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TRABAJO DE GRADO
Asesor:
Jairo Enrique Gallo Acosta
Asesor:
Jairo Enrique Gallo Acosta
Abstract: The article proposes a theoretical reflection rooted in the Colombian context
on the impact of neoliberalism on the subjectivities of happiness and in turn provides a series of
analytical elements that evaluate the way in which it is transformed into an ideology being used
as a form of power that allows a control of the subjects so that their actions are oriented in the
principles that support this political-economic theory. Likewise, it elucidates the role of
psychology as an ideological apparatus of the State to safeguard the fallacy of happiness, giving
an account of the way in which its epistemological sense has been lost and the fundamental thing
that is to reinvent it in favor of the communities.
Pese a que la Felicidad cuenta con ciertas características en común para las personas
como tener las necesidades básicas suplidas, resulta ser subjetiva, cada persona tiene nociones
diferentes de lo que sería quizá debido a esto no se ha podido llegar a un consenso que describa
con exactitud lo que es, como lo refiere Margot (2007, p.1): “la Felicidad está ligada a una
apreciación personal, una apreciación subjetiva que varía según la condición social, el grado de
cultura, la edad, etc.”, sin embargo no impide que su concepción sea moldeada de acuerdo con
las necesidades del contexto.
Algunas personas creerían extraño concebir la Felicidad como ideología y más aún si se
encuentra en un estado de alineación, ya que se considera como algo innato en el ser humano que
es fundamental para darle sentido a la vida (Cabanas, 2013), un elemento de motivación que
garantiza la satisfacción de la existencia por lo que imaginarle como una ideología que se
construye para favorecer los intereses neoliberales resulta ser antagónico.
De ahí el objetivo principal de la construcción del artículo es explicar el modo en el que
la Felicidad más allá de ser liberadora y brindar satisfacción es un método de poder y control
implementado para garantizar el funcionamiento de la sociedad neoliberal permitiendo conservar
a los sujetos en un estado de alineación que los mantiene ciegos en razón a la realidad de la que
son parte y por ende evita que por medio de la conciencia se generen malestares que a su vez
propicien la resistencia a la sistema actual.
La hegemonía del neoliberalismo se evidencia cuando pese a las múltiples falencias que
se encuentran en la implementación de este modelo no se ha optado por cambiarlo debido a que
la mayor parte de la población se encuentra en un estado de pasividad producto del engaño
infundido durante años mediante ideologías impuestas por las minorías beneficiadas “clases
altas” con el fin de seguir obteniendo favorabilidad, resultando menester la difusión colectiva de
conocimiento que muestre la realidad en la que se encuentra inmerso cada uno de los
colombianos y abolir la ignorancia que ciega, de este modo emerjan movilizaciones sociales que
a su vez derroquen el paradigma del individualismo.
Siguiendo esta línea, la imitación tiene como objeto no sólo una acción completa sino
situaciones que inspiran temor y compasión, y estás surgen con mayor intensidad cuando se
presentan contra lo esperado (Aristóteles, 335 a. C. como se citó en Alés, 2007), teniendo en
cuenta lo referido cuando algunos sujetos se salen de los lineamientos realizados por la elite
dominante son castigados y así se infunde miedo para que no sólo se ancle el mensaje de que el
hecho de salir de la ley implica dolor y por ende se debe seguirla resultando esto más benéfico,
sino que también este acto origine miedo a aquellas personas en desacuerdo con la alineación,
para que tiendan a alinearse nuevamente y aquellos que presenciaron tal castigo sin ejecutar
ninguna acción disruptiva con el sistema obtén por una posición pasiva producto del miedo que
surge con la visualización del acto de violencia perpetrado al Otro y así se conserve la estructura
del sistema.
En medio del neoliberalismo que rige a Colombia, una vez utilizado el miedo como una
forma de poder para mantener el control de la polis, se implementa la noción de “Felicidad” a
través de los aparatos ideológicos del Estado (término acuñado por Althusser, 1970) la familia, el
colegio, la iglesia, etc., funcionando como un efecto placebo que en realidad no le genera
satisfacción ni una mejora en la “calidad de vida” en los sujetos, sino que siendo un ungüento
permite el mantenimiento del desequilibrio social; si no se vendiera la noción de satisfacción, se
generaría un malestar global que probablemente daría paso a la enajenación produciendo una
ruptura del sistema neoliberal que orienta a Colombia.
Es entonces cuando los ideales de la Felicidad llegan a la vida de los colombianos como
una luz que ilumina su oscuridad, como ese salvavidas que destruirá el sufrimiento y hará de sus
vidas algo mejor, pero dicha Felicidad sólo depende de cada sujeto en el cual recae la
responsabilidad de generar acciones en pro de la obtención de la misma haciendo uso de sus
potencialidades, no depende de su contexto ni del sistema del que hace parte sino de sus recursos
internos siendo los únicos determinantes del nivel de Felicidad que alcance o en contraposición
del nivel de sufrimiento que se efectué; el protagonismo de esta obra enfocada en la ganancia de
la Felicidad lo tiene cada sujeto individualizado y no habrá otro elemento ajeno a su psiquismo y
corporalidad que pueda influir.
Desde otra mirada, implementar el criterio de Felicidad es un uso político que resulta ser
una estrategia de distracción para que pasen desapercibidas deficiencias estructurales importantes
de las políticas, convirtiéndose en una maniobra de distracción para disfrazar las irregularidades
del sistema (Cabanas e Illouz, 2019), se infunde la idea de que las condiciones inequitativas y la
desfavorabilidad de los sujetos en comparación a los que se benefician del sistema político-
económico es producto de que los primero no han tenido la capacidad de cumplir con el perfil
del emprendedor productivo y consumista que se establece con el capitalismo y esto a su vez es
la causante de su desdicha, entonces la inconformidad de los sujetos se fija en sí mismo y no en
la estructura gubernamental, económica y política, lo cual exonera al gobierno de
responsabilizarse de las deficiencias del mismo acosta de la culpabilidad de los sujetos.
Para que dicha ideología de la Felicidad fuera infundada se hace uso de un discurso que el
sujeto debe recibir desde temprana edad, es en ese momento más que en cualquier otro en donde
puede ser moldeado y marcado el sujeto con el sello que se quiere estampar a cada uno,
moldeando sus almas más que sus cuerpos, según lo comentaba Platón (380 a. C), debido a las
características del infante es más fácil que absorba los comportamientos que se le inculcan en el
exterior, ya sean desde su núcleo familiar, su contexto educativo, en su interacción con Otros,
tendiendo a adquirir un comportamiento imitativo que se acople a los parámetros previamente
establecidos y a conveniencia de las élites dominantes.
Para que la ideología de la Felicidad sea infundida se hace uso de discursos a lo que
Focoult (1998) denominaría como comunicaciones reguladas que incluyen exhortaciones,
lecciones, signos codificados de obediencia, marcas diferenciales del “valor”, dicha
comunicación va acompañada de una serie de procedimientos de poder como recompensas y
castigos, encierro, vigilancia, jerarquía piramidal. Este discurso se puede evidenciar en cada uno
de los contextos en los que el sujeto está inmerso e inclusive en los objetos con los que interactúa
como programas de televisión, caricaturas, publicidad, juguetes etc., siendo transmitido de forma
sutil para que no le resulte adverso al receptor, debido a la constancia de su emisión se vuelve
algo habitual a tal punto los discursos y actos realizados de forma directa e inclusive agresiva
cuya finalidad es estereotipar el comportamiento de los sujetos no son puestos en análisis sino
por el contrario se reciban sin ningún tipo de censura.
La economía de la Felicidad
La Felicidad está articulada con el bienestar subjetivo, según refiere Esteve (2000; citado
por De los Ríos, 2017), resulta ser abstracta, desde una categoría individual consiste en la
conciencia que tiene el sujeto de tener satisfechas la mayoría o la totalidad de sus necesidades
privadas incluyendo las sensaciones agradables percibidas de su entorno. En conjunto, a finales
del siglo XVIII y principios del XIX surge el concepto de utilidad cuando los economistas
querían encontrar un indicador de bienestar de los sujetos, donde lo fundamental se hallaba en la
relación que existe entre el valor de los bienes y la utilidad derivada del consumo, siendo vista la
utilidad por economistas, psicólogos, políticos y matemáticos como placer, satisfacción de una
necesidad o como un resultado (De los Ríos, 2017).
Teniendo en cuenta que los sujetos durante su proceso de crecimiento han estado
inmersos en una infinidad de ideologías cuya finalidad es generar un control y así conservar el
modelo político económico implementado a favor de ciertas minorías poseedoras de alto status
económico, se encuentran totalmente alineados, cegados por los ideales de productividad,
consumo y emprendimiento nublando su conciencia produciendo según refiere Vásquez (1992)
mirones, sujetos que en medio de un afán por el placer buscan su satisfacción rápida sin
permitirse hacer un análisis del objeto deseado para determinar si realmente le satisface,
dejándose llevar por la emoción eligiendo objetos de los que en últimas se termina aburriendo
con facilidad e iniciando la búsqueda de un nuevo objeto de satisfacción.
Las características de los mirones son bien aprovechadas por las industrias, a diario se
fabrican productos que luego de estar en el mercado se someten a transformaciones para suplir
las carencias de satisfacción de los consumidores producto de una toma de decisiones mediada
por la búsqueda de un placer ipso facto, un ejemplo de ello son las industrias telefónicas, sacan al
mercado un celular cuya descripción atrae la atención del sujeto puesto que en él pueden obtener
Felicidad convirtiéndolo en objeto de deseo, se permite la adquisición de la mayor cantidad de
unidades posibles por parte de los consumidores, luego ello y partiendo del hecho de la facilidad
de aburrimiento del mirón y su búsqueda curiosa de un nuevo objeto satisfactor se lanza al
mercado un celular que difiere al anterior en detalles que en la mayoría de casos son
insignificante y es en este objeto nuevo en el que se enfoca el deseo del sujeto llevándole a su
posesión. Esta búsqueda de satisfacción del placer del sujeto que termina siendo fugaz que
esconde su propia autodestrucción y en medio de ello las élites dominantes se benefician;
mientras los sujetos se endeudan para lograr obtener sus objetos de deseo, los ingresos para los
empresarios van en aumento resultando ser altamente rentable la creación de sujetos de consumo.
La Felicidad ficticia que vende el sistema mantiene drogados a los sujetos para que no
vean la realidad y de este modo el dolor que conlleva se sienta con menor intensidad; esto se
logra haciéndonos consumidores (Hernández, 2017). Mientras que los sujetos consumidores
sigan en esa búsqueda desenfrenada de placer propiedad de la Felicidad no van a generar
conciencia de su realidad, estarán inmersos en un contexto social, político y económico
desfavorable, manteniéndolo debido a su ignorancia y funcionando como maquinas a disposición
de un ente de control que abastece su poder por medio del sufrimiento de sus subyugados.
Gráfico 2.
Si se observa bien, los libros de autoayuda son los que mayores ventas tienen debido a su
relación con las ideologías que se han implantado por el sistema, estos libros pretenden desde
una perspectiva positivista motivar a los sujetos devastados por las exigencias de su contexto a
ver el lado favorable de sus vidas, a empoderarlos como constructores de su Felicidad, reiteran el
modo en el que potencializar sus habilidades les permitirá lograr lo que tanto anhelan, los
convierte en superhéroes de su propia vida, todo lo pueden si lo sueñan, ese arsenal de mentiras
les da una luz esperanzadora en medio de sus condiciones nefastas, en donde el sufrimiento es a
causa de cada sujeto y al ser él el responsable, por medio de sus capacidades personales puede
abolirlo y construir la Felicidad; según Gallo (2015, p.69): las técnicas de autoayuda plantean
que ese objeto es el mismo sujeto, es decir, el sujeto es quien ahora debe hacerse cargo de sí
mismo. Este discurso motivacional es de gran utilidad para el neoliberalismo, el sujeto se limita a
cuestionarse a sí mismo sin incluir el papel del sistema y el sistema absuelto de crítica, de juicio
puede seguir haciendo de la sociedad lo que le plazca sin importar que sólo una minoría sea
beneficiada acosta del padecimiento de los Otros.
Las ideas que se venden por medio de la autoayuda convierten al sujeto en un ser
“motivado” con un sinfín de habilidades que lo dotan del poder suficiente para lidiar con las
problemáticas de su diario vivir, dicho sujeto empoderado inicia su lucha en medio de una
sociedad caótica, como su meta final es la autorrealización, guiado por los estatutos del
neoliberalismo debe iniciar su travesía hacia una futura Felicidad que sólo obtendrá siendo un ser
emprendedor y productivo, dicha productividad se refleja en su capacidad de producir en una
empresa la cual “aumentará su poder adquisitivo”, pese a que implique su explotación desmedida
ya que este es el precio de adquirir todos los objetos de deseo estipulados por el capitalismo
como proveedores de satisfacción y bienestar. En efecto la autoayuda infundida desde la
psicología resulta de útil para el capitalismo como formadora de sujetos emprendedores que en
realidad se convierten en máquinas productivas con un psiquismo nublado por las falacias del
sistema.
Conclusiones
El concepto de Felicidad pese a ser subjetivo y darse por sentado siendo considerado una
condición innata de los sujetos es constantemente moldeado por las condiciones históricas,
políticas y sociales en las que se encuentra el sujeto, funcionando como herramienta para
encaminar el accionar de estos en pro de las minorías dominantes.
Así mismo el nivel adquisitivo obedece a la cantidad de ingresos del sujeto, es entonces
cuando se necesita ser un sujeto productivo en una empresa para poder obtener un salario el cual
puede no sea acorde al trabajo realizado pero le permite adquirir los objetos deseados y por ende
un placer que suele generar una satisfacción momentánea, esa búsqueda desenfrenada del sujeto
por la Felicidad materializada en objetos de consumo genera gran rentabilidad a las empresas
puesto que pueden sobrecargar a sus empleados sin que esto le repercuta costos significativos.
Muchos son los aparatos ideológicos implementados por el Estado como herramientas de
control para implantar en los sujetos las nociones que deben ejecutar con el fin de garantizar el
mantenimiento de la estructura neoliberal, entre ellos se encuentra la psicología que al estar
alineada infunde en sus teorías y praxis ideales de autorrealización, autoayuda, empoderamiento,
individualización, etc., que suplen las demandas del sistema. Como lo mencionaba Martín Baró
(1990), es necesaria la creación de una psicología de la liberación que se libere de la propia
psicología, pero para realizarlo es menester crear una nueva epistemología basada en el
replanteamiento teórico y práctico desde la vida de los pueblos, sus aspiraciones, sufrimientos y
luchas. Una psicología que surja de la mano con el pueblo que tome contraposición a las formas
de poder dominantes y esclavizadoras, una psicología crítica permeada, con una postura crítica
frente a los factores que influyen en el sujeto y pueda surgir como generadora de conciencia,
como herramienta de cambio a favor de la comunidad.
Referencias
Althusser, L. (1970). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos
Aires: Nueva Visión. Recuperado desde: https://www.marxists.org/espanol/althusser/1970/iv.htm
Foucault, M. (1998). El sujeto y el poder. Revista Mexicana de Sociología, Vol. 50, No.
3. (Jul. - Sep., 1988), pp. 3-20.
Platón (380 a. C). La Republica. Libro II. Madrid: Edición de Patricio de Azcárate, tomo
7.
www.fuhem.es/media/ecosocial/File/Entrevistas/Entrevista_a_Jorge_Riechmann_SalvadorLópez
_Arnal.pdf