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LA FALACIA DE LA FELICIDAD EN CONTEXTO COLOMBIANO

TRABAJO DE GRADO

Karen Lorena Galeano Santamaría

Asesor:
Jairo Enrique Gallo Acosta

Universidad Cooperativa de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Programa de Psicología
Bogotá D.C.
2019
LA FALACIA DE LA FELICIDAD EN CONTEXTO COLOMBIANO
TRABAJO DE GRADO

Karen Lorena Galeano Santamaría

Asesor:
Jairo Enrique Gallo Acosta

Universidad Cooperativa de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Programa de Psicología
Bogotá D.C.
2019
LA FALACIA DE LA FELICIDAD EN CONTEXTO COLOMBIANO

Karen Lorena Galeano Santamaría

Resumen: El artículo propone una reflexión teórica arraigada al contexto colombiano


sobre el impacto que tiene el neoliberalismo en las subjetividades de la Felicidad y a su vez
brinda una serie de elementos analíticos que evalúan el modo en el que es transformada en una
ideología siendo usada como forma de poder que permite un control de los sujetos para que su
accionar esté orientado en los principios que sostienen esta teoría político-económica. Así
mismo, dilucida el papel de la psicología como aparato ideológico del Estado para salvaguardar
la falacia de la Felicidad, dando cuenta del modo en el que se ha perdido su sentido
epistemológico y lo fundamental que resulta reinventarla en pro de las comunidades.

Palabras clave: Felicidad, neoliberalismo, psicología, bienestar subjetivo, ideología.

Abstract: The article proposes a theoretical reflection rooted in the Colombian context
on the impact of neoliberalism on the subjectivities of happiness and in turn provides a series of
analytical elements that evaluate the way in which it is transformed into an ideology being used
as a form of power that allows a control of the subjects so that their actions are oriented in the
principles that support this political-economic theory. Likewise, it elucidates the role of
psychology as an ideological apparatus of the State to safeguard the fallacy of happiness, giving
an account of the way in which its epistemological sense has been lost and the fundamental thing
that is to reinvent it in favor of the communities.

Keywords: Happiness, neoliberalism, psychology, subjective well-being, ideology.


Introducción

La Felicidad ha obtenido auge durante los últimos siglos, se ha convertido en un estándar


que orienta el vivir del ser humano siendo sobrevalorizada tanto que el simple hecho de
considerar su ausencia da un panorama funesto a la vida de los sujetos, lo que lleva a preguntarse
¿Cuál es la causa por la cual la Felicidad ha obtenido tal simbolismo? ¿Según las concepciones
actuales qué significa ser feliz?

Pese a que la Felicidad cuenta con ciertas características en común para las personas
como tener las necesidades básicas suplidas, resulta ser subjetiva, cada persona tiene nociones
diferentes de lo que sería quizá debido a esto no se ha podido llegar a un consenso que describa
con exactitud lo que es, como lo refiere Margot (2007, p.1): “la Felicidad está ligada a una
apreciación personal, una apreciación subjetiva que varía según la condición social, el grado de
cultura, la edad, etc.”, sin embargo no impide que su concepción sea moldeada de acuerdo con
las necesidades del contexto.

Teniendo en cuenta lo mencionado, la Felicidad no sólo se trata de una invención


individual que se crea de acuerdo a la idea que surja en cada sujeto, su noción se construye
permeada de lo que la cultura y la sociedad suministra (Margot, 2007), al hacer una comparación
de lo que implica la Felicidad para nuestros ancestros y para nosotros la diferencia sería
significativa dando cuenta de la influencia que tienen las condiciones históricas y sociales del
contexto en el que está inmerso cada sujeto en su subjetividad.

Debido a esto se genera un interés en la construcción del presente artículo, centrándose en


el modo en el que las condiciones políticas, económicas y sociales actuales influyen en la
percepción de Felicidad y cómo hacen uso de ella para implantar en los sujetos ideales
relacionados con los intereses de la teoría político-económica dominante con el fin de mantener
la estructura neoliberal que controla la sociedad.

Algunas personas creerían extraño concebir la Felicidad como ideología y más aún si se
encuentra en un estado de alineación, ya que se considera como algo innato en el ser humano que
es fundamental para darle sentido a la vida (Cabanas, 2013), un elemento de motivación que
garantiza la satisfacción de la existencia por lo que imaginarle como una ideología que se
construye para favorecer los intereses neoliberales resulta ser antagónico.
De ahí el objetivo principal de la construcción del artículo es explicar el modo en el que
la Felicidad más allá de ser liberadora y brindar satisfacción es un método de poder y control
implementado para garantizar el funcionamiento de la sociedad neoliberal permitiendo conservar
a los sujetos en un estado de alineación que los mantiene ciegos en razón a la realidad de la que
son parte y por ende evita que por medio de la conciencia se generen malestares que a su vez
propicien la resistencia a la sistema actual.

Teoría político-económica hegemónica

Para tener un conocimiento claro de la forma en la que se ha moldeado la concepción de


la Felicidad es menester tener claridad sobre el sistema de gobierno actual que rige nuestra
sociedad. La teoría político-económica dominante en la actualidad es el neoliberalismo, el cual
ha dejado a un lado las teorías sociales y demócratas, ya que no eran consideradas eficientes y se
refería desfavorecían las condiciones económicas de los países (Samour, 1998), imponiendo así
una estructura capitalista que categoriza a la sociedad en clases económicas en su mayoría con
amplio grado de desigualdad, inculca el individualismo y funciona en pro de los intereses de las
elites gobernantes (Dorna, 1993).

Tal como lo comenta Samour (1998, p. 603):

El neoliberalismo se ha proclamado la ideología triunfante y hegemónica, toda vez que la


apertura del comercio, la liberalización del mercado, la privatización, la descentralización
la reducción del Estado se han convertido en los principios rectores de la política
económica de la mayor parte de los gobiernos del mundo.

El neoliberalismo consiste en darle importancia al papel del individuo, limitando el papel


del estado y del mercado libre, siendo los individuos libres de perseguir sus propios intereses por
lo tanto las consecuencias colectivas resultarían ser más benéficas que la acción gubernamental;
enmarcando sus objetivos en el crecimiento económico a través del mercado libre, con el fin de
hacer más prosperas las regiones al disminuir los índices de desempleo, pobreza y desigualdad
(Martínez, 2014).
“El modelo “neoliberal” subraya la subordinación de la política estatal a la economía”
(Cortés p.3). Debido a la ponderación del sistema económico, mediante el capitalismo era
necesario la implementación de una ideología que orientara a los sujetos hacia la producción y el
consumo de elementos importantes para el funcionamiento de este modelo económico, trayendo
consigo un aumento en las crisis sociales y económicas, las cuales se suponían iban a ser
solventadas mediante su aplicación (Riechmann 2012).
Desde la perspectiva de la lógica capitalista el neoliberalismo consiste en un proceso de
acumulación de capital y de clases sociales, donde cualquier individuo de la sociedad tiene la
libertad de obtener capital dependiendo de su capacidad de emprendimiento y productividad
(Mateo, 2016), no obstante esa “libertad” está condicionada por factores sociales, económicos e
históricos que ponen en desventaja a una gran parte de la población que no cuenta con poder
adquisitivo suficiente. Colombia en medio del afán de la recuperación y fortalecimiento de un
Estado débil y precario, incapaz de cumplir con sus funciones más elementales, implementa este
modelo (Pizarro y Bejarano, 1994), si se observa la realidad colombiana en los últimos años su
implementación no ha hecho más que mediante una división estratificada de la población,
aumentar la brechas que existen entre las clases bajas, media y alta, favoreciendo a estos últimos
puesto que desde un inició contaban con las condiciones apropiadas para tener un crecimiento
económico progresivo a costa de las otras clases quienes se han convertido en una clase obrera
cuyas condiciones de vida llegan a ser nefastas.
Esto es respaldado por Cortés (2003) quien considera que al hacer un análisis la
implementación del neoliberalismo no ha mejorado la crisis social de Colombia, sino por el
contrario la ha aumentado y esto se evidencia en los beneficios que son otorgados a una parte de
la población que corresponde a una minoría privilegiada, excluyendo de la participación social,
económica y política a amplias masas de la población que se aún se encuentran en condiciones
desfavorables.
En otras palabras, Martínez (2014, p.1) afirma:
Colombia en las últimas décadas ha venido implementando reformas de todo tipo
(políticas, económicas y sociales) encaminadas al supuesto fortalecimiento económico para
poderla enclavar dentro de un contexto internacional. Estas reformas han dejado resultados
insatisfactorios y conflictos más profundos por la polarización de las ideas de la subsistencia del
más fuerte, a la usanza de la selva.

La hegemonía del neoliberalismo se evidencia cuando pese a las múltiples falencias que
se encuentran en la implementación de este modelo no se ha optado por cambiarlo debido a que
la mayor parte de la población se encuentra en un estado de pasividad producto del engaño
infundido durante años mediante ideologías impuestas por las minorías beneficiadas “clases
altas” con el fin de seguir obteniendo favorabilidad, resultando menester la difusión colectiva de
conocimiento que muestre la realidad en la que se encuentra inmerso cada uno de los
colombianos y abolir la ignorancia que ciega, de este modo emerjan movilizaciones sociales que
a su vez derroquen el paradigma del individualismo.

La Felicidad ideología de poder

En el contexto colombiano el sufrimiento, el miedo y la desolación están arraigados y no


es de sorprenderse debido a que las formas de gobierno actuales han construido su imperio con
base en el dolor e infundiendo terror, Gallo (2017) mencionaba que parecía la única forma de
gobierno ser el miedo en una época de la negación de las pasiones políticas, política que
manipula a las poblaciones por medio de la desestabilización económica, miedo a los grupos
militares, al desempleo, entre otros factores, en donde las múltiples prácticas de silencio no han
permitido realizar procesos de elaboración propiciando la repetición de los actos violentos. Quizá
este silencio mencionado sea producto del miedo que surge luego de cada acto de violencia, no
es de asombrar que al observar el modo en el que asesinan a las personas cuando exponen su
desconcierto con el sistema de gobierno como por ejemplo los líderes sociales, los sujetos se
abstengan de pronunciarse por miedo a perder sus vidas o de recibir represarías que podrían
afectar no sólo a ellos sino también a sus seres queridos.

Siguiendo esta línea, la imitación tiene como objeto no sólo una acción completa sino
situaciones que inspiran temor y compasión, y estás surgen con mayor intensidad cuando se
presentan contra lo esperado (Aristóteles, 335 a. C. como se citó en Alés, 2007), teniendo en
cuenta lo referido cuando algunos sujetos se salen de los lineamientos realizados por la elite
dominante son castigados y así se infunde miedo para que no sólo se ancle el mensaje de que el
hecho de salir de la ley implica dolor y por ende se debe seguirla resultando esto más benéfico,
sino que también este acto origine miedo a aquellas personas en desacuerdo con la alineación,
para que tiendan a alinearse nuevamente y aquellos que presenciaron tal castigo sin ejecutar
ninguna acción disruptiva con el sistema obtén por una posición pasiva producto del miedo que
surge con la visualización del acto de violencia perpetrado al Otro y así se conserve la estructura
del sistema.

En medio del neoliberalismo que rige a Colombia, una vez utilizado el miedo como una
forma de poder para mantener el control de la polis, se implementa la noción de “Felicidad” a
través de los aparatos ideológicos del Estado (término acuñado por Althusser, 1970) la familia, el
colegio, la iglesia, etc., funcionando como un efecto placebo que en realidad no le genera
satisfacción ni una mejora en la “calidad de vida” en los sujetos, sino que siendo un ungüento
permite el mantenimiento del desequilibrio social; si no se vendiera la noción de satisfacción, se
generaría un malestar global que probablemente daría paso a la enajenación produciendo una
ruptura del sistema neoliberal que orienta a Colombia.

Es entonces cuando los ideales de la Felicidad llegan a la vida de los colombianos como
una luz que ilumina su oscuridad, como ese salvavidas que destruirá el sufrimiento y hará de sus
vidas algo mejor, pero dicha Felicidad sólo depende de cada sujeto en el cual recae la
responsabilidad de generar acciones en pro de la obtención de la misma haciendo uso de sus
potencialidades, no depende de su contexto ni del sistema del que hace parte sino de sus recursos
internos siendo los únicos determinantes del nivel de Felicidad que alcance o en contraposición
del nivel de sufrimiento que se efectué; el protagonismo de esta obra enfocada en la ganancia de
la Felicidad lo tiene cada sujeto individualizado y no habrá otro elemento ajeno a su psiquismo y
corporalidad que pueda influir.

Desde otra mirada, implementar el criterio de Felicidad es un uso político que resulta ser
una estrategia de distracción para que pasen desapercibidas deficiencias estructurales importantes
de las políticas, convirtiéndose en una maniobra de distracción para disfrazar las irregularidades
del sistema (Cabanas e Illouz, 2019), se infunde la idea de que las condiciones inequitativas y la
desfavorabilidad de los sujetos en comparación a los que se benefician del sistema político-
económico es producto de que los primero no han tenido la capacidad de cumplir con el perfil
del emprendedor productivo y consumista que se establece con el capitalismo y esto a su vez es
la causante de su desdicha, entonces la inconformidad de los sujetos se fija en sí mismo y no en
la estructura gubernamental, económica y política, lo cual exonera al gobierno de
responsabilizarse de las deficiencias del mismo acosta de la culpabilidad de los sujetos.
Para que dicha ideología de la Felicidad fuera infundada se hace uso de un discurso que el
sujeto debe recibir desde temprana edad, es en ese momento más que en cualquier otro en donde
puede ser moldeado y marcado el sujeto con el sello que se quiere estampar a cada uno,
moldeando sus almas más que sus cuerpos, según lo comentaba Platón (380 a. C), debido a las
características del infante es más fácil que absorba los comportamientos que se le inculcan en el
exterior, ya sean desde su núcleo familiar, su contexto educativo, en su interacción con Otros,
tendiendo a adquirir un comportamiento imitativo que se acople a los parámetros previamente
establecidos y a conveniencia de las élites dominantes.

Para que la ideología de la Felicidad sea infundida se hace uso de discursos a lo que
Focoult (1998) denominaría como comunicaciones reguladas que incluyen exhortaciones,
lecciones, signos codificados de obediencia, marcas diferenciales del “valor”, dicha
comunicación va acompañada de una serie de procedimientos de poder como recompensas y
castigos, encierro, vigilancia, jerarquía piramidal. Este discurso se puede evidenciar en cada uno
de los contextos en los que el sujeto está inmerso e inclusive en los objetos con los que interactúa
como programas de televisión, caricaturas, publicidad, juguetes etc., siendo transmitido de forma
sutil para que no le resulte adverso al receptor, debido a la constancia de su emisión se vuelve
algo habitual a tal punto los discursos y actos realizados de forma directa e inclusive agresiva
cuya finalidad es estereotipar el comportamiento de los sujetos no son puestos en análisis sino
por el contrario se reciban sin ningún tipo de censura.

Es entonces desde la infancia cuando se va inculcando un modelo de Felicidad que se


acople a lo que la jerarquía dominante estipule, enseñando que la Felicidad se encuentra en el
éxito y se da por sentada si se cumple con el perfil de emprendedor, emprendedor que es un
sujeto productivo, el cual lucha cada día por el aumento de su capital que a su vez le permitirá
tener un mayor grado de consumo y es allí donde se experimenta la Felicidad, en la capacidad de
consumo del sujeto, si no se logra este ideal se sufrirá pero este sufrimiento no es producto de las
falencias del sistema sino por el contrario de la incapacidad del sujeto para cumplir con el perfil
del emprendedor.

Como lo mencionaría Nietzsche (1844-1990) el infante siendo un ser ahistórico sería el


sujeto adecuado para la imposición de ideologías y productor de un comportamiento que se
acople a los parámetros consensuados a favor de las clases dominantes, no a raíz de su
creatividad sino a la ausencia de conciencia de la historia porque no la vivió resulta ser inocente,
crédulo e ingenuo, siendo estas características factibles para el sistema puesto que tienen un
mayor control psíquico y comportamental de los sujetos, dichas características del infante deben
ser conservadas durante las posteriores etapas del ciclo vital, dando paso a la infantilización del
adulto como garantía de su conservación y como método para evitar que tenga un contacto con la
realidad.

Lo que no se muestra en el discurso de la Felicidad es que se pinta como alcanzable


siendo una cualidad innata del ser humano no obstante si se analizan las características
relacionadas con la Felicidad, no todas las personas lograrían alcanzar este ideal; las condiciones
históricas, sociales, personales y económicas no son las mismas para todos los sujetos
ubicándolos en una posición de desventaja, en la que sólo una minoría que por factores externos
e internos logran alcanzar este ideal son utilizadas para manipular a aquellos que tuvieron en un
inicio su misma condición de desfavorabilidad y así estos desde los términos de Platón (380 a. C)
generen un comportamiento de imitación sin tener en cuenta la variabilidad de las condiciones
que emergieron en el contexto de los sujetos que en un inicio fueron sus semejantes.

La economía de la Felicidad

La Felicidad está articulada con el bienestar subjetivo, según refiere Esteve (2000; citado
por De los Ríos, 2017), resulta ser abstracta, desde una categoría individual consiste en la
conciencia que tiene el sujeto de tener satisfechas la mayoría o la totalidad de sus necesidades
privadas incluyendo las sensaciones agradables percibidas de su entorno. En conjunto, a finales
del siglo XVIII y principios del XIX surge el concepto de utilidad cuando los economistas
querían encontrar un indicador de bienestar de los sujetos, donde lo fundamental se hallaba en la
relación que existe entre el valor de los bienes y la utilidad derivada del consumo, siendo vista la
utilidad por economistas, psicólogos, políticos y matemáticos como placer, satisfacción de una
necesidad o como un resultado (De los Ríos, 2017).

Así mismo, De los Ríos (2017, p.22) comenta:

El análisis económico tiende a asumir el axioma de la no saturación, es decir, los


individuos con más ingresos pueden acceder a una cesta de bienes mayores, lo que les
permitiría mejorar en su nivel de bienestar. No obstante, la relación de la Felicidad con el
ingreso y el crecimiento económico se ha convertido en un tema de debate. En términos
generales, la evidencia empírica disponible sugiere una pérdida de significatividad del
crecimiento económico y de la renta como variables determinantes de la Felicidad (Kahneman,
Diener y Schwarz, 1999); (Frey y Stutzer 2000); (Easterlin 1974 y 2005); (Oswald 1997) y
(Putnam, 2000).

Basándonos en lo afirmado por De los Ríos se puede evidenciar, de acuerdo al análisis


económico el modo en el que el crecimiento económico y de la renta tienen gran influencia en la
percepción de Felicidad de los sujetos, aun cuando no son determinantes de la misma, se opta por
esta medida pese a que otras variables que no hacen parte del ámbito económico como la familia,
las relaciones sociales, los vínculos afectivos se vean afectadas por dicho crecimiento; he allí en
dónde se puede esclarecer la utilidad de la Felicidad para la economía del sistema basada en la
realidad económica del sujeto, en donde alcanzar el bienestar personal implica cierto poder
adquisitivo. Al implementar la ideología de la Felicidad se garantiza que los sujetos consideren
al crecimiento económico como la única forma de adquirirla resultado de su capacidad de
producción, haciendo uso de sus ingresos para aumentar su nivel de consumo del cual yace la
sensación de Felicidad que tanto se anhela.

Conjuntamente, el crecimiento económico y el nivel de consumo que aparentemente son


indicadores de Felicidad, están relacionados con el progreso cuya característica lineal se
direcciona hacia arriba, por medio del cual los sujetos realizan una carrera desenfrenada hacia
delante con la convicción de poder hacer realidad todas las utopías que le han inculcado
mediante ideologías de lo que se considera son las características de un sujeto feliz, convirtiendo
al sujeto en un ser hedonista que desliga los intereses del grupo para reducirlos de sí mismo
(Hernández, 2017).

Richard Easterlin fue pionero en el estudio de la relación ingreso-bienestar subjetivo


relacionada con la creencia de que a mayores ingresos mayor será la percepción de bienestar
subjetivo, a partir del cual se crea la paradoja de Easterlin la cual indica que a medida que un
territorio aumenta su renta per cápita, los niveles de bienestar subjetivo muestran decrecientes
rendimientos marginales (Castellanos, 2012).
Fuente: Aliaga y Herrera (2014). ¿Cuán felices son las voluntarias y voluntarios
en el municipio de La Paz? Aplicación a la economía de la Felicidad.

Como se puede visualizar en el gráfico 1, la proporcionalidad directa entre los ingresos y


la sensación de bienestar subjetivo se da hasta alcanzar un punto máximo luego de ello comienza
a ser indirectamente proporcional, esto hace que surja el cuestionamiento ¿Cuál es la razón del
cambio en la relación ingreso-bienestar subjetivo? Debido a la subjetividad mencionada de esta
relación, el cambio podría ser derivado de que el sujeto se ha dado cuenta en cierta medida de la
falacia de la Felicidad; el aumento de su capital y su capacidad de consumo los cuales asociaba
con Felicidad no llenan sus vacíos existenciales. Esto a su vez nos permite esclarecer en palabras
de Gallo (2019) el modo en el que el Estado hace uso de la Felicidad transformándola en un
significante del anhelo de llenar un vacío en los sujetos.

Traído a contexto colombiano, si analizamos las condiciones sociales, políticas y


económicas actuales, haciendo uso del término de proletariado desde lo que denotaba en la época
de la Revolución Industrial (1760-1840), resulta complejo e implicaría un periodo prolongado
que los sujetos pertenecientes a esta categoría económica lleguen al punto máximo de la relación
directamente proporcional entre ingresos-bienestar subjetivo si es que logran alcanzarlo, ya que
las señaladas condiciones son ampliamente desfavorables implicando que esta relación sea de
gran utilidad para el mantenimiento de la oligarquía, en donde los sujetos pertenecientes al
proletariado enfocan su accionar al aumento de sus ingresos con tal de poder obtener todas los
beneficios que se suponen traen consigo por medio del consumo y de este modo cumplir su
objetivo de vida que yace en la Felicidad.

En este acto desmedido por lo obtención de la Felicidad, los sujetos se someten a


condiciones laborales deplorables e inclusive se exponen a situaciones de esclavización, la cual
se creía abolida hace siglos pero aún se puede observar en varios contextos laborales como
trabajos sin prestación de servicios, trabajos con horas extras no remuneradas, trabajos en las que
no se garantizan las condiciones de seguridad y salubridad para los empleados, etc., bajo el
disfraz de una remuneración que en la mayoría de ocasiones no se da en concordancia con el
esfuerzo laboral de los empleados. En esta situación de sobreesfuerzo laboral esconden la
creación de seres ampliamente productivos cuya remuneración los mantendrá en este rol durante
la mayor parte de su vida ya que sus bajos ingresos en realidad solo les permitirá abastecer sus
necesidades básicas y cubrir deudas a causa del consumo de bienes innecesarios en los que
consideraban traían consigo la Felicidad.

Este consumo de bienes siendo puestos en análisis repercutirían en la conclusión de no


ser útil para quien ahora es su dueño, simplemente abastecerían momentáneamente la presunta
Felicidad que se ostenta en el contexto cuando se ofrece al consumidor; con la expansión
económica desde mediados del siglo XVIII y con la universalización de la televisión como
herramienta del sistema para comunicar mensajes a los sujetos, resultó ser propicia para la
generación de una persuasiva y potente industria publicitaria que va asentando progresivamente
la sociedad del consumo, el consumo de masas (Morán, 2017). En cada uno de los medios de
comunicación digital como el celular, el computador, redes sociales, etc., a diario los sujetos
están expuestos a infinidad de mensajes publicitarios cuyo objetivo es vender lo que es según
ellos la Felicidad por medio de la máscara de bienes comerciales, se visualiza a través de ello el
modo en el que ese producto podría hacer feliz al sujeto que lo posee, en suma es acompañado de
experiencias de satisfacción de los sujetos que le poseen quizá como estrategia proyectiva,
siendo probable que surja el pensamiento de “esa Felicidad que posee el sujeto al cual observo la
puedo obtener sólo a través de la adquisición de ese bien generador de placer”.

De mano con lo mencionado, la publicidad busca mantener el progreso económico de las


grandes empresas por medio de la construcción de una sociedad de consumo a través de la
generación de una necesidad, necesidad que solo surge a partir de una carencia posteriormente
articulada a un producto (Morán, 2017), si observamos en el contexto actual de Colombia es
ilógico considerar que en medio de las condiciones de desigualdad tan acentuadas y los niveles
de marginalidad que existen, los sujetos puedan llegar a ser felices resultando esa carencia una
oportunidad para las industrias que en harás de su progreso económico hacen uso del deseo de
Felicidad para venderla materializada en bienes de consumo que les generen ganancias. En otras
palabras, referente a esto García y Giraldo (citados por Morán 2017) consideran irreales las
necesidades comercializadas, las cuales se presentan por medio de nuevos objetos de deseos que
traen consigo nuevas promesas de valor simbólicas, el proceso se evidencia como una carencia
de la que surge una necesidad latente transformada en deseo revestido por una identidad y
personalidad distintiva reflejada por medio de una marca. Chul (2014) explicaría dicho proceso
al mencionar que en el capitalismo del consumo se venden significados y emociones, no siendo
tan importante el valor del uso, sino el valor emotivo o de culto que es constitutivo de la
economía de consumo.

Teniendo en cuenta que los sujetos durante su proceso de crecimiento han estado
inmersos en una infinidad de ideologías cuya finalidad es generar un control y así conservar el
modelo político económico implementado a favor de ciertas minorías poseedoras de alto status
económico, se encuentran totalmente alineados, cegados por los ideales de productividad,
consumo y emprendimiento nublando su conciencia produciendo según refiere Vásquez (1992)
mirones, sujetos que en medio de un afán por el placer buscan su satisfacción rápida sin
permitirse hacer un análisis del objeto deseado para determinar si realmente le satisface,
dejándose llevar por la emoción eligiendo objetos de los que en últimas se termina aburriendo
con facilidad e iniciando la búsqueda de un nuevo objeto de satisfacción.

Las características de los mirones son bien aprovechadas por las industrias, a diario se
fabrican productos que luego de estar en el mercado se someten a transformaciones para suplir
las carencias de satisfacción de los consumidores producto de una toma de decisiones mediada
por la búsqueda de un placer ipso facto, un ejemplo de ello son las industrias telefónicas, sacan al
mercado un celular cuya descripción atrae la atención del sujeto puesto que en él pueden obtener
Felicidad convirtiéndolo en objeto de deseo, se permite la adquisición de la mayor cantidad de
unidades posibles por parte de los consumidores, luego ello y partiendo del hecho de la facilidad
de aburrimiento del mirón y su búsqueda curiosa de un nuevo objeto satisfactor se lanza al
mercado un celular que difiere al anterior en detalles que en la mayoría de casos son
insignificante y es en este objeto nuevo en el que se enfoca el deseo del sujeto llevándole a su
posesión. Esta búsqueda de satisfacción del placer del sujeto que termina siendo fugaz que
esconde su propia autodestrucción y en medio de ello las élites dominantes se benefician;
mientras los sujetos se endeudan para lograr obtener sus objetos de deseo, los ingresos para los
empresarios van en aumento resultando ser altamente rentable la creación de sujetos de consumo.

La Felicidad ficticia que vende el sistema mantiene drogados a los sujetos para que no
vean la realidad y de este modo el dolor que conlleva se sienta con menor intensidad; esto se
logra haciéndonos consumidores (Hernández, 2017). Mientras que los sujetos consumidores
sigan en esa búsqueda desenfrenada de placer propiedad de la Felicidad no van a generar
conciencia de su realidad, estarán inmersos en un contexto social, político y económico
desfavorable, manteniéndolo debido a su ignorancia y funcionando como maquinas a disposición
de un ente de control que abastece su poder por medio del sufrimiento de sus subyugados.

El papel de la psicología en el discurso de la Felicidad

Desde algunas áreas de la psicología se pueden dilucidar el modo en el que se ha


permitido hacer uso de esta para mantener la ideología de la Felicidad, lo podemos ver reflejado
cuando Maslow a mediados del siglo XX elabora la “Piramide de Maslow” en la que se
describen los requerimientos que implica alcanzar la Felicidad, como lo son suplir necesidades
básicas, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización, principios cuya base son
factores vitales y de carácter biológico luego propone otras categorías de necesidades que
trascienden, no tienen relación con lo biológico y se encuentran relacionados con las condiciones
de éxito e individualismo propuestas por el neoliberalismo.

Gráfico 2.

Fuente: Universia México (2017). Teoría de las Necesidades humanas


de Abraham Maslow.
Como se puede observar en el gráfico 2 pese a que los niveles intermedios de la pirámide
indican socialización la meta final es la autorrealización, en relación Morán (2017) menciona, la
interpretación liderada por el marketing y la psicología empresarial conecta la necesidad de la
autorrealización con una perspectiva individualista y egocéntrica de la eudemonía aristotélica.
Por lo que el sujeto se centra en alcanzar la cúspide de la pirámide para poder obtener lo que
según Maslow lo autorrealizará, desde la posición actual esa autorrealización implicaría la
obtención del éxito y con este la Felicidad, reducida a un asunto personal y se define en términos
de logros personales, como se comentó en anteriores apartados sólo depende del sujeto, los
demás factores como lo social, lo político y lo económico son omitidos.

Asimismo el sujeto orientado en alcanzar su autorrealización tiende a la


individualización, no es de sorprender ver en el diario vivir personas centrando su vida en
trabajar pese a que implique la perdida de la interacción con sus seres queridos todo por la
búsqueda del éxito que le dará Felicidad; Morán (2017) refiere: El paradigma neoliberal insiste
en que la competitividad es la clave del crecimiento y que luchar por nuestros intereses nos hará
feliz (p.9), en el sistema neoliberal sólo una minoría puede tener un status alto dicha distinción
denota un poder jerárquico limitado a cierto número de personas, limitación que conlleva a ver al
Otro como una competencia, es entonces donde lo social se empieza a desfigurar puesto que el
Otro se ha convertido en un rival.

Desde otro punto de vista, la psicología infunde la autoayuda haciendo énfasis en la


Felicidad y a su vez se va forjando la individualización de los sujetos de sociedad, ya no se
necesita del Otro ya que sólo consigo mismo es más que suficiente para lidiar con las
adversidades que surjan en el transcurso del diario vivir, es entonces en dónde el sujeto enfocado
en sí mismo no se percibe en comunidad sino como un ser en soledad cuya existencia se basa en
la consecución de sus propios beneficios, dando paso al olvido del Otro generando así
sentimientos egoístas que no permiten verle como parte de la sociedad en la que se convive sino
como un ser invisibilizado (Cabanas e Illouz, 2019). Anclado a la realidad colombiana Gallo
(2015, p. 69) afirma:

La autoayuda se propone como una alternativa a la crisis que se presentó en el campo


económico en los últimos años de la década del noventa del siglo XX, lo cual explicaría por qué
este tipo de terapia sirvió como aliado para la empresa o para la construcción de un espíritu
empresarial.

Si se observa bien, los libros de autoayuda son los que mayores ventas tienen debido a su
relación con las ideologías que se han implantado por el sistema, estos libros pretenden desde
una perspectiva positivista motivar a los sujetos devastados por las exigencias de su contexto a
ver el lado favorable de sus vidas, a empoderarlos como constructores de su Felicidad, reiteran el
modo en el que potencializar sus habilidades les permitirá lograr lo que tanto anhelan, los
convierte en superhéroes de su propia vida, todo lo pueden si lo sueñan, ese arsenal de mentiras
les da una luz esperanzadora en medio de sus condiciones nefastas, en donde el sufrimiento es a
causa de cada sujeto y al ser él el responsable, por medio de sus capacidades personales puede
abolirlo y construir la Felicidad; según Gallo (2015, p.69): las técnicas de autoayuda plantean
que ese objeto es el mismo sujeto, es decir, el sujeto es quien ahora debe hacerse cargo de sí
mismo. Este discurso motivacional es de gran utilidad para el neoliberalismo, el sujeto se limita a
cuestionarse a sí mismo sin incluir el papel del sistema y el sistema absuelto de crítica, de juicio
puede seguir haciendo de la sociedad lo que le plazca sin importar que sólo una minoría sea
beneficiada acosta del padecimiento de los Otros.

Las ideas que se venden por medio de la autoayuda convierten al sujeto en un ser
“motivado” con un sinfín de habilidades que lo dotan del poder suficiente para lidiar con las
problemáticas de su diario vivir, dicho sujeto empoderado inicia su lucha en medio de una
sociedad caótica, como su meta final es la autorrealización, guiado por los estatutos del
neoliberalismo debe iniciar su travesía hacia una futura Felicidad que sólo obtendrá siendo un ser
emprendedor y productivo, dicha productividad se refleja en su capacidad de producir en una
empresa la cual “aumentará su poder adquisitivo”, pese a que implique su explotación desmedida
ya que este es el precio de adquirir todos los objetos de deseo estipulados por el capitalismo
como proveedores de satisfacción y bienestar. En efecto la autoayuda infundida desde la
psicología resulta de útil para el capitalismo como formadora de sujetos emprendedores que en
realidad se convierten en máquinas productivas con un psiquismo nublado por las falacias del
sistema.

En el caso de los trabajadores como se mencionaba con anterioridad, acceden al consumo


como vía de escape a la desdicha de su realidad, para ello deben someterse a trabajos que
constantemente les genera tensiones provocadas por sus exigencias en suma de la intensidad de
la vida que tienen; esta realidad de los trabajadores construye una subjetividad que se acopla a
los principios del neoliberalismo, como lo refieren Cea y López (2014, p.161):

Una subjetividad conforme a los valores del esfuerzo y emprendimiento individual,


compromiso, iniciativa y entusiasmo; encerrada en el conformismo y la resignación al vivir
constantemente en su experiencia cotidiana la frustración de sus aspiraciones y expectativas,
proclive a ser afectada por sentimientos de desarraigo, soledad y pérdida de sentido en un
contexto agobiante y opresivo donde prima el individualismo, el consumismo y la
competitividad.

Estas subjetividades de esfuerzo, emprendimiento individual, compromiso e iniciativa


sumadas a las tareas que son estipuladas para los trabajadores en medio de condiciones precarias
traen consigo malestar psíquico, agotamiento que disminuye su productividad, a lo cual las
empresas han dado un papel importante a la psicología. Enciso y Perilla (2004, p. 13) afirmarían
sobre esto:

Las organizaciones colombianas de hoy, exigen la participación de un profesional


especialista en el comportamiento humano, capaz de aplicar toda una estructura de
conocimientos desarrollados por la ciencia de la psicología a un ambiente en el cual se exige ser
altamente competitivo, calificado, contar con personal idóneo, con la habilidad de gestionar,
incorporar y aportar cada vez más sus conocimientos al proceso de producción, participar en el
análisis de solución de problemas inherentes a su gestión que podrían en algún momento
obstaculizar la calidad de su trabajo y, por ende, la productividad de la organización.

Las referencias históricas del ejercicio de la psicología organizacional en Colombia


señalan al laboratorio de psicometría del psicólogo Ernesto Amador Barriga, fundado en 1950,
como el inicio de la incursión de esta área, al cual las empresas solicitaban servicios de
selección, calificación y evaluación del personal (Enciso y Perilla, 2004). Con el paso del tiempo
la psicología se convierte en un aparato ideológico más del Estado que garantiza mediante sus
intervenciones el mantenimiento de sujetos productivos, con sentido de pertenencia a sus
empresas a las cuales deben tener agradecimiento y contribuirles con su arduo trabajo por
brindarles oportunidades de ingreso económico para satisfacer sus necesidades, es entonces
cuando por ejemplo trabajar horas extras sin ser remuneradas es una situación implícitamente
con una denotación de abuso que no se somete a critica sino que se acepta porque gracias a la
empresa para la que se labora se puede subsistir y este tipo de situaciones de esclavización que ni
si quiera implican remuneración se tratan del sentido de pertenencia que lleva al sujeto a
sobrecargarse con el fin de garantizar el progreso de la empresa a la que pertenece. Lo más
lamentable de esto es que desde la psicología organizacional los profesionales infunden este tipo
de ideas, cuando la labor del psicólogo en una empresa debería velar por la integridad mental del
sujeto en realidad velan por los intereses de la empresa, en cierta medida esto revela el grado de
alineación de los psicólogos quienes con tal de obtener una remuneración no les importa cambiar
el sentido humanitario de su profesión para cumplir con los intereses de la organización en la que
están vinculados.

Desde el discurso de la psicología clínica se puede observar el modo en el que en vez de


cuestionar la función política y sus dispositivos institucionales procura limar asperezas, suavizar
el discurso neoliberal de modo que los sujetos no se resistan y entren en conflicto, sino por el
contrario terminen acoplándose al modelo neoliberal; la psicología finalmente brinda un servicio
de mantenimiento y reproducción de este modelo (Cea y López, 2014). Cuando un sujeto llega
agobiado a consulta debido a las tensiones que le genera su diario vivir y el contexto en el que
está, lo protocolario es generar un diagnostico que en sí responsabiliza al sujeto de la totalidad de
su sufrimiento, se le dice que la causa de su desdicha es por carencia de ciertas habilidades para
la vida, habilidades sociales, habilidades comunicativas, porque posee depresión mayor, ansiedad
generalizada, fobias, etc., si detallamos este discurso en ningún momento se cuestiona si el
origen del síntoma del sujeto es derivado de las condiciones socio-políticas de su contexto, sino
se asume como producto de alguna falencia que reside en el sujeto.

A partir de ello se inicia una serie de sesiones encaminadas a la adquisición de


habilidades del sujeto cuya finalidad es lograr la adaptación, sesiones que pretenden generar
cambios en el psiquismo que más allá de un anhelo de propiciar su salud mental se busca lograr
que cuente con las características de un sujeto útil para la sociedad, un sujeto que logre adaptarse
a las demandas del medio sin cuestionarlo, esa adaptación tiene un trasfondo de resignación en la
que el sujeto en medio de su desesperanza asume que las condiciones de su contexto no influyen
en su psiquismo y que el malestar psíquico surge debido a su inhabilidad de adaptarse por lo que
el fin será cambiar ya que al transformarse asumiendo las características del perfil neoliberal que
le corresponde logrará acoplarse a la sociedad y por ende sus tensiones desaparecerán cuando en
realidad no es así sino serán negadas e invisibilizadas, dicha falsedad es inculcada al sujeto quien
en harás de su Felicidad y partiendo de su individualización lo mantendrá alineado porque es allí
en donde hallará la Felicidad, a lo cual Gallo (2015, p. 76) diría: La psicología y sus prácticas
son llamadas por esas tecnologías gubernamentales para conducir y guiar a los sujetos. Para las
personas agobiadas por un sistema opresivo la opción de “pedir ayuda profesional” se traduce en
una posibilidad de alivio y contención, sobre todo si impera el mecanismo ideológico de
individualizar los problemas bajo una creciente demanda por adaptarse a las exigencias del
medio (Cea y López, 2014, p. 162).

En resumidas cuentas la psicología se ha convertido en un aparato ideológico del Estado


que propaga el discurso de la falacia de la Felicidad enmascarada en la construcción de seres
responsables de sí mismos con múltiples capacidades que deben utilizar para acoplarse a un
sistema que les pide ser emprendedores, productivos y consumidores puesto que a través de estos
factores lograrán su autorrealización, alcanzarán la satisfacción y podrán disfrutar de la
Felicidad; sujetos empoderados, altamente motivados dispuestos a sobrecargarse laboralmente
para aumentar su poder adquisitivo y la capacidad de consumo de objetos de placer instantáneo,
favoreciendo con estos actos el desarrollo de las empresas para las que trabajan y el progreso
económico de las industrias que se abastecen con su consumo desmedido.

Es necesario que ciertas áreas de la psicología se emancipen del modelo político-


económico que las tiene alineadas, generen conciencia de su epistemología, del sentido y fin real
de la profesión y se encaminen en pro de la salud mental de los sujetos, de las comunidades y no
en beneficio de un sistema. La psicología debe replantearse, su rol debe ser de carácter crítico,
cuestionar y denunciar todos aquellos factores económicos, políticos y sociales que no permiten
a los sujetos tener una buena calidad de vida, que afecten su integridad psíquica, una psicología
que se oponga a las formas de poder, de control, de sometimiento, que surja con el pueblo
rompiendo los paradigmas de individualismo y propiciando la construcción de subjetivismo
colectivo en pro del beneficio de la comunidad y no de una minoría totalitaria.

La psicología ligada a los movimientos sociales abolirá el individualismo altamente


marcado desde el inicio de la hegemonía neoliberal. Solamente un movimiento social general
puede subvertir la institucionalidad impuesta, un movimiento social consciente de las
limitaciones de la misma, puede construir una alternativa, que permita a su vez la superación de
la psicología (Cea y López, 2014, p. 166). La psicología debe trabajar desde los social como
contraposición a todas las ideologías que someten al sujeto, haciendo conciencia de las falencias
del sistema y mostrando a los sujetos alineados las falacias que traen consigo el discurso
neoliberal y capitalista, falacias como la Felicidad cuya única finalidad es favorecer a la clase
dominantes a costa de la esclavización de la comunidad.

Conclusiones

El concepto de Felicidad pese a ser subjetivo y darse por sentado siendo considerado una
condición innata de los sujetos es constantemente moldeado por las condiciones históricas,
políticas y sociales en las que se encuentra el sujeto, funcionando como herramienta para
encaminar el accionar de estos en pro de las minorías dominantes.

El sistema neoliberal implementado en Colombia en aras del fortalecimiento y


recuperación de un Estado débil y la mejora de la economía del país ha traído resultados nefastos
(Pizarro y Bejarano, 1994) para la mayoría de los colombianos aumentando la desigualdad social
y económico, en donde los sujetos son alineados por medio de ideologías con el fin de tener un
control de ellos y garantizar la formación de seres productivos altamente rentables para las elites
dominantes.

Entre las ideologías implantadas desde la infancia a los colombianos se encuentra la


falacia de la Felicidad, se propone que su obtención depende netamente de cada sujeto dando
paso a la individualización, al ser una responsabilidad que no le concierne al sistema, este tiende
a construir una subjetividad ensimismada, se aísla y deja a un lado su pensamiento crítico por lo
que no cuestiona el sistema en el que está inmerso sino así mismo, en medio de esta culpabilidad
sólo el sujeto puede alcanzar la Felicidad y lograrlo depende de su capacidad de
emprendimiento, producción y consumo.

En conjunto debido a las condiciones contextuales inequitativas y desfavorables del


contexto del sujeto se generan sensaciones de malestar psíquico y sufrimiento, haciendo uso de
este sentir y en el anhelo del sujeto por llenar el vacío que esto le genera, se vende por medio de
diferentes medios de comunicación la idea de que en los productos ofertados se halla la
Felicidad, objetos de deseo que en medio del anhelo desmedido del sujeto por obtener placer y
acabar con su sufrimiento que de trasfondo es producto de la inefectividad del estado, adquiere
desenfrenadamente, transformando al sujeto en sujeto de consumo que beneficia el crecimiento
económico de las industrias.

Así mismo el nivel adquisitivo obedece a la cantidad de ingresos del sujeto, es entonces
cuando se necesita ser un sujeto productivo en una empresa para poder obtener un salario el cual
puede no sea acorde al trabajo realizado pero le permite adquirir los objetos deseados y por ende
un placer que suele generar una satisfacción momentánea, esa búsqueda desenfrenada del sujeto
por la Felicidad materializada en objetos de consumo genera gran rentabilidad a las empresas
puesto que pueden sobrecargar a sus empleados sin que esto le repercuta costos significativos.

La falacia de la Felicidad basada en seres productivos, emprendedores y consumidores


resulta ser una máscara que mantiene a los sujetos alineados, aislados ya que en medio de su
individualidad y su anhelo de obtener el placer de la Felicidad se centra en explotarse así mismo,
en someterse en condiciones precarias, invisivilizando al Otro e inclusive convirtiéndolo en un
rival con el que debe competir; en medio de esta ceguera se pierde lo colectivo y el sujeto no
tiene conciencia del impacto que tiene el sistema con su realidad y su salud mental.

Muchos son los aparatos ideológicos implementados por el Estado como herramientas de
control para implantar en los sujetos las nociones que deben ejecutar con el fin de garantizar el
mantenimiento de la estructura neoliberal, entre ellos se encuentra la psicología que al estar
alineada infunde en sus teorías y praxis ideales de autorrealización, autoayuda, empoderamiento,
individualización, etc., que suplen las demandas del sistema. Como lo mencionaba Martín Baró
(1990), es necesaria la creación de una psicología de la liberación que se libere de la propia
psicología, pero para realizarlo es menester crear una nueva epistemología basada en el
replanteamiento teórico y práctico desde la vida de los pueblos, sus aspiraciones, sufrimientos y
luchas. Una psicología que surja de la mano con el pueblo que tome contraposición a las formas
de poder dominantes y esclavizadoras, una psicología crítica permeada, con una postura crítica
frente a los factores que influyen en el sujeto y pueda surgir como generadora de conciencia,
como herramienta de cambio a favor de la comunidad.
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