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Mi experiencia en la Práctica

Me llamo Jesús Rafael Delgado Alamo soy de los Teques por nacimiento y de corazón, tengo
43 años de edad y a mediados del año pasado cuando aún no los cumplía, mi mama
Shakubuku y en ese entonces compañera de trabajo Stephanie me dio a leer “La vida
victoriosa”, y esto constituyo mi segundo encuentro con Nam Miojo Rengue Kio. El primero de
ellos había sido años atrás cuando mi familia afrontaba en su seno una delicada situación de
salud y al margen de esto, el Sr Ignacio quien era miembro de la división de caballeros aquí en
Altos Mirandinos, trato de mostrarme La Ley, pero las circunstancias no me permitieron
prestar la debida atención a ese primer acercamiento.

No obstante, cuando Stephanie quien ya tenía algo más de un año en la práctica me acercó
nuevamente a La Ley, hubo un sutil pero evidente cambio en mí, que me hizo prestar mayor
atención a este segundo encuentro, al cabo de unos días y tras varias conversaciones con ella,
me puso en contacto con el grupo Casco Colonial que se reunía acá en los Teques, en la casita,
para que asistiese mi primera reunión de grupo, no sin antes decirme algo que recuerdo
perfectamente;

Busca un lugar en tu casa, preferiblemente una pared


blanca donde puedas estar sereno y entonar Nam
Miojo Rengue Kio “ese Rengue es como merengue me
dijo” hazlo por el tiempo que quieras, puedes empezar
con 5 o 7 minutos, tú ve cómo te va.

Y así desde ese mismo día empecé a entonar Nam Miojo Rengue Kio. A mis 42 años eran
varios los logros que tenía en mi haber: había corrido el ultimo maratón CAF que se dio en
Venezuela el año 2017 cumpliendo un sueño que tuve desde pequeño y a título personal uno
de los logros que recuerdo con mayor orgullo; era padre de un hermoso hijo de 15 años de
edad Jean Jesús quien es cómo me gusta decirle “Mi versión mejorada”; estaba casado con
una extraordinaria mujer Betzaida Esther con quien comparto mi vida desde hace más de 14
años; y tanto académica como laboralmente también había conseguido varias cosas de las
cuales enorgullecerme, sin embargo, aún existía un vacío en mi vida que sentía debía ser
llenado y que por más que había buscado hasta ese momento, no lograba dar con qué. Un
buen amigo — psicólogo de profesión — tiempo atrás me había dicho, tu búsqueda es
espiritual “J” así me llama desde la primera vez que entre en su consultorio, él es un ferviente
cristiano católico que practica lo que predica, sin embargo, al momento de hacerme tamaña
aseveración no me animo a acudir a una iglesia o a seguir a Jesús, se dedicó a enfatizar
nuevamente “Tu búsqueda es espiritual”.

El día que acudí a la primera Zadankai en la casita — para ese entonces aun no sabía que
así se denominaba — no tenía idea de lo qué me encontraría, más allá de lo conversado con
Step no tenía la menor idea de que esperar, llegue un poco antes de lo pautado y allí me
recibió Eilyn como siempre una gran sonrisa en su rostro y tras presentarnos y comentarme
algunos detalles, me codujo frente al Gojonzon, allí estaba Williams quien ya había empezado
a entonar, recordé nuevamente a mi mama Shakubuku cuando me dijo, la primera parte El
Daimoku ya lo conoces, ahora cuando empiece el Gongyo “has lo que puedas”. En un
ambiente distendido y muy ameno se desarrolló mi primera reunión GAKAI, al terminar y
despedirme del grupo me acerque a Sonia y le pregunte, cuando vuelvo.
Desde que empecé a entonar Nam Miojo Rengue Kio circunstancias muy particulares
comenzaron a presentarse, me topaba con las personas que necesitaba ver aun cuando
tuviese meses sin verlos, esa llamada que llevaba tiempo esperando, no importaba la hora del
día en la que retornase a casa, siempre conseguía quien me diera la cola de vuelta — por
aquel entonces las dificultades de transporte eran un poco más agudas que las actuales —   y
en lo personal, situaciones que normalmente solían descontrolarme ya no parecían tener el
mismo poder, no obstante, insistía en darle a todo ello un carácter más casual que causal. De
igual forma y en paralelo otras situaciones a mi alrededor parecían oscurecerse y entrar en
caos, no entendía para ese entonces que al momento de empezar a entonar Nam miojo
Rengue Kio y entrar en el camino a la Budeidad, sin falta como decía el Daishonin
invariablemente aparecerían los tres obstáculos y los cuatro demonios.

Sin falta cada último sábado de mes asistía a las reuniones de dialogo, y de a poco fui
conociendo a cada integrante del grupo: Javier, José Félix, Luis, Isabel, Sonia, Pancho Pepe
quien lucía flamante su franela de linterna verde la primera vez que lo vi, en cada uno de ellos
algo especial me indicaba que iba por el camino correcto, seguía entonando y cosas seguían
pasando incluso más de las que conscientemente lograba percibir, acudía a Step cada vez que
podía o cada vez que tenía una duda, en esos días ella aún vivía acá en Venezuela, en
septiembre tras su partida me sentí por un breve lapso de tiempo desamparado, sin embargo,
y de manera mística como La misma Ley, entendí y experimente ese término tan propio de
nuestra práctica y que me era tan difícil asimilar al inicio, me sentí ¡Atesorado! Tanto Javier
como Sonia y de a poco Luis Enrique — quien había llegado a nuestro grupo para apoyarnos
— se dieron a la tarea de orientarme y no dejarme solo en ningún momento, ¡Se los agradezco
profundamente!

“Los Cobardes que buscan evitar problemas no pueden lograr nada


de valor”. La Práctica del budismo no elimina los problemas o las
dificultades de la vida cotidiana. Lo que nos brinda, es la fuerza vital
para no dejarnos abatir por ellas”.

Estas palabras de Sensei Ikeda, fueron de las primeras que leí tras ser incluido en el grupo
de WhatsApp del grupo Casco Colonial — que posteriormente pasaría a ser Grupo Lagunetica
— siempre había dicho que era de los que le gustaba evitar problemas, pero al leer las
palabras de Sensei entendí el contexto real de aquella frase y lo equivocado que estaba, fue así
como pude notar los cambios que la practica estaba generando en mí, me sentía más sereno
en situaciones que meses atrás me generaban altos niveles de ansiedad y estrés, conseguía
tener las palabras adecuadas en el momento adecuado para dar alivio a personas que lo
necesitaban, esta última frase hoy día forma parte de mis oraciones silenciosas en la mañana y
en la noche, definitivamente algo en mí había cambiado, un día a la espera de ser atendido en
un módulo asistencial por un malestar estomacal, saque de mi bolso el Básico del Budismo
mientras esperaba ser atendido y una señora que estaba sentada frente a mí se me acerco y
me dijo — Ya sabía yo que algo especial había en ti, desde que entraste sentí esa aura tan
bonita que tienes, ¡Eres Budista! Al cabo de un rato la señora me regalo un cambur y me dijo
Nam Miojo Rengue Kio, tengo una amiga que también es budista — las pruebas reales seguían
haciéndose presente y ahora ya entendía que no eran casualidades.

Fui nombrado Director de Línea en la Institución donde trabajo, sin pensar demasiado en
ello encontré como solucionar una situación económica que tenía tiempo buscando solventar
y sin el menor de los traumas, todo seguía sumando, pero después llego la que para mí ha sido
una de las más significativas pruebas reales desde que empecé a entonar, Jean Jesús mi hijo, es
desde el día que nació mi talón de Aquiles lo amo con locura y desde que estaba en el vientre
de su madre hemos tenido una conexión especial, es por ello que todo que todo cuanto le
afecte me afecta de formas que no puedo expresar, por circunstancias que no vienen al caso
su madre y yo teníamos tiempo sin dirigirnos la palabra, no había relación alguna entre
nosotros y aun cuando Jean nunca me decía nada al respecto sé que eso lo afectaba, mi hijo es
el protagonista de mis oraciones y un día me llamo y me comentó que su mama quería arreglar
una computadora que yo mismo le había ensamblado años atrás, y un par de días después de
esa llamada no solo estaba en su casa arreglando la computadora y conversando serenamente,
sino que además ella nos preparó algo de comer y esa noche cene junto a mi hijo en su casa, y
créanme cuando les digo que meses atrás esto era algo poco más que impensable, mi daimoku
había impactado más allá mis miedos.

Fue así y tras la muerte de mi tío mayor, porque La Ley se manifiesta de forma mística, que
tomé la decisión de recibir Gohonzon, ese evento que otrora hubiese interpretado y asimilado
de manera muy distinta fue como un mensaje, en ese último adiós al cuerpo sin vida de mi tío,
algo en su expresión me transmitió calma y serenidad, le di las gracias y al llegar a casa le
trasmití mi decisión al grupo, es así como desde hace 71 días y contando mi Gohonzon brilla
resplandeciente — como me dijo el Sr Gonzalo en el Kaikan el día del Gongyo de año nuevo
— en la sala de mi hogar.

Gracias.

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