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UNIDAD I: INTRODUCCIÓN A LA EPIDEMIOLOGÍA

(Documento de Apoyo)

Introducción a la Epidemiología
Acercarse a la Epidemiología produce la necesidad de reflexionar en torno a las concepciones
de salud que poseen los profesionales y equipos de salud que actúan en la comunidad, qué
posturas epistemológicas podemos afrontar para el análisis de las situaciones de salud y
hasta qué rol cumplen los servicios de salud para responder a las necesidades de las
poblaciones y de los ciudadanos.
Cabe destacar que en la mayoría de los países Latinoamericanos se están experimentando
cambios en el patrón tradicional de las enfermedades que han afectado a sus poblaciones
durante largo tiempo. En general, si pensamos desde la historia, las enfermedades
infecciosas fueron desplazadas por el advenimiento de las enfermedades crónicas y
degenerativas en los adultos, y más tarde la contaminación ambiental y química, dieron paso
a las enfermedades ocupacionales, accidentes, etc. Debemos sumar a ese breve panorama
los procesos de urbanización y los condicionamientos sociales que trajeron aparejados otros
problemas, como los de salud mental –stress–, violencia y traumas entre ellos los suicidios,
homicidios y accidentes, así como la presencia de la inequidad en relación al género, la etnia y
la discapacidad entre otros.
En la actualidad, esta perspectiva que parece una sucesión de procesos cambiantes
proporciona a la Epidemiología desafíos permanentes, la historia vuelve a enfrentar a la
sociedad con problemas de enfermedades infecciosas, si bien no con las mismas
características del siglo pasado pero que promueven la misma preocupación sanitaria como es
el VIH / Sida, o la vuelta del cólera o el dengue, para los países de América del Sur. Surgen
entonces para estas “nuevas situaciones” la necesidad de redefinir y clasificar una nueva
mirada de las enfermedades denominándolas emergentes y re emergentes.
La Epidemiología requiere, entonces, respuestas a estos desafíos, propuestas
metodológicas para producir conocimientos adecuados en pos de modificar el estado de
salud de las poblaciones acompañando la descentralización de los sistemas de salud,
ayudando a construir nuevos sistemas de información, utilizando nuevos métodos,
técnicas e indicadores para actividades de diagnóstico, vigilancia, monitoreo y
evaluación.
1. Fundamentos y evolución histórica de la epidemiología.

¿Por qué es importante conocer la historia de la epidemiología? Para rastrear los orígenes de la
epidemiología habría que remontarse a Hipócrates (siglo IV a.c), quien planteaba la
importancia de los factores ambientales y su influencia en la aparición de la enfermedad.
Sin embargo, sus orígenes se describen como muy posteriores a esa época.
Es hacia los siglos XVIII y XIX que se reconoce el inicio, cuando el término epidemiología
nace relacionado con la palabra “epidemia”.
La necesidad de estudiar las grandes epidemias europeas del siglo pasado. El desarrollo
acelerado de las ciudades con la Revolución Industrial, produjo transformaciones en la
organización social motivadas en las nuevas formas que adquiere la producción y el comercio.
Las migraciones desde ámbitos rurales hacia los urbanos en búsqueda de trabajo,
determinaron la aparición de problemas de hacinamiento, basurales, falta de agua potable y
cloacas. Estas condiciones de vida y trabajo se relacionaban con altísimas tasas de
mortalidad infantil.
En 1839, William Farr, realizó el “Registro Anual de Mortalidad y Morbilidad para Inglaterra y
Gales”.
La concepción dominante en el estudio de las enfermedades era la teoría miasmática, que
postulaba que las dolencias eran causadas por las emanaciones provenientes de los desechos
o de otras materias putrefactas de la tierra.
En este sentido, a lo largo del período se dieron distintos tipos de intervención estatal sobre
la cuestión de la salud de la población. En Inglaterra, el Estado proporciona servicios de
atención médica. En Francia, se desarrolla una medicina "urbana" con el fin de sanear los
espacios de las ciudades. En Alemania, se imponen reglas de higiene individual para el pueblo.
A partir del interés por conocer la relación entre condiciones de vida y salud, surge la corriente
denominada, por Guérin (médico alemán) en 1838, como "Medicina Social". Esta disciplina
ligada a la intervención estatal se ocupaba de la salud de las poblaciones a través de su
preocupación por el saneamiento, la organización de los espacios urbanos, la reglamentación
de la jornada de trabajo y de las condiciones mínimas de higiene que debían cumplir los
espacios laborales.
En 1854, John Snow, considerado el padre de la epidemiología moderna, realizó un importante
y fundacional trabajo sobre el riesgo de contraer cólera en Londres, a partir del consumo de
agua que suministraba cierta empresa privada. Elaboró una teoría sobre el contagio de
enfermedades infecciosas en general y propuso que la propagación del cólera se daba a través
del agua contaminada.
Este trabajo de Snow es considerado la “Primera Revolución de la Epidemiología”, en la
medida en que se pudo predecir las características del agente aún antes de que se
desarrollara la Microbiología.
Los avances logrados a partir de los descubrimientos bacteriológicos superaron los alcances de
la teoría miasmática y las condiciones del ambiente dejaron de ser consideradas determinantes
en la producción de la enfermedad. Por lo tanto, de un período basado en los avances logrados
en el control de las enfermedades por las políticas de saneamiento ambiental, se sucede otro
en el que se impone la teoría bacteriológica a partir del descubrimiento de los gérmenes
productores de enfermedad, y, en consecuencia, las medidas para enfrentar la enfermedad
se dirigieron específicamente a combatir los gérmenes.
Las bacterias fueron consideradas como las únicas causas en la producción de las
enfermedades. De esta manera, surgió la visión unicausal. Para cada enfermedad existe
un único agente capaz de producirla. Esta concepción fortaleció la interpretación de la
enfermedad como fenómeno individual suplantando el abordaje colectivo en el tema
salud.
En relación a este concepto entonces: el bacilo de Koch es la única causa de la tuberculosis, la
enfermedad es tratada y estudiada a partir del individuo enfermo sin tener en cuenta el contexto
socioeconómico y social que también hacen posible su aparición. Se dejan de lado, por lo tanto,
las condiciones de pobreza, hacinamiento, ausencia de higiene en las viviendas
(socioeconómico), las condiciones de vida y trabajo (social).
Este modelo unicausal fue reformulado hacia 1950 y como resultado emerge la tendencia
ecológica en epidemiología que proporcionó nuevos elementos en la interpretación de las
enfermedades.
La teoría ecológica plantea la interacción del agente, el huésped y el ambiente.

 Los agentes comprenden a los organismos infecciosos (virus, bacterias, hongos, parásitos,
entre otros), agentes físicos (radiaciones, por ejemplo) y agentes químicos (productos tóxicos,
ácidos, etc.)

 El huésped toma en cuenta las características de los individuos como edad, sexo, raza,
hábitos. También se debe tener en cuenta la susceptibilidad del individuo cuando se trata de
enfermedades infecciosas. ¿Está vacunado? ¿Ya ha tenido la enfermedad?

 Entre los factores ambientales se presentan aquellos que afectan la exposición del huésped
al agente. Pueden identificarse factores físicos (clima, temperatura, humedad, presión,
luminosidad, etc.), biológicos (vegetales y animales, adquiriendo una importancia fundamental
los piojos, pulgas y mosquitos) y los sociales (económicos, culturales, etc.).

A partir de estas concepciones, se plantea la multicausalidad en la producción de las


enfermedades, es decir, se propone la existencia de un agente causal (ya no solo
microbio) y variables relacionadas con la transmisión del agente (ambiente) y la
predisposición del huésped a enfermar.

Un hito a destacar es que en 1948 se creó la Organización Mundial de la Salud cuyo objetivo
inicial fue llevar los beneficios de los desarrollos médicos y científicos a las zonas más
postergadas del mundo. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, el impacto de la
medicina científica y de la administración de la salud pública sobre las condiciones de vida
humana, contribuyó a que la asistencia de la salud y enfermedad de las poblaciones se integre
a las políticas sociales de los llamados “Estados de Bienestar”.

Si bien se observó una disminución relativa de las enfermedades infecciosas en los países
industrializados, comenzaron a llamar la atención aquellas enfermedades no infecciosas
que alcanzaban las tasas más altas de morbilidad y mortalidad, motivo por el cual las
enfermedades crónicas (reumatismo, enfermedades cardíacas, arteriosclerosis, hipertensión,
asma, bronquitis crónica, e inclusive los traumas producidos por accidentes e intentos de
suicidio), adquieren una importancia primordial para la investigación epidemiológica.
Paralelamente, los problemas de salud atribuidos al medio ambiente (radiaciones, la
contaminación atmosférica, las nuevas sustancias químicas industriales, etc.) también
adquieren relevancia epidemiológica.

Entre 1951 y 1961, Richard Doll y Austin Bradford Hill, realizaron y entre 1948 y 1974, William
B. Kannel y otros trabajaron en el estudio de cohorte para analizar factores de riesgo para las
enfermedades cardiovasculares: “The Framingham heart study”.
Además, Richard Doll y Austin Bradford Hill incorporan el método experimental
propiamente dicho y la asignación aleatoria de individuos. Estos trabajos conforman uno de
los más importantes avances de la disciplina. Hasta entonces los estudios epidemiológicos
podían calificarse de “experimentos naturales”, en la medida en que no se efectuaba un
control manipulado de variables, sino que se aprovechaba a “observar” la realidad tal como se
daba.

Algunos consideran el aporte de Doll y Hill como la “Segunda Revolución y el


Renacimiento de la Epidemiología”.

La producción científica en esta etapa creció considerablemente igual que la aplicación de


metodologías estadísticas cada vez más elaboradas. Los numerosos estudios mostraban que
las enfermedades no se distribuían de manera homogénea o perfectamente al azar en la
población, sino que su ocurrencia parecía estar ligada a la condición socioeconómica de los
sujetos o grupos bajo análisis.

A partir de la década del setenta, se desarrollaron corrientes que cuestionaron la tríada


ecológica1 por considerar a la salud como un proceso natural, y se preocuparon por estudiar
su desarrollo en distintos períodos históricos teniendo en cuenta el carácter económico y
social de su producción. Estas corrientes no niegan la predisposición biológica a enfermar
que puede tener un sujeto, pero a través de múltiples estudios han mostrado que esa
predisposición, aún la de carácter genético, actúa estimulada por factores relacionados con la
manera de producir y de distribuir los bienes y servicios en las sociedades.

Con la denominada la “crisis” de la salud pública (a fines del 60) y la construcción de las
ideas de complejidad en el campo de la salud se hizo necesario una profundización disciplinar
y revisar los paradigmas y las propuestas de acción procurando establecer la salud en el
ámbito de lo “colectivo” y estrechar lazos interdisciplinares. De esta forma surge la
“salud colectiva”2 como un campo científico donde se procura comprender las formas en que
la sociedad identifica sus necesidades y problemas; y además como un campo de práctica
centrada en las acciones de salud como la promoción, protección, recuperación y
rehabilitación. En Brasil recibe el nombre de Salud Comunitaria.

Al incorporar la concepción de la Salud Colectiva para el avance de los conocimientos y


prácticas comunitarias se torna como desafío para enriquecer las miradas y abordar las
problemáticas desde las categorías de género, de etnia, de equidad entre otras.

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