Está en la página 1de 4

Guión

July 1, y

Juan Roa Sierra


“Ay ¡Señor, cosas poderosas que no puedo
decir. Ay!”

Sé que después de disparar -hoy sí vengo decidido a hacerlo-


ésta carta será mi única salvación y queda como prueba
justificable de disparo que haré. La relación que guardo con
Gaitán se remonta al barrio donde nací el 4 de noviembre de 1921.
Allí nacimos los dos, en el barrio Egipto, en el centro de
Bogotá. Desde muy pequeño vi detalles rojos en la familia, como
del pueblo, éramos liberales, siendo yo el único acérrimo devoto.

Los viernes, por lo general, iba a verlo al teatro Colombia.


Un ambiente varonil se respiraba, junto con otros olores -
tabaco, chica, cerveza, orines y mierda-. ¿Por que no podría ser
al revés y Gaitán irme a ver a mí al teatro? ¿por qué no fui yo
el hijo de una profesora y un librero, envés de ser hijo de una
prostituta y que mi padre haya sido muerto por una de esas ahora
famosas enfermedades? Somos idénticos, el tiene a Amparo y yo a
Maruja, él a Gloria y yo a Magdalena, él es el “caudillo del
pueblo” y yo Francisco de Paula Santander o quizá Gonzalo Jimenez
de Quesada, o un simple pobre diablo que ya no haya que hacer.

La ligera neblina por la que pasan los rayos de luz, me


ahoga. Cada vez escucho más voces en mi cabeza, me confunden, me
debilitan, me alientan y me desgastan. De los 14 hermanos que
tuve, solo sobrevivieron 6, siendo yo el menor de ellos. Entre

1
ellos habían choferes, conductores de taxi, carniceros, obreros y
locos. Ninguno de nosotros estudió mucho, yo quizá fue el que
llegó más lejos, aprender a leer y a escribir - 3 primaria-.

¿Por qué no puedo ser yo Gaitán? Así no tendría que venir a


humillarme a su despacho una vez a la semana por trabajo. No
entiendo cómo un hombre tan poderoso no puede conseguir para mí
un simple trabajo. ¡¿No es entonces quien ayuda al pueblo?! Que
ironía y ahora les quiere quitar las ruanas a los taxistas, ir en
contra de la chica y ¿APOYAR A LOS HIGENISTAS?

- ¿Por qué lo mató señor Roa?

¡¡No lo séee!! Pero en mi mano aparecía. El profesor Johan,


aleman, quiromántico y buen amigo, me predestinaba, en ya varias
sesiones, que veía algo grande, algo fuerte, algo que no se
olvidaría en el tiempo; una hazaña, un gran discurso, que estaba
hecho para algo grande. ¿¡EL ASESINATO DE GAITAN!?

- ¿Usted mató a Gaitan?

Quizá me lleve un par de años encerrado luego de matar a


Gaitan, es un hombre importante pero nada fatal puede pasar, a
parte tengo que hacerlo, hay rumores en las chicherías y en las
calles que van a dar una recompensa a quien mate a Gaitán. ¿Se
imaginan? Con eso podríamos irnos Maruja, Magdalena y yo, lejos
de esta ciudad del odio.

¿Y si la recompensa se la lleva otro? Pues me he dado cuenta


en estos meses que llevo siguiendo a Gaitan de cerca, que no soy
el único. Hoy, cuando llegué y fui rechazado de nuevo por Gaitan,
reconocí al menos tres hombres de recorridos anteriores, dos de

2
muy buena pinta, no parecían bogotanos e iban en un coche de
lujo. El otro, un lotero, que no tenía mucho interés en vender
sus boletos, daba cuenta con sus ojos de los movimientos al
frente de la oficina de Gaitan.

¿Y si simplemente apunto y no soy capaz de matarlo? Pero lo


merece, engaña al pueblo y da libertad a tenientes que asesinan
periodistas, no es más que un simple hombre, un simple mortal al
que hay que desenmascarar, un hombre que se fusiona con el
pueblo, un hombre de carne y hueso, un hombre inmortal (…)

Llevo varias noches sin poder conciliar el sueño, prendo


velas, las coloco en la noche frente a a ventana y en el reflejo
veo a grandes próceres de ésta tierra, nombres y rostros que han
perdurado en el tiempo como grandes, reconocidos, héroes.

Así espero que mi nombre quede en la historia, como el héroe


que disparó en contra de un farsante, de un mentiroso, de todo lo
que quise ser y no pude, no se pudo, no podría ser.

¡BAAAN, BAAAN, BAAAN!

3
4

También podría gustarte