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Carlos Torrealba
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Ahora bien, el nacimiento del Individuo que, como nos recuerda Hegel y otros
autores, no estaba presente en el concepto clásico de Polis, se generó con la
revolución burguesa y se afianzó en la ilustración moderna. Con esta escisión
comienzan las discusiones alrededor de la relación entre las partes separadas, a
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1
Platón, La república, Alianza 2ditorial, Madrid (1988): 554.
2
Bobbio, N, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político, FC2,
México (2001): 37.
3
Una etapa medieval donde difícilmente se podían encontrar los textos platónicos o aristotélicos y
donde el espacio para la reflexión política era dominado por la doctrina de la espada de la religión
junto con el poder monárquico, los cuales se enfocaban en contener al hombre malvado por
naturaleza. Por otro lado, la cristalización del feudalismo como modo de producción, gracias al
desarrollo material de las ciudades, sirvió como punto de partida para la conciencia de libertad
individual.
saber, la relación esfera pública-esfera privada; los límites de acción del estado o
grados de participación de los individuos4.
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4
Hobbes, Locke, Montesquieu y otros filósofos modernos ofrecen las primeras concepciones al
respecto.
5
Jorge, C. Un nuevo poder, estudio filosófico de las ideas morales y políticas de Simón Rodríguez,
UN2SR, Caracas (2005): 155.
6
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 6
pues, nuestros autores se dedican a la tarea de hacer explícitos los conceptos
más básicos en las relaciones sociales y políticas de la época y a revisar su
fundamento y origen.
((
¿Y qué falta entonces? 2l filósofo americano nota en las prácticas de esos que
se llaman a sí mismos republicanos sólo la adopción de nuevos nombres traídos
de afuera que introducen o cubren tendencias monárquicas arraigadas en sus
costumbres. Pedirá, en este sentido, que se acuda a los modos de existencia
Hispanoamericanos y no a los de otras latitudes9. Debemos decir que la atención
a las costumbres se desarrolla como uno de los elementos de interés en la
filosofía política y social del maestro de primeras letras.
Por ahora lo dicho nos sirve para poder revisar cómo debe ser un gobierno
para el también conocido como Samuel Robinson. 2n el Pródromo de 1828
Rodríguez establece un paralelo donde se exponen las características de la
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7
Rosales, J. La república de °imón Rodríguez; una aproximación a su proyecto político y
social, 2l Perro y la Rana, Caracas (2007): 13
8
Aunque intelectuales desde Alberdi hasta el venezolano Vallenilla Lanz identificaron antes y
después el proyecto civilizador como un proyecto donde la transformación del medio era lo
fundamental.
9
Con Hegel y Montesquieu podemos decir que de nada sirven nombres separados del espíritu del
pueblo y con los positivistas que no calarán letras de otros territorios con otra herencia y en otro
nivel de evolución.V
lengua y del gobierno en Hispanoamérica con el fin de demostrar la necesidad de
reforma. Que se gobierne como se vive y se escriba como se hable concluye, por
tanto, si reflexionamos sobre las funciones esenciales de un gobierno, es decir las
de proteger, ordenar y ayudar, podríamos pensar qué tipo de deberes se derivan
de aquellas.
2n este sentido, vale señalar una de las nociones más complejas en el autor
de Sociedades Americanas, o sea, la del gobierno etológico. Podemos decir que
se trata de un gobierno fundado sobre la base de las ya mencionadas costumbres
y que las reformula y revisa atendiendo a la razón. 2sta apelación a lo racional ha
de entenderse como una superación de las costumbres que atropellen la causa
social. Una de las costumbres en cuestión, que señalan tanto Rodríguez como
Acosta, es el constante militarismo en la sociedad venezolana, sobre todo cuando
se trata de salir de gobiernos, así Acosta-en quien como veremos la razón juega
también un papel fundamental-señala que si se quiere tumbar a un gobierno que
se distancie de los intereses de la mayoría, se haga por el medio racional de las
elecciones, evitando así trastornos en la sociedad10.
Simón Rodríguez cuando apunta a que el gobierno debe ser etológico aboga
por la pertinencia e importancia de la filosofía y la política, tanto en relación con el
mismo gobierno representativo-aunque no esté muy de acuerdo con este
concepto-como en lo que se refiere a la sociedad civil y al pueblo. Rodríguez
vincula la acción de filosofar a la de gobernar por la necesidad de reflexión en las
decisiones arquitectónicas de una sociedad. Al político le toca entonces llevar el
concepto de poder a su lugar de origen, a sus redes éticas originales, sin embargo
esta tiene que ser una labor de ambos lados para que podamos superar la idea
maquiavélica de que hay poca valorización de medios en ese ámbito corrupto y
separado que es la política. 2l fin debe ser la convivencia; garantizarla, fomentarla
y vivirla. 2l político entonces tiene que saberse ciudadano y, el ciudadano, político.
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10
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 48
Ahora bien, esta reforma de las costumbres auspiciada por la concepción de
gobierno etológico tiene su brazo operante en la Educación. 2l autor de Luces y
Virtudes sociales nos dice que ³el modo de pensar se forma del modo de sentir, el
de sentir del de percibir, y el de percibir, de las impresiones que hacen las cosas,
modificadas por las ideas que nos dan de ellas los que nos enseñan´11. Aquí
queda evidenciada la importancia que tiene la educación, la instrucción y el
contenido que impartan.
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11
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 108.
12
Rosales, J. La república de °imón Rodríguez; una aproximación a su proyecto político y
social, 2l Perro y la Rana, Caracas (2007): 47
13
Cfr. Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 34.V
los otros animales. Pero, la racionalidad tiene que entenderse aquí como la
posibilidad de hablar, de comunicar y el que comunica hace comunión y no hay
comunión ni comunicación sin la otredad. 2l lenguaje, así entendido, implica el
reconocimiento del otro.
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14
Montesquieu al establecer, a manera de Platón, un principio, una característica a cada forma de
gobierno, habla de virtud cívica como el resorte de una república democrática.
15
Cfr. Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 46V
oficio de provecho-y que-deben tener propiedad´16. Por el hecho de quién quiere
males, revolución si desea bienes, si desea estabilidad. No puede haber, por
tanto, una sociedad moral y política si no se cubren necesidades básicas como
comida y vestimenta17. Robinson identifica la acción moral como objeto de disfrute
del ciudadano; sin tener lo básico no importará ser político, moral o filósofo, en
estas condiciones es más difícil disfrutar de la convivencia porque el foco está en
la satisfacción de lo más instintivo18. De lo que se trata entonces es de crear este
pueblo. Pero primero ¿Qué podemos entender por pueblo?
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16
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por `pueblo´´ en República, Congreso,
!ensamiento político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario
de la Independencia, Caracas (1960): 62.
17
Rodríguez propone, en este sentido, reformas comerciales para que los americanos se
conviertan en mercaderes y sus productos en favoritos y una distribución más equitativa del capital
aprovechando las tierras y la agricultura.
18
2n trabajos anteriores llamábamos la atención que no se trata aquí de defender una especie de
relación causal necesaria entre pobreza y violencia, o entre pobreza, violencia y pueblo. 2l último
concepto será redefinido en el presente trabajo y con respecto a los otros dos, Rodríguez señala
que la ciudad y las clases dominantes no están absueltas de barbarie.
19
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 88.V
determinaciones más pasionales, más propias de la fuerza-otro de los conceptos
fundamentales en Acosta-en el uso inconsciente de la misma para fines e
intereses que no sean el común. 2n este sentido, entra el pensamiento de que la
libertad en la república no puede entenderse como licencia, como libertinaje
porque como demuestra Acosta ³el abuso de toda libertad es la muerte de la
misma´20 Por esta razón es que los dos filósofos postulan a la educación
republicana como la institución que podrá sembrar virtudes en el pueblo para que
éste no sea engañado y no abuse de su libertad.
Rodríguez nota que ³el poder de los congresos está en razón del saber de los
pueblos´21 lo que quiere decir que un pueblo sabio hace una república poderosa,
entendiendo poderosa como capaz de transformar, estando esta fuerza siempre
acompañada por las ideas, ya que el hombre, siendo un animal ³formado para la
felicidad, no puede buscarla sin obrar, ni puede obrar sin pensar´22
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20
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 38
21
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 49
22
Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 39
23
Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ Opus Cit. p. 23.V
2l mismo autor recuerda que hay tres ideas en particular que siempre han estado
acompañando el desarrollo práctico del hombre en la naturaleza; el derecho,
apoyado con el concepto de propiedad derivado del trabajo de los hombres, la
filosofía, representada por la necesidad de estudiar las leyes de la naturaleza para
poder estar en ella y, por último, la religión como elemento cohesionador y
explicador causal y teleológico.24 Siempre recordando que la inteligencia, la razón
es impotente sin la voluntad aunque estos tres elementos tienen la tarea de
contener los artificios de las pasiones, de la fuerza, ya sean desafueros, barbarie o
ignorancia.
(
Los americanos, resalta, ³quieren vivir sin reyes y sin congresos [«] quieren
ser dueños de sus personas [«] quieren gobernarse por la razón que es la
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24
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 28-30.
25
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 19.
26
Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 24.V
autoridad de la naturaleza´27. Pero mientras se sigan manteniendo distinciones
que intentan valorar una persona más que otra, la originalidad y la
autogobernabilidad se hacen muy difíciles de conseguir. 2n este sentido la idea
republicana es una que tiene como bandera la horizontalidad de las relaciones. La
noción de ciudadano entonces es nociva para quien no le conviene dejar las
relaciones de señorío porque concretándonos todos como ciudadanos estaríamos
a la par en el terreno político.
2n este sentido y para concluir tenemos que volver a la idea del pueblo
encrático. Rodríguez sostiene que en la determinación común de un ³pueblo´ se
determinan implícitamente quiénes no son pueblo, cosa que trae sus beneficios
para una élite. Ésta élite, para Acosta, abusa de la palabra pueblo para justificar
sus intereses; ³se alentaba a la revolución [«] y todo en nombre del pueblo,
porque el pueblo lo pedía, porque el pueblo lo proclamaba´29. 2sto es, se apelaba
a la fuerza teniendo como sustento el descontento de esta entidad metafísica
llamada pueblo. Decíamos arriba que se trata de crear pueblo y que, como
siempre es engañado o comprado a éste lo define muchas veces el
desconocimiento, la ignorancia, luego decíamos que el pueblo ciudadano es la
sustancia de la república, por lo tanto no puede existir la república sobre la base
de un pueblo que ignora. Así que el pueblo debe ser un pueblo de filósofos.
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27
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 69
28
Ibíd. p. 77
29
Acosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por pueblo´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 57.V
2n este mismo orden de ideas, basado en lo estipulado en el ratado sobre
las luces y sobre las virtudes sociales Rodríguez habla de pueblo de filósofos
porque los ciudadanos siendo políticos, asumiendo su rol corresponsable,
participativo y apelando a sus capacidades racionales, aprende a gobernarse. Un
pueblo autoconsciente que desarrolle y ejerza su derecho a decir que no, que
sepa sentir y pensar esa segunda naturaleza llamada sociedad. Acosta explica de
forma excepcional lo que hemos estado diciendo: ³el verdadero pueblo no son ni
diez, ni ciento, ni mil, ni nunca contados hombres, sino la generalidad de los
hombres, los buenos ciudadanos´30. 2l pueblo no es un número que me sirve para,
en mi discurso político, justificar mi accionar, el pueblo tampoco es esa masa
pobre y violenta que siempre debe estar en esas condiciones y que me sirve para
definirme en oposición, el pueblo tiene partes para Rodríguez y si hay una parte
menos favorecida, sólo tiene que concebirse como pueblo en bruto, pueblo en
potencialidad, encratés en potencialidad.
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VAcosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por pueblo´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 59.V