Está en la página 1de 3

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1529/2012

DEL 24 DE SEPTIEMBRE DE 2012


ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL interpuesta por Edward
Anthony Burke Pommier en representación de Luis Miguel Camacho
Salinas contra Gualberto Félix Arroyo Sanabria y Enrique Camacho
Salinas.
El caso y su decisión del Tribunal Constitucional
Carlos Saravia Hernán, Oscar Asunción Cadena Vera, Juan Torrico
Mercado, Luis Alberto Aguayo Gonzales, Enrique Camacho Salinas,
Gualberto Félix Arroyo Sanabria, Luis Miguel Camacho Salinas y
Mery Beatriz Canedo de Prado, participaron en la constitución de un
contrato de riesgo compartido, bajo la razón social “FLORALEX
R.C.”, protocolizada en la escritura publica 252/1999 el 20 de julio,
constatándose en la misma que los demandados, comprometieron
sus terrenos como cuota parte a la sociedad, transfiriendo a la
misma el derecho propietario; empero, recientemente, han
destruido una parte de los productos y cerrado las puertas del
inmueble ubicado en la localidad de Marquina, donde se producían
varias especies de flores para su comercialización; además,
prohibieron el ingreso de los trabajadores y los representantes
legales de la empresa “FLORALEX R.C., sin comunicar a los demás
socios estos hechos, ni cumplir sus deberes específicos y
responsabilidad acordados en la escritura de constitución…
Sobre las controversias emergentes de los contratos de riesgo
compartido El DS 22407 de 11 de enero de 1990, en el capítulo V,
denominado, Contratos de Riesgo Compartido, establece en su art.
45 que: “Las personas individuales o colectivas extranjeras que
suscriban contratos de Riesgo Compartido, se rigen por las leyes
nacionales. Deben constituir domicilio legal en Bolivia y cumplir con
los demás requisitos establecidos en la legislación nacional” (las
negrillas son nuestras) del mismo modo, el art. 46, refiere: “El
contrato de Riesgo Compartido no constituye sociedad, ni establece
personalidad jurídica. Los derechos obligaciones del Riesgo
Compartido se rigen por lo acordado en el respectivo contrato, en
base a la libertad contractual establecida por el artículo 454 del
Código Civil. Para surtir efecto legal respecto a terceros, el contrato
de Riesgo Compartido deberá celebrarse mediante escritura
pública e inscribirse en el Registro de Comercio…” (las negrillas nos
pertenecen).
Por otra parte el art. 47, establece: “Se especificará en la escritura
pública de constitución, la responsabilidad de cada uno de los
socios y del manejo y administración de la sociedad”; el art. 50,
instaura: “El o los representantes del contrato de Riesgo
Compartido tendrán poderes suficientes de todas las partes para
ejercer los derechos y contraer las obligaciones relativas al
desarrollo o ejecución del objeto respectivo” (las negrillas nos
corresponden); correlativamente, el art. 51, dice: “…la designación
del representante o su revocatoria y en su caso, la designación del
liquidador, deberán inscribirse en el Registro de Comercio…”(las
negrillas fueron añadidas).
Análisis del caso concreto
En la especie, respecto a las controversias y supuesto
incumplimiento de deberes específicos y responsabilidades
acordados como emergencia de la suscripción del contrato de
riesgo compartido, la disposición normativa referida al caso es
clara; consiguientemente, la justicia constitucional no tiene
competencia para conocer controversias entre los asociados,
máxime si como en el presente caso, las partes delegaron la
resolución de los conflictos emergentes de la suscripción del
contrato de riesgo compartido a la Cámara de Comercio de
Cochabamba, instancia que según la escritura de constitución, es
competente para resolver dichas controversias; por cuanto, los
miembros de “FLORALEX R.C.”, establecieron el arbitraje como
medio de solución de sus controversias y contingencias,
nombrando específicamente a la mencionada Cámara de Comercio
para este efecto; siendo así que la justicia constitucional, está
destinada a restaurar, restituir, reponer un derecho consolidado,
cuando es vulnerado por una autoridad o un particular; empero, no
otorga ni dirime derechos, tampoco resuelve hechos
controvertidos, los que deben ser dirimidos en la vía llamada por ley,
por lo tanto, la acción de amparo constitucional se constituye en un
instrumento subsidiario y supletorio en la protección de los
derechos fundamentales y no es posible utilizarlo si previamente no
se agotó la vía llamada por ley, salvo ocasiones de perjuicio
irremediable e irreparable, que en autos no existe.
El accionante reclama también la supuesta vulneración del derecho
a la propiedad privada de su representado; al respecto, los
demandados presentaron certificación expedida por DD.RR. de
Quillacollo, acreditando su derecho propietario, frente al
accionante que por su representado también alega este mismo
derecho a favor de la sociedad, presentando la escritura de
constitución de la empresa “FLORALEX R.C.”; entonces, se trata de
dos partes que reclaman la titularidad del mismo bien inmueble; por
lo tanto, existen derechos controvertidos, cuya dilucidación le
corresponde a la justicia ordinaria. Sobre la denuncia del
accionante respecto a la vulneración de la “seguridad jurídica”,
conviene recordar que ésta es básicamente la “certeza del
cumplimiento de los alcances de la ley”. Al respecto, la ley otorga
derechos pero también obligaciones, quien exige la tutela de un
derecho a su vez está obligado a cumplir la ley.
En la problemática que se analiza, el ahora representado tenía la
obligación de elevar a instrumento público y registrar en
FUNDEMPRESA la empresa “FLORALEX R.C.”, tramitar la licencia
de funcionamiento, registrarse en Impuestos Nacionales, asegurar
a sus trabajadores, realizar aportes a la Administradora de Fondos
de Pensiones (AFP's), etc., documentos extrañados en obrados,
cuya inobservancia implica el incumplimiento de deberes;
consecuentemente, amerita la investigación de los tributos
adeudados a Impuestos Nacionales de la empresa citada, registro
de los trabajadores en el Ministerio de Trabajo Empleo y Previsión
Social y otras obligaciones, tanto de la empresa y del personal
supuestamente dependiente.
Consecuentemente, el incumplimiento de los alcances de la ley, se
deben atribuir más bien al representado del accionante, al no haber
acreditado el funcionamiento legal de la presunta empresa. En
relación a la vulneración del derecho al trabajo, en obrados no cursa
poder notariado de los trabajadores, que le faculte al accionante a
interponer una acción en favor de éstos, ni se acredita el
agotamiento de las vías previas, considerando el carácter
subsidiario de esta acción; más aún, cuando el accionante por su
representado se presenta, sin hacer referencia a su cargo, ni
acreditar la designación de funciones, ni referirse al representante
legal de la supuesta empresa. Por lo expresado precedentemente,
la situación planteada no se encuentra dentro las previsiones y
alcances de la acción de amparo constitucional, por lo que el Juez
de garantías al haber denegado esta acción, efectúo una adecuada
compulsa de los antecedentes procesales.

También podría gustarte