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EL SER TRAVESTI

DEL

M.S.E. Eduardo Granados Vallejo.


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

El Ser del Travesti.


Eduardo Granados Vallejo.
Centro de Intervención y Formación Sexológica de México NASSER.
1ª Edición. México 2014.
ISBN: 03-2014-092912215600-01
Todos los Derechos Reservados ©2014.
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Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización por escrito del autor.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Agradecimientos.

Es muy importante dedicarles este espacio para agradecerles a todas aquellas personas que de manera
intencionada o indirecta aportaron su esencia, su experiencia y afecto para conmigo, ya que es un
hecho indiscutible que esta obra jamás sería una realidad.

A mi Dios:
Que me ha llevado por distintas experiencias de las que hay muy hermosas
hasta las peligrosas y todo me ha permitido conocer al Ser Humano.

A mi mamá, por su inmenso amor, apoyo y cuidado.

A mi papá, por apoyarme incondicionalmente y por haber


revisado la redacción de este libro.

A Ingrid Islas por todos su escucha, su apoyo y en especial por su sincera amistad.

A Roshell Terranova por abrirme las puertas de su lugar.

Jonathan Altamirano, por tus palabras como prologuista que me motivan a seguir adelante.

A mi esposa Lulú, por su apertura, comprensión, su apoyo y su amor.

A los 88 voluntarios participantes en el estudio, su aportación no tiene precio.

Esta obra se la dedico de manera especial a mi hijo Axel Eduardo quien es mi maestro de vida, y a mi
colega Alma Lizbeth, quien me ha enseñado todo al respecto del travestismo y del Ser.

A TOD@S MUCHAS GRACIAS…


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Gracias por enseñarme a amar a las personas y no a los conceptos.


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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Índice

Prologo …………………………………………………………………………………. 5

Capítulo 1
Para empezar …………………………………………………………………………….. 7
El travestismo en la historia de la humanidad …………………………………………... 9
Capítulo 2
Primeros modelos explicativos……………………………………………………………16
Capítulo 3
Estudios desde otras perspectivas…………………………………………………………23
Capítulo 4
La vivencia del travestismo en México……………………………………………………30
Los resultados……………………………………………………………………………..34
Capítulo 5
Ser hombre y Ser mujer………………………………………………………………...….45
Niñas y niños Genero-variantes……………………………………………………...........50
Capítulo 6
El Continuo del Género©……………………………………………………………….....54
Capítulo 7
©
Tabla de la Preferencia Sexo-Genérica ............................……………………………59
Capítulo 8
Explicaciones al travestismo………………………………………………………………..71
La identidad del travesti……………………………………………………………………72
Orientaciones terapéuticas………………………………………………………………….75
Necesidades de familiares y parejas………………………………………………………..78

Capítulo 9
Comentario finales………………………………………………………………………….80

Anexos
Tabla de la Preferencia Sexo-Genérica…………………………………………………….84
Contiuo del Genero……………………………………………………………………...…85
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Referencias ……………………………………………………………………………..…86
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Prologo

Sexólogo Jonathan Altamirano.

Cuando se habla de cualquier tema relacionado con la sexualidad se genera tal expectativa que hoy
en día es muy conocida la famosa frase, y se sabe, “el sexo vende”; sin embargo, cuando se trata de
hablar abiertamente del tema se convierte en tabú; los colores en el rostro se intensifican, mezclados
con tal grado de moralidad que espanta.

Curiosamente, la experiencia de la sexualidad no es descubrir el hilo negro, ni tampoco ha sido un


tema del todo vetado, pues la raza humana continúa poblando el mundo. Lo que sí ha resultado es el
generar una amplia gama de ideas muy personales en donde todos los participantes son expertos
desde su propio criterio, dejando a un lado la posibilidad de experimentar tanto la libre expresión
como el erotismo, en la mayoría de los casos, y de ello los ejemplos sobran.

Afortunadamente, la sexualidad no es exclusiva en ningún espacio del planeta tierra, tan es así que
hay quienes logran ver un mundo multicolor dentro de las posibilidades de expresión del ejercicio de
su propia sexualidad; pero que, dicho sea de paso, han experimentado momentos de plena oscuridad
y de lucha constante por hacer oír las voces de quienes han acallado o han decidido gritar desde el
silencio.

Y es en este espectro de la diversidad donde algunas y algunos se han atrevido a darle voz a su
sexualidad para crearla, recrearla, escribirla, reescribirla, vivirla y significarla de una manera en
donde podamos ser acariciadas y acariciados desde nuestra propia diversidad, al grado de
convertirnos en seres humanos exploradores sexuales y conquistadores de nuestros propios
placeres, ya que todo lo que la sexualidad toca lo transforma, casi como un caleidoscopio.

Infinidad de autores, desde grandes pensadores y filósofos, pasando por médicos y psicólogos, hasta
quienes toman el sexo como referente del entretenimiento, dígase revistas, videos o centros
nocturnos, han dado aportes a este tema; pero quienes lo afrontan a partir de la investigación, son
los menos.

El mérito que el Mtro. Eduardo Granados Vallejo ha generado con éste, su primer libro (de muchos
que han de venir), es de suma importancia para el ámbito académico y para las diversas expresiones
sexo-genéricas. Particularmente abre la puerta de una manera muy acertada y con frases muy claras:
el mundo de las personas travestis. Una de las comunidades más estigmatizadas y rechazadas tanto
por el colectivo LGB (Lésbico, Gay y Bisexual) como por la comunidad heterosexual, pues, por historia
se sabe y se conoce, mucho de lo que es referente al ser femenino, tanto en la mujer como en el
hombre, es digno de discriminación.
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“El Ser del Travesti” es un libro de apoyo, guía y conocimiento para adentrarse en el tema y
comprender esta práctica sexual (yo aseguraría es, en ocasiones, más de género que sexual por las
implicaciones sociales que conlleva) tan diversa y mitificada, a través de un viaje que parte de los
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antecedentes e historias acerca de la experiencia de dicho término en la humanidad, las


circunstancias extrañas y ajenas, las dimensiones abarcadas, los mitos que persisten hoy día, hasta
llegar a la intimidad de la experiencia de una persona travesti en su círculo familiar y personal.
Desde la mirada existencial, “basta ver al otro para reconocerme a mí mismo” y, literal,
parafraseando al Mtro. Granados en su Ponencia durante el Sexto Congreso Nacional de
Investigación en Sexología, en Noviembre de 2008:

“Aún hay un gran trecho por recorrer en el estudio de la sexología y más de forma
multidisciplinaria e interdisciplinaria. Hay que abrir oportunidades sin prejuicios a la
investigación de la sexualidad humana, con una filosofía de las ciencias que sea encaminada
al porvenir y evolución de la humanidad, en beneficio de todos las personas
conscientizándonos de nuestra moralidad extrema, intereses individuales, monetarios o de
poder. Y que la ciencia se vuelque a favor de nuestra especie.”

La experiencia de nuestra sexualidad podría ser de otra manera y vale la pena exigir al futuro de este
mundo cada vez más tendiente a reducir sus fronteras, desafiar el reto de admitirse diverso y de
compartir sus espacios histórico y social entre todas aquellas y aquellos que lo reclamamos ahora,
para dejar una mirada más abierta hacia el placer.

Gracias, Eduardo
Gracias, Alma

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Capítulo 1

La Sexualidad tiene la misma edad que la humanidad

Para empezar.

Conocer el ser del travesti, significa tratar de discernir este comportamiento y sus características
particulares, lo que permite resignificar sobre lo que se sabe y así no caer en el prejuicio que afecta la
labor profesional y las relaciones interpersonales y familiares.

En la ideología dominante de nuestra sociedad occidental, se acepta la existencia única de dos sexo-
géneros definidos y excluyentes entre sí, así como la asignación de roles sociales conforme a esa
dicotomía. Todas las instituciones sociales refuerzan este modelo organizacional de manera continua,
al grado de que todo este constructo socio-cultural en torno a la sexualidad se toma como algo natural
y definitivo. En la actualidad, han tomado gran fuerza los temas en torno a la llamada Diversidad
Sexual, al grado que su visibilización ha sido tema de importancia en lo social y en la política, que hay
quienes piensan que estas personas son modas extravagantes propias de nuestros tiempos. Sin
embargo, las manifestaciones de los comportamientos sexuales siempre han estado presentes en la
historia de la humanidad, por el simple hecho de que la sexualidad misma es parte inherente de todos
los seres humanos, sólo que, como se ha mencionado, dependiendo del punto de vista sociocultural
dominante algunos comportamientos serán marcados como correctos y otros como inapropiados,
delictivos, enfermos o abominables. Dentro de estos comportamientos sexuales no aceptados en
distintos grados por el grueso de la sociedad, están el poliamor, la homosexualidad, el transgenerismo,
la transexualidad, y por supuesto el travestismo entre otros más.

Cuando las personas se enfrentan a la vivencia del travestismo, en la mayoría de los casos carecen de
elementos descriptivos y conceptuales que les permitan abordarlo adecuadamente, y es por eso que se
echa mano de los mitos y prejuicios. Como experimento de ello sería el caso en el que si al lector su
hijo, novio, esposo o papá le confesara que desde hace cierto tiempo y por razones que no comprende
y que a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho, simplemente no ha podido evitar ese gusto e
impulso por vestir prendas femeninas. ¿Qué es lo que haría ante tal situación?, ¿qué pensaría de él?,
¿le apoyaría de algún modo o lo juzgaría y rechazaría categóricamente?, o ¿le aceptaría?, ¿cómo
enfrentaría esta situación?, ¿a quién pediría ayuda?. Y si usted es médico o psicoterapeuta y le llegara
a su consultorio un caso así, ¿tiene todos los elementos necesarios con base científica para atenderlo?.

El presente trabajo parte de una investigación que tiene como propósito principal, el presentar al
travestismo tal y como es, sin ningún juicio de valor ni interpretaciones lejanas a la realidad.

Cómo se irá presentando, alrededor de la práctica del travesti hay una historia llena de confusiones,
dolor, represiones, pero también de autodescubrimiento, crecimiento personal, espiritual y una
constante lucha por ser, pero no desde un concepto globalizado, sino desde la necesidad propia de toda
persona, ser uno mismo, ser integral, ser feliz, ser humano.

En primer lugar, se presentará un panorama general acerca de la existencia de la conducta travestista


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durante la historia de la humanidad, lo que permitirá ubicar histórica y culturalmente a este


comportamiento, quitando la posible idea de que es algo que se manifiesta por vez primera en nuestro
tiempo. Posteriormente se revisarán los principales modelos que intentaron explicar al travestismo, de
los cuáles algunos siguen teniendo repercusión en nuestros días, para así poder presentar explicaciones
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desde perspectivas humanistas, las cuáles brindan la oportunidad de hacer el estudio con un
acercamiento fenomenológico y en especial sin juicios de valor. Para así presentar un análisis
explicativo sobre las concepciones que tenemos actualmente sobre el género y así poder escuchar la
vivencia del ser travesti desde la propia voz de los travestis de habla hispana, principalmente de
México. Con todo esto se verán las explicaciones al transvestismo analizando su expresión, su sentir y
las dificultades para la familia y su grupo social y así hablar de la posibilidad de un continuo del
género y la tabla cartesiana de la preferencia sexo-genérica basados en las necesidades no solo de los
travestis, sino de todos los seres humanos. Con esto, se explicarán cuales son las necesidades que
tienen los travestis en su familia, en la psicoterapia y en la sociedad, para poder brindar alternativas
para la construcción de una identidad travesti que les permita vivir íntegramente.

Cabe mencionar que el prefijo „trans‟ quiere decir „cambio‟, el prefijo „tras‟ quiere decir „detrás de‟ y
el prefijo „tra‟ quiere decir „a través de‟; la palabra „vesti‟ significa ropa. Por lo que transvesti
etimológicamente querrá decir „cambio de vestimenta‟, tasvesti será „detrás de la vestimenta‟ y travesti
es „a través de la vestimenta‟. Por lo tanto, habrá quienes hacen un cruce de ropas, otros se colocarán
detrás de la ropa y habrá quienes utilicen la ropa con un fin. No todos los travestis están familiarizados
con estos términos y debido al uso cotidiano de la palabra la pronunciación de estos prefijos puede ser
indistinta.

Éste no es un trabajo que busca dar respuestas absolutas al tema del transvestismo, ya que como se
verá es controversial y complejo; lo que se busca en realidad, es brindar alternativas del cómo trabajar
y conceptualizar a este comportamiento. Pero en especial, que no se le quite a estas personas su
calidad y aceptación como seres humanos y se espera que se presenten con fortuna muchas más dudas.

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El travestismo en la historia de la humanidad.

Muchas veces damos por hecho que la vida es única en la forma de vivirla, que simplemente todo está
ya establecido por la naturaleza y por lo tanto siempre ha sido, es y será sin ningún tipo de cambio
cuando nos centrarnos en la sexualidad humana, ya que el enfoque biológico es el que predomina, pues
es más notable hablar de la naturaleza humana la cual se ve como inamovible y por lo tanto que
siempre ha sido así. Y es con esta mirada que se le ve con rareza e incluso imposible de aceptar que
una persona “niegue su naturaleza”, en el sentido de negar el cuerpo que tiene y por ello es de esperar
que si se nace con un cuerpo femenino el compartimiento será como mujer y si se nace con un cuerpo
masculino el comportamiento “naturalmente” será como hombre.

Para quienes estudiamos científicamente a la sexualidad humana, tenemos muy presente estas ideas y
es por esto que tenemos la necesidad de profundizarnos en el estudio de la historia, para poder
demostrar que la sexualidad no solo es biológica sino también es social, por lo que el pasar de la
historia afecta el pensar de las personas y con esto afecta directamente la sexualidad de todas y todos.

Los comportamientos donde se manifiesta el cruce de los géneros e incluso de la identidad sexual, no
es algo que sea propio de la era moderna, es algo que se ha manifestado desde la antigüedad y en
diferentes culturas, desde el oriente hasta el occidente y desde los primeros grupos humanos hasta las
grandes civilizaciones de la actualidad, se han manifestado estos comportamientos aunque con
diferente conceptualización, ¿será parte inherente del ser humano?

En una investigación muy amplia de Andrea Planelles (2005) nos hace una descripción de las
diferentes manifestaciones del cambio de rol, género y en ocasiones sexo en diferentes etapas y
culturas de la historia de la humanidad, aunque este estudio se centra en la transexualidad es evidente
que las manifestaciones del cruce de las identidades que se manifiesta principalmente en el cruce de la
ropa, es algo presente durante la historia.

Planelles (2005) menciona que las referencias más antiguas de que disponemos pertenecen al
Neolítico, aproximadamente 10,000 años A.C. En las sociedades cazadoras-recolectoras, a los
individuos que, o bien nacían con algún tipo de intersexualidad, o bien que se identificaban con el otro
sexo, se les respetaba, se les dejaba elegir el rol sexual que querían desempeñar dentro la comunidad y
eran vistos como signo de buen augurio. En la mayoría de estas sociedades, se les consideraban los
intercesores de los dioses y por lo tanto, se creía que eran buenos chamanes. Esta manifestación
transgenérica se ha dado en muchas culturas del mundo.

Entre los sumerios, según evidencias encontradas en el mismo código de Hammurabi, se reconocía un
tipo de mujer denominada Salzikrum, un término que significa “hija masculina”. Una Salzikrum tenía
más derechos que cualquier otra mujer, e incluso podía heredar, cosa no permitida a las mujeres
biológicas, y tenía además una consideración especial como sacerdotisa.

Los fenicios adoraban a la diosa Atargatis, que era hermafrodita, y cuyas sacerdotisas, las kelabim,
habían nacido hombres, pero habían asumido un rol femenino. Esta diosa, conocida también como
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Astarte, fue transformada por el cristianismo en el diablo Astaroth.


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Asimismo, la investigadora prosigue mencionando que en la mitología clásica, la influencia transexual


se pone de manifiesto en la designación de la diosa Venus Castina, como la diosa que atiende y
responde los anhelos de las almas femeninas que se encuentran dentro de cuerpos masculinos.

Aristóteles en su momento llegó a hablar de los Escitas, que eran aquellos hombres que se
comportaban y vestían como mujeres, hay diferentes referencias mitológicas sobre ellos y escribió:

“No sólo se dedican a ocupaciones propias de mujeres, sino que muestran inclinaciones femeninas y
se comportan como tales. Lo atribuyen a la intervención de una deidad". Sin embargo lo que se
conoce de los Escitas con respecto a esta afirmación no es confiable, ya que lo que se sabe de este
pueblo es a través de escrituras griegas principalmente y la idiosincrasia griega trata despectivamente
a todos los pueblos considerados “barbaros”.

Por su parte Rangel (2000) comenta la historia mitológica del dios griego Dionisio que para protegerlo
de los Titanes, es ocultado y educado como niña, esto es visto en las imágenes grabadas en las vasijas
“Anacreónticas” donde se ve Dionisio acompañado de personas travestis. Otro pasaje mitológico que
se menciona es el de Hércules, quien por influencia de un grifo intercambió sus ropas con las de su
mujer Ónfale, Pan quien se había enamorado de ella, cuando la vio y esa noche se acerco al lecho de
quien creía era de esa mujer y se encontró con Hércules, quien lo lanzo por los aires.

Otra interesante referencia transgenérica alude a Brahma (Planelles, 2005), una deidad que no era
capaz de crear mujeres, por lo que su hijo Rudra se convirtió voluntariamente en Ardhanarishwara,
cuya mitad derecha era masculina, mientras que la izquierda era femenina. Posteriormente, para
agradar a Brahma, se dividió, y así surgió la diosa Sati, conocida como "la Real", por ser la
manifestación de la verdadera esencia de Rudra.

En una de las muchas historias populares asociadas con Bahucharaji (patrona de las hijras venerada en
Gujarat), la diosa fue una princesa que castró a su esposo porque él prefería ir al bosque a comportarse
como una mujer, que acudir junto a ella al lecho nupcial. En otra historia, el hombre que intentase
forzar a Bahucharaji sería maldecido con la impotencia, y sólo se le perdonaría si renunciaba a su
masculinidad, se vestía como una mujer y adoraba a la diosa.

No son extrañas tantas referencias en la mitología hindú, ya que el sánscrito tiene una palabra, "kliba",
que a lo largo de diferentes textos Vedas, ha servido para describir a los individuos que no podían
considerarse estrictamente hombres o mujeres. Las palabras siempre surgen cuando la Sociedad las
necesita. La filosofía hindú tiene el concepto del tercer sexo (tritiya-prakriti, literalmente: „tercera
naturaleza‟), en el que se creen mezcladas las naturalezas masculina y femenina.
Esta categoría incluye un amplio espectro de personas tales como intersexuales, transexuales,
homosexuales y bisexuales. En la tradición hindú estas personas no son consideradas totalmente
masculinas o femeninas, sino una combinación de ambas en distintas proporciones. Se considera que
se pertenece al tercer sexo por naturaleza, desde el nacimiento y no se espera que se comporten como
los hombres y las mujeres corrientes. En el hinduismo, se considera a la creación universal dotada con
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una diversidad ilimitada y reconoce en el tercer sexo simplemente un aspecto más de esta diversidad.
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Las personas del tercer sexo, viven en sus propios barrios y forman sus propios grupos como los hijra,
los aravani o los jogappa. En la sociedad hindú, tan consciente de la casta, tienen que desempeñar
determinadas profesiones, tales como vendedores de flores, masajistas, peluqueros, etc. Se les ha
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atribuido tradicionalmente un estatus sagrado. Se cree que su participación en las ceremonias


religiosas y familiares, trae bendición y buena suerte. Es frecuente que participen
bailando travestidos en las bodas o se consagren en determinados templos dedicados a algunas
deidades. Algunos hindúes, creen que las personas del tercer sexo tienen el poder no solo de bendecir,
sino también de maldecir a los demás.
En la narrativa épica tradicional hindú, se entremezclan las vidas de los dioses, reyes y héroes. En
estas historias hay tanto dioses como mortales que cambian de sexo. Y algunas veces practican el sexo
de acuerdo a este género opuesto que han adoptado.
Los homosexuales y transexuales hindúes, comúnmente se identifican y adoran a estas deidades
asociados con la diversidad sexual, tales como:

 Ardhanarisvara, la forma de Shiva que tiene una naturaleza doble, masculina y femenina.
 Aravan, un héroe con el que Krisna se casó tras convertirlo en mujer.
 Ayyappa, un dios nacido de la unión de Shiva y Mojiní, una encarnación femenina de Visnú.
 Bahuchara, una diosa conectada con la transexualidad y los eunucos.
 Bhagavati, una diosa asociada al travestismo.
 Bhaguirata, un rey nacido de dos mujeres.
 Gadadhara, compañero de Chaitania, una encarnación masculina de la diosa Radha.
 Gangamma, una diosa que frecuentemente se disfraza y traviste.

En las culturas de la antigüedad indo-europeas, la manifestación transgenérica se continuaba


concretando dentro del ámbito religioso: se captaban hombres para convertirlos en adeptas de una
divinidad (habitualmente relacionada con los ritos de la fertilidad y la vegetación), se las castraba en
un ritual, se les vestía con ropas femeninas y se convertían en sacerdotisas de dicha divinidad. Ésas
eran mujeres muy respetadas que vivían de las limosnas de los devotos o ejercían la prostitución. Era
el caso de las hijras, Ihoiosais o pardhis de la India. En la actualidad, la figura de la hijra continúa
existiendo y en 2014 el gobierno de la India ha reconocido legalmente esta identidad.

Incluso en la historia de los emperadores romanos hay datos de varios intentos de cirugía transexual.
Las técnicas quirúrgicas y el instrumental eran muy similares a las que conocemos hoy día, y hay
manuales de cirugía obra de Galeno y sus asistentes, que describen con bastante precisión algunas
intervenciones sorprendentes para la época.

Probablemente la primera operación de "cambio de sexo" documentada data del año 66 de nuestra era.
Parece ser que el emperador Nerón, en una de sus borracheras, y tras un ataque de rabia, propinó una
patada en el vientre a su esposa Popea, que estaba embarazada, causando su muerte. Lleno de
remordimiento, trató de encontrar una sustituta e hizo que buscasen por todo el imperio a alguien que
fuese el vivo retrato de su amada. Así apareció un joven ex-esclavo, Esporo, cuyo parecido con Popea
era notable. Nerón hizo que le transformasen quirúrgicamente en mujer, le cambió el nombre por el de
Esporo Sabina, y la mostró durante un año por todo el imperio, hasta que contrajeron matrimonio en el
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año 67 en Corinto, con el prefecto del pretorio Tigelino como testigo de la novia. Un año después se
suicidaron juntos, cuando tras ser declarado Nerón "enemigo del Estado y traidor a la Patria", las
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tropas del general Lucio Servio Sulpicio Galba, entraban en Roma para detenerle.
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Entre los indios Mohave, los chicos destinados para convertirse en chamanes, sacerdotes y doctores
que usan la magia y los trances místicos para curar a los enfermos, para adivinar el futuro y para
controlar los acontecimientos que afectan el bienestar de las personas, suelen colocar su pene hacia
atrás entre sus piernas y se muestran así a las mujeres diciendo, "Yo también soy una mujer, yo soy
igual que tú".

Para los chicos Mohave que iban a vivir como mujeres, había un rito de iniciación durante el décimo o
undécimo año de vida. Dos mujeres levantaban al joven y lo sacaban al exterior. Una se ponía una
falda y bailaba, y el joven la seguía e imitaba. Las dos mujeres le daban al joven su nuevo vestido y le
pintaban la cara. Las alyhas, se debían comportar como mujeres tomando desde entonces un nombre
femenino. Los hwane, se comportarían como hombres, adoptando un nombre masculino.

En Madagascar vivían los Tanala, entre los cuales había hombres que mostraban rasgos femeninos
desde el nacimiento, se vestían y arreglaban el pelo como las mujeres y se dedicaban a ocupaciones
femeninas, eran conocidas como Sarombavy. También vivían allí los Sak, que cuando notaban que un
niño se mostraba delicado como las niñas, tanto en su apariencia como en sus maneras, era separado
de los demás y educado como una niña. Las malgaches que eran consideradas como mujeres, recibían
un tratamiento completamente femenino, llegando a olvidar su sexo original. Eran eximidas de las
obligaciones masculinas, hasta el punto de que hoy en día están excluidas del servicio militar
obligatorio.

En las ceremonias religiosas de los indígenas prehispánicos de la zona de Michoacán (Oliver y


Villona, 1991 en Rangel, 2000), se menciona la festividad dedicada a la Diosa Tonan, nuestra madre,
describiéndose la aparición de veinte o treinta sacerdotes vestidos en hábito como mujeres. Estos
sacerdotes travestidos, acompañaban a un hombre disfrazado como la diosa Toanan que iba a ser
sacrificado. Tonan era la parte femenina de una divinidad doble, y Ometéotl, dios de la dualidad al que
se le atribuía la creación de los hombres. El monje dominicano Diego Durán, se escandaliza al reportar
una danza profana en donde todos los indios aparecían vestidos de mujeres.

Asimismo, se plantea que estas fiestas mágico-religiosas de los prehispánicos mexicanos, estaba
presente el travestismo, evocan sobre la fecundación, el origen de la dualidad, la posibilidad de la
fusión masculino-femenino y el erotismo asociado a la creación. Llama la atención, que la distancia
entre el tiempo –siglos-, y en el espacio –continentes-, entre griegos, sectas hinduistas e indígenas
precolombinos, se puedan abordar temáticas similares en torno a la explicación que el hombre se da
sobre la sexualidad. (Rangel, 2000).

Otro ejemplo de la presencia de estos comportamientos, es la leyenda de Zhu Yingtai Liang Shanbo y
de Hua Mulan, siendo los temas perennes de la literatura popular China. A pesar de su enorme
popularidad, hasta ahora ha recibido muy poca atención en los estudios occidentales (Altenburger,
2005). Estas obras literarias escritas como cantos, muestran una clara concepción de género en la
época feudal de la antigua China, donde en ambas historias las protagonistas buscan la superación
personal mediante el travestirse, ya que los privilegios son solo para los hombres. Hasta la fecha.
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Se han podido documentar casos pertenecientes a la Edad Media y Moderna. No obstante en los
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primeros ocho siglos de nuestra era, fueron muy frecuentes los casos de mujeres que adoptaron
personalidades, vestuario y nombres masculinos, convirtiéndose en monjes. En muchas ocasiones, esa
demostración extrema de “vocación” fue premiada por la Iglesia con la santidad, así tenemos los casos
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de Santa Anastasia la Patricia, Santa Ana de Constantinopla, Santa Apolinaria, Santa Atanasia de
Egina, Santa Eugenia, Santa Eufrosia, Santa Hilaria, Santa Margarita, Santa María Egipciaca, Santa

Marina, Santa Matrona de Pergia, Santa Susana de Eleuterópolis, Santa Tecla de Iconio y Santa
Teodora de Alejandría.

La historia francesa de los siglos XVI al XVIII nos ha dado varias figuras transgenéricas públicas.
Empezando por el Rey Enrique III de Francia, que en ocasiones manifestó su deseo de ser considerado
una mujer. Tuvo gran número de amantes masculinos y en cierta ocasión, en Febrero de 1577, se
presentó ante la corte vestido de mujer, con un collar de perlas y un vestido de corte bajo.

Entre los franceses notables del siglo XVII, el Abad de Choisy, también conocido como François
Timoléon, ha dejado para la posteridad una vívida descripción de primera mano de un fuerte deseo de
cambio de género. Durante su infancia y su primera juventud, su madre solía vestirle como a una
chica. A los dieciocho estas prácticas continuaban y como su cintura era ceñida frecuentemente con
corsets, sus caderas y busto se hicieron más prominentes. Ya como adulto vivió en una ocasión cinco
meses seguidos como mujer consiguiendo engañar a todos, y tomando sucesivos amantes a los que
concedía diversos favores. A los treinta y dos fue nombrado Embajador de Luis XIV en Siam.

Uno de los ejemplos más famosos de conducta de género cruzada en la historia, es el del Caballero de
Eon, de cuyo nombre surgió el epónimo "eonismo". Se dice que hizo su debut en la historia vestido de
mujer como rival de Madame de Pompadour, como una nueva bella dama de la corte de Luis XV.
Cuando su secreto fue conocido por el Rey, sacó partido de su error inicial convirtiendo al Caballero
de Eon en un diplomático de confianza. En una ocasión, en 1755, fue a Rusia en una misión secreta
disfrazado como la sobrina del enviado del Rey y al año siguiente, volvió vestido como un hombre
para completar la misión. Tras la muerte de Luis XV vivió permanentemente como mujer, y hubo una
gran controversia en Inglaterra, donde pasó sus últimos años, sobre si su verdadero sexo morfológico
era masculino, o si los períodos en los que vestía de varón no eran, en realidad, los que fingía. De
hecho, a lo largo de su vida, pasó cuarenta y nueve años como hombre y treinta y cuatro como mujer.

Rangel (2000), menciona que el primer reconocimiento notorio del travestismo en México fue en el
año de 1901, al producirse el escándalo del baile de “los 41”, cuya cifra ha quedado como marca de lo
terrible. Solo se sabe que la policía avisada por los vecinos detiene en la Ciudad de México a un grupo
de señores de sociedad y de travestis entre los que destaca, según el rumor de la época, don Ignacio de
la Torre, yerno del presidente Porfirio Díaz.

En Tahití, actualmente hay ciertas personas llamadas mahoos o mahhus por los nativos, que asumen el
vestido, las actitudes, y las maneras de las mujeres, adoptando todas sus fantasías, peculiaridades y
coquetería. Ellas mismos eligen voluntariamente esa forma de vivir desde su niñez.

En algunas tribus brasileñas, se ha observado a mujeres que se abstienen de realizar ocupaciones


femeninas, e imitan en todo a los hombres. Cortan y peinan su pelo al estilo masculino y se dejarían
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matar antes que mantener relaciones sexuales con un hombre. Cada uno de ellos tenía otra mujer que
le servía y con quien estaba casado. (Planelles, 2005).
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Roscoe (1993) en su artículo “como devenir un Berdache”, estudia las diferentes investigaciones
realizadas a esta población de indios norteamericanos, en donde existe un grupo denominado
berdache. Es la palabra que utilizó el español Francisco Coreal, para describir el rol social y
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antropológico de lo que él observó en su visita a la Florida en 1669. “Un hombre que adopta vestidos
de mujer y realiza trabajos de mujer”. El término berdache proviene del persa y arábico, se usaba para
designar el socio joven de una relación homosexual. El comportamiento del hombre o la mujer
bardache es variable, por lo general el compañero sexual no forma parte de los berdache y corresponde
al mismo sexo. En este caso eran homosexuales en términos de anatomía y de conducta. Otros
parecían como bisexuales y heterosexuales, en este articulo Roscoe comenta que los indicadores más
confiables del estatus del berdache, eran los atributos económicos y religiosos y no tanto su género o la
diferencia sexual por si sola. Se consideran excepcionalmente productivos, talentosos y dotados de
originalidad. Otro punto que se señala es que los berdache, son miembros integrados y aceptados en
su comunidad y en algunos casos disfrutan de un respeto especial y en algunos otros casos son
temidos por la creencia de que tienen un poder sobrenatural. Las conclusiones a las que llega es que el
berdache ocupa para los nativos, un estatus social autónomo y diferente del que ocupan los hombres o
las mujeres. Tal como el género masculino o femenino, el berdache se ocupa de roles sociales y
económicos, así como también conserva un lugar especializado en lo religioso. Otra conclusión es que
el sistema de creencias en la que el género se basa no está contemplado como determinado
anatómicamente, y además el sexo se considera inestable, fluido y no dicotómico, por tanto el autor
propone que el berdache pudiera pertenecer a una tercera categoría de género. (Rangel y Fernández,
2000).

En Myanmar, antes Birmania, con una religión Budista y aún con las limitaciones y el aislamiento
social y cultural que han prevalecido tras la segunda guerra mundial, se ha encontrado que aún existen
conductas travestistas en hombres llamados Acault, quienes eran poseídos por Manguedon, un espíritu
femenino, en una ceremonia de posesión. La identidad de los Acault, se distingue por no concordar
con el estereotipo de género prevalente en ese lugar, por lo que después de la ceremonia, restringen sus
actividades sexuales solo a hombres, y luego no es posible sostener relaciones con mujeres, dado el
espíritu femenino que poseen. En la cultura Birmana, el hecho de que un hombre tenga relaciones
sexuales con otro hombre es moralmente repugnante, sin embargo, si esto sucede con un Acault no se
ve de la misma manera. Aunque se reporta que no para todos los Acault el cambio es sencillo, ya que
algunos son incluso rechazados por sus familiares, es notorio que el proceso por el cuál estos hombres
con conductas femeninas, desean ser poseídos por el espíritu de Manguedon, hacen de ello una
conversión espiritual y no tan material como en el mundo occidental. (Coleman y cols., 1992, en
Sánchez, 2006).

Por su parte la antropóloga Marinella Miano (2002), realiza un estudio directo en la comunidad de
Juchitán en el estado de Oaxaca, México. En la cual hoy en día se presenta una situación semejante a
la de los berdaches. Aquí están los hombres quienes ejercen los papeles principales en la vida política
de la región, después encontramos a las mujeres que son el eje social y económico, y al los muxe, que
son hombres homosexuales, algunos se visten siempre como mujeres, otros lo hacen en ocasiones
especiales, hay otros que no se visten como mujeres, y se les encuentra que son bien aceptados e
integrados en la comunidad zapoteca, de hecho se menciona:

“en Juchitán la homosexualidad se toma como una gracia y una virtud que proviene de la
naturaleza”.
14
Página

A ellos se les encuentra desempeñando funciones socialmente reconocidas y prestigiadas, tanto en la


familia como en la comunidad, que va desde el sistema festivo hasta la reproducción de los elementos
culturales distintivos del grupo social. Ellos son artesanos que diseñan y bordad los trajes regionales,
confeccionan y elaboran los adornos de las fiestas y los carros alegóricos para los desfiles de las
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Velas1, son los coreógrafos y directivos para los bailes en diversas festividades tradicionales y de 15
años y pueden ocupar puestos de jerarquía tradicionales como mayordomías, brujos o curanderos. Así
también hay quienes han logrado alta formación académica y son grandes intelectuales o artistas. No
así corren la misma suerte las mujeres lesbianas, ya que se les trata con desprecio e intolerancia.

Como se puede observar, la presencia del travestismo y cruce de roles de género, ha sido algo que ha
estado presente en diferentes culturas y en diferentes épocas. El tener esta información, puede permitir
darse cuenta de la posibilidad de que estos comportamientos no son una anomalía en la mente humana,
sino que se puede tratar de comportamientos que son parte de la misma humanidad.

Cada cultura ha buscado dar una explicación a los diferentes comportamientos, no hay que olvidar que
los diferentes escritos religiosos, son precisamente para poder explicar lo que existe en un grupo
social, como ya lo mencionó Planelles (2000), la existencia de las palabras surgen por la necesidad de
usarlas, asimismo sucede para con los escritos doctrinales y actos mágico-religiosos.

Hasta este momento, se tiene la presencia del travestismo desde la antigüedad hasta el siglo XIX,
dónde la búsqueda de la explicación y “cura”, misión depositada a la medicina para estos
comportamientos que se hacen cada vez más evidentes, conforme se fortalecen las ideas judeo-
cristianas y las políticas capitalistas.

15
Página

1
Vela es una festividad tradicional grande en la comunidad, para mayor información revisar la obra de la investigadora.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 2.

La complejidad del Ser Humano es directamente proporcional a la complejidad de su ciencia.

Primeros modelos explicativos.

Ahora se presentará un breve repaso sobre los primeros estudios para tratar al travestismo, todos estos
autores vienen del corte médico, los cuáles buscan “curar” a éstas personas que tienen una enfermedad
desde su visión.

Pero ¿qué es lo que sucedió, algo que durante siglos fue considerado como buen augurio, como una
señal de facilidad para curar, un privilegio para contactar con las deidades o una facilidad en la
personalidad para realizar tareas políticas, estratégicas y/o sociales especiales, pasó a ser considerado
como una enfermedad?

Se puede iniciar de la Biblia católica; tres tradiciones morales específicas tuvieron un impacto en las
actitudes sexuales de los primeros cristianos: las escuelas Judeo-Platónicas de Alejandría, la aversión
dualista y sus placeres y los conceptos estoicos de la sexualidad “natural”. Dualismo corresponde a la
corriente filosófica que sostiene que hay fuerzas buenas y malas que ejercen control en el alma
humana, uno de sus mayores exponentes fue San Agustín (354-430 d.C), los dualistas reprueban
cualquier forma de sexualidad pues concibe como arma del mal que produce placer y que distrae el
alma de sus fines espirituales. Por lo tanto los placeres homosexuales y los asociados a la feminización
del hombre, en cualquiera de sus formas, eran considerados como los peores actos, porque
contradecían los designios naturales del Creador. Por otro lado las ideas prevalecientes de la doctrina
filosófica del estoicismo, siglo IV a.C., de alguna manera afectaron, también, las actitudes de los
cristianos respecto a la homosexualidad y demás expresiones diversas de la sexualidad, ya que su
principal contribución fue la idea de que lo natural, y por ende moral, en la sexualidad es la
procreación. Junto con esto en el año de 1179, el Concilio Ecuménico avalado por el Papa San
Gregorio III se convierte en el primer órgano regulador de las conductas homosexuales, en las cuales
las expresiones de vestimenta y rol de género cruzados están incluidos. Su máxima influencia y
desarrollo, se dio cuando Santo Tomás de Aquino (1224-1274 d.C.) retoma las premisas aristotélicas
en su famosa obra La Suma Teológica, en donde se establece como un estándar para cualquier punto
dogmático católico, que lo “natural” es la autoridad moral irrevocable y piedra angular en la ética
sexual.(Rangel, 2000).

Aunque como ya se menciono en el apartado anterior, el concepto sobre el travestismo cambio en


especial en la Europa de los siglos XIV al XVI, pero estos preceptos filosóficos siguieron latentes en la
iglesia católica, y es cuando en 1857 en Francia se inicia una vigilancia severa de la actividad sexual,
se edicta la loi de Serre, que era una ley que protegía del escándalo al público y a la moralidad
religiosa, tanto en actos como en publicaciones. En ese mismo año, Tardieu pública su libro sobre
medicina forense llamado Mediclegal Study of Assaults on Decency, en el cual establece las formas de
identificar la sodomía y la pederastia, entre los que menciona que el comportamiento afeminado es una
16

marca psicológica y ontológica clara y fija de la pederastia. Con esto se hace evidente la preocupación
social de la época en preservar distinciones claras de género, por lo que el travestismo fue establecido
Página

como una ofensa castigable a partir de 1853. La literatura científica de esta época, consideraba a “la
inversión” como una enfermedad degenerativa caracterizada por un cambio histérico de género, era
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

una forma de actividad nerviosa primitiva y era frecuentemente criminal (Rosario 1997, en Rangel
2000).

Karl Heindrich Ulrich (1860) alemán innovador respecto a las preferencias sexuales hacia el mismo
sexo, estableció el término “uranismo” a la atracción sexual entre hombres, y argumentaba que se
trataba de un impulso que viene desde el nacimiento de una “anima muliebris in corpore virili
inclusa”, es decir, “una alma de mujer encerrada en el cuerpo de un hombre”. Esta frase se haría muy
usada entre los científicos que abordarían la homosexualidad. Posteriormente Westphal profesor de
psiquiatría en Berlín en 1869, discute dos ejemplos con respecto del uranismo; una mujer que sentía
atracción por otra mujer y un hombre travesti. Para ambos casos insistía en que existía una patología
hereditaria o degenerativa, en el cual el sujeto no tenía responsabilidad o elección alguna, por lo que su
condición sexual no le pertenecía ya que su biología así lo mandaba. Con esta declaración escrita en el
artículo de Westphal (1870) titulado “Sensaciones sexuales contrarias”, los homosexuales o cualquier
otra forma de manifestación diferente a la bipartición hombre/mujer, tenía que lidiar además de la
penalización de su comportamiento, ahora sería igualmente con la patologización del mismo. (Rangel,
2000). Con estos eventos la ciencia de esos tiempos se da a la tarea de la búsqueda de la cura de estos
comportamientos, ya catalogados “científicamente” como enfermedades, además de seguir siendo
condenadas por el moralismo como aberraciones contra la “naturaleza divina”.

De los investigadores más sobresalientes de esta vertiente se encuentran:

Krafft-Ebing es uno de los primeros sexólogos y de los colegas más distinguidos de Freud, que a fines
del siglo XIX aboga por ubicar el origen de las “desviaciones sexuales” en el cuerpo o en la mente de
los afectados y llevarlas así de la prisión al consultorio médico. Para Krafft Ebing, el sexo no era
meramente esa categoría biológica que se descubría en el momento de nacer, sino un complejo de
factores que incluían la preferencia sexual, las conductas sexuales y otros indicadores psicosexuales.
Usó el término “sexo del individuo” para designar estrictamente el sexo biológico; “instinto sexual”
fue equivalente a lo que hoy llamaríamos preferencia o preferencia sexual. Krafft-Ebing creyó que
había un instinto característico para cada sexo y, si se mostraba el instinto característico del otro sexo,
entonces se estaba ante una “sexualidad contraria o antipática” (Fernández, 2000). Así la “inversión
sexual” era a la vez una condición neuro-psicopática hereditaria y coexistente con otras enfermedades.
En su obra más importante “Psychopathía Sexualis” (1894) se platean las condiciones psicológicas y
patológicas de la vida erótica, según esto Krafft-Ebing fundaba la patología sexual moderna (Rangel,
2000).

Desde el siglo XIX los sexólogos occidentales se preocuparon por establecer distinciones entre
homosexualidad, travestismo y transexualismo. La categoría “sentimiento sexual antipático”, con la
que la psiquiatría y la práctica sexológica habían agrupado homosexualidad, travestismo y
transexualismo, empieza a dar lugar a modelos de conducta, etiologías y tratamientos diferentes. La
concepción de las llamadas desviaciones sexuales eran instintuales, se les atribuía un carácter
congénito, más integrado a la biología que al de la cultura y el medio ambiente (Fernández, 2000).
Esto daba sustento a la búsqueda de la cura a una enfermedad.
17

Harry Benjamin realizó estudios sobre el tratamiento de la transexualidad y establece un hecho


Página

significativo que fue la relación que plantea entre el sexo y el género, consideradas ambas como
herramientas conceptuales en el diagnóstico clínico de los transexuales. El sexo, dirá, es más aplicable
allí donde está implicada la sexualidad, la libido y la actividad sexual; el género es el lado no sexual
del sexo. El género está localizado “arriba del cinturón” y el sexo “abajo del cinturón”. Sobre la base
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

de esta distinción, Benjamín señala que el travesti tiene un problema social, el transexual tiene un
problema de género y el homosexual tiene un problema sexual.

En algún sentido, Benjamín preparó el terreno para la elaboración de la teoría de identidad de género
de los años 60, articulando las distinciones teóricas entre lo que estaba “arriba y abajo del cinturón”.
Al mismo tiempo que Benjamín estaba trabajando con el tema del transexualismo, Robert Stoller
estaba desarrollando criterios etiológicos para el diagnóstico del transexualismo, tanto como su teoría
de la identidad de género. El trabajo de Stoller condujo a la conceptualización del transexualismo
como un desorden de la identidad de género:

“se trata de individuos que han desarrollado una identidad de género equivocada según su sexo
propio”.

Un camino similar siguieron la homosexualidad y el travestismo, categorías que junto al


transexualismo aparecieron en la primera edición del Diagnostic and Statistical Manual for Mental
Disorder en 1952 como “desviaciones sexuales”, y fueron redefinidos años después como desórdenes
de la identidad de género (Fernández, 2000).

Según Rangel (2000), Sigmund Freud (1905) discute la etiología de los invertidos con Krafft-Ebing,
Moll, Moebius, Havelock Ellis, Schrenck-Notzing, Lowenfeld, Eulenburg, Hirschfeld y Bloch, y
descarta que la inversión sea un problema hereditario o degenerativo como ellos lo sostenían. Y Freud,
considera la inversión como una desviación cuyas raíces son de origen inconsciente y motivado por
deseos sexuales infantiles. La novedad freudiana consistió en un desplazamiento de lo fisiológico
hacia las pulsiones inconscientes de carácter subjetivo.

En el ambiente psicoanalítico Karl Abraham (1910) explicaba el travestismo como un componente del
impulso homosexual; Stekel y Gutherl (1930) clasificaron el travestismo como una parafilia
considerada una perversión. Y el primer estudio propiamente psicoanalítico sobre el travestismo es en
el año de 1930 por Félix Boehm, que en una revista psicoanalítica escribe un artículo que hablaba
sobre la complejidad de la feminidad en el hombre, esto hace ver que aun prevalece la idea del alma
femenina atrapada en un cuerpo masculino y se basa en el postulado de Freud de la “bisexualidad
constitucional”, para analizar sus casos clínicos argumenta que la parte femenina domina a la
masculina. A partir de este artículo Otto Fenichel en el mismo año publica “la psicología del travesti”
y argumenta que es una “conducta misteriosa”, que comparte puntos de contacto con otras prácticas
perversas y retoma el complejo de castración y asegura que “el travesti rechaza innecesariamente el
hecho de la castración”. (Rangel, 2000) aquí el cambio es del que ya no se habla de un “alma
femenina” y se desplaza a la castración pero sigue presente esa “conducta misteriosa” que no se ha
podido descifrar.

Por su parte Lewis (1963), analiza el caso de un travesti que con urgencia necesitaba vestirse de mujer
con el pensamiento “no soy hombre, soy una niña”, lo que llamó la atención no es el vestirse de
mujer, si no la idea de querer ser una niña y no una mujer, esto podría estar ligado al juego infantil
18

donde su hermana mayor jugaba con él a vestirlo de muñeca. Lewis afirma que el continuo juego de la
hermana mayor, intensificó la identificación que hizo de él de su cuerpo como un falo2. En su análisis
Página

se hizo evidente que le asignaba el paciente a su madre y hermana una cualidad fálica, la hermana en
tanto juega un papel importante en la construcción de su yo, le ofrece la imagen de la muñeca como

2
Para una amplia explicación en referencia a este término psicoanalítico revisar la tesis doctoral de Rangel (2000).
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

resolución identificatoria, y concluye que su travestismo servía como defensa contra la ansiedad de
castración, con lo que había una debilidad en el desarrollo del yo y una inestable formación de la
imagen corporal. Pareciera que la atribución fálica a estas mujeres, es el buscar ser el falo de ellas. Y
es aquí donde aparece el concepto de la mujer fálica en el estudio del travestismo.

Se hace mención ya en los estudios psicoanalíticos de los años 60, que los travestis tienen una
necesidad del espejo, que les permite ver su imagen femenina y para la autoerotización en el caso que
se presentara, de hecho en el estudio realizado para este trabajo y otros anteriores, igualmente se
presenta esta necesidad de poder verse así mismo ya travestido. El erotismo de la imagen del espejo
fue abordado por Lacan (1949, en Rangel, 2000) basado en los trabajos de Wallon (1879-1962) a lo
que Lacan llamó “el estadio del espejo”. Plantea que:

“existe una identificación en el sentido pleno que el análisis da a este término a saber, la
transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen”.

Rangel (2000) lanza la pregunta sobre “¿cómo se forma la imagen femenina de si mismo que el
travesti trata de personificar? Una posible respuesta, es tomada del trabajo que la misma investigadora
que plantea de Greenson (1966), es con un niño de cinco años de edad con claras tendencias al
travestismo y donde la madre también es analizada, y plantea desde los conceptos de individuación de
Mahler (1958), que el niño había desarrollado dificultades en el proceso de individuación y separación
de su madre y que la relativa ausencia de frustración y de rivalidad vivida por el niño, ocasionó límites
entre él y su madre no fueran lo suficientemente claros. Para él, la falta de un padre y de un padre
amoroso, interfirió con la oportunidad para la formación de su identidad. El significado del
travestismo, según el analista, consistía en la posibilidad de hacer un lazo con su madre, en tanto la
ropa simboliza la piel de su madre. Stoller (1966), recibe en análisis a la madre y al niño y corrobora
que los deseos inconscientes de la madre, eran la causa primordial del comportamiento travesti de su
hijo y da por hecho que la “bisexualidad psíquica” de la madre trastornó el “desarrollo de una
identidad normal de género” en el hijo. Concluye, que el hijo era “el falo feminizado de la madre”.
Rangel (2000), menciona que desde el concepto freudiano es difícil hablar de un falo femenino, ya que
los conceptos masculino y femenino no son categorías que fácilmente se describen. Y remarca que lo
rescatable de Stoller, es la existencia de una fantasía inconsciente de la madre que precipita el
travestismo. Posteriormente Haber (1991) y Schott (1995), corroboran el papel que tiene la madre para
el caso del niño travesti, en donde él comparte la fantasía de la madre de ser una niña.

A partir de esto se inician divergencias en la búsqueda de la explicación de las conductas travesti y con
lo que se puede encontrar es:

En el psicoanálisis norteamericano tradicional (Fenichel, 1930; Sperling, 1959; Lewis, 1963; Stoller,
1966; Yasmaian, 1966; Glasser, 1979; todos en Rangel, 2000), el travesti es considerado un perverso
fetichista, cuyo mecanismo inconsciente corresponde a la “desmentida o renegación” de la castración
por un lado y por el lado de la elección del objeto, el cual ha sido sustituido por uno inapropiado para
la meta sexual. Por su parte Glasser (1979) afirma que:
19

“el travestismo, como cualquier otra perversión, no es un síntoma sino una condición
Página

diagnósticamente distinta con una estructura extremadamente compleja que tiene sus
características”.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Por su parte Boehm (1930), Beber, Dain, Dince, Grand y Kremer entre otros (todos en Rangel, 2000)
el travesti tiene una disposición bisexual; para otros como Peabody (1953) y Lukianowicz (1959) el
origen del travestismo se puede rastrear en traumas infantiles. Doorn, Poortinga y Verschoor (1994)
definen el travestismo como:

“una posición en la cual la feminidad y la masculinidad son incondicionalmente expresadas”.

Pugh (1960) clasificó cinco tipos de travestis: los heterosexuales, los bisexuales, los homosexuales, los
narcisistas y los asexuales. Sin embargo quien tuvo mayor influencia en el estudio de la diversidad
sexual fue Stoller.

Otra postura médica es el hablar de cerebros femeninos, este problema ha tomado diversos caminos,
hay quienes buscan la explicación en la posibilidad de encontrar influencia hormonales, que pueden
contribuir a las actitudes masculinas y femeninas desde el útero y formar una autopercepción (Money
y Hampsons, 1955), otros hablan de aspectos fisiológico-anatómicos unidos a actores psicosociales
(Greenacre, 1953), hay otros que cuestionan lo biológico (Stoller, 1975 y McKenna, 1978), al
considerar al sexo más bien un estimulo social, entendiendo por esto los efectos que la rotulación del
sexo del bebé, ejerce en el despliegue de las conductas maternas y paternas. Coates y Wolfe (1991),
estudian la acumulación de factores riesgo como son traumas, factores biológicos, disturbios en la
familia y la psicodinámica individual. (Rangel, 2000).

Gotwald (1983, en Sánchez, 2006) considera al travestismo como una “variante conductual”, cree que
el factor causal común en los antecedentes de muchos travestistas, es el hecho de que en la infancia tal
vez al niño, se le haya vestido con ropa de niña como una forma de humillación o castigo, atacando su
identidad como hombre, por lo regular como obra de una mujer importante en su vida, y afirma que en
ese momento ocurre la impronta psicológica del placer sexual, el castigo y la vestimenta, y continua
diciendo que el travestismo conserva su sentido de identidad masculina, a la vez que recibe placer
erótico de la vestimenta femenina. Como la madre no es objeto aceptable de placer erótico, la
vestimenta adquiere significado sexual, quizá también como forma para dominar a la madre
castigadora.

Por otro lado, Delfín (1998, en Sánchez 2006), desde una óptica psicoanalítica, dice:

“las expresiones del comportamiento de la sexualidad en nivel exclusivo tienen antecedentes de una
importante represión de la sexualidad en la infancia, lo cual solo ocurre en personalidades
impresionables en grado sumo. Aparte de esto es necesario que estas expresiones sean reforzadas
durante el crecimiento y desarrollo del individuo en cuestión. Después la persona puede concienciar
que la práctica que realiza no es aceptada por la sociedad y puede sentirse mal y aislarse. Lo que le
traerá incremento en su depresión, ansiedad y aislamiento; por ese motivo se verá compelido a
realizar su conducta y en caso de lograr la relajación postorgasmo reforzarán el círculo vicioso”.

Como ya Rangel (2000) había mencionado, los estudios de Stoller fueron los que más influenciaron a
20

los psiquiatras, al realizar sus estudios sobre género, a los cuales se sumaron Docter y Prince (1997),
Página

se obtiene que la Board of Trustees de la Asociación Psiquiátrica Americana votó en 1973, para
suprimir la homosexualidad como enfermedad mental del Manual Diagnóstico y Estadístico de
Enfermedades Mentales (DSM-II, 1973). Más tarde, la misma asociación APA, agrega una categoría a
su DSM-IIIR (1978), denominada “Desordenes de Identidad de Género” en la que está incluido el
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

fetichismo travestista (302.3); Y para el DSM-IV (1994) sigue apareciendo que “la característica
esencial del fetichismo travestista consiste en vestirse con ropas del otro sexo”. Los criterios para el
diagnóstico son:

A. Durante un período de al menos 6 meses, fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes,


impulsos sexuales o comportamientos que implican el acto de transvestirse, en un varón
heterosexual.
B. Las fantasías, los impulsos sexuales o los comportamientos provocan malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo.
Especificar si:
Con disforia sexual: si el individuo presta malestar persistente con su papel o identidad sexual.

En el ICD-10 que es Classification of Mental and Behaviounal Disordes: Diagnostic Criteria for
Research. Perteneciente a la OMS (1992), tiene dos clasificaciones para el travestismo que son:

F64 Trastornos de la identidad sexual.


F64.1 Travestismo no fetichista.
Consiste en llevar ropas del sexo opuesto durante una parte de la propia existencia, a fin de
disfrutar de la experiencia transitoria de pertenecer al sexo opuesto, pero sin ningún deseo de llevar a
cabo un cambio de sexo permanente y menos aún de ser sometido a una intervención quirúrgica para
ello. Debe ser distinguido del transvestismo fetichista, en el que hay una excitación sexual
acompañado a estas experiencias de cambio de vestido (F65.1).
Incluye: Trastorno de la identidad sexual en la adolescencia o en la edad adulta de tipo no transexual.
Excluye: Travestismo fetichista (F65.1).

F65.1 Transvestismo fetichista.


Consiste en llevar ropas del otro sexo con el objetivo principal de obtener excitación sexual.

Pautas para el diagnóstico.

Este trastorno debe distinguirse del fetichismo simple, en el sentido de que los objetos
fetichistas o las ropas no solo se llevan, sino que se llevan para crear una apariencia de ser una persona
del sexo opuesto. Normalmente se lleva más de un artículo y a menudo una vestimenta completa
incluso con peluca y maquillaje. El transvestismo fetichista, se distingue del transvestismo transexual
por su clara asociación con la excitación sexual y con el fuerte deseo de quitarse la ropa una vez que
se alcanza el orgasmo y la excitación sexual declina. Generalmente, en los transexuales hay
antecedentes de transvestismo fetichista como fase anterior y probablemente en estos casos, representa
una etapa del desarrollo del transexualismo.

Incluye: Fetichismo Transvestista.


21

Hasta aquí, se presenta la perspectiva general de los estudios y abordajes de los especialistas de la
salud mental, para tratar de explicar el origen del travestismo para poder así hacer el tratamiento para
Página

curar esto considerado como una enfermedad, que como ya se mostró, paso de ser una enfermedad
física a un padecimiento mental y queda en un problema de salud mental bastante complejo. Sin
embargo, esta aún presente el problema por saber no solamente el motivo que lleva a una persona a
comportarse como si fuese del otro género, así como el tratamiento a seguir para erradicar dicho
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

comportamiento, esta también la problemática básica y es el de definir el travestismo. Ésta es una


limitante que no permite poder hacer el abordaje al estudio adecuado del travestismo y esto radica
desde el enfoque que se le ha dado categóricamente como enfermedad, ya que por lógica de
supervivencia toda enfermedad hay que erradicarla.

Otras de las limitaciones que tienen los actuales enfoques psiquiátricos con respecto al travestismo, es
la redacción del mismo DSM-III y IV, ya que solo menciona al travestismo masculino, y sólo el que es
fetichista, como se demostrará más adelante, existen diferentes formas de vivir el travestismo y si los
especialistas de la salud mental se basan en este manual, simplemente no cubren la gran gama de
expresiones y vivencias que tiene el travestismo. Por otro lado, el ICD-10 menciona además al
travestismo no fetichista, explica algunas características que igualmente no abarcan la diversidad que
existe con este comportamiento y aunque no se menciona cómo hacer diagnóstico el hecho de que esté
en el catálogo es porque se le considera como un desorden mental.

Todas estas limitaciones que presentan estos enfoques, son por el natural proceso de desarrollo que
toda ciencia ha tenido en su formación histórica, no hay que olvidar que todos los científicos
investigadores estamos inmersos en un contexto sociocultural y que por mucho criterio científico que
pongamos, siempre nos veremos afectados por nuestras creencias morales, sociales y/o religiosas. Que
es lo que sucedió con esos estudios ya presentados, no es gratuito que se hablara científicamente de las
perversiones estando en plena época victoriana, o que una vez que se da el auge de la endocrinología
se hable de la influencia de las hormonas en los comportamientos humanos. Por lo cual, no se puede
hablar de errores de estas posturas como tales, el error está en que las siguientes generaciones de
especialistas en salud mental tomen como “verdades únicas”, estas posturas teóricas y como también
más adelante se comentará a profundidad, en el campo de la sexología, hasta hoy, no es posible
encuadrar a todas las personas en un modelo teórico.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 3.
El descubrimiento más grandioso que puede hacer un humano, es otro.

Estudios desde otras perspectivas.


Ahora se presentarán estudios que cambian su enfoque para hacer la investigación en torno al
travestismo; el cambio de enfoque radica principalmente en no considerarlo como una enfermedad y
dando un carácter humano al travesti.

Magnus Hirschfeld (1868-1935), quien acuñó el término travesti a principios del siglo XX, fue uno de
los primeros en distinguir travestismo y homosexualidad. Autor de “Sexual Anomalies” (1905) y de
“Transvestites. The erotic drive to cross dress” (1910), en el que reporta 17 casos, de los cuales 16 se
presentan anatómicamente como hombres pero con el deseo de verse como mujer o ser tratados como
mujer, ninguno de ellos caería en la clasificación de homosexual en el sentido de la atracción sexual
hacia el mismo sexo, por lo que la inversión recae en la identificación subjetiva hombre/mujer y no
sobre el objeto erótico (Rangel, 2000). Además fue uno de los precursores de la “química del sexo” –
la endocrinología – y su influencia en el campo de la sexología fue notable. Hirschfeld estaba
convencido de la relevancia de la “ciencia glandular” en el campo de la sexología. Creía que tanto la
homosexualidad como el travestismo podían ser explicados por variaciones en las hormonas sexuales.
Estas variaciones determinaban el hermafroditismo, la androginia, la homosexualidad y el travestismo.
Refutando la clasificación que hiciera Krafft-Ebing (1890) respecto al travestismo como una variante
de la homosexualidad, Hirschfeld lo presenta como un fenómeno independiente. Utiliza el término
travesti para describir a aquellas personas que tienen urgencia por usar ropas del sexo opuesto (1910).
Hirschfeld peleó contra la idea de que todos los travestis eran homosexuales, que por entonces era una
concepción muy extendida dentro de la sexología. Y así separó, al travestismo de la homosexualidad,
definiendo a esta última como una forma de actividad sexual contraria y al travestismo como una
variante intersexual que podía darse con diferentes prácticas sexuales. Ambas eran, no obstante,
“variantes naturales” de la norma: la heterosexualidad. (Fernández, 2000).

Havelock Ellis (1913), autor de “Studies in Psychology of Sex”, también estudió el fenómeno travesti
y criticó la posición de Hirschfeld, quien, en opinión de Ellis, reducía el travestismo a un problema de
vestido, lo cual – afirmaba – era sólo uno de sus componentes. Ellis llamo “eonismo” al travestismo y
el término descriptivo para el eonismo fue "inversión sexo-estética”. Este concepto no tenía el mismo
sentido que inversión sexual, aún cuando Ellis pensó que ambas tenían una base orgánica. Si la
inversión sexual significaba impulso sexual, orgánico e innato, hacia el mismo sexo, para Ellis la
inversión sexo-estética era la inversión que conducía a una persona a sentirse como persona del sexo
opuesto y a adoptar las tareas, hábitos y vestidos del otro sexo, mientras la dirección del impulso
sexual se mantenía normal. A su juicio, tanto homosexuales como travestis eran tipos de anomalías
sexuales intermedias. Los trabajos tanto de Ellis y Hirschfeld no tuvieron gran impacto en la
comunidad médica, ya que éstos no consideraban a los travestis como una patología propiamente dicha
y se les criticaba que no abordaran las tendencias inconscientes. (Bullough y Bullough, 1997 en
Rangel, 2000).
23

John Money, en 1983 (en Sánchez 2006) define al travestismo como una de las Parafilias, las cuáles
Página

describen las conductas sexuales previamente catalogadas como perversiones, desviaciones o


aberraciones; y menciona que:
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

“es todo estado que la excitación sexual y la gratificación del individuo están supeditas por entero a
la fantasía recurrente de una experiencia sexual insólita que se convierte en foco principal de la
conducta sexual”.

Sin embargo, también considera que la parafilia puede girar en torno a un objeto sexual concreto,
como los niños, animales, ropa interior o un acto sexual determinado como el sadismo sexual o
realizar llamadas “obscenas”. Así mismo agrega que por regla general, la naturaleza de la parafilia es
específica e invariable, y se da con mucha más frecuencia en hombres que en mujeres.

Másters, Johnson y Kolodny (en Sánchez 2006), mencionan que:

“el travestido es un hombre heterosexual que se excita sexualmente, repetida y persistentemente,


vistiendo ropas de mujer”.

Y agregan que muchos travestis están casados y son indiscutiblemente masculinos en la vida cotidiana,
su disfraz con ropas de mujer puede ir acompañado de un maquillaje muy completo, uso de pelucas y
ademanes femeninos, en una especie de mascarada que a veces consigue engañar al observador más
penetrante. Todo esto lo apoyan estudios posteriores (Gotwald, 1983; Velasco, 2002; ambos en
Sánchez, 2006).

Por su parte Álvarez-Gayou (1986), crea el concepto de Expresiones Comportamentales de la


Sexualidad, para hacer nombrar sin ninguna carga valorativa a los comportamientos considerados
como desviaciones o enfermedades mentales, y el travestismo es parte de estas Expresiones
Comportamentales al cual lo define como:

“una expresión comportamental de la sexualidad, en la que las personas gustan de utilizar prendas,
manierismo, expresiones, accesorios, adornos, lenguaje e incluso comportamientos característicos del
otro género en la cultura de la propia persona”.

Y se plantea que todas las Expresiones Comportamentales de la Sexualidad integran el universo


expresivo humano, en el que potencialmente se encuentran todas, aún cuando se hagan en un grado
mínimo o no erótico.

Otras ciencias que se interesan en el estudio del travestismo, son la antropología y la sociología, las
cuáles dan un giro fuerte en el abordaje e interpretación de este comportamiento. Donde parten para
hacer su intervención en este tema, es que está puesto en juego la manifestación del género, el cuál es
un constructo social y esto lo afirman movimientos sociales de activismo homosexual dónde se habla
de que el travestismo deja de ser tema de interés médico y en los países centrales inicia su experiencia
organizativa. Como es el caso de una activista que abogó en Estados Unidos de América por los
derechos travestis en los años 70, Virginia Prince:
24

“la distinción teórica entre sexo y género significó la opción por la identidad travesti, la posibilidad
Página

de imitar las cualidades genéricas”.

Con esto los científicos sociales se lanzan al estudio del travestismo, dando diversas hipótesis como
menciona Josefina Fernández (2000) entre las sobresalientes están las siguientes.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Una de las ciencias que se ha preocupado por mostrar el carácter culturalmente variable del
comportamiento sexual, es la Antropología. Como bien señala Barreda (1993, en Fernández 2000), los
estudios antropológicos que abordan la temática de sexualidad, intentan descifrar cuál es el criterio
básico de diferenciación entre los sexos; cuáles son las especificidades de las representaciones que
orientan los comportamientos sexuales y cómo esas representaciones son vividas por los/as actores
sociales en situaciones y contextos socioculturales concretos. En el camino para encontrar respuestas a
estas preguntas, los/as estudiosos/as se interesaron en el travestismo. A partir de la revisión que desde
una perspectiva de género, realizan las antropólogas M. Kay Martin y Bárbara Voorhies (1978) de
tales etnografías, el travestismo es presentado por ellas como:

“Una tercera posibilidad en la organización y representación de género, un tercer status sexual”.

Lo que se ha dado en llamar el tercer género. En igual dirección ubicamos a autores como Roscoe
(1996), Habychain (1995), Bolin (1996, todos en Fernández 2000), entre otros/as pocos/as más. Esta
categoría, al igual que la equivalente biológica de intersexo, agrupa al conjunto de individuos de
género confuso. En algunas ocasiones se toma como criterio clasificatorio el desplazamiento entre
género y sexo; en otras se repara en la preferencia sexual (homosexual, heterosexual, bisexual).

Otras investigaciones proponen ver el travestismo, como expresión de uno de los dos géneros
disponibles en nuestra sociedad: masculino o femenino, aun cuando éste alterne entre uno u otro
género según determinadas situaciones de interacción social (Barreda, 1993) o se mueva en un
continuum varón a mujer (Ekins, 1998, ambos en Fernández 2000).

Finalmente, hay quienes estiman que la característica más destacada del travestismo, es impugnar el
paradigma de género binario poniendo al descubierto el carácter ficcional que vincula el sexo y al
género. Así por ejemplo, Marjorie Garber (1992) entiende que una de las fuentes de confusión entre
travestismo, preferencia, comportamiento sexual, etc., deriva de la diferencia entre la construcción del
género y la atracción sexual. La confusión de género versus sexo o sexualidad, dirá Garber:

“es de hecho una de las equivocaciones claves que ha producido el tema en debate, la distinción no es
siempre tan fácil de hacer; la línea límite entre género y sexualidad, tan importante para la más
reciente teoría feminista y teoría de género, es uno de los muchos límites probados e interrogados por
el travestismo. El efecto cultural del travestismo es desestabilizar todas las categorías binarias: no
solamente masculino/femenino, sino también gay/no gay, sexo y género. Este es el sentido – el sentido
radical – en el cual el travestismo es un ´tercero´” (1992:11, en Fernández, 2000).

Garber aclara insistentemente que tercer género no quiere decir género borroso, no es otro sexo sino
un modo de articulación, una manera de describir un espacio de posibilidad, un desafío a la noción de
binariedad, poniendo en cuestión las categorías de masculino y femenino, ya sean éstas consideradas
esenciales o construidas, biológicas o culturales. En una perspectiva similar se ubica a Judith Butler
(1991), filósofa feminista que desde hace unos años viene estudiando los límites de la categoría de
25

género y su relación con las llamadas minorías sexuales. Según esta autora, no se trata ya de hacer
hincapié en estas minorías y ubicarlas en el lugar del tercer género, sino de deconstruir el género
Página

mismo. (Fernández, 2000).

Una gama muy amplia de estudios antropológicos, ha investigado el travestismo a partir de la hipótesis
de que éste debía ser interpretado como expresión de un tercer género, y revisando las etnografías de
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

aquellas culturas no occidentales principalmente a el berdache y el muxe, nos muestran líneas de


viabilidad para poder seguir con la investigación de esta propuesta. La importancia de estos estudios
reside no solamente en la aproximación conceptual que allí se establece respecto a dicha categoría,
también el texto presenta discusiones sobre las etnografías ocupadas en estudiar fenómenos que han
sido tomados como explicación transcultural del travestismo. Pero entonces, ¿qué es el tercer género?

A juicio de Herdt la necesidad de hablar de tercer género, surge a partir de una reinterpretación del
sexo y del género, diferente de aquella proveniente del campo de la sexología, tan ajustada al
paradigma del dimorfismo sexual. Herdt señala que las categorías varón y mujer – basadas en criterios
anatómicos – no son ni universales ni conceptos válidos para un sistema de clasificación de género. La
categoría del tercer sexo y tercer género, vienen a impugnar el dimorfismo sexual. Es un intento
orientado a comprender cómo en determinados lugares y momentos históricos, la gente construye
categorías no solamente sobre la base de un cuerpo natural, sino también sobre la base de lo que
Garfinkel (1967) llama “órganos sexuales culturales”. Se trata de individuos que trascienden las
categorías de varón/mujer, masculino/femenino. Estos individuos son agrupados en categorías
ontológicas, identidades, tareas, roles, prácticas e instituciones divergentes que han resultado en más
que dos tipos de personas; esto es, lo que los occidentales clasificarían como dos sexos, varón y mujer,
y dos géneros, masculino y femenino. (Fernández, 2000).

Por lo tanto, el fenómeno del travestismo pone en verdadera tela de juicio los parámetros de lo
masculino y lo femenino.

En su Travestism and the politics of gender, Whoodhause (1989, en Fernández, 2000), analiza el
travestismo y para él, el travestismo ilustra la construcción del género. Partiendo del supuesto que la
masculinidad sea en nuestra sociedad algo que debe ser alcanzado por todos los varones, aquellos que
no lo logran, como las travestis, son situados en el espacio depreciado de lo afeminado. Esta es la
razón por la que Josefina Fernández (2000) piensa que las travestis son consideradas en todas las
ocasiones como homosexuales; después de todo, dirá, un varón afeminado no puede ser heterosexual.
El travestismo incluye cambios de roles e identidad, no solamente de lo masculino y lo femenino,
también de la realidad y la fantasía. El travestismo es una fantasía, un medio de proyección en un
modo de ser diferente, construye una imagen o imágenes de sí mismo al estilo de las mujeres. La
travesti adopta otro nombre, otra forma de hablar, puede comportarse muy diferentemente a su yo
masculino. Ellas dicen conocer lo que es una mujer real, provocando a veces la irritación de las
transexuales. No obstante, dirá Whoodhause, esto es falso por dos razones. Primero, las travestis ven al
género como algo que está rígidamente demarcado y excluyente: masculinidad y feminidad y, en este
sentido, el travestismo refleja los roles de género tradicionales, autoexcluyentes entre sí. Un varón no
puede comprometerse en conductas no masculinas si primero no disfraza su masculinidad y la cubre
con una apariencia femenina. La segunda razón nos regresa a la cuestión de la fantasía. ¿Qué crea una
travesti cuando se trasviste? A través del travestismo, ella crea una mujer sintética y, al hacerlo,
reemplaza una realidad actual con una realidad sintética. El travestismo consta de una “díada
sintética” en la que su creación, su yo femenino, responde a los deseos de su yo masculino. Sustituye
así relaciones humanas reales por relaciones sexuales sintéticas.
26

Junto a estos autores se ubica también a Richard Ekins (1998, en Fernández, 2000) y su trabajo sobre
Página

el varón feminizante: una aproximación de la teoría razonada sobre el hecho de vestirse de mujer y el
cambio de sexo, en el que ubica el travestismo en un proceso de deslizamiento gradual de un género a
otro. El artículo presenta los resultados de una investigación llevada a cabo por más de once años con
travestis y transexuales en Inglaterra. A partir de una exhaustiva crítica a distintos modelos teóricos
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

usados para estudiar el travestismo, Ekins acude a la “teoría razonada”. Esta consiste en términos
generales, en establecer un corpus teórico a partir de datos obtenidos de forma sistemática y analizados
desde la investigación social, siguiendo la metodología básica de autores tales como Glaser, Bigus,
Haden y Strauss. Los procedimientos escogidos por Ekins para estudiar el travestismo, reparan en las
propias vivencias que los actores sociales tienen en su trabajo, en la familia, en los entornos médicos y
en las organizaciones que pudieran alojarlos.

Como resultado del uso de los procedimientos propios de la teoría razonada en el estudio del
travestismo y de personas que desean cambiar su sexo, Ekins crea la categoría de “varón feminizante”
o varones que quieren feminizarse de diversas maneras, en diferentes contextos, en distintos
momentos, etapas y con diversas consecuencias. Distingue luego tres formás fundamentales de
feminización: el cuerpo feminizante, la erótica feminizante y el género feminizante.

El travestismo será siempre, para Ekins, una feminización de género; pero puede implicar o no una
feminización erótica. El varón feminizante que define encuentros eróticos homosexuales como
heterosexuales, o encuentros heterosexuales como lésbicos, por ejemplo, el estar a menudo dotando de
género a su sexualidad y puede estar ejerciendo la erótica feminizante, como el varón feminizante que
intenta masturbarse según lo que para él es una forma femenina. Y ambas feminizaciones, la de género
y la erótica, a su vez, pueden o no implicar una feminización corporal.

El cuerpo feminizante, focaliza en los deseos y prácticas de los feminizados para feminizar sus
cuerpos. Ellos pueden incluir cambios deseados, efectivos o simulados, tanto de las características
primarias como secundarias del sexo. Así, un nivel implicaría el cambio cromosomático (no posible
aún), gonadal, hormonal, morfológico y neurológico; y otro nivel el cambio de vello facial, del vello
corporal, del craneal, de las cuerdas vocales, de la configuración del esqueleto y de la musculatura.

La erótica feminizante, hace referencia a aquel tipo de feminización que tiene como intención o como
efecto despertar el deseo sexual o la excitación. Cubre un amplio rango que va desde aquel varón
feminizante que experimenta lo que percibe como un orgasmo múltiple femenino, a aquel otro en el
que se despierta un erotismo ocasional al mirar una revista femenina en un kiosco.

El género feminizante, repara en las múltiples maneras en que los varones feminizantes adoptan la
conducta, las emociones y la cognición que socioculturalmente se asocian con el hecho de ser mujer.
El género feminizante no está necesariamente relacionado a la erótica feminizante. El arco de
posibilidades es también muy amplio: están quienes adoptan la identidad de género femenina a tiempo
completo, pero que no quieren operarse, no tienen vida sexual, trabajan en ocupaciones típicamente
femeninas; también aquellos varones feminizantes que llevan una vida satisfactoria como varón y que
periódicamente se visten de mujer pero no adoptan amaneramientos femeninos; en el medio, entre
ambos, están quienes sienten agrado por actuar según un rol estereotipado femenino. Las
combinaciones para el género feminizante son infinitas a juicio de Ekins.

Sobre la base de estas formás, Ekins señala cinco fases del proceso típico ideal del varón feminizante,
orientadas hacia la consolidación definitiva de lo femenino. La fase 1 que llama, “el comenzar de la
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feminización”, que se inicia con un episodio en el que el individuo se viste de mujer; episodio del que,
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según el autor mencionado, pueden tenerse diversos grados de conciencia. Con frecuencia se vive
como un episodio adverso cuyos significados son incompletos. En términos de interrelaciones entre
sexo, sexualidad y género, la principal característica en esta fase es la indiferenciación, que por tratarse
de algo adverso intenta dejarse de lado, no tomarlo en serio y considerarlo algo temporal. La
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

indiferenciación también es resultado del hecho de no disponer de recursos conceptuales. En lo que


respecta a las relaciones entre constitución del yo y el mundo como algo sexuado, sexualizado y
asociado a un género, tras el incidente puede volverse a la normalidad.

En la fase 2 denominada, “fantasear sobre la feminización” el interés recae en la elaboración


de fantasías que se relacionan con la feminización. En términos de sexo, sexualidad y género, y sus
interrelaciones, se da un gran número de posibilidades. En algunos casos, pueden existir fantasías nada
ambiguas de ser una chica o una mujer, se fantasea sobre la feminización corporal; en otros, las
fantasías sobre la feminización apuntan más hacia el género, no se manifiestan fantasías sobre la
morfología masculina o femenina, hay más bien fantasías románticas como vestidos de ensueño,
juegos de muñecas. Finalmente, existe también la posibilidad de que se acentúe la fantasía
masturbatoria basada en vestirse de mujer. Puede por tanto tener una esencia corporal, genérica o
erótico/sexual. En lo que respecta a las relaciones entre constitución del yo y el mundo como algo
sexuado, sexualizado y asociado a un género, deben hacerse algunas consideraciones. En el caso de la
fantasía erótica feminizadora, los objetos que se asocian a un género van siendo dotados de un afecto
cada vez mayor, para formar luego el material de fantasías masturbatorias posteriores. En lo que afecta
al yo y el mundo, los que feminizan su cuerpo, pueden experimentar tal preocupación por sus fantasías
que el concepto de sí mismos, cuando como varones comienzan a estar bajo serias amenazas; en
cuanto a los feminizados de género, ocurre de manera aún más fantasiosa. Lo que se encuentra en
general, es una construcción dual del mundo (entre lo normal y la feminización).

La fase 3, “realizar la feminización”, conlleva el vestirse de mujer de manera más seria y


representar aspectos de las fantasías sobre la feminización corporal. Quien feminiza su cuerpo puede
depilarse periódicamente, trucarse sus órganos sexuales y elaborar una imitación de la vulva. Quien
feminiza su género puede ir formando colecciones privadas de ropa y utilizar maquillajes, joyas y
demás accesorios. Todo ello puede ser usado para elaborar rutinas de masturbación para la erótica
feminizante, que pueden hacerse más prolongadas. En términos de sexo, sexualidad, género y sus
interrelaciones, es como si el varón feminizante, estuviera desarrollando determinados hábitos sin
saber realmente lo que está haciendo. Lo más frecuente es que el varón feminizante, no esté seguro de
las diferencias o en qué lugar concreto de las diferencias se sitúa él mismo. Con referencia a las
relaciones yo y mundo como algo sexuado, sexualizado y de género, es probable que esté en el período
de mayor confusión y vacilación personal. Hay una marcada tendencia a buscar una explicación de lo
que le pasa.

A medida que aumentan las experiencias y actividades de feminización, muchos varones feminizantes
se ven impelidos a explicarse a sí mismos, a encontrar el sentido a sí mismos y a sus actividades y a
encontrar un lugar en el que su feminización encaje con el resto de su vida. En este momento, que
Ekins llama fase 4 o “constituir la feminización”, una posibilidad es la búsqueda de la “cura”. Los
significados empiezan a cristalizar en etiquetas o nomenclaturas particulares y, entonces, ellos pueden
ordenarse y el varón feminizante puede comprender quién es y qué significan para él los objetos como
algo sexuado, sexualizado y relacionado con el género de diversas maneras. La identidad anterior suele
ser reinterpretada a la luz de la condición descubierta recientemente.
28

En la última de las fases, “consolidar la feminización”, se establece la constitución más firme del yo y
Página

el mundo de la feminización. La consolidación puede estar centrada en la feminización corpórea, en la


erótica o en la genérica. En cuanto a la feminización corpórea, es probable que la persona se involucre
en programas apropiados para esa feminización del cuerpo. Si está centrada en una feminización
genérica, la persona desarrolla su estilo personal de forma muy similar a como lo habría hecho una
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

muchacha genérica, sólo que más tarde y con más prisa. En cuanto a su sexualidad, según prosigue su
tratamiento hormonal, ella pierde la sexualidad masculina que aún tenga y, en realidad, está
desexualizando su antigua sexualidad, a la vez que se construye un nuevo sexo y una nueva
sexualidad.

Josefina Fernández (2000), finaliza mencionando que el conjunto de la literatura agrupada bajo el
nombre de travestismo, se inclina por verlo como una actuación identitaria que por momentos toma la
forma masculina y por otros la femenina. Las relaciones entre sexualidad, preferencia sexual y género,
son analizadas en términos agónicos. Las construcciones sociales de estas dimensiones, manifiestan
desde la perspectiva de los actores a los que estos estudios buscan dar expresión, una solidez y
resistencia que contrasta con la imagen de libertad y pluralidad que aparecen planteadas en el espacio
del tercer género. En la lucha por recomponer identidades, las referencias siguen siendo los patrones
definidos por el paradigma de género entendido binariamente, la construcción de la diferencia sexual y
su inscripción en los cuerpos se constituyen en un terreno de confrontación inevitable, la preferencia
sexual se define en este escenario atravesado por estereotipos y roles predeterminados.

No hay paradoja en las representaciones de género, sino en las identidades logradas a través de
difíciles procesos de transición en los que los puntos de llegada no suelen ser estables ni únicos. Sea
que se le conciba como un complejo proceso de feminización, como refugio a una masculinidad
rechazada, o como una práctica identitaria que siempre deja traslucir su alteridad irreductible, el
travestismo parece más bien dar testimonio de la fuerza de este paradigma y de los conflictos que
genera.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 4

Ser es sentir, sentir es vivir, vivir es Ser.

La vivencia del travestismo en México.


A continuación se presentará la investigación realizada por el autor, en dónde se busca verificar
algunas de las posturas teóricas antes mencionadas y en especial poder captar la vivencia de las
personas travestis, sin interpretaciones basadas en juicios de valor, partiendo del enfoque
fenomenológico para el estudio; además de contar con los datos de las vivencias actuales, siendo una
investigación realizada en México con el mayor número de participantes posibles.

Una vez consultada la información correspondiente, empecé a buscar lugares de reunión para travestis
en la Ciudad de México y mediante el uso de los exploradores de Internet pude ubicar grupos virtuales.

Estos grupos virtuales de travestis, a los cuales el investigador se unió para poder tener contacto con
estas personas. Se tomaron en cuenta los grupos para travestis de habla hispana que son los de interés
para esta investigación, en total fueron 12 grupos a los que ingresé. En estos sitios hay espacios para
publicar fotografías de los miembros, enlaces a otros sitios de interés y mensajes en los que se busca
amistades entre travestis, búsqueda de encuentros sexuales ya sea con hombres o con otros travestis,
solicitud de consejos de arreglo personal, lugares para compra de ropa, etc. Y lo más valioso fue la
ubicación de lugares de reunión física. Al ir contestando mensajes publicados en estos grupos
virtuales, pude empezar a tener los primeros contactos con estas personas, en donde me daba cuenta de
las diferentes necesidades, fantasías, dudas, problemáticas y experiencias que tenían. Mediante los
links pude llegar a las páginas de los sitios de reunión física que hay, de los cuáles existen tres
principales en la Ciudad de México:

El Lugar de Roshell. Está ubicado en la colonia Álamos en la Ciudad de México. Es un lugar en dónde
hay reuniones mensuales y se hace la presentación de un show travesti el cuál es protagonizado por la
dueña del lugar, una mujer transgénero llamada Roshell Terranova, además también se puede beber,
bailar y sobre todo, conversar mucho. Asisten varones travestis, ya sea que lleguen travestidos o bien
que se transformen en este lugar ya sea ellos mismos o mediante la solicitud, con previa cita, de los
servicios de maquillaje que se proporcionan; Hay renta y venta de vestuario, zapatos y pelucas.
También en este lugar se dan los servicios de estudios fotográficos para travestis dónde se les hacen
tres cambios de ropa, con diferentes poses y todo se lo llevan en un CD con más de 50 fotografías, así
como la renta de casilleros para guardar las prendas femeninas, cursos de personalidad travesti, que
consiste en automaquillaje, coordinación de ropa, caminar, ademanes, habla, modulación de voz, jazz,
e incluso cursos de estilismo profesional.

Roshell, es una persona muy preparada tanto en el ámbito de la actuación como del estilismo y las
empresas, además de ser una de las principales figuras del activismo transexual en México y con
reconocimiento de diferentes actores de la política y asociaciones civiles y gubernamentales.
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Al llegar a este lugar con el asesoramiento de Roshell y su equipo de trabajo, se puede tener contacto
Página

abierto no sólo con travestis, sino también con transexuales, transgéneros, gays, lesbianas, bisexuales,
swingers, y muchas más personas que visitan este lugar y que ha sido una de las principales fuentes de
información para esta investigación.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Cuando llegué por vez primera a una de las reuniones mensuales, en el “Lugar de Roshell”, se tenía el
tema con motivo de Halloween, cada fiesta es de diferentes temáticas como son San Valentín, navidad,
carnaval, noche mexicana, el día de la niña ´T´ y un evento especial cada año que es la entrega de la
„A-dorada‟, con lo cual, el lugar hace un reconocimiento a todas aquellas personas que de algún modo
hacen algo en beneficio de la comunidad LGBTI, reconocimiento con el cuál fui distinguido en el año
2009 por la investigación y los servicios de consultoría sexológica que estuve dando en ese lugar;
además dan premios a quienes mejor se caractericen conforme al tema de la reunión. Ese primer
contacto lo hice como una persona más que asiste a estos eventos, el lugar es un salón de fiestas no
muy grande en donde se ubican mesas pequeñas que dan frente a un pequeño escenario, el cuál está
equipado con luces de color, una pantalla al fondo y equipo de sonido. A un costado de las mesas, esta
la barra donde se puede pedir bebidas diversas y al fondo se encuentra el área de transformación, hay
una habitación en dónde se disponen dos asientos dónde maquillan a las personas que solicitan este
servicio, es de llamar la atención la dedicación, cuidado de detalles y sobre todo el resultado final,
realmente con el maquillaje aquellas facciones masculinas son estilizadas a un toque femenino, que
dependiendo de las características de cada rostro hay quienes realmente son transformados en una cara
muy coqueta y delicada.

A un costado del área de maquillaje esta la habitación para cambiarse de ropa, con casilleros y dos
grandes espejos; es el lugar en donde los sostenes, las medias y los vestidos salen de sus gavetas
alquiladas o de las maletas que sigilosamente llegaron a este lugar, y si algo faltara para el arreglo o
bien algún accidente sucediera con una media, esta la boutique a disposición de quien así lo necesitara,
ahí se puede encontrar desde un adornito para el cabello hasta zapatillas y vestidos, como dice Roshell
“todo lo que se necesita para el travestismo esta aquí”. Desde que se llega a esta habitación, las
pláticas, saludos con beso y risas están presentes durante toda la estancia en este lugar.

Una vez hecha la transformación, se está lista para poder salir al área de mesas dónde amistades,
novias, novios, amantes, visitantes frecuentes y curiosos, esperan para poder ver a esas chicas travestis
y siempre habrá quién busque una plática cercana con ellas, entre esas personas el investigador. Hay
travestis que son muy recatadas en su forma de vestir, otras buscan verse muy exuberantes al usar
altísimos tacones y estolas, otros optarán por una moda más juvenil e incluso muy adolescente, están
también las muy ejecutivas de zapatilla y traje sastre y aquellas que con atuendos muy ajustados y
cortos buscan ser el centro de las miradas. Hay quienes realmente, a criterio muy personal del
investigador, su apariencia es netamente de un hombre tosco, que usa vestido y maquillaje e incluso
hasta sus movimientos y modales son netamente masculinos, hay otros casos que se ven muy
simpáticos y femeninos, pero siempre se nota ese semblante masculino a pesar de que usen
amaneramientos y poses femeninos. Pero también es real, que hay varios travestis que son muy
atractivas, que no solo su rostro sino también su silueta, sus modales, caminar y todo lo que proyectan
es total y muy convincentemente femenino. Realmente la diversidad de estilos en el arreglo personal y
proyección de la personalidad son bastante variados.

A este lugar asisten los travestis solos, en grupos de amistades ya sean travestis o no, o bien se hacen
acompañar por lo general, por una persona de aspecto masculino, con la novia e incluso con la
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esposa. La expresión de la diversidad sexual se puede notar bastante bien en este tipo de reuniones.
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Cuando llega la hora del show, como a las 11:00 p.m., el lugar se obscurece para dar luz al escenario
en dónde con la combinación de música, luces multicolor y efectos especiales, las actrices travestis
salen al escenario a bailar, cantar, reír, llorar y dar una muy buena muestra de su gran talento. En ese
primer encuentro presentaron una obra titulada El Aquelearre, que para sorpresa mía es una obra
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

cómico-musical infantil, en la cual se presentan tres de las brujas de los cuentos clásicos de Disney:
Madame Mim, de la Espada en la Piedra; La Reyna madrastra de Blanca Nieves; y Maléfica, la
malvada hechicera de la Bella Durmiente. Es una parodia entre cantos en vivo y un guión bastante
cómico, habiendo dado a la noche, un sabor muy especial y agradable.

Poco a poco en cada asistencia a este lugar y posteriormente al comentarle a Roshell y demás travestis
que iba conociendo, pude dar a conocer la intención de la investigación, a quienes debo agradecer el
gran apoyo que me brindaron en esta investigación. Entre platicas y contactos por Internet fui
conociendo este ambiente y a sus protagonistas.

TVMex. Travestis México. Es una organización civil que tiene como propósito la vinculación de las
personas travestis y transgénero con la sociedad. Es además una organización activista en pro de los
derechos de las personas travestis, transgénero y transexuales. Organiza mensualmente en diferentes
centros de reunión, fiestas dónde pueden asistir todo tipo de personas para bailar, festejar y conocer
gente. Se encargaron de organizar un concurso de belleza travesti llamado Reina TVMex 2008, que
tuvo un auge bastante grande y hasta la fecha de la edición de este libro no se ha organizado otro.

Las reuniones de este grupo son de un sentido más festivo, estas tienen lugar en salones rentados, el
más común es uno muy cerca del Centro Médico Siglo XXI y otro lugar frecuente es un salón llamado
muxe´ ubicado en el hotel El Senador, ambos en la Ciudad de México. Aquí los travestis ya tienen que
llegar bien ataviados ya que no hay espacio para poder vestirse; en estas reuniones que como en el
Lugar de Roshell son temáticas, hay mucho baile, bebida y fiesta. En algunos puntos de las mesas hay
momentos de plática pero sin duda es de mucho baile y fiesta. Igualmente esta organización tiene
como propósitos, la difusión en la población general del quienes son los travestis, derrumbar mitos y
visibilizar a la comunidad travesti y transgénero. Mediante la presentación en entrevistas radiofónicas,
exposición de fotografías de travestis productivas en la sociedad, pláticas en diferentes organizaciones,
universidades y de más espacios que se les abran las puertas. Su dirigente un travesti de nombre Rocío
Suárez, está convencida de que solo visualizándose en espacios cotidianos como universidades,
parques, restaurantes o parques de diversiones, la gente empezará a tomarles como alguien más que
pertenece a esta sociedad.

A los eventos que he asistido como fue la Feria por la VIHida que se realizó en la Feria de
Chapultepec, se preció la destacada labor de los travestis y transgéneros que pusieron junto con otras
instituciones tanto de salud como civiles, módulos de información para la prevención del contagio del
VIH y otras ITS, así como proporcionando información para prevenir la discriminación. Otro evento
de relevancia, fue en agosto del 2008 en el que se organizó tras cuatro años de la primer emisión, el 2º
concurso de belleza Reina TVMex 2008, en el cuál se inscribieron 21 participantes que simbólicamente
representaron a un Estado de la República Mexicana y mediante pruebas de baile en grupo, pasarela,
dicción y preguntas sobre temas de interés para la comunidad TTT3, se eligió al tercer y segundo lugar,
como el “rostro” TVMex y a la Reina con su suplente, en este concurso la Reina es una chica
originaria del Estado de Tabasco de nombre Grecia Setephany Castelezo. En este evento participaron
32

junto con Travestis México (TVMex), el Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX), la Comisión
Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), el Lugar de Roshell, Radio Mente Abierta y
Página

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TTT: Travesti, Transexual y Transgénero. Siglas que en ocasiones se utilizan en la comunidad LGBTTT, aunque no
siempre son aceptadas. También es valido LGBTI, donde una T reúne a las tres T‟s y la I hace referencia a los
Intersexuales. Y se proponen las siglas LGBTIH dónde la H es la heterosexualidad como parte de la diversidad.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

demás organizaciones de la comunidad LGBTI. El contacto con esta agrupación me permitió conocer
otra forma sutilmente distinta de ver y vivir el travestismo.

Blush. En este lugar solo pueden entrar travestis y mujeres. Ubicado en la zona rosa de la Ciudad de
México, es un lugar donde semanalmente se reúnen en un espacio privado, aquellos hombres que se
travisten ya sea ellos mismos o bien, solicitando el servicio de transformación del lugar, en donde
pueden convivir con otros travestis y mujeres.

Al poder acceder al contacto directo con travestis, transgénero y transexuales, y estar conviviendo con
estas personas por un lapso de dos años, tuve los elementos necesarios para diseñar un cuestionario, en
el cuál se buscó verificar si estas personas realmente están enfermas de su mente, como algunas
fuentes bibliográfica lo indican, así como poder capturar de manera general, como es la vivencia del
travestismo de cada persona. Este cuestionario, para poder accederlo a un número elevado de
participantes es guardado con la mayor discreción, ya que para muchos de estos hombres el anonimato
es un valor muy atesorado para ellos, con el apoyo de los contactos directos y de los grupos virtuales
de Internet, se decidió enviar el cuestionario por correo electrónico; además de enviarlo a los contactos
que ya tenía, se lanzó una convocatoria por los paneles de mensajes de estos grupos, para que se
pusieran en contacto todas aquellas personas que desearan participar en una investigación formal sobre
travestismo. La respuesta fue favorable, ya que no solo se consiguió el contacto con travestis de
diferentes estados de la República Mexicana, sino también de otros países de habla hispana, así como
con transgénero, transexuales y andróginos, sumando un total de 87 cuestionarios resueltos.

Una vez obtenidos los cuestionarios contestados, el siguiente paso fue hacer el análisis de los datos,
cuantitativo y cualitativo, los cuales se presentan a continuación.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Los Resultados

Con respecto a la nacionalidad de las personas que contestaron el cuestionario:

▪ México 86.21%
▪ Venezuela 1.15% Lo que implica directamente que es un estudio centrado en
▪ Colombia 2.30% la realidad de México, aplicable con sus ajustes socioculturales
▪ Argentina 2.30% a los demás países.
▪ Chile 1.15%
▪ España 2.30%
▪ Guatemala 1.15%
▪ Perú 1.15%
▪ Costa Rica 1.15%

Dónde la edad mínima es de 17 años y la máxima es de 63, con una media de 37 años de edad, siendo
todos los participantes con el sexo masculino definido por nacimiento.

Cabe mencionar que se tenía la expectativa de hallar mujeres biológicas que se travistieran, sin
embargo no se corrió con esa suerte, esto posiblemente a los lugares en que se buscó el contacto, o
bien, a la idea de que nadie se sorprende de ver a una mujer que utilice prendas consideradas como
varoniles, ya que con el auge de la moda „unisex‟ desde la década de los 90‟s, es factible la moda
masculina para las mujeres. Otra posible razón sea que la línea de búsqueda fueron travestis, término
que se aplica en sí a hombres y no tanto a mujeres; aunque en la experiencia personal, se ha podido ver
a mujeres que literalmente se travisten como hombres, pero “ellas” no se consideran travestis, se
identifican como lesbianas o bien hombres transexuales.

Es por eso que en el presente estudio solo se podrá hablar de varones travestis.

La primera prenda femenina que usaron:

Pantaletas. 26.44%

Pantimedias. 20.69%

Falda. 18.39%

Brassy (sostén). 16.09%

Medias 11.49%

Zapatillas. 10.34%
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Vestido. 4.60%
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Maquillaje, traje de baño 4.60%


Peluca o tanga.
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Camisón, blusa, fondo, 1.15%


Uniforme escolar, pantyblusa, mallas.

La definición de su personalidad es:

▪ Travesti 81.61%
▪ Transexual 9.20%
▪ Transgénero 6.90%
▪ Fetichista 2.30%

Con lo que el presente estudio está enfocado a las personas travestis.

Su autopercepción con mayor prevalencia en su vida es:

▪ Hombre 49.43%
▪ Mujer 41.38%
▪ No sé 5.75%
▪ Otro 3.45%

Aunque las tendencias no son definitivas, se puede notar que hay un gran número de personas travestis
que se perciben la mayor parte del tiempo como hombres. Esto posiblemente viene a romper con
algunos mitos alrededor del travestismo ya que no es necesario „sentirse mujer‟ para sentir placer y/o
gusto por el uso de prendas consideradas socialmente exclusivas de la mujer, por lo que se puede
afirmar que no en todos los casos el travestismo define a la persona (Granados, 2008).

El 100% ha elegido un nombre femenino, de los cuáles se sienten más a gusto con:

▪ Nombre femenino 60.92%


▪ Nombre masculino 33.33%
▪ Ambos nombres 5.75%

La edad de inicio de su travestismo es una mínima de 3 años y la máxima de 40, con una media de
12.08 años y una moda de 12 años de edad. Lo que indica que se centra en la adolescencia el inicio de
la práctica travestista.

El 79.31% su travestismo es completo. Lo que quiere decir que utilizan tanto ropa interior, como
exterior, calzado, cabello largo o peluca, maquillaje y accesorios diversos para hacer una
transformación totalmente femenina en lo más detallado posible. Con lo que hay un 19.48% que su
travestismo no es completo. Lo que quiere decir que solo utilizan alguna prenda, ya sea ropa interior o
exterior.
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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Se les preguntó la frecuencia en que se autoerotizaban al estar travestidos, esto con la finalidad de
buscar si realmente se presenta el fetichismo travestista como lo menciona el DSM_IV (1994). Las
opciones de frecuencia son: Siempre, Muy Frecuente (de cada 10 veces que se travestía 8 se
autoerotizaba), Frecuente (de 10 veces que se traviste 6 se autoerotiza), Rara vez (3 de cada 10) o
nunca. Dando los siguientes resultados:

▪ Siempre 20.69%
▪ Muy Frecuente 17.24%
▪ Frecuente 28.74%
▪ Rara vez 22.99%
▪ Nunca 10.34%

Haciendo el análisis estadístico, se trató de establecer si existe alguna relación entre el hecho de tener
un travestismo completo o no, con la frecuencia de la autoerotización y el resultado es:

Al realizar la correlación entre sí el travestismo es completo o no con la frecuencia de autoerotización


se obtuvo un resultado de 0.162907, lo que indica que tanto hay travestis completos que siempre se
autoerotizan como los que su travestismo no es completo, por lo que no hay relación entre el tipo de
travestismo y su frecuencia de autoerotización. Lo que sobresale, es que no existen en esta muestra
personas con un travestismo no completo que nunca se autoerotizan. Lo que podría dar a suponer, que
las personas que, tal vez y con sus reservas, pudieran entrar en la clasificación del DSM-IV, se
estimaría que serían quienes tengan un travestismo no completo.

Se indagó sobre si actualmente tienen algún sentimiento negativo hacia su travestismo.

▪ Nada 43.68%
▪ Rara vez 41.38%
▪ Frecuente 5.75%
▪ Muy frecuente 2.30%
▪ Siempre 5.75%

Sentimiento que se trae consigo principalmente durante unos minutos después de la práctica
travestista. El cuál se le puede llamar como:

▪ Culpa 27.59%
▪ Frustración 11.49%
▪ Confusión 4.60%
▪ Temor y auto rechazo 4.60%
▪ Ansiedad o no lo sabe 1.15%

Muchos hombres al descubrir el travestismo lo hacen en una edad en que ya tienen introyectados los
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parámetros del género masculino, lo que puede traerles estos diferentes sentimientos ante su práctica
travesti y poco a poco entra a un „callejón sin salida‟, en dónde se encuentra entre el „ser‟ y el „deber
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ser‟. El novato travestista, tiene que pelear consigo mismo entre hacer algo que sabe que socialmente
no es nada bien visto, contra hacer algo que le hace sentirse bien. Quienes actualmente siguen teniendo
estos sentimientos ya sea, porque llevan poco tiempo con el travestismo o bien no han podido
reconciliarse entre su práctica y su vida cotidiana, estos sentimientos si se presentan de manera
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

constante e intensa, seguramente pondrán tarde o temprano al individuo en alguna situación de riesgo
(Granados, 2008).

Con respecto a la atracción sentimental y/o erótica se obtuvieron los siguientes datos:

▪ Total a mujeres 24.14%


▪ Mujeres y algunos hombres 19.54%
▪ Igual a mujeres y hombres 5.75%
▪ Total a hombres 2.30%
▪ Hombres y algunas mujeres 4.60%
▪ Igual a hombres y travestis 3.45%
▪ Igual a mujeres y travestis 25.29%
▪ Igual a mujeres, hombres y travestis 12.64%
▪ Total a travestis 1.15%

Estas respuestas lo que muestran son las preferencias de género y sexo y que van mucho más allá de
los término de homosexual, heterosexual y bisexual. Las vivencias recogidas en la investigación, abren
una gama muy amplia al respecto de las preferencias. Pero para tratar este tema se dejará un espacio
especial más adelante.

Se preguntó que sentimientos percibían si no se travestían:

▪ Ansiedad, necesidad e inquietud 47.13%


▪ Frustración 24.14%
▪ Incompleta 13.79%
▪ Depresión, tristeza 12.64%
▪ No afecta y mal humor 11.49%
▪ Excitación 3.45%
▪ Inseguridad y falto de erotismo 1.15%

Todos hablan de una necesidad real de tener que estarse travistiendo con cierta periodicidad, esta es
totalmente personal ya que hay quienes no pueden dejar de pasar más de unos cuantos días, incluso
hay quienes se sienten mal emocionalmente de inmediato al regresar a sus prendas de varones, y otros
pueden esperar hasta años, en los datos estadísticos que no todos pudieron dar es un tiempo estimado
en días, éstos sentimientos aparecen en una media de 25.6 días con una moda de 30 días. Con esos
datos me atrevería a decir que el éxito de las reuniones mensuales que se realizan en las diferentes
agrupaciones de travestis, además de las cualidades y atractivos que cada quien ofrece, es porque se
organizan en un tiempo que prácticamente a la mayoría le viene bien en su necesidad de travestirse.

En esta parte de la vivencia del travestismo es donde radica el que no pueden dejar esta actividad, ya
que de manera extraña para ellos, y para la ciencia, hay una cierta dependencia del travestirse y su
estado de ánimo, este binomio ha provocado la confusión y angustia del no poder dejar de hacer algo
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que aunque socialmente no es bien visto lo necesitan para su propio bienestar. Y vienen las peleas en
el interior del individuo entre “ser” y “deber ser”.
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Y esto se convierte en “un callejón sin salida”, ya que tienen claro que lo que hacen no es bien visto,
pero si no lo hacen se sienten mal. Es lo que lleva a muchos de ellos a caer en confusiones que los
podrían ponerse en situaciones de riesgo. Entre las personas que he podido conocer, hay quien me ha
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

platicado que cuando decidió no volverse a vestir le dio por beber mucho e incluso advirtió que estaba
cayendo en el alcoholismo, otra persona al intentar dejar esto que lo consideró un vicio, fue
volviéndose muy depresivo al grado de tener que tomar psicofármacos, en este periodo perdió su
empleo. Otro travesti que intento dejarlo, cuando se dio cuenta, estaba teniendo encuentros sexuales
con varias mujeres sin protección, esto dice él, para demostrarse así mismo lo “muy hombre” que es y
lo que le trajo como consecuencia fue el infectarse de gonorrea. Todos ellos una vez haciéndose
consientes que esto sucedió desde que dejaron el travestismo, lo retoman reconciliándose consigo
mismos y aceptándose con este gusto y se recuperaron satisfactoriamente. (Granados, 2008)

Se preguntó quienes conocían de su travestismo y les aceptan, se menciona:

▪ Nadie 28.74%
▪ Papá 6.90%
▪ Mamá 12.46%
▪ Hijo 1.15%
▪ Hermano 4.60%
▪ Hermana 6.90%
▪ Tía 3.60%
▪ Tío 1.15%
▪ Primo 5.75%
▪ Prima 9.20%
▪ Novio 4.60%
▪ Novia 9.20%
▪ Esposa 24.14%
▪ Amigo 20.69%
▪ Amiga 36.78%
▪ Otro 2.30%

En esta parte se puede apreciar que el callarlo y sea una actividad totalmente privada son las que
alcanzaron el índice más alto, seguido del compartirlo con alguna amiga, y el de la necesidad de
decirlo a la esposa seguido del conocimiento de algún amigo varón. En la opción de „otro‟ se
mencionaron principalmente amistades travestis, además de su psicoterapeuta, amistades virtuales y
una persona manifestó que lo sabe su abuela. Y finalmente, entre los numéricamente más
significativos está la mamá.

El 47.13% se siente a gusto del cómo vive con su travestismo, otro 49.43% no se siente a gusto del
cómo vive su travestismo, 3.9% no contesto. De este último 49.43% que no se siente a gusto,
mencionan que para sentirse a gusto con su travestismo necesitan:

▪ Que no haya discriminación 20.69%


▪ Tener un espacio propio y más tiempo 18.39%
▪ Poder interactuar con la gente 17.24%

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Ser aceptado por su familia 13.79%


▪ Sin autorechazo y mejor apariencia 3.45%
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Desprendiéndose que hay quienes desean salir a la calle travestidos pero no se atreven, ya sea por una
real discriminación a los travestis o bien, por la idea que en su imaginario tienen al respecto, así como
quienes les gustaría interactuar con otras personas habla de una aparente necesidad de ser visto por
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

otros, mientras hay quienes parece ser que no les interesa el salir, ya que no solo buscan tiempo sino
también un espacio, y estos se podrían equiparar con quienes buscan la aceptación por los familiares.
Aquí lo importante a resaltar, es que tanto las necesidades como la forma de vivir, o sufrir el
travestismo es variante, hay quienes desean que los vean todo el mundo y se les trate como
estereotípicamente se le trataría a una “dama”, y otros no desean salir de su casa y hay quienes
buscarían vivir solos, o bien que sus familiares ya sea madre, padre o esposa, según el caso, les acepte
que se vistan en casa (Granados, 2008).

Para poder indagar el tipo de familia, se cuestionaron algunos datos de su infancia, así como sus gustos
en diversas expresiones comportamentales de la sexualidad, con los siguientes resultados:

▪ 18.39% tiene padres divorciados.


▪ 20.69% tiene un padre ausente.
▪ 18.39% es único hijo varón.

Con respecto al uso por materiales sexualmente explícitos:

▪ Nada 12.64%
▪ Poco 37.93%
▪ Frecuente 33.33%
▪ Muy frecuente 13.79%

Frecuencia de autoerotizarse sin travestirse:

▪ Nada 9.20%
▪ Poco 45.98%
▪ Frecuente 39.08%
▪ Muy frecuente 5.75%

Excitación sexual con objetos sin travestirse (fetichismo):

▪ Nada 39.08%
▪ Poco 32.18%
▪ Frecuente 21.84%
▪ Muy frecuente 6.90%

Abuso sexual antes de los 18 años de edad:

▪ Sí 12.64%
▪ No 87.36%

Satisfacción con vida sexual actual:


▪ Sí
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57.47%
▪ No 27.59%
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▪ Sin vida sexual activa 14.94%


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Encuentros homosexuales antes de los 18 años de edad:

▪ Sí 29.89%
▪ No 67.82%
▪ No contesto 2.30%

Gusto por el masoquismo sexual:

▪ Nada 68.97%
▪ Poco 21.84%
▪ Frecuente 5.75%
▪ Muy frecuente 1.15%

Le travestían en su infancia (como juego o castigo):

▪ Nada 73.15%
▪ Poco 14.94%
▪ Frecuente 8.05%
▪ Muy frecuente 2.30%

Todas estas preguntas se incluyeron en el cuestionario aplicado, conforme a lo que la Psiquiatría


tradicional establece, que las características de un travesti son:

 Separación de los padres en la infancia.


 Uso de materiales de contenido explícitamente sexual, pornografía.
 Frecuencia alta de masturbación.
 Fetichismo.
 Haber tenido abuso sexual antes de los 18 años de edad.
 Falta de satisfacción sexual con una vida sexual pobre o nula.
 Encuentros homosexuales antes de los 18 años de edad.
 Gusto por el masoquismo sexual.
 Les travestían en la infancia como castigo u otros motivos.

Revisando las respuestas de los travestis participantes en la investigación, se obtiene que no rebaza el
20% de la muestra total, el número de personas con padres separados o con un padre distante,
asimismo como quienes hayan vivido rodeados por mujeres en su infancia.

Por otro lado, no repuntan las estadísticas con respecto a un gusto muy frecuente con respecto a
materiales sexualmente explícitos, autoerotización, fetichismo, escoptofilia, exhibicionismo, abuso
sexual antes de los 18, que se les travistiera en la infancia, o en el gusto por el masoquismo sexual. Lo
que hace suponer, que la afirmación de algunos Psiquiatras de que éstas sean características
ontogénicas o propias de todo travesti es falsa. No es posible tomar como significante un evento en la
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vida de los seres humanos marcados por una edad en específico, la marca de los 18 de edad no habla
más que de tomar un referente social con respecto a la mayoría de edad, pero ni este referente es
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universal y mucho menos habla de que una persona „mayor de edad‟, ya no sea susceptible de tener un
impacto fuerte en su vida. Nuevamente se muestran aquí los prejuicios de siglos atrás, en dónde todo
lo que se salga de la “norma” de lo natural, la reproducción, está visto como enfermedad.
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El Dr. Álvarez-Gayou (2002), demuestra mediante el uso del expresiograma, que todos los seres
humanos tenemos diversidad en nuestras Expresiones Comportamentales de la Sexualidad, ya sea en
una forma erótica o no erótica.

En la pregunta de haber tenido encuentros homosexuales antes de los 18 años de edad, se le dará un
espacio especial para tratar el tema de la preferencia de género.

Con respecto a con qué género se identifican con más persistencia:

▪ Masculino 21.84%
▪ Femenino 28.74%
▪ Ambos 29.89%
▪ No lo sé 3.45%
▪ Travesti 11.49%
▪ Transgénero 3.45%

Muestra que la mayoría de las personas tienen identificados a dos géneros, mujer y hombre, a pesar de
que en una de las primeras preguntas la mayoría, el 81.61% se reconoce como travesti, no asumen que
puede ser un género que se agrega al masculino y femenino. Este tema será tratado de manera especial
en un apartado más adelante.

Posteriormente se les pregunta el para qué se traviste:

▪ Experimentar sentimientos distintos: feminidad, coquetería, admiración, belleza, expresión,


sentimiento humano. 48.28%
▪ Disfrute: telas, ademanes y accesorios 25.29%
▪ Completa: integridad emocional. 26.44%
▪ Erotización. 13.79%
▪ Desestrés. 9.72%
▪ Ser mujer e interés sexual pasivo. 4.60%
▪ Empatía con la mujer . 1.15%

En qué ha ayudado su travestismo:

▪ Integridad emocional: felicidad, expresión, bien estar,


desestrés, plenitud, seguridad, autoestima, superación, mejor persona. 54.02%
▪ Empatía con la mujer. 20.69%
▪ Desarrollo y expresión de emociones: delicadeza, ternura, llanto. 13.79%
▪ Comprensión y aceptación hacia otros. 10.34%
▪ Más amistades. 6.90%
▪ Satisfacción sexual. 8.05%
▪ En nada. 5.75%
▪ Exploración bisexualidad y ser mujer.
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2.30%
Esto quiere decir, que si el travestismo cumple con una función positiva para la persona y le
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contribuye para su desarrollo sano e integro, es viable hablar de que estos comportamientos pueden ser
sumados al cotidiano y me refiero a comportamientos, ya que no existe un solo travestismo, sino
varias formas de vivirlo (Granados, 2008).
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En lo que ha perjudicado el travestismo a la persona:

▪ En nada 31.03%
▪ No tener una vida integral: relaciones familiares,
laborales, personales, retraimiento, timidez, noviazgos. 22.99%
▪ Rechazo familiar: esposa y/o padres 24.14%
▪ Confusión y culpa 6.90%
▪ En lo económico 6.90%
▪ Asumir sexualidad masculina 2.60%
▪ Contagio del VPH. 2.30%
▪ Se molesta mi mamá. 1.15%

Esto es una posible muestra de lo que sucede cuando el travestismo, y otras expresiones de nuestra
sexualidad, no se viven y ejercen con tranquilidad, responsabilidad y amor hacia sí mismo, y es lo que
podría generar situaciones de riesgo.

Los motivos que creen los participantes que les llevó a travestirse por vez primera principalmente son:

 Curiosidad:
“curiosidad por el guardarropa de mamá y que se siente ponerse esa ropa”.
“Curiosidad, comprobar cómo se veían en mi algunas cosas como las pantimedias y la pintura de uñas”.
“la curiosidad fue lo primero...”
“Curiosidad, sentirme en el lugar de la mujer, experimentar”.

 Sensasión:
“Me gustaba mucho la sensación de las telas y los colores estereotipados para las mujeres”.
“... tal vez el color del panty, la tela, su suavidad, la forma o el modelo”.
“...saber que sienten ellas cuando usan vestidos, medias etc._”
“deseo de sentir la sensualidad de las prendas femeninas”.

 Atracción, interés, gusto:


“Me gustan las prendas femeninas”.
“O tal vez solo fue por gusto personal”.
“el agrado al ver toda esa elegancia y gama de accesorios con que cuenta el atuendo femenino”.
“un sentimiento y gusto por lo femenino”.
“me encantaba como se le veían a mi prima”.

 No sé:
“no sé cual sea la causa.”
“lo ignoro”

 Bien estar:
“sentirme plena y sin esconder mi otro yo”.
“sentirme mejor también conmigo misma. Sentirme a gusto plenamente realizada”.
“fue una evolución lenta de ir agregando cosas cada vez y ver que el resultado me agradaba y me
causaba placer”.
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“me sentía más cómoda desenvolviéndome en una identidad femenina”.


“...forma de desquitarme siempre que tenia fuertes crisis de enojo o de problemas buscaba la
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forma de hacerlo para aliviar el estado de ánimo”.


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 Excitación:
“... me produjo excitación probarme un sujetador, y luego medias, camisones, etc”.
“Por un lado el placer que me genera el ponerme prendas de vestir de mujer (principalmente prendas
íntimas)”
“la enorme excitación que me produjo, descubrir algo nuevo, la primera erección, y la emoción del
momento privado para repetirlo, fue una experiencia reveladora y única, en una etapa hasta adictiva.”

 Impulso:
“fue algo espontáneo una mañana en la que de repente solo vi las zapatillas y pensé que se me verían
lindas con medias y me las puse y desde entonces lo hago”.
“sentía una necesidad por hacerlo”.
“...sentí un impulso fuerte...”

 Verme:
“Para verme como mi mamá... “
“...la imagen que da como resultado del cambio de vestimenta”.
“...como me vería con la ropa de mis primas...”
“Verme femenina ante un espejo (autovoyerismo)...”

 Ambiente femenino:
“Mi madre por problemas de varices usaba pantimedias de compresión y había muchas de ellas en mi
casa además ropa disponible de mis 4 hermanas mayores”.
“vivía con 8 hermanas y solo yo de hombre,...”
“...la convivencia con dos hermanas, realizábamos más juegos de niña que de niño”.

Con este sencillo análisis cualitativo, se pudo observar que los varones que se travisten, ya sea de
manera completa o no, tienen presente casi todas estas categorías. Partir de esa curiosidad por el saber
que se siente, cómo se verían esas prendas prohibidas para los hombres; situación que les lleva una vez
que se atreven y tienen la oportunidad, de vivir sensaciones nuevas que les traen diversos sentimientos
e incluso la excitación sexual, que al ser gratificante tanto en lo sexual, lo sensorial, en lo expresivo y
lo visual e imaginativo, le lleva a tener un gusto e interés por desarrollar y explotar esa actividad, no
clara ni para sí mismo, que le genera muchos placeres que le lleva al bienestar. Por lo que ese impulso
o necesidad, tiene su recompensa entre el verse así mismo transformado en esa mujer que siente puede
ser.

Estas son las vivencias que se recuperaron mediante esta metodología, y como se mencionó al inicio
del presente trabajo, el travestismo no es un gusto que se toma solo por querer romper normas sociales,
ya que no es una moda. Nadie tiene la culpa del que un hombre tenga esta necesidad de estarse
travistiendo, hasta donde popularmente se sabe, de todos los niños que fueron travestidos como medio
de castigo, no todos resultaron ser travestis, lo mismo sucede con quienes han tenido un ambiente
infantil rodeado de mujeres. El delimitar qué elementos se requieren para poder ser travesti es una
pregunta interesante a responder en el futuro.

Hasta este momento se han revisado posturas psiquiatritas y psicológicas, así como un recuento
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histórico y la vivencia actual del travestismo. Sin embargo, falta por responder respecto a esa
construcción del género, que va íntimamente ligado a la construcción de la personalidad de cada
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individuo; de dónde viene esa percepción de lo masculino y lo femenino, es necesario revisar una
posible respuesta a la pregunta: si el travestismo, una vez bien asimilado, que trae a quienes lo
practican varias satisfacciones que le ayudan a construirse como una persona con varias herramientas
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

existenciales que le permiten disfrutar del mundo, ¿qué posibilidad hay de que sea reconocido como
un género que se añade a las categorías de mujer y hombre?.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 5
El travesti es la prueba de fuego a toda teoría de Género

Ser Hombre y Ser Mujer.

Hablar de estos temas nos llevaría varios libros, sin embargo lo que se busca en este apartado es dejar
claro que en nuestra vivencia cotidiana es innegable que manifestamos nuestros ideales, aprendizajes,
creatividad, carisma, tristezas, alegrías, enojos, sensualidad, afecto y amor desde nuestra personalidad,
ese “toque” tan especial que le damos a todo lo que hacemos que nos hace diferenciarnos de los/las
demás. Y todo esto se realiza desde la plataforma llamada género.

Tan común nos es el uso del género que es parte inherente de la vida, en especial en las grandes
ciudades dónde podemos ver publicaciones especiales para mujer y otras para hombres, programas de
radio y televisión claramente clasificados para mujeres y para hombres, pláticas solo para mujeres y
solo para hombres, shows exclusivos para hombres o solo para mujeres, en los documentos oficiales
siempre está presente la identificación de la persona como masculino o femenino u hombre o mujer.
En las estadísticas escolares están contabilizados por separados las niñas de los niños, así como en las
formaciones están las filas de niñas y de niños. Incluso actualmente se han diversificado alimentos
“especiales” para mujeres como son cereales, productos lácticos y golosinas, así mismo transportes
públicos o secciones exclusivas para mujeres; o bien, espacios de diversión exclusivos para caballeros
y artículos para mejorar el desempeño sexual en los hombres. Y más evidente es esta división cuando
se va a un centro comercial y nos encontramos con el área de juguetes en dónde están los de niña y los
de niño y claro están los departamentos de ropa para niñas y damas y los de niños y caballeros.

Tan común nos es esto que mucha gente lo toma como parte de la vida y de la naturaleza del ser
humano, como si todo esto es indispensable que esté establecido para el buen orden de la vida en este
planeta. Sin embargo, todo esto está muy alejado de la naturaleza humana ya que es resultado de dar
respuesta a necesidades netamente mercantilistas y que proviene de la división social del trabajo que
data del neolítico. Es por esta cotidianidad del uso y ejercicio del género que cuando alguien, como un
travesti, rompe con estas costumbres se dan los escándalos, la etiquetación y señalamiento a estas
personas.

Pero es necesario que se haga una distinción entre características fisioanatómicas de las del género,
para así poder hablar con propiedad y conocimiento de lo que es “masculino” y lo que es “femenino”
por naturaleza.

Hablar de la categoría de género es algo implícito en nuestra sociedad, es algo que se considera tan
evidente, tan obvio, que la mayoría de las veces no necesita ser hablado y mucho menos explicado.

El género es una categoría articulada por tres instancias:


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Asignación de género
Se establece al nacer la persona a partir de la rotulación que hacen medicas/os y familiares basándose
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en las características morfológicas del individuo, generalmente sus órganos pélvicos externos.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Identidad de género
Se establece entre los dos y tres años de edad y es anterior a un conocimiento de la diferencia
anatómica y fisiológica. Es la autopercepción y sentimiento íntimo y subjetivo de pertenecer a alguno
de los géneros. “Soy niña o Soy niño”. A partir de tal identidad la/el niña/o estructura su experiencia.
Desde los primeros días al nuevo ser humano lo tratan de forma especial los seres que le rodean a
partir del género de asignación. La conciencia de pertenencia a una de las categorías de género
existentes parece desarrollarse precozmente y en relación con los estereotipos sociales referentes a los
papeles que han de representar los miembros de cada sexo. Algunos autores (Vasta, Haith y Miller,
1996 y Shaffter, 2002) refieren que hacia los dos años de edad, los niños ya tienen conocimiento de las
categorías de género existentes en la sociedad, y que este conocimiento parece tener lugar a la par que
el niño toma conciencia de su identidad sexual (conciencia del propio sexo biológico). Sin embargo,
no será hasta los siete años de edad cuando esta identidad se consolide (en etapas previas los niños aún
creerán que, si bien pertenecen a uno u otro sexo, este hecho puede cambiar en función de
características o atributos externos tales como los atuendos o la longitud del pelo). Cuando se hace
referencia a la expresión de género se alude a la exteriorización de la identidad de género de una
persona.

Rol de género
Es el conjunto de ideas, normas, expectativas acerca de los comportamientos sociales “apropiados”
para los hombres y las mujeres debido a su posición particular dentro de un contexto determinado de
un género específico. Lo que se puede hacer, lo que se debe hacer, lo prohibido por pertenecer a un
determinado género.

Tanto el rol como el estereotipo son categorías que encierran un alto grado de valoración.

Estereotipos
Son simplificaciones limitadoras, falacias, prejuicios acerca de lo que “es o debe ser y hacer” un
hombre o una mujer. Los estereotipos están tan hondamente arraigados, que con frecuencia son
considerados como la expresión de los fundamentos biológicos del género.

Parece ser que hay características que es necesario tener y otras que no, pues son de otro género. Así,
aprendemos que no sólo basta ser hombre o mujer sino que hay que parecerlo y demostrarlo, a través
de la vestimenta, de la manifestación de sentimientos, de la forma de pensar, entre otras. Propician
conceptualizaciones “realidades”. Es importante decir que el rol-estereotipo es premiado o castigado.

Género.

Si bien es básicamente psicosocial, no puede negarse que el aspecto biológico, aunque sea de forma
indirecta está presente. El género es una construcción social sobre las actitudes, practicas y valores que
diferencian al hombre de la mujer.

El género es construcción social que define lo masculino de lo femenino, que deriva en roles de género
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y marca estereotipos rígidos que limitan los roles, las potencialidades de los seres humanos. Porque la
norma dicta que hay que ajustarse a comportamientos adecuados al género respectivo. (Bustos R,
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1994, en Hernández, 2007).


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

El género es la red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores, conductas y


actividades que diferencian a las mujeres y los hombres como producto de un proceso histórico de
construcción social (Beneria y Roldan, 1987, en Hernández, 2007).

Construcción social, por lo mismo modificable.

En nuestra cultura occidental los individuos son necesariamente clasificados en uno de los dos únicos
y mutualmente excluyentes géneros. (Álvarez-Gayou, 1997, en Hernández, 2007).

La organización genérica es en si misma una estructura de poderes, jerarquías y de valores. Es decir, se


traduce en una serie de inequidades sociales, implican la subordinación de un género frente a otro.

La socialización.

Se refiere a todas las instancias a través de las cuáles un ser humano, integra e incorpora las consignas
y determinaciones de la estructura social en la que interactúa. “Ideologización de una sociedad que
procura la cohesión social, se busca la homogenización”.

Proceso comunicativo: tan importante lo que se dice, no se dice y se muestra, no se muestra a través de
la palabra, paralenguaje y lenguaje corporal, canal principal de transmisión social, fuerza al nombrar,
ocultar, calificar, descalificar, entre otras.
Es un proceso interactivo en que cada uno/a actúa como agente y objeto del proceso, a lo largo del
desarrollo vital y en los distintos contextos (Gracia, Musitu y Escarti, 1988, en Hernández, 2007).

La educación en el hogar, escuelas y circunstancias sociales influyen en nosotras/os de diversas


maneras. Todas son instancias a través de las cuales un sujeto integra e incorpora las consignas y
determinaciones sociales, sin que apenas lo advirtamos, conforman la personalidad, creencias,
actitudes, conocimientos, valores; es decir, aprendizajes que condicionan el comportamiento del
hombre y la mujer, de hecho lo que sentimos es en grado enorme dependiente de lo que pensamos.

Nos han enseñado a representar el papel que la sociedad quiere que hagamos: ser hombre o ser mujer
sujeto u objeto. Nunca unidad. El papel de un fiable y predecible centro de acción “no te muevas”,
orden social, que resiste a su espontaneidad, orden natural. Nos han enseñado cómo tenemos que
interpretar nuestras sensaciones y sentimientos. Terminamos siendo actores.

Gran parte de cómo vivimos nuestras experiencias sexuales es aprendida.

La socialización es posible en una cultura determinada, aunada a procesos que permiten al ser humano
internalizar y conformar la estructura social de interacción y también incluye procesos que hacen a la
persona única, además de la posición dentro de la estructura social.

La educación informal.
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Tiende a sostener y perpetuar los roles de género asignados a mujeres y a hombres que la sociedad
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requiere para los individuos que la forman. En este sentido, los estereotipos arraigados acerca de la
conceptualización “ser hombre o ser mujer”, masculinidad y femineidad, propician que a las niñas y a
los niños se les conceptualice de manera distinta. El estereotipo femenino, caracterizado por baja
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

estimación social, dependencia, pasividad, temor, entre otras. El estereotipo masculino definido por
estatus superior, actividad, audacia, independencia, entre otras.

La educación formal.

Al igual que en todas las instancias también se fomenta, se refuerzan, mantienen valores y pautas de
comportamiento. Se refuerzan los roles de género y los estereotipos a través de los juguetes, juegos,
materiales, actividades, textos, actitudes, preferencias, expectativas, tiempo asignado,
comportamientos. En todas las situaciones se observa un marcado sexismo y androcentrismo. La
escuela fomenta y mantiene esta diferenciación. De lo que es ser niño y lo que es ser niña.

De acuerdo con Subirats (1991, en Hernández, 2007), la transmisión del género femenino, en las aulas
pasa precisamente por la creación de una actitud dependiente en las mujeres, así como la transmisión
del género masculino pasa por la creación de personalidades capaces de mayor autonomía.

Es importante identificar que el género se construye, en el hecho de haber vivido desde el nacimiento
las experiencias, los ritos y costumbres atribuidos según el mismo. Esto implica que la transmisión y
aprendizaje de normas informan a la persona acerca de lo obligado, lo prohibido y lo permitido.

Marcela Lagarde (1990, en Hernández, 2007) formuló la teoría de los cautiverios de las mujeres:
Son cautivas por carecer de autonomía, de independencia, de gobierno sobre sí mismas, de la
posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir.

Los modos de ser de las mujeres son cautiverios caracterizados por la expropiación de sus cuerpos,
sentimientos, sensaciones, creencias, su sexualidad y su subjetividad; la no conciencia y la no voluntad
al definir el sentido de sus vidas, el no protagonismo en la definición de su propio ser y su sujeción a
los poderes encarnados por los hombres. Existen pocas y reducidas formas de ser mujer... en torno a
un número de opciones culturales dominantes.

Retomando a Hernández Mejueiro (1998), explica los orígenes de la misoginia y el machismo. Se


remonta al siglo I de nuestra era, cuando los estoicos del impero romano afirmaban que el varón es
superior a la mujer, porque él había sido horneado más tiempo que la mujer, por lo tanto ella había
nacido “cruda” lo que le hacía frágil, débil, “aguada” como lo que no está bien cocido, en cambio el
hombre, es fuerte con un calor natural que le hace superior. Con base en esta creencia, el hombre
estoico no podía dejar perder su valioso y natural calor en encuentros eróticos de ningún tipo, por lo
que el acto sexual sería únicamente con fines reproductivos y sin placer ni deseo. La mujer por su
“naturaleza” cruda, sin calor natural, era obvio que con facilidad se perdiera en los deseos y buscara
placeres, por lo tanto, si un hombre caía en el placer, se estaba feminizando, estaba siendo como una
mujer, cosa que ningún hombre podría aceptar. Estas ideas fueron retomadas por los cristianos
primitivos y se reformularon para acentuar que el erotismo es algo que Dios rechaza, incluso si es en el
matrimonio. Una vez institucionalizado por la iglesia católica el matrimonio, en el siglo X de nuestra
era, aún se exigía que la unión sexual fuera únicamente con fines reproductivos y sin goce ni deseo
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apasionado, ideas que alcanzaron a las parejas del siglo XX.


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Por otro lado, Álvarez-Gayou (1990, en Hernández, 2007) encuentra que las razones por las que los
varones sufren, tiene mucho que ver con los estereotipos sociales respecto a la masculinidad asumidos
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

por la persona. Como definitorio de un hombre, están las responsabilidades y los deberes en el ámbito
familiar razones por las que sufren los hombres:

 Las responsabilidades y los deberes impuestos en el ámbito familiar.


 El desempleo.
 La represión y la negación de los sentimientos.
 Las decepciones amorosas.

Tres formas principales en las cuáles los hombres muestran su sufrimiento:

A través del enojo o agresión, el aislamiento y la ingestión de alcohol, en su opinión formas por demás
negadoras y destructivas.

El actual sistema de géneros, la dominación masculina atenta y daña el desarrollo pleno de la mujer y
también el del hombre. Lastima y limita a la mujer y también al hombre.

Por su parte David Gilmore (en Hernández, 2007) establece que socialmente, ser hombre es parecerlo.
Al estudiar como las diferentes culturas conciben la masculinidad, se percató que en casi todas, la
consideran un reto, un premio que debe conquistarse con esfuerzo a través de pruebas y ritos. Esta
lucha debe ser constante, porque así como premio se consigue a través de un gran esfuerzo, puede
perderse muy fácilmente, y cuando se pierde es para siempre. Por lo tanto la masculinidad es la forma
aceptada de ser un varón adulto en una sociedad concreta, es decir, "hombre de verdad".

Por esto, no es extraño que los hombres construyan su masculinidad hacia afuera. Ser hombre es hacer,
lograr, mostrar, ocultar, siempre pensando en lo que pueda verse y los demás puedan captar. Un varón,
para serlo, debe demostrar lo que es, su masculinidad debe probarse varias veces, cada momento de su
vida. Tratar de cumplir con el ideal, el ser hombre es generalmente una experiencia dolorosa.

La construcción de la masculinidad no solo es hacia afuera, sino también en sentido negativo. Se


sustenta mucho más en lo que no debe ser, en lo que debe evitar a toda costa, que en lo que puede ser,
así ser hombre se vuelve un esfuerzo constante por no parecer femenino, poco hombre.

Esta constante demostración y evitación se enfoca a algunos aspectos que caracterizan lo que
socialmente se considera ser hombre:

 Tener autoridad control y poder.


 Constante competencia con otros hombres. Comprobar.
 La actividad sexual como forma de probar su masculinidad. En un plano cuantitativo. Evitando
la intimidad, el involucrase.
 Sexualidad, afecto y reproducción se viven como cosas separadas, las dos últimas como
femeninas.
 Restricción emocional, supone debilidad, perder ante ella. Conversión de sentimientos.
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 Necesidad de éxito y logros laborales y económicos "ser proveedor".


 Probar la hombría. Conductas de riesgo y violencia. Fumar, beber, pelear, manejar a altas
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velocidades, no pedir ayuda y ejercer un “buen control sobre sí mismo”.


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Hasta aquí, se tiene presente el resumen acerca de lo que se conoce y concibe al respecto del género, y
es la intención mostrar que esta sociedad solo percibe, y con esto permite, la existencia de dos únicos y
bien delimitados géneros. Y es precisamente aquí, donde radica el origen de toda la gama de
problemáticas que surgen cuando un hombre se descubre con la necesidad y gusto de travestirse, así
como el conflicto que genera en su núcleo social.

Al confundir que el constructo social llamado género es equiparable a lo fisiológico y anatómico, es


cuando se escucha hablar de que las faldas y el coqueteo son exclusivas de las mujeres y que el
pantalón y la violencia son solo para hombres y que el transgredir estas “normas”, puede llevar al
individuo transgresor a problemas en su personalidad y en su preferencia sexo-genérica.

Debe quedar muy claro que, el género es resultado de un proceso de culturización en el que mediante
la división del trabajo se esperan comportamientos de los individuos conforme a sus características
físicas y fisiológicas, sin embargo como todo aprendizaje es susceptible de ser modificado.

Esto indica que el hecho de pensar en la feminidad como lo dulce, flexible y pasivo, derivado del latín
mulier que tiene el significado de débil, frágil. La masculinidad está relacionada con la fuerza, la
violencia y la iniciativa, del latín virtud, no es que sea algo dado por la biología humana, sino es
resultado de aquellas necesidades de las personas de la antigüedad que necesitaron de brazos y piernas
grandes para la cacería, que en su mayoría eran los machos humanos, y para las labores de crianza,
recolección y preparación de alimentos se necesitaban manos delgadas, que en su mayoría eran de las
hembras humanas. Esto con la evolución cultural dió paso a la creación de valores y símbolos sociales,
en los cuáles se atribuyeron labores masculinas, que en un principio se refería no a las hembras, sino a
quienes tenían virtudes para esas labores; Y así para las labores masculinas. Con el paso del tiempo y
el surgimiento de posturas sexistas se dan las cargas valorativas de lo “masculino” y lo “femenino”
como términos excluyentes entre si. Y a partir de ese momento ya es bien conocida toda la historia
trágica que se desencadena con el sexismo.

Es necesario que quede claro que los extremos no son nada favorables para el desarrollo integral de las
personas y en este caso, para los travestis esta bipolaridad del género es lo que hace que su existencia
sea realmente conflictiva.

Niñas y niños Género-variantes

Por otra parte es pertinente hacer algunas explicaciones al respecto de los/las menores que no cumplen
con las expectativas que tienen los adultos en ellos/as en relación al sexo asignado.

¿Quiénes son los niños/as génerovariantes?

Algunos niños/as presentan un comportamiento intenso y persistente que es típicamente relacionado


con el otro sexo, como el rechazo de la ropa y el peinado asociados con su sexo biológico. Los
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patrones de comportamiento de género variante se notan por primera vez entre los dos y los cuatro
años de edad, cuando los varoncitos muestran interés en el vestuario, los zapatos, el peinado o el
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maquillaje de mujer. En sus juegos, actúan como niñas y se identifican con personajes femeninos
como Cenicienta y Blanca Nieves. Prefieren jugar con niñas y evitan los juegos bruscos o los deportes
en equipo. Con frecuencia se los describe como suaves, sensibles, artísticos, dulces, graciosos y
cariñosos. A una temprana edad, algunos expresan su deseo de ser niña o afirman que lo son.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Las niñas génerovariantes insisten en llevar el pelo corto, usar ropa de varón, rehusarse a ponerse
faldas, vestidos y ropa de baño de mujer. Rechazan actividades asociadas a las niñas y prefieren los
juegos y juguetes que son típicos de los varones. Es posible que se identifiquen con personajes
masculinos y que se nieguen a representar papeles femeninos cuando juegan al teatro. Les gusta jugar
con niños y les interesa los juegos bruscos de contacto físico y en equipo. Algunos expresan el deseo
de ser varones, dicen que lo son y disfrutar cuando los confunden con niños.

No todos los niños/as génerovariantes serán transgéneros en la adultez y no todas las personas trans
han tenido esas características en su niñez. En muchos niños que en su temprana edad expresan el
deseo de actuar, vestirse, jugar y ser tratados como si fueran del otro género, ese deseo desaparece más
tarde en la niñez. En los niños/as que se mantiene el deseo hasta la adolescencia, sea que la expresen
abiertamente o no, es posible que se autodefinan como trans en la adolescencia y la adultez. (PFALG,
2007).

Recientemente se han presentado en los medios noticiosos, la existencia de niñas y niños que tienen
discordancia con su sexo de asignación, estos pequeños que oscilan entre los 4 y 12 años de edad,
mediante al amor y apoyo de sus padres y madres, se están desarrollando en el género con el cuál se
identifican, lo que les ha llevado como resultado a poder acceder a la felicidad, pese a todos los retos y
señalamientos de la sociedad, pero al mismo tiempo rodeados de personas que les quieren y aceptan.

La bipolaridad del género.

Recordando el estudio etnográfico de las comunidades donde se están los berdache y los muxe´, en
dónde estas personas que no nacieron mujeres, más se identifican en un rol femenino y son bien
aceptados en sus comunidades, Roscoe (en Fernández, 2000) ve en la propuesta de un paradigma
múltiple de género la posibilidad de deconstruir el carácter jerarquizado que guarda el sexo con el
género en un paradigma binario, en donde la anatomía tiene primacía sobre el género y en donde el
género no es una categoría ontológicamente distinta, sino que es meramente una reiteración del sexo.
Por otro lado, analizar el rol berdache simplemente como un cambio de un género por el otro, es
seguir aprisionados en un sistema heterosexista.

La diversidad de géneros no es un rasgo aislado de los nativos de Norte América, sino es un fenómeno
de alcance mundial, representado en la mayoría de las culturas y en diversos períodos históricos de las
sociedades occidentales.

Hilda Habychain (1995, en Fernández, 2000) hace propia la expectativa de Roscoe al revisar los
peligros a que conduce un paradigma de género binario. Aunque no realiza un estudio profundo sobre
el travestismo, es en ocasión de los debates públicos ocurridos en Argentina sobre el movimiento gay,
lésbico, travesti, transexual y bisexual que la socióloga nos advierte, la insistencia en que hay sólo dos
géneros derivados de dos sexos, da como resultado un sobredimensionamiento de la importancia de lo
biológico hasta hacer de este dominio, un elemento determinante de la sexualidad y del género. Se
niega, además, la afirmación de que el género es una construcción socio-cultural y también la
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existencia de posibles combinaciones o mezclas entre los componentes del género. Por otro lado,
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Habichayn encuentra en esa binariedad los motivos del rechazo y la intolerancia a que están sujetos
travestis y transexuales en la sociedad argentina.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Ann Bolin, es otra de las estudiosas que adhiere explícitamente al paradigma de géneros
supernumerarios en dos de los trabajos revisados en esta ocasión. En su Traversing Gender. Cultural
context and gender practices (1996, en Fernández, 2000), organiza lo que llama expresión de
variaciones de género, provenientes tanto de sociedades no occidentales como de la propia, en cinco
categorías: géneros hermafroditas, tradiciones de los dos espíritus, roles transgenerizados,
matrimonios mujer/ matrimonios varón y rituales transgénero. A través de esta tipología, Bolin
defiende la necesidad de reparar en el carácter múltiple del género. En otro trabajo, Trascending and
Transgendering: Male to Female Transexuals, Dichotomy and Diversity (1996) señala que travestis,
transexuales y, en general, la comunidad transgénero, convocan a la desestabilización del sistema de
género, de los límites de la bipolaridad y de las oposiciones del esquema de género. Ellos expresan o
sugieren un continuum de masculinidad y feminidad, una renuncia al género como aquello alineado
con los órganos sexuales, el cuerpo, el rol social. El transgenerismo reitera la independencia de los
rasgos de género corporizados en un modelo biocéntrico del sexo occidental.

Al tiempo que, para Bolin, la construcción social de las variaciones en las identidades de género
(travestis y transexuales) reproducen el paradigma de género euroamericano, esa misma construcción
es también resistencia y rebelión contra el paradigma de género dominante. Desde el comienzo, la
identidad transexual, por ejemplo, sostuvo el modelo occidental referido a la existencia de dos sexos
opuestos y de conductas, temperamentos, emociones y orientaciones sexuales constituidas sobre la
base de una polaridad biológica. Esta oposición está representada por los órganos sexuales, símbolos
de las diferencias reproductivas y base para la asignación del sexo biológico. El paradigma occidental
no tiene un lugar para aquellas mujeres sociales que tienen órganos sexuales masculinos. La cirugía
transexual subraya los principios euroamericanos de género: solamente hay dos sexos, están
determinados por los órganos sexuales y son inviolables.

Ahora bien, Bolin sostiene que si bien las transexuales encarnan la polarización de género con base en
los órganos sexuales y el cuerpo, ellas también desafían la separación de la identidad de género y
preferencia sexual como discretas, subvirtiendo la vinculación de la femineidad y el erotismo
heterosexual. Para la transexual varón a mujer, el erotismo heterosexual está definido por una
atracción erótica a varones físicos, mientras una preferencia erótica lesbiana es definida por la
atracción a mujeres físicas. Si bien los testimonios sobre los que Bolin trabaja consideran
frecuentemente la heterosexualidad como un atributo intrínseco y un rasgo definitorio del
transexualismo, los datos que ella reúne en su investigación dan cuenta de una mayor diversidad en la
preferencia sexual de las transexuales, lo que contradice el paradigma que iguala identidad de género y
preferencia sexual.

En el lugar de la dicotomía travesti/transexual, el transgenerismo es, para Bolin, el término que mejor
expresa continuidad, pluralidad en las variaciones de género identitarias. Este término agrupa a
individuos diversos: travestis varones que llevan ropas “contrarias a su sexo”, transexuales varón a
mujer no operados y que, aún viviendo como mujeres todo el tiempo, eligen no operarse o no tomar
hormonas ni andrógenos, personas que combinan géneros sin pretender pasar de uno a otro,
transexuales operados, etc.
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La emergencia de la transgeneridad enfatiza, de alguna manera, la valoración del género como


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producido socialmente y no dependiente de la biología, con lo cual también la vinculación entre


género y preferencia sexual ha sido alterada. La posibilidad de que existan mujeres sociales con pene
erosiona la coherencia de la heterosexualidad y el género biológico. A través de su estudio, Bolin
impugna las reglas de construcción de la heterosexualidad como natural. En el paradigma occidental
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

de género, la heterosexualidad opera como el principio organizador central de la sexualidad y la


preferencia sexual existe sólo en relación con el género y la fisiología. La heterosexualidad es el
componente más destacado de la expresión del género normal. Cuando la sexualidad ya no puede
significar heterosexualidad porque la biología ya no significa género, la disyunción del sexo como
reproducción queda fuera de juego y el paradigma de género es desestabilizado.

El transgénero abriga un gran potencial sea para desactivar al género o para crear en el futuro la
posibilidad de géneros supernumerarios como categorías sociales que no están basadas ya en la
biología. La transexual varón a mujer orientada hacia la cirugía ha confirmado la independencia de la
preferencia sexual y la identidad de género a través de orientaciones lesbianas y bisexuales. El
transgénero lo ha hecho disputando el concepto de consistencia entre preferencia sexual y género. Si el
paradigma de que hay dos géneros fundados sobre dos sexos biológicos predominó en la cultura
occidental solamente en el siglo XVIII, entonces quizás la próxima tarea sea deconstruir la historia
social de un paradigma de tres géneros que empieza a verse en los 90.

En estas investigaciones, el paradigma de los géneros múltiples, antes reservado al análisis de las
culturas no occidentales, gana presencia en nuestras sociedades como marco para los debates sobre
sexualidad, preferencia sexual e identidad de género. Los autores propuestos para ilustrar esta primera
perspectiva, aún cuando, como en el caso de Roscoe, se centren en el análisis etnográfico de otros
pueblos, impulsan dicho paradigma como de interés para estudiar prácticas travestis actuales. La
existencia de individuos que comparten determinadas propiedades, combinadas de forma no esperada
que los excluyen de las categorías varón o mujer, es un motivo central de dicho paradigma.

El sistema binario de género es impugnado por un desplazamiento entre sexo y género o entre género
y preferencia sexual, y la solución a ello es la de géneros supernumerarios o géneros múltiples. El
tercer género aparece aquí como el lugar para la construcción de múltiples identidades, que
recomponen dimensiones cuya vinculación se desnaturaliza y que, por lo mismo, pueden escapar a las
normas socialmente impuestas. En este marco, el travestismo no es sino un conjunto, en sí mismo
heterogéneo, de las posibles identidades de género que se distribuyen en un continuum. (Fernández,
2000).

El trabajo de Bolin, sin embargo, partiendo de este marco, plantea una pregunta que parece
trascenderlo; ¿Se trata sólo de repensar el género como categoría binaria abriendo un amplio espacio
para la construcción, siempre conflictiva en un principio, de nuevas identidades genéricas? o ¿es la
misma categoría de género la que debe ser cuestionada a partir de estas nuevas posibilidades
identitarias?

Para tratar de dar respuesta a estos cuestionamientos y siguiendo la propuesta al respecto de abrir la
posibilidad de concebir un nuevo o más géneros, con la investigación realizada para el presente libro
se obtuvo lo siguiente. (creo que se corta la secuencia)
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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 6

Puedo decirte quien soy hoy, pero no te garantizo que lo seguiré siendo mañana.

©
El Continuo del Género

Con base en la investigación de Bolín (1996, en Fernández, 2000) anteriormente mencionada:

“… el sistema bipolar genérico limita la expresión de las personas y esto trae riesgos para la
estabilidad social”.

Los crímenes por homofobia o la desintegración familiar por intolerancia ante una “expresión atípica
del género” por parte de uno de los hijos(as), son una pequeña muestra de esos riesgos para la
estabilidad social. Está claro que todos los extremos son peligrosos.

La falta de aceptación de la existencia de más de dos géneros radica en que lo biológico prevalece
sobre lo social, y como ya se ha mencionado el género es un constructo social, sin embargo también se
sabe que existe todo un continuo del sexo biológico, por lo cual la creencia popular de que solo hay
dos sexos es falsa. Por lo tanto, si existen más de dos sexos, igualmente existen más de dos géneros, si
es que quisiéramos relacionarlo así (Granados, 2008).

Con base en el cuestionario aplicado, hay unas preguntas en las que se les pide digan para qué se
travisten, el 51.91% menciona que para externar sentimientos diversos como feminidad, coquetería,
admiración, belleza, expresión y sentimiento humano. El 27.27% mencionan disfrute de telas,
ademanes y accesorios. Y el 25.97% mencionan el sentirse completa, con integridad emocional. Por
mencionar los numéricamente más significativos.

Como ya se había mencionado, si el travestismo cumple con una función positiva para la persona y le
contribuye para su desarrollo sano e integro, es viable hablar de que estos comportamientos pueden ser
sumados al cotidiano, y se hace referencia a comportamientos, ya que no existe un solo travestismo,
sino varias formas de vivirlo. Con esto se diseñó un modelo que permite no solo ubicar a la persona
travesti, sino a todos los seres humanos, con lo que se obtiene “El Continuo del Género”.

En este modelo se presentan los principales géneros identificados desde el presente estudio, aquí se se
dan a conocer tres factores con los que se pretende explicar la estructura de cada género, dónde están
los Factores “Detonantes” que serían la ontogénesis de la expresión del género y que no en todos esta
determinado. Por otro lado se encuentran los Factores Reforzadores que como su nombre lo
mencionan, serán aquellos elementos sociales o psicológicos que hacen que la expresión de género sea
firme en el individuo y por último, la Función que es la que le sirve a la persona el expresar su género
de cierta forma.

Se puede ver como continium este modelo, las personas pueden ir moviéndose a lo largo de su vida, el
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ubicarse en un género no implica el quedarse durante toda la vida estático, ya que al ser esto un
aprendizaje, todas las experiencias y nuevos aprendizajes pueden hacer que alguien se mueva y le
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beneficie expresar su género de forma distinta, lo que implicaría un cambio de género. No se olvide
que en este modelo el bipolarismo se rompe y da paso a más alternativas de expresión genérica. Y
con esto se tiene:
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Individuos con fenotipo masculino.

 Másculino Estereotípico. Serán aquellos hombres que guardan y ejercen con gusto su identidad
y rol de género conforme al estereotipo masculino indicado en su estructura sociocultural. Aquí
podemos encontrar, para la cultura occidental, a los típicos hombres de aspecto rudo, que
gustan de actividades que les demande el uso de la fuerza, siempre buscarán la competencia, el
que sean reconocidos por su hombría y virilidad, y responderán con alta violencia a quien dude
de su masculinidad.

Factor “Detonante”: Educación y Asimilación del Género.


Factores Reforzadores: Aceptación Social.
Función: Dirigido a cubrir con las necesidades de su grupo social, roles bien asimilados y
aceptados.

 Másculino Básico. Serán aquellos hombres que sin rechazar su identidad psicosexual como
hombres, no aceptan caer en el comportamiento estereotípico al permanecer en crítica de la
construcción de la masculinidad. Entre ellos, se encuentra hombres que no necesitan estar en
constante demostración competitiva de su masculinidad, son flexibles ante los roles de género,
consideran que violencia no es la única alternativa que tienen, la masculinidad es concebida
como una característica de orgullo que construye.

Factor “Detonante”: Educación y Asimilación del Género.


Factores Reforzadores: Aceptación Social.
Función: Dirigido a cubrir con las necesidades de su grupo social, roles bien asimilados y
aceptados.

 Afeminado: Serán aquellos hombres que no rechazan su identidad psicosexual como hombres,
pero que se sienten a gusto tomando varios aspectos considerados para mujeres, como el
caminar, algunas expresiones verbales, actividades de diversión y/o laborales, la delicadeza, y
coquetería, con lo que construyen y expresan su identidad abiertamente.

Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Expresión.

 Travesti de Personalidad Ligera: Son aquellos hombres con identidad psicosexual masculina,
que tienen la necesidad real y gusto por el uso de prendas, accesorios, ademanes y
comportamientos socioculturalmente en un tiempo y espacio, considerados exclusivos de la
mujer. No de manera definitiva, por lo que alterna entre su vida “masculina”, con sus sesiones
de travestismo ya sean públicas o privadas. En el modelo aparece el símbolo {Δt}, Delta t, que
significa la variación en el tiempo que la persona puede estar sin travestirse. Obviamente aquí
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se encuentran los hombres travestis ya sean o no de closet.


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Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Expresión y Sensación.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Individuos de fenotipo alterado a femenino.

 Travesti de Personalidad Arraigada: Son aquellos hombres, que teniendo la plena conciencia
de que lo son, se sienten a gusto adoptando y adaptándose a una vida como mujer de manera
definitiva. Utilizarán hormonas para transformar su cuerpo y sea acorde a su nueva identidad
pública, no buscarán una cirugía de reasignación. Aquí están las mujeres transgénero.

Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Cambio de Rol de Género.

 Travesti de Personalidad necesaria o de identidad: Son aquellas personas que nacieron con
cuerpo masculino y su identidad psicosexual es femenina. Desde que tienen uso de razón se
saben que son mujeres, por lo que desde la infancia en diversos grados, buscarán el adecuarse a
su familia y grupo social tal como se autoperciben. Sienten un rechazo total a sus caracteres
masculinos y buscarán la transformación en su totalidad mediante terapia hormonal y cirugía
de reasignación sexual. Aquí están las mujeres transexuales.

Factor “Detonante”: Autopercepción constante de no ser del sexo-género asignado.


Factores Reforzadores: Necesidad de expresar su identidad tal cuál la siente.
Función: Dirigido a cambio de sexo.

Individuos con fenotipo femenino.

 Femenino Estereotípico. Serán aquellas mujeres que guardan y ejercen con gusto su identidad
y rol de género conforme al estereotipo femenino indicado por su estructura sociocultural. Aquí
podemos encontrar a las típicas damas de aspecto delicado, que gustan de actividades que les
demande el uso de la gracia y dulzura, el ser reconocidas por sus dotes en cuestiones
maternales y domésticas, y siempre se mantendrán en la línea de aquellas actividades y asuntos
que no sean para mujeres.

Factor “Detonante”: Educación y Asimilación de Género.


Factores Reforzadores: Aceptación social.
Función: Dirigido a cubrir con las necesidades de su grupo social, roles bien asimilados y
aceptados.

 Femenino Básico. Serán aquellas mujeres que sin rechazar su identidad psicosexual como
mujeres, no aceptan caer en el comportamiento estereotípico al permanecer en crítica de la
construcción de la feminidad. Entre ellas se encuentra mujeres que no necesitan mostrar todo el
tiempo gracia y delicadeza para demostrar su feminidad, son mujeres que buscan ser
independientes, muestran su validez e inteligencia como personas e incluso pueden hacer uso
56

de la violencia en caso de ser necesario. Es el llamado modelo de la mujer “moderna”.


Página

Factor “Detonante”: Educación y Asimilación de Género.


Factores Reforzadores: Aceptación social.
Función: Dirigido a cubrir con las necesidades de grupo social, roles bien asimilados y aceptados.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 Viriloide: Serán aquellas mujeres que no rechazan su identidad psicosexual como mujeres, pero
que se sienten a gusto tomando varios aspectos considerados para hombres, como el caminar,
algunas expresiones verbales, actividades de diversión y/o laborales, la fuerza, violencia, con lo
que construyen y expresan su identidad abiertamente.

Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Expresión.

 Travesti de Personalidad Ligera: Son aquellas mujeres con identidad psicosexual femenina,
que tienen la necesidad real y gusto por el uso de prendas, accesorios, ademanes y
comportamientos socioculturalmente en un tiempo y espacio, considerados exclusivos del
hombre. No de manera definitiva, por lo que alterna entre su vida “femenina” con sus sesiones
de travestismo ya sean públicas o privadas. En el modelo aparece el símbolo {Δt}, Delta t, que
significa la variación en el tiempo que la persona puede estar sin travestirse. En la
investigación de campo no se pudo conocer a ninguna mujer que cayera en esta clasificación.

Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Expresión y Sensación.

Individuos de fenotipo alterado a masculino.

 Travesti de Personalidad Arraigada: Son aquellas mujeres, que teniendo la plena conciencia
de que lo son y se sienten a gusto adoptando y adaptándose a una vida como hombre de manera
definitiva. Utilizarán hormonas para transformar su cuerpo y sea acorde a su nueva identidad
pública, no buscarán una cirugía de reasignación. Aquí están los hombres transgénero.

Factor “Detonante”: No determinado.


Factores Reforzadores: Imagen y autoconcepto construido.
Función: Cambio de rol de género.

 Travesti de Personalidad necesaria o de identidad: Son aquellas personas que nacieron con
cuerpo femenino y su identidad psicosexual es masculino. Desde que tienen uso de razón se
saben que son hombres, por lo que desde la infancia en diversos grados, buscarán el adecuarse
a su familia y grupo social tal como lo perciben. Sienten un rechazo total a sus caracteres
femeninos y buscarán la transformación en su totalidad mediante terapia hormonal y cirugía de
reasignación sexual. Aquí están los hombres transexuales.

Factor “Detonante”: Autopercepción constante de no ser del sexo-género asignado.


Factores Reforzadores: Necesidad de expresar su identidad tal cual la siente.
57

Función: Dirigido: Cambio de sexo.


Página
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

©
Continuo del Género

Autopercepción Factores “Detonantes” Autopercepción


Constante de no Constante de no
Ser del Sexo- Ser del Sexo-
Género Género
Asignado No determinado Educación y Asimilación del No determinado Asignado
Género
Fenotipo Fenotipo Fenotipo Fenotipo
Alterado a Másculino Femenino Alterado a
Femenino Másculino

Vi
Travesti Travest Travest Af Máscu Máscu Feme Feme ril
Travest
Travest Travesti
Personali i i e lino lino nino nino i i Personali
dad Person Person Estere Estere oi Person
mi Básico Básico Person dad
Necesari alidad alidad otípic otípic de alidad
na alidad Necesari
a o de Arraiga Ligera o o Ligera
Identidad da {Δt}
do {Δt} Arraiga a o de
da Identidad

Dirigido Cam Expr Ex Dirigido a cubrir las Ex Expr Cam Dirigido


¿Para a bio esión pr necesidades de su grupo pr esión bio a
qué? Cambio de y es social, roles bien asimilados esi y de Cambio
¿Función de Rol Sens
ió y aceptados. ón
Sens Rol de
Sexo Géne n Géne
? ación ación Sexo
ro ro
Necesidad de Imagen y Autoconcepto Aceptación Social Imagen y Autoconcepto Necesidad de
Expresar su Identidad Construido Construido Expresar su Identidad
tal cual la Siente tal cual la Siente
Factores Reforzadores

Este es solo un primer intento por agrupar a los géneros supernumerarios, queda por trabajar el hacer
un estudio detallado sobre las diversas expresiones del género para poder así hacer un modelo que
abarque en lo más posible a todos estos múltiples géneros.

El Continuo del Género4, es una herramienta diseñada por el autor de la presente obra, permite al
individuo se autoconceptualice en su propia percepción de su masculinidad y feminidad, sin
implicaciones sexuales y preferencias, buscando el quitar al máximo posible la presión sociocultural.
Y desde esta perspectiva la definición de género es:

GÉNERO: “La manifestación de feminidad y/o masculinidad de un individuo, dicha manifestación


obedece aprendizajes y estereotipos vigentes en una cultura determinada y pueden ser susceptibles a
modificaciones”.

Lo que permite que una persona que pueda moverse en este continuo al ir modificando sus
aprendizajes sobre el género y reconceptualizando los estereotipos, por lo cual se confirma que el
autoconcepto, es una construcción constante y dinámica que va más allá de la etapa de la adolescencia
58

(Granados, 2008).
Página

4
Ver modelo completo en el anexo.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 7
Amar a las personas y no a los conceptos.

©
Tabla de la Preferencia Sexo-Genérica

Otro aspecto que erróneamente es muy relacionado con los aspectos biológicos y del género, es el
relacionado con la preferencia de género y/o sexual.

Mucha de la preocupación de las personas al respecto de la práctica del travestismo, misma que
incluye a muchos profesionales del comportamiento humano e incluso a los mismos travestis, es la
preferencia sexual o genérica.

El hablar de diferentes modelos explicativos en la preferencia sexual y de género, no es algo nuevo en


la sexología y haciendo un rápido recuento de los principales, tenemos los que a continuación se
presentan.

Escala de Kinsey

Los trabajos que el zoólogo Alfred C. Kinsey y sus colaboradores publicaron sobre la conducta sexual
del varón, en 1948, y la conducta sexual de la mujer, en 1953, se conocen como el informe Kinsey. La
realización de este informe fue posible por la creación en 1947 del Instituto de Investigaciones
Sexuales (actualmente, Instituto Kinsey) en la Universidad de Indiana, financiado entonces por la
Fundación Rockefeller a través de la Comisión Nacional de Investigaciones.

Una aportación novedosa de Kinsey y sus colaboradores, fue que cuantificaron la heterosexualidad y
homosexualidad en una escala continua de 0 a 6, basándose en la experiencia y reactividad
heterosexual y homosexual en cada historia. Se asignó 0 en dicha escala a los individuos cuyos
contactos y experiencias sexuales tenían lugar exclusivamente con individuos del sexo opuesto y 6 a
los individuos exclusivamente homosexuales.

59
Página
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

La rejilla de Orientación Sexual Klein

La rejilla de Orientación Sexual Klein (o KSOG), es un sistema para describir tendencias sexuales de
una persona de una manera más detallada e informativa, que los métodos anteriores. Fue introducido
por el Dr. Fritz Klein ( desde 1932 hasta 2006 ) en su libro “La opción bisexual”.

La rejilla de Orientación Sexual Klein, que a continuación se muestra. Para cada persona, establece las
variables que lo componen siendo siete de la orientación sexual, que figuran de la A a la G en el lado
izquierdo. Las tres columnas indican tres puntos diferentes en los que se evalúa la orientación sexual:
el pasado de la persona, su presente, y su ideal. La persona entonces recibe una calificación de 1 a 7
para cada una de las 21 combinaciones resultantes, una calificación para cada caja vacía en la tabla de
abajo. Los significados de las clasificaciones se indican justo debajo de la propia rejilla.

La rejilla de Orientación Sexual de Klein


Variable Pasado Presente Ideal
A Atracción sexual
B Comportamiento sexual
C Fantasías sexuales
D Preferencia emocional
E Preferencia Social
60

F Heterosexual / homosexual Estilo de vida


G La autoidentificación
Página

Para las variables de A a E:


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

1 = Sólo sexo.
2 = La mayoría solo sexo.
3 = Sexo y en ocasiones algo más.
4 = Sexo y algo más.
5 = No solo sexo.
6 = Sexo en la misma la mayoría
7 = Sexo mismo sólo

Para las variables F y G:

1 = Sólo heterosexual
2 = En su mayoría heterosexuales
3 = Heterosexual algo más
4 = Hetero / gay-lesbianas por igual
5 = Gay / Lesbiana algo más
6 = Gay / Lesbiana mayoría
7 = Gay / Lesbiana sólo

Definiciones útiles en el uso de la escala de Klein :

La vida de hasta 12 meses.


Presente: Los últimos 12 meses
Ideal: ¿Qué crees que eventualmente le gustaría?

Las Variables:

Atracción sexual: ¿A quién estás sexualmente atraído?

Comportamiento sexual: ¿Con quién has tenido sexo?

Fantasías sexuales: ¿A quién son tus fantasías sexuales? (Pueden ocurrir durante la masturbación, el
soñar despierto, como parte de la vida real, o simplemente en su imaginación.)

Preferencia emocional: las emociones influyen, si no se define, el acto físico de amor. ¿Te gusta y
como sólo los miembros del mismo sexo, sólo los miembros del otro sexo, o los miembros de ambos
sexos?

Preferencia Social: la preferencia social está estrechamente vinculada con, pero a menudo diferente de
la preferencia emocional.

Preferencia Estilo de vida: ¿Cuál es la identidad sexual de las personas con las que relacionarse?
61

Identidad sexual: ¿Cómo crees de ti mismo?


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Identidad Política: Algunas personas describen su relación con el resto de la sociedad diferente a su
identidad sexual personal. Por ejemplo, una mujer puede tener una identidad sexual heterosexual, pero
una identidad política lesbiana.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Tenga en cuenta que la cuadrícula de Klein, cuenta el hecho de que muchas personas cambian su
orientación en el tiempo. Cuando una persona lo es hoy en día no es necesariamente que él o ella fue
en el pasado, para el caso, donde él o ella va a ser o le gustaría ser en el futuro. El concepto de la
orientación sexual como un proceso dinámico continuo, es necesario si queremos entender la
orientación de una persona correctamente en su totalidad. Una explicación más detallada se encuentra
en el capítulo 2 del libro del Dr. Klein, La Opción Bisexual.

Tenga en consideración que si bien es perfectamente posible que una persona que utiliza la red de
Klein, para los efectos de una mejor determinación de auto-identificación a través de un proceso de
auto-evaluación, si se encuentra en el proceso de salir como bisexual, la mejor opción es buscar el guía
de un terapeuta profesional que entiende la bisexualidad.

Escala Kinsey-Lizarraga

En 1986 el mexicano Xabier Lizarraga (en Riesenfeld, 2006), elaboró una tabla que, evitando
cualquier juicio de valor, en vez de emplear números propone siete denominaciones descriptivas:

FHt: Fundamentalmente heterosexual (no reconoce belleza en personas de su mismo sexo).


BHt: Básicamente heterosexual (reconoce elementos estéticos en personas de su mismo sexo).
PHt: Preferentemente heterosexual (hay atracción por personas del mismo sexo, pero sigue
predominando la atracción al otro sexo).
B: Bisexual. (Atracción por ambos sexos).
PHm: Preferentemente homosexual (atracción por el otro sexo, aunque hay más atracción por el
propio).
BHm: Básicamente homosexual (reconoce elementos estéticos del otro sexo).
FHm: Fundamentalmente homosexual (no reconoce belleza en personas del otro sexo).

Lizarraga sostiene que incluso en las expresiones fundamentales, FHt y FHm, existe un grado mínimo
de orientación opuesta, que es lo que permite la convivencia social o amistosa. Su tabla además
contempla tres manifestaciones posibles en cada expresión:

Gris: Practicante abierto (tiene y ha tenido alguna actividad y lo reconoce abiertamente).


Blanco: Practicante oculto (fantasea o sueña con cualquiera de las expresiones pero no la lleva a cabo).
Negro: No practicante.

De acuerdo con este esquema, queda claro que cualquier persona, independientemente de su ubicación
como fundamental, básica o preferentemente hetero u homosexual o bien como bisexual, tendrá las
tres alternativas de expresividad erótica, tanto para la dimensión en relación con personas del otro
género como en cuanto a personas de su mismo género.
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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Tabla de la Preferencia de Género de Álvarez-Gayou

Posteriormente el Dr. Álvarez-Gayou crea su tabla de la preferencia de género (Granados, 2010),


donde manifiesta que la preferencia va en la práctica asumida, el onírico-fantasioso y el no practicante
de su preferencia, en el cual existe un potencial homosexual o heterosexual, según el caso, que todos
los individuos tenemos. Y su tabla se presenta a continuación.

Se considera que en cuanto a experiencia erótica existen tres posibilidades de expresión, por un lado
con el otro género y con el propio género.

1) Nunca haber tenido experiencia erótica (no practicante o NA)


2) Haber tenido alguna vez experiencia erótica (practicante asumido o PA)
3) Solo haber tenido la experiencia erótica a través de sueños o fantasías (onírico-fantasioso o OF)

Esquema orientación sexo-genérica Moreno-Orta.

El esquema de Martha Orta y Sergio Moreno (1993), nos muestra en la parte del centro del círculo las
orientaciones del deseo sexual: heterosexual, homosexual y bisexual. Posteriormente se complementa
con la propuesta de Xabier Lizarraga, y agregan la atracción homogenérica, bigenérica y
heterogenérica. También toma en consideración la hetero y homoflexibilidad. 64
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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Ya desde la década de los 70´s, la Organización Mundial de la Salud declaró que la homosexualidad
no es una enfermedad mental y la sacó del Manual estadístico de Enfermedades Mentales. Sin
embargo, aún hoy en inicios del siglo XXI existe la homofobia y se acentúa más cuándo un hombre
utiliza prendas consideradas exclusivas para las mujeres.

Está bien establecido, que no hay relación entre el hecho de que una persona se travista con la
preferencia de género que tenga, y para verificar esto se ha revisado los datos que se obtuvieron en la
investigación con las personas travestis y se obtuvieron los siguientes datos:

Preferencia Porcentajes
Total a mujeres: 24.14%
Más a mujeres y algunos hombres: 19.54%
Igual a mujeres y hombres: 5.75%
Total a hombres: 2.30%
Más a hombres y algunas mujeres: 4.60%
65

Igual a hombres y travestis: 3.45%


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Igual a mujeres y travestis: 25.29%


Igual a mujeres, travestis y hombres: 12.64%
Total a travestis 1.15%
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Estas son las respuestas que arrojan las 87 personas encuestadas, lo que muestra que la atracción
sexual y de género va mucho más allá de las propuestas de homosexualidad, heterosexualidad y
bisexualidad. La limitación que tienen estos conceptos, queda clara cuando se presenta el siguiente
ejemplo real, ver a una pareja la cuál es formada por un hombre de aspecto netamente varonil que
lleva de la mano a su novia, la cual tiene un aspecto netamente femenino, quien les ve podría incluso
decir que hacen una “bonita pareja”, sin embargo en sus encuentros erótico-sexuales son totalmente
homosexuales, ya que esa mujer es un travesti o transgénero muy femenino; Con esos términos la
pregunta es ¿cómo se les puede llamar?

No se les puede llamar homosexuales, ya que ambos se ven tan ordinarios que nadie sospecharía de la
realidad biológica y tal vez de identidad psicosexual de ella. Y heterosexuales definitivamente
tampoco es posible. Lo que demuestra que los términos de homosexualidad, bisexualidad y
heterosexualidad ya no tienen alcance ni validez ante estos temas (Granados, 2008).

Haciendo un análisis más profundo, la atracción de todos los seres humanos no solo es en los Órganos
Pélvicos Sexuales Externos (OSPE´s), de hecho al encontrarnos a alguien en la calle que nos atraiga
no necesariamente es lo primero que nos preocupe, vemos rasgos de inmediata captación a nuestros
sentidos como son figura corporal, sonrisa, mirada, caminar, aroma, etc. Todo esto está relacionado
directamente con el género, que es nuestra “tarjeta de presentación social” y es aquí en el campo
público dónde la atracción inmediata y/o la limeranza o enamoramiento surgen; Con respecto a qué
tipo de OSPE´s que nos agrada en nuestra pareja, ese tema es campo exclusivo de nuestra preferencia
erótico-sexual, y es un tema privado entre la(s) persona(s) con las que se comparte nuestra sexualidad
en este nivel. Por lo tanto, la preferencia no solo es erótico-sexual, sino también es de género.
(Granados, 2008).

El hablar de diferentes escalas en la preferencia sexual y de género no es algo nuevo, en la década de


los años 50, Alfred Kinsey en su informe menciona que todas las personas tenemos ciertos niveles de
homosexualidad con lo que creó su escala que va del cero al seis. Después Klein establece su Rejilla
de la Orientación, dónde se establece diversas formas de la experiencia sexual mostrando más allá de
la escala de Kinsey, posteriormente el Dr. Álvarez-Gayou crea su tabla de la preferencia de género,
donde manifiesta que la preferencia va en la práctica asumida, el onírico-fantasioso y el no practicante
de su preferencia, en el cual existe un potencial homosexual o heterosexual, según el caso, que todos
los individuos tenemos.

Sin embargo para los participantes del estudio, esta tabla no les permite ubicarse en su totalidad, ya
que está diseñada para personas que están dentro de la bipolaridad genérica.

Con base en los resultados obtenidos de la investigación y la tabla de la preferencia de género del Dr.
Álvarez-Gayou, fue necesario darse a la labor de diseñar una herramienta que pudiera ser aplicable a
cualquier caso, dónde se pueda identificar tanto la preferencia erótico-sexual y la de género.

Esta tabla diseñada por el autor del presente trabajo, muestra todas las preferencias erótico-sexuales y
66

de género de todos los seres humanos, no es exclusivo de travestis. Esta tabla es un continuo
cartesiano, lo que permite a los individuos moverse en ambos ejes. Está demostrado que no todas las
Página

personas están fijas en una preferencia a lo largo de su vida, esto es de gran ayuda y alivio para
aquellas personas que asisten a solicitar ayuda cuando les causa conflicto su preferencia, además de
tener una herramienta que les permite visualizar su preferencia, pueden ver que no son los únicos
(Granados, 2008).
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Preferencia de Género
Agenerica
FHeG BHeG PHeG BiG PHoG BHoG FHoG
Asexual
OF NP PR OF NP PR OF NP PR OF NP PR OF NP PR OF NP PR OF NP PR

PR

NP
GnF

Erótico - Sexual
OF

PfGnF
OF

NP AmF
CN
OF

Preferencia
PfAdF
OF
PR

NP
AdF
OF

©
TABLA DE LA PREFERENCIA SEXO - GENERICA

Esta tabla está estructurada de la siguiente manera.

Se presentan dos ejes cartesianos, el eje superior, que es el „X‟, indica la Preferencia de Género, aquí
las relaciones de pareja que se establezcan serán solo en un plano de interés personal, cognitivo y
emocional, sin implicaciones de tipo coital y/o erótico. En dónde hay siete columnas que son:

 FHeG: Fundamentalmente Heterogenérico/a. Son aquellas personas que no tienen la capacidad


de apreciar belleza en el género igual al suyo.

 BHeG: Básicamente Heterogenérico/a. Son aquellas personas que si tienen la capacidad de


apreciar belleza en el género igual al propio. Situación que no implica atracción o interés como
67

pareja.
Página

 PHeG: Preferentemente Heterogenérico/a. Son aquellas personas que principalmente entablan


relaciones de pareja con personas de género distinto al propio, sin embargo tienen la capacidad
de en ocasiones, entablar alguna relación de pareja con alguien de su mismo género.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 BiG: Bigenérico/a. Son personas que tienen la capacidad de entablar relaciones de pareja, con
personas del mimo género o distinto al propio. Que no implica tener más de una relación
simultánea.

 PHoG: Preferentemente Homogenérico/a. Son aquellas personas que principalmente entablan


relaciones de pareja con personas del mismo género al propio, sin embargo tienen la capacidad
de que en ocasiones, entablar alguna relación de pareja con alguien de género distinto al
propio.

 BHoG: Básicamente Homogenérico/a. Son aquellas personas que sí tienen la capacidad de


apreciar belleza en el género distinto al propio. Situación que no implica atracción o interés
como pareja.

 FHoG: Fundamentalmente Homogenéricos/as. Son aquellas personas que no tienen la


capacidad de apreciar belleza en el género distinto al suyo.

En cada uno de estos parámetros, o columnas, hay en la parte inferior tres indicadores del ejercicio de
la preferencia, los cuales son:

 OF: Onírico-Fantasioso/a. Se refiere a que la persona de manera persistente sueña o fantasea


con la relación de pareja.
 NP: No Practicante. Hace referencia a que la persona no ha tenido ninguna relación de pareja.
 PR: Práctica realizada. Es cuando la persona tiene una práctica asumida actualmente de la
relación de pareja.

En la parte vertical, eje „Y‟, esta la Preferencia Erótico-Sexual. Que es dónde únicamente se hará
referencia a los encuentros coitales y/o eróticos, dónde la vinculación emocional de la pareja no son
relevantes. Este eje se encuentra estructurado de la siguiente manera:

 GnF: Ginefilia. Es el gusto y atracción por los Órganos Sexuales Pélvicos Externos femeninos.
 AdF: Androfilia. Es el gusto y la atracción por los Órganos Sexuales Pélvicos Externos
masculinos.

En ambos están los tres indicadores del ejercicio de la preferencia:

 OF: Onírico-Fantasioso/a. Se refiere a que la persona de manera persistente sueña o fantasea


con el encuentro erótico-sexual.
 NP: No Practicante. Hace referencia a que la persona no ha tenido ningún encuentro erótico-
sexual.
 PR: Práctica realizada. Es cuando la persona tiene o ha tenido encuentros erótico-sexuales y su
práctica es asumida con conciencia.
68

Y al centro se encuentra:
Página
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 AmF: Ambifilia. Es el gusto y la atracción por los Órganos Sexuales Pélvicos Externos
(OPSPE‟s) tanto de mujeres como de hombres. Sin que implique la polirelación5.

Los indicares del ejercicio de la preferencia, son distintos solo en esta preferencia, ya que con base en
el estudio, no todas las personas con esta preferencia, tienen una atracción en misma proporción por
androfilia y por ginefilia. Por lo que se establecen de la siguiente manera:

 PfGnF: Preferentemente Ginefílico/a. Gusta por ambos sexos, pero prefiere más los OSPE‟s
femeninos.
 OF: Onírico-Fantasioso/a. Al estar junto al PfGnF, hace referencia al soñar o fantasear
constantemente con personas del sexo femenino más que en el masculino.
 NP: No Practicante. Son las personas que no han tenido encuentros erótico-sexuales.
 CN: Centrado. Son las personas que tienen un gusto en misma proporción por el sexo
masculino y por el sexo femenino.
 OF: Onírico-Fantasioso/a. Al estar al lado del CN, hace referencia al soñar o fantasear
constantemente en la misma proporción con personas de ambos sexos.
 PfAdF: Preferentemente Androfílico/a. Gusta por ambos sexos, pero prefiere más los OSPE´s
masculinos.
 OF: Onírico-Fantasioso/a. Al estar al lado de PfAdF, hace referencia al soñar o fantasear
constantemente con personas del sexo masculino más que en el femenino.

Una persona puede encontrar su Preferencia Sexo-Genérica al aplicar las reglas del mapa cartesiano,
dónde la intersección indicará su preferencia. Por lo tanto si alguien solamente indica un punto en la
Preferencia de Género, indicaría que no siente en ese momento de su vida la atracción erótico-sexual,
puede pensarse en un niño/a que solo fantasea en el primer amor. Así mismo si alguien solo indica en
la Preferencia erótico-sexual indicaría que no le interesa una vinculación de pareja y solo le interesa en
ese momento de su vida, los encuentros coitales y/o eróticos.

En este modelo se puede presentar el que un individuo tenga la capacidad de enamorarse y


comprometerse en una relación heterogenérica y ginefílica, pero en un momento de su vida solo se
ubica cómo androfílico por placer. Este ejemplo que es real, permite ver el dinamismo de este modelo
ya que el individuo puede moverse con libertad en el continuo.

Están ubicados en el ángulo superior derecho los parámetros Agenérico/Asexual, los cuáles indicarán
de un constante desinterés o la no necesidad ya sea de relacionarse afectivamente con alguien y/o de
tener encuentros eróticos sexuales.

Este modelo permite tener más de un punto de intersección, esto sucede cuando la persona de manera
constante es OF, pero igualmente es PR, esto puede generar dos o tres puntos en el sistema cartesiano,
lo que llevaría a la posibilidad de hacer una representación gráfica mediante una línea o un plano, lo
que a su vez permitiría generar una ecuación matemática. La propuesta, que aún está en investigación,
es poder hacer un cuerpo matemático que pudiera dar información de la persona en su contexto
69

biológico y social de su sexualidad, biológico en la preferencia erótico-sexual y social en la


preferencia de género; ahora siguiendo con esta idea, está demostrado que todos los seres humanos
Página

somos seres bio-psico-sociales.


5
Polirelación es una de las Expresiones Comportamentales de la Sexualidad que consiste en tener encuentros eróticos con
dos o más personas a la vez.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Tomando la preferencia sexo-genérica como un dato lineal que represente la parte psicológica de la
sexualidad, el Continuo del Género como el eje del componente Social y como tercer eje el continuo
del sexo biológico, se podría construir un sistema tridimensional en el que una persona pueda
identificar sus características sexuales en cada eje, lo cual generaría un plano en el espacio y este
estaría descrito por lo que podría ser la “Ecuación de la Manifestación de la Sexualidad Humana”.

Preferencia Sexo-Genérica.
Eje Psicológico.

Continuo del Género.


Eje Social.
Continuo del Sexo.
Eje Biológico.

MSP = Ψ + β + µ

Donde:

MSP = Manifestación de la Sexualidad de la Persona.


Ψ= Eje Psicológico. Preferencia Sexo-Genérica.
β = Eje Biológico. Sexo de nacimiento o reasignado.
µ= Eje Social. Expresión de Género.

Que tal vez podría dar paso a una posible “Teoría Sexológica”, la cual permitiría poder hacer una
predicción de los potenciales que tiene la persona de moverse en los continuos de su sexualidad y así
poder tener una herramienta que gráficamente muestre y ayude a explicar los comportamientos en la
sexualidad de las personas.

Lo cual sigo estudiando.


70
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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 8

De lo que digas puedo ser mucho y nada a la vez, pero siempre humano seré.

Explicaciones al transvestismo.

Con toda esta gama de conocimientos, es necesario hacer las conceptualizaciones correspondientes
para este tema.

Transvesti, Trasvesti, Travesti: Es aquél hombre que por motivos no claros, ni para sí mismo, tiene la
necesidad emocional, sensorial y perceptiva de adoptar y adaptar comportamientos, vestimentas y
manerismos estereotípicos considerados de la mujer, en una cultura y tiempo específicos. Lo puede
hacer ocasional o de medio tiempo, puede ser completo o incompleto, y tendrá un nombre femenino
autoasignado. No le interesa el hacer cambios en su anatomía corporal y no niega su identidad
psicosexual como hombre.

Éste puede ser cualquier varón que conocemos, desde aquel hombre de cualquier edad, delgado u
obeso, alto o bajo de estatura, de cabello largo o calvo, de facciones finas y delicadas o de aspecto
rudo y tosco, bailarín, estilista o bien militar o empresario, profesionista o sin estudios, de alto o bajo
nivel económico, de ciudad o de campo, homosexual o heterosexual, soltero o casado.

Cuando el travestismo tiene como función explícita la excitación erótico-sexual, se le considera como
una de las Expresiones Comportamentales de la Sexualidad.

Cuando el travestismo es utilizado exclusivamente con fines de trabajo como son: teatro, danza, actos
de culto religioso, actos de tradición en una comunidad o trabajo sexual, no necesariamente se le puede
considerar como travesti, ya que debe estar presente la necesidad emocional, sensorial y perceptiva de
manera constante en la persona.

Como se ha mencionado desde el inicio de este trabajo, la practica travestista ha estado presente a lo
largo de la historia y en diferentes culturas, hoy en día sigue presentándose en diferentes partes del
mundo y con sus connotaciones culturales respectivas, igualmente se ha mencionado que si algo existe
tiene forma de nombrarse y a continuación se presentan algunas formas de referirse a este
comportamiento en diferentes idiomas:

 Español: travestis, transvesti, trasvesti, vestida.


 Inglés: crossdressing, sissyboy.
 Francés: travestité.
 Italiano: travestito.
 Ruso: трансвестит.
 Hebreo: ‫טיטסווסנרט‬
 Griego: τραβεστί
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 Japonés: Fukusōtōsaku-sha (服装倒錯者)


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 Chino-Mandarín: Yì zhuāng pǐ (易装癖) ; (易裝癖)

Por otro lado el Crossplay, es la tendencia nacida a partir del manga (comic japonés) de
caracterizarse como un personaje de esas historietas, es válido personificaciones de género
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

cruzado, por lo que una chica podrá personificar a un guerrero y un chico personificará a colegiala.
Por lo tanto, y siguiendo las características de la vivencia del Ser Travesti, al Crossplay no se le
puede considerar como tal.

En el cotidiano las personas llegan a confundir al travestismo con el transgénero y transexual, por lo
que es importante dejar en claro éstas definiciones:

Transgénero: Es aquella persona, hombre o mujer por fenotipo, que ha adoptado por completo el rol,
la vestimenta y el comportamiento, casi siempre estereotipado del otro sexo-género al propio de
nacimiento. Busca tener la aceptación y se desenvuelve en su totalidad con su grupo social en el
género que adoptó. Es constante que busque modificar su cuerpo mediante hormonización, acorde a su
nueva identidad social.

Transexual: Es aquella persona que aunque se parece al travesti o transgénero no tienen relación
alguna. Es aquella persona que desde la infancia temprana se percibe diferente, tiene el sueño, la
ilusión y/o la fantasía constante de que cuando crezca la niña se “convertirá” en niño y el niño en niña.
Se viven e identifican plenamente con el otro sexo-género al suyo asignado de nacimiento, al asimilar
su sentir con el paso de los años buscarán el adaptarse en la sociedad y con sus seres queridos como la
persona que sienten ser. Las personas transexuales no se transvisten, usan la ropa que socialmente está
indicada para las personas de un género y al percibirse de este género lo más natural es vestirse como
tal. Es una constante la búsqueda de modificar su apariencia y anatomía corporal, por lo que buscará
lograrlo mediante hormonización y cirugía, sin embargo dependiendo de la adaptación de la persona,
pueden ser totales o parciales estas modificaciones a su anatomía. (Granados, 2008).

El tener las definiciones claras nos permite saber cuáles son las posibles necesidades de las personas
que nos llegaran a solicitar ayuda, a no caer en las etiquetaciones y comprenderles desde sus
necesidades.

La identidad travesti.

La conformación de una identidad travesti, radica en superar la homofobia interna que presentan
algunos, discernir entre “ser mujer” y el reforzamiento de los estereotipos de género y la idealización
del género mediante la fantasía personal. Es tener feminidad y no imitar a la mujer. Esto permite a la
persona travesti la oportunidad de ser y ejercer su propio „Yo‟, sin las presiones que exigen el “ser
mujer”, esto daría como consecuencia el acercarse a las paz interior y no sesgarse al estereotipo
femenino, donde no es posible ser mujer pero ser hombre estereotípico no es cómodo, por lo cual se
tiene así la alternativa de ser travesti con características propias y definidas. (Granados, 2008).

Ha surgido el cuestionamiento sobre si existe una identidad travesti no sana y con base en la evidencia
de investigación si hay travestis que al no lograr superar las cargas sociales de los estereotipos de
género, no pueden integrar su travestismo a su vida, ya sea de forma abierta o no, los que les hace estar
en esos “círculos neuróticos” entre el vestirse y sentir culpa, con lo que la estabilidad emocional está
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comprometida constantemente y debido a esto, es por lo que se podría hablar de trabajar para lograr
Página

una identidad travesti sana, mas nunca se deberá interpretar que el travestismo es insano per se, ya que
conforme a lo presentado no es el travestismo lo que daña, sino todos los introyectos sobre el “deber
ser” hombre.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Existen investigaciones serias que buscan esclarecer el por qué un hombre desea verse y comportarse
como mujer, sin embargo como ya se ha mencionado, están permeadas por cierto nivel de prejuicio o
en la búsqueda de una “cura”. Por lo que se propone, que además de hacer a un lado el prejuicio, más
que buscar el porqué del travestismo que por hoy es un callejón sin salida, mejor busquemos el para
qué y se ayude a la persona travesti y a sus seres cercanos a encontrar su verdadera felicidad.

Como ya se ha mencionado, no es posible indicarle a nadie qué es lo que tiene que hacer o cómo
reaccionar ante el travestismo ya sea el propio o el de un ser cercano, los elementos que brinda la
presente investigación muestran que un hombre travesti:

 Su práctica no es un mero capricho. Ya que atiende a un complejo de emociones y capacidades


de experiencia sensoperceptiva difíciles de explicar y que el travestirse está íntimamente ligado
a su propio bien estar.

 No están definidos aquellos factores ontológicos para que un hombre sea travesti. Por lo que
las explicaciones que lo asocian a “ambientes muy femeninos en la infancia”, “cerebros
femeninos”, falta de virilidad, tendencias homosexuales, excedente en cargas hormonales
femeninas, desórdenes mentales, etc., no se pueden aceptar como el origen del travestismo.

 Un hombre travesti no puede evitar el sentirse mal cuando no puede travestirse, pero si puede
aprender a controlar el cómo expresará su mal estar. Esto implica que no son justificante las
acciones violentas al exterior, como agredir a los demás o a sí mismo y como el ponerse en
situaciones de riesgo.

 El que un hombre travesti tenga encuentros con otros hombres no es por cuestión de su
travestismo. La preferencia sexo-genérica es algo que se descubre a lo largo de la vida, el
travestismo no impulsa a nadie a cambiar su preferencia, pero si puede ser un medio por el cual
la persona se dé la oportunidad de explorar otras alternativas para su vida sentimental y/o
erótica.

 El ser travesti no es ser mujer. La ropa, ademanes, accesorios y vocabulario toman un valor
simbólico dentro de una cultura, con lo que se atribuyen expectativas a las personas que los
usan, muchas de las confusiones por parte de travestis y rechazo por las demás personas, radica
en la carga social y simbólica que se atribuye a la vestimenta, la cual representa al género. No
hay nada natural en lo relacionado al género, ya que es una construcción social que va
cambiando conforme cambian las sociedades.

 Aceptar a un hijo o familiar travesti sin caer en estereotipos ni en imposición de expectativas.


A las personas adultas que acepten el travestismo de un hijo, es necesario que escuchen cómo
necesita vivirlo, y no necesariamente, a menos que así lo solicite y se llegue al acuerdo, se
tendría que tratarle como si fuera mujer y obligarle a hacer cosas consideradas de mujeres. Y
no poner en duda su virilidad y mantenerse con el apoyo de un/a sexólogo/a especialista en
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travestismo.
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 Aceptar abiertamente al hombre travesti como pareja. No implica que todo mundo tenga que
saber el travestismo de él, este puede ser un secreto de pareja o de familia. Es necesario que
todas las dudas se aclaren entre sí y que se otorgue un ambiente de confianza y comunicación
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

franca y eficiente, esto alimentará la confianza entre los miembros de la pareja para que no
existan actitudes que dañen la relación por la desconfianza. Ya sea que comparta la pareja el
travestismo de él o no, es necesario tener ese canal de comunicación siempre abierto, y
contactar con el/la especialista en travestismo cuando sea necesario, además de mantenerse
abiertos a la posibilidad de tener sesiones terapéuticas en pareja.

 Cuando decirle a los/as hijos/as del travestismo de su papá. Esto será una decisión que en
primer lugar será por parte de él y posteriormente será algo a decidir en pareja. Es
recomendable si se decide hablar con los/as hijos/as que sea a la edad más temprana posible,
esto permitirá que las explicaciones sean paulatinas y no generarán conflicto a los/las
pequeños/as. Los/as niños/as no tienen los prejuicios de los adultos y siempre se dejan llevar
por las emociones, no importa si papá se arregla más que mamá, siempre papá es papá. La
enseñanza que nos dan los/as pequeños/as y que todos los adultos debemos de imitar es amar a
las personas, no a los conceptos.

 Cuando un niño busca vestirse y jugar como niña. Cuando un niño prefiere jugar con niñas,
juegos de niñas y con juguetes de niñas, es necesario guardar la calma y analizar qué es lo que
el niño está realmente aprendiendo, no hay que olvidar que el juego es el principal espacio de
aprendizaje en la infancia, ya que el cocinar, cuidar hijos, ir de compras, saltar la cuerda y
saber cómo se arreglan las mujeres no tienen por qué poner en duda o riesgo la identidad
masculina del niño. Si el niño busca vestirse como niña, esto posiblemente puede venir como
consecuencia de la dinámica de sus compañeras de juegos, esto incluye la representación de
papeles en los juegos. Se sugiere que en vez de atacar o regañar al niño, mejor será el platicar
con él y saber cómo se siente al estar con estos juegos y ayudar tanto al niño como a sus
compañeras de juegos a ampliar su gama de juegos dónde no se impongan tanto las
restricciones de juegos para niñas y para niños, esto permitirá abrir el mundo de alternativas
para ser y sobre todo aprender para todas/os. Solicitar apoyo de un especialista en identidades
genero-variantes, si los adultos no saben cómo llevar esta situación o si persisten las dudas.

 Cuando se sorprende a un adolescente que se traviste. Es necesario siempre guardar la calma.


Si se le sorprende por accidente en el momento de estarse travistiendo, si el impacto es muy
fuerte para el adulto, hay que retirarse sin decir nada y solo hasta que se calme habrá que ir a
platicar con el adolescente sin olvidar que el miedo y la angustia también le embargan a él.
Existe la posibilidad de cierta negación, hay que ayudarle a que se tranquilice y en vez de
cuestionarle sobre su travestismo, es mejor preguntarle cómo es su vivencia. Para los casos en
que se descubra las prendas que utiliza, habrá que buscar el espacio óptimo para poder platicar
y conocer igualmente como es su vivencia. En ambos casos el platicar no es para cuestionarle
ni juzgarle, ya que no saben por qué lo hacen (si es travestismo como tal) no hay que olvidar
que la confusión siempre está presente, el platicar es para saber si no está propenso a caer en
alguna situación de riesgo. Buscar el apoyo de algún especialista en travestismo y
adolescencia.
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 Cuando alguien quiera ayudar a una persona travesti. Es necesario que lo haga desde las
necesidades del travesti y no desde los prejuicios en la medida de lo posible, si el prejuicio es
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todo lo que se tiene para abordar la situación, siempre hay que dirigirse con respeto a la
persona, con apertura a la escucha y habrá que buscar información u orientación confiable y
profesional.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 El ser travesti no es algo que se elija con libertad, pero si se puede elegir el cómo vivirlo. No
existe lo “bueno” o lo “malo” en la sexualidad, lo que se considera como bueno para alguien
para otras personas se puede considerar como malo, es por ello que toda decisión sea analizada
desde si le sirve para construir su felicidad y de los demás a largo plazo o no.

 Se reitera el siempre buscar a un especialista en el tema de travestismo. Para aclarar cualquier


duda e inquietud, así como para acompañar a las personas involucradas en el travestismo. No
todo psicoterapeuta, psiquiatra o sexólogo/a domina el tema.

Orientaciones Terapéuticas.

El enfrentarse a lo desconocido siempre es difícil para la gente, y en especial cuando el contexto


sociocultural no brinda las herramientas necesarias para poder comprenderlo. Y hablando en cuestión
de la sexualidad humana, a lo largo de la historia ha sido blanco de las ideologías del poder y ha traído
como consecuencia la exclusión de las diversas formas de expresar el ser.

Otro factor donde deviene el rechazo al travestismo es desde la construcción de los géneros. En la
actualidad nos podemos sorprender y aplaudir al ver a una mujer que sea arriesgada, fuerte, astuta y
que manifieste ciertas actitudes y destrezas consideradas de los hombres; Por ejemplo están aquellas
historias y películas dónde las heroínas pueden vencer a enemigos muy fuertes, utilizar con destreza
armamentos muy sofisticados y siempre verse bellas y atractivas conforme al estereotipo vigente; en
cambio, cuando se trata de un hombre que utiliza prendas, accesorios y ademanes considerados
exclusivos de las mujeres, salta si no el rechazo definitivo, si surge la burla y la mofa. Y esta es la
clara manifestación del machismo imperante en nuestra sociedad, con lo que queda que siempre será
deseable tener y/o aspirar a ese estatus “elevado” de lo masculino, y es por eso que una mujer al ser
considerada una heroína es porque tiene ciertos atributos masculinos, pero si un hombre quiere adoptar
atributos que caen dentro de la categoría de lo femenino, al ser considerada la mujer como algo con
poco o nulo valor dentro de la sociedad falocrática, es claro que todo hombre no puede buscar
“rebajarse” a la categoría femenina y se le castiga con el rechazo y estigma social. Dentro de esta
ideología social no solo son los hombres quienes aplicarán el castigo hacia los travestis, sino también
las mujeres y curioso es que también están algunas mujeres que se identifican así mismas como
feministas.

Debe quedar claro, que ante la manifestación y rechazo hacia la diversidad sexual no existen
culpables, todas las personas implicadas son víctimas de una cultura que no ha dado lugar a las
diferentes manifestaciones de la sexualidad; por otra parte, hay que remarcar que es responsabilidad de
todos y todas el cómo se va a reaccionar ante la manifestación de la diversidad sexual. Hay personas
de la comunidad LGBTTTI que reclaman a la sociedad el que no les acepta y que les violentan, sin
embargo, el reclamo que realizan los y las activistas en ocasiones resultan agresivas a las demás
personas. No es posible imponer la aceptación, ya que imposición y aceptación son dos términos que
se anulan entre sí, por lo tanto es indispensable el educar para abrir mentes y caminos a la aceptación.
75

Y ésa es la razón principal del presente trabajo.


Página

Con las respuestas manifestadas en el cuestionario aplicado a los varones travestis, queda claro el
conflicto en tener que travestirse para no sentirse mal y saber que las personas de su entorno
simplemente no se lo verán bien y será criticado y juzgado, sin embargo también es confrontante para
quien sea pariente, amistad o pareja de aquél hombre travesti que es sorprendido o bien comparta su
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

práctica. El conflicto vivido por ambas partes, ya sea que se externe o no, tiene su origen en toda la
historia que ha tratado al travestismo y demás expresiones de la diversidad como algo realmente
indeseable.

Pero la pregunta que salta, es el cómo y qué hacer ante esta situación tanto para el varón travesti y las
personas que saben y conviven con él cotidianamente.

Recordando que ningún hombre de la noche a la mañana dirá con toda seguridad “quiero ser travesti”,
ya que esto implica toda una serie de sentimientos y sensaciones que van mucho más allá de la
vestimenta y manerismos considerados como femeninos. Es necesario identificar cuáles son las
principales necesidades que un travesti tiene para con su práctica. Con base en las investigaciones
realizadas y en entrevistas informales con la comunidad travesti.

Lo que necesita el travesti esclarecer para sí mismo:

 Para qué lo hace, mas no el por qué, ya que esta última pregunta simplemente hasta el día de
hoy no tiene respuesta y por ello generará más confusiones y conflictos internos.

 El saber si se identifica como hombre o mujer. No es lo mismo sentir placer al vivir la


feminidad que el sentir que es mujer transexual o transgénero. Si es especialista en salud, para
saber si se es transexual un diagnóstico de disforia de género podría ayudar, sin embargo éste
tiene sus limitantes ante ciertos casos de trasgénero.

Estos cuestionamientos son importantes y de no poder aclararlos por sí mismo, es recomendable


solicitar la ayuda de un especialista en este tema.

Estos conflictos tienen en la mayoría de los casos, su origen en las estructuras de la construcción del
género, que están muy arraigadas en la psique de las personas y por ello no siempre son fáciles de
franquear.

Para poder dar una atención ética y profesional es indispensable formarse en este tipo de casos,
además de obtener la metodología y conocimientos, es importante el trabajar con las creencias y
prejuicios propios. Una máxima en Sexología es:

“Antes de meterse con la sexualidad de una persona, primero hay que meterse con la propia”.

Para el/la especialista que desee ayudar a un travesti es necesario:

 En primera instancia, tener una clara visión del cómo se da la construcción de género en el
contexto sociocultural del travesti y comprender el cómo le está afectando esta carga cultural
con su practica travestista y desde esa plataforma se le ira explicando las posibles alternativas
de ser él mismo, es más importante trabajar el para qué le sirve travestirse e ir rescatando todas
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las partes positivas que le da su practica travestista, no olvidando que el hombre travesti
consciente o inconscientemente, se siente fallido ante lo que socialmente se le espera cómo
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hombre. Una terapia breve centrada en soluciones podría ser recomendable.


El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

 Cuando la persona travesti se presenta con muchas confusiones en su personalidad, es


recomendable que se le permita realizar ensayos en su imaginario del cómo sería su vida y
como percibe que se podría sentir al estar viviendo totalmente en el rol e identidad femeninos y
en el rol e identidad totalmente masculino, sin travestirse más. Esto podría permitir el que el
travesti se dé cuenta si lo que siente en medio de sus confusiones sobre su personalidad, es solo
parte de una mezcla entre fantasía y sus esquemas rígidos de género o es una realidad. En el
caso de que los ejercicios de imaginación no den resultados, se le puede pedir que se travista a
solas, delante de quien le está apoyando, eso permitirá evaluar el cómo se siente ante su
práctica dónde alguien más sabe de su travestismo. La aplicación de focalización sensorial
puede ayudar.

 Cuando al travesti le resulta muy conflictivo entre tener que decidir entre ser “hombre” o ser
“mujer”, se le puede explicar sobre los géneros supernumerarios y que existen diferentes
alternativas de ser “hombre” o de ser “travesti”, y es el apoyarle a que el peso sociocultural le
afecte lo menos posible, esto mediante la reestructuración de su construcción de género. La
reeducación en las concepciones del género facilitará esta labor.

 En los casos cuando la preferencia sexo-genérica sea una molestia, es recomendable explicarle
la definición de preferencia y la tabla de la preferencia Sexo-Genérica, para que la persona
travesti se ubique por sí misma y vea todas las posibilidades de ser. Quitando los conceptos de
homosexual, bisexual y heterosexual que también tienen una pesada carga social.

 Apoyarle a que tenga un proyecto de vida bien definido y que abarque todos los aspectos
principales de la vida, como trabajo, familia, amistades, vivienda, salud, esparcimiento y que
no solo esté focalizado en la identidad y/o erotismo aunque también son importantes. Esta parte
es importante ya que se quitarán las fantasías que en varios travestis son constantes
distractores. La experiencia clínica demuestra de manera muy acentuada y constante, que el
travesti recurre a la fantasía como forma de enfrentar/evadir su realidad, esto pudiendo
responder a una homofobia internalizada, o a la ansiedad que le genera su entorno y su propio
imaginario. El bajar la ansiedad y la auto-homofia permitirá ir trabajando en la realidad.

 Sin el caer en la autorepresión, debe quedarle claro que si es su verdadera necesidad el expresar
abiertamente su personalidad travestisa, debe tener en cuenta que como tiene el derecho a ser,
igualmente lo tendrán las personas que le rodean a aceptarle y no es recomendable que caiga en
querer “forzar” a los demás a que le acepten, esto en especial cuando vive con su pareja y/o
familia. La intervención clínica en pareja y/o familia estaría enfocada en encontrar las
soluciones y conciliaciones pertinentes a quienes están involucrados directamente.

 Requiere de aprender a comprarse su ropa y accesorios, hay quienes requieren de discreción,


afortunadamente ya se están abriendo empresas para la adquisición de todo tipo de prendas y
accesorios para travestirse, los cuales ofrecen calidad y discreción ya que la compra es por
internet y entrega por mensajería. Además de esto, tienen también la necesidad de aprender a
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combinar ropa, conocer las tendencias de la moda femenina, aprender a maquillarse, a caminar
y entre varios detalles que cada persona irá anexando a travestismo conforme a sus vivencias le
Página

vayan dando. Aclarando que no todos los travestis buscarán tener una transformación total, ya
que podría querer usar vestidos o blusas sin maquillarse o sin usar peluca, o bien solo usar ropa
interior femenina, la vivencia del travestismo no solo es una.
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Necesidades de familiares y parejas de travestis.

Además de tener presentes las necesidades que tienen los hombres travestis, es preciso tener en cuenta
las que tienen quienes son cercanos al travesti. Cuando un varón se anima a decirle a alguien más
sobre su travestismo, es porque seguramente ya haya resuelto algunos puntos de conflicto en él, en
ocasiones cuando la mamá o la esposa escuchan esto, las formas de reaccionar son diversas y al igual
que el travesti en un principio, lanza las peguntas sobre si es homosexual, si se siente mujer y si su
hombría es muy poca o por qué ha estado engañando a todo mundo. Estas reacciones pueden generan
puntos de tensión en las relaciones familiares, que si no se cuenta con la suficiente información pueden
desencadenar episodios de violencia en diferentes formas y llevar a la expulsión o marginación del
hijo o la separación de la pareja, según sea el caso. Las recomendaciones son:

 Es importante también escuchar a madres, padres y esposas, ya que no siempre es algo fácil de
enfrentar, no hay que olvidar que desde la construcción del bipolarismo del género, se han
creado expectativas de vida para todos los hombres y en el momento que se ven amenazadas
es, para muchas personas en un principio, confrontante. La escucha activa y la empatía de
primer grado son recursos recomendables.

 Es cierto que se dan casos donde la falta de elementos cognitivos y emocionales, pueden
generar homofobia y/o transfobia, las cuales dependiendo de la persona que las vive, pueden
llegar a ser muy peligrosas; por otro lado, también las reacciones violentas y explosivas ante el
travestismo de un familiar, se da por el miedo a que sea lastimado por otras personas, o bien a
que la sociedad lo rechace y le niegue oportunidad de desarrollo o el miedo a contraer alguna
Infección de Transmisión Sexual que ponga en riesgo su vida. El trabajar con las creencias al
respecto y la reeducación en estos temas permitirá dar tranquilidad.

 Existen madres, padres y esposas que saben del travestismo de su familiar, sin embargo lo
toleran poniendo como condición que no lo hagan ante la vista de ellos. Éste en ocasiones es
otro punto de tención ya que como se ha visto en el presente estudio, hay travestis que desean
ser vistos y aceptados por sus familiares cercanos. Se recomienda seguir las instrucciones de
Dezelme y Jones (2001), que describe la terapia de pareja donde el esposo es travesti, hacerle
sentir el “control” de la situación a la esposa, para que poco a poco se lleve a la pareja a
aprender a negociar los momentos de travestismo. Se sugiere del mismo modo, que es
necesario escuchar activamente a ambas partes y brindar alternativas de solución desde las
necesidades de ambos, teniendo siempre que será no óptimo el generalizar en todos los casos.

Es importante resaltar que tanto los travestis y sus familiares cercanos, ya sean madres, esposas,
padres, hermano/as y amistades; se vive en un conflicto existencial ante este comportamiento. El
proceso de reaprendizaje de las estructuras del género, es una tarea que tendrían que tomar todas las
personas implicadas de manera directa e indirecta con el travestismo. He atendido a parejas que
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aceptan abiertamente el travestismo de su compañero, y no me refiero a una tolerancia distante, es


compartir y disfrutar ambos del momento del travestismo de la pareja. Hay quienes disfrutan desde el
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ir ambos a comprar lo que usará, el preparase frente al espejo y ayudar a la pareja travesti a su
transformación y el sentirse contentas con el resultado de la transformación ya sea en público o en
privado. En ocasiones se añade al repertorio de los posibles juegos sexuales de la pareja,
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

convirtiéndose en una Expresión Comportamental de la Sexualidad al ser un Estímulo Sexual


Efectivo.

Por otro lado, cuando el travestismo es aceptado en la familia, he podido conocer casos donde la
hermana o la prima ayuda a la transformación de su familiar travesti, para que su apariencia final sea
lo más satisfactoria para ambas y lucirse en el lugar de reunión con todo orgullo; otro ejemplo, es el
chico que al ver a su hermano totalmente travestido le invita a bailar.

Estas observaciones directas que he realizado en la convivencia con la comunidad travesti, me han
percatado que la aceptación abierta de las personas importantes para el travesti, ayuda de gran manera
a integrarse y equilibrarse en todos los aspectos de su vida. Asimismo, esta aceptación no es
estereotipada, dónde sustituye una etiqueta por otra, no es ver en el travesti a una “nueva mujer” a
menos que la identidad psicosexual de la persona en cuestión nos indique otra situación diferente al
travestismo. El travesti sigue siendo ese mismo hombre y no necesita de cambios radicales y
permanentes en su transformación. Con base en esto, debe quedar claro que aunque alcance una
apariencia y comportamientos muy femeninos, que pida se le dirijan con un nombre femenino y en ese
momento se desenvuelva como una mujer más en el evento/momento, sigue siendo hombre y está
consciente de ello.

Muchas de las confusiones y problemáticas que tiene el travesti, radican por la falta de comprensión
del gran potencial que tiene para expresar su feminidad y masculinidad, con la ayuda adecuada, el
travesti puede dominar las expresiones del género al grado de poder resignificarlo en su persona, o
bien, poder ejercerlo a su gusto. Los límites entre lo masculino y lo femenino no existen para el
travesti y puede acceder a las polaridades del género como ninguna otra persona puede hacerlo. Y eso
es un don natural que tienen.

Es indispensable que en todo momento, no se olvide que el hablar del travestismo es hablar de seres
humanos, que son personas que tienen una historia de vida, sentimientos, sueños, ilusiones,
necesidades y derechos como todos los seres humanos sin excepción. Quedando en claro que el
estudiar el travestismo, así como cualquier comportamiento humano, no es el estudio de algo
abstracto o inanimado, es encontrar explicaciones que les sirvan a las personas para el bien estar de sus
propias vidas. Y no se busca en ningún momento el justificar al travestismo, es dar información que
permita tomar acciones en favor de la felicidad a largo plazo de estas personas y sus seres cercanos.

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El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

Capítulo 9

La humanidad por naturaleza es diversidad.


Comentarios finales.
Tratar de dar conclusiones en este tema es difícil, más bien, me parece que en vez de hablar de
conclusiones se estará hablando de varios posibles inicios y continuaciones.

Esta obra ha abordado desde un nivel exploratorio diversos temas que dejan varias preguntas al aire
como son: la conformación de la identidad psicosexual en los seres humanos, replantear las
concepciones sobre los géneros, analizar más a profundidad la vivencia y definición de las personas
transgénero, definir lo masculino y lo femenino, buscar si en verdad se puede hablar de factores
ontológicos del travestismo y del transgénero o son parte „natural‟ de lo humano, qué elementos
tienen las mujeres que aceptan a sus parejas masculinas que son travestis e incluso lo disfrutan, dar
alternativas en psicoterapia para hombres travestis y que elementos tiene una sociedad para tener
hombres travestis y así como las identidades en el continuo de género y los géneros supernumerarios.

Tal como es el método científico, no se buscan verdades absolutas sino respuestas y más interrogantes,
parece ser que el presente trabajo ha cumplido con esa expectativa.

El estudio de la vivencia del travestismo es complejo por los diversos conceptos socioculturales que
pone en tela de juicio conforme la experiencia lo ha mostrado, para el grueso de la gente es difícil
enfrentarse a situaciones que rebasan la comprensión, ya sean o no especialistas del comportamiento o
salud humana, muchas veces éste tema del travestismo, incluyendo a la transexualidad y al
transgénero, no se cuenta con las herramientas suficientes para poder atender y apoyar a éstas
personas. Y es parte natural de los seres humanos buscar tener algún referente para poder enfrentar
situaciones desconocidas y es cuando se echa mano de los prejuicios, que son resultado precisamente
de la falta de información objetiva ante estos temas desconocidos y no hay que olvidar que hacen uso
de los prejuicios hasta los profesionales de la salud mental.

Sin embargo el aferrarse a los prejuicios e incluso tomarlos como una verdad, lo único que se logra es
obstaculizar el avance de investigaciones serias y científicas que nos aporten datos y que nos permitan
tomar acciones que sí ayuden al desarrollo óptimo e integro de los seres humanos de una forma digna.
Otra situación que acarrean los prejuicios son la marginación, el rechazo, la violencia e incluso todo
esto lo vive la misma persona de manera autónoma, es decir, él mismo se convierte en su propio
verdugo autodiscriminándose, reprochándose así mismo, lo que al paso de algún tiempo puede ponerle
en situaciones de riesgo como adicciones de todo tipo, prácticas sexuales de riesgo y/o conductas
suicidas que en cualquier momento pueden ser efectivas.

En nuestros tiempos han existido muchas confusiones al respecto del travestismo, ya que si buscamos
la palabra travesti en un buscador de Internet, entre otras aparecen sitios con imágenes y texto sexual
explicito, en cuyas descripciones e imágenes pocas muestran el travestismo tal como es, de hecho casi
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todas las imágenes son de personas transexuales o transgénero; Ahora esto trae como consecuencia
que el público tenga un concepto e imagen errónea sobre lo que es el travestismo y sinceramente
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también una visión muy corta y prejuiciosa de lo que es la transexualidad. No se puede hacer de lado
la realidad de que todos los materiales de sexo explicito dan información, aunque no correcta y
siempre estereotipada, sobre la sexualidad y esto toma fuerza cuando los especialistas y centros de
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

documentación no brindan la información objetiva que las personas buscan y el resultado es que la
población se queda con explicaciones estigmatizadas y lejanas de la realidad.

Ser travesti para un varón no es algo fácil en el contexto social en el cuál vivimos, ya que existe un
molde ya prefabricado socialmente para todos los varones que nazcan en este grupo social, el cual
tiene bien delimitados todos sus rasgos y funciones, a los que el individuo asignado desde su
nacimiento como varón debe acatar y ajustarse. Cuando un varón descubre su gusto por el travestirse,
éste ya tiene introyectadas todas las normas del género masculino y se da un verdadero choque entre el
deber ser y esta “rara” atracción por las prendas asignadas socioculturalmente exclusivas de la mujer.

Debe de quedar claro, y es lo que se ha buscado a lo largo de este trabajo, que un hombre no de
momento decide vestirse de mujer nada más así y mucho menos buscará inmediatamente salir a la
calle a “lucirse” o a buscar encuentros sexuales con hombres. Es todo un proceso el cuál no está bien
claro el porqué de este comportamiento, pero ni todos los que se travisten lo hacen por completo, ni
todos salen a la calle y no todos buscan relacionarse sexualmente con hombres y menos desean vivir
como mujeres de manera definitiva aunque así lo lleguen a fantasear con recurrencia.

Este tema ha sido y es controversial para la sociedad y especialistas de la salud mental que lo han
afrontado, el hecho de que en los tiempos modernos se le considere como una enfermedad mental,
viene de que los primeros especialistas que atendieron este tema fueron médicos, los cuáles desde su
formación profesional buscan la normalidad en la salud, lo que da como resultado la búsqueda de la
homogenización, y esto es bastante bueno si hablamos de niveles de colesterol en nuestra sangre o de
la presión arterial, pero en cuestiones relacionas a las sexualidades humanas es un error. Por lo tanto,
no es posible señalar que todas las personas deben de comportarse de una manera específica y
delimitada por el hecho de ser mujer u hombre, ya que como la teoría feminista bien ha aclarado que el
ser mujer y el ser hombre no es algo natural sino es resultado de los constructos sociales vigentes en
una época.

Igualmente es necesario quitar el error de quién puede ser un travesti, ya que puede serlo cualquier
persona, un estudiante, un médico, un ingeniero, un docente, un militar, un político, un sacerdote, un
obrero, un taxista, un jugador de futbol americano, etc., es decir, no tiene que ser un hombre que se
considere poco viril o de alguien que dude de su masculinidad, y no es alguien que desea convertirse
en mujer y vivir como tal, un travesti es un hombre que tiene un gusto y necesidad sensorial por usar
prendas consideradas socialmente como femeninas, no puede evitar el hacerlo y no es pasajero.

La sociedad ha sido nuestra mejor arma y herramienta de sobrevivencia ante un mundo que en un
principio nos fue atemorizador, el vivir como grupo social nos ha hecho fuertes y nos ha llevado
mediante el estudio y comprensión de la naturaleza en diversas áreas a realmente dominarla. Es
nuestra obligación como seres humanos que no permitamos que nuestra herramienta de supervivencia
se nos voltee en nuestra contra, no podemos permitir que nuestro ideal de grupo social sea que todos
nos comportemos y pensemos de igual forma, es indispensable que no olvidemos que lo que nos ha
dado fuerza como especie, es que somos diversos, un grupo de leones siempre se comportarán todos
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como leones, lo mismo una parvada de pájaros siempre se comportarán como pájaros, pero los seres
humanos solo podemos comportarnos como seres humanos, esto es siendo diversos, diversidad que da
Página

fuerza a esta unidad llamada sociedad. Por lo tanto, no podemos simplemente rechazar y juzgar a
aquellos seres humanos que supuestamente “no cumplen con la norma”. Estas personas realmente
sufren por no poder cumplir con las exigencias del estereotipo del género, todos en un momento de sus
vidas han pedido algún tipo de ayuda, pero en la mayoría de los casos han encontrado oídos sordos a
El Ser del Travesti M.S.E.. Eduardo Granados Vallejo.

sus peticiones de apoyo y si sumamos esto a las demás y bien conocidas problemáticas sociales como
el hambre, pobreza extrema, violencia, deterioro del medio ambiente, corrupción etc., estamos en
riesgo como grupo social. El presente trabajo es una pequeña aportación para salvar la integridad y
funcionalidad de la sociedad humana.

Aún hay mucho camino por recorrer, hacen falta más investigaciones desde diferentes disciplinas e
incluso interdisciplinarias, estamos en el tiempo preciso para abrirnos paso a una investigación en la
sexualidad humana sin prejuicios, con una filosofía de las ciencias que sea encaminada al porvenir y
evolución de la humanidad, que los aportes de los y las especialistas de la ciencia sirvan a todos los
seres humanos precisamente a convertirnos en verdaderos seres humanos, haciendo a un lado todo
moralismo extremoso, intereses individuales, monetarios o de poder. Y que la ciencia sea una
herramienta de humanización para los humanos. (Granados, 2008).

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ANEXOS

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Tabla de la Preferencia Sexo-Genérica. Todos los Derechos Reservados © 2010.


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Continuo del Género. Todos los Derechos Reservados © 2010.


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