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Así Es Como Se Logra La #Transparencia En La

Gestión Pública
Debemos de partir de ¿qué hablamos? cuando tratamos un tema tan delicado como los es la
Trasparencia y sobre todo ¿a qué hacemos referencia? ¡¿Será a poder ver en qué se destinan
nuestros impuestos?! Debemos de recordar que la transparencia es aquello que se
comprende sin duda y sin ambigüedad, y que por lo tanto es bidireccional. En primer lugar
hacia lo interno, hacia el teje y maneja dentro de cada institución gubernamental y como
segundo punto, hacia lo externo, el cómo se proyecta cada una de ellas hacia la sociedad.
La transparencia es uno de los temas más filosóficos y subjetivos que podemos tratar, ya
que se basa en valores éticos, y encima de ello, en el valor agregado que todo servidor
público debe aplicar en el ejercicio de su función, de ahí la necesidad de detenernos en su
análisis y en su confrontación con otros conceptos tales como el derecho a la información,
el acceso a la información y la rendición de cuentas con los que la transparencia convive y
se interrelaciona diariamente en la labor pública. (Naessens, 2010) Pudiéramos pensar en
que el término transparencia es sinónimo de derecho de acceso a la información o de
rendición de cuentas lo cual no es del todo correcto pues, aunque es cierto que mantienen
relación entre sí, son conceptos completamente diferentes, y esto va más allá de los
números que nos presentan. El acceso a la información designa a aquella información que
debe solicitarse para obtenerla, por lo tanto, es el ejercicio libre de una garantía
constitucional por medio del cual la sociedad pueden: conocer, solicitar y supervisar las
acciones de su propio gobierno, y por consiguiente la información que nos proporcionan
debe ser de dominio público. [1]
La idea de que se ejecute la transparencia es vincular a la sociedad como el tejido social de
un Estado con que la información sea fluyente tanto hacia abajo como hacia arriba, y así
poder hacer un verdadero uso del control social. Pero ¿estaremos enfrentados a esta
realidad? O ¿será únicamente en el papel en que se queda esta garantía constitucional? En
un sentido amplio, la transparencia implicaría una “política de transparencia”, en tanto que
“acceso a la información”, se entendería como “el derecho de acceso a la información”,
siendo éste último un instrumento de la transparencia (Naessens, 2010)

Entonces, no se debiera de confundir términos entre una herramienta y un objetivo. Según


Mauricio Merino “El derecho de acceso a la información pública es, en la práctica, el
derecho que tienen las personas para conocer los documentos que producen y manejan las
autoridades públicas” y que por lo tanto, este conocimiento puede llegar a ser un verdadero
motor político de transparencia social, o sea, que esto implica que para poder movilizar
todo el engranaje que se necesita para que la información sea pública, se debe de destinar
otro porcentaje del PIB para que el derecho de acceso a la información pública, sea en un
principio la prerrogativa de toda persona para acceder y examinar datos y registros públicos
en poder de los sujetos obligados, y también saber de aquello que el Estado considera
nocivo para entregar la posibilidad de revisar y analizar dicha información. Entonces, el
derecho de acceso a la información pública se aplica bajo las mismas reglas esenciales pero
siempre sesgadas, pero si bien es cierto que es subjetivo, la transparencia en el gasto
público también es un mecanismo fundamental de exigibilidad pública y de responsabilidad
social. Hoy en día debemos de hacernos la pregunta hacia dónde y para qué finalidad se
encuentran sus alcances y límites dentro del marco legislativo. Como todo derecho de
creación de ciudadanía, la transparencia en un marco democrático no es una “condición
natural” del estado, es algo que se tiene que elaborar, construir, implementar a mediano y
largo plazo y que debe atender a diversos objetivos en relación a las instituciones estatales:
legales, reglamentarios, políticos, organizacionales, educativos y culturales. La
transparencia se ha vuelto necesaria para el ejercicio de un buen gobierno -en el cual exista
disposición y clasificación adecuada, actualización, calidad, claridad y utilidad de la
información- que se encuentra sujeto a la vigilancia y al escrutinio de la sociedad en su
conjunto. (Naessens, 2010)

La transparencia es el resultado de una forma de gobernar, de


administrar y de gestionar al Estado, de lo cual se deduce que este
concepto es un valor de la democracia. La transparencia tiene que ver
con el desempeño de la comunidad política, de sus representantes así
como también de sus autoridades quienes tienen que aclarar sus
acciones para fortalecer al gobierno y su gestión pública, como
consecuencia.
Las gestiones y administraciones públicas deben procurar, independientemente del Estado
que sea,  del país que sea y de la región que sea, siempre tener en discusión dentro de la
agenda pública y política, la transparencia como uno de los elementos calificadores dentro
de la gestión pública. Cuando se trata de construir y reconstruir al mismo frente a nuevas
formas de desafíos y garantizar el cumplimiento de una constitución, de unos ideales, de
temas económicos, de temas sociales, de temas culturales, se cree que deben de haber
condiciones suficientes y necesarias cuando se habla de cubrir este conglomerado, y en
especial, dentro de la gestión pública.

El desarrollo de la transparencia en la gestión pública debe  incidir en el origen de los


problemas, tomar acciones para resolverlos,  monitorear y evaluar permanentemente el
proceso de implementación; por lo que  a  la población le interesan los productos reales del
planteamiento y la ejecución. Además, debemos de partir de hechos fundamentales tales
como los históricos, políticos, teóricos y metodológicos de la auditoria social,
entendiéndola como parte consiguiente de la participación activa en el ejercicio de su
ciudadanía. Los procesos de toma de decisión y verificación en la gestión política
administrativa del Estado proponiendo la colaboración de la transparencia como
un  instrumento político para su aplicación y la construcción de una sistematización para
la  apropiación de la auditoria social, así mismo como una herramienta política de la
sociedad civil. Un ciudadano como tú y como yo, en pleno derecho facultativo y en pleno
ejercicio de nuestras funciones elegidas, podemos garantizar la probidad, eficiencia y
eficacia de la administración pública.

Si el gasto público es las suma de los gastos realizados por las instituciones, entidades y
organismos integrantes del sector público de una economía nacional, comprenderemos que
el gasto realizado por el Estado que por este mismo medio, el gasto público trata de dar
respuesta, a los fines que trata de alcanzar a las necesidades de carácter público o colectivo
pero de los cuales, el Estado moderno consideraría, y viéndolo desde un punto de vista
triple: orgánico, económico y funcional. Según la ONU (Organización de Naciones Unidas)
propone una clasificación funcional normalizada en 5 grandes funciones:

1. Servicios generales
2. Servicios comunales
3. Servicios sociales: Gastos en:
4. Educación,
5. Sanidad,
6. Seguridad,
7. Servicios sociales
8. Servicios económicos
9. Gastos no clasificables.
En conclusión, esto es lo ideal, el punto de encuentro que todos los países democráticos
tratan de alcanzar, pero la realidad, dicta que el porcentaje del PIB que se destinan para
cada punto son por debajo del 7% y cuando los ingresos ordinarios (impuestos) no son
suficientes para hacer frente a los gastos públicos, el Estado acude a los llamados recursos
extraordinarios, entre los cuales ocupa un lugar destacado la Deuda Política. Si el
desequilibrio entre los ingresos ordinarios y los gastos públicos no solo persiste, sino que
además va en aumento, el endeudamiento del Estado (Deuda Publica Viva) tendrá que ser
cada año mayor, hasta que llegar el momento en que las cargas de la misma se hacen
insoportables para el correspondiente estado nacional. La cual y en aras de la transparencia,
son datos que cada Estado lo toma como información reservada. El Banco Mundial
considera que el Sector Público, es necesario para alcanzar el desarrollo sostenible tanto en
el plano económico como social, lo que implica que “el Estado es fundamental para el
proceso de desarrollo económico y social, pero no en cuanto agente directo del crecimiento
sino como socio, elemento catalizador e impulsor de ese proceso” La Reforma Gerencial
del Estado en América Latina, por lo tanto, necesita inicialmente completar la tarea del
modelo weberiano de fortalecer un núcleo  estratégico ocupado por una burocracia
profesional pero que actualmente necesita su propia modificación, ya que la misma hace
que los estados y su gestión pública se vean inflexibles ante la agilidad de la prestación de
este servicio hacia sus ciudadanos, creando todo lo contrario a la eficiencia y efectividad
que tanto se ha desea. Esta modificación estructural de esta parte del aparato estatal no lo
podemos confundir con la mera implementación de nuevas formas de gestión, como las de
la calidad de una empresa, sino de cambiar los incentivos institucionales del sistema, el
dejar de incentivar el enquistamiento de ciertos modelos, personas e ideologías; y empezar
a impulsar los llamados “policymakers” los funcionarios públicos con responsabilidad
política y social.
PROGRAMA DE TRANSPARENCIA EN LA GESTIÓN PÚBLICA En la Política Nacional de Transparencia
esta el Programa de Transparencia, concebido como una herramienta y expresión metodológica
de los contenidos y acciones, conceptualmente definidos por la Política Nacional de Transparencia
esta el Programa de Transparencia, cuya aplicación en la gestión pública promoverá la prevención
de la corrupción. El Programa busca constituirse en un conjunto de elementos metodológicos de
prevención de la corrupción y la mejora de la eficiencia de la gestión pública a través del
fortalecimiento de la transparencia en las entidades públicas implementando sus cuatro
componentes: Acceso a la información, entendido como un derecho fundamental de las personas
a conocer el manejo de la cosa pública e instrumento de participación ciudadana que genera
inclusión social, permite a los ciudadanos conocer el destino y uso de los recursos públicos. Ética
Pública, entendida como la promoción de una cultura ética basada en principios, valores y
conductas que permitan el desarrollo de la gestión pública más plena y armónica posible.
Rendición de Cuentas, se entiende por Rendición Pública de Cuentas, a la acción de toda
institución de poner a consideración los resultados obtenidos en la gestión así como el
cumplimiento de compromisos asumidos con los actores sociales involucrados y sociedad civil en
general. Control Social, se entiende como Control Social de la gestión pública, a los mecanismos o
medios de seguimiento y participación activa de la sociedad organizada en los procesos acciones y
resultados que desarrollan las instituciones del Estado para el logro de sus objetivos.

ACCESO A LA INFORMACIÓN

El derecho al acceso a la información es fundamental para el ejercicio democrático y la toma de


decisiones, esencial para que las personas puedan ejercer sus derechos, habilitándolas para
ejercer un control social sobre aquellos que detentan y administran el poder.

ETICA PÚBLICA Las conductas de los servidores públicos deben estar enmarcadas dentro del
principio del interés común como posibilidad de alcanzar la confianza ciudadana y mejorar los
estándares de eficiencia. Para alcanzar conductas éticas deseables es fundamental iniciar procesos
internos que desarrollen e implementen nuevas habilidades del talento humano en busca de
sentido y gusto por los valores, así como la construcción de marcos que se enfrenten al
individualismo, la indiferencia, la apatía y la ausencia de sentido de permanencia en el ejercicio de
sus funciones. El componente de ética procura dos momentos imprescindibles, la incorporación de
la ética en el ejercicio de sus funciones y la normativización, por ende la elaboración de un Código
de Ética. FORMACIÓN DE VALORES La entidad debe incorporar en las prácticas de los servidores
públicos mejoras en los ambientes éticos y laborales, para lo cual es necesaria la capacitación y la
generación de buenas prácticas. AMBIENTACIÓN ÉTICA La ambientación ética es necesaria y
propicia para generar escenarios indispensables para sensibilizar y motivar a los diversos mandos
la participación activa en la generación de ambientes éticos adecuados. Capacitación Inicial, para
iniciar el proceso de introducción del tema ético en la entidad pública es necesaria la ejecución de
un programa de capacitación en gestión pública, derechos humanos y ética pública a todos los
miembros de la institución. El resultado final será delimitación de los valores éticos más preciados
por los servidores públicos de la institución, que servirá en la elaboración del Código de Ética.
Capacitación complementaria, en esta segunda etapa los servidores públicos ampliarán y
profundizarán conceptos sobre valores, ética, normas de conducta, normas especiales para el
ejercicio de la función pública. Debates éticos, en esta fase se complementan seminarios sobre las
mayores problemáticas éticas de la entidad y las normas de conducta. Elección de equipo ético
institucional, la entidad pública luego del proceso reflexivo deberá designar a una cantidad
representativa de servidores públicos que conformen este equipo. COMPROMISOS
INSTITUCIONALES En esta fase deben promoverse los compromisos institucionales de los
directivos con el proceso de formación de valores, propiciar espacios de información y
comunicación.

RENDICIÓN DE CUENTAS Se entiende por Rendición Pública de Cuentas, a la acción de toda


institución de poner a consideración los resultados obtenidos en la gestión así como el
cumplimiento de compromisos asumidos con los actores sociales involucrados y sociedad civil en
general. En la rendición de cuentas, se debe realizar un análisis de la Programación de
Operaciones Anual y Presupuesto, para que en función a los mismos, se prioricen resultados
estratégicos a comprometer; es decir, en función a la planificación y el presupuesto actual con el
que se cuenta, la institución debe seleccionar los resultados de gestión considerados de más
relevancia e impacto teniendo en cuenta el contexto de las políticas públicas e institucionales. En
caso de que los resultados no estén reflejados ni priorizados en el POA y presupuesto, será
inevitable que las entidades públicas realicen una reformulación parcial de ambos instrumentos de
planificación a corto plazo. La identificación de los resultados a comprometer, debe partir del
cumplimiento de tres principios elementales:  Transparencia: inclusión en la gestión.  Impacto
Institucional.  Beneficio Ciudadano. Aunque la predominancia de cualquiera varía según la
característica de la institución. Por otra parte, el resultado debe estar enmarcado en lo dispuesto
por el Plan Nacional de Desarrollo y la Política Pública del Área de Gestión de la institución.

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