El Hombre y la Máquina

ISSN: 0121-0777
maquina@uao.edu.co
Universidad Autónoma de Occidente
Colombia

Ibarra Vargas, Elkin Fernando; Villegas, Lady Viviana

Reseña de "Descartes y el Conocimiento del Mundo Natural" de Laura Benítez Grobet
El Hombre y la Máquina, núm. 33, julio-diciembre, 2009, pp. 147-149
Universidad Autónoma de Occidente
Cali, Colombia

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LAURA BENÍTEZ GROBET
Descartes y el Conocimiento del
Mundo Natural.
160 páginas
Editorial Porrúa, México,
2004.
Descartes y el conocimiento
del mundo natural, de la profesora
Laura Benítez Grobet, publicado en
el 2004, es el resultado de un largo
camino de reflexión e investigación
como síntesis de sus indagaciones
sobre el pensamiento moderno, y
en él precisa algunas de las ideas
filosóficas de René Descartes en
el propósito del conocimiento del
mundo natural.
¿Cómo entender el cambio y la
continuidad que pueden darse en el
desarrollo del pensamiento filosófi-
co, y en particular del pensamiento
cartesiano? El libro de la profesora
Benítez Grobet aborda esta pregun-
ta y trata de darle respuesta cons-
truyendo la noción de vía reflexiva
que permite estudiar los diversos
problemas que se presentan en la
Filosofía y a la vez en el pensamien-
to filosófico de René Descartes, e
indagar en torno a ellos.
De este modo podríamos decir
que la vía de la reflexión filosófica
constituye un modelo explicativo
que posibilita la comprensión del
carácter flexible del desarrollo del
saber filosófico, esto es, tanto del
cambio como de la continuidad
que puedan darse en el mismo,
concebido como un saber eminente-
mente teórico caracterizado por ser
crítico y metódico, en palabras de
Benítez: “Actualmente, propongo
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LIBROS
un marco de referencia más amplio
que intenta explicar el cambio y la
permanencia en el desarrollo del
saber filosófico al que denomino
esquema de vías reflexivas” (Pág.
3). Esta noción lleva consigo la
consideración de que ninguna época
del pensamiento es estrictamente
cerrada, aunque existan en la misma
época sistemas cerrados en sí mis-
mos, que pueden ser tanto continuos
como discontinuos. Ahora bien,
como lo dice la profesora Benítez,
hay vías más transitadas que otras
y ello depende de los intereses del
investigador o en su defecto de la
época misma.
“Entiendo por vía reflexiva un
estilo de pensamiento que varias
escuelas y autores sustentan, incluso
en distintos momentos históricos,
con base en una serie de supuestos
fundamentales compartidos. Por
esta última razón, puede entenderse
como una especie de ‘modelo teó-
rico’ muy amplio y básico que sub-
yace a distintas teorías filosóficas”
(Pág. 5). Se trata, pues, de un marco
conceptual explicativo para dar
cuenta del cambio o permanencia
en el desarrollo del saber filosófico.
Dicho camino es un modelo teórico
más amplio que nos permite un
nivel de explicación mayor que los
ligados exclusivamente al contexto
histórico.
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 LIBROS
Ahora bien, es pertinente seña-
lar que la vía de reflexión filosófica,
entendida como una red dinámica,
amplia, flexible y con muchas
conexiones, posibilita pensar los
problemas que se dieron y se dan
en la historia de la filosofía: “Por mi
parte, considero que la continuidad
y el cambio están dados por la red
de vías reflexivas que los filósofos
transitan” (Pág, 4). Para ser más
claros respecto a la consideración de
que la noción de vía reflexiva es un
modelo teórico flexible, es impor-
tante señalar que dicha flexibidad
permite evitar algunos inconve-
nientes, como la forzada adecua-
ción entre períodos cronológicos y
desarrollos filosóficos, ya que, por
ejemplo, se puede ser moderno en
cualquier época sin necesidad de
pertenecer de manera estrictamente
cronológica a la edad moderna; tam-
bién la idea de que toda propuesta
filosófica es cancelada o superada
por una propuesta posterior. Esto se-
ría darle solución a un problema de
manera cabal, y ¿qué sentido tendría
la filosofía si no hubiese problemas?
Y por último el prejuicio que se
tiene acerca de que un sólo enfoque
teórico puede agotar el tratamiento
de un complejo problema. Por esto
en las actuales investigaciones es de
suma importancia recorrer las vías
de reflexión que sean necesarias
para la comprensión y el análisis
de un problema; en otros términos,
podríamos hablar de la importancia
de la interdisciplinariedad y la trans-
disciplinariedad.
En este orden de ideas la pro-
fesora Laura Benítez presenta las
cuatro vías más relevantes en el
contexto histórico del pensamien-
to filosófico. La vía de reflexión
ontológica, que caracteriza la fi-
losofía antigua y medieval; cuyo
presupuesto básico se ancla en la
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multiplicidad sustancial y en el
realismo epistemológico. La vía de
reflexión epistemológica, que tiene
sus inicios en el Renacimiento y se
ensancha en la modernidad tempra-
na; esta concibe la homogeneidad
sustancial, y en la perspectiva de la
teoría del conocimiento sostiene
un “realismo indirecto”. La vía de
reflexión crítica se instaura en la
segunda mitad del siglo XVII y se
consolida durante la Ilustración;
esta no se ancla en un solo método
de investigación, sino que reconoce
la pluralidad de los mismos. La vía
de reflexión metametodológica sur-
ge a finales del siglo XIX y permea
buena parte de las propuestas filo-
sóficas del siglo XX. Aquí se hace
de suma importancia la revisión y
justificación de los fundamentos y
criterios de verdad de las teorías
filosóficas.
Ahora bien, cabe señalar la
relevancia de la vía de reflexión
epistemológica pues ésta atraviesa
verticalmente el conocimiento del
mundo natural en la modernidad.
En efecto, esta nos permite señalar
los aspectos más relevantes de la
filosofía cartesiana. El dualismo
cartesiano (mente-cuerpo) es el eje
central en la vía de reflexión episte-
mológica, que propone la distinción
entre dos sustancias (res cogitans-
res extensa).
De esta manera, anclarnos al
carril de la vía de reflexión episte-
mológica nos conduce al esclareci-
miento del problema de la percep-
ción sensible, que se sustenta en la
fidelidad de los datos sensoriales.
Sin embargo, para Descartes estos
no pueden aportarnos un conoci-
miento confiable de la estructura
del mundo. Así, la argumentación
se dirige hacia la concepción de las
propiedades geométrico-mecánicas
de los objetos. El conocimiento de
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estas propiedades está sustentado en
la propuesta del realismo indirecto,
que postula la distinción real y sus-
tancial de la mente y el cuerpo; ya
que epistemológicamente el “yo”
no puede afectar el mundo sino
por medio de sus ideas; estas ideas
existen real u “objetivamente” en la
mente. Así mismo se hace de suma
importancia la percepción de tercer
nivel. Aquí se requiere tanto de la
participación de los sentidos como
de los juicios del entendimiento.
Seguidamente encontramos
que la cosmología está sustentada
en la idea de considerar la materia
como extensión y sus modos par-
ticulares, (tamaño, figura, veloci-
dad), a partir de la cual se pretende
dar explicación a los fenómenos
del mundo natural, además de la
importancia del supuesto plenista.
El supuesto plenista consiste, gros-
so modo, en considerar el espacio
material lleno. Esta consideración
se da a partir de la definición
geométrica de la materia como
extensión; de este modo, el espacio
es una propiedad esencial de la
materia, y esto implica rechazar
el vacío en la filosofía natural
cartesiana.
La distinción real y sustancial
entre la mente y el cuerpo, tanto
como la homogeneidad material,
conforman los principios filosóficos
más relevantes del proyecto dualista
cartesiano. Descartes rechaza las
formas sustanciales y las cualida-
des reales de los cuerpos en cuanto
que son principios de la metafísica
aristotélico-escolástica. Así, pues,
la polémica acerca de la concepción
de hombre como un compuesto, que
permite establecer la unión o sepa-
ración, fue uno de los motivos de la
correspondencia entre Descartes y
Regius; el dualismo cartesiano inci-
tó a muchas discusiones acerca de la

concepción que se tenía de hombre
en la escuela tradicional.
El escepticismo cartesiano se
ancla en la duda metódica y se ex-
tiende tanto a la experiencia directa
como a las “ficciones” de la razón;
en otras palabras, esta duda implica
adoptar una posición crítica, como
también nos permite limitar el cono-
cimiento del mundo natural.
Los problemas de la infinitud
del universo, del espacio y del
tiempo son consecuencias de la ho-
mogeneidad material. En el análisis
sobre el problema de la infinitud
respecto al espacio, es más rele-
vante el aspecto epistemológico en
cuanto se hace a partir del tratado
de la luz y de los principios de la
filosofía, pero sin descuidar los
aspectos tanto ontológicos como
teológicos que adquieren relevancia
en el análisis sobre la indefinición
del tiempo y del espacio, a partir
de la meditaciones metafísicas y la
carta a Chanut.
La infinitización del universo
no se funda exclusivamente en el
modelo geométrico-matemático o
físico-cosmológico, sino paralelo al
planteamiento teológico de la infi-
nitud de Dios. El infinito negativo
o la ilimitación se aplica al mundo
físico mientras que el infinito po-
sitivo se aplica a Dios. Por tanto,
según Laura Benítez no hay que
independizar demasiado la pers-
pectiva científica de la teológica,
pues la nueva ciencia constituye el
inicio de la separación entre ciencia
y teología.
Por otra parte, se plantea la con-
cepción de materia como extensión,
por tanto según Descartes no puede
existir el espacio vacío; luego, si
algo posee extensión, es materia.
Esto conduce a la consideración de
la noción de espacio interno y las
dificultades de la noción de espacio
El Hombre y la Máquina No. 33 • Julio-Diciembre de 2009
LIBROS
externo. De esta manera se da la
discusión con More acerca de la
consideración del espacio como in-
terno o externo a los objetos. More
plantea la concepción del espacio
separado de los cuerpos.
En este orden de ideas, se pre-
senta la concepción cartesiana que
define geométrica y ontológica-
mente el tiempo como el agregado
de instantes de la duración de las
partes de extensión; tanto el tiempo
como el espacio interno son pro-
piedades esenciales de la materia.
La indefinición espacio-temporal
se ancla en la noción de extensión.
A esto podemos agregarle el si-
guiente aspecto desde un ámbito
teológico-cosmológico, a saber, que
el Universo es indefinido espacial y
temporalmente, ya que la infinitud
positiva de Dios es eterna e inmen-
sa, pero la infinitud negativa del
mundo es indefinida en extensión
y en tiempo.
El libro de la profesora Laura
Benítez Grobet es bien importante
no sólo para los estudiosos de la
filosofía, sino también para el ma-
gisterio de la misma y el público
en general, toda vez que nos per-
mite “no perdernos en los árboles
y divisar el bosque”, convirtién-
dose por ello en una herramienta
metodológica para el estudio del
pensamiento moderno y en especial
el cartesiano, pues transitando por
los diversos caminos se logra una
mayor comprensión de la naturaleza
y del hombre, y particularmente de
la praxis filosófica.
Elkin Fernando Ibarra Vargas.
Lady Viviana Villegas.
Universidad del valle
Grupo de Investigación, filosofía de la mente y
Ciencias cognitivas
Mentís. (Co-Investigadores).
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