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Los procesos geológicos pueden dividirse en los que se originan en el interior de la Tierra (procesos
endógenos) y los que lo hacen en su parte externa (procesos exógenos).
La epirogénesis afecta a partes grandes de los continentes y de los océanos, sobre todo por
movimientos verticales, y produce mesetas y cuencas. Los desplazamientos corticales lentos y
graduales actúan en particular sobre los cratones, regiones estables de la corteza.
Las fracturas y desplazamientos de rocas, que pueden medir desde unos pocos centímetros hasta
muchos kilómetros, se llaman fallas. Su aparición está asociada con los bordes entre placas que se
deslizan unas sobre otras —por ejemplo, la falla de San Andrés— y con lugares donde los continentes
se separan, como el valle del Rift, en África occidental. Los sismos están causados por la descarga
abrupta de tensiones acumuladas de forma muy lenta por la actividad de las fallas, de los volcanes o de
ambos. El movimiento súbito de la superficie terrestre es una manifestación de procesos endógenos que
pueden provocar olas sísmicas (tsunamis), aludes, colapso de superficies o subsidencia y fenómenos
relacionados.
El Metamorfismo: Transformación de rocas preexistentes en nuevos tipos de rocas por la acción del
calor, presión, esfuerzo y de fluidos en migración, calientes y químicamente activos.
Cualquier medio natural capaz de mover la materia terrestre se llama agente geomorfológico. Los ríos,
las aguas subterráneas, los glaciares, el viento y los movimientos de las masas de agua (mareas, olas y
corrientes) son agentes geomorfológicos primarios. Puesto que se originan en el exterior de la corteza,
estos procesos se llaman epígenos o exógenos.
Denudación: Meteorización y Erosión.-
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Meteorización Física: Toda helada resquebraja las rocas, al introducirse en éstas a modo de cuña el
agua de congelación. Al congelarse, el agua se expande, y a través de repetidas alternancias de heladas
y deshielos en los poros empapados de agua y en las grietas, las rocas van siendo implacablemente
rotas en trocito
Meteorización Química: Parte de la lluvia de cada chubasco penetra en el suelo y promueve el trabajo
de su destrucción por disolución y disgregación de las partículas que lo forman.
Meteorización Biológica: La vida colabora también en el trabajo destructivo. Las raíces de los árboles,
al crecer en las grietas, ayudan al cuarteamiento de las rocas. Las lombrices de tierra y otros animales
subterráneos llevan hasta la superficie las partículas más finas del suelo, donde sirven fácilmente de
presa al viento y a la lluvia. El suelo es una fase por la cual han de pasar muchas rocas reducidas a
escombros antes de ser definitivamente arrancadas.
Erosión y transporte: Tarde o temprano, los productos de meteorizaci6n son trasladados del lugar
donde se forman. Al soplar sobre las tierras, el viento levanta nubes de polvo y arena, los acarrea y
dispersa por todas partes y a menudo se convierte en un poderoso agente bombardero de arena, cuando
pasa a través de zonas de rocas expuestas a la erosión. Los glaciares, armados igualmente con material
morrénica y otros residuos rocosos, pulimentan las rocas sobre las cuales pasan, durante su lento
descenso desde los campos de hielo y los altos valles montañosos. La arroyada, los canchales y los
desplomes alimentan los ríos con fragmentos minerales grandes y pequeños, que no solamente son
llevados de un modo pasivo aguas abajo, sino que son utilizados por los ríos como instrumentos para
excavar sus cauces y sus márgenes. Además de esta carga visible de barro y arena, las aguas fluviales
llevan otra invisible de materias disueltas, extraídas de rocas y suelos por la acción disolvente de la
lluvia y del agua del suelo, así como de las aguas del propio río. Vientos, ríos y glaciares, los agentes
que dispersan los productos de la demolición de las rocas, son conocidos con el nombre de agentes de
transporte. Todos los procesos destructivos que se deben a los efectos de los agentes de transporte se
describen como erosión.
Es conveniente considerar la meteorización como la destrucción de una roca por agentes que van
asociados a escaso o ningún transporte, excepto el que se debe a la gravedad, de los productos
resultantes, y la erosión como la destrucción de la tierra por agentes que simultáneamente proceden a
su acarreo. Ambas series de procesos cooperan al desgaste de la superficie terrestre, y sus efectos
combinados se designan con el nombre de denudación.
Deposición de sedimento.-
El sedimento acarreado por los agentes de transporte se vuelve a depositar más pronto o más tarde. La
arena que lleva el viento se acumula en dunas a lo largo de las costas o en el desierto. Allí donde
terminan los glaciares a causa de la fusión de los hielos, los despojos acumulados durante su recorrido
son abandonados en montón informe para ser arrastrados más tarde por los ríos o el mar. Cuando un
curso de agua entra en un lago, la corriente se frena, y la carga de arena y fango se deposita
gradualmente en el fondo. Aguas abajo, en el valle abierto, arena y fango se extienden sobre las
llanuras aluviales durante las crecidas, mientras que la corriente principal continúa a través de un
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estuario o delta, arrastrando hasta el mar la mayoría de los materiales. Al abatirse sobre las rocas
costeras, las grandes olas formadas por las marejadas producen todavía más materiales de derribo, que
en conjunto son arrancados de allí y distribuidos por el oleaje y las corrientes. Los cantos rodados,
desgastados por las aguas, se van acumulando al pie de los acantilados. Las playas de arena se acu-
mulan en bahías tranquilas. En el fondo del mar, las partículas más finas se depositan en anchas franjas
de sedimentos, extendiéndose los más tenues de ellos por la plataforma continental, e incluso
sobrepasando su borde hacia el fondo oceánico más profundo, antes de que, finalmente se depositen.
Todos estos depósitos son ejemplo de rocas sedimentarias en vías de formación.
Todavía nos queda por averiguar qué ocurre con la carga invisible de sustancias minerales disueltas
que los ríos van arrancando de la superficie terrestre. Algunas corrientes fluviales desembocan en lagos
que no tienen otra salida que la evaporación en el aire que los recubre. Las aguas de tales lagos
rápidamente se hacen saladas, porque, las partículas salinas que los ríos les llevan se quedan allí,
mientras se evapora el agua dulce. Gradualmente las aguas lacustre se van saturando, y entonces
precipitan la sal gema y otros depósitos salinos. Sin embargo, la mayoría de los ríos llegan hasta el
mar, donde dejan una gran parte de los materiales disueltos a su paso por las tierras. Así pues, como
señaló Halley, «el mismo océano llega a ser salado por la misma causa». Pero, en compensación,
mientras que la salinidad del mar aumenta lentamente, muchas de las materias minerales contenidas en
el agua son aprovechadas por los organismos vivos. Almejas y mejillones, erizos de mar y corales, y
otros muchos seres marinos, forman sus conchas con el carbonato cálcico que extraen del agua donde
viven. Cuando mueren estos seres, la mayoría de sus partes blandas son comidas, y el resto se
descompone. Pero subsisten sus partes duras y se acumulan bajo la forma de bancos de conchas en los
mares poco profundos, arrecifes de coral en las costas e islas tropicales y fango gris de globigerinas en
los mares más profundos. Todos estos depósitos constituyen calizas en vías de formación. La vida,
como creadora de sedimentos orgánicos, es un agente geológico de primer orden.
El ciclo hidrológico (Fig. 2.1) se inicia cuando el agua se evapora desde los mares y océanos a la
atmósfera. El agua atmosférica regresa a la Tierra en forma de precipitaciones de lluvia, granizo, o
nieve. La cantidad de agua que llega al suelo depende de varios factores, pero en general, las tierras
elevadas reciben más agua que las bajas; en las montañas nacen la mayoría de los ríos. Las plantas,
sobre todo los árboles, captan parte de las precipitaciones que se vuelven a evaporar directamente,
incluso antes de llegar al suelo. La tala de árboles y su sustitución por cultivos (deforestación) aumenta
la velocidad y la cantidad de agua de lluvia que llega al terreno, con la consiguiente erosión puntual de
los suelos y el riesgo de inundaciones.
Las precipitaciones que alimentan el terreno se infiltran en los suelos, percolando hasta la capa freática
para convertirse en agua subterránea; o bien, fluyen lentamente, ladera abajo, en forma de arroyada en
surcos. No toda el agua que cae durante las grandes tormentas es capaz de filtrarse; en aquellos lugares
en los que por la acción humana se ha compactado la superficie del suelo o ha sido cubierta de
cemento, o en aquellos lugares ya saturados de agua, el exceso de líquido se acumula en la superficie y
fluye ladera abajo, hasta el curso de agua más próximo, en forma de arroyada en manto. El agua que
llega a los ríos en arroyada, ya sea en surcos o en manto, recibe el nombre de escorrentía. El río
completa el ciclo hidrológico al recoger la escorrentía de su zona de influencia (cuenca de drenaje) y al
llevarla de vuelta a los océanos o lagos, para reemplazar así el agua que se evapora.
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a) Corrosión, Actividades disolventes y químicas del agua del río en los materiales con los que entra
en contacto.
c) Cincelado (corrasión) es el desgaste de las orillas y fondo con la ayuda de los cantos rodados,
guijarros, arena y limo transportados. Con estas herramientas incluso las rocas más duras pueden ser
excavadas y alisadas. Ej: formación de marmitas en ríos con lecho rocoso (espejillo).
d) Atrición es el desgaste que sufren los propios materiales transportados, que se desmenuzan, se
pulimentan o se redondean. Entonces los fragmentos menores y las partículas más finas son arrastradas
más fácilmente.
TRANSPORTE FLUVIAL.-
La carga acarreada por un río incluye los derrubios que recibe de la arroyada, la reptación superficial,
el desplome, etc., y de los afluentes y agentes externos tales como glaciares y viento, junto con los que
adquiere por su propia acción erosiva, ya descrita. Los derrubios son transportados de diferentes
maneras. Las partículas menores las lleva la corriente en suspensión, y su tendencia a depositarse se
contrarresta con los remolinos. Las partículas mayores, que a intervalos se sedimentan para volver a ser
levantadas, avanzan mediante una serie de saltos, proceso llamado saltación. Los cantos rodados y los
guijarros ruedan(rolido) o se deslizan por el fondo, según su forma. Los bloques muy grandes se
pueden desplazar sobre una capa de guijarros que actúan como las bolas de un cojinete.
Cuando disminuye la velocidad de un río, la carga de fondo es la primera que se detiene. Si prosigue el
debilitamiento del flujo, caen los ingredientes mayores de la carga en suspensión y sucesivamente
partículas cada vez más finas. Cuando la corriente empieza a ser más enérgica, los materiales más finos
son los primeros en volver a moverse. Por consiguiente, tan pronto como un río recibe su carga, la
empieza a clasificar. En promedio, la proporción de finos respecto a gruesos entre los materiales
depositados tienden a crecer aguas abajo, pero puede haber muchas interrupciones locales de esta
tendencia, debido a adiciones de derrubios gruesos por parte de afluentes o debido a deslizamientos y
desplomes de las márgenes.
Con todo lo dicho queda claro que el concepto original del ciclo de erosión en términos de un
levantamiento principal, seguido de una denudación persistente hacia un nivel de base estable, no se
corresponde con las condiciones reales que controlan el comportamiento de los ríos y el desarrollo de
los paisajes. El esquema de Davis se basaba en la opinión, entonces predominante, de que el
levantamiento de una región se producía dentro de un intervalo de tiempo que era corto en
comparación con los muchos millones de años requeridos para reducir la región a una penillanura.
La juventud, madurez y, vejez de los ríos y los paisajes difiere fundamentalmente de las etapas
sucesivas de, pongamos por caso, la vida humana. Una persona puede ser vieja, madura o joven pero
no las tres cosas a la vez. Los ríos y los paisajes sí pueden. Las aguas de cabecera de un río pueden aún
ser jóvenes, mientras que en el ancho valle del curso medio ya puede haberse alcanzado la madurez; y
más cerca del mar puede haberse desarrollado un amplio lecho de inundación con todas las
características de la senilidad. Con tiempo suficiente, los monótonos rasgos de la vejez avanzan tierra
adentro desde los llanos costeros, haciendo retroceder los escarpes y ensanchando los fondos de los
valles.
Teóricamente, la etapa de juventud comienza con la disección de una meseta o de una región plegada
ondulada. Esencialmente, es el período durante el cual la forma del valle está sometida a un vigoroso
desarrollo, sobre todo en profundidad y en extensión de la cabecera por erosión ascendente. Los ríos
primitivos corren veloces y poseen gradientes irregulares. Lagos, rápidos, cascadas y gargantas
constituyen sus rasgos más característicos. En las regiones de plegamiento reciente, los ríos más
importantes ocupan los surcos sinclinales. La formación de afluentes es muy rápida durante la juventud
y son frecuentes las capturas fluviales. Los cursos de agua luchan por el espacio hasta que los
victoriosos adquieren valles y cuencas de alimentación bien definidos. Entre los valles principales
pueden mantenerse durante un tiempo residuos extensos de la superficie original, llamados
interfluvios. Exceptuando los casos en que éstos tienen una pendiente hacia fuera o están formados de
rocas solubles (como la caliza), apenas sufren erosión. En regiones de fuerte relieve y ríos muy
distanciados entre sí, los residuos pueden mantenerse mucho tiempo, incluso geológicamente hablando.
Sin embargo, necesariamente tienden a disminuir su extensión por ataque lateral, a medida que los
escarpes que los bordean o las laderas de los valles siguen retrocediendo a sus expensas.
El transporte de derrubios, la erosión lateral y las inundaciones son las principales actividades de los
ríos maduros. La tasa de erosión lateral tiende a disminuir ya que los lechos de inundación, al ir siendo
barridos por meandros que emigran, se hacen cada vez más anchos. No obstante, el ensanchamiento
proseguirá hasta que el levantamiento o cualquier otra forma de rejuvenecimiento interrumpa el
proceso y haga posible que un río profundice su cauce y comience a formar otro lecho de inundación a
un nivel más bajo. La vejez puede considerarse que ha llegado, empezando por las regiones costeras,
cuando la unión de las superficies de erosión planas y de pendiente suave de los sistemas fluviales
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vecinos (superficies más o menos cubiertas de derrubios o aluvión) empieza a extender el valle río
arriba a expensas de los ribazos y las divisorias. Las superficies que se unen pueden ser de distintos
tipos. Los lechos de inundación adyacentes se unen formando un tipo de superficie de vejez llamada
panllanura; originada por la erosión lateral persistente de los ríos que forman meandros (Fig. 22).
Como un río que fluye hacia el mar debe tener un gradiente hacia el mar, el ahondamiento de su valle
está necesariamente limitado por el nivel del mar. La extensión imaginaria del nivel del mar bajo la
superficie terrestre se llama nivel de base de la erosión fluvial. El perfil longitudinal de un río empieza
a nivel del mar, o justo por debajo si el perfil es el del cauce, y sube tierra adentro. El perfil de un río
joven suele ser más o menos irregular, dependiendo de las pendientes y ondulaciones de la superficie
inicial y de la naturaleza de las rocas que se erosionan. Los rasgos característicos de la juventud fluvial
son lagos y ciénagas, cascadas y rápidos. Sin embargo, todas estas irregularidades, a excepción de las
mayores, como los lagos muy profundos, están destinadas a suavizarse cuando se pasa al estadio de
madurez.
El nivel del río principal en el punto en el que entra un afluente actúa como nivel de base local para el
afluente. En el desarrollo ininterrumpido de un sistema fluvial, los afluentes en equilibrio se ajustan
tanto al río principal, que se unen al él tangencialmente, o casi tangencialmente. Cuando un afluente no
se comporta así, el hecho de no ajustarse es una clara indicación de que se ha interrumpido el ciclo de
erosión por cambios de pendiente o de nivel debido, por norma general, a movimientos terrestres o a
glaciación. Las cascadas de “valles colgados” a los lados de valles glaciales profundos son ejemplos
extremos de esta falta de ajuste.
Varias irregularidades en el cauce de un río pueden aplazar el establecimiento general del equilibrio,
aunque más arriba o más debajo de ellas puede haber tramos fluviales individuales en equilibrio
temporal respecto a los niveles de base locales que los controlan. Un lago por ejemplo, actúa como un
nivel de base local para el río que desagua en él. Los lagos que ocupan depresiones profundas tienen
una vida muy larga, pero los someros desaparecen muy pronto, geológicamente hablando. Un lago es
una trampa de sedimentos, destinada a rellenarse por crecimiento deltaico, producido por los cursos de
agua que le llegan. Al mismo tiempo, el agua que sale de él erosiona la salida y baja su nivel, de modo
que el lago se drena parcialmente y su extensión se reduce. Finalmente, el lago es sustituido por un
amplio llano lacustre por el que fluye el río. Una formación resistente en el curso de un río también
retarda el establecimiento del equilibrio, y actúa como un nivel de base temporal para la parte de río
que está aguas arriba, hasta que es cortado por cascadas y rápidos.
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Allí donde un afloramiento de roca resistente yace sobre otro de roca más blanda, la más blanda se
desgasta bastante rápidamente y la capa más resistente empieza a sobresalir. En la unión, y después por
encima de ella, el lecho del río acentúa su pendiente y de este modo pueden iniciarse los rápidos. Si el
frente de la roca resistente llega a ser vertical. el agua se lanza sobre la cresta en forma de salto de
agua. Un salto de agua es un codo de los más espectaculares. Los saltos de agua a veces degeneran en
rápidos, que pueden persistir mucho tiempo antes de que se suavicen y dejen de constituir un codo en
el perfil. Un salto que desciende por una serie de peldaños suele llamarse cascada. El término catarata
implica un volumen de agua excepcional, y puede aplicarse a salto de agua, o más generalmente, a
rápidos muy bruscos. Los rápidos son característicos del desgaste de una formación obstructiva cuando
ésta buza río abajo o cuando buza mucho río arriba. Allí donde una capa de roca resistente, horizontal
o suavemente inclinada río arriba, está superpuesta a capas más blandas, la primera es la que forma el
peldaño, y el desgaste de las capas más blandas subyacentes produce el socavamiento y retroceso.
El ciclo de los fenómenos Geológicos, consiste en los procesos de erosión, transporte, sedimentación
o depositación, consolidación o litificación y orogénesis.
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