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Palabras Clave: Filosofía política, Filosofía social, Pensamiento político


latinoamericano, Venezuela, Simón Rodríguez, Cecilio Acosta.

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No es sostenible el argumento de que Venezuela luego de lograr su


independencia del régimen español haya entrado en el esplendor de la forma
republicana. La historia muestra esto claramente si echamos un vistazo a la
variedad de constituciones y revueltas, sin embargo podemos preguntar ¿Por qué
falla el modelo republicano en nuestros límites? Aunque no ofrecen un concepto
refinado, tanto Rodríguez como Acosta tratan de elucidar la manera de hacer
posible en la Eutopía hispanoamericana en general y en Venezuela en particular lo
que alguna vez intentó la revolución francesa al apelar a la primacía de la
racionalidad en el terreno político.

Carlos Torrealba
(

2l paradigma republicano encuentra sus primeras expresiones cuando el


pensamiento se volcó hacia la Polis. La república platónica tiene a la justicia como
principio y se constituye por los gobernantes-filósofos, los guerreros que
resguardan y aquellos que se dedican a los trabajos productivos. Aunque esta
república no ha existido, puede que en cielo, como lo afirma Platón, haya ³un
modelo de ella para el que quiera mirarlo y fundar conforme a él su ciudad
interior´1. Aristóteles, un tiempo después, afirma, según Bobbio, que ³la razón por
la cual los individuos se reúnen en la ciudad [«] no es solamente la de vivir en
común, sino también la de vivir bien´2 lo que se concede como una de las primeras
advertencias éticas sobre la conformación de las ciudades.

2s hasta el renacimiento, luego de la caída del imperio romano, el período


medieval y el advenimiento de los feudos como relaciones sociales3, que se
rescata la forma de república con Maquiavelo como principal exponente. Aquí se
comienza a hablar de Estado y ya no de Polis, pero conservando la idea de la res
pública romana donde había un estado, instituciones, elecciones, clases y un
senado o asamblea.

Ahora bien, el nacimiento del Individuo que, como nos recuerda Hegel y otros
autores, no estaba presente en el concepto clásico de Polis, se generó con la
revolución burguesa y se afianzó en la ilustración moderna. Con esta escisión
comienzan las discusiones alrededor de la relación entre las partes separadas, a

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1
Platón, La república, Alianza 2ditorial, Madrid (1988): 554.
2
Bobbio, N, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político, FC2,
México (2001): 37.
3
Una etapa medieval donde difícilmente se podían encontrar los textos platónicos o aristotélicos y
donde el espacio para la reflexión política era dominado por la doctrina de la espada de la religión
junto con el poder monárquico, los cuales se enfocaban en contener al hombre malvado por
naturaleza. Por otro lado, la cristalización del feudalismo como modo de producción, gracias al
desarrollo material de las ciudades, sirvió como punto de partida para la conciencia de libertad
individual.
saber, la relación esfera pública-esfera privada; los límites de acción del estado o
grados de participación de los individuos4.

Sostiene Jorge con MacIntyre que el republicanismo ³es el proyecto de


restaurar una comunidad de virtud alrededor de la noción de bien público-siendo
éste, continua el autor-independiente de [«] los intereses individuales´5. 2ste
proyecto, donde entran en conflicto la esfera pública y la privada, requiere de
individuos, como establecen los pensadores clásicos, encráticos. La tarea
entonces es, a continuación, tratar de explicar con Simón Rodríguez y Cecilio
Acosta cómo es este individuo, qué forma tomó el republicanismo de los autores,
cómo conciliar en aquel el interés individual con el colectivo una vez separados y
qué se necesita para concretar un proyecto como el anterior o como el platónico.

Respecto del estado de América en tiempos de Rodríguez el filósofo advierte


que necesita que ³pide serias reflexiones´.6 2sta es la perplejidad del conocido
maestro de Bolívar; un estado donde las sociedades se juegan entre monarquías y
repúblicas. Las naciones se están formando, todavía no son lo que son ahora, una
diferencia palpable se manifestaba: ya no eran colonias, eran territorios
independientes. Sin embargo diversos autores hispanoamericanos han sostenido
que sólo hubo cambio de caras en el poder, en otras palabras, del señorío
peninsular se pasó al señorío de los próceres.

2n efecto, luego de las guerras de secesión o de independencia, el premio


para los vencedores fue el territorio, en nuestro caso, el territorio venezolano. La
idea de república de la que tanto profesaban efectividad se ha perdido, el
concepto y el objeto no coinciden. Acorde con esto, el pensamiento
hispanoamericano de la época, entre ellos el de Acosta, Rodríguez y luego el de
los positivistas, se configuraba como una búsqueda de la transformación del
sistema colonial, de la realidad colonial de la que se parecía haber salido. Así

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4
Hobbes, Locke, Montesquieu y otros filósofos modernos ofrecen las primeras concepciones al
respecto.
5
Jorge, C. Un nuevo poder, estudio filosófico de las ideas morales y políticas de Simón Rodríguez,
UN2SR, Caracas (2005): 155.
6
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 6
pues, nuestros autores se dedican a la tarea de hacer explícitos los conceptos
más básicos en las relaciones sociales y políticas de la época y a revisar su
fundamento y origen.

((

Por progreso y civilización ya en el siglo XIX se entendía generalmente


puertos poblados, tiendas, calles con carretas llenas de mercancía, bibliotecas,
universidades, librerías, ilustración. Rosales afirma en este sentido que las
llamadas repúblicas hispanoamericanas ³han alcanzado conocimientos de
prosperidad económica y otros logros significativos, pero [«] no conocen la
esencia del ser republicano: el de la armonía entre el bien particular y el bien
general´7. Alértese que no se trata aquí de una invitación a prescindir de las
distintas caras del desarrollo económico ni intelectual sino de resaltar la idea de
que, al menos en América, aquellos son necesarios pero no suficientes8.

¿Y qué falta entonces? 2l filósofo americano nota en las prácticas de esos que
se llaman a sí mismos republicanos sólo la adopción de nuevos nombres traídos
de afuera que introducen o cubren tendencias monárquicas arraigadas en sus
costumbres. Pedirá, en este sentido, que se acuda a los modos de existencia
Hispanoamericanos y no a los de otras latitudes9. Debemos decir que la atención
a las costumbres se desarrolla como uno de los elementos de interés en la
filosofía política y social del maestro de primeras letras.

Por ahora lo dicho nos sirve para poder revisar cómo debe ser un gobierno
para el también conocido como Samuel Robinson. 2n el Pródromo de 1828
Rodríguez establece un paralelo donde se exponen las características de la
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7
Rosales, J. La república de °imón Rodríguez; una aproximación a su proyecto político y
social, 2l Perro y la Rana, Caracas (2007): 13
8
Aunque intelectuales desde Alberdi hasta el venezolano Vallenilla Lanz identificaron antes y
después el proyecto civilizador como un proyecto donde la transformación del medio era lo
fundamental.
9
Con Hegel y Montesquieu podemos decir que de nada sirven nombres separados del espíritu del
pueblo y con los positivistas que no calarán letras de otros territorios con otra herencia y en otro
nivel de evolución.V
lengua y del gobierno en Hispanoamérica con el fin de demostrar la necesidad de
reforma. Que se gobierne como se vive y se escriba como se hable concluye, por
tanto, si reflexionamos sobre las funciones esenciales de un gobierno, es decir las
de proteger, ordenar y ayudar, podríamos pensar qué tipo de deberes se derivan
de aquellas.

2n este sentido, vale señalar una de las nociones más complejas en el autor
de Sociedades Americanas, o sea, la del gobierno etológico. Podemos decir que
se trata de un gobierno fundado sobre la base de las ya mencionadas costumbres
y que las reformula y revisa atendiendo a la razón. 2sta apelación a lo racional ha
de entenderse como una superación de las costumbres que atropellen la causa
social. Una de las costumbres en cuestión, que señalan tanto Rodríguez como
Acosta, es el constante militarismo en la sociedad venezolana, sobre todo cuando
se trata de salir de gobiernos, así Acosta-en quien como veremos la razón juega
también un papel fundamental-señala que si se quiere tumbar a un gobierno que
se distancie de los intereses de la mayoría, se haga por el medio racional de las
elecciones, evitando así trastornos en la sociedad10.

Simón Rodríguez cuando apunta a que el gobierno debe ser etológico aboga
por la pertinencia e importancia de la filosofía y la política, tanto en relación con el
mismo gobierno representativo-aunque no esté muy de acuerdo con este
concepto-como en lo que se refiere a la sociedad civil y al pueblo. Rodríguez
vincula la acción de filosofar a la de gobernar por la necesidad de reflexión en las
decisiones arquitectónicas de una sociedad. Al político le toca entonces llevar el
concepto de poder a su lugar de origen, a sus redes éticas originales, sin embargo
esta tiene que ser una labor de ambos lados para que podamos superar la idea
maquiavélica de que hay poca valorización de medios en ese ámbito corrupto y
separado que es la política. 2l fin debe ser la convivencia; garantizarla, fomentarla
y vivirla. 2l político entonces tiene que saberse ciudadano y, el ciudadano, político.

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10
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 48
Ahora bien, esta reforma de las costumbres auspiciada por la concepción de
gobierno etológico tiene su brazo operante en la Educación. 2l autor de Luces y
Virtudes sociales nos dice que ³el modo de pensar se forma del modo de sentir, el
de sentir del de percibir, y el de percibir, de las impresiones que hacen las cosas,
modificadas por las ideas que nos dan de ellas los que nos enseñan´11. Aquí
queda evidenciada la importancia que tiene la educación, la instrucción y el
contenido que impartan.

La 2ducación y la Instrucción deben darse a la transformación social y cultural


en la formación de los individuos, los individuos republicanos. Sin embargo
Rosales advierte que ³la instrucción tiene un carácter instrumental´12. La
educación, en cambio, tiene que compenetrarse con los saberes técnicos y
prácticos de la instrucción que, cuando están solos, pueden perder su fin social.
Se trata de vivir en república y en la escuela debe formarse un medio de cultivo en
cada persona, una disposición a vivir de la idea del bien colectivo de la mano, al
mismo tiempo, con la satisfacción de necesidades básicas; luego el individuo será
propenso a dedicarse a trabajos útiles para la sociedad. Ahora, volviendo a la
educación, Rodríguez afirma que mientras en la escuela no se pongan de acuerdo
las diferentes voluntades mediante el reforzamiento de sentimientos morales como
el deber, la sociedad no puede esperar ciudadanos13.

Aquellos que porten este título de forma no concreta le estarán dando la


espalda a la sociedad. Los individualistas, los ignorantes sociales, quedándose en
el ámbito de los apetitos, en la primera naturaleza, no responden a la búsqueda
ética por la buena vida entendida como un vivir en sociedad, un vivir que tiene
como condición de posibilidad el reconocimiento del otro. Cuando Aristóteles
definió a la persona como un animal racional distinguió efectivamente dos
momentos, dos naturalezas: una que se queda en el elemento de lo instintivo, otra
en el elemento de la razón, por lo tanto, la racionalidad es lo que nos distingue de

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11
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 108.
12
Rosales, J. La república de °imón Rodríguez; una aproximación a su proyecto político y
social, 2l Perro y la Rana, Caracas (2007): 47
13
Cfr. Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 34.V
los otros animales. Pero, la racionalidad tiene que entenderse aquí como la
posibilidad de hablar, de comunicar y el que comunica hace comunión y no hay
comunión ni comunicación sin la otredad. 2l lenguaje, así entendido, implica el
reconocimiento del otro.

Ahora bien, si el vivir en comunión también nos caracteriza en la forma


ciudadana y el peso, la sustancia, el motor, el resorte y principio14 de la república
cuando el poder se traslada de uno, algunos, o muchos a todos es la ciudadanía
¿Cuáles son las consecuencias entonces de que la soberanía resida en
ciudadanía cuando no hay ciudadanos?

La escuela es política: antes de formar médicos, abogados, politólogos,


arquitectos se deben formar ciudadanos. ¿Cómo hacemos si se encuentra
desvalorizada? 2s competencia del 2stado enviar los fondos para revitalizar su
calidad y restablecer la importancia. Se educa para amoldar el carácter con el
objetivo de que esté en armonía con ciertas máximas ¿Con qué máximas nos
puede familiarizar una escuela en decadencia?

2n otro orden de ideas, Rodríguez en la edición de Sociedades Americanas de


1842 habla de fundar república con base en-como ya se ha dicho- la reforma de
las costumbres con la ayuda de la educación que, más allá de formar individuos
receptivos a las distinciones morales, rediseñe también los fines de áreas como la
economía para que ésta propicie las condiciones necesarias para la propiedad y
para la búsqueda de utilidad en los trabajos15.

2ntonces, en la sociedad se debe dar-para Rodríguez-la educación popular, la


destinación a trabajos útiles y la aspiración fundada a la propiedad. 2l objetivo es
colonizar al país con sus propios habitantes, crear el ámbito para la vida buena,
para eso se necesitan las tres, no basta ni con una ni con dos. 2n el mismo sentir
Acosta expresa que los buenos ciudadanos son los dedicados ³a menesteres y

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14
Montesquieu al establecer, a manera de Platón, un principio, una característica a cada forma de
gobierno, habla de virtud cívica como el resorte de una república democrática.
15
Cfr. Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 46V
oficio de provecho-y que-deben tener propiedad´16. Por el hecho de quién quiere
males, revolución si desea bienes, si desea estabilidad. No puede haber, por
tanto, una sociedad moral y política si no se cubren necesidades básicas como
comida y vestimenta17. Robinson identifica la acción moral como objeto de disfrute
del ciudadano; sin tener lo básico no importará ser político, moral o filósofo, en
estas condiciones es más difícil disfrutar de la convivencia porque el foco está en
la satisfacción de lo más instintivo18. De lo que se trata entonces es de crear este
pueblo. Pero primero ¿Qué podemos entender por pueblo?

2xclama Rodríguez ³la América española es original´19 y debe serlo, pero se


necesita madurez política y social para saber distinguir qué es lo útil. Pero sin la
atención a la educación popular es muy difícil ser originales y pensar en
soluciones para nosotros desde nosotros si no sabemos quiénes somos, ni cuál es
nuestro rol, ni cuáles son nuestras necesidades.

(((

Dos de los conceptos de la filosofía social trabajados en Sociedades


Americanas y también en algunos artículos de Cecilio Acosta son las nociones de
autoridad y vulgo. Será interesante en este sentido elucidar las consecuencias de
la distinción entre vulgo y lo que no es vulgo, pero sobre todo qué es lo que hace
al vulgo, pues, vulgo. Para los filósofos venezolanos si no hay desconocimiento no
hay pueblo y esto es responsabilidad del gobierno. 2l pueblo debe aprender a
gobernarse, debe ser encrático, para que no sea engañado por los abusos y
desequilibrios en la autoridad, ya esté representada por la prensa o en los mismos
representantes. La prensa, señala Acosta, es un arma, se pueden expresar las

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16
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por `pueblo´´ en República, Congreso,
!ensamiento político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario
de la Independencia, Caracas (1960): 62.
17
Rodríguez propone, en este sentido, reformas comerciales para que los americanos se
conviertan en mercaderes y sus productos en favoritos y una distribución más equitativa del capital
aprovechando las tierras y la agricultura.
18
2n trabajos anteriores llamábamos la atención que no se trata aquí de defender una especie de
relación causal necesaria entre pobreza y violencia, o entre pobreza, violencia y pueblo. 2l último
concepto será redefinido en el presente trabajo y con respecto a los otros dos, Rodríguez señala
que la ciudad y las clases dominantes no están absueltas de barbarie.
19
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 88.V
determinaciones más pasionales, más propias de la fuerza-otro de los conceptos
fundamentales en Acosta-en el uso inconsciente de la misma para fines e
intereses que no sean el común. 2n este sentido, entra el pensamiento de que la
libertad en la república no puede entenderse como licencia, como libertinaje
porque como demuestra Acosta ³el abuso de toda libertad es la muerte de la
misma´20 Por esta razón es que los dos filósofos postulan a la educación
republicana como la institución que podrá sembrar virtudes en el pueblo para que
éste no sea engañado y no abuse de su libertad.

Rodríguez nota que ³el poder de los congresos está en razón del saber de los
pueblos´21 lo que quiere decir que un pueblo sabio hace una república poderosa,
entendiendo poderosa como capaz de transformar, estando esta fuerza siempre
acompañada por las ideas, ya que el hombre, siendo un animal ³formado para la
felicidad, no puede buscarla sin obrar, ni puede obrar sin pensar´22

La dicotomía objeto de la reflexión social de Cecilio Acosta es la de razón-pasión,


ideas y fuerza en la sociedad. Así pues nos recuerda que estos conceptos son ³los
elementos únicos que hay en toda sociedad, y que se encuentran unidos a veces
para su bien, a veces separados para su mal´23. La fuerza está representada por
la voluntad, por la acción, las pasiones, para el autor cuando está sola sin la
probidad que le imprimen las ideas, la anterior destruye, es licencia, es fuerza que
obra sin saber. Así pues el escritor de El Centinela estudia las consecuencias del
accionar solitario de la voluntad, de la fuerza por sí misma en un contexto donde
Venezuela está comenzando a ser lo que es hoy, pasando por la separación de
Colombia, las revoluciones, la guerra federal, los otros conflictos entre liberales y
conservadores, es decir, a través del dominio de la fuerza en los acontecimientos.

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20
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 38
21
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 49
22
Acosta, Cecilio. ³Libertad de Imprenta´ en República, Congreso, !ensamiento político
venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la Independencia,
Caracas (1960): 39
23
Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ Opus Cit. p. 23.V
2l mismo autor recuerda que hay tres ideas en particular que siempre han estado
acompañando el desarrollo práctico del hombre en la naturaleza; el derecho,
apoyado con el concepto de propiedad derivado del trabajo de los hombres, la
filosofía, representada por la necesidad de estudiar las leyes de la naturaleza para
poder estar en ella y, por último, la religión como elemento cohesionador y
explicador causal y teleológico.24 Siempre recordando que la inteligencia, la razón
es impotente sin la voluntad aunque estos tres elementos tienen la tarea de
contener los artificios de las pasiones, de la fuerza, ya sean desafueros, barbarie o
ignorancia.

( 

2l estado actual de América para Rodríguez también es el ³de una suspensión


de armas´25 así que se vuelve fundamental revisar la historia. Las repúblicas se
han establecido con violencia, se han establecido pero no están fundadas; las
exigencias y los conflictos generalmente se resuelven a través de las armas, a
través de revoluciones, así que el espacio para un pueblo civilizado está muy
reducido. 2n un estado donde pesa más un ejército que un congreso, sostiene
Acosta, ³la fuerza es quien sopla el fuego de las rebeliones, que no hacen más
que conmover el edificio social´26. 2l bien muchas veces se obtiene por medios
violentos y no hay que quedarse en las dinámicas de la fuerza, porque como
advierte el mismo autor, si con fuerza actúas con fuerza se te responderá. La
sugerencia es atender a las circunstancias porque estas exigen moderación si se
quiere progresar. Hay que aprender, en este sentido y como establece
Maquiavelo, a navegar virtuosamente con las circunstancias.

Los americanos, resalta, ³quieren vivir sin reyes y sin congresos [«] quieren
ser dueños de sus personas [«] quieren gobernarse por la razón que es la

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24
Cfr. Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 28-30.
25
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 19.
26
Acosta, Cecilio. ³Los dos elementos de la sociedad´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 24.V
autoridad de la naturaleza´27. Pero mientras se sigan manteniendo distinciones
que intentan valorar una persona más que otra, la originalidad y la
autogobernabilidad se hacen muy difíciles de conseguir. 2n este sentido la idea
republicana es una que tiene como bandera la horizontalidad de las relaciones. La
noción de ciudadano entonces es nociva para quien no le conviene dejar las
relaciones de señorío porque concretándonos todos como ciudadanos estaríamos
a la par en el terreno político.

La costumbre es el problema porque se daña auspiciado por ella, ³lo que se ve


continuamente hace ley´28 porque es lo normal; si normalmente se esconde un
error, cualquier otra opción estará despreciada ¿Qué hacemos cuando la violencia
es la norma? 2s necesario entonces someter estas costumbres a crítica, a
reflexión. Pero ¿Quién lo hará si no estamos formados para esto y si los pocos
que lo intentan son desvalorizados porque el foco está en otra parte?

2n este sentido y para concluir tenemos que volver a la idea del pueblo
encrático. Rodríguez sostiene que en la determinación común de un ³pueblo´ se
determinan implícitamente quiénes no son pueblo, cosa que trae sus beneficios
para una élite. Ésta élite, para Acosta, abusa de la palabra pueblo para justificar
sus intereses; ³se alentaba a la revolución [«] y todo en nombre del pueblo,
porque el pueblo lo pedía, porque el pueblo lo proclamaba´29. 2sto es, se apelaba
a la fuerza teniendo como sustento el descontento de esta entidad metafísica
llamada pueblo. Decíamos arriba que se trata de crear pueblo y que, como
siempre es engañado o comprado a éste lo define muchas veces el
desconocimiento, la ignorancia, luego decíamos que el pueblo ciudadano es la
sustancia de la república, por lo tanto no puede existir la república sobre la base
de un pueblo que ignora. Así que el pueblo debe ser un pueblo de filósofos.

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27
Rodríguez, S. °ociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho (1990): 69
28
Ibíd. p. 77
29
Acosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por pueblo´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 57.V
2n este mismo orden de ideas, basado en lo estipulado en el ratado sobre
las luces y sobre las virtudes sociales Rodríguez habla de pueblo de filósofos
porque los ciudadanos siendo políticos, asumiendo su rol corresponsable,
participativo y apelando a sus capacidades racionales, aprende a gobernarse. Un
pueblo autoconsciente que desarrolle y ejerza su derecho a decir que no, que
sepa sentir y pensar esa segunda naturaleza llamada sociedad. Acosta explica de
forma excepcional lo que hemos estado diciendo: ³el verdadero pueblo no son ni
diez, ni ciento, ni mil, ni nunca contados hombres, sino la generalidad de los
hombres, los buenos ciudadanos´30. 2l pueblo no es un número que me sirve para,
en mi discurso político, justificar mi accionar, el pueblo tampoco es esa masa
pobre y violenta que siempre debe estar en esas condiciones y que me sirve para
definirme en oposición, el pueblo tiene partes para Rodríguez y si hay una parte
menos favorecida, sólo tiene que concebirse como pueblo en bruto, pueblo en
potencialidad, encratés en potencialidad.

2ste pueblo supera los presupuestos de la conciencia natural, pone en duda


aquellas reglas que atenten contra la persona como un fin en sí mismo y que
atenten contra la convivencia en sociedad, encontrando así, el individuo, su
satisfacción en la esfera pública. 2s así como, en el republicanismo de
pensadores venezolanos como Acosta y Rodríguez, se enarbolan conceptos de
filosofía política y social que buscan de esta forma cultural una labor
transformadora, una labor práctica en la sociedad libre de abstracciones y de
esoterismos.

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VAcosta, Cecilio. ³Lo que debe entenderse por pueblo´ en República, Congreso, !ensamiento
político venezolano del siglo XIX, 2diciones conmemorativas del sesquicentenario de la
Independencia, Caracas (1960): 59.V

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