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PASTORES
NUM. 58 • OCT 2015 3
Editorial
PASTORES
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50 años
Concili
Vatican
50 años
del Concilio
vaticano ii
dado y da frutos"
Raniero Cantalamessa
50 años del concilio vaticano ii
[ R a n i e r o C a nt a l a mess a ]
( U n i v e r s i d a d C a t ó l i c a A r g ent i n a ,
1 1 d e octu b r e d e 2 0 1 2 )
El Concilio VATICANO II
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suam retoma la palabra aggiornamento, actu- tas enumera la situación de conflictividad que
alización y dice que la quiere tener presente se ha creado entre la Iglesia y el mundo mod-
como dirección programática. Al inicio de su erno, que culminó con la condena en bloque
pontificado, Juan Pablo II confirmó el juicio de de la modernidad bajo Pío IX, pero también
su predecesor y en varias ocasiones se expresó situaciones más recientes como la creada por
en la misma línea. Pero ha sido sobre todo el los avances de la ciencia, por la nueva relación
actual Papa Benedicto XVI, él que ha expli- entre las religiones con las implicaciones que
cado qué entiende el Magisterio de la Iglesia esto tiene para el problema de la libertad de
por novedad en la continuidad. Lo hizo pocos conciencia; no en último lugar la tragedia de
meses después de su elección en el famoso dis- la Shoah que imponía un replanteamiento de
curso programático a la curia romana, del 22 la actitud hacia el pueblo judío. Aquí de nuevo
de diciembre del 2005. Escuchemos algunos cito las palabras de Benedicto XVI:
pasajes de este discurso: “Es claro que en todos estos sectores,
“Surge la pregunta ¿por qué la recep- que en su conjunto forman un único problema,
ción del Concilio en grandes zonas de la Igle- podría emerger una cierta forma de discontinu-
sia se ha realizado hasta ahora de un modo tan idad y que en cierto sentido, de hecho, se había
difícil? Pues bien, todo depende de la correcta manifestado una discontinuidad, en la cual, sin
interpretación del Concilio o como diríamos embargo, hechas las debidas distinciones entre
hoy de su correcta hermenéutica, de la correcta las situaciones históricas concretas y sus exi-
clave de lectura y aplicación. Los problemas de gencias, resultaba que no se había abandonado
la recepción han surgido del hecho de que se la continuidad en los principios. Este hecho
han confrontado dos hermenéuticas contrarias fácilmente escapa a la primera impresión, pre-
y se ha entablado una lucha entre ellas. Una cisamente en este conjunto de continuidad y
ha causado confusión, la otra de forma silen- discontinuidad en diferentes niveles consiste
ciosa pero cada vez más visible ha dado y da la naturaleza de la verdadera reforma. Si del
frutos. Por una parte, existe una interpretación plano axiológico, es decir de los principios y
que podría llamar hermenéutica de la discon- valores, pasamos al plano cronológico podría-
tinuidad y de la ruptura; a menudo ha contado mos decir que el Concilio representa una rup-
con la simpatía de los medios de comunicación tura y una discontinuidad respecto al pasado
y de una parte de la teología moderna. Ala her- próximo de la Iglesia y representa, en cambio,
menéutica de la discontinuidad se opone la her- una continuidad con respecto a su pasado re-
menéutica de la reforma”. moto. En muchos puntos, sobre todo en el
Benedicto XVI admite que ha habido punto central que es la idea de Iglesia, el Con-
una cierta discontinuidad y ruptura con el Con- cilio ha querido, de hecho, realizar una vuelta a
cilio Vaticano II, pero ésta no afecta a los prin- los orígenes, a las fuentes bíblicas y patrísticas
cipios y verdades a la base de la fe cristiana, de la fe”. La lectura del Concilio hecha propia
sino a algunas decisiones históricas. Entre és- por el Magisterio, es decir, la de la novedad
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en la continuidad tuvo un precursor ilustre en con lo que el cristianismo ha vivido entre tanto,
el Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina no se puede, sin embargo, dejar de señalar una
Cristiana, del Cardenal John Henri Newman, laguna en el desarrollo de su argumento, la casi
definido a menudo, también por esto, como el total ausencia del Espíritu Santo. En la dinámi-
padre ausente del Concilio Vaticano II. New- ca del Desarrollo de la Doctrina Cristiana, el
man demuestra que cuando se trata de una gran Cardenal Newman no tiene bastante cuenta del
idea filosófica o de una creencia religiosa como papel preponderante que Jesús había reservado
es el cristianismo “No se pueden juzgar (aquí al Paráclito para conducir a los apóstoles y a la
cito textualmente) desde sus inicios, sus vir- Iglesia a la verdad plena.
tualidades y metas a las que tiende, según las ¿Qué es lo que permite hablar de nove-
nuevas relaciones que tenga surgen peligros y dad en la continuidad, de permanencia en el
esperanzas y aparecen principios antiguos bajo cambio? Hay una contradicción aquí: perma-
formas nuevas; ella mutua junto con ellos para nencia y cambio, novedad y continuidad. Lo
permanecer siempre idéntica a sí misma. En un que resuelve esta paradoja es precisamente la
mundo sobrenatural las cosas van de otra for- acción del Espíritu Santo. Lo había entendido
ma, pero aquí en la tierra vivir es cambiar y la perfectamente San Ireneo en el siglo II, cuando
perfección es el resultado de muchas transfor- afirma que la revelación es como un depósito
maciones” (una frase muy famosa de Newman precioso contenido en una vasija valiosa que
y abusada a veces) San Gregorio Magno an- gracias al Espíritu de Dios rejuvenezca siem-
ticipaba de algún modo esta convicción cuando pre y haga rejuvenecer, también, a la vasija
afirmaba que la Escritura cum legentibus cre- que lo contiene. El Espíritu Santo no dice pa-
cit, es decir, “crece con aquellos que la leen”, labras nuevas, no crea nuevos sacramentos,
es decir, crece a fuerza de ser leída y vivida a nuevas instituciones, pero renueva y vivifica
medida que surgen nuevas solicitudes y nue- constantemente las palabras, los sacramentos
vos desafíos por la historia. La doctrina de la y las instituciones creadas por Jesús. No hace
fe cambia, por tanto, pero para permanecer fiel cosas nuevas el Espíritu Santo, pero hace nue-
a sí misma. Muta en las coyunturas históricas vas las cosas. La insuficiente atención al pa-
para no cambiar en la sustancia, como decía pel del Espíritu Santo explica muchas de las
Benedicto XVI. dificultades que se han creado en la recepción
del Vaticano II. La tradición en nombre de la
Segundo punto de mi charla es titulado cual algunos han rechazado el concilio era una
la carta mata el espíritu da la vida. Con todo el tradición donde el Espíritu Santo no jugaba
respecto y la admiración debidos a la inmensa ningún papel, era un conjunto de creencias y
y pionera contribución del Cardenal Newman prácticas fijadas una vez para siempre, no la
a distancia de un siglo y medio de su ensayo y onda de la predicación apostólica que avanza y
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se propaga en los siglos y que como toda onda tés. Los preceptos evangélicos son ciertamente
sólo se puede captar en movimiento. Congelar más elevados y perfectos, sin embargo, por sí
la tradición y hacerla partir o terminar en un solos habrían permanecido ineficaces. Si hu-
cierto punto, e incluso el Concilio de Trento, biese bastado proclamar la nueva voluntad de
significa hacer de ella una tradición muerta y Dios mediante el Evangelio no se explicaría
no como la define Ireneo una tradición viva. que necesidad habría de que Jesús muriera, de
Charles Peguy, este gran poeta francés, ex- que viniera el Espíritu Santo, pero los apóstoles
presa poéticamente esta gran verdad teológica; mismos demuestran que no bastaba; ellos que
en el texto, es la Iglesia Católica en el poema habían escuchado todo, por ejemplo que era
personificada por Madame Gervaise que habla necesario poner la otra mejilla a quien te abofe-
a una de sus hijas que en el drama es Juana de tea, en el momento de la Pasión no encontraron
Arco, dice: la fuerza para llevar a la práctica de ninguno
Jesús no nos ha dado palabras muertas de los mandamientos de Jesús. Los preceptos
que nosotros debamos encerrar en pequeñas del Evangelio son también la ley nueva, pero
cajas o en grandes y que debamos conservar en sentido material, en contenido, en el sentido
en aceite rancio como las momias de Egipto; formal, ley nueva es el espíritu que da la vida
Jesucristo, niña, no nos ha dado conservas de en Cristo Jesús dice Pablo. Este es un principio
palabras que haya que conservar, sino que nos universal que se aplica a cualquier ley, si e in-
ha dado palabras vivas para alimentar. De no- cluso los preceptos evangélicos sin la gracia del
sotros depende, enfermos y carnales, hacer vi- Espíritu serían letra que mata qué decir de los
vir, alimentar y mantener vivas en el tiempo preceptos de la Iglesia y qué decir en nuestro
esas palabras pronunciadas vivas en el tiempo. casos de los decretos del Concilio Vaticano II.
Enseguida hay que decir, sin embargo, que La implementación o la aplicación del concilio
también en el lado del extremismo opuesto no tiene lugar de manera inmediata, no hay
al tradicionalismo, las cosas no iban de modo que buscar la interpretación inmediata, literal
distinto, aquí se hablaba gustosamente del es- y casi mecánica del concilio, sino con el Es-
píritu del concilio, pero no se trataba, lamen- píritu, entendiendo con ello el Espíritu Santo y
tablemente, del Espíritu Santo. Por espíritu del no un vago espíritu del concilio abierto a cu-
concilio se entendía ese mayor impulso, va- alquier subjetivismo. El Magisterio Papal fue
lentía innovadora que no habría podido entrar el primero en reconocer esta exigencia. Pablo
en los textos del concilio por la resistencia de VI en 1972, decía en un discurso: “Nos hemos
algunos y de los compromisos necesarios entre preocupado muchas veces que necesidad adver-
las partes. timos primera y última de esta Iglesia nuestra
bendita y amada, lo debemos decir casi tem-
Querría tratar ahora, si tenéis un poco blorosos y orantes porque es su misterio y su
más de paciencia, tratar de explicar lo que me vida, vosotros lo sabéis el Espíritu, el Espíritu
parece es la verdadera lectura pneumatológica Santo. La Iglesia necesita de su perenne Pen-
del concilio, es decir, ¿cuál es el papel del Es- tecostés, de fuego en el corazón, de palabra
píritu Santo en la actuación del concilio? Reto- en los labios y de profecía en la mirada”. Una
mando un pensamiento audaz de San Agustín expresión que me gusta, se puede ser profeta
a propósito del dicho paulino sobre la letra y el con la mirada, como se mira a la gente. Por su
espíritu, Santo Tomás de Aquino, palabras que parte Juan Pablo II en 1981 escribía: “Toda la
si no fueran de un doctor de la Iglesia no me labor de renovación de la Iglesia que el Con-
atrevería a decirlas, dice: cilio Vaticano II ha propuesto he iniciado tan
“Por letra se entiende cualquier ley es- providencialmente, no puede realizarse a no ser
crita que queda afuera del hombre, también los en el Espíritu Santo, es decir, con ayuda de su
preceptos morales contenidos en el Evange- luz y de su virtud”
lio, por lo cual también la letra del Evangelio
mataría sino se añadiera adentro la gracia de Tercer punto ¿Dónde buscar los frutos
la fe que sana” y del mismo contexto el santo del Vaticano II? ¿Ha existido en realidad el
doctor, dice: “La ley nueva es principalmente tan suspirado nuevo Pentecostés? Un conocido
la misma gracia del Espíritu Santo que se da a estudioso de Newman, Ian Ker, ha puesto de
los creyentes”. La ley nueva o del espíritu no relieve la contribución que Newman puede
es pues en el sentido estricto promulgada por dar, además del desarrollo del concilio, tam-
Jesús en el Monte de la Bienaventuranzas, sino bién a comprensión del postconcilio. A raíz
la que el grabó en los corazones en Pentecos- de la definición de la infalibilidad papal en el
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Concilio Vaticano I 1870; el cardenal New- se debe responder sin vacilación, sí. Cuál es
man que vivía en este tiempo fue llevado a su signo más convincente, la renovación de
hacer una reflexión general sobre los concil- la calidad de la vida cristiana allí donde este
ios y sobre el sentido de sus definiciones. Su Pentecostés ha sido acogido. Todos están de
conclusión fue que los concilios pueden tener acuerdo en considerar como el hecho más
a menudo efectos no pretendidos en el mo- nuevo y más significativo del Vaticano II,
mento por aquellos que participaron en ellos, los primeros capítulos de la Lumen Gentium,
éstos pueden ver mucho más en ellos o mucho donde se define a la Iglesia como Sacramento
menos de lo que sucesivamente producirán y Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu
tales decisiones. De este modo, Newman no Santo animada por sus carismas. La Igle-
hacía más que aplicar a las definiciones con- sia entonces como misterio y no solamente
ciliares el principio del desarrollo que había como institución. Dos conceptos familiares
explicado a propósito de la doctrina cristiana nos pueden ayudar a comprender la novedad
en general. Un dogma como toda gran idea de esta eclesiología: dos conceptos Nación
no se comprende plenamente sino después de y Estado. Nación, indica el pueblo como la
que se han visto las consecuencias y los desar- nación argentina, el pueblo argentino, la re-
rollos históricos. Después que el río, para usar alidad social, las personas; Estado indica la
la imagen de Newman, desde el terreno ac- organización de esta realidad, el gobierno que
cidentado que lo ha visto nacer, descendiendo la gobierna, la constitución sobre la que se
encuentra finalmente a su lecho más amplio rige, los distintos poderes judicial, ejecutivo y
y profundo. Ocurrió así a la definición de la legislativo, así como los símbolos que la rep-
infalibilidad papal que en el clima encendido resentan. No es la nación la que está al servi-
del momento pareció a muchos que contenía cio del Estado, sino el Estado al servicio de la
mucho más de lo que de hecho la Iglesia y nación. Podríamos decir por analogía que en
el Papa mismo dedujeron de ella. No hizo un tiempo la Iglesia era vista sobre todo como
inútil cualquier futuro Concilio Ecuménico estado, ahora es vista sobre todo como nación
como alguno temió o espero en el momento, y como pueblo de Dios, la nación Santa, el
el Vaticano II es la confirmación que la in- pueblo sacerdotal del Éxodo y de Pedro. Una
falibilidad del Papa no ha hecho inútil los vez era vista la Iglesia predominantemente
concilios. Todo esto encuentra una singular como jerarquía ahora era vista predominante-
interpretación en el principio ecuménico de mente como koinonía, comunión, una y otra
Gadamer de la historia de los efectos. Para cosa se sabe son esenciales. Qué sería, para
comprender el texto es necesario tener en seguir en el plano de la analogía, un Estado
cuenta los efectos que haya producido en la sin la Nación, pero que sería una Nación sin
historia al integrarse en esta historia y dialo- Estado, sino una multitud amorfa de personas
gando con ella. Todo esto arroja una singular en perenne conflicto entre sí. Juan Pablo II ha
luz sobre el tiempo del postconcilio, estos 5 lanzado nuevamente esta visión haciendo de
años que estamos celebrando. También aquí su aplicación en Novo Millennio Ineunte, el
las verdaderas realizaciones se sitúan quizá compromiso prioritario en el momento de en-
en una parte diferente hacia la que nosotros trar en el nuevo milenio.
mirábamos. Nosotros mirábamos hacia el La respuesta última, nos preguntamos,
cambio en las estructuras e instituciones de entonces, ¿de dónde ha pasado esta imagen
la Iglesia., a una diferente distribución del de la Iglesia como Nación, pueblo, konon-
poder, a una lengua a utilizar en la liturgia y ía?, ¿dónde ha pasado de los documentos a
no nos dábamos cuenta de lo pequeñas que la vida?, ¿dónde ha tomada carne y sangre?,
eran esta novedades en comparación con lo ¿dónde se vive la ley cristiana según el Espíritu
que el Espíritu Santo estaba obrando. Hemos con alegría y convicción por atracción y no por
pensado romper con nuestras manos los odres coacción?, ¿dónde se tiene la palabra de Dios
viejos y no nos hemos dado cuenta que eran en gran honor, se manifiestan los carismas y
más resistentes y duros que nuestras manos, es más sentida el ansia por una nueva evange-
mientras que Dios nos ofrecía su método de lización y por la unidad de los cristianos? La
romper los odres viejos que consiste en poner respuesta última a todas estas respuestas solo
en ellos el vino nuevo, quería renovarlos des- la conoce Dios, pues se trata de un hecho inte-
de dentro no asaltarlos desde el exterior. A la rior que acontece en el corazón de las personas.
pregunta si ha habido un nuevo Pentecostés, Tendríamos que decir del nuevo Pentecostés lo
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que Jesús decía del Reino de los Cielo: no se este punto de vista, movimientos, parroquias y
dirá vedlo aquí o allá, porque el Reino de Dios comunidades espontáneas no deben ser vistos
está entre vosotros. Sin embargo, es posible en oposición o en competencia entre sí, sino
discernir algunos signos ayudados también por unidos en la realización, en contextos diferen-
la sociología religiosa que se ocupa de estos tes, de un mismo modelo de realización de vida
fenómenos desde este punto de vista la respu- cristiana. Sin embargo, es necesario insistir en
esta que se da a aquella pregunta dónde se ve el nombre correcto, movimientos eclesiales y
el nuevo Pentecostés, la respuesta que se da de no movimientos laicales. La mayor parte de
varias partes, es en los movimientos eclesiales, ellos están formados no por un sólo, sino por
pero hay que precisar una cosa en seguida, de todos los componentes eclesiales laicos, cier-
los movimientos eclesiales forman parte, sino tamente, pero también obispos, sacerdotes,
en la forma, pero si en la sustancia, esas par- religiosos, religiosas, representan el conjunto
roquias y comunidades nuevas donde se vive de los carismas, el pueblo de Dios. Sólo por
la misma kononía y la misma calidad de vida razones prácticas, porque ya existe la con-
cristiana. Entre ellas se deben enumerar, tam- gregación del clero y la congregación de los
bién, las denominadas comunidades de base, al religiosos, se ocupa de ellos, de los movimien-
menos aquellas en las que el factor político no tos, el Pontificio Consejo por los laicos. Juan
ha tomado la ventaja al factor religioso. Desde Pablo II veía en estos movimientos y comu-
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para que se buscara la gracia, y la gracia fue estamos en condición de conocer el lugar por
dada para que se observará la ley”. Por tanto, primera vez, es decir, de valorar su verdadero
el Espíritu no dispensa de valorar también la significado desconocido para los mismos pa-
letra, es decir, los decretos del Vaticano II, al dres del concilio. Esto permite decir que el
contrario es precisamente él quien empuja a es- árbol crecido desde el concilio es coherente
tudiarlos y a ponerlos en práctica. Y de hecho, con la semilla de la que ha nacido. En efecto,
fuera del ámbito escolar y académico, donde de qué ha nacido el acontecimiento del Vati-
ellos son materia de debate y de estudios y de cano II. Las palabras con las que Juan XXIII
tesis de doctorado, es precisamente en las reali- describe la conmoción que acompaño, dice él,
dades eclesiales recordadas donde son tenidas “el repentino florecer en mi corazón y en mis
en mayor consideración los documentos del labios de la simple palabra concilio, la emo-
Vaticano II. Lo he experimentado yo mismo: ción tiene todos los signos de una inspiración
yo me libré de los prejuicios contra los judíos profética”, de una inspiración de lo alto. En
y contra los protestantes, acumulados durante el discurso de clausura de la primera sección,
los años de formación. Por haber hecho, por mi él, Juan XXIII, habló del concilio, al pie de la
pequeñez y por los meritos de mi hermanos, letra como “un nuevo y deseado Pentecostés
la experiencia del nuevo Pentecostés. Fue una que enriquecerá abundantemente a la Iglesia
conversión; primero a los judíos, regresando de energías espirituales”. Al comienzo de la
de Israel una vez en el avión me di cuenta que segunda sección del Vaticano II, Pablo VI en-
Jesús era judío y que no amar a los judíos im- cargó al cardenal Suenens que conmemorara
plicaba no amar a Jesús, que ama la gente de oficialmente a Juan XXIII. El orador que había
su pueblo. Y después me convertí también a la estado entre los más cercanos al difunto pon-
unidad de los cristianos. Mi presencia aquí es tífice en la preparación del concilio, describió
un signo, porque estoy aquí invitado conjunta- así lo que esto era en las intenciones del Papa:
mente por una organización que es al mismo para él no era ante todo una reunión de los
tiempo católica y evangélica. Y de hecho, llego obispos con el Papa, un encontrarse juntos en
de un lugar de retiro donde tuvimos un retiro el plano horizontal, era antes que todo un en-
con ochenta sacerdotes y diez pastores evangé- cuentro colectivo de todo el colegio episcopal
licos. Y había tanta unidad que al final no sabía con en el Espíritu Santo, un encuentro verti-
quiénes eran los sacerdotes católicos y quiénes cal, la apertura total a una inmensa efusión del
los protestantes, ¡era una unidad maravillosa! Espíritu Santo, una especie de nuevo Pente-
El poeta Thomas Stearns Eliot escribió costés”. A cincuenta años de distancia sólo
unos versos que nos pueden iluminar en el sen- podemos constatar el pleno cumplimiento por
tido de las celebraciones de los cincuenta años parte de Dios de la promesa hecha a la Iglesia
del Vaticano II. Primero me permitan leerlo en por boca de su humilde servidor el beato Juan
ingles por los que entienden y pido perdón por XXIII. Si hablar de un nuevo Pentecostés nos
mi pronunciación: parece que, es por lo menos exagerado, vistos
todos los problemas y controversias surgidas
“We shall not cease from exploration/ en la Iglesia después de y a causa del concilio,
And the end of all our exploring/ Will be to ar- no debemos hacer otra cosa que ir a releer los
rive where we started/ And know the place for Hechos de los Apóstoles y constatar cómo no
the first time”. faltaron problemas y controversias ni siquiera
después del primer Pentecostés y no menos en
Una traducción castellana: sentido que los de hoy.
“No debemos detenernos en nuestra
exploración / y el fin de nuestro explorar/ será
llegar allí de donde hemos partido/ y conocer el
lugar por primera vez”
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[Dario Vitali]
Pont i f i c i a U n i v e r s i d a d G r e g o r i a n a , Rom a
Presbyterorum Ordinis:
una relectura a cincuenta
años del concilio
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preparatoria en algunas reuniones entre novi- el 14 de octubre de 1964. Esquema que, aun
embre de 1961 y abril de 19623. A partir de trasladando la atención de la dimensión cleri-
estos esquemas, que presentan visiones muy cal a la sacerdotal y del estado de vida al mi-
heterogéneas, fue redactado un primer esque- nisterio sacerdotal, no halló el favor de los Pa-
ma de decreto, retomando algunos temas pro- dres: de los 2135 presentes, los placet fueron
puestos por la Comisión4. El esquema, nunca 930 y los non placet 11999. Esto determinó la
presentado en el aula, significativamente lle- decisión de devolver todo el material a la Co-
vaba el título de clericis5, con una evidente misión competente. En el marco de tres días
referencia a la célebre distinción de Graciano, fue redactado un nuevo esquema, que incluía
repetida durante todo el segundo milenio cri- las observaciones que hicieron los Padres. Las
stiano: «Duo sunt genera christianorum: cle- diferencias entre los dos esquemas muestran la
rici et laici»6. orientación que se va dando a la cuestión.
El texto, dividido en tres capítulos, tenía Mientras el textus prior partía de la
muy en cuenta la situación de privilegio de los exigencia de santidad de la vida sacerdotal,
clérigos presentada por el gran jurista medioe- estableciendo el fundamento y deduciendo sus
val, poniendo especial énfasis en la particular implicancias, el textus emendatus enfatizó, en
exigencia de perfección de la vida sacerdotal cambio, la relación entre sacerdotes y laicos10.
(cap. I); luego, la importancia del estudio para Desde aquí se deducían las exigencias de la
los sacerdotes, con particular atención a la di- vida y del ministerio sacerdotal: relaciones
mensión pastoral, para responder a las nuevas fraternas fundadas en los vínculos de caridad,
exigencias de los tiempos (cap. II); finalmente, de oración, de cooperación e incluso de diver-
el recto uso de los bienes, introduciendo la cue- sión en común, formación a través del estudio,
stión de una remuneración equitativa para los y la adquisición de la ciencia pastoral. Fuerte
clérigos, con la propuesta de constituir inclu- énfasis se daba a la necesidad de distribuir el
so un fondo común (cap. III). El esquema, que clero según el principio de solicitud por todas
concluía con la exhortación a una adecuada las Iglesias, como también a la equitativa retri-
distribución del clero, aun presentando no po- bución del clero, incluso a través de la consti-
cos elementos de novedad en cuanto a algunas
tución de un fondo común de bienes en toda la
soluciones prácticas, enmarcaba el ministerio
diócesis.
en una perspectiva fuertemente clerical. Con
El textus emendatus ya no se refiere
particular fuerza insistía en la santidad de vida
exclusivamente al clero diocesano, si no a los
de los clérigos como condición previa para re-
sacerdotes en general, sobre todo a aquellos
alizar el munus sacerdotii, es decir «ofrecer el
comprometidos en el ministerio, en cuanto
sacrificio, administrar los sacramentos, condu-
están al servicio pastoral del Pueblo de Dios.
cir a los fieles a la santidad, convertir y atraer
La idea que guía la nueva impostación del
a muchos al seno de la Iglesia»7.
Una insistencia tal en la dimensión cul- 9
Acta Synodalia, III/V, 72. Sorprende el resultado de
tual del sacerdocio, es evidente en el esquema
la votación porque, en general, las intervenciones de
del decreto –de vita et ministerio sacerdotali8– los Padres en aula fueron a favor del esquema. Entre
presentado en aula durante el tercer período, otros, está el de la Conferencia de los obispos de Ar-
gentina, que alaban al texto diciendo que la lectura
3
Acta et Documenta Concilio Oecumenico Vaticano del esquema «nos conduce a la siguiente consola-
II apparando. Series II praeparatoria, III/I, 353-430. dora conclusión: La Santa Iglesia ofrece a sus sacer-
4
De los diecisiete esquemas propuestos por la Co- dotes, por medio de las disposiciones conciliares,
misión, fundamentalmente se sintetizaron en ese cuanto necesitan para cumplir digna y decorosamen-
esquema el I: De distributione cleri; el II: de clerico- te la misión que les confió Jesucristo»; y concluyen
rum vitae sanctitatae; el III: de habitu et tonsura cle- afirmando: «Con entusiasmo aplaudimos todo el
ricali; el XVI: De missarum stipendiis, de missarum esquema referente a los sacerdotes, especialmente
honerum reductione, de piis ultimis voluntatibus. porque, al redactarlo, se ha tenido una gran visión
5
Schemadecreti de clericis: in Sacrosanctum Oecu- de la Catolicidad de la Iglesia de Jesucristo, nuestro
menicum Concilum Vaticanum II, SchemataConstitu- Redentor»: Acta Synodalia, III/IV, 931. 934.
tionum et Decretorum, 27-42. 10
En los dos esquemas se hace referencia a las
6
Decretum Gratiani, cap. XII. adquisiciones doctrinales sobre el sacramento del
7
Sacrosanctum Oecumenicum Concilum Vaticanum Orden contenidas en el esquema de Ecclesia; en el
II, Schemata Constitutionum et Decretorum, 27. esquema emendado incluso se hace referencia a las
8
Cfr Acta Synodalia, III/IV, 225-243 (con la relatio presentadas en el esquema sobre el ministerio de los
leída por mons. Marty). obispos.
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esquema es que «el sacerdote, en particular todas las funciones emanan de la Ordenación
el sacerdote diocesano, el cual en razón de su episcopal que confiere la plenitud del sagrado
mismo ministerio está totalmente ordenado a ministerio, es necesario, entonces, repensar la
apacentar el rebaño de Cristo, no puede cum- doctrina del presbiterado en un nuevo cuadro
plir recta y fructuosamente este ministerio sino interpretativo.
en una relación permanente con los laicos»11. El paso más significativo fue la recu-
Sorprende la total ausencia de refe- peración de la palabra adecuada para indicar
rencia al nexo constitutivo entre sacerdocio este grado específico del Orden: no se hablará
común y sacerdocio ministerial propuesto en más de vita et ministerio sacerdotali, sino más
LG 10. Cosa que priva al esquema de la po- correctamente, de presbyterorum ministerio et
sibilidad de evidenciar el carácter de servicio vita. El cambio de perspectiva ya está en LG
al Pueblo de Dios propio del sacerdocio mini- 28; párrafo que trataba de los presbíteros en
sterial. Más bien, el esquema insiste sobre la el cuadro de la constitución jerárquica de la
dedicación total del sacerdote a la obra de la Iglesia, y que fue ampliamente remodelado
salvación, materializada en la conformación a para armonizarlo con las afirmaciones sobre
Cristo Sacerdote; y en una plenitud tal, que im- la sacramentalidad del episcopado. Los cua-
plica no sólo el ministerio sino también la vida tro párrafos, que describen la relación de los
entera. En esta línea de pensamiento el esque- presbíteros con Cristo, con los obispos, dentro
ma afirma no sólo la necesidad de desapego de del presbiterio y con los fieles, constituyen en
las cosas terrenas, sino que reitera también que cierto modo, la base y la síntesis del decreto. A
el celibato es exigencia de la vida sacerdotal. partir de este perfil, el esquema decreti de mini-
La base del esquema todavía se apoya- sterio et vita presbyterorum fue presentado en
ba en la distinción entre potestas ordinis y aula el 13 de octubre de 196513, y luego de la
potestas iurisdictionis. Tal impostación, que discusión, fue aprobado el 13 de noviembre y
veía en la capacidad de conficere Euchari- votado el 7 de diciembre en sesión pública, re-
stiam la especificidad del oficio sacerdotal gistrando 2310 placet contra 4 solamente non
común a obispos y presbíteros, reduciendo placet.
la diferencia a una distinción de poder en el
cuerpo eclesial, ya no podía seguir funcionan- 2. Contenido del decreto
do con la nueva comprensión acerca de la doc- Después de algunas afirmaciones en
trina del episcopado. La constitución sobre la otros documentos conciliares14, el decreto re-
Iglesia, de hecho, que pronto sería aprobada12, marca la necesidad de «una dedicación más
no sólo sostenía que «con la consagración epi- amplia y más profunda a los presbíteros», en
scopal se confiere la plenitud del sacramento cuanto «este Orden tiene una parte extremada-
del Orden, llamada, en la práctica litúrgico de mente importante y siempre más exigente en la
la Iglesia y en la enseñanza de los Santos Pa- renovación de la Iglesia de Cristo». A diferen-
dres, sumo sacerdocio, cumbre del ministerio cia del esquema de vita et ministerio sacerdo-
sagrado» (LG 21); sino que ese mismo texto tali explícitamente dirigido al clero diocesano,
presentaba también el ministerio del obispo, los destinatarios del decreto, en cambio, son
vinculadas en estrecha unidad, la función de «todos los presbíteros, especialmente los que
santificar con las de enseñar y de gobernar: se dedican a la cura de almas, haciendo las sal-
«Junto con el oficio de santificar, la consagra- vedades debidas con relación a los presbíteros
ción episcopal confiere también los oficios de religiosos» (n. 1).
enseñar y de gobernar, las cuales sin embargo El capítulo I (nn. 2-3) establece los fun-
por su misma naturaleza no pueden ejercerse damentos de la doctrina y el lugar del presbite-
sino en comunión jerárquica con la Cabeza rado en la misión de la Iglesia. De este modo,
y con los miembros del Colegio» (ibid.). Si el decreto se hace eco de la comprensión ecle-
siológica de Lumen Gentium afirmando, en pri-
mer lugar, la participación de todo el Cuerpo
11
Acta Synodalia, III/IV, 234: De propositione n. 1. místico en la misma unción de Cristo: en este
12
El 21 de noviembre de 1964. Pero el esquema
cuerpo «todos los fieles son constituidos en
completo había sido ya presentado en aula el 15 de
septiembre de 1964, con la lectura de la relatio gene- un sacerdocio santo y real, ofrecen a Dios por
ralis y de las relationes de singulis numeris: cfr Acta
Synodalia, III/I, 155-428. En aula fueron debatidos 13
Cfr Acta Synodalia, IV/IV, 332-393.
únicamente los capítulos VII e VIII, y durante el tercer 14
La nota 1 se refiere a Sacrosanctum Concilium,
período se procedió a las votaciones sui modi. Lumen Gentium, Christus Dominus, Optatam Totius.
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En los modi generales al proemio y al capítulo I otros grados eclesiásticos, pertenecen a este orden
se justifica la inclusión de los presbíteros religiosos jerárquico en primer lugar los obispos, sucesores de
entre los destinatarios del decreto, en cuanto que los apóstoles, los cuales… son superiores a los sa-
también el presbiterado de muchos de ellos está or- cerdotes» (DH 1768).
denado al ministerio; esto significa que el presbitera- 19
Al punto que, cuando se refiere a cada obispo, se
do es comprendido en orden al ministerio: cfr Acta usan expresiones como: “los obispos, singularmente
Synodalia IV/VII, 114-115. comprendidos…” (LG 23); “los obispos gobiernan
18
Sin embargo, Trento matiza sus afirmaciones, pre- las Iglesias particulares a ellos confiadas” (LG 27);
cisamente cuando afirma que, «más allá de todos los etc.
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decir, una relación ficticia con un coetus colo- rorum sin insistir debidamente en la relación
cado en posición de superioridad respecto a los con el propio obispo, principio y fundamento
presbíteros, y no con el propio obispo, como de de unidad del presbiterio. Además, esta lec-
hecho sucede en la realidad. Para reforzar esta tura corresponde con la opción de incluir en-
relación impersonal contribuye la elección de tre los destinatarios del decreto también a los
incluir entre los destinatarios del decreto tam- presbíteros religiosos, que tienen una relación
bién a los presbíteros religiosos, los cuales en directa con el obispo, pero sólo genéricamen-
razón de su consagración religiosa, no tienen te con el Orden episcopal. Así el texto habla
una relación directa e inmediata con el ordina- preferiblemente de unión entre presbíteros y
rio diocesano. obispos (cfr PO 7/c), y no de la relación entre
Esta dificultad se refleja inmediatamen- los presbíteros y el propio obispo, que es con-
te en las relaciones entre los presbíteros. Sea stitutiva del presbiterio. Se percibe aquí la falta
en LG 28 sea en PO 8 se introdujo el tema del de vinculación del tema, con la teología de la
presbiterio, que puede ser considerado uno de Iglesia particular, contenida en los documentos
los grandes progresos doctrinales del conci- conciliares en términos muy fragmentados20.
lio en lo que se refiere al ministerio Ordena- Por otra parte, que la opción de incluir
do. El decreto no se limita a remarcar que los en el decreto también a los presbíteros religio-
presbíteros, en razón de la Ordenación «están sos pudo haber condicionado la elaboración del
íntimamente unidos entre ellos por la fraterni- discurso, se advierte en el modo de impostar
dad sacramental»; sino que es más radical aun el tema de la espiritualidad de los presbíteros.
cuando dice que «forman especialmente un Si prestamos atención, «la llamada de los pre-
único presbiterio en la diócesis a cuyo servi- sbíteros a la perfección»21 resulta condiciona-
cio están incardinados, bajo la guía del propio da, en el vocabulario y en el contenido, por el
obispo». Ya la constitución sobre la Iglesia, perfil de la vida religiosa. Así lo demuestra la
más precisamente aun, había afirmado que «los segunda parte del capítulo III, redactada desde
presbíteros, próvidos colaboradores del Orden el esquema de los tres votos.
episcopal, y ayuda e instrumento suyo, llama- Sin embargo, no hay dudas del gran
dos para servir al Pueblo de Dios, constituyen esfuerzo realizado por el decreto para presen-
junto con su obispo un único presbiterio desti- tar la cuestión de la espiritualidad de los pre-
nado a diversos oficios» (LG 28). sbíteros, indicando como vía para tender a la
Lamentablemente, este progreso de perfección el ejercicio del ministerio mismo:
comprensión doctrinal parece que no fue bien
entendido y valorado, prevaleciendo una vi- 20
Cfr SC 41-42; LG 13. 23. 26; CD 11; AG 19-22.
sión del presbiterio como coetus presbyte- 21
Cfr cap.III, sección I.
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[ P r o f . D r . S a nt i a g o d e l C u r a E l en a ]
U n i v e r s i d a d Pont i f i c i a d e S a l a m a nc a
F a cu l t a d d e T eo l o g í a d e l N o r te d e E s p a ñ a ,
Bu r g os
EL MINISTERIO ORDENADO.
RENOVACIÓN Y
PROFUNDIZACIÓN DE
SU TEOLOGÍA EN LA ESTELA
DEL VATICANO II
El ministerio ordenado: así rezaba el (2005)1, que han reactivado los debates sobre
título de la intervención que me fue asignada la hermenéutica más adecuada del Vaticano II2.
para este Congreso a los 50 años del Vaticano
II. Y he mantenido el título por dos motivos: a)
porque sólo así pueden integrarse dentro de una 1
«[...] está la “hermenéutica de la reforma”, de la
misma denominación las realidades ministeri- renovación dentro de la continuidad del único sujeto-
ales de episcopado, presbiterado y diaconado Iglesia, que el Señor nos ha dado [...] Precisamente
(resulta muy difícil justificar la aplicación de en este conjunto de continuidad y discontinuidad en
categorías sacerdotales al ministerio diaconal); diferentes niveles consiste la naturaleza de la ver-
b) porque la expresión ministerio ordenado pu- dadera reforma. En este proceso de novedad en la
ede ser ecuménicamente compartida, aunque continuidad [...]», Benedicto XVI, Allocutio ad Roma-
el alcance de lo que implica la ordenación no nam Curiam ob omina natalicia (22-12-2005): AAS
sea idéntico en la comprensión católica (que 98/1 (2006) 46.
afirma claramente su sacramentalidad) y en la 2
El debate sobre esta cuestión, en la que se inserta
comprensión protestante (donde se da un re- el presente Congreso, ha dado lugar a una literatura
chazo de la misma, no obstante los importantes muy numerosa; cf. los trabajos recientes, donde
acercamientos ecuménicos al respecto). además se halla una información bibliográfica de
Mediante el subtítulo añadido se pre- gran utilidad: J. R. Villar, «Claves teológicas funda-
cisa la perspectiva de mi planteamiento. No mentales para la recepción del magisterio del concilio
hay duda de que el Vaticano II ofreció una Vaticano II»: Revista Española de Teología 72 (2012)
teología del ministerio ordenado que aportaba 429-428; S. Pié-Ninot, «Ecclesia semper reformanda.
elementos innovadores respecto a la teología La recepción del Vaticano II: balance y perspecivas»:
preconciliar del mismo; a la par afirmó con Revista Catalana de Teologia 37 (2012) 281-302; J.
toda claridad la validez de elementos nucleares W. O’Malley, «“The Hermeneutic of Reform”: A His-
en su comprensión teológica, provenientes de torical Analysis»: Theological Studies 73 (2012) 517-
la revelación bíblica, de la gran tradición ecle- 546; O. Rush, «Toward a Comprensive Interpretation
sial y del discurso creyente elaborado desde fo the Council and its Documents»: ibíd. 547-569; A.
estos presupuestos normativos. También en Scola, «Un’adeguata ermeneutica conciliare»: Il Reg-
este caso hay «novedad en la continuidad», por no-Documenti 17 (2012) 538-549; J. Famerée (dir.),
decirlo con unas palabras de Benedicto XVI Vatican II comme style. L’herméneutique théologique
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terorum Ordinis (PO), las afirmaciones respec- ares confirmó la necesidad de que el Sínodo
tivas en la constitución Lumen Gentium (LG), de Obispos de 1971 se ocupara del sacerdocio
el decreto Christus Dominus (CD) y el decreto ministerial10. Del tema volvió a ocuparse tam-
Optatam Totius (OT); son documentos donde bién el Sínodo del año 1990, que dio origen a
quedó recogida la teología del ministerio or- la exhortación apostólica Pastores dabo vobis
denado que sigue siendo norma de referencia (1992)11. En el último Catecismo de la Iglesia
también hoy día. Católica (1997) han quedado básicamente re-
Pero para comprender su verdadero cogidas las afirmaciones conciliares y poscon-
alcance, tanto en el conjunto del Vaticano II ciliares relativas al ministerio ordenado12.
como especialmente en la vivencia y en el ejer- Después, un nuevo Sínodo (2001) se ocupó
cicio ministerial durante la época posconciliar, directamente del ministerio episcopal y sus re-
no se pueden aislar los textos mencionados del sultados quedaron recogidos en la exhortación
resto de documentos conciliares. Más aún, en Pastores gregis (2003)13. Pero junto a estos
ocasiones provendrán de otros documentos, Sínodos convendría tener en cuenta también
por ejemplo, de las Constituciones Gaudium aquellos otros que, sin estar dedicados explíci-
et Spes (GS), Sacrosanctum Concilium (SC), tamente al ministerio ordenado (en su conjunto
Dei Verbum (DV), o del resto de Decretos con- o en sus diversos grados), contienen afirmacio-
ciliares, algunos de los impactos mayores en nes de relieve para el mismo. Y tales afirmacio-
la configuración de estilos ministeriales carac- nes se hallan, entre otras, en las exhortaciones
terísticos de estos cincuenta años. Ubicar, por apostólicas de los Sínodos sobre la evangeli-
tanto, los textos más directamente concernien-
tes, como puede ser Presbyterorum Ordinis8,
tadísticos, cf. el informe de G. Salvini, «Preti che “ab-
en el contexto más amplio de sus conexiones bandonano”, preti che “ritornano”»: La Civiltà Cattol-
con los demás documentos del Vaticano II ica 3764 (2007) 148-155, según el cual en el período
sería una tarea necesaria para comprender ad- 1964-2004 dejaron el ministerio 69.063 sacerdotes
ecuadamente la intencionalidad conciliar, pero y en el período 1970-2004 retornaron al ministerio
no es posible realizarla aquí. 11.213 sacerdotes. Sobre la cuestión concreta de la
«identidad», cf. entre otros: R. Lavatori-R. Poliero,
2. Desarrollo ulterior en documentos Mistero e identità del presbitero (Urbaniana Uni-
posconciliares versity Press,Roma 2002); T. J. McGovern, Priestly
El estallido de la llamada crisis de iden- Identity. A Study in the Theology of Priesthood (Four
tidad9 ya durante los primeros años posconcili- Courts Press, Dublin 2002); P. M. Zulehner, Pries-
terliche Identität im Wechsel der Zeit, en P. Klasvogt
8
Un buen instrumento de ayuda para confrontar las (ed.), Leidenschaft für Gott und sein Volk. Priester für
diversas redacciones lo ofrece F. Gil Hellín, Presb- das XXI. Jahrhundert (Bonifatius,Paderborn 2003)
yterorum Ordinis (Libreria Editrice Vaticana, Città del 41-56.
Vaticano 1996). Para la historia del decreto PO, los 10
Cf. el documento Ultimis temporibus de sacerdotio
diversos proyectos y la prioridad dada a la misión de ministeriali (30-11-1971), en Enchiridium Vaticanum
la iglesia en su conjunto, además de las obras citadas 4, 1135-1237.
en nota 4, cf. los análisis de P. J. Cordes, Sendung 11
Sobre Pastores dabo vobis, cf. los números mono-
zum Dienst. Exegetisch-historische und systema- gráficos dedicados por las revistas Surge 50 (1992)
tische Studien zum Konzilsdekret “Vom Dienst und 233-298, Seminarios 38 (1992) 282-518, Salesia-
Leben der Priester” (Knecht, Fráncfort 1972). Sobre num 50 (1993) 3-146.
su recepción, cf. el conjunto de trabajos incluídos en 12
Cf. Catechismus Catholicae Ecclesiae (Libreria Edi-
Los presbíteros. A los diez años de “Presbyterorum trice Vaticana, Città del Vaticano 1997).
ordinis”, en Teología del sacerdocio vol.5 (Aldecoa, 13
Sobre Pastores gregis, cf. G. Ferraro,«Presenza
Burgos 1975); R. Fisichella (ed.), Il Concilio Vatica- della liturgia e sacramentalità dell’ordinazione epis-
no II. Recezione e attualità alla luce del giubileo (San copale nell’esortazione apostolica postsinodalePas-
Paolo, Cinisello Balsamo [Milán] 2000) 551-584; tores gregis»:Ephemerides Liturgicae 118 (2004)
L. Mödl, «Das Dekret über Dienst und Leben der 143-166; la revista Lateranum LXXI /2-3 (2005) está
Priester Presbyterorum Ordinis», en F. X. Bischof-S. dedicada por entero a comentar la exhortación post-
Leimgruber (Hrsg.), Vierzig Jahre II. Vatikanum. Zur sinodal Pastores gregis; G. Routhier, «L’épiscopat
Wirkungsgeschichte der Kozilstexte (Echter, Wurz- à l’Assemblée ordinaire du Synode des évêques de
burgo 2004) 297-315. 2001», en J. Famerée (dir.), Vatican II..., o.c. en nota
9
Sobre las consecuencias de la crisis en términos es- 2, 111-129.
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paración previa de la Asamblea en las dióce- terio sacerdotal30. En la segunda parte, mucho
sis respectivas, una participación conjunta de más contextuada, las propuestas relacionadas
obispos y presbíteros, así como una votación con el celibato y con la ordenación de hombres
igualmente conjunta de las distintas propuestas casados protagonizaron la mayor parte de las
y conclusiones. La Asamblea pretendía hacer discusiones y centraron casi todo el interés.
realidad en España lo que el Vaticano II había Esta ponencia II de la Asamblea Con-
propuesto para el ministerio ordenado; de junta, así como diversos trabajos posteriores
hecho en ella cristalizaron muchos anhelos am- orientados en la misma dirección, corroboran
pliamente compartidos por el clero español. Y hasta qué punto las propuestas teológico-pas-
su impacto en la Iglesia de entonces, compro- torales sobre el ministerio ordenado, hechas
metida en un proceso intenso de renovación en en el ámbito español de entonces, abordaban
todas las direcciones, fue muy grande, dando cuestiones semejantes a las de otras Iglesias
origen también a numerosas tensiones dentro europeas y se insertaban en un proceso muy rá-
de la Iglesia española y de las comunidades pido de apertura y de homologación con otros
contextos eclesiales.
cristianas, así como a cambios ulteriores en el
ejercicio de las tareas ministeriales. Todavía
— El papel de la Comisión Episcopal
hoy, cuando la Asamblea Conjunta es para
del Clero (1987ss)
la gran mayoría acontecimiento histórico del
A mi modo de ver, la Comisión Epis-
pasado, es posible encontrar valoraciones con-
copal del Clero de la Conferencia Episcopal
trapuestas, desde quienes la retienen como un
Española ha jugado un papel importante en re-
intento desacertado de actualización conciliar lación con la teología y espiritualidad del min-
hasta los que proponen sus textos como lectura isterio ordenado desde mediados de los años
obligatoria precisamente para las generaciones ochenta y en los años noventa, es decir, en lo
más jóvenes. que podría denominarse como una segunda
Dejando a un lado las repercusiones etapa de la recepción conciliar. Toda su activi-
políticas y sociales de la Asamblea, que en dad responde a una preocupación constante por
aquel contexto llegaron a ocupar el primer el ministerio y la vida de los presbíteros, por la
plano, a propósito del ministerio ordenado y asimilación y profundización de los documen-
las formas de vivirlo interesa especialmente la tos conciliares y posconcilares (especialmente
ponencia II. En ella no se pretende ofrecer un de Pastores dabo vobis), por la atención a los
tratado completo del ministerio, pero se recoge nuevos desafíos que ha de afrontar la tarea
en su primera parte la teología conciliar del misional y evangelizadora, por el deseo de una
mismo, con formulaciones a veces exitosas, vida espiritual vivida a fondo desde el propio
no obstante las controversias habidas a la hora ministerio y desde la pertenencia diocesana.
de otorgar prioridad a la misión o a la consa- A este respecto adquieren relieve espe-
gración29; en cualquier caso, el documento de la cial los congresos y simposios que ha organiza-
Congregación del Clero relativo a la Asamblea do en torno a la espiritualidad, a la formación
Conjunta (9-2-1972) terminará recomendando permanente o a la relación entre presbiterado y
sustituir esta ponencia II con el documento del secularidad31. En su conjunto puede percibirse
Sínodo de los Obispos de 1971 sobre el minis-
30
Cf. documento completo de la Congregación del
29
Cf. texto de la ponencia II «Ministerio sacerdotal y Clero en V. Cárcel Ortí, Pablo VI y España, o.c. en
formas de vivirlo» en Asamblea Conjunta..., o.c. en nota 28, 891-901, en el cual se aconseja vivamente
nota 27, 177-273. En esta ponencia se hacen valer «sustituir el texto de la ponencia II con el documento
«consagración» y «misión» como dimensiones de del último Sínodo de los obispos sobre el Sacerdocio
una misma realidad, no como una alternativa. En el ministerial, cuya base teológica y cuyas aplicaciones
texto de la ponencia influyó un estudio (cf. «Sínte- prácticas se presentan mucho más seguras y váli-
sis sistemática de las aportaciones de los teólogos al das» (901).
Documento»: Surge 27 (1971) 387-404), en el que 31
Cf. Comisión Episcopal del Clero, Espiritualidad del
diversos teólogos habían intentado mediar entre la presbítero diocesano secular. Simposio (Edice, Ma-
propuesta del Documento I que hacía de la «misión» drid 1987); Íd., Espiritualidad sacerdotal. Congreso
el punto de partida, relegando la «consagración», y (Edice, Madrid 1989); Íd., La formación permanente
la reacción contraria de quienes proponían el camino de los sacerdotes. Simposio (Edice, Madrid 1993);
totalmente opuesto. Íd., Presbiterado y Secularidad. Simposio (Edice, Ma-
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en ellos el eco de aquellas cuestiones que atra- de teólogos españoles y de muchos sacerdotes
viesan el ejercicio ministerial y la vida de las diocesanos por mantener vivos el recuerdo y la
comunidades cristianas, cuestiones que adqui- enseñaza de san Juan de Avila33, figura egregia
eren acentos nuevos o se modifican significati- del s. xvi, maestro de santos y de fundadores
vamente con el paso de los años. Por otro lado, en aquella época, patrono del clero español,
teniendo en cuenta la diversidad de los ponen- merecedor de numerosos estudios34, promotor
tes, sus vinculaciones con el mundo de las re- de una profunda renovación espiritual y santo a
alidades pastorales y con los ámbitos de la re- quien Benedicto XVI acaba de proclamar doc-
flexión teológica, la participación numerosa de tor de la Iglesia universal (7-11-2012).
presbíteros y de obispos, el uso de sus diversos
textos en sesiones de formación permanente o — La celebración del Año Sacerdotal
la publicación por parte de la Comisión de nu- (2009-2010)
merosos materiales complementarios de ayuda En la intención de Benedicto XVI
y profundización ulteriores32, por todo ello pu- al convocar el Año Sacerdotal se hallaba el
ede considerarse el conjunto de su labor como propósito prioritario de «promover el compro-
expresión de una circularidad entre realidades miso de renovación interior de todos los sacer-
pastorales concretas y reflexión teológica sobre dotes, para que su testimonio evangélico en el
el ministerio ordenado. mundo de hoy sea más intenso e incisivo», ilu-
Una peculiaridad de la realidad españo- minados por la figura y el testimonio del Cura
la es el esfuerzo de la Conferencia Episcopal, de Ars35. Siguiendo este deseo, las diversas
drid 1999). 33
Cf. S. Juan de Ávila, Obras completas, nueva ed.
32
Cf. Comisión Episcopal del Clero, Sacerdotes para crítica de L. Sala Balust-F. Martín Hernández (BAC,
evangelizar. Reflexiones sobre la vida apostólica de Madrid 2000-2003).
los presbíteros (Edice, Madrid 1987); Íd., Los sac- 34
Cf. el conjunto de colaboraciones en M. E. Gonzá-
erdotes. Materiales de reflexión ad usum privatum lez Rodríguez (ed.), Entre todos, Juan de Ávila. Elogio
(Edice, Madrid 1993); Íd., Sacerdotes día a día. La al Santo Maestro en el entorno de su proclamación
formación permanente integral Edice, Madrid 1995). como Doctor de la Iglesia Universal (BAC, Madrid
Algunos de estos documentos, así como otros dedi- 2011); más reciente, Íd., San Juan de Avila, doctor de
cados a la formación humana, espiritual, intelectual y la Iglesia universal (BAC, Madrid 2012). Tanto aquí
pastoral se hallan recogidos en Comisión Episcopal del como en la ed. de sus obras completas hay numero-
Clero, La formación sacerdotal permanente. Docu- sas referencias bibliográficas de los estudios lleva-
mentos sobre Pastores dabo vobis (Edice, Madrid dos a cabo sobre S. Juan de Ávila.
2004). A todo esto deberían añadirse distintos ma- 35
Cf. Carta de convocatoria del Año Sacerdotal por
teriales para reuniones y retiros espirituales, cuya parte de Benedicto XVI con ocasión del 150 aniversa-
enumeración resultaría aquí demasiado prolija. rio de la muerte del Santo Cura de Ars (16-6-2009).
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español han sido las de Galot41, Dianich42, Le- de teólogos españoles, sino también de voces
grand43, Favale44, Schillebeeckx45, Greshake46, procedentes de otros lugares, hecho importante
Sesboüé47, Rigal48 o Wood49. Son autores cita- en ese momendo en que la Iglesia española
dos con frecuencia, sus opiniones han estado manifestaba interés por las nuevas corrien-
presentes y sus obras han estimulado la reflex- tes teológicas y estaba decidida a asimilar las
ión teológica española sobre el ministerio or- enseñanzas de los textos conciliares. El manual
denado, elaborada generalmente con gran aper- de Nicolau es, a su vez, exponente de un pens-
tura hacia el pensamiento teológico surgido en amiento teológico arraigado más en la época
otros contextos y publicado en otros idiomas50. preconciliar, pero sinceramente esforzado por
Por lo que se refiere a autores españoles integrar en la medida de sus posibilidades al-
he seleccionado (con pretensión ilustrativa gunas aportaciones provenientes de los textos
más que exhaustiva) algunas obras que han ido conciliares, si bien la integración no puede re-
jalonando la historia de los últimos cuarenta tenerse lograda por completo.
años. Como punto de partida se puede comen- Los escritos de J. M. Castillo relativos
zar citando el manual de M. Nicolau (1971)51 al ministerio sacerdotal (1971-1993)53 testifi-
y la XXVI Semana Española de Teología52 can una evolución progresiva que, atenta a los
(1969). Ésta se inserta en la tradición española desafíos y modificaciones de momentos sucesi-
vos, va de la integración inicial entre elementos
de las Semanas y supone la aportación no sólo
eclesiológicos y cristológicos (con prioridad de
la fundamentación cristológica) hasta convertir
41
J. Galot, Ser sacerdote en nombre de Cristo (CETE,
la misión en categoría determinante. Aquí radi-
Toledo 1990).
caría, según él, la modificación substancial que
42
S. Dianich, Teología del ministerio ordenado. Una
en la teología del ministerio habrían supuesto
interpretación eclesiológica (Paulinas, Madrid 1988).
los textos del Vaticano II, al hacer de la misión
43
H. Legrand, «Ministerios de la Iglesia local», en Ini-
y no de la consagración el punto de partida y la
ciación a la práctica de la teología, III/2 (Cristiandad,
clave comprensiva.
Madrid 1984) 175-267.
Con la colaboración de I. Oñatibia
44
A. Favale, El ministerio presbiteral. Aspectos doc-
trinales, pastorales y espirituales (Sociedad de Edu-
(1988) en una obra dedicada a los sacramen-
cación Atenas, Madrid 1989).
tos de la Iglesia54 nos encontramos ante un tra-
45
E. Schillebeeckx, El ministerio eclesial. Respon- bajo que hace valer sobre todo la importancia
sables de la comunidad cristiana (Cristiandad, Ma- teológica de los ritos litúrgicos de ordenación.
drid 1983). Inspirado en un conocimiento directo y pro-
46
G. Greshake, Ser sacerdote. Teología y espirituali- fundo de las fuentes patrísticas, se esfuerza por
dad del ministerio sacerdotal (Sígueme, Salamanca ofrecer una síntesis que evite reduccionismos
1995); Íd., Ser sacerdote hoy. Teología, praxis pasto- unilaterales y dé más cabida a la dimensión
ral y espiritualidad (Sígueme, Salamanca 2003). pneumatológica, para de esta manera respond-
47
B. Sesboüé, ¡No tengáis miedo! Los ministerios en er a los desafíos contemporáneos y lograr una
la Iglesia hoy (Sal Terrae, Santander 1998). integración unitaria de las distintas funciones
48
J. Rigal, Descubrir los ministerios (Secretariado ministeriales.
Trinitario, Salamanca 2002). La obra de J. I. González Faus (1989)55
49
S. K. Wood, El sacramento del orden. Una visión
teológica desde la liturgia (CPL, Barcelona 2008). 53
J. M. Castillo, El sacerdocio ministerial. Apuntes ad
50
Además de estos autores, cuyas obras están tradu- usum privatum (Arabi, Madrid 1971); Íd., Los minis-
cidas, hay muchos otros que han sido utilizados en terios en la Iglesia (Fundación Santa María, Madrid
sus lenguas originales y que son citados en los tra- 1983); Íd., Para comprender los ministerios en la
bajos llevados a cabo por autores españoles; aquí no Iglesia (Verbo Divino, Estella 1993) (3ª ed. 2002); Íd.,
es posible analizar el peso real de su influencia, baste «Sacerdocio, episcopado, papado», en I. Ellacuría-J.
dejar constancia de su conocimiento y utilización por Sobrino (eds.), Mysterium liberationis, II (Trotta, Ma-
parte de la teología española. drid 1990) 295-317.
51
M. Nicolau, Ministros de Cristo. Sacerdocio y sac- 54
I. Oñatibia, El sacramento del orden, en D. Borobio
ramento del orden (BAC, Madrid 1971). e.a. (ed.), La celebración de la Iglesia, II: Sacramen-
52
XXVI Semana Española de Teología. Coloquio Teo- tos (Sígueme, Salamanca 1988) 395-652.
lógico Internacional, El sacerdocio de Cristo y los di- 55
J. I. González Faus, Hombres de la comunidad.
versos grados de su participación en la Iglesia (1966) Apuntes sobre el ministerio eclesial (Sal Terrae, San-
(Instituto Francisco Suárez, Madrid 1969). tander 1989).
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no tiene pretensiones sistemáticas, pues consti- tiones análogas a las de muchos lugares del
tuye más bien un conjunto de apuntes incom- ámbito europeo. Junto a la apertura de horizon-
pletos, elaborados en el contexto de América tes destaca la conjunción de discurso teológico
Latina y retenidos válidos también para af- y preocupación pastoral, así como la atención
rontar las crisis y los desafíos de la situación prestada a la perspectiva litúrgica, dimensión
española. Tal vez su carácter fragmentario y generalmente cuidada en la mayor parte de los
la comprensión decididamente comunitaria autores españoles.
del ministerio expliquen la ambivalencia de En el tratado de M. Ponce (2001)59 apa-
la obra en sus aciertos (no absolutización del rece como preocupación de fondo la crisis sac-
ministerio) y en sus lagunas (irrelevancia de la erdotal de los decenios anteriores y el deseo de
sacramentalidad, imprecisiones históricas). ofrecer una respuesta a la misma, sobre todo
J. Esquerda Biffet, autor de numero- allí donde la crisis tendría sus orígenes en pre-
sísimos estudios sobre el ministerio y la es- supuestos doctrinales y comprensiones eclesi-
piritualidad sacerdotal y persona de referencia ológicas insuficientes o equivocadas. Destacan
obligada en el campo de la teología española sus esfuerzos por vincular el ministerio sacer-
sobre esta materia, pone a disposición una obra dotal con la persona de Jesucristo, así como la
amplia (1991, 2008)56, donde recoge el fruto integración de la dimensión cristológica y ecle-
de sus trabajos, surgidos de la enseñanza aca- siológica o la necesidad de comprender unitari-
démica durante muchos años y del contacto amente las diversas funciones ministeriales.
directo con sacerdotes de todas las naciones y La obra escrita por J. Espeja (2001)60
latitudes. En ella se tratan prácticamente todos podría considerarse no tanto como un manual
los temas de la teología y de la espiritualidad al uso, sino más bien como un ensayo valor-
sacerdotal, ofreciendo una información bibli- ativo de la recepción experimentada por la doc-
ográfica amplia, selecta y cuidada. trina conciliar sobre el ministerio ordenado.
El manual de R. Arnau (1995)57 está es- Su apuesta es neta a favor de la comprensión
crito con la finalidad de abordar dos grandes eclesiológico-comunitaria del ministerio como
cuestiones: la relativa a la identidad sacerdotal función y como servicio. Y, en medio de ref-
y la relativa al giro metodológico introducido erencias a la situación actual, predomina un
por el Vaticano II. En la parte histórica ofrece juicio positivo del primer período posconciliar
una síntesis de los datos fundamentales y en la (apertura, diálogo, asunción de realidades nue-
parte sistemática destaca el tratamiento de la vas) frente a las reticencias para con el segun-
institución por parte de Cristo, la unidad del do, que llegaría hasta hoy (retorno de modelos
sacramento del orden, la relación/distinción preconciliares, recuperación de estilos ministe-
entre episcopado y presbiterado, la discusión riales que se creían superados).
moderna sobre el carácter sacramental y la Una tonalidad distinta se halla en la
cuestión relativa al ministro de la ordenación. obra de P. Fernández (2007)61. Sus discrep-
La obra de D. Borobio (1999)58 hace de ancias críticas con algunos desarrollos de la
la ministerialidad de la Iglesia entera y del con- época posconciliar son manifiestas y su opción
junto de los ministerios el lugar adecuado para a favor de una terminología sacerdotal y no
plantear la cuestión específica del ministerio ministerial atraviesa como un hilo conductor
ordenado, abordando en esta perspectiva cues- la obra entera. Destaca la atención prestada a
los ritos litúrgicos como fuente de inspiración
56
J. Esquerda, Historia de la espiritualidad sacerdo- para la comprensión teológica y espiritual. En
tal, en Teología del sacerdocio 19 (Aldecoa, Burgos la obra se percibe una preocupación constante
1985); Teología de la espiritualidad sacerdotal (BAC, por la identidad de la fe, de la Iglesia y del
Madrid 1991); Íd., Espiritualidad sacerdotal (Edicep, ministerio, con algún distanciamiento respecto
Valencia 2008); Cf. también sus frecuentes trabajos al abandono de la distinción entre potestad de
en la colección Teología del Sacerdocio de la Facultad
de Burgos, de cuyo Instituto fue director durante los 59
M. Ponce, Llamados a servir. Teología del sacerdo-
primeros años. cio ministerial (Herder, Barcelona 2001).
57
R. Arnau, Orden y Ministerios (BAC, Madrid 1995). 60
J. Espeja, El ministerio en la Iglesia. Un cambio de
58
D. Borobio, Los ministerios en la comunidad (CPL, perspectiva (San Esteban, Salamanca 2001).
Barcelona 1999); es una reelaboración de su obra 61
P.Fernández, Sacramento del orden. Estudio teo-
previa Ministerio sacerdotal, ministerios laicales lógico. Vida y santidad del sacerdote ordenado (San
(Desclée, Bilbao 1982). Esteban, Salamanca 2007).
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ceso de las mujeres al ministerio sacerdotal77; Asumidas estas limitaciones, los temas
la cuestión reiterada en torno a la obligatorie- escogidos a título ilustrativo están relacionados
dad del celibato para presbíteros y obispos en con la terminología, con la innovación eclesi-
la Iglesia católica de tradición latina78; los cam- ológica de LG, con la unidad del sacramento
bios de acento en las opciones ministeriales del orden en la integración de episcopado,
provenientes de reestructuraciones obligadas presbiterado y diaconado, con la condición
en la pastoral, de sensibilidades nuevas en las peculiar de los religiosos presbíteros y con las
dificultades actuales del diálogo ecuménico. Si
generaciones más jóvenes o de urgencias ina-
presento los temas bajo forma de cuestiones,
plazables en la nueva evangelización79.
no es porque en ellos todo sea cuestionable,
sino para comprender mejor la necesidad de
77
La bibliografía sobre la cuestión es muy abundan-
una mirada prospectiva. De ahí la conveniencia
te, también después de que Juan Pablo II declarase
de abrir el horizonte también hacia la teología
en Ordinatio sacerdotalis (1994) que el no acceso
del ministerio ordenado que se elabora en otros
era una verdad de fide tenenda. Para consultar las
contextos80. Así podrá percibirse mejor qué
fuentes históricas favorables a la exclusión, cf. G. L.
afirmaciones conciliares piden profundizacio-
Müller (ed.), Der Empfänger des Weihesakraments.
Quellen zur Lehre und Praxis der Kirche, nur Män-
nes ulteriores y por qué las nuevas situaciones
nern das Weihesakrament zu spenden (Echter, Wurz-
(eclesiales, pastorales, culturales) reclaman un
burgo 1999). Para la discusión reciente, cf. Íd., (ed.), repensamiento de la teología y del ejercicio del
Frauen in der Kirche (Echter, Wurzburgo 1999) 217- ministerio ordenado.
400; S. Buttler, The Catholic Priesthood and Women.
A Guide to the Teaching of the Church (Hillenbrand 1. Categorías ministeriales y/o sacer-
Books, Chicago 2007); S. Demel, Frauen und kirchli- dotales: ¿sólo opciones terminológicas?
ches Amt. Grundlagen, Grenzen, Möglichkeiten (Her- Quien se adentre hoy en la reflexión
der, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2012). Para el caso
concreto de las «diaconisas», cf. S. Del Cura, «La ejercicio presente y futuro del ministerio ordenado,
realidad sacramental del diaconado en los desarro- me referiré más adelante.
llos postconciliares»: Salmanticensis 49 (2002) 247- 80
Además de las obras y autores citados ya previa-
287 (256-259); L. Scheffsczyk (ed.), Diakonat und mente (supra notas 3-25), cf. A. Favale, I presbiteri.
Diakonissen (EOS, St. Ottilien 2002); D.W. WINKLER Identità, missione, spiritualità, formazione perma-
(ed.), Diakonat der Frau (Wien 2010). nente (ElleDiCi, Turín 1999); G. Ferreti, Essere pre-
78
Puesto que el celibato no pertenece a la esencia te oggi (ElleDiCi, Turín 2009); P. J. Cordes, Perché
del ministerio presbiteral, la cuestión se ha planteado sacerdote? Risposte attuali con Benedetto XVI (San
reiteradamente desde el Vaticano II hasta nuestros Paolo, Cinisello Balsamo 2010); J. P. Torrell, Un
días, también en los Sínodos de obispos, vinculán- peuple sacerdotal. Sacerdoce baptismal et ministère
dola con frecuencia a la ordenación de viri probati. sacerdotal (Cerf, París 2011); M. Levering, Christ
La respuesta oficial ha sido hasta ahora mantener la and the Catholic Priesthood. Ecclesial Hierarchy and
disciplina tradicional, así lo corrobora últimamente the Pattern of the Trinity (Hillenbrand Books, Chi-
Benedicto XVI: «Junto con la gran tradición eclesial, cago 2010); Th. Ochs, Funktionär oder privilegierter
con el Concilio Vaticano II y con los Sumos Pontífices Heiliger? Biblisch-theologische Untersuchungen
predecesores míos, reafirmo la belleza y la importan- zum Verhältnis von Person und Funktion des sakra-
cia de una vida sacerdotal vivida en el celibato, como mental ordinierten Amtsträgers (Echter, Wurzburgo
signo que expresa la dedicación total y exclusiva a 2008); Th. Schumacher, Bischof, Presbyter, Diakon.
Cristo, a la Iglesia y al Reino de Dios, y confirmo por Geschichte und Theologie des Amtes im Überblick
tanto su carácter obligatorio para la tradición latina. (Pneuma, Múnich 2010); G. Augustin, Zur Freude
El celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y berufen. Ermutigung zum Priestersein (Herder, Fri-
entrega, es una grandísima bendición para la Iglesia burgo i. Br.-Basilea-Viena 2010); de gran interés son
y para la sociedad misma», Sacramentum caritatis nº los diversos trabajos de W. Kasper y de J. Ratzinger
24. Sobre la historia del celibato, cf. S. Heid, Zölibat in relacionados con el ministerio ordenado, nuevamen-
der frühen Kirche (Schöningh, Paderborn 1997); so- te reeditados: W. Kasper, Die Kirche und ihre Ämter,
bre la discusión actual, cf. R. A. Schoenherr, Goodbye Schriften zur Ekklesiologie, II, WKGS 12 (Herder, Fri-
Father. The Celibat Male Priesthood and the Future of burgo i. Br.-Basilea-Viena 2009); J. Ratzinger, Künder
the Catholic Church (Oxford University Press, Oxford des Wortes und Diener eurer Freude. Theologie und
2002). Spiritualität des Weihesakraments, GS 12 (Herder,
79
A algunos de estos aspectos, importantes para el Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2010).
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bido que el NT no usa terminología sacerdotal rior irá aplicando gradualmente el término de
para referirse a los ministerios eclesiales. Pablo «sacerdotes» a los presbíteros, hasta terminar
(Rom 15,16), no obstante, entiende su ministe- prácticamente suplantándolo. Y la compren-
rio de evangelización como liturgia, es decir, sión dogmática del sacerdocio ministerial por
en términos cultuales, pues se comprende a sí su relación a la eucaristía (cf. Trento) así como
mismo como «liturgo de Cristo Jesús». De ahí una espiritualidad consecuente con la misma
que, según Vanhoye, este desarrollo doctrinal (cf. la escuela francesa de P. Bérulle) contri-
ponga en el camino que llevará después a una buirán decisivamente a que el término «sacer-
comprensión del ministerio con categorías sac- dote» se convierta en el más común para desig-
erdotales. Un camino marcado por la plurali- nar a los presbíteros.
dad terminológica y por parangones entre min- Al hilo de la renovación teológica del
isterios cristianos y ministerios de la tradición Vaticano II algunos creyeron necesario superar
judía85, de modo que a mediados del s. iii puede la terminología sacerdotal, pues se pensaba
considerarse común la interpretación del minis- prejuzgar con ella la comprensión del minis-
terio ordenado (sobre todo episcopal) en térmi- terio en una dirección distinta de la originaria,
nos sacerdotales: Tertuliano presenta al obispo por su acento prevalentemente cultual, ritual,
como summus sacerdos que, junto a presbíte- al modo véterotestamentario o incluso pagano.
ros y diáconos, constituye el ordo sacerdotalis Y para superar esta supuesta sacerdotalización
o sacerdotium86; Orígenes retiene que el obispo se propuso reintroducir el término de presbíte-
posee un sacerdotium maius, pero también los ros, presente en el NT y en la literatura pos-
presbíteros son sacerdotes que forman conjun- terior. Con estos resultados: 1) el Vaticano II
tamente el ordo sacerdotalis87; Cipriano lleva mantiene la simultaneidad de ambos lenguajes,
a cabo una cierta restricción, pues, si por un dedicando un decreto al ministerio y vida de
lado denomina habitualmente al obispo como los presbíteros (PO) y un documento a la for-
sacerdos y considera a los presbíteros unidos al mación sacerdotal (OT), mientras hace un uso
obispo en el «honor sacerdotal», por otro lado minoritario de la expresión sacerdocio ministe-
no denomina generalmente «sacerdotes» a los rial89; 2) el uso es más frecuente en Pastores
presbíteros88. Pero el proceso histórico poste- dabo vobis (cf. cap. II-III), donde también se
habla de ministerio sacerdotal, presbiteral u
(eds.), Ordination et ministéres (CLV., Roma 1996) ordenado90; 3) en la documentación postcon-
45-58; H. Geist, «El sacerdocio según la revelación: ciliar se percibe una remontada creciente del
novedad del sacerdocio cristiano», en AA. VV., Min- lenguaje sacerdotal, como se corrobora, por
isterio sacerdotal y Trinidad, XXXII Semana de Estu- ejemplo, en la reciente exhortación apostólica
dios Trinitarios (Salamanca 1998) 13-36; G. Canob- Verbum Domini (2010)91.
bio, «Presbitero, sacerdote, pastore. Termini per dire
il prete», en Ministerio presbiterale in trasformazione, prian»: Journal of Theological Studies 30 (1979)
Quaderni teologici del Seminario di Brescia 15 (Mor- 413-429, según el cual cuando Cipriano usa el tér-
celliana, Brescia 2005) 51-87. mino «sacerdotes» se han de entender siempre los
85
Cf. M. Guerra, Epíscopos y presyteros. Evoución obispos, nunca lo aplicaría a los presbíteros y, a di-
semántica de estos términos desde Homero hasta el ferencia de Tertuliano, no lo emplearía tampoco para
s. II después de Cristo (Aldecoa, Burgos 1962), así designar a los fieles bautizados.
como sus numerosos trabajos publicados en la revis- 89
Salvo equivocación mía en la lectura, sólo se halla
ta Burgense y en la colección Teología del sacerdo- en LG 10, pero no en PO. Recientemente G. Routhier,
cio; J. Ysebaert, Die Amtsterminologie im Neuen Tes- «L’écho de l’enseignement de Vatican II sur le pres-
tament und in der alten Kirche. Eine lexikographische bytérat dans la situation actuelle»: Revue théologique
Studie (Eureia, Breda 1994); E. Dassmann, «Die Be- de Louvain 41 (2010) 86-112, 161-179, insiste en la
deutung des Alten Testaments für das Verständnis preferencia por la terminología «presbiteral», para
des kirchlichen Amtes in der frühpatristischen The- revitalizar así la perspectiva conciliar partiendo del
ologie», en Íd., Ämter und Dienste in den frühchristli- «ministerio» de los presbíteros.
chen Gemeinden (Borengässer, Bonn 1994). 90
En cualquier caso, la versión española de PDV (que
86
Cf. De baptismo 17, 1-3. es necesario confrontar con su versión latina en AAS
87
Cf. E. Cattaneo (a cura di), I ministeri della Chiesa por las diferencias que ofrece) tiende a traducir el té-
antica. Testi patristici dei primi tre secoli (Piemme, rmino latino de presbyter no por «presbítero» sino
Milán 1997) 155s. por «sacerdote», equivalencia no siempre justificable
88
Cf. M. Bévenot, «Sacerdos as understood by Cy- 91
Aunque para su justa valoración debería tenerse
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A este respecto, la situación de la teolo- Cristo (no del sacerdocio del obispo), la depen-
gía española (antes mencionada) es semejante dencia respecto al obispo lo es en el ejercicio
a la de otros ámbitos lingüísticos: asunción de pastoral de las potestades ministeriales (ibíd.)
las afirmaciones conciliares como enunciados en cuantopróvidos colaboradores que actúan
programáticos, pero ausencia de un desarrollo «bajo su autoridad» (ibíd.), «de algún modo
coherente de las mismas en las propuestas glo- lo hacen presente» (ibíd.) en las comunidades
bales del sacramento del orden. La tarea es tan locales (pero en rigor no hacen sus veces ni
necesaria como compleja. Supone esclarecer la son vicarios del obispo). Todas ellas son afir-
diferenciación sacramental entre obispo y pres- maciones conciliares que han de ser integradas
bítero, elaborando una articulación eclesiológi- en una teología ministerial acorde con la sacra-
ca más convincente120. Y obliga también a pre- mentalidad del episcopado.
sentar de modo justo el alcance de la plenitud
del episcopado. Para no dar la impresión, un 4. El diaconado permanente: ¿qué
tanto difusa, de que en los textos conciliares la perfil teológico y eclesial?
ubicación del presbítero habría quedado com- El concilio Vaticano II decidió la (re)
primida entre la magnificación del episcopado instauración del diaconado en cuanto gra-
y el protagonismo de los laicos, marginación do propio y permanente de la jerarquía122. Si
presbiteral que estaría según algunos en el ori- se compara su inexistencia fáctica cuando se
gen mismo de la crisis de identidad posconci- celebró el concilio con los miles de diáconos
liar; con otras palabras, se trata de que la ple- permanentes que existen hoy día en la Iglesia
nitud del episcopado no termine haciendo del católica123, entonces hemos de hablar de una
presbítero un «obispo frustrado».
Para ello es necesario justificar teológi- 122
Para la historia de la restauración hasta el Vaticano
ca y eclesialmente que el ministerio presbiteral II, cf. J. Hornef-P. Winninger, Chronique de la restau-
tiene entidad propia, sin volver a cuestionar de ration du diaconat (1945-1965), en P. Winninger-Y.
nuevo la sacramentalidad del episcopado121. Congar (eds.), Le diacre dans l’Église et le monde
Los presbíteros son verdaderos sacerdotes d’aujourd’hui (Cerf, París 1966) 205-222. El Vaticano
del NT (LG 28), participan del sacerdocio de II se sirve de diversos términos para designar el mis-
mo hecho; así habla de «restituir» (restitui poterit, LG
120
Cf. M. Fallert, Mitarbeiter der Bischöfe. Das Zu- 29), «restaurar» (restauretur, AG 16) e «instaurar»
einander des bischöflichen und priesterlichen Amtes (instauretur, OE 17).
auf und nach dem Zweiten Vatikanischen Konzil (Ech- 123
Su número sobrepasaba hace algún tiempo los
ter, Wurzburgo 2007); G. Richi, «Episcopado y pres- 31.000 diáconos permanentes. Para una información
biterado»: Revista Española de Teología 70 (2010) estadística precisa, cf. los datos que cada año ofrece
243-274. la Secretaria Status, Annuarium Statisticum Eccle-
121
Cf. mi artículo citado supra nota 111 (p. 61-71). siae, Città del Vaticano. Sobre la situación en USA,
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realidad novedosa en sus dimensiones (núme- Las causas de este estado de cosas son
ro), en su forma de vida (desvinculados del de distinta índole. Quizás el diácono perma-
celibato obligatorio) y en su configuración mi- nente siga siendo visto y pensado ante todo
nisterial (diáconos de por vida). Novedad, en como sustitución del presbítero, lo cual no sólo
cualquier caso, no absoluta. Pues, de un lado, dificulta su lugar en Iglesias con un número de
al reactivar esta forma de ministerio se inten- presbíteros todavía proporcional al número de
tó enlazar con una tradición eclesial previa a fieles126, sino también la atribución al diacona-
su decadencia y desaparición y, por otro lado, do de competencias propias, ya que a primera
junto a la modalidad del diaconado permanen- vista sus tareas podrían ser asumidas con meno-
te se mantiene también la modalidad que había res complicaciones por los ministerios laicales.
constituido casi la única durante varios siglos, A ello se añaden probablemente las dificulta-
es decir, el diaconado como etapa transitoria des prácticas para financiar de modo adecuado
hacia el presbiterado. un cuerpo diaconal estable. Pero, en cualquier
Desde su (re)instauración se ha visto caso, de cara al futuro debería pensarse en ha-
progresivamente la necesidad de esclarecer cer lugar a la figura del diácono permanente
cuestiones importantes relacionadas con su dentro de las respectivas Iglesias locales y en
estatuto teológico y con la articulación de este articular más adecuadamente su perfil eclesial
ministerio en el tejido de la vida eclesial. No y teológico127. No sólo por las perspectivas de
es que sea necesario reinventar todo de nuevo. un envejecimiento rápido y de una escasez cre-
Pero la (re)instauración de esta segunda moda- ciente de presbíteros disponibles; sino también
lidad conlleva sin duda elementos innovado- porque el ministerio diaconal forma parte in-
res, que han estimulado una reflexión teológica tegrante del sacramento del orden, tiene razón
más detenida, cuya urgencia quizás no se per- de ser aunque hubiera presbíteros suficientes
cibía tan apremiante cuando el diaconado era y sería un enriquecimiento su presencia en la
sólo un ministerio de paso. La (re)instauración vida de las comunidades cristianas.
del diaconado en la modalidad permanente no El perfil teológico y eclesial del dia-
ha conocido en la Iglesia española dimensiones conado permanente experimentaría profundas
semejantes a las de otras Iglesias; sigue siendo modificaciones según se mantuviera o se re-
algo minoritario y desigualmente repartido124. chazara su realidad sacramental; de ahí la im-
Tal vez por ello los trabajos dedicados a la teo-
logía del diaconado y a su comprensión ecle- Sander, Gott begegnet im Anderen. Der Diakon und
siológica no son tan abundantes como en otras die Einheit des sakramentalen Amtes (Herder, Fribur-
latitudes125. go i. Br.-Basilea-Viena 2006); Kl. Kiessling (Hrsg.),
Ständige Diakone – Stellvertreter der Armen? Projekt
donde actualmente se encuentra casi la mitad de este Pro Diakonia: Prozess – Positionen – Perspektiven
número, cf. «NCCB Summary Report. National Study (LIT, Berlin 2006); Kl. Armbruster-M. Mühl (Hrsg.),
of the Diaconate»: Origins 25 (1996) 499-504. Sobre Bereit wozu? Geweiht für was? Zur Diskussion um
su reparto entre las distintas iglesias, cf. H. Legrand, den Ständigen Diakonat (Herder, Friburgo i. Br.-
«Le diaconat dans sa relation à la théologie de l’Église Basilea-Viena 2009); R. Hartmann-F. Reger-S. Sander
et aux ministères. Réception et devenir du diaconat (eds.), Ortsbestimmungen: der Diakonat als kirchli-
depuis Vatican II», en A. Haquin-Ph. Weber (dirs.), cher Dienst (Knecht, Fráncfort 2009).
Diaconat, xxi siècle (Cerf, París 1997) 13s. 126
Según los mismos datos oficiales de la Conferen-
124
Según datos oficiales ofrecidos por la Conferencia cia Episcopal, en el año 2009 había en la iglesia es-
Episcopal Española, en el año 2009 había en la igle- pañola 18.248 sacerdotes diocesanos y 1.265 semi-
sia española 293 diáconos permanentes diocesanos naristas mayores, más 7.599 sacerdotes religiosos.
y 24 religiosos, con numerosas diócesis en las que 127
Una buena ayuda en este sentido la ofrece el docu-
prácticamente no había ningún diácono permanente. mento de la Comisión Teológica Internacional, El diaco-
125
Cf. p.e., los trabajos recientes: A. Borras-B. Pot- nado: evolución y perspectivas (BAC, Madrid 2003);
tier, La grâce du diaconat. Questions actuelles autour al respecto, cf. D. Gonneaud, «Une lecture du docu-
du diaconat latin (Lessius, Bruselas 1998); A. Borras, ment de la Commission théologique international»:
Le diaconat au risque de sa nouveauté (Lessius, Bru- Nouvelle Revue Théologique125 (2003) 401-416;
selas 2007); O.F. Cummings, Deacons and the Church también J. González Ayesta, «El diaconado: evolu-
(New Jersey 2004); Ch. Wessely, Gekommen, um zu ción y perspectivas». Una relectura desde el Derecho
dienen. Der Diakonat aus fundamentaltheologich – Canónico del documento de la Comisión Teológica
ekklesiologischer Sicht (Pustet, Ratisbona 2004); S. Internacional»: Ius Canonicum 92 (2006) 661-674.
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la facultad de actuar in persona Christi Capitis, sentación de Cristo Siervo su peculiaridad pro-
mientras que a los diáconos les atribuye la vim pia, propuesta teológica legítima que necesita
(fuerza) de servir al pueblo de Dios en la dia- desarrollos ulteriores, deberá tener en cuenta
conía de la liturgia, de la palabra y de la cari- tanto la unidad de la persona de Cristo, como
dad140. La decisión se ha tomado una vez es- la unidad del sacramento del orden, como el
cuchados el Pontificio Consejo de Textos Leg- carácter simbólico de los términos representa-
islativos y la Congregación para la Doctrina tivos (cabeza, siervo, pastor, esposo).
de la Fe, partiendo del precedente que suponía
la modificación del texto del Catecismo ya ll- 5. Los religiosos presbíteros: ¿aten-
evada a cabo. Ya antes de la decisión algunos ción suficiente a su peculiaridad propia?
autores se mostraban favorables al cambio, si El capítulo relativo a los religiosos-
bien otros han reaccionado de una manera muy presbíteros merece, a mi modo de ver, una at-
crítica cuando ha sido promulgado el Motu ención mayor de la que ha recibido en la época
proprio141. posconciliar. Su número sigue siendo alto en
Para obviar la aplicación al diácono el conjunto de la Iglesia católica, también en
de una actuación in persona Christi Capitis la Iglesia española142, y en ellos adquiere una
algunos han acentuado el servicio y la repre- configuración especial el ministerio ordenado.
sentación de Cristo Siervo como característica No sólo por las múltiples tareas y funciones
propia o como elemento peculiar especificativo que desempeñan en los ámbitos más diversos,
(frente a la representación de Cristo Cabeza, sino por la peculiaridad que ofrece la vida de
propia de obispos y presbíteros). Así aparece los religiosos pertenecientes a órdenes cleri-
en documentos recientes y en algunas propues- cales: aunque esta vida no tiene que ir unida
tas teológicas, lo cual constituye a mi modo de necesariamente a la ordenación sacramental, la
ver una dirección teológicamente justificada. mayor parte de los religiosos han recibido la
Pero las dificultades surgen no con la impor- imposición de manos para el ministerio pres-
tancia central de la categoría servicio para todo biteral.
ministerio ordenado, sino con su estableci- Y es precisamente esta vinculación
miento como criterio especificador del ministe- entre vida religiosa y vida ministerial la que
rio diaconal. ¿Será posible separar capitalidad está necesitando una reflexión eclesiológica,
y servicio en la representación de Cristo, hasta teológica y espiritual más detenida. El mismo
hacer de ambos un principio de diferenciación decreto conciliar PO apenas dedicó atención a
específica? Cristo, el Señor, es a la vez el Sier- esta figura, al haberse centrado casi de modo
vo supremo y el servidor de todos. Los minis- exclusivo en los presbíteros diocesanos del
terios del obispo (cf. LG 24) y del presbítero, clero secular. Algo se modificó la situación
precisamente en su función de presidencia y de en documentos posteriores, donde se habla
representación de Cristo Cabeza, Pastor y Es- de convergencia entre vida consagrada y vida
poso de su Iglesia, son también visibilización sacerdotal, como Pastores dabo vobis y Vita
de Cristo Siervo (cf. PDV 21) y piden ser ejer- consecrata143. Incluso puede percibirse un in-
cidos como servicio. Conviene, por ello, no terés mayor en estudios recientes que afrontan
disociar en proporciones desmedidas algunas la pregunta por la identidad del religioso pres-
imágenes teológicas. Una teología del diaco- bítero144. No obstante, en la práctica totalidad
nado que quiera articular en torno a la repre- de los manuales y tratados sobre el sacramento
del orden surgidos en el ámbito español, sin
140
«Art. 2. Can. 1009 Codicis Iuris Canonici posthac muchas diferencias respecto a los elaborados
tres paragraphos habebit, quarum prima et secunda en otros ámbitos lingüísticos, apenas se dedica
constent textu vigentis canonis, tertiae vero novus
textus ita sit redactus ut ipse can. 1009, § 3 absolute 142
Según datos de la Conferencia Episcopal Españo-
sic sonet: “Qui constituti sunt in ordine episcopatus la, en el año 2009 había 7.599 religiosos presbíteros.
aut presbyteratus missionem et facultatem agendi in 143
Cf. PDV 4, 17, 31, 42, 59, 71, 74; VC 30.
persona Christi Capitis accipiunt, diaconi vero vim 144
Cf. entre otros: J. W. O’Malley, «Priesthood, Min-
populo Dei serviendi in diaconia liturgiae, verbi et istry and Religious Life: Some Historical and Histo-
caritatis”». riographical Cosiderations»: Theological Studies 49
141
Cf. P. Hünermann, «Anmerkungen zum Motu pro- (1988) 223-257; P. K. Hennessy (ed.), A Concert of
prio Omnium in mentem»:Theologische Quartals- Charisms: Ordained Ministry in Religious Life (Pau-
chrift 190 (2010) 116-129. list Press, Nueva York 1997).
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de modo recurrente en los diálogos ecuméni- entre presbítero y obispo e insistiendo en que la
cos y ha sido asumida también por numerosos sucesión apostólica no se identifica sin más con
teólogos católicos153. la sucesión en el ministerio episcopal.
De otro lado, en el ámbito protestante Por lo que se refiere a la admisión de
se está llevando a cabo un gran esfuerzo de es- este ministerio episcopal en cuanto realidad
clarecimiento, distinguiendo entre las circuns- eclesial y teológicamente justificada, las co-
tancias históricas en que surge la reforma y la munidades protestantes han seguido caminos
justificación teológica de un ministerio episco- diversificados; no obstante, hasta comienzos
pal154. En razón del contexto histórico-eclesial del s. xx el ministerio episcopal no termina
de aquel momento, la reforma protestante se adquiriendo en ellas una nueva articulación155.
habría visto abocada a un caso de necesidad, A su vez, dada la estructura sinodal general-
no opuesto en principio a la admisión del mi- mente admitida en las comunidades protestan-
nisterio episcopal como norma dentro de las tes, es necesario distinguir entre un ministerio
comunidades cristianas; el hecho de que los de episkopé (vigilancia), que corresponde a
obispos católicos de entonces se negaran a la comunidad entera, y el ministerio del epis-
ordenar de obispo a ningún teólogo luterano kopos (obispo) propiamente dicho, para cuyo
habría obligado a que la reforma protestante ejercicio se requiere una llamada y una ordena-
abriera el camino de una sucesión presbiteral ción156. No siempre la relación entre episkopé y
de ordenaciones, haciendo valer en este caso la
opinión de san Jerónimo sobre la equiparación 155
Cf. algunos trabajos en perspectiva protestante: E.
Benz, Bischofsamt und Apostolische Sukzession im
en nota 147. deutschen Protestantismus (Evangelisches Verlag-
153
En esta dirección va, p.e., la opinión de W. Kasper, swerk, Stuttgart 1953); M. Brecht (Hrsg.), Martin Lu-
«Die apostolische Sukzession als ökumenisches ther und das Bischofsamt (Calwer, Stuttgart 1990);
Problem», en W. Pannenberg (Hrsg.), Lehrverur- G. Kretschmar, Das bischöfliche Amt (Vandenhoeck
teilungen – kirchentrennend?, 3: Materialien (Herder, & Ruprecht, Gotinga 1999); Íd., «Vom Dienst des
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 1990) 345s; también Bischofs»: Kerygma und Dogma 51 (2005) 217-227;
es el parecer de K. Lehmann, «Einheit der Kirche und G. Wenz, «Das kirchliche Amt in evangelischer Per-
Gemeinschaft im Herrenmahl. Zur neueren ökume- spektive»: Stimmen der Zeit 221 (2003) 376-385;
nischen Diskussion um Eucharistie- und Kirchenge- H. Meyer, «Evangelische Teilhabe am historischen
meinschaft», en Th. Söding (Hrsg.), Eucharistie. Po- Episkopat?»: Stimmen der Zeit 223 (2005) 244-256.
sitionen katholischer Theologen (Pustet, Ratisbona 156
Cf. A. Maffeis, «Episkopé e ministero episcopa-
2002) 167s. le nel dialogo ecumenico recente», en Teología del
154
Cf. W. Pannenberg, «Defectus ordinis?», a.c. en Sacerdocio 24 (Burgos 2001) 255-301; H. Legrand,
nota 147; Íd., Systematische Theologie, 3 (Vanden- «L’épiscopat: le cahiers des charges oecuménique
hoeck & Ruprecht, Gotinga 1993) 429-433. de la théologie catholique»: Oecumenica Civitas 3
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episkopos está libre de tensiones ni es idéntica tuación es, por tanto, teológica y eclesialmente
en todas partes. Pero, en cualquier caso, a la compleja, no sólo en el diálogo con la teología
vista de estos desarrollos en el mundo protes- protestante (aferrada a su rechazo de la sa-
tante, puede decirse que la pregunta por el mi- cramentalidad del episcopado), sino en parte
nisterio episcopal y por la sucesión apostólica también con la teología ortodoxa (que afirma
constituye desde hace tiempo un punto neurál- la sacramentalidad, pero no comparte sin más
gico del diálogo ecuménico sobre el ministerio la praxis católica del ministerio episcopal)160.
ordenado. Los esfuerzos parecen más arduos si la
En conclusión, la interpretación católi- perspectiva se amplía. Pues las divergencias
ca del sacramenti ordinis defectus como una respecto a la unidad como meta última del
realidad defectuosa, aunque dotada de cierta ecumenismo se dan no sólo entre las compren-
consistencia teológica y eclesial en medio de siones católica y protestante, sino también en
su defectuosidad, así como la posibilidad de un el interior mismo de las respectivas confesio-
cierto reconocimiento del ministerio ordenado nes161. Al mismo tiempo parecen crecer las
en las comunidades protestantes, son puertas dudas sobre la capacidad para ir adelante ba-
abiertas en la perspectiva de los acercamien- sados en la metodología ecuménica de fórmu-
tos recíprocos. Siendo así, pasan a ser decisi- las como consenso diferenciado o diversidad
vas dos cuestiones en la comprensión católica reconciliada162, que hasta ayer mismo se rete-
del ministerio ordenado: la validez de las or-
denaciones de presbíteros por presbíteros157 y
Hieronymi, die These von der ursprünglichen Einheit
la consideración de la sucesión apostólica en
von Presbyterat und Episkopat... gesehen, dann wäre
sentido cronológico más como signo que como
das harte Urteil, es bestehe ein defectus ordinis im
garantía sine qua non de la apostolicidad de la
Sinne eines gänzlichen Fehlens des in apostolischer
Iglesia y de la verdad del evangelio158.
Amtssukzession stehenden kirchlichen Leitungsam-
Según la opinión de teólogos católicos
tes vielleicht vermeidbar gewesen... Die lutherische
comprometidos en el ecumenismo, para las Seite jedenfalls konnte glauben, in ihrer Ordnung der
dos posibilidades habría en principio un cami- Ordination von Pfarrern durch Pfarrer... die Substanz
no abierto, que facilitaría algún tipo de reco- der apostolischen Amtsukzession in der Form pres-
nocimiento del ministerio protestante. Ahora byteraler und damit auch episkopaler Sukzession be-
bien, precisamente la enseñanza del Vaticano wahrt zu haben... Eine ökumenische Verständigung
II sobre la sacramentalidad del episcopado en über die episkopale Verfassung der Kirche sollte
cuanto plenitud del sacramento del orden crea möglich sein, wenn dabei die ursprüngliche Einheit
dificultades objetivas en esta apertura; de he- von Episkopat und Presbyterat im Sinne der Exegese
cho estamos ante una doctrina rechazada por der Pastoralbriefe durch Hieronymus berücksichtigt
teólogos protestantes, partidarios de seguir con wird», W. Pannenberg, «Defectus ordinis?», a.c. en
la opinión jeronimiana que equiparaba sacra- nota 147, 343s.
mentalmente presbíteros y obispos159. La si- 160
Cf. H. Legrand, «Ein einziger Bischof für eine
Stadt. Warum und wie zurückkommen zu can. 8 von
(2003) 3-29; A. Birmelé, «Episcopè. L’approche des Nizäa? Ein Plädoyer für die Katholizität der Kirche»:
Églises issues de la Réforme et les perspectives du Ostkirchliche Studien 53 (2004) 122-151; C. Tamayo,
dialogue oecuménique», ibíd. 45-65. «La giurisdizione episcopale nell’alto medioevo. Ri-
157
Sobre la cuestión, cf. H. Schütte,Der Minister..., flessioni sul principio “un solo vescovo per città”
o.c. en nota 116, 210-249. sancito dal can. VIII del concilio di Nicea I (325)»: Ius
158
Cf. los trabajos reunidos en D. Sattler-G. Wenz Canonicum 46 (2006) 623-636.
(Hrsg.), Das kirchliche Amt, III (Herder-Vandenhoeck 161
Cf. T. Lindfeld, Einheit in der Wahrheit. Konfessio-
& Ruprecht, Friburgo i. Br.-Gotinga 2008), especial- nelle Denkformen und die Suche nach ökumenischer
mente la propuesta para un reconocimiento mutuo Hermeneutik (Bonifatius, Paderborn 2008); J. Ko-
de los ministerios y para una communio ecclesiarum slowski, Die Einheit der Kirche in der ökumenischen
(Kirchengemeinschaft) al menos provisional, hecha Diskussion. Zielvorstellungen kirchlicher Einheit im
por O. H. Pesch, «Auf dem Weg zu einer “Gemeinsa- katholisch-evangelischen Dialog (LIT, Berlin 2008);
men Erklärung zum kirchlichen Amt in apostolischer A. GONZALEZ MONTES, Imagen de Iglesia. Ecle-
Nachfolge”. Ein Plädoyer», ibíd. 155-166. siología en perspectiva ecuménica (BAC, Madrid
159
Un teólogo protestante, tan comprometido en el 2008) 639-666-
diálogo ecuménico como W. Pannenberg, dice lo 162
Cf. H. Wagner (Hrsg.), Einheit – aber wie? Zur Trag-
siguiente: «Hätte das Konzil (UR 23) die quaestio fähigkeit der ökumenischen Formel vom «differenzi-
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nían cargadas de futuro en los ámbitos ecumé- Es, pues, una tarea de repensamiento
nicos. En otros casos, se retiene que el ecume- del pasado y del futuro del ecumenismo lo que
nismo centrado en la búsqueda de textos con- se está llevando a cabo en estos momentos. A
sensuados y convergentes habría disimulado mí me parece, no obstante, que sería del todo
las diferencias profundas y las divergencias equivocado terminar capitulando ante las nue-
fundamentales (Grunddivergenzen)163, ali- vas dificultades. Éstas habrán de ser abordadas
mentando así esperanzas ilusorias de unidad. por ambas partes, para que también ahora se
Todo ello explicaría un cierto sentimiento de transformen en estímulo de un diálogo rigu-
perplejidad y resignación, perceptible en dis- roso en la verdad. En fin de cuentas, no pueden
tintas dimensiones del diálogo católico-pro- olvidarse sin más los logros obtenidos durante
testante. Como si se hubiera entrado en una todos estos años, tal como asegura con razón el
fase nueva respecto a décadas precedentes164, cardenal Kasper en su reciente balance de los
marcada ahora por lo que podría denominarse frutos logrados a través de los diálogos ecumé-
una confesionalización de los métodos y de nicos166.
los objetivos del mismo movimiento ecumé-
nico en cuanto tal165. Conclusión: teología y ejercicio del
ministerio ordenado
A lo largo de toda la época poscon-
erten Konsens» (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena ciliar puede constatarse un condicionamiento
2000); Ch. Böttigheimer, «”Differenziertes Konsens” recíproco entre realidades pastorales cambi-
und “Versöhnte Verschiedenheit”. Über die Tradition antes y elaboración del discurso teológico so-
der Konzentration christlicher Glaubensaussagen»: bre el ministerio ordenado. No es fácil precisar
Catholica 59 (2005) 51-66; U. H. J. Körtner, Wohin qué factor ha sido más decisivo: si la magni-
steuert die Ökumene? Vom Konsens- zum Differen- tud y urgencia de los desafíos concretos ha
zmodell (Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 2005). impuesto en los diversos momentos la agenda
Uno de los protagonistas en la acuñación de las de la reflexión teológica o si los presupuestos
mencionadas expresiones ha sido el teólogo luterano teológicos de su comprensión eclesial han de-
H. Meyer, Versöhnte Verschiedenheit: Aufsätze zur limitado y condicionado de antemano las posi-
ökumenischen Theologie, I-III (Lembeck-Bonifatius, bilidades de su ejercicio pastoral.
Fráncfort-Paderborn 2001-2009); cf. también, G. Las incidencias recíprocas son, en cu-
Wenz, Grundfragen ökumenischer Theologie, 2 vol. alquier caso, innegables: el ejercicio concreto
(Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 1999, 2010). ha llevado a repensar el ministerio ordenado en
163
Cf. G. M. Hoff, Ökumenische Passagen – zwischen su fundamentación, en su espiritualidad y en
Identität und Differenz. Fundamentaltheologische su praxis; a su vez, los presupuestos teológico-
Überlegungen zum Stand des Gesprächs zwischen eclesiales han determinado la comprensión, el
römisch-katholischer und evangelisch-lutherischer
Kirche (Tyrolia, Innsbruck-Viena 2005); J. Brosseder-
M. Wriedt (Hrsg.), “Kein Anlass zur Verwerfung”. Stu- método de los acercamientos ecuménicos.
dien zur Hermeneutik des ökumenischen Gesprächs, 166
He aquí las palabras del cardenal W. Kasper: «Al
FS O. H. Pesch (Lembeck, Fráncfort 2007); W. Thönis- mirar hacia atrás a lo que se ha conseguido a lo largo
sen, Dogma und Symbol. Eine ökumenische Herme- de más de cuarenta años, tenemos razones para
neutik (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2008). estar agradecidos al Señor por los ricos frutos que
164
Cf. la valoración de un protagonista del diálogo hemos cosechado de nuestros diálogos. No hay mo-
ecuménico en las décadas pasadas, por parte lutera- tivos para el desánimo o la frustración, ni para hablar
na, como es H. Meyer, «Stillstand oder neuer Kairos? de un “invierno ecuménico”. El Espíritu que puso en
Zur Zukunft des evangelisch-katholischen Dialogs»: marcha el movimiento ecuménico ha seguido acom-
Stimmen der Zeit 10 (2007) 687-696. pañándolo, haciéndolo fecundo. Hemos logrado más
165
Tomo la expresión de R. Saarinen, «Weder “sich- de lo que podíamos imaginar o soñar hace cuarenta
tbare Einheit” noch “gemeinsames Verständnis”?»: años. Así y todo, siendo realistas, también debemos
Theologische Literaturzeitung 130 (2005) 591- 608 admitir que no hemos alcanzado la meta de nuestra
(591), donde analiza críticamente desde perspectiva peregrinación ecuménica: aún nos encontramos en
protestante el texto de la VELKD, Ökumene nach un estadio intermedio. Siguen existendo problemas
evangelisch-lutherischen Verständnis (2004), en capitales que resolver y diferencias que superar»,
el que pueden constatarse comprensiones no sólo W. Kasper, Cosechar los frutos. Aspectos básicos de
distintas, sino incluso contrapuestas en el interior la fe cristiana en el diálogo ecuménico (Sal Terrae,
mismo de la teología luterana respecto a la meta y al Santander 2010) 29.
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estilo de ejercicio y la forma de vivir el minis- francés170 y español171. Esta pluralidad de mo-
terio ordenado en sus diversas configuraciones. delos ministeriales está relacionada con diver-
En este entrelazarse de condicionamientos mu- sos factores, desde los presupuestos teológicos
tuos se ha de ubicar la existencia de distintos y las comprensiones eclesiológicas, hasta las
modelos ministeriales. relaciones con la sociedad y la cultura cam-
Tanto la perspectiva diacrónica (desde biante, el número de ministros disponibles o
las comunidades neotestamentarias y posta- los condicionamientos personales y subjetivos.
postólicas167 hasta las de nuestros días) como Tales constataciones tienen importancia
la sincrónica (que tiene en cuenta el espectro también para la reflexión teológico-espiritual,
actual de las diversas comunidades cristianas porque el ministerio ordenado no existe en ab-
hoy existentes) permiten hablar de distintos stracto, sino encarnado en los distintos minis-
modelos ministeriales. Así lo confirman, por tros concretos que lo ejercen y lo viven. Y la
lo que a la situación presente se refiere, los referencia al sujeto concreto del sacramento
diversos estudios sociológicos y pastorales del orden permite descubrir cómo es la com-
que se han llevado a cabo en contextos como prensión vivida o traducida personalmente por
el ámbito centroeuropeo168, italiano169, los diversos ministros en el ejercicio del min-
isterio. E igualmente cómo este ministerio es
percibido comunitariamente por los distintos
167
Cf. Th. Schmelker-M. Ebner-R. Hoppe (Hrsg.), Neu-
miembros de las comunidades cristianas.
testamentliche Ämtermodelle im Kontext (Herder,
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2010); E. Dassmann,
Ahora bien, los resultados de los es-
Ämter und Dienste in den frühchristlichen Gemein-
tudios históricos o los datos sociológico-pas-
den (Borengässer, Bonn 1994); E. Cattaneo (a cura torales sobre una pluralidad de modelos no
di), I ministeri della Chiesa antica. Testi patristici dei bastan por sí solos para determinar cuál es
primi tre secoli (Paoline, Milán 1997). el sentido teológico-espiritual del ministerio
168
Cf. K. Lenz, Katholische Priester in der individu- ordenado. Lo que de hecho se da, lo fáctico,
alisierten Gesellschaft (UVK Verlagsgesellschaft, no puede convertirse sin más en lo normativo
Constanza 2009); Th. Eggenperger, «Zwischen Verk- teológicamente hablando. Es una cuestión de
lärung und Ernüchterung. Nachdenken über Priester metodología teológica la que se halla en juego.
und ihre Aufgaben»: Herder Korrespondenz 64
(2010) 298-303. Especial relieve merece el estudio nella figura presbiterale odierna»: La Scuola Cattolica
llevado a cabo por P. M. Zulehner, Priester im Mo- 130 (2002) 507-538; F. Garelli (a cura di), Sfide per
dernisierungs-Stress. Forschungsbericht der Studie la Chiesa del nuovo secolo. Indagine sul clero in Italia
Priester 2000 (Schwaben, Ostfildern 2001). Como (Il Mulino, Bolonia 2003); L. Diotallevi (a cura di), La
resultado de la encuesta realizada, P.M. Zulehner-A. parabola del clero. Uno sguardo socio-demografico
Hennersperger, «Sie gehen und werden nicht matt” sui sacerdoti diocesani in Italia (Fondazione Gio-
(Jes 40,51). Priester in heutiger Kultur (Schwaben, vanni Agnelli, Bolonia 2005). Un muestrario amplio
Ostfildern 2001) 25-60, constatan una gran variedad de figuras presbiterales se halla en la obra del psi-
de estilos presbiterales, distinguiendo entre el «cléri- quiatra V. Andreoli, Preti. Viaggio fra gli uomini del
go atemporal», el «hombre de Dios abierto a su tiem- sacro (Piemme, Milán 2009), quien se acerca con
po», el «eclesiástico cercano a su tiempo» y el «di- gran respeto a estas figuras, no obstante se retenga
rigente comunitario acomodado a su tiempo». Sobre él por no creyente; desde una perspectiva teológica,
los resultados de la encuesta, cf. Ph. Müller, «Zeuge sin embargo, adoptar la categoría de lo «sagrado» o
sein für die Gnade. Zur theologisch-spirituellen Mitte «sacro» (7-13) para analizar el ministerio y la vida
priesterlicher Existenz», en Ph. Müller-H. Windisch de los presbíteros constituye más bien un límite que
(Hrsg.), Seelsorge in der Kraft des Heiligen Geistes, condiciona el procedimiento; cf. al respecto E. Cas-
FS P. Wehrle (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena, tellucci, «Il ministero presbiterale negli ultimi anni.
2005) 119-140 (119-121). En su obra reciente, P. J. Rassegna bibliografica in occasione dell’anno sacer-
Cordes, Perché sacerdote?..., o.c. en nota 80, 106- dotale»: Rivista di Teologia dell’Evangelizzazione 14
114, aun reconociendo que se trata de «un sonda- (2010) 189-198 (198).
ggio prettamente pastorale e teologico», retiene que 170
Cf. D. Barnerias, «Évolutions actuelles du ministère
a causa de las preguntas planteadas en la encuesta sacerdotal. Apport des synodes diocésains et attentes
«non arriva a toccare le motivazioni, né il profilo di des paroissiens»: Esprit et Vie n. 222 (2010) 2-13.
fede del sacerdote» (107). 171
Radiografía del clero secular español. Análisis de
169
L. Bressan, «Preti di quale Chiesa, preti per quale la encuesta a los sacerdotes diocesanos (Verbo Divi-
Chiesa. Mutamenti di funzione, mutamenti di identità no, Estella-Madrid 2007).
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50 años del concilio vaticano ii
Por ello, los resultados provenientes de los es- director, que modera, coordina, anima, acom-
tudios históricos o los datos ofrecidos por los paña). Y asumiendo con normalidad las mo-
análisis sociológicos y pastorales piden ser dis- dificaciones que en el ideal ministerial pue-
cernidos a la luz de la revelación, de la tradición den traer consigo las nuevas generaciones de
eclesial y de las convicciones creyentes. presbíteros, para llevar a cabo con ellos una
Es necesario, en consecuencia, un es- tarea de discernimiento necesario en algunas
fuerzo guiado por la obediencia a las inspiracio- de sus prioridades (logro de la felicidad y de
nes del Espíritu para individuar los elementos la realización de sí mismos en el ministerio,
doctrinales de validez permanente en medio de miedo a los compromisos irreversibles para
las variaciones de sus realizaciones históricas. toda la vida, reserva frente a las pretensiones
Tal esfuerzo resulta ineludible, pues la diversi- totalizantes que no conocen espacios ni tiem-
dad de plasmaciones pastorales no puede termi- pos privados, estima de la profesionalización
nar diluyendo el núcleo teológico del ministerio ministerial al estilo de lo que sucede en nues-
ordenado, que se mantiene diacrónica y sin- tras sociedades, gusto por la dignidad y por la
crónicamente en la continuidad de la sucesión belleza de las celebraciones litúrgicas).
apostólica. Ni, a su vez, este núcleo es capaz de En una palabra, fidelidad y apertura de
determinar por sí solo, en una atemporalidad cara al futuro bajo la guía del Espíritu Santo.
ficticia, las diversas formas de su configuración Un Espíritu que es como la expresión supre-
histórica y de su ejercicio concreto, tan variadas ma del dinamismo divino de des-centramiento
y plurales también hoy día. salvífico, capaz de impregnar el conjunto del
Se impone, pues, un nuevo aprendizaje ministerio ordenado. Para hacer posible que los
en la forma de estar al frente de las comunida- hombres y la creación entera se introduzcan en
des cristianas, aceptando con gozo la coparti- la intimidad de la vida divina. La fuerza del Es-
cipación de los laicos en las tareas pastorales, píritu Santo forjará así en el ministro ordenado
descubriendo las nuevas posibilidades en el una actitud permanente de pro-existencia, de
ministerio de la palabra (pluralidad de ofertas kénosis de la propia libertad, para que acontez-
de sentido, nuevos medios de comunicación), ca el ad-viento de Cristo como único media-
en el ministerio de los sacramentos (necesi- dor y el encuentro de cada hombre con Cristo
dad de lo ritual en una sociedad seculariza- como el salvador definitivo. Facilitar dicho
da, acogida de quienes se hallan en situacio- encuentro, con la conciencia clara de ser sólo
nes irregulares), en el ministerio de gobierno un instrumento en manos del Espíritu Santo,
o dirección (el presbítero no tanto como el otorga al ministerio ordenado su razón de ser
«hombre orquesta» cuanto más bien como su y su sentido.
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Formac
Sacerdot
Perman
Formación
Sacerdotal
permanente
vida sacerdotal.
[ P . R a f a e l C o l om é An g e l a ts , O P ]
E ncuent r o d e Fo r m a c i ó n Pe r m a nente p a r a
S a ce r d otes d e l a A r g ent i n a O r g a n i z a d o p o r
la CEMIN. Córdoba, 19-23 de mayo 2014
MADUREZ AFECTIVA-SEXUAL,
MORAL Y ESPIRITUAL
EN LA VIDA SACERDOTAL
I. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR de la realización más plena y coherente con su
MADUREZ? opción de vida (vocación).
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formación permanente
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formación permanente
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formación permanente
Siempre permanece un resto de nuestra sexu- Reino, Iglesia, prójimo, etc.), como fuente de
alidad, particularmente en lo que respecta a placer para el yo.
sus dimensiones genitales y procreadoras, viva La sublimación es la capacidad de em-
en sus aspiraciones más originarias, sin que la plear la energía sexual para otros fines distintos
sublimación pueda hacer nada para transfor- de los sexuales, de valoración social, cultural
marlo y derivarlo hacia otro tipo de actividad.
o religiosa. A través de la sublimación el sac-
Las argucias del deseo podrían “contaminar” la
vida sacerdotal, neurotizándola. erdote puede transformar su energía sexual en
En la renuncia sexual, el célibe a través obras concretas de altruismo pastoral o social,
de un acto de su voluntad, hace una renuncia creatividad artística, científica o espiritual y, a
consciente de la satisfacción sexual directa por la vez, tramitar sanamente los ideales religiosos
motivos vocacionales: Porque ha encontrado o éticos que surgen de su vocación sacerdotal.
Alguien que llena su corazón y le invita a se- No tomar la posibilidad de la abstinen-
guirlo en una vida sacerdotal celibataria. Busca cia sexual como sinónimo de capacidad subli-
alejar de sí la atracción que, en un momento matoria. La abstinencia sexual puede darse por
dado puede experimentar hacia otra persona, razones superyoicas: Fruto de una conciencia
una imagen o en sí mismo. Borrando de su
moral severa y castigadora que impone de una
mente el poder estimulante del objeto erógeno,
trata de evitar cualquier tipo de conducta que manera inconsciente la negatividad a obtener
venga a significar la realización del impulso placer sexual, generando los síntomas neuróti-
estimulado y la transgresión de su compromiso cos (rigidez, culpa, escrúpulos, etc.).
de castidad. El celibato y la castidad por el Reino,
Es fundamental que la renuncia al deseo además de ser un don sobrenatural, un valor
no venga impuesto por demandas “superyo- Cristológico, han de producir salud psíquica,
icas”, llevado a cabo por rígidos y amenazantes desarrollar todas las potencialidades afectivo-
sentimientos de culpa, por cuanto nos estaría sexuales, cognitivas, morales y espirituales del
indicando que es fruto más bien de la repre-
sacerdote. Generar plenitud humana y espiri-
sión, sino que se haga de un modo sereno, no
violento y consciente. No todo es sublimable tual: una vida fecunda.
y de forzarse, sería un signo de que el superyó El celibato en sí no enferma. Lo que
está actuando con toda su severidad. genera neurosis es el tipo de motivación in-
consciente que pueda haber detrás de la den-
- La frustración pone en marcha los egación del placer sexual. Desde el punto de
factores “predisponentes” del individuo: la vista psicológico, los procesos sublimatorios
capacidad de superación de las dificultades o, son los que garantizan una vida sacerdotal
por el contrario, los mecanismos que generan auténtica, no neurótica. Por cuanto permiten
el síntoma neurótico. De ahí que pone a prueba desplegar todo el potencial creador que encier-
la consistencia humana y espiritual de la per- ra la sexualidad humana, sin recoger el carácter
sona. Cuestiona los presupuestos humanos y destructivo y negativo de las pulsiones sexu-
las motivaciones espirituales en los que basa ales y agresivas, provocando las patologías
su opción de vida sacerdotal. propias de los procesos represores.
Según Freud, las “series complemen- La capacidad sublimatoria es un buen
tarias” que explicarían la formación de la indicador de idoneidad y autenticidad, ya que
neurosis, dan razón de la posibilidad de una establece los presupuestos humanos que garan-
opción celibataria sana, merced a los procesos tizan la organización psíquica capaz de sosten-
sublimatorios. La frustración pone en marcha er una vida sacerdotal sin desestabilizarse ante
los factores predisponentes del individuo: la
la denegación del placer sexual que le impone
capacidad de la persona para destinar montos
de energía a actividades sublimadas, o por el el celibato, las frustraciones que trae consigo el
contrario, los mecanismos represores, estan- ministerio pastoral y las “purificaciones” que
cando la pulsión y conflictuando la persona, trae consigo todo proceso espiritual.
generando los síntomas neuróticos.
La sublimación expresa el potencial - ¿Cómo se maneja la frustración?Ante
creador que encierra la sexualidad humana. A las crisis de adaptación, desilusión, enamora-
través de la sublimación la persona desvía el mientos, soledad, conflictos en las relaciones
fin propio de la pulsión (la obtención de placer interpersonales, duelos, fracasos, decepcio-
sexual) por otro fin no sexual (de valoración nes… Se aprecian ciertos signos de inconsis-
social, cultural o religioso); y cambia el ob- tencia de naturaleza afectivo-sexual, cuando la
jeto de amor sexual por otro no sexual (Dios, persona:
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la infancia. Se manejará desde un apego an- psicológicamente capacitado para una afec-
sioso. Relaciones interpersonales dependientes tividad adulta. Logrará un apego seguro. Hay
y necesitadas de confirmación. Miedo a no ser confianza básica en sí mismo. Control emo-
amado, a perder los vínculos, celos, envidia, cional. Tolerancia a la frustración. Capacidad
sentimientos inseguros e inestables, reacciones para generar vínculos maduros. Afectividad
incomprensibles, terror a la soledad… El an- oblativa. Las condiciones imprescindibles para
helo y la conflictividad del mundo afectivo de una vivencia positiva del ministerio sacerdotal.
la infancia marcan su vida adulta. La crisis adolescente, con la obligación
O desarrollará un apego evitativo, cu- de reubicar interiormente los vínculos primari-
ando las defensas impongan su ley. Necesidad os y la historia familia, es el momento idóneo
de control sobre los afectos. Dificultades para para trabajar y sanar las heridas que se arrastran
manifestar sus sentimientos y afectos. Tenden- de los padres, los hermanos, los abuelos, los
cia a racionalizarlo todo. Miedo a la intimidad, tíos… Clave: De la misma manera que un mal
a abrirse y confiar en el otro. Relaciones inter- vínculo hiere, un vínculo positivo sana. Un de-
personales frías y distantes. Rigidez moral. safío es cuidar el vínculo que se genera entre
En situaciones donde los padres sufren los hermanos del presbiterio o con el obispo.
algún tipo de enfermedad psiquiátrica grave Una re-victimización por un mal vínculo con
(como esquizofrenia, por ejemplo), el vínculo una figura de autoridad, puede ser tan o más
que pueden generar con el niño/a fácilmente dañino que las heridas de la infancia.
deriva en el desarrollo de un apego desorga-
nizado/desorientado. 5. Integración de la “condición se-
xuada”
- Resolución edípica lograda: Se inicia La sexualidad no se reduce al conjunto
en la infancia y se cierra en la adolescencia. de condiciones anatómicas y fisiológicas que
Es lo que permite un mundo afectivo-sexual caracterizan a cada sexo (varón o mujer). Es
adulto. Para ello es necesario, tener trabajadas decir, a la mera genitalidad. Sino que –en cuan-
las “heridas” afectivas de la historia personal to pulsión o deseo – incide en toda la persona,
y haber reubicado internamente las figuras pa- como por ejemplo, en el modo de vincularse,
ternas a través de una re-significación afectiva en los pensamientos, decisiones y actos.
y mental de las mismas. Es decir, haber hecho Una sexualidad integrada permite al
el “desapego” y “re-apego” de los vínculos sacerdote, no sólo una afectividad consistente,
primarios que le permita cierta autonomía af- sino que además le garantiza la sublimación de
ectiva. la pulsión, y por consiguiente encontrar en la
La crisis del “des-apego” es lo que le pastoral un espacio de realización y gozo per-
posibilitará “separarse” e “individualizarse” de sonal, en el que se sienta fecundo y creativo,
los padres y logar cierta consistencia afectiva: con capacidad de relacionarse satisfactoria-
Poder asumir un proyecto de vida propio (de mente con varones y mujeres y de mantener
lo contrario quedará “apegado” a su madre/ un vínculo profundo y fiel con Dios. Sólo una
padre); e incorporar nuevas “figuras de apego” sexualidad madura posibilita abrirse al otro
como amigos, hermanos de comunidad, perso- sexo con fidelidad a los compromisos sacerdo-
nas del otro sexo y a Dios (los padres pierden tales y desarrollar los sentimientos generativos
la “exclusividad”). De este modo se podrá abrir en la pastoral. Es la que pone la “pasión” o la
a un mundo afectivo adulto (y no hacer una re- energía en todo lo que hacemos y nos compro-
gresión y fijación infantil), clave para poder metemos.
mantener relaciones interpersonales maduras y
una experiencia teologal con Dios. Esto implica un proceso complejo en el
De quedarse en el “des-apego”, la re- que se deben ir integrando – a la par del pro-
beldía y la ambivalencia afectiva marcarán su ceso de maduración afectiva y vincular –los
relación con las figuras de autoridad o buscará distintos elementos que configuran la identidad
quien sustituya a los padres a través de la iden- sexual humana y que inciden en nuestra per-
tificación y la proyección. Su modalidad vincu- sonalidad y modo de desear sexual:
lar será infantil (típica de tantos adolescentes),
con rasgos de apego ansioso. - Integración del cuerpo como una
Sólo si logró “re-apegarse”, re-ubican- realidad sexuada: A partir del nacimiento,
do interiormente a las figuras paternas, está el bebé descubre progresivamente el propio
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cuerpo como una realidad sexuada, con zonas la que se sobrevalora el dolor, el sufrimiento,
erógenas (piel, boca, ano y genitales) y con ca- las penitencias y la ascesis… Una incapacidad
pacidad de experimentar placer a través de di- para experimentar “placer” en todo lo que hace
chos órganos... A la vez le surge la curiosidad y y vive como sacerdote: en las relaciones con
el interés sexual infantil... Va descubriendo las ambos sexos, en el ejercicio pastoral... O por el
diferencias anatómicas niño/a... Se va forman- contrario, le lleva a una erotización del cuerpo
do así la estructura libidinal que condicionará (seducción), fijaciones sexuales (erotofilia), he-
la vivencia adulta de su sexualidad. Este descu- donismo y narcisismo exagerados, dificultades
brimiento “auto-erótico” de la pulsión puede para el control de los impulsos sexuales y agresi-
hacerse de una manera armónica y gradual; o vos... A todo tipo de problemáticas sexuales.
conflictiva por sobre-estimulaciones, abusos,
violencia, rigidez moral, etc., incidiendo de - Estereotipos de género purificados:
una manera positiva o negativa en la sexuali- La sexualidad y la afectividad se viven a través
dad adulta de la persona. de un modo de ser y de actuar “masculino” o
Es clave que el niño haga dicho descu- “femenino”. Se inspiran en unos “estereotipos”
brimiento desde unos vínculos con los padres de género: creencias culturales, consideradas
y una pertenencia familiar consistente que le apropiadas para los hombres o las mujeres. Y
permite integrar positivamente el cuerpo como se expresan mediante “roles de género”: con-
una realidad sexuada. Esto le posibilitará salir ductas esperables, propias de lo masculino o
del “autoerotismo” y abrirse a una “relación femenino.
objetal” adulta desde el amor y la confianza en Para lograr una correcta vivencia de la
el otro. De lo contrario, los miedos condiciona- sexualidad es importante clarificar cual es el
rán su modalidad relacional. sentimiento de masculinidad o feminidad que
Importante evaluar la imagen corporal tenemos internalizado y qué roles de género
que hemos ido internalizando en el transcurso actuamos:
del desarrollo: ¿Qué representación mental ten-
emos de nuestro cuerpo y qué sentimientos éste En el varón: Es importante que en la
despierta en nosotros? La integración positiva educación recibida, las diferencias anatómi-
o negativa del cuerpo, refleja cómo vivencia la cas no se vivencien como legitimación de
persona su condición sexuada. Indica, además, desigualdades sociales, culturales, laborales,
la presencia o no de alguna situación traumáti- educativas, etc. en las que el “estereotipo” de
ca en la historia sexual del individuo. masculinidad se defina desde la dominación y
Una no integración del cuerpo acostum- el poder sobre el sexo femenino, la necesidad
bra a ir acompañada de una concepción nega- de demostración de la virilidad y la baja ex-
tiva del sexo, fuertes sentimientos de culpa, es- presión de los afectos en general. Por cuanto,
crúpulos, rigidez moral. Y una religiosidad en va a condicionar el tipo de relacionamiento con
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la mujer, considerada débil, sumisa, emotiva, cias para alcanzar los ideales que la persona se
objeto sexual. Como sacerdote le va a resultar propone.
difícil un relacionamiento positivo con el otro Respecto de la orientación sexual, la
sexo mantener una amistad sincera y profunda capacidad de integrarla positivamente, de-
con la mujer. Va a tener que manejarse desde pende, entre otros, delos recursos personales
las defensas o la necesidad de virilidad le ll- con que cuenta la persona: Estabilidad emo-
evará a la promiscuidad sexual. Y caerá en ac- cional, valores morales internalizados, capa-
titudes misóginas y machistas. cidades cognitivas, experiencia de Dios, ambi-
En la mujer: Que tampoco las diferen- ente contenedor, transparencia y honestidad de
cias anatómicas se vivencien como sinónimo vida... En suma, una personalidad consistente.
de inferioridad y sometimiento, objeto de de- Por cuanto está en mejores condiciones para
seo sexual y conquista por parte del varón, manejar el nivel de angustia por la propia ori-
limitada en sus capacidades de realización y entación sexual y resolver las dificultades que
desarrollo profesional o intelectual. Por cuanto se le presentan en su funcionamiento social.
va a condicionar, entre otras, su capacidad de En la medida en que la homosexualidad esté
desenvolvimiento y la encerrará en un mundo integrada, permite un mayor control de los im-
de miedos frente al varón (androfobia). Las pulsos sexuales y un manejo más autónomo de
relaciones humanas quedarán empobrecidas los vínculos.
y se verá expuesta no pocas veces a abusos y En general, en todo proceso humano-
marginaciones. Una incorrecta internalización espiritual es importante evaluar: los comporta-
del sentimiento de feminidad, lleva para ser mientos heterosexuales u homosexuales mani-
aceptada por el varón a conductas seductoras; fiestos, el tipo de dependencias afectivas que
o como formación reactiva, a la rivalidad y la se generan, el grado de estabilidad emocional
competencia, impidiendo también una relación que se presenta, los ambientes sociales que se
constructiva con él. frecuentan (de cultura gay o no); cómo es el
relacionamiento con el otro sexo, las experien-
- Orientación sexual definida: En el cias de noviazgo tenidas o de enamoramiento,
ser humano, la pulsión no está unida al ob- el manejo de los impulsos sexuales (mastur-
jeto indefectiblemente, como en los animales. bación, relaciones sexuales); si aparecen con-
El chico/a va descubriendo progresivamente ductas extrañas o llamativas de connotación
por qué tipo de objetos se siente atraído se- sexual (a qué deseo sexual apuntan: menores,
xualmente, es decir, hacia los que se orienta o adolescentes, etc.)... En función de encarar y
dirige su deseo sexual. El objeto de atracción tratar profesionalmente dichos conflictos.
sexual viene orientado en gran medida por
la tendencia biológica. Pero, es la historia de 6. Presupuestos para la integración
las relaciones vinculares de cada individuo, la del mundo afectivo-sexual en la vida sacer-
educación recibida, las experiencias vividas, dotal
etc., las que determinan, en última instancia, el - En primer lugar, para que se des-
tipo de objeto deseado. Justamente los avatares encadenen los mecanismos sublimatorios de
con el objeto y la plasticidad o movilidad de las la sexualidad,el celibato debe ser fruto de
investiduras libidinales, son los que marcan las una elección libre y conscientepor parte del
vías o caminos que posibilitan la sublimación sacerdote. Cuando el celibato o la castidad se
de las pulsiones. Y son, también, las que nos asumen por obligación, temor o deber: Dese-
dan razón de la orientación heterosexual u ho- structura. Sólo cuando es por elección libre,
mosexual. Como a su vez, de las patologías fruto de una vocación (llamada), es decir, por
sexuales como la pedofilia, el voyerismo, el amor a Dios y al Reino: Equilibra.
sexo sádico-masoquista, etc. Por lo que es importante, contar con un
Lo que va a ser clave para discernir la fondo motivacional clarificado: La castidad
idoneidad para una opción de vida casta y celi- por el Reino y la invitación al celibato ha de
bataria va a ser el nivel de madurez afectivo- vivenciarse como don y gracia. “Hay otros que
sexual integral de la persona y que se expresa, decidieron no casarse a causa del Reino de los
entre otros elementos, en un concepto y una Cielos ¡El que pueda entender, que entienda!”
aceptación positiva de sí, en un buen grado de (Mt 19,12). Surge de la llamada vocacional,
empatía y de capacidad de relación, en una sól- fruto de una experiencia de fe, que nos asemeja
ida conciencia de saber poner límites y renun- con Cristo Cabeza y Pastor y se nos da en la
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comunidad eclesial, en orden a una fecundi- del “yo real” de cada uno y poder diferenciar
dad espiritual. Un don que se vive en tensión las “áreas sanas” de la personalidad (puntos
y limitaciones: “un tesoro en vasijas de barro” fuertes de nuestra vida afectivo-sexual), de las
(2Cor 4,7-12). “inmadureces” (puntos débiles: heridas afecti-
“El sagrado celibato es un ‘don precio- vas, manejo compulsivo de los impulsos sexu-
so” que Dios da con liberalidad a sus llama- ales, etc.) y los aspectos desorganizados del yo
dos; sin embargo, es deber de éstos poner las (puntos enfermos: como traumas, trastornos
condiciones humanas más favorables para que psíquicos, etc.).
el don pueda fructificar (Cf. OT 10; PO 16; PC Hay que integrar lo humano en el segui-
12; ET 29)” (Congregación para la Educación, miento de Jesús como sacerdotes. La persona
Orientaciones para la educación en el celibato se “supera a sí misma” en la medida que parta
sacerdotal, 1974, 1). de lo que ella es, no negando su realidad af-
De hecho, la opción celibataria es fruto ectivo-sexual por dolorosa y limitada que sea.
del diálogo: “libertad-gracia”. De ahí la impor- Es integrando lo real, como podremos empezar
tancia del análisis de las motivaciones con- un proceso de cambio y maduración. Es decir,
scientes e inconscientes que hay detrás de la escrutando y conociéndonos profundamente,
elección de la vida de castidad como forma de aceptando nuestra realidad tal cual es, con sus
seguimiento de Jesús: aspectos positivos y negativos. Es así cómo
Cuando la opción se toma como una so- pondremos las bases humanas sólidas (idonei-
lución “mágica” de las heridas afecti- dad) para responder a la gracia (vocación).
vas (motivaciones de supervivencia): la Un auténtico autoconocimiento impli-
parroquia se convierte en un refugio en ca: 1º Empezar a poner palabras a nuestros sen-
búsqueda de afecto, la dependencia afec- timientos, a releer nuestra historia, a sacar fuera
tiva marca los vínculos interpersonales, la el dolor y las heridas... 2º Contrastar cómo nos
necesidad de auto-realización es la moti- desenvolvemos en lo concreto de cada día,
vación de base, se busca salvaguardar la qué actitudes aparecen más constantes, cómo
imagen por encima de todo, la sumisión nos manejamos con el otro/a... 3º Acoger, no
marca la relación con las figuras de auto- juzgar, recibir lo que vamos descubriendo de
ridad… No hay autonomía afectiva para nosotros mismos y desculpabilizarlo (ganar
vivir el celibato. La soledad se convierte objetividad y superar la angustia), en orden a
en una cruz insoportable y la búsqueda de reconciliarnos con nosotros mismos, con los
compensaciones algo incontrolable. demás y con Dios.
Cuando las motivaciones son ambiguas, Por otra parte, el autoconocimiento
se termina sirviendo “a dos señores”: Se sólo se puede hacer bien, cuando nos dejamos
utiliza el rol o la condición social de sac- acompañar por otra persona (acompañante es-
erdote para lograr estatus, poder, influen- piritual y, en su caso, terapéutico), ya que los
cia o dominio sobre otros/as; fácilmente puntos “débiles” o “enfermos” de nuestra per-
se pacta una vida sexual clandestina con sonalidad distorsionan la auto-percepción.
personas del otro o del mismo sexo; sin
conflicto moral se hace un uso arbitrario - En tercer lugar, va a ser clave la vida
del dinero… espiritual: “Para todo presbítero la formación
Sólo una motivación vocacional auténtica espiritual constituye el centro vital que unifica
permite trabajar las heridas e inconsisten- y vivifica su ser sacerdote y su ejercer el sacer-
cias humanas, procesar la cruz de la den- docio” (PDV 45). Pero una espiritualidad teo-
egación del placer sexual y desplegar las logal, resultado de un encuentro interpersonal
energías y potencialidades que encierra la con Dios. Dicha experiencia relacional con
afectividad y sexualidad en la opción de Dios ha de constituirse en la base motivacional
vida casta. Las únicas que aseguran al sac- desde la que construya su identidad sacerdo-
erdote cierta plenitud humana y espiritual tal. “El presbítero, llamado a ser ‘imagen viva’
y que su vida de donación sea fecunda. de Jesucristo Cabeza y Pastor de la Iglesia,
debe procurar reflejar en sí mismo, en la me-
- En segundo lugar, autoconocimien- dida de lo posible, aquella perfección humana
to y no “desconocimiento” de sí mismo: Si que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre y
queremos llevar adelante un proceso de “mad- que se transparenta con singular eficacia en sus
uración” en la vida sacerdotal, debemos partir actividades hacia los demás, tal como nos las
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presentan los evangelistas” (PDV 43). La vida sacerdotal brota del deseo de
La configuración con Jesús Buen Pastor seguir a Jesús y de alcanzar unos ideales evan-
se logra cuando, como resultado de la experi- gélicos de vida. Exigen tomar una opción fun-
encia interpersonal que se genera con Dios, la damental y adquirir una serie de cualidades
persona va adquiriendo las cualidades humanas humanas y evangélicas propias de la vocación
y evangélicas de Jesús y vive su ministerio sac- sacerdotal. Presuponen una conciencia moral
erdotal desde dichas disposiciones interiores o adulta, capaz de referenciar la vida a Dios, a la
actitudes. No es tanto reproducir un rol, como Iglesia y al prójimo.
adquirir una identidad sacerdotal. Se hace Pero se puede encarar la vida sacerdotal
desde un proceso de identificación con Jesús desde una “falsa” estructura moral: Cuando
Buen Pastor. En otras palabras, personalizando no se responde desde un “yo” maduro a la gra-
la experiencia fundante en una experiencia cia vocacional (conciencia teónoma), sino más
configuradora, en la cual involucre todo su ser. bien desde las demandas “superyoicas” (sub-
Y de un proceso de vida diocesana: Adquirien- conciencia moral). Sin un superyó consistente
do los sentimientos de referencia y pertenencia no hay madurez, pero sin un superyó flexible
a la Diócesis, a partir de la convivencia con los no hay una vivencia gozosa y creativa de la
compañeros del presbiterio y con Obispo, y la vocación sacerdotal: El superyó bloqueará la
experiencia de inserción pastoral concreta. inclusión del mundo afectivo-sexual o exigirá
unos “ideales” irrealizables en la vida y misión
sacerdotal, generando culpa.
Para la reflexión Ahora bien, la persona no sólo necesita
arraigar su mundo afectivo-sexual en la opción
de vida elegida. Ha de integrar también su
1. ¿Cuáles serían las principales individualidad, afirmar sus “necesidades yo-
frustraciones que has sufrido en tu icas”. Ha de consolidar la conciencia del “Yo”
vida sacerdotal? ¿Qué te ha ayudado (individualidad), como base de la madurez hu-
a “procesarlas” positivamente? mana.
La consolidación de la individualidad
2. ¿Qué consistencias afectivas de-
corre pareja de la aparición de los “ideales vo-
tectas especialmente en tu vida sac- cacionales”. Iniciamos el camino vocacional
erdotal? ¿Y qué inconsistencias? llenos de ilusiones y cargados de “ideales. Es
3. ¿Dialogas en el acompañamiento lo que permite que toda renuncia parezca poca,
espiritual las cuestiones relacionadas la generosidad sea grande que todo se haga con
entusiasmo e ilusión. Pero detrás de los ideales
con la sexualidad? ¿En qué sientes
vocacionales esta inconcientemente la expec-
que te ayuda para la vivencia fiel del tativa de la autorrealización. De hecho, uno
celibato? espera realizarse como persona viviendo los
ideales religiosos o sacerdotales. Es lo que te
permite consolidar la autoestima: la valía de sí.
Al principio los “ideales” se viven des-
III. MADUREZ MORAL de un “yo real” muy pobre, con un descono-
cimiento de sí mismo y de la realidad de la vida
1. La función de la estructura moral sacerdotal. La persona es marcadamente “ide-
en la consolidación de la madurez alista”, con poco sentido de la realidad. Con el
La primera motivación del obrar huma- tiempo, se da cuenta que cuesta armonizar los
no brota de las necesidades afectivo-sexuales: deseos personales con las exigencias de la re-
La necesidad de recibir amor, cariño, afecto, alidad pastoral. Los “choques” con la realidad
valoración, cuidados, atención... a través de (decepciones, fracasos, etc.) ponen en crisis su
vínculos y relaciones interpersonales; junto entrega. Va atener que “resignificar” a partir de
con las demandas de la pulsión sexual, el de- unos valores evangélicos lo que para él tiene
seo de obtener placer y satisfacción en la vida. “sentido” como sacerdote.
Pero sin una estructura moral bien integrada Otro elemento clave a integrar son los
no hay madurez afectivo-sexual (la persona se “referentes” de su opción de vida: Figuras
manejará exclusivamente desde el “principio de autoridad (obispo), proyectos pastorales
del placer”). diocesanos o parroquiales, normas y decisio-
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tivo les crea incomodidad. Prefieren relaciones cómo se configuró su mundo afectivo, sexual,
más formales y distantes. Personas más bien cognitivo…). Podríamos señalar al menos tres
rígidas, intransigentes, “duras” en sus apre- momentos claves:
ciaciones y juicios. En el fondo muy “realis- - Integración del deber y la obedien-
tas” y “racionalistas”. Muestran una imagen cia: La adquisición de la estructura moral
externa de “maduros” ya que se adaptan per- o “superyó” (infancia). Se logra cuando los
fectamente al “ideal acerdotal”. Pero ante las padres se han constituido para el niño/a no sólo
crisis del ideal, pueden: en objetos de amor, sino también de obedien-
Aferrarse al ideal sin purificarlo (sin inte- cia, convirtiéndose para él o ella en “figuras de
grar la realidad): No se reconcilian con la autoridad” (en modelos consistentes). A partir
realidad, con sus límites y posibilidades, de ahora el comportamiento moral del niño/a
volviéndose en consecuencia más idealis- viene marcado por el deber y la obligación. El
tas (intransigentes). bien y el mal se identifican con lo permitido
Vivenciar el ideal con culpa: Al no poder y prohibido por los padres, familiares, maes-
responder por sus pecados y debilidades a tros/as… Va incorporando reglas (pautas) de
la imagen idealizada que tiene del sacer- conducta, de convivencia, de relacionamiento,
docio. Afloran escrúpulos y todo tipo de de trabajo, de estudio, etc. Internaliza la ley
obsesiones. (lo permitido y lo prohibido). La motivación
Romper su estructura: Irse al otro extremo moral está fuera del niño/a: en la obediencia
y claudicar bruscamente de todos sus va- a las figuras de autoridad y en la ley externa
lores e ideales sacerdotales. (heteronomía).
Es una etapa estructurante de la perso-
- Se maneja desde una autonomía nalidad, por cuanto pone un límite al deseo y
y libertad responsable: La persona puede va incorporando el principio de realidad (capa-
“res-significar” la frustración sin diluir la re- cidad para tolerar la frustración). Capacita para
sponsabilidad moral. Pueden sanar las heridas una vida de obediencia y la integración de nor-
desde un “fondo motivacional” que le permite mas. Refuerza el comportamiento: el premio
integrar “deseo” y “deber”: y el castigo. Se instauran la duda y el temor,
Ha adquirido un “sentido moral” que le se origina el sentimiento de culpa. Aparece el
orienta en su actuar diario. conflicto entre “deseo” y “deber”. Negativo:
Se siente el responsable principal de su La rigidez superyoica o el permisivismo moral.
vida y vocación.
Asume un protagonismo activo, involu- - Integración de la autoafirmación:
crándose, en los distintos espacios en los La adquisición de la individualidad (adoles-
que vive y trabaja. Es responsable de los cencia). Es una etapa en que surge con fuerza
compromisos asumidos y encuentra satis- la conciencia del “yo”, base de la madurez per-
facción en lo que hace. sonal, de la valía de sí, de la autoestima. Con-
Puede referenciar su actuar a Dios y al ciencia de la identidad personal. Necesidad de
prójimo. desarrollar las cualidades y aptitudes persona-
Le nacen sentimientos altruistas. les, junto con los grandes ideales que brotan
Sabe ser exigente consigo mismo a la vez de su interior y desde los que quiere realizar-
que flexible. se. Quiere ser él mismo, “original”. Se afirma
Se mueve desde la autenticidad y la coher- rebelándose. Pensamiento crítico. Cuestiona la
encia. moral recibida de los padres. El grupo de ami-
Mantiene una actitud dialogante y activa gos toma un rol fundamental en su vida. Muy
con las figuras de autoridad. influenciable por el ambiente y las modas. Su
Puede integrar mediaciones en su vida. comportamiento viene marcado por la necesi-
dad de reconocimiento y valoración del grupo.
3. Proceso de formación de nuestro Es bueno lo que el grupo aprueba y malo lo que
modo de ser moral éste condena.
La construcción del modo de ser moral Vulnerable a todo tipo de influencias.
de una persona es fruto de un largo y complejo Más idealista que realista. Va a ser clave que
proceso “epigenético”: de la interacción de pueda abrirse a la alteridad e integrar otros
factores externos (como los familiares y los puntos de vista. Que su idealismo esté cargado
medio-ambientales) y de factores internos (de de sentimientos altruistas. Importante que se
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ético. Por cuanto el amor es quien está llamado diencia y de corresponsabilidad. Pero es una
a regular las necesidades afectivo-sexuales y a exigencia que no se puede forzar compulsiva-
poner en ejercicio funciones psíquicas como mente. Supone todo un proceso humano, antes
la inteligencia y la voluntad (responsabilidad que espiritual.
moral). Es fuente de valores como el perdón, En concreto, haber integrado afectiva-
la compasión, el servicio, la donación desinte- mente las figuras de autoridad y tener asentados
resada, etc., en las relaciones interpersonales los sentimientos de pertenencia a la diócesis.
y en la entrega pastoral (cf. Lc 10,25-37; Mt Es el requisito humano para poder renunciar a
22,34-40; Mt 25,31-46). los propios intereses por el bien de la Iglesia y
Este tipo de amor es el que nos permite del Reino. En la medida que la persona siente
satisfacer las necesidades generativas a través afectivamente suya la diócesis y la parroquia,
de los sentimientos altruistas. Lo que hace sa- ha generado vínculos con sus miembros, se ha
lir a la persona de sí misma y entregarse a los identificado con el proyecto de vida y misión
demás. Base para una vida afectiva positiva y común, ha podido autoafirmarse en su singu-
una pastoral fructífera. Es la vía sublimatoria laridad y autenticidad… está en mejores con-
de la pulsión, por cuanto nos abre a la nece- diciones humanas para asumir las renuncias y
sidad de generar vida a nuestro alrededor, de sacrificios que exige la obediencia y la entrega
dejar “huella” en este mundo, de ser fecun- a los demás y poderlo procesar en clave de fe.
dos, de proyectarnos en el trabajo pastoral, de De lo contrario, tendrá que imponerse
aportar algo nuevo a la vida de la comunidad el “morir a sí mismo”, a base de un volunta-
parroquial, de la diócesis, a la humanidad, etc. rismo superyoico, lejos de una opción libre y
Sentimientos que caminan a la par de las nece- generosa que de sentido a la frase de Jesús: “si
sidades afectivas: De comunicación, contacto el grano de trigo que cae en tierra no muere,
y vinculación con los demás. queda sólo, pero si muere da mucho fruto”
Ahora bien, el “amor de alteridad” es un (Jn 12,24). Le quedan bloqueadas las vías de
logro madurativo que presupone haber alcan- apertura al otro. Terminará en una obediencia
zado cierta consistencia afectiva-sexual, como sumisa y pasiva, en una auto-anulación. A la
una autoafirmación responsable. De lo contra- larga, las necesidades de naturaleza narcisista
rio, las necesidades personales de ser amado, y hedonista, se impondrán sobre los valores re-
reconocido, valorado, o los impulsos sexuales, ligiosos optados.
se impondrán sobre las exigencias de atender y Es lo que observamos en el individua-
servir al prójimo. O lo usaremos para provecho lismo de ciertos sacerdotes que hacen girar su
propio. No podré relacionarme con el otro/a sin vida entorno a la “auto-realización”, cerrados
manipularlo afectiva o sexualmente. Hay que a asumir responsabilidades o compromisos por
trabajar la propia historia personal, la moda- el bien común de una parroquia o de una dióce-
lidad vincular, los apegos, miedos e inseguri- sis. En lugar de referenciar su vida a las media-
dades, heridas o historia sexual que configuran ciones propias de una vida sacerdotal, se han
nuestro modo de ser afectivo-sexual y que con- puesto a sí mismos como centro de su entrega:
dicionan nuestras relaciones con ambos sexos. “mis proyectos”, “mis planes”, “mis cosas”…
desvirtuando el sentido de la consagración: la
3º Poder “morir a uno mismo”: Ca- entrega al Reino o a la Iglesia. No se integran
pacidad de tolerar la frustración y renunciar a las mediaciones a través de las cuales Dios ha-
los propios deseos afectivo-sexuales y necesi- bla (el Magisterio de la Iglesia, entre otras).
dades de autoafirmación por otros. Clave para Por último, para poder “morir a uno
una vida de obediencia al obispo.“El que quie- mismo”, es imprescindible que la persona haya
ra venir detrás de mi, que renuncie a sí mismo, adquirido a lo largo de los años un“fondo mo-
que cargue con su cruz y me siga. Porque el tivacional” que sostenga y dirija su opción de
que quiera salvar su vida, la perderá; y el que vida. Las motivaciones son la base del actuar
pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, humano. Es fundamental que los “intereses
la salvará” (Mc 8,34-35). Es una máxima de la vitales” recojan los valores propios de la vida
ética cristiana. “No hay amor más grande que sacerdotal (fraternidad, entrega, obediencia,
este: dar la vida por los amigos” (Jn 15,13). Es castidad, pobreza, etc.), y que le permitan
el requisito básico para una vida sacerdotal al trascender las necesidades y deseos huma-
servicio de Dios y del Reino. Presupuesto para nos, concretarlos en actitudes evangélicas y
un “amor de alteridad” y para una vida de obe- actuar coherentemente según el proyecto de
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vida sacerdotal libremente elegido. Es lo que logal, de comunión interpersonal del hombre
le posibilitará encontrar “sentido” a la entrega con Dios. Su eficacia no anula la autonomía de
y renuncia de sí mismo. Dicho “fondo moti- la libertad, sino que la corrobora y la perfeccio-
vacional” que permite “morir a uno mismo”, na, por cuanto posibilita y provoca la relación
se alimenta del primado de la gracia y no del dialógica del hombre con Dios. Adquiere espe-
imperativo de la ley. cial importancia a partir de la “opción funda-
mental” de seguir a Jesús en la vida sacerdotal,
4º Vivir desde el “primado de la gra- en respuesta al don de la llamada vocacional.
cia” y no del “imperativo de la ley”: Desde La gracia invita a la libertad a hacerse respon-
una “conciencia teónoma”. La persona debe sable de la propia vida y vocación. A tomar un
encarar el proyecto de vida sacerdotal, como protagonismo activo y no pasivo. A fundamen-
un proceso teologal que lo invite a pasar de tar el seguimiento “desde adentro”, desde la
“la ley” a “la gracia”. La gracia nos abre al autenticidad y la transparencia, y, sobre todo,
amor auténtico, a ir más lejos de lo que la ley desde el vínculo afectivo-teologal con el Señor.
nos obliga: a perdonar de corazón, a amar al - El Espíritu le posibilita reproducir la
enemigo, a dar la vida por los demás… (Cf. experiencia teologal de Jesús. Una auténtica
1Cor 13,1-8; Mt 5,43-48; Jn 15,12-17). Desde vida en el Espíritu nos lleva a la experiencia
el momento que la persona vive su sacerdocio viva del Padre que tuvo Jesús. Amar lo que Jesús
y ministerio pastoral desde el “primado de la amó: la personal del Padre y el proyecto del Rei-
gracia”: no, los pobres y abandonados, el cumplimiento
- Entiende que la ley es un “pedagogo” de la voluntad divina, etc. El Espíritu es quien
para llevarlo a la auténtica libertad. Por lo que nos capacita para ello y nos invita a encarar la
procura no vivir esclavizado a la ley y obsesio- vida sacerdotal como hijos adoptivos de Dios,
nado con el perfeccionismo. Comprende que en una decisión libre, sostenida por las virtudes
la salvación no se la gana uno mismo a base teologales de la fe, la esperanza y la caridad (Cf.
de méritos, sino que es don y gracia del amor Rom 8,14-17). Nos introduce en una dinámica
misericordioso de Dios (Cf. Rom 8,1-4) que transformadora de relación, diálogo, confianza
pide, en coherencia, “amar al Señor con todo el y encuentro íntimo con el Señor.
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas - Y le configura con las actitudes huma-
y con todo el espíritu, y al prójimo como a uno nas y evangélicas de Cristo: Cuando la persona
mismo” (Lc 10,27). involucra todas las áreas de su personalidad en
- Puede hacer un proceso de “descul- la experiencia relacional con Dios, fruto del
pabilización” moral: Para madurar moralmen- Espíritu, entra en un proceso de configuración
te, la persona ha de asumir su realidad perso- con Cristo. Desde su género de vida y ministe-
nal, con sus heridas y frustraciones, pecados rio sacerdotal, a sus actitudes humanas y evan-
y debilidades. Condición básica para una ex- gélicas. La auténtica espiritualidad lleva a un
periencia sanadora de la gracia. Experimentar proceso de identificación con Jesús, a adquirir
que “donde abundó el pecado, sobreabundó su modo de ser y actuar. Nos inserta en su mi-
la gracia” (Rom 5,20). La culpa llena el cora- sión redentora. Reproducimos su Pascua.
zón de remordimiento y resentimiento, de una
mirada agresiva y destructiva hacia sí mismo,
hacia los demás y hacia Dios. La gracia es la Para la reflexión
que posibilita el camino de reconciliación con
lo real, aceptar la condición humana y no hun-
dirse en el desánimo (Cf. Rom 7,14-25). Con 1. ¿Qué consistencias morales detec-
la certeza íntima de que nada podrá separarnos tas especialmente en tu vida? ¿Y qué
“del amor de Dios, manifestado en Cristo Je- inconsistencias?
sús, nuestro Señor” (Rom 8,39). Esto nos lleva 2. ¿Qué te está ayudando en tu pro-
a revisar el concepto de pecado y el sentimien-
ceso de crecimiento moral? ¿Qué
to de culpa que tenemos internalizado para que
se ajuste a una imagen auténtica de Dios que dificultades mayores encuentras?
no condicione inconscientemente a la persona. 3. ¿Qué te ayuda a vivir tu sacerdo-
Una incorrecta comprensión del pecado y de cio desde una libertad responsable?
la culpa puede diluir la responsabilidad moral. ¿Qué te lo dificulta mayormente?
- Encara la vida desde el diálogo liber-
tad-Gracia: La gracia tiene una estructura dia-
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indecisiones, mecanismos
2. Identidad sacerdotal y espirituali-
dad teologal de defensa que utilizamos…
La espiritualidad no es un sobreañadido
para asegurar la actividad apostólica, ni un ropa- por cuanto inciden en el tipo
je adicional a lo que supone ser sacerdote. Ident- de relación interpersonal
idad y espiritualidad se interrelacionan. La iden-
tidad de la espiritualidad sacerdotal se encuentra que mantenemos con Dios.
en el sentido teológico que encierra el sacerdo-
cio ministerial. La espiritualidad va a depender
de la concepción del sacerdocio que se tenga, de 3. La experiencia fundante como
la teología del ministerio que se profese. De ahí “fundamento” de la experiencia teologal
que detrás de la crisis de espiritualidad hay una La experiencia teologal se empieza a
crisis de la identidad sacerdotal. dar a raíz de la opción fundamental que coin-
El sacerdocio sólo se puede entender cide muchas veces con la llamada-vocación,
en referencia a Cristo cabeza, sacerdote, rey cuando descubrimos interiormente que la plen-
y profeta, de quien los ministros de la Iglesia itud humana (realización) se alcanza siguiendo
son signo y sacramento en virtud de su orde- a Jesús como sacerdotes. Se establece así una
nación (LG 17;21;28; PO 2-3;5-6). La relación “experiencia fundante” fruto del encuentro
con Cristo Cabeza y Pastor, como signos e con el Señor. Hecha de diálogo y escucha, de
instrumentos suyos, conlleva en la vida del auto-clarificación y discernimiento, de certezas
presbítero una actitud de obediencia a Cristo y dudas, de resistencias y abandono, y sobre
y una unión íntima y personal con Él en todas todo, de vinculación afectivo-teologal que ll-
las circunstancias de la vida, y de vivir la cari- eva a una relación profunda con Dios.
dad del Buen Pastor hasta la ofrenda total (PO Sin este “núcleo espiritual” carecerá de
12;13;14;16;18; AG 39; PDV 21-23). fundamento cualquier proyecto de vida sac-
Cristo encaro su vida y ministerio desde erdotal que se quiera emprender. Pero la for-
una actitud vital determinada: Una experiencia mación espiritual no consiste en un aprendizaje
teologal con el Padre que sostuvo y oriento su teórico, sino en desarrollar una experiencia
entrega. El Espíritu es quien nos capacita para teologal. Una cosa es creer que Dios existe y
ello y nos invita a encarar la vida sacerdotal otra muy distinta, estar dispuesto (como parte
como Cristo, en una decisión libre, sostenida del llamado de Dios) a entrar en una dinámica
por las virtudes teologales de la fe, la esperanza transformadora de relación, diálogo, confianza
y la caridad (Cf. Rom 8, 14-17). y encuentro con Jesús. Sin dicha dinámica, la
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vida sacerdotal se apoyará en uno mismo y La espiritualidad del sacerdote parte del
terminará siendo la realización de un proyecto ministerio: Los presbíteros conseguirán
personal, desvirtuando el sentido auténtico de propiamente la santidad ejerciendo sin-
la identidad sacerdotal: Configurarse con Jesu- cera e infatigablemente en el Espíritu de
cristo, Cabeza y Pastor, y con su caridad pasto- Cristo la triple función (PO 13; Cf. PDV
ral (PDV 21-23). 23-26). Tres fuentes y medios a la vez de
su espiritualidad: Gobernar (animar y di-
4. De la experiencia fundante a la ex- rigir la comunidad), santificar (sacramen-
periencia configuradora tos-liturgia) y enseñar (la transmisión de
Para que la experiencia de Dios se con- la Palabra).
vierta en el eje entorno al cual armamos nues- Ahora bien, más allá de lo “funcional”, lo
tra identidad sacerdotal, debemos encararla específico del presbítero es significar la
desde una experiencia configuradora. Es la que presencia de la persona y de la actividad
determina desde adentro el modo de ser y de de Cristo mediador en la Iglesia: Actúa in
vivir de cada persona. persona Christi (no por propia iniciativa,
El sacerdote está llamado por Dios, no sino por iniciativa de Dios que lo llamó al
tanto a responder a un “ideal de perfección”, ministerio sacerdotal). Esto le ha de llevar
como a adquirir una identidad cristológica. La a plantearse su ministerio y su vida sacer-
configuración con Jesús Buen Pastor la logra dotal desde la relación con Cristo, lo cual
cuando, desde la motivación teologal –fruto de le exige una actitud receptiva-contempla-
la experiencia fundante–, va adquiriendo las tiva permanente a lo largo de la vida.
cualidades humanas y evangélicas de Jesús y La identidad-espiritualidad sacerdotal,
vive su vocación desde dichas disposiciones exige, por consiguiente, una experiencia
interiores o actitudes (celibato, entrega, servi- vincular con Dios que llene el corazón
cio, aceptación del otro, obediencia al obispo, humano, desbordándolo. Lo cual es im-
amor a la Iglesia, intimidad con Dios, confi- posible sin un vínculo objetal profundo y
anza en la Providencia, etc.). adulto, que permita intimidad y abandono.
Para lograr configurarse con Jesús Ca- Un vínculo cada día más total, perma-
beza y Pastor y adquirir las disposiciones min- nente, exclusivo y definitivo en Dios. Un
isteriales de Él, ha de involucrar en esta expe- vínculo que no encierre al sacerdote en su
riencia teologal todas las áreas de su personali- narcisismo, egocentrismo o erotismo, sino
dad: lo afectivo-sexual, lo cognitivo y lo moral. que lo abra al prójimo y a Dios. En suma,
Y llevar adelante un proceso espiritual de iden- el tipo de vínculo al que apunta un amor
tificación con Él. Le ayudará a ello si encara celibatario.
la vida sacerdotal no tanto como un “ideal de Más aún, a ejemplo de Jesús, desde la
vida” a reproducir, sino como una serie de obediencia de la fe, ha de ir adquiriendo
“valores” a encarnar. Mientras el valor es una un modo de ser sacerdotal (Cf. Heb 5,7-
cualidad con sentido. No se impone como una 10). Ha de ir aprendiendo la sabiduría de
obligación, sino que nace de una motivación. la cruz: Es renunciando a sus necesidades
El “ideal” despierta las exigencias del superyó. de auto-afirmación por amor a Dios y al
Te hace sentir en culpa y falta. prójimo, como se realiza (Cf. Mt 16,24-
Entre los rasgos más sobresalientes de 25). El sacerdocio implica la libre decisión
la configuración con Cristo Cabeza y Pastor, de sumarme al proyecto salvador de Dios
y su ministerio de caridad pastoral, que han de leyendo en clave de fe los acontecimientos
surgir de la experiencia teologal, señalamos: de la vida; escuchando la voz de Dios que
le habla a través de la Iglesia, del obispo,
- Que ayude a armar la identidad de los hermanos en el presbiterio, de la
sacerdotal. Como afirma PDV 45: Para todo gente de la parroquia, de la realidad, etc.
presbítero la formación espiritual constituye el
centro vital que unifica y vivifica su ser sacer- - Que alimente la caridad y la en-
dote y su ejercer el sacerdocio. Podríamos se- trega pastoral: Una auténtica configuración
ñalar como elementos más sobresalientes de la con Cristo, despliega en el presbítero los sen-
relación identidad-espiritualidad, los siguien- timientos altruistas y generativos en la pasto-
tes: ral. Le pone “pasión” en lo que hace. Despierta
los sentimientos de compasión y misericordia
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hacia los pobres y los pecadores. Lleva a un encia teologal es precisamente la que permite,
mayor compromiso con la realidad; y le per- a partir de la relación con Dios, la integración
mite verla con los ojos de Dios. Le hace en- de lo humano (afectivo-sexual), lo doctrinal y
tender la vida como “misión” (inscrita dentro lo pastoral en una síntesis personal. Construye
del proyecto salvador de Dios) y no limitarse la identidad sacerdotal teniendo en cuenta las
a hacer “cosas” para los demás. Pone el funda- distintas dimensiones de la formación sacerdo-
mento teologal para superar, sin resentimiento tal (Cf. PDV. 43-59).
ni amargura, las frustraciones de la entrega dia-
ria por el Reino. 5. Experiencia de Dios y conflicto
Pascual
- Que afiance los sentimientos de - Las “crisis” marcan el camino de
pertenencia y referencia a la diócesis (Igle- seguimiento de Jesús. Fruto de heridas, suf-
sia): Según la eclesiología que maneje, tendrá rimientos, fracasos, decepciones, renuncias,
un tipo u otro de espiritualidad. Una espiri- duelos, cansancios, etc.; o al descubrir que la
tualidad auténtica, jamás diluye la identidad vida sacerdotal no es como nos la habíamos
sacerdotal del vínculo con la Iglesia. Debido a imaginado, o el mundo en el que hemos in-
que la razón de ser del ministerio sacerdotal es tentado hacer real el proyecto de vida no se
la Iglesia, no se puede ser sacerdote y vivirse amolda ni se amoldará jamás a nuestros planes
sacerdote sin la relación viva con ella, la que y deseos, o al chocar con nuestras heridas y
es y como es. El sacerdote lo es en la Iglesia, conflictos personales que no terminan de re-
actúa desde la Iglesia –en su nombre– y sirve a solverse, etc. Las crisis cuestionan las moti-
la Iglesia. El sacerdote se tiene que ver, sentir vaciones vocacionales. Es la prueba de la fe.
y actuar desde la Iglesia Misterio, Comunión Se resuelve analizando las causas humanas y
y Misión (LG 2-4; PDV 12;16;59;73;75). Por re-optando por Dios, desde un vínculo nuevo,
tanto, la “relacionalidad” es una característica purificado y más consistente. Lo teologal es
de la espiritualidad sacerdotal: Con Dios, la quien permitirá procesarlas.
Iglesia, el obispo, el presbiterio y la gente de
la pastoral. - La clave de una espiritualidad au-
téntica: Capacidad para procesar el dolor y
- Que ayude a madurar integral- la renuncia en clave Pascual. El conflicto se
mente como persona: El ministerio sacerdotal genera cuando nuestros intereses más íntimos
requiere consistencia humana, doctrinal y es- (de sanación, de autoafirmación, de recono-
piritual, es decir, madurez integral. La experi- cimiento, o necesidades afectivo-sexuales)
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[ Ge r a r d o D i É g ue z ]
El sacramento del Orden nace de una lla- de Dios que está en ti por la imposición de mis
mada del mismo Señor: “Ven y sígueme” (Cf. manos” (2Tim.1,6), “no descuides el carisma
Jn.21,17-19); palabras que el sacerdote ha de que hay en ti…” (Cf. 1Tim.4,14-16). Es Dios
escuchar no sólo una vez, sino siempre, porque mismo que reaviva su don permanentemente.
el Señor las mantiene vivas, hasta la muerte. Para ayudarnos en esta formación per-
Dios sigue llamando durante toda la vida. Por manente queremos sugerir algunas páginas
eso, la formación permanente es una llamada web en las que encontraremos valiosos mate-
a la fidelidad al propio ser del sacerdote y de riales y recursos variados para reavivar el ca-
su ministerio, que se realiza desde la caridad risma de Dios. Son sólo cinco ejemplos, de las
pastoral, no hay madurez sin formación perma- muchas buenas páginas que podemos encon-
nente, “te recomiendo que reavives el carisma trar en la red:
http://www.cuadernospastores.org.ar
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http://www.osar.org.ar
http://www.isfo.it
El Instituto Superior para Forma-
dores, asociado al Instituto de Psicología
de la Universidad Gregoriana de Roma of-
rece una página verdaderamente rica con
muchos artículos ligados a la formación
humana y espiritual del sacerdote.
Si bien la página está en italiano,
dispone de un link en español con artículos
destacadostraducidos al castellano, tales
como la relación del sacerdote con el dine-
ro y la pobreza, el celibato, la dirección es-
piritual, los conflictos en el rol ministerial,
entre otros muchos. Si el lector se anima
con el italiano entonces el horizonte se am-
plía mucho más. Imperdible.
http://cineyvocacion.org
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http://www.sli.org/education/sliconnect/
www.pretiaroma.it
Esperamos que estos recursos nos de su formación permanente”, para ser fiel al
ayuden a seguir formándonos, conscientes de don de Dios y al dinamismo de la conversión
que cada sacerdote es “el primer responsable diaria.
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Profesión
y vocación
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