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El proceso de industrialización es, sin duda, uno de los fenómenos que ha influido
decisivamente en las transformaciones económicas y sociales ocurridas durante los siglos
XVIII y XIX en el mundo occidental, razón por la cual su estudio ha constituido una
preocupación constante tanto entre los cultivadores de la historia económica como de la
social, preocupación que ha sido además estimulada por las novedades interpretaciones
propuestas en las últimas décadas. Un doble propósito motivó la presentación de este texto;
por un lado, el de ofrecer al lector de habla hispana una compilación de algunos de los
artículos más significativos aparecido en los últimos años en revistas especializadas
anglosajonas: y por el otro familiarizarlo con las nuevas tendencias en la investigación de
dicho proceso, mediante una revisión crítica de la historiografía de las últimas décadas.
Nuestra atención se centrará en las discusiones más recientes, fundamentalmente
en las sostenidas en los últimos años. Sin embargo, como la explicación clásica formulada
con los aportes de Phyllis Deane, W. A. Cole, Thomas Ashton, John Clapham, Eric
Hobsbawm, etc., resulta un punto de referencia obligado, comenzaremos presentando
someramente sus principales postulados. Estos autores consideraban que la
industrialización en el mundo había surgido como resultado de una revolución industrial, que
tuvo lugar en Inglaterra y que había consistido en la difusión del uso del hierro, el carbón y
la energía del vapor, fundamentalmente en la industria textil algodonera. Según ellos, este
proceso se desarrolló en un escenario nuevo, la fábrica; y como resultado de la aplicación
de estos cambios, se produjo lo que se ha denominado una "fuerte aceleración" o un
"despegue" en el crecimiento económico, que tuvo lugar en las dos últimas décadas del
siglo XVIII, y que transformó de un modo sustancial la estructura social inglesa, desarrolló la
relación entre campo y ciudad en otros términos, y modificó los niveles de vida de las clases
populares.
De acuerdo con la explicación clásica, la agricultura también desempeñó un
importante papel en el desarrollo industrial, pues la revolución agrícola -que precedió y
acompañó a la industrialización, permitió abastecer de alimentos a la creciente población
urbana. Por último, al considerarse el caso inglés como la única vía posible al desarrollo
industrial, aquellos países que quisieran acceder a los beneficios de la industrialización,
debían intentar recrear las condiciones en que se había producido el "despegue" británico,
tal como lo enunciaba Rostow en su célebre libro The stages of economic growth: a non-
comunist manifiesto, que llegó a convertirse en un manual de los organismos
internacionales preocupados por el desarrollo de los países del tercer mundo.
El desarrollo de nuevas investigaciones de caso y la aplicación de las metodologías
modernas aplicadas a la historia económica, permite industrialización modificar la visión
tradicional de la industrialización.
Conclusiones