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sorprendente. No todos los proyectos apoyados desde el punto de vista ecológico, con aulas
por la Fundación tienen por qué ser grandes ini- virtuales e intercambio de información sin
ciativas; los miembros piden que se mantengan huella de carbono.
las subvenciones pequeñas: si se trabaja sobre el
terreno, incluso los aportes simbólicos pueden Tras poner de relieve los principales valores y
resultar muy útiles y contribuir también al expectativas expresados en el primer Foro Anna Lin-
estímulo y la participación. dh, celebrado en 2010, es evidente que la necesidad
• Canales de comunicación: para potenciar a las de cooperación en la región euromediterránea es
ONG, se pide a la Fundación que haga más mayor que nunca. La Fundación Anna Lindh puede
eficaz su comunicación y que incluya el uso desempeñar un papel único en dicha cooperación.
de redes sociales, cuyo alcance sólo hemos em- Las sesiones de Barcelona han marcado un hito en
pezado a explorar. Ello también favorece las el diálogo intercultural, con resultados tan ricos y
oportunidades para un diálogo más sostenible diversos como la propia Fundación.

Percepción de los conflictos, historia, memoria y comunicación

Jordi Casassas. Universitat de Barcelona

El objeto de un conflicto renovado con tanta frecuencia que llega a convertirse en una constante reside, más
que en su naturaleza política, en la idea que los individuos involucrados se hacen de él. Los protagonistas,
inevitablemente despojados de su individualidad bajo la influencia de la dinámica de los acontecimientos,
acaban siendo proyectados en la memoria, donde son percibidos de forma subjetiva, colectiva y conflictiva.
Si la historia hace a los hombres más comprensivos, la memoria, tendenciosa, universal y totalitaria, sin
duda los opone. En el Mediterráneo, como en otros lugares, el conflicto se reduce a una mera cuestión de
percepciones, que acabarán inscritas en la memoria histórica del colectivo. Ésta oscila entre la gloria del
pasado, la decadencia del presente y el constante deseo de renacimiento. Así, el individuo tiende a pasar a
un segundo plano a favor del colectivo, pero la paz, la no violencia y la inclusión sólo pueden construirse
a partir de la consideración individual de las personas.

Resulta ya habitual decir que la percepción de los No nos percatamos de que dentro del grupo hay
fenómenos sociales es siempre e irremediablemente individuos concretos, con experiencias concretas
un acto esencialmente cultural, es decir, histórico. y horizontes o expectativas bien delimitadas, ya
Hay veces en que algunas afortunadas formulaciones sean reales o simplemente imaginadas. Cuando
sociológicas no son más que la puesta en negro sobre los problemas adquieren nombres y apellidos nos
blanco de meras obviedades. El historiador alemán desconciertan, y nos vemos incapaces de determinar
Reinhart Kosselek habla de estas valoraciones y si son de fácil solución o no.
posicionamientos como un lugar de confluencia En primer lugar, es necesario plantear la percep-
del «espacio de la experiencia» y el «horizonte de ción de los conflictos. Con eso quiero indicar que la
las expectativas» que condicionan al protagonista percepción del conflicto constituye la precondición
en cuestión. Cuando los problemas se agrandan y fundamental del comportamiento, las actitudes y los
los conflictos se vuelven realmente problemáticos, acomodamientos o las resistencias frente al cambio
tenemos una tendencia natural a considerar a este o, simplemente, frente a la marcha general de los
protagonista como un sujeto colectivo e impersonal. acontecimientos. Desarrollar la confianza basándo-
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nos en la no violencia es algo que nunca se puede comprensivos (no condescendientes ni banales en
sustraer a la consideración de las personas concretas el perdón fácil), mientras que la memoria, plural y
que se reconozcan próximas y con suficientes puntos subjetiva por definición, nos divide y confronta, sobre
en común para convivir pacíficamente. todo cuando vemos la propensión de las memorias a
A partir de aquí, es necesario plantear una de las querer convertirse en universales y omnicompren-
grandes confusiones en las que se están hundiendo sivas. Y añadía que el historiador no debería emitir
las sociedades occidentales (y específicamente las juicios, ya que esta labor corresponde a los jueces. El
europeas, incluyendo, lamentablemente, a las me- historiador tiene que intentar comprender, analizar
diterráneas), en buena parte como manifestación de con la máxima imparcialidad y presentar los hechos
esta vía secular de crisis de nuestra vieja hegemonía de la manera más ordenada y metódica posible para
europea, de la que no sabemos cómo salir. Se trata de que el lector, con esta información, pueda hacerse su
una confusión muy actual que, por sí misma, se va propia idea y, eventualmente, determinar su postura
convirtiendo poco a poco en una fuente de conflicto. (juicio) ante los hechos tratados.
Me refiero a la concepción elitista, que pretende con- A nadie se le escapa que cuando hablamos del
vertirse en un problema colectivo y político en esta mundo mediterráneo nos referimos a un espacio de
última fase de la vivencia democrática, y que habla de convivencia y confrontación que engloba experiencias
una determinada percepción del conflicto como algo históricas, percepciones del conflicto y horizontes de
a caballo entre la historia y la memoria. Tenemos, expectativas de una naturaleza lo suficientemente dis-
por una parte, una visión jerarquizada, ordenada y tinta como para que nadie se atreva a generalizar y,
metódica de la percepción y análisis del pasado y, por aún menos, a dar lecciones de por dónde tienen que ir
otra, la percepción instintiva y subjetiva de nuestro las cosas. Tenemos una tendencia general hacia el pro-
recorrido vital, entendido desde las precondiciones greso, la modernización y la democratización porque,
de nuestra herencia, desde la vitalidad de nuestra especialmente desde la orilla norte occidental, nadie
pertenencia a un colectivo determinado y de nuestras puede imaginarse un escenario de futuro distinto. Por
expectativas personales de futuro. ello formulamos abstracciones y hablamos de grupos
Personalmente, tampoco puedo sustraerme del grandes y de contornos difuminados, evitando así la
conjunto de mis herencias y de su peso en la forma confrontación con el individuo concreto. Fijémonos
de abordar este tema. Incluso como historiador, ya en que uno de los rasgos distintivos del Mediterráneo,
que uno de mis referentes iniciales no es otro que un recurso cultural que cada época y región se en-
el francés Marc Bloch. De este autor me resulta carga de poner al día es, precisamente, la conciencia
interesante tanto la obra como su propia trayectoria del esplendor pasado y la llegada de una grande y
vital, perfectamente adecuada para tratar de la per- determinante decadencia histórica. Así, en toda el
cepción de los conflictos a caballo entre la historia y área aparecen expresiones léxicas que «denigran»
la memoria. Bloch fue un combatiente francés (an- al propio pueblo (a veces en términos sumamente
tialemán) de la Gran Guerra que consolidó su carrera duros). En el siglo XX, en la orilla norte, la larguísi-
profesional en la Universidad de Estrasburgo (epi- ma pervivencia de regímenes antiparlamentarios y
centro del gran conflicto alsaciano y centroeuropeo). dictaduras sanguinarias (mientras que en el conjunto
Finalmente, demasiado mayor para combatir en la de Europa se consolidaba la democracia parlamen-
Segunda Guerra Mundial, en plena confrontación taria) contribuye de forma sensible a la percepción
entre democracia y dictadura, ingresó en la Resis- del conflicto como un perjuicio de civilización, una
tencia en 1943 y, al año siguiente, fue detenido por fatalidad histórica.
la Gestapo y fusilado. Bloch dejó inacabada una obra También acostumbra a aparecer otra imagen por
sensacional de una profunda sencillez, Apologie pour todo el Mediterráneo, complementaria de la concien-
l’histoire ou Métier d’historien (que publicaría en cia de crisis, de apartamiento del curso de la histo-
1949 su compañero Lucien Fèbvre). Un autor como ria, marginación y falta de confianza en las propias
Bloch, perfectamente comprometido con su profesión fuerzas. Me refiero a la imagen del Fénix, símbolo
y su época, no se abstenía de declarar, como si de un del renacimiento de entre sus propias cenizas, de la
axioma universal se tratara, que la historia nos hace recuperación y de la regeneración. Podemos citar en
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este sentido, por ejemplo, un área ciertamente precoz, desde los años cuarenta del siglo XIX los índices de
Cataluña, que tiene conciencia de uno de esos renaci- natalidad decrecen, mientras que los de la produc-
mientos contemporáneos desde finales del siglo XVIII. ción industrial moderna se consolidan al alza; el
Y este concepto/orgullo interviene en muchos posi- campo se estanca demográficamente y se llega a
cionamientos políticos y sociales posteriores, como 1900 con una población activa dedicada al sector pri-
una corriente de fondo subyacente a las tensiones y mario inferior al 50% (actualmente no llega al 3%
crisis. Un rasgo que aflora a partir de los años sesenta del total). Este crecimiento económico no se podría
del siglo XX, a pesar de la persistencia de la dictadura haber realizado sin contar con la llegada constante
franquista, como un elemento que permite hermanar de gente de fuera de Cataluña; y aunque es cierto
modernización, democratización y nacionalización. que inicialmente los recién llegados provienen de las
Esta gran inercia positiva dará forma y contenido a regiones montañosas y rurales de la propia región,
la gran opción catalana antidictatorial de la transición rápidamente empiezan a llegar de la periferia y, a
a la democracia en España. partir de 1920, de zonas mucho más lejanas. Se ha
En el Mediterráneo, este binomio o alternan- dicho, y con razón, que ese rasgo histórico no tiene
cia entre decadencia y renacimiento constituye nada que ver con lo que sucede en la actualidad, ya
un rasgo de fondo, gracias al cual la memoria del que los recién llegados tienen culturas, tradiciones y
grupo entronca con el discurso histórico y permite religiones absolutamente diferentes de las autócto-
vertebrar una estrategia «política» bien adaptada a nas. Ahora bien, en aquellas migraciones históricas
los sentimientos colectivos reales. La dificultad cul- también intervenía el factor del analfabetismo y la
tural y política para establecer un discurso histórico total falta de hábitos urbanos e industriales de sus
adecuado proviene de la intensidad y la pasión con integrantes. La historia de Cataluña está llena de
que se vive esa alternancia. Además, en las últimas testimonios de cómo se culpa a los recién llegados
décadas se ha incorporado a esta forma de tensión de las grandes crisis y las principales tensiones.
el discurso de género, muy rico y complejo. Algunos historiadores de reconocida solvencia
También es necesario mencionar otro de los (por ejemplo, Jaume Vicens Vives), han afirmado que
elementos que intervienen en la percepción de los estos persistentes recién llegados constituyen el prin-
conflictos: el sujeto (individual o colectivo) de la per- cipal factor de desequilibrio histórico regional. Sin
cepción. El mundo mediterráneo, que se entiende a duda, este análisis no representa un estímulo positivo
sí mismo como un espacio atormentado, constituye a la hora de percibir el conflicto y, mucho menos, de
al mismo tiempo un área muy especial, donde se encontrar soluciones a los problemas. El argumento
combinan las autarquías locales con una extraor- básico es que el recién llegado es un inadaptado. El
dinaria movilidad social, evidente sobre todo en la caso catalán es rico en ejemplos en los que se utiliza
constitución de su tejido urbano. Sabemos que hoy siempre el argumento de que la inadaptación se con-
en día este factor (las masivas migraciones producto suma por medio de la relación con la vida moderna,
de la globalización) representa otro de los elemen- industrial y urbana. Así, el elemento recién llegado se
tos de desequilibrio y diferenciación interna. Nadie asimila al factor históricamente retardatario. De un
tiene la solución de este gran problema más allá tiempo a esta parte, en Cataluña a menudo hablamos
de la exhortación a la integración intercultural o del «ascensor social». Según esta teoría, más allá de
a la magnanimidad un tanto condescendiente del la integración primaria (recogida en la occidental
multiculturalismo. Es cierto que las proporciones Declaración de los Derechos Humanos), la realidad
actuales son abrumadoras, y que la percepción del catalana habría promocionado el ascenso social del
conflicto aumenta en sentido negativo a causa del recién llegado. Ahora contamos con un ejemplo de
número y la rapidez de los acontecimientos. Pero máximo nivel, pues uno de estos recién llegados –un
también debemos ser conscientes de que estas so- andaluz emigrado en los años sesenta– ha acabado
ciedades mediterráneas de aluvión representan una por convertirse en el presidente del Gobierno de la
constante histórica que se remonta a períodos en los Generalitat de Cataluña.
que no existía ningún poder regulador superior. Se trata de un tema recurrente en el debate
Si nos fijamos en el caso catalán, veremos que cultural político catalán y no parece que vaya a
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abandonarse a corto y medio plazo. Así pues, en públicos, sino a favor o en contra de quién están.
Cataluña, pese al aparente éxito de su «renaci- Así, un testimonio estético y mediático se sitúa por
miento» contemporáneo, avalado por unos logros encima de la defensa de un ideario y el respeto a un
materiales que al final son lo que más cuenta, el programa de acción coherente con éste.
problema de la identidad del grupo también sigue No son necesarios demasiados análisis para
vigente. Esto implica muchas cosas a la hora de cons- entender la circunstancia mundial que ha llevado
truir un discurso político que permita superar las a un primer plano las denominadas «políticas de la
«anomias» actuales de la globalización, simplificar memoria». Aunque el fenómeno proceda del mundo
las propuestas y afrontar el presente/futuro con unos anglosajón y germánico, y se haya convertido en otro
mínimos de salubridad democrática. A pesar de ser de los instrumentos utilizados para hacer explícito el
considerados los protestantes del Sur, los catalanes avance cualitativo de la democracia, lo cierto es que
también somos partícipes de la congénita debilidad se ha universalizado con gran rapidez, y eso dificulta
mediterránea (aunque hay que tener presente el alto mucho cualquier pronunciamiento que cuestione,
grado de institucionalización de la sociedad civil), un aunque sea sólo en parte, su conveniencia y utilidad.
hecho que muchos atribuyen a la falta de un estado Con todo, y a pesar de la importancia de la memoria
propio. Esta forma de «debilidad» identitaria es uno para la propia definición de los individuos y los gru-
de los rasgos que debemos tener más presentes, como pos, en el Mediterráneo sabemos por nuestra larga
una forma positiva de amor propio presentado con experiencia histórica que cuando ciertas memorias
buenas maneras, por así decirlo, a la hora de mostrar se han querido imponer sobre otras, el conflicto ha
a la comunidad internacional nuestra percepción estallado con una virulencia inusitada. Por este
particular y actual del conflicto. motivo es necesario advertir de la importancia
Es necesario volver al problema de la memo- sobredimensionada que hemos querido dar a las
ria que, por lo que puede verse en las relaciones «políticas de la memoria».
interregionales e internacionales actuales (pese a En vez de ello, y siguiendo una vez más las en-
la agresiva propaganda de estar instalados en una señanzas de Marc Bloch, debemos concentrar nues-
vida global y en red), constituye un tema extrema- tros esfuerzos en la confección paralela de buenas
damente sensible. Una de las principales fuentes del historias locales/regionales/estatales, consensuando
conflicto en el que estamos instalados reside no en la un guión de mínimos para permitir ulteriores con-
memoria, sino en su «comunicación». Hace tiempo trastes. Debemos confiar en que la historia, el co-
que sabemos que los problemas de la comunicación nocimiento ordenado, nos haga comprensivos y nos
moderna son realmente determinantes. Existen nu- permita abordar los conflictos con mayor perspectiva
merosos estudios, por ejemplo, respecto al papel de para, de este modo, hacer política. Es curioso cons-
la prensa en la generación del clima prebélico de la tatar cómo, al hablar de la resolución de conflictos
antigua Yugoslavia (no muy diferente a la escalada reales y complejos, acabamos reivindicando el papel
de agresividad periodística que afectó a Cataluña y activo y ejemplar de la historia/instrumento (herra-
España de enero a julio de 1936). Sin embargo, en mienta), y la búsqueda de un contacto real entre los
términos generales y desde Cataluña, la prensa y los individuos. Y resulta curioso porque, precisamente,
medios de comunicación de masas se han converti- el mundo de la globalización, en el que los conflictos
do, con el tiempo, en una extensión de la sociedad están adquiriendo unos nuevos y trágicos niveles
política y han abandonado la antigua condición de de intensidad, promociona el ahistoricismo activo
«cuarto poder» independiente. Este bloque «poder/ (un presentismo/ futurismo agresivo) y fomenta la
comunicación» ha pasado a ser uno de los grandes individualización más descarnada. Es probable que,
elementos negativos en el proceso de percepción y con esta contribución en sentido reivindicativo del
gestión de los conflictos, creando o redefiniendo per- grupo que se reconoce en su historia y reconoce a
cepciones sociales dotadas de un gran potencial con- unos vecinos tan próximos, el área mediterránea se
flictivo. Es realmente sospechoso comprobar cómo se permita una contribución original y positiva a una
consolida una situación en la que, en general, ya no comprensión de las cosas que en los últimos siglos
interesa saber qué piensan o defienden los hombres ha pecado de exceso de lógica anglosajona.

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