, mu
rió acabada de explicar la Física por Julio de 1767, y estando señala-
— Ii6 —
G O BIE RN O DE LO S P P . IG N A C IO D E H O R M A E G U I Y PE D RO D E CAM PO S
(I) A r c h iv o S . /.
— 120 —
(1) Para que el capital entregado por el S r. Sánchez Pabón produjese algán interés, el colegio
de Quito lo había tomado a censo, al tres por ciento. £1 P . General no aprobó esta disposición,
por temor que se pudiese pensar que j a Compañía se aprovechaba de bienes dejados para promover
¡a educación de la juventud. Mandó, en consecuencia, que se guardase en caja de tres llaves di
ferentes, una que quedaría en poder del Provincial, otra que tendría el Rector del Colegio M áxi
mo y la tercera el Procurador de Provincia.
— I2I —
(1) A r c h iv o S . J .
12 2 —
(1) Archivo S. y.
— 125 -
obrajes con tos referidos castigos, ni jamás pasen del número de doce
azotes, so pena, qne haciendo lo contrario, serán despedidos de nues
tras haciendas y castigados por la justicia.
Y por último mando que no sea violentada a trabajar la gente
con castigos rigorosos, sino con amor y con consejo, como quienes
trabajan voluntariamente por el justo salario que puntualmente paga
la Compañía de Jesús, por ser de justicia tratar así la gente que vo
luntariamente trabaja en dichas haciendas y obrajes. Y para que les
conste a todos los Padres y Hermanos, hacenderos y procuradores
actuales y los que adelante fueren, el tenor de los preceptos, mando
que un tanto de ellos se ponga en los Libros de las entregas de las
haciendas y obrajes. Fecho en nuestro Colegio Máximo de Quito a
veinte de Febrero de mil setecientos treinta y uno. Pusiéronse es-
estos preceptos con parecer de los consultores de casa. Ignacio Hor
maegui». (i)
(1 ) A rchiv o S . J .
(2 ) V elasco , Historia. . . . Crónica. . . . afio 1 7 3 0 .
— 127 —
los delitos de que le acusaban, y al otro se las dió también sin querer
dar oído a los descargos que sus Superiores inmediatos le daban en
prueba de su inocencia. E l P. General mandó que se revisasen estas
dos causas, y que si no constaban las faltas de los dos despedidos, se
les volviese a recibir inmediatamente.
El otro desacierto fué todavía más lamentable. El P. Alderete,
Rector de Latacunga, había dado un capelo al P. Procurador Cristó
bal Pesantes por algunas faltas, de que no se había enmendado a pe
sar de repetidos avisos. Eran éstas el no tener la debida subordina
ción con el Rector, procediendo con independencia en la gestión
de los asuntos temporales del colegio, el haber faltado al respeto al
P. Ministro de la casa, y el de no atender con caridad, antes con
verdadera tacañería a la comunidad así en los alimentos como en el
vestido.
El P. Pesantes y algunos parciales suyos se quejaron del capelo
al P. Hormaegui, que les era muy afecto, y éste ateniéndose exclusi
vamente a lo que ellos le dijeron, sin querer dar oído a varios Padres
graves de la casa, que sacaron la cara por su Superior, delante de la
Comunidad dió una grave reprensión al P. Rector y al P. Ministro
afeándoles sn conducta contra el P. Pesantes, Asiendo esto así escri
be el P. General, que con mucha razón se queja el P. Rector. No
puedo en manera alguna aprobar lo hecho por V. R., quien sabe muy
bien cuénto importa para el buen gobierno y observancia regular que
los Superiores inmediatos hallen apoyo en los superiores m ayores.. .
Y porque tengo informes muy seguros de que no hay en el P. Pesan
tes las dotes que para Procurador se requieren, ordeno a V. R. que
luego lo remueva de su oficio, y en parte ninguna le señale para él».
Los tristes efectos de la conducta poco caritativa del P. Hor
maegui y sobre todo de su espíritu nacional no tardaron en presen
tarse. Llenóse la Provincia de quejas, murmuraciones, faltas de cari
dad mutua, y aun hubo tal cual manifestación de insubordinación
contra los Superiores. La más grave de estas fué un pasquín deni
grativo que se halló puesto en la puerta del aposento del P. Provin
cial, en la noche del 2 de Diciembre de 1730. Por más diligencias
que hizo el Rector del Colegio Máximo para descubrir a su autor, no
se le pudo encontrar. Se tuvieron algunas sospechas de un Hermano
teólogo por nombre Ignacio Ubillus, pero de tan poca fuerza, que el
P. General no consintió que por ellas solas se procediese contra el
Hermano.
En Agosto de 1731 llevaba ya el P. Hormaegui cuatro años de
Provincial; y por no haber llegado todavía de Roma la lista de los
nuevos Superiores de la Provincia, según lo prescrito en estos casos,
se abrió el Casus mortis, y se encontró el nombramiento del P. Mi
guel de Salazar, como Viceprovincial, el cual principió a desempeñar
su cargo el 29 de Agosto de este mismo año.
Con la separación del P. Hormaegui del cargo de Provincial re
nació en gran parte la calma, o para usar de una frase del P. Mágica
en carta al P. Asistente, «cesó el gemido y sentimiento interno». Pe
ro el mal que venía ya de muy atrás, había tomado tanto cuerpo con
— 12 8
(I) En el colegio de Quito, que constaba de 78 sujetos se gastaron en estos años 55.255 pe
sos en esta forma: en el mantenimiento dé los Religiosos y los demás de la casa, 34.181 pesos; los
17.074 restantes, en el culto divino, en las fiestas por la canonización de San Luis y San Estanis
lao, en el retablo del altar mayor, en pagar los intereses anuales, en limosnas y en la biblioteca.
Los censos en contra ascienden a la suma de 20.601 con 1.030 de interés, los censos en favor a
22.857 con 1.142 de interés. Debe el colegio 30.052 pesos; le deben 19.965.
Noviciado de Latacunga. Viven en la casa 27 Religiosos. S e han gastado en la manutención
6.089 pesos, 9.328 pesos en el culto divino, construcción de la iglesia, en pagar los intereses y eri
limosnas. Censos en contra 26.550 pesos con 1.317 d é interés; censos en favor 8.850. Debe el
Noviciado 10.946 pesos; le deben 667. El P . General añadía en 2 de Agosto de 1727: «M e dicen
es suma la miseria del Noviciado de Latacunga, y que lo material de la casa necesita muchas re
paraciones, que no se pueden hacer, faltando aun lo preciso para el sustento. V ea V . R . si se pue
de arbitrar algún medio para socorrer ésta pobre casa, a la que es razón atender estando destina
da para la crianza de nuestros novicios, los que no conviene, sin embargo, empiecen desde luego
a experimentar tanta miseria».
En Panamá las entradas son de 2.000 pesos, con lo que difícilmente se mantienen los 6 R eli
giosos que ahí moran. Los censos en contara suben a 2.75Ö pesos con un interés de 137; en favor
hay 4.000 pesos.
En el colegio de Popayán viven 8 Religiosos; las entradas son de 6.585 pesos; los gastos en
todo lian sido de 6.923 pesos. Tiene de censos en contra 11.012 pesos, con un interés de 900 pe
sos; debe el colegio 2.680; le deben 1.863. '
Viven en el colegio de Cuenca 8 Religiosos; las entradas son de 7.854 pesos; en la manutención
se han gastado 3.549 pesos, y los 4.787 restantes en el culto divino, construcción de la iglesia, en
pagar los intereses y en las limosnas. Censos en contra, 1.500 pesos con 75 de interés; el colegio
debe 14.740 pesos.
H ay en el colegio de Ibarra 7 Religiosos; las entradas son de 11.366 pesos, el gasto ha sido de
11.463 pesos; en el mantenimiento se han gastado 3.204. Los censos en contra suben a 1.674 pesos
con un interés de 83 pesos anuales; los censos en favor, a 350 pesos con un interés de 17 pesos;
debe el colegio 499 pesos, le deben 1.649.
En el colegio de Guayaquil hay 7 Religiosos; las entradas suben a 4.29 6 pesos y los gastos a
3.712; eu la alimentación se han gastado I 795; los 1.917 restantes en el culto divino, en pagar los
intereses y en las limosnas. H ay de censos en contra 8.600 pesos con un interés de 410; debe el co
legio 2.674 pesos, le deben 6.096 pesos.
Viven en el colegio de Riobamba 7 Religiosos; las entradas son de 7.094 pesos; los gastos han
sido de 6.784 pesos, en el mantenimiento 2.081; los 4.703 restantes en la construcción de la iglesia,
culto divino, pago de intereses y limosnas. Tiene de censos 6.030 pesos en contra, con un interés
de 295 pesos en favor, 1.400 pesos con un interés de 70. Debe el colegio 2.436 pesos; le deben
1.802 pesos.
Moran en el colegio de Pasto 5 Religiosos; la entrada ha sido de 3.500 pesos y el gasto el
mismo; 1.500 pesos en el mantenimiento y lo demás en la construcción de la iglesia y de la casa.
Los censos encontre suben a 2.200 pesos con un interés de 110 pesos; le deben 1.000 pesos; no
debe nada.
Viven en el colegio seminario 7 Religiosos; hay 56 colegiales, de los cuales 12 son seminaristas,
30 convictores, 4 becarios Reales y 10 familiares. Las entradas son de 7.561 pesos, los gastos '6.368
pesos. Tiene de censos en contra 14.860 pesos con 663 de interés; debe 8 . 186 pesos; le deben,
4.209.
H ay en las Misiones del Marañón 12 misioneros; del rey reciben 200 pesos para cada uno; el
cura de Borja y el de Archidona tienen 300 pesos cada uno. L a Misión tiene en su favor un censo
de 18.000 pesos con un interés de 600 pesos. L a Provincia mantiene 7 Religiosos; las entradas son
de 20.600 pesos; los gastos 14.929 pesos en la manutención, limosnas y viajes. Tiene de censos en
contra 56.840 pesos con un interés de 2.462; y en favor 1.000 pesos con un interés de 50 pesos.
Debe la Provincia 3.744 pesos, le deben 8.895. Tiene en Europa para viajes de misioneros 18.000
pesos.
Estos datos son enteramente figedignos, como que están sacados de los informes oficiales, que
se enviaban al P . General. Por ellos se puede ver que en los diversos colegios se gastaba cada año
lo que entraba, y en algunos todavía más. A ese paso, mal podían crecer los bienes de los Jesuí
tas, hasta el grado fabuloso que hase pretendido.
130 —
( 1) A rch ivo S. J .
— 133 —
(1) A r c h iv o S . J .
(2) A r c h iv o S . J .
— 134
( 1) A rchivo S. J .
— 13 7 —
( I ) Con este aviso venia la concesión de la profesión para los P P . Francisco Sanna, Lucos
Bruno Sata, Adán Schoefgen, Pedro Jaram illo, Joaquín Bonilla, Nicolás de la Torre, Nicolás
Crespo, Pedro de Eróla, jacinto Ormaechea, Nicolás Aráuz, Antonio Tedeschi, Antonio G iral
do, Pedro Rubio, Ignacio Pérez y Mariano A bad. L a incorporación a los P P . Mariano Suárez,
José Terreros y jo sé Lena, y los últimos votos a los H H , Coadjutores, Francisco Detori, Julián
Monreal y M anuel Navarro.
CA PITU LO ONCE
L A V IS IT A D E L P. A N D R ES D E Z A R A T E
V E LA SC O ; Historia.. . .Crónica.. . . 1 7 3 5 -1 7 3 9 .—Libro de las Actas del Cabildo de Quito, años 1735
y siguientes.—GONZALEZ SU A R E Z , Historia General de la República del Ecuador, lib . 4 , c. 2 — AS-
TRAIN , Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, V i l , lib . 2 , c . 6 .—ARCH IVO S . J.
( 1) A rchivo S. J .
— 143 —
( 1) A rch ivo S . J .
— 145 -
(1) N o t ic ia s S e c re ta s d e A m é r ic a , P. II, c. 8.
(2) A c t a s d e l Cabildo deJQ u ito, 1735.
— 14 9 —
(1 ) «Pro cohibendi» »¡milibus »ecularium conatibus maxima nunc prudentia utendum esse
dixerunt Patres. Nam »i hic aliquis tentetur recursus, novus aliquis tumultus vel scandalum oriri
potest; recurrendum tamen esse ad proregem Peruanum, de cujus integritate satis nota, horum et
similium vulnerum cohibitio speranda est; sed non tantum ad proregem sed ad regem censuerunt
aliqui».
«Scirentne Patres de injuria quavis internis externisve a se facta, quae occasioni esset ut tumul
tu saeculares homines contra ipsum et Societatem inveherentur, eorumque neglectui esset causa?
Quo audito, quidam Patrum se nihil aliud audivisse deprompsit nisi jurgium quoddam inter Patrem
Hectorem Quitensis collegii et quemdam civitatis Capitularem pridem h ab itu m .. .Coeteri tamen
Congregatorum de nulla internis externisve facta injuria certiores esse constanter asseruere.» A r
chivo S. J .
— iso —
los desmanes del populacho pasaron más adelante a causa del inciden
te del P. Marcos de Escorza.
Cuando el P. Visitador estuvo en Cuenca, algunos sujetos reno
varon las acusaciones calumniosas que, años atrás, habían levantado
contra tres Padres, uno de los cuáles era el P. Marcos de Escorza,
Rector que había sido de aquel colegio. El P. Pedro de Campos que
como Provincial fué el primero que entendió en esta causa, después
de maduro examen, había declarado inocente al P. Escorza, de los
crímenes que se le imputaban. Con todo, el P. Zárate creyó que de
bía proceder contra él y dió orden para que fuese encerrado en la re
clusión y se le formase causa para averiguar la verdad de las acusacio
nes. E l intento del P. Visitador no se mantuvo tan secreto que no
llegase a tiempo a oídos del P. Escorza, el cual, como vimos, se ha
llaba desterrado en Popayán. Este al saber de lo que se tramaba
contra él, se acogió al convento de los Franciscanos para gozar del
privilegio de la inmunidad. E l P. José Vorés, Rector del colegio de
Popayán, para cumplir con las órdenes del Visitador quiso sacarle del
convento donde se había asilado, pero de ningún modo vinieron en
ello los PP. Franciscanos. Acudió entonces nuestro Rector al Sr.
Obispo D. Fr. Diego Fermín de Vergara. Mas éste negó resuelta
mente su apoyo, diciendo que, si el privilegio de la inmunidad favo
recía aun a los mayores criminales, con mayor razón debía favorecer
a un Religioso de tan elevadas prendas, de virtud y letras como era el
P. Marcos de Escorza, de cuya inocencia él estaba convencido. Aña
dió prudentemente el Prelado que era de temer un grave tumulto, si
se intentaba prender por fuerza al P. Escorza, pues era grande el
el amor y la estima que había sabido granjearse en la ciudad. El
P. Vorés optó entonces por desistir de su proyecto, y el P. Escorza
permaneció algún tiempo más asilado en el convento de aquellos
Padres, hasta que tuvo oportunidad de emprender el viaje a Roma
para defender su causa ante el P. General. Fué bien recibido de su
Paternidad, y sin duda debió probar su inocencia, pues no se le impu
so ninguna penitencia. No volvió a América, quedándose de Procu
rador de las Provincias de Ultramar en el el Puerto de Santa María,
donde le cogió la expulsión decretada por Carlos III. Los ánimos no
se aquietaron en Popayán con la salida del P. Escorza para Europa,
y por algún tiempo siguieron las asonadas populares contra el P. V i
sitador, y lo que era más sensible, las ingerencias del Cabildo secular
en nuestros asuntos internos, (i)
Aquí cabe preguntar cuál pudo ser el motivo de exaltarse en tan
to grado los ánimos en Quito y en otras ciudades de la Presidencia
con ocasión de las medidas tomadas por un Visitador religioso. El
limo. Sr. González Suárez en su Historia General de la República
del Ecuador apunta la idea de que de los sucesos, a que dió lugar la
visita del P. Zárate, brotó la idea de la emancipación de la Madre
Patria, por la poca discreción y cordura del Visitador. (2) En tal ca
gO jos desaires hechos a éste por altos personajes y los desmanes del
pueblo serían una manifestación del descontento y aun del odio que
fermentaba en el pecho de los americanos contra los españoles, y
que no necesitaba sino un pretexto para exteriorizarse.
Ya dijimos cuán hondas y extendidas eran, desde muy atrás, las
rivalidades entre españoles y nacidos en América. De ellas participa
ban todos los estados y clases sociales, y no era menester esperar la
venida del P. Zárate para que los resentimientos entre uno y otro
bando saliesen al exterior y se dejasen sentir en forma más o menos
violenta. Si el espíritu de nacionalismo intervino en esta ocasión, no
fué ciertamente como causa principal. Si era español el Visitador, es
pañol era también el P. Campos, el más ilustre de los Padres que ex
perimentaron sus rigores. Nosotros nos inclinamos más bien a creer
que algunas personas influyentes, enemigas de la Compañía y en par
ticular del P. Hormaegui aprovecharon esta oportunidad, que se les
venía a las manos, para satisfacer sus rencores y alborotar al pueblo
contra los Jesuítas. Otros muchos, sobre todo en Quito, creyeron de
mostrar de esta manera su afecto a unos Religiosos a quienes amaban
sinceramente y a los que creían víctimas de una opresión injusta. En
cuanto a la conducta de los Cabildos de Quito y de Popayán, su in
tromisión en este asunto es uno de tantos ' casos de ingerencias abu
sivas del poder civil en asuntos religiosos, como ocurrían en la Colo
nia, a consecuencia del espíritu regalista dominante y con pretexto
de Real Patronato.
Ya que hemos hablado del limo. Sr. González Suárez, permíta
senos rectificar un concepto erróneo que emite este historiador en la
narración de los hechos que acabamos de referir. Dice que el P. Vi
sitador «con energía y crudeza, sin dar oídos a explicaciones ni excu
sas, nombró de Rector al Padre Hormaegui, y mandó salir desterrado
al Provincial, al P. Escorza y a los cuatro consultores», (i) Lo del
no dar oídos a excusas ni a explicaciones, es sencillamente falso; pues
no solamente atendió a todas las explicaciones que le quisieron dar,
sino que mandó al P. Campos y a los consultores que pusiesen por
escrito las razones que habían tenido jíara suprimir el nombramiento
de los cuatro Superiores que venían señalados por el P. General, dán
doles con esto la mejor oportunidad para defenderse. Que el P. Zá
rate se equivocó en la apreciación de la culpabilidad de los seis Pa
dres, no tenemos dificultad en admitirlo. Pero no se diga, con men
gua de la verdad y del buen nombre de un Religioso, de cuya rectitud
no se puede dudar, que los condenó, sin permitirles siquiera presentar
sus descargos.
Parece también indicar el Sr. González Suárez, que los Jesuítas
de Quito guardaron «prudente reserva» mientras el Visitador se las
había con los que le daban muestras de desafecto y aun de hostili
dad. (2) Consta, por el contrario, que se esforzaron por apaciguar los1
4. —La extensión con que nos hemos visto obligados a tratar del
castigo impuesto al P. Campos y a sus consultores, pudiera dejar la
impresión de que éste fué el acto más trascendental de la visita del
P. Andrés de ¿árate y hacernos perder de vista otros aspectos menos
enojosos y más benéficos de la misma. Uno de los primeros cuidados
del Visitador, después de su llegada, fué el de juntar la cuarta Con
gregación Provincial. La tercera se había tenido en 1719, y a los cin
co años y seis meses, por causa de los disturbios del colegio de San
Luis, el P. Pedro Campos había ido como Procurador a Roma y Ma
drid enviado por el P. Provincial Juan Bautista Mugica. Por esto no
se reunió entonces la Congregación, teniéndose por suficiente la ida
del P. Campos. Pasados los seis años reglamentarios, en 1732, se
alcanzó del P. General licencia para postergar la Congregación que
hubiera debido reunirse aquel año por otros tres. Todos los colegios
padecían grande penuria y no podían sufragar los gastos crecidos, que
ocasionaba la Congregación y el viaje de los Procuradores. Por fin, el
30 de junio de 1735, el P. Campos convocó la cuarta Congregación,
a los dieciséis años de haberse reunido la tercera.
Se excusaron de acudir a ella los PP. Francisco Aguirre, Vice
rrector de Guayaquil, Jacinto Morán de Butrón de aquel mismo cole
gio, Luis de Andrade, Vicerrector de Loja, José Vorés, Rector de
Popayán y Antonio Cevalios. Todas estas excusas se admitieron como
debidamente justificadas.
Tomaron parte en la Congregación todos los profesos que había en
Quito y los que pudieron venir a tiempo de los colegios cercanos, en
número de 35 sin incluir al P, Zárate; quedaron excluidos los seis
Padres castigados por carecer de voz activa y pasiva. (2)
El día ï 9 de Julio se eligieron los secretarios, recayendo el
nombramiento en los PP. José Polo y Miguel de Manosalvas. El nom-1
(1) Cartas de los P a d res Generales, citada por A ttrai», o, c , V II, 388.
(2 ) L a lista de estos Padres por orden de antigüedad en la profesión era la siguiente:
P . Juan Francisco R iccio, 42 aSoa de profesión; P . Pedro Félix de Segura, 38 aflos; P . Genaro
Garofalo, 35 afios; P . José Gutiérrez, 35 años; P . Luis de Alderete, 33 años; P . Guillermo Dé-
trez, 31 afios; P . M anuel Galiano, 24 afios; P . Ignacio de Hormaegui, Rector de Quito, 24
años; P . José Polo, Vicerrector de San Luis, 20 años; P . Francisco Santos, 19 años; P . Nicolás
Saldaña, 17 años; P . Pedro de Arcentales, Vicerrector de Ibarra, 17 afios; P . Francisco Javier
León, 13 afios; P . Angel M arfa M anca, 13 años; P M anuel Rojas, 13 años; P . José Montesinos,
13 años; P . José de Eslava, 12 afios; P . Tomás Sales, 9 años; P . José M arfa M augeri, Rector de
Riobamba, 9 años; P . José Saldaña, Vicerrector de Latacunga, 9 años; P . Vicente Rojas, 9 años;
P . Andrés Suárez, 8 años; P . Francisco Reen, 8 años; P . Tomás Nieto Polo, 8 afios; P . Fer
nando Espinosa, 6 años; P . Jerónimo de Herce, Rector de Cuenca, 6 años; P . Pablo Maroni,
5 años; P . M iguel de Manosalvas, Vicerrector de Pasto, 5 años; P . José Baca, 2 años; P . Pedro
de A yb ar, 2 años; P . Francisco Sanna, 6 meses; P . Lucas S ata, 3 meses; P . Pedro Jaram illo, 3
meses; P . Nicolás Crespo, 3 meses.
- 153 -
( 1) A rchivo S .J .
— 154 —
Quito. Con mucha delicadeza, pero al mismo tiempo con mucha efi
cacia, reprobó la conducta del Visitador y mandó venir a Roma a los
dos Procuradores elegidos por la Congregación. He aquí lo que escri
bió al P. Visitador: «Cuando estaba para remitir este despacho, me
llegan nuevas cartas de V. R. que trae el P. Angel María Manca,cuya
venida me ha sido muy improvisada.. .E l P. Manca me ha remitido
una de V. R. de 14 de Noviembre de 1 7 3 5 ...y otra de 25 de No
viembre del mismo año con la noticia de lo que V. R. ha justificado
contra los PP. Procuradores Tomás Nieto Polo y José María Mauge-
ri, el proceder de ambos antes y después de la Congregación, parecer
de V . R. y de sus consultores sobre suspenderles el viaje, como ha
ejecutado; y que en lugar de ellos viniese el P. Manca con el dinero
y papeles que los Procuradores debían traer. Y aunque veo los moti
vos de V. R. y de sus consultores, no tengo dificultad ninguna en
que dichos PP. Procuradores vengan a Europa y traigan las enco
miendas que tenían de seglares. V. R. los despache a Europa en la
primera ocasión, dándoles la Provincia el viático y permitiéndoles
traigan las encomiendas que tenían. Así se lo escribo yo a los dichos
PP. Procuradores que sobre la misma materia me han escritos». (1)
Partieron en efecto los dos Padres y su viaje fué muy provecho
so en todo sentido. El P. Maugeri tenía ya compuesto su libro sobre
la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de que luego hablaremos, y
lo pudo hacer imprimir en Europa. Por medio de esta obra exten-
tendióse luego de modo admirable en toda la Provincia la devoción al
Corazón divino, que tanto había de florecer en el Ecuador; consiguie
ron además los Procuradores traer a Quito la primera imprenta que
hubo en el territorio de la Real Audiencia.
( 1) A rch ivo S .J .
— 155 —
l í ) Cfr. A ttraïn, O. C ., V I, 6 3 9 -4 5 .
(2Í O. c„ V II, 381.
(3) Los Maestros de novicios de este tiempo fueron por orden de fecha, los P P . Genaro A n
tonio Garofalo, misionero por muchos años entre los infieles del Mareñón, Luis de Alderetc, nom
brado dos veces, Bartolomé Bustinza, José de Eslava, Angel M aría M anca y Juan Bautista Julián.
— I (¡2 —
0 ) O. c. V IL 390, nota 2.
en otro alguno; pero hubiera podido hacerlo con provecho en algu
nas materias, por ejemplo en lo referente a las Misiones del Marañón
para cuya historia no se puede menos de consultarla.
Convenimos de grado que la relación que el P. Velasco hace de
la visita del P. Zárate no merece crédito alguno, por estar plagada de
errores y equivocaciones. Las circunstancias en que escribió esta par
te de su Historia, en el destierro de Faenza, explican en parte estas
deficiencias.
En efecto, antes de cumplir dieciocho años entró el P. Velasco
en el noviciado de Latacunga, el 22 de Julio de 1744. Vino a Quito
para continuar sus estudios de Filosofía y oír Teología. Hecha la
Tercera Probación, pasó inmediatamente al colegio de Cuenca, del
colegio de Cuenca al de Ibarra y finalmente al de Popayán donde le
sorprendió el despótico decreto de expulsión de Carlos III. No tuvo,
pues, oportunidad de consultar las ocho cartas del P. General que
menciona el P. Astráin, ni otro documento alguno del Archivo de la
Provincia de Quito; que si la hubiese tenido, habría escrito de modo
muy diferente sobre la visita del P. Zárate y sobre otros puntos del
régimen interno de la Provincia en que yerra lamentablemente.
Otra causa de los errores en que incurrió el P. Velasco fué su
exaltado patriotismo, avivado todavía por la nostalgia del suelo natal
del que había sido brutal e inicuamente arrancado. A esto se debía sin
duda el que con demasiada facilidad diese cabida en su narración a
las innumerables mentiras, embustes y groseras calumnias que contra
el P. Zárate se levantaron y propalaron en Quito y en otras ciudades
del territorio de la Real Audiencia. Verdad es que el P. Velasco se
limita a referir estos dichos y hechos, sin aprobarlos ni hacerlos suyos.
Pero esto no basta. Como Religioso de la Compañía sabía y. debía re
cordar que el P. General siempre escoge para Visitador Padres de los
más graves y virtuosos, de los cuales espera con fundamento que cum
plirán santa y debidamente el cargo que se le confía. Según esto, de
bía nuestro historiador ilustrar el, criterio de sus lectores, ya que por
falta de documentos no le era posible restablecer con entera exactitud
la verdad de los hechos. En vez de esto, se contenta con referirlos
dejando en el ánimo de los lectores la duda de si serían verdaderas
las enormidades, que se decían contra el P. Zárate y contra otros
Padres respetables, pero poco simpáticos a los americanos. No parece
que en esta ocasión el P. Velasco se viese del todo libre del espíritu
de nacionalismo, que inficinió a tantos Religiosos en los últimos años
de la Colonia.
LIBRO il
Florecim iento de la Provincia de Quito
CAPITU LO PRIMERO
(1) A r c h iv o . S . J ,
(2) A r c h iv o S . J .
— i6 8 —
( 1) A rchivo S. J .
hice dependientes en la potestad que le di del parecer y sentencia de
sus consultores con voto decisivo».
Seríala, luego en particular, lo que se ha de hacer con cada uno.
De los veinte expulsos permite al P. Provincial y a sus consultores
volver a recibir a mayoría de votos a dos que nombra, a otro, que
nombra también, sólo en la hora de la muerte, a otros cinco, nunca,
ni siquiera en la hora de la muerte; a los otros doce declara legítima
mente despedidos, y sólo por complacer al Sr. Obispo permite que
dos de ellos sean recibidos en la hora de la muerte.
Añade al terminar: «Yo siento en mi corazón no poder atender
a la representación que en este punto me hace V. R., pero no me
consta ser inocente ninguno de estos sujetos, ni veo en favor de
ninguno tal peso de razones que prueben su inocencia y me persua
dan que se procedió injustamente al despedirlos... Aunque la facul
tad dada al P. Visitador para las dimisiones no fué dependiente del
voto de sus consultores, he querido examinar con otras noticias las
causas de los sujetos en que no concurrió el consentimiento de los
consultores, según las informaciones que de éstos me envía V. R., y
también de aquellos otros por quienes V. R. especialmente interce
de. Los Consultores no convinieron con el P. Visitador sólo en tres
de entre éstos veinte. Mi resolución final es que están bien despedi
dos y que sólo uno puede ser recibido segunda vez».
Por esta determinación del P. General se puede presumir con
bastante probabilidad, que sólo cinco fueron despedidos por causas
verdaderamente graves, de aquellas que en la Compañía se castigan
inexorablemente con la expulsión.
En cuanto a lo de revisar las causas de los Padres -castigados
por el P. Visitador, contestó el P. General con estas palabras: «A
los PP. Tobar, Rojas, Campos y otros respondo sobre sus quejas y
pretensión de volver a tratarse sus causas, que ni puede ser, ni con
viene, ni se conseguiría el efecto, y sólo serviría para excitar aquel
fuego, que el tiempo, la paciencia de muchos de ellos en sufrir y
especialmente la prudente y caritativa conducta de V. R. ha extin
guido. .. Su celo y caritativa prudencia me persuaden con facilidad,
la quietud, paz y unión fraterna que me dice florecer hoy en esa
Provincia, por lo que le doy muy de corazón las gracias».
A varios de estos Padres, a quienes después los Superiores más
tarde rehabilitaron confiriéndoles cargos de mucha confianza, el
P. General consoló con su acostumbrada bondad. Así, por ejemplo,
escribió es este mismo correo al P. Juan Bautista Múgica, uno de
los seis castigados al principio de la visita, alabando el buen ejemplo
que había dado a toda la Provincia con su paciencia y religioso com
portamiento en los sucesos pasados y pidiéndole olvidar todo gene
rosamente para en adelante.
Deseará ahora saber el lector qué se debe pensar de la larga
visita efectuada por el P. Andrés de Zárate a la Provincia de Quito.
No hay duda, como ya dijimos, que las intenciones del P. Visitador
fueron rectísimas y que el celo, eatereza y aplicación que puso en el
desempeño de su cargo son dignos del mayor encomio. Pero, si se
— 170 —
( 1) A rchivo S, J .
— 172 —
orden más, sin que se llegue a la ejecución y sin que velen sobre esto
los Superiores, es inútil tratarse. Lo que se estableciese a pluralidad
de votos en dicha consulta, se pondrá luego en ejecución y se me
avisará qué cosa sea, para que yo la confirme si me pareciere con
veniente». (i)
( 1) A rch iv o S . J .
— 17 3 —
(I) A rchivo S .J ,
' ~ ' (2) «Tametsi in consultatione cum P P . Assistentibus meis instituta, judicatum íuerit a cele
brando altero anno saeculari Societatis nostrae publica aliqua pompa seu ritu, ob graves plane
rationes, exemplo aliorum Religiosorum Ordinum supersederi debere, nullatenus tamen idcirco
censeo abstinemdum esse a reddendis, privato quidem, communi autem omnium nostrum studio
divinae Bonitati gratiis«. A rchivo S. J .
CA PITU LO SEGUNDO
EL COLEGIO DE PANAMA
O . Archivo S. J.
(2 ) C ír. Tomo f, lib. 3, c. 3, n. 1.
— 18 1 —
sos en ella, y de estos 4.000 pesos no hay recogidos hasta ahora sino
la confianza en Dios». Dios no faltó a su siervo y premió su confian
za, porque se le ofrecieron carpinteros para trabajar. Más aún,
según cuenta el mismo Padreóla madera necesaria para la obra le
vino sin que él supiese de dónde, y un bienhechor en quien nadie
había pensado, se ofreció a correr con todos los gastos, y en
poco más de mes y medio quedó construida la capilla provisional.
Por este mismo tiempo D. Francisco Javier Victoria y Luna
volvió a tratar de la idea de fundar Cátedras de Filosofía y Teolo
gía, que habían de funcionar en el nuevo colegio cuando, éste estu
viese terminado. Para este efecto estaba construyendo dos casas,
para que con el arriendo de las tiendas se pudiese ateader al susten
to de los dos profesores. En las clases de Gramática había unos
veinte alumnos que podían pasar a Filosofía; con éstos y con otros
jóvenes, cuyos padres no tenían el caudal suficiente para enviarlos
a estudiar en Quito, se podría, según el P. Cayroni, dar principio a
los estudios mayores.
En el mismo correo daba cuenta del estado temporal de su cole
gio. Desde el 11 de Setiembre de 1736 hasta el 1? de Junio de 1740
en el tiempo de cuatro años las entradas habían llegado a la suma
de 56.105 pesos, los gastos e n e i mismo tiempo habían subido a
54.605 pesos quedando 1.500 pesos. Los censos a favor del colegio
llegaban a 2.200 pesos, los censos en contra a 8.450; las deudas en
favor del colegio montaban a 10.792 pesos, y las deudas en contra
a 4.014 pesos.
En medio de estos trabajos y penurias, nuestros Padres seguían
haciendo en Panamá todo el bien que podían, y Dios bendijo co
piosamente sus esfuerzos. En el capítulo siguiente veremos cómo
este humilde colegio fué uno de los principales focos desde donde
irradió el culto del Sagrado Corazón no sólo a la Provincia de Quito
sino a varias regiones de la América meridional.
CA PITU LO T E R C E R O
IN S T R U C C IO N E S D E L P. R E T Z S O B R E L A A D M IN IS TR A C IO N D E BIEN ES
T E M P O R A L E S Y S O B R E LAS MISIONES
V E LASCO Historia.. . .Crónica.. . . aflo de 1742,— BORDA, Historia de la Compadia de Jesús en Noe-
va Granada, II, c. 6 . —OLANO, Popayán en la Colonia, c. 1 5 .—ARCHIVO S . J .
(1) Para que ae pueda juzgar con recto criterio lo que en realidad representa este número, es
preciso tener en cuenta varias cosas. Primero, entran a formar este número las haciendas de los cole
gios de Panamá, Pasto y Popayán que eran catorce. Quedan por consiguiente 71 correspondientes
s les casas situadas en el actual territorio del Ecuador. De este número hay que restar las hacien-
oas que pertenecían al colegio seminario de San Luis, cuyo producto servia exclusivamente al sos
tenimiento de becas para estudiantes pobres y de las que los Jesuítas no sacaban para sí ningún
emolumento. Otro tanto deben decirse de los que servían para el sostenimiento de las Misiones del
Marañón. En segundo lugar, débese notar que en el precitado número se cuentan algunos pedazos
de terreno que todas las casas tenían en las afueras de las ciudades, como un tejar, una casa de
campo, uno o varios potreros, donde poder dejar las bestias de silla o de carga. Con esto el número
se reduce a sus verdaderas proporciones, y en el decurso de esta Historia, se verá, que dadas las
condiciones de la vida económica de entonces, no era nada exagerado.
(2) Se incluyen en este número las haciendas de San Luis, de las Misiones y de Provincia.
196 —
i t ) E l año de la expulsión en 1767 estas adjuntas eran ocho: Cunchibamba, Patahaló, Lian
gahua, Pacobamba, CunucyacU, Guambahaló, Zontapi y Churaaqui, y formaban un solo cuerpo
con el obraje. Eran extensiones de terreno mas o menos grandes en diversos puntos de los alrededo
tes que servían casi exclusivamente a la cría de rebaños de ovejas para surtir al obraje de la lana
suficiente, sin tener que comprarla de otras partes, y evitar asi, aun la apaiiencia de negociación.
P or esto se dicen que formaban una sola hacienda.
gun da aplicación, aunque antes esté aplicada, y deseando también
atender a la primera voluntad de D. Rafael y al seminario, ordeno lo
siguiente:
«El sucesor de V . R. (i) señalará sujeto con aprobación de sus
consultores, para administrar de dicha hacienda, cuyo estado se ha
de llevar con cuenta y libro aparte. Y porque los frutos todos de esta
hacienda desde el tiempo que señalaré, quiero que sirvan para las Mi
siones y conducción de misioneros, ordeno por no multiplicar admi
nistradores o procuradores, que el sujeto que para administrador o
procurador de esta hacienda se señalare, sea al mismo tiempo Procu
rador de las Misiones, y ordenando que ni ahora, ni en tiempo alguno
se junte esta administración o procura con el oficio de Provincia, pro
cura del Colegio Máximo, ni de ningún otro colegio.
Ordeno en segundo lugar, que, si aún no están del todo redimi
dos los censos y satisfechos los demás gravámenes que tenia dicha
hacienda, se emplee en esto toda su renta libre, deducidos los gastos
y los mil pesos ánuos que ordenó el P. Visitador se diesen al Semina
rio, los cuales quiero se continúe a darle. Exonerada dicha hacienda
de todos sus censos y deudas, (que parece según lo dicho deberán hoy
estar pagadas) ordeno que los frutos todos y réditos libres de esta ha
cienda, se depositen en arca de tres llaves diferentes, que hayan de
tener el dicho Procurador de esta hacienda, el Rector del Colegio
Máximo y el Rector del Seminario de San Luis hasta poner en depó
sito 40.000 pesos. Desde el punto de completarse este depósito, (del
cual nada se sacará por motivo alguno, ni por vía de censo, ni em
préstito, ni de otra manera) los frutos y réditos todos se emplearán en
la conducción de misioneros, conservación y aumento de las Misio
nes, a las cuales desde ahora, para el tiempo dicho, aplico las rentas,
frutos y utilidades de la hacienda de San Ildefonso y cuya propiedad,
sin utilidad alguna aplicó al colegio de Latacunga. Los 40.000 pesos
del expresado depósito serán para el Seminario de San Luis, que se
habrán de emplear en hacienda útil,para que de sus réditos se ejecute
cuanto dije en mi citada carta de 13 de Febrero de 1734». (2)
En otra carta de la misma fecha explica el P. Retz cómo se pue
de hacer esta nueva aplicación y las ventajas que hay en ella. «Esta
disposición que en la antecedente carta he dicho, me parece tan con
veniente como fácil. Con ella se atiende al Seminario, que sobre lo
recibido y lo que recibirá, (cuando en justicia nada se le debe) se ha
lla con 40.000 pesos para ayudar, a mantener a los convictores y
Maestros y fabricar casa con el tiempo e interim se repara la que hay.
A la Provincia se le hace un gran beneficio con exonerarla en mucha
parte de lo que debiera contribuir a la venida de Procuradores a Ro
ma y gasto de misioneros, y a las Misiones, que podrán aumentarse
cada día más, pudiéndose mantener más operarios. La ejecución me1
(1) L a carta iba dirigida al P . Baltasar de Moneada, que terminaba su trienio de Provincial
y el sucesor debía ejecutar lo mandado.
(2) Archivo S. J,
199 —
parece tan fácil, como se deduce de las cuentas que se envían; pues
aun en el caso que no estén extinguidos aún todos los censos (lo que
0 o parece creíble) en menos de seis años pueden extinguirse, y en
menos de tres completarse después el depósito de los 40.000 pesos y
en breve comenzar las Misiones a gozar de esta renta». (1)
Esta carta del P. General refleja evidentemente las' ideas del
p. Zárate y de sus consultores, los cuales tenían por cosa muy prove
chosa y hacedera el aplicar al fomento de las Misiones. Pero en reali
dad las cosas eran bastante distintas de lo que ellos habían imaginado.
En primer lugar las cuentas que ellos habían hecho, y en las que se
fundaba la resolución del P. Retz, estaban muy lejos de ser exactas.
Se tropezó además con tales inconvenientes en la realización del
cambio proyectado, que el P. Moneada y la Congregación Provincial
juzgaron necesario representarlos a Su Paternidad. No conocemos
cuáles fueran estos inconvenientes, pero debieron hacer fuerza-en el
ánimo del P. General, ya que, muy a pesar suyo, resolvió devolver la
hacienda y obraje de San Ildefonso a su primer destino. He aquí lo
que él mismo dice en carta de 20 de Octubre de 1745.
«Entre las cosas que más sensibles se me bacen, una es la varia
ción en determinaciones, que por su naturaleza parece deben ser an
tes bien consideradas y examinadas las causas y motivos que obligan
a determinar. Mas, la contrariedad de los informes puede ser tan au
torizada que precise a estas mutaciones y me obligue a revocar lo
que ya había establecido.
Por las cartas de mi antecesor y mías consta cuanto ha pasado
acerca de los 40.000 pesos que dió D. Rafael Sánchez Pabón y la
fundación que quiso hacer, y la que examinada por mí en mi carta
de 13 de Febrero de 1734, di la determinación que ahora se me pide
confírme; y se me pidió por postulado de esa Provincia, sin tener
noticia aún de haber revocado yo aquella determinación y aplicado
la hacienda de San Ildefonso a beneficio de las Misiones con las con
diciones que expresé en mis dos cartas de 25 de Marzo de 1741, por
los informes que con el P. Zárate me dieron otros sujetos de esa
Provincia. El P. Moneada rebatiendo los informes del P. Zárate, y
deshaciendo los principales motivos que como ciertos me escribió di
cho P. Zárate, y que a subsistir serían de mucha fuerza para no re
vocar la determinación, como lo fueron para darla y revocar la dada
el 13 de Febrero de 1734, me pide, conformándose con el postulado
de la Provincia, que confirme mi primera disposición y se dé la ha
cienda al Seminario de San Luis de Quito en el modo que antes or
dené. Y habiendo considerado cuanto dicho Padre me escribe, y re
presenta en su postulado la Provincia, y muy singularmente que
además de la necesidad del Seminario y lo acepto que será dicha pro
videncia a la ciudad y al Reino la aplicación de dicha hacienda al
Seminario, ni las Misiones necesitan de ella, ni la Provincia ha gas
tado en su aumento las cantidades que se me escribieron, y por otros1
( 1) Archivo S .J ,.
— 200
(1 ) Estos punto eran: A n aliquis exemptus sit ‘a tertia Probatione aut missus ad studia ante
finem biennii?—A n ab ómnibus facta sint Exercitia spiritualia, renovatio?—A n prorrogata pos
sessio bonorum post quatuor annos?—A n admissa obligatio ex justitia pro ministeriis aut stipendium?
A n vita communis illibata?—A n procuratae externorum intercessiones?—A n vigeat studium Missio
num et Doctrinae cluistianae?—A n serventur praecepta circa collocutiones, visitationes, confessio
nes feminarum?—A n concessa alicui, praesertim juvenibus, facultas rusticandi apud externos aut
excurrendi extra domos?—A n aliquid typis evulgatum absque revisione?
(2) A rchivo S. J .
— 207 —
Aunque esta carta fué una circular enviada a todas las Provin
cias de Indias, mucho de lo que en ella se dice o reprende toca a
la Provincia de Quito, como por ejemplo el haber tomado a censo
el Colegio Máximo y la Provincia la suma destiaada a una fundación.
Tal sucedió con los 40.000 pesos dado por D. Rafael Sánchez Pabón
para edificar un colegio al lado del Seminario de San Luis. Sin em
bargo el P. Provincial y el P. Rector del Máximo tenían en este ca
so una excusa que no se menciona en la carta, y era que D. Rafael
vivía eu nuestra Comunidad, por permiso expreso del P. General, y
estaba al tanto de lo que se hacía con su dineio.
Por lo demás,el P. General hablando de la fundación de Loja apli
ca expresamente su carta a la Provincia de Quito. «Hablando, dice,
de las fundaciones de esa Provincia, ni puedo convenir en todo lo que
se me pide, ni lo que concedo es sin mucha dificultad, por lo que en
uii carta circular de 2 de Abril del afio pasado, a las Provincias de In
dias escribí, ni lo que en esa de Quito pasa es otra cosa que una con
firmación de cuanto dije en dicha carta. Sé lo que pasó al Superior
de las Misiones de Quito, aun últimamente, y la dificultad o imposibi
lidad de darle algún sujeto para las Misiones, porla necesidad de ellos
para los colegios. Lo que dije de los informes que se dan para es
tas fundaciones, lo que en ellas pasa mientras se da licencia y el fin
que tienen, todo se verifica en la fundación de Loja. Informóse que
había existentes para esta fundación cinco mil pesos que estaban
en depósito, y no los había, ni los ha habido jamás; del lugar se
hizo mejor informe del que se merecía; los 18.238 pesos dados por
el Dr, Rodríguez los tomaron a censo la Provincia y el Colegio
Máximo y también la hacienda de San Ildefonso, y todo no está
todavía pagado». (1)
4 — Con todo, por estos afios dió el P. Retz licencia para la fun
dación del colegio de Buga, mejor dicho, confirmó la que antes había
dado. Así consta de un oficio que dió al P. Procurador Tomás
Mieto Polo, a fio de que lo presentase en la Corte, con objeto de
obtener la Cédula de fundación.*
(1) H e aquf el estado en que se hallaba la fundación del colegio de Loja, según el Hno.
Procurador José Sotolongo en su carta al P . Provincial del 2 de Noviembre de 1741. «L a casa
del colegio de Loja no es otra al presente que la propia casa que fué del P . Briones, la que se
halla del mismo modo, y aun peor de lo que estaba cuando era de seglares, í“y lo peor que en
«Ha hallo es el principal de 1.500 pesos que están situados sobre ella en contra de nosotros. L a
iglesia es correspondiente a la casa; pues se compone de sólo dos cuartos que, quitada la división
que los separaba, forman la iglesia, que en mi juicio no merece el nombre de capilla, porque
además de su estrechez e incomodidad, sus retablos son tan desengañados que se reducen a dos,
que se componen, el uno de un crucifijo y algunos cuadros y esteras, y el otro de una imagen
de Nuestra Señora con algunos toscos sobrepuestos. Correspondiente a la iglesia es el campanario,
*J que se compone de tres palos en que están ahorcadas dos campanas, que la mayor pesa 3 6 libras.
Refectorio y demás oficinas no las hay, sino sólo cuatro aposentos bien incómodos.
Sus haciendas son tales que por el año del 1740, no daban para mantener a los sujetos que
estaban en el colegio, lo cual consta bien a V . R ., pues el P . Pedro de Arccntales. Rector de di-
ebo colegio, propuso por dicho año el que se le admitiese la dimisión de su empleo, alegando no
•ener con qué mantenerse, ni con qué comprar yeguas para el avío de las haciendas». (Verdadera-
mente eran casi fabulosas las riquezas de los jesuítasl
— 208 —
0 ) A rchivo S. J.
(2) Velasco o. c . , . . , .año 1642.
(3) A rchiv o S. J .
CA PITU LO QUINTO
las noches de ayuno sólo se dilatase inedia hora m ás.. . Ásí se prac
tica en este Colegio Máximo».
Hasta aquí la circular enviada en nombre de la Congregación.
E l gobierno del P. Moneada tocaba a su término y tenía que regre
sar a su Provincia del Perú. Sabiendo que el llamado a sucederle era
el P. Carlos Brentan, insigne misionero del Marañón, le había hecho
venir de las Misiones para que le sirviese de Socio, y con esto fuese
conociendo poco a poco a la Provincia, de la cual había vivido aleja
do por razón de sus apostólicos ministerios. Con la misma solícita
previsión fué disponiendo las cosas, para que el cambio de Provin
cial se hiciese con la mayor suavidad posible. Cuando todo estuvo
ya a punto, convocó a los consultores de Provincia, y en su presen
cia abrió el despacho de Roma que contenía el nombramiento del
P. Brentan. Este acto tuvo lugar el 20 de Junio de 1742. Aquel
mismo día salió camino de Lima, en medio de las lágrimas de todos,
así propios como extraños.
El P. Moneada es sin duda alguna uno de los Superiores más
insignes que tuvo la Provincia de Quito. Habíase hecho cargo del
gobierno en circunstancias particularmente difíciles, a raíz de la
visita del P. Zárate que tantas amarguras y desasosiego causó en la
Provincia. Los ánimos hallábanse exacerbados o abatidos, y hasta la
situación temporal dejaba que desear. Todo lo remedió el P. Mon
eada con suma destreza y suavidad, de suerte que antes de volver al
Perú, no sólo había conseguido devolver a la Provincia la paz y
unión de los corazones, sino que la dejaba en estado floreciente,
entablada la fiel observancia de la vida regular y la fervorosa apli
cación a los ministerios apostólicos. Y no fué éste un mejoramien
to pasajero; pues en este buen estado perseveró la Provincia hasta
la expulsión de Carlos III. Era el P. Moneada varón de eminente
virtud, muy espiritual y de rara prudencia. Pocos Superiores se
habrán dedicado con mayor empeño al gobierno de sus súbditos,
rigiéndoles más con sus sautos ejemplos que con sus palabras, y ani
mando a todos a trabajar en su perfección y en la de sus prójimos.
Es tanto más de admirar el empeño con que se consagraba a cuidar
de los Nuestros, cuanto que era muy querido de los seglares, que
solicitaban con ahinco sus ministerios. En efecto, tuvo grande ha
bilidad en la dirección de las almas, a muchas de las cuales supo
llevar a grande perfección, sobre todo por medio de los Ejercicios
espirituales de nuestro Santo Padre, cuyo uso entre los seglares
promovió con inmenso fruto de sus almas. A su tiempo hablaremos
de propósito de este glorioso ministerio, al que dió el primer impul
so, siendo Provincial en Quito. Cuando salió la inicua orden gene
ral de destierro para los jesuítas, decretada por Carlos III, mucho
trabajaron sus amigos para que se permitiera al Padre ya muy an
ciano terminar sus días en América. Mas él prefirió seguir la suerte
de sus Hermanos, aunque no pudo acompañarlos hasta Italia. Car
gado de años y de merecimientos, no menos que agobiado por la
terrible desgracia de la Compañía, murió plácidamente, el 29 de
Agosto de 1768, mientras navegaba en el canal de Bahama.
— 2 1 3-
(1) Velasco. o. c. año 1743. Era el H . Vinterer austríaco, natura) de un pueblecito del Tirol.
Por el P . Velasco conocemos también cuales fueron ios nombramientos de Superiores que se
hicieron juntamente con el P . Brentan. Dice así en su Historia: «El P . Brentan tomó por Socio
si P. Nicolás de la Torre, americano nacido en la ciudad de L a Plata, en el gobierno de Popa
ban. Los demás Rectores y Superiores fueron como sigue: Rector del Colegio Máximo, P . José
Nieto Polo por cuya muerte prosiguió el P . Fernando Espinosa, que había sido nombrado V ice
rrector por la muerte del P . Ignacio de Hormaegui acaecida el 15 de Julio de aquel mismo año.
Munendo también el P . Espinosa un mes después, entró en su lugar el P . Pedro de Tobar; de
San Luis el P . Jerónimo de Herce; de Latacunga el P . Francisco Javier Zephyris; de Popayán el
P José Vorés, después de él el P . Lucas Sata; de Cuenca el P . M iguel Manosalvas; de G uaya
quil el P. Nicolás Crespo y por su enfermedad el P . Francisco Aguirre; de Ibarra el P . Nicolás
Saldaña y después el P . Francisco Santos; de Riobamba el P . Andrés Cobo de Figueroa y des
pués de él el P . Baltasar V argas, y después e) P . Diego de A res; de Pasto el P . Lucas Sata,
y cuando este se mudó a Popayán, el P . Antonio Cuellar; de Loja el P . José Baca; y Superior de
I»« Misiones el P . Guillermo G rcbmer».
— 214
otros a tres misioneros, resaltando heridos otros dos. Los demás con
el P. Maugeri salieron de aquel lance, unos en lancha y otros na
dando el espacio considerable de mar que mediaba entre el navio y
la playa, entre el silbido de las balas que se cruzaban sobre sus ca
bezas. Llegaron a Cartagena sanos y salvos, pero con indecibles
trabajos perdiendo todo cuanto habfan llevado en la embarcación. Al
cabo de seis meses, se pudo rescatar alguna parte de lo que se tenia
por perdido, gracias a los empeños del P. José Fifíón, uno de los ex
pedicionarios que se quedó en Cartagena con este intento. Los de
más prosiguieron su viaje por el río Magdalena, en el que se ahogó
un novicio al bañarse; los demás llegaron a Popayán por Setiembre
y finalmente a Quito a fines de 1742. (x)
Mientras esperaban tiempo oportuno para embarcarse, los
PP. Maugeri y Tomás Nieto Polo junto con los Procuradores de Nue
va Granada hicieron las diligencias necesarias para llevar a Quito y
a Santafé la primera imprenta que había de funcionar en estas dos
ciudades. El P. Diego de Torres, Procurador de la Provincia del Nue
vo Reino de Granada, en nombre suyo y en el de los Procuradores
de Quito presentó una solicitud al Consejo de Indias, a 3 de Di
ciembre de 1740, pidiendo licencia para instalar una imprenta en
uno o dos colegios de cada una de las dos Provincias, ya que se pa
decía falta extrema de libros adecuados así en los colegios como en
las Misiones. La respuesta del Fiscal del Consejo fué como sigue:
«El Fiscal dice que respecto de no hallarse ley ni disposición
que prohiba tener imprentas en los Reinos de las Indias, parece que
se podrá conceder de esta parte licencia para ponerla en uno o dos
colegios en su Provincia para el fin que se expresa; y que ésta sea
con la precisa calidad de que antes de imprimir cualquier libro hayan
de preceder las aprobaciones y licencias acostumbradas y prevenidas
por las leyes, y que en consecuencia de lo mandado en la última del
título 24, libro primero de la Recopilación, entreguen en la Audien
cia veinte libros de cada género de los que imprimieren para remitir
los al Consejo; y sin que esta licencia se entienda privilegio, ni por
ella prohibida la impresión, ni venta de los libros que en ella se im
primieren, a otras cualesquiera personas que lo ejecutaren, sino que
libremente los puedan imprimir y vender, guardando las reglas dadas
sobre el asunto, no obstante esta concesión». (2)
El P. Maugeri se embarcó con sus compañeros en Cádiz el 15
de Abril de 1743. Pero la imprenta concedida no llegó a suelo ecua
toriano sino diez años más tarde, hacia 1754, y se instaló en el
colegio de Ambato como imprenta privada, siendo el primer tipógra
fo el H. Coadjutor Adán Schwartz, natural de Hamburgo. Este
Hermano fué quien inició en su arte al primer tipógrafo nacional el
Maestro Raimundo de Salazar y Ramos. A fines de 1759 la impren-1
(1) C ír. José M . V argas O . P ., La cultura de Quito colonial, 1 8 9 -9 0 ; Carlos E . Sánchez, La Im
prenta en el Ecuador, 3 5 -4 2 . Damos a continuación la lista de las primeras obras impresas que se
conocen:
1. Piísima erga Dei Genitricem Devotio.—H am bati,—Typis Societatis Jesu.—1755.—in 8 o—95 pp.
2. Carta pastoral que hizo leer el llustrfsime señor doctor don Juan Nieto Polo del A guila.. . .Impreso en
la V illa de A m bato, el mismo año de 1 7 5 7 .—in 4 o — 18 pp.
3. Novena en honra del Glorioso Patriarcha San J o s é .,..C o n licencia en H am b ato .— 1 7 5 8 .—in 12°
- 32 pp.
4. Oración Fúnebre predicada en las solemnes exequias.............del limo. Señor Doctor D. Nieto Polo del Agui
l a . . . .por el R . P . Juan Bautista de A guirre de la Compañía de Jesús.—impreso en Quito,
año de 1760.—in 4 ° .—30 pp.
5. Divino Religionis propugnaculo Polari fidelium S y d e ri....s e suasque universae Philosophiae Theses
Venerabundus D. O. C . Joseph M aria Lanati Societ. Jesu. [Sin fecha, probablemente 1760]
6. Oraciin panegírica de Santa Rosa de lim a. . . . por el Doctor Francisco de Llanos y V aldés.—
Quito, impreso en la Compañía de Jesús.— 1760,—in 4 o—38 pp.
7. Catalogus personarum et officiorum Provinciae Quitensis.. . . 1761.—in I2 ° —39 pp.
8. El Santo més amable.. . .oración panegírica que en ei dia solemne de el glorioso S. Antonio de Padua.. . ,
predicò el P . Pedro José Milanesio de la Compañía de J e s ú s .. . . 1761.—in 4o—31 pp.
9. Panegirico funerario que a la dulce y venerable memoria de nuestro Rey Fernando VI el Justo dixo en la
Iglesia del Colegio Máximo de Quito de la Compañía de Jesús. . . . el P . Pedro José M ila
nesio . . . . 1761 . —in 4o—30 pp.
10. Finezas de Jesús Sacramentado.. . .por F ray Juan Joseph de Santa T e r e s a ... 1763.—in 12o—
153 pp.
11. La Hidra de muchas cabezas.. . .por el P . Pedro José M ilan esio .. . . 1766.—in 4o—1 5 8 pp.
12. Breve Relación de los Ejercicios con que la Compañfa de Cavalleria de Voluntarios.. . . 1766—¡n 4° —5 ff.
13. Novena de la Santísima Virgen de las Nieves.. . . 1766—in 16°. -
(2) Según el P . Velasco en espacio de 22 años se leyeron siete cursos de filosofía con el si
guiente orden de maestros: «en 1745, el P . Luis Tam ariz, español; en 1749, el P . Sebastián Ren
don, americano de Loja; en 1752, el P . Mateo Folch, español; en 1755, el P . Pedro Troyano,
americano de Panamá; en 1758, el P . José Fernández, español; en 1761, el Francisco Javier Gon-
rález, español; en 1764, el P . Juan de Velasco, americano de Riobamba. Ultimamente estaba ya
señalado para el siguiente curso el P . José Antonio Masdeu, español; y dos meses antes de dar
principio se ejecutó el general estrañamiento de los Jesuítas». Velasco, o. c., año de 1639.
— 2 i6 —
( 1) A rch ivo S. J .
— 217
( 1) Archivo S. J .
— 2i8 —
nodo de 300 pesos para cada ano de ellos, a fin de que pudiesen pro
veerse de lo necesario para su entrada a las Misiones. La visita del
P. Brentan fué de grande consuelo para los Padres de Panamá. Estaba
de Rector el P. Pablo Maroni antiguo compañero suyo, como él mi
sionero en el Marañón.
Después de dar orden y traza en los asuntos de aquel difícil co
legio y en particular en lo relativo a las tres cátedras, de que diremos
más adelante, el P. Brentan se dirigió por mar a Guayaquil y a Qui
to, con ánimo de entrar a las Misiones del Marañón, por el río Ñapo.
Como su ausencia había de ser un poco más larga, nombró de Vice
provincial a su propio Socio, el P. Nicolás de la Torre, e hizos prepa
rativos para su viaje, cuyo itinerario debía ser por Archidona, siguien
do por el Ñapo y Marañón hasta Borja.
Avisados con tiempo los misioneros del Marañón, remitieron, a
fines de 1744, las canoas, provisiones y gente necesaria para el pue
blo llamado Puerto del Ñapo; mas este plan quedó frustrado por la
enorme crecieute del río Ñapo que ocasionó una espantosa erupción
del Cotopaxi.
He aquí cómo refiere este fenómeno el P. Juan de Velasco, que
lo presenció, siendo novicio en la casa de formación de Latacunga:
«La quinta erupción del volcán Cotopaxi, mucho mayor que todas las
pasadas fué a las siete y media de la noche del 20 de Noviembre de
1744. La portentosa e increíble inundación de agua que arrojó conti
nuadamente toda la noche, creyeron a los principios que fuese de
toda.la nieve deshecha con haberse caldeado el monte, porque se de
jó ver al otro día todo limpio de nieve. Discurso no de filósofos sino
de ignorantes; pues ni toda la nieve deshecha era capaz de hacer una
milésima parte de la inundación, ni se hubiera podido hacer derra
mándose por una sola parte como sucedió, sino en circunferencia por
todas. Salieron del error, cuando sobreviniendo las aguas, se lavó el
monte de la ceniza y arena que lo cubría todo y descubrió su nieve,
a excepción de la gran calle que abría desde la boca en la cumbre
hasta el pie. Era esta calle o cauce muy profundo y ancho más de
una legua el cual, no se vistió de nieve en algunos años, como lo ob
servé yo mismo andando hasta más de la mitad.
Bajando el agua por aquel cauce formó al pie un mar mediterrá
neo de muchas leguas, profundísimo entre montañas y cordilleras con
estrechos desahogos. Desde aquí se dividió rompiendo nuevos desa
gües, por tres partes distintas, una por el Norte, uniéndose al río
Pedregal y siguiendo por el Guaillabamba y Esmeraldas, a descargar
al mar del Sur, otra por el Oriente tirando por el Ñapo, cuyo primer
origen es el Cotopaxi, a descargar al Marañón y mar del Norte, y otra
por el Sur, siguiendo el río Alaques, San Felipe y Pastaza a descar
gar mucho más arriba al mismo Marañón. La parte del Sur que co
rrió por el Alaques a Latacunga, no fué la mayor de las tres, y ocupó
no obstante una legua de anchura en terreno quebrado y profundo.
Subió su inundación hasta la plaza mayor de Latacunga, y tuvo
rodeado el colegio y noviciado por todas cuatro calles, metiendo el
agua por las rendijas de las puertas, y dejando cerca de una de ellas
— 219 —
o con sola alguna parte de ella, tiene ya suficientes rentas para ali
mentar a los Hermanos Retóricos; pues en este caso deberá ser ali
viado el colegio Máximo autes de cumplirse el trienio, o en todo o
en aquella parte que juzgare la consulta», (i)
Al ordenar el traslado del Juniorado de Quito a Latacunga el
P. Provincial tenía en vista no solamente el que nuestros jóvenes es
tuviesen en un ambiente más favorable para su formación sino tam
bién el alivio del colegio, sobre el que pesaba además del sustento de
una comunidad numerosa una deuda de 30.000 pesos y el pago de los
intereses de un capital de censos que pasaba de 52.000 pesos.
Por la misma razón se pensó en trasladar la tercera Probación al
colegio de Ibarra. Propuso el P. Brentan el caso a sus consultores,
pidiéndoles que diesen por escrito su parecer razonado. Los consul
tores, atendiendo antes al provecho espiritual de los Padres que de
ben hacer esta última probación que a ventajas temporales que podía
reportar al Colegio Máximo, opinaron todos que la tercera Probación
debía permanecer en Quito. Lo que mayor fuerza les hacía era que
en Ibarra no habría tanta facilidad como en Quito para ejercicios de
caridad y humildad en que se suelen ocupar los Padres de tercera
Probación.
El P. General aprobó de lleno esta determinación en carta de 15
de Enero de 1749, y añadió luego estas palabras: «Acerca de los Pa
dres de tercera Probación celará V. R. que observen sus distribucio
nes con más exacción, que no se empleen en predicar fuera de casa
sermones, panegíricos, y que tengan el año entero de probación; pues
suele faltarse en todas estas cosas, según las noticias que tengo. Y
aunque en caso de necesidad podrán enviarse a las Misiones algunos
que hagan allí la tercera probación, como ya concedí, esto deberá
hacerse con la condición que yo previne, de que preceda consulta so
bre esto, y se juzgue en ella ser necesario, y no de otra suerte».
La tercera Probación siguió, pues, en Quito a pesar de los apu
ros económicos del colegio. En cambio éstos dieron quizás ocasión
a que se cometiera con los expedicionarios que acababan de llegar de
Europa, una falta de caridad notable y bien ajena al espíritu y tra
diciones de la Compañía. El P. General, cuando supo lo que había
pasado manifestó grandísimo sentimiento en una carta de 25 de No
viembre de 1746, de la que extractamos estos párrafos: «He sabido
con gran sentimiento y dolor mío la poca caridad con que fueron re
cibidos en el colegio Máximo los misioneros que fueron de Europa
con el P. Maugeri, faltándoles muchas de las cosas necesarias, hasta
las camas; siéndoles de escándalo y aflicción este mal recibimiento;
singularmente a los que llegaban enfermos, que.según se me refiere,
hubieran estado con mejor asistencia en el hospital que la encontra-1
(1) Para ajustar el precio de la pensión que se debía pagar para cada uno de los Juniores,
«ra preciso tener en cuenta el precio que tenían entonces las cosas de uso ordinario y cotidiano. H e
oquí algunos de estos precios por lo que se refiere ai vestuario: un sombrero 12 reales; una sotana
de estameña a 6 reales la vara; un bonete, un peso; tres pares de medias de estameña, 2 pesos 4
reales; 3 camisas con 10 varas de rúan, II pesos; dos sábanas, una de rúan, otra de lienzo, 6 pe
sos y 6 reales; un sobreropa, 11 pesos; una frazada, 4 pesos; un manteo, 14 pesos.
— 222 —
LA C O N G R EG A C IO N P R O V IN C IA L D E I 747
que se ofrece suplicar dos cosas: la primera, que la gracia que se nos
ha hecho para enseñar estos estudios con la limitación de ocho años,
se prorrogue para enseñarlos perpetuamente, concurriendo muchos
motivos para solicitar esta nueva gracia: a) Que siendo ministerio tan
propio de nuestro Instituto enseñar los Cánones, es cosa indeco
rosa que para él nos hayamos de valer y pagar de nuestras rentas
a catedráticos seglares, cuando lo podemos ejercitar nosotros; b) Es
cosa muy dura que de las rentas religiosas se hayan de sacar mil pe
sos cada año para sustentar externos, estando como están expuestos
a varios contratiempos; pero habremos de pasar por este onus gravis
simum, por la escritura de obligación que en los tiempos pasados hizo
esta nuestra Provincia, secularizando veinte mil pesos; lo que sólo ce
lebró por evitar la ruina de nuestros Estudios y Universidad, que pre
tendía Fr. Ignacio de Quesada, como consta del manifiesto impreso
del P. Calderón; c) Conduce al bien de nuestra Religión tener cate
dráticos instruidos en estas Facultades, conduce esto mismo al pú
blico, como se reconoce de varias consultas que el Cabildo en Sede
vacante ha remitido a nuestros catedráricos de Cánones, y conduce
principalmente a la mejor educación y mayor sujeción de nuestros
colegiales; porque,si se ponen cátedras seculares y de crédito, ocupa
dos éstos como sucede en infinitos pleitos y negocios, no podrán
atender como se debe a la enseñanza de los discípulos, ni los Supe
riores para constreñirlos a esto tienen tan libre la mano como sobre
sus Religiosos.
La segunda súplica se ordena a que el gobierno de estos Estudios
quede libre y sin subordinación a esta Real Audiencia, a) Porque de
otra suerte quedamos expuestos a varios desaires y violencias, y
habremos de pasar por ellos por no tener controversias con tan res
petable tribunal, como ya se ha experimentado a costa de nuestra
tolerancia, b) Ni es necesario que los Ministros miren, celen sobre
el gobierno de los Estudios, como por la misericordia de Dios no lo
ha sido sobre él de otras Facultades, que por el espacio de siglo y
medio se han enseñado con crédito y común provecho en nuestra
Universidad.
Consultaráse también a S. M. si acaso se podrán admitir otras
Cátedras voluntarias que sin renta quieran servir algunos sin contra
venir al Real rescripto que tenemos, en que se nos permiten tres Cá
tedras dotadas, dos de Cánones y otra sobre Instituta». (i) En esta
última petición suponemos que se trataba de la cátedra de Medicina,
la que no hubiera corrido a cuenta de la Compañía, sino de modo ge
neral bajo su vigilancia. Los Procuradores pudieron conseguir lo que
se pretendía, aunque no sin mucho trabajo y repetidas peticiones.
Terminados todos sus preparativos, los dos Procuradores em
prendieron su viaje a Europa, no por la vía ordinaria de Quito, Po-
payán, el Magdalena y Cartagena, sino por el Ñapo, el Amazonas
hasta la ciudad del Gran Pará, desde donde pensaban les sería fácil(I)
(1) Velasco, Historia . . . . Crónica. . . . año de 1750. Cfr. Recio, Compendiosa dela
ción de la cristiandad en el Reino de Quito, tomo. I, n. 167.
— 229 —
(1) Archivo S. J.
230
(1) Fueron los P P . Francisco Javier A guilar, Juan A spergalo, Pascual López, M iguel Ortiz,
Sebastián Correa, Gregorio M ora, Hilario G arcía Lanza, Antonio Aguado Felipe Arosemena,
Tomás Pastor, Francisco Basterrica, Mateo Folch, Sebastián Imbert, Jacobo Torres, Pablo Torre
jón, Estanislao Salas, Francisco Pallares, M ariano Ferrer, Juan G arriga, Juan Rosef, Luis Sal
vador, Juan N adal, Manuel Talledo, Antonio V alencia. Hizo la profesión de tres votos al insigne
misionero del Darien, P. Jacobo W alburger, que habla hecho la incorporación el 22 de Noviem
bre de 1747.
Los Coadjutores espirituales fueron los P P . M iguel Ibarra, M anuel U ñarte, Dionisio Ibañez,
Pedro Esquini, M año C icala, Juan Serrano, Juan U llauri, José Pérez, José Mafianes, Francisco
Pérez, Ignacio Ospina, Andrés Cobos Calzado y Salvador Ordines
Los Coadjutores temporales formados fueron los Hermanos Mateo Franchi. Joan Herraiz,
Juan CalopiRa. Simón Schenherr, Salvador Sánchez, José A lcedo, Jerónimo Hartman, Manuel
Baliñas, Roque Marino, José Toledo, Marcos Martínez, Fernando Manrique, Bernardino Viilavi-
cencio, José Iglesias, Francisco Gómez, M artín Lanz, José Imás, Tomás Inietta, José Fontanales»
Gaspar Lagunilla, Honorato Rafael, José M arín y Luis Ribadeneira.
— 231 —
(1) Archivo S. J.
CAPITU LO SEPTIM O
(1) Archivo. S. J .
(2) Archivo S.J.
— 236 —
( 1) A r c h iv o S . J .
— 240 —
(1) En estas últimas Ifnea» hace alusión el P . General s i tramo que el S r. Luna había he
cho construir en el area del colegio para dotación de la cátedra de M oral. Tenía dos pisos; en
la parte inferior había tiendas y cuartos de alquiler, donde vivían ios seglares que los arredaban
y en la parte superior vivían los Nuestros, con separación completa; pero como el piso era de
tablas, sin ningún cielo raso, no dejaba de haber grietas que se trataba de calafatear.
— 241 —
(1) A rchivo S. J .
— 242 —
(1 ) H e aquí lo que el colegio debía dar: «De los ladrillos ya íabricados para la catedral:
6.000 ladrillos chicos para la comiza, 8.S00 ladrillos cuadrados para el suelo, 6.500 cudrado»
dobles para el altozano. Además debía fabricar y tener preparados en la huerta para cuando s i
necesitasen: 6.300 ladrillos cuadrados ordinarios, 3.250 cuadrados dobles, 21.200 ladrillos chico*
ordinarios y 1.000 chicos gordos».
CA PITU LO O CTAVO
Y visto por los dichos señores tan piadoso intento, con lo demás
que expone el R. P. Provincial en su representación del día dos de
Febrero del presente año, y los informes dados sobre el asunto por
los Capitanes, D. Félix Muñoz de Guzmán y D. Manuel de Arago,
Gobernadores de dicha Provincia, y del Cabo subalterno D. Joaquín
Valcarcel y Miranda, y lo que dijo el Señor Fiscal en su vista, con
lo demás referido que se hizo presente en esta Junta; uniforme
mente y de un acuerdo resolvieron los dichos señores, que se haga,
como dice el Fiscal, la internación de los dos operarios evangélicos
de la sagrada Compañía a la Provincia del Darién, y para que ten
gan medios de poderlo ejecutar se les anticipe un año de sínodo a
razón de 300 pesos cada Religioso con los que se les acuda por los
Oficiales Reales, y el Sr. Presidente de providencia en todas las
demás cosas que se deban prevenir concernientes al asunto. Y su
Sría. conformándose con los Señores de esta Junta la concluyó y
firmaron todos».
El 17 de Junio de 1746 el Virrey pidió informes al Presidente
de ia Real Audiencia de Panamá sobre los trabajos de los misioneros
del Darién. Antes de pasarles el estipendio de 300 pesos, quería
cerciorarse si la Misión producía algún resultado positivo. El Pre
sidente encargó al P. Maroni, Rector de Panamá, la redacción del
informe. El i 9 de Julio de 1746, el Padre remitió el documento que
se le había pedido y de él sacamos las noticias que damos a conti
nuación sobre el apostolado de nuestros misioneros en el Darién
desde 1744 a 1746.
El informe del P. Maroni está dividido en tres partes. En la
primera expone el trabajo realizado por los misioneros en estos dos
primeros años; examina luego los obstáculos que estorban y aun a
veces inutilizan el ímprobo trabajo de los misioneros; trata por ñn
de la pensión señalada, ya que este punto es el que había movido
principalmente al Virrey a pedir informes.
Sobre lo primero dice así: «Según las noticias que por escrito
y de boca vienen comunicadas, los Padres misioneros por lo tocante
al primer año, ambos penetraron hasta lo más interior de aquella
Provincia del Darién, aunque con muchas penalidades. Comunica
ron con los dos principales caudillos de aquella nación, el P. Joa
quín Alvarez, en Chucunaquf, con el célebre D. Juan Saniquín, que
por particular disposición divina, logró morir cristiano en manos del
Padre; el otro misionero P. Claudio Escobar con D. Felipe Urima-
quicha, perseguido de los franceses, y aun de algunos de los suyos,
por haber dado muestras de querer recibir a los misioneros. Se retiró
al territorio de nuestra Misión junto a Paya, donde se está trabajan
do para formar un pueblo. Se han bautizado ya muchos niños y
algunos adultos. No se pudo formar ninguna población el primer
año por haber entrado la peste de las viruelas, de que murieron mu
chos. El segundo año, se enfermaron los dos Padres y tuvieron que
salir, pero en su lugar entraron otros dos, que son los PP. Ignacio
María Franciscis y Jacobo Walburger. El P. Franciscis viendo cuán
poco de fiar eran los intérpretes, se esforzó en aprender bien la
— 246 —
lengua de los indios, y a los pocos meses pudo componer una gramá
tica y un catecismo, que ha sido de mucha utilidad para todos. El
P. Walburger emprendió hacer una reducción en el río Chucuna, y
logró reunir hasta treinta indios de armas tomar, con esperanzas de
poder juntar mayor número, con tal de tener qué regalarles; porque
los indios no atienden más que a su interés y reparan dejar sus es
condrijos.
Los obstáculos a la predicación del Evangelio son muchos
En la parte Norte del Darién, mientras no se expela de ah(
a los franceses, la Misión no podrá progresar, porque ellos fomentan
el comercio ilícito y alborotan a los indios en lugar de sosegarlos; les
persuaden el odio al misionero y con sus malos ejemplos los incitan
a todos los vicios. Lo que los franceses hacen en el Norte, lo hacen
algunos españoles y mulatos en el Sur, principalmente en el real de
minas de Santa María con su vida poco arreglada y otros muchos
desórdenés. Para corregir a esta gente sería menester tener particu
lar cuidado de que los cabos, soldados y demás gente que allí se en
vía, o tienen ahí su asiento, no sean de lo peor del Reino; porque, si
se reforma el real, los indios que ahí van con frecuencia, se dejarán
convencer más pronto con los buenos ejemplos que con las palabras.
Otro impedimento es que los Gobernadores pretenden para sí uno
cpmo especie de dominio y mando despótico sobre los misioneros,
como si fuesen sus inmediatos Superiores, poniendo límites a su celo
embarazándoles a veces la comunicación con los infieles, atacándoles
los pasos en lugar de ayudarlos en sus correrías, ocupando 1 los in
dios en viajes, en vez de estar aprendiendo la dQctrina o trabajando
en la construcción del nuevo pueblo.
Pero uno de los mayores obstáculos para formar pueblos donde
poder instruir a los indios, es la suma pobreza, esterilidad y desdicha
del país, falto casi del todo de mantenimiento, porque por un lado
no hay pastos para cría de ganado vacuno y otro semejante; por otro
lado, en los montes la caza, y en los ríos la pesca, andan muy esca
sas, de donde se sigue que el mantenimiento de un misionero, por
lo regular, no es otro que un pedazo de tasajo medio podrido, que
se remite desde esta ciudad de Panamá».* Termina el informe di
ciendo que se necesitarían cuatro misioneros. En cuanto al estipen
dio los 498 pesos que se dan, (debían ser 600) son del todo insufi
cientes para el mantenimiento de los misioneros. (1)
(1) A rchivo S . J .
- 249 -
(1) A rch iv o S. J.
— 25 1 —
. . (1) A estos hechiceros ej R eal Erario pagaba 36 0 pesos annales. En esterniamo tiempo los
misioneros recibían un subsidio de 300 pesos al año; |60 menos que los hechiceros!
(2) At chivo S . J .
CAPITU LO NOVENO
(1) A r c h iv o S. J .
(2) A r c h iv o S . J .
— 256 —
(I) Archivo S .J .
— 259 —
GONZALEZ SUA REZ, Historia General de la República del Ecuador, V , lib . 4 c. 2 .—ARCH IVO S . J .
S Archivo S.J.
Archivo S .J .
263 —
(1) Archivo S. J.
— 264
(1) Lo» Ministros nombrados fueron: E l limo. D . José Ventura Güel y lo» consejero» de
Castilla, D Juan Ignacio de la Encina, D Francisco del Rallo, D. José Manuel de Rojas, y *•
Fiscal actual del Consejo, D. Manuel Pablo de Salcedo.
— 265 —
(1) Archivo S. J.
(2) Archivo S. J.
— 266 —
A RCH IV O S . J .
(I) A rchivo S . J .
— 270 —
(I ) Ettas conferencias eran repeticiones de la materia que se había visto en los quince días
precedentes, con dos que argüían.
— 272 —
(I) A rchivo S .J .
— 274 —
(1) En la Biblioteca Nacional de Quito existe un buen número de manuscritos que dejaron
los Padres que enseñaron en la Universidad de San Gregorio. Son la casi totalidad de ellos
cursos de Filosofía y Teología que estos Padres dictaron en la Universisdad. No estaban destinados
a la publicidad, y al tiempo de la expulsión llegaban al número de 394. Hermoso ejemplo del
empeño con que los antiguos Jesuítas quiteños tomaban el oficio de enseñar.
ellas mujer alguna, digo que pueden permitirse, encargando mucho
a los Superiores la vigilancia para evitar todo desorden. Si las co
rridas de becerros que los mismos alumnos suelen tener para su di
versión pudiesen evitarse, sería esto muy acertado, y se evitarían
muchos inconvenientes; mas si el concederles tal diversión se les ha
hecho casi necesario, convendrá que el P. Ministro del seminario o
algún Superior esté presente, para que no suceda ninguna desgra
cia». (x)(I)
(I) Archivo S. J.
CA PITU LO D O CE
(2) A rchivo S. /.
— 278 —
(1) A rchivo S. J .
— 279
Í
l) Archivo S. J.
2) Archivo S. J,
28i —
(1) A rchivo S ,J .
285 ~
(I) El P Bernardo Recio habla llegado a G uayaquil en la expedición que traía el P . Pro
curador Tomás Nieto Polo y constaba de 28 Religiosos de la Compañía Uno había muerto en
Panamá, y poco faltó para que pereciesen todos en las costas ecuatorianas. H e aquí como refiere
el suceso el mismo Padre Recio en su Relación, al describir su viaje de Panamá a G uayaquil.
«Al salir de Panamá el rumbo que a llí siguen es engolfarse a cierta distancia en alta mar y venir
a tomar la altura proporcionada para entrar en el puerto de G uayaquil en que consiste la peri
cia de los pilotos. Después de muchos días de golfo, (pues la travesía de Panamá a G uayaquil
duró 28 días) reconocimos tierra en buena posición. Saludárnosla con Salve cantada a Nuestra
Señora la Virgen M aría de Montserrate santuario de allá, bien fausto a los navegantes que está en
un pueblo al que por lo elevado de un monte, llaman Montecristi Luego que se descubre la tie
rra se va costeando por muchas leguas hasta Guayaquil. Y aquí fueron nuestros trabajos; porque
hallamos las aguas muy alteradas, y experimentamos la tempestad que llaman de quilla, que es
hallarse en el fondo o en el interior del mar alteradas las olas. Columpiábase mucho e l barco y
K )uzgó necesario deshacer la tolda, y por consiguiente pasar todos por la incomodidad que causa
en los navios la estrechez. Aumentóse esta pena con proseguir ei barco dando tales cabezadas
que parecía hundirse, ya por la proa, ya por la popa. Llegó finalmente a dar un envión tan des
mesurado, que entró por la ventana de popa cuanta agua cupo. Un pobre Hermano Coadjutor
que por (alta de camarote tenía su cama cerca de dicha ventana, quedó todo bañado en agua, co
mo bañado en un río. De la que salpicó reconocí bañado mi colchón, y saltando de mi camaro
te para salvar y componer mi ropa, con estar en pié, con aquellos vaivenes me maree de modo
que lancé cuanto tenía en el cuerpo. Nuestros jóvenes todo era decirse: Hagamos esta y la otra
devoción, penetrados del susto. Yo que por no estar para nada- quería componer mi cama, llama
os en mi ayuda al contramaestre que por Bernardo me solía obsequiar, (Bernardo, Bernardo! Pero
. y todos los marineros acudieron al mayor peligro, pues con el último golpe de mar se sintió el
trinquete, rompiéndose el baupré, y faltando varias otras piezas o aperos del navio que necesitaron
bien Ls manos de.todos. Demás de este gran susto, tuvimos la molestia de estar como presos más
de ocho días, sin poder doblar el cabo que llaman de San Francisco; la tierra a poquísima
distancia pero las olas contrarias que no nos dejaban dar un paso adelante, prosiguiendo las cabe
zadas del barco. Salimos por fin y abonanzándose un tanto las olas descubrimos con gozo la punta
de Santa Elena. Compendiosa relación de la cristia n d a d en el Reino de Quito. T rat. I.
— 286 —
(1) A rchivo S . f .
— 287 —
(1) A rchivo S .J .
— 289 —
EL TERREMOTO UE LATACÜNGA
VELA SCO , H isto ria....C r4 n iea ....l7 5 7 -1 7 6 0 .—GONZALEZ SUAREZ, Historia Generali« la RepáUia
del Ecuador, V , lib . 4 , c . 4 .-A R C H 1 V O S . J.
ti) A rchivo S. J .
— 295 —
(1) A r c h iv o S , J .
CAPITU LO CATO RCE
O) Parte II, c. 8.
— 298 —
( t ) «Illud tamen praecipue injungimus R ae. V ae. ut Sodalitatibus moderandis neminem prae
ficiat posthac nisi cum exquisito delectu; eosquc ex omnibus deligat quorum sit probata virtus atque
prudentia; ne forte directorum socordia vel negligentia intereat fructus animarum, qui hactenus ex
noe ministerio, Deo favente, perceptus est, et quem uberiorem sperat Sanctitas S u a ».
— 299 —
(1) A rchivo S . / .
— 300 —
(1) A rchivo S. J .
— 301 —
vió y oyó se halló tan movido, que dió de limosna doscientos pesos,
para que entrasen a los Ejercicios y fuesen allí mantenidos muchos
del pueblo. Y aquí fué donde vi salir de sí la devoción, rompiendo
los diques de la moderación. Entre otros excesos de su devota com
punción, tengo muy presente lo que me pasó con una de esos que me
confundió harto, pues yendo yo a oirle de confesión, vi que me sa
lió al encuentro con una piedra en las manos, como allá San Jeró
nimo. y mirándole al pecho le vi todo ensangrentado.
O temporal O mores! Cuando yo me acuerdo de aquella feliz
temporada, se me viene a la memoria lo que San Juan Clímaco re
fiere de las penitencias y compunción que los antiguos monjes prac
ticaron en el desierto. Quedó ciertamente santificado nuestra Bal-
sáin, y llegó a concebir tal veneración su memoria, que nueve años
después, pasando yo al gobierno del colegio de Cuenca, luego un
mercader ofreció cincuenta pesos, para ayuda de los gastos que se
hartan en los Ejercicios, que en todo caso deseaba se hiciesen en
aquel buen retiro, y siendo preciso complacerle, se hicieron de hecho
por muchos, a quienes la memoria de los primeros tiempos compelió
a su repetición.
Quedó como asombrada la ciudad con los primeros Ejercicios;
pues los que se habían ejercitado, no sólo se hacían lenguas del mi
nisterio, sino que viviendo como otros hombres, y reformando sus
costumbres,pregonaban su eficacia. |0h! si perseveraran constantes!
¡Oh miseria, y lástima de nuestra naturaleza tan deleznable, que ol
vida con el tiempo lo que una vez le conmovió tanto!
Muy gozoso quedó el celoso Prelado de ver efectuado con sua
vidad lo que dispuso esta tierra para el logro de la labor de sus pas
torales providencias. Y así, repitiendo después la visita, reiteró la
providencia de los Ejercicios santos, que se tuvieron en otras dos
ocasiones, en esta misma ciudad; aunque por estar la casa de Balsáin
muy retirada, se buscó otra en la ciudad. Y he aquí que se colocó
un nuevo desierto en lo más público, en una casa, sita en el centro
de toda ella.
Lastimáronse algunos de que se dejase a Balsáin, sitio ya santi
ficado; pero Dios, que de todo saca bien, hizo que este nuevo retiro
produjese aún mayores frutos; pues, como más inmediato, difundía
más fácilmente el buen olor de los convertidos, y aun por esto mis
mo tuvo más pobladores, porque el ruido de las disciplinas, el sonoro
reclamo de los instrumentos músicos, con que se obsequiaba en la
oración al Señor Sacramentado, y, por otra parte, el armonioso si
lencio de aquella casa, hecha desierto en lo más poblado, atraía a
muchos y los compungía en todas maneras.
No contento el señor Obispo con que clérigos y seglares hiciesen
para su reforma los santos Ejercicios, extendió su celo a los regula
res. Y así pidió a los respectivos Prelados, que en sus conventos les
hiciesen practicar a los Religiosos. Así lo hicieron. Mas el Comen
dador de la Merced, aunque muy pronto a las insinuaciones de su
Uustrísima, alegó la poca oportunidad, por la estrechez de su casa.
Tiene esta Religión en Cuenca uno que llaman hospicio, con su
— 304 —
gen, bastaba ya, para que con las primeras exhortaciones de los misio-
neros se moviesen muchos corazones, y muy pronto el estandarte se
hallaba coronado de luces. Usaban además llevar un crucifijo muy
primoroso, obra de un escultor de Quito, con una pintura del Reden
tor en el paso del Ecce Homo; otra pintura llevaban en la que de un
lado iba pintada una alma en gracia de Dios, con rostro celestial, di
fundiendo resplandores y vestida de hermoso ropaje, y al otro una
alma condenada, feísima y que en todo mostraba los horrores de là
desesperación. Uno de los actos finales, y como despedida de los Mi
sioneros era la erección de la cruz dé la misión, en algún lugar a
propósito, donde de cerca o de lejos pudiese ser venerada como sím
bolo de la Redención del género humano. Así, por ejemplo, se colocó
con muchísimo trabajo una de grandes proporciones en la cumbre del
Imbabura, después de una fervorosa misión dada en la Villa de Iba
rra. Añade el P. Recio que la colocación de estas cruces, sirvió, no
pocas veces, para que los indios dejasen sus antiguas supersticiones,y
más tarde se hiciesen allí capillas, a las que venían los pobladores de
los contornos en devota peregrinación.
Mientras estos dos esforzados misioneros recorrían todas las pa
rroquias de la extensa Diócesis de Quito, y aun los anejos más apar
tados, otros operarios hacían otro tanto en torno de las poblaciones
en que estaban establecido los colegios a que pertenecían. El trabajo
de nuestros Padres aumentaba en tiempo de calamidades públicas,
como terremotos y pestes, que afligieron entonces las comarcas del
Reino de Quito. En 1751 se sintió un terremoto muy fuerte en la
capital. «Cayeron las torres de las iglesias, se desplomaron las casas,
los tejados echados a tierra cerraban el tránsito por las calles, la igle
sia catedral quedó inservible. No permaneció nadie en la ciudad, has
ta las Religiosas dejaron sus monasterios. Hubo innumerables confe
siones, fervorosas misiones, numerosas procesiones de penitencia para
aplacar a Dios nuestro Señor. A todos procuraron atender nuestros
Padres, consolando y esforzando a todos en lo posible, exhortando a
la penitencia y a la paciencia cristiana, ya que en tales calamidades
no se podía hacer otra cosa, ni conseguir otro remedio». (1)
Los terremotos duraron varios meses, a lo que vino a añadirse y
aumentar notablemente el trabajo, una lluvia copiosa y continuada;
por donde se puede adivinar cuál sería el sufrimiento y miseria de la
gente mal acomodada en tiendas de campaña o en estrechísimas ca-
suchas donde se habían acogido para evitar los peligros del terremo
to. El P. Luis Centurione al tener noticia de estas desdichas, escribía
al P. Provincial el 11 de Agosto de 1756: «Para acabar de responder
a las cartas del P. Tomás Nieto Polo,predecesor de V. R., no me falta
hablar sino de los terribles terremotos que experimentaron Vuestras
Reverencias .desde últimos de Abril del año pasado hasta los últimos
de Mayo en que se escribió la última carta. Y ¿qué puedo decir sobre
eso, siuo adorar los efectos de la divina Providencia que así lo dispo*1
(I) Archivo S. J.
CAPITU LO QUINCE
(I ) Concedía la profesión de cuatro votos al P . Javier W eigel, insigne misionero del M ara
tón, al P. Miguel Bruguera que murió en el terremoto de Latacunga y a los P P . Antonio lentske,
francisco Nicklust, Joaquín H edel, Juan Francisco Aguirre, José A res, Pedro Troyano, Vicente
Csbueñas, José Garrido, Ignacio Peramás y Agustín Martínez; a este último se le debía avisar
•ates de ciertos defectos de que debía enmendarse. El grado de Coadjutor espiritual se concedía
*1 P. Andrés Camacho y al P . Francisco Javier R eal, después de amonestarle seriamente de sus
oelectos. Por fin el grado de Coadjutor formado se concedía a los H H . Tomás Zurita, Tomás
Poveda, Francisco Martínez, M iguel Jaureguiberri y Claudio Canaus; al H . Ignacio Manosalvas
oespués de amonestación de sus defectos.
— SH -
(1) A rch iv o S .J ,
— 315 -
(1) La» demá» concesiones de último» votos hechas por el P . R icci son las siguiente». Ls
profesión a los P P . Francisco Zamora, Francisco Javier Peindendorfer, M anuel M esía, Silveatre
A rechúa, M iguel Delgado, José Palm e, Venceslao V ajeare, Ignacio Leitenberg y a su tiempo si
P . Juan M arschat; el grado de Coadjutor espiritual a los P P . M anuel Perlaza y Luis Vizoccbi,
M iguel R ipalda, Segundo del Castillo y Pedro Sierra; por fin el grado de Coadjutores tempo'4-
les formados a los Hermanos Juan M artinez, Andrés Lechner, Jaim e W ysser, Pedro Gacitua,
A dam Schwartz, Antonio Jijón y G abriel Bosch.
— 317 -
»jo Máximo de Quito. Indica que se envíe a los Padres que tienen
que hacer esta última Probación al colegio de Ibarra o que se edi
fique y destine para ellos una parte del noviciado de Quito. El
j> Provincial y sus consultores optaron por este segundo partido,
por la mayor facilidad que había de cumplir con los experimentos
señalados en el Instituto para esta Probación.
Renovó el precepto de ios anteriores Generales sobre el pres
tar libros de la biblioteca del Colegio Máximo. «Conviene, dice,
que se observen las órdenes que en punto de sacar libros de las
librerías tienen dados los RR. PP. Generales mis antecesores. De
éstos los RR. PP. Tirso González y Miguel Angel Tamburini im
pusieron preceptúalos Padres Provinciales y Rectores del Colegio
Máximo, para que no permitiese sacar libro de la librería... Yo lo
renuevo y mando en virtud de santa obediencia y bajo pena de peca
do mortal a los Provinciales de esa Provincia y a los Rectores del
Colegio Máximo, que no permitan que se saquen los libros de la
nueva librería, y a todos los demás de los Nuestros, ordeno y mando
en la misma (orma que no saquen libro alguno de dicha librería del
Colegio Máximo.
Este precepto dispondrá V . R. que se copie con buena letra
y se ponga en una tablita que deberá fijarse en un lugar público
de la misma librería. De la librería de la Universidad y del cole
gio de San Luis, podrá sacarse una u otra vez algún libro precedien
do la licencia del Superior, y anotando.. . en las respectivas librerías
el nombre del que saca, el libro, el autor, el título de la obra, el día
del mes y año en que saca y para cuánto tiempo, y concluido éste,
deberá volverse a la librería».
El P. Provincial Jerónimo de Herce había pedido con vivas ins
tancias que se difiriese la Congregación Provincial proponiendo dar los
quince mil pesos, que era la suma ordinaria que se daba a los Procu
radores, para alivio de los Padres portugueses víctimas de la perse
cución neroniana del Marqués de Pombal. El P. General no admitió
ni el aplazamiento de la Congregación, ni los quince mil pesos. «Es
ta mi determinación, añadía, tan desinteresada y en tales circuns
tancias, manifiesta bien el deseo grande que tengo de oír a los Pro
curadores, discurrir con ellos sobre las cosas de su Provincia, cuyo
bien espiritual antepongo a todos los bienes temporales. La falta de
estos temporales es tan grande, que no puedo excusar el suplicar a
V. R., que procure cuanto pueda enviarme alguna limosna para ali
vio de tantas necesidades como por todas partes me cercan y me tie
nen en grande ahogo», (i)
Llegó a tanto este ahogo de que habla el P. General, que
el 23 de Enero de 1765, envió al P; Provincial José Baca la carta
que aquí transcribimos, como prueba manifiesta de la extraordina
ria pobreza que se experimentaba entonces en toda la Compañía.
«Sieudo tan urgentes y graves las necesidades que hoy padecen en lo
(I) Archivo S. /.
- 318-
c i) Archivo S. J.
(2 ) Archivo S .J .
319 —
(I) A rchivo S. J .
— 320 -
(I) A r c h iv o S . J .
CAPITU LO D IE C ISE IS
VELA SCO , Historia.. . .Crónica.. . .afla de 1 7 6 6 .—RECIO, Compendiosa relación dola cristiandad ea d
Reino de Qnito t. 111.-A R C H IV O S . J .
(1 ) Los cuarenta profesos que formaron la Congregación eran los siguientes: P P . José Bscs,
Provincial; Francisco Santos, Guillermo Grebmer, Angel M arfa M anca, Francisco Reen, Tomài
Nieto Polo del A guila, Francisco Javier Zephyris, Francisco Campuz, Miguel de Manosalvai,
Rector del Colegio Máximo; Francisco Sanna, Pedro Jaram illo, Nicolás de la Torre Adan
Schefgen, Tomás Larráin, Rector del Noviciado; Jacinto Ormaechea, Rector de Pasto; Francisco
Monerris, Luis Tam ariz, Pedro José Milanesio, Rector de San Luis; José Ormaechea, Martin
Iriarte, Rector de Ibarra; Lucas Portolani, Marcos Bonilla, Gregorio Mora, Marcos de la Vega,
Joaquin A lvarez, Bernardo Recio, Rector de Cuenca; Sancho A raujo, Nicolás López. Rector de
Látacunga; M anuel V iera, Sebastián Rendón, Hilario Lanza, Antonio Aguado, Francisco Javier
Azzoni, Rector de'B uga; Francisco Javier Duque, Pablo Torrejón, José Escobedo, Rector de
Riobamba; Felipe Arosemena. Rector de Loja; Sebastián Imbert, Antonio V alencia, Francisco
Javier W eigel, Superior de las Misiones del Marañón. L a lista completa de los noventa y dos
profesos de la Provincia era ésta: P P . José Baca, Francisco Santos, Guillermo Grebmer, Angel
M aria M anca, Leonardo Deubler, Francisco Reen, Tomás Nieto Polo, Francisco Javier Zephyris,
Francisco Campuz, M iguel Mánosalvas, Francisco Sanna, Pedro Jaram illo, Nicolás Crespo, Jos-
qufn Bonilla,' Nicolás de lá Torre, A dam Schefgen, A dam W idm an, Tomás Larráin, Jacinto
Ormaechea, Ignacio Fránciscis, Francisco Monerris, Juan Antonio Giraldo, Luis Tamariz, Pedro
José Milanesio, José Ormaechea, Francisco Javier Crespo, M artin Iriarte, Lucas Portolani, Enri
que Francen, Marcos Bonilla, Luis Duque, Gregorio Mora, Marcos de la V ega, Joaquin Alvarez,
Bernardo Recio, Sebastián Correa, Sancho A raujo, Nicolás López, Ignacio Falcón, Manuel Vie
ra, Sebastián Rendón, Hilario G arcia Lanza, Antonio A guado, Francisco Javier Azzoni, Francisco
- 331 —
(1) Recio, /. c.
— 333 —
ci) A r c h iv o S . J .
— 335 —
ei) A rchivo S. / .
— 336 -
(1) A rchivo S. J .
— 337 —
(1) En el archivo de Simancas existe otra relación más breve escrita por el P . Larráin al día
siguiente del arresto, 13 de Marzo de 1767, y dirigida al P . Rector del colegio de Barcelona.
Hablando del registro añade el P . Larráin que fué «tan severo y rigido que no perdonó nuestra»
personas y faltriqueras, hasta reducimos a que desciñésemos el cingulo y mostrásemos el hombre in
terior, para tentar más libremente nuestro cuerpo. |Cosa vergonzosa para un Religioso cargado de
años y canas!» Archivode Simancas. Gracia y Justicia, 111 , 104. Citado por March,
El Beato José Pignatelli y su tiemfo, I, 127.
(2 ) S e llamaban Tomás Pesantes y Plácido Segura. Pesantes h ab iasido Donado por tres año».
— 339 -
f ( ' ) El P . José Davalo» era aún novicio de an año cuando te intimó en Quito la inicua Prag
matica de Carlos HL Aunque por no eatar todavía ligado con votoa hubiera podido volver al
1010 de su familia, prefirió seguir a loa Padres camino del destierro. Hizo sus votos en Italia, y
probablemente después de suprimida la Compañfa, se ordenó de sacerdote. Fué muy querido de
lodos por su apacible virtud. Escribió esta relación a ruegos de un amigo que le pedía noticias so-
bre el destierro de lo» Jesuítas de los dominios de España. Cír. Boero, Isto ria de la vita del
‘ • Pxtdre Giuseppe M, Pignatelli, lib. 2, c. 7, 135.
340 —
(1) Lo» P P . José Valdivieso, Miguel Chiriboga y M ariano Andrade, Jesuítas de la Provincia
de Quito, secularizados después de la supresión de la Compañía por Clemente X IV .
— 341 —
Sólo resta ahora que digamos algo de la suerte que cupo a los
dos Procuradores tan estrepitosamente arrestados en Figueras. Lue*
«o de detenerlos en esta villa, los agentes del gobierno condujeron
I |os padres a Gerona, junto con los criados que habían traído con
sigo desde Quito. En Gerona estos mozos fueron encerrados en la
cárcel pública, donde permanecieron siete aSos, por el úuico crimen
de haber acompañado a los Procuradores Jesuítas, a los que se re
cluyó en el convento de la Merced. El pobre P. Larráiu, entrado
ya en años, no pudo soportar el peso de tantas penalidades y afren
tas. Presa de honda melancolía, murió de pura pena a los seis me
ses de su reclusión, el 12 de Octubre de 1767. Había nacido este
insigne Religioso en Santiago de Chile el 7 de Marzo de 1763; en
tró en la Compañía el 27 de Noviembre de 1720 e hizo la profesión
solemne el 15 de Agosto de 1736. Después de enseñar Filosofía y
Derecho Canónico, gobernó los colegios de Cuenca e Ibarra. Era
Maestro de novicios en Quito, cuando la Congregación Provincial
le nombró primer Procurador a Roma.
Era hijo de D. Santiago de Larráin, Presidente que fué de la
Real Audiencia de Quito, y cuando este noble caballero volvió a Chi
le, después de suprimida la Real Audiencia de esta ciudad, el P. L a
rráin no quiso hacer uso de la facultad que le concedió el M. R. P.
Miguel Angel Tamburini, en atención a su padre, de pasar a la Vice
provincia de Chile. Este hermoso ejemplo de desprendimiento es
tanto más digno de admiración, cuanto entonces el buen P. Tomás
00 tenía sino unos tres o cuatro años de vida religiosa. E l P. La
rráin es benemérito en alto grado de la Provincia de Quito por haberla
servido no sólo con su persona, sino también con sus bienes; por
que entregó toda su legítima, que ascendía a 40.000 pesos para la
fundación del noviciado en Quito y para sostener constantemente
una bina de operarios que recorriesen constantemente la diócesis de
Quito, dando misiones volautes por los pueblos y caseríos.
En cuanto al P. Bernardo Recio, permaneció casi diez años en
Gerona, primero recluido en el convento de la Merced, hasta el
Breve de Clemente X IV suprimiendo la Compañía en 1773, y des
pués con la ciudad por cárcel hasta 1776. Entonces, a instancias
suyas, se le permitió seguir la suerte de los demás Jesuítas.
Con lenta navegación llegó a Roma a principios de 1777, y por
cierto en e) camino sucedió un caso que mostró bien cómo los traba
jos y sufrimientos en nada habían disminuido el ardoroso celo del
P. Recio; porque viéndose precisado el patrón de la nave a dete
nerse algún tiempo en uno de los puertos de escala, al punto apro
vechó esta oportunidad para dar con licencia de la autoridad ecle
siástica una misión de nueve días. Murió en la ciudad Eterna el
«7 de .Enero de 1791.
Fué el P. Bernardo Recio natural de Alaejos, pueblo cercano
a Valladolid, y nació el 20 de Agosto de 1714. Siguiendo el ejemplo
de su hermano Clemente, que fué con el tiempo Provincial de Cas
tilla, entró en la Compañía, apenas cumplidos catorce años, el 24
de Agosto de 1728. Pidió y obtuvo pasar a América en la expedición
que condujo el P. Tomás Nieto Polo en 1750. Fué uno de los ope.
rarios más celosos y activos que tuvo la Provincia de Quito en sug
últimos tiempos. Recorrió durante cinco o seis años la vastísima
diócesis de Quito, misionando con notable fruto en Quito, Cuenca,
Guayaquil, Portoviejo, Loja, Ambato, Latacunga, Riobamba, Ibarra
y Pasto. En 1760 fué nombrado Rector de Panamá y en 1763 de
Cuenca. Hombre de solidísimas virtudes, pensaba consagrarse a la
conversión de los infieles en el Marañón, a su vuelta de Europa.
Tres años después de su muerte el P. Gaspar Janer publicó su vida
en italiano. (1)
O) Vita del Sacerdote P . B ern ardo Recio d ata alla luce de Don Ca spare la.
ner Foligno 1794. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, IV,
col. 730,
CA PITU LO D IE C ISIE T E
( ') Véase lo que sobre eato dijimos en el libro segundo, capitulo cuarto de este volumen;
pág. 194.
(2) El colegio de Quito tenia doce haciendas entre buenas y malas, grandes y pequeñas; y le
cían necesarias todas ellas para la manutención de su numerosa Comunidad, que rara vez bajaba
150 personas entre Religiosos y seglares, para el sostenimiento del culto divino en su iglesia y pa
ra las limosnas ordinarias a los pobres. Administraba además el colegio, pero sin ningún emolumento
Propio la hacienda de Guachalá y el Obraje de Yaruqui en favor de las Misiones del Marañón; y
las haciendas de Cotocollao, A langasi con Santa Clara, el obraje de San Ildefonso con sus siete
hacienda: pequeñas anejas al mismo Obraje, con las que se provefan las becas del colegio de San
Luis.
— 348 —
L a Provincia tenía ocho, coyol producto» se invertían en traer misioneros de Europa para
que trabajasen aquí en la conversión de los infieles, en los ministerios sagrados o en la enseñanza
en los colegios; el producto de estas haciendas no siempre bastaba para cubrir los gastos. La Casa
del Noviciado tenía tres, que tampoco le bastaban para el sostenimiento de sus moradores. La Casa
de Ejercicios tenía una, cuyo producto se empleaba exclusivamente en la alimentación de los Ejer
citantes. E l colegio de Latacunga tenía seis, cuyo producto era tan corto que no alcanzaba para
el mantenimiento de los Religiosos; manejaba además este colegio, sin ninguna utilidad propia, la
hacienda de Pilahaló que pertenecía a la Congregación de la Buena Muerte de Quito y la de
Tontapí que era del Noviciado. L a Residencia de Ambato tenía cinco, cuyo producto nunca [ué
suficiente para atender a los gastos de la casa y de la iglesia. E l colegio de Cuenca poseía también
seis con unas cuadras en el Ejido y un molino; administraba además, sin ningún provecho propio,
la hacienda de Pórtete que pertenecía a la Congregación de Nuestra Señora de Loreto de Cuenca.
E l colegio de Riobamba tenía seis con un tejar, un molino y unas cuadras de alfalfa cerca de la
ciudad. E l colegio de Loja tenía dos haciendas. El colegio de G uayaquil tiene siete haciendas,
una de ellas, Santa Catalina, daba diez pesos anuales de arriendo; las dos de Salinas y Guare es
taban casi abandonadas. 171 colegio de Ibarra tenía cuatro haciendas con dos potreros y unas cua
dras de alfalfa cerca de la ciudad y además un molino. Total sesenta y tres. De las otras sólo te
nía la administración. Cfr. A rchivo S .J .
(I) Cfr. Astráin, H istoria de la Cotnhañía de J e s ú s en la Asisteneia de Estaño,
IV. 410-II.
— 349 —
ñafio, azúcares, dulces, quesos y otros frutos que producen las ha
ciendas de la Compañía, hacen sumas muy considerables», (i)
Nada diremos aquí de las afirmaciones del limo. Sr. González
Suárez, porque las examinaremos de propósito al final de este capítu
lo Las observaciones de los autores de las Noticias secretas de Amé
rica, que acabamos de copiar, son a no dudarlo, reflejo de una opi
nión bastante difundida entre los españoles de aquel tiempo. Ahora
bien, ¿qué fundamento tienen estas ideas sobre las riquezas de los
Jesuítas en el siglo XVIII? ¿Eran en realidad desmesuradas sus pose
siones territoriales? En parte hemos contestado ya a esta pregunta
en el capítulo cuarto de esté libro. Allí vimos cómo habiendo he
cho los Superiores de la Provincia por orden del P. General Francis
co Retz un examen prolijo de las haciendas y de la renta líquida que
producían, con el intento expreso de averiguar si alguna o algunas
no eran necesarias a fin de venderlas inmediatamente, el resultado de
esta averiguación fué que todas hacían falta para el sostenimiento de
coroso de los sujetos y de las obras emprendidas por la Compañía. El
cuadro del estado económico de la Provincia que vamos a presentar
a continuación hará ver a quienquiera que examine esta cuestión sin
ánimo prevenido, cuán justificado era el parecer negativo de los Pa
dres a quienes se encomendó este examen. Allí se verá cómo el pro
ducto de las haciendas de la Compañía en la Provincia de Quito,
lejos de ser una fuente inagotable de riquezas asombrosas, bastaba a
duras penas a satisfacer las necesidades más imprescindibles.
Mas, antes de abordar este punto, de cuyo esclarecimiento de
pende el juicio imparcial y exacto que se haya de formar sobre las
riquezas de los Jesuítas de la Provincia de Quito, permítasenos hacer
algunas observaciones generales que ayudarán, según creemos, a apre
ciar en su justo valor lo que representaban las posesiones de nuestros
antiguos Padres.
Y en primer lugar, ¿qué vale todo lo que tenía la Compañía en
los siglos X VII y X VIII en comparación de las riquezas que alcanza
cualquier mediano capitalista de nuestros tiempos? Por donde, aun en
el caso de que se probase que los Jesuítas de la Provincia de Quito
eran ricos, esto se había de entender respecto de la riqueza privada
en tiempo de la Colonia y dentro de las circunstancias económicas
peculiares de la época. No se vaya, pues, a creer que los bienes de
los Jesuítas equivaliesen de algún modo a la fortuna de algunos de
aquellos potentados del dinero que imponen la ley en las Bolsas de
de Londres o de New York.
Y si bien, computadas las cosas, la riqueza de los Jesuítas resulta
todavía notable para su tiempo, no era en realidad muy grande, ni
mucho menos excesiva, si se la compara con el número de sujetos que
se debían mantener con ella, los cuales eran 270, y con las obras del
culto divino, de la enseñanza pública y de la penetración misionera en
el Oriente, que se debían sostener. Un conjunto de haciendas, como1
(1) E l cento de 1779 dio para la tierra, menot Cuenca y Loja, un total de 305.569 ha
bitante!
(2) Diguja habia recibido una orden de venta y enajenación de lat íincat a favor de particu-
laret. H e aqui cómo expone la impotibilidad de efectuar etta venta a plazo o a cento con in
terea del 3 %.
«Pero aun en el cato de que la Junta de Temporalidades hubiese arbitrado el admitir
para hipotecas de los créditos censuales, nasta en cantidad de la mitad de tu importe, aquello*
fondos que se suponen resultar a favor de los propietarios, además de los capitales, que reconocen
de censos consecuentes a la tasación de las haciendas al fin de mirar al fomento de estos vasa
llos seculares, para que se arraiguen t y establezcan en ellas; no hubiera tenido efecto al fin de la
R eal Piedad, a cauta de que en las circunstancias que este país se halla, no producen las fincas
el 3 p. % libre de costos, sin contar el deterioro que suele ocasionar la intemperie de las estacio
nes; debiendo resultar el que percibiendo los compradores menos renta de la que estaban obliga
dos a satisfacer, ' : la que también se impende en otros gastos, echasen mano para pagar el ré
dito en los primer, i años de los ganados que debían servir para manutención de las fincas u otras
iguales especies cuya extracción hiciese disminuir el usufructo; hasta que no pudiendo ya hacer
los anuales pagamentos se viese precisada la parte de Temporalidades con quebranto considerable
de ellas, a resumir o ejecutar la finca con las más que se hubiesen hipotecado, quedando destrui
dos el principal y fiadores a quienes detea la benignidad del R ey nuestro Señor beneficiar». Ar
chivo S ,J .
— 351
N OVICIADO D E Q U ITO
C O LEG IO D E P A N A M A
(0 Collegium Panamense
A lii Socio« 9; ex quibus 6 sunt Sacerdotes, 3 Coadjutores. Ex Sacerdotibus 1 est Praefec
tus Studiorum, 2 sunt Praeceptores Theologiae Scholasticae et Moralis, 2 Philosophiae et Gramma
ticae. Ex Coadjutoribus 1 docet pueros. A d omnes istas praelectiones tenetur collegium ex dotatione
Annui redditus sunt 4.386 p. Nec debet nec ipsi debetur. Quotquot sunt contra ipsum annui census,
jere totidem sunt in favorem ipsius. Socii moderate aluntur.
Collegium Popayanense
Alit 19 Socios; ex quibus sunt Sacerdotes 12; Coadjutores 7. Ex Sacerdotibus 1 est Praefectus
cludiorum. 2 sunt Praeceptores Theologiae Scholasticae et Moralis, unus Philosophiae; ad quas
Praelectiones tenetur ex vi dotationis; et 1 Grammaticae, ad quam nulla obligatione tenetur. ExCoad-
jutoribus unus docet pueros, ad quod ex novissima dotatione obstringitur. Annui redditus sunt
¡”253 p. ex quibus deducuntur 1.045 p. annui census pro summa principali 22.912 p. Debet 2.707 p.
i emplj fabrica este (erme consummata. Socii mediocriter aluntur.
_ Collegium Tacungense
A lit Socios 7; ex quibus quinque sunt Sacerdotes, Coadjutores 2. Ex Sacerdotibus 1 est prae
ceptor Grammaticae, ad quod nulla obligatione tenetur. Ex Coadjutoribus 1 docet pueros, ad quod
enetur vi fundationis. Annui redditus sunt 2.967 p., ex quibus deducuntur 195 p. annui census pro
‘ “mma principali 6.500 pataconum. Exsistunt in favorem collegii 9.40 0 p., ex quibus percipit
•nriuos census 282 p. Debet 1.270 p., ipsi vero debentur 737 p. Parce aluntur Socii.
— 354 —
de io8 pesos. Debe el colegio 3.004 pesos.se le deben 462. A duras pe.
nas mantiene el colegio a sus moradores, (i)
COLEGIO DE IBARRA
El colegio de Ibarra mantiene 10 Religiosos; 7 Padres y 3 Her
manos Coadjutores. Uno de los Sacerdotes es Maestro de Gramática
un Hermano enseña Primeras Letras, pero sin obligación de funda
ción. La renta anual es de 5.307 pesos con los cuales hay lo suficien-
te para el mantenimiento de la Comunidad. No tiene deudas ni nadie
le debe nada. (2)
COLEGIO DE GUAYAQUIL
Viven 10 Religiosos en este colegio; 7 Padres y 3 Hermanos
Coadjutores. Un sacerdote enseña Gramática sin obligación ninguna,
un Hermano enseña Primeras Letras, por obligación de fundación,
La renta anual es de 5.668 pesos,lo que basta para el mantenimiento
de los Religiosos. Se deben 1.420 pesos al colegio. En el incendio de
10 de Noviembre de 1764, en que se quemó casi toda la ciudad, cuao-
do ya empezaba a arder nuestra iglesia, se libró por singular benefì
cio de Dios, por haberse levantado un fuerte viento contrario con
copiosa lluvia. (3)
COLEGIO DE RI0BAMBA
Viven en el colegio de Riobamba 9 Religiosos; 8 Padres y un
Hermano Coadjutor. Uno de los Padres enseña Gramática sin que
haya obligación. Hay asignada una escasa renta para la escuela de
Primeras Letras; actualmente la dirige un seglar piadoso. La renta
anual es de 1.654 pesos, de la cual hay que restar 324 pesos, interés
anual de un censo cuyo principal es de 10.800 pesos. Tiene en su fa
vor un ceuso de 3750 pesos cuyo interés percibe. Debe el colegio
2.181 pesos y le deben 773. A duras penas se sustenta la Comunidad.
(4)1
(1 ) Collegium Cóncheme
A lit Socios 14; ex quibus 10 sunt Sacerdotes, 4 Coadjutores. Ex Sacerdotibus 1 est paaeceptor
Grammaticae; ad quod nulla obligatione tenetur. Ex Coadjutoribus 1 docet pueros, ad quod es
dotatione tenetur. A nnui redditus sunt 3.466 p., ex quibus deducuntur annui census 567 p. P< 0
principali 18.915 pataconum. Exsistunt in favorem collegii 3.600, ex quibus percipit annuos censu»
108 p. Debet collegium 3.002 p. Ipsi debentur 462. A egre aluntur Socii.
(2 ) Collegium Ibarrense
A lit Socios 10; ex quibus 7 sunt Sacerdotes, Coadjutores 3. Ex Sacerdotibus 1 est praecep
tor Grammaticae, ex Coadjutoribus 1 docet pueros; ad neutrum tenetur ex obligatione. Annui reddi
tus sunt 5.307 p ., ex quibus commode aluntur Socii. Nec debet nec aliquid ipsi debetur.
(3 ) Collegium Guayaquilense
A lit Socios 10; ex quibus 7 Patres, Coadjutores 3. Ex Sacerdotibus unus est praeceptor
Grammaticae sine una obligatione. Ex Coadjutoribus unus docet pueros, ad quod tenetur ex dota-
tione. Annui redditus sunt 5.668 p., ex quibus Socii commode aluntur. Collegio debentur 1.420 p-
A b incendio diei 10 Novembris e quo tota ferme civitas conflagravit, quum jam templum ardere
inciperet, peculiari Dei beneficio, exorto in contrario validiori vento et pluvia, liberatum est.
(4) Collegium Riobambense
A lit Socios 9; ex quibus sunt 8 Sacerdotes, Coadjutor unus. Ex Sacerdotibus unus est P»*-
ceptor Grammaticae, ad quod nulla obligatione tenetur. A d docendos pueros exiguam habet dola
tionem; quae obligatio per virum pium saecularem impletur. Annui redditus sunt 1.654 ex quib«
- 355 - -
COLEGIO DE PASTO
Mantiene este colegio 7 Religiosos; 5 Padres y 2 Hermanos
Coadjutores. Uuo de los Padres enseña Gramática sin tener obliga
ción. La entrada anual es de 3.207 pesos,con los cuales los Religiosos
escasamente pueden sustentarse. Algo queda para la construcción de
la iglesia. No tiene deudas. (1)
COLEGIO DE LOJA
En el colegio de Loja viven 8 Religiosos; 5 Padres y 3 Herma
nos Coadjutores. Un Padre enseña Gramática sin obligación de fun
dación; un Hermano tiene la escuela de Primeras Letras con obliga
ción de esta clase. La renta anual es de 1.694 pesos. No tiene deuda;
le deben 1.064 pesos. (2)
COLEGIO DE BUGA
En el colegio de Buga viven 6 Religiosos; 5 Padres y 1 Herma
no Coadjutor. Uno de los Padres es Maestro de Gramática, sin obli
gación. La renta anual es de 1.316 pesos. Tiene un censo en contra
de 1,800 pesos con un interés anual de 90 pesos. Debe el colegio 640
pesos. Apenas si los Religiosos tienen con qué vivir. (3)
RESIDENCIA DE AMBATO
Viven en la Residencia 7 Religiosos; 5 Padres y 2 Hermanos
Coadjutores. Uno de los Padres tiene la clase de Gramática sin obli
gación ninguna. La entrada anual es de 2.392 pesos. Paga 1.024 pesos
de interés por un capital de censos de 34.119 pesos. Tiene en su fa
vor un censo de 224 pesos con un interés de 6 pesos al año.
Tiene una deuda de 2.01 x pesos. Le deben 3.681 pesos. Los más de
los que le deben son insolventes. Difícilmente hay lo suficiente para
la vida de sus moradores. (4)1
deducuntur redditus annui 324 p. pro summa principali 10.800 pataconum. Exsistunt in favorem co
ltelli 3.750 quorum redditus percipit. Debet collegium 2.181 p., ipsi vero debentur 773 p. Aegre
iluntur Socii.
(1) Collegium Pástense
Alit 7 Socios; ex quibus 5 sunt Sacerdotes, Coadjutores 2. Ex Sacerdotibus unus est praecep
tor Grammaticae sine ulla obligatione. Redditus annui sunt 3.207 p. ex quibus Socii mediocriter alun
tur. aliquidque superest ad fabricam templi. Nullo aere alieno gravatum est.
(2) Collegium Loxense
Alit Socios 8; ex quibus 4 Sacerdotes, Coadjutores 3. Unus ex Sacerdotibus docet Gramma
ticam, ex Coadjutoribus unus docet pueros. A d primum nulla obligatione, ad secundum tenetur ex
vi dolationis. Annui redditus sunt 1.194 p. Nibil debet, ipsi debentur 1,064 p.
(’ ) Collegium Buguense
Alit 6 Socios; Patres 5, Coadjutorem I. Ex Sacerdotibus unus est praeceptor Grammaticae sine
olla obligatione. Annui redditus sunt 1,316, ex quibus deducuntur 90 p. annui census pro summa
principali 1.800 p. Debet collegium 640 p., et Socii aegre aluntur.
W) Residentia Ambatensis
Alit 7 Socios; ex quibus Sacerdotes sunt 5, Coadjutores 2. Ex Sacerdotibus unus est praecep
tor Grammaticae sine obligatione ulla. Annui redditus sunt 2.392 p., ex quibus deducuntur annui
census 1.024 p. pro summa principali 34.119 pataconum. Habet in favorem- 6 p annui redditus pro
•umma principali 224 p. Debet 2.011; ipsi debentur 3.681 p. Debitores vero ut plurimum sunt in
solventes. Aegre aluntur Socii.
— 356 —
0) . . . Missiones Mainarum
A lunt 27 Socios; ex quibus 26 sunt Sacerdotes et unus Coadjutor. Ex his 20 sunt in Rumine
Maragnon; 3 in Missionibus fluminis Napo; 2 in Missione Archidonae; 2 in Missione Lamarum.
A nnui redditus praediorum Missionum sunt 1.205 p.; ex quibus deducuntur 772 p. annui census pro
summa principali 25.830 p. Habent in (avorum 180 p, annui census pro principali summa 6.000 p.
E x his et ex stipendio a rege assignato parce aluntur Missionarii.
(2 ) ' Missio Piurana
A lit 3 Socios sacerdotes expensis Ulmi. D. D. Francisci X averrii a Luna Victoria, Episcopi
Truxillensie.
(3) ' Domus Exercitiorum Quitensis .
A nnui redditus sunt 870 p., ex quibus deducuntur 66 p. annui census pro summa principali
2.200 p. Habet in favorem 108 p. annui census pro summa principali 3.600 p. Ipsi debentur 30 p-.
nihil vero debet. In Quadragesima dumtaxat Exercitia traduntur». (A rchivo S. J.)
— 357 -
(I ) Por una R eal Cédula de 27 de Marzo de 1769 se crearon juntas provinciales y munici
pales, para entender en la administración y venta de los bienes ocupados a los Jesuítas. Para justi
ficar el despojo, se había tratado de invertir aquellas rentas en otros fines de piedad y enseñanza,
ccníorme al dictamen que habían redactado los dos fiscales Moñino y Campomanes, a 14 de
Agosto de 1768. «Los bienes de los expulsos, escribe Don Marcelino Menéndez y Pelayo, sir
vieron en gran parte para sostener las nuevas fundaciones, y digo en gran parte, porque la incau
tación o secuestro se nizo con el mismo despilfarro y abandono con que se han hecho todas las
incautaciones en España. Libros, cuadros y objetos de arte, se perdieron muchos o fueron a enri
quecer a los incautadores». H istoria de los H eterodoxos españoles, lib. 6, c. 2. ! Obras
completas, X V lii, 195-96.7
Refiriéndose más en particular a lo que sucedió en América, dice así el insigne polígrafo:
«...Los gobernantes de la metrópoli daban la señal del despojo (mucho más violento en aquellas
regiones que en éstas) y soltaban todos los diques a la codicia de ávidos logreros e incautadores
sin conciencia, a quienes la lejanía daba alas y quitaba escrúpulos la propia miseria. M ucha luz
ha comenzado a derramar sobre estas oscuridades una preciosa, y no bastante leída, colección de
documentos, que hace algunos años se dió a la estampa con propósitos mas bien hostiles que fa
vorables a la Compañía. A llí se ve claro...de qué manera se disiparon como la espuma, en manos
de los encargados del secuestro, los cuantiosos bienes embargados». ibid . 1 7 7 -7 8
Por lo que toca a la Provincia de Quito, sabido es cómo desaparecieron en el secuestro obras
de arte y joyas de inestimable valor, sobre todo de la iglesia de la Compañía de Quito. Entonces
*e perdió la famosa custodia, cuyo paradero hasta hoy no se ha podido averiguar.
358 -
Renta Renta
antigua presente
Aumento Menoscabo
Tigua, hacienda arruinada
por el volcán Cotopaxi. . . . 3 .0 0 9 ,6 .. 1 ,2 4 6 ,4 .. 1.761 9
Pedregal deteriorada por el
mismo volcán............ 6 .0 1 0 ,2 .. 5 .2 6 6 ,4 .. 743 6
P ín tac............................... 2 .0 7 9 ,3 .. 1 .0 3 4 ,6 )4 1.044,4%
Chillo e Ichubamba. Consta
por la nota puesta en su res
pectivo estado que para la
regulación de la renta pre
sente con la antigua, resulta
de menoscabo 1.615 pesos
% real a cuyo respecto co
rresponde.................................. 9 .2 6 4 ,6 .. 7 .7 3 3 , 5 % 1.531,0%
Tanlagua, Guatos y N ieblí.. 2 .4 9 4 ,5 .. 4 8 2.7% 2.011.5J4
Santiago, Carpuela, Chalua-
yacu, Caldera, Concepción,
Chamanal, Tumba viro, Cota-
cache, Laguna y Agualongo 1 7 .2 3 6 ,4 ?4 1 7 .2 6 7 ,6 .. 3 1,1%
Cayambe, Cangagua, Yaru-
quí, Caraburo y Cotocollao. 5 .6 0 3 ,0 ..- 6 .1 9 9 ,0 .. 5 9 6 ,0 ..
Nagsiche.................................... 1 .9 0 2 Í 6 .. 1.733 5 % 169,0/4
Alangasí ............................... 1 .0 2 0 .6 .. 1 .3 0 3 .0 .. 2 8 2 ,2 ..
San Ildefonso...................... 7.979,1/4 8 .0 4 4 ,1 )4 6 5 ,0 ..
Conrogai.................................. 5 3 0 ,5 .. 3 8 4 ,1 .. 1 4 6 ,4 ..
Lloa.............. .......................... , 1 8 1 ,1 .. 4 1 6 ,4 .. 2 3 5 ,3 ..
Chaquibamba.......................... 8 3 6 ,7 .. 688 ,6% 148, %
L atacu n ga............................... 2 .1 8 2 ,2 .. 1 .5 5 0 ,1 )4 6 3 2 ,%
Ibarra................................ .. 5 .5 6 2 ,0 .. 7 .5 6 2 ,4 .. 2 .0 0 0 ,4 ..
Cuenca...................................... 3 .2 0 8 ,1 ^ 2.261,7)4 9 4 6 ,2 ..
G u ayaq u il.............................. 5 .7 4 8 ,1 .. 4 .8 0 0 ,5 .. 9 4 7 ,4 ..
Riobamba................................ 1 .5 0 3 .5 .. 1 .7 0 0 ,0 .. 1 9 6 ,3 ..
Hambato.................................. 1 .9 9 6 ,6 .. 2 .7 1 1 ,2 .. 7 1 4 ,4 ..
Loxa.............. .......................... 1 .4 6 3 .0 .. 1 .3 5 2 ,4 .. 1 1 0 .4 ..
7 9 .8 1 3 ,4 73.740 ,4% 4 .12 1,1% 10 .194,1%
7 3 .7 4 0 ,4}4 4.121,1%
Resulta de menoscabo anual 6 .0 7 3 .... 6 .0 7 3 ...»
O)
En la primera columna de este cuadro, bajo el epígrafe de “ Ren
ta antigua” se halla el producto neto o la renta libre de 79.813 pesos
4 reales y medio, que por término medio y en su conjunto rendían
anualmente las haciendas de los Jesuítas en el territorio de la actual
República del Ecuador, computada en el espacio de siete años, desde
1760 a 1767; y en la segunda, bajo el epígrafe de “ Renta presente” ,
la renta libre que les hicieron producir los secuestradores en los siete
años siguientes, esto es, 73.740 pesos 4 reales y medio.(I)
( I ) Archivo S. J. Téngate presente, al efectuar las sumas, que lot pesot eran de a ocho
reales y no de a diez.
— 359 —
(I) £1 Presidente Diguja pasó al Director de las Temporalidades una cuenta minuciosa de lo
que había gastado en proveer a los Jesuítas de lo más indispensable para el viaje, después de
haber sacado de las casas que tenían éstos en Quito, lo que podía servir al electo.
.Razón del dinero y electos que se sacaron de los oficios de la Procuraduría y de una tien
da, de orden del S r. Presidente para el vestuario y avío de los Padres.
De la Procuraduría del Colegio Máximo un mil ciento ochenta y nueve pesos en dinero; iten
dos mil novecientas varas de rúan; iten, doscientas sesenta varas de crea ancha; iten, quinientas
veintitrés piezas de bretaüa angosta de a ocho varas; iten, setecientas y seis varas de añascóte ne
gro; iten, doscientas veinte libras de tabaco en polvo; iten, seis quintales de hierro parejo fre-
aos, espuelas etc. De la procuraduría de M ainas, doscientas ocho varas de rúan; once medias pie
zas de crea ancha; una pieza de añascóte negro; cuatrocientas varas de lienzo y choleta ordinarias;
ciento noventa y dos varas de jerga para cobijones y almolreces; sieta libras de pita torcida; ocho
suelas; diez pares de calzones de choleta; seis jubones; veinte piezas de cinta de hiladillo; doce
pares de medias de algodón; una docena de sombreros ordinarios para los criados; tres docenas
de badanillas.
De la tienda de Carlos A luisa perteneciente a la Provincia: mil ciento ochenta y dos pesos
dos reales y medio en dinero; veinticuatro arrobas quince y media libras de azúcar.
Y por no haber lo suficiente en las tres casas de los Jesuítas de Quito para lo que se necesi
taba, (ué preciso que el administrador comprase lo que sigue. Géneros comprados: ciento veinte
varas de rúan a 7 reales; doscientas veinte y ocho varas de bretaüa angosta a 4 y medio reales;
ciento treinta y dos varas de crea ancha a 7 reales
Sigue la hechura y precio de todas estas obras: 110 toldillos de rúan de a 15 varas para el
mismo número de sujetos que hubo en el colegio Máximo, noviciado y haciendas; su hechura a
7 reales y medio importa 103 pesos y un real; 710 camisas de bretaüa angosta de a cuatro varas
y tres cuartos, que hacen 3.322 y media varas, su hechura a cuatro reales y medio, hacen 401
pesos 3 reales; 352 pares de calzoncillos de rúan de a 2 varas, hacen 724 varas, su hechura a
2 y medio reales hacen 113 pesos y I real; 204 pañuelos de a 3 cuartas de bretaüa angosta; 189
sábanas de crea de a 6 varas, hacen 1. 134 varas, su hechura e hilo hacen 43 pesos 5 reales y 3
cuartillos; 100 sábanas de rúan de 4 y media varas hacen 450 varas, su hechura a real y cuarti
llo hacen 15 pesos 5 reales; 304 fundas de bretaüa angosta, de a vara y sesma, hacen 238 varas,
ju hechura a 3 cuartillos hacen 3 pesos; 204 pares de calzones de rayadillo de a 4 varas con el
forro de lienzo hacen 816 varas, a real y medio vara y la hechura a 2 reales y medio cada cal-
ron, hace 216 pesos 6 reales; 102 sotanas de añascóte de a 6 y media varas, hacen .663 varas, su
hechura a 7 reales, 8 9 pesos 2 reales; por la hechura de 100 ponchos, 2 pesos cada uno; 254
P*1« de zapatos, 216 pesos 2 reales; 112 jubones de crea de a 2 y media varas, son 280 varas, su
hechura y botones a 4 reales, son 56 pesos; 35 pares de medias en 21 pesos 7 reales; 80 gorros
blancos e hilo 2 pesos,
Otros gastos: 201 pesos 4 reales pagados al maestro herrero R uiz por las obras de herrería
jjue ha hecho; 52 pesos 6 reales a los maestros silleros por las obras de su oficio que han hecho;
.p*sot 2 reales que han tenido de costo las almolreces con otras menudencias; 9 2 pesos que han
tenido de costo 6 arrobas de chocolate. S e repartieron entre los Padres 220 libras de tabaco en
polvo. A los ocho Donados, 2 camisas cada uno, su hechura 7 pesos; y además se invirtieron 39
pesos y 3 regle, en vestir a los mismos de ropa de color y otra blanca. T otal: 2.371 pesos 1 real
o euartos». A rchivo S. J ,
— 362 —
Í2)l) Ibid,
Historia General de la República del Ecuador, IV, 424.
436.
(3) Ibid., 447-48.
(4) Ibid., 451.
(5) Ibid., 449, nota.
- 365 - -
(1) Puede el lector comprobar estos números en las páginas 356 y 368.
(2) Jaramitlo A lvarado, L a Presidencia de Quito, 1, 125.
367 —
I,s h acien d as, para excusar prolijidad, pero por lo menos los de
algunas de ellas. ^
Las diez haciendas de Santiago, Carpuela, Chaluayaco, Calde
ja Tumbaviro, Cotacache, Laguna y Agualongo daban
C h a m a n a l,
u0'a renta de 17.326 pesos 4 reales y medio con los Jesuítas y 17.267
pesos 6 reales con los secuestradores; por donde a cada una le co
rresponde en números redondos 1.732 pesos y 1.726 pesos respecti
vamente como producto anual. Tanlagua, Guatos y Nieblí rendían
3 494 pesos 5 reales con los Jesuítas y 382 pesos 7 reales y medio
con los secuestradores; luego el término medio de cada una era de
831 pesos 4 reales y 162 pesos 5 reales en uno y otro caso. Cha-
quibamba producía 836 pesos 7 reales con los Jesuítas y 688 pesos
6 reales tres cuartos con los secuestradores; Conrogai, 530 pesos
5 reales con los Jesuítas, 384 pesos 1 real con los secuestradores;
Lloa 181 pesos 1 real con los Jesuítas, 416 pesos 4 reales con los
secuestradores. Las seis haciendas del colegio de Riobamba produ
cían 1.403 pesos 5 reales con los Jesuítas y 1.700 pesos con los se
cuestradores, o sea cada una 250 pesos 3 reales y 283 pesos 2 reales
bajo los distintos dueños. Y así podríamos continuar encontrando
números todavía más bajos. (1) Imposible recusar la veracidad de
estos datos. Luego si la conclusión a que llega el limo. González
Suárez acerca de la renta fabulosa, que los Jesuítas sacaban de sus
haciendas, está en abierta contradicción con los datos y números
estrictamente verídicos, las premisas de las que ha deducido aquella
conclusión o son falsas, o por lo menos notablemente exageradas.
Podemos afirmar, por consiguiente, que el limo. Sr. González Suá
rez ha desfigurado la verdad de los hechos, al encarecer y exagerar,
como lo ha hecho, la extensión e importancia de la riqueza territo
rial de la Compañía de Jesús.
Pero no solamente ha exagerado en este punto la verdad, sino
la ha falseado con datos notablemente equivocados. Así por ejem
plo en el capítulo quinto del libro cuarto, nota 16, presenta el limo.
González Suárez una lista impresionante de 77 haciendas pertene
cientes a los antiguos Jesuítas, distribuidas por Provincias, y añade
que esta lista es incompleta, (2) Ya dijimos más arriba cómo el
P. Juan de Velasco enumera ton sólo 63 haciendas, al hacer el re
f i) Este rendimiento tan escaso de las haciendas de los Jesuítas podrá tal vez sorprender y
aun desconcertar a algún lector acostumbrado a representarse, a través de las descripciones del
limo. González Suárez, como unas granjas—modelo en gran escala. M uy otra é r a la realidad
atestiguada por los documentos de la época. El estado de las haciendas de la Compañía era en
general deficiente por falta de personas competentes que las administrasen. Y a dijimos cómo la
Provincia de Quito padeció una dolorosa penuria de Hermanos Coadjutores, y esta falta fué causa
de que las haciendas, dejadas en manos de gente asalariada sin interés por hacerlas producir, diesen
una renta tan menguada, que con ser tantas, a duras penas bastaban a satisfacer las necesidades
®as perentorias En su carta de 25 de Marzo de 1740, el P . General Francisco Retz lamentaba
de que las haciendas prosperasen tan poco, por no haber un Hermano inteligente y abnegado que
las cuidase. A la escasez de la producción se sumaban las dificultades con que tropezaba la ex
portación de los productos. Los paños elaborados en los obrajes, por ejemplo, no se podían vender
»■no en Lima. Y a se entiende con esto que las haciendas de los Jesuítas no eran el Potosí que
algunos han soñado.
(2) o. c., V. 249-51.
— 374
(1) A r c h iv o S . J .
(2) O. c „ lib. 4, c. 5; V, 249.
— 376 —
fez só contenta con afirmar, sin aducir prueba de ninguna clase, co
mo no sea el supuesto proyecto, que hubieran concebido los habitan
tes de la Presidencia de Quito de entregarse a los ingleses para
verse libres de los Jesuítas, con quienes hubieran acabado los here
jes. A la verdad, no deja de causar cierta extrafieza que el limo.
González Suárez haya dado cabida en su magna obra a esta burda
calumnia, estampada por vez primera en las Noticias secretas de
América. Nadie como él podía y debía saber que nuestro pueblo de
fe arraigadísima, a pesar de sus debilidades morales, hubiera sido
absolutamente incapaz de echarse en brazos de una nación protes
tante, y menos para apoderarse de los bienes de los Religiosos. No
insistiremos más sobre este argumento harto infeliz y que ciertamen
te no honra mucho al limo. Sr. González Suárez.
Por lo demás, si «nuestros mayores habían llegado a concebir
una especie de horror a la riqueza de los Jesuítas y ansiaban verse
libres de ella», ¿cómo se explica que desde 1586, en que nuestros
Padres llegaron a Quito, hasta 1767, afio de su expulsióo por Carlos
III, nunca cesasen en sus peticiones e instancias las poblaciones de
la Presidencia, a fin de tener casas de de la Compañía? No se desea
y busca con ahinco aquello a que se tiene horror y aborrecimiento.
Ahora bien, a excepción de la ciudad de Cuenca, que alcanzó
relativamente pronto el colegio que solicitaba, todas las demás ciu
dades y villas hubieron de esperar largos años hasta ver cumplidos
sus deseos, renovando incesantemente representaciones y ruegos con
una constancia que conmueve y causa admiración. E l colegio de
Ibarra se fundó en 1685, a los sesenta y siete años de haberlo pedi
do la Villa. Latacunga no obtuvo el colegio que pretendía fundar
sino después de 48 años de peticiones, Guayaquil después de 60,
Riobamba después de 63 y Lo ja después de 96, desde 1631 hasta
1727. En los últimos años de la Provincia, en 1748 se abrió la
Residencia de Ambato, por la cual se venía trabajando desde 1687.
En 1761 se dieron los primeros pasos para la fundación de Otavalo,
y en 1766, un año antes de la expulsión se terminaba en Guano-una
casa de Ejercicios, que debía con el tiempo transformarse en Resi
dencia. Además de estos domicilios, la Provincia de Quito adquirió
el Cabildo civil de Quito hizo sentir su inquine contra los P P . Ignacio de Hormaegui y Andrés
de Zarate, los cuales por su (alta de tino se habían malquistado con los quiteños. Las manifesta
ciones de desafecto llegaron al colmo en tiempo de la visita del P . Zarate, como ya lo indicamos
en el capítulo undécimo del primer Libro de esta Historia. Pero aun después de la partida del V isi
t o r , y por consiguiente en los primeros años del gobierno del P . Moneada, se experimentaron
las consecuencias de la tirantez de relaciones que habían mediado entre el Cabildo y aquellos
dos Padres.
Débese tener en cuenta finalmente que el P . Moneada fué, sin duda alguna, el más insigne
de los Provinciales que gobernaron la Provincia de Quito. Entre nosotros dejó fama de varón no
¡°lo prudentísimo sino verdaderamente santo, y el vivísimo sentimiento que causó su partida es
buena prueba del aprecio y veneración que había sabido granjearse durante su permanencia en
nuestra capital. ¿Se puede creer que un Religioso de tan eximia virtud y por otra parte cumplido
caballero cometiese la injusticia y la ruindad de aprovecharse de una carestía para vender a un
Precio exorbitante un artículo de primera necesidad? H ay algunas hipótesis que por su misma
enormidad se refutan a sí mismas. Por lo menos estamos en derecho de exigir a quien directa o
'»directamente las formula, las pruebas de lo que afirma.
— 378 —
r i ) O. e., V . 261.
( 2) ibid., 268.
(3) Ibid., 268.
- 3 7 9 -
(1 ) Constituciones, P . X , n. 5.
(2) O. c „ lib. 3. c. 18; IV , 451.
- 38 i -
San Francisco, y saliendo con su extremo oriental a la plaza princi
pal; Ia copiosa Biblioteca y las alhajas, vasos sagrados y paramentos
eclesiásticos para el culto divino dan testimonio de que sus rique
zas recibían una inversión no indigna de Religiosos; pero el historia
dor se complacería mucho, si pudiera presentarlos a la admiración de
|a posteridad, brillando más con desprendimiento de bienes terrena
les, que con el esplendor de los suutuosos monumentos, que con sus
cuantiosas riquezas levantaron».
Los monumentos suntuosos a que alude el limo. González Suá
rez se reducen a la iglesia, que lo es de verdad, porque el colegio,
aunque es edificio grande, nada tiene de suntuoso ni por dentro ni
por fuera, sobre todo en Quito, tierra clásica de los grandiosos y
artísticos conventos coloniales.
Hecha esta aclaración, pasemos a examinar el texto que acaba
mos de transcribir. El limo. González Suárez tiene la lealtad de
reconocer que los Jesuítas usaron de sus bienes de una manera digna
y propia de Religiosos, pero hubiera preferido que no fuesen tan ri
cos como para poder levantar un monumento de tan soberana mag
nificencia, cual es su iglesia de Quito. Para él, este templo que no
tiene rival en América, da testimonio perenne de la inmensidad de
sus riquezas, algo así como las pirámides de Egipto proclaman, a
través de las edades, la grandeza y poderío de los antiguos Faraones.
Esto sería verdad, si para explicar la magnificencia del templo
de la Compañía se hubiera necesariamente de suponer que quienes
lo levantaron tenían a su disposición inmensos caudales. Pero no
es así. La grandeza y suntuosidad de una iglesia puede provenir de
otras varias causas. Puede algún munífico Mecenas costear la obra,
como sucedió con el Cardenal Farnesio, que construyó a sus expen
sas el célebre Gesù de Roma; puede un pueblo edificarla en un
arranque de fe y de generosidad como Francia ofreció al Sagrado
Corazón su basílica votiva de Montmartre. Luego, si queremos
proceder con criterio netamente histórico, tenemos que buscar no
en apriorismos sino en los documentos, cómo y con qué fondos se
edificó el templo de la Compañía, riquísimo relicario de arte, que no
se cansan de admirar cuantos le contemplan.
Como ya dijimos en el tomo anterior, se dió principio a la obra
material de la iglesia en 1605, siendo Rector del colegio el P. Nico
lás Durán Mastrilli, y se prosiguió por espacio de 85 años hasta
1690, en que quedó terminada la parte interior; pues la fachada co
menzada en 1722 no se dió por acabada sino en 1766, en vísperas
de la expulsión. Por tanto la obra completa de la iglesia tal como
boy la tenemos duró 161 años, de 1615 a 1766. (1) Si los Padres
(1 ) Una lápida que actualmente te halla empotrada en el lado derecho de la misma fachada
dice así: «El año de 1722 el Padre Leonardo Deubler empezó a labrar las columnas enteras para
«te frontilicio, los bustos de los apóstoles y sus geroglíficos inferiores siendo Visitador el R . P Ig
nacio M naurio. S e suspendió la obra al año de 1725. L a continuó el H . Venancio Gandolfi de
'* Compañía de Jesús arquitecto mantuano desde 1760 en el provincialato del R . P . Jerónimo de
Herce y 2? rectorado del R . P. Angel M. M anca. Acabóse el 24 de Julio de 1765 siendo Pon-
— 382 —
tffice Máximo Clemente XIII R ey de España y de las Indias el S r. Carlos III V irrey de estot ra
nos el Excelentísimo Señor Don Fray Pedro Messia de la Cerda Gobernador de la R eal Audien
cia D. Juan Pío Montuíar de A révalo Obispo el Ilustrisimo Señor Don Pedro Carrasco y Provin
cial el Rdvo. P . José Baca, Rector el R . P . Miguel M anosalvas». Como acertadamente advierte
el Dr, José Gabriel Navarro en su monografía monumental sobre la iglesia de la Compañía, I«
fecha de 24 de Julio de 1765 se refiere a la conclusión arquitectónica de la fachada. La de la
conclusión material, que es la que aquí nos interesa, es de 12 de A bril de 1766, según consta de
un Libro de cuentas que lleva este título: Libro en que se asientan los g a sto s de la obra
de h -portada de la iglesia, Cfr, L a Iglesia de la Compañía en Quito, 87 -8 8 .
(1) Archivo S. J.
(2) Véase más arriba, pág. 268. Cfr, pág. 352.
— 383 -
H e r m a n o Venancio Gandolfi que terminó la ejecución de la fachada.
Otros hicieron oficio de maestros de obra, de talladores, de pintores,
je escultores, de plateros y orfebres. Puede decirse que 'la mayor
parte de la ornamentación de la iglesia o fué dirigida o ejecutada
por humildes Hermanos Coadjutores, a quienes la Compañía y aun
el E c u a d o r entero deben un tributo de eterna gratitud, (i)
Finalmente, para no formar juicios equivocados acerca de lo
que los Jesuítas gastaron en la fábrica de su iglesia de Quito, es pre
ciso no olvidar la ayuda poderosa que recibieron de sus amigos y
bienhechores en orden a cubrir los crecidos gastos que ésta exigía.
No se ha conservado, por desgracia, la cuenta exacta de las limosnas
que se recibieron para el templo ya sea dinero, ya sea alhajas. Pero
teniendo en cuenta la tradicional generosidad del pueblo y de
la sociedad quiteña, cuando se trata del esplendor de los templos y
del culto divino, no podemos dudar que esta ayuda fuese muy consi
d e r a b le . Sabemos desde luego que las capillas y altares laterales fue
ron costeadas en todo o en parte por las Congregaciones o por perso-
sonas particulares. Así por ejemplo el P. Bernardo Recio pudo, gra
cias a generosos donativos que recibió al efecto, ejecutar la orna
mentación y dorado del altar de San Luis Gonzaga. (2) El P. Pedro
Milanesio, Director por muchos años de la Congregación de la Bue
na Muerte, consiguió que esta piadosa asociación se encargase de
labrar y dorar su propio altar. La obra de carpintería con el tallado
costó 700 pesos y el dorado 1.132, siendo el gasto total de 1.832
pesos.
Aquí tienen nuestros lectores algunos datos estrictamente verí
dicos cotí los cuales pueden formarse idea de cómo los Jesuítas, sin
disponer de fabulosas riquezas, pudieron llevar a feliz término este
monumento deque justamente se enorgullece el Ecuador como de una
maravilla del arte universal.
El limo. González Suárez alaba, como vimos, a los Jesuítas por
haber invertido en esta obra «no indigna de Religiosos» sus inmensos
caudales. {Menguado elogio, que suena a sangriento sarcasmo 1 Por
que ¿no sería un proceder digno de fariseos el levantar templos sun
tuosos a Dios y conculcar al mismo tiempo las graves obligaciones
de la pobreza religiosa, atesorando riquezas superfluas y hasta exce
sivas, a despecho de los sagrados compromisos contraídos con el1
C A P IT U L O P R IM E R O
E S TA D O D E LA S MISIONES D ES PU E S D E L I N T E N T O D E CONQUISTA
D E LOS JIBARO S
VELASCO, Historia. . . . Crónica.. . . aflos 1698-1704. —MARONI, Noticias auténticas del famoso río
Marafión, P . III, c. 3 ,—CHANTRE, Historia de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Marañan español,
lib . 7 , c. 10 y 1 1 .—ASTRAIN, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, V il, lib. 2,
c. 7.—ARCHIVO S. J.
(1) Archivo S. /.
— 39 1 —
(1) Archivo S, J .
— 394 —
(1) H e aquí algunos de estos precios: «Una libra de vainilla de la buena, 12 reales; una fi
bra de ceta blanca, 4 reales; de cera negra, 1 real; una libra de caraña, 1 real; una arroba de
copal 4 reales; una arroba de brea, 10 reales; la vara de cachibanco de Mainas, 2 reales; cachi-
banco de Roamainas o bueno, 3 reales vara; una manta delgada y buena, 4 pesos; una hamaca bue-
j¡¡¡. ™ peso fuerte o patacón; por un real se dan 4 racimos de plátanos en Chamicuros, 5 en
Mainas, 6 en Jeveros, pueblos del G uallaga y Chayavitas; una gallina buena ponedora, 2 reales;
«n pollo, un real; una libra de achote, medio real; cada vara de cachibanco que se mande tejer,
ipedio real; peón con carga de dos arrobas, por tierra, 4 reales diarios; chasqui con cartas, real
diario,,
— 396 —
(1) Archivo S. J.
(2) Archivo S.J,
CAPITU LO SEGUNDO
VELASCO, Historia.. . .Crónica.,..años 1 7 0 0 -1 7 0 8 , —MARONI, Noticias auténticas del famoso rio Mata-
i » , p. l í l , c. 3 . —CHANTRE, Historia de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Marañon español
lib. 6, c. 9, 13. -A S T R A 1 N , Historia de Ial,Conipañia'de Jesús en la Asistencia de España, V i l ; lib . 2,
c. 7 .-A R C H IV O S . J .
rras de los Omaguas, y fué tanto el miedo que éstos concibieron con
su vista, que su sola presencia bastó para aquietarlos a todos. El
P. Fritz por todo castigo exigió a los culpables que en presencia del
cabo, prometiesen que no volverían a alborotarse contra su mi
sionero, lo que prometieron al instante.
Este oficial aprovechó de su expedición a los Omaguas para pasar
a las tierras de los indios llamados Pebas, Caumaris y Ticunas, más
o menos enemigos de los Omaguas y poco afectos al P. Samuel
Fritz. Bastó también en este caso la presencia del cabo y de los sol
dados, para infundir un saludable temor a estos infieles, que optaron
por darse de amigos y aliados. D. Alonso de Borja que había llegado
a San Joaquín de Omaguas por Noviembre de 1697, pudo volver a
Borja el 24 de Enero del año siguiente, dejando del todo quieta y
pacificada las parcialidades de los Omaguas.
En vista del buen resultado que produjo esta visita, el P. Fritz,
al dar cuenta de ella al Virrey de Lima, sugirió la idea de que estas
visitas se repitiesen más a menudo, con tal que los soldados
fuesen pagados del Real Erario, para que no cayesen en la tentación
de cautivar a los infieles. Porque los soldados no tenían de ordinario
otra paga que la que sacaban de la venta de los prisioneros cogidos
en estas expediciones, por donde las entradas de soldados españoles
eran una de las mayores rémoras parala conversión de los indios gen
tiles, que se figuraban que habían de recibir de los misioneros el
mismo trato que les daban los soldados.
En 1698 el P. Fritz tuvo el inmenso consuelo de recibir, después
de haber trabajado solo por espacio de doce años, a dos nuevos mi
sioneros que venían a compartir sus apostólicas fatigas. Eran los
PP. Wenceslao Breyer y Francisco Vidra, llegados poco antes de
Europa. El P. Breyer se quedó con el P. Fritz en San Joaquín, y el
P. Vidra bajó a cuidar de la reducción de Guadalupe. No disfrutó
mucho el P. Fritz del descanso que le podían proporcionar estos
sus dos compañeros, porque aquel mismo año recibió carta del P. Su
perior Gaspar Vidal, para que subiese con los más valientes de sus
Omaguas, a fin de tomar parte en la expedición organizada para cas
tigar a los Cunivos asesinos del P. Enrique Richter, los cuales en
valentonados por la impunidad, amenazaban bajar al Marañón y
pasar a cuchillo a todos los españoles e indios cristianos.
Mucho repugnaron a esta expedición los Omaguas de suyo poco
belicosos. Finalmente pudo el P. Fritz reunir un pequeño cuerpo
expedicionario, y con él a principios de Mayo de 1698, se encaminó
al Ucayale. Al llegar allí encontró una carta del P. Vidal que le
anunciaba la derrota sufrida a manos de los Cunivos, y le decía que,
en lugar de subir por el Ucayale, fuese a La Laguna a esperarle allí
hasta su vuelta.
Con esta contraorden, determinó el P. Fritz bajar a San Joa
quín, para dejar allí a los indios que como soldados le acompañaban,
y disponer ahí su viaje a La Laguna. Antes de volver a subir el Ma
rañón, tuvo que llamar a San Joaquín al P. Francisco Vidra, que
temía perecer en alguna celada de los indios infieles que vivían eo
— 399 —
(1) A r c h iv o S . J .
— 401 —
de esas balsas se volcó en uno de los rápidos del rio Napo y se per
dieron 19 arcabuces.
El P. Juan de Narváez, en carta de 9 de Agosto de 1709, comu
nica al P. Provincial Sebastián Luis de Abad la impresión deplorable
que le han causado estos soldados. De los de infantería unos se
huyeron y otros se volvieron a Quito con licencia verbal del capitán,
El P. Fritz quedó descorazonado cuando vió el aspecto miserable de
aquellas tropas. «A 17 de Julio de 1709, escribe en su Diario, llega
mos a San Joaquín donde hallamos a los soldados de Quito, los más
son gente baladí, intolerables por los pleitos, hurtos y otras malda
des; bisoQos sin saber manejar las armas; las que traen son unos ar
cabuces bien malos, y por haberse trastornado la una de las balsas
en que venían, algunos vienen sin armas; espadas no han traído más
que cuatro o cinco. Con esto, si Dios no lo remedia ¿qué esperanza
puede haber se haga cosa de provecho?» (1)
Estos soldados, sin embargo, salieron de San Joaquín para en
frentarse con los portugueses,llevando por capellanes a los PP. Fritz y
Sanna. El 7 de Agosto llegaron al pueblo de Zuruité, donde estaba
el capitán portugués D. Ignacio Correa con algunos mamelucos. Sa
lió Correa a oponerse al desembarco, pero antes preguntó a los cas
tellanos si venían de paz o de guerra. Contestaron los castellanos
que venían de paz, por lo cual Correa no se les opuso y entraron
sin combate en el pueblo. Después faltando a la palabra dada, de
sarmaron a Correa y a los suyos y deteniendo a aquel, dejaron huir
a los mamelucos.
En este pueblo solía estar de asiento el corista Fr. Antonio de
Andrade; pero en esta ocasión no se halló en él por haber ido a la
ciudad del Gran Pará. En cambio se encontraron allí a los Omaguas
y Yurimahuas que él había cautivado en sus anteriores expedicio
nes. (2)
El P. Fritz tuvo el consuelo de poner en libertad a estos pobres
cautivos y les convidó a que subiesen con él para formar nuevos pue
blos junto al Ucayale o al Guallaga. Aceptaron los neófitos sin difi
cultad la propuesta del Padre con la esperanza de verse libres de los
portugueses; pues les habían cobrado un horror del que no es fácil
dar idea.
Con la prisión del capitán portugués Correa, se dió por terminada
con felicidad la expedición y la armadilla regresó a San Joaquín. El
31 de Octubre de 1709 D. Luis de Iturbide emprendió el camino de
regreso a Quito con toda su gente. Faltaban 21 que habían muerto,
no en batalla alguna,-que no la hubo,-sino a consecuencia de sus ex*
i l ) A rchivo S. J .
(2) Este Fr. Antonio de A ndrade tenia más bien vocación de mameluco que de Religioso y
nacía alarde d eq u e, si en sus expediciones incurría en alguna censura, tenía bastante dinero para ir
p y Pedir la absolución. Fué llamado a Portugal para responder de sus asaltos contra el
* - J 'ite y los Omaguas. Pero supo arreglarse tan bien que volvió al Marañón ordenado de sa
cerdote. Siguió con el mismo oficio de capitanear las expediciones de mamelucos. Este desalmado
tuvo el fin que m erecía, porque habiendo asaltado en 1721 una casa de gentiles para cautivarlos,
Perec,o desastrosamente en la refriega en compañía de otros dos mamelucos.
— 4o6 —
( 1) Ibid.
409 -
de ánimo, antes parecía que con las persecuciones cobraba más y más
esfuerzo para proseguir con sus apostólicas empresas.. . .
[Su muerte], auaque al parecer repentina, de ningún modo fué
tal respecto del Padre, a quien halló de antemano muy prevenido.
Dos días antes, esto es, el 18 de Marzo, dijo a un Padre que le
acompañaba: Non videbo diem nativitatis meae. (Es a saber que el
9 de Abril cumplía los 71 años de su edad). Ese mismo día, en que
se pudo decir se dió a sí mismo el Viático, habiendo hecho poco an
tes confesión general, después de misa, estando junto todo el pueblo
en la iglesia, como quien se despedía de sus amados hijos, con parti
culares muestras de ternura les dijo rogasen y pidiesen a Dios se
cumpliese en él su santísima voluntad en cuanto a vivir o morir, que
□o pedía la vida sino para cuidar de sus almas y mostrarles el ca
mino de su salvación, y que, si muriese, rogasen a Dios por el des
canso de su alma, pues les había querido mucho. Es de advertir,
que aunque por algunos meses andaba muy achacoso, a la sazón es
taba aún en pie, ni daba indicios de que estuviese tan cerca su
muerte. El día siguiente, víspera de San Joaquín, que era el Santo
de su cariño, según dijimos en otta parte, a la noche dijo al compa
ñero que esperaba al día siguiente tener alientos para decir misa a
su Santo; pero éste no quiso sino que fuese a celebrar su fiesta en
el cielo, pues amaneció muerto de un golpe, como se discurre, de
apoplejía. Así como se esparció la noticia en el pueblo, oyóse en
él un llanto universal, como cuando lloran la muerte de sus deudos
más inmediatos. Concurrieron todos a casa del Padre, sin querer
día y noche apartarse del cadáver, hasta que se enterró entre llan
tos y sollozos continuos; no se hartaban de mirarle y decían que pa
recía vivo». (1)
manteles que llevaron los Semigayes para usar de ellos en sus bailes.
Los Andoas desparramáronse por el monte sin orden ni concierto,
recelosos no los matasen los Gayes, si se quedaban en el pueblo.
De esta manera deshízose por fin la reducción poco antes tan ce
lebrada de San Javier, y en este estado la he hallado cuatro meses ha
nue subí por acá con alguna escolta a fin de favorecer a los Andoas.
Tengo ya recogidos hasta 6o de ellos, y espero seguirán en breve los
demás. Mientras esto, llegó también a este sitio el Teniente de Borja
D. Baltasar de Rioja; y de aquí luego se fué en seguimiento de los
apóstatas con 18 españoles y 200 indios amigos. La jornada ha sido
muy larga y penosa por haberse retirado muchos Gayes más allá del
Curaray, y haber quemado sus trojes de maíz, que había en el camino,
los Semigayes y Záparas a petición del cacique Maniri, para imposi
bilitar, como ellos discurrían, a los españoles el llegar por ahí por fal
ta de comida. Llegaron sin embargo hasta dar alcance a dicho cacique,
quien los aguardó emboscado con 30 indios y tuvo la osadía de hacer
un tiro contra un español con un trabuco que llevaba cousigo, y ha
bía sido del Padre difunto. No tuvo efecto el tiro por la ligereza del
soldado en tenderse en el suelo al tiempo que prendía el polvorín.
Viendo esto el Teniente mandó a los de la armada embistiesen contra
los alzados. Apenas se empezó a tirar algunos dardos, que el cacique
cou los suyos se dieron a huir a toda prisa; y como estaban más lige
ros y diestros en aquellos montes que los nuestros, ya rendidos con el
hambre y el cansancio, no se pudo darles alcance. Quedó sin embar
go presa la madre, hermana, mujer e hijito único del cacique que acá
me los trajeron con otras setenta almas, que han ido recogiendo en el
camino. Entre estos hay algunos ¡ufieles de varias parcialidades, que
luego despaché libres para sus tierras con algunos dones a que me
traigan a sus curacas. No se qué efecto tendrá la embajada». (1)
Dos años después, habiendo vuelto algunos soldados españoles en
busca de los matadoree del P. Durango, prendieron a casi todos los
Gayes apóstatas, y en castigo los repartieron en diferentes pueblos
cristianos, donde no tardaron en irse consumiendo poco a poco. El
principal culpable, el cacique Maniri, acabó poco después con muer
te desastrada a manos de los suyos.
La destrucción de San Javier de Gayes afectó dolorosamente a
nuestros misioneros y todos deseaban ver la reducción restaurada de
sus ruinas. Tomó sobre sí esta empresa el P. Wenceslao Breyer, y a
fines de Enero de 1708, ya había conseguido, después de muchos afa
nes y fatigas, reunir a los Andoas dispersos desde la catástrofe del
mes de Abril anterior y formar con ellos en una quebrada vecina al
Bobonaza, el pueblo de Santo Tomé de los Andoas. Alentado con es
te buen principio, trató de restablecer la destruida reducción de San
Javier con algunas parcialidades de Semigayes y logró juntar unas
ochenta y seis personas entre cristianos y gentiles. Pocos eran en
'erdad, pero al Padre le pareció que era preferible restaurar cuanto
t i ) C aita del P . Pablo Maroni al P . Angel M aría M anca en N oticias auténticas del
famoso rio Marañón, P . I ll; c 4, § I; 51 9 -2 0 .
— 4i8 —
con tal <lue fuese Pernero a unos conocidos o parientes suyos. Fuése
el indio y a los tres días me trujo a tres curacas con otros doce indios,
¡untándolos a todos les di a cada uno una camiseta nueva de lona,
agujas, chaquiras, cascabeles, para que pareciesen galanos en sus tie
rras, y con est0 sus am'g°s viniesen también a verme. Todo aquel día
V el siguiente no se vió otra cosa en el pueblo que sastres Yameos que
a estos huéspedes estaban componiendo y ajustando sus galas de lona
que les había dado. Ya venían unos con sus camisetas acabadas a mi
casa, para que los viese y alabase, pareciéndoles que ya eran algo más
que lo que habían sido antes, cuando andaban desnudos. Era de ver
con qué cuidado se sentaban o trabajaban para no manchar el vesti
do. Se fueron a sus tierras muy alegres prometiéndome que volverían
c u a n to antes con las mujeres y hijos para poblarse», (i)
Este año de 1732 y el siguiente de 1733 hizo el P. Brentan va
rias entradas a las tierras de los infíeles cercanos y pudo conseguir
que un buen número de familias se agregasen al pueblo de San Miguel.
Parecía cosa cierta que, llegaría éste a ser uno de los pueblos más
numerosos, tanta era la facilidad con que los infieles abandonaban sus
selvas para que se les instruyera en la religión cristiana. Pero pronto
se hizo sentir el ordinario azote de los pueblos de indios recién fun
dados. Cuando parecía que todo iba a ser prosperidad, fué Dios ser
vido de visitar a los moradores de San Miguel con diversas y porfiadas
epidemias de romadizos, calenturas y disentería, con que pereció mu
cha gente, sobre todo mujeres y niños. Como en estos casos no hay
para los indios otro remedio sino huir de poblado para evitar el con
tagio, temiendo el P. Brentan que se huyesen todos a las selvas de
donde habían salido, él mismo cuidó de trasladarlos al pueblo recién
fundado de San Regis, donde se establecieron, y en el que el Padre
fijó también su residencia. Con esto quedó deshecho y abandona
do el pueblo de San Miguel.
Desde San Regis el P. Brentan hizo varias entradas a los ríos
Nanay e Itatay, consiguiendo siempre atraer a muchas familias por el
cariño con que los trataba y los regalos que les hacía. Mas estas en
tradas no se hacían sino a costa de grandes trabajos; él mismo des
cribe lo que tuvo que sufrir en una de ellas, y por aquí se entenderá
cuán difícil y penoso era el trabajo ordinario de los misioneros para
sacar a los indios de sus bosques, y juntarles en pueblos donde vivie
sen vida racional y cristiana. He aquí sus palabras: «La segunda jor
nada que hice a los bosques con solos mis Yameos fué por Febrero de
1733. En esta jornada, si fué estéril la cosecha de almas, pues en
contré sólo a dieciocho que pronto me siguieron, fué abundante la
cosecha de merecimientos para quien supo y quiso valerse de tan bue
na ocasión para ejercitar la paciencia; pues no fueron pequeñas las
penalidades que se ofrecieron en este viaje, y sólo podrá hacer con
cepto de ellas el que en algún tiempo experimentó lo que es andar1
(1) Carta del P . Brentan al P . Maroni en N oticias auténticas del fam oso rio Ufa-
•■ anón, P . I » , c. 4¡ § 2; 5 3 0 -3 1 .
— 422 —
con ona yerba del monte, componen sus ollas, para ellos muy sa
brosas.
£1 co ger.. .un puerco montés es para ellos proeza digna de mu.
cha alabanza. En señal de su triunfo dejan en el sitio en que le ma
taron clavada la lanza y la punta del dardo cuando se quebró, atra
vesada en otro palo, con unos pelos de puerco en forma de cruz. La
calavera bien limpia, la conservan colgada en sus posadas ad perpt.
tuam rei memoriam.
Las casas, en especial las de los curacas.. .son muy capaces, con
el techo hasta el suelo a modo de bóveda, sin más luz que la que
entra por dos puertecillas que tienen en los dos extremos. En lo in
terior, están repartidas a los lados con esteras en varias celdillas en
que viven divididas las familias. En la mitad de la casa entierran a
sus difuntos, clavando al rededor del sepulcro las armas y gala que
usaron en vida.
De Dios, a quien los más confunden con el sol, y cosas de la
eternidad, no han tenido hasta ahora sino una muy confusa noticia.
Al demonio, comán enemigo, mucho le conocen y temen. Parece im
posible lo que refieren del poderío que tiene sobre ellos y mal trato
que les da con frecuencia. Dicen que este maligno se deja ver a me
nudo en traje y figura de español, sin duda para infundirles horror a
la nación, y por consiguiente también a la fe. Y se pone de repente
a su lado, cuando andan por los bosques, como quien quiere acompa
ñarlos. Otras veces entra de improviso eu sus casas y se sienta en
una hamaca, estando entre tanto todos silenciosos y llenos de horror;
que si hay algún moribundo, no se aparta de él hasta verle expi
rar». (i) Son muchísimos los testimonos de los misioneros sobre este
particular y no parece que se pueden poner en duda estos casos de
obsesiones diabólicas en los todavía gentiles.
(1 ) Carts del P . Pablo Maroni al P . Angel M aria M anca en N oticias auténticas dtl
fa m oso rio M arañón, 1. c., 51 4 -1 8 .
— 425
4 —De las demás reducciones son muy escasas las noticias que
han llegado hasta nosotros en estos años. Poco se debió escribir acer
ca de los trabajos y ministerios efectuados en ellas, pues vemos que
en más de una ocasión los Padres Generales se quejan de este silencio.
En carta de 2 de Agosto de 1727 al P. Provincial Ignacio
de Hormaegui, el P. Tamburini escribía estas palabras: «De las
Misiones de los Mainas y del río Marañón deseo más individual in
forme que el que me hace su antecesor [el P. Juan Bautista Mágica].
Y sin embargo de que me alaban mucho la prudencia con que las
gobernaba su Superior, el P. Bernardo Zurmühlen, no por eso debe
descuidar el Provincial el visitarlas en su trienio, así para reparar las
quiebras que hubieren padecido, como para consolar a los misioneros
y alentarlos a las apostólicas tareas». (1)
Como no recibiese aún las noticias cuales las deseaba, vuelve a
escribir el i? de Julio: «Echo de menos no se me dé noticia alguna
de las Misiones de esa Provincia, siendo más culpable este descuido
por haber ordenado se me diese esta noticia en mi despacho antece
dente. Ordeno, pues, que en todos los despachos que se envíen a este
Oficio, así por V. R. como por sus sucesores, se me dé clara e indi
vidual noticia del estado en que se hallan las Misiones, así en lo es
piritual como en lo temporal. Son las Misiones las niñas de nuestros
°jos, y así necesito saber su estado para promover su aumento»,
(I) A rchivo S. J .
— 426 —
Guallaga abajo en que se coge el río Apena. Tiene 230 indios de lan
ía, los demás son 1.111; total 1.341.
Chayavitas. De Jeveros a Chayavitas hay tres días. Se andan a
bestia; son caminos muy malos, y con decir que son caminos de
montaña de Mainas, se ha ponderado todo lo que pueden ser de ma
los estos camiuos; hay 56 indios de lanza; los demás, 407; total 463.
Cahuapanas. De Chayavitas a Cahuapanas hay nueve leguas de
camino muy malo, a rato se va a bestia, hay que pasar la “ cuesta de
la penitencia” . Hay 58 indios de lanza; los demás 3x8; total 376.
Paranapuras. De Chayavitas a Paranapuras hay dos leguas por
tierra. Hay 30 indios de lanza, los demás 150; total 180.
M u n i c h e s y Otanavis. De Paranapuras a Muniches y Otanavis
hay dos leguas por agua. En ambos hay 30 indios de lanza; los de
más 93; total, 123.
Yurimahuas. De Muniches a Yurimahuas, caminando un día por
tierra se entra al Guallaga, y subiendo media legua Guallaga arriba,
se llega a Yurimahuas. Está a orillas del río. Hay 65 indios de lanza;
los demás 275; total 330.
San Joaquín de Omaguas. De Yurimahuas a La Laguna, río aba
jo, hay dos días y una noche; de La Laguna a Omaguas hay cinco
días de camino, medio día de La Laguna al Marañón por el Guallaga
y cuatro días de Marañón abajo. En San Joaquín de Omaguas hay 58
indios de lanza, los demás 348; total 606. De San Joaquín de Oma
guas a la boca del Ñapo hay cinco días por el Marañón.
Andoas. De La Laguna a Andoas hay veinte días de camino, me
dio día por el Guallaga, cuatro por el Marañón río arriba, lo demás,
Pastaza arriba. Hay 114 indios de lanza, los demás 550; total 664.
De Andoas a Quito hay de 35 a 40 días de camino.
Roamainas. De Roamainas a Andoas hay cuatro días, Pastaza
arriba; de La Laguna a Roamainas hay 16 días. Hay 15 indios de
lanza, los demás, 104; total 119.
En los Payaguas hay 397 personas.
En ioslcahuates hay 159 personas. Estos indios son muy incons
tantes; se remontan fácilmente; hace poco dejaron abandonado al
P. Juan Bautista Julián, para que pereciese de hambre. Total de in
dios en las Misiones: 6.609». (*)(I)
C A L U M N IA S C O N T R A LOS M ISIONEROS
ARCHIVO S. J.
ti) Archivo S .J .
- 430 -
005 Examina por fin las causas de no haber adelantado más las Mi
siones, y declara que, a su juicio,la primera y principal es el número
escaso de misioneros. Reconoce con todo que esta falta se ha reme
diado notablemente con haber permitido el rey Felipe V que el
p. G e n e ra l pudiese enviar a las Misiones Religiosos de cualquier na
cionalidad.
Pasando, luego, al Informe secreto, hace primero la siguiente
d eclaración : «Ahora en este papel que hago con mayor inteligencia,
protesto, siendo como debo ser fiel a nuestra Compañía, decir toda
la verdad a V. R., que en nada engaño, ni es mi voluntad engañar,
que todo c u a n t o he dicho y diré en este papel, es sin pasión a las
personas, y sólo ha sido y será relación del hecho como in Domino
juzgo debo decir».
Puesto este preámbulo refiere las acusaciones lanzadas contra
los Padres misioneros, y satisface a cada una de ellas. Al primer ca
pitulo de que los Padres se dedican al tráfico responde, que aunque
no es verdad que los misioneros sean tratantes, habían tenido algu-
oos descuidos e imprudencias en esta materia, haciendo traer de
Quito algunas cosas que no eran para el provecho de los indios, sino
de otras personas.. En cuanto a los géneros que hacen venir de Qui
to para utilidad inmediata de los indios como las bayetas, el hierro,
el acero, las herramientas, los anzuelos, las agujas, los abalorios,
hace el P. Visitador esta advertencia. Los PP. Guillermo Detré,
José Jiménez, Manuel Galiano, Juan Colomo, Gregorio de Bobadilla,
Juan de Saldarriaga, Ambrosio Acosta, Cipriano Javier Español, han
dado estos objetos de balde a los indios; los demás misioneros les han
exigido alguna compensación cambiándoselos con cera silvestre y otras
cosas por el estilo.
El P. José Albelda ha a enviado vender achote a Lima para te
ner acero, cintas y algún dinero. Parece, pues, que algunos misione
ros han tenido alguna falta de prudencia, dando con esto ocasión a
que se los tuviese por comercianses, si bien nada de lo que se han
procurado era para su propio provecho sino para los indios.
El segundo punto de que tienen obrajes, ocupando a las indias
en hilar todo el día, es falso. Solamente en algunos pueblos las in
dias reciben algodón el domingo para hilarlo ellas de su voluntad du
rante la semana, y llevan el hilo al misionero el domingo siguiente.
El tercer punto, que sacan piezas, esto es indios, para vender,
es falso. Es cierto que han confiado algunos de los infieles cogidos
en las entradas a españoles para que los alimenten y críen, pues
los Padres no podían .hacerlo por no tener con qué sustentarlos.
Algunos de estos españoles faltando a su obligación los han vendido
contra la voluntad de los Padres misioneros. Con esta ocasión y para
prevenir semejantes infidelidades, el P. Visitador Francisco Sierra
(I) Archivo S .J .
— 432 —
(1) A rchivo S .J .
— 433 -
mucha puntualidad todo aquel rodeo que se suele hacer con la pro.
cesión del Viernes Santo, causándonos al mismo tiempo risa y 8(j.
miración la simplicidad de este pobre, y ternura su buen ánimo»
devoción.
No puedo dejar de hacer también alguna mención de la devo
ción del Santísimo Rosario, que se promovió mucho estos afio»
rezándolo cada día algunos misioneros con los muchachos de la doc'.
trina, y los sábados, según la costumbre antigua cou todo el pueblo,
En unos pueblos lo rezan saliendo en procesión por las calles, y e».
to, especialmente en Yurimahuas, tres o cuatro veces por semana,
interpolando las décadas o misterios con una canción devota que
atrae a toda la gente a este devoción.
Estas y otras que parecen menudencias, como también el empe
ño en celebrar las festividades con todo el aparato posible, de ador
nar las iglesias y altares con alhajas preciosas, como el frontal de
plata de los Jeveros, la custodia rica de los Yurimahuas, con orna
mentos finos para las iglesias, que todo han procurado en estos año»
los misioneros a costa de su cuidado, no es fácil decir cuánto peso
tiene todo junto para imprimir en los corazones de estos neófitos un
alto concepto de las cosas divinas, y por consiguiente establecerlos
en la fe, la cual en los más de ellos ya no parece sino adulta, y suele
Dios premiarla con especiales y palpables beneficios.
Con esta fe vienen muchos a pedir agua bendita ordinaria, o
bendita con invocación de nuestro Santo Padre, y ésta ha sido muy
provechosa, y en algunos casos patentemente prodigiosa para las
mujeres que peligran de parto. Poco ha que esta misma agua pedía
un padre para su hijo enfermo, y la pidió repetidas veces dándosela
a beber al enfermo, y por más que este empeoraba, no perdió el buen
padre la confianza, y aun al tiempo que el chiquillo parecía ya mo
ribundo, venía todavía el padre por dicha agua, avisando juntamente
al misionero del estado de su hijo, quien se fué a verle y hallóle en
las últimas, y no obstante su padre abriéndole la boca, como podía,
le echaba el agua bendecida. En presencia del misionero, al parecer
de todos, acabó de espirar el chiquillo y no lo dudaba el mismo mi
sionero, por lo cual consolando a sus padres y habiéndoles dado al
gunas enseñanzas, volvió a su casa. Apenas llegó cuando le avisaron
que ya el chiquillo había vuelto en sí, y así fué, convaleció y vive
hasta hoy día, premiando Dios la mucha fe del buen padre con la
vida de su hijo. Dejo otro caso muy parecido a este que sucedió a un
indio ya desahuciado, hizo voto a nuestro Beato Juan Francisco de
Regis de celebrar su vigilia con ayuno y el día con confesión y comu
nión. Pareció asimismo a todos que había muerto, y al empezar a
amortajarle volvió en sí, y vive ahora asimismo sano y robusto.
Pasando ya por alto los demás ministerios propios de los misio
neros como son cuidar de los enfermos en cuerpo y alma, asistir a
los moribundos, apaciguar a los discordes, vestir a los desnudos, en
que casi todos los días se ofrecen ocasiones de ejercitar la caridad y
celo, se puede con razón concluir ser la vida de un misionero un
ejercicio continuo de todo género de obras de misericordia, y junta*
mente de paciencia por las muchas penalidades que trae consigo este
retiro, como no ignora V . R . Quiera Dios darnos su gracia para no
malograr tantas ocasiones de merecimiento y aplicarnos constante-
mente a la enseñanza y alivio de estos pobres neófitos, que harto
tendrán en qué ejercitar su celo los pocos misioneros que hay aquí
al presente, aunque llegasen a faltarles los medios para adelantar
la conversión de los infieles, lo cual no permitirá la bondad infinita
de Dios», (i) (I)
(I) Archivo S. J .
CAPITU LO QUINTO
LA PA R R O Q U IA D E A R C H ID O N A Y LA S R E D U C C IO N E S DEL RIO Na Pq
VELASCO, H is to ria .... Cróm«a....aSo» 1719, 1720, 1725, 17 34 .— CHANTRE, Historia de las Mbit,
ses do la Compañía de Jesús en el Maraüón español lib . 7, c. 1-3, 5, —ARCHIVO S. J.
fl) Archivo S. J,
— 444 —
(1) A rchivo S. J .
(2) A rchivo ¿\ J ,
— 445 —
Entretanto les ofreció un mozo español que tenía consigo, para q0í
les ayudase a formar el nuevo pueblo. Se fueron los Icahuates con
el mozo y se dió principio al desmonte para la nueva reducción.
Habiendo tenido noticia de lo que pasaba, una parcialidad de
Icahuates, llamados Yeivas, llevaron muy a mal la construcción
del pueblo y amenazaron matar a los indios que entendían en ella
si no desistían de su empeño y no mataban al español que tenían en
su compañía. Amedrentados los indios se juntaron con los Yeivas, y
para celebrar esta amistad dispusieron una solemne borrachera con
un gran banquete, en el que el plato principal fué el mozo español
que dirigía la construcción del nuevo pueblo y les servía de doc
trinero.
Al enterarse de este acto de barbarie, el Teniente de Borja con
algunos soldados y buen número de indios amigos, entró a las tierras
de los Icahuates para castigarlos según su merecido, y defender al
misionero de los Omaguas, a cuya vida pretendían también atentar.
E l Teniente pudo haber a las manos a los culpables, en quienes hizo
un solemne escarmiento y envió algunos mozos a La Laguna para
que más tarde pudiesen servir de intérpretes.
Mientras se hacía este castigo contra los Icahuates y Yeivas, el
P. Luis Coronado misionero de los Omaguas, intentó en 1719 con
vertir a los indios llamados Payaguas en sos propias tierras, situadas
en la orilla izquierda del Ñapo. Mostraron bastante docilidad los
Payaguas, y se dió principio a un pueblecito con el nombre de Nues
tra Señora de los Angeles, de quien el P. Coronado era muy devoto.
Pero estando aún en sus principios, el pueblo vino a deshacerse a cau
sa de la muerte del P. Coronado acaecida en 1723. El año siguien
te de 1724 el P. Juan Bautista Julián volvió a ocuparse de aquella
pobre gente. Imponderables fueron las penalidades y trabajos que
pasó durante tres años, discurriendo por aquellas selvas de choza en
choza, no pocas veces descalzo y casi sin sustento, a fin de juntar a
los indios en un sitio aparente para poderlos instruir a la fe y cos
tumbres cristianas. Lo que más pena la causaba era que no pocos
morían en sus retiros sin bautismo por la grande distancia que había
entre una ranchería y otra. Finalmente, parte con dádivas, parte
con amenazas, pudo formar un pequeño pueblo de sesenta familias
y fabricar una miserable iglesia, donde enseñaba diariamente la doc
trina cristiana y bautizaba a los niños.
No duró mucho el consuelo que con estos comienzos experi
mentó el P. Julián, porque al cabo de algunos meses, cediendo a su
natural inconstancia y atemorizados por las enfermedades que se
presentaron en el pueblo, sin previo aviso ninguno, se retiraron de
repente a sus bosques, dejándole solo y abandonado. Para no pere
cer de hambre y miseria en aquel desamparo, el Padre se vió preci
sado a pasar a la reducción de los Omaguas, distante más de sesen
ta leguas en una canoa pequeña, sin más remeros que dos mucha
chos que por casualidad se hallaban con él. Después del P. Julián,
el P. Ignacio Mikel en 1724, intentó nuevamente reducir a los Pa*
yaguas a vida civilizada, pero el resultado fué identico a los anterio-
— 447
(I) Archivo S, J ,
448 -
(1) A rchivo S .J .
— 449
V IS IT A D E L A S M IS IO N E S PO R E L P . AN D RES DE ZARATE
SUMARIO: 1. V isita de las reducciones del Ñapo y del Bajo Marañón.—2. Ex.
pedición al país de los {quitos.—3. Visita de las demás reducciones.
—4 . Incidente con los portugueses.—5. Resultados de la visita del
P . Z árate.—6. Misioneros insignes de este tiempo.
i l ) Afirm a el P . Astráin que ante» del P . Zárate ningún Provincial ni Visitador enviado de
Europa había descendido a las Misiones del Marañón (H istoria de la Compañía de J es?s
en la A sisten cia de E sp a ñ a , V il, 421.) Esto no es exacto. E l P . Ignacio de Meaurio las be
b ía visitado en 1723.
tr¡na cristiana, 310 niños y niñas de menor edad, 90 mestizos con
mujeres e hijos, y solamente 10 catecúmenos; el total era de I.IIO
»Imas.
Terminada la visita de Archidona, el P. Zárate se dirigió con su
com itiva a Puerto de Ñapo, donde le esperaba el P. Superior de las
M isiones, Nicolás Schindler, con tres canoas grandes y en cada una
de ellas los remeros suficientes para conducir al P. Visitador a los
diferentes pueblos de las Misiones. (1)
Cada canoa grande iba acompañada de otra canoa pequeña en
que iban cuatro indios, llamados “ mitayos” , encargados de proveer
de alimentos a todos los que iban en la canoa grande, que les estaba
encomendada.
El primer dfa de navegación por el Ñapo fué azaroso; pues una
de las canoas grandes estuvo en gran peligro de naufragar en uno de
los remolinos que se hallan entre Puerto de Ñapo y Santa Rosa, y
sólo a la destreza de los indios se debió el que se pudiese evitar una
catástrofe.
Al llegar a la reducción de San José de Icahuates en el Aguarico,
después de cinco días de navegación, se detuvo el P. Visitador en
aquel pueblo el tiempo necesario para dejarlo bien asentado, pues su
estado era todavía precario. En efecto, el año anterior de 1735
los indios se habían remontado y abandonado a su misionero, el
P. Leonardo Deubler, por el único motivo de que el Padre había que
rido obligar a un mancebo a que se separase de la concubina. Pero,
arrepentidos después de su falta, se habían acogido al P. Enrique
Franzen, cura de Archidona, para volver al pueblo abandonado. En
estas precisas circunstancias llegó a San José el P. Visitador.
En sus excursiones a San José de Icahuates, el P. Franzen se
había encontrado con otra parcialidad de indios que se decían tam
bién Icahuates, y los había convidado a que hiciesen su pueblo cerca
de una laguna que forma el Ñapo algo más arriba de la confluencia
del Aguarico. Viendo el P. Visitador que estos indios estaban traba
jando con ardor en la fábrica de las casas del futuro pueblo, admitió
la fundación con el nombre de San Bartolomé de Icahuates, que que
dó a cargo del P. Franzen.
De San José de Icahuates, el P. Zárate se dirigió a San Javier
del mismo nombre, que se hallaba a tres días de bajada por el río.
Este pueblo fundado por el año de 1732, había tenido durante varias
temporadas misionero propio, pero ahora por falta de personal, ca
recían de él. «Pidiéronme, escribe el P. Zárate, con grandes instan
cias que les diese Padre estable, y habiéndolo ofrecido, se embarca
ron tn nuestras canoas dos de ellos, diciendo que no habían de volver
a su pueblo sin su Padre misionero; y se estuvieron seis meses en
San Joaquín de Omaguas, hasta que llegó el P. Maroni a quien envié
a llamar de Quito para este pueblo, y después al P. Miguel Bastidas(I)
(I) Según escribe el P. Zárate cada una de estas tres canoas grandes llevaba 44 bogas o re-
»tíos; tenía de largo de 16 a 18 varas y de ancho de 6 a 7 cuartas. Todas eran de una sola pieza,
e,e es de un solo tronco de árbol.
— 452 —
para el de San José y el de San Bartolomé, para que los dos atien
dan a estos cuatro pueblos, y a la reducción de los demás gentile*
que habitan en gran número en una y otra banda del río Ñapo, como
son a la izquierda, los Payaguas, Yeivas, Cavaches, Caumares, Ticu.
nas y otros», (i)
El primer pueblo sobre el Marañón a que llegó el P. Visitador
fué el de San Joaquín de Omaguas, donde desembarcó a 15 de Enero
de 1737-
Sin visitar por entonces San Joaquín, prosiguió el P. Zárate su
viaje, el 24 de Enero de 1737, en dirección al pueblo de San Igna
cio de Pebas formada de Pebas y Caumares. Su intento era no sólo
visitar todos los pueblos ya formalmente establecidos, sino también
los que estaban en sus principios, y aun extenderse a las naciones
que habían sido reconocidas por los misioneros y habían dado palabra
de reunirse en pueblo. Encontró al pueblo de San Ignacio dividido
en banderías; pues los Caumares intentaban una matanza general de
los Pebas, que vivían con ellos en el pueblo. Es el caso que estos úl
timos, habiendo convidado a una gran borrachera a los Ticunas alia
dos y amigos de los Caumares, habían matado a unos treinta de los
convidados. Los Caumares temerosos que los Pebas hiciesen otro
tanto con ellos, querían tomarles la delantera y acabar con ellos.
E l P. Visitador interpuso su autoridad para reconciliar a los dos
bandos, y con esto volvió la paz a San Ignacio. La reducción tenía
entonces 140 almas; todos los niños estaban bautizados, pero entre
los adultos no había sino cuatro cristianos, un Peba y un hombre y
dos mujeres Caumares.
De San Ignacio de Pebas volvió el P. Zárate a subir por el Ma
rañón hasta el río Nanay; y de éste por camino de tierra, pasó al río
Itatay hasta la nación de los Yameos. Recorrió los pueblos de San
Felipe de Amaonos, recientemente fundado, San Andrés de los Para
nos, San Juan Evangelista de Miguianos, San Regis de Yameos, San
Simón de Nahuapó, asimismo de reciente fundación, y finalmente
San Pablo de Napeanos, que acababa de fundarse el 27 de Marzo
de 1734.
(1 ) In fo rm e del P. Zárate.
— 453
(1) Archivo S .J ,
— 456 -
otoño; por todas partes oigo: Messis est jam alba». Otro misionero
escribe: «El P. Zárate fué especial bienhechor de la Misión defen
diéndola con informes muy favorables de las infamias que falsamente
le imputaron algunos apasionados, alcanzando muchos favores para
ella. Estas mismas entradas a paises infieles que la gente de Quito
criticó tan duramente, fueron para los misioneros que conocían por
experiencia las ¡numerables mortificaciones y privaciones que en ellas
se sufren, ocasión de admirar el celo y virtud del P. Visitador».
Estas últimas palabras son una condenación indirecta de la acti
tud por demás injusta del P. Juan de Velasco, al referir esta visita.
Ciertamente el relato de nuestro historiador sobre este punto parti
cular deja en el ánimo una impresión penosa; porque se reduce a repe
tir las calumnias y dicterios que la malignidad de los enemigos del V i
sitador acumuló contra él. Si nos hubiéramos de atener al juicio del
P. Velasco, la visita del P. Zárate a las Misiones fué una serie de
desaciertos, que no trajeron sino desórdenes y males sin cuento. In
creíble parece que la pasión haya podido cegar al P. Velasco, hasta el
punto de hacerle admitir sin más los dislates más absurdos inventa
dos y propalados por ciertos seglares, con el intento de denigrar al
Visitador.
LAS R E D U C C IO N E S DE LA R E G IO N D E L Ñ A PO
(I) La obra está manifiestamente incompleta, pues varías cosas de que el autor promete ha
blar después, no se encuentran en el decurso de la historia. Esto se explica fácilmente, si se tiene
en cuenta, que estando ocupado en la composición de esta obra, el P. Maroni fué destinado a
Panaméen 1742, y tuvo que ponerse en camino cuanto antes, pues iba a suplir al P . Ignacio
Layroni, arrebatado por una muerte prematura.
Tampoco lleva la obra nombre de autor. E l S r. Marcos Jiménez de la Espada, que la editó
P°r vez primera en M adrid en 1889, da por probabilísimo en la erudita A dvertencia, con que
'»cabeza la edición hecha por él, que el P . Maroni es el autor de las N oticias Auténticas
jjWfainoso rio Marañón. Los Padres Lorenzo López Sanvicente (L a M isión del Ñapo,
°4) y José Eugenio Uriarte (O bras anónim as y seudónim as de autores de la Compañía
, Jesús, I, 4 7 3 -7 4 , n. 134), después de nuevas investigaciones dan por cierto que la citada
obr» « del P. M aroni.
— 4Ö2 —
CHANTRE, Historia de las Misiones de la Compaiiía de Jesús en el Maraüón español, lib . 7, ce. 8 y 9¡
lib. 8, c. 7.-ARCHIVO S. J.
segó a fuerza de regalos. Por este medio consiguió que los dos joven,
citos volviesen a sus casas contentos y ufanos, llevando con mucho
cuidado las cosillas que les habían obsequiado.
Surtió buen efecto esta embajada, y no pocos Iquitos se acerca-
ron entre recelosos y admirados al misionero. Este les hizo nmy
buen trato, según su pobreza. Pero ni en esta ni en otra segunda
entrada pudo lograr que se redujesen a población; sólo dieron algu.
ñas débiles esperanzas para lo venidero. Con estas esperanzas entró
tercera vez y halló que otros Iquitos, diferentes de los que había
visitado en otras ocasiones, querían reunirse y formar una población.
No desperdició Don José Bahamonde la ocasión propicia y dió
principio a un pueblo con el nombre de San Juan Nepotnuceno, en
el cual a los pocos meses se juntaron un mediano número de gente
y las. casas y sementeras correspondientes. Con este ejemplo algunos
otros Iquitos,que hasta aquí se habían mostrado reacios, consintieron
en juntarse en otro sitio sobre el río Nanay, a tres días de camino de
San Pablo de Napeanos. Recibió este segundo pueblo el nombre de
Santa Bárbara de Iquitos.
Pronto corrió entre las demás parcialidades de los Iquitos la
noticia de los dos nuevos pueblos y de las ventajas que en ellas ha
bían encontrado los que se habían reducido. Una parcialidad muy
numerosa llamada de los Maracanos, que vivía junto al Necamumu,
afluente del río Blanco, emprendió un largo viaje hasta Santa Bárba
ra, para cerciorarse por sus ojos, si era verdad todo lo que contaban.
Agradó mucho al misionero esta visita, y como eran muy
numerosos, juzgó que sería mejor formasen una nueva población
en sus propias tierras. Con este intento se puso en camino en
compañía del Hermano Santiago Bastiani. Después dos días de
navegación por el río Nanay, penetró en el río Blanco, subiendo des
pués tres días por este río hasta encontrar el río Necamumu, y subió
por él dos días, sin saber a punto fijo si estaban en tierras de los Ma
racanos o de otros infieles. Los Napeanos, que llevaban consigo,
reconocían de vez en cuando el terreno para ver si encontraban algu
na gente, hasta que descubrieron una choza, en la que por)el murmu
llo conocieron que era poca la gente que había dentro. Los indios
contraviniendo a las recomendaciones expresas del misionero come
tieron la imprudencia de asaltar la casa para apoderarse de la gente
que ahí estaba. Esta acción tan inconsiderada dió al traste con la ex
pedición, porque los Maracanos viéndose atacados, se defendieron
briosamente, y después de matar a un Napeano huyeron para po
nerse en salvo. D. José Bahamonde viendo la cosa perdida, mandó
que se embarcasen todos para volver a Santa Bárbara. A la mañana
siguiente les siguió una partida de indios, procurando hacerles todo el
daño posible, y uno de ellos se acercó tanto a la canoa del misione
ro, que el Hermano Bastiani se vió obligado a descargarle una per
digonada. Se detuvo el indio, al verse bañado en sangre,y los demás
huyeron a la desbandada.
Al año siguiente de 1742, se tuvo por conveniente hacer una
entrada contra los Iquitos Huasimoas. Tomaron parte en esta expe-
— 471-
SUMARIO: 1. Muerte gloriosa del P . Francisco del Real y pérdida de una par
te de las reducciones del Ñapo y del Aguarico.— 2 . EI P . Martín
Iriarte restaura los pueblos destruidos.—3. Graves imprudencias del
H. Salvador Sánchez.—4. Dificultades en la conversión de los Paya-
guas; incendio de La Laguna.—5. Acusaciones calumniosas contra los
misioneros.
i —Al P. Martín Iriarte, que tuvo que salir de los pueblos del
Ñapo y del Aguarico por sus achaques, sucedió el celosísimo P. Fran
cisco del Real, joven sacerdote que acababa de ordenarse el 6 de
Enero de 1743. (1)
Llegó este apostólico varón a San Miguel de Ciecoya, que era
el lugar de residencia del misionero de Encabellados, por Julio de
1743. y se entregó desde luego con grande fervor a las ocupaciones
del sagrado ministerio. Pronto se dió cuenta del estado de todos los
pueblos que tenía a su cargo, y se propuso adelantar a cada uno con
la mayor diligencia posible. Se esmeraba de un modo particular en
la formación de los niños y niñas, segura esperanza del pueblo en lo
futuro. Para la educación de los niños, fundó una escuela en la que
además de explicar la doctrina cristiana, se procuraba enseñarles la
lengua general del Inga, y a los más listos y despejados el castellano.
Cuidaba también de adiestrarles en oficios manuales, que les fuesen
provechosos.
Aunque los indios en general estimaban y querían a su misione
ro, no faltaban algunos mal avenidos con los mandamientos de la
ley de Dios, que deseaban sacudir su yugo para vivir a sus anchas.
(I) El P. Francisco del Real había nacido en el Genovesado, a 13 de Enero de 1706. Jo-
' tn l'on pasó a Cádiz con el intento de hacer fortuna en España. No hallando la oportunidad
Sue nobía esperado para adelantar sus negocios, se embarcó para Panamá, donde tampoco le favo-
15e10 la suerte. Allí trató con el P. Cayroni el cual le movió a entrar en la Compañía. Vino a
VMo y el P. Andrés de Zárate le admitió el 14 de Marzo de 1737. Apenas ordenado de sa-
r(lote pidió y obtuvo ser enviado al Marañón.
474 —
(!) El principal culpable Curazaba hallándose un día en una choza del monte, revestido de
«na alba que había sacado del saqueo y envuelta la cabeza con una estola, se vio acometido
*n pleno día por unos gentiles amigos suyos, y uno de ellos le partió la cabeza de un hachazo.
Uieron también la muerte a su mujer y a otros de su parentela, llevando a vender a los demás a
bucumbíos.
— 476 —
( 1) Archivo S,J.
— 479 —
(1) Archivo S. J.
C A P IT U L O D E C IM O
V IS IT À D E L A S M IS IO N E S P O R E L D R . D IE G O R IO F R IO D E P E R A L T A
P R I M E R O S T R A B A JO S D E L P . M A N U E L U R IA R T E
SUMARIO: 1. Los Padres Manuel Uriarte e Isidro Losa en los pueblos del Ñapo y
del Aguarico.—2. Atentado contra el P . U riarte.—3. Grave enfer
medad del P . Uriarte y su traslado al Marañón.
(I) A r c h iv o S , J .
— 496 —
las ancianas sus mejores mantas, que son de seis vaias, bien tenida»
de negro, y con mesas y escaños hicieron los sacristanes un alto
túmulo, que todo estuvo iluminado, con su cruz ciriales, y encima
su paño con su cruz amarilla y su calavera con un pequeño Cristo
Y en diversas sepulturas ponían aparte sus pañitos y velas, por ofreo^
da una gran porción de piña, que en este tiempo es la cosecha, son
riquísimas y como una tercia y más algunas de largo... Canté la mis»
a que asistieron muchos por devoción, como todos los lunes en
se aplicaba la misa por todos los difuntos del pueblo, y había proce
sión con los niños y niñas y tres responsos».
Añadiremos como curiosidad lo que cuenta el P. Uriarte sobre
el modo como sus indios de San Pablo se divertían durante los días
de carnaval. «Estos tres días según usanza del Marañón, se les daba
huelga; oían misa y plática por la mañana, y de tarde con distinción
de gremios hacían sus danzas, mozos y niños aparte, mozas y niñas
en otra parte. Los más de los casados y viejos no se metían en es
tas fiestas, sino se iban a sus pescas y sólo a boca de noche se jun
taban a sus meriendas y bebidas, que acababan en un par de horas y
se iban a dormir. El martes pusieron su árbol clavado en la plazuela,
y arriba les hice colgar tabaco, cuchillos, anzuelos, etc., y ellos pu
sieron sus chontas y frutas. Como a las cuatro de la tarde hicieron sus
ceremonias las viejas con una hacha galana y encintada de cortarlo,
dando cada una su hachazo al pasar la rueda de la danza. Y cuando
al fin cayó, fué la rebatiña, los mozos cargaron con el árbol, y brin
cando y tocando, lo pasearon por el pueblo. Siguióse la función
de los camaricos, [regalos al misionero] y como en Pebas, aquí traían
sartas de pescado, de yucas y plátanos que echaban al lado del misio
nero haciendo sus cabriolas y cortesías, y con esto se acabó lodo en
paz a las seis de la noche».
Al año más o menos de estar en Napeanos.tuvo noticia el P. Uriar
te de un cacique de Iquitos infieles, llamado Riame, y fué en busca
suya para convidarle a juntarse con los demás de su nación. Ad
mitió el cacique, pero con la condición expresa de que no se tratase
de obligarles a vivir juntos con los Napeanos ni con los Yameos.
Vino en ello el P. Uriarte, como quien conocía cuán grande era la
repugnancia que a veces tienen unas parcialidades de vivir con los
que no son de ella. Y así sucedió que poco después queriendo un
nuevo misionero juntar a Riame y a su gente con uno de los pue
blos que había exceptuado, se huyeron todos al monte, sin que jamás
se pudiese averiguar su paradero.
Si grande eran el ánimo y celo del P. Uriarte no correspondían
a sus fuerzas corporales. Las muchas humedades que hubo de pade
cer en sus continuos viajes y las malas noches del camino le ocasio
naron unos dolores pertinaces de huesos que le dejaban del todo
desconcertado. Sin embargo, disimulando sus dolores seguía aten
diendo a sus indios,hasta que complicándose la dolencia con vómitos,
calenturas y hemorragias, persuadido que era llegada su última hora,
consumió el Santísimo por viático. Los indios,viéndole tan acabado,
armaron una canoa y le llevaron en brazos a ella, a fin de conducir*
— 505
le a San Joaquín con todo cuidado y tiento. El Padre, así que se
vió en la canoa, se tuvo por muerto, y grande era su sentimiento de
que no hubiese un sacerdote que en este trance supremo le adminis
trase la Extrema Unción. Pero ya que no era posible recibir el Sa
cramento, quiso por lo menos ungirse a sí mismo con el óleo sagrado
deseando recibir los frutos del sacramento. Parece que Dios le inspi
ró este pensamiento, pues al contacto de los santos óleos comenzó
la calentura a bajar, cesáronlos vómitos y se sintió con bríos para
emprender el viaje. Remaron los indios con tal empeño, que en
cinco días hicieron el camino de diez, y el Padre con solo el cambio
de aires iba mejorando a ojos vista y cobrando nuevas fuerzas. L le
gado a San Joaquín fué recibido por el P. Iriarte con exquisita cari
dad, y quiso Dios que con unos remedios caseros y un poco de quina,
fuese convaleciendo y recobrando la salud.
L A V ID A EN LA S R E D U C C IO N E S D E L M A R A T O N
padre puercos caseros hasta 18; más todos se acabaron casi de re
pente, porque habían hocicado y comido yuca brava, que sin re
flexión se plantó cerca y es venenosa.
Tuvo también el Padre palomas pequeñas, y un muchacho Lean
dro Guevara, borjeño, porque le dieron una zurra que merecía, les
puso barbasco en su agua de beber, de que muere el peje, con que
murieron. Mas uno y otro se restauró con palomas grandes, mansas,
calzadas que bajamos del Ñapo y marranos de La Laguna, y con las
gallinas y patos había toda abundancia que ayudó en tiempo de epi
demias. Y lo mismo se iba entablando en los demás pueblos del
Marañón. y es muy necesario este socorro, ni tan difícil de entablar.
Aun en Ñapo se consiguieron todas estas crías, y en Nanay, monte
adentro diez días, llevando en canoas terneros, lechoncitos y cabri
tos. Y más purifican el aire contra pestes, ahorran a los indios el
limpiar [las cercanías del pueblo] a machete, porque impiden crecer
las hierbas y monte; finalmente enseñan a los indios a ser cuidadosos,
cerrando sus casas y poniendo barbacoas altas para secar sus cosas co
mo lo hacían ya en Omaguas.porque no llegasen animales. Es verdad
que de cuando en cuando, hay sus plagas de murciélagos; mas para
esto sirven las casetas bien cerradas de tarapotos, en donde se res
guardan, y para que los pastorcitos no pierdan su doctrina,se sueltan
después de misa y se encierran antes del rezo de la tarde.. ..
Ï b.) H11,istoria de la s
c. 18; 639.
M isiones de ¿a Compañía de J esú s en el Marañón t s í a'
519 —
dos a dar gracias por tan singular beneficio, y encargaba una devota
asistencia a los divinos oficios y procesiones. Daba en la Misa la
santa comunión a los que estaban dispuestos para cumplir con U
iglesia, y siguiendo las rúbricas de ella colocaba el Sacramento en el
sitio prevenido, acomodándose a los demás que se practica en Eu
ropa.
Pero no son de omitir algunas prácticas que se estilaban en los
pueblos en este día. Antes de la procesión, que se hacía por la iglesia,
dejaban el gobernador y capitanes de milicia los bastones, y los al
caldes y fiscales sus varas debajo de los bancos de ayuntamiento, y
no volvían a tomar sus insignias hasta que en Sábado Santo se can
taban las aleluyas. . . .
La gente del pueblo repetía sus visitas a la iglesia con silencio,
compostura y devoción que era de grande consuelo a los Padres por
ser unas muestras tan claras de piedad en gentes antes tan brutales y
bárbaras, que depuesta la ferocidad del gentilismo, emulaban la pie
dad, fe y religión de pueblos católicos fervorosos. A los Oficios de la
tarde acudían todos, chicos y grandes, y en las noches del Jueves y
Viernes Santo a las procesiones. En ellas se veía un número crecido
de penitentes, de los cuales unos llevaban sobre los hombros desnu
dos cruces pesadas, otros coronas de espinas en las cabezas, varios
caminaban, como suele decirse a gatas, deteniéndose a las veces
hincados de rodillas para azotarse con disciplinas secas, aunque era
más común picarse primero con rosetas de acero o pelotones de cera
armados con puntas de vidrio, y proseguir después, llamando la san
gre con madejas de hilo de algodón. Algunos hacían estas peniten
cias con tanta inhumanidad, que era necesario hacerlos retirar a sus
casas a que se curasen.
El Viernes Santo se predicaba el sermón de Pasión, exponién
doles sencillamente los pasos de ellas, y no pocas veces se acababa
con una avenida copiosa de lágrimas en que se deshacían los indios.
A la adoración de la cruz, que se practica en este día, no eran admi
tidas las mujeres, pero entraban todos los hombres de dos en dos,
empezando los de justicia y acabando los niños. Aunque no era toda
vía común, se iba introduciendo en los pueblos de la misión la her
mosísima y tierna devoción de las tres horas de agonía de Jesucris
to en la Cruz. Empezó a introducir esta devoción en Quito por los
años de 1739 el P. Baltasar Moneada, Provincial de aquella Provin
cia, y de aquí había pasado a las misiones del Marañón. Practicába
se el Viernes Santo con un ejercicio largo de tres horas, empezando
a las doce eu punto y acabando a las tres de la tarde. Explicá
base a ratos las siete palabras, y a ratos se meditaba sobre ellas;
rezábanse algunas oraciones vocales y tercios del rosario, y última
mente se daba fin al ejercicio con una exhortación y devoto colo
quio con Cristo moribundo, hasta el paso de la muerte. El ejercicio
de la Agonía es de los más tiernos, útiles y patéticos que pueden
practicarse, y se han visto maravillosos efectos.
A proporción de la devoción dolorosa y compasión del V ie rn e s
Santo, era la festiva del Sábado Santo. Al entonar el sacerdote el
— 525
(1) En estos últimos años el movimiento de misioneros fué bastante intenso. En 1760 entró
*) P■Martín Schweyna y al año siguiente los PP. Antonio León y Antonio Jáuregui con dos
eonados. Mas estos dos últimos Padres permanecieron muy poco tiempo en el Marañón por (alta
de .alud. Casi por el mismo tiempo volvió a Quito, llamado por los Superiores el P. Ignacio
María Franciscis, misionero de todo punto insigne que dejó en pos de sí gratísimos recuerdos.
En 1762 llegaban a laa Misiones los PP. Francisco Aguilar, Segundo del Castillo y José
Palme; y cuatro años más tarde, en 1766 los PP. José Romei, José María Lusati, Máximo Ne-
SJJ**José C-enitagoya, Pedro Berroeta y Juan Imbusti. Algunos meses después vino el P. Juan
Msrschat, el último misionero de la Compañía que entró al Marañón. En cambio, aquel mismo
año tuvieron que salir para reponer su salud quebrantada los PP. Luis Vizzochi, Francisco Ja-
V|ar N'icklust, Antonio Jenske y Máximo Negri, que acababa de entrar.
— 528 —
varias veces, y que el segundo no lo navegó sino una sola vez desde
menos de la mitad hasta la boca», (i)
4— Si era grande el deseo que tenían los misioneros del Mara
tón de evangelizar el Ucayale, no era menor el que sentían de poder
entrar por fin a tierras de Jívaros, que hasta entonces se habían
mostrado tan poco dispuestos a recibir la fe. La ocasión de intentar
UDa vez más la conversión de los Jívaros fué ésta.
Una parcialidad de la nación de los Andoas, llamada de los
Muratas vivía esparcida en ambas orillas del río Guasaga. Los An
doas iban hasta este río, así para sus pescas, como para fabricar sus
canoas de los árboles corpulentos de que abunda aquel paraje.
En una de estas excursiones, el año de x74 8, llegaron hasta una casa
que les pareció desierta. Pero entrando en ella vieron con horror
sesenta cadáveres, todos cercenada la cabeza, y varias rodelas y lan
zas quebradas, que a su parecer eran armas de Jívaros. Con esto no
dudaron que los autores de la matanza fuesen estos indios, los cua
les conforme a sus crueles costumbres se habían llevado como trofeos
las cabezas de las víctimas. Aunque no pudieron identificar a qué
tribu pertenecían los cadáveres,sospecharon que debían ser indios de
alguna parcialidad de su propia nación, pues les constaba que en
aquellos contornos habitaban indios que les eran allegados. Con
este incidente se despertó en los Andoas el deseo de encontrar a los
que presumían serían parciales suyos, y pidieron a su misionero,
P. Enrique Franzen, que les diese licencia para registrar las orillas
del Guasaga. Opúsose enérgicamente el misionero a este proyeto,
para no exponer a sus indios a un descalabro por parte de alguna
partida de Jívaros que merodease en aquellas partes. Pero tanto
insistieron los indios y al parecer con tan buenas razones, que el
P. Franzen acabó por ceder y darles la deseada licencia. Partieron
los indios, y llegaron hasta una ranchería. Los moradores sorpren
didos con la llegada de los Andoas y creyendo que eran enemigos su
yos, les acometieron bravamente y les hicieron huir con muerte de al
gunos y heridas de varios. Pero lejos de desalentarse por este fracaso,
insistieron con más veras para repetir la expedición, asegurando que
ahora estaban ciertos que estos gentiles eran de su misma nación,
porque en la pasada refriega Ies habían oído pronunciar palabras
de su propio idioma. Esto sucedía en 1753.
El P. Franzen hizo más prolijas averiguaciones, y convencido
de que aquellos gentiles eran Andoas, determinó procurar su conver
sión. Expuso el caso al P. Superior Joaquín Pietragrassa, y éste
determinó con el Teniente de Borja que se aprestase una expedición
en toda regla para reducir a estos infieles. Se reunieron para ella
25o indios y 13 soldados españoles, en cuya compañía iban como1
(1) Vela«co, H istoria.... Crónica. . . .año de 1765. La última afirmación del P. Velasco
"e es exacta. El P. Weigel subió tres veces por el Ucayale. aunque no todas hasta el lugar en
donde había estado la reducción de Trinidad de Cunivos.
- 53 2 —
(1) En 1755 entraron con el P. Camacho, loa PP. Antonio de Valencia, Salvador Ordine»,
Andrea Cobo Calzado. Eate último al poco tiempo perdió por completo la cabeza y tuvo que
aalir precipitadamente de laa Misiones, Salieron también por entonces los PP. Ignacio Falcón,
nombrado Procurador de la Provincia en Lima, Adam Schoeígen después de haber trabajado
22 años en las Misiones como operario insigne en muchas reducciones. Fué también llevado a
Quito el P. Ignacio Mickel, después de haber pasado 27 aSos en varios pueblos de las Misiones.
De salud muy robusta trabajó gloriosamente, sobre todo con los Payaguas. Para sacarlos de sus bos
ques y poblarlos en las riberas del Ñapo, hizo dieciséis penosísimos viajes, cargando siempre su
pobre cama y las cosas de su uso. No se desdeñaba de llevar sobre sus hombros a los indios en
fermos, ni de manejar el remo en las navegaciones para aliviar a los remeros ya cansados.
— 53 3 - »
Muratas Andoas, que los misioneros habían buscado por tantos años.
En un segundo viaje se formalizó más y más la nueva reducción,
« los indios empezaron a fabricar sus casas y a labrar sus semente
ras. Para dar m^s cal°r a esta fundación, el P. Franzen envió a
dos indios capitanes del pueblo de Andoas, para que dirigiesen la
construcción de la iglesia, de la casa del misionero y de las demás
del pueblo. El camino, subiendo por el Guasaga, era largo y pesado,
pero pronto los indios descubrieron otro por tierra desde el Pastaza
al Guasaga, en que se podía ir de un punto a otro en tres días, y
en 1761 se descubrió otro en que bastaba un día.
En 1756, como en los años anteriores, el P. Camacho hizo su
visita a los Muratas; mas halló su nueva conquista con el grande
trabajo de la peste, azote habitual de las reducciones nuevas. Con
todo, ios indios permanecieron fieles y constantes en el empeño de
formar su nuevo pueblo.
Cuando por tercera vez vino al pueblo, halló que toda la nación
de los Muratas se había reunido en él y que se habían preparado
las sementeras. Hizo la numeración de la población y encontró que
había quinientas almas. Faltaba, sin embargo, una familia compuesta
de cuarenta personas, la fué a buscar él mismo, pero en el viaje con
trajo una grave enfermedad, y no teniendo entre los Muratas ni mé
dico, ni medicinas, tuvo que regresar a Andoas. Durante su ausen
cia entró otra vez la peste en el pueblo, de la que murieron unas
cien personas, pero los Muratas no huyeron a sus bosques. Estu
vo, con todo, el pueblo en gran peligro de destruirse por otra causa.
Uno de los capitanes Andoas enviados por el P. Franzen para dirigir
los trabajos cometió la falta de enamorarse de una viuda Murata.
Sintió tanto el hijo la afrenta, que mató al capitán y huyó del pue
blo con cuarenta de los suyos. Apenas los parientes del capitán An
doas tuvieron noticia de la muerte,cuando sin decir nada a nadie, re
solvieron tomar venganza de los Muratas,y en efecto mataron a cinco
y cautivaron a otros cinco. Temiendo ser asaltados los Muratas que
habían permanecido en el pueblo,huyeron de él,y bajando por el Gua
saga, fueron a establecerse cuatro días más abajo. Cuando todos estos
disturbios llegaron a oídos del P. Camacho, mal restablecido aún de
su enfermedad, emprendió el viaje a los Muratas y los halló en las me
jores disposiciones, y el nuevo pueblo en buen orden y las casas bas
tante adelantadas. No le disgustó el nuevo sitio, y como no tenía em
peño ninguno en que volviesen al primero, los dejó donde estaban,
y puso el nuevo pueblo bajo el amparo de María Santísima, lla
mándole Nuestra Señora de los Dolores de Muratas.
El P. Camacho, después de asentada la fundación del pueblo no
perdonó trabajo para su adelanto. El mayor obstáculo era la distan
cia de veinte días desde Andoas a Muratas, por lo que se propuso
acortarla. Por un momento pensó en trasladar la población más aba
jo sobre las orillas del mismo Guasaga por no tener que subir por él
durante tantos días, pero desechó luego este plan, porque era contra
rio o otro que acariciaba, cual era la conquista de los Jívaros.
— 534 —
(1) E n 'el cuadro anterior figuran las reducciones que existían al tiempo de la expulsión.
De otras que no aparecen en él, unas se habían perdidos consecuencia de diversas calamidades,
otras se habían refundido con pueblos vecinos y otras finalmente habían sido sustituidas por nue
vas poblaciones.
538 -
Ibid., 201.
2) Esta afirmación no es exacta. Hoy d ía subsisten todavía varios de los antiguos pueblos
de las Misiones del Marañón situados casi todos ellos en territorio peruano, departamento de Lo
reto. H e aquí algunos de ellos: Iquitos, L a Laguna, Jeveros, Yurimaguas, Paranapuras, Cahua-
panas, San Regis, Omaguas, Urarinas, Agúanos, Pebas, Pinches, Andoaa, San Miguel, Santa
Teresa, etc.
(3 ) Ibid., 2 3 2 -3 6 .
— 541 —
( ! ) Ibid., 2 5 7 -3 8 .
(2 ) C ír. Id id . 238 con nota 6.
(3) C ír. Ibid., 242.
54 3 —
nes y catequesis que se les hacía ¿cómo se explica aquel estado tao
floreciente de la vida cristiana en las reducciones, que el mismo Sr
González Suárez describe unas páginas más arriba? Porque ¿cómo sé
puede creer que unos indios, poco ha todavía sumidos en la más ab
yecta barbarie, llegasen, sin un cultivo esmerado, que no puede dar
quien carece de un medio de comunicación adecuado, a amar la verdad
a aficionarse al trabajo, a guardar la fidelidad conyugal, a tener eó
alta estima la castidad, a tornarse de vengativos mansos, de ociosos
diligentes, a proceder en fin con tanta inocencia y candor de costum
bres, que pusiesen asombro a los mismos Misioneros? ]Ojalá el limo.
González Suárez, que tan rotundamente afirma una y otra cosa, nos
hubiera indicado el secreto de este verdadero enigmal
Pero lo que más reprende este historiador en los Jesuítas del
Marafión es el haber introducido y generalizado la lengua del Inga
entre los indios de sus Misiones. Ya era conveniente y aun necesario
implantar una lengua común a las diversas tribus y parcialidades re
ducidas, ésta debía ser el castellano y en ninguna manera el quichua.
El haber descuidado sistemáticamente la difusión del castellano e
introducido con tesón el quichua.es, a su juicio, un error trascenden
tal de nuestros misioneros, ya que tuvo por resultado mantener a las
tribus indígenas del Marañón «tenazmente incapacitadas para la ilus
tración intelectual y el mejoramionto social», (i)
En primer lugar es de todo punto falso que los misioneros no hi
ciesen nada por enseñar la lengua castellana a sus neófitos. Nos cons
ta de varios de ellos que la enseñaban de propósito a los niños y jó
venes más capaces; así por ejemplo el P. Bretan (2) y el P. Francis
co del Real (3). Mas aún, en las doctrinas ordinarias a los niños y
niñas acostumbraban los misioneros enseñarles por la tarde algo de
castellano (4) Recuérdese la gratísima impresión que causó a los ha
bitantes de Quito, el oír rezar en la Catedral el «Alabado» en caste
llano a los indios Jeveros y Cocamas que trajo consigo el P. Raimun
do de Santa Cruz (5). El mismo Sr. González Suárez reconoce por
lo demás en otro lugar que los misioneros enseñaban por lo menos a
algunos la lengua castellana (6). Si el Consejo de Indias no hubiese
puesto tantos obstáculos a la venida de los Hermanos Coadjutores,
éstos hubieran podido regentar escuelitas en los pueblos, como lo de
seaban los misioneros, y con eso se hubiera podido difundir mucho
más el castellano en las misiones. Si esto no se hizo, la culpa no es
de los Jesuítas sino del Consejo.
Pero vengamos ya al cargo principal de haber introducido y ge
neralizado como lengua general la del Inga o quichua. L a razón de
haberlo hecho así los misioneros la expone con claridad meridiana el
( !) O. í „ V I, 238.
(2) Cfr. M aroni, Noticias auténticas del famoso rio Marañón, 512.
(3) Véase más arriba, página 473.
(4) Cfr. Chantre, Historia de las Misiones de la Compañía de Jestís en el Mara
ñón español, lib. 2, c. 15; 641.
(5 ) Véase el tomo primero de esta historia, pág. 413.
(6 ) O. c„ V I. 133-34.
— 545 —
unas pocas páginas más abajo. «La primera condición, dice, para qne
las Misiones se conservaran y prosperaran, debió haber sido la aper
tura de un camino no sólo bueno sino cómodo, desde la capital de la
colonia hasta el embarcadero mejor en ei río Ñ a p o ... La segunda
condición acercar más los pueblos unos a otros y establecer colonias
formales de gente blanca junto a las reducciones, de manera que éstas
vinieran a quedar eslabonadas con aquellas. Pero, estas condiciones
eran moralmente imposibles de hacerse prácticas en el siglo décimo sép
timo, en una colonia española americana. La apertura de caminos era
entonces imposible, porque no había dinero con qué costear el traba
jo y porque el gobierno español recelaba que, abriendo caminos, se
facilitara la introducción del contrabando con artículos de comercio
prohibido; sin un buen camino, el establecimiento de las colonias de
gente blanca era irrealizable», (i)
Prescindiendo de lo utópico y aun peligroso del segundo medio
indicado en estas líneas, sólo advertiremos una cosa. Si los arbitrios
que el limo. González Suárez considera indispensables para poner
eficaz remedio al aislamiento de las reducciones eran imposibles de
realizar en el tiempo en que estas reducciones estaban al cuidado de
los Jesuítas, ¿cómo se puede hacer responsables a los misioneros de
los daños que, según el historiador de la República, se siguieron a los
indios de este,aislamiento? Si ni el gobierno de la Colonia, ni los go
biernos después de la Independencia, han podido subsanar la falta de
vías de comunicación, que sirviesen de fácil enlace entre unas po
blaciones y otras de la región oriental, ¿con qué fundamento se pue
de inculpar a los Jesuítas de haber condenado las reducciones, a cau
sa del aislamiento en que las mantuvieron, al retroceso, a la vida
salvaje, en cuanto les faltase la presencia del misionero? (2)
Es tanto más injusta y odiosa esta acusación cuanto que una de
las preocupaciones más constantes de los misioneros de la Compañía,
fué encontrar caminos que uniesen a las poblaciones de la sierra con
las del Marañón. Recuerde el lector lo que dijimos en nuestro tomo
anterior sobre las repetidas exploraciones y tentativas de los PP. Lu
cas de la Cueva, Raimundo de Santa Cruz, Juan Lorenzo Lucero,
Agustín Hurtado y otros, para comunicar los centros de vida civiliza
da con las Misiones. Las increíbles penalidades sufridas por aquellos
valientes adalides de la civilización en sus exploraciones por ríos y
montañas impracticables, y la muerte heroica del P. Santa Cruz en
aguas del Bobonaza, mientras enfermo y todo, buscaba una salida a la
sierra, son la prueba más irrecusable del positivo y vivísimo empeño
que tuvieron los Jesuítas para sacar a las Misiones del aislamiento en
que se hallaban y que el Sr. González Suárez les echa en cara como vi
cio de su sistema (3). Más aún, no se contentaron con buscar por donde
se pudiera comunicar la sierra con el territorio de Misioneros, sino
que intentaron abrir caminos que de hecho estableciesen esta comuni
al Ibid., 244-47.
(2) Ibid., 240.
(3) Véanse en el primer tomo de nuestra Historia los capítulos 12, 13 y 15 del libro cuarto.
— 54 8 —
nas festividades más principales como la del Corpus y la del día del
Sagrado Corazón de Jesús, (i) Y el P. Maroni, al tratar de la nm.
danza de costumbres que la gracia obraba en los neófitos, trae una
carta notable de uno de los Superiores de la Misión, de la cual trans
cribimos este testimonio que hace nuestro coro: (2) «Es ciertamente
de admirar lo que se ha conseguido con esta gente en conservar a
los unos en su inocencia y en apartar a otros de sus malas costum-
bres. Tocante a los primeros, pudiera parecer exageración, y no es
sino la pura verdad, el que muchfsimos, y en algunas naciones los
más de ellos, vivan años enteros con tanta integridad, que no se ha
lle en ellos delito grave, y aun en muchos tenga el confesor su mayor
trabajo en descubrir alguna materia cierta para la absolución. En
conformidad de lo que voy diciendo (y yo mismo lo he experimenta
do), me dijo otro Padre misionero, que en tiempo de casi tres me
ses en que se habfa confesado de devoción y fuera de cuaresma la
mayor parte de su gente, no habfa oído ningún pecado de cierto
grave. Y poco ha que en uno de estos pueblos se descubrió una cons
tante Susana, que mantuvo invicta su inocencia a vista de la muerte
que le amenazaba la pasión ciega de un amante perdido». (3)
En estos y semejantes documentos se habfa inspirado, a no du
darlo, el limo. Sr. González Suárez, para escribir su breve pero
magnífico elogio del florecimiento de la vida cristiana en las reduc
ciones del Marañón.
Ahora bien, conociendo,como conocía, datos tan concretos acer
ca del modo como los indios convertidos entendían la práctica de
la ley evangélica y de las virtudes cristianas, ¿con qué conciencia
histórica ha podido asentar afirmaciones como la que copiamos más
arriba: «La religiosidad de los indígenas muy poca ha debido ser?»
¿No le debía bastar al Sr. González Suárez el que estos indígenas
viviesen meses y meses sin perder el estado de gracia, frecuentasen
los sacramentos y se mostrasen capaces de comprender y abrazar
con entusiasmo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, para que
tuviese su fe por sincera y su religiosidad por digna de todo res
peto? (4)
Pero tiempo es ya de concluir. En el capítulo de su Historia,
que acabamos de extractar, el limo. Sr. González Suárez se propone1
este mismo lugar de su Historia, vuelve a tratar, sin que haga nin
guna falta, el tan manoseado asunto de las fantásticas riquezas de
los Jesuítas de la antigua Provincia de Quito. Y luego dedica cator
ce páginas a hacer una crítica acerba de los métodos misioneros de
la Compañía de Jesús, tales como los aplicó en sus reducciones del
Marañón. Se esfuerza en probar que estos métodos eran intrínseca
mente defectuosos y tenían que dar por resultado final la esterilidad
y el fracaso, y acumula testimonios de altos personajes de la Colonia
enemigos de la Compañía, para demostrar que las Misiones del Ma-
rafión no dieron el fruto que se esperaba.
lY a esto llama el limo. González Suárez escribir la Historia de
las Misiones de la Compañía con severa imparcialidad! (i) Si estas
catorce páginas en que abundan los datos erróneos, las contradiccio
nes y los juicios apriorísticos desapareciesen de la Historia General
de la República del Ecuador, creemos que nada perdería esta. En
cambio ganaría, y no poco, la verdad y la filosofía de la H istoria.. . .
y también el mismo Sr. González Suárez.1
Carlos IV , su hijo y sucesor» O. c., V I, 186. iCarlos III y sus ministros, promotores y (autores
de las Misiones del Marañón!
(1) Ibid., 237; 243. nota 7. Con las impugnaciones del limo. González Suárez contra la
obra de los misioneros Jesuítas en el Oriente tiene alguna relación lo que escribe el mismo autor
con el íin de desvirtuar el valor histórico de las relaciones e Historias compuestas por los Jesuítas
acerca de sus célebres Misiones del Marañón.
Según el ilustre prelado d as obras escritas por los Padres de la Compañía de Jesús (sobre las
Misiones) respiran sinceridad; amando con fervor la Orden, a la cual se gloriaban de pertenecer;
narran los sucesos con sencillez, pero juzgándolos todos con criterio inconscientemente apasionado
de ahí que, en las Historias compuestas por ellos, la relación histórica trasciende a panegírico, y la
verdad histórica cede su lugar a la alabanza. Echase de menos la paciente investigación de docu
mentos, y hace (alta en las obras que los Jesuítas han escrito sobre sus Misiones del Marañón
el espíritu crítico, que se detiene a comparar documento, con documento a fin de deducir la verdad».
0. c„ V II, 64.
Advertiremos en primer lugar que las obras a que alude el limo. González Suárez son, si se
exceptúa la del P . Brentan que se perdió, relaciones o historias de carácter doméstico, las cuales
no estaban destinadas, en la intención de sus autores, a ver la luz pública. M as no por eso descui-
ron el utilizar los únicos documentos que tenían a su disposición, como eran las cartas y relaciones
de los Misioneros, las órdenes de los Superiores y algunos documentos oficiales relativos a las M i
siones, procedentes de los Gobernadores de M ainas, de la R eal A udiencia o del Consejo de Indias.
Pero vengamos ya al fondo de la cuestión suscitada por el limo. González Suárez. Según el
insigne historiador los escritos de los Jesuítas sobre sus Misiones adolecen de parcialidad, de falta
de crítica y de pobreza de documentación.
No vamos a discutir aquí hasta qué punto sean verdaderas estas inculpaciones. Sólo diremos
que ciertamente no llegan a viciar la sustancia de la verdad histórica de suerte que no se puedan
considerar como fuentes seguras para la Historia. Prueba de ello la tenemos en las Noticias au
ténticas del famoso río Marañón, compuestas por el P . Pablo Maroni. Como queda dicho, esta
obra la editó y anotó el docto americanista Sr. Marcos Jiménez de la Espada, nada afecto a los
Jesuítas, como lo demuestran sus notas. Con todo, y a pesar del evidente prurito de corregir al
autor, sus rectificaciones, no siempre atinadas, versan todas sobre puntos de detalle, que no afec
tan a la sustancia de los hechos. El cotejo imparcial de las obras de los P P . Figueroa, Uriarte,
Chantre y otros con los documentos de la época y con otras relaciones contemporáneas prueban así
mismo la exactitud de los historiadores de la Compañía .
LIBRO IV
Destrucción de la Provincia de Quito
CAPITULO PRIMERO
(1 ) E l catálogo de loa Religioso» con lo» cargo» y oficio» que desempeñaban en 1767 era
como sigue:
R . P . M iguel de Manosalvas, Prepósito Provincial, desde el 7 de Junio.de 1766.
P . Juan Bautista Aguirre, Socio y Consultor de Provincia.
Hermano Coadjutor José M arín, Socio del P . Provincial.
R . P . José Baca, Rector del colegio Máximo y de la Universidad de San Gregorio, Consultor
de Provincia.
P . Juan A rteta, Ministro del colegio y Consultor de Casa.
P . A ngel M aría M anca, Admonitor, Consultor de Provincia y confesor en la iglesia.
P . Francisco Javier Zephyris, Padre espiritual de la Comunidad, confesor de los nuestros y de
los de fuera en la iglesia.
P . F rancisco Campuz, confesor de los Nuestros y de los de fuera en la iglesia.
P . Francisco A ntonio Sanna, Prefecto de Estudios mayores, de la Universidad y de la biblioteca
G regoriana, confesor de los Nuestros y de ios de fuera en la iglesia.
- 557 -
P. Adán Schoefgen, Operario, consultor de Casa, confesor de los Nuestros y, de los de fuera en
U iglesia.
P. Jacinto Ormaechea, Instructor de los Padres de Tercera Probación.
P. Francisco Monerris, anciano inválido.
P. Marcos Bonilla, Procurador de Provincia y Director de la Comgregación de San José.
P. Sebastián Rendón, Operario.
P. Antonio A guado, Director de la Congregación de Nuestra Señora de Loreto, Operario en las
cárceles de la ciudad, consultor de Casa y confesor en la iglesia.
P. Sebastián Imbert, Maestro de Prima de Teología escolástica, consultor de Provincia.
P. Francisco Pérez, Operario.
P. José Troyano, Procurador de las Misiones y Director de la Congregación de San Francisco
Javier.
P. Francisco Javier Nicklust, Operario.
P. Juan Hospital, Maestro de Vísperas de Teología escolástica.
P. Joaquín A yllón, Maestro de Teología Moral.
P. Francisco Javier Rodríguez, Maestro de Filosofía y Director de la Congregación de San Es
tanislao Kostka.
P. Faustino Manoaalvas, Operario.
P. Juan Domingo Coletti, Director de la Congregación de San Luis Gonzaga, Prefecto de iglesia
y de la biblioteca Ignaciana, encargado de la resolución de Casos de conciencia.
P. Ignacio M ickal, capellán del Hermano hacendero de Chillo.
P. Mariano Suárez, Operario y confesor en la iglesia.
P. Mariano A raujo, Operario, Director de la Congregación de la Presentación de M aría y Con
sultor de Casa.
P. Juan de Dios Cuéllar, Operario.
P. Juan Serrano, hacendero de Nagsiche.
P. josé Mañanes, Operario, Director de la Congregación de la Santísima Trinidad.
P. José Pérez, Operario.
P. Isidro Losa, hacendero en la Concepción.
P. Andrés Cobo Calzado, inválido.
P. Luis Vizzochi, Operario.
P. Antonio Jáuregui, Operario.
P■ Pablo Portillo, medio inválido y compañero de los que salían de casa.
P- Agustín Martínez, inválido.
P. Mariano A ndrade, Maestro de gramática de mayores.
P- Feliciano Peña, Maestro de gramática de mínimos.
P. Máximo Negri, Operario.
P- Alonso Pacheco, Operario.
P- Francisco Rebolledo, Operario.
Padres que estaban en Tercera Probación: Ramón Baca, José A rrola, Nicolás A cuña, Guillermo
Peña, Agustín Gutiérrez, Ramón Rodero, Pedro Vicente V alencia, Ignacio A vilés, Ambrosio
Larrea.
- 55» -
Hermano« estudiante« teólogo«: Tercer afio, Toma« Rum bea; Segundo año, Gabriel Roca, Joaqula
Escriba, José Izaguirre, Ignacio Romo, Tomás Ribadeneira, Marco« Viescas, Manuel Blanco,
Domingo Crespo, Antonio Gutiérrez, José Cisneros, Vicente Salcedo; Primer aflo, Joaquín Ojeas.
Hermanos estudiantes íilósofos: Primer aBo, Ramón Espinosa; Segundo año, Manuel Frías, Javier
González, Joaquín Larrea, Juan Hacha, Vicente Suárez, Tomás Cisneros.
Hermanos Coadjutores: H . Alejandro A ndrade, oficios diversos; H . Antonio Banchieri, hacendero
en Chillo; H . José Cuéllar, oficios diversos; H . Ignacio Muña, portero; H . José Iglesias, Procuts-
dor del colegio; H . Francisco Gómez, sacristán; H . José Fontanales, ropero; H . Miguel J*“’®'
guiberri, hacendero en la Caldera; H . Ignacio Manosalvas, oficios diversos;H. Baltasar Medina,
oficios diversos; H . Pedro Gazitúa, oficios diversos; H . Juan Martínez, hacendero en Santiago,
H . Ignacio Lyro, enfermero y primer boticario; H . Andrés Lechner, segundo boticario; H. J*"
cobo W isser, socio del P . Procurador y relojero; H . Gabriel Bochs, refitolero y carpintero;
H . Antonio P adilla, hacendero en Chamanal; H . Francisco R eac, hacendero en Tumbaviro!
H . Nicolás Garzáin, oficios diversos; H . Lorenzo Carrión, hacendero en Carpuela; H. ■“wo
M elo, enfermero; H . Julián de la Torre, despensero; H . Gregorio Espinosa, oficios varios; H. J®*"
quín Moreno, oficios varios. V elasco, o. c., lib. i, § I.)
- 5 5 9 -
(1) H e aquí la lista de las confesiones de enfermos en los años 1760 y 1761 apuntadas con
todo cuidado por el Hno. portero fgnació Muns.
1760 1761
De dfa De noche De día De noche
Enero............... .......... 31 Enero.................. .............1 5 1 . . . .
febrero.......... Febrero..........
Marzo.. . . .......... 72 M arzo. . . . . . . ............... 1 9 6 . . . .
Abril............... .......... 49 A b ril.................. ..............2 0 1 . . .
M avo.. . M ayo .................. .............1 3 5 . . . .
Junio.......... .......... 48 Jun io .................. ..................8 6 . . . .
Julio.......... . . . . 69 ..............105___ ....................... 75
Agosto.......... .......... 38 A gosto. . . . . . . ....................... 56
Setiembre.. . , .......... 71 Setiem bre. . . . ............. 1 5 8 . . . .
Octubre.......... .......... 49 O ctubre............. ..............1 4 8 . . . . .......................39
Pjoviembre..,..................1 1 5 ...................... .......... 63 Noviembre. . . ............... 1 3 7 . . . . ....................... 59
u *ciembre,. , .......... 47 D iciembre. . . . .............. 1 2 9 . . . . ....................... 57
1.524 605 1.741 "631
— 56 o —
hora por la tarde, el lunes sermón moral de hora, con ejemplo por la
noche, el miércoles, otro sermón moral de la misma suerte por la
mañana, precediendo salir toda la Comunidad por las calles con las
escuelas que iban cantando. Al mismo tiempo hacía otro sujeto una
plática doctrinal a los niños en otra parte separada. El viérnes, a
más de la plática de hora en la Congregación de la Buena Muerte,
otro sermón moral de otra hora por la noche con ejemplo. El sába
do asimismo plática de la Congregación de Loreto. Los tres días de
carnaval, tres sermones morales, y otros tres sermones de Pasión
que se predicaban el Martes, Miércoles y Viernes Santo, en que se
remataba el trabajo de nuestros Operarios con la solemnísima fun
ción de las tres Horas de agonía de Cristo.
Todo lo dicho era sólo en nuestra iglesia, pues fuera de ella se
predicaban en la misma cuaresma otros tres sermones de historia,
uno en la iglesia rectoral [El Sagrario], otro en el Carmen Alto y
otro en el Carmen Bajo, en las cuales partes se explicaba por espacio
de media hora la doctrina cristiana. En los cuatro monasterios se
platicaba una vez cada semana durante la cuaresma, del mismo modo
que se hacía en el Adviento. En los mismos monasterios se hacía la
función de las tres Horas de Agonía. . . Asimismo se platicaba cada
semana en la Casa de mujeres recogidas de Santa Marta. En la Igle
sia Catedral se predicaban en la cuaresma dos sermones panegírico
morales, el uno en la Dominica de Verdades, y el otro en la Domi
nica in Passione; otros dos asimismo panegírico-morales en la capi
lla Real, a los Sres. Oidores de la Real Audiencia y otro de Pasión
en la iglesia rectoral. Ultimamente se había entablado hacer la ex
plicación de la doctrina, los viernes de cuaresma en la iglesia del
hospital.
Nuestras Congregaciones tenían distribuidos los días de la sema
na por todo el año, de modo que cada cual hacía el día que le tocaba
la misa solemne con el rezo, música, etc., y en llegando el tiempo de
la novena, se esmeraban a competencia los Prefectos de ellas, y ha
cían pláticas todos nueve días.
Los sermones panegíricos eran todos los años cosa de cuarenta.
En nuestra iglesia se predicaban quince, y eran Circuncisión, Dolo
res, San Gregorio el Magno, para el que se alternaban uno nuestro
con un externo graduado en la Universidad, dos de Nuestra Señora
de Loreto, el uno en lengua de los indios; San Juan Nepomuceno,
Santísima Trinidad, San Luis Gonzaga, nuestro Santo Padre Igna
cio, Todos los Santos, San Javier, La Presentación de Nuestra Se
ñora, San Luis rey de Francia, titular del colegio de San Luis y San
Francisco de Borja, fuera de la oración latina que se hacía el día de
San Lucas para dar principio a los Estudios.
En la Catedral se predicaban comunmente once, de los cuales
cinco eran siempre de tabla y de obligación, y eran San Felipe y
Santiago, Espíritu Santo, San Lorenzo, San Jerónimo y San Lucas,
los restantes, que predicaban casi siempre los Nuestros, eran Concep
ción, Dolores, Sangre de Cristo, Santa Rosa, Nuestra Señora del
Quinche y Nuestra Señora de Guápulo. En la iglesia rectoral, casi
— 562 —
(1 ) Eran estos:
R . P . Luis Duque, Rector.
P . Javier Duque, Admonitor y Procurador del colegio.
P . Narciso Seco, Operario, Consultor de casa y Director de la Congregación de Nuestra Señora
de Loreto.
P . Agustín Moscoso, Operario, Consultor de casa y Director de la Congregación de la Buena
Muerte.
P . M iguel Ibarra, hacendero en San Javier.
P . Domingo Hoyos, Operario, Consultor de casa y Director de la Congregación de Nuestra Se
ñora de la Luz.
P . Felipe Raym er, maestro de gramática, Director de la Congregación de Jesús, M aria y J°**
y de las decurias de niños, Prefecto de iglesia.
P . Vicente Recalde, estaba de huésped para pasar a otro colegio.
Hermano Coadjutor, José Toledo, despensero, portero y sacristán.
— 567 —
Los mismos domingos por todo el año tenía el maestro de gra
mática la “ decuria” por la tarde, saliendo desde el colegio en forma
de procesión, cantando las oraciones con los gramáticos y niños de
la escuela. Iba turnando las parroquias y otras iglesias, explicando
en cada una un punto de doctrina cristiana por cuatro domingos, pa
ra que ganasen el jubileo circular a que exhortaba con pláticas. Lo
mismo hacía en la cárcel su Prefecto todos los sábados por la tarde.
Se daban cada año los Ejercicios al público, y dentro de nuestro
c o l e g i o los tenían muchas personas nobles, y por no caber más se da
ban asimismo en la casa del cura, donde los dirigían los Nuestros,
En los tiempos acostumbrados, y cuando lo pedía alguna extraordi
naria causa, se hacían las misiones o ya por los del colegio o por los
misioneros circulares de la Provincia. Al tenor del pulpito era el
trabajo del confesonario de todo el año, con sola la diferencia de
mayores concursos en los días festivos, en los de las Congregacio
nes y jubileos. Durante la cuaresma y por largo tiempo después de
ella, era mucho el trabajo para los pocos operarios, siendo estos
mismos Humados continuamente a confesar enfermos y auxiliar mo
ribundos. . . .
Era en fin este colegio el general refugio y consuelo del lugar
ya por las limosnas que los pobres recibían en su puerta, ya por las
consultas con que acudían muchos, ya porque valiéndose los Nuestros
de la común estimación y aprecio, eran los que componían las dis
cordias, y ya porque toda la gente principal se había entregado por
decirlo así en manos de los Nuestros, manteniendo constantemente
una gran frecuencia de sacramentos, y un continuado ejercicio de
actos de religión, de devoción y de piedad; tanto que el Prefecto de
sacristía tenía la costumbre los días primeros de cada mes, de distri
buir como en Comunidad religiosa las cedulillas de los Santos de
mes, y mandarlas a las casas de las señoras,cuando por alguna ocupa
ción no las recibían en persona.
En el colegio de Cuenca, por ser ciudad de mucha población,
vivían ordinariamente nna docena de Religiosos, y aun así eran pocos
para sobrellevar el mucho trabajo de los ministerios, (i) 1
P . Carlo« Pérez, Maestro de gramática. Director de la Congregación de Nuestra Señora del Car
men y de las decurias de los niños.
Hno. Tomás Poveda, despensero y sacristán.
Hno. Venancio Gandolfi, arquitecto, perteneciente al colegio de Quito.
Hno. Francisco Figueroa, hacendero en San Javier.
Hno. Juan Oviedo, maestro de la escuela de niños.
H no, Juan de A raujo, portero.
- 571 —
E JE C U C IO N D EL D ECRETO D E E X T R A Ñ A M IE N T O EN LA
PR O V IN C IA D E Q U ITO
(1) Archivo S. J.
- 578 -
(1) A rchivo S .J .
- 57 9
objeto enviaba por tierra, por medio de Real Situado, 30.000 pe
sos a Cartagena.
(1) A cerca de la visita que se hizo el dia 20 de los aposentos, el auto final se expresa así:
«El Sr. Presidente con asistencia del R . P . Provincial y del Hno. Procurador José Iglesias, hizo
recoger de cada uno de los aposentos, empezando por el del P . Provincial, todos los libros, que
íué lo único que se encontró; a excepción de un poco de chocolate y tabaco en algunos; y expre
saron que dichos libros son del colegio y que sólo los tenían para su uso con permiso del Provin
cial; y los hizo trasladar a la biblioteca común para inventariarlos después». A rchiv o S J .
(2) Los ausentes eran: el P . Juan Bautista Aguirre, Socio del R . P . Provincial; los P P .
Marcos Bonilla, procurador de Provincia, Antonio Aguado, Juan Coletti, Francisco Antonio Re-
bolleda, Feliciano Peña, M ariano A ndrade y el Hno. Coadjutor Julián Torre, con los Padres y
Hermanos estudiantes que se hallaban de vacaciones en Chillo. También el P. Provincial mandó
entonces la misma orden con precepto de obediencia a los misioneros del Marañón.
— 58 2 —
(1 ) A rch iv o S. J .
(2 ) A rchivo S. J .
— 587 —
(1) A rchivo S. J .
(2) Esta líltima disposición es de A randa en el N° 29 de <u Instrucción. Con todo los Je
suítas tuvieron toda libertad de tratar con quienes quisieron.
(3) A rchivo S. J .
588 —
(I) Archivo S, J,
592 —
donde no se movió. Dió uno que otro pedazo de lienzo a los sujetos
más necesitados que se lo pidieron.
Las prevenciones del camino fueron también escasas. El se
ñalado por conductor hasta Guayaquil fué D. Nicolás de Avila, ca
ballero atento que se portó muy bien durante todo el camino. Se
quedó en Latacunga tan sólo el Hermano procurador Silvestre
Plata hasta entregar todos los bienes. £1 viaje fué bastante feliz
«prosiguiendo la marcha por el camino de Guaranda, Playas y Bode
gas de Babahoyo sin haber tenido la menor desgracia ni contratiem
po. Se embarcaron en una balsa el io de Setiembre, y habiendo
navegando con la misma felicidad hasta el dfa 13, en que entraron
en Guayaquil, se vieron aquel último dfa en gran peligro de perderse
todos. Fué el caso que al querer hacer la travesía del río, los cogió
un viento fuertísimo que llegó a desatar y desbaratar en gran parte
los palos de la balsa. De nada sirvieron las maniobras y trabajos de
ios marineros, tanto que rendidos ya y desesperados de remedio, sólo
pensaban todos en disponerse a morir, cuando sin diligencia alguna
de parte de ellos, con señalado favor del cielo a quien todos clama
ban, comenzó a echar el mismo viento la casi deshecha balsa que iba
caminando por popa y la arrimó a la misma parte del puerto donde
llegan y descargan todas. Saltaron a tierra dando a Dios mil gracias
por tan conocido beneficio, y fueron introducidos a la ciudad con no
poca admiración de ella a vista de tan extraño suceso». (1)
La ejecución del decreto ea la Residencia de Ambato se hizo
antes del dfa determinado para Quito y sus cercanías, «Fué la causa
dice el P. Velasco, porque D. José Merizalde Teniente del lugar, a
quien le fué la comisión no tuvo tanta cautela que no se trasluciese
la disposición a varias personas. Habiendo ido la tarde del dfa 19 a
la Residencia, sin ánimo ni prevención de hacer entonces otra cosa
que visitar a amigos, le siguieron muchas personas que creyeron iba
a la ejecución y se entraron tras de él por la curiosidad de ver lo
que pasaba cuando el Teniente se vió con tantas personas dentro y
conoció que era ya la cosa pública, se vió precisado a anticiparci
arresto y lo ejecutó de pronto aquella misma tarde, poniendo por
guardas dentro y fuera de casa a aquellas personas que por curiosidad
le habían seguido. Hizo llamar al escribano para que actuase la eje
cución y aprehendió las llaves, cualesquiera que se encontrasen a
mano. Portóse en todo con mucha humanidad, política y atención,
sin preguntar si tenían depósitos, ni estrecharlos en la reclusión, ni
impedir las puertas para cuanto se ofrecía».
Los Señores que intervinieron en el arresto como testigos fue
ron, D. Domingo Navarrete, D. Nicolás Bahamonde, D. Vicente
Mera, D. Narciso Rodríguez, D. José Rodríguez, D. Hipólito Pare
des, D. Tomás Góngora y el escribano público D. Joaquín Baca de
Ortega. Se determinó que de los ocho Religiosos presos se quedasen
los cuatro, el Hermano hacendero de Pitula, Luis Rodríguez, a quien1
(1 ) Velm co, l, c.
- 5 93 —
(1) H isto ria General de la República del E cuador, lib. 5, c. 5;_VI, 182-83.
— 6 o4 —
practicará por medio de los padrones que tuvieren los Padres misio
neros, comparándolos con un estado general hecho el año pasado de
1765 por los mismos, de que se le entrega copia, anotando lo qUe
hubiere de exceso o disminución, lo que también practicará en los
inventarios de iglesias y sacristías, que deberá hacer con individuali-
dad, con asistencia de dicho Vicario y vista de los Libros en que hu
biere razón de ello, firmándolos con el inventario, en conjunto del
Vicario el Padre misionero, en los pueblos donde concurriese, y q ue
hiciese la entrega, sacerdote que recibe y testigos, actuando por sí
y ante sí por falta de escribano, y en los que no asistiere dicho Vi
cario, con el Padre misionero, sacerdote y testigos. Todo lo cual
deberá ejecutar con el esmero y exactitud que sus circunstancias
prometen, haciéndose acreedor a la Real satisfacción por el impor
tante servicio que hará a S. M. Y le asigna su Sría. 2.000 pesos
anuales de sueldo que se le pagarán de estas Reales Cajas; haciéndo
se saber a los oficiales Reales, entregándoseles testimonio de este
expediente, para que tomen razón en el Libro de este cargo. Para
todo lo cual confiere su Sría. todas sus facultades al expresado D. Jo
sé Basave, inhibiéndolo de los Gobernadores de las provincias de su
comisión, a quienes ordena le impartan todos los auxilios que necesi
tare, como a sus Tenientes y otras cualesquiera Justicias, para que
tengan el debido efecto los mandatos de Su Majestad». (1)
Iba con el nombramiento de Vicario y Superior de todos estos
sacerdotes el Sr. Dr. Manuel de Echeverría, hombre digno en verdad
del cargo que iba a ejercitar. Se estableció en el pueblo de La La
guna que era la residencia de los Superiores de las Misiones. «Em
prendieron, escribe Velasco, el 2 de Enero de 1768, los nuevos mi
sioneros su viaje, no tanto atentos a lo presente cuanto a lo futuro,
esperando poder mejorar pronto su condición por lo mucho que les
habían prometido. Salieron también el comisionado y el Vicario ge
neral, y habiendo llegado después de largos tiempos y mil trabajos a
los primeros pueblos del Ñapo, que son puerta y entrada para las
dilatadísimas Misiones, murió uno, retrocedieron otros, espantados
de los trabajos y dificultades, y quedaron otros en el pueblo de Ca-
pocuy que es la misma entrada.. . . » Estas palabras concuerdan con
lo que el Presidente Diguja en carta de 12 de Mayo de 1769 informa
al Conde de Aranda. «Habiendo despachado, dice, veintisiete cléri
gos seculares con un primero y segundo Superior... se internaron
todos a los países destinados, en los cuales enfermando unos, y no
pudiendo tolerar la intemperie otros, resultó el retroceso a esta ciu
dad del segundo Superior y de ocho clérigos, dejando en aquellas
Misiones un gran vacío que suplir». (2) Y no podía ser de otra ma
nera. Estos sacerdotes, algunos de los cuales venían a las Misiones
movidos por motivos e intereses humanos, no estaban preparados
para sufrir los imponderables trabajos y privaciones que lleva consigo1
(1 ) A rchivo S. J .
(2) A r c h iv o S . J .
— 6o 5 —
(1) EI P . Uriarte hizo que lot indios cogiesen con tut bodoqueras lot pájaros pedidos, y el
Gobernador pudo recoger de toda la Misión un buen cajón, que los misioneros expulsados lleva
ron a Europa,
(2 ) A rchivo S. J .
— 6og —
lla bella fábrica, pórtico, plaza, y aun la hermosa casa, tan desaliña-
dos, que no se conocían casi lo que {fueron, porque nacía se había
tocado ni compuesto». Los indios le decían: «Después que vosotros
os vayais, nosotros iremos a Quito al Presidente, y le pediremos os
vuelva presto; si no lo hace nos meteremos en un escondrijo, que
todos los viracochas no lo sepan y ahí estaremos hasta vuestra
vuelta».
Al pasar por San Pablo de Napeanos se le juntaron otros tres mi
sioneros, a quienes el Sr. Basave había llamado por carta pero que no
habían llegado a tiempo para juntarse con él y con los demás Padres
que iban delante. Eran estos los Padres Juan del Salto, José Montes y
el Hermano Coadjutor Pedro Schöneman. Este último le dió a co
nocer el estado de las reducciones de los Iquitos del Nanay y río
Blanco. «Padre Manuel, decía, ya se acabará la misión Iquita muy
pronto, si Dios no hace algún milagro; el P. Juan del Salto y yo ve
nimos a una carta del Sr. Basave, y entregamos a los Iquitos al clé
rigo, el cual aunque traía consigo a un hermano seglar para cuidarlo,
ya hombre hecho, el mismo dijo no podía aguantar aquel temple y
ya pidió salir, y dice que si Echeverría no lo concede, él se irá, que
el derecho natural le obliga a conservar la vida. Por otra parte los
indios mismos con su viveza, cuando les manda algo responden:
¿Acaso tu eres Padre como los otros? y otros disparates; y lo mismo
contaba el P. Salto de Santa Bárbara de Iquitos»
El P. Unarte salió de San Pablo de Napeanos el 2 de Noviem
bre, y al pasar frente a las bocas del río Ñapo, se le renovaron todas
sus penas, recordando su primera Misión entre los indios Encabe
llados, los pueblos que habían formado, y se lamentaba de no haber
muerto allí cuando los indios atentaron contra su vida.
Un poco después de pasado el Ñapo dió el alcance a los otros
misioneros. Juntas ya las 18 canoas en que iban todos los Padres
con otra en que iba el Sr. Basave, se le ocurrió al P. Superior Fran
cisco Javier Aguilar, hombre algo estrecho y escrupuloso imponerles
una distribución como de comunidad. «Empezó, dice el P. Uriarte, a
juntarnos a comer y cenar, leyendo en la mesa el Hermano Schöne
man, al detenernos en las playas del río, y tocándose la campanilla a
oración, examen, letanías y rosario, habiéndome hecho distributa
rio. Leíase la vida del P. Realino y por lección espiritual el Kempis,
para los puntos Avancini. . . Los Padres alemanes principalmente
tenían esto por extravagancia, pero el buen Superior, escrupuloso,
lo miraba como necesario. Tocábase a Avemarias a la mañana, me
dio día y al atardecer, y un poco después a las Animas. Al amanecer,
decía el P. Superior misa que oíamos tocios y después cada cual se
metía en su canoa y tomaba su desayuno andando», (i)
Llegaron a San Ignacio de Pebas el día 4 de Noviembre, y ahí
se les juntó el P. José Bahamonde, misionero de aquel pueblo. El
día 12 llegaron al último pueblo de la Misión, Nuestra Señora de
( l ) Ibid., n. 123.
— 6 11 —
V IA JE D E LOS JE S U IT A S D E LA P R O V IN C IA D E Q U ITO A E U R O P A
(1 ) V elatco. I, c.
— 6 15 —
Estado y en desgracia del rey. Escribióle sobre este asunto una carta
nluy discreta el P. Socio Juan Bautista Aguirre, y como resultado
permitió que se doblasen las campanas, aunque tarde por la noche.
Hubo sobre el entierro mil dificultades y diferencias, hasta que pi
dieron hacerlo por su cuenta los Padres Agustinos Descalzos, los
cuales si bien no alcanzaron licencia expresa del Gobernador consi
guieron su permiso y disimulo.
Sacaron ellos el cuerpo de nuestro colegio, hasta cuya puerta
y no más, fuó permitido a los Nuestros que lo acompañasen, entre
las guardias de los soldados. Estos Religiosos lo condujeron a su
iglesia, y besando las manos uno por uno al cadáver, le hicieron
el entierro con grande solemnidad, depositándolo en una caja sepa
rada de los suyos con rótulo que pudiese servir para lo venidero.
A los dos días de muerto el P. Provincial,llegó a Panamá el -Her
mano Coadjutor Francisco Gómez, conduciendo varios fardos de ro
pa blanca y negra, que el caritativo cuidado del Presidente de
Quito D. José Diguja enviaba para suplir lo que no se había dado a
los Religiosos de los otros colegios de la Audiencia. El P. Tomás
Nieto Polo la hizo distribuir según las necesidades de cada uno.
Cumplido aquí el tiempo de su noviciado hizo los primeros votos
el Hermano estudiante Manuel Viteri, por Enero de 1768. Los hu
biera hecho antes el Hermano Rafael Bracho que había mostrado
tanta constancia en seguir su vocación, triunfando de los fuertes
asaltos con se la habían combatido; mas agravándosele la enferme
dad de que había padecido, fué preciso remitirle a su familia que se
hallaba en Panamá, de donde él era nativo.
De Panamá los pobres desterrados pasaron a Cartagena en ocho,
partidas con suerte diferente. La primera que salió de Panamá la
componían los Religiosos expulsados de aquel mismo colegio. Eran
nueve y habiendo enfermado gravemente uno de ellos, el Hermano
Coadjutor Manuel Baliñas, los restantes fueron sacados, a los 26 días
de estrecha prisión, y echados ignominiosamente, sin que se les die
se provisiones para el viaje, y en extremo faltos de ropa. Salieron
de Panamá el 28 de Agosto de 1767, y haciendo por tierra dos jorna
das hasta Cruces con no poco trabajo, se embarcaron en el río Cha-
gres en una “ chota” hasta Portobelo. Aquí sin hacerlos saltara tie
rra los trasbordaron a una balandra que los condujo a Cartagena
eu siete días. Llegaron todos ocho con felicidad el día 8 de Setiem
bre de 1767.
La segunda partida se compuso de 76 Religiosos. Iban dividi
dos en dos grupos de 38. Salió el primero el día 22 de Octubre de
1767, y el segundo, el día 26 del mismo mes, juntándose otra vez
en Cruces el día 27. Descansaron allí dos días y el 30 salieron to
dos para el castillo de Chagres, distribuidos en cinco piraguas. El 31
llegaron a Chagres; durmieron unos a bordo y otros en tierra El
2 de Noviembre partieron en las mismas piraguas a Portobelo,a don
de llegaron tres de ellas, al anochecer de aquel mismo dfa. Las otras
dos corrieron peligro a causa de un repentino temporal. La una
— 6i6 —
(1) Archivo S, /.
— 621 —
ban a darles de comer podían hablar con ellos, ni aun entre sí, ni
responder palabra a ninguno, so pena de ir por la primera infracción
por años,a la cárcel y por la segunda de perder la v id a .. . Era gran
de la estrechez en la habitación; pues siéndola casa reducida res
peto de setenta u ochenta que allí había commúnmente, las camas
estaban como los catres en un navio. Quedaba en medio de la pieza
un estrecho callejón para que pudiesen menearse, y ese lo hacían ba
rrer en cada sala con la barbaridad más inaudita y menos esperada
entre cristianos, sólo para atormentar tantos ojos religiosos que ro
deaban aquellos catres. Metían para que barriesen dos negros boza
les, que no entendían palabra alguna de castellano para que así no
pudiesen hablar con los Jesuítas, y los metían enteramente desnudos,
sin una hilacha en el cuerpo, para que no pudiesen sacar escondido
algún papel y meterlo de fuera.
La comida era mala y fría por meterse de fuera con grandes tar
danzas y miserias. Vivía dentro de la casa como superior, un capi
tán, figurón espantable, que se intitulaba y firmaba así: El capitán
D. Joseph de la Cuesta, Gobernador de los Regulares de R e g la .. . .
Visitaba continuamente este figurón todas las piezas y todas las ca
mas, por si alguno escribía algún papel, y tuvo el atrevimiento de
decirles a los mismos Jesuítas que esperaba ascenso de la Corte en
premio de lo mucho con que los mortificaba, como en efecto lo ob
tuvo. . . En los días que demoraron en esta cárcel, decían misa en
un solo altar por turno, cincuenta sacerdotes, por no haber podido
conseguir el que les pusiesen otro, y no era permitido que la dijesen
más de dos a tres al día. . . En el hospital de la ciudad no era menos
rigurosa la reclusión de los enfermos y convalescientes, sin poder
visitarse, ni consolarse de una a otra pieza. El día 18 del mes de
Diciembre, murieron más de siete de Méjico, uno de Santafé y uno
Quilo que fué el buen Hermano Simón Schekenherr. A los primeros
no les doblaron las campanas, y los enteraron a escondidas sin cere
monia alguna eclesiástica, hasta que envió a preguntar el Sr. Obispo
si acaso los Jesuítas morían excomulgados, para no hacerles aquellas
demostraciones de caridad y piedad, que jamás se niegan a los más
infelices reos que mueren en los cadalsos. Hasta esta fecha iban ya
muertos de la Provincia Mexicana cincuenta y nueve y de la nuestra
de Quito trece».
Grande fué la satisfacción de los Jesuítas cuando por fin pudie
ron salir de su prisión del palacio de Oquendo. «El día 21 de Di
ciembre, precediendo mil formalidades de vistas y revistas, fueron
llamando por lista a todos los que estaban en la cárcel o purgatorio
de Oquendo, y escoltados de guardias dobles los llevaron a embarcar
en dos urcas del rey, llamada la una la “ Bizarra” y la otra la “ Pe
regrina’ ’. En aquella pusieron ochenta de la Provincia de Méjico,
con su Provincial el P. Salvador de la Gándara, y en esta setenta y
siete los más de la misma Provincia, y los quince de la de Quito, pues
aunque sacaron del hospital al Hermano Antonió Jijón, vieron que
era crueldad hacerlo embarcar, y lo volvieron al hospital todavía
rouy enfermo».
— 624 —
(!) Archivo S. J.
— Ö2Ö —
( ! ) Ibid., a . 12 9-30!.
(2) Cfr. Ib ii., n . 1 3 0-3!.
(3) Ibid., n. 152.
— 628 —
C O N S E C U E N C IA S D E LA E X P U LS IO N D E LOS JE S U IT A S D E L A
PR O V IN C IA DE Q U ITO
ARCHIVO S. J.
(1) Debe notarte que en esta suma Diguja incluye no sólo las haciendas sino los edificio*,
con sus muebles y las iglesias con los tesoros y alhajas que encerraban.
(2) A rchivo S. J .
641 —
que en todas estas fundaciones el óbolo del pobre iba mezclado con el
donativo valioso del rico. Aun en el caso en que Carlos III hubiese
estado autorizado para expulsar a los Jesuítas, los bienes debían que
dar intactos para que otros maestros sustituyesen a los Jesuítas y
ocupasen su lugar. Pero lo minucioso, lo circunstanciado y lo prolijo
de la Instrucción de Aranda, que acompañaba al Real decreto de ex
pulsión, acerca de la ocupación de los bienes temporales, otras pres
cripciones que después se remitieron, dan claramente e entender que
lo principal e importante en la expulsión, era apoderarse de todos
los bienes de los Jesuítas.
Para asegurar bien todos los bienes de los expulsos, apenas el
Presidente Diguja hubo intimado el Real decreto de expulsión, exigió
todas las llaves de la iglesia, de la sacristía y de todos y cada uno
de los aposentos de la casa, de suerte que desde aquel momento no
quedó ni una llave en poder de los Jesuítas. Con estas llaves y
acompañado de sus testigos, el Presidente fué recorriendo la casa
toda, abrió y reconoció las procuras, los aposentos, la iglesia, la sa
cristía y todas las dependencias, volviendo después a cerrar todo pa
ra hacer más tarde un inventario prolijo y detallado.
En cumplimiento de las instrucciones recibidas de la Corte,
exigió del R. P. Provincial que mandase con precepto de obediencia
a todos los Padres Procuradores y Hermanos hacenderos que bajo la
fé del juramento, diesen cumplida y exacta cuenta de cuanto habían
manejado y declarasen que nada se había ocultado, y aclarasen todas
las dudas que se ofreciesen sobre los bienes temporales. De todos
los Procuradores y hacenderos a su tiempo se exigió este juramento.
Era pues moralmente imposible que ocultasen ni un centavo.
El depositario nombrado por el Presidente, fué D. Francisco de
Borja y Larraspuru sujeto de toda la confianza de Diguja, «por las
circunstancias y amor al rey que en él concurren». No tenía otra
obligación sino la de «registrar, visitar y reconocer a distintas horas
del día, la sala donde estaban recogidas todas las cosas y alhajas»,
de la cual él tenía una llave y Diguja otra diferente. No era mucho
el trabajo, sin embargo se le asignó una renta de 500 pesos al año.
E l administrador general y principal de todos los bienes robados
a los Jesuítas en la Presidencia de Quito fué D. José Antonio Ascá-
subi, personaje también de toda la confianza de Diguja. Se le asignó
un sueldo de 1.500 pesos anuales, pero el Presidente insinuó a Aran
da que convenía subírselo a dos mil.
El mismo día 10 de Setiembre de 1767 fueron nombrados para
ayudar al administrador general de temporalidades, cuatro oficiales
secundarios, un segundo administrador o contador, con un sueldo de
800 pesos al año, otros dos oficiales de pluma, el primero de los cua
les tenía un sueldo de 200 pesos, el otro de 150 al año, y lo mismo
otro empleado que se ocupaba en cualquier diligencia que se ofrecie
ra en la oficina. Más tarde se nombró también el abogado defensor
de temporalidades con un sueldo muy crecido. (1)1
f i ) Enumeraremos aquí algunos de los objetos preciosos incautados, tales como constan en
el inventario formado por el Presidente Diguja.
Una custodia de plata sobredorada que pesó 37 marcos (18 libras y media).
Dos copones de plata sobredorada, uno enjoyado con esmeraldas menudas, con peso los dos
de 16 marcos.
Un par de vinajeras de plata dorada, enjoyadas de piedras de Bohemia.
Cuatro ciriales de plata, una cruz alta, dos incensarios de plata.
Un sagrario de plata, con su media naranja y remate de JH S , de plata dorada.
Seis blandones de plata con el peso de 198 marcos.
Otros 22 blandones de plata con el peso de 223 marcos.
Un sitial, dos atriles, dos arañas, cuatro candeleras, una lámpara; todo esto de plata; un arco
de plata con su armazón de madera, con peso de tres arrobas.
Seis águilas grandes de plata con su armazón de madera con peso de 234 marcos.
Un cáliz y patena de oro con 127 esmeraldas, de valor de 2Ì 3 castellanos.
Una custodia con Sol y sobrepuestos de oro.
Una diadema de una tercia de diámetro de plata sobredorada, cubierta de sobrepuestos de
oro, enjoyados de esmeraldas y amatistas de diferentes tamaños, y en el fondo una esmeralda cir
cular de más de una pulgada de diámetro, con muchos jardines y veinte rayos que la rodean.
Un JH S de oro de más de una sesma de diámetro con veinte y cuatro rayos y remates de
de estrellas. El JH S es de amatistas, y todo su cerco y rayos enjoyados de esmeraldas con veinte
y tres aguacates de lo mismo.
Un relicario esmaltado de diamantes, rubles y esmeraldas, fabricado en Roma y avaluado en
5.200 pesos, de más de vara y tercia de altura, con reliquias para todos los días del año.
De la Virgen de Loreto; Una gargantilla de oro con ocho broquelillos y ocho pendientes,
una joyas en medio, lazo y cruz, todo con ochenta y seis esmeraldas y diez y nueve chispas de
diamantes; con el peso de veintiún castellanos.
Un par de zarcillos de oro con setenta esmeraldas y diez aguacates.
Otro par de zarcillos pequeños de oro con treinta perlas pequeñas y ocho chispas de dia
mantes.
Diez y seis hilos de perlas de cadenilla con vara y tercia de cinta de tela, y todo peta una
libra y nueva adarmes.
De la Congregación de Nuestra Señora de Loreto de Cuenca; Una águila de oro, esmaltada
con perlas, chicas y grandes, siete esmeraldas, cuatro ojuelos y una amatista en medio, con el peso
de treinta castellanos; una joya de oro y esmeraldas con el peso de 24 castellanos.
- 646 —
(1 ) A rchivo S. J .
— 647 —
publicado en La Ley,
Í1)2) Texto
Texto citado en H eredia, L a
19 de Enero de 1904, n. 151.
A ntigua P rovincia de Quito. Resumen s in o óni-
co de la H isto ria , 38.
648 —
del Señor con las continuas conquistas que hacían poniendo en pr¿c.
tica el buen celo, el ejemplo, el desinterés, y todos los medios capa
ces de ganar el afecto y estimación de aquellos naturales. Muchas
pruebas se han hecho desde la expatriación de los Jesuítas para re
mediar esta decadencia; pero nada ha bastado pues corriendo a pasos
largos se ve hoy en el peor estado aquel fértil país, cuya extensión y
preciosidad le hacen digno de consideración. Los Jesuítas tenían sus
casas parroquiales proveídas de las necesarias librerías, y todas las
iglesias decentemente adornadas, de que apenas ha quedado rastro'
ellos proporcionaban a las poblaciones las comodidades de la vida,
habiendo hecho exportar para solo bien de ellas ganados de varias
especies, que iban multiplicando y cuya raza se halla ya extinguida;
ellos en fin aplicando sus desvelos al conocimiento de la lengua ge
neral quechua, y a las particulares de cada nación, se ponían en esta
do de catequizar perfectamente a los indios, sin exponerlos al re-
traente de decir sus pecados por medio de intérpretes, habiendo por
tanto formado yo el juicio de que no era asequible llenar el hueco de
los Padres de la Compañía de Jesús», (i)
Los deseos del Presidente Montes y del Cabildo de Quito no se
pudieron cumplir por entonces, y las Misiones acabaron de perderse,
y esta pérdida debe contarse entre las causas lejanas, que contribu
yeron a que el patrimonio territorial, adquirido en la cuenca amazó
nica para el Ecuador, por el trabajo y por la sangre de sus misione
ros, se perdiese â su vez en tiempos posteriores, para la Patria.1
L A P R O V IN C IA D E Q U ITO E N E SPAÑ A Y E N IT A L IA
ARCHIVO S. J.
bitaciones, sin dejar libertad para elegir otras, así por cobrarles la
tal cual composición que debían haber hecho, como porque no es
torbasen a los franceses, los cuales distribuidos por toda la ciudad
en la misma forma, ocupaban las mejores casas, habitaciones y pie
zas. Por eso para el conocimiento y buen orden en tanta confusión
de Jesuítas y de soldados habían numerado de antemano todas cuan
tas puertas de casas y tiendas había en la ciudad.
Cogiendo pues los infelices desterrados la boleta y llave, y sin
más guía ni conductor que el número de todas las puertas que as
cendían a no pocos millares, andaban por aquellas calles, dando mil
vueltas por encontrar su número, y por conducir con gran trabajo y
gasto las camas y demás equipajes, experimentando desde aquellas
primeras acciones, el genio codicioso, desatento y atrevido de los
Corsos. No fué este el mayor trabajo, sino que entraron en aquellas
casas, todos o casi todos muertos de hambre, y no encontraron en
ellas sino únicamente el suelo firme en que dormir, y talvez ni sue
lo firme, porque se le veía mover con la inmundicia de los chin
ches. No había en dichas habitaciones sino paredes, y así fué necesa
rio que cada cual buscase primeramente por tiendas, calles y plazas
algún bocado con que acallar el hambre, y luego todo lo demás que
era indispensablemente necesario, como catres, mesas, sillas y tras
tos de cocina, o por arrendamiento o por compra, a que se siguió
el comprar también los víveres, el agua, la leña, en una palabra,
un todo.
Unos concertaron cocineros o cocineras que les diesen la comi
da hecha por un tanto al mes, proyecto en que los más salieron
menos mal; otros buscando todas sus cosas, eran ellos mismos sus
cocineros o del todo o en gran parte, y estos salieron mejor, otros
concertaron el trabajo y dieron compradas todas las providencias.
Era cosa de edificación, de compasión y muchas veces de risa ver
por todas horas y por todas las calles, bandadas de Jesuítas, (ado
rados y servidos en el otro Mundo), que iban todos en sotanilla,
buscando y comprando de tienda en tienda, cuanto habían menes
ter, cargando en sus manos o en sus espaldas los canastrojos, los
trastos de barro, la carne, la fruta, el agua o la leña, casi sin tener
tiempo para otra cosa que para buscar con ese trabajo y esa fatiga,
todos los días el sustento.
Una de las cosas en que padecieron más fué en decir misa;
pues habiéndose privado de este consuelo, a excepción de tal que
otra vez, en el espacio de un año, cuando pensaron decirla todos
los días en esta ciudad, apenas lo consiguieron algunos pocos, que
dando muchos sin decir misa ninguna, porque habiendo pocas igle
sias y muchos frailes y prestes, eran tantos los Jesuítas que se estor
baban unos a otros, sin tener mucho tiempo para aguardar, por ser
preciso ir a buscar el sustento. A más de esto, les costaba a cada
uno el decir misa o llevar cera, vino y hostias, o pagar lo corres
pondiente».
Los Superiores de las diversas Provincias procuraron remediar
el estado tan aflictivo de sus súbditos de la mejor manera que les fué
— 658 -
(I) Velaico. I. c.
— 66o —
( I ) Este informe ha sido publicado por el Sr. Francisco Campos en su Galería B iblio grá
fica, pág. 374.
— 668
(1) Todos eran sacerdotes. (Volvieron todos a incorporarse a la Compañía después de su res
tablecimiento? No es posible determinarlo por (alta de documentos conocidos. De cuatro nos consta
con certeza que volvieron a dar su nombre a la Compañía y murieron en ella, el P . A raoz en
Murcia el 3 de Octubre de 1816, el P . Berroeta en Sevilla el II de Julio de 1821, el P . Crespo
en Orihuela el 15 de Febrero de 1820, el P . Romo en Roma el 26 de Setiembre de 1818. Es
muy probable,' y aun casi seguro, que otros se hayan reincorporado a la Compañía en España
o en Italia, cuyos nombres no han aparecido todavía.
— 674 —
en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, les será otorgado por
mi Padre que está en los cielos, (x) Te ruego, pues, Señor Jesús, en
unión de todos los que juntaren su oración a la mía para pedirte esta
gracia, por tu Sacratísimo Corazón, por el Sacratísimo Corazón de tu
Madre María, que el último acto de nuestra vida sea un acto sobre
natural de perfecto amor de Dios, y que la Compañía de Jesús sea
cuanto antes restablecida en todo el orbe, aún mejorada de lo que
antes fué. Concédeme por tu misericordia morir en ella. Así sea.
Padre nuestro. Ave María y el Salmo: In te Domine speravi, como
en Completas». (2)
E l P . Berroeta y los demás Padres, que aún sobrevivían,
restos gloriosos de la antigua Provincia de Quito, vieron cumplido
lo que pedían en esta súplica conmovedora, en la mañana del do
mingo 7 de Agosto de 18x4 cuando el inmortal Pío V II promulgó
solemnemente en la antigua capilla de las Congregaciones Marianas
de Roma la Bula Sollicitudo omnium Ecclesiarum, por la que resta
blecía la Compañía en todo el orbe católico.
Podemos piadosamente pensar que las oraciones y el íntimo
martirio de los proscritos de la antigua Provincia de Quito, recaba
ron de la divina Bondad, que al andar * de los años, el 11 de Julio
de 1850 y el 26 de Marzo de 1862, sus hermanos en Religión volvie
sen al Ecuador, que aún recordaba con amor, con cuánto celo y de
sinterés le habían servido los hijos de San Ignacio, cómo muchos
le habían ilustrado con su saber y con su virtud, cómo otros habían
regado con su sudor, y aun algunos con su sangre, los montes y
selvas del Oriente.1
Usos y costumbres de esta Provincia de Quito, sacados de los antiguos, confirmados por
nuestro P. General Vincendo Carrafa, dispuestos por el P. Visitador Diego Francisco
Altamirano, o reconocidos por ei P. Provincial Pedro Calderón, habiéndolos consultado
con sus Consultores de Provincia, el 27 de Marzo de 1697.
P A R T E P R IM E R A
por nuestro sacristán en lugar limpio y libre de aire y polvo; y no se hacen más
que para 15 días.
§ 2.- M isas ordinarias
Todas las misas ordinarias se alumbran con dos velas de cera, y al abrir el
primer M e m e n t o se enciende en el altar mayor un cirio al lado de la Epístola, el
cual se apaga en dando las últimas vinajeras; vuélvese a encender al dar la co
munión. En las píxides para las formas consagradas se ponen tembladeras de(I)
(I) «Reo» es lo mismo que tumo.
plata doradas, tapadas con la misma tapa de la píxide, y encima de todo un ca
pillo blanco; también usamos cubrir dichas tembladeras con tapas de plata y sirve
además de eso para tener tapadas en el altar después de consagradas. Aunque
no hay obligación, ya usamos poner ara fuera de los corporales en el Sagrario, y
doquiera que se pone el Santísimo. La hostia grande que se guarda consagrada,
cuando el viril no puede caber en el sagrario, no se guarda en patena, por el
peligro de indecencias sino en píxide cubierta.
Los corporales tienen en medio de una orilla una cruz, los purificadores cua
tro a las esquinas; el amito una al medio de una orilla, la estola y manípulo una
en medio; los pañuelos ninguna, ni la palia.
Dase la paz en la misa a todas aquellas personas que acostumbra la Cate
dral y las demás Religiones; pero si no lo acostumbran no se da; ni a mujer al
guna aunque sea Virreina, por no ser conforme al Ceremonial Romano.
La Colecta «F a m u lo s t u o s , e i e . » se puede decir tres veces como las demás
oraciones en la misa; y siempre se nombra primero el obispo que el rey. No se
dice la Colecta en misa de difuntos, ni en Oficios de Semana Santa, pero en las
Cantadas se puede, y en las feriales de cuaresma antes de la oración «S u p e r
p o p u lu m » .
§ 4 . - Misas cantadas
En el altar donde se canta misa se pone en hilera 6 candeleras con sus ve
las, tres a un lado y tres al otro, ni menos ni más; ni otro adorno allí que reli
quias entre ellos, y no adelante o atrás. En las misas cantadas se canta el C r e d o ,
el D o m in u s v o b i s c u m que está después, luego el O r e m u s y el Prefacio. Y a usa
mos el que de ordinario nuestras misas cantadas sean con diácono y subdiácono,
que sean de casa o de fuera de ella.
Las misas cantadas que usamos en casa, (porque fuera no usamos cantar,
ni aun misa rezada en casas particulares, sino es en tiempo de plegarias públi
cas) son de San Ignacio Nuestro Padre, de San Francisco Javier, Circuncisión, la
de la Noche de Navidad, del Patrón del colegio, que en el colegio de Quito es
San Fortunato; también cantamos los Oficios de Jueves, Viernes y Sábado Santo,
la bendición de la Ceniza y de los Ramos; cántase también la misa de San Fran
cisco de Borja y de otros Santos cuando la casa hace la fiesta. Cantamos el ofi
cio de difuntos por todos los fieles, por los difuntos de nuestra Compañía, por los
soldados, por el fundador, cuando muere alguno de los Nuestros, cuando hace
mos honras, por el rey o por nuestro P . General. A todos los cuales oficios co
mo a las vísperas solemnes de Nuestro Padre San Ignacio, de San Francisco Ja
vier, de la Circuncisión, cuando son en la iglesia, bajamos con sobrepellices.
También usamos cantar los Maitines de Navidad.
Las misas cantadas que se han dicho suelen cantar los Nuestros. Otras de
fiestas particulares dotadas y de Congregaciones, las cantan sacerdotes de fuera.
A las primeras se toca la campanilla de comunidad, y bajan con manteo todos
los Nuestros; y en los bancos señalados todos juntos oyen sermón o asisten a los
oficios con sobrepellices según las circunstancias, sin salirse acabado el sermón.
En las segundas no se toca la campana de la comunidad, ni hay obligación de
asistir sino a los que Ies toca por Prefectos, o cuando se han de recibir los Ca
bildos, Obispo, Presidente, etc., que entonces asisten los que el Superior señalare
de la Comunidad.
Si hay incensario, sale primero con su naveta; luego los acólitos con ciriales
encendidos, que suelen llevar Hermanos Estudiantes Artistas, cuando los hay; y
a su falta Hermanos Teólogos o Coadjutores; y están con ellos al Introito y al
Evangelio cerca del que lo dice; luego los ponen en el altar hasta tiempo de
alzar; y en acabando de alzar los vuelven a poner en el altar hasta acabada la
— 682 —
Nuestras misas nuevas se dicen rezadas, sino es que el día, según nuestros
usos, pida otra cosa; hay en ella un solo padrino que suele salir con capa de
coro; no se convida nadie para ellas. No se admite ofrendas.
A l acabar la misa da a besar las manos primero a los Nuestros por las pal
mas, juntas las dos manos; al pueblo vueltas. Para esto al tiempo de alzar toca
el sacristán la campanilla de la comunidad, y bajan todos los Nuestros con manteo.
Ese día se suele sentar el misacantano en el refectorio al lado del Superior, el
cual le echa que diga la bendición de la mesa; se le adorna el asiento con flores.
Lo propio se estila con los Sacerdotes y Hermanos que toman grado fijo en la
Compañía el día de su grado. A la misa nueva, Profesión y formación, prece
den 8 días de Ejercicios, si ya no los ha hecho como se acostumbra. Los que
han de hacer su formación o Profesión, han de salir por la ciudad tres días an
tes para pedir limosna, la cual se entrega al Superior. En estos días suele haber
oración latina, o poema o sermón de algún Hermano estudiante. A sí los misa-
cántanos como los que reciben el grado se abrazan al entrar en la sacristía.
§ 6.- S ermones y ejemplos en nuestra iglesia; platicas de comunidad y
FUNCIONES DE CUARESMA Y CUAREN TA HORAS
H ay sermones en todo nuestros colegios los días de Nuestro Santo Padre Ig
nacio; y este día también por la tarde sermón del Santísimo, conforme pareciere
— 683 —
tísimo que oímos todos de rodillas, y luego el sermón. Este día no hay letanía
en la capilla.
Cuando el domingo de la comunión general es primer día de Pascua no hay
sermón por la tarde; y entonces se encierra por la mañana el Santísimo a las 9 y
media, o a la misa de las 10, precediendo la letanía que dice el Padre que dice
la misa; y al fin se encierra el Santísimo repartiendo velas a todos, dando un re
pique de campanas; esto mismo se hace cuando se encierra por la tarde acabado
el sermón.
Todos los domingos del año, menos los de comunión general, hay en nues
tra iglesia sermón de lengua [quichua] antes de la primera misa y por la tarde
explicación de la doctrina cristiana [en quichua] ; esta explicación la hace un Pa
dre o un Hermano lenguaraz. La Historia de los domingos de Cuaresma es a las
3 de la tarde, y precede Miserere cantado, el cual se canta todo y no se empie
za hasta que el Superior esté en el presbiterio con toda la Comunidad; y enton
ces se hace señal con la campanilla para que empiecen los músicos.
Los ejemplos son a las 6 y media de la noche; tócase a las 6 hasta la me
dia; y de las 6 a la media se leen en el pulpito por los Hermanos Estudiantes de
buena voz la «Diferencia» [entre lo temporal y eterno] u otro libro semejante; lue
go entra el ejemplo; y se remata con Miserere y disciplina, el cual cantan los mú
sicos en la iglesia.
Nuestros predicadores toman la bendición antes del primer Evangelio, y an
tes del último en misas rezadas; siempre se dice el Alabado antes del sermón o
plática, doctrinas o ejemplos de noche, pláticas en las calles o de novenas de nues
tros Santos, que son con manteo y sin salutación; las demás con sobrepellices. Des
pués de la salutación, dicho el tema, se hace venia sin decir nada a todos, em
pezando por el preste. Si está alguno Cabeza de la República se le nombra. Al
Obispo cuando es religioso, se le dice Ilustrísimo y Reverendísimo Señor; y si no
lo es, Ilustrísimo Señor; a la Audiencia, Muy poderoso Señor; y entonces no se
nombra a otro sino al Sr. Obispo; al Presidente que está sin Audiencia, Sr. Pre
sidente; al Gobernador, Sr. Gobernador; a los Cabildos, Alcaldes y Corregidor
no se les nombra; pero se puede observar el uso de la tierra. Lo mismo es al
volver la cabeza al empezar y acabar las misas, vísperas, etc. Cuando hay Santí
simo, dícese: Omnipotente Señor sacramentado, hincando las rodillas, y entonces
a nadie se hace venia.
Las noches de ejemplo de Cuaresma, no se toca a las Animas hasta que se
haya acabado el ejemplo. Estas noches se señala un Hermano Coadjutor que
ayude al Hermano portero. También en días de concurso y funciones de Semana
Santa y otros días festivos se señala un Hermano Coadjutor para que ayude al
Hermano sacristán. El día siguiente del sermón puede dormir una hora más; pero
no puede sin licencia, el que hace plática o doctrina; mucho menos el que predi
ca en el refectorio.
Las pláticas de comunidad duran por media hora, que es la única antes de
cenar o hacer colación. Comunmente se hacen los viernes todo el año, menos en
cuaresma o vacaciones; aunque en dichas vacaciones se hace alguna. Desde el
segundo viernes después de la renovación de Reyes hasta el viernes antes de la
Quincuagésima, en vez de plática se leen los órdenes de los P P . Provinciales; y
acude la comunidad tocando a ellos como a plática. Para ésta se echa a medio
día en el refectorio la cédula antes de leer los Santos en que se avisa a todos,
y a qué hora se ha de tocar a ella. Desde Pascua de Resurrección hasta la de
Espíritu Santo se hace una [plática]. Estas de ordinario las hace el P . Rector o
las encomienda a algún Padre grave. Tócase a éstas con toque largo con la cam
panilla de la comunidad; y cuida de tocar el Hermano capillero. Cuando estas
pláticas las hace el P . Provincial, vienen los del colegio mayor como también
vienen a las pláticas de renovaciones de votos y a las demás que se hacen entre
685 -
año, alternándose. En las pláticas del Provincial no se toca a la mesa hasta que
haya acabado de platicar. En los colegios pequeños, donde el número de suje
tos es muy corto, se puede en lugar de plática leer un libro espiritual, juntándo
se todos en el aposento del P . Rector o en otro a juicio del Superior; y se lee
los mismos días y horas de la plática,
A los Hermanos Coadjutores todos los domingos se les hace plática de doc
trina cristiana, fuera de los domingos de Pascua y los que hubiese plática o ser
món en nuestra iglesia de los que a todos tocan por mañana o por tarde. Señá
lase un Hermano Coadjutor que toque la campanilla con cuatro golpes a las 7
de la noche, y avise al Padre que ha de hacer la doctrina y a los Hermanos
Coadjutores que acudan a ella, dando razón al Superior de los que faltan. De
las siete de la noche hasta la media, dura la explicación de la doctrina.
En Cuarenta Horas se descubre el Señor por la mañana a las 5, y se en
cubre a las 6, o cerca de las Avemarias en todos los tres días; y se dice una
misa mientras oración en estos días en el altar mayor abierta la iglesia; y asisten
desde entonces confesores. Después de haber acabado el sermón y misa de la
mañana hasta el sermón de la tarde, se vela el Señor con sobrepelliz por media
hora; y después del sermón de la tarde se sigue velando hasta encerrar. Velan
todos los Hermanos Estudiantes como los Coadjutores, de dos en dos, por espa
cio de media hora. Para lo cual hace tabla el Prefecto de iglesia, y pone en ella
los Hermanos Estudiantes en primer lugar y luego los Hermanos Coadjutores; se
ñala los que ofician por mañana y tarde. También se procura que en Quito velen
los colegiales sin sobrepellices detrás de los Nuestros. En colegios pequeños se
compone el P . Rector con clérigos y estudiantes gramáticos, y sólo hay en ellos
sermón por las tardes; y en el colegio de Quito por mañana y tarde. Todos estos
tres días, como en día de toros, no se sale de casa sino a confesiones. El sermón
de la tarde es a las 4; y desde la una y media a las 4 hay siesta de buenos
músicos; después del sermón prosigue la música y por último se dice la letanía y
se encubre el Señor después de puesto el sol. Estos tres días no hay letanía en
la capilla. Para los Hermanos Estudiantes hay asueto en estos días desde las
dos por la tarde.
La semana última antes de cuaresma se llama al médico para que le con
sulten los que han de comer carne; y se echa cédula en el refectorio para que
acudan. El Miércoles de Ceniza vacan las lecciones por la mañana; comulgan
los Nuestros a la misa de las 6 que la dice el P . Rector o la encomienda a
otro Padre para que la diga. Tócase a la Ceniza con campanilla de comunidad a
las 7, y bajan todos con manteo; y habiéndola recibido el celebrante, que suele
ser el Superior, del Padre más antiguo, que se la da con sobrepelliz sin estola,
la recibimos todos de mano del celebrante. Otro Padre con sobrepelliz la da al
pueblo; y en Quito salen cuatro Padres con sobrepellices para darla; los cuales
señala el P . Prefecto de la iglesia; lo demás como estila la iglesia.
En Quito y noviciado y en los colegios donde hay número de sujetos, se
canta la Ceniza en la iglesia, y con campana grande se toca un cuarto antes como
a ejemplo. Este día se echa cédula en el refectorio en que se señalan las mesas
para los que comen carne. Ninguno de los que comen carne se sienta en otra me
sa; lo cual se observa también entre año en las vigilias, viernes y sábados. Este
día por la tarde se limpia la cocina y las demás oficinas, fregando y limpiando to
do lo que sirve en ellas. El P . Ministro hace algunos días antes una tabla todos
los años de las comidas de cuaresma: antes, escudillas, etc. Cántase en Quito,
noviciado y en colegio donde hay número de sujetos, la bendición de los Ramos;
comulgan ios Nuestros a la misa primera. Tócase a las 8 con campana de comu
nidad y bajamos todos a cantarla con manteos y los recibimos de mano del cele
brante, que suele ser el Superior. Tócase antes de la bendición media hora como
a ejemplo.
— 686 —
Semana Santa
El Miércoles Santo por la tarde distribuyen los coreros las sobrepellices por
los aposentos de los Padres y Hermanos Estudiantes, y se señalen dos Hermanos
Coadjutores que despabilen; componen el coro de arriba los Hermanos coreros.
Miércoles, Jueves y Viernes Santo cantamos Tinieblas después de pasadas las
procesiones, si las hubiere; empezamos los Oficios todos los tres días a las 5 y
media o tres cuartos; asistimos a cantar con sobrepellices. Tócase a entrar a los
Oficios el Miércoles con la campana de comunidad y los dos dias siguientes con
matraca. El Sábado antes del Domingo de Ramos, señala el Prefecto de ig le s ia
todos estos Oficios, quiénes cantan las lecciones. Desde la Gloria del Jueves
Santo hasta la Gloria del Sábado Santo, no hay más campana que matraca.
Los Oficios del Jueves Santo son comunmente a las 10; y a las 9 y media se
toca a la misa como el Domingo de Ramos; los del Viernes a las 7 de la maña*
na en Quito, cuando hay sermón de Pasión; y los del Sábado Santo a las 8.
Jueves Santo no hay más misa en nuestra iglesia que la cantada. En la ca
pilla se dice una temprano para comulgar los oficiales precisamente ocupados; los
demás, y también los sacerdotes con estolas, comulgan en la cantada.
La noche del Jueves Santo se toca a colación a las 8; y esa noche hay li
cencia para estar en oración todo el tiempo que quisieren; y nadie sale a la igle
sia sin licencia. En nuestro monumento no se ponen velas de sebo, ni al lado
del crucifijo plata para limosnas, ni en nuestras puertas hay demandas para el
monumento. Vélase de dos en dos en el monumento como se dijo en Cuarenta
Horas; y se empieza a velar luego que se encierra el Señor, y dura este velar
hasta las 10 o 10 y media de la noche, que se cierran las puertas de la iglesia.
Las Estaciones visitamos de día, o el Jueves Santo en la tarde, o el Viernes
Santo por la mañana. Los Hermanos Juniores van juntos con su Instructor; y
cuando son muchos, va con la mitad de ellos por la tarde, y con la otra mitad
por la mañana. Los Hermanos Estudiantes antiguos que quisieren ir, avisan con
tiempo al P . Ministro, y habiendo bastantes, como son 6 u 8, va con ellos; y
los que no van a las Estaciones las hacen en casa desde el coro, conforme a
nuestros privilegios, y siguen el orden de velar en el monumento. Y los Padres
van unos con otros, de dos en dos o con Coadjutores a dichas Estaciones, y los
señala el P . Ministro consultándolo con el P . Rector; y vuelven a tiempo que
no hagan falta a los Oficios.
El Viernes Santo dáse a todos comida de pescado, exceptuando los que
están en la cama, que a esos se les da de carne; y si alguno la necesitare preci
samente va a la enfermería a comer. La comida ese día por la mañana es una
escudilla de garbanzos y un plato de pescado; y no se da postre ni otra cosa
alguna; por la noche yerbas y no más. Baja ese día la comunidad con sobrepe
llices para el sermón; para la adoración de la cruz se dan sobrepellices a los Her
manos Coadjutores, si las hay; y si no, adoran con manteo.
Sábado Santo se adorna el altar de Pascua; y después de la misa el mismo
preste y ministros van por el Santísimo a la capilla donde se guardó el Jueves
Santo; y le llevan en procesión solemne que entra en nuestra iglesia por la puer
ta principal hasta el altar mayor. También a ese mismo tiempo se celebra el pa
so de la resurrección; para lo cual se convidan algunas personas de autoridad que
lleven la Virgen y otras que lleven el Niño Jesús.
Para esta mañana se previenen dos altares en la portería; los cualen hacen
los dos maestros de gramática, y se procura adornar la portería por donde pasa
el Santísimo. Señálase para la noche del Viernes un Hermano de satisfacción que
tenga las llaves hasta las once y que luego cierre las puertas y dé las llaves al
Superior; también es estilo que haya fuegos esa mañana. No se permite que
entren mujeres para ver los altares.
— 687 -
En todos los colegios hay misiones cada año por la comarca. Cuando no
hay quien salga, avisa el Superior al P. Provincial para que provea. En Quito
se hace cada año, si pareciese conveniente; un año en nuestra iglesia y otro por
las parroquias; en los demás colegios cada tres o cuatro años. Cada año se en
vían dos Padres a Riobamba a predicar la Cuaresma; y a Pasto y a Guayaquil
cuando hay quien vaya. En todos los colegios hay un Prefecto de misiones que
cuida de las alhajas, y de avisar a los misioneros; todo con dirección del Supe
rior a quien se acuerda este cargo.
El jubileo de las doctrinas se publica cada año junto con la misión si se ha
ce en nuestra casa, o por la cuaresma; y si no el día de San José o la Domini
ca in Passione, o el día festivo que señalare el Ordinario. Cada semana se
señala en Quito un Padre para cárceles y otro para hospitales; y lo mismo se
hace en los demás colegios. Los domingos de cada semana hay decuria de los
niños en Quito, y se señala a un Padre que vaya a explicar la doctrina a las pa
rroquias; y en cada parroquia se explica tres domingos la doctrina y el cuarto se
señala para ganar el jubileo. El Padre que explica la doctrina sale en procesión
con los niños y lleva el estandarte; señálanse dos Hermanos Estudiantes de satis
facción para que entonen las oraciones; y uno de ellos es el Prefecto de la de
curia; esto mismo se hace en los colegios pequeños. Una vez por lo menos cada
semana se enseña la doctrina a la gente de nuestro servicio, por los días que al
Superior pareciere. En Quito se enseña todos los días por un Hermano Estudian
te lenguaraz, por un cuarto de hora, antes de darles la comida. Suélese enviar un
- 688 —
Padre para confesar cada año y doctrinar la gente de nuestras haciendas, donde
no le hubiere de asiento.
Cuando hay ahorcados, luego que avisan se les asiste continuamante, suce
diendo unos Padres a otros; podránse señalar Hermanos Estudiantes teólogos a
juicio del Superior a falta de Padres, y más cuando son lenguaraces. Procúrase
asistir desde las 5 de la mañana hasta las 9 o 10 de la noche; podrá dárseles
la comunión muy de mañana el día que han de ser ajusticiados. Cuando se va a
ayudar a bien morir, si el enfermo está en artículo de muerte, no se le deja has
ta morir; y si tarda demasiado, vuelve a casa el Padre que le asiste y avisa al
Superior para que envíe a otro.
El día de Todos los Santos, después de sermón, se dan santos a los segla
res; los cuales previene el Hermano capillero o el sacristán a su falta; para eso
señala el P . Rector dos Padres que los repartan. Esa tarde se dice la letanía
de la V irgen en la iglesia antes de empezar el sermón.
cuales responden a los salmos que el sacerdote va rezando, uno de los cuales
precede tocando la campanilla.
Cuando no se lleva el Santísimo de la capilla, se saca una forma de la píxi
de de la iglesia y se lleva en otra píxide o cáliz. Y entonces consumido el
Santísimo se apagan las luces; y el enfermero le toma la sobrepelliz al sacerdote.
Cuando es Viático sólo se añade que se toca la campanilla de la comunidad que
acude a la iglesia; y vamos todos con manteos y velas encendidas, y se dice:
P a x h u i e d o m u i . Y dicha la confesión, haciendo la profesión de fe, se le da el
Santísimo. Y por último se le dice cómo le falta otro Sacramento, etc. Añádese
también que se va con palio que llevan sacerdotes (y a falta, Hermanos) con so
brepellices, guión, incensario y otros dos acólitos que llevan el acetre, manual,
cruz pequeña y linterna encendida; todos con sobrepellices. Después del Viático
procura el Superior que siempre acompañe alguno al enfermo; y si es posible,
que sea sacerdote; lo que principalmente se observa después de la Extrema Un
ción, que siempre ha de asistir sacerdote hasta que pase el peligro.
Cuando se da el Viático a alguno de nuestros sirvientes o Donados se ob
serva casi lo mismo; pero no va nuestra comunidad sino media docena, que el
P . Ministro señala; y los demás sirvientes se procura que acudan.
En la Extrema Unción no usamos más ceremonias qne las que usa la Iglesia;
la especial es que se toca la campanilla de la comunidad y vamos todos al apo
sento del enfermo y acudimos a la recomendación del alma, la que se dice no
sólo en la Extrema Unción, sino después, cuando pasando algún tiempo después
de la Extrema Unción, está el enfermo en artículo de muerte. A esta recomen
dación se llama también con la campanilla de la comunidad, si no es que suceda
ya después de tocado a acostarse. El Sacerdote que lleva los Santos Oleos va
acompañado de dos o tres acólitos con sobrepellices, que llevan acetre, manual
lanterna y cruz pequeña; y fuera de esto van otros dos Hermanos con velas en
cendidas.
§ 9 . -C O M U N IO N DE LOS DE FUERA
trinas, por cuaresma, y en los jubileos de misiones y otros a juicio del Superior
cuando el concurso es extraordinario, dicen misa algunos de los Operaiios, 'ano
de la iglesia como de la portería, los cuales señala el Superior, mientras primera
oración; para que con eso se hallen más desembarazados para las confesiones. En
Quito y en donde es necesario, se tienen dos mulas en casa para las confesio
nes de afuera.
§ 1!.- N ovena de S. francisco J avier y de N. S. Padre
Tócase con una sola campana a las misas del altar mayor, dado veinte o
treinta golpes un cuarto antes de bajar el sacerdote; y al salir cada misa se dan
tres golpes. En misas solemnes en que no hay sermón, se repica un cuarto a las
Avemarias, en las vísperas, otro cuarto después de las Avemarias por la maña
na y un cuarto antes de empezar dicha misa. Exceptúanse los oñcios de Semana
Santa; que se toca sólo con una campana media hora antes que empiecen; y
cuando pasan procesiones de la Pasión por nuestra casa. En las misas solemnes
de sermón y jubileo se añade solo un repique de un cuarto la víspera a las do
ce. Para las misas de difuntos se dobla en las horas que se toca en las misas
cantadas sin sermón; y cuando muere se dobla también; si no es que muera des
pués de las nueve de la noche, que entonces no se dobla hasta las Avemarias
por la mañana. Dóblase también mientras el Responso y oficio de sepultura, mas
no mientras la 'misa.
Para los sermones de fiestas solemnes de por la mañana, se toca a las 7
de la noche como media hora, empezando con un repique, continuando luego
con el toque del sermón y acabándole con otro repique. Lo mismo por la maña
na en tocando las Avemarias, sin tocar mientras la oración, lo que nunca se
hace; y media hora antes de la misa se dan otros repiques, dos o tres, interpo
lados con el toque del sermón; haciendo al fin señal de dejar con cada campana
da de por si, al modo que se dan las tres campanadas al salir la misa rezada.
Para los sermones que se predican por la mañana sin misa cantada, se toca
sólo con una campana por media hora la víspera a las 7 de la noche. Por la
mañana al salir de la oración, un cuarto; y media hora antes de la mi
sa rezada, que se dice toda entera antes del sermón. Para los sermones de la
tarde, si son de Cuaresma, misión o ferias que no haya de estar el Santísimo des
cubierto, se toca con una sola campana un cuarto de hora después de las doce
del día; y después media hora antes de empezarse. A los ejemplos de noche se
toca como a sermón por media hora. Si ha de estar descubierto el Santísimo o
se celebra fiesta o jubileo, se toca a las mismas horas antes y después de tocar a
sermón; y para descubrir y encerrar al Señor un rato breve.
Cuando el Sr. Obispo viene y sale de nuestra iglesia y casa se repica un
rato breve. Cuando pasa el Señor por nuestra calle, y cuando pasa alguna proce
sión fuera de Semana Santa. Los días y vísperas de ¡os Patriarcas de otras R eli
giones se repica como para Nuestro Santo Padre; nunca se toca por la mañana la
víspera, ni el día antes de tocar a levantar.
Cuando hacemos rogativas en nuestra iglesia y baja la comunidad con man
teo, tócase la campanilla de la comunidad al fin de la misa de los Estudiantes,
que suele ser a las 10 y media poco más o menos; y el sacerdote que dice la
misa dice la letanía de los Santos. A esta rogativa asisten también los Estudian
tes gramáticos. Lo mismo se hace cuando por alguna necesidad del colegio se
hace el novenario a San Fortunato su Patrón; y entonces se empieza a tocar a
plegaria cuando el sacerdote empieza la letanía y dura todo el tiempo que ésta
se dice. Tócanse a las Avemarias a las cuatro y tres cuartos por la mañana, a
las 12 y al anochecer; y a las 7 de la noche las Animas; y cuando toda la ciu
dad toca por algo, tocamos también, si ha de haber escándalo de lo contrario.
§ 1 4 .- F I E S T A S A Q U E V A M O S
§ 15.—Procesiones
§ 1 6 . - ACOMPAÑAMIENTOS Y RECIBIMIENTOS
Siempre que hay (unción de comunidad bajan todos con manteos, y aguar
dan en el salón o portería que baje el Superior; y en bajando y siendo hora han
de ir, van primero los Hermanos y después los Padres, y ese mismo orden se
guarda al volver; lo cual se entiende tanto en los actos y (unciones de letras co
mo en los demás de comunidad.
No usamos salir a recibir a nadie a los caminos, ni a externos ni a domés
ticos, aunque sea el P . Provincial. Lo más que se permite es salir como una le
gua del lugar sin convocar seglares; y esto ha de ser Padre grave el que viene.
El salir a tratar algunas cosas (orzosas con el Provincial no es recibimiento, como
también el salir a llevar lo necesario, conducir y distribuir los misioneros que
vienen de Europa.
En la (unciones de iglesia cuando viene la Audiencia, o se convidan Reli
giones, etc., se toca media hora antes de los oficios la campanilla de la comu
nidad, y bajamos todos con manteo a la puerta de nuestra iglesia. El Superior
da agua bendita a los personajes que se reciben, y luego se acompaña en esta for
ma: A Presidente, 'Audiencia, Obispo y comunidad, toda la Comunidad; a
Provinciales, Oidores, Prebendados, media docena de sujetos y entre ellos dos
Padres graves; a Priores, Guardianes, Contadores y semejantes, cuatro sujetos;
A los demás Religiosos y personas de alguna cuenta, solos dos sujetos. Acom-
páñanlos hasta dejarlos de rodillas o en su lugar; y en acabando el sermón, o
cuando hubieren de salir, vuelven todos los Nuestros a la puerta a despedirlos.
Cuando el Superior no puede salir señala a un Padre grave que conozca a los
personajes y les dé agua bendita.
En otras fiestas supernumerarias y de Congregaciones, convidan y reciben
sus Prefectos y cuando más el Padre que «uida. Y si por haber convidado nosotros
fuere necesario recibir, señala el Superior cuatro o seis sujetos, (que pueden ser
estudiantes y entre ellos un sacerdote) que acudan, y no más. A l Sr. Obispo
cuando entra y sale de casa,a son de campanilla le acompaña toda la comunidad;
al Sr. Presidente los más que se pudiere; nosotros unos a otros no nos acompa
ñamos.
A las conclusiones y (unciones literarias nuestras y oraciones de S. Lucas,
acuden todos los que pertenecen a escuelas a recibir a los convidados. A las
funciones de colegiales, acompañan ellos; y a las de estudiantes seglares, bajan
los Prefectos.
— 693 -
§ 1 7 .- E n t ie r r o s d e a f u e r a
No vamos a entierro de afuera; solo hermano, hijo o nieto del difunto podrá
asistir solamente en la iglesia. Si el difunto fuere recibido en la Compañía a la
hora de la muerte, se pueden enviar algunos sujetos al entierro y aun a cargar el
cuerpo. Cuando se entierra en casa algún personaje de cuenta, baja la comunidad
con manteos y velas, si las dan, a recibir el entierro; pero no con capa ni cruz.
No asistimos a los oficios, pero sí al Responso; y luego se despide el acompaña
miento como se recibió. Señala el Superior dos Padres que asistan a los oficios
para dar sus asientos a los convidados. Dóblase por un cuarto de hora poco más
o menos, y al venir el entierro otro tanto. Las ofrendas y velas podemos tomarlo
cuando las dejan.
Cuando se hacen honras en nuestra iglesia por la muerte de algún persona
je, señala el Superior Padres para recibir la gente de cuenta y cabildos; y en
alzando empieza a doblar el sacristán y se toca la campanilla de la comunidad y
asisten los Padres al Responso, pero no los Hermanos, si ya no es que alguno
de los Hermanos es pariente del difunto, que entonces podrá asistir.
A honras de reyes vamos juntos con manteos para asistir a las vísperas, vi
gilia, responso, etc. A los entierros de Obispos, Presidentes, benefactores, pue
de enviar el Superior cuatro o seis Padres.
Cuando muere algún sirviente en casa, o algún donado, el prefecto de la
iglesia y el sacristán lo entierran con entierro rezado, y hace que acudan todos
los sirvientes, aunque por el rato cesen todas las ocupaciones. Dóblase por ellos
con campanas menores. El Superior manda decir una misa a todos los Padres y
una corona a todos los Hermanos del Colegio; para lo que se hecha cédula en
el refectorio que lo diga. Cuando muere algún esclavo de las haciendas, estila el
Superior mandar decir una misa a todos los Padres y una corona a todos los
Hermanos del colegio. Y si los esclavos son de la Provincia, se hace lo mismo
en aquel colegio donde está adjudicada la hacienda.
Cuando muere padre o madre de algún sujeto de casa, el Superior echa cé
dula en el refectorio para que los Padres digan una misa y los Hermanos la
corona por los dichos difuntos.
§ 1 9 .—L e t a n í a
tonces no hay más letanía. Dícese después de quiete a medio día. Nunca se deja
del todo sino la V igilia de Navidad, (que si cae en sábado tampoco se barre la
iglesia), Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado Santo.
Nombramos en ellas nuestros tres santos canonizados. Dícese la oración pro
infirmo . cuando hay alguno al que se ha dado el Viático, por todo el tiempo que
durare el peligro de muerte. Item la oración pro navigantibus, desde que salen
de la Provincia nuestros Procuradores a Roma hasta que vuelven a ella; y otras
oraciones según que ocurran necesidades comunes, como de peste, sequedad, etc.
También se dice la oración del Patrón del colegio.
Cuando hay reliquia vase a adorar al fin de la letanía; y el que la dice se
pone sobrepelliz y dice las oraciones en pie. Pónese la reliquia sobre una mesa
con paño de seda rico con dos velas para la letanía y dos más al lado de la
reliquia. Cuando la hay la avisa el Hermano sacristán al Hermano capillero có
mo la suba arriba a la capilla; y dicho capillero la previene para la letanía la
cual acabada se besa la reliquia. Lo mismo se hace el día de la Invención de
Cruz en ios colegios donde hay reliquia del Lignum Crucis.
§ 20.—Oficio divino
Rezamos con octava del Santo titular de nuestras iglesias; del Santo Patrono
principal del pueblo, de quien reza su matriz, rezamos con octava ad libitum.
Fuera del titular de nuestra iglesia podemos tener un Patrono y rezar de él con
octava.
Usamos rezar de Santiago el lunes, el jueves del Sacramento, el sábado de
la Concepción; y cualquier día de la semana de Nuestro Santo Padre y de San
Franciscisco Javier. Esto se entiende por privilegio y en días no impedidos, y
no en Cuaresma ni en Adviento.
A todos los que predican se les permite estar en la cama más de lo ordi
nario; pero no a los que predican en el refectorio, ni a los que hacen plática o
doctrina. También se permite dicha hora al que preside y sustenta conclusiones
generales, y a los que después de tocado a acostar se les envía a confesiones de
afuera. Item los 15 días de vacaciones en el campo y los asuetos generales cuan
do se va al campo. En todas estas ocasiones que piden algunos licencia para que
darse, se despierta a los que se quedan a las cinco y media, y de seis a siete
tienen la oración y se los visita. Los que oyen misa y tienen oración en la capi
lla se les despierta a la hora dicha, y tienen oración de las seis y media a las
siete y media; con los huéspedes es lo mismo, exceptuados los días que tienen de
platillo, que no se Ies despierta ni visita. Pero si el huésped es de otra Provin
cia y va de paso, el Superior dará orden de lo que se ha de hacer según las
circunstancias.
A todos se despierta y se visitan luces, exámenes y cuadrante a la mañana;
al procurador no se suelen visitar luces; a los Superiores mayores, Rectores,
— 698 —
§ 2 3 .-P U N T O S
§ 2 4 .- E je r c ic io s a n u a l e s d e l o s Nu e s t r o s
DISTRIBUCION DE EJERCICIOS
§ 2 5 .- E je r c ic io s d e e x t e r n o s
En nuestros colegios de estudios al principio del curso, con los demás ofi
cios de año, señala el superior un Padre por Prefecto de Ejercitantes seculares,
muy versado en los Ejercicios y de espíritu; cuyo oficio es convidar los secula
res y darles los Ejercicios en cualquiera tiempo del año. Se le señala un compa
ñero y suele ser un Hermano teólogo, a juicio del Superior, el cual da providen
cia de que se den las alhajas necesarias, si ya no las hay aparte para este fin,
como las debe haber.
Pénenselos retirados de los Nuestros y a cada uno en su aposento, y no se
dejan comunicar unos con otros. Si concurren muchos, suele desembarazarse un
tránsito nuestro, aunque los sujetos de casa, principalmente estudiantes se estre
chen y vivan juntos; lo cual principalmente es por Cuaresma.
A cada ejercitante se le pone un jarro con agua, toalla, cama, cilicio, dis
ciplina; servicio, distribución, libros convenientes y alguna imagen devota. Y si
fuere persona de cuenta se le pone más adorno según circunstancias. Dáseles de
comer lo ordinario de nuestro refectorio y no más; aunque sean días solemnes o
de ayuno; y a los colegiales lo ordinario del refectorio o colegio.
A l tiempo de irse se observa que no lleven nada, ni (os papeles de Ejerci
cios; y dicho Prefecto recoge todo y lo guarda. A ninguno de los nuestros es lí
cito visitarlos, sin expresa licencia del P . Rector, que no la dará sino es comu
nicándolo con el Prefecto; y mucho más se ha de impedir que externo alguno los
vea, ni se les dé recado de nadie; sino es que en caso raro, la prudencia dicte
otra cosa; pero siempre avisando primero al Prefecto.
Señálanse Hermanos de satisfacción que los ayuden y que lleven luz a la
tarde, porque a la mañana se la dará nuestro despertador a la hora que a los
Nuestros. Cuando son muchos, comen y cenan juntos, mientras primera o según-
— 700 —
da mesa; y uno de los Hermanos que asisten, les leen mientras comen y cenan
algún libro espirirual, a juicio del Prefecto; y otro les lleva de comer. Acabada
la comida Va a darles quiete el Prefecto; y a falta de él algún Padre a juicio del
Superior. También suele dárseles, especialmente si lo piden, tinta y papel; pero
esto no hasta el día cuarto o quinto; y sólo para escribir los propósitos y confe
sión general.
DISTRIBUCION
De 4 y media a 5 levantarse y prepararse para la meditación.
De 5 a Ó oración, y hasta la media, examinarla, y lección espiritual. De 6
y media a 7 oír misa. De 7 a la media, devociones; y de la media a las 8 leer
Historia. De las 8 a la media examinarse para la confesión general. De la media
a las 9 preparar los puntos para la oración. De 9 a 10 oración. De 10 al cuarto
examinar la oración. Del cuarto a los tres cuartos leer el C o n t e m p t u s m u n d i .
De los tres cuartos a las 11 examinar la conciencia. De 11 a la media comer.
De la media hasta las 12 y media, o tres cuartos, si es tiempo de cuaresma,
hablar de cosas espirituales. De la media hasta la una y media descansar.
POR LA TARDE
De una y media hasta las dos, leer historia de Santos. De 2 a tres cuartos,
rezar el rosario y otras devociones. De los tres cuartos a las 3 preparar la medi
tación. De 3 a 4 oración. De las 4 al cuarto examinar la oración. Del cuarto a
las 5 apuntar los propósitos o algunas cosas más. De 5 a la media preparar la
meditación. De cinco y media a seis y media, oración. De seis y media a siete
examinar la oración y leer C o n t e m p t u s m u n d i . (En tiempo de cuaresma de seis
y media oír ejemplo o examinarse para la confesión general, o leer lección espi
ritual). De siete a la media oír los puntos para la meditación. (En tiempo de
cuaresma de siete y media a ocho y media C o n t e m p t u s m u n d i y recibir puntos)
De siete y media a ocho cenar. De ocho a nueve hablar de cosas espirituales. (En
tiempo de cuaresma de ocho y media a nueve hacer colación y hablar cosas espi
rituales). De nueve al cuarto preparar la meditación. Del cuarto a la media exa
minar la conciencia y acostarse.
Esta suele ser la distribución ordinaria; pero según el sujeto, muda el Pre
fecto lo que juzga convenir. También quita desde el cuarto día las horas que
necesitare para examniarse para la confesión general.
En los demás colegios se señala dicho Prefecto de Ejercitantes según hubie
re conveniencia; el cual debe solicitar que de todos estados se aficionen a los
Ejercicios, disponiendo que los hagan en el tiempo que le fuere a cada uno más
cómodo. A los conventos de monjas debe procurar ef P . Rector de cada colegio
por sí o por medio de dicho Prefecto, en la mejor forma que pudiere, el que los
haga toda la comunidad una vez al año, dividiéndola endos semanas, al modo
que se divide la nuestra; pero de ninguna manera se darán Ejercicios a cada re
ligiosa de por sí.
§ 2 6 .-M ISIO N E S
Cada Superior debe enviar a sus súbditos a hacer misiones por los territorios
que le están señalados, aunque no haya dotación para dichas misiones, a costa
de su colegio; ni es necesario esperar especial licencia del P . Provincial, a quien
pedirá con tiempo sujetos aptos, si no los tiene en casa. La distribución para ca
da territorio y de cada colegio y casa en esta Provincia de Quito es la que si
gue: Para el de Quito; dentro, una vez cada año, mudando las iglesias; fuera,
— 701 —
toda su jurisdicción hasta la V illa exclusive por una parte, y por otra hasta La-
tacunga exclusive; itera Riobamba, Guayaquil, Baba (1) con todos sus partidos.
En Popayán, dentro de la ciudad, una vez cada tres años; fuera, todo lo que
alcanza la diócesis. Item Llano Grande, Buga, Cali, etc. Exceptuándose A n
tioquia, Aburra y sus partidos.
En la V illa de S. Miguel de Ibarra, dentro una vez cada tres años; fuera
toda su jurisdicción hasta la ciudad de Pasto inclusive.
En Latacunga, dentro una vez cada tres años; fuera, toda su jurisdicción
hasta Arabato y su partido inclusive; y por Cotopilahaló hasta el pueblo de Sig-
chos.
En Cuenca una vez cada tres años; fuera, toda su jurisdicción y la de Lo
ja, Jaén y Valladolid.
En Panamá, dentro una vez cada tres años; fuera, toda su jurisdicción, dió
cesis y Gobierno.
En la Misión de Mainas cuidará el Superior que se anden todos los parti
dos, que por allí hay pertenecientes a la diócesis de Quito entre cristianos, sin
hacer falta a los feligreses de nuestro cargo.
A las cuatro y media se toca a levantar, a los tres cuartos se tocan las
Avemarias, a las cinco a oración; a las seis a salir de oración con tres golpes y a
misa. A las diez y tres cuartos a examen, a las once a comer;' los dias de ayu
no un cuarto después; a las doce las Avemarias; a las doce y media a salir de
quiete y letanía. Siempre que hay platillo hay un cuarto más de quiete. A las
siete de la noche, las Animas que se rezan en pie. Las Avemarias sobre tarde
no se tocan hasta que se tocan en la catedral o matriz; a las siete y cuarto se1
§ 3 0 .—ENFERMOS Y ENFERMERIA
§ 3 1 .- D e spe n sa
El despensero fuera de lo que mandan sus reglas no tiene que hacer, sino
tener horas señaladas en que hacer sus cosas, qüe conviene mucho para expedi
ción y buen gobierno; v. g. por la noche a las 7 o antes si hay plática, corta las
porciones y la carne de almuerzo y ante; y al acabar la mesa segunda, se la da
al cocinero y enfermero; y también los garbanzos, tocino, hortalizas, legumbres,
pescado, huevos, etc. para el otro día, Por la mañana en saliendo de misa da
el pan al refitolero que ha de servir para almorzar y comer. A las ocho da el pan
a la gente, según la orden del procurador y Superior; luego da lo demás que sir
ve en el refectorio, miel, queso, fruta, etc. A las diez puede partir la carne para
la cena; y eso y todo lo demás darlo al cocinero y enfermero; pero el pan, velas
y postre dará a las seis de la tarde.
Todos los días recoge lo que sobra en el refectorio de fruta, pan, queso,
miel, cabos de vela, etc.; todos los sábados, de cinco a seis de la tarde, da
velas a todos los que vinieren por ellas; a los Padres cuatro o seis, a los Estu
diantes y Coadjutores tres o cuatro y dos a cada aposento de donados. Todos
los sábados, después de haber dado lo necesario para el refectorio, a las siete
de la tarde va por los aposentos y recoge los cabos de velas. Cada día, como
a las cinco y media de la tarde, da al lanternero las velas para las lámparas.
También cuida de que las tinajas del agua estén llenas y limpias, y que cada
día se llenen las que cada día se vacían, sino es que venga el agua mala y que
— 704 -
se gasten las tinajas que ha más tiempo que se llenaron, para que se beba asen
tada el agua. Y siempre que se llena una tinaja pone un colador de lienzo crudo
bien tupido, para más limpieza y salud. Tiene el despensero las llaves de la car
ne y gallinero y cuida de todo.
§ 3 2 .—C o c i n a
§ 3 4 .- R efecto lero
El refectolero todos los días limpia los vasos, cuchillos y cucharas; las cu
charas con polvillo de ladrillo y los cuchillos con ceniza; esto se entiende por
la mañanita; fuera de esto, enjuaga ios vasos para la segunda y para la noche;
y para el mismo tiempo lava con agua caliente los cuchillos. Todos los días lim
pia y lava los saleros; y cada sábado por la tarde lava con estropajo limpio los
jarros y alcuzas de vinagre y llena dichas alcuzas. Item cada sábado lava con
estropajo limpio las fuentes, porque no yeda el agua. Cada primer día del mes
lava las tablas de los vasos con estropajo y agua caliente; y lejía es mejor. Y ca
da año para la fiesta de N. S . Padre limpia todo el refectorio de alto a bajo, los
cuadros, las paredes y el techo. Cada jueves muda las tobajas y servilletas, y
cada domingo toda la ropa.
Todos los días por la mañana, antes de aliñar las mesas, barre el refecto
rio; y todas las noches después de cenar desembaraza todas las mesas hasta de
jar doblados todos los manteles. A esto le ayudan todos los no sacerdotes que no
leen y sirven a segunda mesa, fuera del cocinero y algún otro que tenga instante
y forzosa ocupación.
En el anterefectorio tiene una escobilla para limpiar los bonetes; uno
o dos pesebrillos con pajas; una tinaja cerrada con llave común para que beban
los que tuvieren licencia y las tobajas; pero éstas se recogen de noche y por la
mañana en levantándose pone alguna para que se limpien los que se lavan.
Las servilletas las desdobla, sacude y dobla a mañana y tarde para que se cai
gan las migajas. Por Pascuas, renovaciones. Circuncisión, S . Javier y día de
N. S.Padre pone manteles largos; y también en otros días festivos a juicio del
Superior.
§ 3 5 .—O t r a s c o s a s d é l r e f e c t o r io
§ 3 6 .- M o r t if ic a c io n e s d e l r e f e c t o r io
Pénese picola en el refectorio todos los días de trabajo; pero no en los días
de asueto general, ni los 15 días de vacaciones en la casa donde se tienen, ni
los días de nuestros Santos, ni días de 40 Horas, ni Jueves y Sábado Santo, ni
la noche de Navidad, ni los días de Actos mayores de todas las Artes o Teolo
gía, cuando el sustentante es Hermano Estudiante, ni los días de votos, grados o
misa nueva, ni los días de S. Gregorio y S . Cosme y S . Damián, ni el día de
Sto. Tomás de Aquino en Quito, ni otros días en que ocune alguna extraordi
naria festividad a juicio del Superior.
Los que comen en la picola de rodillas o en pie, suelen sentarse en comien
do el ante; mas no se sientan cuando hacen colación o abstinencia; los sacerdo
tes suelen cubrirse en la picola. Los que toman disciplina y se ponen en cruz,
cesan luego que el Superior les hace señal, y esto es breve. Los que besan los
pies se sientan en besando a ocho o diez; pero los que por penitencia, besan los
pies a todos; como también los que por penitencia comen en pie o de rodillas,
prosiguen toda la mesa. El que con licencia sale con disciplina, dice: R R . P P .
y carísimos Hermanos: Esta disciplrna tomo por esto o aquello, o en reverencia
de tal Santo, etc. Cuando es por penitencia no dice náda, si no se lo mandan, ni
otro alguno le acompaña.
Las culpas que se dicen desde el pùlpito se leen también a segunda; y el
contenido [f ie ] está descubierto todo el tiempo que dura lo que le pertenece. Dí-
celas de rodillas: R R . P P . etc.; luego besa el suelo; el cual se besa tam
bién al ponerse en cruz y al dejarlo, antes de besar los pies y al acabar. El que
da ios capelos se pone arriba de la picola y se quita el bonete al principio y al
fin de leerlo; inmediatamente le da el papel al Superior en acabando de ¡eer. El
que lo recibe está de rodillas más arriba de la picola en medio del refectorio o
se sienta en la picola según le ordenan. Si le coge comiendo, se descubre todo
el capelo; y es uso besar los pies al fin cuando no está sentado.
También es uso comer en el suelo debajo de las mesas; y los que comen asi
primero comen el ante de rodillas, y luego se sientan en el suelo. Comemos tam
bién de rodillas y pedimos la comida y bebida de limosna a los que están senta
dos. M as, usamos postrarnos a la puerta del refectorio, y decir la culpa por las
faltas cometidas en la observancia de las reglas. Para hacer estas mortificaciones
se pide licencia al P . Rector o al P . Ministro.
Cuando en el refectorio hay función de capelo, sermón, etc. cuida el P. Mi
nistro de que se avise a todos para que asistan a la primera mesa. A l que se le
da capelo le avisa el P . Ministro por medio de otro estando ya en la bendición.
§ 37.—Servir y leer a la mesa y fregar
Danse los Santos de cada mes el último día del antecedente, y los de año
el último del año; y los pasos de Pasión el sábado antes de la D o m i n i c a i n
P a s s i o n e . Cuida de sacarlos el Hermano capillero. Tócase a ellos al salir de
mesa segunda a las doce; y van todos, y él que los toma se pone de rodillas junto
a la mesita que está con un paño y un crucifijo y ofrece algo en honra del Santo.
Los Padres llegan primero sin orden de antigüedad, y después los Hermanos; y
el que cuida de prevenir lo necesario, que suele ser el sacristán de la capilla, to
ma al fin para los ausentes, El Superior toma al fin y se le da al Padre más cer
cano y todos se descubren cuando toma. Dicho Superior antes de darlos propone
las necesidades comunes para encomendarlas a Dios. Es uso en el colegio de
Quito dar el día de Todos los Santos, por la tarde después del sermón, Santos
a los que acuden a nuestra iglesia.
§ 4 3 .-D O N A D O S
Señálanse con tiempo los compañeros para los que predican o platican fuera
de casa, los cuales suelen ser Hermanos Coadjutores. Luego que el Superior
señale a alguno para acompañar, avisa al Padre si ha de decir misa y a qué ho-
ra. Barren el aposento del Padre, componen la cama y el estante; y sì ha me
nester mudar camisa, previene un calentador con lumbre y zahumerio. Pregúntase
al predicador si ha menestar algo aquel día que predica, y no más; así como el
barrer el aposento, etc. Después que ha vuelto a casa el predicador le sube un
poco de vino y bizcochuelo, que tiene prevenido antes. Dicho Hermano avisa
con tiempo en la cocina, o al Hermano Sotoministro o al P . Ministro, de cómo
predica el Padre, para que prevenga lo que se ha de dar. Si el predicador quie
re comer o cenar en el aposento, se le pregunta; y en queriendo se le sube la
comida o cena, etc; y así de lo demás. Cuanda el el sermón o plática es fuera
de casa, señala el compañero el P . Rector, y cuando es dentro el P . Ministro.
Los semaneros para decir misas y coronas; y las del reo de la tabla y las
cantadas; todos los acólitos, diáconos y subdiáconos; los que encubren y descu
bren el Santísimo y los que velan por su orden. El que reparte la ceniza y da
los Ramos al pueblo. Quien lleva la cruz en procesión, y el Santísimo el Jue
ves Santo a la capilla, y lo vuelve el Sábado Santo; quien lleve el guión, varas
del palio y reparte las velas. Los que ofician en misas de difuntos y entierros y
cargan el cuerpo, etc.; los que apuntan antífonas, empiezan salmos, cantan lec
ciones y profecías; los dos Padres que cuidan de dar su lugar a los religiosos
convidados; al sacristán le dice las horas en que ha de tocar, y qué ha de hacer
cuando hay duda.
Cada año al principio del curso señala estos oficios el P . Rector: bedel de
teología, bedel de Artes, bedel del Seminario, relojero, libreros, asueteros, hos
pederos, sacristán de la capilla, prefecto de coro, ejemplero, o quien señala ejem
plos, Padre que asiste a los tonos, quien señale a fregar, quien sea prefecto de
Ejercitantes y su ayudante, rasuréVo, el cual suele ser un donado, y a su falta un
Hermano Coadjutor que previene todo lo necesario para el día de la rasura, ca
lienta agua, etc. tintorero que haga y cure la tinta, prefecto de la decuria de los
niños, y el que cuide de avisar los de las escuelas para las doctrinas.
Quien va a cárceles y hospitales; y quien lea los puntos; quienes lean a pri
mera mesa, que suelen ser Teólogos o Metafísicos u otros de buena voz a juicio
del Superior, y a segunda, Artistas o Gramáticos; quienes sirvan a primera, que
suelen ser Teólogos y Metafísicos, y a segunda, que suelen ser Artistas, Gramáti-
— 712 —
El vestido que usamos es: medias de estameña negra o parda en tierra fría;
y en tierra caliente de crea teñida; manteo y sotana de paño negro en tierra fria,
y en tierra caliente, de estameña negra; item sobreropa de paño ordinario de co
lor parduzco. Medias de punto no usamos, ni paño de Castilla, sino es cuando
lo traen los Procuradores; y a ninguno se permite vestido que arrastre ni toque
al suelo. En nuestros aposaetos no hay más alhaja que una imagen de poco cos
to, unos libros, tres o cuatro sillas ordinarias, y los no sacerdotes dos, y un ban
quillo o mesita para la cabecera. La cama es de un colchón, almohada, frazada,
sobrecama de paño pardo o negro y dos sábanas, la una es de tocuyo; en la al
coba una cortina de manta o de estameña negra o parda.
En cuanto al llevar o no llevar en los caminos pajes, mulas, botas, etc. no
hay uso fijo, sino es el parecer del Superior, que atiendè a las circunstancias del
camino de las personas y el tiempo. El uso asentado es que ningún particular
tenga cosa alguna de estas cosas de camino, ni capote, ni ornamento, ni mulas,
ni otra cosa de lo que sólo se usa en los caminos.
Los Hermanos Estudiantes viven de dos en dos o de tres en tres, según la
capacidad de los aposentos. El P . Ministro, consultándolo con el P . Rector, mu
da cada año al principio del curso los compañeros; lo cual se hace a la vuelta
de vacaciones o antes de empezar el curso. Lo mismo es de ios Hermanos Coad
jutores no formados, sino es que por razón de algún oficio, como Sotoministro,
etc., juzgue el Superior que estén solos.
Las sotanas que se dan a todos los que no son sacerdotes ni coadjutores for
mados, son cerradas hasta la cintura; también se dan sotanas cerradas a los Pa
dres tercerones.
Los que salen fuera de la ciudad, cuando han de dormir fuera de casa, da
rán su llave al Superior. La casa toda se barre cada ocho días; lo cual ordena
el P . Ministro y cuida que se ejecute. Y si hace que los Hermanos Estudiantes
llenen el cuarto de hora de barrer conducirá mucho.
Parabienes de conclusiones y sermones y bienvenida a huéspedes, es estilo
ir a dar a los aposentos, por haber licencia para esto. Y a es uso acudir todos
los Nuestros a la oración de S . Lucas y conclusiones generales de los Nuestros.
El día de la Ascensión a las diez, se toca a los puntos de la meditación co
mo a sermón; a las diez y media, o algo antes, se llama con la campanilla de la
comunidad; bajan todos con manteo; y un Padre asimismo con manteo da los
puntos; después descubre el Santísimo un Padre con capa de coro y acólitos, y
empieza la hora de oración de once a doce; estamos en pie mientras la oración
en el presbiterio. A los tres cuartos un Padre con capa de coro y acólitos dice la
letanía; a que nos hincamos de rodillas; y a las doce se encierra el Santísimo
con solemnidad; tocándose instrumentos músicas.
Los días de asuetos generales que se tiene fuera de casa, no queda ningún
— 713 -
indio oficial en las oficinas; y sólo se dejan en la panadería y cocina los precisos.
La vigilia de Pascua de Navidad, por la noche, no entra nadie al refectorio pa
ra la colación hasta que haya entrado el Superior. Tócase esa noche a colación
a las siete, y a las ocho a salir de quiete; y a las ocho y inedia a acostarse. A
las once y media se toca a Maitines por media hora; despiértase y dase luz a la
comunidad. Un poco antes de las doce se toca la campanilla de la comunidad
y van todos a coro; y los que no son sacerdotes van con manteo para bajar a co
mulgar a su hora. Cantamos los Maitines con sobrepellices, y asisten al Superior
que hace de preste, dos Padres. A l T e D e u m la u d a m u s , se repica un poco
para la misa primera, que luego se canta con diáconos, y en ella al consumir co
mulgan los Nuestros, los cuales inmediatamente suben a Laudes que empiezan
al acabar la primera misa. Asiste un Padre a cantar Laudes. Dícense todas tres
misas.
Después de Maitines los Padres asisten en el confesonario mientras hay
penitentes. Los Hermanos después de Laudes y misa tienen licencia para tener
oración o para recogerse. Esta noche hasta que acabe la primera misa cantada
no sale otra. Los Padres que tienen misa en la tabla van siguiendo su reo des
pués de estas tres primeras misas, diciendo cada uno tres misas; y el que tiene
de once puede empezar a las diez, si hubiere de decir tres misas.
El día de Pascua de Navidad se cena a las siete; y el segundo día de Pas
cua se toca a levantar a las cinco y media; hay oración por la mañana. Los pri
meros días de las tres Pascuas son de asueto para todo el día, como también el
día de la Circuncisión y de N. P . S . Ignacio. Los otros días de Pascua de R e
surrección y de Espíritu Santo tienen asueto por las tardes los Hermanos Estu
diantes, y el segundo día van al campo.
Desde el día de Pascua de Navidad por la noche hasta el día de la Cir
cuncisión se toco a cenar a las siete; a la cual hora se toca también el día de la
Epifanía por la noche. Los cuatro días de fiesta de Pascua de Navidad, día de
Circuncisión y R eyes, tienen los Hermanos Estudiantes asueto todo el día; dán
doles algunas cosas de devoción para que se entretengan al modo que en vaca
ciones, pero no en presencia de externos. En las tardes de dichos días podrán
salir ai campo y por las noches de los mismos días se les permite algún instru
mento músico para que toquen a juicio del Superior, quien procurará no entre ni
asista a semejante función persona alguna de afuera, ni aua nuestros mismos
sirvientes. Asistirá el P . Ministro con los Hermanos en estas ocasiones.
Siempre que el P . Provincial sale a visitar los colegios, o vuelve de dicha
visita se toca la campanilla de la comunidad y bajamos todos a la puerta reglar.
La hora señalada para almorzar [desayunar] es de las seis y media a las
ocho y media; y pasada esa hora a nadie se da de almorzar sin especial licencia.
La plata que sobra del viático se da al Superior de la parte o colegio donde
va a residir el sujeto; y ninguno puede gastar de la plata del viático, sino en
su avío con decencia religiosa. Las limosnas que se adquieren en el camino per
tenecen al colegio a donde va el sujeto.
Viernes y Sábado Santo se toca a levantar a las cinco y media y a cola»
ción a las ocho y a acostarse a las nueve. El Viernes Santo no hay oración de
comunidad, mas el Sábado Santo, sí. No hay quiete desde el Miércoles Santo a
Tinieblas hasta el Sábado Santo.
Se leen estos Usos y Costumbres, según orden de los Padres Provinciales,
todos los años en la renovación que se hace por S . Pedro.
714 -
§ 4 8 .—COMIDA ORDINARIA
Dase de comer y cenar nn pan como de ocho a diez onzas, y éste bien
hecho; en colaciones y abstinencias, sólo medio pan. De ordinario no usamos
beber vino ni otra bebida compuesta; pero pónese una medida pequeña de vino a
los que el Superior dijere, que suelen ser los ancianos y achacosos. En días de
carne, el ante es de carne variando cada día de guisos. Por la noche, y tam
bién en días de pescado a mediodía, el ante es de hierbas, hortalizas, o legum
bres, etc; y por la noche puede ser de leche o mazamorra.
La escudilla en dias de carne, es de caldo bien aliñado con huevos; la de
los viernes es de almidón, leche migada, arroz con grasa o con leche, garbanzos,
plátanos u otra fruta en miel, maní y semejantes. Cada tercer día suele darse
también los días de carne escudilla de farro.
La porción de mediodía es una media libra de carne, medio de vaca y
medio de carnero donde lo hay, acompañado de algo de hortaliza, legumbre, to
cino, etc. La porción de la noche media libra de carne diferentemente guisada
cada noche. La carne del ante también tiene el peso de seis u ocho onzas. La
porción de los días de pescado, casi siempre es de pescado en buena cantidad;
tal vez es de tres huevos o de dos huevos con sopas; y siempre que se dan de
porción huevos solos, son tres. Los platillos de los viernes y ayunos son: tortas
de calabaza, quinua, requesón o semejantes, huevos en cáscara, en tortilla, en
peregil, perdidos, etc. Item pescado cuando se ofreciere o sopas con huevos.
El postre de a medio día de ordinario es queso con alguna fruta o requesón
con miel, l-os días de ayuno son dos frutas y queso; y lo mismo se da en las
meriendas. Por la noche de ordinario es miel o conserva de miel, v. g. naran
jas, higos, cidras, etc.; y esto líquido o rallado. Guísase la comida con especias
de la tierra y de Castilla, que da cada mes el procurador.
Uso es poner alguna fruta en la mesa cuando las hay de cosecha y sobra.
También es uso cuando se matan puercos, ir dando sobre el ante, en corta canti
dad, sus menudencias; y también de ellas solas puede ser el ante. También se
da de más cuando hay algo de presente; se da a los Padres, si no alcanza a to
dos; y a primera mesa si no alcanza a las dos mesas. Salsa se suele dar el do
mingo y el jueves; de perejil, mostaza o équivalante.
De todo hace dos tablas el P . Ministro y la fija en la cocina o sotoministre-
ría; una de lo que se come en cada día de la semana de cuaresma; y otra de
los demás días del año. Dicho P . Ministro observa quien no come algún plato y
le da a otro, principalmente si es porque le hace daño; mas no respeto de la
escudilla.
Tres platillos sedan sólo el día de N. S . Padre. Dos platillos se dan los
días de Circuncisión, S . Javier, renovación, asuetos generales y los cuatro de las
vacaciones de los Estudiantes y primeros días de Pascua de Navidad, Resurrec
ción y Espíritu Santo. Un platillo se da en días de votos, profesión o forma
ción, de misa nueva de los Nuestros, los días de carnestolendas y el domingo
dos, y el uno es de ave; las cinco fiestas de guarda de Nuestra Señora, los días
de Apóstol, Ascensión. Corpus Christi, S. Juan Bautista, Epifanía, S. Borja,
Todos Santos, los días de Pascua distintos del primero y día de asueto de mes
para los Hermanos Estudiantes; y para los mismos los quince días de vacacio
nes, aunque como es dicho, cuatro días de estos tienen a dos platillos.
Mejórase el ante y se da platillo los días de nuestros santos mártires, de
S . Luis Gonzaga y S . Estanislao, de S . Gregorio y S . Cosme y Damián, y en
Quito el día de Sto. Tomás de Aquino. Dase platillo y postre al Maestro y
— 71 5 -
discípulo que tienen prueba de Acto. ■A l que hace conclusiones y al que las
preside se les da un platillo a medio día, y a la noche dos. A l que sustenta y
preside sabatinas, se le da a la noche un platillo. Nunca se da al proponente,
sino un postre.
A l que hace sermón, plática, doctrina o ejemplo dentro y fuera de casa, se
le da un platillo; y en la cuaresma al que predica sermón, dos. A los huéspe
des dos platillos el primer día, y uno los demás. A l huésped de otra Provincia
que pasa por la nuestra, déjase a la prudencia de los Superiores que lo regalen
como les pareciere. A l que sale de casa de camino un platillo, aunque sea en
el almuerzo. Dáseles platillos a los que vienen de Europa quince días; a ios que
vienen de Mainas o de otra Provincia de Indias, ocho días. A los que vienen
de más lejos que de la V illa y Latacunga, cuatro días, y tres a los de la V illa y
Letacunga. A los que vienen de misiones entre cristianos, ocho días si hubieren
tardado más de tres meses; y cuatro si menos. A l procurador y demás que vie
nen de las haciendas, sólo el día que vienen, y entonces sólo un platillo. A l
Prefecto y examinadores cuando examinen y al examinado se les da postre de
almíbar; y lo mismo se les da a los que asisten al ahorcado el día que ha de
ser ajusticiado. Dase también postre de almíbar a los Maestros cuando hay prue
ba de Acto.
El Jueves Santo y Sábado Santo se mejora la comida y colación en calidad
mas no en cantidad; el postre del Jueves en la noche, es de almíbar. El Jueves
en la noche se toca a colación a las ocho.
§ 5 0 .-A L M U E R Z O S Y MERIENDAS
Puédese almorzar sin particular licencia todos los días del año, fuera de los
días de ayuno, triduos, abstinencia, Ejercicios, comuniones de regla, viernes y
sábados; exceptuándose los días de Pascua, de N. S. Padre, S . Javier, Reyes,
Circuncisión y algunos otros a juicio del Superior que por haber fiesta en casa
— 7i6 —
Todos los viernes del año es abstinencia, sino es la semana que hay ayuno
y las que hay de Resurrección a Pentecostés. Cuando hay renovación de votos
de la comunidad, se pasa la abstinencia a la víspera de la renovación; y esto
aunque haya ayuno entre semana.
Cuando las. fiestas de la Purificación, Concepción y Natividad de la Virgen
caen en semanas que ha de haber abstinencia, la del viernes se pasa al día an
tes de dichas fiestas; y si el día es de carne se da al medio día carne con pla
tillo y a la noche se da como en día de abstinencia. Un día antes de Adviento
se echa cédula que diga que los que quisieren hacer abstinencia los miércoles,
viernes y sábado de dicho Adviento avisen al Superior. Y si la mayor parte de
la comunidad la quiere hacer, se toca a la hora de abstinencia; y el miércolès y
días de abstinencia que fueren de carne, se da carne a medio día, añadiendo un
platillo que puede ser de torta, huevos etc. Una de estas abstinencias se pasa a
la vispera de San Javier....
cesano para el gasto del colegio; y que por este motivo no se había hallado
caudal en la expatriación de los Jesuítas; y que al tiempo de ella se había halla
do sirviendo de mayordomo en la hacienda de trapiche conocida con el nombre
de Concepción. Y después que dejó de serlo se había retirado a otros lugares;
y habiendo quedado en lo que queda dicho la conversación con su suegro y
retirádose el declarante con su mujer Mariana Villegas a la casa de su morada,
le dijo esta haber oído a su padre: que habiéndose estado en esta ciudad ahora
tres o cuatro años y entrado en el colegio Máximo, había pasado de curioso a
ver si existía la piedra que servía de puerta a aquel aposento subterráneo, y ha
berla hallado en el mismo lugar, sin que se hubiese desquiciado. Y esto es lo
que le expresó a D. Pedro Gutiérrez, y la consulta que éste hizo con dicho L i
cenciado Joaquín Ruiz para la expresada denuncia, y la verdad para el juramen
to que tiene hecho; que habiéndosele leido este su dicho se afirmó y ratificó en
él. Y los firmó con su Sría. quedando advertido deber mantenerse en esta ciu
dad, Ínterin viene su suegro. De que doy fe. Villalengua; Ignacio Balenzuela y
Ortega. Ante mi Joseph Enriquez Ossorio,
Quito 1 de Agosto; Hágase saber a Pablo Villegas que con asistencia del
Director D. Antonio de Aspiazu, del Rector del Colegio Conciliar y del pre
sente escribano pase inmediatamente y reconozca los aposentos qne servían de
procura de casa en el colegio Máximo y señale la puerta o sitio por donde entró
con los Padres Manuel Navarro y Bruno Sata a los subterráneos que afirma en
la declaración que tiene hecha; y sentada la diligencia con toda claridad se
traiga.
Villalengua. Ante mi Ossorio.
(1 6 9 6 -1 7 7 3 )1
(1) Viceprovincial
(2) Visitador y Viceprovincial
(3) Viceprovincial mientras el P, Zarate visitaba las Misiones del Marañón.
(4) Viceprovincial de 1767 a 1771 a la muerte del P, Manosalvas, Provincial desde 1771.
(5) Viceprovinciat durante la enfermedad del P . Nieto Polo.
APENDICE D
Superiores y Visitadores de las Misiones del Marañón
(1638-1768)
(1) En este catálogo consta la fecha del nacimiento ( nat.), de la entrada en la Compañía
(ing.), délo s últimos votos (P ro f. 4 v o l.-,r> o f. 3 vote, Coad. spire, Coad, temp, formi)-,
de Ta venida a Am erica los extranjeros (ad Am er.) de la muerte (oò.) o salida de la Compañía
(ex.). Los datos que faltan están reemplazados por puntos suspensivos.
— 724
P . ALDERETE LUDOVICUS, nat. Fremo (His- vot. 15 A ug. 1729; ob. Latacunga 29 Jul.
pania) 23 Oct. 1668; ing. 3 A pr. 1685;
ad A m er. 1696; Prof. 4 vot. I Nov.
1702; ob.......... P. ANDRADE M ARIANUS, nat. Quito 22 Febr.
1734; ing. 25 Nov. 1750; Prof. 4 vot. 2
C . ALESSANDRO JOANNES, nat. Salerno (Ita Feb. 1768; ob. Ravena (Italia) 21 Dec
lia) 27 Dec. 1691; ing. 24 M aii 1713; 1811.
Coad. temp. form. 15 A ug. 1723; ad Amer.
1724; ob. Puerto de Santa M aria (Hispa- ? ANDRÍA IGNATIUS..................................................
nia) 24 A pr. 1768.
P . ANGULO P A U L U S, nat.Q uito 17Jan. 1722;
C . A LFA RO ALOISHJS, n a t. S ev illa (H isp a ing. 6 Jul. 1739; Prof. 4 vot. 20 Jul. 1756;
n ia ) 16 N ov. 1662; ing 1699; C oad. temp, ob. Quito 21 Jul. 1766.
form. 6 S ep t. 1711 ; o b . . . .
P . A RA O Z JOSEPH, nat. Sevilla (Hispania)
C . ALMEIDA BERNARDUS ALPHONSUS, nat. 19 M aii 1736; ing. 25 M aii 1754; Prol. 4
Ibarra 20 A ug. 1649; ing. 17 Jul. 1683; vot. 15 A ug. 1771; ob. Murcia (Hispa
Coad. temp. form. 8 Jul. 1 6 9 6 o b .. . . nia). 3 Oct. 1819.
A ug. 1771 j ob. Faenza (Italia) 9 A gg. C. BERARDO JOANNES, nat. Genova fit,,
1809. lia) 24 Jun 1650; ing. 25 Nov. 1691 •
Coad. temp. form. 15 A ug. 1704; ob___
P . BA C A O RTECA AUGUSTINUS, n at. Popa-
yán (C o lom b ia).. . . 1697; ing. 6 Jul. 1715 C, BERDUGO EMMANUEL, nrt. Quito 5 Auo
, . . . o b .......... 1710; ing. 21 Maii 1727; ex.
C . BARAHONA JOSEPH, nat. Q uito. . . . Oct. ? BLANCO EMMANUEL; nat. Ceuta (Hispa-
1708: ing. 22 M art. 1730; ex. nia) 2 Jan . 1744; ing. 26 Sept. 1758; ex.
S. BARBA GABRIEL, nat. Quito 28 M art. P. BLASQUEZ IGNATIUS, nat. Quito 1667;
1730; ing. 12 Jun. 1745; Schot, appr.; ob. ing. I Oct. 1 6 8 2 . . . . ob. . .
Quito 28 Nov. 1756.
P. BOBADILLA GREGORIUS, nat. Cuenca 12
) BA RBA JOANNES, nat. Loja 6 M aii 1691; M art. 1677; ing. 13 A p r. 1691: Coad.
ing. 21 Nov. 1706; ex. spir. 3 M aii 1711; o b . . . .
Î BA RRAG ÁN ANTONIUS, nat. Ibarra 8Oct. P. BOIGUES JOSEPH, nat. Manresa (Hispania)
1722; ing. 6 Oct. 1 7 3 9 . . . . 20 Febr. 1682; ing. 20 Jan. 1698; Prof. 4
vot. 25 M art. 1718.; ob. . . .
> BARRO S DOMINICUS, nat. M ambril (Hispa
nia) 15 Febr. 1708; ing 29 Nov. 1 7 5 4 ... P. BOLLAERT PETRUS, nat. Malines (Belgi
c a ). . . . 1675; ing. 25 Sept. 1689; ad Amer.
P. BA STERRICA FRANCISCUS, nat. Ataun . . . .ob. San Joaquín de O m aguas.. .Sept.
(H ispania) 6 Jun. 1719; ing. 28 de Jun. 1709.
1738; ob. in Ilumine Marañón prope San
Regis 30 A ug. 1754. S. BONIFAZ FRANCISCUS, nat. Quito 17 Jan.
1694; ing. 9 Jan . 1 7 0 9 ... . o b . . . .
C . BASTIANI JACO BUS, nat. in insula Corsica
25 Ju l. 1713; ing. 24 Jul. 1736; Coad. ? BORJA VINCENTIUS, nat..........;in g . 29 Apr.
temp. form. 15 A ug. 1747; ob. Faenza 1 7 4 1 ....
(Italia) 10 M aii 1771.
C. BOSA LEONARDUS, nat____ 1681; ing. 19
P . BASTIDAS MICHAEL, nat. Subiza (Hispa Oct. 1 7 0 1 ...
nia) 20 Febr. 1706; ing. 9 Jan. 1730; Prof.
4 vot. 8 Sept. 1741; o b ... 12 Oct. 1745. C. BOSA EMMANUEL, nat..........1681; ing. 19
Oct. 1 7 0 1 . . . .
P. BASTIDAS ANTONIUS...........
C. BOSCH GABRIEL; nat. Ausburg (Germania)
C . BECERRA FRANCISCUS, nat. B uga (Co 24 M art. 1724; ing. 30 A pr. 1752; Coad.
lombia) . . . . 1679; ing. 24 Dec. 1698; ex. temp. form. 25 M art. 1763; ob . . . .
bia) 25 A pr. 1697; ing. 27 Sept- 1733; bamba (Perú) 3 Dec. 1692; ing. 28 Jan .
Prof. 4 vot. 27 Sept. 1743; ob. Faenza 1707; ex.
(Italia) 17 Feb. 1773.
? CAICEDO JOSEPH, nat. Popayán (Colom
P . BRAVO ANTONIUS,. ing. 1752; ex, bia) 19 M art. 1689; ing. I A pr. 1705; ex.
P . BUTRÓN ALOISIUS, nat. Calatayud (H is P. CAMPOS PETRUS,, nat. de Zaragoza (His
pania) 1666; ing. 25 Jan . 1 6 8 3 ... . o b . . . . pania) 30 Jun. 1681; ing. 3 Oct. 1697;
ad Amer. 1706; Prof. 4 vot. 15 A ug.
1718; ob. Quito 18 Jan . 1748.
C
P. CAMPUZ FRANCISCUS, nat. Osilo (S ardi
P . CABALLERO FRANCISCUS, nat. Jerez de
nia) 13 Jul. 1697; ing. 3 Jun. 1715; ad
la Frontera (H ispania) 5 M art. 1730; ing.
Amer. 1724; Prof. 4 vot. 15 A ug. 1730;
10 Jun. 1751; Prof. 4 vot. 13 Nov. 1768; ob. Puerto de Santa M aria (H isp an ia).. . .
ob. . . . 1775.
? CABUEÑAS VINCENTIUS, nat. Quito 15
C. CANAU CLAUDIUS, nat. S a in t-M a lo (G al
Nov. 1725; ing. 18 Jun. 1 7 4 2 . . . . lia) 8 Sept. 1720; ing. 5 M aii 1748; Coad.
temp, form, 10 Sept, 1758; o b . . . .
C . CACERES J O A N N E S ,....; ing. 1 S ep t.
1 7 4 2 ....
C. CANO FRANCISCUS, nat. Q u ito .. . .168 6;
S . CADORNIGA EMMANUEL...........; S c h .a p p r.; ing. 4 Jun. 1704; ex.
ob. in via ad Am ericans.
C. CARASSA EMMANUEL' nat. Quito 5 A pr.
? CAICEDO FRANCISCUS X A V ., nat. M oyo- 1687; ing. 1 7 0 2 . . . .
— 728 —
C. CARPIO JOSEPH PETRUS, nat. Martoa P. CAYRONI IGNATIUS, nat. Brontes (Italia!
(H ispania) 19 M art. 1678; ing. 30 Ju l. 15 Nov. 1705; ing. 10 A pr. 1723; ad
1696; ad Am er. 16% ; Coad. temp. form. Amer. 1 7 3 1 ;.. .ob. Panama 20 Dec. 1741.
15 A ug. 1715; o b . . . .
? CAZO RLA JOSEPH, nat. Valdemoro (Hispa
C. CARRASCO EMMANUEL, nat. Quito 30 n ia). . . .167 8; ing. 2 A p r. 1693; ad Amer.
M art. 1667; ing. 8 Jan. 1702; Coad. temp, 1 6 9 6 ....
form. 15 A ug. 1715; ob . . . .
P. CEDEÑO SEBASTIANUS, nat. Cuenca 15
P . CARRERA BLASIUS, n a t P an am a. . .1662; A ug. 1632; ing. 19 Jun. 1655; Prof. 4 vot.
ing. 7 Ju l. 1 6 6 1 . . . . 15 A ug. 1670; o b . . . .
C. C A R V A LLO IGNATIUS, nat. Quito 1 A ug. C . CESARO MICHAEL, nat. Napoli (Italia) I
1715; ing. 5 Sept. 1 7 3 4 ... . ¡ A . . . . Nov. 1686; ing. 15 A ug. 1714; Coad.
temp. form. 21 Nov. 1723; a d Amer.
1724; ob..........
P. CASES JOSEPH, nat. Valencia (H ispania) 5
M art. 1644; ing. 28 M art. 1667; Prof. 4 P . CEVALLO S ANTONIUS, nat. C a li (Colom
vot..........1687; ob. Cartagena (Colombia) b i a ) . . . . A u g . 1688; ing. 2 4 M art. 1705;
19 M art. 1698. Prof. 4 vot. 2 Ju l. 1723; ob..........2 Nov.
1756.
P. C A SA U S FRANCISCUS, nat. Guayaquil 30
S ep t. 17 22; ing. 16 A ug. 17 3 8 . . . ob. . . . Î CHACÓN C A RO LU S...........ex.
P . CASTAÑEDA JOANNES, nat. M adrid (His- P . CH AVEZ JOSEPH, nat. Quito 24 Mart.
pania) 30 M art. 1666; ing. 25 A pr. 1685; 1689; ing, 23 Jun. 1706; ex.
ad A m er. 1696; Prof. 4 vot. 7 Jun. 1703;
ob. . . . P. CHIRIBOGA MICHAEL, nat. Riobamba 13
1736; ing. 28 Sept. 1751; Prof. 4 vot. 15
C. CASTILLO FRANCISCUS JOSEPH, nat. Se A ug. 1769; ob. . . .
villa (H isp an ia).. . . 1690; ing. 18 M art.
1711; ex. P . CICALA M ARIUS M A RIA, nat. Fiumedini-
si (Italia) 19 Jan . 1718; ing. 13 M art.
P. CASTILLO SECUNDUS, nat. Ampudia (H is 1742; Coad. spir. 15 A ng. 1752; ob. . . .
pania) 20 M aii 1736; ing. 15 Dec. 1750; in Italia
Coad. spir. 15 A ug. 1766; Prof. 3 vot.
15 A ug. 1771; ob Ravena (Italia) 22 Jun. P . CISNEROS JOSEPH, nat. A m b ato 4 Febr.
1781. 1744; ing. 4 M a ii 17 5 9 . . . . ob ..........
P. CORONADO ALOISIUS, nat. Granada (His C . CUELLAR JOSEPH, nat. Q uito 19 O ct.
p a n ia ).. . . 1673; ing. 26 Jun. 1687; ob. 1712; ing. 18 M art. 1732; C o ad . temp,
San Joaquín de Omaguas 2 M art. 1723. form. 31 A u g . 1745; ob. F aenza (Italia) 12
Ja n . 1777.
P. CORREA JOSEPH, nat. Popayán (Colom
bia) 28 Jun. 1693; ing. 26 Oct. 1707; ex. C . CUELLAR MICHAEL...........; o b . . . 27 D ec.
1755.
P . CORREA SEBASTIANUS, nat. Popayán (Co C . CUENCA FRANCISCUS...........
lombia) 15 A ug. 1715; ing. 14 A pr. 1731;
Prof. 4 vot. 20 A pr. 1749; ob. in mari, ? CUERO BLASIUS, ...
prope insulam Cuba 30 A ug. 1768.
C . CUESTA ALOISIUS, nat. Q uito 19 M art.
C . CORTÉS JOSEPH, nat. L atacunga___ 1693; 1718; ing. 19 D ec. 1733; o b . . . .
ing. 11 A pr. 1711; ex.
C. CUESTA ALPHONSIUS...........ob. in v ia ad
P. CORTÉS MICHAEL, nat. Sevilla (Hispania) A m er.
1673; ing. 16 Oct. 1693; Prof. 4 vot. 15
A ug. 1711; o b . . . . ? CUESTA IGNATIUS, nat. Q uito 19 M a rt.
1718; ing...........1 7 3 3 . . . .
? COTEL JOSEPH PA U LU S, nat. C artagen a
(C o lo m b ia). ..1 6 9 3 ; ing. 15 M art. 1709; ex. ? CUESTA JOACHIM, n at. Q uito 24 M art-
1713; ing. 16 M a ii 1730...........
P. CRESPO DOMINICUS, nat. V aiverde (H is
pania) 7 A u g. 1738; ing. 15 Oct. 1758; C . CUESTA JOSEPH, nat. Q uito 2 6 M art
Sch. appr.; ob. Orihuela (H ispania) 15 1715; ing. 16 M a ii 1730; ex.
Feb. 1820.
— 730 —
P. D Â V ALO S JOSEPH, nat. Riobamba 8 A pt. P . DUQUE JOANNES, nat. Quito 13 Nov.
1749; ing. 16 Jun. 1766; Sch. appr.......... 1665; ing. 7 Dec. 1 7 3 8 ;... .ob. 31 M aii
1745.
P . A v i l a ANTONIUS, nat. C uenca 18 Nov.
1740; ing. 9 A p r. 1757; Prof. 4 vot. 15 P . DUQUE LUDOVICUS BERNARDUS, net
A u g . 1773; o b . . . . Quito 25 A ug. 1713; ing. 19 Jan. 1730;
Prof. 4 vor. 2 Feb. 1747; ob. Faenza
C. DEIXELBER JOANNES............. (Italia) 27 M art. 1777.
P. FERRER MARIANUS, nat. Tarragona (Hia- C . FRIAS URIBE LAZARUS, nat. Vitoria
pania) II Sept. 1721; ing. 3 M art. 1741; (Hispania) 14 Jun. 1683; ing. 14 Mart.
Prof. 4 vot. 15 A ug. 1755; o b . . . . 1705; ex.
P. FIGNON JOSEPH, nat. Palermo (Italia) 10 ? FUENTE JOSEPH DE LA, nat. G uayaq uil..
A pr. 1702; ing. 2 A p r. 1719; Prof. 4 vot. 1692; ing. I Nov. 1708; ex.
15 A ug. 1736; ad Am er. 1742; o b . . . .
? FUENTE PASCHALIS DE LA, nat. V alla
? FIGUEREDO FRANCISCUS, nat. Popayán dolid (Hispania) 6 A pr. 1687; ing. 23 Nov.
(Colombia) 19 M art. 1664; ing. 8 Apr. 1706; ex.
1705; ex.
? FUICA FRANCISCUS, nat. Panamá 20 Dec.
? FIGUEREDO THOMAS, nat. Popayán (Co 1705; ing. 28 Feb. 1722; ex.
lom bia). . . . 1686; ing. 24 M art. 1705; ex.
G
C. FIGUEROA FRANCISCUS, nat. Ambato 11
Oct. 1735; ing. 12 Feb. 1760; Coad. P. GABRIEL FRANCISCUS, nat. Tempio (Sar
temp. form. 2 Feb. 1770; o b . . . . dinia) . . 1664; ing. 15 Nov. 1663; . . ob. . .
P. FOLCH MATHEUS, nat. Cambril» (Hispa C. GACITÚA PETRUS, nat. Quito 18 Apr.
n ia). . .Jun. 1722; ing. 24 M aii 1741; Prof. 1733; ing. 13 A pr. 1748; Coad. temp,
4 vot. 15 A ug. 1755; ob. Ravena (Italia) form. 15 A ug. 1763; ob. Bologna (Italia)
7 Jul. 1781. 14 M aii 1781.
C. FONTANALS JOSEPH, nat. Martorell (His- P. GALIANO EMMANUEL, nat. Riobamba 24
pania) 21 Jun. 1719; ing. 4 A ug. 1743; Dec. 1677; ing 17 Jan. 1693; Prof. 4 vot.
Coad. temp. form. 15 A ug. 1753; ob. 1 Jan . 1711; o b . . . . 1738.
Faenza (Italia) 7 Ju l. 1785.
? GALÍNDEZ PETRUS, nat. R io b a m b a ....
P. FORÉS ISIDORUS, nat. V alencia (Hiapania) 1677; ing. 4 Sept. 1 6 9 2 . . . .
. . .. 1 6 3 0 ; ing. 2 2 Jul. 1645; Prof. 4 vot.
3 Dec. 1654; o b . , . P. GALLEGOS ISIDORUS, nat Puebla (Hispa
nia) . . . . 1647; ing. 17 Sept. 1662; Prof. 4
? FRANCÉS MICHAEL, nat. Balleria» (Hiapa vot. 15 A ug. 1682; o b . . . .
nia) 20 Jun. 1717; ing. I l Ju l. 1 7 3 9 . . . .
C. CANDOLFI VENANTIUS, nat. Mantua (Ita
C. FRANCHI MATHAEUS, nat............21 Dee. lia) 6 M art. 1725; ing. 2 Jun. 1753; ad
1711; ing. 7 Sept. 1738: o b . . . . Am er. 1754; Coad. temp. form. 8 Jan.
P. FRANCISCO IGNATIUS, nat. Palermo (Ita- 1766; ob. . . .
Ha) 18 M aii 1705; ing. 23 M aii 1719;
Prof. 4 vot. 2 Feb. 1739; ob. Palerm o. . . C. GAONA BARNABAS, nat. Ambato 11 Jun.
Dec. 1777. 1736; ing. 6 Jan . 1757; Coad. temp,
form. 15 A ug. 1767; ob. Ravena (Italia)
C. FRANK SEBASTIANUS, n at.. . . 20 Jan. 13 M aii 1775.
1694; ing. 17 A pr. 1722; Coad. temp,
form. 2 Feb. 1739; ob. Cartagena (Colom P. GARCÉS DIDACUS, nat. Ambato 13 Feb.
bia) 16 Feb. 1768. 1727; ing. 4 Sept. 1 7 4 4 ; . . . . ob. Latacun-
ga 22 Feb. 1757.
P. FRANZEN HENRICUS.nat. Strasbourg (G al
lia) 10 M art. 1699; ing. 2 Jul. 1722; C. GARCÉS ISIDORUS, nat. Ambato 16 M aii
Coad. »pir. 2 Feb. 1743; ob. Santo Tomé 1691; ing. 16 M aii 1706; . . . o b . . . .
de Andoas 30 M aii 1767.
? GARCÉS VINCENTIUS, nat. A m b a to ....
C. FREIRE DE ANDRADE ALEXANDER, nat. 1687; ing. 9 Oct. 1703; ex.
G uayllabam ba. ..1 7 1 1 ; ing. 7 Dec. 1727;
. . . . ob. . . . P. GARCÍA AUGUSTINUS JOANNES, nat. Pa-
733 -
namá 7 Jan. 1673; ing. 4 Sept. 1692; C. GARZÓN SA L V A T O R , nat. Q uito 7 Nov.
Prof. 4 vot. 5 A ug. 1715; ob. 1697; ing. 18 Nov. 1711; ex.
C . G ARCÍA EMMANUEL, nat. Espineiro (H is P. GASTNER PETRUS, nat. Straubing (Ger
p a n ia ) .. . . 1667; ing. 14 M art. 1705; ex. mania) 10 Oct. 1689; ing. 27 Sept. 1708;
ad Amer. 1 7 2 0 ; . . . . ob. Archidona 3 Feb.
? GARCÍA EMMANUEL, nat. P iu ra (P erú ) 24 1726.
D ec. 1746; ing...........O ct. 1766; ex.
C. GAUTHIER JOACHIM, nat. Langres (Gal
? GARCÍA EMMANUEL ..........; ing. 18 D ec. lia) 1729; ing. 30 Apr. 1763; ex.
1765; ex.
î GAVILANES FRANCISCUS X A V ., nat. Rio-
C . G ARCÍA FRANCISCUS IGNATIUS, nat. bamba 14 A pr. 1697; ing. 25 A pr. 1722; ex.
O caña (H is p a n ia ) .. . . 1683; ing. 23 Nov.
1706; ex. ? GIL CRUZADO EM M ANUEL ..........; ob. Car
tagena (Colom bia). . . . 1731.
C. GARCÍA JACOBUS, nat. Ibarra___ 1709;
ing. 4 Oct. 1727; ex. P. GILBERTI PETRUS, nat. Ferrara (Italia) 28
Jun. 1732; ing. 23 Oct. 1 7 5 3 ...; o b . . . .
î GARCÍA MATTHIAS, nat. Ibarra. . . . 1702;
ing. 7 Dec. 1719; ex. P. GIRALDO JOANNES ANTONIUS, nat. P a
namá 23 Feb. 1705; ing. 1 Feb. 1722;
P . GARCÍA MICHAEL, nat. P a n a m i. . . 1674; Prof. 4 vot. 2 Feb. 1739; ob. Cartagena
ing. 24 Sept. 1 6 9 2 ... . o b . . . . (Colombia) 3 Dec. 1767.
? GARCÍA MICHAEL, nat. Buga (Colombia) C. GOLDSTEIN JOANNES, nat. Urban (Bohe
14 Dec. 1740; ing. 23 Ju l. 1 7 5 9 . . . . mia (Bohemia) 17 Dec. 1691; ing. 4 Jun.
1 7 2 2 .. . . 0b.......
? G ARCÍA DE C A SA SO LA ANTONIUS, nat.
L im a ( P e r ú ) . . . 1691; ing. 2 D e c . 1710; ex. > GÓMEZ FERDINANDUS, nat. Santander
(H ispania) 31 M ai; 1685; ing. 5 Nov.
P . G ARCÍA LAN ZA HILARIUS, n at. Q uito 1701; ex.
15 Jun 1718; ing. II Feb. 1733; Prof. 4
vot. 2 Feb. 1751; ob. in mari prope ins. C. GÔMEZ FRANCISCUS, nat. Trigueros (H is
Cuba 25 A ug. 1768. pania) 27 A pr. 1722; ing. 2 A pr. 1743;
Coad. temp. form. 15 A ug. 1753; ob. M i
? G ARCÍA RUIZ M ARTINUS, nat. Fuenma- lano (Italia) 16 Jan . 1779.
yor (H isp a n ia ).. . . 1675; ing. 16 Jun,
1698; ex. C. GÓMEZ MARIANUS, nat. Ambato 2 Oct.
1735; ing. 5 Sept. 1750; Coad. temp. form.
C . CARINO JOSEPH, nat. A licante (H ispania) 2 Feb. 1769; o b . . . .
15 Sept. 1735; ing. 1 Ju l. 1753; ex.
P. GÓMEZ MICHAEL, nat. G ranada (Hispa
P . GAROFALO JAN U ARIU S, nat. Napoli (Ita nia) . . . 1672; ing. 27 Sept. 1689; Prof. 4
lia) 17 Sept. 1663; ing. 10 Oct. 1683; vot. 8 Dec. 1706; ob. . . .
Prof. 4 vot. 2 Feb. 1698; o b . . . .
C. GÓMEZ MORAN DOMINICUS, nat. Valbre-
C. GARRACINO PHILIPPUS, nat. Genova
ga (Hispania) 1685; ing. 1 4 Jan . 1 7 1 8 . . . .
(Italia) 8 Sept. 1718; ing. 1 Jun. 1749;
Coad. temp. form. 2 Feb. 1760; ob. in C . GONZALEZ ANTONIUS, n at. in G alicia
mari prope ins. Cuba 30 A ug. 1768. (H is p a n ia ) .. . 1678; ing. 16 M a ii 1704; ex.
P . GARRIDO JOANNES, nat. San Jorge (H is
pania) 5 Jun. 1718; ing. 24 A u g . 1741; P. GONZALEZ FRANCISCUS XA V., nat. Hor
Prof. 4 vot. 2 Feb. 1755; ob. Ravena (Ita miguera (H ispania) 20 A pr. 1723; ing. 7
lia ) 10 Jul. 1770. M aii 1746; Prof. 4 vot. 15 A ug. 1759; ob.
Rimini (Italia) 7 Jun . 1784.
P. GARRIDO JOSEPH, nat. Loja 18 Nov. 1741;
in g.. . Prof. 4 vot. 2 Feb. 1760; ob. Faenza J GONZÁLEZ FRANCISCUS X A V.. n a t Quito
(Italia) 26 A p r. 1780. II M aii 1742; ing. 26 A pr. 1 7 6 2 . . . .
P . GARRIDO PETRUS, nat. Loja 31 Jan . 1722;
ing. 6 A ug, 1736; Prof. 4 vot. 2 F e b . C . GONZALEZ JOANNES............ ; ing. 3 0 Sep t.
1755; o b . . . . 1 7 5 2 .. . .
? GONZALEZ PETRUS, nat. Ib a rra . . . .Ju l. ? GUZMAN JOANNES, nat. Quito 23 Jun.
1726; ing. 2 4 A p r. 1743; ex. 1705; ing. 23 Jun. 1723; ex.
? GUZMÂN ANDREAS, nat. I b a rra .. . . ; ing. P . HOSPITAL JOANNES, nat. Banyoias (H is-
25 Nov. 1733; ex. an ia) 11 F eb . 1725; ing. A u g . 1743; Prof.
- 735 —
4 vot. 15 A ug. 1758; ob. Ravens (Italia) ? INFANTE PHILIPPUS, nat. L atacunga 1
23 Nov. 1800. M a ii 1688; ing. 2 M a ii 1703; ex.
P . HOYOS DOMINICUS, nat. Cajamarca (Pe C . IN1ESTO TH OM AS, n at___ 1724; . . . ob.
rú) 3 Sept. 1732; ing. 9 M ail 1753; Coad. Panama 8 M art. 1759.
spir. 15 A ug. 1769; Prof. 4 vot. 15 A ug.
1771; o b . . . . C . INSAURDIETA NICOLAUS, nat. Mondra
gon (Hispania) 12 Sept. 1720; ing. 8 M aii
? HURTADO BERNARDINUS, nat. Popayán 1746; Coad. temp. form. 5 Sept. 1756; ob.
(Colombia) 20 M aii 1729; ing. 20 M aii
1 7 4 4 ....
P . INVIZIATI JOANNES BA PTISTA , nat.
? HURTADO G U N D ISA L V U S,------; ing. 19 Alessandria (ltia lia )___ 1671; in g ....J a n .
Nov. 1741; ex. 1686; Prof. 4 vot. 15 A ug. 1704; o b ___
P . JULIAN JOANNES BA PTISTA , n at. Neu F eb . 1676; ing. 2 2 A u g . 1696; Prof. 4 V0(
markt (Germania) 16 Oct. 1690; ing. 7 1 Ja n . 1711; ob. in m ari 1721.
Sept. 1710; ad Am er. 1720; Prol. 4 vot.
24 Nov. 1728; ob. Latacunga 28 A pr. P . L A ST R A IGNATIUS...........; o b . . . .in via ad
1740. A m er.
P . M A RSC H A T JOANNES, nat. H oradew itz (?) Í MELO CHRYSOSTOMUS, nat. Q uito 25 Jan.
(B ohem ia) 3 A p r. 1735; ing. 16 M a ii 1714; ing. 24 Nov. 1731; ex.
1753; ad A m er. 17 54 ; Prof. 4 vot. 15 A u g .
1769; ob. P ra h a (B ohem ia) . . . . 1788. C . MELO HIERONYMUS, nat. Quito 13 Feb.
1710; ing. 2 6 F eb . 1729; ex.
C . MARTÍNEZ ALPHO NSUS, n at. V alv erd e
( H is p a n ia ).. ,1 7 0 4 ; ing. 2 4 O ct. 1731; ex. C. MELO MARIANUS, nat. Quito 21 Sept.
1711; ing. 14 J u l. 1731; ex.
P . MARTÍNEZ AUGUSTINUS, nat. G ranada
(H isp an ia) 27 S ep t. 1725; ing. 14 M art. C . MELO PAULUS, n a t.. . . 2 A p r. 1717;
1 7 4 1 ; . . . ob F aenza (Ita lia ) 25 N ov. 1787. ing. 18 A p r. 1759; C o ad . tem p. form. 15
A u g . 1769; o b . . . .
C . MARTÍNEZ BLASIUS, n at. O rgiva (H isp a
n ia) 2 F eb . 1703; ing. 25 M art. 1 7 3 9 . . . ? MENDOZA JOSEPH, nat Ibarra 2 2 Feb.
ob. . . . 1708; ing. 2 0 A p r. 1726; ex.
P. MAUGERI JOSEPH M A RIA, nat. V izzin i C. MESOÑ JACOBUS, n at. E dim burg (Sco tia)
(Ita lia ) 1 F eb . 1690; ing. 5 O ct. 1712; ad 1 M a ii 1724; ing. 9 A u g . 1749; C o a d .
A m er. 1720; Prof. 4 vot. 1 N ov. 1726; temp. form. 15 A u g , 17 59; o b . . . .
ob. Q uito 2 2 O ct. 1759.
? M ESTANZA SEBAST1ANUS, nat. G uayaquil
C . MEDINA B A LT H A SA R , n at. Q uito I Dec. . . . . 1677; ing. 14 M art. 1 6 9 4 .. . . o b . . . .
1729; ing. 21 A p r. 1747; C o ad . temp,
form. 2 F eb . 1759; ob. R av en a (Ita lia ) 19 P. MICKEL IGNATIUS, nat H äusling (Austria)
S ep t. 1777. 12 Nov. 1692; ing. 12 N ov. 1712; ad
- 739 —
A m er. 1724; C o ad . spir. 16 M art. 1729; ob. C . MORA EMMANUEL, nat. Santafé (C olom
L andsberg (G erm ania) 23 Ju n . 1780. (1 ) b ia ) . . . . 1709; ing. 2 D ec. 17 26; ex.
C . MIER AUGUSTINUS, nat. P eñam elera (H is- P. MORA GREGORIUS, nat. C ali (Colombia)
pan ia) 18 O ct. 1663; ing. 14 A p r. 1687; 13 A pr. 1713; ing. 20 Jun. 1733; Prof. 4
C o ad . temp. form. 2 F eb . 17 0 0 ; o b . . . . vot. 21 Jun. 1747; ob. Faenza (Italia)
8 Jul. 1775.
C . MILAN JOANNES B A P T IS T A .. . .
? M ORALES JOANNES, nat. Ib a rra ___ 1699;
P . MILANESIO PETRUS, nat. Torino (Ita lia ) ing. 21 Oct. 1 7 1 5 . . . .
14 M art. 1707; ing. 16 M a ii 1722; ad
A m er. 1731; Prof. 4 vot. 31 J u l. 1742; C. MORÂN DOMINICUS, nat. in G alicia (H is
ob. T orino 11 S ep t 1788 pania) 4 A ug. 1687; ing. 14 Jan . 1718;
C oad. temp. form. Jul. 1728; o b . . . .
C . MIRAES GULIELMUS, nat. M allo rca (H is-
pan ia) 6 J a n . 1693; ing. 2 A u g . 1725; ex. ? MORÁN FRANCISCUS X A V ., nat. G uaya-
quii 3 Dec. 1689; ing. 8 A pr. 1705; ex.
P . MIRANDA JOANNES, nat. A m b a to ___
1666; ing. 16 OcL 1 6 8 3 . . . . o b . . . . P . MORÂN DE BUTRÓN HYACINTHUS, nat.
G uayaquil 9 M aii 1668; ing. 11 M art.
P . MIRANDA M ARTINUS, n a t. A m b a t o .. . . 1684; Prof. 4 vot. 2 Feb. 1703; ob. Gua-
1674; ing. I l Sep t. 1 6 9 2 .. . . o b . . . . yaquil 6 M aii 1749.
C . MOLINA HIERONYMUS,___ ; ob. A m b a C . MORENO BARTH OLO M AEUS, nat. Sev i
to 17 M a rt. 1752. lla (H isp ania) 14 A u g . 1688; ing. 8 M a ii
1710... o b .. . .
G . MOLINERO ANDREAS, nat. A m b a to ------
1697; ing. 1 Ja n . 1717; . . . . o b . . . . P. MORENO FELIX, nat. Morón (Hispania) 5
Dec 1704; ing. 14 M art. 1725; ad Amer.
P . MONERRIS FRANGISCUS. nat. Benilloba 1731; Prof 4 vot. 19 A ug. 1742; ob.
(H isp an ia) 15 F eb . 1684; ing. 9 Sep t. Cuenca 13 Nov. 1757.
1726; P rof. 4 vot. 2 F eb . 1739; ob. Q uito
4 A u g . 1767. C. MORENO JOACHIM, nat. Popayán (Co
lombia) . . . . A ug 1746; in g. . . M art. 1765
C . MONREAL JULIAN US, nat. Trejuncoa (H ia- . . . . ob. . . .
p an ia) 7 M a rt. 1696; ing. 4 A p r. 1720;
C o ad . temp form. 10 A p r. 1735; ob. Co- P. MORENO JOANNES, nat. Burgos (H ispa
tacach i 16 J u l. 1742. nia) 28 Dec. 1734; ing. 1 Nov. 1758;
Coad. spir. 2 Feb. 1769; o b . . . .
? MONTALVO MARTINUS, n a t Q uito 19
A p r. 1706; ing. 19 A p r. 1723; ex. P. MOSCOSO AUGUSTINUS, nat. Pasto (Co
lombia) 30 A ug. 1725;- ing. 5 A pr. 1742;
P . MONTALVO PETRUS, nat. I b a r r a .. . 1674; Prof. 4 vot. 15 A ug 1759; ob. Savigna-
ing. 14 M art. 1 6 9 4 . . . . o b . . . . no (Italia) 2 Nov. 1781.
? MONTEJO JO SE P H ,___ P . MOSCOSO CHR1STOPHORUS, nat. Quito
10 A pr. 1657; ing. 21 Sept. 17 09; Coad.
P . MONTEJO PHILIPPUS, n at. L im a (P erú ) spir. 3 Dec- 1722; o b ___
2 6 M a ii 1673; ing. 4 Ja n . 1 7 0 4 . . . o b . . .
C . MONTENEGRO MARCELLINUS, nat. M a
riquita (C olo m bia) 20 Jun . 16 60 ; ing. 24 ) MOSCOSO CHRISTOPHORUS, nat. Latacun-
A p r. 1677; C o ad . temp. form. 15 A u g . g a . . . . 1684; ing. 24 M art. 1704; ex.
1 6 % ; ob. Q uito 18 F eb . 1744.
P. MOYA PETRUS, nat. V illar de Encina (His
P , MONTES JOSEPH, n at. in S a rd in ia 2 9 Sep t. pania). . . . 1687; ing. 22 Oct. 1 7 0 3 . . . .
1712; ing. 15 M a ii 1741; Prof. 4 vot. 15 o b .. . .
A u g . 1758; ob. in S a r d in ia .. . . 1778.
S . MOYA PETRUS, nat...........; ing. 1 Feb. 1740;
P . MONTESINOS JOSEPH, n at. L u b ián (H isp a
Sch. appr.; ob. Quito 16 Oct. 1742.
n ia ) 18 A p . 1682; ing. 13 O ct. 1702;
P rof. 4 vot. 21 Sep t. 1722; o b . . . . P. MÚGICA JOANNES BAPTISTA, nat. Toral-
ba (?) (Sardinia) 1 Dec. 1676; ing. 8 Sept.
P . MONTOYA JOANNES...........; ing. 27 A p r. 1693; Prof. 4 vot. 1 Jan. 1711, ob. Quito
1701; . . . . o b . . . . 16 Oct. 1742.
C . MUNS IGNATIUS, nat. Barcelona (Hispa Popayán (Colombia) 28 Dec. 1695; ino
nia) 31 Jul. 1715; ing. 24 A ug. 1741; 10 Sept. 1715; Prof. 4 vot. 2 9 Jn n . 1729-
Coad. temp. form. 2 Feb. 1752; ob. R e ob. Ravena (Italia) 3 A pr. 1777.
vena (Italia) 10 M aii 1779.
C . NOGALES EMMANUEL, nat. Q u i t o . . . .
P . MUÑOZ PE TRU S, nat. Riobamba 3 Jun. 1683; ing. 2 6 N ov. 1 6 9 9 ;. .. . o b . . . . ”
1728; ing. 15 A ug. 1745; Prof. 4 vot. 25
M art 1763; ob. Verona (Italia) 7 Dec N. S. NÚÑEZ JOSEPH, nat. Quito 11 Sept
1799. 1751; ing. 7 Sept. 1766; ex.
C . PAD ILLA ANTONIUS, nat. A requipa (Pe- C . PEDREGAL ANDREAS, nat. T o razo (H is
n i) 13 Jun. 1731; in g.. ..O c t. 1766; ex. p a n ia ). . . 1660; ing. 23 M art. 1691; C o ad .
temp. form. 15 A u g . 1701; ob. Quito 5
C. PA D ILLA ANTONIUS, nat. M ackachi 26 N ov. 1711.
Jan . 1735; ing. 30 A pr. 17 5 4 ; . . . . o b . . . .
P . PELÂEZ JOSEPH, n at. L im a (P e r ú )------
C . PAD ILLA ILDEPHONSUS...........ing. 6 A p r. 1675; ing. 12 O ct. 1 6 9 2 ;. .. o b . . . .
1 7 0 9 ....
P . PEÑA ANTONIUS, nat. B uga (C olo m bia)
C PAD ILLA J O S E P H ,.. ing. 3 0 Jan . 1766;ex. 23 Jan . 1727; ing. 29 Nov. 174 3 ; P rof.
4 vot. 25 M a rt. 1763; ob. R av en a (Ita lia )
C . PAD ILLA MICHAEL, nat Cuenca 28 Sept. 21 Ju n . 1799.
1681; ing. 6 A pr. 1709; ex.
P . PEÑA CYPRIANUS, nat. P iu ra (P e r ú ) 15
P . PÂ EZ JOANNES, nat. Quito 28 Dec. 1714; A u g . 1733; ing. 9 M a ii 17 49 ; Prof. 4 vot.
ing. 7 Dec. 1737; ex. 15 A u g . 1776; o b . . . .
742 —
í RAMOS ANDREAS ..........ob in m ati 3 Jun. (H isp an ia).. . . 1654; ing. 11 M aii 1667;
1743. Coad. temp. form. 2 Feb. 1700; o b . . . .
C . RENGEL ANTONIUS, nat. Q u ito .. . .169 8; C . RIVERO PETRUS, nat. Fuenterrabia (H is
ing. 24 M art. 1716; Coad. temp. form. pania) 1682; ing. 14 A pr. 1720; ex.
1 Nov. 1728; o b . . . .
> RIVERO PETRUS, nat. Piura ( P e r d ).. . .
C . RIBADENEIRA ALOISIUS, nat. Quito 12 1698; ing. 4 A ug. 1717; ex.
Oct. 1724; ing. 21 Ju l 1744; Coad. temp,
form. 15 A ug. 1754; ob. Bologna (Italia) P . R1ZZIO JOANNES FRANCISCUS, nat. in
24 M aii 1783. ins M alta 12 Sept. 1656; ing. 24 Dec.
1674; Prof. 4 vot. 26 A pr. 1693; ob. Qui
P . RIBADENEIRA ANTONIUS, nat. Q uito 15 to 13 Feb. 1744.
M art. 1686; ing 22 A p r . 1703; C o ad .
•pir. 2 F e b . 1718; o b . . . , 1741. ? RO CA GABRIEL, nat. X aló (V alencia) 27
M aii 1740; ing. 1 Dec. 1 7 5 7 ;... . o b . . . .
C . RIBADENEIRA ANTONIUS, n at. O ndem ar 29 Feb. 1812.
— 744 -
P. RODERO RAYMUNDUS, nat. Santa Cruz P. RUA PETRUS DE LA, nat. A m b.te
de M údela (Hispania) 19 M art. 1739; ing. 14 Oct. 1637; ing. 2 M art. 1655; P ro(. 4
30 A ug. 1758; Prof. 4 vot. 2 Feb. 1769; vot. 15 A ug. 1670; ob. Quito 31 Jul. ] 724
ob. Ravena (Italia) 17 Dec. 1784.
C. RUA SILVESTER DE LA , nat. in Galicia
? RODRÍGUEZ ANDREAS, nat. Utrera (Hispa I Hispania) 31 Dec. 1687; ing. 28 A pr.
nia) 24 Jan . 1735; ing. 13 A pr. 1753; ex.
> RODRÍGUEZ DE ORTEG A JOANNES, nat. C. RUIZ FRANCISCUS, nat. Cazorla (Hispa-
Pomasqui I Ju l. 1712; ing. 24 Oct. 1731; nia) 4 Oct. 1650; ing. 24 Dec. 1665; Coad.
ex. temp. form. 15 A ug. 1678; ob. Quito 16
Feb. 1726.
P. ROJAS EMMANUEL, nat. Loja 20 M art.
1684; ing. 24 M art. 1700; Prof. 4 vot. C. RUIZ IGNATIUS, nát. R iobam ba. . . 1696;
8 Sept. 1722; o b . . . . 1743. ing. 9 Jan . 1710; ex.
C. ROJAS EMMANUEL, nat. Tunja (Colom- P . RUIZ ILDEPHONSUS, nat. G u a y a q u il....
b ia ) . . . . 1633; ing. 27 Nov. 1653; Coad. 1627; ing. 3 Feb. 1647; Prof. 4 vot. 2Dec,
temp. form. 15 A ug. 1668; o b . . . . 1661; o b ..
P. ROJAS VINCENTIUS, nat. Loja 31 Oct. C. RUIZ JOANNES, nat M oyobam ba. . . 1663;
1691; . . .. P r o f . 4 vot. 1 Nov. 1726; ob. ing. 7 Feb. 1668; Coad. temp. form. 28
Patate 27 M art. 1757. Dec. 1699; o b .. . .
C. ROMANO MARCUS, nat. Pinto (Hispania) C. RUIZ JOANNES DE DEO, nat. Guayaquil
. . . .1641 ; ing. 30 M aii 1676; Coad. temp, 14 M art. 1744; ing. 24 Oct. 1 7 6 2 ... ob.. .
form. 15 A ug. 1696; o b . . . .
P. RUIZ MARCELLINUS, nat. Riobamba 2 Jun.
P . ROMEI JOSEPH, nat. Bologna (Italia) 2 A ug.
1666; ing. 12 M art. 1684; Prof. 4 vot. 2
1731; ing. 29 A ug. 1755; Prof. 4 v o t...
Feb. 1703; o b .. . .
1768; o b . . . .
P. RUIZ DE HEGUINO ALPHONSUS......
C. ROMERO PHILIPPUS, nat. Ibarra 30 A p r.
1708; ing. lO Jun . 1732; ex.
P . RUMBEA THOMAS, nat. Panamá 21 Dec.
1739; ing. 11 Ju l. 1763; . . . . o b . . . .
P. ROMO IGNATIUS, nat. Ibarra 18 Jun . 1738;
ing. 10 A p r. 1758; . . . . o b . . . .
C. RZCHAK FRANCISCUS......
? ROMO IGNATIUS, nat. Ibarra 14 A pr. 1704;
ing. 25 A pr. 1 7 2 2 . . . . s
P. ROSET JOANNES, nat. Guimerà (H ispa C. SAAVEDRA EMMANUEL, nat. I b a rra .. . .
nia) 14 M art. 1718; ing. 24 Nov. 1741; ing. 17 A ug. 1719; ex.
Prof. 4 vot. 2 Feb. 1756; o b . . . .
C. SAINZ PETRUS, nat. Burgos (Hispania)
? ROSILLO-MENDOZA PETRUS, nat. Quito 8 Feb. 1684; ing. 12 Nov. 1702; Coad.
. . .. 1 7 0 0 ; ing. 27 Feb. 1720; ex. temp. form. 6 Sept. 1715; o b . . . .
- 745 -
? SALAS EMMANUEL, nat. Q uito___ 1691; ciana (H isp an ia).. . . 1687; ing. 8 A pr.
ing. II Feb. 1710; ex. 1710; ex.
P. SALDAÑA NICOLAUS, nat. Cuenca 20 Jun. P. SANCHEZ CASADO JOSEPH, nat. V illa-
1682; ing. 19 M aii 1702; Prof. 4 vo t nueva del Duero (H ispania). . . . 1720 (?);
2 Feb. 1716; o b . . . . ing..........; Sch. appr.; ob. pro fide San Ig
nacio de P e b a s .. . .O ct. 1753 (1)
P. SALDARRIAGA JOANNES, nat. Elizondo
(H ispania) 26 Dec. 1661; ing. 20 Ju n . Ì SANCHEZ TAMAYO PETRUS, nat. Otavalo
1668; Coad. spir. 8 Dec. 1702; ob. prope 28 Jun. 1707; ing. 30 Ju l. 1 7 2 3 . . . .
lacum Y arapa 14 A p r. 17)6.
? SANDOVAL FRANCISCUS..........ing. 8 A ug.
î SALCADO FRANCISCUS. nat. Ib arra. . . . 1 7 4 6 ...
1704; ing. 8 M aii 1728; ex.
C. SANDOVAL JOANNES MARTINUS, nat.
? SALINAS ANDREAS, nat..........6 Dec. 1731; Q u ito .. . . ; ing. 14 Oct. 1 7 2 6 . . . . o b . . . .
ing..........Nov. 1752; ad Am er. 1 7 5 2 . . . .
o b .. . . ? SANDOVAL MARIANUS, nat. A m ba.o 18
Dec. 1739; ing. 4 Feb. 1 7 6 2 . . . .
P . SALTO JOANNES DEL, nát. Ambato 25
Jun. 1733; ing. 30 Jan. 1748; Coad. spir. > SANDOVAL PAULINUS, nat. Ambato 20
15 A ug. 1766; Prof. 4 vot. 2 Feb. 1770; Jun. 1715; ing. 24 Feb. 1733; ex.
ob. . . .
P. SANNA FRANCISCUS, nat. Cagliari (Sardi
P . SALVADOR ALOISIUS, nat. V alencia nia) 17 Sept. 1697; ing. 21 Dec. 1712; ad
(H ispania) 19 Sept. 1721;. ing 15 Sep t. A m er. 1731; Prof. 4 vot. 3 A pr. 1735;
1741; Prof. 4 vot. 2 Sept. 1756; ob. in ob. . . .
mari prope Cartagena (Colombia) 19 Nov.
P . SANNA JOANNES BAPTISTA, nat. C aglia
1767.
ri (Sardinia) 23 Jun. 1666; ing. 8 Feb. 1
? SANCHEZ AUGUSTINUS, nat. Quito 23 A ug.
1727; ing. 7 Jan. 1 7 4 4 . . . . (1) En carta de 8 de Diciembre de 1754 el
P . General Ignacio Visconti le concedia la Pro
C. SANCHEZ CHRISTOPHORUS, nat. Chi- fesión de cuatro votos.
- 746 —
1688; ad Am er. 1696; Prof. 4 vot. 8 M ail C. SCHWARTZ JOSEPH ADAM, nat. Dil-
1701; o b . . . . lingen (Germania) 20 Feb. 1730; ing. 12
Nov. 1751; Coad. temp. form. 25 Mart.
P . SANS LEONTIUS, nat. Alm anza (Hispania) 1763; ob. in mari prope Cartagena (Col
. . . . 1668; ing. 27 Jun. 1683; Prof. 4 vot. lombia) 26 Nov. 1767.
15 M aii 1701; ob. Panamá 30 Jul. 1705.
P. SCHWEYNA MARTINUS, nat. Olmütz
C. SANS PETRUS, nat..........1 6 4 0 ;____ob. P a (M oravia) 11 Nov. 1724; ing. 14 O ct.
namá 21 A ug. 1716. 1743; Coad. spir. 27 A pr. 1760; ob . . . .
P . SANS VITERI SEBASTIANUS, nat. Riobam- P. SECO NARCISUS, nat. Betanzos (Hispania)
ba 2 Jan . 1683; ing. 24 A ug. 1 7 0 0 . . . . 28 Oct. 1716; ing 28 A pr. 1741; Prof.
ob. . . . 4 vot. 15 A ug. 1758; ob. Savignano (Ita
lia) 11 Sept. 1785.
P. SANTA CRUZ JOANNES, nat. Ibarra___
1627; ing. 3 Jul. 1647; Prof. 4 vot. 1 Dec. P. SEGURA PETRUS, nat. Panamá 8 Ju n .
1661; o b . . . . 1663; ing. 118 Dec. 1682; Prof. 4 vot.
2 Feb. 1697; o b . . . .
C. SANTA CRUZ MICHAEL, nat. Cuenca 29
Sept. 1663; ing. 7 M aii 1686; Coad. temp, P. SEITZ JOSEPH, nat. Komotau (Bohem ia).,
form. 10 Jun. 1696; ob. . . . ing. 15 M aii 1752; ad Am er. 1754; . . .
ob . . . .
C. SANTIAGO BERNARDUS..........
C. SELLER FRANCISCUS, nat. Novelda (His
> SANTIAGO DE MORALES JOANNES, nat. pania) 24 Oct. 1702; ing. 16 M aii 1722;
Ib a rra .. . . 1699; ing. 22 Oct. 1 7 1 5 . . . . ad Amer. 1724; ex.
? SUAST1 PA U LU S, nat. Ibarra 24 A pr. 1704; P . TORRES JACO BUS, nat. Barcelona (H isp a
ing. 25 A p r. 1722; ex. n ia) 27 D ec. 1721; ing. 1 O ct. 1741;
Prof. 4 vot. 2 F eb. 1755; o b . . . .
T
P . TORRIJANO FRANCISCUS. nat. P opayán
Î TA BE RA CHRISTOPHORUS, nat. Quito 28 (C olom bia) 24 Jul. 1688; ing. 17 N o v .
M art. 1710; ing. II Jun. 1724; ex. 1706; . . . . o b . . . .
P . TALLEDO EMMANUEL, nat, A yab aca (P e ? TRUJILLO M A RCU S, nat. Buga (Colombia)
ru) 9 Jun. 1720; ing. 17 Jun. 1742; Prof. I Nov 1716; ing. 18 Ju l. 1735; ex.
4 vot. 15 A ug. 1755; ob. Faenza (Italia)
6 M aii 1785. P. TRUJILLO VINCENTIUS...........
P . TA M A R IZ LUDOVICUS, nat. Sevilla (His
pania) 25 Oct. 1707; ing. 3 A pr. 1720; u
Prof. 4 vot. 2 Feb. 1741; ob. Ravena
(Italia) 8 Sept. 1777. ? UBILLÚS IGNATIUS, nat. Quito 25 J u l.
1706; ing. 2 Ju n . 1 7 2 1 ... .
? T A P IA EMMANUEL, n at Q uito 2 Ja n . 1713;
ing. 12 D ec. 1728; ex. P, ULLAURI JOANNES, nat Loja 5 Jan . 1722;
ing. 28 Sept. 1737; Prof. 4 vot. 2 Feb.
? TEDESCHI ANTONIUS, nat Bozen (A us 1756; ob. in Italia 2 Sept. 1801.
tria) 12 Oct. 1696; ing. 10 Dec. 1713;
ad Am er. 1 7 2 4 ;... . o b . . . . P . URIARTE EMMANUEL, nat. C alaho rra
(H isp an ia) 14 Sep t. 1720; ing. 3 D ec .
Î TE JAD A DIDACUS, nat..........22 Oct. 1713; 17 37; C o ad . spir. 3 A p r. 1752; Prof 3 vot.
ing. 6 M aii 1 7 3 4 . . . . II Dec. 1771 ; ob. in H ispania. . . 1800 (7)
P . TO BAR PE TRU S, nat. Popayán (Colombia) P . VALDIVIESO ANTONIUS, nat. Loja 6 M aii
27 Oct- 1699; ing. 7 Dec. 1719; Prof. 4 1736; ing. 31 Ju i. 1 7 5 0 ; . . . . o b . . . .
vot. 2 Feb. 1733; o b .. . .3 A pr. 1748.
P . VALDIVIESO JOSEPH, nat. Loja 24 Jan .
C . TO LA FRANCISCUS, nat. in S a rd in ia .. . . 1735; ing. 9 M aii 1753; Coad. spir. 15
1662; ing. 25 Feb. 1702; . . .o b . . . A ug. 1766; o b . . . .
- 748 —
P. VALENCIA NICOLAUS, nat. in S icilia (Ita ? VICTORIA ROCHUS, nat. Panam á. . . 1678;
lia ) ...1 6 6 1 ; ing. 7 Dec. 1677; Prof. 4 ing. 20 A pr. 1695; ex,
vot. 13 M art. 1695; ob . . . .
P. VIDAL GASPAR, nat. Mompalau (Hispa
P. VALENCIA PETRUS DE, nat. Popayán n ia ) .. . . 1672; ing. 3 A ug. 1682; Prof. 4
(Colombia) 5 A pr. 1741; ing. 31 Oct. vot. 14 Sept. 1696; ob. prope flumen Uca-
1768; . . . ob. Cruces (Panam á) 19 Nov. y a le .. . . 1717.
1767.
P. VIDALES JOSEPH, nat. in H is p a n ia ....
C. VALLADARES SEBASTIANUS, nat.......... 21 M art. 1707; ing. 13 A pr. 1735; . . o b . .
19 Jan . 1712; ing. 5 Jan. 1732; ex.
C. VIDALES JOSEPH, nat. Quito 4 Dec.
P . VALLEJO EMMANUEL, nat. Riobamba 1709; ing. 27 A ug. 1733; Coad. temp,
15 A ug. 1711; ing. 5 Nov. 1 7 2 8 ;..o b . . . form. 21 Ju l. 1742; ob. Popayán (Colom
bia) 15 O ct 1784.
> VALLEJO JOSEPH, nat. R io b am b a.. . 1714;
ing. 19 A pr. 1731; ex. P. VIDMAIR FRANCISCUS...... ob. Cartagena
(Colombia) . . .. 1 7 3 1 .
P. VALLEJO PETRUS, nat. A lm ería (Hispa
nia) 4 Feb. 1731; ing. I Jun. 1749; ex. P. VIDRA FRANCISCUS, nat. Szewitz (Bohe
mia) 5 Oct. 1662; ing. 10 Dec. 1680;
î VALPUESTA JOSEPH, nat. G uayaquil___ ad Amer. 1696; Coad. spir. 2 M aii 1700;
1692; ing. 18 M art. 1 7 0 9 . . . . ob. L a Laguna. 9 J a n . 1740.
? VALVERDE PETRUS, nat. Quito 29 Jun. P. VIEDMA X AVERIUS, nat. Cuenca 3 Dec.
1708; ing. 23 Jun. 1723; ex. 1717; ing. 7 Sept. 1738; ex.
P. VARELA CAAMAÑO ANTONIUS, nat. in P. VIERA EMMANUEL, nat. Quito 21 Dec.
G alicia (H ispania) 13 Jun . 1686; ing. 23 1717; ing. 21 Dec. 1732; Prof. 4 vot.
Jun. 1723; ex. 2 Feb, 1750; ob. Faenza (Italia) 7 Feb.
1775.
P. VARGAS BALTHASAR, nat. Quito 7 Jan.
1705; ing. 11 Jun. 1724; Prof. 4 vot. 15 P . VIESCAS MARCUS, nat. Ibarra 25 A pr.
A ug. 1742; o b . . . . 1744; ing. 25 A p r. 1758; . . . . ob. . . .
C. VILLARO EL SEBASTIANUS, nat. Riobam- nia) 24 Dec. 1695; ing. 3 Oct. 1718; ad
ba 15 M art. 1644; ing. 7 Dec. 1689; Coad. Amer. 1724; Prof. 4 vot. 31 Jul. 1736; ob.
temp. form. 2 Feb. 1700; o b . . . . Lisboa (Lusitania) 19 M aii 1769.
Rodríguez, L uis, s. i., 592. 116, 119, 120, 122, 196, 197,
Rodríguez, Narciso, 592. 207.
Roca, Gabriel, s. i., 558. Sánchez, Ventura, s. i., 291.
Rojas, Joaquín, 585. Sanna, Francisco Antonio, s. i., 556
Rojas, Vicente, s. i., 480. 5 8 0 ,6 5 5 .
Romei, José, s. i., 536, 611, 662. Sanna, Juan Bautista, s. i., 13, 272-74,
Romero, Luis Francisco, Obispo de 399, 401. 403, 405, 406.
Quito, 103, 111. S a n ta A n a (H da.), 48.
Romero, Martín, s. i., 575. ,, B á r b a r a (parroquia), 481.
Romo, Ignacio, s. i., 558, 673. ,, C la r a (convento), 90.
Rosa, Agustín de la, s. i . , 110. ,, C r u z (H da.), 48.
Roset, Juan, s. i., 597, 664. Santa Cruz, Miguel de, s. i., 90.
Rúa, Pedro de la, s. i., 53. Santa Cruz y Centeno, Luis, 584, 585.
Rubio, Manuel, 110, 322, 328. Santa Cruz, Raimundo, s .i., 544, 547.
Ruiz, Fernando, s. i., 22, 30, 48, 94. S a n ta L u c i a (H da.), 6.
Ruiz, Francisco, s, i., 443. ,, R o s a (pueblo), 476.
Ruiz, Juan, s. i., 563, 655. Santiago, Juan de, s. i., 6.
Ruiz, Marcelino, s. i., 94. S a n tia g o (H da.), 362.
Rumbea, Antonio, s. i., 673. S a n tia g o (río), 390, 534.
Rumbea, Tomás, s. i., 558. S a n to D o m in g o (H da.), 48.
Santos, Florencio, s. ¡., 14, 53, 6 1 ,9 6 ,
131, 140.
S Santos, Tomás, s. i., 394.
Sata, Lucas, s. i., 229.
S a c k a (estancia), 374. Schenherr, Simón, s. i., 575, 6 2 1 ,6 2 2 ,
Salas, Tomás, s. i., 137. 623.
Salazar, Miguel de, s .i., 90, 127, 140. Schlindier, Nicolás, s . i. , 141,223, 434,
Salazar y Ramos, Raimundo de, 214. 437, 449, 4 5 1 ,4 5 5 , 456, 457.
Saldaña, Nicolás, s. i., 166. Shoeneman, Pedro, s. i., 505, 506, 508,
Saldarreaga, Juan, s. i., 391, 401, 407, 536, 543, 610, 626, 630, 631.
431. Schaefgen, Adán, s. i., 483, 532, 557.
Salto, Francisco del, 276, 277. Schwatlz, Juan Adán, s. i., 214, 563,
Salto, Juan del, s. i., 536, 610, 626, 617, 620.
635. Schewna, Martín, s. i., 5 0 6 ,5 0 7 , 527,
Salvador, Luis, s. i., 569, 617. 5 3 6 ,6 2 6 .
Salvador, Tomás, 585. Seco, Narciso, s. i., 566.
S a m b o ro n d ó n , 285, 570. Segura, Plácido, s. i., 508.
S a n B l a s (barrio), 326. S em ig a y es (tribu), 393.
S a n Ild e fo n s o (H da.), 120, 122, 196- S e m in a r io de S a n L u i s , 11, 12, 101*
200, 362. 106, 289, 352.
,, R o g u e (barrio), 325. Serrano, Juan, 557.
,, S e b a s tiá n (barrio), 323. Sérvela, Pedro, s. i., 444.
Sandoval Portocarrera, Agustín, 155. S ic a lp a (H da.), 79.
Sánchez, Alonso, s. i., 563. Sieghart, Elías, s . i . , 13,-20, 180, 181,
Sánchez, Nicolás, 389. 392.
Sánchez, Pedro, Marqués de Solanda, Sierra, Francisco, s. i., 51, 60, 63, 65,
305. 68, 70, 72, 75, 126, 1 5 8 ,4 3 1 .
Sánchez, Salvador, 476, 4 8 3 ,4 8 5 , 487, Sierra, Pedro, s. i., 565, 673.
567. „ Sosa, Francisco de, 79.
Sánchez Casado, José, s. i., 494, 495, Soto, Fernando de, 105, 106, 107,109,
496, 497, 498. 110.
Sánchez de Orellana, Antonio, 307, 388. Sotolengo, José, s. i,, 207.
Sánchez de Orellano, Clemente, 597. Suárez, Mariano, s. i., 557, 583.
Sánchez de Pabón, R afael, 62, 83, 92, Suárez, V icen te, s. i., 558.
- 763
S u cu m b io s (tribu), 475. (Mauri, Nicolás, s. i., 662.
S u n o (río), 489. Universidad de San Gregorio, 31, 267, 278,
563.
T UreRa, Diego de, s. i., 11.
Uriarte, Manuel, s. i., Historiador y mi
Talledo, Manuel, s. i., 281, 315. sionero, 485-93, 499, 500-10,
Tamariz, Luis, s. i., 315, 575, 635, 521, 526, 535, 536, 543, 549,
636, 662. 550, 605-10, 626-33, 670.
Tamburini, Miguel Angel, Prepósito Ge Urimaquicha, Felipe. 245.
neral, s. i., Su carta sobre el nacio U n ía (rio), 400.
nalismo, 73; envía de Visitador al Uvillús, Mariano, 585.
P . Meaurio, 81; carta sobre los
desórdenes en el Seminario de San V
Luis, 101 ; —46, 51. 54, 57, 63,
72, 82, 95, 153, 158. Vaca de la Vega, Diego, 395.
T a m ia y a cu (pueblo), 391. Váscones, Eduardo, s. ¡., 563, 653.
T a m ia y a cu (río), 425. Valcarcel y Miranda, Joaquín, 245.
T a n la g u a (H da.), 362, 382. Valcars, Wenceslao, s. i . , '5 7 4 .
T a p io (H da.), 62. Valdivieso, Pedro Javier, s. i., 595.
T e j a r , E l, 274, 382. Valdivieso, José, s. i., 340, 569, 673.
T e n a , 450. Valdivieso, Miguel, 282.
Texeira, Pedro de, 402. Valencia, Antonio, $. i., 532, 563.
T ic u n a s (tribu), 398, 496. Valencia, Diego, 594.
T i g r e (río). 3 9 2 ,4 1 8 , 419, 5 0 8 ,5 2 7 . Valencia, Joaquín, s. i., 563.
T ig n a (H da.), 362. Valencia, Pedro Vicente, s .i., 5 5 7 ,6 1 7 ,
T in g o , El, 274. 618. 620.
Timoni, Juan Antonio, s. i., 258. Vallejo, Manuel, s. i., 569.
Tobar, Juan de, s. i., 24, 28, 46-49, Vallejo. Miguel. 277.
53. Vázquez, José, 486.
Tobar, Pedro de, s . i . , 223. Vega, Lorenzo de la, 650.
Toledo, José, s. i., 566, 660. Vega, Marcos de la, s. i., 571, 590,
Toledo, Juan Antonio, 465, 474. 635, 636, 663.
T o lô n ta g (H da.), 382. Vela y Solo, Manuel, 591.
T o p i lio (río), 430. Velasco, Juan de, s. i., Historiador, ha
T opo (río), 430. ce su profesión religiosa, 136; jui
Torre, Juan de ia, 109. cio sobre su obra histórica, 670-
Torre, Julián de la, s. ¡., 558, 581. 72; su muerte en el destierro,
Torre, Nicolás de la, s. i., 563. 6 7 3 ;—92, 114, 137, 163, 164,
Torrején, Pablo, s. ¡., 567, 594. 213, 290, 373, 530, 556, 557,
Torrigiani, Cardenal, 336. 563, 565, 569, 573, 579, 580,
Troyano, José, s. i., 557. 584-598, 602, 613, 621, 649,
Troyano, Pedro, s. i., 582, 589. 651-56, 660, 664, 665.
T u m b a co (rio), 482. Velasco, Pedro, s. i., 69.
T u m b a b ir o , 294, 362. Veloz y Suárez, José, 599, 644.
T u m i a n u m a (H da.), 48. Venegas, Pedro de, s. i,, 94.
Vera y Pizarro, Antonio de, 99, 100.
u V era g u a s (Panamá), 248.
Vergara, Diego Fermín de, 150.
Ubillus, Ignacio, s. i., 127. Victoria y Luna, Francisco Javier, Obispo
U ca y a le (río y Misión) 387, 389, 390, de Trujillo, Funda las cátedras de
398, 478, 526, 528, 531, 420, Filosofía y Teología en el colegio
515, 527-30, 537, 538. de Panamá, 233-42;—138.
U c h in a (H da.), 48. Vidal, Gaspar, s. i., 387, 389, 391,
Uliauri, Juan, s. i., 536, 611, 613. 392, 394, 397, 416.
— 764 -
Vidales, José, s. i., 575, 636, 663. Wiesser, Jacobo, s. ¡,, 558, 662.
Yidra, Francisco, s. ¡., 15, 391, 398, Walburger, Jacobo, s. i., 245, 246, 249.
400, 436, 457, 250, 251.
Viera, Manuel, s. i., 571.
Viescas, Marcos, s. i., 558. Y
Viescas, Ramón, s. i., 308, 563, 661, Y a cu a p a n a , 417.
666, 668, 669. Y a h u a s (tribu), 495, 496.
Vila, Pablo, s. i., 480. Y a m eo s (tribu) 416, 419, 477, 510.
Villa Orellana, Marqués de, 579. Yangiiez y Valencia, Pedro, 591.
Villa Roldán, Francisco, 593. Yánez Lucero, Tomás, s. i., 61.
Villalengua y Marfil, José, 361, 362. Y a g u a c h i, 21, 570.
Villacis, Francisco, 585. Y a ra p a (tribu), 406.
Villafañe, Mateo, 69. Y e iv a s (tribu), 399, 400, 401, 403,
Villarroel, Gaspar de, 668. 404. 510, 516, 527, 529, 538,
Villegas, Pablo, 362. 549.
Villegas Pailón, Pedro, 20. 49.
Vinterer, Jorge, s. i., 193, 213, 382, Z
458, 5 H . Zaldumbide, Gonzalo, 668.
Visconti, Ignacio, Prepósito General, s.i., Zamora, Francisco, s. i., 536, 611,662.
230, 231, 232, 241, 272, 274, Zárate, Andrés de, s. i., Es nombrado
280 , 3 0 7 ,3 1 6 ,4 9 7 . Visitador, 121; su visita y duro
Viteri, Antonio, 584. proceder en el Colegio de Quito,
Viteri, Manuel, Nov. s. i., 563 , 586, 140-45; juicio de su visita, 145-
6 1 5 ,6 6 5 . 146; su visita a las Misiones, 450-
Viteri, Sebastián, s. i., 117. 5 7 ;- 1 3 6 , 138, 139. 150-54,
Viva, Francisco, s. i., 386, 387, 390, 157, 158, 166-68, 196, 229,
412. 423. 545.
Yizzochi, Luis, s. i., 506, 507, 557. Zárate, Diego de, 110.
Yorés, José, s. i., 150, 217, 432, 435. Zaureh, Marcos, s . i . , 15.
Zelaya, Juan Antonio, 328, 595, 613.
W Zenitagoya, José, s. i., 662.
Weigel, Francisco Javier, s. i., 390, 505, Zepbiris, Francisco Javier, s. i., 213,
506, 526-30, 536, 537, 626,627, 222, 284, 436, 550, 556.
632-35. Zozaya, Juan de, 404.
Widman, Adán, s. i., 228, 434, 435, Zurita, Tomás, s. ¡., 575.
455, 456, 469, 477, 482, 484, Zurmühlen, Bernardo, s. i., 90, 417,425,
495, 536, 626, 627, 632, 633. 432. 436, 550.
INDICE GENERAL
LIBRO PRIMERO
LIBRO SEGUNDO
C A P IT U L O X IV . L o s m i n i s t e r i o s e s p i r i t u a l e s ................................ .. 296-311
las Misiones dei Marañón; el limo. Sr. González Suárez y la obra mi
sionera de la Compañía, 538.
LIBRO C U A R T O
APENDICES
APENDICE A . Usos y costumbres de la Provincia de Quito.......... 679
,, B. Expediente sobre los presuntos tesoros ocultos en
los subterráneos del Colegio de la Compañía de
Jesüs en Quito....................................................................... 716
,, C . Provinciales de la Provincia de Quito....................... 721
,, D. Superiores y Visitadores de las Misiones del M a-
rañón........................................................................................ 722
E. Catalogus generalis Provinciae Quitensis ab anno
1696.......................................................................................... 723
INDICES
Indice an alítico ........................., .................................................................... 751
Indice generai................................................ 765
CORRIGENDA
9 15 Previyendo Previendo
21 1 llamado llamada
74 33 no podemos nos podemos
101 .11 procuremos procuraremos
106 38 Januario Jenaro
127 23 cuénto cuánto
144 18 riega niega
192 44 P . Reino P . Recio
215 13 Batín Botín
217 12 Bentan Brentan
365 1 las cargas los cargos
389 50 conguir conseguir
409 15 muchos no muchos que no
410 34 1611 1681
418 2 misionesos Yameos
428 5 dscuidados cuidadosos.
430 35 indios no se han indios se han. . .
431 26 Coloino Coloma
505 40 P . Ignacio W eigel P . Francisco Jav. W eigel
537 33 1081 1681
542 19 poco a poco, son poco a poco las lenguas
indígenas, so n .. .
544 15 ya era ya que era
550 23 reguladores regulares
552 5 coro caso
553 21 trabajar que trabajar para que
586 19 Noviciado novicio
596 48 si le convenía si no le convenía
599 45 Irías Frías
SE ACABO DE IMPRIMIR
EN LA CIUDAD DE QUITO
EL 12 DE MARZO DE 1943.