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4º. ARGUMENTO DE CIEN AÑOS DE SOLEDAD.

Cien años de Soledad es la crónica completa de Macondo confundida con la historia de la


familia Buendía que fundó el pueblo. El origen de la historia familiar comienza con el incesto
entre José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán que huyen del pueblo (el Paraíso en el Génesis),
tras haber asesinado Arcadio a Prudencio Aguilar. El patriarca marca la dinastía con el sello de
la desmesura imaginativa y el delirio inventivo. El destino de los Buendía está escrito en clave
(en sánscrito) por un gitano llamado Melquiades que aparece en el pueblo todos los años. El
ciclo familiar es circular, se repiten los nombres, el principio y el final se difumina y los
acontecimientos se repiten en ese ciclo de cien previsto desde antes de su origen. Todos los
personajes están marcados por la soledad, y el amor es el único sentimiento que puede
hacerles felices. Macondo es un paraíso donde nunca pasa nada, todo es inalterable,
inmutable, tanto las personas como los acontecimientos, que de alguna manera, se anticipan
los presentimientos a los hechos.

Úrsula es la matriarca del clan e intenta durante su vida longeva tener a la familia unida, y para
ello reforma el hogar donde protege a su estirpe, y mantiene las tradiciones familiares.
Mientras nacen y mueren los Buendía, Macondo crece, se enriquece, se arruina y desaparece
de la superficie terrestre. La inteligencia y ánimo del fundador la transforman en un pueblo
ordenado y trabajador que ha de integrarse en la vida de una nación. La instalación de un
corregidor, representante del gobierno, es el primer signo de esa integración que señala
también el fin de la era idílica. Al pueblo llegan otras gentes con sus inventos y su tecnología. El
pueblo no escapa a la expansión económica norteamericana, concretizada en una compañía
bananera. Descubren otro mundo que corrompe su inocencia y es entonces cuando Macondo
deja de ser ese paraíso terrenal donde nunca pasa nada. Empieza la decadencia y el
desmoronamiento de Macondo y se deslumbre el nivel de la realidad cotidiana. La muerte y las
tragedias están presentes en la familia Buendía. Fuerzas sobrenaturales, mágica, fantásticas
desempeñan un papel fundamental en la crónica de los Buendía. La peste del insomnio y del
olvido, la proliferación de animales que enriquece a Aureliano Segundo, fantasmas que visitan
a los personajes … Se borra la distancia entre la vida y la muerte. Como en la épica, la muerte
del héroe va acompañada de fenómenos extraordinarios (lluvia de pájaros, nube de mariposas
amarillas, invasión de hormigas…).

Cada miembro de la familia agrega su parte de soledad personal a la herencia de José Arcadio,
y, a la vez, reproduce el destino de un antecesor. Dramas sin fin destrozan a los Buendía, el
principal, el que estructura las peripecias, la tentación del incesto. El mismo patriarca es atado
a un árbol de por vida, y la última pareja, Aureliano de Babilonia y Amaranta Úrsula pondrán fin
a su unión, con el nacimiento de un ser mitológico, que nació con cola de cerdo, y que puso fin
a la estirpe.

La obra es el enfrentamiento del tiempo cíclico, el de los grandes mitos, y la cronología


histórica. Solo el último Aureliano comprende que la Historia estaba escrita y ha vencido. En el
último momento que la descifra (a través de los pergaminos de Melquíades) comprende que
las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la
tierra. Las hormigas, símbolo de la tierra, devoran al último miembro de la estirpe. El fin
apocalíptico se manifiesta a través del huracán bíblico que arrasa y destierra de la memoria de
los hombres a los Buendía y a Macondo.

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