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Editorial

Mar adentro
con una
brújula segura

El próximo 8 de Diciembre día nos abrimos a su amor y procuramos ser sus


de la Inmaculada tan presente en nuestra testigos con nuestro servicio y nuestra vida.
experiencia sacerdotal y en el sentir religioso Agradecidos reconocemos los numero-
de nuestras comunidades celebramos los 50 sos frutos del CVII. Por caminos que siempre
años de la clausura del CVII y el comienzo del nos sorprenden y con las contradicciones de
año de la Misericordia que el Papa Francisco todo proceso histórico podemos decir que
nos ha propuesto celebrar. Es una atmósfera ha sido "la gran gracia de la que la Iglesia
espiritual que nos envuelve, nos invita a la se ha beneficiado en el siglo XX y nos ha
gratitud y a mirar el futuro con esperanza en preparado para vivir la alegría del Evangelio
el amor entrañable de nuestro Dios. Como "adentrándonos en este inmenso océano con
María, proclamamos las grandezas de Dios, una brújula segura" NMI 57-58.

PASTORES
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Editorial

La vida de toda la Iglesia en estos muchas perspectivas y muestra la enorme


años y nuestro servicio en ella muestran producción teológica con la que contamos
el dinamismo de santidad, de comunión y sugiriendo bibliografía en castellano que
misión que el Concilio ha hecho posible. puede ser de mucha ayuda para nosotros.
Como señala Santiago del Cura en su estudio Siempre la dimensión humana y
“No hay espacio aquí para recoger la espiritual de la formación permanente
vivencia, por otro lado apasionante, de lo estuvo presente en Pastores con aportes
que supuso el aliento del Concilio en tantos que fueron muy valorados. En este número
protagonistas del ministerio, que a lo largo incluimos la propuesta del P. Rafael Colomé
de estos 50 años permanecieron fieles contra Angelats OP en el Curso Prolongado de
viento y marea” Formación Permanente que se realizó en
Karl Rahner con ocasión de la clausura Villa Allende el año pasado. Su presentación
del Concilio decía “Todo lo eclesiástico, es sobre la “Madurez afectiva-sexual, moral y
decir, todo lo institucional, todo lo jurídico, espiritual” y las preguntas incluidas en el
todo lo sacramental, toda palabra, toda texto en orden a hacer posible el trabajo en
actividad en la Iglesia y, por consiguiente, grupo del mismo pueden ser de mucha ayuda
también toda reforma de lo eclesiástico ante el desafío de “crecer como personas
es en último término y en última intención para servir como pastores”, tal como titulaba
(supuesto que se entienda como es debido y Mons. Juan María Uriarte el artículo que
no se convierta en un ídolo) puro servicio, publicamos hace ya casi 20 años (Pastores
mera disponibilidad para algo muy distinto, N° 6, Agosto de 1996).
algo muy sencillo y precisamente por ello, A diferencia de aquel entonces hoy la
increíblemente difícil y consolador a la vez: formación sacerdotal permanente cuenta con
para la fe, la esperanza, y la caridad en el muchísimos recursos y posibilidades. Entre
corazón de todos los hombres”. ellas lo que podemos encontrar en Internet.
Eso es precisamente lo que podemos Por ese motivo Gerardo Diéguez, sacerdote
reconocer ayudados por la conferencia de la Arquidiócesis de Tucumán y miembro
de Rainiero Cantalamessa que señala el de nuestro equipo de redacción preparó un
protagonismo del Espíritu Santo en el primer listado de sitios en los que se puede
acontecimiento conciliar y su centralidad encontrar material valioso para la lectura
como clave interpretativa de sus documentos. personal y comunitaria.
En ese mismo Espíritu que Darío Por último contamos también con
Vitali comparte con nosotros su “Relectura una breve reflexión, especialmente enviada
de PO, cincuenta años después” en un texto a Pastores, de Mons. Jorge Carlos Patrón
especialmente preparado para Pastores. Wong, Secretario para los Seminarios de la
El estudio de Santiago del Cura sobre el Congregación para el Clero, que desde las ca-
ministerio ordenado ubica el decreto conciliar tegorías vocación y profesión nos señala un
en la vida de la Iglesia y la reflexión sobre este camino de conversión y crecimiento.
tema hasta la actualidad. Su trabajo ofrece

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50 años
Concili
Vatican
50 años
del Concilio
vaticano ii

“Surge la pregunta ¿por qué la recepción

del Concilio en grandes zonas de la Iglesia

se ha realizado hasta ahora de un modo tan

difícil? Pues bien, todo depende de la correcta

interpretación del Concilio o como diríamos hoy

de su correcta hermenéutica, de la correcta

clave de lectura y aplicación. Los problemas

de la recepción han surgido del hecho de

que se han confrontado dos hermenéuticas

contrarias y se ha entablado una lucha entre

ellas. Una ha causado confusión, la otra de

forma silenciosa pero cada vez más visible ha

dado y da frutos"

Raniero Cantalamessa
50 años del concilio vaticano ii

[ R a n i e r o C a nt a l a mess a ]
( U n i v e r s i d a d C a t ó l i c a A r g ent i n a ,
1 1 d e octu b r e d e 2 0 1 2 )

El Concilio VATICANO II

Un obispo hace poco me preguntaba si reiteradamente la palabra aggionamento, actu-


me sentía emocionado de hablar en presencia alización, que gracias a él entró en el vocabu-
del Papa, y ahora le contestaría que me siento lario universal. En su discurso de apertura del
emocionado mucho menos que ahora aquí. El concilio, dio una primera explicación de lo que
motivo es doble: primero, que ahí puedo hablar entendía con este término: “el Concilio Vatica-
italiano que es mi lengua, aquí, tengo que es- no II quiere trasmitir la doctrina católica pura
forzarme por hablar español; segundo, es que e íntegramente sin atenuaciones, ni deforma-
ahí tengo un público muy homogéneo, el Papa, ciones”, decía. “Deber nuestro no es solo es-
los cardenales, los obispos, los superiores ge- tudiar ese precioso tesoro como si únicamente
nerales de las ordenes religiosas, entonces nos preocupará su antigüedad, sino dedicarnos
tenemos un lenguaje común, aquí veo que hay también con diligencia y sin temor a la la-
clero, laicos, políticos y pienso que se tendrá bor que exige nuestro tiempo prosiguiendo el
necesidad de un poco de paciencia porque yo camino que recorre la iglesia desde hace veinte
he tomado muy en serio la carga de dar una siglos, es necesario que esta doctrina verdadera
conferencia oficial sobre el Concilio Vaticano e inmutable a la que se le debe prestar fielmente
II.1 obediencia, se profundice y exponga según las
En las últimas décadas se han multipli- exigencias de nuestro tiempo”.
cado los intentos de trazar un balance de los Sin embargo, a medida que progresa-
resultados del Concilio Vaticano II. No es el ban los trabajos y las secciones del concilio, se
caso de continuar en esta línea, ni por otra delinearon dos facciones opuestas, según que
parte, lo permitiría el tiempo a disposición. de las dos necesidades expresadas por el Papa,
Paralelamente a estas lecturas analíticas ha se acentuara la primera o la segunda, es decir,
existido, desde los años mismos del concilio, o la continuidad con el pasado o la novedad
una evaluación sintética o en otras palabras la respecto a ese. En el seno de estos últimos, los
investigación de una clave de lectura del acon- que hablaban de novedad, la palabra aggiorna-
tecimiento conciliar. Yo quisiera insertarme en mento, terminó siendo sustituida por la palabra
este esfuerzo e intentar incluso una lectura de ruptura, pero con un espíritu y con intenciones
las distintas claves de lectura. Fueron básica- muy diferentes dependiendo de su orientación.
mente tres las claves de lectura: actualización, Para el ala llamada progresista, la ruptura era
ruptura y novedad en la continuidad. Juan
una conquista que había que saludar con entu-
XXIII, al anunciar al mundo el Concilio, usó
siasmo; para el frente opuesto, tradicionalista,
se trataba de una tragedia para toda la Igle-
1
Desgrabación de la disertación del padre Raniero
sia. Entre estos dos frentes coincidentes en la
Cantalamessa sobre el Concilio Vaticano II (Univer-
sidad Católica Argentina, 11 de octubre de 2012). La afirmación del hecho, la ruptura, pero opues-
desgrabación fue realizada por Florencia Bailo, vice- tos en el juicio sobre él, se sitúa la posición
directora de la Revista Consudec, tomado del video del Magisterio Papal que habla de novedad
de la UCA) en la continuidad. Pablo VI, en la Ecclesiam

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suam retoma la palabra aggiornamento, actu- tas enumera la situación de conflictividad que
alización y dice que la quiere tener presente se ha creado entre la Iglesia y el mundo mod-
como dirección programática. Al inicio de su erno, que culminó con la condena en bloque
pontificado, Juan Pablo II confirmó el juicio de de la modernidad bajo Pío IX, pero también
su predecesor y en varias ocasiones se expresó situaciones más recientes como la creada por
en la misma línea. Pero ha sido sobre todo el los avances de la ciencia, por la nueva relación
actual Papa Benedicto XVI, él que ha expli- entre las religiones con las implicaciones que
cado qué entiende el Magisterio de la Iglesia esto tiene para el problema de la libertad de
por novedad en la continuidad. Lo hizo pocos conciencia; no en último lugar la tragedia de
meses después de su elección en el famoso dis- la Shoah que imponía un replanteamiento de
curso programático a la curia romana, del 22 la actitud hacia el pueblo judío. Aquí de nuevo
de diciembre del 2005. Escuchemos algunos cito las palabras de Benedicto XVI:
pasajes de este discurso: “Es claro que en todos estos sectores,
“Surge la pregunta ¿por qué la recep- que en su conjunto forman un único problema,
ción del Concilio en grandes zonas de la Igle- podría emerger una cierta forma de discontinu-
sia se ha realizado hasta ahora de un modo tan idad y que en cierto sentido, de hecho, se había
difícil? Pues bien, todo depende de la correcta manifestado una discontinuidad, en la cual, sin
interpretación del Concilio o como diríamos embargo, hechas las debidas distinciones entre
hoy de su correcta hermenéutica, de la correcta las situaciones históricas concretas y sus exi-
clave de lectura y aplicación. Los problemas de gencias, resultaba que no se había abandonado
la recepción han surgido del hecho de que se la continuidad en los principios. Este hecho
han confrontado dos hermenéuticas contrarias fácilmente escapa a la primera impresión, pre-
y se ha entablado una lucha entre ellas. Una cisamente en este conjunto de continuidad y
ha causado confusión, la otra de forma silen- discontinuidad en diferentes niveles consiste
ciosa pero cada vez más visible ha dado y da la naturaleza de la verdadera reforma. Si del
frutos. Por una parte, existe una interpretación plano axiológico, es decir de los principios y
que podría llamar hermenéutica de la discon- valores, pasamos al plano cronológico podría-
tinuidad y de la ruptura; a menudo ha contado mos decir que el Concilio representa una rup-
con la simpatía de los medios de comunicación tura y una discontinuidad respecto al pasado
y de una parte de la teología moderna. Ala her- próximo de la Iglesia y representa, en cambio,
menéutica de la discontinuidad se opone la her- una continuidad con respecto a su pasado re-
menéutica de la reforma”. moto. En muchos puntos, sobre todo en el
Benedicto XVI admite que ha habido punto central que es la idea de Iglesia, el Con-
una cierta discontinuidad y ruptura con el Con- cilio ha querido, de hecho, realizar una vuelta a
cilio Vaticano II, pero ésta no afecta a los prin- los orígenes, a las fuentes bíblicas y patrísticas
cipios y verdades a la base de la fe cristiana, de la fe”. La lectura del Concilio hecha propia
sino a algunas decisiones históricas. Entre és- por el Magisterio, es decir, la de la novedad

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en la continuidad tuvo un precursor ilustre en con lo que el cristianismo ha vivido entre tanto,
el Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina no se puede, sin embargo, dejar de señalar una
Cristiana, del Cardenal John Henri Newman, laguna en el desarrollo de su argumento, la casi
definido a menudo, también por esto, como el total ausencia del Espíritu Santo. En la dinámi-
padre ausente del Concilio Vaticano II. New- ca del Desarrollo de la Doctrina Cristiana, el
man demuestra que cuando se trata de una gran Cardenal Newman no tiene bastante cuenta del
idea filosófica o de una creencia religiosa como papel preponderante que Jesús había reservado
es el cristianismo “No se pueden juzgar (aquí al Paráclito para conducir a los apóstoles y a la
cito textualmente) desde sus inicios, sus vir- Iglesia a la verdad plena.
tualidades y metas a las que tiende, según las ¿Qué es lo que permite hablar de nove-
nuevas relaciones que tenga surgen peligros y dad en la continuidad, de permanencia en el
esperanzas y aparecen principios antiguos bajo cambio? Hay una contradicción aquí: perma-
formas nuevas; ella mutua junto con ellos para nencia y cambio, novedad y continuidad. Lo
permanecer siempre idéntica a sí misma. En un que resuelve esta paradoja es precisamente la
mundo sobrenatural las cosas van de otra for- acción del Espíritu Santo. Lo había entendido
ma, pero aquí en la tierra vivir es cambiar y la perfectamente San Ireneo en el siglo II, cuando
perfección es el resultado de muchas transfor- afirma que la revelación es como un depósito
maciones” (una frase muy famosa de Newman precioso contenido en una vasija valiosa que
y abusada a veces) San Gregorio Magno an- gracias al Espíritu de Dios rejuvenezca siem-
ticipaba de algún modo esta convicción cuando pre y haga rejuvenecer, también, a la vasija
afirmaba que la Escritura cum legentibus cre- que lo contiene. El Espíritu Santo no dice pa-
cit, es decir, “crece con aquellos que la leen”, labras nuevas, no crea nuevos sacramentos,
es decir, crece a fuerza de ser leída y vivida a nuevas instituciones, pero renueva y vivifica
medida que surgen nuevas solicitudes y nue- constantemente las palabras, los sacramentos
vos desafíos por la historia. La doctrina de la y las instituciones creadas por Jesús. No hace
fe cambia, por tanto, pero para permanecer fiel cosas nuevas el Espíritu Santo, pero hace nue-
a sí misma. Muta en las coyunturas históricas vas las cosas. La insuficiente atención al pa-
para no cambiar en la sustancia, como decía pel del Espíritu Santo explica muchas de las
Benedicto XVI. dificultades que se han creado en la recepción
del Vaticano II. La tradición en nombre de la
Segundo punto de mi charla es titulado cual algunos han rechazado el concilio era una
la carta mata el espíritu da la vida. Con todo el tradición donde el Espíritu Santo no jugaba
respecto y la admiración debidos a la inmensa ningún papel, era un conjunto de creencias y
y pionera contribución del Cardenal Newman prácticas fijadas una vez para siempre, no la
a distancia de un siglo y medio de su ensayo y onda de la predicación apostólica que avanza y

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se propaga en los siglos y que como toda onda tés. Los preceptos evangélicos son ciertamente
sólo se puede captar en movimiento. Congelar más elevados y perfectos, sin embargo, por sí
la tradición y hacerla partir o terminar en un solos habrían permanecido ineficaces. Si hu-
cierto punto, e incluso el Concilio de Trento, biese bastado proclamar la nueva voluntad de
significa hacer de ella una tradición muerta y Dios mediante el Evangelio no se explicaría
no como la define Ireneo una tradición viva. que necesidad habría de que Jesús muriera, de
Charles Peguy, este gran poeta francés, ex- que viniera el Espíritu Santo, pero los apóstoles
presa poéticamente esta gran verdad teológica; mismos demuestran que no bastaba; ellos que
en el texto, es la Iglesia Católica en el poema habían escuchado todo, por ejemplo que era
personificada por Madame Gervaise que habla necesario poner la otra mejilla a quien te abofe-
a una de sus hijas que en el drama es Juana de tea, en el momento de la Pasión no encontraron
Arco, dice: la fuerza para llevar a la práctica de ninguno
Jesús no nos ha dado palabras muertas de los mandamientos de Jesús. Los preceptos
que nosotros debamos encerrar en pequeñas del Evangelio son también la ley nueva, pero
cajas o en grandes y que debamos conservar en sentido material, en contenido, en el sentido
en aceite rancio como las momias de Egipto; formal, ley nueva es el espíritu que da la vida
Jesucristo, niña, no nos ha dado conservas de en Cristo Jesús dice Pablo. Este es un principio
palabras que haya que conservar, sino que nos universal que se aplica a cualquier ley, si e in-
ha dado palabras vivas para alimentar. De no- cluso los preceptos evangélicos sin la gracia del
sotros depende, enfermos y carnales, hacer vi- Espíritu serían letra que mata qué decir de los
vir, alimentar y mantener vivas en el tiempo preceptos de la Iglesia y qué decir en nuestro
esas palabras pronunciadas vivas en el tiempo. casos de los decretos del Concilio Vaticano II.
Enseguida hay que decir, sin embargo, que La implementación o la aplicación del concilio
también en el lado del extremismo opuesto no tiene lugar de manera inmediata, no hay
al tradicionalismo, las cosas no iban de modo que buscar la interpretación inmediata, literal
distinto, aquí se hablaba gustosamente del es- y casi mecánica del concilio, sino con el Es-
píritu del concilio, pero no se trataba, lamen- píritu, entendiendo con ello el Espíritu Santo y
tablemente, del Espíritu Santo. Por espíritu del no un vago espíritu del concilio abierto a cu-
concilio se entendía ese mayor impulso, va- alquier subjetivismo. El Magisterio Papal fue
lentía innovadora que no habría podido entrar el primero en reconocer esta exigencia. Pablo
en los textos del concilio por la resistencia de VI en 1972, decía en un discurso: “Nos hemos
algunos y de los compromisos necesarios entre preocupado muchas veces que necesidad adver-
las partes. timos primera y última de esta Iglesia nuestra
bendita y amada, lo debemos decir casi tem-
Querría tratar ahora, si tenéis un poco blorosos y orantes porque es su misterio y su
más de paciencia, tratar de explicar lo que me vida, vosotros lo sabéis el Espíritu, el Espíritu
parece es la verdadera lectura pneumatológica Santo. La Iglesia necesita de su perenne Pen-
del concilio, es decir, ¿cuál es el papel del Es- tecostés, de fuego en el corazón, de palabra
píritu Santo en la actuación del concilio? Reto- en los labios y de profecía en la mirada”. Una
mando un pensamiento audaz de San Agustín expresión que me gusta, se puede ser profeta
a propósito del dicho paulino sobre la letra y el con la mirada, como se mira a la gente. Por su
espíritu, Santo Tomás de Aquino, palabras que parte Juan Pablo II en 1981 escribía: “Toda la
si no fueran de un doctor de la Iglesia no me labor de renovación de la Iglesia que el Con-
atrevería a decirlas, dice: cilio Vaticano II ha propuesto he iniciado tan
“Por letra se entiende cualquier ley es- providencialmente, no puede realizarse a no ser
crita que queda afuera del hombre, también los en el Espíritu Santo, es decir, con ayuda de su
preceptos morales contenidos en el Evange- luz y de su virtud”
lio, por lo cual también la letra del Evangelio
mataría sino se añadiera adentro la gracia de Tercer punto ¿Dónde buscar los frutos
la fe que sana” y del mismo contexto el santo del Vaticano II? ¿Ha existido en realidad el
doctor, dice: “La ley nueva es principalmente tan suspirado nuevo Pentecostés? Un conocido
la misma gracia del Espíritu Santo que se da a estudioso de Newman, Ian Ker, ha puesto de
los creyentes”. La ley nueva o del espíritu no relieve la contribución que Newman puede
es pues en el sentido estricto promulgada por dar, además del desarrollo del concilio, tam-
Jesús en el Monte de la Bienaventuranzas, sino bién a comprensión del postconcilio. A raíz
la que el grabó en los corazones en Pentecos- de la definición de la infalibilidad papal en el

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Concilio Vaticano I 1870; el cardenal New- se debe responder sin vacilación, sí. Cuál es
man que vivía en este tiempo fue llevado a su signo más convincente, la renovación de
hacer una reflexión general sobre los concil- la calidad de la vida cristiana allí donde este
ios y sobre el sentido de sus definiciones. Su Pentecostés ha sido acogido. Todos están de
conclusión fue que los concilios pueden tener acuerdo en considerar como el hecho más
a menudo efectos no pretendidos en el mo- nuevo y más significativo del Vaticano II,
mento por aquellos que participaron en ellos, los primeros capítulos de la Lumen Gentium,
éstos pueden ver mucho más en ellos o mucho donde se define a la Iglesia como Sacramento
menos de lo que sucesivamente producirán y Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu
tales decisiones. De este modo, Newman no Santo animada por sus carismas. La Igle-
hacía más que aplicar a las definiciones con- sia entonces como misterio y no solamente
ciliares el principio del desarrollo que había como institución. Dos conceptos familiares
explicado a propósito de la doctrina cristiana nos pueden ayudar a comprender la novedad
en general. Un dogma como toda gran idea de esta eclesiología: dos conceptos Nación
no se comprende plenamente sino después de y Estado. Nación, indica el pueblo como la
que se han visto las consecuencias y los desar- nación argentina, el pueblo argentino, la re-
rollos históricos. Después que el río, para usar alidad social, las personas; Estado indica la
la imagen de Newman, desde el terreno ac- organización de esta realidad, el gobierno que
cidentado que lo ha visto nacer, descendiendo la gobierna, la constitución sobre la que se
encuentra finalmente a su lecho más amplio rige, los distintos poderes judicial, ejecutivo y
y profundo. Ocurrió así a la definición de la legislativo, así como los símbolos que la rep-
infalibilidad papal que en el clima encendido resentan. No es la nación la que está al servi-
del momento pareció a muchos que contenía cio del Estado, sino el Estado al servicio de la
mucho más de lo que de hecho la Iglesia y nación. Podríamos decir por analogía que en
el Papa mismo dedujeron de ella. No hizo un tiempo la Iglesia era vista sobre todo como
inútil cualquier futuro Concilio Ecuménico estado, ahora es vista sobre todo como nación
como alguno temió o espero en el momento, y como pueblo de Dios, la nación Santa, el
el Vaticano II es la confirmación que la in- pueblo sacerdotal del Éxodo y de Pedro. Una
falibilidad del Papa no ha hecho inútil los vez era vista la Iglesia predominantemente
concilios. Todo esto encuentra una singular como jerarquía ahora era vista predominante-
interpretación en el principio ecuménico de mente como koinonía, comunión, una y otra
Gadamer de la historia de los efectos. Para cosa se sabe son esenciales. Qué sería, para
comprender el texto es necesario tener en seguir en el plano de la analogía, un Estado
cuenta los efectos que haya producido en la sin la Nación, pero que sería una Nación sin
historia al integrarse en esta historia y dialo- Estado, sino una multitud amorfa de personas
gando con ella. Todo esto arroja una singular en perenne conflicto entre sí. Juan Pablo II ha
luz sobre el tiempo del postconcilio, estos 5 lanzado nuevamente esta visión haciendo de
años que estamos celebrando. También aquí su aplicación en Novo Millennio Ineunte, el
las verdaderas realizaciones se sitúan quizá compromiso prioritario en el momento de en-
en una parte diferente hacia la que nosotros trar en el nuevo milenio.
mirábamos. Nosotros mirábamos hacia el La respuesta última, nos preguntamos,
cambio en las estructuras e instituciones de entonces, ¿de dónde ha pasado esta imagen
la Iglesia., a una diferente distribución del de la Iglesia como Nación, pueblo, konon-
poder, a una lengua a utilizar en la liturgia y ía?, ¿dónde ha pasado de los documentos a
no nos dábamos cuenta de lo pequeñas que la vida?, ¿dónde ha tomada carne y sangre?,
eran esta novedades en comparación con lo ¿dónde se vive la ley cristiana según el Espíritu
que el Espíritu Santo estaba obrando. Hemos con alegría y convicción por atracción y no por
pensado romper con nuestras manos los odres coacción?, ¿dónde se tiene la palabra de Dios
viejos y no nos hemos dado cuenta que eran en gran honor, se manifiestan los carismas y
más resistentes y duros que nuestras manos, es más sentida el ansia por una nueva evange-
mientras que Dios nos ofrecía su método de lización y por la unidad de los cristianos? La
romper los odres viejos que consiste en poner respuesta última a todas estas respuestas solo
en ellos el vino nuevo, quería renovarlos des- la conoce Dios, pues se trata de un hecho inte-
de dentro no asaltarlos desde el exterior. A la rior que acontece en el corazón de las personas.
pregunta si ha habido un nuevo Pentecostés, Tendríamos que decir del nuevo Pentecostés lo

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que Jesús decía del Reino de los Cielo: no se este punto de vista, movimientos, parroquias y
dirá vedlo aquí o allá, porque el Reino de Dios comunidades espontáneas no deben ser vistos
está entre vosotros. Sin embargo, es posible en oposición o en competencia entre sí, sino
discernir algunos signos ayudados también por unidos en la realización, en contextos diferen-
la sociología religiosa que se ocupa de estos tes, de un mismo modelo de realización de vida
fenómenos desde este punto de vista la respu- cristiana. Sin embargo, es necesario insistir en
esta que se da a aquella pregunta dónde se ve el nombre correcto, movimientos eclesiales y
el nuevo Pentecostés, la respuesta que se da de no movimientos laicales. La mayor parte de
varias partes, es en los movimientos eclesiales, ellos están formados no por un sólo, sino por
pero hay que precisar una cosa en seguida, de todos los componentes eclesiales laicos, cier-
los movimientos eclesiales forman parte, sino tamente, pero también obispos, sacerdotes,
en la forma, pero si en la sustancia, esas par- religiosos, religiosas, representan el conjunto
roquias y comunidades nuevas donde se vive de los carismas, el pueblo de Dios. Sólo por
la misma kononía y la misma calidad de vida razones prácticas, porque ya existe la con-
cristiana. Entre ellas se deben enumerar, tam- gregación del clero y la congregación de los
bién, las denominadas comunidades de base, al religiosos, se ocupa de ellos, de los movimien-
menos aquellas en las que el factor político no tos, el Pontificio Consejo por los laicos. Juan
ha tomado la ventaja al factor religioso. Desde Pablo II veía en estos movimientos y comu-

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cuanto en Concilio había invocado un desper-


tar semejante”. Este es lo que escribió después
de haber comprobado en persona y haber viv-
ido dicha experiencia dese adentro, siempre
en sus memorias: “De repente San Pablo los
Hechos de los Apóstoles parecían hacerse vi-
vos y convertirse en pare del presente. Lo que
era auténticamente verdad en el pasado parece
que ocurre de nuevo ante nuestros ojos. Es un
descubrimiento de la verdadera acción del Es-
píritu Santo que siempre está actuando como
Jesús prometió; él mantiene su palabra es de
nuevo una explosión del Espíritu de Pentecos-
tés, una alegría que se había hecho descono-
cida para la Iglesia”
Los movimientos eclesiales, y las nue-
vas comunidades no son libres de debilidades y
a veces de fracasos, pero cuán grande novedad
ha hecho su aparición de manera diferente en la
historia de la Iglesia.

Último punto: una promesa cumplida


A este punto quiero compartir un epi-
sodio que me ocurrió con Juan Pablo II. Una
vez en el año la charla se tiene en la basílica
de San Pedro en presencia del Papa el viernes
nidades parroquiales vivas, los signos de una santo, es la única ocasión en la que el Papa
nueva primavera de la Iglesia. En el mismo preside la liturgia pero no tiene la homilía, el
sentido, se ha expresado en varias circunstan- predicador se supone tenga la homilía. Y cu-
cias, el Papa Benedicto XVI. En la homilía de ando subí al altar con el Papa a mí lado y el
la Misa Crismal del jueves santo de este año, cuerpo diplomático, los cardenales, todo el pú-
Benedicto XVI, dijo: “mirando a la época post- blico; me di cuenta que tenía que hablar muy
conciliar se puede reconocer la dinámica de la despacio porque había un resonido en la basíli-
verdadera renovación que frecuentemente ha ca. Hablando despacio, duré diez minutos más
adquirido formas inesperadas en movimientos de lo que estaba programado y el cardenal que
llenos de vida y que hace tangible la inagotable entonces era obispo, y que estaba encargado
vivacidad de la Iglesia, la presencia y la acción del horario del Papa, estaba muy preocupado
eficaz del Espíritu Santo” palabras del Papa. y nervioso y miraba su reloj. Yo no lo veía
Hablando de los signos de un nuevo porque estaba al lado mío. El día siguiente éste
Pentecostés no se puede dejar de mencionar en obispo compartió con algunas hermanas lo que
particular, aunque sólo fuera por la amplitud había pasado luego de la liturgia: el Papa Juan
del fenómeno, a la renovación carismática o a la Pablo II lo llamó y sonriéndole, le dijo “cuando
renovación en el Espíritu, no es un movimiento un hombre de Dios nos habla, no tenemos que
es una corriente de gracia. Cuando por primera mirar nuestro reloj”. Atención a imitar al Papa,
vez en 1973 uno de los artífices mayores del al menos en este punto y olvidar por supuesto
Vaticano II, el cardenal Suenens, oyó hablar lo del hombre de Dios.
del fenómeno, estaba escribiendo un libro Entonces nos preguntamos cuál es el
titulado “El Espíritu Santo fuente de nuestras significado del Concilio, entendido como el
esperanzas” y esto es lo que relata en sus me- conjunto de los documentos producidos por
morias. Deje de escribir el libro, pensé que era el concilio: Dei verbum, Lumen gentium,
una cuestión de la más elemental coherencia Gaudium et Spes… ¿dejaremos de lado la le-
prestar atención a la acción del Espíritu Santo tra del concilio para esperar todo del Espíritu?
por lo que pudiera manifestarse de manera sor- La respuesta a esta pregunta está contenida en
prendente. Estaba particularmente interesado la frase con la que Agustín resume la relación
en la noticia del despertar de los carismas, por entre la ley y la gracia, dice: “la ley fue dada

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para que se buscara la gracia, y la gracia fue estamos en condición de conocer el lugar por
dada para que se observará la ley”. Por tanto, primera vez, es decir, de valorar su verdadero
el Espíritu no dispensa de valorar también la significado desconocido para los mismos pa-
letra, es decir, los decretos del Vaticano II, al dres del concilio. Esto permite decir que el
contrario es precisamente él quien empuja a es- árbol crecido desde el concilio es coherente
tudiarlos y a ponerlos en práctica. Y de hecho, con la semilla de la que ha nacido. En efecto,
fuera del ámbito escolar y académico, donde de qué ha nacido el acontecimiento del Vati-
ellos son materia de debate y de estudios y de cano II. Las palabras con las que Juan XXIII
tesis de doctorado, es precisamente en las reali- describe la conmoción que acompaño, dice él,
dades eclesiales recordadas donde son tenidas “el repentino florecer en mi corazón y en mis
en mayor consideración los documentos del labios de la simple palabra concilio, la emo-
Vaticano II. Lo he experimentado yo mismo: ción tiene todos los signos de una inspiración
yo me libré de los prejuicios contra los judíos profética”, de una inspiración de lo alto. En
y contra los protestantes, acumulados durante el discurso de clausura de la primera sección,
los años de formación. Por haber hecho, por mi él, Juan XXIII, habló del concilio, al pie de la
pequeñez y por los meritos de mi hermanos, letra como “un nuevo y deseado Pentecostés
la experiencia del nuevo Pentecostés. Fue una que enriquecerá abundantemente a la Iglesia
conversión; primero a los judíos, regresando de energías espirituales”. Al comienzo de la
de Israel una vez en el avión me di cuenta que segunda sección del Vaticano II, Pablo VI en-
Jesús era judío y que no amar a los judíos im- cargó al cardenal Suenens que conmemorara
plicaba no amar a Jesús, que ama la gente de oficialmente a Juan XXIII. El orador que había
su pueblo. Y después me convertí también a la estado entre los más cercanos al difunto pon-
unidad de los cristianos. Mi presencia aquí es tífice en la preparación del concilio, describió
un signo, porque estoy aquí invitado conjunta- así lo que esto era en las intenciones del Papa:
mente por una organización que es al mismo para él no era ante todo una reunión de los
tiempo católica y evangélica. Y de hecho, llego obispos con el Papa, un encontrarse juntos en
de un lugar de retiro donde tuvimos un retiro el plano horizontal, era antes que todo un en-
con ochenta sacerdotes y diez pastores evangé- cuentro colectivo de todo el colegio episcopal
licos. Y había tanta unidad que al final no sabía con en el Espíritu Santo, un encuentro verti-
quiénes eran los sacerdotes católicos y quiénes cal, la apertura total a una inmensa efusión del
los protestantes, ¡era una unidad maravillosa! Espíritu Santo, una especie de nuevo Pente-
El poeta Thomas Stearns Eliot escribió costés”. A cincuenta años de distancia sólo
unos versos que nos pueden iluminar en el sen- podemos constatar el pleno cumplimiento por
tido de las celebraciones de los cincuenta años parte de Dios de la promesa hecha a la Iglesia
del Vaticano II. Primero me permitan leerlo en por boca de su humilde servidor el beato Juan
ingles por los que entienden y pido perdón por XXIII. Si hablar de un nuevo Pentecostés nos
mi pronunciación: parece que, es por lo menos exagerado, vistos
todos los problemas y controversias surgidas
“We shall not cease from exploration/ en la Iglesia después de y a causa del concilio,
And the end of all our exploring/ Will be to ar- no debemos hacer otra cosa que ir a releer los
rive where we started/ And know the place for Hechos de los Apóstoles y constatar cómo no
the first time”. faltaron problemas y controversias ni siquiera
después del primer Pentecostés y no menos en
Una traducción castellana: sentido que los de hoy.
“No debemos detenernos en nuestra
exploración / y el fin de nuestro explorar/ será
llegar allí de donde hemos partido/ y conocer el
lugar por primera vez”

Después de muchas exploraciones so-


mos reconducidos también nosotros allí de
donde hemos partido, es decir, al acontec-
imiento del Concilio Vaticano II, pero todo
el trabajo alrededor de él ha sido en vano
porque en el sentido más profundo sólo ahora

PASTORES
NUM. 58 • OCT 2015 13
50 años del concilio vaticano ii

[Dario Vitali]
Pont i f i c i a U n i v e r s i d a d G r e g o r i a n a , Rom a

Presbyterorum Ordinis:
una relectura a cincuenta
años del concilio

La conmemoración de los cincuenta de redacción del texto (§ 1) y de presentar el


años de la celebración del concilio Vaticano contenido del decreto (§2), el artículo se con-
II, generó la oportunidad de retomar el interés centrará sobre todo en los puntos de mayor no-
por el evento y por el corpus de los documen- vedad del documento, evidenciando al mismo
tos que el concilio entregó a la Iglesia. Luego tiempo el esfuerzo que realizó el concilio tra-
de estos años pasados de recurrente atención a tando de lograr una síntesis sobre el tema.
Sacrosanctum Concilium y a Lumen Gentium,
en este último tiempo se constata también un 1. Del esquema De Clericis al decreto
mayor interés por la investigación vinculada a PresbyterorumOrdinis
los otros documentos aprobados en la última El 7 de diciembre de 1965 fue promul-
sesión, el 7 de diciembre de 1965. Aunque es gado el decreto Presbyterorum Ordinis so-
más común el estudio de las otras dos Consti- bre el ministerio y la vida de los presbíteros,
tuciones -Dei Verbum y Gaudium et Spes– y de penúltimo en la lista de los dieciséis documen-
los decretos y declaraciones que desarrollan las tos conciliares, e inmediatamente antes de la
temáticas ecuménicas e inter religiosa, no falta Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la
interés por el decreto Presbyterorum Ordinis Iglesia en el mundo contemporáneo.
que trata el tema del ministerio y de la vida de El texto definitivo pasó por cuatro re-
los presbíteros en la misión de la Iglesia. dacciones bien difíciles y exigentes. Y para
Este artículo pretende ofrecer una lectu- comprender mejor la novedad que presenta
ra -mejor, una re lectura- precisamente de este el decreto, es necesario conocer este camino
decreto, luego de cincuenta años de su promul- realizado en el aula conciliar. Se trata de re-
gación. Sin entrar en el proceso bien complejo, dacciones y correcciones que tienen que ver,
de recepción de la teología del presbiterado, la sobre todo, con el desarrollo doctrinal de la
intención más bien es acercarnos al texto, re- sacramentalidad del episcopado1, que vino a
construyendo primero el difícil proceso de re- modificar significativamente la doctrina sobre
dacción; para poder mostrar inmediatamente la el sacramento del Orden propuesta por el con-
progresión respecto a la concepción precedente cilio de Trento2.
del ministerio Ordenado. Luego, para eviden- El punto de partida fue una serie de
ciar los puntos débiles de una doctrina que no esquemas presentados por la Comisión para la
parece haber logrado plenamente una síntesis disciplina del clero y del pueblo cristiano, di-
entre los datos de la Tradición y los elementos scutidos y aprobados por la Comisión central
de novedad introducidos por la comprensión
global del concilio.
Este propósito justifica las tres partes
1
Cfr fundamentalmente LG III, n. 21.
2
Cfr Doctrina et canones de sacramento Ordinis (15.
del artículo: después de reconstruir los pasos
O7. 1563): DH 1763-1778.

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50 años del concilio vaticano ii

preparatoria en algunas reuniones entre novi- el 14 de octubre de 1964. Esquema que, aun
embre de 1961 y abril de 19623. A partir de trasladando la atención de la dimensión cleri-
estos esquemas, que presentan visiones muy cal a la sacerdotal y del estado de vida al mi-
heterogéneas, fue redactado un primer esque- nisterio sacerdotal, no halló el favor de los Pa-
ma de decreto, retomando algunos temas pro- dres: de los 2135 presentes, los placet fueron
puestos por la Comisión4. El esquema, nunca 930 y los non placet 11999. Esto determinó la
presentado en el aula, significativamente lle- decisión de devolver todo el material a la Co-
vaba el título de clericis5, con una evidente misión competente. En el marco de tres días
referencia a la célebre distinción de Graciano, fue redactado un nuevo esquema, que incluía
repetida durante todo el segundo milenio cri- las observaciones que hicieron los Padres. Las
stiano: «Duo sunt genera christianorum: cle- diferencias entre los dos esquemas muestran la
rici et laici»6. orientación que se va dando a la cuestión.
El texto, dividido en tres capítulos, tenía Mientras el textus prior partía de la
muy en cuenta la situación de privilegio de los exigencia de santidad de la vida sacerdotal,
clérigos presentada por el gran jurista medioe- estableciendo el fundamento y deduciendo sus
val, poniendo especial énfasis en la particular implicancias, el textus emendatus enfatizó, en
exigencia de perfección de la vida sacerdotal cambio, la relación entre sacerdotes y laicos10.
(cap. I); luego, la importancia del estudio para Desde aquí se deducían las exigencias de la
los sacerdotes, con particular atención a la di- vida y del ministerio sacerdotal: relaciones
mensión pastoral, para responder a las nuevas fraternas fundadas en los vínculos de caridad,
exigencias de los tiempos (cap. II); finalmente, de oración, de cooperación e incluso de diver-
el recto uso de los bienes, introduciendo la cue- sión en común, formación a través del estudio,
stión de una remuneración equitativa para los y la adquisición de la ciencia pastoral. Fuerte
clérigos, con la propuesta de constituir inclu- énfasis se daba a la necesidad de distribuir el
so un fondo común (cap. III). El esquema, que clero según el principio de solicitud por todas
concluía con la exhortación a una adecuada las Iglesias, como también a la equitativa retri-
distribución del clero, aun presentando no po- bución del clero, incluso a través de la consti-
cos elementos de novedad en cuanto a algunas
tución de un fondo común de bienes en toda la
soluciones prácticas, enmarcaba el ministerio
diócesis.
en una perspectiva fuertemente clerical. Con
El textus emendatus ya no se refiere
particular fuerza insistía en la santidad de vida
exclusivamente al clero diocesano, si no a los
de los clérigos como condición previa para re-
sacerdotes en general, sobre todo a aquellos
alizar el munus sacerdotii, es decir «ofrecer el
comprometidos en el ministerio, en cuanto
sacrificio, administrar los sacramentos, condu-
están al servicio pastoral del Pueblo de Dios.
cir a los fieles a la santidad, convertir y atraer
La idea que guía la nueva impostación del
a muchos al seno de la Iglesia»7.
Una insistencia tal en la dimensión cul- 9
Acta Synodalia, III/V, 72. Sorprende el resultado de
tual del sacerdocio, es evidente en el esquema
la votación porque, en general, las intervenciones de
del decreto –de vita et ministerio sacerdotali8– los Padres en aula fueron a favor del esquema. Entre
presentado en aula durante el tercer período, otros, está el de la Conferencia de los obispos de Ar-
gentina, que alaban al texto diciendo que la lectura
3
Acta et Documenta Concilio Oecumenico Vaticano del esquema «nos conduce a la siguiente consola-
II apparando. Series II praeparatoria, III/I, 353-430. dora conclusión: La Santa Iglesia ofrece a sus sacer-
4
De los diecisiete esquemas propuestos por la Co- dotes, por medio de las disposiciones conciliares,
misión, fundamentalmente se sintetizaron en ese cuanto necesitan para cumplir digna y decorosamen-
esquema el I: De distributione cleri; el II: de clerico- te la misión que les confió Jesucristo»; y concluyen
rum vitae sanctitatae; el III: de habitu et tonsura cle- afirmando: «Con entusiasmo aplaudimos todo el
ricali; el XVI: De missarum stipendiis, de missarum esquema referente a los sacerdotes, especialmente
honerum reductione, de piis ultimis voluntatibus. porque, al redactarlo, se ha tenido una gran visión
5
Schemadecreti de clericis: in Sacrosanctum Oecu- de la Catolicidad de la Iglesia de Jesucristo, nuestro
menicum Concilum Vaticanum II, SchemataConstitu- Redentor»: Acta Synodalia, III/IV, 931. 934.
tionum et Decretorum, 27-42. 10
En los dos esquemas se hace referencia a las
6
Decretum Gratiani, cap. XII. adquisiciones doctrinales sobre el sacramento del
7
Sacrosanctum Oecumenicum Concilum Vaticanum Orden contenidas en el esquema de Ecclesia; en el
II, Schemata Constitutionum et Decretorum, 27. esquema emendado incluso se hace referencia a las
8
Cfr Acta Synodalia, III/IV, 225-243 (con la relatio presentadas en el esquema sobre el ministerio de los
leída por mons. Marty). obispos.

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50 años del concilio vaticano ii

esquema es que «el sacerdote, en particular todas las funciones emanan de la Ordenación
el sacerdote diocesano, el cual en razón de su episcopal que confiere la plenitud del sagrado
mismo ministerio está totalmente ordenado a ministerio, es necesario, entonces, repensar la
apacentar el rebaño de Cristo, no puede cum- doctrina del presbiterado en un nuevo cuadro
plir recta y fructuosamente este ministerio sino interpretativo.
en una relación permanente con los laicos»11. El paso más significativo fue la recu-
Sorprende la total ausencia de refe- peración de la palabra adecuada para indicar
rencia al nexo constitutivo entre sacerdocio este grado específico del Orden: no se hablará
común y sacerdocio ministerial propuesto en más de vita et ministerio sacerdotali, sino más
LG 10. Cosa que priva al esquema de la po- correctamente, de presbyterorum ministerio et
sibilidad de evidenciar el carácter de servicio vita. El cambio de perspectiva ya está en LG
al Pueblo de Dios propio del sacerdocio mini- 28; párrafo que trataba de los presbíteros en
sterial. Más bien, el esquema insiste sobre la el cuadro de la constitución jerárquica de la
dedicación total del sacerdote a la obra de la Iglesia, y que fue ampliamente remodelado
salvación, materializada en la conformación a para armonizarlo con las afirmaciones sobre
Cristo Sacerdote; y en una plenitud tal, que im- la sacramentalidad del episcopado. Los cua-
plica no sólo el ministerio sino también la vida tro párrafos, que describen la relación de los
entera. En esta línea de pensamiento el esque- presbíteros con Cristo, con los obispos, dentro
ma afirma no sólo la necesidad de desapego de del presbiterio y con los fieles, constituyen en
las cosas terrenas, sino que reitera también que cierto modo, la base y la síntesis del decreto. A
el celibato es exigencia de la vida sacerdotal. partir de este perfil, el esquema decreti de mini-
La base del esquema todavía se apoya- sterio et vita presbyterorum fue presentado en
ba en la distinción entre potestas ordinis y aula el 13 de octubre de 196513, y luego de la
potestas iurisdictionis. Tal impostación, que discusión, fue aprobado el 13 de noviembre y
veía en la capacidad de conficere Euchari- votado el 7 de diciembre en sesión pública, re-
stiam la especificidad del oficio sacerdotal gistrando 2310 placet contra 4 solamente non
común a obispos y presbíteros, reduciendo placet.
la diferencia a una distinción de poder en el
cuerpo eclesial, ya no podía seguir funcionan- 2. Contenido del decreto
do con la nueva comprensión acerca de la doc- Después de algunas afirmaciones en
trina del episcopado. La constitución sobre la otros documentos conciliares14, el decreto re-
Iglesia, de hecho, que pronto sería aprobada12, marca la necesidad de «una dedicación más
no sólo sostenía que «con la consagración epi- amplia y más profunda a los presbíteros», en
scopal se confiere la plenitud del sacramento cuanto «este Orden tiene una parte extremada-
del Orden, llamada, en la práctica litúrgico de mente importante y siempre más exigente en la
la Iglesia y en la enseñanza de los Santos Pa- renovación de la Iglesia de Cristo». A diferen-
dres, sumo sacerdocio, cumbre del ministerio cia del esquema de vita et ministerio sacerdo-
sagrado» (LG 21); sino que ese mismo texto tali explícitamente dirigido al clero diocesano,
presentaba también el ministerio del obispo, los destinatarios del decreto, en cambio, son
vinculadas en estrecha unidad, la función de «todos los presbíteros, especialmente los que
santificar con las de enseñar y de gobernar: se dedican a la cura de almas, haciendo las sal-
«Junto con el oficio de santificar, la consagra- vedades debidas con relación a los presbíteros
ción episcopal confiere también los oficios de religiosos» (n. 1).
enseñar y de gobernar, las cuales sin embargo El capítulo I (nn. 2-3) establece los fun-
por su misma naturaleza no pueden ejercerse damentos de la doctrina y el lugar del presbite-
sino en comunión jerárquica con la Cabeza rado en la misión de la Iglesia. De este modo,
y con los miembros del Colegio» (ibid.). Si el decreto se hace eco de la comprensión ecle-
siológica de Lumen Gentium afirmando, en pri-
mer lugar, la participación de todo el Cuerpo
11
Acta Synodalia, III/IV, 234: De propositione n. 1. místico en la misma unción de Cristo: en este
12
El 21 de noviembre de 1964. Pero el esquema
cuerpo «todos los fieles son constituidos en
completo había sido ya presentado en aula el 15 de
septiembre de 1964, con la lectura de la relatio gene- un sacerdocio santo y real, ofrecen a Dios por
ralis y de las relationes de singulis numeris: cfr Acta
Synodalia, III/I, 155-428. En aula fueron debatidos 13
Cfr Acta Synodalia, IV/IV, 332-393.
únicamente los capítulos VII e VIII, y durante el tercer 14
La nota 1 se refiere a Sacrosanctum Concilium,
período se procedió a las votaciones sui modi. Lumen Gentium, Christus Dominus, Optatam Totius.

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medio de Jesucristo, sacrificios espirituales y


anuncian las grandezas de quien los llamó de
las tinieblas a su luz admirable» (PO 2).
Sin embargo, en este cuerpo no todos
los miembros tienen la misma función. En
efecto, «para que los fieles constituyan un solo
cuerpo», «algunos son constituidos ministros,
que tienen en la comunidad de los fieles la sa-
grada potestad del Orden para ofrecer el sacri-
ficio y perdonar los pecados, y ejerciten para
los hombres en forma pública el sacerdocio
en nombre de Cristo» (PO 2/b). Tal ministerio
es fundado en el principio de la sucesión apo-
stólica, ya afirmado en otros documentos15, y
formulado de tal modo que pueda evidenciar la
directa participación de los obispos en la con-
sagración y misión de Cristo mismo, y la par-
ticipación de los presbíteros en la función de
los obispos, en forma de cooperación: «Cristo,
por medio de los apóstoles, hace partícipes de de Jesucristo entre la gente» (n. 2/c), por la
su consagración y misión a sus sucesores, los que «Dios es perfectamente glorificado y los
obispos, cuya función ministerial fue trasmiti- hombres santificados»16, mediante las diversas
da en grado subordinado a los presbíteros, para formas a través de las cuales se actúa el mini-
que ellos, constituidos en el Orden del presbi- sterio presbiteral en el ejercicio diversificado
terado, fueran cooperadores del Orden episco- de los tria munera.
pal para el puntual cumplimiento de la misión Este peculiar ministerio reclama una
apostólica que Cristo les confió» (n. 2/b). correspondiente forma de vida por parte de los
El texto explícitamente envía a LG 28, presbíteros que «tomados entre los hombres y
repitiendo textualmente lo que se refiere a la constituidos para el bien de los hombres en lo
sucesión apostólica, y aplica a los presbíteros que se refiere a Dios», «viven en medio de los
el hecho de que los obispos «legítimamente hombres como en medio de sus hermanos» (n.
transmitieron, según diversos grados, el oficio 3/a). Desde el ejemplo de Cristo, pero también
de su ministerio a diversos sujetos en la Igle- de los apóstoles, son elegidos no para estar
sia. De este modo, el ministerio eclesiástico de separados del pueblo de Dios, sino «para con-
institución divina, es ejercido en Órdenes di- sagrarse enteramente a la obra para la cual el
versos por aquellos que desde antiguo son lla- Señor los ha elegidos» (ibid.). Por eso, el mi-
mados obispos, presbíteros y diáconos». nisterio no sólo reclama idoneidad espiritual y
Luego se afirma la naturaleza sacra- pastoral, sino también madurez humana.
mental del ministerio, especificando que en Desde estos presupuestos, el capítulo
razón de la Ordenación, «los presbíteros, por II presenta, en la primera parte, el ministerio
la unción del Espíritu Santo, quedan marca- de los presbíteros mediante el ejercicio de los
dos con un carácter especial que los confi- tria munera, es decir como ministros de la
gura con Cristo sacerdote, de tal forma, que Palabra de Dios (n. 4), ministros de los sacra-
pueden obrar in persona Christi Capitis» (n. mentos y de la eucaristía (n. 5), formadores
2/c). Sorprende la afirmación, según la cual tal del Pueblo de Dios (n. 6). La segunda parte del
carácter sacramental sería dado en razón del capítulo describe, en cambio, las relaciones de
hecho que la función de los presbíteros «esté los presbíteros: primeramente con los obispos
estrechamente vinculada al Orden episcopal». de los cuales son «colaboradores y conseje-
Esto, ciertamente, está en relación con la ros en el ministerio y en la misión de enseñar,
afirmación siguiente, «que los presbíteros santificar y conducir al Pueblo de Dios», en
participan por su parte del oficio de los
apóstoles». De este modo el decreto establece 16
Aquí se percibe una consonancia con SC 7, cuando
la función de los presbíteros de ser «ministros define la liturgia como «una obra tan grande, en la
cual viene dada a Dios una gloria perfecta y los hom-
15
CfrLG 19-21; CD 2; DV 7; AA 2; AG 5. bres son santificados».

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50 años del concilio vaticano ii

ción (n. 12), porque están configurados por el


El decreto ofrece una visión sacramento del Orden a Cristo-Cabeza, sumo y
eterno sacerdote, de cual son «instrumentos vi-
completa del presbiterado, vos» para continuar en el tiempo su obra de sal-
desarrollando en tres vación. La santidad que están llamados a hacer
crecer a través del ejercicio de los tria munera
capítulos la dimensión (n. 13) y la dedicación sincera e incansable al
ministerio, tendrá como fruto la unidad de vida
teológica, pastoral y y de acción, expresada en el ejercicio de la cari-
espiritual del segundo dad pastoral, que tiene su centro en el sacrificio
eucarístico (n.14). La segunda parte del capítu-
grado del Orden. lo explicita, en cambio, las peculiares exigen-
cias espirituales en la vida de los presbíteros,
La novedad más evidente y relacionada con los consejos evangélicos: la
que se percibe humildad y la obediencia (n. 15), el celibato (n.
16), la pobreza voluntaria y el desapego de los
inmediatamente en el bienes de este mundo (n. 17).
Antes de la exhortación final (n. 22), la
documento conciliar, última parte del capítulo III indica los recur-
es la toma de distancia de sos o subsidios para la vida de los presbíteros,
indicando sobre todo los medios para la vida
una visión exclusivamente espiritual (n. 18), para el estudio y la forma-
ción de modo que puedan lograr una auténtica
cúltico-sacral del
«ciencia pastoral» (n. 19). Y, finalmente, los
sacerdocio, en favor de una medios económicos a través de un sistema que
garantice la justa compensación y la previsión
comprensión sobre todo social (nn. 20-21).
El largo proceso de redacción del de-
ministerial y, si se quiere,
creto sobre el ministerio y la vida de los pre-
misionera del presbiterado. sbíteros, permite percibir la maduración de
una doctrina que presenta muchos elementos
razón de la «comunión en el mismo sacerdo- de novedad respecto a la impostación tradi-
cio y ministerio» (n. 7); luego entre sí, no sólo cional fijada por el concilio de Trento. Las
por la fraternidad sacramental que deriva de la etapas de esta progresión se pueden percibir
Ordenación presbiteral, sino también porque en la variación de los títulos de las tres di-
«de modo especial ellos forman un único pre- versas propuestas de esquema: de clericis; de
sbiterio en la diócesis a cuyo servicio se con- vita et ministerio sacerdotali; de presbytero-
sagran bajo el propio obispo», fundado sobre rum ministerio et vita. Mientras el punto de
«particulares vínculos de caridad apostólica» partida de los primeros esquemas era el estado
(n. 8). Y, la relación de los presbíteros con los clerical, al vértice del cual la síntesis triden-
laicos, con los que son «hermanos entre los tina ponía el sacerdotium que asociaba en la
hermanos», y de los cuales deben promover la misma potestas ordinis obispos y presbíteros,
dignidad, y también los dones y carismas que el texto definitivo marca una diferencia po-
el Espíritu distribuye entre los fieles (n. 9). La niendo en evidencia la figura de los presbíte-
tercera parte del capítulo aclara la cuestión de ros, después que Lumen Gentium y Christus
la equitativa distribución de los presbíteros Dominus habían tratado ampliamente acerca
a partir del principio de la solicitud por toda del Orden episcopal.
la Iglesia (n. 10), que debe orientar también El decreto, por lo tanto, aplica a los
la formación y el cuidado por las vocaciones presbíteros los principios que emergen de las
sacerdotales, «para que en el Pueblo de Dios afirmaciones sobre la sacramentalidad del epi-
peregrinante en la tierra nunca falten trabaja- scopado, describiéndolos «subordinato gra-
dores» (n. 11). du» respecto a los obispos, que son los únicos
Luego de haber descrito el ministerio, el que resultan directamente partícipes de la
capítulo III describe la vida de los presbíteros, consagración y misión de Cristo, en razón de la
fundada en la exigencia de tender a la perfec- sucesión apostólica.

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3. Puntos críticos la misma potestas ordinis, el Vaticano II asu-


El decreto ofrece una visión completa me la diferencia en ámbito sacramental en el
del presbiterado, desarrollando en tres capítu- momento mismo que atribuye la plenitud del
los la dimensión teológica, pastoral y espiritual sacramento del Orden a los obispos, los cuales
del segundo grado del Orden. La novedad más «en modo eminente y visible hacen las veces
evidente y que se percibe inmediatamente en del mismo Cristo maestro, pastor y sacerdote
el documento conciliar, es la toma de distan- y actúan en lugar Suyo» (LG 21). Este hecho
cia de una visión exclusivamente cúltico-sacral determina que «los presbíteros, aunque no po-
del sacerdocio, en favor de una comprensión seyendo la plenitud del sacerdocio, sino depen-
sobre todo ministerial y, si se quiere, misionera diendo de los obispos en el ejercicio de su pote-
del presbiterado. En esta dirección se orienta el stad, están sin embargo asociados a ellos en el
título del capítulo I -presbyteratus in missione honor sacerdotal» (LG 28). En otras palabras,
Ecclesiae- y la elección de revocar el orden de «la función ministerial» [munus ministerii] de
los otros dos capítulos respecto al esquema de los obispos fue «transmitida subordinato gra-
vita et ministerio sacerdotali, tratando el mini- du a los presbíteros para que, constituidos en
sterio antes que los aspectos relacionados con el Orden del presbiterado, fueran cooperado-
la vida de los presbíteros17. El capítulo II desar- res del Orden episcopal para el puntual cum-
rolla en esta dirección el ejercicio ministerial plimiento de la misión apostólica confiada por
de los presbíteros, presentado según la com- Cristo» (PO 2).
prensión de los tria munera, ya aplicados en la Estas afirmaciones, podrían insinuar
constitución sobre la Iglesia, a todo el Pueblo una comprensión del presbiterado como par-
de Dios (LG 10-12), a los obispos (LG 24-27) ticipación al sacerdocio de los obispos si LG
y a los presbíteros mismos (LG 28). La reali- 28 y PO 2 no hubieran afirmado claramente
dad más amplia del ministerio está presentada la participación de los presbíteros en el sacer-
de tal manera que, claramente se evidencia el docio de Cristo. El decreto lo afirma incluso
servicio al Pueblo de Dios, como maestros, mi- desde el ámbito sacramental: «el sacerdocio de
nistros de la Palabra y ministros de los sacra- los presbíteros, supone ciertamente los sacra-
mentos y de la Eucaristía. mentos de la iniciación cristiana, pero se con-
Si reconocemos que este aspecto de no- fiere por un sacramento peculiar por el cual los
vedad fue correctamente presentado, es nece- presbíteros, por la unción del Espírito Santo,
sario también reconocer el esfuerzo del decreto quedan marcados con un carácter especial que
para formular un cuadro doctrinal coherente los configura con Cristo sacerdote, de tal modo
con los elementos de novedad que emergieron que pueden obrar en nombre de Cristo cabeza»
en el concilio sobre el ministerio Ordenado. (PO 2).
Esfuerzo que es evidente, sobre todo cuando La dificultad para comprender la re-
fijan los fundamentos teológicos del presbite- lación entre obispos y presbíteros se amplía,
rado (cap. I), y en la presentación de las rela- además, por el conflicto de lenguaje que de
ciones de los presbíteros con el obispo, con los algún modo atraviesa todos los documentos
otros presbíteros y con los laicos (cap. II). del concilio: el hecho de hablar preferiblemen-
La cuestión fundamental, que emerge te del Orden de los obispos, o de los obispos en
ya en LG 28, es si la Ordenación presbiteral plural19. Se trata evidentemente de una conse-
determina una participación en el sacerdocio cuencia del tema de la colegialidad, que deter-
de Cristo o el de los obispos. Mientras la solu- minó la atracción sobre la cuestión relativa a la
ción tomista presentada por Trento reducía la totalidad del episcopado. Pero este énfasis so-
diferencia entre obispos y presbíteros a la pote- bre el Colegio, determina que la relación de los
stas jurisdictionis18, asociándolos más bien en presbíteros sea con el Orden de los obispos. Es

17
En los modi generales al proemio y al capítulo I otros grados eclesiásticos, pertenecen a este orden
se justifica la inclusión de los presbíteros religiosos jerárquico en primer lugar los obispos, sucesores de
entre los destinatarios del decreto, en cuanto que los apóstoles, los cuales… son superiores a los sa-
también el presbiterado de muchos de ellos está or- cerdotes» (DH 1768).
denado al ministerio; esto significa que el presbitera- 19
Al punto que, cuando se refiere a cada obispo, se
do es comprendido en orden al ministerio: cfr Acta usan expresiones como: “los obispos, singularmente
Synodalia IV/VII, 114-115. comprendidos…” (LG 23); “los obispos gobiernan
18
Sin embargo, Trento matiza sus afirmaciones, pre- las Iglesias particulares a ellos confiadas” (LG 27);
cisamente cuando afirma que, «más allá de todos los etc.

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50 años del concilio vaticano ii

decir, una relación ficticia con un coetus colo- rorum sin insistir debidamente en la relación
cado en posición de superioridad respecto a los con el propio obispo, principio y fundamento
presbíteros, y no con el propio obispo, como de de unidad del presbiterio. Además, esta lec-
hecho sucede en la realidad. Para reforzar esta tura corresponde con la opción de incluir en-
relación impersonal contribuye la elección de tre los destinatarios del decreto también a los
incluir entre los destinatarios del decreto tam- presbíteros religiosos, que tienen una relación
bién a los presbíteros religiosos, los cuales en directa con el obispo, pero sólo genéricamen-
razón de su consagración religiosa, no tienen te con el Orden episcopal. Así el texto habla
una relación directa e inmediata con el ordina- preferiblemente de unión entre presbíteros y
rio diocesano. obispos (cfr PO 7/c), y no de la relación entre
Esta dificultad se refleja inmediatamen- los presbíteros y el propio obispo, que es con-
te en las relaciones entre los presbíteros. Sea stitutiva del presbiterio. Se percibe aquí la falta
en LG 28 sea en PO 8 se introdujo el tema del de vinculación del tema, con la teología de la
presbiterio, que puede ser considerado uno de Iglesia particular, contenida en los documentos
los grandes progresos doctrinales del conci- conciliares en términos muy fragmentados20.
lio en lo que se refiere al ministerio Ordena- Por otra parte, que la opción de incluir
do. El decreto no se limita a remarcar que los en el decreto también a los presbíteros religio-
presbíteros, en razón de la Ordenación «están sos pudo haber condicionado la elaboración del
íntimamente unidos entre ellos por la fraterni- discurso, se advierte en el modo de impostar
dad sacramental»; sino que es más radical aun el tema de la espiritualidad de los presbíteros.
cuando dice que «forman especialmente un Si prestamos atención, «la llamada de los pre-
único presbiterio en la diócesis a cuyo servi- sbíteros a la perfección»21 resulta condiciona-
cio están incardinados, bajo la guía del propio da, en el vocabulario y en el contenido, por el
obispo». Ya la constitución sobre la Iglesia, perfil de la vida religiosa. Así lo demuestra la
más precisamente aun, había afirmado que «los segunda parte del capítulo III, redactada desde
presbíteros, próvidos colaboradores del Orden el esquema de los tres votos.
episcopal, y ayuda e instrumento suyo, llama- Sin embargo, no hay dudas del gran
dos para servir al Pueblo de Dios, constituyen esfuerzo realizado por el decreto para presen-
junto con su obispo un único presbiterio desti- tar la cuestión de la espiritualidad de los pre-
nado a diversos oficios» (LG 28). sbíteros, indicando como vía para tender a la
Lamentablemente, este progreso de perfección el ejercicio del ministerio mismo:
comprensión doctrinal parece que no fue bien
entendido y valorado, prevaleciendo una vi- 20
Cfr SC 41-42; LG 13. 23. 26; CD 11; AG 19-22.
sión del presbiterio como coetus presbyte- 21
Cfr cap.III, sección I.

PASTORES
20 NUM. 58 • OCT 2015
50 años del concilio vaticano ii

«Puesto que cada sacerdote representa a su sola formalidad de la referencia al sacerdocio


modo la persona del mismo Cristo, tiene tam- común. En efecto, luego de esa mención, el
bién, al mismo tiempo que sirve al pueblo a él tema no vuelve a mencionarse en el decreto.
encomendado y a todo el Pueblo de Dios, la Más bien, traslada la atención a la relación con
gracia singular de poder conseguir en el modo los laicos. Es verdad que se remarca la común
más adecuado la perfección de aquel cuya fun- condición bautismal que los pone en el Pueblo
ción representa» (PO 12)22. De modo que, es de Dios como «hermanos entre los hermanos»
mediante la dedicación al servicio de los her- (PO 9). Pero, el decreto insiste sobre todo en
manos que los presbíteros «pueden progresar los roles y en los carismas y ministerios de los
en la santidad», en cuanto se establece una cir- laicos que los presbíteros que «llevan a cabo
cularidad entre ejercicio del ministerio y vida la función excelsa y necesaria de padre y de
espiritual: por un lado «los presbíteros están maestro en el Pueblo y para el Pueblo de Dios»
ordenados a la perfección de la vida en razón (ibid.), deben promover.
de las mismas acciones sagradas que realizan Esto nos hace comprender la necesidad
cotidianamente, como también por todo su y la urgencia de volver sobre el texto conciliar
ministerio» (PO 12); por otro lado, «la misma y profundizar en sus implicaciones. Evidenciar
santidad de los presbíteros contribuye no poco los puntos problemáticos del decreto, como se
a hacer fecundo su ministerio» (ibid.). Por eso, ha hecho en este artículo, no significa desco-
el concilio invita a los presbíteros a realizar su nocer su valor, y los logros que ha significado
misión como ministros de la Palabra de Dios, en la comprensión del ministerio Ordenado.
ministros de las bienes sagrados y pastores del Significa, más bien, presentar la urgencia de
Pueblo de Dios «sincera e incasablemente» encontrar el equilibrio entre los datos ciertos
(PO 13). Este es el principio que puede armo- de la Tradición y los elementos de novedad que
nizar ministerio y vida en una fecunda unidad, emergieron en el concilio, sobre todo lo relati-
que es propiamente «el ejercicio de la caridad vo a la sacramentalidad del episcopado.
pastoral, [que] es el vínculo de la perfección Mucho se ha reflexionado sobre el mi-
sacerdotal» (PO 14). nisterio Ordenado en el post concilio. Teología
y magisterio24 han insistido sobre la cuestión.
Conclusión Sin embargo, el límite más evidente en los dos
Un último aspecto que manifiesta el ámbitos fue el de tratar el tema al margen del
esfuerzo del decreto para hallar una lograda cuadro eclesiológico diseñado por el concilio.
síntesis sobre la cuestión, es la relación pre- Pero, no puede existir un modelo de ministe-
sbíteros-laicos propuesto por la Presbyterorum rio diseñado en absoluto. Su perfil depende del
Ordinis. El decreto parece recibir sin dificultad modelo de Iglesia en el que está inserto. Este es
la eclesiología del Vaticano II sobre el Pueblo sobre todo, el desafío con el que se enfrenta la
de Dios. De hecho, antes de fijar los términos teología hoy: los límites emergidos del decreto
de una teología del presbiterado, el capítulo I orientan a pensar que una síntesis equilibra-
explícitamente recuerda el «sacerdocio santo da sobre el sacramento del Orden y sobre el
y real» (PO 2). En realidad, aunque no direc- presbiterado en particular, será posible única-
tamente mencionada en el texto, la enseñanza mente conjugando las afirmaciones conciliares
de LG 10 sobre la relación constitutiva entre sobre el ministerio con el modelo eclesiológico
sacerdocio común y sacerdocio ministerial, pa- del concilio Vaticano II.
rece plenamente asumida.
El hecho, sin embargo, que el sacerdo-
cio común sea comprendido más como parti-
cipación en la misión de la Iglesia que como
sentido y el alcance de un tema, sobre el cual parecie-
condición originaria de todo el pueblo de
ra ejercerse una especie de mecanismo de defensa;
los bautizados23, insinúa la duda acerca de la en una Iglesia que por todo el segundo milenio, sobre
todo a partir del concilio de Trento en adelante, ha
22
Pero es necesario notar que el principio no está insistido fuertemente en el principio jerárquico.
relacionado al presbiterado, sino al sacerdocio. 24
Se debe recordar por lo menos el sínodo de 1971
23
Sorprende que el texto se refiera más que nada a sobre el sacerdocio ministerial, con la relatio finalis
LG 35, sobre la participación de los laicos en la fun- “Ultimis temporibus” (EV 4,1135-1237), la encíclica
ción sacerdotal de Cristo. No obstante el énfasis so- de Paolo VI Sacerdotalis coelibatus(24. 06. 1967: EV
bre el sacerdocio común, a menudo aún en el concilio 2, 1415-1513) y la exhortación post-sinodal Pastores
mismo se advierte una dificultad para comprender el dabo vobis (25. 03. 1992: EV 13, 1154-1553).

PASTORES
NUM. 58 • OCT 2015 21
nueva evangelización

[ P r o f . D r . S a nt i a g o d e l C u r a E l en a ]
U n i v e r s i d a d Pont i f i c i a d e S a l a m a nc a
F a cu l t a d d e T eo l o g í a d e l N o r te d e E s p a ñ a ,
Bu r g os

EL MINISTERIO ORDENADO.
RENOVACIÓN Y
PROFUNDIZACIÓN DE
SU TEOLOGÍA EN LA ESTELA
DEL VATICANO II

El ministerio ordenado: así rezaba el (2005)1, que han reactivado los debates sobre
título de la intervención que me fue asignada la hermenéutica más adecuada del Vaticano II2.
para este Congreso a los 50 años del Vaticano
II. Y he mantenido el título por dos motivos: a)
porque sólo así pueden integrarse dentro de una 1
«[...] está la “hermenéutica de la reforma”, de la
misma denominación las realidades ministeri- renovación dentro de la continuidad del único sujeto-
ales de episcopado, presbiterado y diaconado Iglesia, que el Señor nos ha dado [...] Precisamente
(resulta muy difícil justificar la aplicación de en este conjunto de continuidad y discontinuidad en
categorías sacerdotales al ministerio diaconal); diferentes niveles consiste la naturaleza de la ver-
b) porque la expresión ministerio ordenado pu- dadera reforma. En este proceso de novedad en la
ede ser ecuménicamente compartida, aunque continuidad [...]», Benedicto XVI, Allocutio ad Roma-
el alcance de lo que implica la ordenación no nam Curiam ob omina natalicia (22-12-2005): AAS
sea idéntico en la comprensión católica (que 98/1 (2006) 46.
afirma claramente su sacramentalidad) y en la 2
El debate sobre esta cuestión, en la que se inserta
comprensión protestante (donde se da un re- el presente Congreso, ha dado lugar a una literatura
chazo de la misma, no obstante los importantes muy numerosa; cf. los trabajos recientes, donde
acercamientos ecuménicos al respecto). además se halla una información bibliográfica de
Mediante el subtítulo añadido se pre- gran utilidad: J. R. Villar, «Claves teológicas funda-
cisa la perspectiva de mi planteamiento. No mentales para la recepción del magisterio del concilio
hay duda de que el Vaticano II ofreció una Vaticano II»: Revista Española de Teología 72 (2012)
teología del ministerio ordenado que aportaba 429-428; S. Pié-Ninot, «Ecclesia semper reformanda.
elementos innovadores respecto a la teología La recepción del Vaticano II: balance y perspecivas»:
preconciliar del mismo; a la par afirmó con Revista Catalana de Teologia 37 (2012) 281-302; J.
toda claridad la validez de elementos nucleares W. O’Malley, «“The Hermeneutic of Reform”: A His-
en su comprensión teológica, provenientes de torical Analysis»: Theological Studies 73 (2012) 517-
la revelación bíblica, de la gran tradición ecle- 546; O. Rush, «Toward a Comprensive Interpretation
sial y del discurso creyente elaborado desde fo the Council and its Documents»: ibíd. 547-569; A.
estos presupuestos normativos. También en Scola, «Un’adeguata ermeneutica conciliare»: Il Reg-
este caso hay «novedad en la continuidad», por no-Documenti 17 (2012) 538-549; J. Famerée (dir.),
decirlo con unas palabras de Benedicto XVI Vatican II comme style. L’herméneutique théologique

PASTORES
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nueva evangelización

Por mi parte, no me detendré en la his- previsible del ministerio ordenado.


toria de la teología del ministerio ordenado Las delimitaciones son en este caso ob-
previa al concilio3. Tampoco haré un comen- ligadas: no hay espacio aquí para recoger la
tario analítico de los textos conciliares, bien vivencia, por otro lado apasionante, de lo que
siguiendo la elaboración sucesiva de los diver- supuso el aliento del concilio en tantos protag-
sos esquemas, bien circunscrito al tenor final onistas del ministerio, que a lo largo de estos
de los documentos aprobados4. Presupongo 50 años permanecieron fieles contra viento y
todo ello y, de acuerdo con lo que me parece marea6; tampoco se puede afrontar aquí una
ser el sentido de este Congreso, trataré de se- comparación entre las aproximaciones soci-
guir la estela del Vaticano II a lo largo de la ológicas al ministerio ordenado7 y la compren-
sión teológica, eclesial y pastoral del mismo,
recepción postconciliar5, para centrarme en al-
diálogo que ofrecería sin duda gran interés.
gunas cuestiones teológicas planteadas en rel-
La finalidad es más circunscrita: partiendo del
ación con el presente y el futuro más o menos
Vaticano II y teniendo en cuenta su recepción
postconciliar se busca comentar algunas afir-
du Concile (Cerf, París 2012); «Konzil im Konflikt. 50 maciones teológicas que el Vaticano II quizás
Jahre Zweites Vatikanum»: Herder Korrespondez. sólo pudo enunciar, y afrontar algunas cuestio-
Spezial 2 (2012). nes eclesiológico-pastorales que el concilio tal
3
Cf. H. Denis, «La théologie du presbytérat de Trente
vez ni podía sospechar entonces.
à Vatican II», en J. Frisque-Y. Congar (eds.), Les
Así, pues, mi exposición tendrá dos par-
prêtres (Cerf, Paris 1968) 193-232; K. J. Becker, Der
tes: una primera de carácter retrospectivo, en la
priesterliche Dienst, 2: Wesen und Vollmachten des
que mencionaré los textos del Vaticano II rela-
Priestertums nach dem Lehramt (Herder, Friburgo i.
tivos al ministerio ordenado, los principales
Br.-Basilea-Viena 1970); G. Martelet, Théologie du
documentos posteriores y los lugares de la re-
sacerdoce: deux mille ans d’Église en question, 3 vol.
flexión teológica, con una atención primordial
(Cerf, París 1984-1990); K. B. Osborne, Priesthood. A
a lo acaecido en el ámbito español (I); una se-
History of the Ordained Ministry in the Roman Catho-
gunda de orientación prospectiva, dedicada a
lic Church (Paulist Press, New Jersey 1989).
comentar algunas de las cuestiones teológico-
4
Por lo que a PO se refiere, cf. M. Caprioli, Il Decreto
pastorales relativas al ministerio ordenado, que
Conciliare “Presbyterorum Ordinis”, 2 vol. (Tere-
a mi modo de ver necesitan en estos momentos
sianum, Roma 1989-1990) y más recientemente O.
Fuchs-P. Hünermann, Theologischer Kommentar zum
profundización, repensamiento, renovación o
Dekret über den Dienst und das Leben der Presby-
recreación ulterior por parte de la teología (II).
ter “Presbyterorum ordinis”, en P. Hünermann–H. J.
Hilberath (Hrsg.), Herders Theologisches Kommen- I. Una mirada retrospectiva:
tar zum Zweiten Vatikanischen Konzil, vol.4 (Herder, del Vaticano II (1962-1965)
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2005) 337-580 (amplia hasta nuestros días (2012)
bibl. en 570-580); también, G. MANSINI – L.J.
WELCH, “The Decree on the Ministry and Life of 1. El ministerio ordenado en los tex-
Priest, Presbyterorum Ordinis”, en M. L. LAMB – tos conciliares
M. LEVERING (eds.), Vatican II. Renewalt with Tra- A la hora de articular la comprensión
dition (Oxford 2008) 205-227. del ministerio ordenado propuesta por el Vati-
5
Me he ocupado de la cuestión en trabajos previos, cano II se han de tener en cuenta sobre todo los
a los que reenvío para un tratamiento más detallado textos conciliares más directamente relaciona-
que el ofrecido aquí; cf. S. del Cura Elena, «Presen- dos con el tema, como son el decreto Presby-
cia de Cristo en el ministro ordenado (SC 7,1): de-
sarrollos postconciliares e implicaciones litúrgico- 6
Cf. J. L. Souletie (dir.), Prêtres dans le souffle de
teológicas»: Burgense 45 (2004) 327-404;Íd., «Le Vatican II (Editions de l’Atelier, París 2010), que re-
ministère presbytéral: thèmes majeurs de la théolo- coge testimonios procedentes del ámbito francés;
gie espagnole postconciliare (1971-2011)»: Nouve- M. Salamolard-M. Morand (dirs.), Prêtres, et après?
lle Revue Théologique 134 (2012) 369-388 (versión L’avenir des paroisses et de l’ecuharistie (Editions
reducida); Íd., «El ministerio presbiteral: balance de Saint-Augustin,Saint-Maurice CH, 2011), del ámbito
su comprension en la teologia española postconciliar suizo, que incluye también testimonios de quienes
(1971-2011)», versión ampliada que se publicará en terminaron dejando el ministerio.
la revista Anthologica Annua (2012) como parte del 7
Cf. C. Béraud, Le métier de prêtre. Approche sociolo-
homenaje al Ilmo. Sr. D. José Luis González Novalín. gique (Éditions de l’Atelier, París 2006).

PASTORES
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nueva evangelización

terorum Ordinis (PO), las afirmaciones respec- ares confirmó la necesidad de que el Sínodo
tivas en la constitución Lumen Gentium (LG), de Obispos de 1971 se ocupara del sacerdocio
el decreto Christus Dominus (CD) y el decreto ministerial10. Del tema volvió a ocuparse tam-
Optatam Totius (OT); son documentos donde bién el Sínodo del año 1990, que dio origen a
quedó recogida la teología del ministerio or- la exhortación apostólica Pastores dabo vobis
denado que sigue siendo norma de referencia (1992)11. En el último Catecismo de la Iglesia
también hoy día. Católica (1997) han quedado básicamente re-
Pero para comprender su verdadero cogidas las afirmaciones conciliares y poscon-
alcance, tanto en el conjunto del Vaticano II ciliares relativas al ministerio ordenado12.
como especialmente en la vivencia y en el ejer- Después, un nuevo Sínodo (2001) se ocupó
cicio ministerial durante la época posconciliar, directamente del ministerio episcopal y sus re-
no se pueden aislar los textos mencionados del sultados quedaron recogidos en la exhortación
resto de documentos conciliares. Más aún, en Pastores gregis (2003)13. Pero junto a estos
ocasiones provendrán de otros documentos, Sínodos convendría tener en cuenta también
por ejemplo, de las Constituciones Gaudium aquellos otros que, sin estar dedicados explíci-
et Spes (GS), Sacrosanctum Concilium (SC), tamente al ministerio ordenado (en su conjunto
Dei Verbum (DV), o del resto de Decretos con- o en sus diversos grados), contienen afirmacio-
ciliares, algunos de los impactos mayores en nes de relieve para el mismo. Y tales afirmacio-
la configuración de estilos ministeriales carac- nes se hallan, entre otras, en las exhortaciones
terísticos de estos cincuenta años. Ubicar, por apostólicas de los Sínodos sobre la evangeli-
tanto, los textos más directamente concernien-
tes, como puede ser Presbyterorum Ordinis8,
tadísticos, cf. el informe de G. Salvini, «Preti che “ab-
en el contexto más amplio de sus conexiones bandonano”, preti che “ritornano”»: La Civiltà Cattol-
con los demás documentos del Vaticano II ica 3764 (2007) 148-155, según el cual en el período
sería una tarea necesaria para comprender ad- 1964-2004 dejaron el ministerio 69.063 sacerdotes
ecuadamente la intencionalidad conciliar, pero y en el período 1970-2004 retornaron al ministerio
no es posible realizarla aquí. 11.213 sacerdotes. Sobre la cuestión concreta de la
«identidad», cf. entre otros: R. Lavatori-R. Poliero,
2. Desarrollo ulterior en documentos Mistero e identità del presbitero (Urbaniana Uni-
posconciliares versity Press,Roma 2002); T. J. McGovern, Priestly
El estallido de la llamada crisis de iden- Identity. A Study in the Theology of Priesthood (Four
tidad9 ya durante los primeros años posconcili- Courts Press, Dublin 2002); P. M. Zulehner, Pries-
terliche Identität im Wechsel der Zeit, en P. Klasvogt
8
Un buen instrumento de ayuda para confrontar las (ed.), Leidenschaft für Gott und sein Volk. Priester für
diversas redacciones lo ofrece F. Gil Hellín, Presb- das XXI. Jahrhundert (Bonifatius,Paderborn 2003)
yterorum Ordinis (Libreria Editrice Vaticana, Città del 41-56.
Vaticano 1996). Para la historia del decreto PO, los 10
Cf. el documento Ultimis temporibus de sacerdotio
diversos proyectos y la prioridad dada a la misión de ministeriali (30-11-1971), en Enchiridium Vaticanum
la iglesia en su conjunto, además de las obras citadas 4, 1135-1237.
en nota 4, cf. los análisis de P. J. Cordes, Sendung 11
Sobre Pastores dabo vobis, cf. los números mono-
zum Dienst. Exegetisch-historische und systema- gráficos dedicados por las revistas Surge 50 (1992)
tische Studien zum Konzilsdekret “Vom Dienst und 233-298, Seminarios 38 (1992) 282-518, Salesia-
Leben der Priester” (Knecht, Fráncfort 1972). Sobre num 50 (1993) 3-146.
su recepción, cf. el conjunto de trabajos incluídos en 12
Cf. Catechismus Catholicae Ecclesiae (Libreria Edi-
Los presbíteros. A los diez años de “Presbyterorum trice Vaticana, Città del Vaticano 1997).
ordinis”, en Teología del sacerdocio vol.5 (Aldecoa, 13
Sobre Pastores gregis, cf. G. Ferraro,«Presenza
Burgos 1975); R. Fisichella (ed.), Il Concilio Vatica- della liturgia e sacramentalità dell’ordinazione epis-
no II. Recezione e attualità alla luce del giubileo (San copale nell’esortazione apostolica postsinodalePas-
Paolo, Cinisello Balsamo [Milán] 2000) 551-584; tores gregis»:Ephemerides Liturgicae 118 (2004)
L. Mödl, «Das Dekret über Dienst und Leben der 143-166; la revista Lateranum LXXI /2-3 (2005) está
Priester Presbyterorum Ordinis», en F. X. Bischof-S. dedicada por entero a comentar la exhortación post-
Leimgruber (Hrsg.), Vierzig Jahre II. Vatikanum. Zur sinodal Pastores gregis; G. Routhier, «L’épiscopat
Wirkungsgeschichte der Kozilstexte (Echter, Wurz- à l’Assemblée ordinaire du Synode des évêques de
burgo 2004) 297-315. 2001», en J. Famerée (dir.), Vatican II..., o.c. en nota
9
Sobre las consecuencias de la crisis en términos es- 2, 111-129.

PASTORES
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nueva evangelización

zación (Evangelii nuntiandi, 1975), sobre la Pero en la documentación posconciliar


catequesis (Catechesi tradendae, 1979), so- ha conocido un tratamiento creciente la am-
bre la penitencia (Reconciliatio et paenitentia, pliacion de tareas y ministerios también para
1984), sobre los laicos (Christifideles laici, los laicos, lo cual no es ajeno al modo en que
1988), sobre la vida consagrada (Vita conse- deba articularse una teología del ministerio
crata, 1996), sobre la eucaristía (Sacramentum ordenado16. Que al respecto fueran necesarias
caritatis, 2007), sobre la Palabra de Dios (Ver- precisiones ulteriores lo confirma la exhor-
bum Domini, 2010) y, probablemente, en la ex- tación apostólica Christifideles laici (1988),
hortación que se publique como resultado del donde se establece una delimitación y una re-
recién concluido Sínodo sobre la nueva evan- ferencia mutua entre los ministerios fundamen-
gelización (2012). Tampoco es posible aquí tados en el sacramento del orden y las tareas,
atender a todas estas ramificaciones, merece- servicios o ministerios de los laicos basados en
doras de un análisis más detallado. el bautismo, confirmación y matrimonio17. En
el Directorium de 1988 para las celebraciones
3. Su tratamiento en la normativa dominicales en ausencia de sacerdote18, se abre
canónica, disciplinar y pastoral
Obviamente entre los documentos de
rio y la vida de los presbíteros (1994); El presbítero,
alcance universal se ha de mencionar el CIC de
maestro de la palabra, ministro de los sacramentos y
1983, texto decisivo para la aplicación norma- guía de la comunidad, ante el tercer milenio (1999); El
tiva de las afirmaciones conciliares, así como presbítero, pastor y guía de la comunidad parroquial
el CCEO de 1991 para las Iglesias orientales (2002); La Eucaristía y el sacerdote: inseparablemete
católicas14. En estos textos legislativos quedan unidos por el amor de Dios (2003).
precisadas canónicamente las competencias 16
Con más detención me he ocupado del tema en mi
propias de los distintos ministerios eclesiales. trabajo, S. del Cura Elena, «Presencia...», a.c. en nota
A ellos pueden añadirse otros documentos de 5, 353-378. Al respecto, cf. recientemente el artícu-
distinta índole (doctrinal, disciplinar, pasto- lo de un autor que desde hace años viene tratando
ral), emanados fundamentalmente de la Con- con frecuencia y acierto (al integrar las dimensiones
gregación para el Clero15. eclesiológicas, canónicas, teológicas y pastorales)
las cuestiones relativas a los nuevos ministerios, A.
14
Un análisis amplio y detallado del ministerio de la Borras, «Considérations canoniques sur le “partage”
palabra desde la perspectiva canónica, teniendo en de la charge pastorale»: Nouvelle Revue Théologique
cuenta tanto el CIC como el CCEO, ha sido llevado a 134 (2012) 424-440.
cabo últimamente por Ch. Ohly, Der Dienst am Wort 17
Cf. Christifideles laici, n. 23s.
Gottes. Eine rechtssystematische Studie zur Gestalt 18
Cf. Cong. para el Culto Divino, Directorium de ce-
von Predigt und Katechese im Kanonischen Recht lebrationibus dominicalibus absente presbytero,
(EOS, St. Ottilien 2008). “Christi Ecclesia” (10-6-1988), n. 30: Notitiae (1988)
15
Cf. Cong. para el Clero, Directorio para el ministe- 366-378; cf. el comentario de J. López Martín, «El

PASTORES
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nueva evangelización

a los laicos la tarea de dirección y presidencia provisionalidad y carácter incompleto pone


litúrgica en razón del bautismo y de la confir- de relieve la encíclica23. La Instrucción poste-
mación19 (cf. CIC c. 230, 3). La Instrucción rior Redemptionis sacramentum (2004) de la
interdicasterial Ecclesiae de mysterio (1997)20, Congregación para el Culto Divino24 pretende
cuya recepción suscitó asentimientos y crí- corregir algunos abusos litúrgicos, recordan-
ticas21, se publicó con el fin de ofrecer crite- do normas ya vigentes, pues la liturgia no ha
rios teológicos y prácticos relacionados con la de considerarse como propiedad privada de
asunción de nuevas formas de actividad «pas- alguien, ni del celebrante ni de la comunidad
toral» por parte de laicos. En la encíclica Ec- en que se celebran los misterios. Basten estas
clesia de Eucharistia (2003) se justifica reser- breves referencias como ilustración de las nue-
var sólo al sacerdote la recitación de la plegaria vas situaciones eclesiales que han llevado a
eucarística porque sólo él puede consagrar in reubicar el ministerio ordenado en el conjunto
persona Christi22, lo cual vale también para las de una gran diversidad ministerial dentro de la
celebraciones dominicales sin sacerdote, cuya iglesia.

4. Obras y estudios en el ámbito es-


Directorio sobre las celebraciones dominicales en
pañol
ausencia de presbítero»: Revista Española de Drecho
Un ámbito ulterior de referencia para
Canónico 46 (1989) 615-639; J. Manzanares, «Aspec-
tos particulares de la celebración de la eucaristía»:
constatar cómo se comprende teológica y pas-
ibíd. 61 (2004) 145-167. toralmente el ministerio ordenado lo constitu-
19
Sobre el tema, cf. M. Klöckener-Kl. Richter (Hrsg.), yen los numerosos estudios que han ido publi-
Wie weit trägt das gemeinsame Priestertum? Litur- cándose a lo largo de estos años. La producción
gischer Leitungsdienst zwischen Ordination und ha sido muy abundante, tal como queda reco-
Beauftragung (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena gida en los diversos balances, reseñas o bole-
1998). tines bibliográficos que han ido apareciendo
20
Cf. Ecclesiae de mysterio, AAS 89 (1997). sucesivamente en diversas lenguas25. Aquí he
21
Cf. entre otros los artículos de P. Tena, D. Borobio
y S. Pié-Ninot en Phase 224 (1998) 95-153; M. Vi- 23
Cf. Ecclesia de Eucharistia n. 32. Sobre la cuestión,
dal, «La collaboration des fidèles laïcs au ministère cf. B. Kirchgessner, Kein Herrenmahl am Herrentag?
des prêtres»:La Maison-Dieu 215 (1998) 79-93; Eine pastoralliturgische Studie zur Problematik der
Herder-Korrespondenz 52 (1998) 10-13, 28-34; P. sonntäglichen Wort-Gottes-Feier (Pistet, Ratisbona
Hünermann (Hrsg.), Und dennoch... Die römische 1996) (crítico con algunos desarrollos pastorales);
Instruktion über die Mitarbeit der Laien am Dienst en una perspectiva más amplia, cf. A. Borras, «As-
der Priester. Klarstellungen - Kritik - Ermutigungen semblées dominicales et catholicitè de l’Église»: La
(Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 1998); A. Bor- Maison-Dieu 229 (2002) 7-42.
ras (dir.), Des laïcs en responsabilité pastorale? Ac- 24
Cf. Cong. de Cultu Divino et Disciplina
cueillir de nouveaux ministères (Cerf, París 1998). Sacramentorum,Instructio de quibusdam observandis
22
«[…] est sacerdos ministerialis qui ‘sacrificium et vitandis circa sanctissimam Eucharistiam “Re-
eucharisticum in persona Christi conficit illudque demptionis Sacramentum”, AAS 96 (2004) 549-601;
nomine totius populi Deo offert’. Quocirca in Missali trad. española disponible también en Notitiae 40
Romano ita praescribitur: “Prex eucharistica natura (2004) 343-414.
sua exigit ut solus sacerdos, vi ordinationis, eam pro- 25
Cf. E. Castellucci, «Il presbitero del 2000: uno
ferat. Populus vero sacerdoti in fide et cum silentio se sguardo alla teologia»: Seminarium 40 (2000) 749-
societ, necnon interventibus in eucharisticae Precis 786; Íd., «Il dibattito sul ministero ordinato nella
cursu statutis, qui sunt responsiones in dialogo Prae- teologia cattolica successiva al Vaticano II», en M.
fationis, Sanctus, acclamatio post consecrationis et Qualizza (a cura di), Il ministero ordinato. Nodi teo-
acclamatio Amen post doxologiam finalem, necnon logici e prassi ecclesiali, ATI (Paoline, Cinisello Bal-
aliae acclamationes a Conferentia Episcoporum pro- samo 2004) 17-112; Íd., «Il ministero presbiterale.
batae et a Sancta Sede recognitae”», Ecclesia de Eu- Approcci teologici contemporanei»: Ricerche Teolo-
charistia, n. 28, AAS 95 (2003) 452. La cita está to- giche 21 (2010) 151-177; F. G. Brambilla, «Il prete nel
mada literalmente de la IGMR ed. typica tertia, n. 147. cambiamento: teologia e coscienza di sé»: La Scuola
Ignoro por qué motivos en la traducción española de Cattolica 130 (2002) 539-569; C. Scordato, «Teologia
la encíclica (he contrastado dos ediciones distintas), del presbiterato: orientamenti teologici postconcilia-
la cita de la IGMR se acaba insilentio y se suprime ri», en P. Sorci (ed.), Il presbitero nella Chiesa dopo
todo lo posterior. il Vaticano II (Il Pozzo di Giacobbe, Trapani 2005); H.

PASTORES
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nueva evangelización

de limitarme a un breve comentario de los de- En este contexto de modificaciones so-


sarrollos acontecidos en el ámbito de la Iglesia ciales, políticas y culturales acontecen los di-
española. versos cambios intraeclesiales, se elaboran las
propuestas relativas al ministerio ordenado y
a) Momentos sintomáticos van adquiriendo rostro concreto los distintos
Las profundas transformaciones socia- modelos de su ejercicio26. A continuación se-
les, políticas y religiosas, por las que ha pasado lecciono tres momentos, sin ninguna preten-
el catolicismo español en los últimos cincuenta sión de sistematización histórica, escogiéndo-
años, convergen en mayor o menor medida con los únicamente como expresión sintomática de
los cambios que se han producido en otras Igle- situaciones nuevas en las que era obligada una
sias europeas: búsqueda del lugar propio de la tarea de repensamiento.
Iglesia y de sus ministros en un contexto cos-
movisivamente plural; dificultades para trans- — La Asamblea Conjunta Obispos-
mitir a las nuevas generaciones la fe cristiana Sacerdotes (1971)
y el estilo de vida inspirado en ella; crisis radi- La celebración de esta Asamblea27, cali-
cal de la fe y retorno ambiguo de lo religioso; ficada por el historiador V. Cárcel como algo
marginación progresiva de las Iglesias en su único y excepcional28, merece ser tenida en
relevancia social y política; desligamiento de cuenta por diversos motivos. El procedimiento
los soportes institucionales que la cosmovisión y la metodología seguida implicaban una pre-
cristiana podía encontrar hasta no hace mucho
en las realidades sociales, jurídicas y políticas. 26
Cf. las distintas colaboraciones incluidas en O.
Pero, junto a estos factores, se añaden
González de Cardedal (ed.), La Iglesia en España
otros más característicos de la realidad espa-
(1950-2000) (PPC, Madrid 1999); también su obra
ñola durante este período: la superación del
más reciente Íd., La teología en España (1959-2009).
confesionalismo católico del Estado a raíz del Memoria y perspectiva (Encuentro, Madrid 2010),
Vaticano II; el restablecimiento del sistema donde se ofrece una bibliografía (p. 561-567) de
democrático después de largos años de un régi- trabajos anteriores que se han ocupado del mismo
men dictatorial que había sucedido al drama de tema. Para una relación más directa con el presente
la guerra civil española; la pérdida progresiva trabajo, cf. El sacerdocio en el postconcilio, en Teo-
de protagonismo socio-político por parte de la logía del sacerdocio 12 (Aldecoa, Burgos 1980);
Iglesia católica y de sus ministros; la rapidez e circunscrita a la época 1965-1989 se halla la tesis
incluso radicalidad de un proceso de secular- doctoral de A. Crespo, Teología y espiritualidad del
ización cultural, que tendrá enorme impacto en presbítero diocesano secular en la España del post-
un país de tradición y de mayoría ampliamente concilio. Estudio desde los documentos de la Con-
católica. ferencia Episcopal Española y la reflexión por ella
impulsada (1965-1989) (Teresianum, Roma 1992);
incluyendo valoración bibliográfica, cf. N. López Mar-
Hernoga, Das Priestertum. Zur nachkonziliaren Amt- tínez, «La temática del orden sagrado en el postcon-
stheologie im deutschen Sprachraum (Lang, Fránc- cilio»: Burgense 34 (1993) 261-277; recientemente,
fort a.M. 1997); J. Müller, In der Kirche Priester cf. S. Madrigal, «Ser sacerdote según el Vaticano II
sein. Das Priesterbild in der deutschsprachigen y su recepción conciliar», en G. Uríbarri (ed.), El ser
katholischen Dogmatik des 20. Jahrhundert (Echter, sacerdotal.Fundamentos y dimensiones constitutivas
Wurzburgo 2001); P. Klasvogt (ed.), Leidenschaft für (Univ. Pont. de Comillas, Madrid 2010) 119-157.
Gott und sein Volk. Priester für das 21. Jahrhundert 27
Cf. Secretariado Nacional del Clero (ed.), Asamblea
(Bonifatius, Paderborn 2003); G. Augustin-J. Kreidler Conjunta Obispos-Sacerdotes. Historia de la Asam-
(Hrsg.), Den Himmel offen halten. Priester sein heute blea, discursos, texto íntegro de todas las ponencias,
(Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2003); B. D. proposiciones, conclusiones, apéndices (BAC Madrid
de la Soujeole, Prêtre du Seigneur dans son Église. 1971).
Quelques requêtes actuelles de spiritualité sacerdo- 28
Cf. V. Cárcel Ortí, Pablo VI y España. Fidelidad,
tale (Parole et silence, París 2009); B. Xibaut, «Année renovación y crisis (1963-1978) (BAC, Madrid
Sacerdotale. Quatre livres. Prêtre(s) du Seigneur et 1997). No existe aún un análisis histórico detallado
prêtre(s) dans l’Église»: Esprit et Vie 220 (2010) 23- de la Asamblea; por ello son de especial interés las p.
30; D. Barnerias, «Évolutions actuelles du ministère 560-578 (donde Cárcel Ortí se ocupa del affaire rela-
sacerdotal. Apport des synodes diocésains et at- cionado con la nota venida de Roma), así como las p.
tentes des paroissiens»: ibíd. 222 (2010) 1-13. 890-913 (donde ofrece los principales documentos).

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paración previa de la Asamblea en las dióce- terio sacerdotal30. En la segunda parte, mucho
sis respectivas, una participación conjunta de más contextuada, las propuestas relacionadas
obispos y presbíteros, así como una votación con el celibato y con la ordenación de hombres
igualmente conjunta de las distintas propuestas casados protagonizaron la mayor parte de las
y conclusiones. La Asamblea pretendía hacer discusiones y centraron casi todo el interés.
realidad en España lo que el Vaticano II había Esta ponencia II de la Asamblea Con-
propuesto para el ministerio ordenado; de junta, así como diversos trabajos posteriores
hecho en ella cristalizaron muchos anhelos am- orientados en la misma dirección, corroboran
pliamente compartidos por el clero español. Y hasta qué punto las propuestas teológico-pas-
su impacto en la Iglesia de entonces, compro- torales sobre el ministerio ordenado, hechas
metida en un proceso intenso de renovación en en el ámbito español de entonces, abordaban
todas las direcciones, fue muy grande, dando cuestiones semejantes a las de otras Iglesias
origen también a numerosas tensiones dentro europeas y se insertaban en un proceso muy rá-
de la Iglesia española y de las comunidades pido de apertura y de homologación con otros
contextos eclesiales.
cristianas, así como a cambios ulteriores en el
ejercicio de las tareas ministeriales. Todavía
— El papel de la Comisión Episcopal
hoy, cuando la Asamblea Conjunta es para
del Clero (1987ss)
la gran mayoría acontecimiento histórico del
A mi modo de ver, la Comisión Epis-
pasado, es posible encontrar valoraciones con-
copal del Clero de la Conferencia Episcopal
trapuestas, desde quienes la retienen como un
Española ha jugado un papel importante en re-
intento desacertado de actualización conciliar lación con la teología y espiritualidad del min-
hasta los que proponen sus textos como lectura isterio ordenado desde mediados de los años
obligatoria precisamente para las generaciones ochenta y en los años noventa, es decir, en lo
más jóvenes. que podría denominarse como una segunda
Dejando a un lado las repercusiones etapa de la recepción conciliar. Toda su activi-
políticas y sociales de la Asamblea, que en dad responde a una preocupación constante por
aquel contexto llegaron a ocupar el primer el ministerio y la vida de los presbíteros, por la
plano, a propósito del ministerio ordenado y asimilación y profundización de los documen-
las formas de vivirlo interesa especialmente la tos conciliares y posconcilares (especialmente
ponencia II. En ella no se pretende ofrecer un de Pastores dabo vobis), por la atención a los
tratado completo del ministerio, pero se recoge nuevos desafíos que ha de afrontar la tarea
en su primera parte la teología conciliar del misional y evangelizadora, por el deseo de una
mismo, con formulaciones a veces exitosas, vida espiritual vivida a fondo desde el propio
no obstante las controversias habidas a la hora ministerio y desde la pertenencia diocesana.
de otorgar prioridad a la misión o a la consa- A este respecto adquieren relieve espe-
gración29; en cualquier caso, el documento de la cial los congresos y simposios que ha organiza-
Congregación del Clero relativo a la Asamblea do en torno a la espiritualidad, a la formación
Conjunta (9-2-1972) terminará recomendando permanente o a la relación entre presbiterado y
sustituir esta ponencia II con el documento del secularidad31. En su conjunto puede percibirse
Sínodo de los Obispos de 1971 sobre el minis-
30
Cf. documento completo de la Congregación del
29
Cf. texto de la ponencia II «Ministerio sacerdotal y Clero en V. Cárcel Ortí, Pablo VI y España, o.c. en
formas de vivirlo» en Asamblea Conjunta..., o.c. en nota 28, 891-901, en el cual se aconseja vivamente
nota 27, 177-273. En esta ponencia se hacen valer «sustituir el texto de la ponencia II con el documento
«consagración» y «misión» como dimensiones de del último Sínodo de los obispos sobre el Sacerdocio
una misma realidad, no como una alternativa. En el ministerial, cuya base teológica y cuyas aplicaciones
texto de la ponencia influyó un estudio (cf. «Sínte- prácticas se presentan mucho más seguras y váli-
sis sistemática de las aportaciones de los teólogos al das» (901).
Documento»: Surge 27 (1971) 387-404), en el que 31
Cf. Comisión Episcopal del Clero, Espiritualidad del
diversos teólogos habían intentado mediar entre la presbítero diocesano secular. Simposio (Edice, Ma-
propuesta del Documento I que hacía de la «misión» drid 1987); Íd., Espiritualidad sacerdotal. Congreso
el punto de partida, relegando la «consagración», y (Edice, Madrid 1989); Íd., La formación permanente
la reacción contraria de quienes proponían el camino de los sacerdotes. Simposio (Edice, Madrid 1993);
totalmente opuesto. Íd., Presbiterado y Secularidad. Simposio (Edice, Ma-

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en ellos el eco de aquellas cuestiones que atra- de teólogos españoles y de muchos sacerdotes
viesan el ejercicio ministerial y la vida de las diocesanos por mantener vivos el recuerdo y la
comunidades cristianas, cuestiones que adqui- enseñaza de san Juan de Avila33, figura egregia
eren acentos nuevos o se modifican significati- del s. xvi, maestro de santos y de fundadores
vamente con el paso de los años. Por otro lado, en aquella época, patrono del clero español,
teniendo en cuenta la diversidad de los ponen- merecedor de numerosos estudios34, promotor
tes, sus vinculaciones con el mundo de las re- de una profunda renovación espiritual y santo a
alidades pastorales y con los ámbitos de la re- quien Benedicto XVI acaba de proclamar doc-
flexión teológica, la participación numerosa de tor de la Iglesia universal (7-11-2012).
presbíteros y de obispos, el uso de sus diversos
textos en sesiones de formación permanente o — La celebración del Año Sacerdotal
la publicación por parte de la Comisión de nu- (2009-2010)
merosos materiales complementarios de ayuda En la intención de Benedicto XVI
y profundización ulteriores32, por todo ello pu- al convocar el Año Sacerdotal se hallaba el
ede considerarse el conjunto de su labor como propósito prioritario de «promover el compro-
expresión de una circularidad entre realidades miso de renovación interior de todos los sacer-
pastorales concretas y reflexión teológica sobre dotes, para que su testimonio evangélico en el
el ministerio ordenado. mundo de hoy sea más intenso e incisivo», ilu-
Una peculiaridad de la realidad españo- minados por la figura y el testimonio del Cura
la es el esfuerzo de la Conferencia Episcopal, de Ars35. Siguiendo este deseo, las diversas

drid 1999). 33
Cf. S. Juan de Ávila, Obras completas, nueva ed.
32
Cf. Comisión Episcopal del Clero, Sacerdotes para crítica de L. Sala Balust-F. Martín Hernández (BAC,
evangelizar. Reflexiones sobre la vida apostólica de Madrid 2000-2003).
los presbíteros (Edice, Madrid 1987); Íd., Los sac- 34
Cf. el conjunto de colaboraciones en M. E. Gonzá-
erdotes. Materiales de reflexión ad usum privatum lez Rodríguez (ed.), Entre todos, Juan de Ávila. Elogio
(Edice, Madrid 1993); Íd., Sacerdotes día a día. La al Santo Maestro en el entorno de su proclamación
formación permanente integral Edice, Madrid 1995). como Doctor de la Iglesia Universal (BAC, Madrid
Algunos de estos documentos, así como otros dedi- 2011); más reciente, Íd., San Juan de Avila, doctor de
cados a la formación humana, espiritual, intelectual y la Iglesia universal (BAC, Madrid 2012). Tanto aquí
pastoral se hallan recogidos en Comisión Episcopal del como en la ed. de sus obras completas hay numero-
Clero, La formación sacerdotal permanente. Docu- sas referencias bibliográficas de los estudios lleva-
mentos sobre Pastores dabo vobis (Edice, Madrid dos a cabo sobre S. Juan de Ávila.
2004). A todo esto deberían añadirse distintos ma- 35
Cf. Carta de convocatoria del Año Sacerdotal por
teriales para reuniones y retiros espirituales, cuya parte de Benedicto XVI con ocasión del 150 aniversa-
enumeración resultaría aquí demasiado prolija. rio de la muerte del Santo Cura de Ars (16-6-2009).

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diócesis españolas establecieron un programa En resumen, si se atiende al conjunto de


especial para este año, en el que se incluían trabajos surgidos con ocasión del Año Sacer-
no sólo retiros y ejercicios espirituales, sino dotal, aunque de carácter desigual y ubicados
también sesiones de formación permanente y en un contexto marcado por el enorme impacto
encuentros sacerdotales, con el fin de repensar de los abusos sexuales de sacerdotes en el con-
vital y discursivamente los temas relativos a la junto de la Iglesia católica, puede decirse que
teología, espiritualidad y pastoral del ministe- ofrecen un panorama reciente y actualizado de
rio ordenado. las cuestiones, desafíos y tendencias que mar-
La mayor parte de los materiales uti- can la comprensión del ministerio ordenado en
lizados han quedado para uso privado. Pero, la Iglesia española a comienzos del siglo xxi.
siguiendo la llamada del cardenal Humes a las
Facultades eclesiásticas para que organizaran b) Exponentes de la comprensión del
también semanas de estudio y alentaran pub- ministerio ordenado
licaciones científicas36, surgieron distintas Ubicadas en el decurso de estos tres
jornadas, congresos y simposios, cuyas actas momentos sintomáticos, las publicaciones teo-
son en gran parte accesibles en su publicación. lógicas y las instituciones académicas que se
Entre los congresos sobresale el organizado mencionan a continuación pueden retenerse
por la Facultad de Teología de la Universidad como exponentes destacados de la reflexión
Pontificia Comillas (Madrid), bajo el lema «El teológico-espiritual. Para una información más
ser sacerdotal. Fundamentos y dimensiones completa sería necesario recurrir también a los
constitutivas»37. De los Simposios podemos numerosos trabajos, con frecuencia de carácter
mencionar el preparado por el Instituto Supe- especializado, publicados en revistas teológi-
rior de Vida Religiosa en torno al tema «Minis- cas; pero aquí no hay espacio para ello. Como
terio ordenado y vida consagrada»; igualmente tampoco lo hay para ocuparnos con detalle de
el organizado por la Facultad de Teología del esa comprensión del ministerial presbiteral no
Norte de España en su sede de Burgos, que en tanto pensada, cuanto vivida en su ejercicio co-
esta ocasión se dedicó por completo al «Min- tidiano dentro de las parroquias y de las comu-
isterio de la palabra»38. Entre las jornadas cel- nidades cristianas.
ebradas contamos con la publicación de las
que organizó la Facultad de Teología de la — Publicaciones teológicas
Universidad de Navarra bajo el título de «El Me refiero aquí a obras que más o
sacerdocio ministerial en la misión de la Igle- menos pueden homologarse como tratados,
sia», así como las organizadas por la Facultad manuales o estudios asimilables, en los que se
de Teología de Cataluña sobre «El ministerio ofrece una visión sistemática o se abordan las
presbiteral, esperanza del mundo»39. A ello se distintas dimensiones teológico-espirituales
han de añadir otras jornadas y congresos de del ministerio ordenado. Han marcado la for-
distintio tipo, cuyas ponencias han quedado mación de distintas generaciones y han alimen-
parcialmente recogidas en diversas revistas tado la reflexión de muchos presbíteros. En su
teológicas40. conjunto puede distinguirse entre las que han
sido traducidas de otras lenguas (mencionadas
36
Cf.Carta del cardenal C. Hummes, Prefecto de la aquí por el influjo que han ejercido) y las que
Congregación para el Clero (5-6-2009). han sido elaboradas por autores españoles (a
37
Cf. G. Uríbarri (ed.), El ser sacerdotal..., o.c. en las que se refiere de modo más directo la ex-
nota 26. posición presente).
38
Cf. A. Bocos Merino et alii, Ministros ordenados reli- Las obras traducidas de otras lenguas
giosos, II Simposio ITVR (Publicaciones Claretianas, con mayor difusión y utilización en el ámbito
Madrid 2010); El ministerio de la Palabra. XXXI Sim-
posio Internacional, en Teología del Sacerdocio, 27 versos artículos también en otras revistas, pueden
(Aldecoa, Burgos 2012). citarse la Revista Española de Teología 70/3 (2010)
39
Cf. R. Pellitero (dir.), La misión del sacerdote en 243-332 (intervenciones en las Jornadas organiza-
la Iglesia (Eunsa, Pamplona 2011); AA.VV., El Min- das por la Facultad de Teología «San Dámaso» de
isteri presbiteral, esperança del món, Quéstions Madrid); Isidorianum 38-39 (2010-2011) (del Centro
teològiques, 11 (Facultat de Teologia de Catalunya, de Estudios Teológicos de Sevilla); Facies Domini 3
Barcelona 2010). (2011) 357-400 (del Centro de Estudios Teológicos
40
Sin pretensiones de exhaustividad, pues hay di- de Orihuela-Alicante).

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español han sido las de Galot41, Dianich42, Le- de teólogos españoles, sino también de voces
grand43, Favale44, Schillebeeckx45, Greshake46, procedentes de otros lugares, hecho importante
Sesboüé47, Rigal48 o Wood49. Son autores cita- en ese momendo en que la Iglesia española
dos con frecuencia, sus opiniones han estado manifestaba interés por las nuevas corrien-
presentes y sus obras han estimulado la reflex- tes teológicas y estaba decidida a asimilar las
ión teológica española sobre el ministerio or- enseñanzas de los textos conciliares. El manual
denado, elaborada generalmente con gran aper- de Nicolau es, a su vez, exponente de un pens-
tura hacia el pensamiento teológico surgido en amiento teológico arraigado más en la época
otros contextos y publicado en otros idiomas50. preconciliar, pero sinceramente esforzado por
Por lo que se refiere a autores españoles integrar en la medida de sus posibilidades al-
he seleccionado (con pretensión ilustrativa gunas aportaciones provenientes de los textos
más que exhaustiva) algunas obras que han ido conciliares, si bien la integración no puede re-
jalonando la historia de los últimos cuarenta tenerse lograda por completo.
años. Como punto de partida se puede comen- Los escritos de J. M. Castillo relativos
zar citando el manual de M. Nicolau (1971)51 al ministerio sacerdotal (1971-1993)53 testifi-
y la XXVI Semana Española de Teología52 can una evolución progresiva que, atenta a los
(1969). Ésta se inserta en la tradición española desafíos y modificaciones de momentos sucesi-
vos, va de la integración inicial entre elementos
de las Semanas y supone la aportación no sólo
eclesiológicos y cristológicos (con prioridad de
la fundamentación cristológica) hasta convertir
41
J. Galot, Ser sacerdote en nombre de Cristo (CETE,
la misión en categoría determinante. Aquí radi-
Toledo 1990).
caría, según él, la modificación substancial que
42
S. Dianich, Teología del ministerio ordenado. Una
en la teología del ministerio habrían supuesto
interpretación eclesiológica (Paulinas, Madrid 1988).
los textos del Vaticano II, al hacer de la misión
43
H. Legrand, «Ministerios de la Iglesia local», en Ini-
y no de la consagración el punto de partida y la
ciación a la práctica de la teología, III/2 (Cristiandad,
clave comprensiva.
Madrid 1984) 175-267.
Con la colaboración de I. Oñatibia
44
A. Favale, El ministerio presbiteral. Aspectos doc-
trinales, pastorales y espirituales (Sociedad de Edu-
(1988) en una obra dedicada a los sacramen-
cación Atenas, Madrid 1989).
tos de la Iglesia54 nos encontramos ante un tra-
45
E. Schillebeeckx, El ministerio eclesial. Respon- bajo que hace valer sobre todo la importancia
sables de la comunidad cristiana (Cristiandad, Ma- teológica de los ritos litúrgicos de ordenación.
drid 1983). Inspirado en un conocimiento directo y pro-
46
G. Greshake, Ser sacerdote. Teología y espirituali- fundo de las fuentes patrísticas, se esfuerza por
dad del ministerio sacerdotal (Sígueme, Salamanca ofrecer una síntesis que evite reduccionismos
1995); Íd., Ser sacerdote hoy. Teología, praxis pasto- unilaterales y dé más cabida a la dimensión
ral y espiritualidad (Sígueme, Salamanca 2003). pneumatológica, para de esta manera respond-
47
B. Sesboüé, ¡No tengáis miedo! Los ministerios en er a los desafíos contemporáneos y lograr una
la Iglesia hoy (Sal Terrae, Santander 1998). integración unitaria de las distintas funciones
48
J. Rigal, Descubrir los ministerios (Secretariado ministeriales.
Trinitario, Salamanca 2002). La obra de J. I. González Faus (1989)55
49
S. K. Wood, El sacramento del orden. Una visión
teológica desde la liturgia (CPL, Barcelona 2008). 53
J. M. Castillo, El sacerdocio ministerial. Apuntes ad
50
Además de estos autores, cuyas obras están tradu- usum privatum (Arabi, Madrid 1971); Íd., Los minis-
cidas, hay muchos otros que han sido utilizados en terios en la Iglesia (Fundación Santa María, Madrid
sus lenguas originales y que son citados en los tra- 1983); Íd., Para comprender los ministerios en la
bajos llevados a cabo por autores españoles; aquí no Iglesia (Verbo Divino, Estella 1993) (3ª ed. 2002); Íd.,
es posible analizar el peso real de su influencia, baste «Sacerdocio, episcopado, papado», en I. Ellacuría-J.
dejar constancia de su conocimiento y utilización por Sobrino (eds.), Mysterium liberationis, II (Trotta, Ma-
parte de la teología española. drid 1990) 295-317.
51
M. Nicolau, Ministros de Cristo. Sacerdocio y sac- 54
I. Oñatibia, El sacramento del orden, en D. Borobio
ramento del orden (BAC, Madrid 1971). e.a. (ed.), La celebración de la Iglesia, II: Sacramen-
52
XXVI Semana Española de Teología. Coloquio Teo- tos (Sígueme, Salamanca 1988) 395-652.
lógico Internacional, El sacerdocio de Cristo y los di- 55
J. I. González Faus, Hombres de la comunidad.
versos grados de su participación en la Iglesia (1966) Apuntes sobre el ministerio eclesial (Sal Terrae, San-
(Instituto Francisco Suárez, Madrid 1969). tander 1989).

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no tiene pretensiones sistemáticas, pues consti- tiones análogas a las de muchos lugares del
tuye más bien un conjunto de apuntes incom- ámbito europeo. Junto a la apertura de horizon-
pletos, elaborados en el contexto de América tes destaca la conjunción de discurso teológico
Latina y retenidos válidos también para af- y preocupación pastoral, así como la atención
rontar las crisis y los desafíos de la situación prestada a la perspectiva litúrgica, dimensión
española. Tal vez su carácter fragmentario y generalmente cuidada en la mayor parte de los
la comprensión decididamente comunitaria autores españoles.
del ministerio expliquen la ambivalencia de En el tratado de M. Ponce (2001)59 apa-
la obra en sus aciertos (no absolutización del rece como preocupación de fondo la crisis sac-
ministerio) y en sus lagunas (irrelevancia de la erdotal de los decenios anteriores y el deseo de
sacramentalidad, imprecisiones históricas). ofrecer una respuesta a la misma, sobre todo
J. Esquerda Biffet, autor de numero- allí donde la crisis tendría sus orígenes en pre-
sísimos estudios sobre el ministerio y la es- supuestos doctrinales y comprensiones eclesi-
piritualidad sacerdotal y persona de referencia ológicas insuficientes o equivocadas. Destacan
obligada en el campo de la teología española sus esfuerzos por vincular el ministerio sacer-
sobre esta materia, pone a disposición una obra dotal con la persona de Jesucristo, así como la
amplia (1991, 2008)56, donde recoge el fruto integración de la dimensión cristológica y ecle-
de sus trabajos, surgidos de la enseñanza aca- siológica o la necesidad de comprender unitari-
démica durante muchos años y del contacto amente las diversas funciones ministeriales.
directo con sacerdotes de todas las naciones y La obra escrita por J. Espeja (2001)60
latitudes. En ella se tratan prácticamente todos podría considerarse no tanto como un manual
los temas de la teología y de la espiritualidad al uso, sino más bien como un ensayo valor-
sacerdotal, ofreciendo una información bibli- ativo de la recepción experimentada por la doc-
ográfica amplia, selecta y cuidada. trina conciliar sobre el ministerio ordenado.
El manual de R. Arnau (1995)57 está es- Su apuesta es neta a favor de la comprensión
crito con la finalidad de abordar dos grandes eclesiológico-comunitaria del ministerio como
cuestiones: la relativa a la identidad sacerdotal función y como servicio. Y, en medio de ref-
y la relativa al giro metodológico introducido erencias a la situación actual, predomina un
por el Vaticano II. En la parte histórica ofrece juicio positivo del primer período posconciliar
una síntesis de los datos fundamentales y en la (apertura, diálogo, asunción de realidades nue-
parte sistemática destaca el tratamiento de la vas) frente a las reticencias para con el segun-
institución por parte de Cristo, la unidad del do, que llegaría hasta hoy (retorno de modelos
sacramento del orden, la relación/distinción preconciliares, recuperación de estilos ministe-
entre episcopado y presbiterado, la discusión riales que se creían superados).
moderna sobre el carácter sacramental y la Una tonalidad distinta se halla en la
cuestión relativa al ministro de la ordenación. obra de P. Fernández (2007)61. Sus discrep-
La obra de D. Borobio (1999)58 hace de ancias críticas con algunos desarrollos de la
la ministerialidad de la Iglesia entera y del con- época posconciliar son manifiestas y su opción
junto de los ministerios el lugar adecuado para a favor de una terminología sacerdotal y no
plantear la cuestión específica del ministerio ministerial atraviesa como un hilo conductor
ordenado, abordando en esta perspectiva cues- la obra entera. Destaca la atención prestada a
los ritos litúrgicos como fuente de inspiración
56
J. Esquerda, Historia de la espiritualidad sacerdo- para la comprensión teológica y espiritual. En
tal, en Teología del sacerdocio 19 (Aldecoa, Burgos la obra se percibe una preocupación constante
1985); Teología de la espiritualidad sacerdotal (BAC, por la identidad de la fe, de la Iglesia y del
Madrid 1991); Íd., Espiritualidad sacerdotal (Edicep, ministerio, con algún distanciamiento respecto
Valencia 2008); Cf. también sus frecuentes trabajos al abandono de la distinción entre potestad de
en la colección Teología del Sacerdocio de la Facultad
de Burgos, de cuyo Instituto fue director durante los 59
M. Ponce, Llamados a servir. Teología del sacerdo-
primeros años. cio ministerial (Herder, Barcelona 2001).
57
R. Arnau, Orden y Ministerios (BAC, Madrid 1995). 60
J. Espeja, El ministerio en la Iglesia. Un cambio de
58
D. Borobio, Los ministerios en la comunidad (CPL, perspectiva (San Esteban, Salamanca 2001).
Barcelona 1999); es una reelaboración de su obra 61
P.Fernández, Sacramento del orden. Estudio teo-
previa Ministerio sacerdotal, ministerios laicales lógico. Vida y santidad del sacerdote ordenado (San
(Desclée, Bilbao 1982). Esteban, Salamanca 2007).

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nueva evangelización

orden y de jurisdicción o la asunción de la doc- de ordenación65 o en el poder inspirador de los


trina de los tres munera. textos bíblicos66; bien publicadas en distintas
En el horizonte de una vida entera semanas67, jornadas68 o simposios69; bien dis-
dedicada al acompañamiento de muchos sac- persas en los numerosos artículos aparecidos
erdotes y presbiterios, S. Gamarra nos ofrece en distintas revistas de teología, estudios bíbli-
una exposición de la espiritualidad sacerdotal
cos, espiritualidad o pastoral70. Para una reseña
teológicamente fundada (2008)62, cercana a la
completa de estos trabajos no hay espacio aquí.
vivencia cotidiana del ministerio y llena de es-
tímulos pastorales para la situación actual. La
obra está escrita desde la convicción básica de
que la espiritualidad ha de tener su punto de presbítero hombre de comunión (Edice, Madrid
apoyo en la identidad teológica, de manera que 2008); J. Ferrer, El sacerdocio don y misterio.
tal implicación mutua ayude a superar los me- Teología y espiritualidad del sacerdocio ministerial
ros funcionalismos y estimule la atención a las (Arca de la Alianza, Madrid 2010); L. F. Mateo Seco-P.
circunstancias actuales. Dicho de otro modo, Marti, «Boletín de Espiritualidad sacerdotal»: Scripta
Theologica 42 (2010) 183-204; J. M. Uriarte, Servir
en los presupuestos dogmáticos se encierran
como pastores. Claves de la espiritualidad sacerdotal
los elementos más determinantes para el ejer-
(Sal Terrae, Santander 2011).
cicio y la vivencia del ministerio ordenado. 65
Cf. J. López Martín, «Ordenación para el ministerio.
Finalmente, la obra de J. Fontbona
Notas bibliográficas sobre la historia y la teología
(2009)63 no tiene las pretensiones de un man-
litúrgica del sacramento del Orden»: Salmanticensis
ual amplio, pero incluye los datos fundamen-
39 (1992) 131-160; P. Tena, «La prex ordinationis de
tales y se halla en conexión con la experien-
los presbíteros. Etapas de la formación del texto»,
cia pastoral directa. En ella se hace valer la
en Mysterium et Ministerium, Miscelánea I. Oñatibia
eclesiología de comunión de forma más co-
(Facultad de Teología, Vitoria 1993) 459-478; J. A.
herente y estructurada que en otros autores.
Abad, «El “carácter sacerdotal” en la liturgia hispana»,
Y como características más sobresalientes en Teología del sacerdocio 8 (Aldecoa, Burgos 1976)
pueden destacarse el valor central otorgado a 271- 303; A. García Macías, El modelo del presbítero
la sacramentalidad del ministerio, el gran re- según la actual “Prex ordinationis presbyterorum”
lieve reconocido a las fuentes litúrgicas y la (Inst. Teológico san Ildefonso, Toledo 1995); Íd.,
perspectiva ecuménica. «Presbíteros en cada Iglesia» (Act 14,23). La plegaria
de ordenación del presbítero en el Rito Bizantino-
— Instituciones académicas Griego y en el Rito Romano (CLV, Roma 2011).
Junto a las obras reseñadas, podrían 66
Cf. R. Trevijano, «La idoneidad del apóstol (2 Cor
citarse también otras publicaciones como ex- 14-4,6), en Íd., Estudios paulinos (Univ. Pont. de
ponentes de la reflexión teológica española, Salamanca, Salamanca 2002) 171-201; J. Nuñez
bien centradas más en la integración de teo- (coord.), Ministerio apostólico y ministerio pascual.
logía y espiritualidad64 o en los ritos litúrgicos Para una lectura pastoral de 2 Cor (Edice, Madrid
2006); S. Guijarro, Servidores de Dios y esclavos
62
S. Gamarra, Manual de espiritualidad sacerdotal nuestros. La primera reflexión cristiana sobre el
(Burgos 2008). ministerio (Sígueme, Salamanca 2011).
63
J. Fontbona, Ministerio ordenado, ministerio de co- 67
Cf. las Semanas Sacerdotales Claretianas I-III
munión (CPL, Barcelona 2009). (Publicaciones Claretianas, Madrid 1985, 1989,
64
Cf. los distintos trabajos de L. Trujillo, «El 1991) dedicadas a profundizar en temas sacerdotales
presbítero en el presbiterio», en el Simposio inspirándose en la obra del P. Claret.
Espiritualidad, o.c. en nota 31, 483-497; «Relaciones 68
Cf. J.M. de Miguel (ed.), El ministerio presbiteral.
propias del presbítero y su espiritualidad», en el Retos y tareas (Univ. Pont. de Salamanca, Salamanca
Congreso Espiritualidad..., o.c. en nota 31, 123-171; 2008).
«Secularidad: espiritualidad, estilo y estado», en el 69
Cf. Ministerio sacerdotal y Trinidad. XXXII Semana
Simposio Secularidad..., o.c. en nota 31, 135-187; de Estudios Trinitarios (Secretariado Trinitario,
«La colegialidad como dimensión espiritual del Salamanca 1998).
presbítero», en G. Uríbarri (ed.), El ser sacerdotal..., 70
Sin menoscabo de los trabajos, a veces especia-
o.c. en nota 37, 307-331; F. Valera, En medio lizados, que ofrece cada revista, puede citarse aquí la
del mundo. Espiritualidad secular del presbítero revista Seminarios, donde aparecen frecuentemente
diocesano (BAC, Madrid 1997); A. Sánchez, Vivir la estudios relacionados con la teología y espiritualidad
espiritualidad sacerdotal en tiempos difíciles. El del ministerio presbiteral.

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nueva evangelización

Pero es de justicia mencionar en el ám- II. Una mirada prospectiva:


bito institucional académico la tarea de estu- algunas cuestiones para la
dio e investigación llevada a cabo por la Fac- reflexión teológico-pastoral
ultad de Teología del Norte de España, en sus
dos sedes de Burgos y de Vitoria. En la sede En esta segunda parte se trata de pre-
de Burgos se halla el Instituto de Teología sentar el statu quo de la reflexión teológico-
del Sacerdocio «Juan de Avila», que hasta el pastoral y su desarrollo posible o deseable de
momento ha publicado 27 volúmenes de su cara al futuro. Los límites expositivos imponen
colección «Teología del sacerdocio»71. Son el seleccionar algunos puntos de mayor relevan-
fruto de respectivos Simposios internaciona-
cia, remitiendo a trabajos respectivos otros as-
les, en los que participan habitualmente teólo-
pectos cuyo alcance sería igual o más decisivo
gos españoles y extranjeros de la especialidad
si la valoración tuviera pretensiones más am-
y en los que han encontrado tratamiento los
principales temas de teología y espiritualidad plias; por ejemplo, la radicación del ministerio
del ministerio ordenado. En su conjunto con- ordenado en el misterio trinitario de Dios en
stituyen una de las aportaciones más signifi- cuanto superación de alternativas falsas entre
cativas a este temática en el contexto de habla dimensión cristológica y eclesiológica74; la
española desde el Vaticano II hasta nuestros aplicación de los tres munera de Cristo al min-
días. Por lo que se refiere a la sede de Vitoria, isterio ordenado y las diversas primacías otor-
diócesis de primer rango en la formación del gadas a cada uno de ellos75; la articulación de
movimiento sacerdotal y en la articulación de una espiritualidad ministerial vinculada al don
una espiritualidad propia del clero diocesano del Espíritu Santo y anclada directamente en
ya en la época preconciliar72, ha mantenido el ejercicio ministerial76; el debate teológico y
ininterrumpidamente la publicación de la re- la clausura magisterial del mismo sobre al ac-
vista Surge73, espejo de la reflexión teológico-
espiritual y verdadero instrumento de ayuda 74
Del tema me he ocupado en mis trabajos sobre la
para muchos sacerdotes en el ejercicio y en la sacramentalidad del ministerio y su radicación trini-
vivencia de su propio ministerio. taria, cf. S. Del Cura, «La sacramentalidad del sac-
erdote y su espiritualidad», en Congreso..., [Madrid
1989] o.c. en nota 31, 73-119; Íd., «Novedad del sac-
71
Tanto el Instituto como la colección Teología del erdocio de Jesucristo: radicación trinitaria e impli-
Sacerdocio (Aldecoa, Burgos 1969-2012) deben caciones presbiterales», en J. M. De Miguel (ed.), El
mucho en su origen y mantenimiento a N. López ministerio..., o.c. en nota 68, 101-136; «Sacramen-
Martínez, profesor de sacramentología y autor de nu- talidad del ministerio ordenado: alcance teológico y
merosos trabajos histórico-sistemáticos publicados relevancia espiritual»: Revista Española de Teología
en la colección y en la revista Burgense. También es 70 (2010) 293-332.
autor de unos apuntes sobre El sacramento del or- 75
Con más amplitud trato la cuestión en mi trabajo
den (Aldecoa, Burgos 1987), pensados como mate- «El ministerio de la palabra: comprensión católica
rial auxiliar para los cursos de teología a distancia. El y diálogo teológico en perspectiva ecuménica», en
conjunto de profesores de la Facultad ha publicado la Teología del sacerdocio, 27 (en prensa).
obra Diccionario del Sacerdocio (BAC, Madrid 2005). 76
Cf. N. López Martínez, «Consagrados y movidos por
72
Cf. S. Gamarra, Origen y contexto del movimiento el Espíritu Santo. Ideas centrales de las fórmulas de
sacerdotal de Vitoria (Eset, Vitoria 1981); L. M. Tor- ordenación, según Hipólito de Roma», en Mysterium
ra, Espiritualidad sacerdotal en España (1939-1952). et Ministerium. Miscelánea I. Oñatibia (Facultad de
Búsqueda de una espiritualidad del clero diocesano Teología, Vitoria 1993) 423-433; G. Ramis, «Spiri-
(Univ. Pont. de Salamanca, Salamanca 2000). Traba- tus principalis, Spiritus sanctitatis, Spiritus sanctus.
jos como estos, así como el vol. Figuras sacerdotales El triple grado del sacramento del orden», en ibíd.
de España en el s. XX, Teología del sacerdocio 25 449-458; F. Valera, El Espíritu Santo y la vida del
(Monte Carmelo, Burgos 2006), son de ayuda en una presbítero (Universidad Católica San Antonio, Murcia
tarea obligada, pero aún incompleta: estudiar algu- 2002); R. Arnau, «Raíces pneumatológicas de la es-
nas figuras sacerdotales del preconcilio y de la época piritualidad del presbítero», en Teología del sacerdo-
postconciliar, injustamente olvidadas. cio 23 (Aldecoa, Burgos 2002) 245-280; S. Del Cura,
73
Cf. Surge. Revista sacerdotal, espiritualidad y apos- «En la fuerza del Espíritu Santo: dinamismo pneuma-
tolado, que ha sido dirigida durante muchos años por tológico y espiritualidad sacerdotal»: Theologica 45
el prof. S. Gamarra. (2010) 59-92.

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nueva evangelización

ceso de las mujeres al ministerio sacerdotal77; Asumidas estas limitaciones, los temas
la cuestión reiterada en torno a la obligatorie- escogidos a título ilustrativo están relacionados
dad del celibato para presbíteros y obispos en con la terminología, con la innovación eclesi-
la Iglesia católica de tradición latina78; los cam- ológica de LG, con la unidad del sacramento
bios de acento en las opciones ministeriales del orden en la integración de episcopado,
provenientes de reestructuraciones obligadas presbiterado y diaconado, con la condición
en la pastoral, de sensibilidades nuevas en las peculiar de los religiosos presbíteros y con las
dificultades actuales del diálogo ecuménico. Si
generaciones más jóvenes o de urgencias ina-
presento los temas bajo forma de cuestiones,
plazables en la nueva evangelización79.
no es porque en ellos todo sea cuestionable,
sino para comprender mejor la necesidad de
77
La bibliografía sobre la cuestión es muy abundan-
una mirada prospectiva. De ahí la conveniencia
te, también después de que Juan Pablo II declarase
de abrir el horizonte también hacia la teología
en Ordinatio sacerdotalis (1994) que el no acceso
del ministerio ordenado que se elabora en otros
era una verdad de fide tenenda. Para consultar las
contextos80. Así podrá percibirse mejor qué
fuentes históricas favorables a la exclusión, cf. G. L.
afirmaciones conciliares piden profundizacio-
Müller (ed.), Der Empfänger des Weihesakraments.
Quellen zur Lehre und Praxis der Kirche, nur Män-
nes ulteriores y por qué las nuevas situaciones
nern das Weihesakrament zu spenden (Echter, Wurz-
(eclesiales, pastorales, culturales) reclaman un
burgo 1999). Para la discusión reciente, cf. Íd., (ed.), repensamiento de la teología y del ejercicio del
Frauen in der Kirche (Echter, Wurzburgo 1999) 217- ministerio ordenado.
400; S. Buttler, The Catholic Priesthood and Women.
A Guide to the Teaching of the Church (Hillenbrand 1. Categorías ministeriales y/o sacer-
Books, Chicago 2007); S. Demel, Frauen und kirchli- dotales: ¿sólo opciones terminológicas?
ches Amt. Grundlagen, Grenzen, Möglichkeiten (Her- Quien se adentre hoy en la reflexión
der, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2012). Para el caso
concreto de las «diaconisas», cf. S. Del Cura, «La ejercicio presente y futuro del ministerio ordenado,
realidad sacramental del diaconado en los desarro- me referiré más adelante.
llos postconciliares»: Salmanticensis 49 (2002) 247- 80
Además de las obras y autores citados ya previa-
287 (256-259); L. Scheffsczyk (ed.), Diakonat und mente (supra notas 3-25), cf. A. Favale, I presbiteri.
Diakonissen (EOS, St. Ottilien 2002); D.W. WINKLER Identità, missione, spiritualità, formazione perma-
(ed.), Diakonat der Frau (Wien 2010). nente (ElleDiCi, Turín 1999); G. Ferreti, Essere pre-
78
Puesto que el celibato no pertenece a la esencia te oggi (ElleDiCi, Turín 2009); P. J. Cordes, Perché
del ministerio presbiteral, la cuestión se ha planteado sacerdote? Risposte attuali con Benedetto XVI (San
reiteradamente desde el Vaticano II hasta nuestros Paolo, Cinisello Balsamo 2010); J. P. Torrell, Un
días, también en los Sínodos de obispos, vinculán- peuple sacerdotal. Sacerdoce baptismal et ministère
dola con frecuencia a la ordenación de viri probati. sacerdotal (Cerf, París 2011); M. Levering, Christ
La respuesta oficial ha sido hasta ahora mantener la and the Catholic Priesthood. Ecclesial Hierarchy and
disciplina tradicional, así lo corrobora últimamente the Pattern of the Trinity (Hillenbrand Books, Chi-
Benedicto XVI: «Junto con la gran tradición eclesial, cago 2010); Th. Ochs, Funktionär oder privilegierter
con el Concilio Vaticano II y con los Sumos Pontífices Heiliger? Biblisch-theologische Untersuchungen
predecesores míos, reafirmo la belleza y la importan- zum Verhältnis von Person und Funktion des sakra-
cia de una vida sacerdotal vivida en el celibato, como mental ordinierten Amtsträgers (Echter, Wurzburgo
signo que expresa la dedicación total y exclusiva a 2008); Th. Schumacher, Bischof, Presbyter, Diakon.
Cristo, a la Iglesia y al Reino de Dios, y confirmo por Geschichte und Theologie des Amtes im Überblick
tanto su carácter obligatorio para la tradición latina. (Pneuma, Múnich 2010); G. Augustin, Zur Freude
El celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y berufen. Ermutigung zum Priestersein (Herder, Fri-
entrega, es una grandísima bendición para la Iglesia burgo i. Br.-Basilea-Viena 2010); de gran interés son
y para la sociedad misma», Sacramentum caritatis nº los diversos trabajos de W. Kasper y de J. Ratzinger
24. Sobre la historia del celibato, cf. S. Heid, Zölibat in relacionados con el ministerio ordenado, nuevamen-
der frühen Kirche (Schöningh, Paderborn 1997); so- te reeditados: W. Kasper, Die Kirche und ihre Ämter,
bre la discusión actual, cf. R. A. Schoenherr, Goodbye Schriften zur Ekklesiologie, II, WKGS 12 (Herder, Fri-
Father. The Celibat Male Priesthood and the Future of burgo i. Br.-Basilea-Viena 2009); J. Ratzinger, Künder
the Catholic Church (Oxford University Press, Oxford des Wortes und Diener eurer Freude. Theologie und
2002). Spiritualität des Weihesakraments, GS 12 (Herder,
79
A algunos de estos aspectos, importantes para el Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2010).

PASTORES
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nueva evangelización

primer momento no parecía posible expresarla


recurriendo a palabras antiguas. Para que esta
recuperación se produzca será necesario espe-
rar hasta Hebreos. Es aquí donde retorna un
lenguaje conocido ya en el AT y donde se recu-
pera toda una terminología véterotestamentaria
sobre el sacerdocio y el sacrificio, para apli-
carla directamente a Jesucristo83. En cualquier
caso, con esta recuperación no disminuye en
nada la conciencia de estar ante una novedad
sorprendente. Más aún, a través de un proced-
imiento paradójico (empleo de terminología
tradicional llena de contenidos nuevos), se
teológico-pastoral podrá comprobar la simulta-
ofrecerá una comprensión radicalmente in-
neidad de categorías sacerdotales y ministeria-
novadora del sacerdocio, del sacrificio y de las
les. A primera vista una cuestión de opciones
ofrendas sacerdotales.
terminológicas. Pero en realidad también el
Igualmente se ha estudiado en el período
reflejo de divergencias de acento entre una ori-
entación más eclesiológica (ministerio) y otra postconciliar el proceso por el que losepíscopos
más cristológica (sacerdocio), que no necesari- o presbíteros del NT se van transformando en
amente tienen carácter alternativo. los sacerdotes del lenguaje posterior84. Es sa-
A lo largo del período postconciliar se
ha profundizado en la novedad del sacerdo-
83
Cf. A. Vanhoye, Sacerdotes antiguos, sacerdote nue-
cio de Jesucristo81. Ni en su ministerio, ni en vo según el Nuevo Testamento (Sígueme, Salamanca
su comportamiento, ni en su mensaje, ni en 1984); también: M. E. Isaacs, «Priesthood and the
Epistle to the Hebrews»: Heythrop Journal 38 (1997)
su persona había elemento alguno que hiciera
51-62; R. Martínez de Pisón , «Acción salvífica de Je-
de Jesús de Nazaret una prolongación del sac-
sucristo y lenguaje sacrificial-sacerdotal: ¿continui-
erdocio véterotestamentario; él irrumpe más
dad o ruptura en la Epístola a los Hebreos?»: Com-
bien como un profeta que deja al descubierto
munio 25 (1992) 333-358; A. Vanhoye, La cristología
la vaciedad de un culto meramente legal en
sacerdotal de la carta a los Hebreos (Conferencia
sus ritualismos y en sus abusos82. Tampoco su
Episcopal Argentina, Buenos Aires 1997); Íd., «La
muerte en la cruz aparece como un sacrificio novità del sacerdozio di Cristo»: CivCatt 3541 (1998)
ritual, sino como la ejecución de un condenado 16-27; F. Montagnini, «Dalla ‘casa di Aronne’ al sacer-
a muerte injustamente. De ahí que en los tex- dozio del Nuovo Testamento, en AA. VV., Ministero
tos del NT previos a la Carta a los Hebreos no presbiterale in trasformazione. Quaderni teologici del
se apliquen a Jesús categorías sacerdotales o Seminario di Brescia 15 (Morcelliana, Brescia 2005)
sacrificiales. La novedad del acontecimiento 13-27.
Jesucristo resultaba tan llamativa, que en un 84
Sobre este proceso de transformación, cf. F. Dalla
Vecchia, «Quando e perché i ministri delle comunità
81
Con más detención me he ocupado del tema en S. cristiane diventano ‘sacerdoti’», en AA. VV., Minis-
Del Cura, Novedad (supra n.74) 101-136. tero presbiterale in trasformazione. Quaderni Teo-
82
Esto me parece más correcto que hablar de Jesús logici del Seminario di Brescia 15 (Morcelliana, Bres-
de N. como un «laico», aunque la expresión se uti- cia 2005) 29-49; también: J.M. Tillard, «La “qualité
lice hoy con cierta finalidad provocatoria. Con este sacerdotale” du ministère ordonné», Nouvelle Revue
lenguaje se retrotrae al NT una distinción (clérigos- Théologique 95 (1973) 481-514; J. Délorme, «Sacri-
laicos) muy posterior al mismo. Si con ello quiere fice, sacerdoce, consécration»: Recherches de Sci-
acentuarse la discontinuidad respecto al sacerdocio ences Reigieusesl 63 (1975) 343-366; A. De Halleux,
del AT, el término «laico» no es de mucha ayuda. Si «Ministère et sacerdoce»: Revue théologique de Lou-
se pretende cuestionar la aplicación de categorías vain18 (1987) 289-316, 425-453; E. L. Grasmueck,
«sacerdotales» a Jesucristo, hay que confrontarse «Vom Presbyter zum Priester. Etappen der Entwick-
con Hebreos (donde explícitamente se le llama «sac- lung des neuzeitlichen katholischen Priesterbildes»,
erdote»). Si se quiere excluir por completo la apli- en P. Hoffmann (ed.), Priesterkirche (Patmos, Dus-
cación de dichas categorías al ministerio ordenado, seldorf 1987) 96-131; B. Brobinskoy, «Fondement
es necesario tener en cuenta la historia de la teología théologique du langage sacerdotal concernant les
para comprender bien su alcance. ministères de présidence», en A. M. Triacca-A. Pistoia

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nueva evangelización

bido que el NT no usa terminología sacerdotal rior irá aplicando gradualmente el término de
para referirse a los ministerios eclesiales. Pablo «sacerdotes» a los presbíteros, hasta terminar
(Rom 15,16), no obstante, entiende su ministe- prácticamente suplantándolo. Y la compren-
rio de evangelización como liturgia, es decir, sión dogmática del sacerdocio ministerial por
en términos cultuales, pues se comprende a sí su relación a la eucaristía (cf. Trento) así como
mismo como «liturgo de Cristo Jesús». De ahí una espiritualidad consecuente con la misma
que, según Vanhoye, este desarrollo doctrinal (cf. la escuela francesa de P. Bérulle) contri-
ponga en el camino que llevará después a una buirán decisivamente a que el término «sacer-
comprensión del ministerio con categorías sac- dote» se convierta en el más común para desig-
erdotales. Un camino marcado por la plurali- nar a los presbíteros.
dad terminológica y por parangones entre min- Al hilo de la renovación teológica del
isterios cristianos y ministerios de la tradición Vaticano II algunos creyeron necesario superar
judía85, de modo que a mediados del s. iii puede la terminología sacerdotal, pues se pensaba
considerarse común la interpretación del minis- prejuzgar con ella la comprensión del minis-
terio ordenado (sobre todo episcopal) en térmi- terio en una dirección distinta de la originaria,
nos sacerdotales: Tertuliano presenta al obispo por su acento prevalentemente cultual, ritual,
como summus sacerdos que, junto a presbíte- al modo véterotestamentario o incluso pagano.
ros y diáconos, constituye el ordo sacerdotalis Y para superar esta supuesta sacerdotalización
o sacerdotium86; Orígenes retiene que el obispo se propuso reintroducir el término de presbíte-
posee un sacerdotium maius, pero también los ros, presente en el NT y en la literatura pos-
presbíteros son sacerdotes que forman conjun- terior. Con estos resultados: 1) el Vaticano II
tamente el ordo sacerdotalis87; Cipriano lleva mantiene la simultaneidad de ambos lenguajes,
a cabo una cierta restricción, pues, si por un dedicando un decreto al ministerio y vida de
lado denomina habitualmente al obispo como los presbíteros (PO) y un documento a la for-
sacerdos y considera a los presbíteros unidos al mación sacerdotal (OT), mientras hace un uso
obispo en el «honor sacerdotal», por otro lado minoritario de la expresión sacerdocio ministe-
no denomina generalmente «sacerdotes» a los rial89; 2) el uso es más frecuente en Pastores
presbíteros88. Pero el proceso histórico poste- dabo vobis (cf. cap. II-III), donde también se
habla de ministerio sacerdotal, presbiteral u
(eds.), Ordination et ministéres (CLV., Roma 1996) ordenado90; 3) en la documentación postcon-
45-58; H. Geist, «El sacerdocio según la revelación: ciliar se percibe una remontada creciente del
novedad del sacerdocio cristiano», en AA. VV., Min- lenguaje sacerdotal, como se corrobora, por
isterio sacerdotal y Trinidad, XXXII Semana de Estu- ejemplo, en la reciente exhortación apostólica
dios Trinitarios (Salamanca 1998) 13-36; G. Canob- Verbum Domini (2010)91.
bio, «Presbitero, sacerdote, pastore. Termini per dire
il prete», en Ministerio presbiterale in trasformazione, prian»: Journal of Theological Studies 30 (1979)
Quaderni teologici del Seminario di Brescia 15 (Mor- 413-429, según el cual cuando Cipriano usa el tér-
celliana, Brescia 2005) 51-87. mino «sacerdotes» se han de entender siempre los
85
Cf. M. Guerra, Epíscopos y presyteros. Evoución obispos, nunca lo aplicaría a los presbíteros y, a di-
semántica de estos términos desde Homero hasta el ferencia de Tertuliano, no lo emplearía tampoco para
s. II después de Cristo (Aldecoa, Burgos 1962), así designar a los fieles bautizados.
como sus numerosos trabajos publicados en la revis- 89
Salvo equivocación mía en la lectura, sólo se halla
ta Burgense y en la colección Teología del sacerdo- en LG 10, pero no en PO. Recientemente G. Routhier,
cio; J. Ysebaert, Die Amtsterminologie im Neuen Tes- «L’écho de l’enseignement de Vatican II sur le pres-
tament und in der alten Kirche. Eine lexikographische bytérat dans la situation actuelle»: Revue théologique
Studie (Eureia, Breda 1994); E. Dassmann, «Die Be- de Louvain 41 (2010) 86-112, 161-179, insiste en la
deutung des Alten Testaments für das Verständnis preferencia por la terminología «presbiteral», para
des kirchlichen Amtes in der frühpatristischen The- revitalizar así la perspectiva conciliar partiendo del
ologie», en Íd., Ämter und Dienste in den frühchristli- «ministerio» de los presbíteros.
chen Gemeinden (Borengässer, Bonn 1994). 90
En cualquier caso, la versión española de PDV (que
86
Cf. De baptismo 17, 1-3. es necesario confrontar con su versión latina en AAS
87
Cf. E. Cattaneo (a cura di), I ministeri della Chiesa por las diferencias que ofrece) tiende a traducir el té-
antica. Testi patristici dei primi tre secoli (Piemme, rmino latino de presbyter no por «presbítero» sino
Milán 1997) 155s. por «sacerdote», equivalencia no siempre justificable
88
Cf. M. Bévenot, «Sacerdos as understood by Cy- 91
Aunque para su justa valoración debería tenerse

PASTORES
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nueva evangelización

lado a Halleux, podemos decir que el lenguaje


del ministerio ordenado (donde se ubicaría el
Quizás pocas veces término de presbíteros), correspondería más a
la dimensión de la Iglesia como realidad insti-
como hoy la credibilidad tucional con pluralidad de ministerios, mien-
tras que el lenguaje del sacerdocio ministerial
del presbítero dependa
(donde ubicar a los presbíteros en cuanto sac-
tanto de la calidad de su erdotes) correspondería más a la dimensión de
la Iglesia en cuanto realidad mistérica de co-
vida bautismal. munión93.
Que no desaparece Quizás la solución realista más adec-
uada sea aceptar el doble lenguaje como algo
ni se anula, sino que queda complementario, manteniendo así el statu quo
de los documentos conciliares. Pero sería nece-
activada con una nueva sario también retomar el dossier de las conver-
modulación al recibir gencias y divergencias entre sacerdocio cristia-
no y sacerdocio pagano (en cuanto realidades
un nuevo sacramento por religiosas y también socio-estructurales)94,
para no hacer del segundo un cliché a nuestra
el que el bautizado deviene
medida fácilmente rechazable. Y sin ignorar
también alguien consagrado tampoco que tras las opciones terminológicas
hay a veces contraposición de concepciones
ministerial y personalmente o pervivencia de resistencias soterráneas, en
las que sería deseable una articulación más
al servicio del
convincente de la relación entre función y on-
sacerdocio común tología, consagración y misión.

2. Inserción dentro del sacerdocio


común: ¿ordenamiento recíproco logrado?
Siendo ésta la situación actual, se im- En general, la teología posconciliar
ponen algunas observaciones. Teológicamente (también la española) ha asumido bien la reu-
deberían evitarse dos riesgos: el de una re- bicación de los ministros ordenados en el inte-
gresión de la sacralidad sacerdotal al mundo rior de la comunidad cristiana. Así corresponde
véterotestamentario; el de una eliminación a la eclesiología de comunión presente en LG
completa de las categorías sacerdotales en el (precedencia expositiva del Pueblo de Dios so-
discurso cristiano y en el ministerio ordenado, bre la jerarquía, sacerdocio común de todos los
como si fuéramos incapaces de percibir la dife- bautizados, igualdad de gracia, dignidad, vo-
rencia entre sacerdocio antiguo y sacerdocio cación y misión)95, eclesiología prolongada a
nuevo. Dado su arraigo en el lenguaje tradi-
cional y en el uso acostumbrado (al menos en presbyter(prêtre, priest, priester, también prete en
nuestra lengua) no es probable que la denomi- italiano). En la tradición católica y anglicana es de
nación corriente de los presbíteros como sacer- uso habitual, mientras que en otras iglesias nacidas
dotes vaya a desaparecer92. Siguiendo por otro de la Reforma hay muchas reservas para utilizarlo, lo
cual explica la necesidad de precisar su uso en los
en cuenta su procedencia de las respectivas propo- diálogos ecuménicos.
sitiones recibidas de los padres sinodales, el hecho 93
Sigo en este sentido la propuesta hecha por A. De
es que en la parte dedicada a la «Palabra de Dios Halleux, «Ministère et sacerdoce»: Revue théologique
y ministros ordenados» (ministri ordinati) (n.78- de Louvain 18 (1987) 289-316, 425-453, que me pa-
81) la trilogía usada es «episcopado, sacerdotes, rece asumible.
diaconado» (episcopatum, sacerdotes, diaconatum), 94
Cf. A. Motte-P. Marchetti (eds.), La figure du prê-
volviendo así a equiparar «presbíteros» con «sacer- tre dans les grandes traditions religieuses, Homenaje
dotes». a J. Ries (Peeters, Lovaina 2005); M. Maritano-M.
92
El uso casi constante del término «sacerdotes» es Sajovic (a cura di), Sacerdozio pagano e sacerdozio
propio de la lengua española, italiana y portuguesa. cristiano (LAS, Roma 2011).
No así de otras que toman la denominación del latín 95
Cf. LG 10.

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nueva evangelización

su vez en PO (participación de todos en la un- la credibilidad del presbítero dependa tanto


ción del Espíritu Santo, vínculos de fraternidad de la calidad de su vida bautismal. Que no de-
compartida, inserción del sacerdocio ministe- saparece ni se anula, sino que queda activada
rial en el sacerdocio común)96. Sería deseable, con una nueva modulación al recibir un nuevo
no obstante, una profundización ulterior en sacramento por el que el bautizado deviene
torno a estos puntos: a) la condición bautismal también alguien consagrado ministerial y per-
de quien ha sido ordenado, b) el alcance de la sonalmente al servicio del sacerdocio común.
diferencia essentia, non gradu tantum (tam- Se trata, pues, de integrar mejor las diversas
bién en perspectiva ecuménica). dimensiones de su ubicación eclesiológica (en
a) Recordar que la persona ordenada medio de, al frente de y para la comunidad cris-
es en primer lugar un bautizado constituye sin tiana101) y, en consecuencia, llevar a cabo un
duda una obviedad. Pero vale la pena no sólo nuevo aprendizaje pastoral de esta ubicación
recordarlo, sino también hacerlo valer, de modo en medio de la pluralidad de ministerios y de
que la común dignidad, vocación e igualdad no carismas.
queden olvidadas o prácticamente preteridas97. b) En LG 10/b se afirma una diferen-
El presbítero aparecerá así identificado con cia esencial y no gradual, cualitativa (realidad
todos los bautizados («con vosotros soy cris- distinta) y no cuantitativa (gradualidad de más
tiano», que decía san Agustín98), integrado en y menos, de inferior y superior), entre sacer-
la comunidad cristiana donde le corresponde docio común y sacerdocio ministerial o jerár-
ejercer su ministerio (no por encima de ella ni quico. El texto remite en nota a una alocución
al lado de ella) y compartiendo las condiciones de Pío XII(2-XI-54), en la cual se halla ya la
de vida en el mundo que son propias de todos afirmación sobre la diferencia esencial y no
los cristianos (ámbito común para un ministe- gradual, pero en un orden distinto (non gradu
rio animado por la caridad pastoral). No es, por tantum, sed etiam essentia differri)102 al segui-
tanto, irrelevante para la persona concreta de do por LG 10.2 (essentia et non gradu tantum
quien ha sido ordenado mantener la concien-
cia clara de que también él es un bautizado99. los que enseñan... o si escucha a los que enseñan, es
Así podrá ser más fácilmente el hombre de la porque dan testimonio».
unidad dentro de la comunión eclesial, al vi- 101
Sobre esta triple dimensión, cf. Pastores dabo vo-
vir a fondo los elementos en los que convergen bis, 16; no es fácil, en cualquier caso, encontrar una
todos los bautizados. Y así podrá aparecer de traducción convincente al español de las expresiones
modo más creíble en su condición de testigo latinas erga Ecclesiam o coram Ecclesia (¿al frente
y de maestro100. Quizás pocas veces como hoy de la Iglesia?), que a su vez parecen retraducción al
latín de expresiones frecuentes en la teología con-
96
Cf. PO 2, 3, 9, 11, 12, 18, 22, 34, 41. temporánea del ministerio (gegenüber en alemán, di
97
Al respecto, cf. S. Del Cura, «Sacerdocio común fronte a en italiano).
y sacerdocio ministerial: el sentido del ministerio 102
«[…] firmiter tenendum est, commune hoc om-
ordenado en la Iglesia», en G. Uríbarri (ed.), El ser nium christifidelium, altum utique et arcanum “sacer-
sacerdotal..., o.c. en nota 37), 159-197; también las dotium” non gradu tantum, sed etiam essentia differe
colaboraciones incluidas en Sacerdocio ministerial y a sacerdotio proprie vereque dicto, quod positum est
laical, en Teología del Sacerdocio 2 (Aldecoa, Burgos in potestate perpetrandi cum persona Summi Sac-
1970). erdotis Christi geratur, ipsius Christi sacrificium»,
98
«Si me aterra el hecho de lo que soy para vosotros, Magnificate Dominum, AAS 46 (1954) 669. En el tex-
eso mismo me consuela, porque estoy con vosotros. to anterior de la encíclica Mediator Dei (1947), tam-
Para vosotros soy el obispo, con vosotros soy el bién citada en la nota de LG 10, Pío XII explicaba en
cristiano. Aquél es el nombre del cargo; éste de la qué sentido todo el pueblo de bautizados «ofrece» el
gracia; aquél el del peligro; éste, el de la salvación», sacrificio eucarístico, pero aún no aparece la expre-
S. Agustín, Serm 340,1, PL 38, 1483. sión de «sacerdocio común» y se afirma que el bauti-
99
Sintonizo, en este sentido, con la importancia del zado participa en su propia condición del sacerdocio
bautismo para la vida presbiteral en la que insiste re- de Cristo: «Baptismatis enim lavacro generali titulo
cientemente B. D. de la Soujeole, Prêtre du Seigneur christiani in Mystico Corpore membra efficiuntur
dans son Église (supra n.25). Christi sacerdotis, et ‘charactere’ qui eorum in ani-
100
También valen aquí las palabras de Pablo VI en mo quasi insculpitur, ad cultum divinum deputantur;
Evangelii nuntiandi, 41:«El hombre contemporáneo atque adeo ipsius Christi sacerdotium pro sua condi-
escucha más a gusto a los que dan testimonio que a tione participant», AAS 30 (1947) 555.

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differant)103. cha diferencia esencial y no gradual encajaba


En el texto de Pío XII se subraya con bien en una contraposición dentro de la Iglesia
fuerza el hecho de que todos los fieles poseen entre una parte de sus miembros (los ministros
un sacerdocio. Sin embargo, aparece colocado ordenados para los que valdría el sacerdocio en
entre comillas el término sacerdotium cuando sentido propio) y otra parte más numerosa de
es aplicado al sacerdocio común de todos los estos fieles (los laicos a los que se les podría
fieles cristianos, precisando además que se tra- atribuir un sacerdocio común en sentido im-
ta de un «cierto sacerdocio», cuyo significado propio).
verdadero y pleno se ha de descubrir tenien- Cuando la distinción no es así, sino que
do en cuenta que el sacerdocio propiamente se establece entre la totalidad de los miembros
dicho es el sacerdocio dotado con la potestad bautizados del Pueblo de Dios (a todos los cua-
de llevar a cabo el sacrificio del mismo Cristo. les se aplica la categoría englobante de sacer-
Es decir, según el texto de Pío XII, sacerdotes docio común, también a los ministros ordena-
en sentido propio son los ordenados, el sacer- dos) y una parte minoritaria de estos mismos
docio común lo sería en sentido impropio. El miembros bautizados (los ministros también
sacerdocio de los ordenados constituye así el sacramentalmente ordenados para los que vale
punto de partida y la norma de referencia para la categoría de sacerdocio ministerial o jerár-
el discurso sobre el sacerdocio común de todos quico), entonces se hace más difícil explicar el
los fieles. alcance de una diferencia esencial y no sólo
Distinta es la postura adoptada por el gradual dentro de la participación de todos en
Vaticano II, que en modo alguno considera el el «único sacerdocio de Jesucristo». La fórmu-
sacerdocio común como algo derivado, secun- la conciliar quiere afirmar simplemente que
dario y restringido. Al final se optó por la ex- bautismo y orden constituyen dos realidades
presión que distinguía entre sacerdocio común sacramentalmente distintas, para no hacer del
y sacerdocio ministerial o jerárquico, mante- ordenado una especie de supercristiano; fina-
niendo una diferencia entre ambos esencial y lidad que queda un poco obscurecida cuando
no gradual (essentia et non gradu tantum)104. después de afirmar entre ambos una diferencia
Pero no puede decirse que con ello desapare- essentia (cualitativa) añade el adverbio tantum
ciesen por completo todas las tensiones105. Di- (que haría pensar en algo también cuantitati-
vo).
103
«Sacerdotium autem commune fidelium et sacer- A partir del Vaticano II, el ordenamien-
dotium ministeriale seu hierarchicum, licet essentia to recíproco y la afirmación de una diferencia
et non gradu tantum differant, ad invicem tamen or- esencial y no sólo gradual entre sacerdocio co-
dinantur; unum enim et alterum suo peculiari modo mún y sacerdocio ministerial se han converti-
de uno Christi sacerdotio participant», LG 10. La tra- do en elementos fijos del magisterio posterior,
ducción española de este paso (BAC 252, p. 25) no baste recordar la exhortación Christifideles lai-
respeta la secuencia de las conjunciones licet, tamen, ci106 de Juan Pablo II, el nuevo Catecismo de la
enim y termina transformando una afirmación con- Iglesia Católica107 o la exhortación postsinodal
cesiva (licet) en la tesis central del texto: «El sacer- Pastores dabo vobis108. Forman parte, pues, de
docio común de los fieles y el sacerdocio ministerial
o jerárquico se ordena el uno para el otro, aunque 106
«[...] participationem quandam in sacerdotio Iesu
cada cual participa de forma peculiar del sacerdocio Christi, quae alia atque diversa est, non gradu tantum
de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual». sed essentia», n. 22.
104
A la fórmula final se llegó después de ir modifi- 107
«[…] differunt tamen essentia, quamquam « ad
cando las anteriores, de modo que el ordenamiento invicem [...] ordinantur ».Quonam sensu? Dum com-
recíproco fuera la afirmación principal (tamen) y la mune fidelium sacerdotium in rem deducitur per
diferencia quedara incluída en una frase concesiva incrementum gratiae baptismalis, vitae fidei, spei
(licet). Las formulaciones previas fueron: non gradu et caritatis, vitae secundum Spiritum, sacerdotium
tantum, sed essentia (Esquema I), essentialiter et ministeriale in servitium est sacerdotii communis, ad
non gradu tantum (II), essentia enim et non gradu incrementum gratiae baptismalis omnium christiano-
tantum (III), essentia et non gradu tantum (LG 10). rum refertur», CEC n. 1547.
105
Cf. M. Kehl, La Iglesia, eclesiología católica (Sí- 108
«Sacerdotium ministeriale quod per Ordinis sac-
gueme, Salamanca 1996) 94ss; S. Pié-Ninot, Eclesio- ramentum confertur et illud commune seu «regale»
logía. La sacramentalidad de la comunidad cristiana christifidelium sacerdotium, inter sese non gradu
(Sígueme, Salamanca 2007) 309-315. tantum sed essentialiter diversum ad invicem tamen

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la comprensión católica y son objeto obligado época posconciliar. A diferencia de Trento, el


de comentario expositivo siempre que se abor- Vaticano II afirma explícitamente en LG 21 la
da la relación entre sacerdocio común y sacer- sacramentalidad del episcopado112. Y la ubica
docio ministerial. El hecho, sin embargo, de entre la doctrina sobre la sucesión apostólica
que el Vaticano II hiciera valer el sacerdocio (que precede a LG 21) y la doctrina sobre la
común de los fieles, otorgándole una prioridad colegialidad episcopal (que sigue a continua-
expositiva y valorativa respecto al sacerdocio ción), con las cuales se halla estrechamente
ministerial, abría sin duda nuevas perspectivas vinculada. La sacramentalidad del episcopado
para el diálogo ecuménico con la tradición pro- constituye así una de las grandes aportaciones
testante. En realidad así ha sido, corrigiendo del Vaticano II que, salvo excepciones aisladas,
unilateralidades y superando generalizaciones ha conocido un proceso de recepción posconci-
indebidas, tópicos repetidos o chlichés impre- liar más bien pacífico y generalizado. Lo cual
cisos. No obstante, perviven diferencias im- no significa ausencia de cuestiones pendientes
portantes. Hasta el punto de que el verdadero de desarrollo ulterior, relativas, por ejemplo,
alcance del sacerdocio universal (común) en su a) al alcance de la plenitud del sacramento del
relación con el ministerio especial (ordenado) orden, b) a la elaboración de una teología del
ha reactivado recientemente debates también ministerio ordenado en su conjunto, que parta
en el interior mismo del protestantismo con la de este principio.
publicación del documento Ordnungsgemäss a) El Vaticano II ha afirmado la pleni-
berufen109 (2006), dando además la impresión tud, pero no ha precisado ulteriormente cómo
de que en determinados sectores se cuestionan entenderla, con qué tipo de implicaciones y
ahora de nuevo algunas convergencias que pa- consecuencias, sobre todo para el conjunto del
recían haberse alcanzado en los diálogos ecu- ministerio ordenado. Es ésta una tarea abier-
ménicos previos110. ta a la reflexión teológica113. A este respecto
hay dos caminos para intentar una explicación
3. La sacramentalidad del episcopa- de la plenitud, que no consiguen despejar las
do: ¿desarrollo suficiente de esta doctrina? dificultades inherentes: el de la configuración
El Vaticano II zanjó doctrinalmente una específica para actuar in persona Christi, pues
cuestión largamente debatida en la historia111. tal capacitación la posee también el presbítero;
Es cierto que el concilio no establece una afir- el de las potestades propias del episcopado en
mación dogmática en sentido estricto, pero su relación con los sacramentos de la confirma-
toma de postura constituye la norma de refe- ción y del orden, cuya exclusividad episcopal
rencia vinculante y el punto de partida norma- no resulta absoluta. Aunque el obispo sea mi-
tivo para la reflexión sobre el episcopado en la nistro originario u ordinario de la confirma-
ción114, también el presbítero está capacitado
coordinantur, cum utrumque — licet aliud alia forma radicalmente para ello, necesitando sólo una
— ab uno Christi sacerdotio proveniat», PDV 17. delegación del obispo. Por lo que al sacra-
109
Cf. «Ordnungsgemäss berufen».Eine Empfehlung mento del orden se refiere, en la praxis normal
der Bischofskonferenz der VELKD zur Berufung zu es el obispo quien ordena a los presbíteros115;
Wortverkündigung und Sakramentsverwaltung nach pero la existencia de casos históricos en los
evangelischem Verständnis, Ahrensburg, 14.oct. que parecen haber sido ordenados por otros
2006 («Llamado según un ordenamiento» (rite voca- presbíteros116 obligaría a reconocer en ellos
tus). Una recomendación de la conferencia episcopal
de la VELKD en torno a la llamada para el anuncio 112
Cf. LG 21: «[...] episcopali consecratione plenitu-
de la palabra y la administración de los sacramentos dinem conferri sacramenti Ordinis».
según la comprensión evangélica). 113
Resumo a continuación lo que expongo con más
110
Al no haber aquí espacio para su tratamiento, detalle en mi trabajo citado supra n. 111, 48-54.
reenvío a mi trabajo (en prensa): «El ministerio de la 114
Como minister originarius aparece designado en
palabra: comprensión católica y diálogo teológico en LG 26c y como minister ordinarius en CIC c. 882.
perspectiva ecuménica», a.c. en nota 75. 115
«Sacrae ordinationis minister est Episcopus con-
111
Del tema me he ocupado ampliamente en mi tra- secratus», CIC 1012; cf. DS 1326, 1777.
bajo S. Del Cura, La sacramentalidad del ministerio 116
Ni el Vaticano II ni el CIC han querido zanjar doc-
episcopal: sentido, implicaciones y recepción de la trinalmente la posibilidad de que un presbítero pud-
doctrina del Vaticano II (LG 21), en Teología del Sac- iera ser ministro extraordinario de la ordenación. La
erdocio 24 (Aldecoa, Burgos 2001) 11-73. pregunta se plantea en relación con algunos docu-

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una capacidad radical o de principio, si bien unidad en la diversidad118.


canónicamente limitada o imposibilitada en su b) Teniendo en cuenta que el episcopa-
ejercicio concreto, dado el carácter terminante do representa la plenitud sacramental del or-
de la actual disciplina positiva. Y, respecto a la den, se hace necesario entonces desarrollar una
pregunta de si un presbítero podría en último teología del ministerio ordenado que, también
extremo ordenar a un obispo, el Vaticano II se para el presbiterado y el diaconado, asuma di-
limitó a una enunciación descriptiva (episco- cha plenitud como principio desde el que ela-
porum est, LG 21), renunciando a dirimir doc- borar la teología presbiteral y diaconal. Ya no
trinalmente la cuestión. es suficiente seguir presentando una teología
Se impone, pues, buscar otra vía de ex- del ministerio ordenado que sea en su mayor
plicación complementaria e integradora, que parte una teología del presbiterado, con refe-
podría hallarse en la dimensión eclesiológica. rencias menores, marginales o decorativas al
Lo peculiar del obispo, ausente en el presbí- episcopado y al diaconado. Sería, por tanto, in-
tero, sería esa capacidad que le es propia, en adecuado a las afirmaciones conciliares seguir
razón de la plenitud del sacramento del orden, con un modo de proceder en el que lo dicho
para representar a la entera Iglesia local o par- sobre el sacramento del orden se entienda re-
ticular en la comunión completa de todas las ferido prioritariamente al presbiterado (aun-
Iglesias, dada su pertenencia al colegio episco- que el número de presbíteros sea con mucho
pal. Como en muchas otras cuestiones, también el más cuantioso), presuponiendo que la res-
aquí puede resultar ilustrativo el recurso a los puesta dada a la pregunta por su naturaleza y
misión constituye ya la respuesta relativa al
ritos de ordenación de la tradición litúrgica117.
orden en su totalidad. Mantener este statu quo
Las ordenaciones tienen lugar en una celebra-
en un tratado teológico sobre el sacramento del
ción eucarística y comunitaria. Además, queda
orden significaría prolongar el planteamiento
manifiesto en ellas el carácter colegial, ya que,
anterior al Vaticano II, en el que se equiparaba
en virtud de la consagración, el ordenado no
sacramentalmente presbítero y obispo por la
solo deviene obispo, sino que entra a formar
potestad común a ambos para consagrar la eu-
parte del ordo episcoporum y se convierte en
caristía, sin desarrollar ulteriormente las impli-
miembro del colegio episcopal; la consagra-
caciones de las afirmaciones conciliares sobre
ción le confiere el don del Espíritu Santo para
el episcopado119.
que, por su ministerio, se edifique la Iglesia en
cuanto cuerpo de Cristo, cuerpo eucarístico 118
Esta propuesta, que tiende a comprender la «plen-
y cuerpo eclesial. La plenitud del episcopado
itud» de la sacramentalidad del episcopado en la di-
podría entenderse, por tanto, en este sentido: mensión eclesiológica de este ministerio, merecería
la de ser representación visible de una Iglesia un reflexión más amplia y profunda. Se encuentra ex-
local o particular, que es comunidad eucarísti- puesta y defendida en S. K. Wood, Sacramentals or-
ca, constituyendo sacramentalmente el lazo de ders (Liturgical Press, Collegeville 2000) 64-85. So-
unión con el resto del colegio episcopal y con bre los desarrollos postconciliares en relación con el
el obispo de Roma y siendo así garante de la episcopado, cf. H. Legrand, «Les évêques, les églises
locales et l’ Église entière. Évolutions institutionelles
mentos pontificios del pasado, en los que parece depuis Vatican II et chantiers actuels de recherche»:
concederse a algunos presbíteros la facultad de or- Revue des sciences philosophiques et théologiques
denar no solo a diáconos (cf. DS 1435), sino tam- 85 (2001) 461-509; C. Théobald (ed.), Le ministère
bién a presbíteros (cf. DS 1145, 1146, 1290). Para des évêques au concile Vatican II et depuis (Cerf,
un tratamiento más amplio, que incluye la pregunta París 2001).
por la posibilidad de una «sucesión presbiteral», cf. 119
Cf. R. Tononi, «Il vescovo, “Padre” dei presbite-
H. Schütte, Der Minister Eucharistie ausserhalb der ri. Una discussa e problematica espressione della
apostolischen Sukzession. Zur Möglichkeit einer “Lumen Gentium”», en AA. VV., Il vescovo e la sua
presbyteralen Sukzession, en AA. VV., Ministères et Chiesa. Quaderni Teologici del Seminario di Bres-
célébration de l’Eucharistie, Studia Anselmiana 61 cia (Morcelliana, Brescia 1996) 83-123 (espléndido
(Anselmiana, Roma 1973) 210-249. estudio analítico); S. Nocetti, «“Iam ab antiquo”. La
117
Cf. J. F. Puglisi, The Process of Admission to Or- strutturazione tripartita del ministero ordinato nella
dained Ministry. A Comparative Study. I: Epistemolo- Lumen Gentium»:Vivens Homo 11 (2000) 59-89; S.
gial Principles and Roman Catholic Rites (Liturgical K. Wood, Sacramental orders (Liturgical Press, Colle-
Press, Collegeville 1996). geville 2000) 64-85.

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nueva evangelización

A este respecto, la situación de la teolo- Cristo (no del sacerdocio del obispo), la depen-
gía española (antes mencionada) es semejante dencia respecto al obispo lo es en el ejercicio
a la de otros ámbitos lingüísticos: asunción de pastoral de las potestades ministeriales (ibíd.)
las afirmaciones conciliares como enunciados en cuantopróvidos colaboradores que actúan
programáticos, pero ausencia de un desarrollo «bajo su autoridad» (ibíd.), «de algún modo
coherente de las mismas en las propuestas glo- lo hacen presente» (ibíd.) en las comunidades
bales del sacramento del orden. La tarea es tan locales (pero en rigor no hacen sus veces ni
necesaria como compleja. Supone esclarecer la son vicarios del obispo). Todas ellas son afir-
diferenciación sacramental entre obispo y pres- maciones conciliares que han de ser integradas
bítero, elaborando una articulación eclesiológi- en una teología ministerial acorde con la sacra-
ca más convincente120. Y obliga también a pre- mentalidad del episcopado.
sentar de modo justo el alcance de la plenitud
del episcopado. Para no dar la impresión, un 4. El diaconado permanente: ¿qué
tanto difusa, de que en los textos conciliares la perfil teológico y eclesial?
ubicación del presbítero habría quedado com- El concilio Vaticano II decidió la (re)
primida entre la magnificación del episcopado instauración del diaconado en cuanto gra-
y el protagonismo de los laicos, marginación do propio y permanente de la jerarquía122. Si
presbiteral que estaría según algunos en el ori- se compara su inexistencia fáctica cuando se
gen mismo de la crisis de identidad posconci- celebró el concilio con los miles de diáconos
liar; con otras palabras, se trata de que la ple- permanentes que existen hoy día en la Iglesia
nitud del episcopado no termine haciendo del católica123, entonces hemos de hablar de una
presbítero un «obispo frustrado».
Para ello es necesario justificar teológi- 122
Para la historia de la restauración hasta el Vaticano
ca y eclesialmente que el ministerio presbiteral II, cf. J. Hornef-P. Winninger, Chronique de la restau-
tiene entidad propia, sin volver a cuestionar de ration du diaconat (1945-1965), en P. Winninger-Y.
nuevo la sacramentalidad del episcopado121. Congar (eds.), Le diacre dans l’Église et le monde
Los presbíteros son verdaderos sacerdotes d’aujourd’hui (Cerf, París 1966) 205-222. El Vaticano
del NT (LG 28), participan del sacerdocio de II se sirve de diversos términos para designar el mis-
mo hecho; así habla de «restituir» (restitui poterit, LG
120
Cf. M. Fallert, Mitarbeiter der Bischöfe. Das Zu- 29), «restaurar» (restauretur, AG 16) e «instaurar»
einander des bischöflichen und priesterlichen Amtes (instauretur, OE 17).
auf und nach dem Zweiten Vatikanischen Konzil (Ech- 123
Su número sobrepasaba hace algún tiempo los
ter, Wurzburgo 2007); G. Richi, «Episcopado y pres- 31.000 diáconos permanentes. Para una información
biterado»: Revista Española de Teología 70 (2010) estadística precisa, cf. los datos que cada año ofrece
243-274. la Secretaria Status, Annuarium Statisticum Eccle-
121
Cf. mi artículo citado supra nota 111 (p. 61-71). siae, Città del Vaticano. Sobre la situación en USA,

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nueva evangelización

realidad novedosa en sus dimensiones (núme- Las causas de este estado de cosas son
ro), en su forma de vida (desvinculados del de distinta índole. Quizás el diácono perma-
celibato obligatorio) y en su configuración mi- nente siga siendo visto y pensado ante todo
nisterial (diáconos de por vida). Novedad, en como sustitución del presbítero, lo cual no sólo
cualquier caso, no absoluta. Pues, de un lado, dificulta su lugar en Iglesias con un número de
al reactivar esta forma de ministerio se inten- presbíteros todavía proporcional al número de
tó enlazar con una tradición eclesial previa a fieles126, sino también la atribución al diacona-
su decadencia y desaparición y, por otro lado, do de competencias propias, ya que a primera
junto a la modalidad del diaconado permanen- vista sus tareas podrían ser asumidas con meno-
te se mantiene también la modalidad que había res complicaciones por los ministerios laicales.
constituido casi la única durante varios siglos, A ello se añaden probablemente las dificulta-
es decir, el diaconado como etapa transitoria des prácticas para financiar de modo adecuado
hacia el presbiterado. un cuerpo diaconal estable. Pero, en cualquier
Desde su (re)instauración se ha visto caso, de cara al futuro debería pensarse en ha-
progresivamente la necesidad de esclarecer cer lugar a la figura del diácono permanente
cuestiones importantes relacionadas con su dentro de las respectivas Iglesias locales y en
estatuto teológico y con la articulación de este articular más adecuadamente su perfil eclesial
ministerio en el tejido de la vida eclesial. No y teológico127. No sólo por las perspectivas de
es que sea necesario reinventar todo de nuevo. un envejecimiento rápido y de una escasez cre-
Pero la (re)instauración de esta segunda moda- ciente de presbíteros disponibles; sino también
lidad conlleva sin duda elementos innovado- porque el ministerio diaconal forma parte in-
res, que han estimulado una reflexión teológica tegrante del sacramento del orden, tiene razón
más detenida, cuya urgencia quizás no se per- de ser aunque hubiera presbíteros suficientes
cibía tan apremiante cuando el diaconado era y sería un enriquecimiento su presencia en la
sólo un ministerio de paso. La (re)instauración vida de las comunidades cristianas.
del diaconado en la modalidad permanente no El perfil teológico y eclesial del dia-
ha conocido en la Iglesia española dimensiones conado permanente experimentaría profundas
semejantes a las de otras Iglesias; sigue siendo modificaciones según se mantuviera o se re-
algo minoritario y desigualmente repartido124. chazara su realidad sacramental; de ahí la im-
Tal vez por ello los trabajos dedicados a la teo-
logía del diaconado y a su comprensión ecle- Sander, Gott begegnet im Anderen. Der Diakon und
siológica no son tan abundantes como en otras die Einheit des sakramentalen Amtes (Herder, Fribur-
latitudes125. go i. Br.-Basilea-Viena 2006); Kl. Kiessling (Hrsg.),
Ständige Diakone – Stellvertreter der Armen? Projekt
donde actualmente se encuentra casi la mitad de este Pro Diakonia: Prozess – Positionen – Perspektiven
número, cf. «NCCB Summary Report. National Study (LIT, Berlin 2006); Kl. Armbruster-M. Mühl (Hrsg.),
of the Diaconate»: Origins 25 (1996) 499-504. Sobre Bereit wozu? Geweiht für was? Zur Diskussion um
su reparto entre las distintas iglesias, cf. H. Legrand, den Ständigen Diakonat (Herder, Friburgo i. Br.-
«Le diaconat dans sa relation à la théologie de l’Église Basilea-Viena 2009); R. Hartmann-F. Reger-S. Sander
et aux ministères. Réception et devenir du diaconat (eds.), Ortsbestimmungen: der Diakonat als kirchli-
depuis Vatican II», en A. Haquin-Ph. Weber (dirs.), cher Dienst (Knecht, Fráncfort 2009).
Diaconat, xxi siècle (Cerf, París 1997) 13s. 126
Según los mismos datos oficiales de la Conferen-
124
Según datos oficiales ofrecidos por la Conferencia cia Episcopal, en el año 2009 había en la iglesia es-
Episcopal Española, en el año 2009 había en la igle- pañola 18.248 sacerdotes diocesanos y 1.265 semi-
sia española 293 diáconos permanentes diocesanos naristas mayores, más 7.599 sacerdotes religiosos.
y 24 religiosos, con numerosas diócesis en las que 127
Una buena ayuda en este sentido la ofrece el docu-
prácticamente no había ningún diácono permanente. mento de la Comisión Teológica Internacional, El diaco-
125
Cf. p.e., los trabajos recientes: A. Borras-B. Pot- nado: evolución y perspectivas (BAC, Madrid 2003);
tier, La grâce du diaconat. Questions actuelles autour al respecto, cf. D. Gonneaud, «Une lecture du docu-
du diaconat latin (Lessius, Bruselas 1998); A. Borras, ment de la Commission théologique international»:
Le diaconat au risque de sa nouveauté (Lessius, Bru- Nouvelle Revue Théologique125 (2003) 401-416;
selas 2007); O.F. Cummings, Deacons and the Church también J. González Ayesta, «El diaconado: evolu-
(New Jersey 2004); Ch. Wessely, Gekommen, um zu ción y perspectivas». Una relectura desde el Derecho
dienen. Der Diakonat aus fundamentaltheologich – Canónico del documento de la Comisión Teológica
ekklesiologischer Sicht (Pustet, Ratisbona 2004); S. Internacional»: Ius Canonicum 92 (2006) 661-674.

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nueva evangelización

portancia nuclear de este punto128. Al respecto


se ha de recordar que las menciones de los diá-
conos y del diaconado en el Vaticano II (SC
86; LG 20,28,29,41; OE 17; CD 15; DV 25;
AG 15,16) o bien presuponen su sacramenta-
lidad para ambas modalidades (permanente y
transitoria) o bien la incluyen, aunque sea de
manera tenue e indirecta. La documentacion
posconciliar va añadiendo precisiones ulterio-
res129, hasta la redacción definitiva del último
Catecismo (1997), que emplea un lenguaje más
decidido a favor de la sacramentalidad del dia-
conado130. Sería por ello equivocado proponer
una teología del diaconado que fuera desarro-
llo de los ministerios laicales. Pero, garantiza-
da con claridad su realidad sacramental, aún no
se ha respondido sin más a los numerosos de-
safíos que su reinstauración trae consigo en las su reducción respecto al texto antiguo (dejan-
diversas Iglesias locales. Las nuevas realidades do en ad ministerium lo que era in ministerio
pastorales, los desarrollos eclesiológicos en episcopi)132, la insatisfacción de algunos res-
marcha, la renovación de la teología del minis- pecto a su ambigüedad133, la interpretación re-
terio ordenado, el lugar propio de los ministe- cogida por la Comisión doctrinal134 y el alcance
rios laicales, todos estos factores contribuirán a de la distinción misma entre sacerdotium y mi-
configurar progresivamente su perfil teológico nisterium dejarán abiertos unos interrogantes
y eclesial. sobre la naturaleza teológica del diaconado,
En LG 29 se dice que «en el grado in- que se prolongarán hasta nuestros días.
ferior de la jerarquía están los diáconos, que Uno de estos interrogantes es la inte-
reciben la imposición de manos no en orden al gración del diaconado en cuando grado propio
sacerdocio (non ad sacerdotium), sino en or- dentro del único sacramento del orden. Si en
den al ministerio»(sed ad ministerium)» (cf. LG 29 se distingue entre sacerdotium y min-
también CD 15). Hablando aquí de la jerarquía, isterium, en otros lugares el Vaticano II habla
el Vaticano II asigna a los diáconos un «grado de ministerium ecclesiasticum como expre-
inferior» a obispos y presbíteros, que se con- sión omnienglobante (cf. LG 28). Teniendo en
vertirá en el grado último con la supresión de cuenta que el sacramento del orden es uno y
todos los demás órdenes en 1972131. A su vez, único en sus tres grados, la manera en que se
la frase según la cual a los diáconos se les im- hace uso de la distinción plantea dos cuestio-
pone las manos non ad sacerdotium, sed ad mi-
nisterium se convertirá en una referencia clave 132
Sobre el origen, las variaciones y el alcance de esta
para su comprensión teológica. No obstante, fórmula, cf. A. Kerkvoorde, Esquisse d’une théologie
du diaconat, en P. Winninger-Y. Congar (eds.), Le di-
128
Cf. S. Del Cura, «La realidad sacramental», a.c. en acre..., o.c. en nota 122) 163-171, quien por su parte
nota 77, 260-266; D. Gonneaud, «La sacramentalité du advierte: «On aurait tort [...] de la mettre à la base
ministère diaconal»: Revue théologique de Louvain d’une théologie future du diaconat»; D. Gonneaud,
36 (2005) 3-20; B. Sesboüé, «Le diaconat permanent «Pour le quarantiéme anniversaire du rétablissement
a-t-il vraiment trouvé ses marques dans l’Église?», de l’ordo diaconal: réflexions autour d’une maxime
en B. Dumons-D. Moulinet (dirs.), Le diaconat perma- doctrinale»: Nouvelle Revue Théologique 126 (2004)
nent. Relectures et perspectives (Cerf, París 2007) 555-566; P. De Clerck, «Note sur l’expression non
189-208. ad sacerdotium, sed ad ministerium (episcopi)»:La
129
Cf. su exposición en el documento respectivo de la Maison-Dieu 249 (2007) 53-70.
CTI (supra n.127). 133
Expresión ambigua, nam sacerdotium est ministe-
130
Afirma que a este ministerio eclesial Ecclesiae rium, AS, III/VIII, 101.
traditio sacramentum appellat, insistiendo en que 134
Interpreta así las palabras de los Statuta: «signifi-
ministerium Ecclesiae per sacramentum proprium cant diaconos non ad corpus et sanguinem Domini
confertur, CCE nº 875. offerendum sed ad servitium caritatis in Ecclesia»,
131
Cf. Ministeria quaedam, AAS 64 (1972) 529-534. ibíd.

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nueva evangelización

representación de Cristo Cabeza), condiciona-


das por el diverso alcance significativo que la
expresión tiene en documentos magisteriales y
en propuestas teológicas. En la medida en que
se aplica al conjunto del sacramento del orden,
en cuanto participación específica en los tres
munera de Cristo, entonces podrá decirse que
también el diácono actúa in persona Christi o
usar expresiones equivalentes, por constituir
un grado de dicho sacramento. Varios teólogos
y documentos eclesiales han seguido hasta hoy
esta orientación137.
Por el contrario, quienes reservan la ex-
presión para las funciones sacerdotales, espe-
cialmente la de presidir y consagrar la eucari-
nes, que forman parte del debate actual: a) si stía, no se la aplican al diácono y creen encontrar
la categoría englobante del único sacramento una corroboración de este proceder en la última
del orden ha de ser la de ministerium (aplicable redacción del Catecismo de la Iglesia Católica
a obispos, presbíteros y diáconos) y no la de (1997). Aquí parece reservarse a obispos y
sacerdotium (aplicable sólo a obispos y pres- presbíteros la capacidad de actuar in persona
bíteros); b) si las categorías sacerdotales se han Christi (Capitis), expresión que no se aplica a
de excluir por completo para comprender las las funciones diaconales de servicio en la re-
tareas diaconales o si de algún modo podría dacción última del n.875138. De alguna manera
hacerse referencia a ellas, teniendo en cuenta se vuelve aquí al lenguaje de LG 28, PO 2 y LG
lo que dice LG 41/d, a propósito de la santidad 29. Pero, a su vez, otros textos del mismo Ca-
en los diversos estados de vida, afirmando que tecismo parecen aplicar la expresión a todo el
los diáconos participan en un modo peculiar de sacramento del orden (n.1581,1591,1548), aun
la misión y gracia del Sacerdote supremo135. reconociendo un papel primordial a obispos
Otra de las cuestiones discutidas ha sido y presbíteros (cf. n.1549). Nos encontramos,
la aplicación al diaconado de una capacidad por tanto, con una diversidad de tendencias no
para actuar in persona Christi (Capitis). En los fácilmente armonizables, que se reflejan en las
textos del Vaticano II nunca se aplica explícita- distintas comprensiones teológicas del diaco-
mente la expresión a las funciones diaconales. nado y que obligan a precisiones ulteriores.
Esta aplicación se abrirá camino en documen- Recientemente, por el Motu proprio de
tos posconciliares: siguiendo el CIC c. 1008s, Benedicto XVI Omnium in mentem (2009), se
que incluye el diaconado en la teología común ha modificado el texto de los cánones 1008-
del sacramento del orden, se puede considerar 1009 del CIC, de tal modo que se elimina la
al diácono capacitado para actuar in persona expresión in persona Christi Capitis aplicada
Christi Capitis136; en el Directorium se pre- globalmente a los tres munera del sacramento
fiere la expresión nomine Christi referida al del orden139 y se reserva a obispos y presbíteros
ministerio eucarístico del diácono (n.28) y a
la diaconía de la caridad (n.37). Tal aplicación 137
Cf. indicaciones en P. J. P. De M. Dantas, In Perso-
ha constituído motivo de divergencias intra- na Christi Capitis. Il ministro ordinato come rappre-
teológicas (especialmente en lo relativo a la sentante di Cristo capo della Chiesa nella discussione
teologica da Pio XII fino ad oggi (Cantagalli, Siena
135
LG 41d: «missionis autem et gratiae supremi Sac- 2010) 428-437.
erdotis peculiari modo participes sunt inferioris quo- 138
Confrontar con las versiones anteriores la redac-
que ordinis ministri, imprimis Diaconi». ción definitiva del n. 875 del CCE en 1997.
136
«Sacramento ordinis ex divina institutione inter 139
«Art. 1. Textus can. 1008 Codicis Iuris Canonici ita
christifideles quidam, charactere indelebili suo sig- immutatur ut posthac absolute sic sonet: “Sacra-
nantur, constituuntur sacri ministri, qui nempe con- mento ordinis ex divina institutione inter christifi-
secrantur et deputantur ut, pro suo quisque gradu, in deles quidam, charactere indelebili quo signantur,
persona Christi Capitis munera docendi, sanctificandi constituuntur sacri ministri, qui nempe consecrantur
et regendi adimplentes, Dei populum pascant», c. et deputantur ut, pro suo quisque gradu, novo et pe-
1008. culiari titulo Dei populo inserviant”».

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la facultad de actuar in persona Christi Capitis, sentación de Cristo Siervo su peculiaridad pro-
mientras que a los diáconos les atribuye la vim pia, propuesta teológica legítima que necesita
(fuerza) de servir al pueblo de Dios en la dia- desarrollos ulteriores, deberá tener en cuenta
conía de la liturgia, de la palabra y de la cari- tanto la unidad de la persona de Cristo, como
dad140. La decisión se ha tomado una vez es- la unidad del sacramento del orden, como el
cuchados el Pontificio Consejo de Textos Leg- carácter simbólico de los términos representa-
islativos y la Congregación para la Doctrina tivos (cabeza, siervo, pastor, esposo).
de la Fe, partiendo del precedente que suponía
la modificación del texto del Catecismo ya ll- 5. Los religiosos presbíteros: ¿aten-
evada a cabo. Ya antes de la decisión algunos ción suficiente a su peculiaridad propia?
autores se mostraban favorables al cambio, si El capítulo relativo a los religiosos-
bien otros han reaccionado de una manera muy presbíteros merece, a mi modo de ver, una at-
crítica cuando ha sido promulgado el Motu ención mayor de la que ha recibido en la época
proprio141. posconciliar. Su número sigue siendo alto en
Para obviar la aplicación al diácono el conjunto de la Iglesia católica, también en
de una actuación in persona Christi Capitis la Iglesia española142, y en ellos adquiere una
algunos han acentuado el servicio y la repre- configuración especial el ministerio ordenado.
sentación de Cristo Siervo como característica No sólo por las múltiples tareas y funciones
propia o como elemento peculiar especificativo que desempeñan en los ámbitos más diversos,
(frente a la representación de Cristo Cabeza, sino por la peculiaridad que ofrece la vida de
propia de obispos y presbíteros). Así aparece los religiosos pertenecientes a órdenes cleri-
en documentos recientes y en algunas propues- cales: aunque esta vida no tiene que ir unida
tas teológicas, lo cual constituye a mi modo de necesariamente a la ordenación sacramental, la
ver una dirección teológicamente justificada. mayor parte de los religiosos han recibido la
Pero las dificultades surgen no con la impor- imposición de manos para el ministerio pres-
tancia central de la categoría servicio para todo biteral.
ministerio ordenado, sino con su estableci- Y es precisamente esta vinculación
miento como criterio especificador del ministe- entre vida religiosa y vida ministerial la que
rio diaconal. ¿Será posible separar capitalidad está necesitando una reflexión eclesiológica,
y servicio en la representación de Cristo, hasta teológica y espiritual más detenida. El mismo
hacer de ambos un principio de diferenciación decreto conciliar PO apenas dedicó atención a
específica? Cristo, el Señor, es a la vez el Sier- esta figura, al haberse centrado casi de modo
vo supremo y el servidor de todos. Los minis- exclusivo en los presbíteros diocesanos del
terios del obispo (cf. LG 24) y del presbítero, clero secular. Algo se modificó la situación
precisamente en su función de presidencia y de en documentos posteriores, donde se habla
representación de Cristo Cabeza, Pastor y Es- de convergencia entre vida consagrada y vida
poso de su Iglesia, son también visibilización sacerdotal, como Pastores dabo vobis y Vita
de Cristo Siervo (cf. PDV 21) y piden ser ejer- consecrata143. Incluso puede percibirse un in-
cidos como servicio. Conviene, por ello, no terés mayor en estudios recientes que afrontan
disociar en proporciones desmedidas algunas la pregunta por la identidad del religioso pres-
imágenes teológicas. Una teología del diaco- bítero144. No obstante, en la práctica totalidad
nado que quiera articular en torno a la repre- de los manuales y tratados sobre el sacramento
del orden surgidos en el ámbito español, sin
140
«Art. 2. Can. 1009 Codicis Iuris Canonici posthac muchas diferencias respecto a los elaborados
tres paragraphos habebit, quarum prima et secunda en otros ámbitos lingüísticos, apenas se dedica
constent textu vigentis canonis, tertiae vero novus
textus ita sit redactus ut ipse can. 1009, § 3 absolute 142
Según datos de la Conferencia Episcopal Españo-
sic sonet: “Qui constituti sunt in ordine episcopatus la, en el año 2009 había 7.599 religiosos presbíteros.
aut presbyteratus missionem et facultatem agendi in 143
Cf. PDV 4, 17, 31, 42, 59, 71, 74; VC 30.
persona Christi Capitis accipiunt, diaconi vero vim 144
Cf. entre otros: J. W. O’Malley, «Priesthood, Min-
populo Dei serviendi in diaconia liturgiae, verbi et istry and Religious Life: Some Historical and Histo-
caritatis”». riographical Cosiderations»: Theological Studies 49
141
Cf. P. Hünermann, «Anmerkungen zum Motu pro- (1988) 223-257; P. K. Hennessy (ed.), A Concert of
prio Omnium in mentem»:Theologische Quartals- Charisms: Ordained Ministry in Religious Life (Pau-
chrift 190 (2010) 116-129. list Press, Nueva York 1997).

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espacio al caso del religioso presbítero, dando repercutirá en beneficio de todos145.


por supuesto que una vez presentado el senti- 6. Los bloqueos del acercamiento
do del ministerio ordenado en su naturaleza y ecuménico: ¿cómo entender el sacramenti
misión, así como en la perspectiva de la dioc- ordinis defectus?
esaneidad y de la Iglesia local, ya se ha dicho La expresión sacramenti ordinis defec-
todo lo decisivo sobre cualquier modalidad del tus se halla en el decreto del Vaticano II sobre
ministerio ordenado. el ecumenismo Unitatis redintegratio (UR 22)
Que este supuesto constituya una ilu- y está integrada en una frase concesiva (qua-
sión equivocada lo confirman diversos facto- mvis, aunque), encaminada a justificar la no
res. Es cierto que en la inmensa mayoría de los permanencia de «la substancia genuina e ínteg-
casos la colaboración entre presbíteros secula- ra del misterio eucarístico» en las comunidades
res y religiosos es fructífera, que la integracion eclesiales separadas de Roma; la verdadera fi-
de los religiosos en las estructuras de las Igle- nalidad de todo el párrafo apunta, sin embargo,
sias locales ofrece más logros que frustracio- a un cierto reconocimiento de las celebraciones
nes y que los desafíos comunes de la misión de la santa cena que tienen lugar en estas co-
evangelizadora refuerzan la unidad por encima munidades146. No obstante, teniendo en cuenta
de las divergencias. Pero no pueden olvidarse lo acontecido en los desarrollos posconciliares,
las tensiones reales ni los reproches más o diríase que una frase concesiva subordinada
menos explícitos de una y otra parte; desde el en el conjunto del texto conciliar ha ido ga-
funcionamiento como una «Iglesia paralela», nando progresivamente en importancia, hasta
acusación dirigida a los religiosos por parte del convertirse en una afirmación de tanto relieve
clero diocesano (del que también forman parte que podría terminar bloqueando la continuidad
los religiosos), hasta la ignorancia de la pecu- de los mismos diálogos ecuménicos. De ahí la
liaridad propia que conllevaría el ministerio de
los religiosos presbíteros (acusación de los re- 145
Cf. en ámbito español, los arts. respectivos de
ligiosos al clero diocesano). M. Guerra, N. López, B. Marín, J. Pujol, S. Dianich,
Importa subrayar que los desajustes no J.L. Acebal y J. Ramos en Teología del sacerdocio 23
se deben sólo a las tensiones ordinarias en el (Aldecoa, Burgos 2002) 399-615; R. Zas-Friz, «Min-
funcionamiento de una Iglesia local. Tienen isterio ordenado y vida consagrada. Reflexiones teo-
que ver con la relevancia que muchos religio- lógicas en torno a una investigación bibliográfica»:
sos otorgan a su ordenación presbiteral (fre- Manresa 74 (2002) 370ss; Íd., «La condizione attuale
cuentemente algo secundario respecto a la pro- del presbitero religioso nella Chiesa»: Rassegna di
fesión religiosa). También con el hecho, por Teologia 45 (2004) 35-71. Especial relieve merece el
ahora minoritario, de que algunos religiosos conjunto de trabajos incluídos en la obra de A. Bocos
decidan no ser ordenados presbíteros, aunque e.a., Ministros ordenados religiosos (supra n.38),
reúnan todos los requisitos para ello y sus pro- que trata explícitamente el tema y ofrece además una
selecta bibliografía. Como muestra del repensam-
pias constituciones se lo permitan. Igualmente
iento en marcha por parte de los religiosos pres-
con las características peculiares que algunas
bíteros, cf. dos trabajos muy recientes: J. PUJANA,
propuestas hechas por religiosos otorgan a su
Consagrados “peculiari titulo” a la Trinidad para
ministerio presbiteral: se trataría de algo pro-
la Redención (Ed. Secret. Trinitario, Salamanca
fético, carismático, fronterizo, universal, como
2012) 349-393; F. PRADO AYUSO, El ministerio
si a estas dimensiones fuera ajena el presbítero
ordenado de los religiosos en la Iglesia. Estudio
del clero secular. Y no en último término está de la cuestión en el postconcilio (Tes. Lic. ITVR,
en juego el alcance eclesiológico de las Igle- Madrid 2012).
sias locales para la comprensión del ministerio 146
He aquí el texto: «Communitates ecclesiales a
presbiteral, las posibilidades de una plurali- nobis seiunctae, quamvis deficiat earum plena no-
dad viable en las formas de su realización, el biscum unitas ex baptismate profluens, et quamvis
reconocimiento y la integración de los pres- credamus illas, praesertim propter sacramenti Ordi-
bíteros religiosos con sus propios carismas en nis defectum, genuinam atque integram substantiam
una Iglesia confrontada con los desafíos de la Mysterii eucharistici non servasse, tamen, dum in
nueva evangelización. En fin de cuentas, esta- Sancta Coena mortis et resurrectionis Domini me-
mos ante una temática apenas recogida en los moriam faciunt, vitam in Christi communione sig-
manuales al uso, si bien hay en marcha un re- nificari profitentur atque gloriosum Eius adventum
pensamiento que no puede ser ignorado y que exspectant», UR 22.3.

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importancia de precisar el alcance de la frase La discontinuidad en el ministerio


sacramenti ordinis defectus según la compren- episcopal sería también la razón última del
sión católica. sacramenti ordinis defectus. ¿Cómo interpre-
El texto de UR nada dice directamen- tar entonces este defectus teniendo en cuenta
te sobre la forma en que se ha de entender la no sólo UR 22/c, sino también los estudios y
genuina atque integra substantia Mysterii eu- los diálogos ecuménicos llevados a cabo a lo
charistici ni sobre los motivos que avalan la largo de los últimos cuarenta años? Las posi-
afirmación del sacramenti ordinis defectus147, bilidades interpretativas son dos: a) como una
reiterada en los documentos posteriores de la inexistencia total (el defectus equivaldría a la
Iglesia católica148. Para su comprensión149 se carencia completa del sacramento del orden en
hace necesario recurrir a la constitución con- las comunidades protestantes); b) como una
ciliar LG, especialmente allí donde se enseña cierta realidad ministerial del orden, aunque
que el episcopado constituye la «plenitud del defectuosa (el defectus equivaldría no a una
sacramento del orden» (LG 21) y que «toda le- inexistencia completa, sino a una permanen-
gítima celebración de la eucaristía está dirigida cia defectuosa). En el primer caso no habría
por el obispo» (LG 26). Siendo así, al no darse posibilidad alguna de reconocimiento del mi-
una continuidad en el ministerio episcopal de nisterio protestante por parte católica; en el se-
sucesión apostólica dentro de las comunidades gundo sería legítimo plantear la posibilidad de
surgidas de la reforma protestante, se explica- dicho reconocimiento, centrándose entonces la
ría su designación por parte católica como «co- cuestión en la densidad de la ministerialidad
munidades eclesiales» y no como «Iglesias en sacramental del orden que podría reconocerse
sentido propio»150. en las comunidades protestantes, aunque fuera
defectuosa151.
147
Un estudio explícito y detallado de UR 22.3 ha La interpretación del defectus no como
sido llevado a cabo en la tesis doctoral de P. Cipriani, inexistencia del orden, sino como defectuosi-
Defectus Ordinis. La sacramentalità dell’ordine nelle dad del mismo, ha sido prevalente en los ám-
chiese della riforma (Facoltà Teologica dell’Italia Me- bitos ecuménicos, sobre todo desde su intro-
ridionale, Nápoles 2001); cf. P. Walter, «Sacramenti ducción en los mismos por obra de M. Thurian
Ordinis defectus» (UR 22,3). Die Aussage des II. Vat- (1973), ya en la época previa a su conversión
icanums im Licht des ökumenischen Dialogs. Zum al catolicismo152. Esta interpretación aparece
Ergebnis der Studie von P. Cipriani», en D. Sattler-G.
Wenz (Hrsg.), Das kirliche Amt in apostolischer Nach- incluidas en Dominus Iesus n. 17: «Unica ergo est
folge, III: Verständigungen und Differenzen (Herder- Christi Ecclesia, subsistens in Ecclesia Catholica […]
Vandenhoeck & Ruprecht, Friburgo i. Br.-Gotinga Ecclesiae illae quae, licet in perfecta communione
2008) 86-101. Desde un punto de vista protestante, cum Ecclesia Catholica non sint, eidem tamen iun-
cf. W. Pannenberg, «Defectus ordinis? Zum Verhältnis guntur vinculis strictissimis, cuiusmodi sunt succes-
von Bischofsamt und Pfarramt aus lutherischer Si- sio apostolica et valida Eucharistiae celebratio, verae
cht»: Kerygma und Dogma 55 (2009) 342-345. Para sunt Ecclesiae particulares... Illae vero Communitates
una panorámica del debate, cf. P. BLANCO SARTO, ecclesiales, quae validum Episcopatum et genuinam
“En torno al defectus ordinis (UR 22). Un debate ac integram substantiam eucharistici mysterii non
en los teólogos católicos y luteranos actuales en servant, sensu proprio Ecclesiae non sunt; attamen
lengua alemana”: Scripta Theologica 41 (2009) qui baptizati sunt iis in Communitatibus Baptismate
539-583. Christo incorporantur, et ideo in quadam cum Eccle-
148
Cf. por ejemplo, la encíclica de Juan Pablo II, Ec- sia communione, licet imperfecta, exstant». De la
clesia de Eucharistia, n. 34-46. cuestión me he ocupado más ampliamente en S. Del
149
Cf. H. Legrand, «Où en est l’oecumenisme? Quar- Cura, «Iglesias y Comunidades eclesiales separadas
ante ans après la promulgation d’Unitatis Redinte- de la Sede apostólica romana: la cuestión de su ecle-
gratio»: Istina 50 (2005) 353-384; B. J. Hilberath, sialidad en perspectiva católica»: Diálogo Ecuménico
«Theologischer Kommentar zum Dekret über Öku- 39 (2004) 416-473.
menismus UR», en Herders Theologisches Kom- 151
De algún modo se concreta en esta doble posibi-
mentar zum Zweiten Vatikanischen Konzil, 3 (Herder, lidad el distinto alcance otorgado al subsistit in apli-
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2005) 69-223. cado a la iglesia católica (identificación simple con
150
La afirmaciones más explícitas al respecto, el est o apertura a la eclesialidad de otras iglesias
hablando de «comunidades eclesiales», «episcopado cristianas); cf. supra nota 150.
no válido» e «Iglesias en sentido no propio», son las 152
Cf. el trabajo de P. Cipriani, Defectus ordinis..., o.c.

PASTORES
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nueva evangelización

de modo recurrente en los diálogos ecuméni- entre presbítero y obispo e insistiendo en que la
cos y ha sido asumida también por numerosos sucesión apostólica no se identifica sin más con
teólogos católicos153. la sucesión en el ministerio episcopal.
De otro lado, en el ámbito protestante Por lo que se refiere a la admisión de
se está llevando a cabo un gran esfuerzo de es- este ministerio episcopal en cuanto realidad
clarecimiento, distinguiendo entre las circuns- eclesial y teológicamente justificada, las co-
tancias históricas en que surge la reforma y la munidades protestantes han seguido caminos
justificación teológica de un ministerio episco- diversificados; no obstante, hasta comienzos
pal154. En razón del contexto histórico-eclesial del s. xx el ministerio episcopal no termina
de aquel momento, la reforma protestante se adquiriendo en ellas una nueva articulación155.
habría visto abocada a un caso de necesidad, A su vez, dada la estructura sinodal general-
no opuesto en principio a la admisión del mi- mente admitida en las comunidades protestan-
nisterio episcopal como norma dentro de las tes, es necesario distinguir entre un ministerio
comunidades cristianas; el hecho de que los de episkopé (vigilancia), que corresponde a
obispos católicos de entonces se negaran a la comunidad entera, y el ministerio del epis-
ordenar de obispo a ningún teólogo luterano kopos (obispo) propiamente dicho, para cuyo
habría obligado a que la reforma protestante ejercicio se requiere una llamada y una ordena-
abriera el camino de una sucesión presbiteral ción156. No siempre la relación entre episkopé y
de ordenaciones, haciendo valer en este caso la
opinión de san Jerónimo sobre la equiparación 155
Cf. algunos trabajos en perspectiva protestante: E.
Benz, Bischofsamt und Apostolische Sukzession im
en nota 147. deutschen Protestantismus (Evangelisches Verlag-
153
En esta dirección va, p.e., la opinión de W. Kasper, swerk, Stuttgart 1953); M. Brecht (Hrsg.), Martin Lu-
«Die apostolische Sukzession als ökumenisches ther und das Bischofsamt (Calwer, Stuttgart 1990);
Problem», en W. Pannenberg (Hrsg.), Lehrverur- G. Kretschmar, Das bischöfliche Amt (Vandenhoeck
teilungen – kirchentrennend?, 3: Materialien (Herder, & Ruprecht, Gotinga 1999); Íd., «Vom Dienst des
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 1990) 345s; también Bischofs»: Kerygma und Dogma 51 (2005) 217-227;
es el parecer de K. Lehmann, «Einheit der Kirche und G. Wenz, «Das kirchliche Amt in evangelischer Per-
Gemeinschaft im Herrenmahl. Zur neueren ökume- spektive»: Stimmen der Zeit 221 (2003) 376-385;
nischen Diskussion um Eucharistie- und Kirchenge- H. Meyer, «Evangelische Teilhabe am historischen
meinschaft», en Th. Söding (Hrsg.), Eucharistie. Po- Episkopat?»: Stimmen der Zeit 223 (2005) 244-256.
sitionen katholischer Theologen (Pustet, Ratisbona 156
Cf. A. Maffeis, «Episkopé e ministero episcopa-
2002) 167s. le nel dialogo ecumenico recente», en Teología del
154
Cf. W. Pannenberg, «Defectus ordinis?», a.c. en Sacerdocio 24 (Burgos 2001) 255-301; H. Legrand,
nota 147; Íd., Systematische Theologie, 3 (Vanden- «L’épiscopat: le cahiers des charges oecuménique
hoeck & Ruprecht, Gotinga 1993) 429-433. de la théologie catholique»: Oecumenica Civitas 3

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nueva evangelización

episkopos está libre de tensiones ni es idéntica tuación es, por tanto, teológica y eclesialmente
en todas partes. Pero, en cualquier caso, a la compleja, no sólo en el diálogo con la teología
vista de estos desarrollos en el mundo protes- protestante (aferrada a su rechazo de la sa-
tante, puede decirse que la pregunta por el mi- cramentalidad del episcopado), sino en parte
nisterio episcopal y por la sucesión apostólica también con la teología ortodoxa (que afirma
constituye desde hace tiempo un punto neurál- la sacramentalidad, pero no comparte sin más
gico del diálogo ecuménico sobre el ministerio la praxis católica del ministerio episcopal)160.
ordenado. Los esfuerzos parecen más arduos si la
En conclusión, la interpretación católi- perspectiva se amplía. Pues las divergencias
ca del sacramenti ordinis defectus como una respecto a la unidad como meta última del
realidad defectuosa, aunque dotada de cierta ecumenismo se dan no sólo entre las compren-
consistencia teológica y eclesial en medio de siones católica y protestante, sino también en
su defectuosidad, así como la posibilidad de un el interior mismo de las respectivas confesio-
cierto reconocimiento del ministerio ordenado nes161. Al mismo tiempo parecen crecer las
en las comunidades protestantes, son puertas dudas sobre la capacidad para ir adelante ba-
abiertas en la perspectiva de los acercamien- sados en la metodología ecuménica de fórmu-
tos recíprocos. Siendo así, pasan a ser decisi- las como consenso diferenciado o diversidad
vas dos cuestiones en la comprensión católica reconciliada162, que hasta ayer mismo se rete-
del ministerio ordenado: la validez de las or-
denaciones de presbíteros por presbíteros157 y
Hieronymi, die These von der ursprünglichen Einheit
la consideración de la sucesión apostólica en
von Presbyterat und Episkopat... gesehen, dann wäre
sentido cronológico más como signo que como
das harte Urteil, es bestehe ein defectus ordinis im
garantía sine qua non de la apostolicidad de la
Sinne eines gänzlichen Fehlens des in apostolischer
Iglesia y de la verdad del evangelio158.
Amtssukzession stehenden kirchlichen Leitungsam-
Según la opinión de teólogos católicos
tes vielleicht vermeidbar gewesen... Die lutherische
comprometidos en el ecumenismo, para las Seite jedenfalls konnte glauben, in ihrer Ordnung der
dos posibilidades habría en principio un cami- Ordination von Pfarrern durch Pfarrer... die Substanz
no abierto, que facilitaría algún tipo de reco- der apostolischen Amtsukzession in der Form pres-
nocimiento del ministerio protestante. Ahora byteraler und damit auch episkopaler Sukzession be-
bien, precisamente la enseñanza del Vaticano wahrt zu haben... Eine ökumenische Verständigung
II sobre la sacramentalidad del episcopado en über die episkopale Verfassung der Kirche sollte
cuanto plenitud del sacramento del orden crea möglich sein, wenn dabei die ursprüngliche Einheit
dificultades objetivas en esta apertura; de he- von Episkopat und Presbyterat im Sinne der Exegese
cho estamos ante una doctrina rechazada por der Pastoralbriefe durch Hieronymus berücksichtigt
teólogos protestantes, partidarios de seguir con wird», W. Pannenberg, «Defectus ordinis?», a.c. en
la opinión jeronimiana que equiparaba sacra- nota 147, 343s.
mentalmente presbíteros y obispos159. La si- 160
Cf. H. Legrand, «Ein einziger Bischof für eine
Stadt. Warum und wie zurückkommen zu can. 8 von
(2003) 3-29; A. Birmelé, «Episcopè. L’approche des Nizäa? Ein Plädoyer für die Katholizität der Kirche»:
Églises issues de la Réforme et les perspectives du Ostkirchliche Studien 53 (2004) 122-151; C. Tamayo,
dialogue oecuménique», ibíd. 45-65. «La giurisdizione episcopale nell’alto medioevo. Ri-
157
Sobre la cuestión, cf. H. Schütte,Der Minister..., flessioni sul principio “un solo vescovo per città”
o.c. en nota 116, 210-249. sancito dal can. VIII del concilio di Nicea I (325)»: Ius
158
Cf. los trabajos reunidos en D. Sattler-G. Wenz Canonicum 46 (2006) 623-636.
(Hrsg.), Das kirchliche Amt, III (Herder-Vandenhoeck 161
Cf. T. Lindfeld, Einheit in der Wahrheit. Konfessio-
& Ruprecht, Friburgo i. Br.-Gotinga 2008), especial- nelle Denkformen und die Suche nach ökumenischer
mente la propuesta para un reconocimiento mutuo Hermeneutik (Bonifatius, Paderborn 2008); J. Ko-
de los ministerios y para una communio ecclesiarum slowski, Die Einheit der Kirche in der ökumenischen
(Kirchengemeinschaft) al menos provisional, hecha Diskussion. Zielvorstellungen kirchlicher Einheit im
por O. H. Pesch, «Auf dem Weg zu einer “Gemeinsa- katholisch-evangelischen Dialog (LIT, Berlin 2008);
men Erklärung zum kirchlichen Amt in apostolischer A. GONZALEZ MONTES, Imagen de Iglesia. Ecle-
Nachfolge”. Ein Plädoyer», ibíd. 155-166. siología en perspectiva ecuménica (BAC, Madrid
159
Un teólogo protestante, tan comprometido en el 2008) 639-666-
diálogo ecuménico como W. Pannenberg, dice lo 162
Cf. H. Wagner (Hrsg.), Einheit – aber wie? Zur Trag-
siguiente: «Hätte das Konzil (UR 23) die quaestio fähigkeit der ökumenischen Formel vom «differenzi-

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nueva evangelización

nían cargadas de futuro en los ámbitos ecumé- Es, pues, una tarea de repensamiento
nicos. En otros casos, se retiene que el ecume- del pasado y del futuro del ecumenismo lo que
nismo centrado en la búsqueda de textos con- se está llevando a cabo en estos momentos. A
sensuados y convergentes habría disimulado mí me parece, no obstante, que sería del todo
las diferencias profundas y las divergencias equivocado terminar capitulando ante las nue-
fundamentales (Grunddivergenzen)163, ali- vas dificultades. Éstas habrán de ser abordadas
mentando así esperanzas ilusorias de unidad. por ambas partes, para que también ahora se
Todo ello explicaría un cierto sentimiento de transformen en estímulo de un diálogo rigu-
perplejidad y resignación, perceptible en dis- roso en la verdad. En fin de cuentas, no pueden
tintas dimensiones del diálogo católico-pro- olvidarse sin más los logros obtenidos durante
testante. Como si se hubiera entrado en una todos estos años, tal como asegura con razón el
fase nueva respecto a décadas precedentes164, cardenal Kasper en su reciente balance de los
marcada ahora por lo que podría denominarse frutos logrados a través de los diálogos ecumé-
una confesionalización de los métodos y de nicos166.
los objetivos del mismo movimiento ecumé-
nico en cuanto tal165. Conclusión: teología y ejercicio del
ministerio ordenado
A lo largo de toda la época poscon-
erten Konsens» (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena ciliar puede constatarse un condicionamiento
2000); Ch. Böttigheimer, «”Differenziertes Konsens” recíproco entre realidades pastorales cambi-
und “Versöhnte Verschiedenheit”. Über die Tradition antes y elaboración del discurso teológico so-
der Konzentration christlicher Glaubensaussagen»: bre el ministerio ordenado. No es fácil precisar
Catholica 59 (2005) 51-66; U. H. J. Körtner, Wohin qué factor ha sido más decisivo: si la magni-
steuert die Ökumene? Vom Konsens- zum Differen- tud y urgencia de los desafíos concretos ha
zmodell (Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 2005). impuesto en los diversos momentos la agenda
Uno de los protagonistas en la acuñación de las de la reflexión teológica o si los presupuestos
mencionadas expresiones ha sido el teólogo luterano teológicos de su comprensión eclesial han de-
H. Meyer, Versöhnte Verschiedenheit: Aufsätze zur limitado y condicionado de antemano las posi-
ökumenischen Theologie, I-III (Lembeck-Bonifatius, bilidades de su ejercicio pastoral.
Fráncfort-Paderborn 2001-2009); cf. también, G. Las incidencias recíprocas son, en cu-
Wenz, Grundfragen ökumenischer Theologie, 2 vol. alquier caso, innegables: el ejercicio concreto
(Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 1999, 2010). ha llevado a repensar el ministerio ordenado en
163
Cf. G. M. Hoff, Ökumenische Passagen – zwischen su fundamentación, en su espiritualidad y en
Identität und Differenz. Fundamentaltheologische su praxis; a su vez, los presupuestos teológico-
Überlegungen zum Stand des Gesprächs zwischen eclesiales han determinado la comprensión, el
römisch-katholischer und evangelisch-lutherischer
Kirche (Tyrolia, Innsbruck-Viena 2005); J. Brosseder-
M. Wriedt (Hrsg.), “Kein Anlass zur Verwerfung”. Stu- método de los acercamientos ecuménicos.
dien zur Hermeneutik des ökumenischen Gesprächs, 166
He aquí las palabras del cardenal W. Kasper: «Al
FS O. H. Pesch (Lembeck, Fráncfort 2007); W. Thönis- mirar hacia atrás a lo que se ha conseguido a lo largo
sen, Dogma und Symbol. Eine ökumenische Herme- de más de cuarenta años, tenemos razones para
neutik (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2008). estar agradecidos al Señor por los ricos frutos que
164
Cf. la valoración de un protagonista del diálogo hemos cosechado de nuestros diálogos. No hay mo-
ecuménico en las décadas pasadas, por parte lutera- tivos para el desánimo o la frustración, ni para hablar
na, como es H. Meyer, «Stillstand oder neuer Kairos? de un “invierno ecuménico”. El Espíritu que puso en
Zur Zukunft des evangelisch-katholischen Dialogs»: marcha el movimiento ecuménico ha seguido acom-
Stimmen der Zeit 10 (2007) 687-696. pañándolo, haciéndolo fecundo. Hemos logrado más
165
Tomo la expresión de R. Saarinen, «Weder “sich- de lo que podíamos imaginar o soñar hace cuarenta
tbare Einheit” noch “gemeinsames Verständnis”?»: años. Así y todo, siendo realistas, también debemos
Theologische Literaturzeitung 130 (2005) 591- 608 admitir que no hemos alcanzado la meta de nuestra
(591), donde analiza críticamente desde perspectiva peregrinación ecuménica: aún nos encontramos en
protestante el texto de la VELKD, Ökumene nach un estadio intermedio. Siguen existendo problemas
evangelisch-lutherischen Verständnis (2004), en capitales que resolver y diferencias que superar»,
el que pueden constatarse comprensiones no sólo W. Kasper, Cosechar los frutos. Aspectos básicos de
distintas, sino incluso contrapuestas en el interior la fe cristiana en el diálogo ecuménico (Sal Terrae,
mismo de la teología luterana respecto a la meta y al Santander 2010) 29.

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nueva evangelización

estilo de ejercicio y la forma de vivir el minis- francés170 y español171. Esta pluralidad de mo-
terio ordenado en sus diversas configuraciones. delos ministeriales está relacionada con diver-
En este entrelazarse de condicionamientos mu- sos factores, desde los presupuestos teológicos
tuos se ha de ubicar la existencia de distintos y las comprensiones eclesiológicas, hasta las
modelos ministeriales. relaciones con la sociedad y la cultura cam-
Tanto la perspectiva diacrónica (desde biante, el número de ministros disponibles o
las comunidades neotestamentarias y posta- los condicionamientos personales y subjetivos.
postólicas167 hasta las de nuestros días) como Tales constataciones tienen importancia
la sincrónica (que tiene en cuenta el espectro también para la reflexión teológico-espiritual,
actual de las diversas comunidades cristianas porque el ministerio ordenado no existe en ab-
hoy existentes) permiten hablar de distintos stracto, sino encarnado en los distintos minis-
modelos ministeriales. Así lo confirman, por tros concretos que lo ejercen y lo viven. Y la
lo que a la situación presente se refiere, los referencia al sujeto concreto del sacramento
diversos estudios sociológicos y pastorales del orden permite descubrir cómo es la com-
que se han llevado a cabo en contextos como prensión vivida o traducida personalmente por
el ámbito centroeuropeo168, italiano169, los diversos ministros en el ejercicio del min-
isterio. E igualmente cómo este ministerio es
percibido comunitariamente por los distintos
167
Cf. Th. Schmelker-M. Ebner-R. Hoppe (Hrsg.), Neu-
miembros de las comunidades cristianas.
testamentliche Ämtermodelle im Kontext (Herder,
Friburgo i. Br.-Basilea-Viena 2010); E. Dassmann,
Ahora bien, los resultados de los es-
Ämter und Dienste in den frühchristlichen Gemein-
tudios históricos o los datos sociológico-pas-
den (Borengässer, Bonn 1994); E. Cattaneo (a cura torales sobre una pluralidad de modelos no
di), I ministeri della Chiesa antica. Testi patristici dei bastan por sí solos para determinar cuál es
primi tre secoli (Paoline, Milán 1997). el sentido teológico-espiritual del ministerio
168
Cf. K. Lenz, Katholische Priester in der individu- ordenado. Lo que de hecho se da, lo fáctico,
alisierten Gesellschaft (UVK Verlagsgesellschaft, no puede convertirse sin más en lo normativo
Constanza 2009); Th. Eggenperger, «Zwischen Verk- teológicamente hablando. Es una cuestión de
lärung und Ernüchterung. Nachdenken über Priester metodología teológica la que se halla en juego.
und ihre Aufgaben»: Herder Korrespondenz 64
(2010) 298-303. Especial relieve merece el estudio nella figura presbiterale odierna»: La Scuola Cattolica
llevado a cabo por P. M. Zulehner, Priester im Mo- 130 (2002) 507-538; F. Garelli (a cura di), Sfide per
dernisierungs-Stress. Forschungsbericht der Studie la Chiesa del nuovo secolo. Indagine sul clero in Italia
Priester 2000 (Schwaben, Ostfildern 2001). Como (Il Mulino, Bolonia 2003); L. Diotallevi (a cura di), La
resultado de la encuesta realizada, P.M. Zulehner-A. parabola del clero. Uno sguardo socio-demografico
Hennersperger, «Sie gehen und werden nicht matt” sui sacerdoti diocesani in Italia (Fondazione Gio-
(Jes 40,51). Priester in heutiger Kultur (Schwaben, vanni Agnelli, Bolonia 2005). Un muestrario amplio
Ostfildern 2001) 25-60, constatan una gran variedad de figuras presbiterales se halla en la obra del psi-
de estilos presbiterales, distinguiendo entre el «cléri- quiatra V. Andreoli, Preti. Viaggio fra gli uomini del
go atemporal», el «hombre de Dios abierto a su tiem- sacro (Piemme, Milán 2009), quien se acerca con
po», el «eclesiástico cercano a su tiempo» y el «di- gran respeto a estas figuras, no obstante se retenga
rigente comunitario acomodado a su tiempo». Sobre él por no creyente; desde una perspectiva teológica,
los resultados de la encuesta, cf. Ph. Müller, «Zeuge sin embargo, adoptar la categoría de lo «sagrado» o
sein für die Gnade. Zur theologisch-spirituellen Mitte «sacro» (7-13) para analizar el ministerio y la vida
priesterlicher Existenz», en Ph. Müller-H. Windisch de los presbíteros constituye más bien un límite que
(Hrsg.), Seelsorge in der Kraft des Heiligen Geistes, condiciona el procedimiento; cf. al respecto E. Cas-
FS P. Wehrle (Herder, Friburgo i. Br.-Basilea-Viena, tellucci, «Il ministero presbiterale negli ultimi anni.
2005) 119-140 (119-121). En su obra reciente, P. J. Rassegna bibliografica in occasione dell’anno sacer-
Cordes, Perché sacerdote?..., o.c. en nota 80, 106- dotale»: Rivista di Teologia dell’Evangelizzazione 14
114, aun reconociendo que se trata de «un sonda- (2010) 189-198 (198).
ggio prettamente pastorale e teologico», retiene que 170
Cf. D. Barnerias, «Évolutions actuelles du ministère
a causa de las preguntas planteadas en la encuesta sacerdotal. Apport des synodes diocésains et attentes
«non arriva a toccare le motivazioni, né il profilo di des paroissiens»: Esprit et Vie n. 222 (2010) 2-13.
fede del sacerdote» (107). 171
Radiografía del clero secular español. Análisis de
169
L. Bressan, «Preti di quale Chiesa, preti per quale la encuesta a los sacerdotes diocesanos (Verbo Divi-
Chiesa. Mutamenti di funzione, mutamenti di identità no, Estella-Madrid 2007).

PASTORES
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50 años del concilio vaticano ii

Por ello, los resultados provenientes de los es- director, que modera, coordina, anima, acom-
tudios históricos o los datos ofrecidos por los paña). Y asumiendo con normalidad las mo-
análisis sociológicos y pastorales piden ser dis- dificaciones que en el ideal ministerial pue-
cernidos a la luz de la revelación, de la tradición den traer consigo las nuevas generaciones de
eclesial y de las convicciones creyentes. presbíteros, para llevar a cabo con ellos una
Es necesario, en consecuencia, un es- tarea de discernimiento necesario en algunas
fuerzo guiado por la obediencia a las inspiracio- de sus prioridades (logro de la felicidad y de
nes del Espíritu para individuar los elementos la realización de sí mismos en el ministerio,
doctrinales de validez permanente en medio de miedo a los compromisos irreversibles para
las variaciones de sus realizaciones históricas. toda la vida, reserva frente a las pretensiones
Tal esfuerzo resulta ineludible, pues la diversi- totalizantes que no conocen espacios ni tiem-
dad de plasmaciones pastorales no puede termi- pos privados, estima de la profesionalización
nar diluyendo el núcleo teológico del ministerio ministerial al estilo de lo que sucede en nues-
ordenado, que se mantiene diacrónica y sin- tras sociedades, gusto por la dignidad y por la
crónicamente en la continuidad de la sucesión belleza de las celebraciones litúrgicas).
apostólica. Ni, a su vez, este núcleo es capaz de En una palabra, fidelidad y apertura de
determinar por sí solo, en una atemporalidad cara al futuro bajo la guía del Espíritu Santo.
ficticia, las diversas formas de su configuración Un Espíritu que es como la expresión supre-
histórica y de su ejercicio concreto, tan variadas ma del dinamismo divino de des-centramiento
y plurales también hoy día. salvífico, capaz de impregnar el conjunto del
Se impone, pues, un nuevo aprendizaje ministerio ordenado. Para hacer posible que los
en la forma de estar al frente de las comunida- hombres y la creación entera se introduzcan en
des cristianas, aceptando con gozo la coparti- la intimidad de la vida divina. La fuerza del Es-
cipación de los laicos en las tareas pastorales, píritu Santo forjará así en el ministro ordenado
descubriendo las nuevas posibilidades en el una actitud permanente de pro-existencia, de
ministerio de la palabra (pluralidad de ofertas kénosis de la propia libertad, para que acontez-
de sentido, nuevos medios de comunicación), ca el ad-viento de Cristo como único media-
en el ministerio de los sacramentos (necesi- dor y el encuentro de cada hombre con Cristo
dad de lo ritual en una sociedad seculariza- como el salvador definitivo. Facilitar dicho
da, acogida de quienes se hallan en situacio- encuentro, con la conciencia clara de ser sólo
nes irregulares), en el ministerio de gobierno un instrumento en manos del Espíritu Santo,
o dirección (el presbítero no tanto como el otorga al ministerio ordenado su razón de ser
«hombre orquesta» cuanto más bien como su y su sentido.

PASTORES
54 NUM. 58 • OCT 2015
Formac
Sacerdot
Perman
Formación
Sacerdotal
permanente

La capacidad para procesar la frustración

es un indicador clave de madurez humana. No

podemos ignorar que la castidad y el celibato


que exigen la vocación sacerdotal pue-den

desplegar tanto el potencial creador que

encierra la sexualidad humana, como recoger

todo el carácter destructivo y negativo de las

pulsiones sexuales y agresivas, provocando

las patologías propias de los procesos

represores. Todo depende de si la estructura

afectivo - sexual de la persona posibilita o no

los mecanismos sublimatorios en la opción de

vida sacerdotal.

Rafael Colomé Angelats, op.


formación permanente

[ P . R a f a e l C o l om é An g e l a ts , O P ]
E ncuent r o d e Fo r m a c i ó n Pe r m a nente p a r a
S a ce r d otes d e l a A r g ent i n a O r g a n i z a d o p o r
la CEMIN. Córdoba, 19-23 de mayo 2014

MADUREZ AFECTIVA-SEXUAL,
MORAL Y ESPIRITUAL
EN LA VIDA SACERDOTAL
I. ¿QUÉ ENTENDEMOS POR de la realización más plena y coherente con su
MADUREZ? opción de vida (vocación).

1. Definición 2. La madurez humana está relacio-


La primera aproximación a una defin- nada con tres elementos constitutivos de la
ición de madurez humana nos la ofrece la bo- personalidad
tánica y la biología. La madurez está relaciona- -La persona madura “con” el tiempo:
da con el proceso de crecimiento. El organismo Maduración, crecimiento y desarrollo son té-
vivo, presionado desde dentro por el despliegue rminos sinónimos. La madurez no aparece
del propio código genético va evolucionando. espontáneamente. No se da de golpe. La per-
El esqueleto crece, la musculatura estriada se sona madura con el tiempo. En su proceso
desarrolla y fortalece, entran en función las di- madurativo, la persona pasa por etapas y fases
versas potencialidades, etc. Así se llega al final de desarrollo. En consecuencia, el proceso
del proceso, alcanzándose la plenitud anatómi- madurativo está sujeto a“ciclos vitales” y sus
co-fisiológica, llamada madurez. consiguientes“crisis madurativas”. Las crisis
En el caso de las personas, la madurez son esperables y forman parte de cada ciclo
también está relacionada con el despliegue de vital del ser humano. La “crisis” nos permite
todas sus potencialidades, pero este desarrollo reajustar y dinamizar de nuevo el proceso mad-
abarca muchas más áreas, acorde a la comple- urativo.
jidad que es el ser humano. Hablamos de un Entre las crisis madurativas esperables
nivel biológico, psicológico, afectivo-social, de los ciclos vitales destacamos: La crisis de
sexual, moral y espiritual de la personalidad. la infancia, en la que se constituyen las bas-
La madurez supone la integración dinámica y es de la personalidad (matriz afectiva-sexual,
armónica de las diversas energías, tendencias y formación del superyó, desarrollo cognitivo,
potencialidades específicas del ser humano que etc.); la crisis adolescente, en la que se define
le permiten afrontar con éxito y creatividad las la personalidad y se toman las opciones claves
diversas exigencias de la vida. de la vida; lacrisis de la mitad de la vidaque
Por tanto, la madurez la podemos definir se caracteriza por un profundo sentimiento de
como un estado (manera de ser) en el cual la resignificación de la vida ante la crisis de real-
persona ha adquirido, fruto del desarrollo, una ismo…
buena integración dinámica de los diversos - La madurez es fruto de la “interac-
niveles de su personalidad. Por lo que la hacen ción” del individuo con el medio:La madurez
apta, capaz de decidir y de emplear sus poten- está directamente relacionada con la realidad
cialidades y recursos, no sólo para responder familiar y socio-cultural de la que cada uno
con éxito y creatividad a las exigencias cam- procede. Todos maduramos “en” un medio
biantes de la realidad, sino en especial para determinado. Es el “factor externo” que incen-
orientar su propia existencia en la búsqueda tiva el desarrollo humano y marca el grado de

PASTORES
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formación permanente

madurez que se ha de alcanzar, por ejemplo, en logía. Áreas o aspectos de la personali-


el plano afectivo, intelectual, moral, religioso, dad que se mantienen normalmente en un
etc. La madurez es en el fondo resultado del plano inconsciente: reprimidos, negados,
“desarrollo epigenético”, a través del cual, el rechazados, ignorados, “encapsulados”...
sujeto va configurando su identidad personal. O que ocultamos y tapamos pensando que
En cada etapa de la vida, la persona no con el tiempo se “solucionarán” o “cu-
sólo debe de incorporar nuevos aprendizajes rarán”.
y adaptarse a su nueva realidad social (social-  Entre ambos extremos encontramos un
mente no se espera ni se exige los mismo a un punto intermedio, en la cual el influjo de
niño que a un joven); además, está “obligado” la dialéctica de base es relativo (puntos
a todo un proceso interior: ha de integrar los débiles). Estamos frente al tema de las
cambios corporales, reconciliarse con su ima- inmadureces del desarrollo. Dependen de
gen corporal, resolver sus necesidades afecti- la mayor o menor discordancia entre las
vas y sexuales, responder a expectativas de los estructuras conscientes e inconscientes; no
otros, alcanzar ideales... que le exigen estar en sólo entre el ideal conscientemente perse-
permanente proceso de crecimiento y defin- guido (yo ideal) y la conducta práctica de
ición. En este sentido, la madurez coincidiría vida (yo actual consciente), sino también
con la “adultez”. entre el yo ideal y el yo actual incon-
- Por último, no podemos olvidar que sciente. Aquí, libertad y responsabilidad
es una maduración “humana”, es decir, su- son más o menos limitadas por el incon-
jeta a la finitud y contingencias propias del sciente, lo cual significa que ni siquiera
ser humano. Al ser la maduración resultado de el individuo es consciente de tal influjo.
un proceso de desarrollo, pueden aparecer ir- Nos encontramos con individuos débiles
regularidades, bloqueos, retrocesos, o incluso e inconscientes, llenos de buena voluntad,
trastornos, en dicho desarrollo madurativo. pero frágiles en la madurez general, como
Con lo cual, la persona queda condicionada en gigantes con pies de barro.
su maduración.
Concretamente, encontramos tres
“áreas residuales” o resultantes del desarrollo Para la reflexión
humanoque configuran el tipo de personalidad
de cada individuo y, consiguientemente, deter-
minan el grado de “madurez” de una persona, 1. ¿Qué sientes que te puede ayu-
su idoneidad y su capacidad de decidir: dar en los procesos de madura-
 En la vida de toda persona humana hay ción de tu vida sacerdotal? ¿Y
áreas libres de conflicto (puntos fuer- qué te lo dificulta?
tes). Es importante detectarlas para poder
2. ¿Puedes nombrar algún punto
apoyarse en ellas en la reconstrucción de
la persona. El concepto de libertad recla- “fuerte” de tu personalidad? ¿o
ma el de responsabilidad: cuanto más li- “enfermo”? ¿o “débil”? ¿Cómo
bre de conflictos es un sujeto, tanto más los estás trabajando humana y
responsable será y más segura su motiva- espiritualmente?
ción vocacional. Hay que ver cuáles son
en cada individuo sus “puntos fuertes” a
nivel orgánico, psicológico, sexual, afecti-
vo, cognitivo, moral y espiritual. II. MADUREZ AFECTIVA-SEXUAL
 Pero también puede darse, el polo opuesto,
que la persona sufra una desorganización 1. De la negación a la integración del
del yo, más o menos patológica, que blo- mundo afectivo-sexual
quee las posibilidades de libre elección - Antes, en la formación para la vida
o no pueda ser ni siquiera concienciada sacerdotal, se partía de una concepción más
(puntos enfermos). En tal caso, no hay ni bien negativa del cuerpo. Se acentuaban los
libertad, ni responsabilidad, ni posibilidad “peligros” (los enemigos del alma) y las renun-
alguna de apertura a los valores trascen- cias, con una fuerte carga moralizante. Pero no
dentes, al menos en las áreas de la persona por ello, el mundo afectivo y sexual dejaban
más directamente afectadas por la pato- de existir y de hacerse “sentir” de mil formas:

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obediencia a su voluntad. La motivación era el


deseo de ser sacerdote. Y en la formación se le
invitaba a que respondiera a este deseo interior,
a que fuera coherente con lo que sentía (con lo
que Dios le pedía). Pero inconscientemente el
deseo estaba formado por un modelo de sacer-
dote muy idealizado. Lo que sentía y buscaba
reproducir era el modelo internalizado, adecu-
ando sus conductas al ideal. Y si no se ajustaba
(no respondía adecuadamente al ideal) no es-
taba cumpliendo la voluntad de Dios. Estaba
siendo infiel a su vocación.
culpas, conductas compulsivas, miedos, repre- La vida sacerdotal terminaba siendo un
siones... cúmulo de normas y deberes que demandaba
Se propiciaba una vida “disociada”: Al gran generosidad y capacidad de renuncia. De
negar el cuerpo, necesariamente se caía en una no darse, el sentimiento de culpa atormentaba
imagen “idealizada” de la vida sacerdotal. No interiormente. Pero era incapaz de despertar las
se consideraba la realidad afectivo-sexual hu- energías interiores del corazón (el “sistema op-
mana con sus conflictos y dinamismos propios. erativo” de una persona), al no estar integrado
Se partía más bien de un “yo ideal” desencar- el mundo afectivo-sexual en la opción de vida
nado (“espiritualizado”). Lo que se buscaba es elegida. Quedaba expuesto al manejo de los
que la persona asimilara el rol preestablecido mecanismos inconscientes en su relación con
de lo que se suponía “debía ser” un buen sac- Dios y en su ministerio sacerdotal: Heridas,
erdote: Casto, obediente, entregado, piadoso, traumas, miedos, defensas, etc., de su historia
etc. Siempre dispuesto a responder a las de- personal no elaborada humana y espiritual-
mandas del afuera: De Dios, del Obispo, de la mente. Es enfrentando los conflictos como se
gente en la pastoral. Demandas armadas desde resuelven, no negándolos.
un “imaginario” colectivo idealizado. La fragi- - Hoy, por el contrario, se busca inte-
lidad, el límite, el cansancio, la duda, el enam- grar el mundo afectivo-sexual en la opción de
oramiento, etc. se consideraban “tentaciones” a vida sacerdotal. El celibato y la castidad son
superar a base de voluntarismo y autoexigencia. una manera concreta (alternativa) de vivir la
La formación para una vida celibataria condición afectiva-sexual humana. La mirada
consistía en crear hábitos de comportamiento a sobre el cuerpo es más positiva. Se evita caer
base de reproducir la imagen idealizada y per- en cualquier tipo de dualismo cuerpo-alma que
feccionista del sacerdocio, con la obligación impida la integración del “yo real” en la opción
interna de responder sí o sí a dicho ideal a base de vida sacerdotal.
de voluntad y esfuerzo. Con la ayuda de la gra- “Nada puede ser redimido si primero no
cia alcanzaría la santidad (virtud) que consistía es asumido” (S. Ireneo). Hay que buscar que el
en defenderse de toda “tentación de la carne” acompañamiento espiritual parta de lo que la
(identificadas con las necesidades afectivo- persona es (lo real) y no tanto de lo que debería
sexuales y yoicas) a base de autocontrol, au- ser (el ideal). Este es el objetivo del autocono-
todisciplina y dominio de sí. Para ello contaba cimiento: poder asumir, elaborar y redimir el
con unos medios adecuados: La oración, la “yo real” que posibilite una respuesta fiel a la
confesión y la ascesis. gracia de la vocación.
Se hacía una lectura reduccionista o “Sin una adecuada formación humana
voluntarista de la frase de Pablo: “Te basta mi toda la formación sacerdotal estaría privada de
gracia” (Cf. 2Cor 12,7-10). La gracia supone la su fundamento necesario” (PDV 43). En este
naturaleza. Al no considerar los presupuestos campo, señala PDV como urgente, una “edu-
humanos, favorecía una espiritualidad “des- cación a la sexualidad que sea verdadera y ple-
encarnada” que llevaba a evadir la realidad namente personal y que, por ello, favorezca la
humana, eludiendo asumir y resolver los prob- estima y el amor a la castidad, como ‘virtud
lemas afectivo-sexuales de base. No contem- que desarrolla la auténtica madurez de la per-
plaba la formación humana: Afectivo-sexual. sona y la hace capaz de respetar y promover el
Este modelo se sustentaba en un fuerte significado esponsal del cuerpo’ (Cf. Familia-
presupuesto espiritual: El deseo de Dios y la risconsortio, 37)” (PDV 43).

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2. Características de vida mo y de los otros. Puede reconocer sus


Como sacerdotes mantenemos variados límites y cualidades. Y convivir con lo
tipos de relaciones interpersonales: con compa- diferente.
ñeros del presbiterio, con el obispo, con hom-  Maneja mejor la frustración y la soledad.
bres y mujeres… Con los que establecemos Sabe manejar los tiempos libres.
vínculos, nos comunicamos, compartimos todo  Tiene una vivencia más positiva de la sex-
tipo de experiencias, planificamos la pastoral, ualidad y un control no tenso de la renun-
trabajamos, nos enemistamos, nos enamora- cia voluntaria al placer sexual.
mos… Nos proporcionan placer, satisfacción,
bienestar, o por el contrario, enojo, rabia, an- 3. Capacidad para procesar la frus-
gustia, culpa… Expresiones de nuestro mundo tración
afectivo-sexual. De hecho, la consistencia a- La capacidad para procesar la frus-
fectiva y la integración de la condición sexua- tración es un indicador clave de madurez hu-
da, son dos presupuestos humanos básicos, sin mana. No podemos ignorar que la castidad y
los cuales será difícil establecer vínculos sanos el celibato que exigen la vocación sacerdotal
y adultos, vivir con integridad y fidelidad el pue-den desplegar tanto el potencial creador
sacerdocio, desarrollar sentimientos altruistas que encierra la sexualidad humana, como
en la pastoral… recoger todo el carácter destructivo y negativo
de las pulsiones sexuales y agresivas, provo-
 Indicadores de inconsistencia afec- cando las patologías propias de los procesos
tivo-sexual: represores. Todo depende de si la estructura
 Yo débil y frágil: Inestabilidad, labilidad, afectivo - sexual de la persona posibilita o no
vulnerabilidad, inseguridad… Dificul- los mecanismos sublimatorios en la opción de
tades para la autonomía afectiva. No tolera vida sacerdotal.
la soledad.
 Patrón relacional: Dependencias, apegos - La renuncia al placer sexual que el
absorbentes, impulsivos, emotivos, de- celibato exige, se nos convierte en el “proto-
tipo” de toda renuncia que el ministerio sa-
mandantes... Con relaciones interperson-
cerdotal conlleva (decepciones, fracasos pas-
ales ambiguas. torales, traslados injustificados, soledad, etc.).
 Vida “arrastrada”: Se mueven por sen- Despierta una serie de miedos inconscientes: A
saciones (“lo que me gusta”, “lo que me no poderse desarrollar, a no ser feliz, pleno hu-
atrae”…). Los estados de ánimo marcan la manamente. Por eso, la manera cómo se asume
vida. esta renuncia nos da la clave para evaluar la
 Imagen corporal negativa, con sentimien- consistencia o inconsistencia humana para una
tos “machistas”, con una orientación sex- vocación que implica donación en dosis con-
ual no definida. siderables. Capacidad de superar la frustración
 Dificultades en el control de los impulsos por motivos religiosos sin decaer en la entrega,
sexuales y agresivos. ni enfriar el corazón.
En el varón: “angustia de castración”.
Simbólicamente: A la imposibilidad de au-
 Muy distinto, cuando la persona toafirmación, de proyección, de realización, de
presenta mayor consistencia afectiva y se- no ser pleno. En la mujer: “angustia por la pér-
xual… dida de la madre”. Simbólicamente: Al objeto
 Con un yo fuerte, flexible y armónico. de amor, a no ser amada, querida, aceptada,
 Tiene confianza básica en sí mismo y en abandonada, repudiada. Genera tanta angustia
el otro, se puede abrir y confiar sin tantos como no poderse desarrollar.
miedos y defensas. En la vocación sacerdotal se produce
 Presenta mayor autonomía afectiva, con- una doble renuncia: la del deseo original (la
trol emocional y capacidad para establecer madre) y la del placer genital (la pareja). Sin
vínculos empáticos, profundos y respon- haber elaborado el complejo de Edipo (1ª re-
nuncia), es muy difícil hacer una renuncia con-
sables con personas de ambos sexos.
sciente y libre al placer sexual como exige el
 Las relaciones interpersonales son más celibato sacerdotal. La frustración se redobla en
satisfactorias, sin tantas manipulaciones, intensidad, ya que abarca un ámbito de estabil-
ni dependencias absorbentes. No hay idad emocional que no se exige, por ejemplo, a
necesidad de “sexualizar” los vínculos. los casados. No podemos olvidar que el monto
 Mayor capacidad de aceptación de sí mis- de pulsión capaz de ser sublimada eslimitado.

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Siempre permanece un resto de nuestra sexu- Reino, Iglesia, prójimo, etc.), como fuente de
alidad, particularmente en lo que respecta a placer para el yo.
sus dimensiones genitales y procreadoras, viva La sublimación es la capacidad de em-
en sus aspiraciones más originarias, sin que la plear la energía sexual para otros fines distintos
sublimación pueda hacer nada para transfor- de los sexuales, de valoración social, cultural
marlo y derivarlo hacia otro tipo de actividad.
o religiosa. A través de la sublimación el sac-
Las argucias del deseo podrían “contaminar” la
vida sacerdotal, neurotizándola. erdote puede transformar su energía sexual en
En la renuncia sexual, el célibe a través obras concretas de altruismo pastoral o social,
de un acto de su voluntad, hace una renuncia creatividad artística, científica o espiritual y, a
consciente de la satisfacción sexual directa por la vez, tramitar sanamente los ideales religiosos
motivos vocacionales: Porque ha encontrado o éticos que surgen de su vocación sacerdotal.
Alguien que llena su corazón y le invita a se- No tomar la posibilidad de la abstinen-
guirlo en una vida sacerdotal celibataria. Busca cia sexual como sinónimo de capacidad subli-
alejar de sí la atracción que, en un momento matoria. La abstinencia sexual puede darse por
dado puede experimentar hacia otra persona, razones superyoicas: Fruto de una conciencia
una imagen o en sí mismo. Borrando de su
moral severa y castigadora que impone de una
mente el poder estimulante del objeto erógeno,
trata de evitar cualquier tipo de conducta que manera inconsciente la negatividad a obtener
venga a significar la realización del impulso placer sexual, generando los síntomas neuróti-
estimulado y la transgresión de su compromiso cos (rigidez, culpa, escrúpulos, etc.).
de castidad. El celibato y la castidad por el Reino,
Es fundamental que la renuncia al deseo además de ser un don sobrenatural, un valor
no venga impuesto por demandas “superyo- Cristológico, han de producir salud psíquica,
icas”, llevado a cabo por rígidos y amenazantes desarrollar todas las potencialidades afectivo-
sentimientos de culpa, por cuanto nos estaría sexuales, cognitivas, morales y espirituales del
indicando que es fruto más bien de la repre-
sacerdote. Generar plenitud humana y espiri-
sión, sino que se haga de un modo sereno, no
violento y consciente. No todo es sublimable tual: una vida fecunda.
y de forzarse, sería un signo de que el superyó El celibato en sí no enferma. Lo que
está actuando con toda su severidad. genera neurosis es el tipo de motivación in-
consciente que pueda haber detrás de la den-
- La frustración pone en marcha los egación del placer sexual. Desde el punto de
factores “predisponentes” del individuo: la vista psicológico, los procesos sublimatorios
capacidad de superación de las dificultades o, son los que garantizan una vida sacerdotal
por el contrario, los mecanismos que generan auténtica, no neurótica. Por cuanto permiten
el síntoma neurótico. De ahí que pone a prueba desplegar todo el potencial creador que encier-
la consistencia humana y espiritual de la per- ra la sexualidad humana, sin recoger el carácter
sona. Cuestiona los presupuestos humanos y destructivo y negativo de las pulsiones sexu-
las motivaciones espirituales en los que basa ales y agresivas, provocando las patologías
su opción de vida sacerdotal. propias de los procesos represores.
Según Freud, las “series complemen- La capacidad sublimatoria es un buen
tarias” que explicarían la formación de la indicador de idoneidad y autenticidad, ya que
neurosis, dan razón de la posibilidad de una establece los presupuestos humanos que garan-
opción celibataria sana, merced a los procesos tizan la organización psíquica capaz de sosten-
sublimatorios. La frustración pone en marcha er una vida sacerdotal sin desestabilizarse ante
los factores predisponentes del individuo: la
la denegación del placer sexual que le impone
capacidad de la persona para destinar montos
de energía a actividades sublimadas, o por el el celibato, las frustraciones que trae consigo el
contrario, los mecanismos represores, estan- ministerio pastoral y las “purificaciones” que
cando la pulsión y conflictuando la persona, trae consigo todo proceso espiritual.
generando los síntomas neuróticos.
La sublimación expresa el potencial - ¿Cómo se maneja la frustración?Ante
creador que encierra la sexualidad humana. A las crisis de adaptación, desilusión, enamora-
través de la sublimación la persona desvía el mientos, soledad, conflictos en las relaciones
fin propio de la pulsión (la obtención de placer interpersonales, duelos, fracasos, decepcio-
sexual) por otro fin no sexual (de valoración nes… Se aprecian ciertos signos de inconsis-
social, cultural o religioso); y cambia el ob- tencia de naturaleza afectivo-sexual, cuando la
jeto de amor sexual por otro no sexual (Dios, persona:

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 Tiene baja tolerancia a la frustración: Se ducta y experiencias vitales, como la capacidad


hunde emocionalmente, pierde las motiva- de amar. Se desarrolla a la par de la pulsión
ciones, nada le da sentido… Lo deja todo. sexual (deseo). Contrarresta la soledad y el
 Depende de la gratificación y de la conten- desamparo.
ción afectiva Sin una estructura emocional estable
 La perseverancia y fidelidad están subor- (por labilidad o inestabilidad emocional) y
dinadas a si le “llena” o no, a si tiene éxito una vida afectiva satisfactoria (por carencias,
o no... heridas, etc.), no se consolida la personalidad.
 Tiene poca capacidad de renuncia y sacri- Sin afectos no hay salud, sino estrés y angus-
ficio. De procesar en clave de fe Pascual la tia (tensión y malestar). No hay nada que nos
frustración (el misterio de la Cruz). haga gozar más ni sufrir más que los afectos.
 Necesita compensaciones de naturaleza Descubre que el ser humano antes que un “ser
sexual (pornografía, masturbación, re- para la reproducción” es un “ser para la comu-
laciones sexuales…) o afectiva (llenarse nicación”, el contacto y la vinculación.
de “chiches”, apegos, amistades ambi- Se espera que la afectividad del sacer-
guas…). dote le permita mantener vínculos profundos,
 Se encierra en su mundo narcisista y he- confiables, seguros, firmes y maduros con
donista de autoafirmación y realización, hombres y mujeres. Lo mismo en la relación
al margen del presbiterio, del obispo y del con Dios. Ésta se nutre del sustrato afectivo de
mismo proyecto pastoral. la persona para garantizar una auténtica expe-
riencia relacional con Él. Que sea una persona
- Por sus frutos se verá: Es la evalu- con capacidad de intimar y respetar la alteridad
ación global de la dinámica del individuo la
del otro. Sin recurrir a apegos simbióticos o al
que nos indica si su organización lo consiente
sin enfermar o no, sin que ello le exima de la aislamiento defensivo. Con capacidad de rela-
tensión y el conflicto. La clave es el grado de cionamiento, comunicación y dialogo con las
estabilidad interna. Hay que evaluar si la con- figuras de autoridad, los hermanos del presbite-
flictividad de la renuncia desestabiliza a la per- rio, con personas de ambos sexos en la pastoral
sona o, por el contrario, mantiene en su con- y con la familia de origen.
junto un grado de estabilidad que, probable-
mente no sería posible en una opción de vida - Consistencia afectiva básica: A par-
diferente. No repercute negativamente en su tir de los primeros vínculos con los padres, de
capacidad de amar, los sentimientos altruistas las experiencias de pertenencia a una familia,
no se diluyen, la pastoral y el ministerio sacer-
del cariño, afecto y amor recibidos, de la po-
dotal le proporcionan plenitud y satisfacción,
el vínculo con Dios se fortalece y madura en sibilidad de expresar sentimientos, de sentirse
intensidad. Los sentimientos de amargura, re- acogido, querido, valorado por el entorno fa-
sentimiento, insatisfacción, fracaso o vacío no miliar... Se va formando la estructura interna
se instalan en su corazón. básica de la persona, su seguridad emocional y
Importante que la persona no viva su consistencia afectiva.
sacerdocio angustiado (con miedos y culpas) Pero en este proceso vincular pueden
ni tenga que defenderse de cuanto le rodea con producirse “heridas” que dejan una profunda
la represión, la negación, la proyección o la huella en su mundo interior: ausencia de padre,
disociación. Terminaría desvirtuando el sen- abandono de la madre, sobreprotección, vín-
tido último de su vocación: la plenificación y
culo absorbentes, ambiente familiar agresivo y
realización humana y espiritual. Nos estaría
indicando que no alcanzó la madurez afectivo- violento, con muchos “mandatos” familiares…
sexual: Que siguen sin resolverse las prob- Darán como resultado una estructura de per-
lemáticas edípicas. Le dificultará la intimidad sonalidad frágil y lábil afectivamente (incon-
con Dios y no encontrar satisfacción en su min- sistencia personal). El mundo afectivo del niño
isterio sacerdotal. es vulnerable, muy expuesto a ser dañado.
Pero la necesidad afectiva es tan básica
4. Integración de la afectividad que lo hace demandante, absorbente, posesivo,
La afectividad es el conjunto de la vida impulsivo, incontinente y dependiente en sus
anímica, es decir, de emociones, sentimientos reclamos de afecto. Con rasgos egocéntricos y
y pasiones que un individuo puede experimen- narcisistas.
tar a través de las distintas situaciones que vive De no madurar o sanar las heridas, de
y que influyen en toda su personalidad, con- adulto repetirá la misma modalidad vincular de

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la infancia. Se manejará desde un apego an- psicológicamente capacitado para una afec-
sioso. Relaciones interpersonales dependientes tividad adulta. Logrará un apego seguro. Hay
y necesitadas de confirmación. Miedo a no ser confianza básica en sí mismo. Control emo-
amado, a perder los vínculos, celos, envidia, cional. Tolerancia a la frustración. Capacidad
sentimientos inseguros e inestables, reacciones para generar vínculos maduros. Afectividad
incomprensibles, terror a la soledad… El an- oblativa. Las condiciones imprescindibles para
helo y la conflictividad del mundo afectivo de una vivencia positiva del ministerio sacerdotal.
la infancia marcan su vida adulta. La crisis adolescente, con la obligación
O desarrollará un apego evitativo, cu- de reubicar interiormente los vínculos primari-
ando las defensas impongan su ley. Necesidad os y la historia familia, es el momento idóneo
de control sobre los afectos. Dificultades para para trabajar y sanar las heridas que se arrastran
manifestar sus sentimientos y afectos. Tenden- de los padres, los hermanos, los abuelos, los
cia a racionalizarlo todo. Miedo a la intimidad, tíos… Clave: De la misma manera que un mal
a abrirse y confiar en el otro. Relaciones inter- vínculo hiere, un vínculo positivo sana. Un de-
personales frías y distantes. Rigidez moral. safío es cuidar el vínculo que se genera entre
En situaciones donde los padres sufren los hermanos del presbiterio o con el obispo.
algún tipo de enfermedad psiquiátrica grave Una re-victimización por un mal vínculo con
(como esquizofrenia, por ejemplo), el vínculo una figura de autoridad, puede ser tan o más
que pueden generar con el niño/a fácilmente dañino que las heridas de la infancia.
deriva en el desarrollo de un apego desorga-
nizado/desorientado. 5. Integración de la “condición se-
xuada”
- Resolución edípica lograda: Se inicia La sexualidad no se reduce al conjunto
en la infancia y se cierra en la adolescencia. de condiciones anatómicas y fisiológicas que
Es lo que permite un mundo afectivo-sexual caracterizan a cada sexo (varón o mujer). Es
adulto. Para ello es necesario, tener trabajadas decir, a la mera genitalidad. Sino que –en cuan-
las “heridas” afectivas de la historia personal to pulsión o deseo – incide en toda la persona,
y haber reubicado internamente las figuras pa- como por ejemplo, en el modo de vincularse,
ternas a través de una re-significación afectiva en los pensamientos, decisiones y actos.
y mental de las mismas. Es decir, haber hecho Una sexualidad integrada permite al
el “desapego” y “re-apego” de los vínculos sacerdote, no sólo una afectividad consistente,
primarios que le permita cierta autonomía af- sino que además le garantiza la sublimación de
ectiva. la pulsión, y por consiguiente encontrar en la
La crisis del “des-apego” es lo que le pastoral un espacio de realización y gozo per-
posibilitará “separarse” e “individualizarse” de sonal, en el que se sienta fecundo y creativo,
los padres y logar cierta consistencia afectiva: con capacidad de relacionarse satisfactoria-
Poder asumir un proyecto de vida propio (de mente con varones y mujeres y de mantener
lo contrario quedará “apegado” a su madre/ un vínculo profundo y fiel con Dios. Sólo una
padre); e incorporar nuevas “figuras de apego” sexualidad madura posibilita abrirse al otro
como amigos, hermanos de comunidad, perso- sexo con fidelidad a los compromisos sacerdo-
nas del otro sexo y a Dios (los padres pierden tales y desarrollar los sentimientos generativos
la “exclusividad”). De este modo se podrá abrir en la pastoral. Es la que pone la “pasión” o la
a un mundo afectivo adulto (y no hacer una re- energía en todo lo que hacemos y nos compro-
gresión y fijación infantil), clave para poder metemos.
mantener relaciones interpersonales maduras y
una experiencia teologal con Dios. Esto implica un proceso complejo en el
De quedarse en el “des-apego”, la re- que se deben ir integrando – a la par del pro-
beldía y la ambivalencia afectiva marcarán su ceso de maduración afectiva y vincular –los
relación con las figuras de autoridad o buscará distintos elementos que configuran la identidad
quien sustituya a los padres a través de la iden- sexual humana y que inciden en nuestra per-
tificación y la proyección. Su modalidad vincu- sonalidad y modo de desear sexual:
lar será infantil (típica de tantos adolescentes),
con rasgos de apego ansioso. - Integración del cuerpo como una
Sólo si logró “re-apegarse”, re-ubican- realidad sexuada: A partir del nacimiento,
do interiormente a las figuras paternas, está el bebé descubre progresivamente el propio

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cuerpo como una realidad sexuada, con zonas la que se sobrevalora el dolor, el sufrimiento,
erógenas (piel, boca, ano y genitales) y con ca- las penitencias y la ascesis… Una incapacidad
pacidad de experimentar placer a través de di- para experimentar “placer” en todo lo que hace
chos órganos... A la vez le surge la curiosidad y y vive como sacerdote: en las relaciones con
el interés sexual infantil... Va descubriendo las ambos sexos, en el ejercicio pastoral... O por el
diferencias anatómicas niño/a... Se va forman- contrario, le lleva a una erotización del cuerpo
do así la estructura libidinal que condicionará (seducción), fijaciones sexuales (erotofilia), he-
la vivencia adulta de su sexualidad. Este descu- donismo y narcisismo exagerados, dificultades
brimiento “auto-erótico” de la pulsión puede para el control de los impulsos sexuales y agresi-
hacerse de una manera armónica y gradual; o vos... A todo tipo de problemáticas sexuales.
conflictiva por sobre-estimulaciones, abusos,
violencia, rigidez moral, etc., incidiendo de - Estereotipos de género purificados:
una manera positiva o negativa en la sexuali- La sexualidad y la afectividad se viven a través
dad adulta de la persona. de un modo de ser y de actuar “masculino” o
Es clave que el niño haga dicho descu- “femenino”. Se inspiran en unos “estereotipos”
brimiento desde unos vínculos con los padres de género: creencias culturales, consideradas
y una pertenencia familiar consistente que le apropiadas para los hombres o las mujeres. Y
permite integrar positivamente el cuerpo como se expresan mediante “roles de género”: con-
una realidad sexuada. Esto le posibilitará salir ductas esperables, propias de lo masculino o
del “autoerotismo” y abrirse a una “relación femenino.
objetal” adulta desde el amor y la confianza en Para lograr una correcta vivencia de la
el otro. De lo contrario, los miedos condiciona- sexualidad es importante clarificar cual es el
rán su modalidad relacional. sentimiento de masculinidad o feminidad que
Importante evaluar la imagen corporal tenemos internalizado y qué roles de género
que hemos ido internalizando en el transcurso actuamos:
del desarrollo: ¿Qué representación mental ten-
emos de nuestro cuerpo y qué sentimientos éste En el varón: Es importante que en la
despierta en nosotros? La integración positiva educación recibida, las diferencias anatómi-
o negativa del cuerpo, refleja cómo vivencia la cas no se vivencien como legitimación de
persona su condición sexuada. Indica, además, desigualdades sociales, culturales, laborales,
la presencia o no de alguna situación traumáti- educativas, etc. en las que el “estereotipo” de
ca en la historia sexual del individuo. masculinidad se defina desde la dominación y
Una no integración del cuerpo acostum- el poder sobre el sexo femenino, la necesidad
bra a ir acompañada de una concepción nega- de demostración de la virilidad y la baja ex-
tiva del sexo, fuertes sentimientos de culpa, es- presión de los afectos en general. Por cuanto,
crúpulos, rigidez moral. Y una religiosidad en va a condicionar el tipo de relacionamiento con

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la mujer, considerada débil, sumisa, emotiva, cias para alcanzar los ideales que la persona se
objeto sexual. Como sacerdote le va a resultar propone.
difícil un relacionamiento positivo con el otro Respecto de la orientación sexual, la
sexo mantener una amistad sincera y profunda capacidad de integrarla positivamente, de-
con la mujer. Va a tener que manejarse desde pende, entre otros, delos recursos personales
las defensas o la necesidad de virilidad le ll- con que cuenta la persona: Estabilidad emo-
evará a la promiscuidad sexual. Y caerá en ac- cional, valores morales internalizados, capa-
titudes misóginas y machistas. cidades cognitivas, experiencia de Dios, ambi-
En la mujer: Que tampoco las diferen- ente contenedor, transparencia y honestidad de
cias anatómicas se vivencien como sinónimo vida... En suma, una personalidad consistente.
de inferioridad y sometimiento, objeto de de- Por cuanto está en mejores condiciones para
seo sexual y conquista por parte del varón, manejar el nivel de angustia por la propia ori-
limitada en sus capacidades de realización y entación sexual y resolver las dificultades que
desarrollo profesional o intelectual. Por cuanto se le presentan en su funcionamiento social.
va a condicionar, entre otras, su capacidad de En la medida en que la homosexualidad esté
desenvolvimiento y la encerrará en un mundo integrada, permite un mayor control de los im-
de miedos frente al varón (androfobia). Las pulsos sexuales y un manejo más autónomo de
relaciones humanas quedarán empobrecidas los vínculos.
y se verá expuesta no pocas veces a abusos y En general, en todo proceso humano-
marginaciones. Una incorrecta internalización espiritual es importante evaluar: los comporta-
del sentimiento de feminidad, lleva para ser mientos heterosexuales u homosexuales mani-
aceptada por el varón a conductas seductoras; fiestos, el tipo de dependencias afectivas que
o como formación reactiva, a la rivalidad y la se generan, el grado de estabilidad emocional
competencia, impidiendo también una relación que se presenta, los ambientes sociales que se
constructiva con él. frecuentan (de cultura gay o no); cómo es el
relacionamiento con el otro sexo, las experien-
- Orientación sexual definida: En el cias de noviazgo tenidas o de enamoramiento,
ser humano, la pulsión no está unida al ob- el manejo de los impulsos sexuales (mastur-
jeto indefectiblemente, como en los animales. bación, relaciones sexuales); si aparecen con-
El chico/a va descubriendo progresivamente ductas extrañas o llamativas de connotación
por qué tipo de objetos se siente atraído se- sexual (a qué deseo sexual apuntan: menores,
xualmente, es decir, hacia los que se orienta o adolescentes, etc.)... En función de encarar y
dirige su deseo sexual. El objeto de atracción tratar profesionalmente dichos conflictos.
sexual viene orientado en gran medida por
la tendencia biológica. Pero, es la historia de 6. Presupuestos para la integración
las relaciones vinculares de cada individuo, la del mundo afectivo-sexual en la vida sacer-
educación recibida, las experiencias vividas, dotal
etc., las que determinan, en última instancia, el - En primer lugar, para que se des-
tipo de objeto deseado. Justamente los avatares encadenen los mecanismos sublimatorios de
con el objeto y la plasticidad o movilidad de las la sexualidad,el celibato debe ser fruto de
investiduras libidinales, son los que marcan las una elección libre y conscientepor parte del
vías o caminos que posibilitan la sublimación sacerdote. Cuando el celibato o la castidad se
de las pulsiones. Y son, también, las que nos asumen por obligación, temor o deber: Dese-
dan razón de la orientación heterosexual u ho- structura. Sólo cuando es por elección libre,
mosexual. Como a su vez, de las patologías fruto de una vocación (llamada), es decir, por
sexuales como la pedofilia, el voyerismo, el amor a Dios y al Reino: Equilibra.
sexo sádico-masoquista, etc. Por lo que es importante, contar con un
Lo que va a ser clave para discernir la fondo motivacional clarificado: La castidad
idoneidad para una opción de vida casta y celi- por el Reino y la invitación al celibato ha de
bataria va a ser el nivel de madurez afectivo- vivenciarse como don y gracia. “Hay otros que
sexual integral de la persona y que se expresa, decidieron no casarse a causa del Reino de los
entre otros elementos, en un concepto y una Cielos ¡El que pueda entender, que entienda!”
aceptación positiva de sí, en un buen grado de (Mt 19,12). Surge de la llamada vocacional,
empatía y de capacidad de relación, en una sól- fruto de una experiencia de fe, que nos asemeja
ida conciencia de saber poner límites y renun- con Cristo Cabeza y Pastor y se nos da en la

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comunidad eclesial, en orden a una fecundi- del “yo real” de cada uno y poder diferenciar
dad espiritual. Un don que se vive en tensión las “áreas sanas” de la personalidad (puntos
y limitaciones: “un tesoro en vasijas de barro” fuertes de nuestra vida afectivo-sexual), de las
(2Cor 4,7-12). “inmadureces” (puntos débiles: heridas afecti-
“El sagrado celibato es un ‘don precio- vas, manejo compulsivo de los impulsos sexu-
so” que Dios da con liberalidad a sus llama- ales, etc.) y los aspectos desorganizados del yo
dos; sin embargo, es deber de éstos poner las (puntos enfermos: como traumas, trastornos
condiciones humanas más favorables para que psíquicos, etc.).
el don pueda fructificar (Cf. OT 10; PO 16; PC Hay que integrar lo humano en el segui-
12; ET 29)” (Congregación para la Educación, miento de Jesús como sacerdotes. La persona
Orientaciones para la educación en el celibato se “supera a sí misma” en la medida que parta
sacerdotal, 1974, 1). de lo que ella es, no negando su realidad af-
De hecho, la opción celibataria es fruto ectivo-sexual por dolorosa y limitada que sea.
del diálogo: “libertad-gracia”. De ahí la impor- Es integrando lo real, como podremos empezar
tancia del análisis de las motivaciones con- un proceso de cambio y maduración. Es decir,
scientes e inconscientes que hay detrás de la escrutando y conociéndonos profundamente,
elección de la vida de castidad como forma de aceptando nuestra realidad tal cual es, con sus
seguimiento de Jesús: aspectos positivos y negativos. Es así cómo
 Cuando la opción se toma como una so- pondremos las bases humanas sólidas (idonei-
lución “mágica” de las heridas afecti- dad) para responder a la gracia (vocación).
vas (motivaciones de supervivencia): la Un auténtico autoconocimiento impli-
parroquia se convierte en un refugio en ca: 1º Empezar a poner palabras a nuestros sen-
búsqueda de afecto, la dependencia afec- timientos, a releer nuestra historia, a sacar fuera
tiva marca los vínculos interpersonales, la el dolor y las heridas... 2º Contrastar cómo nos
necesidad de auto-realización es la moti- desenvolvemos en lo concreto de cada día,
vación de base, se busca salvaguardar la qué actitudes aparecen más constantes, cómo
imagen por encima de todo, la sumisión nos manejamos con el otro/a... 3º Acoger, no
marca la relación con las figuras de auto- juzgar, recibir lo que vamos descubriendo de
ridad… No hay autonomía afectiva para nosotros mismos y desculpabilizarlo (ganar
vivir el celibato. La soledad se convierte objetividad y superar la angustia), en orden a
en una cruz insoportable y la búsqueda de reconciliarnos con nosotros mismos, con los
compensaciones algo incontrolable. demás y con Dios.
 Cuando las motivaciones son ambiguas, Por otra parte, el autoconocimiento
se termina sirviendo “a dos señores”: Se sólo se puede hacer bien, cuando nos dejamos
utiliza el rol o la condición social de sac- acompañar por otra persona (acompañante es-
erdote para lograr estatus, poder, influen- piritual y, en su caso, terapéutico), ya que los
cia o dominio sobre otros/as; fácilmente puntos “débiles” o “enfermos” de nuestra per-
se pacta una vida sexual clandestina con sonalidad distorsionan la auto-percepción.
personas del otro o del mismo sexo; sin
conflicto moral se hace un uso arbitrario - En tercer lugar, va a ser clave la vida
del dinero… espiritual: “Para todo presbítero la formación
 Sólo una motivación vocacional auténtica espiritual constituye el centro vital que unifica
permite trabajar las heridas e inconsisten- y vivifica su ser sacerdote y su ejercer el sacer-
cias humanas, procesar la cruz de la den- docio” (PDV 45). Pero una espiritualidad teo-
egación del placer sexual y desplegar las logal, resultado de un encuentro interpersonal
energías y potencialidades que encierra la con Dios. Dicha experiencia relacional con
afectividad y sexualidad en la opción de Dios ha de constituirse en la base motivacional
vida casta. Las únicas que aseguran al sac- desde la que construya su identidad sacerdo-
erdote cierta plenitud humana y espiritual tal. “El presbítero, llamado a ser ‘imagen viva’
y que su vida de donación sea fecunda. de Jesucristo Cabeza y Pastor de la Iglesia,
debe procurar reflejar en sí mismo, en la me-
- En segundo lugar, autoconocimien- dida de lo posible, aquella perfección humana
to y no “desconocimiento” de sí mismo: Si que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre y
queremos llevar adelante un proceso de “mad- que se transparenta con singular eficacia en sus
uración” en la vida sacerdotal, debemos partir actividades hacia los demás, tal como nos las

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presentan los evangelistas” (PDV 43). La vida sacerdotal brota del deseo de
La configuración con Jesús Buen Pastor seguir a Jesús y de alcanzar unos ideales evan-
se logra cuando, como resultado de la experi- gélicos de vida. Exigen tomar una opción fun-
encia interpersonal que se genera con Dios, la damental y adquirir una serie de cualidades
persona va adquiriendo las cualidades humanas humanas y evangélicas propias de la vocación
y evangélicas de Jesús y vive su ministerio sac- sacerdotal. Presuponen una conciencia moral
erdotal desde dichas disposiciones interiores o adulta, capaz de referenciar la vida a Dios, a la
actitudes. No es tanto reproducir un rol, como Iglesia y al prójimo.
adquirir una identidad sacerdotal. Se hace Pero se puede encarar la vida sacerdotal
desde un proceso de identificación con Jesús desde una “falsa” estructura moral: Cuando
Buen Pastor. En otras palabras, personalizando no se responde desde un “yo” maduro a la gra-
la experiencia fundante en una experiencia cia vocacional (conciencia teónoma), sino más
configuradora, en la cual involucre todo su ser. bien desde las demandas “superyoicas” (sub-
Y de un proceso de vida diocesana: Adquirien- conciencia moral). Sin un superyó consistente
do los sentimientos de referencia y pertenencia no hay madurez, pero sin un superyó flexible
a la Diócesis, a partir de la convivencia con los no hay una vivencia gozosa y creativa de la
compañeros del presbiterio y con Obispo, y la vocación sacerdotal: El superyó bloqueará la
experiencia de inserción pastoral concreta. inclusión del mundo afectivo-sexual o exigirá
unos “ideales” irrealizables en la vida y misión
sacerdotal, generando culpa.
Para la reflexión Ahora bien, la persona no sólo necesita
arraigar su mundo afectivo-sexual en la opción
de vida elegida. Ha de integrar también su
1. ¿Cuáles serían las principales individualidad, afirmar sus “necesidades yo-
frustraciones que has sufrido en tu icas”. Ha de consolidar la conciencia del “Yo”
vida sacerdotal? ¿Qué te ha ayudado (individualidad), como base de la madurez hu-
a “procesarlas” positivamente? mana.
La consolidación de la individualidad
2. ¿Qué consistencias afectivas de-
corre pareja de la aparición de los “ideales vo-
tectas especialmente en tu vida sac- cacionales”. Iniciamos el camino vocacional
erdotal? ¿Y qué inconsistencias? llenos de ilusiones y cargados de “ideales. Es
3. ¿Dialogas en el acompañamiento lo que permite que toda renuncia parezca poca,
espiritual las cuestiones relacionadas la generosidad sea grande que todo se haga con
entusiasmo e ilusión. Pero detrás de los ideales
con la sexualidad? ¿En qué sientes
vocacionales esta inconcientemente la expec-
que te ayuda para la vivencia fiel del tativa de la autorrealización. De hecho, uno
celibato? espera realizarse como persona viviendo los
ideales religiosos o sacerdotales. Es lo que te
permite consolidar la autoestima: la valía de sí.
Al principio los “ideales” se viven des-
III. MADUREZ MORAL de un “yo real” muy pobre, con un descono-
cimiento de sí mismo y de la realidad de la vida
1. La función de la estructura moral sacerdotal. La persona es marcadamente “ide-
en la consolidación de la madurez alista”, con poco sentido de la realidad. Con el
La primera motivación del obrar huma- tiempo, se da cuenta que cuesta armonizar los
no brota de las necesidades afectivo-sexuales: deseos personales con las exigencias de la re-
La necesidad de recibir amor, cariño, afecto, alidad pastoral. Los “choques” con la realidad
valoración, cuidados, atención... a través de (decepciones, fracasos, etc.) ponen en crisis su
vínculos y relaciones interpersonales; junto entrega. Va atener que “resignificar” a partir de
con las demandas de la pulsión sexual, el de- unos valores evangélicos lo que para él tiene
seo de obtener placer y satisfacción en la vida. “sentido” como sacerdote.
Pero sin una estructura moral bien integrada Otro elemento clave a integrar son los
no hay madurez afectivo-sexual (la persona se “referentes” de su opción de vida: Figuras
manejará exclusivamente desde el “principio de autoridad (obispo), proyectos pastorales
del placer”). diocesanos o parroquiales, normas y decisio-

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dicción con su opción de vida sacerdotal,


sin definirse.
La vida sacerdotal - Afirmando las necesidades narci-
sistas: Egocentrismo e individualismo. El
brota del deseo de seguir sujeto se erige como centro de la vida y min-
isterio sacerdotal. Lo que importa es la autor-
a Jesús y de alcanzar unos
realización. Vida “auto-referenciada”:
ideales evangélicos de vida.  La inclusión de la individualidad se hace
priorizando los intereses personales so-
Exigen tomar una opción bre los comunes, desde un solapado culto
fundamental y adquirir a sí mismo. El móvil de muchos actos se
centra en la autoafirmación y la autorre-
una serie de cualidades alización: “Mis proyectos”, “mis cosas”,
“mis amigos”, “mis tiempos”, etc. Se vive
humanas y evangélicas el sacerdocio desde una cierta modalidad
propias de la vocación hedonista e individualista.
 La misma necesidad de autoafirmación
sacerdotal. Presuponen le hace ser muy impulsivo. Se afirma con
rebeldía, como una forma de ser él. Son
una conciencia moral adul- frecuentes los choques con las figuras de
ta, capaz de referenciar la autoridad, con los hermanos del presbite-
rio, e incluso con las mismas personas de
vida a Dios, a la Iglesia la pastoral.
 Están bloqueadas las vías de apertura al
y al prójimo.
otro y los valores evangélicos como la re-
nuncia y el sacrificio por los demás. No
nes comunes, personas de la pastoral, etc. Es puede “morir a sí mismo”.
donde el “conflicto” va a ser más fuerte, al cho-
car sus obligaciones y deberes con sus “nece- - Diluyendo la estructura moral: La
sidades yoicas” (deseos personales, proyectos formación “heterónoma” anuló su “individ-
individuales, etc.) además de sus necesidades ualidad”. En general son personas que fueron
afectivo-sexuales. educadas en una moral rígida y tradicional y
que al cambiar los “paradigmas heterónomos
2. Consistencias einconsistencias mo- de autoridad” en los que se sostenía su vida
rales ¿Cómo me manejo frente a las exigen- sacerdotal, afloraron notables inconsistencias
cias y frustraciones de mi vida sacerdotal? personales:
Veamos algunas formas de vivir el ministerio  Sin normas y figuras de autoridad fuertes
sacerdotal que indicarían inconsistencias o “ceden” en sus responsabilidades, caen
consistencias en la estructura moral de la per- en la “mediocridad” y con el tiempo en la
sonalidad: auto-compensación narcisista. Sinónimo
de un yo frágil y dependiente.
- Gratificando lo afectivo-sexual: No  Formados en un modelo de obediencia
se tolera ninguna frustración. La gratifi- sumisa y pasiva, no están preparados para
cación de lo “sensitivo” se convierte en el me- asumir una moral autónoma: Ser los re-
dio de compensación de las frustraciones que sponsables primeros de su vida y entrega,
se le presentan en la vida: desde una actitud referenciada a Dios y al
 Privilegiando la vida social: con los ami- prójimo; ni pueden mantener una relación
gos, familias conocidas, entretenimien- y un diálogo positivo con las figuras de
tos… por encima de sus compromisos co- autoridad.
munitarios, pastorales o religiosos.
 Dependencias afectivas: generando víncu- - Reforzando el “deber ser” y la es-
los absorbentes con la propia familia, con tructura “idealista”. Intentan llevar adelante
amigos/as, hermanos del presbiterio, etc. los “idealessacerdotales” desde una estructura
 Doble vida: Manteniendo relaciones sexu- moral “superyoica”. Con defensas rígidas y
ales con otra persona entrando en contra- fuerte control del mundo emocional. Lo afec-

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tivo les crea incomodidad. Prefieren relaciones cómo se configuró su mundo afectivo, sexual,
más formales y distantes. Personas más bien cognitivo…). Podríamos señalar al menos tres
rígidas, intransigentes, “duras” en sus apre- momentos claves:
ciaciones y juicios. En el fondo muy “realis- - Integración del deber y la obedien-
tas” y “racionalistas”. Muestran una imagen cia: La adquisición de la estructura moral
externa de “maduros” ya que se adaptan per- o “superyó” (infancia). Se logra cuando los
fectamente al “ideal acerdotal”. Pero ante las padres se han constituido para el niño/a no sólo
crisis del ideal, pueden: en objetos de amor, sino también de obedien-
 Aferrarse al ideal sin purificarlo (sin inte- cia, convirtiéndose para él o ella en “figuras de
grar la realidad): No se reconcilian con la autoridad” (en modelos consistentes). A partir
realidad, con sus límites y posibilidades, de ahora el comportamiento moral del niño/a
volviéndose en consecuencia más idealis- viene marcado por el deber y la obligación. El
tas (intransigentes). bien y el mal se identifican con lo permitido
 Vivenciar el ideal con culpa: Al no poder y prohibido por los padres, familiares, maes-
responder por sus pecados y debilidades a tros/as… Va incorporando reglas (pautas) de
la imagen idealizada que tiene del sacer- conducta, de convivencia, de relacionamiento,
docio. Afloran escrúpulos y todo tipo de de trabajo, de estudio, etc. Internaliza la ley
obsesiones. (lo permitido y lo prohibido). La motivación
 Romper su estructura: Irse al otro extremo moral está fuera del niño/a: en la obediencia
y claudicar bruscamente de todos sus va- a las figuras de autoridad y en la ley externa
lores e ideales sacerdotales. (heteronomía).
Es una etapa estructurante de la perso-
- Se maneja desde una autonomía nalidad, por cuanto pone un límite al deseo y
y libertad responsable: La persona puede va incorporando el principio de realidad (capa-
“res-significar” la frustración sin diluir la re- cidad para tolerar la frustración). Capacita para
sponsabilidad moral. Pueden sanar las heridas una vida de obediencia y la integración de nor-
desde un “fondo motivacional” que le permite mas. Refuerza el comportamiento: el premio
integrar “deseo” y “deber”: y el castigo. Se instauran la duda y el temor,
 Ha adquirido un “sentido moral” que le se origina el sentimiento de culpa. Aparece el
orienta en su actuar diario. conflicto entre “deseo” y “deber”. Negativo:
 Se siente el responsable principal de su La rigidez superyoica o el permisivismo moral.
vida y vocación.
 Asume un protagonismo activo, involu- - Integración de la autoafirmación:
crándose, en los distintos espacios en los La adquisición de la individualidad (adoles-
que vive y trabaja. Es responsable de los cencia). Es una etapa en que surge con fuerza
compromisos asumidos y encuentra satis- la conciencia del “yo”, base de la madurez per-
facción en lo que hace. sonal, de la valía de sí, de la autoestima. Con-
 Puede referenciar su actuar a Dios y al ciencia de la identidad personal. Necesidad de
prójimo. desarrollar las cualidades y aptitudes persona-
 Le nacen sentimientos altruistas. les, junto con los grandes ideales que brotan
 Sabe ser exigente consigo mismo a la vez de su interior y desde los que quiere realizar-
que flexible. se. Quiere ser él mismo, “original”. Se afirma
 Se mueve desde la autenticidad y la coher- rebelándose. Pensamiento crítico. Cuestiona la
encia. moral recibida de los padres. El grupo de ami-
 Mantiene una actitud dialogante y activa gos toma un rol fundamental en su vida. Muy
con las figuras de autoridad. influenciable por el ambiente y las modas. Su
 Puede integrar mediaciones en su vida. comportamiento viene marcado por la necesi-
dad de reconocimiento y valoración del grupo.
3. Proceso de formación de nuestro Es bueno lo que el grupo aprueba y malo lo que
modo de ser moral éste condena.
La construcción del modo de ser moral Vulnerable a todo tipo de influencias.
de una persona es fruto de un largo y complejo Más idealista que realista. Va a ser clave que
proceso “epigenético”: de la interacción de pueda abrirse a la alteridad e integrar otros
factores externos (como los familiares y los puntos de vista. Que su idealismo esté cargado
medio-ambientales) y de factores internos (de de sentimientos altruistas. Importante que se

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sienta apoyado y valorado por los padres en su


individualidad, para lograr una autoafirmación
referenciada a los otros con quienes se siente
vinculado afectivamente (su familia) y no se
encierre en sí mismo. El desafío consistirá en
ir haciéndose responsable de su libertad y ani-
marse a un pensamiento crítico del ambiente
socio-cultural.

- Integración de la libertad respon-


sable: La apertura a una autonomía-teóno-
ma. Hay un momento clave en la formación
del modo de ser moral y es cuando el joven de valores evangélicos y decide coherente-
asume el protagonismo de su vida, decidien- mente. La conciencia moral surge de la “auto-
do referenciarla a valores morales y religiosos, clarificación” de la conducta en referencia a un
es decir, cuando toma la “opción fundamen- determinado canon de perfección moral. Para
tal” de convertir la conciencia en “norma in- convertirse en criterio de decisión moral ha de
teriorizada de moralidad”. El comportamiento ser verdadera y recta.
moral se realiza desde valores como fuente y Para ello, es importante que la persona
fundamento de la moral personal; y la libertad revise las etapas previas de formación de su
responsable como medio de ejecución. La per- conciencia moral y purifique aquellos conteni-
sona actúa desde un “fondo motivacional” en dos imperfectos que puedan falsear o deformar
el que ha descubierto normas, deberes, ideales, los contenidos actuales de su conciencia mo-
en suma, valores que para él tienen sentido; y ral (autonomía-teónoma). En concreto, iniciar
se ha convertido en protagonista de su libertad un proceso de autoconocimiento de cómo ha
definiéndose vocacionalmente en un proyecto ido viviendo cada una de las etapas de la for-
de vida (profesional, matrimonial, sacerdotal, mación de su conciencia moral: la integración
religioso, etc.). del deber y la obediencia, si la autoafirmación
Para muchos, esta etapa coincide con el se hace desde una la libertad responsable… O
momento de la llamada vocacional. Por lo que se maneja mayormente desde el “principio del
la conciencia autónoma se abre a la conciencia placer” (narcisista o afectivo-sexual).
religiosa, El joven puede referenciar su vida Ahora bien no ayuda un modelo moral
a Dios. La conciencia le permite escuchar la que exija, de manera compulsiva, adecuar-
misma voz de Dios a través de la conciencia se a lo que “debe ser” (una moral rigorista) y
racional (Cf. G.S. 16). Integra a Dios como el no acompañe, por el contrario, por un camino
valor central de su vida. Su persona y proyecto progresivo y gradual de auto-liberación y auto-
de vida quedan referenciadas a Dios y a los va- aceptación de la propia realidad humana, “pu-
lores del Reino. rificando” aquellos aspectos que nos impiden
El desafío moral consiste ahora en ir ad- adquirir las actitudes humanas y evangélicas
quiriendo las actitudes morales y evangélicas acorde a la opción de vida hecha.
acordes a la opción fundamental hecha. Es de- Tampoco la solución está en buscar res-
cir, adquirir las cualidades humanas y evangé- ponder ante los demás desde “la imagen del
licas que los valores morales presentan. Entra buen sacerdote” para ser aprobado o recono-
así en el diálogo libertad-gracia. Es la forma de cido. La vida se convertiría en un mero cuidar
responder o colaborar con la acción de Dios en la “imagen externa” sin llegar a la conversión
cada uno. del corazón, clave de todo proceso formativo
y moral. Con lo cual, la persona caería en una
4. ¿Cómo crecer moral y espiritual- inautenticidad existencial. Hasta el punto de
mente? llegar a una falta de transparencia y sinceridad,
1º Convertir la conciencia moral en con tal de ser “bien visto”.
la norma interiorizada de moralidad: Desde
donde el sacerdote discierna su actuar moral en 2º Manejarse desde un “amor de al-
los distintos planos de su existencia. A nivel teridad” (Cf. 1Jn 3,18-24): Es decir, desde un
de conciencia la persona juzga lo que debe ha- “afecto” que mueva a buscar el bien y la feli-
cer, se aclara interiormente según una escala cidad del otro. Supone un logro madurativo y

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ético. Por cuanto el amor es quien está llamado diencia y de corresponsabilidad. Pero es una
a regular las necesidades afectivo-sexuales y a exigencia que no se puede forzar compulsiva-
poner en ejercicio funciones psíquicas como mente. Supone todo un proceso humano, antes
la inteligencia y la voluntad (responsabilidad que espiritual.
moral). Es fuente de valores como el perdón, En concreto, haber integrado afectiva-
la compasión, el servicio, la donación desinte- mente las figuras de autoridad y tener asentados
resada, etc., en las relaciones interpersonales los sentimientos de pertenencia a la diócesis.
y en la entrega pastoral (cf. Lc 10,25-37; Mt Es el requisito humano para poder renunciar a
22,34-40; Mt 25,31-46). los propios intereses por el bien de la Iglesia y
Este tipo de amor es el que nos permite del Reino. En la medida que la persona siente
satisfacer las necesidades generativas a través afectivamente suya la diócesis y la parroquia,
de los sentimientos altruistas. Lo que hace sa- ha generado vínculos con sus miembros, se ha
lir a la persona de sí misma y entregarse a los identificado con el proyecto de vida y misión
demás. Base para una vida afectiva positiva y común, ha podido autoafirmarse en su singu-
una pastoral fructífera. Es la vía sublimatoria laridad y autenticidad… está en mejores con-
de la pulsión, por cuanto nos abre a la nece- diciones humanas para asumir las renuncias y
sidad de generar vida a nuestro alrededor, de sacrificios que exige la obediencia y la entrega
dejar “huella” en este mundo, de ser fecun- a los demás y poderlo procesar en clave de fe.
dos, de proyectarnos en el trabajo pastoral, de De lo contrario, tendrá que imponerse
aportar algo nuevo a la vida de la comunidad el “morir a sí mismo”, a base de un volunta-
parroquial, de la diócesis, a la humanidad, etc. rismo superyoico, lejos de una opción libre y
Sentimientos que caminan a la par de las nece- generosa que de sentido a la frase de Jesús: “si
sidades afectivas: De comunicación, contacto el grano de trigo que cae en tierra no muere,
y vinculación con los demás. queda sólo, pero si muere da mucho fruto”
Ahora bien, el “amor de alteridad” es un (Jn 12,24). Le quedan bloqueadas las vías de
logro madurativo que presupone haber alcan- apertura al otro. Terminará en una obediencia
zado cierta consistencia afectiva-sexual, como sumisa y pasiva, en una auto-anulación. A la
una autoafirmación responsable. De lo contra- larga, las necesidades de naturaleza narcisista
rio, las necesidades personales de ser amado, y hedonista, se impondrán sobre los valores re-
reconocido, valorado, o los impulsos sexuales, ligiosos optados.
se impondrán sobre las exigencias de atender y Es lo que observamos en el individua-
servir al prójimo. O lo usaremos para provecho lismo de ciertos sacerdotes que hacen girar su
propio. No podré relacionarme con el otro/a sin vida entorno a la “auto-realización”, cerrados
manipularlo afectiva o sexualmente. Hay que a asumir responsabilidades o compromisos por
trabajar la propia historia personal, la moda- el bien común de una parroquia o de una dióce-
lidad vincular, los apegos, miedos e inseguri- sis. En lugar de referenciar su vida a las media-
dades, heridas o historia sexual que configuran ciones propias de una vida sacerdotal, se han
nuestro modo de ser afectivo-sexual y que con- puesto a sí mismos como centro de su entrega:
dicionan nuestras relaciones con ambos sexos. “mis proyectos”, “mis planes”, “mis cosas”…
desvirtuando el sentido de la consagración: la
3º Poder “morir a uno mismo”: Ca- entrega al Reino o a la Iglesia. No se integran
pacidad de tolerar la frustración y renunciar a las mediaciones a través de las cuales Dios ha-
los propios deseos afectivo-sexuales y necesi- bla (el Magisterio de la Iglesia, entre otras).
dades de autoafirmación por otros. Clave para Por último, para poder “morir a uno
una vida de obediencia al obispo.“El que quie- mismo”, es imprescindible que la persona haya
ra venir detrás de mi, que renuncie a sí mismo, adquirido a lo largo de los años un“fondo mo-
que cargue con su cruz y me siga. Porque el tivacional” que sostenga y dirija su opción de
que quiera salvar su vida, la perderá; y el que vida. Las motivaciones son la base del actuar
pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, humano. Es fundamental que los “intereses
la salvará” (Mc 8,34-35). Es una máxima de la vitales” recojan los valores propios de la vida
ética cristiana. “No hay amor más grande que sacerdotal (fraternidad, entrega, obediencia,
este: dar la vida por los amigos” (Jn 15,13). Es castidad, pobreza, etc.), y que le permitan
el requisito básico para una vida sacerdotal al trascender las necesidades y deseos huma-
servicio de Dios y del Reino. Presupuesto para nos, concretarlos en actitudes evangélicas y
un “amor de alteridad” y para una vida de obe- actuar coherentemente según el proyecto de

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vida sacerdotal libremente elegido. Es lo que logal, de comunión interpersonal del hombre
le posibilitará encontrar “sentido” a la entrega con Dios. Su eficacia no anula la autonomía de
y renuncia de sí mismo. Dicho “fondo moti- la libertad, sino que la corrobora y la perfeccio-
vacional” que permite “morir a uno mismo”, na, por cuanto posibilita y provoca la relación
se alimenta del primado de la gracia y no del dialógica del hombre con Dios. Adquiere espe-
imperativo de la ley. cial importancia a partir de la “opción funda-
mental” de seguir a Jesús en la vida sacerdotal,
4º Vivir desde el “primado de la gra- en respuesta al don de la llamada vocacional.
cia” y no del “imperativo de la ley”: Desde La gracia invita a la libertad a hacerse respon-
una “conciencia teónoma”. La persona debe sable de la propia vida y vocación. A tomar un
encarar el proyecto de vida sacerdotal, como protagonismo activo y no pasivo. A fundamen-
un proceso teologal que lo invite a pasar de tar el seguimiento “desde adentro”, desde la
“la ley” a “la gracia”. La gracia nos abre al autenticidad y la transparencia, y, sobre todo,
amor auténtico, a ir más lejos de lo que la ley desde el vínculo afectivo-teologal con el Señor.
nos obliga: a perdonar de corazón, a amar al - El Espíritu le posibilita reproducir la
enemigo, a dar la vida por los demás… (Cf. experiencia teologal de Jesús. Una auténtica
1Cor 13,1-8; Mt 5,43-48; Jn 15,12-17). Desde vida en el Espíritu nos lleva a la experiencia
el momento que la persona vive su sacerdocio viva del Padre que tuvo Jesús. Amar lo que Jesús
y ministerio pastoral desde el “primado de la amó: la personal del Padre y el proyecto del Rei-
gracia”: no, los pobres y abandonados, el cumplimiento
- Entiende que la ley es un “pedagogo” de la voluntad divina, etc. El Espíritu es quien
para llevarlo a la auténtica libertad. Por lo que nos capacita para ello y nos invita a encarar la
procura no vivir esclavizado a la ley y obsesio- vida sacerdotal como hijos adoptivos de Dios,
nado con el perfeccionismo. Comprende que en una decisión libre, sostenida por las virtudes
la salvación no se la gana uno mismo a base teologales de la fe, la esperanza y la caridad (Cf.
de méritos, sino que es don y gracia del amor Rom 8,14-17). Nos introduce en una dinámica
misericordioso de Dios (Cf. Rom 8,1-4) que transformadora de relación, diálogo, confianza
pide, en coherencia, “amar al Señor con todo el y encuentro íntimo con el Señor.
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas - Y le configura con las actitudes huma-
y con todo el espíritu, y al prójimo como a uno nas y evangélicas de Cristo: Cuando la persona
mismo” (Lc 10,27). involucra todas las áreas de su personalidad en
- Puede hacer un proceso de “descul- la experiencia relacional con Dios, fruto del
pabilización” moral: Para madurar moralmen- Espíritu, entra en un proceso de configuración
te, la persona ha de asumir su realidad perso- con Cristo. Desde su género de vida y ministe-
nal, con sus heridas y frustraciones, pecados rio sacerdotal, a sus actitudes humanas y evan-
y debilidades. Condición básica para una ex- gélicas. La auténtica espiritualidad lleva a un
periencia sanadora de la gracia. Experimentar proceso de identificación con Jesús, a adquirir
que “donde abundó el pecado, sobreabundó su modo de ser y actuar. Nos inserta en su mi-
la gracia” (Rom 5,20). La culpa llena el cora- sión redentora. Reproducimos su Pascua.
zón de remordimiento y resentimiento, de una
mirada agresiva y destructiva hacia sí mismo,
hacia los demás y hacia Dios. La gracia es la Para la reflexión
que posibilita el camino de reconciliación con
lo real, aceptar la condición humana y no hun-
dirse en el desánimo (Cf. Rom 7,14-25). Con 1. ¿Qué consistencias morales detec-
la certeza íntima de que nada podrá separarnos tas especialmente en tu vida? ¿Y qué
“del amor de Dios, manifestado en Cristo Je- inconsistencias?
sús, nuestro Señor” (Rom 8,39). Esto nos lleva 2. ¿Qué te está ayudando en tu pro-
a revisar el concepto de pecado y el sentimien-
ceso de crecimiento moral? ¿Qué
to de culpa que tenemos internalizado para que
se ajuste a una imagen auténtica de Dios que dificultades mayores encuentras?
no condicione inconscientemente a la persona. 3. ¿Qué te ayuda a vivir tu sacerdo-
Una incorrecta comprensión del pecado y de cio desde una libertad responsable?
la culpa puede diluir la responsabilidad moral. ¿Qué te lo dificulta mayormente?
- Encara la vida desde el diálogo liber-
tad-Gracia: La gracia tiene una estructura dia-

PASTORES
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formación permanente

IV. MADUREZ ESPIRITUAL piamente vincular. Fundamentada en el “deber


ser”.O desembocará en un tipo de religiosidad
El sacerdote madura afectivo-sexual- “idealista”, marcada por una fe conceptual,
mente en la medida en que adquiere una es- intelectualista y racional. Entrará en crisis cu-
tructura moral sana y consistente y se abre a ando la realidad choque con su fe idealizada. A
una espiritualidad teologal, como fondo moti- la larga puede que sienta que Dios le da “sen-
vacional desde el que encara su vida y ministe- tido” a su vida, pero difícilmente sentirá que le
rio sacerdotal. “llena” la vida. Las defensas le impiden conec-
A lo largo de la exposición anterior tar afectivamente con Dios. Refleja un mundo
fuimos integrando la espiritualidad dentro del afectivo inconsistente y conflictivo.
proceso de madurez afectivo-sexual y moral. Al final, se termina en una religiosidad
Simplemente ahora, nos limitaremos a señalar rutinaria: Se limita a reproducir mecánica-
algunos aspectos que complementen lo ante- mente unas prácticas de piedad. Al perder lo
rior. afectivo-sensitivo, la culpa o el idealismo del
inicio, se quedó sin la motivación que alimen-
1. La gracia supone la naturaleza taba su espiritualidad. La oración se vuelve
De la misma manera que no podemos mecánica. La problemática personal no elab-
separar vida y fe, ya que se influyen mutua- orada ha condicionado una auténtica experien-
mente, tampoco podemos separar espiritu- cia relacional con Dios.
alidad de personalidad. Nos relacionamos con
Dios desde lo que somos y como somos. El - La espiritualidad exige la inte-
tipo de relación que se establece con Dios está gración de lo humano: Dios se comunica a
condicionada por la menor o mayor madurez y través de la naturaleza humana, creada a su
equilibrio psíquico de la persona. imagen y semejanza (Gn 1,27), con capacidad
A través de la espiritualidad se traslu- de encontrarlo y relacionarse con Él. La es-
cen distintas consistencias e inconsistencias piritualidad se alimenta, en primer lugar, de la
humanas. Esto se aprecia, por ejemplo, cuando afectividad que mana del interior de cada per-
la relación con Dios viene marcada por: sona. Pero no se queda en la mera sensibilidad.
Busca, más bien, generar un vínculo capaz de
- La necesidad de “auto-gratificación”: intimar, confiar y abandonarse en Dios, que
La persona se relaciona exclusivamente con despierte sentimientos altruistas de servir y en-
Dios para colmar sus necesidades afectivas: tregarse al prójimo y sea capaz de tolerar las
cariño, afecto, protección, cuidado... La nece- frustraciones y dificultades de la vida. Una na-
sidad de un Dios cercano, que no le abandone, turaleza capaz, además, de razonar y adherirse
que se “sienta”. En los casos más extremos, se intelectualmente a Dios, cuya Palabra “resuena
busca que Dios colme el “hueco” afectivo que en los oídos del corazón” (cf. G.S. 16) y que
dejó la simbiosis madre-hijo. Con una ima- ilumina la fe.
gen de Jesús muy “romántica”, o “milagrera” Dios es quien toma la iniciativa de ir
que espera le resuelva los problemas de forma a nuestro encuentro y se revela. “Después de
mágica. En el fondo, se busca una religiosidad haber hablado antiguamente a nuestros padres
sin dolor, sin renuncias, sin esfuerzo, sin re- por medio de los Profetas, en muchas ocasiones
sponsabilidades, en suma, sin cruz. y de diversas maneras, ahora, en este tiempo fi-
- La necesidad de “defensa”: Una es- nal, Dios nos habló por medio de su Hijo” (Hb
piritualidad sin experiencia de intimidad pro- 1,1-2). Dios no es una “invención” del corazón
funda con el Señor.La relación con Dios está o de la mente humana, ni la espiritualidad un
condicionada por el “miedo”: No termina de “monólogo”, sino un encuentro interpersonal,
abrirse y confiarse plenamente a Dios. La per- obra del Espíritu que “nos hace llamar a Dios
sona se siente muy expuesta, débil y vulner- ¡Abba!, es decir, ¡Padre!” (Rom 8,15).
able. “Evita” el encuentro profundo e íntimo La clave, en consecuencia, para que
con Dios. Esto puede generar en un tipo de re- la espiritualidad nos ayude a madurar huma-
ligiosidad “neurótica” cargada de escrúpulos, namente está en el “tipo de relación interper-
ritualismos, supersticiones, en suma, culpa. sonal” que se genera entre la persona y Dios.
Buscará hacer méritos para ganarse el amor de Ahí es donde la acción de la gracia es efectiva:
Dios. Nada es “gratis”. La relación con Dios Siempre que el área de sentido y el área af-
es más auto-exigente y voluntarista que pro- ectiva, en cuanto “sistema operativo” de una

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formación permanente

persona, se integran en la relación interperson-


al con Dios, proporcionan equilibrio interior,
centran a la persona y orientan su vida. Unifica Para crecer en la
el deseo en la experiencia de Dios. vida espiritual, se requiere
Para crecer en la vida espiritual, se re-
quiere trabajar aquellos aspectos que hacen a trabajar aquellos
la historia personal, heridas afectivas, prob-
aspectos que hacen
lemáticas sexuales, relación con los padres,
educación religiosa recibida, representaciones a la historia personal,
de Dios que nos transmitieron, miedos e inde-
cisiones, mecanismos de defensa que utiliza- heridas afectivas,
mos… por cuanto inciden en el tipo de relación
problemáticas sexuales,
interpersonal que mantenemos con Dios. Hay
que trabajar el “yo real”, para que nuestra es- relación con los padres,
piritualidad no sea “infantil”, dependiente de
que Dios realice nuestros deseos más egoístas educación religiosa
y materialistas; y podamos pasar a una espiritu- recibida, representaciones
alidad “adulta”, capaz de anteponer la voluntad
de Dios a la propia y de generar una relación de Dios que nos
teologal con Él, fundamentada en la fe, la espe-
ranza y el amor (cf. Rom 8,14-17). transmitieron, miedos e

indecisiones, mecanismos
2. Identidad sacerdotal y espirituali-
dad teologal de defensa que utilizamos…
La espiritualidad no es un sobreañadido
para asegurar la actividad apostólica, ni un ropa- por cuanto inciden en el tipo
je adicional a lo que supone ser sacerdote. Ident- de relación interpersonal
idad y espiritualidad se interrelacionan. La iden-
tidad de la espiritualidad sacerdotal se encuentra que mantenemos con Dios.
en el sentido teológico que encierra el sacerdo-
cio ministerial. La espiritualidad va a depender
de la concepción del sacerdocio que se tenga, de 3. La experiencia fundante como
la teología del ministerio que se profese. De ahí “fundamento” de la experiencia teologal
que detrás de la crisis de espiritualidad hay una La experiencia teologal se empieza a
crisis de la identidad sacerdotal. dar a raíz de la opción fundamental que coin-
El sacerdocio sólo se puede entender cide muchas veces con la llamada-vocación,
en referencia a Cristo cabeza, sacerdote, rey cuando descubrimos interiormente que la plen-
y profeta, de quien los ministros de la Iglesia itud humana (realización) se alcanza siguiendo
son signo y sacramento en virtud de su orde- a Jesús como sacerdotes. Se establece así una
nación (LG 17;21;28; PO 2-3;5-6). La relación “experiencia fundante” fruto del encuentro
con Cristo Cabeza y Pastor, como signos e con el Señor. Hecha de diálogo y escucha, de
instrumentos suyos, conlleva en la vida del auto-clarificación y discernimiento, de certezas
presbítero una actitud de obediencia a Cristo y dudas, de resistencias y abandono, y sobre
y una unión íntima y personal con Él en todas todo, de vinculación afectivo-teologal que ll-
las circunstancias de la vida, y de vivir la cari- eva a una relación profunda con Dios.
dad del Buen Pastor hasta la ofrenda total (PO Sin este “núcleo espiritual” carecerá de
12;13;14;16;18; AG 39; PDV 21-23). fundamento cualquier proyecto de vida sac-
Cristo encaro su vida y ministerio desde erdotal que se quiera emprender. Pero la for-
una actitud vital determinada: Una experiencia mación espiritual no consiste en un aprendizaje
teologal con el Padre que sostuvo y oriento su teórico, sino en desarrollar una experiencia
entrega. El Espíritu es quien nos capacita para teologal. Una cosa es creer que Dios existe y
ello y nos invita a encarar la vida sacerdotal otra muy distinta, estar dispuesto (como parte
como Cristo, en una decisión libre, sostenida del llamado de Dios) a entrar en una dinámica
por las virtudes teologales de la fe, la esperanza transformadora de relación, diálogo, confianza
y la caridad (Cf. Rom 8, 14-17). y encuentro con Jesús. Sin dicha dinámica, la

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formación permanente

vida sacerdotal se apoyará en uno mismo y  La espiritualidad del sacerdote parte del
terminará siendo la realización de un proyecto ministerio: Los presbíteros conseguirán
personal, desvirtuando el sentido auténtico de propiamente la santidad ejerciendo sin-
la identidad sacerdotal: Configurarse con Jesu- cera e infatigablemente en el Espíritu de
cristo, Cabeza y Pastor, y con su caridad pasto- Cristo la triple función (PO 13; Cf. PDV
ral (PDV 21-23). 23-26). Tres fuentes y medios a la vez de
su espiritualidad: Gobernar (animar y di-
4. De la experiencia fundante a la ex- rigir la comunidad), santificar (sacramen-
periencia configuradora tos-liturgia) y enseñar (la transmisión de
Para que la experiencia de Dios se con- la Palabra).
vierta en el eje entorno al cual armamos nues-  Ahora bien, más allá de lo “funcional”, lo
tra identidad sacerdotal, debemos encararla específico del presbítero es significar la
desde una experiencia configuradora. Es la que presencia de la persona y de la actividad
determina desde adentro el modo de ser y de de Cristo mediador en la Iglesia: Actúa in
vivir de cada persona. persona Christi (no por propia iniciativa,
El sacerdote está llamado por Dios, no sino por iniciativa de Dios que lo llamó al
tanto a responder a un “ideal de perfección”, ministerio sacerdotal). Esto le ha de llevar
como a adquirir una identidad cristológica. La a plantearse su ministerio y su vida sacer-
configuración con Jesús Buen Pastor la logra dotal desde la relación con Cristo, lo cual
cuando, desde la motivación teologal –fruto de le exige una actitud receptiva-contempla-
la experiencia fundante–, va adquiriendo las tiva permanente a lo largo de la vida.
cualidades humanas y evangélicas de Jesús y  La identidad-espiritualidad sacerdotal,
vive su vocación desde dichas disposiciones exige, por consiguiente, una experiencia
interiores o actitudes (celibato, entrega, servi- vincular con Dios que llene el corazón
cio, aceptación del otro, obediencia al obispo, humano, desbordándolo. Lo cual es im-
amor a la Iglesia, intimidad con Dios, confi- posible sin un vínculo objetal profundo y
anza en la Providencia, etc.). adulto, que permita intimidad y abandono.
Para lograr configurarse con Jesús Ca- Un vínculo cada día más total, perma-
beza y Pastor y adquirir las disposiciones min- nente, exclusivo y definitivo en Dios. Un
isteriales de Él, ha de involucrar en esta expe- vínculo que no encierre al sacerdote en su
riencia teologal todas las áreas de su personali- narcisismo, egocentrismo o erotismo, sino
dad: lo afectivo-sexual, lo cognitivo y lo moral. que lo abra al prójimo y a Dios. En suma,
Y llevar adelante un proceso espiritual de iden- el tipo de vínculo al que apunta un amor
tificación con Él. Le ayudará a ello si encara celibatario.
la vida sacerdotal no tanto como un “ideal de  Más aún, a ejemplo de Jesús, desde la
vida” a reproducir, sino como una serie de obediencia de la fe, ha de ir adquiriendo
“valores” a encarnar. Mientras el valor es una un modo de ser sacerdotal (Cf. Heb 5,7-
cualidad con sentido. No se impone como una 10). Ha de ir aprendiendo la sabiduría de
obligación, sino que nace de una motivación. la cruz: Es renunciando a sus necesidades
El “ideal” despierta las exigencias del superyó. de auto-afirmación por amor a Dios y al
Te hace sentir en culpa y falta. prójimo, como se realiza (Cf. Mt 16,24-
Entre los rasgos más sobresalientes de 25). El sacerdocio implica la libre decisión
la configuración con Cristo Cabeza y Pastor, de sumarme al proyecto salvador de Dios
y su ministerio de caridad pastoral, que han de leyendo en clave de fe los acontecimientos
surgir de la experiencia teologal, señalamos: de la vida; escuchando la voz de Dios que
le habla a través de la Iglesia, del obispo,
- Que ayude a armar la identidad de los hermanos en el presbiterio, de la
sacerdotal. Como afirma PDV 45: Para todo gente de la parroquia, de la realidad, etc.
presbítero la formación espiritual constituye el
centro vital que unifica y vivifica su ser sacer- - Que alimente la caridad y la en-
dote y su ejercer el sacerdocio. Podríamos se- trega pastoral: Una auténtica configuración
ñalar como elementos más sobresalientes de la con Cristo, despliega en el presbítero los sen-
relación identidad-espiritualidad, los siguien- timientos altruistas y generativos en la pasto-
tes: ral. Le pone “pasión” en lo que hace. Despierta
los sentimientos de compasión y misericordia

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hacia los pobres y los pecadores. Lleva a un encia teologal es precisamente la que permite,
mayor compromiso con la realidad; y le per- a partir de la relación con Dios, la integración
mite verla con los ojos de Dios. Le hace en- de lo humano (afectivo-sexual), lo doctrinal y
tender la vida como “misión” (inscrita dentro lo pastoral en una síntesis personal. Construye
del proyecto salvador de Dios) y no limitarse la identidad sacerdotal teniendo en cuenta las
a hacer “cosas” para los demás. Pone el funda- distintas dimensiones de la formación sacerdo-
mento teologal para superar, sin resentimiento tal (Cf. PDV. 43-59).
ni amargura, las frustraciones de la entrega dia-
ria por el Reino. 5. Experiencia de Dios y conflicto
Pascual
- Que afiance los sentimientos de - Las “crisis” marcan el camino de
pertenencia y referencia a la diócesis (Igle- seguimiento de Jesús. Fruto de heridas, suf-
sia): Según la eclesiología que maneje, tendrá rimientos, fracasos, decepciones, renuncias,
un tipo u otro de espiritualidad. Una espiri- duelos, cansancios, etc.; o al descubrir que la
tualidad auténtica, jamás diluye la identidad vida sacerdotal no es como nos la habíamos
sacerdotal del vínculo con la Iglesia. Debido a imaginado, o el mundo en el que hemos in-
que la razón de ser del ministerio sacerdotal es tentado hacer real el proyecto de vida no se
la Iglesia, no se puede ser sacerdote y vivirse amolda ni se amoldará jamás a nuestros planes
sacerdote sin la relación viva con ella, la que y deseos, o al chocar con nuestras heridas y
es y como es. El sacerdote lo es en la Iglesia, conflictos personales que no terminan de re-
actúa desde la Iglesia –en su nombre– y sirve a solverse, etc. Las crisis cuestionan las moti-
la Iglesia. El sacerdote se tiene que ver, sentir vaciones vocacionales. Es la prueba de la fe.
y actuar desde la Iglesia Misterio, Comunión Se resuelve analizando las causas humanas y
y Misión (LG 2-4; PDV 12;16;59;73;75). Por re-optando por Dios, desde un vínculo nuevo,
tanto, la “relacionalidad” es una característica purificado y más consistente. Lo teologal es
de la espiritualidad sacerdotal: Con Dios, la quien permitirá procesarlas.
Iglesia, el obispo, el presbiterio y la gente de
la pastoral. - La clave de una espiritualidad au-
téntica: Capacidad para procesar el dolor y
- Que ayude a madurar integral- la renuncia en clave Pascual. El conflicto se
mente como persona: El ministerio sacerdotal genera cuando nuestros intereses más íntimos
requiere consistencia humana, doctrinal y es- (de sanación, de autoafirmación, de recono-
piritual, es decir, madurez integral. La experi- cimiento, o necesidades afectivo-sexuales)

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formación permanente

de asumir la condición humana y purificar as-


pectos personales que se infiltran en la espiritu-
alidad. La finalidad es que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, al estado del hombre perfecto y a la mad-
urez que corresponde a la plenitud de Cristo
(Ef 4,13). Por eso, hay que irse despojando
del “hombre viejo”, para renovarse en lo más
íntimo del espíritu y revestirse del “hombre
nuevo”, creado a imagen de Dios (Ef 4,17-24)

- La experiencia teologal integra lo


humano en una nueva experiencia unifica-
chocan con el proyecto salvador de Dios (Mc dora del ser. La persona lo experimenta como
8,31-38). Sin la experiencia del conflicto con paz y consuelo, armonía y unidad interior. La
Dios, la relación de amor no crece ni madura. fe es la que puede hacer la síntesis liberadora
El conflicto se resuelve en clave teologal, cu- de la tensión entre ideal y realidad. La razón es
ando la persona puede encontrar un nuevo sen- que la fe está más allá de toda tensión. Ubica
tido y despertar una nueva vivencia, como ac- el corazón en Dios. Y da esperanza. Es obra
ción del Espíritu en su interior. Lo experimenta del Espíritu en nosotros. Es quien posibilita el
como un “kairós” (acción de Dios) en su vida “nuevo nacimiento” (Cf. Jn 3,1-8).
y en el mundo. Y lo puede procesar en clave
Pascual (Cf. Jn 12,24-25).
Para la reflexión
- La experiencia teologal reubicar
el deseo en el proyecto de Dios: El proceso
teologal va a consistir, precisamente, en que 1. ¿Qué te está ayudando a vivir des-
la persona a lo largo de los años vaya pas- de un “núcleo espiritual” tu ministe-
ando (haciendo un proceso): De Dios “objeto rio sacerdotal? ¿Qué te lo dificulta?
de deseos” (un amor lleno de proyecciones) 2. ¿Cómo incide la experiencia teo-
a un Dios “objeto de fe purificada” (Cf. Rom
1,5). En la medida en que la persona integra
logal en tu espiritualidad como sac-
lo ideal dentro de lo real, la experiencia teolo- erdote? ¿Qué te aporta en tu configu-
gal reubica el deseo en el proyecto de Dios. Da ración con Jesús Buen Pastor?
sentido al dolor y a la renuncia y posibilita la 3. ¿Sientes que la espiritualidad te
realización de los deseos de felicidad de toda está ayudando en tu proceso de mad-
persona humana dentro de una experiencia
afectivo-teologal.
uración integral?
Justamente la re-orientación del deseo
humano va ser la gran lucha espiritual. El pro-
Bibliografía
ceso de “purificación” de las expectativas de
- Javier Garrido. Proceso humano y
los discípulos de Emaús, por parte del Jesús
gracia de Dios: apuntes de espiritualidad cris-
Resucitado, es un claro ejemplo de ello (Cf.
tiana. Ed. Sal Terrae, Santander, 1996
Lc, 24,13-35). La experiencia teologal, cuyo
- José Rafael Prada. Psicología y for-
objeto afectivo es Dios en cuanto Dios, obliga
mación: Principios psicológicos utilizados en
al deseo no sólo a la no gratificación inmedi-
la formación para el sacerdocio y la vida con-
ata, sino a la negación de toda apropiación. A
sagrada; Ed. San Pablo, Bogotá, 2007
abandonarse y confiar en Dios. A que yo me
- Javier Burón. Psicología y conciencia
pregunte cómo Dios quiere ser deseado. Ama-
moral, Ed. Sal Terrae, Santander, 2010.
rlo como Él quiere ser amado.
- Rafael Colomé Angelats. La subli-
mación en la obra de Freud. Algunas impli-
- La experiencia de Dios como pro-
cancias desde la propia experiencia pastoral,
ceso de conversión:Podríamos decir que la
Tesina para la obtención de la Licenciatura en
experiencia teologal genera un proceso de
Psicología, Universidad Católica Argentina,
transformación interior, de conversión, a base
2007.

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formación permanente

[ Ge r a r d o D i É g ue z ]

Páginas Web de interés


para la formación
permanente de
los sacerdotes

El sacramento del Orden nace de una lla- de Dios que está en ti por la imposición de mis
mada del mismo Señor: “Ven y sígueme” (Cf. manos” (2Tim.1,6), “no descuides el carisma
Jn.21,17-19); palabras que el sacerdote ha de que hay en ti…” (Cf. 1Tim.4,14-16). Es Dios
escuchar no sólo una vez, sino siempre, porque mismo que reaviva su don permanentemente.
el Señor las mantiene vivas, hasta la muerte. Para ayudarnos en esta formación per-
Dios sigue llamando durante toda la vida. Por manente queremos sugerir algunas páginas
eso, la formación permanente es una llamada web en las que encontraremos valiosos mate-
a la fidelidad al propio ser del sacerdote y de riales y recursos variados para reavivar el ca-
su ministerio, que se realiza desde la caridad risma de Dios. Son sólo cinco ejemplos, de las
pastoral, no hay madurez sin formación perma- muchas buenas páginas que podemos encon-
nente, “te recomiendo que reavives el carisma trar en la red:

http://www.cuadernospastores.org.ar

Aunque pueda parecer un poco au-


torreferencial, nos parece importante seña-
lar esta hermosa herramienta de formación
sacerdotal permanente. Cuadernos Pastores
no sólo nos ofrece la versión impresa, sino
que completa su servicio con una impor-
tante página web en la que podremos en-
contrar más de 600 artículos de formación
sacerdotal de los más importantes autores;
con la posibilidad de acceder a un índice
por artículos o por autores y con la alterna-
tiva de descargar el archivo de los números
anteriores de los Cuadernos. También en-
contraremos reseñas de los Encuentros Na-
cionales de Sacerdotes.

PASTORES
NUM. 58 • OCT 2015 77
formación permanente

http://www.osar.org.ar

Esta página web de la Organización


de Seminarios de la Argentina, si bien di-
rigida especialmente a la formación inicial,
no deja de brindar excelentes materiales
aprovechables para la formación perman-
ente, con artículos, exposiciones y docu-
mentos de formación sacerdotal fácilmente
localizables.
Nos ofrece también un listado de
más de 30 números de los interesantes Bo-
letines OSAR.

http://www.isfo.it
El Instituto Superior para Forma-
dores, asociado al Instituto de Psicología
de la Universidad Gregoriana de Roma of-
rece una página verdaderamente rica con
muchos artículos ligados a la formación
humana y espiritual del sacerdote.
Si bien la página está en italiano,
dispone de un link en español con artículos
destacadostraducidos al castellano, tales
como la relación del sacerdote con el dine-
ro y la pobreza, el celibato, la dirección es-
piritual, los conflictos en el rol ministerial,
entre otros muchos. Si el lector se anima
con el italiano entonces el horizonte se am-
plía mucho más. Imperdible.

http://cineyvocacion.org

Interesante página ligada a la Her-


mandad de Sacerdotes Operarios, que nos
ofrece la posibilidad de trabajar con pelícu-
las de cine la vocación cristiana y distin-
tos temas humano-vocacionales. Para cada
película propuesta nos ofrece una ficha téc-
nica, una sinopsis, una reflexión vocacional
y materiales para reflexionar el film y rezar.
Presenta una sección especial sobre la ima-
gen del sacerdote en las películas de cine.

PASTORES
78 NUM. 58 • OCT 2015
formación permanente

http://www.sli.org/education/sliconnect/

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o entienden el inglés: el Instituto San Lucas
de Estados Unidos ofrece excelentes cursos
de especialistas, en videos de formación
permanente, descargables mediante un
mínimo pago.
Entre los videos disponibles desta-
camos por ejemplo: “¿Qué hace a un sacer-
dote feliz?”, “Dirección espiritual: respon-
diendo a la invitación de Dios”, “Lectio
Divina, creciendo en la relación con Dios”,
“La resolución de conflictos”, temas sobre
el Discernimiento, etc. También presenta
algunos artículos cortos sobre salud psíqui-
ca y espiritual.

www.pretiaroma.it

Por último, una muy conveniente


propuesta en italiano, la página para la for-
mación permanente de los sacerdotes del Vi-
cariato de Roma, donde podremos encontrar
recursos variados para nuestra formación,
desde una propuesta de itinerario forma-
tivo para sacerdotes de hasta 5 años de or-
denación y una segunda etapa, desde los 6
hasta los 10 años.
También ofrece en la sección “Doc-
umentos” un rico material de encuentros,
charlas, audios, ejercicios espirituales,
de destacados teólogos y pastores, por
ejemplo,aportes del Card. Carlo Maria Mar-
tini o de Mons. RinoFisichella, entre muchos otros.
Finalizamos recomendando en esta página un práctico índice analítico de la encí-
clica Evangelii Gaudium.

Esperamos que estos recursos nos de su formación permanente”, para ser fiel al
ayuden a seguir formándonos, conscientes de don de Dios y al dinamismo de la conversión
que cada sacerdote es “el primer responsable diaria.

PASTORES
NUM. 58 • OCT 2015 79
formación permanente

[ S . E . M ons . J orge C arlos P atr ó n W ong ]


S ec r et a r i o p a r a l os S em i n a r i os ,
C on g r e g a c i ó n p a r a e l C l e r o

Profesión
y vocación

El término «profesión» procede de las como enriquecerse o conseguir prestigio o, en


raíces latinas pro y fero-latum. Literalmente otros casos, porque ejercen mediocremente su
significa: «poner a favor de». Profesionista es profesión.
así quien pone sus propias capacidades y pre- El término «vocación» se refiere a otra
paración a favor de una causa1. Como se puede realidad. Viene de la raíz latina vocare, que
observar, la etimología coloca el acento en la significa «llamar» y supone un diálogo entre
finalidad de la profesión y no en el título profe- aquél que llama y aquél que es enviado. En el
sional y mucho menos en una posesión. El tér- ámbito de la Iglesia el término «vocación» se
mino es utilizado con frecuencia erróneamente, refiere al seguimiento de Jesús, es decir, a la
en un sentido restrictivo, de modo que cuando vida discipular y misionera. Solamente existen
escuchamos hablar de las «profesiones» pensa- tres maneras de seguir a Jesús: como laico o
mos inmediatamente en las profesiones libera- laica, como religioso o religiosa y como sac-
les o en los estudios universitarios. erdote. Muchos laicos, religiosos y sacerdotes
Pero si utilizamos el término «profe- ejercen al mismo tiempo la profesionalidad,
sionalidad», la profesión resulta más incluy- pero ésta se halla al servicio de la vocación y
ente. Ejercen una profesionalidad y actúan subordinada a ella. De modo que para un discí-
profesionalmente también aquellos que no pulo de Jesús la profesión viene a ser un instru-
«poseen» una profesión. Consecuentemente mento de su vocación.
podemos hablar de la profesionalidad de un Así, conviene hacer una distinción más
carpintero, de un barrendero, de una enfer- clara entre vocación y profesión. La vocación
mera y de un sacerdote. Hay profesionalidad es el llamado de Dios que se concreta, en el
cuando las personas orientan los dones recibi- ámbito de la fe cristiana, como vocación laical,
dos y la capacitación que poseen hacia a un fin religiosa o sacerdotal. La profesión es propia-
superior. También se comprende que algunos mente una forma de vida que consiste en la op-
«profesionistas» no son muy «profesionales», ción por dedicar los dones recibidos a un fin.
porque utilizan la profesión para fines egoístas, Esta forma de vida no se da exclusivamente en
el ámbito de la Iglesia, sino que existe en todas
las culturas. Sin embargo la profesión puede y
1
“Profesionista” es un término cuyo uso está
extendido en México. El Diccionario de la Real debe ser interpretada desde la vocación especí-
Academia Española lo pone como sinónimo de fica de los bautizados.
“profesional” (persona que ejerce su profesión) (N. Pongamos ahora estos conceptos en
del E.). movimiento para imaginar lo que pueden sig-

PASTORES
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formación permanente

nificar en la práctica. La vocación laical con- mejante radicalidad su servicio profesional, no


siste en el seguimiento de Cristo en medio sólo desde la cualificación técnica, sino sobre
de las realidades temporales: la familia, la todo desde la disponibilidad evangélica para el
economía, la política, las ciencias, la ecología, servicio.
la justicia social, por señalar algunos campos
significativos. El laico vive comprometido en Cambiando el lenguaje
la transformación del mundo para ir descu- El lenguaje expresa las convicciones
briendo el Reino de Dios que está ya presente que están presentes en el imaginario de una
en él. Por eso, para el laico, la profesión es muy colectividad. Cuando en nuestra sociedad se
importante. Por ejemplo, a través de un ejer- escucha la palabra «profesión» comúnmente
cicio consciente de su profesión, un abogado se piensa en el esfuerzo que implica hacer una
cristiano puede colaborar en la creación de un carrera profesional, es decir, en el mérito de
orden más justo, cosa querida por Dios; un quien ha adquirido una profesión a través de un
agrónomo que colabora en el rescate ecológico título. La lógica que funciona es ésta: «Me he
de una región, según el plan original del Cre- esforzado por conseguir este título profesional;
ador; un médico que ayuda a las personas en en razón de este mérito tengo derecho a explo-
su salud convirtiéndose en un signo de Cristo tar esta profesión, cobrando desmedidamente
cercano a los enfermos. por mis servicios profesionales». Con esta
Como se puede observar, ambas cosas, mentalidad es muy difícil plantear una ética
la vocación y la profesión son importantes y profesional.
serias. Pero para el cristiano la vocación es Pero si cambiamos las premisas, la per-
el fin y la profesión es un medio que pone en cepción de la profesión es diferente: «He tenido
función de este fin. Una recta vivencia de la el privilegio de estudiar y de obtener un título.
vocación le exige una gran calidad profesional, Esto ha sido posible gracias al esfuerzo de mi
pues ¿Cómo va a transformar el mundo según familia y al sacrificio de tantos jóvenes como
el designio de Dios quien es incompetente en yo que no han tenido acceso a la Universidad».
su ejercicio profesional? Un ejercicio coher- Aquí el acento se pone en el don recibido, no
ente de la profesión es muy cercano a la vo- en el mérito. Consecuentemente el profesioni-
cación. Existe así una profunda complementa- sta dibuja una ética profesional que consiste en
riedad entre vocación y profesión. poner al servicio de los demás aquello que ha
Desde esta perspectiva también queda recibido de los demás. El título universitario
iluminado el trabajo profesional de las perso- no es ya una ocasión para la superioridad, sino
nas consagradas. Un religioso o una religiosa, para el servicio.
que ha hecho profesión de radicalidad en el En el caso de un profesionista cristiano
seguimiento de Jesús, deberá ejercer con se- esta segunda manera de pensar es sumamente

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formación permanente

cercana a su fe. Si conoce bien su vocación es- como un privilegio.


pecífica, sabrá poner la profesión en función de • Educar a los estudiantes universitarios y
la vocación. Pero si ignora su propia identidad profesionistas para que aprendan a establ-
vocacional no establecerá ningún vínculo entre ecer un trato de colaboración y no de su-
vocación y profesión. perioridad con todos aquellos que ejercen
Tristemente en el ámbito de las voca- la profesionalidad sin tener un titulo aca-
ciones de especial consagración no siempre démico, con quienes compartirán el trabajo
existe una justa valoración del trabajo. Por ello en le futuro.
los sacerdotes y personas consagradas tenemos • Ofrecer a los estudiantes universitarios y
mucho que aprender de los auténticos profesio- profesionistas cristianos una catequesis
nales. En este caso no nos vendría mal una for- suficiente sobre su vocación laical y sobre
mación más cuidadosa sobre la profesionalidad la profunda conexión que debe existir en-
en el ejercicio de nuestro servicio ministerial. tre su vocación y su ejercicio profesional.
De este modo se abre una perspec- Diseñar junto con ellos las líneas de la es-
tiva pastoral importante que comprende los piritualidad de su profesión y de su futuro
siguientes elementos: trabajo profesional.
• Pedagogía de la vida como vocación. Des- • Proponer a los estudiantes pre-universita-
de la infancia y en cada etapa de la vida, rios una catequesis vocacional completa,
acompañar y preguntar cómo se está re- que incluya el sentido de la vocación, de
spondiendo a la vocación bautismal, al se- las profesión y la integración entre ambas,
guimiento de Jesús, a la llamada a la santi- de modo que puedan aproximarse a un dis-
dad. Si la vocación se presenta como algo cernimiento vocacional más auténtico.
natural, con la misma naturalidad los niños
y jóvenes se preguntarán por su vocación. • Brindar una catequesis suficiente sobre la
• En este contexto de la vivencia de la vo- profesionalidad a las personas que ejercen
cación cristiana, presentar con claridad las un oficio que en la mentalidad ordinaria
vocaciones específicas: sacerdotal, a la vida no es reconocido como una «profesión»,
consagrada o laical. Desde esta misma per- de modo que puedan estar orgullosos de
spectiva de la vocación cristiana, facilitar su profesionalidad y la ejerzan consciente-
la elección de la profesionalidad y de la mente.
profesión. • Educar a los seminaristas y formandos de
• Cambiar la interpretación del término «pro- las comunidades religiosas en la valoración
fesión» para que signifique más la «profe- de la vocación laical, de la profesión y del
sionalidad» que la posesión de un título mundo del trabajo, de modo que profundi-
universitario. Desde esta interpretación el cen en el sentido de la profesionalidad de
trabajo será visto no como una carga, sino su propio servicio ministerial.

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